Vandalizan legado histórico en Coahuila

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VANGUARDIA | LUNES 15 DE JULIO DE 2013 | NO. 382 |

PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN

VANDALIZAN

legado histórico


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VANDALIZA legado histórico Los vestigios de la cultura prehistórica del sureste de Coahuila, grabados sobre enormes piedras milenarias, podrían estar a un ápice de desaparecer por causa del vandalismo que ha traspasado la frontera de las grandes ciudades y profanado los sitios considerados joyas invaluables del arte rupestre. POR JESÚS PEÑA FOTOS DE HÉCTOR GARCÍA Y LUIS SALCEDO VIDEO CÉSAR GÓMEZ


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ú parte de la idea de que ya no va a haber indios que nos van a hacer grabados y éstos grabados todavía están sin descifrar. Las piedras son como los primeros cuadernos que tuvo la humanidad, se puede decir que son el origen de la escritura¨, dice Rufino Rodríguez Garza, especialista en gráfica rupestre coahuilense, mientras subimos por uno de los costados de la sierra ¨El Molino¨, que debe su nombre a una hacienda en ruinas situada a orillas del ejido San Francisco del Progreso, en Parras de la Fuente, Coahuila, donde ahora nos encontramos. Es una mañana nublada y fresca, como pocas en los últimos veranos secos y calientes que ha vivido la región, por obra y gracia, no es un mito, del cambio climático. Hoy hemos venido hasta esta montaña, de una pendiente más o menos pronunciada, pero muy resbaladiza, en busca de los tesoros arqueológicos heredados por los antiguos cazadores y recolectores que poblaron estos lares.

Pero la barrera natural de gobernadoras, albardas, candelillas, mezquites, huizaches, lechuguillas, biznagas, granjenos y nopales segadores, que así se llaman porque de sólo testerearlos arrojan, como en un mecanismo de defensa, sus pequeñas y afiladas espinas que ciegan los ojos de las cabras que osan comerlos en épocas de seca, nos ha hecho cada vez más penoso y angustiante nuestro asenso por la loma. Escalamos y Rufino, que lleva más de 30 años de salir al monte para fotografiar, posee más de 50 mil placas, y documentar las huellas de nuestros antepasados nómadas, se admira de cómo los indios, que andaban descalzos y no usaban pantalones de mezclilla, pudieron reptar por esta sierra de abrojos para plasmar toda su historia en las piedras. A Rufino le indigna cómo los vándalos de ahora, burlando la berrara natural de la montaña, que custodia estos tesoros sagrados, llegaron hasta aquí para pintar en los petroglifos su arte trivial y obsceno. ¨Son los indios nuevos…¨, suelta el explorador riendo, como en un arranque de buen humor ante un desastre, perpetrado por el hombre, y que parece ya no tener remedio.


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Grafitis, pintados al aerosol e inscripciones, labradas con clavos o cinceles encima de petroglifos representando motivos musicales, amorosos, deportivos, políticos y hasta pornográficos, son algunas de las señales que ha dejado la destrucción en estos lugares convertidos en las víctimas favoritas de las tribus urbanas modernas.


¨¿Hubo grabados en esta piedra?¨, pregunto a don Rufino, ¨si los hubo se taparon con la pintura, no se notan ya¨, responde. La marca del Ñeko 13 continúa también repitiéndose, laderas adelante, en otros petroglifos, rumbo al picacho de la loma. Es realmente complicado mantener el equilibrio aquí. Rufino se detiene frente a un risco, cuyos grabados prehistóricos fueron destruidos por las manos anónimas de otro vándalo que forjó un cuadro, al espray, con recuerdos que hacen alusión al equipo de futbol Guerreros del Santos Laguna. En la superficie de la roca, que antes luciera los artísticos grabados abstractos de los nativos, se aprecian miles de años después, un balón de soccer, una corona, dos estrellas, la insignia del Club Laguna y el tag ARC, que corresponde a la persona o quizá al grupo vandálico autor de la pintura. El rastro de los Homies y Ñeko 13, se ve por donde quiera, opacando los petroglifos. ¨Estas rayitas que se ven aquí son grabados de los indios y los amigos estos aprovecharon, les valió madre. De hecho en algunos grabados hay vandalismo sobre vandalismo¨, taladra Rufino. Más allá, el investigador señala una piedra en la que se aprecia un cuadro dividido en seis partes. Se trata, dice, de un juego, parecido a las damas chinas, y que nuestros ancestros llamaban patoli. Y todo estaría bien si los vándalos no hubiesen pintado encima del patoli, con letra grosera, los nombres de Héctor y Brenda, al parecer la pareja del momento.

