reinas a costa del pueblo
Se creen las amas del barrio. Ahí han levantado su imperio adueñándose de despensas, jardines y hasta canchas de futbol
2 VANGUARDIA Lunes 22 de febrero de 2010
La fauna
en un dos por tres Por Alfredo García
mr. cacerola
CFE: el golpe avisa 1. 2. 3. La disolución de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y el golpe al Sindicato Mexicano de Electricistas, repercutió necesaria-mente sobre la estructura de la CFE, que trabaja a marchas forzadas para suministrar el servicio de electricidad en el Distrito Federal y varios estados del centro de la República. Por lo demás, todo parece indicar que la liquidación de aquellos 50 mil trabajadores fue cargada directamente a los recibos de luz de millones de usuarios de provincia: en la colonia Omega, verbigracia, hay personas que no han podido pagar recibos de consumo por la astronómica cantidad de tres mil pesos.
| Diccionario del diablo
Los cobros excesivos son una muestra de ineficiencia. ¿Dónde quedó la tan pregonada –e insistimos, bien merecida durante varias décadas- eficiencia de la CFE? ¿Cómo justificarán las autoridades este año el horario de verano? Si el Gobierno retiró parte del subsidio a la electricidad, aumentó el precio bruto de la misma y además le incrementó el porcentaje de IVA, todo esto no justifica que en el mes de enero la CFE haya emitido recibos por el cuádruple de la cantidad que había cobrado en noviembre de 2009… E insistimos: de nada sirve su privatización, de la cual ya tenemos a nivel local una triste experiencia, en materia de servicios primarios, con la empresa Agsal.
Semanario
Ilustración: KAO
Queso: Un postre sin queso es una beldad tuerta (Jean Anthelme Brillat-Savarin).
Si yo fuera presidente
¿Se imagina sentado en la silla que ahora ocupa Felipe Calderón?
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Combatiría la inseguridad, poniéndole más atención a los policías, porque ya sabe usted que todo viene de los mismos policías.
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Haría que no hubiera tanto desempleo porque ahorita se están muriendo de hambre, no hay trabajo, las fábricas están cerrando. Pensar más que nada en el pueblo, que nos estamos muriendo de hambre, no hallamos qué hacer, ya todo tan caro y ahorita con el aumento de la luz, aquí en la Omega hay gente que le salieron 3 mil pe-
sos, no le alcanza con lo que gana.
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Combatiría la pobreza y la marginación, ese programa de Oportunidades no es para la gente más necesitada, hay gente que vemos que llegan en sus carros elegantísimos a cobrar el Oportunidades, fijate cuánto está entregando el Presidente de la República, en lugar de que entregue tanto dinero que empiece a crear empresas.
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Déjeme la pienso... Bajaría los precios de todo lo básico como es el frijol, el huevo, la
Guadalupe Olguín Romero lideresa de la colonia Omega
tortilla, la verdura, el tomate, el chile que es lo que comemos nosotros los pobres, dígame, ¿no es cierto?, ya no hay para carne.
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Quitaría el impuesto ese del 16 por ciento del IVA, me fajaría los pantalones, agarraría las riendas del país y vería la manera de que los mexicanos ya no sufrieran por tantos problemas que hay ahorita. A lo mejor y Felipe Calderón no te rmina su sexenio, con tanta pobreza, con tanta inseguridad, pobre señor, ya le anda, pero no pone un hasta aquí.
LA LICUADORA
Nadie es homogéneo, análogo, todos son una mezcla de… Una pizquita genética de fulanito, otra de menganito y una cucharadita de perenganito. Si no lo crees, ve cómo metes en una licuadora un tantito de éste, más del otro y un puñito de aquél, y luego verás quién sale:
El Hombre Lobo
Gasparín
Antorcha Humana
Pirómano
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Durante varias décadas, la CFE detentó una justa fama de empresa eficiente. Era uno de los orgullos del sistema de empresa de Estado que impulsó el régimen priísta. Sin embargo, de unos meses para acá el prestigio de la empresa cayó en entredicho. El régimen panista, en lugar de conservarla en su sitial, parece que ha decidido abandonarla a las olas del descontento social. Desprestigiarla, para después venderla más fácilmente, como si su privatización fuese una garantía de algo, de mejor funcionamiento o costos más bajos.
