Semanario: Héroes de a pie

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héroes de a pie Albañiles, empleadas domésticas, mecánicos, cerrajeros, plomeros, todos ellos hacen que esta ciudad funcione bajo aparente calma. No son invisibles, aquí sus rostros...


2 VANGUARDIA Lunes 12 de abril de 2010


La fauna

en un dos por tres Por Alfredo García

El centralismo informativo

2.

Al parecer, esto nos está ocurriendo a todos con la guerra del narco. Preferimos seguir por televisión el caso de la niña Paulette Guevara durante largos quince días, mientras que la metralla de los cárteles no dejaba de sonar por fuera de la tranquilidad azulada, como de vacacionante alberca informativa, del aparato receptor. Murieron siete en Torreón, luego otros cuatro, mientras López Dóriga se preguntaba por el paradero de la niña. Los Zetas fueron expulsados por el Cártel del Golfo de todo el territorio de Tamaulipas, mientras en la Ciudad de México el caso de la niña perdida daba un vuelco: había sido asesinada, probablemente por su propia madre.

| Diccionario de Autores

3.

Ha habido en Saltillo dos casos de madres que asesinan a sus hijos en los últimos cinco años y nadie en esta ciudad, ni siquiera el obispo Raúl Vera –en la medida en que esos filicidios múltiples contradecían brutal, frontalmente, el dogma católico de la Inmaculada Concepción- se ocupó de esos casos en los medios de comunicación. Definitivamente, los telenoticiarios denominados ‘nacionales’ carecen de ese carácter, al tiempo que adolecen de un estrecho provincianismo, que no excede los límites de Cuautitlán. Abandonado a la guerra del narco, decretada desde una oficina en la Ciudad de México, el mexicano del norte toma tembloroso el zapping y el rosario, cuidando de no quedar entre dos fuegos: el del narco y el de la TV.

Semanario

Ilustración: Samuel Magaña

Distracción: ”Me gusta la gente distraída; es señal de que tiene ideas y de que es buena; pues el malvado y el tonto están siempre alertas”: Charles Joseph, príncipe de Ligne.

Si yo fuera presidente

¿Se imagina sentado en la silla que ahora ocupa Felipe Calderón?

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En cuestión de vigilancia, entrenaría y pagaría bien a los policías y a todos los encargados de este aspecto, porque luego se cambian con los malos.

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Facilitaría la educación, haría que en verdad fuera para todos y no nada más para los que pueden pagarla. Porque dicen que todos tienen ese derecho y obligación, pero hay quienes no pueden, y el Gobierno hace como que se olvida de ellos.

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Crearía fuentes de trabajo para las carreras que se están estudiando ahorita, porque al profesionista ya no le alcanza lo que estudia y se tiene que bajar a trabajar de lo que sea. ¿Eso es justo?

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Haría una reforma en la ley en cuanto al divorcio. Es que no hay un instrumento que regule, ni sancione, ni limite esta práctica. Luego tenemos hijos regados

Carolina Estrada Dávila, empleada de una farmacia

por todas partes, que no siempre pueden aspirar a un buen futuro, no porque no quieran, sino porque no tienen una familia que los guíe.

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No sé si sirva del todo, pero impondría sanciones a los políticos de todo tipo que permitan actos ilícitos. Es decir, drogas, corrupción. Y que cobren por lo que hacen, porque no representan. ¿Pero a cuánto están sus sueldos?

LA LICUADORA

Nadie es homogéneo, análogo, todos son una mezcla de… Una pizquita genética de fulanito, otra de menganito y una cucharadita de perenganito. Si no lo crees, ve cómo metes en una licuadora un tantito de éste, más del otro y un puñito de aquél, y luego verás quién sale:

Catalina Creel

Beatriz Adriana

Ludovika Peluche

Lizeth Farah

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1.

Las guerras suelen ser aburridas, además de atroces. Es por eso que mientras duran, la gente procura hacer su vida normal, asistiendo a espectáculos, cenando en restaurantes, vacacionando en balnearios. Después de una etapa de saturación informativa, empieza a ignorar los partes de guerra. Mientras la situación se define en el campo de batalla, aguarda el resultado con oídos sordos y los ojos cerrados. En una guerra, lo sabemos inconscientemente, no importa mucho quién resulte triunfador. De todas maneras habrá que reconstruir el país y zurcir con pegamento invisible los platos rotos

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Damas y caballeros

Hijas de la ciudad, que vais ceñida la carne con alburas celestiales, los pechos con ardores estivales, los rostros con el rayo de la vida: Decidle que de amor estoy herida si llegáis a posar en sus umbrales, donde cuelgan las águilas caudales y dormita la cierva perseguida…”

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Semanario

Por Jesús R. Cedillo

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l título que encabeza esta pálida estampa de Concha Urquiza es el título textual, de un libro de poemas de Gustavo Cobo Borda. Afirma el poeta peruano que todos los poetas son santos: le creo. Atormentados por el aguijón de la melancolía y la depresión; acicateados en las noches más altas por el demonio que los enamora y seduce diario, a los poetas sólo les queda encomendarse a Dios y no a Belcebú. Satanás convive a diario con ellos; a Dios hay que acercarse paso a paso, con ritmos cadenciosos y finos, cantar los Salmos, pronunciar los mantras de los proverbios, leer a diario el pequeño breviario de oraciones, ayunar, orar… leer a Concha Urquiza. Llegué a la poesía de la santa Concha Urquiza, vía descubrimiento de su lector más atento y memorioso, el poeta y artista plástico Víctor Calderón, hoy avecindado desde hace varios lustros en Venezuela. Calderón por cierto, vivió una larga temporada aquí en Saltillo, practicando el periodismo cultural en diarios y revistas; y en silencio, de manera morosa, como se hace la luz dentro del ojo, cultivó la poesía, publicando luego un opúsculo de impecable factura: Del amor ejemplar. El prólogo de dicho libro corrió a cargo de otro poeta, acaso también tocado por Dios, Javier Sicilia.

