VANGUARDIA | lunes 16 de abril de 2012 | No. 318 | www.semanariocoahuila.com
Periodismo de investigación
en quiebra,
ladrillo de saltillo
De los más de 2 mil hornos que producían ladrillo de primera calidad para exportación, hoy apenas funcionan 70. Productores argumentan que la caída fue a partir de que les prohibieron, para protección del ambiente, quemar llantas en los hornos. Aquí el diagnóstico...
en un dos por tres
La fauna
Por Alfredo García
En campaña Sorprende la indiferencia de López Obrador, quien ocupa un lejano tercer lugar en la encuestas y no parece preocuparse mayormente por ello. La Chingada es un borroso lugar, donde habita el olvido, y a él no parece preocuparle convertirse en su eventual mayordomo. Al profeta de antaño se le nota inseguro y caviloso: bien podría llamársele Hamlo, el hombre de las indefiniciones, a quien no le importa saber si será o no será presidente. Asimismo, su campaña carece de humor. Quizá sea este ingrediente y no el amor el que le hace falta: que Hamlo se convierta en Hamlot, que se ría de su fanatismo y su violencia de antaño, pues el mexicano, escéptico e irónico como siempre, prefiere la risa a la palinodia más o menos creíble, el humor corro-
sivo y hasta negro sobre la prédica bobalicona del amor, que le sienta mejor a los evangelistas que venden extractos bíblicos de puerta en puerta. ¿AMLO es amor? No, AMLO sólo rezuma amargura y desengaño, desde que Vicente Fox, su enemigo electivo, le asestara aquellos dos golpes mortales: el desafuero y luego la imposición de un candidato mediocre que le arrebató de las manos, y a ojos vistas, la presidencia de la República. Mientras tanto, Josefina Vázquez Mota se la pasa mirando hacia arriba, hacia la estatua de Peña Nieto que cabalga imparable, como un temprano prócer en caballo de hacienda. Su presunción resulta impertinente. Que como titular de Sedesol puso tres millones de pisos firmes.
Que como secretaria de Educación impulsó esto y lo otro. Ni Humberto Moreira, en la plenitud de su gloria, se jactaba así de sus logros: siempre mostró una discreción y un decoro que se echan de menos en la candidata panista. Vázquez Mota puede adjudicarse a sí misma logros institucionales, privatizar cifras y resultados de un gobierno: lo cierto es que siempre dio una imagen de burócrata anónima, sin un liderazgo notorio ni una personalidad extraordinaria. Quizá fue la eminencia gris, uno de los cerebros eficaces y sin rostro que construyeron la escasa gobernabilidad en los regímenes de Vicente Fox y de Felipe Calderón: tal vez debiera seguir desempeñando ese papel, en el gabinete de otro presidente de la República.
Ilustración: Estefanía Barrera
Ucronía: Es la historia apócrifa del desarrollo de una civilización, como hubiera podido ser y no ha sido (Charles Renouvier, inventor del término).
| Diccionario de autores
Si yo fuera presidente
¿Se imagina sentado en la silla que ahora ocupa Felipe Calderón? Juan Martínez, Comerciante ambulante
1.
Lo primero que atendería sería la seguridad, porque es lo que más nos pega como ciudadanos. Pondría más policías, más capacitados, porque aunque el ejercito ande en la calle no puede cuidarnos a todos. Yo pienso que no debe ser así. Pondría más trabajo, porque todos los presidentes pasados dicen que van a dar espacio para todos y no es cierto. Buscaría crear empleos pequeños, medianos y grandes.
2.
3.
Buscaría también combatir la pobreza. Está demasiado fuerte porque ya con lo que se gana no alcanza para mantenerse. Imagínense los que ganan mil 500 por quincena y con familia… y hay quienes ganan menos. ¿Cómo le hace uno? Yo pondría únicamente gobernantes honestos, poniendo el ejemplo. Porque si así es el jefe, los de abajo van a entender cómo se mueve la cosa. Y claro, hay que sacar a quienes no sean así.
4.
5.
Y por último le podría alto a los precios de la gasolina cada vez más caros. Por completar para eso, le quitas a otras cosas como la comida. Lo mismo en el transporte, como efecto nos suben el pasaje. Si no es que sea uno codo, pero de dónde agarra dinero.