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A la vera de un camino en medio de la maleza punzante de la montaña, tropezamos con un peñasco gigantesco plagado de grafitis superpuestos entre los que se alcanzan a distinguir las siglas RDA junto al nombre de una famosa pandilla de Saltillo o Torreón llamada Homies 13. Rufino celebra que en esta roca no se encuentre grabado alguno de los indios, pero lamenta que estas mismas pintas se repitan más arriba sobre las piedras en que nuestros antepasados dejaron esculpidas sus memorias. ¨Debe ser algún muchacho de secundaria que viene de Parras o de Torreón…¨, lucubra este gambusino de arte prehistórico. Trepamos por la sierra como tanteando el aire, Rufino se ha adelantado para mostrarnos un grabado abstracto realizado por las tribus Chichimecas que habitaron estas tierras, y encima del cual los vándalos tallaron usando, seguramente un clavo o un cincel, una especie como de estrellitas o flores, acompañadas de la inscripción HMS. Estos signos se repiten en otras pedruscos montaña arriba. Seguimos andando, pies espinados, entre las peñas parduzcas de la sierra, y topamos ahora con otra roca, también grabada en el lenguaje indescifrable de los indios, pero rayada al aerosol por la clica de los Homies y un tal Ñeko 13, La destrucción continúa a mitad de las faldas de la sierra, donde se ve un petroglifo borrado con el dibujo de algo que parece la figura de un autobús, con todo y sus rudas y ventanas.

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¨Aquí hay vandalismo, pero acá hay un grabado de los indios, de hecho se ve un monito, como un chamancito¨, ilustra Rufino Rodríguez. Bajo la montaña, en el valle, de vez en vez, el canto de los pájaros, los gallos o el viento, golpeando los nogales plantados al pie de la antigua hacienda El Molino, rasgan el silencio. ¨Aquí hay grabados, pero encima vandalizaron y ya ni se notan, eso es peligroso¨, dice Rufino señalando otro petroglifo. Y comenta que los primeros que vandalizaron estos sitios sagrados fueron, nada más y nada menos, los españoles que llegaron en el siglo XVl y los tlaxcaltecas, que arribaron a la región en 1591 para imponer la cruz encima de las creencias y el arte de los indios. ¨Eran católicos y en lugares donde había grabados de los indios empezaron a poner la cruz, para tratar de contrarrestar los mitos y creencias de los antiguos¨. El coleccionista de tesoros arqueológicos en fotografía explica que la mayoría de los petroglifos descubiertos en esta montaña pertenecen a una corriente de arte abstracto que hasta ahora ha sido im-

posible de interpretar o descifrar por los científicos. ¨Otros son naturistas, quiere decir que los entendemos, como los monitos, como los geométricos. Vemos una línea quebrada y podemos imaginarnos que es el perfil de una sierra, los círculos concéntricos pudieran ser la representación del agua, y aquí siempre hubo agua. ¨La gente quiere trascender y quiere dejar sus recuerdos, los indios no tenían papel, no tenían computadoras, entonces tenían que grabar en estas piedras, los primeros cuadernos que hubo fueron las piedras. ¨¿Y la gente de ahora por qué lo hace?’¨, lo interrogo, ¨por maldad, más que todo¨, denuncia. De pronto la figura de una mujer desnuda, que no corresponde a las imágenes antropomorfas hechas por los Chichimecas, trazada sobre la cara de un gran petroglifo llama la atención de los excursionistas. Rufino asegura que éste es el lugar más vandalizado que ha visto en 30 años de perseguir la huella de los indios grabada en las piedras de cerros y colinas. ¨En muchos lugares hay vandalismo en