Todos los poetas son santos Urquiza es considerada la mejor poeta mexicana sólo después de Sor Juana Inés de la Cruz, así de ese tamaño es el valor de su parca obra poética

Recuerdos éstos de dos décadas pretéritas, de los convulsos 80 y noventas del siglo pasado. Época en que toda lectura era materia inflamable y todo trozo de papel o libro mutilado, no era despreciado y sí valorado por que acaso, contenía en sus adormiladas páginas, el secreto de un arte mayor. Fue el caso del descubrimiento de la santa, de la poetisa michoacana Concha Urquiza (diciembre de 1910-junio de 1945). Apenas 35 años sobre la tierra, pero dueña de una poesía mística arrebatadora, fuego que purifica, lo cual no pocas veces raya en un erotismo al rojo blanco. Urquiza es con-

siderada la mejor poeta mexicana sólo después de Sor Juana Inés de la Cruz, así, de este tamaño es el valor de su parca obra poética que escribía en servilletas, las cuales fueron guardadas amorosamente por sus amigos y que hoy, son el sustento del rescate de su poderosa obra literaria. Gabriel Zaid le atribuye un papel fundamental e inaugural en la producción poética en el siglo XX. Para la inocente Rosario Castellanos, que murió por andar buscando la luz en una lámpara eléctrica y no buscar dentro de su alma, Concha Urquiza fue “la piedra angular” del movimiento poética femenino que luego

se desarrollaría plenamente en la segunda mitad del siglo XX. Los académicos, los cuales saben mucho de dos puntos y seguido, llaves, entrecomillados y corchetes, lo cual sirve para sujetar en precarios conceptos lo inasible, como lo es la poesía, hablan de que Concha Urquiza cultivó una alta “poesía mística”, otros hablan de “poesía religiosa.” Urquiza cultivó la poesía, así de sencillo. En tiempos de falsas libertades y un peripatético verso libre que esconde por lo general todas las deficiencias, Concha Urquiza cultivó la égloga, el soneto, el romance, la lira y la canción. Lea el lector este generoso vino, estos dos cuartetos añejados en ubre clásica y eterna: “Hijas de la ciudad, que vais ceñida la carne con alburas celestiales, los pechos con ardores estivales, los rostros con el rayo de la vida: Decidle que de amor estoy herida si llegáis a posar en sus umbrales, donde cuelgan las águilas caudales y dormita la cierva perseguida…” ¡Uf! Damas y caballeros, a otro público con semejantes versos. En este incierto 2010, se celebra el primer centenario de su natalicio. No obstante que era una buena nadadora, murió ahogada en la mar de Baja California. Su cuerpo, luego de días de búsqueda, incorrupto, sin mácula alguna, fue devuelto por unas olas amorosas, estivales y lentas.


Escríbele a: maximoverso@gmail.com

Por Máximo Verso

Te lo agradezco tanto, ¿sabes?/ siempre sentí necesidad de decirle esto a alguien así que sin querer marqué tu número al azar/ porque tengo la fantasía, sí/ de acariciarte esta noche por detrás de las piernas y no parar hasta llegar a tus caderas y luego desabrochar despacio el pantalón. (Llamadas anónimas, Fernando Delgadillo).

me dijo como quien descubre que la tierra no es cuadrada. Adelantó su paso al salir del ascensor y casi podría jurar que no caminaba, más bien levitaba. En la oficina comenté la historia nocturna y surgieron diferentes diagnósticos: Karla, mi recepcionista fanática de las revistas de chismes me dijo: Una mujer bien atendida siempre trae la sonrisa de oreja a oreja. Miguel, un contador que en secreto admira cómo se viste Miguel Bosé piensa: Yo prefiero a una mujer que aúlle a una muda que finja. Lucía, que dice ser mortífera con los hombres pero que llora con las caricaturas de Remi me cuenta: Yo prefiero un lobo en la cama que un caperucito rojo. Lo cierto es que cada persona encuentra en la intimidad las dosis de felicidad que a veces necesita. Expertos piensan que la sexualidad

Aullidos de felicidad Recuerdo bien sus ‘aullidos’. Era como si la estuvieran apuñalando. Bueno –dije- quizá la del 504 esté poseída por fuerzas demoniacas. A la mañana siguiente hizo lo que nunca: me sonrió rumbo al elevador. Traía una sonrisa pintada a mano y como si el sol se le hubiera metido en los ojos. -¿Qué bonita mañana verdad?,

| Ménage à trois

apasionada y sana es una de las llaves más importantes para la carretera que conduce a la felicidad. La receta sería: buena relación más excelente sexo apasionado, igual a felicidad inagotable. Un estudio reciente sugiere que incrementando las relaciones sexuales de una vez al mes a una vez por semana equivaldría a la felicidad generada de obtener 50 mil dólares adicionales en sus ingresos en la cuenta de un americano promedio. El estudio llamado , “Dinero, Sexo y Felicidad publicado por el National Bureau of Economic Research’, encontró que tener más dinero no significa que tendrás más sexo; no hay diferencias entre la frecuencia del sexo y el nivel de ingresos económicos. No sé si los orgasmos de la vecina del 504 se traduzcan en más felicidad o billetes pero a juzgar por su sonrisa y ese modo de caminar, me están dando ganas de aullar un poco más a partir de hoy. ¿Cuándo fue la última vez que usted aulló? ¿Qué quiere ser un lobo feroz o un caperucito? Prohibido NO tocar.