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La ventana indiscreta
Una apuesta es una apuesta: ¿Quién se pone? Por Jesús de León Foto: Othón Figueroa
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Semanario
Y
para que vean que yo también me curo en salud y no me excluyo del panorama, haré un breve repaso de la experiencia que me ofreció el último texto que escribí para la escena. Diálogos del 14 de Febrero fue montada en tiempo récord por un grupo de actores muy entusiastas que respetaron (al menos la mayoría) el texto. A pesar de que la producción fue más bien modesta, la obra tuvo buena respuesta del público. Eso sí, también asistieron, como convidados de piedra, varios miembros del ámbito teatral con cara de Monolitos de la isla de Pascua. Uno que otro me felicitó, pero nadie dijo nada por el momento. No importa. Tarde o temprano me enteraré de cómo estuvo la lluvia de telefonazos. Yo me conformo con algo más simple. Ver que el público está a gusto y se divierte: eso que los preceptistas clásicos llaman la catarsis. Durante el proceso del montaje me enteré del apodo que me ha puesto la gente de teatro de Saltillo: el narraturgo. Así como yo les digo a ellos los traumaturgos, no porque hagan milagros (es imposible verlos y seguir creyendo en el teatro: Fidencio fue traumaturgo, aunque también le hizo bastante al teatro), sino porque ellos exponen sus traumas creyendo que están haciendo performances. Supongo que parte de la intención peyorativa de mi apodo (no el de ellos, porque ése no es apodo sino confusión de términos) viene del hecho de que soy fundamentalmente narrador y de que en mis piezas teatrales se cuentan historias. ¿Es malo esto? Algunos consideran que sí. Percibo en esta actitud una supervivencia de ese prejuicio seudo vanguardista que abundaba entre los artistas y los escritores hace todavía treinta o cuarenta años. Engañados con la idea de la contracultura muchos pensaban que el arte debía de
ir en sentido contrario de lo que dictaban los preceptos tradicionales. En aquella época se hablaba mucho de la antipoesía, de la antinovela, el neofigurativismo y también el teatro no narrativo (no confundir con el Teatro NO: ése es japonés, muy tradicional y, aunque resulta un poco lento, sí cuenta algo) y mejor no abundemos en esa otra vertiente que también rondaba al arte de esa época: las obras comprometidas o con mensaje. Todo esto visto a la distancia me lleva a concluir que, ya sea inclinado a la izquierda, a la derecha o puesto en medio, el arte en general estaba intoxicado de poses intelectualoides tan pretenciosas que aquel que no las adoptara estaba condenado a ser tildado de provinciano, atrasado, inculto, poco sutil, sensiblero y, en suma, indigno de pertenecer a la noble tribu del espíritu. Eso pasaba en la Ciudad de México hace tres o cuatro décadas. Ahora esas actitudes han quedado como una especie de inercia en las actividades artísticas y literarias de muchas ciudades de provincia. Lo cierto es que estas inercias sólo sirven para que cada quien lleve agua a su molino
de la manera más conveniente. Así, el director privilegiará aquellas obras en las que luzca más su trabajo; los actores preferirán las que les dejen libertad para improvisar o para hacer modificaciones que los ayuden a lucir más en el escenario y los dramaturgos siempre tratarán de hacer obras que, a veces, están tan bien escritas y resultan tan literarias que son imposibles de llevar a la escena. En otra ocasión he mencionado el caso de un monólogo que, si alguien tratara de montarlo tal y como está escrito, la representación duraría más de tres horas y dejaría al actor afónico y al borde de la meningitis. ¿Y los productores? Ya sabemos: lo que deje dinero. Es decir, algo con Silvia Pasquel y Luís Martín cuyo tema sea el pan (el que se come, porque al otro ya no lo traga ni el secretario de gobernación). Después de este repaso y de ver las reacciones del público y encontrar esa catarsis que supuestamente debe ser el objetivo a buscar por todo dramaturgo que quiera que sus obras realmente funciones —más allá de poses o divisas ideológicas— yo me pregunto: ¿no estaremos pe-
gando demasiados brincos en un suelo que es más bien parejo? ¿No estaremos avanzando en sentido contrario buscando complicarnos más la vida en lugar de hacerla más sencilla? Ése ha sido mi punto de partida a la hora de escribir teatro: situaciones sencillas, claras y fácilmente reconocibles para el espectador. ¿Quién iba a pensar que una serie de diálogos ocurridos un 14 de Febrero fueran a resultar interesantes? Bueno, pues todo depende de quién habla y con quién. Porque si vamos a probar teorías de tal escuela europea o de equis teóricos franceses o a superar a Ionesco, reescribir a Ibsen, darle pamba con picahielo a Carballido o simplemente sacudir a las buenas conciencias y decir lo que nunca se ha dicho en un escenario (es decir una frase como “discúlpenme, pero soy un actor mediocre”), en suma, si se trata de adoptar todas esas poses seudo audaces y en el fondo muy pretenciosas, entonces el público nos dejará hablando solos bajo una luz cenital en medio de la oscuridad. ¿Para qué? Si quieren conocer la respuesta a esta última pregunta no se pierdan el próximo episodio.
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Crónicas de
herodes: t e x t o y f o t o s : jes ú s pe ñ a i l u s t r ac i ó n : o sca r de la r o sa
En las historias que el pueblo narra aquí, ningún partido sale bien librado. Los de abajo siguen siendo el escalón para llegar al poder. ¿Hasta cuándo? dice la gente.
U
n clamor se ha desatado como reguero de pólvora por las calles de los barrios y las colonias populares de la ciudad. Es el grito desaforado de la ciudadanía, que está cansada de las injusticias y abusos cometidos por quienes se dicen sus líderes sociales. “Estamos hartos de las lideresas”, protestan en Rincón de Guadalupe; “Ya no hay ni a cuál partido irle”, revientan en Sierra Blanca, “Que el gobierno entregue los apoyos”, exigen en Isabel Amalia, “Que ya quiten a esas viejas”, estallan en la Gustavo Espinosa Mireles. Mientras, PRI, PAN y PRD siguen enfrascados en una lucha de votos y conciencias a costa de la pobreza. En tanto la gente de aquí y de allá se duele de una lideresa que entrega despensas solamente entre sus allegados; de alguna más que suele vender el cemento de la comunidad a una ferretera, de otras a quienes apodan “Las Zopilotas” y que se han agenciado terrenos y el área verde de la colonia.
O de aquel fulano del PRD que les robó su dinero bajo la promesa de conseguirles un pie de casa; y de un líder ex cardenista que hizo de la cancha del barrio un negocio familiar. Semanario recorrió a pie las calles de Saltillo en busca de esas historias que en mucho rebasan las fronteras de la leyenda urbana. Aquí la crónica de cómo la carrera por el dinero y el poder no tiene freno.
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Éste es el comedor para personas de la tercera edad de la colonia Rincón de Guadalupe. Los vecinos reclaman que sea administrado por la lideresa Guadalupe Moreno.