otros menos, porque están muy retirados, pero éste como está a la orilla de la carretera y pegado al ejido… ya te has de imaginarás. Se lleva las palmas¨. La basura y los botes de pintura negra para zapatos con que fueron elaborados muchos de estos dibujos contemporáneos, contemplan la escena de la destrucción. ¨Los indios de acá son muy poco estudiados, cuando tú ves un libro escolar, de secundaria, prepa o carrera, cuando hablan de la historia de México, a las culturas del norte les dedican un párrafo, una página, así muy exagerado, y todo lo demás se le dedica a los Olmecas, Aztecas, Mayas y a nosotros nada¨. Ni las ganchudas, una planta de espinas filosas en forma de gancho en la punta, pudieron evitar que los vándalos tomaran por asalto a la montaña y estropearan estos petrograbados milenarios. ¨Y eso que esto ya es casi turismo extremo, imagínate la gente espinándose…¨. La devastación no termina aquí y el camino de almendrilla, por el que reportero y camarógrafo hemos resbalado en varias ocasiones, nos conduce a otra piedra esponjosa en la que se ve un grotesco grafiti


RUFINO RODRÍGUEZ GARZA, ESPECIALISTA EN GRÁFICA RUPESTRE COAHUILENSE

ción?¨, quiero saber, ¨oficialmente el INAH, pero son tantos los sitios en Coahuila, que sería imposible que tuviera cuidado de todos. Sin embargo debería de hacer consciencia, de llegar a las escuelas, de concientizar a los maestros, para que estos a su vez concienticen a sus alumnos. Ya no hay indios que nos vuelvan a hacer estos hermosos grabados¨, responde Rufino.

LA LETRINA Se ha hecho de tarde, Esta vez nos encontramos en La Puerta, una comunidad de General Cepeda en la que existe también un sitio arqueológico sobre una pequeña cordillera de rocas coloradas, desde la que se divisa la inmensidad del desierto Pero este lugar, que debía ser conservado por los habitantes de la ranchería, ha sido usado, en diferentes épocas, como corral de cabras, almacén de forraje y depósito de basura. Aquí, lo mismo que en la Sierra de ¨El Molino¨, se pude observar la devastación que ha hecho la mano del hombre sobre los grabados en piedra que legaron los nativos de la región a la cultura universal. ¨Vamos a encontrar grabados de los indios, mucho vandalismo y mucha basura¨, refiere Rufino Rodríguez, quien durante 17 años ha difundido sus hallazgos en artículos publicados en el Periódico de Saltillo. En el centro de la codillera, sobresale un petroglifo en forma de una ¨Cabeza Olmeca¨ sobre la cual algún aprendiz de artista pintó, a la brocha, un rostro humano con ojos, nariz y boca.

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Aquí vemos grabados muy bonitos de los indios, indescifrables, pero vemos además que empezaron a dejar sus recuerdos amorosos, porque esto debe de ser de un hombre y una mujer, pero encima de los grabados… digo, habiendo tantas piedras, tuvieron que grabar encima de ésta¨,