Únete al trío y opina en: http://untriodetres.blogspot.com/

Caso Paulette Ella dice: A pesar de la fe que tiene el procurador del Estado de México, Alberto Bazbaz, en la ciencia, es un hecho que la dependencia a su cargo está muy lejos de ser la CSI que todos estamos esperando y, por el contrario, a medida que pasan los días queda de manifiesto su ineptitud e incompetencia. Primero, arraigan a padres y niñeras, luego los sueltan porque no tienen pruebas en su contra, pero antes resulta que el cuerpo de la pequeña de cuatro años aparece, ¡en su propio cuarto!, después de que había sido cateado y dizque custodiado. Ni los guionistas de Hollywood son tan descuidados como los policías y peritos del Estado de México. Y eso que éste es un caso seguido muy de cerca por políticos, medios de comunicación, redes sociales y opinión pública. Habrá que imaginarse los desmanes periciales que hacen nuestros “científicos” forenses en los asesinatos que se cometen en lo oscurito, sin la prensa nacional de por medio. ¿Encontrarán al culpable de la muerte de la pequeña? En este país de enredos y olvidos se ve muy difícil que resuelvan este caso. Todos estamos indignados sí, pero lo mismo sintió la sociedad cuando se incendió la guardería ABC o con el caso de los jóvenes asesinados en Ciudad Juárez. Lo malo es que los comentarios no cambian nada el entorno de violencia. Él dice: ¿Cómo? ¿Alguien creyó que por ser Enrique Peña Nieto el jefe del procurador encargado de investigar el crimen, éste se resolvería como por arte de magia? Eso se llama ingenuidad: una cosa es que el góber mexiquense salga muy bien en las fotos y hasta parezca que puede ser (un buen) Presidente, y otra muy distinta que las cosas marchen bien en el feudo que tiene encomendado.

Dicen que tres cabezas piensan mejor que una... ¿será?

La del Estado de México es, como nuestra Fiscalía General o como cualquier otra procuraduría de justicia mexicana, un caso para olvidar. Si se trata de fabricar delitos o encarcelar gente por consigna, los fiscales mexicanos -y los policías “investigadores” que teóricamente comandan- pueden ser sumamente eficaces y hasta expeditos. Pero si se trata de investigar en serio un delito, de lidiar con un criminal sofisticado, de construir un caso sólido que conduzca a la condena del o los responsables, entonces sólo quedan dos opciones: rezarle a la virgencita de Guadalupe, o llamar a los protagonistas de “La Ley y el Orden UVE”. Gay dice: Pues ahora si que la mamá de Paulette ya la quemamos en leña verde y ni siquiera hay una prueba contundente. Pero como todos llevamos un detective dentro y a la señora no le salieron los chorros de lágrimas que todos esperábamos pues la apuntamos con el dedo inquisidor. La procuraduría como lo hizo todo mal pues ahora quieren hacer ver a la mujer como una psicótica y todo mundo les compramos la película. ¿Y el marido? Él ni siquiera ha querido dar entrevistas, ni exponerse a las cámaras de televisión, entonces como a él no lo hemos visto si llora, si se pone cínico o actúa de forma muy extraña, pues él no es el culpable. Y para rematar aparece la narizona de Adela Micha jugando a la reportera que México esperaba, entrevistando con ese tonito de intelectual a la “femme fatal” de la nota roja, a quien le exigió que la mirara a los ojos, ¡a chingao, nomás eso faltaba!, desaparece su hija, luego resulta muerta, después se convierte en sospechosa, la linchan públicamente y todavía llega una vieja protagónica con la cantaleta de “mírame a los ojos” (inyectadísimos de botox), !pues qué aguante de mujer! ¿Qué me pongo de su lado? No, pero todo mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

Semanario

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| Prohibido NO Tocar

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HÉROES DE A PIE E

p o r c é sa r ga y t á n i l u st r ac i ó n : o sca r de l a r o sa

llos, ciudadanos de a pie, hacen que la vida de todos en esta ciudad funcione bajo aparente calma. Sus oficios parecen invisibles pero siempre están disponibles cuando se les necesita: una ponchadura de llanta, una fuga, una llave perdida, una cocina sucia... A pesar de que son indispensables, un día tienen trabajo y el otro quién sabe. Viven en incertidumbre y la paga que reciben apenas les alcanza para comer. No hay institución que los respalde o defienda de algún abuso. No se permiten enfermarse ni mucho menos tener accidentes porque ni seguro médico tienen. De no ser por ellos, muchas situaciones de la vida cotidiana se convertirían en el mismísimo infierno. Por todo lo anterior, Semanario decidió ponerle rostro a estos hombres y mujeres que pese a todo pronóstico mantienen a la ciudad en movimiento.

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Uno a veces no cree, pero somos nosotros los que levantamos las casas y los edificios”. Vicente, albañil.