LA LICUADORA
Nadie es homogéneo, análogo, todos son una mezcla de… Una pizquita genética de fulanito, otra de menganito y una cucharadita de perenganito. Si no lo crees, ve cómo metes en una licuadora un tantito de éste, más del otro y un puñito de aquél, y luego verás quién sale: 2 VANGUARDIA Lunes 16 de abril de 2012
Isabel Lascurain
Rachel Ray
Rosita Fresita
Claudia Elisa Morales, Secretaria de Turismo.
| Claro que ud. lo sabe
| Los menesteres del ocio
|| Por Miguel Agustín Perales
|| Por Alfredo García
1.- Emiliano Zapata fue asesinado el 10 de abril de 1919 en la hacienda de … ■ ■ ■ ■
a) Chinameca; b) Copilco; c) Temazcala; d) Amecameca.
2.- Según …, los peones son el alma del ajedrez.
Semanario
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a) Carlos Torre; b) Ruy López; c) Francois Philidor; d) José Raúl Capablanca.
3.- La escritura cuneiforme es originaria de … ■ ■ ■ ■
a) Egipto; b) Mesopotamia; c) China; d) Grecia.
4.- … (“Dualidad Sagrada”) era la deidad suprema de los nahuas.
5.- Exa- es un elemento compositivo que, de acuerdo con el DRAE, significa “un … de veces”. ■ ■ ■ ■
a) millón; b) cuatrillón; c) billón; d) trillón.
6.- El PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana) fue fundado durante el sexenio de … ■ ■ ■ ■
a) Adolfo Ruiz Cortines; b) Manuel Ávila Camacho; c) Miguel Alemán Valdés; d) Adolfo López Mateos.
7.- Bombyx mori es el nombre científico del… ■ ■ ■ ■
a) escarabajo; b) cisne trompetero; c) gusano de seda; d) cisne cantor.
Luces de bohemia. Joseph Kessel (1898-1979), el aventurero francés de origen argentino autor de la novela “Bella de día”, que inspiraría a Luis Buñuel una de sus películas más conocidas, escribió así sobre la vida bohemia de Raymond Radiguet, autor de principios del siglo XX, considerado el Arthur Rimbaud de la novelística francesa : “Nada menos ordenado que su vida exterior, pero nada más armonioso, más equilibrado, mejor construido y mejor protegido que su vida interior. Podía ir de bar en bar, no dormir durante noches enteras, errar de habitación en habitación de hotel; su espíritu trabajaba con una lucidez constante, con una maravillosa lógica”. Por su parte, el propio Radiguet espetó en las últimas páginas de su primera novela “El diablo en el cuerpo”, que escribiera tres años antes de morir: “Un hombre desordenado y que va a morir y que no lo duda suele poner orden a su alrededor. Su vida cambia. Clasifica sus papeles. Se levanta temprano, se duerme a buena hora. Renuncia a sus vicios. Su muerte brutal parece todavía más injusta”. Tres días antes de morir, le dijo a Jean Cocteau: “Dentro de tres días seré fusilado por los soldados de Dios.”. Murió el 12 de diciembre de 1923, en medio de una esplendorosa miseria, respetado por todos los bohemios y los snobs de París, que supieron tributarle a tiempo el debido homenaje.
8.- Rea es un satélite de … a) Ometochtli; b) Omecíhuatl; c) Ometecuhtli; d) Ometéotl.
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a) Júpiter; b) Saturno; c) Neptuno; d) Urano.
Respuestas: 1) a; 2) c; 3) b; 4) d; 5) d; 6) a; 7) c; 8) b.