U
n eco de carcajadas y consignas furiosas brota de la esquina que forman las calles de Avenida Luna y Cruz del Sur, en la colonia Rincón de Guadalupe. Se trata de un grupo de señoras, todas amas de casa, que se han juntado aquí para discutir el asunto de doña Lupe Moreno, la lideresa del barrio. “Si estaba peor de jodida que nosotros y compró una casa por allá, ¿con qué ojos?”, dice a voz en cuello una de las mujeres. “Lo que queremos es que ya quiten a esa vieja, oiga”, la secunda otra. Aquí hace una tarde helada y conforme avanzan los minutos crece también el tono de los reclamos: que doña Lupe Moreno se queda con las despensas que manda el Gobierno para las familias del sector, que ya se adueñó del comedor que hace siete meses instalaron las autoridades para los viejitos de la colonia, que en diciembre pasado la lideresa repartió todas las cobijas entre sus parientes traileros, que a una madre soltera con dos hijos, y que vive arrimada con sus padres, le negó el Monedero de la Gente, cuando
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en casa de sus familiares repartió hasta cuatro . “Todos necesitamos, no nada más ella, pero nomás le da a las personas, como yo digo cínicamente, que le andan oliendo el pedo, a las que no andan con ella nos les da”, dice sin recato otra de las señoras. Y entre ánimos caldeados sale a relucir el tema de los terrenos que doña Lupe Moreno, dice la gente de por aquí, tiene regados por toda la colonia: – Tiene terrenos en varios lados, ¿a poco no han visto que suben las camionetas con material?. – Sí, hace poquito dos volteos de arena y cemento. – ¿Cemento?, la otra vez le trajeron bastante cemento... Pero Guadalupe Moreno, a quien sus vecinas del barrio conocen como doña Lupe, no parece lo que la gente dice, al menos así lo refleja cuando despide con abrazos acogedores, maternales, a los ancianos que tarde a tarde vienen para compartir el pan y la sal al comedor de la colonia. “Hay que darles cariño, amor, ternura, convivir con ellos”, me dice otro mediodía, mientras la entrevisto en la calle ante su re-
nuencia de dejarme pasar al comedor para tomar unas fotos. Doña Lupe es morena y gruesa, de sonrisa fácil, ojos suspicaces y palabras cortas, que asegura el liderazgo lo trae en el corazón. “Son servicios que se llevan en el corazón, porque estar conviviendo con las personas de la tercera edad es bellísimo”. – ¿Qué opinión tiene de usted la gente de la colonia? – “Pues ojalá y buena, nosotros esperemos que buena, aquí no hay partidos, aquí todo es parejo, yo lo que quiero es estar bien con Dios y con mi prójimo”. Regreso al mitin y en medio del griterío sale la voz de otra vecina que cuenta que no hace mucho los colonos de este sector, ubicado al poniente de la ciudad, al pie de un cerro de tierra suelta y almendrilla, levantaron firmas para pedir al partido la destitución de esta lideresa. “¿Quién la eligió?”. pregunto, “Nosotras, las de la colonia”, responden las mujeres al mismo tiempo. “¿Por qué?”, vuelvo a interrogar. “¡Por pendejas!”, remata con energía otra de las vecinas y todas sueltan una carcajada que rebota por los rincones de esta
colonia de calles angostas y casas chaparras. En este consejo callejero nadie lleva la voz cantante y todas hablan atropellándose del pastel, de los bolos, los juguetes y las piñatas, que doña Lupe nunca reparte parejo en diciembre, el día de Reyes ni el 30 de abril. – Nunca nos avisa de nada, dice mi hija ´hay piñata, mami, ahí en la casa de doña Lupe, ¿no vamos a ir?`, le digo ´ay hija, si no nos invitaron, ¿cómo vamos a ir?`. – ¿Ah sí?, pos nosotras nos colamos, siempre andamos de chiclosas. – Sí, siempre andamos de coladas. – Mmm, pos si la otra vez dicen que hasta corrió del comedor al señor Valentín Carrizales, a Pedro Guevera y a una señora Socorro, ¡que porque iban sucios! El frío arrecia en la esquina de Avenida Luna y Cruz del Sur, las mujeres deciden dar por concluida la sesión, se anotan en lista y proceden a dar su fallo: “Que pongan a una persona que realmente cumpla con los ciudadanos de la colonia”. ***
E
s otra mañana nublada en las calles sórdidas, atravesadas por arroyos secos y rieles de ferrocarril, de la colonia Nueva Jerusalén. Esta vez he venido aquí para indagar la fama de una familia de lideresas a quienes la gente de por acá ha bautizado con el mote de “Las Zopilotas”. De ellas se dice, últimamente, que convirtieron en deshuesadero de automóviles el área verde de la colonia; que acostumbran comprar en Soriana con cinco Monederos de la Gente cada una, y que se han beneficiado con el programa de apoyo a las microempresas, recién impulsado por la administración de Jericó. “Sí, les dicen ‘Las Zopilotas’ porque tienen un tejabancío de aquel lado del riel y todos los días ahí las ves, de las 4:00 en adelante, sentadas esperando a que les vayan a dejar billetes”. – ¿Quiénes?– “La gente que les debe terrenos”. La que habla es Minerva, una dirigente panista en cuyo domicilio de la calle Yemin se ha reunido un grupo de señoras, que se presentan como operadoras del blanquiazul en este sector. Las mujeres aguardan la llegada de otras simpatizantes, que expondrán aquí sus quejas contra “Las Zopilotas”. Ha pasado más de media hora y nadie se ha llegado a la cita.