Foto: Miguel Sierra

Vicente, albañil por destino

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u nombre es Vicente Contreras González y al principio no tenía nada a su favor. Sin educación, sin oficio, “viviendo en un pueblo chiquito que ya casi está olvidado. ¿Qué le queda a uno? ¿Qué oportunidades de ser alguien en la vida tenía alguien como yo?”, se pregunta. De lejos, Vicente se ve como un hombre pequeño en medio de un edificio de dos pisos en construcción. De cerca, las venas se le marcan sobre los brazos y se puede ver cómo su piel ha obtenido un rojo oscuro producto del sol. Sus pantalones de mezclilla semi- rotos evidencian el desgaste físico, así como su sudadera en la que apenas se alcanza a leer la palabra “Dallas”. Mientras Vicente hace la mezcla, confiesa que en una familia como la suya era difícil salir adelante. “Éramos cuatro hermanos y mis papás, así que lo que llegaba se partía para todos”. Su madre fue ama de casa y su padre obrero, de él heredó el oficio, más que por 8 VANGUARDIA Lunes 12 de abril de 2010

gusto por necesidad. “Como no tenía estudios y a veces no había qué comer, me tuve que dedicar a esto ¿qué otra tenía?” Con una voz dura, dice recordar sus primeros años de vida sin mucha importancia. Y es que los días en Majoma, un ranchito en Zacatecas a 400 kilómetros de Saltillo, le parecían todos iguales. “Mi hermano Pedro llegó aquí primero y consiguió trabajo. Eso fue lo que nos movió a todos”. Tenía 13 años cuando consiguió su primer trabajo. Como en todo, empezó desde abajo, “siendo ayudante del ayudante”, pero el tiempo le dio la experiencia para no perder el puesto. “Aquí se aprende solo, viendo, haciéndole como uno puede”. Hoy, las canas, el rostro curtido y la mirada dura no logran esconder sus 55 años de edad. Entre sus tareas más frecuentes están empastar, enyesar, mezclar, tirolear, entre otras. “Uno a veces no cree, pero somos nosotros los que levantamos las casas y los edificios”. Se queda pensativo. Pasan

unos segundos cuando dice que la gente sólo reconoce al arquitecto, pero se les olvida que ellos son la mano de obra. “El precio son las manos callosas, todas partidas” dice mientras camina, toma una cuchara y comienza a recubrir el muro. Para él el secreto está en nunca decir que no a la chamba, “no te puedes poner tus moños. Y de los accidentes Vicente no está exento. “Un día me caí del techo. Estábamos construyendo una casa en el centro y de repente se sumió el andamio”. Baja la mirada al piso y cuenta que el resultado de la caída fue la fractura de su mano izquierda, pero esto no le quitó las ganas de seguirle. Con un tono nostálgico y mirando al cielo, dice: “no me quejo, pero tampoco estoy en las nubes”. Lo único que le molesta de su trabajo es que no hay vacaciones, “salvo cada domingo que es descanso obligado”. Y es que con un sueldo de poco más de mil quinientos pesos a la semana, es difícil darse lujos. “A veces bata-

llo, pero siempre me las arreglo”. También “se vale soñar” cuenta al tiempo que ríe y comparte uno de sus deseos. “Si tuviera lana me iría a las playas de Acapulco a gastarla a lo loco, o a los Estados Unidos para conocer”. Confiesa que como no puede hacer eso, en su tiempo libre le gusta dormir, pero sobretodo ver novelas. “Es lo que hago cuando llego a la casa. Prendo la tele y me pongo a verlas con mi esposa. No nos perdemos la novela de las ocho”. Sus años de trabajo le han permitido mantener a su esposa Luisa Escobedo y a sus hijos Laura de 25 años y Juan de 22. Vicente trabaja diez horas diarias desde hace 30 años, eso tal vez le ha dejado un carácter firme. Sus días se rigen, como para muchos, con la dualidad de la realidad y la fantasía. “Hay días buenos y otros malos”. Si Majoma no hubiese tenido a este hijo adoptado en Saltillo, quizá hoy algunos edificios y casas no estuvieran de pie.


Conchita, la felicidad de los hogares

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se viernes por la tarde se encuentra haciendo la limpieza de una casa en la colonia Oceanía. Tras sonar el timbre un muchacho abre la puerta, e inmediatamente dice con grave voz: “Conchita”. Por unas escaleras se asoma una silueta pequeña, a lo mucho un metro 50 centímetros de altura. Se trata de una mujer, espalda encorvada, mirada ojerosa y piel morena. Las manos le tiemblan por la fatiga y saluda en voz baja: “Hola”, es evidente su timidez. Camina hasta el comedor en donde toma asiento y dice: “Yo hago la limpieza en las casas”. Todo comenzó en Puerto México, un ranchito cerca de Huachichil. Ahí, junto con su familia, pasó los primeros 13 años de su vida, hasta que consiguió su primer trabajo en Saltillo y ello la haría tomar una vida muy distinta. “Comencé a trabajar en Jardines del Lago, haciendo la limpieza en una casa. Desde ese día no he parado de hacerlo”. Entre otros detalles, recuerda que cuando llegó aquí no tenía ni en dónde sentarse, pero con el tiempo logró hacerse de lo básico. Por ahora vive en la colonia Federico Berrueto. Mientras se mira las manos como examinándolas, dice que “no es un trabajo difícil cuando quieres salir adelante”, aunque sí lleva tiempo. No tiene un horario fijo; suele entrar a trabajar a las 3 de la tarde y sale a las 8 de la noche; todo depende de lo que suceda en el transcurso del día. “Si me hablan de repente que vaya a planchar, a limpiar, a cuidar a los niños, yo tengo que ir. Si termino antes puedo irme, pero si no hasta que acabe, no importa la hora”. Ello es un grave problema al momento de estar con sus hijos, pues mientras María y Alberto tienen 21 y 18 años respectivamente y trabajan, las más pequeñas, Lorena y Ana de 11 y 8 años, pasan mucho tiempo solas. “Me gustaría pasar más tiempo con ellas, pero es eso, o que les dé de comer”. También recuerda que “hace aproximadamente un año mis niñas me hablaron al trabajo y me dijeron que un señor les habló por teléfono y les