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superméndez
Automedicantes. Los médicos han dejado de ser los intermediarios entre los pacientes y las grandes empresas farmacéuticas, dejando este papel a los merolicos de la televisión. Así pues, abandonando la seriedad de las escarapelas y los títulos profesionales, los emporios farmacéuticos han buscado una relación directa con sus millones de clientes anónimos, a los que presentan sus productos acompañados de una breve resención médica, leída superficialmente y a la carrera por una figura mediática de moda. Existe un alto contraste entre
las grandes cantidades de dinero que invierten estas míticas empresas en investigación seria y las cantidades que destinan a la publicidad frívola, con la intención de fabricar clientelas móviles pero fácilmente saturables. Antaño eran los médicos generales los que recibían generosas cantidades de muestras farmacéuticas gratuitas, con el propósito de que recomendaran las marcas entre sus clientes. Las farmacias de barrio eran el último eslabón de la todopoderosa industria internacional, que abastecía desde sus laboratorios establecidos en Alemania, Francia y Estados Unidos la demanda masiva de países como la República Democrática del Congo, Filipinas, Honduras y México. Las representaciones en cada país de esas grandes compañías obtenían grandes cantidades de dinero, explotando a los dueños de farmacias, que rara vez se hacían ricos, y a sus centenares o miles de muy sufridos clientes. Pero todo esto ocurrió en una época que podríamos denominar clásica, en una era seria de la comercialización de medicinas. Hoy por hoy, la industria farmacéutica se ha convertido en un circo, en un tianguis, en una verbena de sustancias químicas al uso. Contradictoriamente, podríamos decir que es un giro negro rigurosamente controlado, dentro del cual el aficionado a la televisión, como el enfermo imaginario de Moliére, se vuelve adicto a las sustancias medicamentosas que cada noche, cada quince minutos, milagrosamente le atinan al malestar que sintió apenas hace un rato, hace tres días, o al que probablemente pero sin duda alguna sentirá pasado mañana, precisamente en el trayecto del trabajo a su casa, a la hora en que todas las farmacias de 24 horas lucen de manera providencial sus puertas abiertas. Las cadenas de farmacias, municipales o nacionales, que dieron hace mucho al traste con la figura del boticario de barrio que recetaba y recomendaba en su changarro, a la hora en que cualquier alma compungida tocaba en el cristal de su recámara.
El único superhéroe de Saltillo y la región (incluyendo Ramos)
Por J. Latapí
VIDEÓDROMO
El Lórax, En Busca de la Trúfula Perdida Una débil adaptación que dudo trascienda Por Esteban Cárdenas Alguna vez de niño leí el clásico de Dr. en el Chris Renaud Seuss que está bay Kyle Balda sado esta película. Más de veinte años después es inevitable sentirse un poco traicionado al ver su adaptación animada. Esta versión del libro infantil de uno de los autores más populares del género es boba y sacarina, y se percibe un poco hipócrita, endulzando y suavizando el mensaje ecologista de la original y convirtiéndola en el equivalente fílmico de los frutilupis, con el mismo valor nutritivo. El Lórax, En busca de la Trúfula Perdida cuenta la historia de un chico idealista que quiere impresionar a la niña de sus sueños y termina emprendiendo una lucha por salvar la naturaleza del mundo en el que vive. Ted (Zac Effron) vive en Thneed-Ville, una ciudad toda hecha de plástico, de
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fierro, completamente anti-ecológica. Audrey (Taylor Swift) es una niña pelirroja que sueña con ver un árbol. En Thneed-Ville no hay uno solo, y Ted busca al Once-Ier, quien le cuenta de sus aventuras con el Lórax, una criatura gruñona pero amistosa que protegía los árboles antes de que su familia acabara con ellos por avaros. Al conocer la historia de esta criatura anaranjada, lo que comenzó como un interés romántico para Ted se convierte en una aventura para devolverle al mundo la naturaleza que alguna vez lo habitó. El Lórax le va a gustar a los niños (colores, 3D, monitos chistosos son una fórmula ganadora), pero dudo que vaya a resultar una película memorable, como los clásicos de animación de Disney o los clásicos contemporáneos de Pixar. Seguro venderá un montón de mercancía, pero sospecho que el centenar de juguetes que probablemente existen pasarán de moda pronto entre los niños y paradójicamente, se convertirán en montañas de plástico y cajas de happymeals abandonadas. Aunque es levemente divertida,
algo no termina por convencer. La historia no es lo suficientemente fuerte, y complica la sencillez del libro y la convierte en un monstruo hollywoodense que cojea un poco. El Lórax se siente apresurada y un poco ventajosa, como diseñada para hacer un dólar fácil, cuando la intención del libro es todo lo contrario. No estoy diciendo que las películas deben de tener un mensaje positivo
Radar
Suena a…
Por Esteban Cárdenas
escardenas@vanguardia.com.mx
High on Fire De Vermiis Mysteriis 2012
siempre, sólo que me molesta cuando intentan disfrazar un producto claramente capitalista con buenas intenciones Los colores son intensos, el 3D está bien ejecutado, la película derrocha tecnología, y Danny DeVito hace al Lórax doblemente adorable, pero es genérica y le falta espíritu, algo que a los libros del Dr. Seuss le sobraba. El Lórax pudo haber sido mucho mejor.