“Desgraciadamente la gente les tiene mucho miedo”, suelta Minerva. Y antes que el tedio se apodere de todos otra lideresa del PAN, que dice llamarse Mary, comienza a hacerme una crónica hablada de las últimas elecciones en la Nueva Jerusalén. “Sí fíjese, ese día que se acabaron las votaciones llegaron todas las del PRI burlándose de nosotras y rayándonos la mamá, ‘ji- jj- ji- ji, perdieron’. nos decían. Traían una trompetota y nos hacían ‘ti, ti - ti - ti - perdieron, ¡chinguen a su madre!’. Vinieron de sabe cuántas pinches colonias, nosotras éramos como 10, ¡para 40! “Y todas ‘cállense, cállense no digan nada’, pos quiero que sepa que una señora agarró una piedra y corrió a las del PRI y las patrullas a favor, cómo no les dijeron ‘¿saben qué?, respeten?’, pero una burladera, debía de ver... y nosotras acá bien tristecillas, todas llorando”. Luego explica con desparpajo cómo el PAN aceitaba su maquinaria meses previos a las jornadas de julio y octubre. “Nosotros teníamos toda la colonia comprada, de veras, toda, toda, no es posible que nos hayan ganado”, vocifera dirigiéndose a sus compañeras que no atinan a abrir la boca. “¿Si o no, nosotros teníamos casi a toda la gente de aquí com-
prada?, o sea que iba a votar por el PAN ¿Si o no?, ¿tan sólo tú cuántas tenías?”, dice señalando con la vista a otra de las lideresas y sigue: “Haga de cuenta que nada más les dábamos la beca de los 200 pesos, como le digo, la gente se quedó de a seis.... “Óscar regaló andaderas, sillas de ruedas, muchas cosas, es para que de veras él hubiera ganado, más sin embargo, dizque perdimos. Óscar les iba a dar 400 pesos al mes, por cuatro años, en una tarjeta y fíjese, aún así perdimos...”. Mary hace ahora el pormenor de uno de los tantos actos de campaña del candidato Mohamar en la Nueva Jerusalén. “Haga de cuenta que llegamos y luego, luego las lideresas del PRI le dijeron a Óscar que se pusiera a trabajar ‘¡viejo mantenido!’ y que no anduviera sonsacando a la gente. “Y nos decían las compañeras, ‘no les hagan caso, no se rebajen, hablan de ardidos, porque vamos a ganar’, nomás viera a las lideresas del PRI pisoteando la propaganda del PAN”. Al cabo de un rato y cansadas de esperar al grupo de vecinas que iban a tratar el caso de “Las Zopilotas”, las mujeres se fueron retirando una por una.
Les dicen ‘Las Zopilotas’ porque tienen un tejabancío de aquel lado del riel y todos los días ahí las ves, de las 4:00 en adelante, sentadas esperando a que les vayan a dejar billetes”. Minerva, habitante de la colonia Nueva Jerusalén.
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Aquí donde está la grúa se puede ver el área verde de la colonia Nueva Jerusalén convertida en un yonque.
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Y
A él personalmente le entregamos el dinero, la mayoría pedimos prestado, ‘y aquí está la lana’, le fuimos a dejar el dinero a las oficinas amarillas de Juárez. Le digo ‘un papelito, Luna...’, y dice ‘¡ay doña!, cómo le voy a dar un papelito, ¿no confía en mi?’” Elizabeth González asegura que le prometieron un pie de casa
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o no sé si José Luis Luna, quien se ostenta como secretario de Finanzas del PRD municipal, sea un estafador, pero la gente de Sierra Blanca, una colonia situada al oriente de Saltillo, dice que sí. “¿Qué me hiere? La injusticia, que los programas sociales sean una pantomima para generar más riqueza para los ricos, que hay programas que no llegan a la gente que lo necesita”. Lo entrevisto un mediodía en las oficinas amarillo canario de PRD municipal, en la calle de Juárez, donde a esta hora pulula un sofocante tráfico de coches y gente. Luna es un hombre de mirada desconfiada, cabellos erizos con gel y cuerpo como embarnecido, que se metió al mundo de la política, me cuenta, por accidente, cuando viviendo en Torreón, su tierra natal, acudió a las oficinas del PRD a pedir ayuda para detener una orden de desalojo que pesaba en contra de su padre. “Iba por una asesoría jurídica con un licenciado y al estar esperando, yo empezaba a ver que llegaba gente con diferente problemática. “Luego por parte de la gente del partido fueron a bloquear el desalojo de mi papá, dije ‘pues qué buena onda que hay gente que se preocupe del bienestar de otra gente’, después una compañera me invitó a trabajar en el partido”. Entonces Luna trabajaba como travesti en Monterrey, llevaba maquillaje y tenía el pelo rubio. “Imagínate que nada más vives de noche y no sabes lo que pasa en el día y de repente que te enfrentas a una realidad social, no como se está usando ahorita, de que es una plataforma para ver no cómo ayudas, sino cómo vives de esa gente, entre más gente tienen, más lana cobran”. Con el tiempo Luna se enlistó en las filas perredistas, se convirtió al cristianismo y se vino a vivir a la colonia Sierra Blanca de Saltillo. – ¿Qué fue lo que te trajo al PRD? – “Me empezó a interesar la ideología, porque veía que era un partido que se preocupaba por la gente necesitada”. – ¿Quién dice la gente que es José Luis Luna? – “Yo pienso que tienen buena opinión de mí”. Otra tarde me encuentro en Sierra Blanca, una colonia de calles polvorientas y perros echados al sol, donde un grupo de vecinos se juntan para completar el perfil de Luna, a quien acusan de haberlos defraudado con tres mil pesos a cada uno, bajo la promesa de conseguirles un pie de casa, de esos que construye el Instituto Estatal de la Vivienda Popular. El acuerdo, no escrito, con los
colonos era que le entregarían el dinero de un día para otro, el perredista se comprometía a asignar las casas máximo en cuatro meses. “A él personalmente le entregamos el dinero, la mayoría pedimos prestado, ‘y aquí está la lana’, le fuimos a dejar el dinero a las oficinas amarillas de Juárez. “Le digo ‘un papelito, Luna...’, y dice ‘¡ay doña!, cómo le voy a dar un papelito, ¿no confía en mi?’”, narra Elizabeth González Alejandro, una de las afectadas. Pasó un mes, dos, seis y un año, la promesa del pie de casa para estas familias se esfumó. “Una vez pasó por aquí y le digo ‘Luna, ¿qué pasó con el dinero? y dice ’¿saben qué?, pueden hacerle como quieran, yo no les firmé nada, ¿qué les he firmado?’, le digo ‘pues sí, pero es que no se vale’”, denuncia Alicia Rivera García, otra vecina. Por esos días Dulce Magdalena de León Garza, pensó que al fin dejaría de vivir con su bebé y su esposo en la carpintería de sus suegros, donde a todas horas se respira polvo y olor a solventes, pero... “Después salió con que el dinero no era para comprar un pie de casa, sino un lugar en una lista de espera”, revela. Julio, el marido de Dulce, se suma a la conversación: “Un día le dije ‘dame el dinero Luna’ y dice ‘es que no he visto a Gustavo de la Rosa’ (actual líder del PRD en Saltillo), le digo ‘cómo no lo vas a ver, si le viniste a avisar a mi papá que fuera a apoyar allá al PRD, que no sé qué, que se iba a ganar 500 pesos por hacer bola’” . “Dice ‘te doy el número de Gustavo para que le hables’, le digo ‘es que el dinero yo no sé lo di a Gustavo, te lo di a ti’, y dice ‘a mí no me diste ningún dinero, se lo diste a los licenciados que vamos a meter para comprar un lugar en la lista de los pies de casa’”. Los vecinos de este sector cuentan además que es común ver a este dirigente perredista vendiendo despensas a 40 pesos a las puertas del templo cristiano “Vida Abundante”, la iglesia a la que asiste. “Una vez traía una camioneta llena de despensas, dijo que se las había dado el licenciado Gustavo de la Rosa, pero a él, por un dinero...”, relata Elizabeth González. Regreso a mi entrevista con José Luis Luna en las oficinas del PRD Municipal. – ¿Estás satisfecho? – “He apoyado a bastate gente”. – ¿Crees que haya quien se sienta agraviado?– “Claro, no somos monedita de oro, hay personas que nos pueden aplaudir y otras que pueden pensar mal”. ***
El señor a mí no me permite entrar a las canchas, se enojó conmigo porque yo le pedí que fuera todo legal, que el espacio estuviera abierto al público, que hubiera muchos árbitros, no que puros parientes de él, aparte aquí gana el que él quiere y no se vale”. Rosario Dueñas, madre de familia.