dijo que iba a ir por ellas, ya que estaban solas. Yo me asusté mucho y dejé de trabajar como una semana para estar más tiempo en la casa, pero cuando se acabó el dinero tuve que regresar”. Entre muchas de las experiencias que guarda, la más difícil de aceptar fue cuando inculparon a su hija por algo que no hizo. “Una vez a mija la culparon de haber robado 500 pesos en una casa donde ella hacía la limpieza. Incluso había patrullas. La dueña de la casa decía que incluso tenía un video donde se mostraba claramente que era ella quien tomaba el dinero”. Cuenta que lo único que sentía entonces era ganas de llorar y de hecho rompe en llanto como quien espera ser escuchada. “Mi hija me decía que ella era inocente y yo le creía. De pronto un día me habla la señora y me dice que olvide todo el asunto, que no pasó nada”. Hasta la fecha no sabe qué sucedió. Pero ese no ha sido el único momento difícil, Conchita recuerda que cuando nacieron sus hijas, había días que laboró jornadas de 8, 10, hasta 12 horas sin parar. “Otro de los problemas es cuando te dicen que no te pueden pagar y de ahí depende si comes o no”. Además de la incertidumbre económica, Conchita fue víctima de acoso telefónico por parte de uno de sus patrones. “El señor llamaba a su casa a la hora que su esposa salía, y yo contestaba. A veces me decía “mi amor” y otras cosas que no iban, pero yo nunca se lo dije a su esposa por miedo a que me corriera”. Aunque Conchita siempre ha querido trabajar en una empresa o una fábrica, ha desistido de esa esperanza por la manera en que ello podría cambiar su vida. Según su esposo, si bien el sueldo sería mayor, también lo serían las horas de trabajo y eso no sería bueno para sus hijas. “De hecho fui a una entrevista en Technotrim y aprobé un examen que nos pusieron, pero preferí escuchar a mi esposo. Dios no quiera que mis hijas me llegaran a necesitar y no pueda estar ahí”. Mira el reloj: “Ya es tarde”, dice al tiempo que se apresura a continuar sus labores.

Foto: Alberto Méndez

Si me hablan de repente que vaya a planchar, a limpiar, a cuidar a los niños, yo tengo que ir. Si termino antes puedo irme, pero si no hasta que acabe, no importa la hora”. Conchita, madre de cuatro hijos y esposa de un desempleado, es el sustento de su hogar.

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Las llaves del mundo

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Foto: Marco Medina

Uno se va midiendo entre comprar material y comprar la comida... Para todos sale el sol” Miguel Ángel

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n vez de cuentos, le regalaban folletos para que aprendiera los tipos de llaves, candados y cerraduras. Miguel Ángel Carmona Padilla, no tuvo una infancia como la de cualquier niño. En vez de salir a jugar con sus amigos, iba al taller de su tío, quien le inculcaba el oficio de la cerrajería. Estaba en primaria cuando a los siete años tuvo su primer trabajo. “Desde pequeño mi mundo eran las llaves, las chapas y los candados”. Desde que recuerda le ha parecido un oficio entretenido y no lo cambiaría por nada. “No te puedes imaginar haciendo algo que no te gusta”. Hoy, se define como alguien “guapachoso y alegre”, a quien le gusta el cine mexicano, pasar tiempo de calidad con su familia y el beisbol. “Soy Sarapero, después de un rato de estar esperando nos llegó el triunfo”. Está casado desde hace 33 años y tiene 4 hijos. Hace 20 años que el gusto y la experiencia en dicho oficio lo llevaron a poner su propio taller, en donde, dice, los días son muy distintos. “A veces no cae nada y otras no nos damos abasto. Lo que pasa es que las personas no pierden sus llaves todos los días”. La jornada habitual es de 13 horas, pero si el deber lo llama ahí debe estar. Lo más importante en este trabajo es la seriedad y la confianza. “Ese es mi lema”. Asegura que si uno le da esa importancia a su tra-

bajo y a sus clientes todo se puede. “La gente tiene que confiar en ti para darte algo tan privado como sus llaves y que sepan que no las vas a usar de mala manera”. Así mismo comenta que nunca se ha visto involucrado en algún conflicto mayor. “Este trabajo no deja mucho, pero sí para comer”. Antes, llegaba al trabajo en bicicleta, con el tiempo en moto y ahora en carro. Por ello, afirma que aunque no como para darse una vida de lujos, es un oficio bueno. “Uno se va midiendo entre comprar material y comprar la comida”. Además de eso, ha visitado las playas de Acapulco en compañía de su familia alrededor de 15 veces y lo seguirá haciendo mientras pueda. Cree que si no hubiera empezado en la cerrajería, su papá lo hubiera metido de obrero, pero probablemente no le hubiera gustado. “El mundo sería una rompedera de vidrios y cerraduras si no existieran cerrajeros”. Miguel solía formar parte de la Asociación de Cerrajeros de la República Mexicana y la Asociación de Cerrajeros de Saltillo, en donde se organizaban convenciones. Sin embargo la asociación se desintegró, ya que no se obtenía ningún tipo de beneficios. Por otro lado, dice que la competencia en Saltillo no es mucha, “para todos sale el sol”. Considera que lo más significativo es el precio, pero no varía tanto. “Mientras la gente use llaves, va a existir la cerrajería”


Hay ocasiones en que quienes contratan el servicio no pagan lo que es, menosprecian la mano de obra. Es necesario que haya alguien que regule todo eso”. Juan Vélez