Es un nuevo disco de High on Fire, y es brutal. Ni modo que no lo fuera. Ni modo que de repente Matt Pike y compañía hubieran decidido hacer baladas de enamorados, o reggaetón. Siguen haciendo música que seguro se trata sobre dragones comiéndose otros dragones. Si algo no está roto, no lo arregles. O en el caso de High on Fire, si algo no está roto, pégale hasta que se rompa. Estoy empezando a sospechar que le doy buenas reseñas a los discos de estos metaleros por la misma razón que de niños le decimos que sí a los bullies: porque me da terror que me vayan a pegar. En vivo, los riffs de
Sleep guitarra de Matt Pike son intimidantes, y la sección rítmica, con Des Kensel en la batería, es una verdadera amenaza. High on Fire siguen sonando como si fueran 15 vikingos borrachos, pero son un trío. De Vermiis Mysteriis (El Misterio del Gusano), es un álbum concepto que rompe madres (no se de qué otra forma decirlo), y que le sube al once a los amplificadores, en gran parte por la ayuda de Kurt Ballou, de la banda Converge, en la producción, quien le da un refresh al sonido monstruoso de High on Fire. Si les gusta la música pesada y el stoner rock, no busquen más. Salve High on Fire.
Sleep´s Holy Mountain 1993
Mastodon
Blood Mountain 2006
Baroness
Blue Record 2009
EN CRISIS, Ladrillo de Saltillo 8 VANGUARDIA Lunes 16 de abril de 2012
Cae su liderazgo en el mercado en un 80 por ciento desde que tomaron la medida ecol贸gica de no quemar llanta en las ladrilleras. Y no es porque los hornos de aceite que les asignaron las autoridades no sirvan, sino que el pacto de proveerles de residuos para que funcionen, se cay贸 desde hace dos a帽os. Con ello, el ladrillo de primera es hoy considerado de mediana calidad debido a que los hornos en los que se elabora a penas se calientan con trozos de madera. p o r : J e s 煤 s C a s t ro / Fotos: Lu i s Sa lc e d o
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La llanta que antes calentaba los hornos y era altamente contaminante, fue sustituida por aceite. Hoy, a falta de este residuo, los ladrilleros usan madera, pero dicen, no da el mismo resultado de temperatura, lo que impacta en la calidad.
A
ún cruje la tierra al quebrarse, allá en el desierto de las ladrilleras de Saltillo. Más de cien hornos aún se yerguen en terrenos desolados; unos doce de ellos siguen prendidos, el resto tienen años apagados. Y podrían ser más. De aquel Saltillo productor de tabique rojo, ese que los estadounidenses compran como de lujo, ya no queda mucho, la venta bajó en un 80 por ciento y ahora, hasta los “gringos” sustituyeron el famoso “Tile” por productos europeos. Y para colmo, el proyecto de reconversión tecnológica con hornos de aceite quemado, que implementó el Gobierno del Estado, fue un fracaso. Los golpes al negocio del ladrillo en Saltillo comenzaron con nobles fines. Había que salvar al planeta, y a regañadientes, los productores estuvieron de acuerdo. Llegaron los nuevos hornos y se desechó la quema de llanta como combustible altamente contaminante.
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Pero aquello acabó, el Gobierno del Estado no cumplió su parte de proporcionar el aceite, y los ladrilleros al no poder volver a la llanta, emplearon la madera, lo que derivó en producción de ladrillo con menor calidad. Y de ese no quieren en Estados Unidos. Lo que siguió fue la crisis en el país vecino y la repercusión en Coahuila, pues más del 50 por ciento de la producción de ladrillo era de exportación, y para colmo, el principal distribuidor en aquel país dejó de comprar el ‘Saltillo Tile’, y entonces sí, los cañones cavados para extraer la arcilla para el ladrillo, comenzaron a convertirse en la tumba de este noble oficio. De los casi 2 mil hornos que existieron, hoy quedan menos de 70, y ni siquiera funcionan a diario.