en letras rojas y amarillas que dicen ¨Lírica Perfecta¨. Don Rufino desea que resaltemos en esta crónica del recorrido por la sierra de ¨El Molino¨, la cantidad de basura que acaba por afear el sitio de los petroglifos. ¨Este es un lugar muy especial, muy bonito, muy lleno de historia y muy maltratado por la gente. Los indios tenían un gran respeto por la naturaleza, nunca se ha oído hablar de que ellos hayan acabado con los borregos cimarrones, con los venados o con nada. Tomaban de la naturaleza lo que necesitaban nada más, por eso había un equilibrio y ahorita se ha perdido. La gente sobre explota y todo eso¨. ¨Ale y Vero¨, dice en otra peña de más allá adornada con un corazón realizado, se cree, a punta de clavo o cualquier otro artefacto punzo - cortante. ¨Aquí vemos grabados muy bonitos de los indios, indescifrables, pero vemos además que empezaron a dejar sus recuerdos amorosos, porque esto debe de ser de un hombre y una mujer, pero encima de los grabados… digo, habiendo tantas piedras, tuvieron que grabar encima de ésta¨, reclama Rufino. Como los vándalos que tuvieron la osadía de escribir en una bella roca adornada con círculos concéntricos, realizados por los indios, la palabra ¨culo¨. ¨Ahí hay una mujer sentada con senos y todo y aquí utilizaron las fallas de la piedra para hacer una especie de rostro¨, detalla Rodríguez Garza. ¨¿Quién sería la autoridad responsables de vigilar estos lugares para su conserva-

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El petrograbado, que el maestro Carlos Cárdenas ha bautizado como ¨La India Bonita¨, es realmente excepcional, a no ser porque fue trozado en dos, se cree con una barra, por alguien que trató de removerlo para llevárselo.


¨La piedra tiene muchos grabados, pero desgraciadamente, también la vandalizaron. Yo digo en broma que es como nuestra ´Cabeza Olmeca´¨, dice Rufino. En éste, que antaño fue, seguramente, un lugar sagrado para los indios, sobrevive además una serie de petrograbados esculpidas con las cruces que trajeron a su llegada los españoles. ¨Aquí hay una flecha, aquí un antropomorfo, una figura humana muy bonita y lo que está abajo es una copia, la quisieron copiar tal y como la hicieron los indios¨,

dice Rufino refiriéndose a uno de los petroglifos que ya no adornan la loma como antes, porque fue profanado. ¨Esto en otro país estaría penado¨, sentencia Rufino.

DE TOUR POR LA DEVASTACIÓN Otra mañana soleada, picante, bochornosa, viajamos sobre la carretera vieja a Monclova, zona rica en petroglifos, para buscar las señales que ha dejado también aquí la destrucción del arte rupestre.

Hoy nos hemos hecho acompañar del profesor Carlos Cárdenas Villareal, hombre que ha dedicado los últimos 70 años de su vida a la investigación y estudio de la prehistoria coahuilense. Nuestra primera parada es a la altura de Congregación Las Imágenes, una pequeña comunidad perteneciente al municipio de Ramos Arizpe, y a donde el maestro Cárdenas Villarreal nos ha traído para apreciar un antiquísimo petroglifo que muestra en su cara la figura extraordinaria de una mujer con rasgos indígenas, que lleva un turbante en la frente y detrás un moño. El petrograbado, que el maestro Carlos Cárdenas ha bautizado como ¨La India Bonita¨, es realmente excepcional, a no ser porque fue trozado en dos, se cree con una barra, por alguien que trató de removerlo para llevárselo. ¨Es una formación muy rara, la descubrí hace como 50 años y la considero muy importante por el significado que tienen. Es la representación de la mujer indígena que tenía facciones muy bonitas, muy agradables y ese turbante no es muy común¨, expone el profesor Cárdenas que a lo largo de su carrera ha escrito unos siete libros sobre el arte rupestre coahuilense y convivido con los con los más grandes antropólogos y arqueólogos de Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Japón, Australia y América del Sur. El profesor atribuye esta obra de arte a una tribu llamada Los Borrados, que hace cientos de años poblaron esta parte de sureste de Coahuila. La piedra se haya rodeada de plantas desérticas, cuyas espinas filosas defienden a ¨La India Bonita¨, contra cualquiera que intente robársela.