La plomería, un trabajo menospreciado

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orría 1965 y él tendría 17 años de edad, su papá era chef y su mamá se encargaba del hogar, pero a Juan Vélez lo que le gustaba era la plomería. “En el negocio de mi abuelo llegaban preguntando por plomeros, y mi abuelo a cambio de pasarles el trabajo les decía que me llevaran para que aprendiera un oficio”. Al principio iba y venía con “los que le sabían”. Con el tiempo, ese gusto se fue incrementando a tal grado de convertirse en su trabajo actual. La situación en la que se encontraba no le permitió terminar más allá de tercero de secundaria. “Incluso estuve estudiando en el Tecnológico de Saltillo, pero no terminé por el tiempo que requería el trabajo y otras actividades”. A sus 62 años, agradece poder seguir ejerciendo su labor con orgullo. Viste con pantalón de mezclilla, una sudadera y gorra. Su tez

quemada por el sol es la prueba más fehaciente de su labor. Su rostro cubierto por barbas blancas encubre una sonrisa cada vez que pronuncia palabra alguna sobre su profesión. El taller en que trabaja es bastante amplio. Un estante acopia material de trabajo y distinto equipo como zapatos de seguridad, conexiones y pinzas. Al lado, un cuarto destinado a guardar la herramienta. La estadía en ese lugar depende de la cantidad de trabajo. “El día normal de trabajo no es aburrido. A veces vas a las casas y te piden que repares una tubería, o que cambies las llaves o vendemos artículos de plomería”. El horario del y taller es de 8:30 de la mañana y la salida a las 7 u 8 de la noche. A veces los clientes llaman en la noche por alguna emergencia, pero nunca en la madrugada. La verdad, no es una labor que represente un gran riesgo. Seguramente lo más difícil es cuando se

trabaja en los techos de grandes edificios, los cables de alta tención, trabajar cerca de tanques de gas o cuando se usa soldadura. “A veces es un trabajo duro, pero si te gusta es satisfactorio”. No pasa de golpes, raspones y cosas leves. Normalmente no requieren equipo especial, pero si la situación lo amerita tienen botas, guantes, lentes de seguridad. “Cuando vamos a fabricas y empresas nos proveen el equipo necesario, entonces no batallamos” “Nuestro campo de trabajo no es muy amplio; desde las casas particulares hasta grandes empresas”. Lo que sí se puede considerar un problema es la injusticia dentro del trabajo. Juan dice que “hay ocasiones en que quienes contratan el servicio no pagan lo que es, menosprecian la mano de obra. Es necesario que haya alguien que regule todo eso”. De hecho, recuerda también que durante el tiempo que tra-

Foto: Daniel Becerril

bajó en el mercado estaban afiliados a la Unión de Plomeros y Ayudantes de Saltillo, sin embargo al poco tiempo se desintegró porque no habían quien estuviera al frente de dicha organización. “Las ventajas de ello era que había alguien que abogaba por el trato justo”. “Por ejemplo, antes la asociación ponía un examen para comprobar si en verdad estaba uno capacitado para ser plomero. Si lo aprobabas, te daban una credencial que te avalaba como plomero capacitado”. Más que otra cosa, pondera el compromiso con sus clientes. “El reto es quedar bien con la gente, darle buen servicio y que queden satisfechos. También actualizarse, superarse, salir adelante. Sin embargo, la plomería no es su única actividad. Rondando los 40 años, comenzó a practicar atletismo y resultó ser bueno. Participó en distintas carre-

ras obteniendo buenos lugares. “Tengo una pared llena de trofeos”. Pero el tiempo volvió a ser verdugo y un problema en la rodilla le impidió seguir practicando este deporte. “Se me salió el liquido de la rodilla. Aún salgo a correr, pero despacio”. Al igual que muchos otros oficios, se trata de un “trabajo de familia”. A Juan lo ayudan sus hijos Oscar Javier y Jesús Eduardo Cisneros, quienes, según Juan, “son los que ahora llevan la batuta del negocio”. Una hija le ayuda como secretaria, mientras que su esposa, Rebeca Salazar, se dedica al hogar. Cree que si no hubiera plomeros mucha gente se quejaría por sus problemas. “Por si no tienen agua, o una fuga”. De no haber sido plomero, se imagina que en el ramo de la construcción, ya que siempre le ha gustado mucho. Aún así, no abandonaría su actual profesión que, dice, es digna y necesaria.

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Un mal trabajo puede costar vidas Por Jesús Castro

Una semana te pueden llegar cuatro o cinco carros, pero otra no llega nada y ahí se la va uno mareando, porque hay que sacar a la familia adelante”. Filiberto, mecánico.

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l bochorno que provoca la lámina de un taller mecánico en la calle La Llave hace más notorio el olor a polvo revuelto con grasa. Bajo el cofre de una camioneta está “el mero bueno”, dicen sus empleados. Se llama Filiberto Saucedo, parco de palabras, pero lleno de historias; la principal: haber abierto su propio taller con herramienta prestada, a pesar de que un día, una rebaba le robó su ojo derecho. Sólo en momentos sus manos dejan de revisar un carburador para platicar, casi desviando la mirada, que no pudo cursar una carrera en el Tec de Saltillo, porque o estudiaba o trabajaba. Entonces su escuela fueron las agencias de autos donde comenzó lavando motores y terminó arreglando autos último modelo. Un día decidió mudar sus

Foto: Miguel Sierra

herramientas a San Antonio, Texas, pero allá no encontró trabajo como mecánico y tuvo que emplearse arreglando pisos de madera. Pronto extrañó los dados y tuercas, por eso, luego de ocho meses volvió a Saltillo. Anduvo por aquí y por allá, de chalán en varios talleres. Un día de 1996, mientras arreglaba un motor, un pedacito de hierro se le clavó en el ojo. Era Semana Santa, lo recuerda porque pocos talleres abren en esas fechas y los que lo hacen se llenan de clientes apurados. Pero, tras el accidente, Filiberto no fue llevado al Seguro Social, porque no contaba con esa prestación. Así, fue a dar a un consultorio particular. “Para pagar, tuvimos que vender un terreno de mi mamá. Nos cobraron diez y ocho mil pesos, quedé medio bien, sí veía, pero con el tiempo, no sé, algo pasó y se me desprendió la retina. Ya no pude ver”, cuenta Filiberto.