EN NOMBRE DEL AMBIENTE Era el año 2003 cuando don Ignacio Moncada los vio llegar. Eran representantes de Ecología de Gobierno del Estado, que recorrieron horno por horno allá por las colonias Patria Nueva, La Minita, Tanquecito, La Peñita, El Bosque, San Nicolás de los Berros y Ampliación de los Pastores. Ignacio, con 40 años agrietándose las manos entre arcilla y lodo, y tiznándose el rostro con el humo que le daba de comer a su familia, fue notificado, como el resto de los ladrilleros, que la quema de llantas para calentar los hornos quedaba prohibida, pues estaban provocando un severo daño ecológico.
Y era cierto. Los más de mil cien hornos de Saltillo, prendidos al mismo tiempo y durante todo el día, producían una interminable nube de humo negro que estaba dañando al ya deteriorado medio ambiente, con gases de efecto invernadero, como oxido de nitrógeno, bióxido de azufre y monóxido de carbono, de los más nocivos para el ambiente. Se les hizo saber que su negocio estaba generando hasta 6 toneladas de contaminantes al año, que iban a dar a la atmosfera contribuyendo al efecto invernadero y por ende al cambio climático, por lo que el nuevo reglamento de Ecología prohibía totalmente el uso de llantas como combustible para sus hornos. La sugerencia, dice Ignacio Moncada, fue ir reduciendo el uso de llanta para ir pasando a otro tipo de combustible menos contaminante. La primera propuesta fue el uso de madera, por lo que Ecología del Estado les dio plazos para realizar el cambio. “Desde que nos pararon comenzamos con madera. Primero fue con hule, luego la mitad y mitad, tanto de hule, tanto de madera. Luego ya dijeron, de aquí para adelante pura madera”, recuerda Ignacio. Es fecha que tanto él como sus cinco hermanos continúan con este método. La madera la obtienen comprando las tarimas y otros desechos de fábricas, con lo cual alimentan uno de los tres hornos que tienen los Moncada. La ley los obligó a dejar la quema de llantas, se acostumbraron, pero también les menguó el negocio.
El asunto es que con la llanta, no sólo era más fácil, sino que ese tipo de plástico producía mucho más calor, el suficiente para darle el color y la calidad que requerían los estándares para venta de exportación y los compradores más exigentes de Saltillo. Pero además, en la cocción con madera, un porcentaje del producto se pierde. “Con la madera el ladrillo de abajo se ‘casca’ más, se estrella, está bueno, está macizo, pero no lo quieren. (El horno no calienta lo que es, el ladrillo) de abajo queda así, y es el que venden como segunda clase, ahí lo amontonamos, o lo dejamos para nosotros para hacer cuartos”, explica el ladrillero al tiempo que mete palos al horno, que en esa ocasión cocía entre seis y siete mil piezas, de las cuales se perderán hasta cien.
LLEGAN LOS HORNOS
Fue entonces que las autoridades decidieron apoyar a los ladrilleros, sin afectarlos económicamente. Se creó el Programa de Reconversión Ecológica con Combustibles Alternos, en el que participaron el Gobierno del Estado, la Semarnat, el Ayuntamiento de Saltillo y Comimsa. Se desconoce la inversión, pero lo que sí se dio a conocer es que por lo menos en Saltillo se mandaron hacer alrededor de 40 hornos especiales para cocer ladrillo usando como combustible el aceite de deshecho automotriz, sobre todo, que se podía obtener gratuito, pues en vez de que los talleres mecánicos pagaran para enviarlo a un centro de confinamiento en Monterrey, o en el peor de los casos, tirarlo en las alcantarillas, el Gobierno se los recogía para distribuirlos entre los ladrilleros. Los tanques de almacenaje de aceite, el horno y el quemador fueron comprados a diferentes proveedores, se desconocen las cifras invertidas, pero se puede deducir una aproximado si se tiene en cuenta que tan solo un tanque de 2 mil litros actualmente cuesta 23 mil 800 pesos, según los Talleres Matías Barajas, uno de los proveedores que hace años le vendió hasta doce de estos al Gobierno del Estado.