Los habitantes de la colonia Gustavo Espinosa Mireles se quejan de que Don Jesús López ya se adueñó de esta unidad deportiva y hasta le puso el nombre de uno de sus hijos. 25 pesos le cobra a cada jugador de futbol por entrar.
¿
Hasta dónde es capaz de llegar el hombre cuando su afán de poder se le trepa a la cabeza? Es la pregunta que me hago mientras camino bajo el sol ardiente por la orilla del bulevar Pablo L. Sídar, rumbo a la colonia Gustavo Espinosa Mireles, que se extiende como un laberinto sobre el poniente de la ciudad. Esta vez voy tras el rastro de un líder priísta llamado Jesús López Ramírez y al que la gente del rumbo acusa de haberse agenciado una unidad deportiva, que hace algunos años construyó el municipio para los niños y jóvenes de este sector. Llego por fin al lugar, a cuya entrada sin puerta se levanta un salón comunitario plagado de grafiti y junto una caseta de policía abandonada. Al fondo se ve una cancha de fútbol y más allá otra de básquet que parecen no haber recibido mantenimiento por años. En eso una turba de vecinos, con los que antes debí concertar un cita, hacen su aparición, traen todos caras de enojo y apenas me presento sueltan la lengua.
Dicen que ya están hartos de Jesús López, de que cobre 25 pesos por cada jugador que ingresa a la cancha, de que haya escogido entre sus familiares a los árbitros de los partidos, de que corra a golpes a los entrenadores, de que la gente de la colonia haya tenido que dejar la unidad para irse a jugar con sus niños a las canchas del Colegio Lasalle y de que sin el consenso de nadie, Jesús López haya puesto a esta unidad deportiva el nombre de su hijo “Cristian de Jesús López Flores”, que falleciera de cáncer hace algunos años. “Una vez hicimos aquí un partido amistoso, se dio cuenta y en la noche le dijo a mi novio que por qué chingados andaba viniendo a hacer aquí partidos, si a esto no podía entrar cualquier persona. “Yo le dije ‘¿por qué no, si es público?’ y dice ‘¿ah es público?, si a mí me ha costado, como cuando les digo que vengan a limpiar no vienen’, y le dije ‘nosotros siempre hemos venido’, que ‘vengan a quitar piedras’ ahí vamos...”, la que habla es Carmen Carranza, una aficionada del futbol. Mientras recorremos la cancha los colonos relatan además cómo
Jesús López tiene la manía de insultar a las mujeres que vienen a los partidos y de liarse a golpes con quienes osan desobedecer sus reglas. “Una vez me agredió, dice ‘venga para acá, ¿por qué anda diciendo que le va a quitar el nombre de mi hijo a la cancha?’. Me habló bien feo, a puras maldiciones, me dice ‘chingue a su madre’, le dije ‘pos chingue a la suya, yo no me dejo güey, usté está impuesto a mangonear a quien quiere, pero conmigo se va a chingar’, yo sí se lo dije en su cara”, platica entre las risas de sus compañeros otra de las inconformes . A Rosario Dueñas, madre de familia de la colonia, también la corrió: “El señor a mí no me permite entrar a las canchas, se enojó conmigo porque yo le pedí que fuera todo legal, que el espacio estuviera abierto al público, que hubiera muchos árbitros, no que puros parientes de él, aparte aquí gana el que él quiere y no se vale. “Le reclamé que por qué cobra tanto y no le da mantenimiento a la cancha, y que por qué no había un comité como en todos los par-
ques. Aquí él es el presidente, el tesorero, es todo, no hay más comité que él”. Ahora estamos parados sobre la tribuna del campo de fútbol y María del Carmen Gallegos Rivera, otra aficionada, denuncia que en muchas ocasiones Jesús López ha expulsado a quienes gustan de echar porras en la cancha a los equipos que no son de su agrado. “Él no quiere que griten ni que echen porras, dice ´ah sí, van pa fuera los que están gritando`, y los echa”. La noche de otro día vuelvo a las canchas de la Gustavo Espinosa para buscar al líder Jesús López. En la parte trasera del salón comunitario, donde unas chicas practican aerobics, se ven las siluetas de unos hombres charlando, el olor a mariguana quemándose llega hasta la puerta del salón. A los pocos minutos me hallo platicando con López Ramírez, anteojos, ancho de cuerpo, de rostro compungido y voz piadosa. “Nosotros empezamos a recoger aquí perros muertos, pañales, era un tiradero enorme, un foco de infección grandísimo y punto de reunión de mucha gente que
se drogaba. Fue como una rehabilitación mía empezar a meter maquinaria, comprar porterías, echar a jalar alumbrado y a fomentar el deporte”, me cuenta, mientras un muchacho de short y sudadera raya la cancha con cal para un partido que está por comenzar. Después Jesús López habla sollozando de una promesa que hiciera a su hijo Cristian, quien muriera a los 13 años víctima de cáncer. “Le prometí que iba a seguir apoyando a los niños, a los muchachos y me nació la idea de poner este lugar en buenas condiciones. Lo que nos ha ayudado mucho es que seguimos siendo humildes”. – ¿Cobra por entrar aquí? – “No, eso sería un pecado”. –¿Y la gente de la colonia qué dice? – “Cuando trabajas bien y estás dando resultados, siempre va a haber gente que envidia, que quiere poner piedras en el camino”, remata y me despide en la puerta de la cancha. ***
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Como hace seis años, ellas llegaron de paracaidistas a la colonia, su casa eran dos cuartos, después ya eran tres, después ya eran cuatro, después el de arriba y la señora no trabajaba, la hermana no trabajaba y tenía cuatro hijos estudiando, ¿se puede decir de dónde sacaban el dinero?” María Elena Rivera Macareno, lideresa.