Aquello parecía un obstáculo; pero para él no. Por eso, sin prestar atención a su nueva condición, abrió su propio taller, con herramienta que le prestaron los mecánicos con los que había trabajado. Lo que siguió fue ir creciendo hasta lograr fama, aunque dice que ahora ya ni eso garantiza el pan de cada día. “Porque una semana te pueden llegar cuatro o cinco carros, pero otra no llega nada, y ahí se la va uno mareando, porque hay que sacar a la familia adelante”, cuenta el mecánico. Dice que su trabajo le ha dado muchas satisfacciones, pero que al final del día, la principal es “servir bien al cliente, hacerles un buen trabajo”, luego reflexiona un poco mientras restriega una estopa en sus manos y agrega, “no es porque se ande queriendo lucir uno con la chamba, más bien porque un detalle que yo no arregle bien le puede costar la vida al que ya me pagó por dejarle bien su coche”.


Lunes 12 de abril de 2009 VANGUARDIA 13


| Claro que ud. lo sabe

| Los menesteres del ocio

|| Por Miguel Agustín Perales

|| Por Alfredo García

1. “Es más fácil embaucar a muchos juntos que a uno solo”. Es este un aforismo de … ■ a) Heródoto; ■ b) Sófocles; ■ c) Homero; ■ d) Eurípides.

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3. El espejo enterrado es una obra de … ■ a) Enrique Krauze; ■ b) Carlos Fuentes; ■ c) Samuel Ramos; ■ d) Octavio Paz.. 4. Mimas es un satélite de … ■ a) Urano; ■ b) Júpiter; ■ c) Saturno; ■ d) ninguno de ellos.

6. La música de la canción Viajera fue compuesta por … ■ a) María Greaver; ■ b) Luis Arcaraz; ■ c) Mario Molina Montes; ■ d) Consuelo Velázquez. 7. El … es el río más largo del mundo. ■ a) Amazonas; ■ b) Congo; ■ c) Yangtsé; ■ d) Nilo. 8. … es el sentido etimológico del sustantivo tulipán. ■ a) turbante; ■ b) azucena; ■ c) testículo; ■ d) embudo.

Respuestas: 1) a; 2) d; 3) b; 4) c; 5) c; 6) b; 7) d; 8)a.

Semanario

2. “Heme aquí” es la frase con que, en el programa radiofónico La tremenda corte, responde … al ser llamado por el Secretario. ■ a) Simplicio Bobadilla y Comejaibas; ■ b) Luz María Nananina; ■ c) Rudecindo Caldeiro y Escobiña; ■ d) Perico Jovellanos y Campoflorido.

5. El electrón fue descubierto por … ■ a) Ernest Rutherford; ■ b) William Herschel; ■ c) Joseph John Thomson; ■ d) Michael Faraday.

superméndez

Lo improbable. “La verdad se construye, la verdad es siempre una versión de la verdad que colisionará con otras. Porque, en realidad... la realidad no existe. Existe un campo trazado por miles de interpretaciones, cada una de las cuales parte de un hecho verificable, pero lo insertará en un sistema interpretativo autónomo y diferenciado. Hay, así, una batalla cultural que es la batalla por las interpretaciones del mundo”: José Pablo Feinmann, filósofo y escritor argentino. Antiguas costumbres sexuales. “... una joven de doce años llamada Pola logró escapar del castillo de algún modo y buscó ayuda en una villa cercana. Pero Dorka y Helena Jo se enteraron de dónde estaba por los alguaciles del pueblo, y tomándola por sorpresa en el ayuntamiento, se la llevaron de vuelta al Castillo por la fuerza, escondida en un carro de harina. Vestida sólo con una larga túnica blanca, la condesa Bathory le dio la bienvenida de vuelta al hogar con amabilidad, pero llamaradas de furia salían de sus ojos; la pobre Pola ni se imaginaba lo que le esperaba. Con la ayuda de Piroska, el mayordomo Ficzko y Helena Jo, la condesa arrancó las ropas de la doceañera y la metieron en una especie de jaula. Esta peculiar jaula estaba construida como una esfera, demasiado estrecha para sentarse y demasiado baja para estar de pie. Por su cara interior, estaba forrada de cuchillas del tamaño de un dedo pulgar. Una vez la muchacha estuvo en el interior,

El único superhéroe de Saltillo y la región (incluyendo Ramos)

levantaron bruscamente la jaula con la ayuda de una polea. Pola intentó evitar cortarse con las cuchillas, pero el mayordomo Ficzko manipulaba las cuerdas de tal modo que la jaula se balancease de un lado a otro, mientras que desde abajo Piroska la punzaba con un largo pincho para que Pola se retorciera de dolor. Un testigo afirmó que Piroska y el mayordomo Ficzko se dieron al trato carnal durante toda la noche, acostados sobre las cuerdas, para obtener un malsano placer del tormento que con cada movimiento producían a la desdichada. El tormento terminó temprano al día siguiente, cuando las carnes de Pola quedaron despedazadas por el suelo”: De una crónica judicial del siglo XVI acerca de la condesa Erszébet Bathory (15601614), conocida en la historia como la Condesa Sangrienta por sus ritos sexuales, que consistían en bañarse con sangre caliente de decenas de adolescentes para conservar la eterna juventud. Aunque en este episodio se manifiesta más bien la crueldad y la complicidad de su mayordomo y de una de sus doncellas, que castigan a una de las jóvenes que la condesa mantenía prisioneras en su castillo, para utilizar su sangre, después del vano intento de aquélla por escapar a una aldea cercana y denunciarla a las autoridades. Junto a la chimenea. “Los troncos de leña estaban alineados con tanta exactitud como puedan estarlo los libros de un bibliófilo”: Honorato de Balzac.