Es decir, que tan solo en los 40 tanques distribuidos en las ladrilleras de la región Sureste del Estado se gastaron casi el millón de pesos, eso sin contar los costos del horno y el quemador, que dicen en los Talleres Matías, se encargaron a otros proveedores, y pudieron costar entre cinco o diez mil pesos cada uno. La inversión bien lo valía. Según el ensayo “Los ladrillos cocidos y el aceite quemado”, publicado en la Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la Universidad Veracruzana, los beneficios no sólo son ecológicos, sino económicos. Señalan los autores que con el uso de esta tecnología se reducen los costos de producción hasta en un 45 por ciento; la cocción con aceite le da el calor suficiente para dar la calidad esperada al ladrillo, como si se hiciera con llantas, además de que el trabajo es más sencillo y por ende requieren menos esfuerzo físico, porque no hay que cortar madera, ni cargar llantas. Pero lo más importante es que debido a que los quemadores especiales para aceite realizan una combustión casi completa (del 99 por ciento), eso se traduce en que “no dejan otro tipo de residuos, a excepción de gases en cantidades mínimas”, señala el documento, y por otra parte, reduce la cantidad de aceites residuales que son tirados en las alcantarillas. El proyecto era bueno. A don Andrés Rivera le tocó ser de los primeros en probar el horno que el Gobierno les proporcionó. “Los primeros llegaron de Guadalajara, yo empecé, hice las cosas primero y luego vino Comimsa, y ya se repartieron a todos los demás”, expresa el hombre. A sus 65 años, con un rostro que parece erosionado por el viento, don Andrés asegura que el horno funcionaba bien, la tecnología le daba a los ladrillos el calor suficiente para lograr la calidad deseada. A él le tocó producir, incluso exportar por su cuenta los ladrillos producidos con hornos de aceite. Tras esa experiencia, se repartieron los cuarenta hornos, y el Gobierno se comprometió a recabar el aceite de los talleres del Municipio, y ellos Lunes 16 de abril de 2012
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a pagar al menos el flete. Así sucedió por casi dos años. Pero algo falló. “Un día comenzaron a salir los ladrillos muy malos, pintos, y de mala calidad, los mandaron analizar, y parece que fue porque el aceite estaba revuelto con otras cosas, pero de todos modos siguió llegando igual. Protestamos, porque nos estaban perjudicando, y luego ya no lo mandaron, lo dejaron de traer”, platica el hombre.
BASURA POR ACEITE
Ahorita tenemos como dos años que no traen el aceite. Les hemos dicho a los de Ecología, pero nos dicen que sale muy caro traerlo de Monterrey. Entonces a nosotros tampoco nos costea”. Lorenzo, ladrillero.
Los hornos de aceite ahí están. Contenedores cilíndricos de diferentes tamaños, algunos todavía pintados de blanco, otros ya totalmente cubiertos de herrumbre. En la propiedad de Lorenzo Mosiváis hay uno que todavía conserva algo de aceite quemado en el ‘plato’ instalado para evitar el derrame y contaminación de la tierra. “Sí estuvo funcionando bien un tiempo, pero ya al último estaban trayendo aceite con estopas y agua, entonces ya no daba resultado, porque el agua hacía vapor y no levantaba la llama, y ese vapor le hacía daño a los ladrillos”, recuerda el ladrillero, todavía fuerte, a pesar de sus 74 años, la mayoría de los cuales lleva trabajando en las ladrilleras, primero como trabajador, luego como patrón. Los problemas con el aceite lleno de estopa, basura y otros líquidos, provocaron que las mangueras de los hornos se taparan constantemente, y el funcionamiento fue cada vez más deficiente. El problema fue generalizado, exigieron aceite más limpio al Gobierno, y un día ya no llegó. “Ahorita tenemos como dos años que no traen el aceite. Les hemos dicho a los de Ecología, pero nos dicen que sale muy caro traerlo de Monterrey. Entonces a nosotros tampoco nos costea”, dice Lorenzo. Explica que se necesitan como mil quinientos o dos mil litros para cocer seis o siete mil ladrillos, y el aceite se los venden a peso el litro más el flete para llevarlo hasta allá. Dice que algunos lo intentaron, pero la ganancia era mínima. Así que todos volvieron a la madera. Los contenedores ahí siguen, como desde hace casi diez años. Cuarenta hornos, más de dos millones de pesos invertidos y la posibilidad de mejorar el medio ambiente y contribuir a la economía de los ladrilleros, reflejan una situación no ha sido retomada por los siguientes gobiernos, ni municipales, ni estatales, ni federales. “Por aquí pasan los candidatos, vienen y prometen, que sí, que ellos si nos van a mandar el aceite,
que nos van a dar ayudas, pero ganan, y se les olvida, por acá no se vuelven a parar. Ya no tardan a venir a prometernos, los estamos esperando, a ver si estos sí cumplen”, expresó.