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Eran católicos (los españoles) y en lugares donde había grabados de los indios empezaron a poner la cruz, para tratar de contrarrestar los mitos y creencias de los antiguos¨.

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Otros sitios arqueológicos devastados RAMOS ARIZPE n Ejido El Pelillal n Presa Pantalones GENERAL CEPEDA n Ejido Gavillero n Narihua

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PARRAS n Ejido San Rafael

Las marcas de la destrucción Pintas con aerosol n Los vándalos rompen las piedras para llevarse pedazos con los glifos n Tallan la roca con clavos o cinceles para grabar sus nombres

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Seguimos por esta carretera angosta y de curvas cerradas, hasta que damos con un montículo de petroglifos que no se han salvado del vandalismo y muestran leyendas repintadas al aerosol con leyendas como ¨Dios me ama¨. ¨Aquí hay grabados históricos, ya está muy erosionada la roca, pero sí había figuras¨, interviene el profesor Carlos Cárdenas que a pesar de sus 87 años y sus piernas cansadas de tanto perseguir la huella de los indios de Coahuila, guía con gran entusiasmo la expedición. Mientras tomamos las evidencias fotográficas y fílmicas de este sitio arqueológico, el profesor Cárdenas, quien ha tomado parte en ocho congresos internacionales de arte rupestre, comenta que las pinturas prehistóricas han sido también objeto del vandalismo, por parte de la gente que cree en la existencia de tesoros donde existe este tipo de joyas y da le por destruirlas. ¨Y los indígenas no conocieron los metales, entonces no puede haber tesoros entre los nómadas del desierto¨. Nos encaminamos ahora hasta unos petroglifos, que fueron pintarrajeados con las siglas, en verde, del extinto Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM). El único vestigio que ha permanecido en estas piedras grabadas por los indios, son los círculos que representan el agua, la línea quebrada que es el rayo o la descarga

eléctrica y los puntos que son la como la contabilidad de los nativos. ¨Tenían delirio por contar. Contaban los jefes que tenían, los animales que cazaban, los días que pasaban, generalmente todo lo que podían contar. Yo considero a los cazadores recolectores de todo el mundo como los primeros cronistas, puesto que escribieron las cosas que ellos veían, sentían y todo eso está en sus petroglifos¨. A unos metros se ve otra roca grabada en el centro con las siglas del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), sobre unos grabados ya ilegibles de los indios que en cada piedra dejaron un mensaje. ¨Esto es lo que yo llamo destrucción oficial¨, apunta el profesor Carlos Cárdenas. Reanudamos la travesía por la antigua a Monclova hasta un sitio, cerca del kilómetros 50 plagado, de grandes formaciones rocosas en las que la familia de Los Borrados escribió su historia. El profesor Carlos Cárdenas llama la atención sobre un pedrusco pintado por indios contemporáneos con los motivos de una figura masculina exhibiendo un genital

exageradamente grande. A la derecha del dibujo se aprecian líneas horizontales grabadas por los cazadores recolectores y luego lo que parece ser la representación del sol. ¨Y eso es, a lo mejor, la vulva de la mujer, ahí donde está apuntando el miembro del fulano, se ve a una mujer¨, interpreta el profesor Cárdenas Villarreal, que es investigador y explorador de la gráfica rupestre desde que tenía 14 años. Las siglas del PARM están presentes también en este sitio arqueológico. ¨El día que se pueda descifrar el petroglifo se podrá saber toda la historia de los grupos cazadores – recolectores. Ojalá que algún día algún científico pudiera descifrar el petroglifo y entonces saber al 100 por ciento cómo pensaban, cómo actuaban, cuáles eran sus temores o a quién adoraban¨. ¨¿Y con la destrucción que existe cree que en algunos años queden petroglifos para que los científicos los estudien¨, le pregunto, ¨a lo mejor ya no va a haber qué investigar…¨, remata Carlos Cárdenas.


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