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l cielo amenaza tormenta en las calles de la colonia Isabel Amalia. Es una tarde gris y me encuentro en la casa de una dirigente panista llamada María Elena Rivera Macareno, quien ha aceptado hablarme de dos lideresas que han hecho leyenda por estos lares. Se trata de las hermanas Juana María, fallecida en 2001 y Lidia Mesta Aguilar, la heredera del trono. “Sí, yo andaba con ellas como los perritos, sin abrir los ojos, hasta que los abrí”, confiesa “Macareno”, como la llama sus vecinas del barrio. – ¿Cuánto duró trabajando con ellas? “Como hace seis años, ellas llegaron de paracaidistas a la colonia, su casa eran dos cuartos, después ya eran tres, después ya eran cuatro, después el de arriba y la señora no trabajaba, la hermana no trabajaba y tenía cuatro hijos estudiando, ¿se puede decir de dónde sacaban el dinero?”. – ¿Cómo las conoció? – “Una de ellas, Juana María, me contactó y empecé a trabajar con ella, ahí fue donde vi sus anomalías...“. – ¿Qué anomalías? “Que le daban a la gente que no necesitaba, que no entregaban toda la ayuda que les llegaba, porque ellas se quedaban con todo”. Sentada en un viejo sillón del porche de su casa y al lado de una bandera mexicana grande que tiene por escudo la imagen de la Virgen de Guadalupe, a “Macareno” le viene un recuerdo. Sucedió la noche en que el
Abraham Cepeda Izaguirre, perdió las elecciones contra Rosendo Villarreal. Después de haber recorrido la colonia entera con Juana María Mesta, “Macareno” se había ido a acostar, cuando escucho unos toquidos en la puerta de la calle. “Era Juan María, me dice ‘vámonos’, ‘¿a dónde?’ le digo y dice ‘tú súbete’. Era como la 1:00 de la madrugada y llegó a mi casa en una camioneta. Fuimos a unas bodegas que estaban detrás de Hidrogas y me acuerdo que había muchas despensas, pero señoras despensas, no como las de ahora. “Ella dice ‘apúrale, vamos a agarrar todas las que podamos, súbelas’. Nos trajimos muchas despensas, había demasiadas y todas las lideresas agarraron, porque ahí fueron a dar todas las lideresas y hasta ellas mismas se peleaban por las despensas. A mí nada más me dio una. ¿Sabes cuántas rifó entre la gente de la colonia? Cinco, ¿las otras dónde quedaron?”. La bomba estalló cuando “Macareno” descubrió el misterio que encerraba en un cuarto del segundo piso de la casa de la lideresa Juana María Mesta, cuarto que la mujer mantenía siempre bajo llave. “Era un cuarto que siempre estaba cerrado y un día dije ‘ahora sí voy a saber qué hay en este famoso cuarto’, subí, lo abrí y vi que había cemento, despensas, todas las ayudas que el PRI mandaba supuestamente para la gente, ¿a dónde iba a dar eso?”. Buscando la respuesta a la pregunta de “Macareno”, es que una mañana me encuentro en el zaguán de la casa de las Mesta, donLidia muestra con orgullo la fotografía donde aparece Lucila Ruíz, esposa de Eliseo Mendoza Berrueto, entregando cemento para su colonia.
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de Lidia, la menor, me muestra una serie de fotografías en las que aparece su hermana Juana María, fallecida en 2001, recibiendo unos bultos de cemento de manos de Lucila Ruiz, la esposa del entonces gobernador Eliseo Mendoza. “Llegaban los tráileres de cemento y varilla y como todavía no fincaba mi casa, mis hijos estaban chiquitos, le decía yo a mi hermana ‘¡ay manita!, pos vamos a echar...’, y decía ‘no, no, me falta fulanito, perenganito’, y nunca quedaba una cosa para aquí, porque siempre le faltaba a la gente”. Años atrás y después de haber vivido en casas de renta, las hermanas Mesta llegaron del barrio de Topochico, a la colonia Isabel Amalia en busca de un espacio para establecerse. “Yo me quedé acostumbrada a cómo mi hermana trabajó, nosotras sufrimos eso que está sufriendo ahorita la gente en las colonias populares. ¡Traíamos agua desde la escuela hasta acá!”, dice mientras seca con el dorso el agua salada que escurre por sus mejillas. Y sin que yo le pregunte nada, Lidia, cuerpo enjuto y rostro afilado, cuenta su versión sobre aquel cuarto que su hermana Juanita protegía celosamente. “Cuando el ingeniero Mario Eulalio Gutiérrez salió de Presidente Municipal, a la señora María Elena, su esposa, le quedaron muchos bultos de Maseca y le dice a mi hermana ‘sabes qué, llévatelos, para que le des a la gente que necesite’. Le traen a mi her-
mana los bultos que quedaron y entonces teníamos los cuartos de allá de arriba, que todavía no ocupábamos. “Pasa el señor de la basura y dice mi hermana ‘¡pobrecitos hermana, les pagan poquito!, déjame les doy una masequita para que les echen sus tortillas de perdido’, y a la gente que venía y le pedían o que ella sabía que el esposo no estaba trabajando, les repartía. Hubo mucho comentario de que Juanita se quedaba con todo el cemento que traían, sin saber que era maseca lo que le dábamos a la gente”. – ¿Y la colonia está convencida de eso? – “La gente puede decir lo que quiera, la cosa es lo que usted tenga en su corazón, que crea en el Dios que nos creó a todos”. Pero a “Macareno” no terminó de convencerle ese cuento, por eso el día que develó el misterio del cuarto, presentó su renuncia irrevocable al PRI. “Le dije a Juana María ´sabes qué, aquí está tu tarjeta, no quiero nada con ustedes, porque no me gusta su manera de trabajar`, “Hay gente que me ha dicho ´¿sabes dónde están los recuersos que llegan para nosotros?`, les digo ‘no, no lo sé’, dicen ‘quiero que vayas a la Ferretera Vigil, de la colonia Anáhuac, ahí es donde llega lo que a ella le mandan para nosotros, no nos lo entrega y va y se lo lleva a la ferretera’”, dispara Macareno y sin más me acompaña a la puerta ya entrada la noche.