MADERA, LLANTAS Y MULTAS Pero la madera no fue suficiente. Con ese método no se alcanza la temperatura adecuada para producir ladrillo del color y la calidad que exigen los clientes locales, más aún, los extranjeros. Entonces volvieron los problemas. Algunos productores declaran que para poder vender a buen precio su ladrillo a la cooperativa del Saltillo Tile, que es la que lo exporta, tuvieron que volver a usar las llantas, aunque en menor cantidad. Expresan que hay quienes usan leña durante todo el proceso, pero que en “el último fuego”, como le llaman, le revuelven cinco o diez llantas para que alcance el calor suficiente y pinte el ladrillo de rojo, porque el amarillo no lo quieren en Estados Unidos. Pero eso ha provocado que Ecología clausure cada vez más hornos, infringiendo multas de hasta siete mil pesos, provocando que el resto de los pocos ladrilleros que quedan suspendan labores por hasta dos meses. Hay quienes luego de dicha multa ya no se recuperan, o simplemente no la pagan, y se retiran del negocio. Desde entonces viven con miedo. Apenas ven un coche extraño, gente en camisa de vestir que se pasea de un lado a otro haciendo preguntas y luego luego corren a preguntar. “¿Son de Ecología?”, y luego lanzar la perorata, “es que si van a parar los hornos, para ya no seguir haciendo “cuachas” (ladrillos), porque todavía no las metemos al horno. Para mejor ir a buscar chamba a la ‘obra’, y sacar para comer”. David fue uno de ellos. De unos 34 años, casado y con un hijo, vive en las faldas del cerro frente a las ladrilleras, y es trabajador de uno de los pocos productores que aún quedan, de los que contratan por temporadas a chalanes para producir cuando hay clientes. Con un trabajo por semana, los “chalanes” como David sacan al menos mil pesos, pero hornos cada vez son menos, lo mismo que las casas allá, en el cerro de enfrente, desmanteladas o abandonadas por antiguos ladrilleros que prefirieron ser albañiles y obreros, porque el ladrillo ya no deja. Así se han ido apagando las brasas del que fuera un negocio tradicional de Saltillo desde hace casi 400 años, y que le ha dado renombre al Municipio al ser exportado a los Estados Unidos desde hace más de tres décadas.
De un cien por ciento, ahorita estamos vendiendo un veinte por ciento, bajó mucho en los últimos tres años” Don Lino Castillo "El gato"
¿ADIÓS TILE?
Don Lorenzo es uno de los ladrilleros que sigue de pie a pesar de que perdió un dedo en la mezcladora de arcilla. 12 VANGUARDIA Lunes 16 de abril de 2012
Pero a esos problemas se agregaron otros: la crisis económica mundial, el uso cada vez más habitual de block en la industria de la construcción y la cancelación del principal distribuidor de ladrillo en Estados Unidos. Andrés Rivera, por ejemplo, llegó a producir hasta dos viajes de ladrillo por semana, de entre siete y ocho toneladas cada uno. Hoy, si bien le va, saca uno cada dos meses, y con el temor de que no le salga tan bueno como para venderse en los tres pesos a los que se los compra la cooperativa para exportación. Y es que quienes le apuestan a ganarle al ladrillo lo hacen para exportación, porque en Saltillo es cada vez menos la gente que lo busca para construcción, la mayoría lo compra para acabados. Ignacio Moncada lo sabe, sin dejar de sonreir, aunLunes 16 de abril de 2012
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Las autoridades no han volteado a echarnos siquiera una mano, esto se está muriendo”, don andrés rivera, ladrillero.