Por J. Latapí


VIDEÓDROMO

Preciosa Lee daniels supo cómo convertir este melodrama en una película sólida y profunda que te mueve, te entristece y te llena de alegría

Aunque Preciosa flaquea un poco al no poder evitar caer en ciertos clichés de cine esperanzador y lagrimero (los cantos en la iglesia, la cena navideña y algunos diálogos en off), la película triunfa rotundamente y te gana gracias a la dirección del realizador Lee Daniels, a un casting perfecto y a unas actuaciones monumentales por parte de un elenco femenino que se siente completamente inspirado por esta dificil historia. Claireece “Precious” Jones (Gabourey Sidibe) es una adolescente obesa de 16 años que vive con su madre (Mo´nique) en el ghetto de Harlem, y que ha sufrido en su corta vida prácticamente todos los horrores que puede sufrir una chica marginada. Está embarazada de su segundo hijo por parte de su padre, su madre abusa física y psicológicamente de ella constantemente y los chicos de la escuela no la dejan en paz por su apariencia. Nunca ha tenido novio y vive en extrema pobre-

za, pero fantasea todo el tiempo con una vida perfecta de glamour, de la que no podría estar mas alejada. Un día, la corren de la preparatoria, y termina en una escuela para chicas emproblemadas en donde, gracias a la maestra Blu Rain (Paula Patton) y a sus compañeras de curso, Precious comenzará a reconstruir su vida y a descubrir el amor propio y la felicidad que la vida le ha negado hasta ahora. En Twitter hay un hashtag que ha sido trending topic durante semanas que lee #sufrocomoprecious. Al ver esta película, entiendo por qué es uno de los temas más discutidos en la popular red social. La vida de Precious es casi tan dramática como la novela más exagerada de Televisa, y sería difícil imaginar un destino peor para una chica de su edad. Cuando dices “ya no le puede pasar algo peor”, sorpresa, y sucede. A muchos, la historia podría parecerles exagerada, y en momentos quizá lo sea, pero el hecho es que el realizador Lee Daniels, con una mano firme y una visión honesta, supo cómo convertir este trágico melodrama en una película sólida y profunda que te mueve, te entris-

Semanario tece y te llena de alegría. Los momentos más siniestros de Preciosa son a veces tan auténticos que la película parece un documental, y a Daniels no le da miedo explorar estos lugares oscuros con franqueza y realismo. El realizador mezcla este duro y desgarrador melodrama con comedia y fantasía, lo que resulta en una película ecléctica pero sorpresivamente genuina y bien lograda. Las actuaciones, sobre todo la de Mo´nique y la novata Gabourey Sidibe, son espectaculares. La primera se transforma por completo en la monstruosa madre de Precious, al grado en que el realismo de su personaje da un poco de miedo. Es uno de esos papeles que rara vez le llegan a un actor, y esta actriz afroamericana, que merecidamente recibió el Oscar como mejor actriz de reparto por su papel, le saca un provecho impresionante. Una de las escenas finales, en el que hasta

Radar

Suena a… The Band • The Band • 1969

Por Esteban Cárdenas

escardenas@vanguardia.com.mx

Shame, shame es su sexto disco, esta vez lanzado a través del sello independiente -ANTI, una disquera de mayor tamaño que evidentemente les ha dado más Dr Dog presupuesto con que trabajar. • Shame, shame El disco está repleto de di• 2010 vertido rock and roll sacado de los sesentas y setentas, y aunque no me parece tan bueno como el formidable We All Belong del 2006, continua teniendo los característicos coros beatelescos y los detalles de producción análoga de su mejor material. Shadow People, el primer sencillo del disco, se convirtió en una de mis canciones favoritas de

Mariah Carey se luce (la cantante interpreta a una trabajadora social), es uno de los momentos actorales más sinceros y fuertes que he visto en mucho tiempo. Por su parte, Sidibe, como la tímida y gigantezca Precious, con gestos mínimos y una mirada perdida logra comunicar la tristeza mejor que muchos actores que llevan 20 años en el oficio. No solo encaja perfectamente con su personaje, sino que se adueña de el y lo reinventa, transformando a Precious, con sus cien kilos de tristeza y drama imposible, en un ser humano de carne y hueso. Aunque el guión a veces expedita ciertas pautas dramáticas y sufre un poco del cliché, toda la expectativa que rodea esta película está justificada. Preciosa es una experiencia cinemática única como su personaje principal, que vale mucho la pena descubrir.

este grupo desde la primera vez que la escuché en internet, y I Only Wear Blue, que descansa comodamente entre rock sureño y rhythm and blues es sencillamente encantadora. Con Fate del 2008 parecían haberse estancado en un solo estilo y aquel disco sonaba un poco saturado de ideas, pero quizá en parte gracias al productor Rob Schnapf, quien trabajó anteriormente con Beck y con Eliott Smith, ahora han regresado a su forma original, depurando un poco su melosidad y manteniendo la cursilería en balance, logrando así un excelente disco veraniego, de esos que tienen melodías fáciles que se te quedan grabadas tras la primera escucha.

Blitzen Trapper • Furr • 2008

The Olivia Tremor Control • Black Foliage: Animation Music Volume One • 1999

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Lee Daniels • 2009

Por Esteban Cárdenas

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