La gente puede decir lo que quiera, la cosa es lo que usted tenga en su corazón, que crea en el Dios que nos creó a todos”. Lidia, lideresa legendaria, habla de su filosofía.
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VANGUARDIa Lunes 22 de febrero de 2010 / www.semanariocoahuila.com
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| Los menesteres del ocio
|| Por Miguel Agustín Perales
|| Por Alfredo García
1.- Dos ramas, una de … y otra de laurel, forman un semicírculo en la parte inferior del Escudo Nacional. ■ a) encino; ■ b) roble; ■ c) olmo; ■ d) nogal.
Leona saltillera. “Leona Vicario, quien por otra parte fue la primera mujer periodista de México, es ante todo ideas: no dio de gritos en ningún lado, no dio de taconazos en otra parte, no levantó una lápida ni quemó una puerta. Leona Vicario escribió ideas, fue una de las grandes ideólogas de la Independencia”: Carlos Pascual, ganador del premio de novela histórica Bicentenario, de la editorial Grijalbo, con la obra Retratos de una leona o la Insurgenta. (La Jornada, miércoles 17 de febrero).
2.- “Es falso que llueva y haga frío: esto quiere decir que o no llueve o no hace frío”. Este razonamiento es una aplicación de una de Leyes de … ■ a) Boole; ■ b) Russell; ■ c) Frege, ■ d) De Morgan. 3.- Bésame mucho es una canción de … ■ a) María Grever; ■ b) Consuelo Berlanga; ■ c) Consuelo Velázquez; ■ d) ninguna de ellas. 4.- Terminada por Nikolai Rimsky-Korsakov y Alexander Glasunov, El príncipe Ígor es una ópera de … ■ a) Modest Musorgski; ■ b) Alexander Borodin; ■ c) Mili Balakirev; ■ d) César Cui.
5.- Según la mitología clásica, Eneas (protagonista de la Eneida) era hijo de … ■ a) Afrodita y Pigmalión; ■ b) Hera y Anquises, ■ c) Hera y Pigmalión; ■ d) Afrodita y Anquises. 6.- Don Francisco I. Madero y don José María Pino Suárez fueron asesinados el … de febrero de 1913. ■ a) 25; ■ b) 21; ■ c) 22; ■ d) 27. 7.- Se considera a … como el límite de nuestro Sistema Solar. ■ a) el disco disperso; ■ b) la Nube de Oort; ■ c) los Cinturones de Van Allen; ■ d) el Cinturón de Kuiper. 8.- “El ajedrez es una tortura mental”. Esta definición del “juego-ciencia” se debe a … ■ a)Garri Kasparov; ■ b) Wiswanathan Anand; ■ c) Carlos Torre; ■ d) Nigel Short.
Famosas (pen)últimas palabras. “En cuanto sienta que se aproxima mi fin, me refugiaré como una bestia en la maleza más tupida, donde nadie pueda seguirme. Ahí esperaré la sabiduría infinita con gran devoción y reverencia y volveré, en paz y con tranquilidad, a la gran unidad de la que surgí al nacer. Daré las gracias a los dioses si tienen a bien saciar con mi cadáver el hambre de zopilotes famélicos y perros abandonados, para que no quede ni un huesito blanco”: últimas palabras de B. Traven (18821969), el enigmático escritor que vivió y murió en México. Entre 1918 y 1919, durante su fase anarquista, había formado parte del Directorio de la efímera República Soviética de Baviera, un enclave del comunismo estaliniano en plena Alemania, antes del ascenso al poder de los nazis, que ocurriría una década después en esa
misma región. Adolfo y Esperanza López Mateos fueron grandes amigos suyos; de hecho, la segunda fue su primera traductora al español. Modus vivendi. Los escritores en México no escriben, se dedican a sobrevivir. Gloria mundi. Un escritor sin gloria no es escritor. Pensiones de un hilo. El vicio no provee al porvenir de sus adeptos. Ninguna cantina pensiona a sus parroquianos. Revoluciones. La era poscapitalista ha cambiado la educación sentimental por la educación sexual y los derechos del hombre por los derechos de los animales. Ideas: Llegan por sí solas, nadie las construye ni las deduce, sino que se las descubre, como si se tratase de un recurso natural. Moda. Hijas de la moda, las mujeres mismas están ya pasando de moda Dentista: Albañil de la boca, es el más caro de los operarios manuales que pueda encontrarse. Shopping. “Viajar sin vocación acaba en shopping”: María Kodama, viuda de Borges.
Respuestas: 1) a; 2) d; 3) c; 4) b; 5) d; 6) c; 7) b; 8) a.