que con mueca de nostalgia recuerda cuando las casas eran de ladrillo, más resistentes y hasta térmicas. Ahora, dice, prefieren el block, más barato, aunque le dé menos calidad a las viviendas. Pero más aún, dicen que la crisis de los cuatro últimos años afectó sobre todo a la industria de la construcción, tanto nacional como del país vecino. Las ventas locales bajaron, pero las de exportación se desplomaron. José Lino Castillo, “El Gato”, le dicen los ladrilleros, es el encargado de la bodega de la cooperativa de ‘Saltillo Tile’, que engloba a 20 productores, de los más de 60 que existieron en sus mejores tiempos y que hoy comanda Jesús Esquivel como Secretario General. La “Tile” le dio fama a Saltillo, exportando productos que los constructores de Estados Unidos usaban como de lujo. El ‘Tile’ fue tan solicitado, sobre todo para pisos y acabados, que Home Depot se convirtió en su principal distribuidor en toda la Unión Americana, llegando a enviarles hasta 80 tráileres, con 8 mil cien piezas cada uno. Pero hace tres años todo cambió. Dice Lino que no sabe si fue por la crisis o porque les llegaron productos de España y Francia más baratos, pero un día, Home Depot dejó de comprarles. “La producción y ventas, de un cien por ciento, ahorita estamos vendiendo un veinte por ciento, bajaron 80 por ciento en los últimos tres años”, comparte Lino, ahí en la bodega del Saltillo Tile, 14 VANGUARDIA Lunes 16 de abril de 2012
donde alrededor de 20 trabajadores no dejan de empacar. Lo cierto es que eso ha provocado que cada vez haya menos ladrilleros. “Pues es que si no hay suficientes ventas, pues muchos ya no producen, y se han ido acabando, ya quedamos muy pocos”, platica Ignacio Moncada, cuyo taller familiar está justo frente a la bodega donde mandan Lino Castillo y Jesús Esquivel.
Y PARA COLMO: COYOTES
Todos coinciden en que ha sido esa cooperativa la que está sosteniendo la industria del ladrillo en Saltillo. “Si no es por ellos, esto ya se habría acabado, no hay a quien venderles, acá no viene nadie, nomás los coyotes”, dice Lorenzo Mosivais. Y es que como si fuera poco, los llamados “coyotes”, o intermediarios, se aprovechan de esa necesidad. Acuden hasta las ladrilleras con un cliente, engañándolos con el argumento de que tienen ladrillo barato. “Llegan aquí con nosotros, ‘necesito mil ladrillos a cómo me lo das’, no pues yo te lo doy a peso, les digo, ‘no, te lo pago a noventa, o más barato’, y si se pone uno en un plan de darlo a su precio, que es uno veinte, a mil doscientos el millar, no se vende el ladrillo, y uno con la necesidad. Qué más hace, tiene uno que venderles, a ese precio”, explica Lorenzo.
Los ladrilleros reconocen a cuatro o cinco ‘coyotes”, pero no proporcionaron sus nombres, dicen que a pesar de ser un “mal”, tienen que soportar malbaratarles el producto porque no hay de otra, al no tener los ladrilleros cómo transportar el ladrillo u ofrecerlo en lugares accesibles. Allá en aquel Saltillo, de hornos nuevos y viejos, ambos olvidados, los ladrilleros todavía tienen que decidir entre el medio ambiente y comer durante una semana, las autoridades no han volteado “a echarnos siquiera una mano, esto se está muriendo”, sentencia Andrés Rivera. Dice que si las autoridades no voltean a ver a los productores, el oficio y el negocio se acaba. “Ya quedamos puros viejillos como yo, los jóvenes ahí andan, pero como esto no es seguro, van y vienen, se van a trabajar a las fábricas, a la obra.. Cuando nos muramos, esto se acaba”, expresó. Con todo y el pesimismo que desprende el polvo que se mete entre las fosas nasales allá en el sur poniente de la ciudad, la Saltillo Tile todavía tiene esperanzas. Dice Lino que no van a dejar caer la producción, que van a rescatar el mercado. Así, un poco desconfiado, pero seguro, Lino declara: “estamos viendo otros distribuidores, ahorita ya le vendemos a Lowes. También Jesús Esquivel, el Secretario, anda buscando otros mercados, en otros países. Nosotros sí tenemos confianza, nomás es de diversificar. Yo creo que sí podemos. Yo no creo que esto se tenga que acabar”.