Semanario
| Claro que ud. lo sabe
superméndez
El único superhéroe de Saltillo y la región (incluyendo Ramos)
Por J. Latapí
VIDEÓDROMO
El Hombre Lobo un tributo al cine de terror clásico pero con bastante más sangre. Johnston y compañía decidieron respetar la historia original
Esta no es la típica película de terror que vemos hoy en cines. Aquí no hay niños zombi que escupen ácido, zombis rapaces que disparan lazers, escenas de tortura explícita o vampiros “cool” con peinados de emo. Lo que hay es mucha sangre y un tributo sólidamente construido al cine de terror clásico, a aquellas películas de los 40’s en donde una máscara peluda, unas sombras bien colocadas, los árboles del bosque en la noche y la neblina, eran suficientes para hacer que el público pasara un par de noches sin poder dormir. Precisamente por esto es que el Hombre Lobo del realizador norteamericano Joe Johnston se coloca en una posición difícil. Aunque me pareció elegante y bien realizada, los adolescentes y el público joven, que quizá están acostumbrados a monstruos animados por computadora, tal vez la encuentren medio “ñoña”. Pero los adultos que crecieron con el Drácula de Bela Lugosi
o el Hombre Lobo original de 1941 protagonizado por Lon Chaney, a lo mejor no van a tolerar los torrentes de sangre y kilos de tripas que esta versión del clásico de terror derrama a través de sus quizá excesivos 101 minutos. Lawrence Talbot (Benicio del Toro) es un afamado actor que regresa después de décadas a Talbot Manor, su hogar de la infancia, para investigar la misteriosa y sanguinaria muerte de su hermano Ben. Talbot Manor es una mansión campirana en ruinas ubicada en el pueblito de Blackmoor, donde el actor es recibido por la prometida de su hermano Gwen Conliffe (Emily Blunt), y su excéntrico padre Sir John Talbot (Anthony Hopkins), un lord inglés que vive en aislamiento en esa tenebrosa mansión, entre decenas de animales disecados, desde que su esposa murió, cuando Lawrence y Ben eran pequeños. Lawrence investiga la muerte de su hermano, y después de visitar la morgue y ver el estado en el que se encuentra el cadáver, se dirige a un campamento de gitanos. Después de hablar con Maleva (Geraldine Chaplin), el campamento sufre un ataque voraz del
Semanario hombre lobo, quien después de destripar y mutilar a todos, se enfrenta a Lawrence. A mi en lo personal me gustó que Johnston y compañía hayan decidido respetar la original, en lugar de actualizarla y convertirla en un desastre “cool”. En esencia, este es un tributo a la clásica cinta del Hombre Lobo de 1941, pero con bastante más sangre de lo que se veía entonces. Los paisajes neblinosos, los bosques tenebrosos, las casonas abandonadas e incluso el maquillaje en los licántropos respetan lo que se hacía antes, como se puede ver en el rostro de Benicio del Toro cuando se encuentra convertido en hombre lobo, que prácticamente es la misma máscara que se usó en la original pero con mejor presupuesto y tecnología. Sobra decir que la película está bien actuada. Del Toro es adecuado como Lawrence, y tiene un aire de inseguridad que va perfecto con su personaje, y Hopkins es muy
Radar
Suena a… Kraftwerk • Autobahn • 1974
Por Esteban Cárdenas
escardenas@vanguardia.com.mx Desde hace 5 años, Veronica Vasicka ha coleccionado y restaurado piezas vintage de música electrónica abandonadas durante los setentas y ochentas en estudios de grabación caseros de todo el mundo. Su casa disquera en Nueva York llamada Minimal Wave, cuidadosamente desemVarios Artistas polva estas grabaciones repletas • The Minimal de sintetizadores análogos y voWave Tapes Volu- ces futuristas y rescata sencillos olvidados por el tiempo, que hoy men 1 • 2010 en conjunto con el sello Stones Throw, compila en este interesante lanzamiento para fans de la música electrónica clásica y moderna. Como una cápsula del tiempo, The Minimal Wave Tapes compila lo mejor de la disquera de Vasicka, que hasta ahora sólo había lanzado material en formato de
entretenido y se mantiene al borde del kitch, sin empujar por la borda al excéntrico Sir John Talbot. Sí, claro que tiene sus detalles y sus incongruencias, pero es una película que disfruté a pesar de todo, como Hulk, cuando se convierte en hombre lobo rompe su ropa, pero cuando regresa a su forma humana la trae puesta como si nada. Hay demasiadas transiciones que involucran una luna cubierta por nubes, y el tercer acto de la película y su final, además de narrar una historia de amor que los realizadores se sacan de la manga, llega tropezando todo acelerado, y termina en una batalla medio forzada y predecible. El Hombre Lobo no va a ser el disfraz popular este Halloween, y a mi el terror no me quitó el sueño ni se me hizo particularmente original, pero a pesar de su bobo final, si me pareció una película palomera adecuada, bien actuada y muy bien fotografiada que respeta sus antecesores y funciona como buen entretenimiento nocturno.
acetato, y nos transporta con esta música a un pasado no muy lejano, en donde para producir electrónica no bastaba una laptop y un sampler. Las pistas incluidas, que no le piden nada a pioneros del género, fueron cuidadosamente seleccionadas para este disco, y ninguna de las catorce se siente de relleno. Game and Performance de Deux es una excelente pieza de new wave sintético que suena a una especie de Ladytron casero, con su dueto de voces masculinas y femeninas y sus percusiones minimalistas; la alucinante Things I was Due to Forget de Somnambulist combina un sintetizador atmosférico con un ritmo protohouse que suena a algo sacado por la disquera alemana kompact hace un par de meses, y suena tan fresca hoy como cuando se lanzó hace más de veinte años. Esta es una colección internacional de artistas olvidados que gracias a este excelente compilado, hecho con dedicación compulsiva por Vasicka y la gente de Stones Throw, podrán encontrar el reconocimiento que merecen, aunque les llegue décadas después.
Gary Numan • The Pleasure Principle • 1979
Adult Anxiety Allways • 2003 •
VANGUARDIa Lunes 22 de febrero de 2010 / www.semanariocoahuila.com
Joe Johnston • 2010
Por Esteban Cárdenas
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