Semanario: ¿No puedes parar?

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VANGUARDIA | lunes 7 de junio de 2010 | No.225 | www.semanariocoahuila.com

Periodismo de investigación

¿no puedes

parar?

Con el aumento de casinos ha crecido el número de adictos al juego. Aquí los testimonios de quienes han perdido su vida en las maquinitas


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Libertad de expresión 1. 2. 3.

La libertad de expresión tiene enemigos fácticos que por primera vez se encuentran más del lado del dinero que del poder. Del dinero ilegal, se entiende, que por lo demás tiene congestionados los bancos del país y amenaza con envenenar las arcas de los partidos políticos. Hoy por hoy, el periodismo se ha convertido en un oficio peligroso, particularmente el que se ejerce en los medios impresos. Los medios audiovisuales se han convertido involuntariamente en los propagandistas de la capacidad económica y la capacidad de fuego de los cárteles, informando día tras día sobre ejecuciones, decapitaciones, persecuciones, balaceras y uno que otro encarcelamiento.

Los reporteros de la sección policiaca trabajan en condiciones propias de los reporteros de guerra, en la oscuridad de la noche y sin chaleco antibalas. En esta mal planificada guerra contra el narco, el Gobierno federal no es capaz de garantizar su integridad física, como en general tampoco la de cualquier civil que se encuentre por dramática casualidad en medio de una balacera, ya se trate de un niño, de un adolescente, de un estudiante universitario, de un obrero o de una ama de casa. En medio de los ataques entre los propios cárteles o de sicarios contra miembros del Ejército, ni los elementos de la Cruz Roja tienen asegurada su seguridad personal, como sí ocurre en cambio en las guerras formales, civilizadas.

Paradójicamente, los periodistas del Distrito Federal trabajan en una zona tranquila, segura, cómoda, a pesar de sus 20 millones de habitantes y de que en ella se concentre buena parte del poder económico y político del país. En cambio, los reporteros de Nuevo Laredo, de Monterrey, de Torreón, de Ciudad Juárez laboran a salto de mata, con peligro de sus vidas. Mientras el Estado mexicano no retome el control de la totalidad del territorio nacional, el oficio periodístico no podrá cumplir cabalmente con su responsabilidad profesional. La policía y el Ejército deben garantizar el ejercicio de esta profesión, como en general la del comerciante, la del agricultor, etcétera. Es lo menos que puede solicitarse en el cuarto año de esta prolongada y estéril campaña contra los poderes fácticos del narcotráfico.

| Diccionario de autores

La fauna

Semanario

Ilustración: Estefanía Barrera

Ignorancia: “El mejor modo de disimular los límites del propio saber es no traspasarlos”: Giacomo Leopardi.

Si yo fuera presidente

¿Se imagina sentado en la silla que ahora ocupa Felipe Luis Carlos Castro Valle, Calderón?

Perforador y especialista en tatuajes temporales

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Tomaría acciones para frenar la corrupción y la violencia que ejerce la autoridad. Pugnaría por una mejor preparación de los policías, en cuanto al trato que deben de tener con la ciudadanía. Ahorita lo único que pasa es que cada vez que la gente ve a un policía le tiene miedo, porque no sabes con qué personas te estás topando.

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Promovería mayor aceptación hacia las personas que les gusta esto del tatuaje.

Hay mucha discriminación, nos cae tanta gente que dice ‘oye, cómo me puedo quitar este tatuaje’, porque en las empresas no los quieren aceptar. Crearía alguna instancia que los protegiera.

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Apoyaría el talento de chavos en las diferentes disciplinas, deportivas, artísticas. Hay demasiado talento. Lo único que pasa es que cuando hay alguien bueno aquí, llegan de otro país, se lo llevan y nosotros nos quedamos sin nada.

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Haría programas educativos para que la gente conociera sus leyes. La gente es víctima de abuso porque no conoce sus leyes.

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Repartir los recursos con mayor equidad, que fuera parejo en todos los sectores, porque si el Gobierno te apoya, tú estás con él y no hay necesidad de que andes comprando el voto.

LA LICUADORA

Nadie es homogéneo, análogo, todos son una mezcla de… Una pizquita genética de fulanito, otra de menganito y una cucharadita de perenganito. Si no lo crees, ve cómo metes en una licuadora un tantito de éste, más del otro y un puñito de aquél, y luego verás quién sale:

Oscar Lara

Cornelio Reyna

Lorenzo De Monteclaro

Carlos Navarrete

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en un dos por tres Por Alfredo García

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| Prohibido NO Tocar

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i algo tenía claro al momento de salir con alguien era que no debían pasar de los 24 años. Y no porque yo sea un enfermo que busque carne

Cuestión de madurez

Semanario

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Escríbele a: maximoverso@gmail.com

Por Máximo Verso

fresca, sino por una sencilla razón: a esa edad, ellas todavía no dominan el arte de la manipulación. La verdad mi política me funcionó bastante bien porque mientras yo las buscaba chiquitas, ellas preferían la aparente madurez de mis treintas y me veían con ojos de admiración, tanto, que hasta

les daban risa mis bromas. Todas eran, cada una en su momento, guapas, tiernas, comprensivas, entregadas, atentas, consentidoras, detallistas, digamos que ideales para hacer vivir a cualquiera en un eterno paraíso. Lo único malo era que terminaban perdidamente enamoradas y yo, no podía con semejante responsabilidad. Con esto no quiero sonar egocéntrico, no se equivoquen, estoy consciente que no se enamoraban de mí por mis atributos sino por inmadurez. Incluso podría asegurar que muchas de ellas traían el vestido de novia en la cajuela, cosa que realmente me causaba terror porque yo no quería nada serio y cuando se daban cuenta de que mis intenciones eran muy pero muy ligeras, huían despavoridas de mi frialdad.

| Ménage à trois

Por todo lo anterior y por Cinthia, me di cuenta que debía subir mi rango de edad. La conocí en una cata de vinos en Monterrey (tip: buen lugar para ligar). Yo iba con un amigo que acaparó la atención de dos diputados a quienes les daba una cátedra de democracia. Ella era amiga de una de las atareadas anfitrionas así que, solitarios y aburridos los dos, nos conocimos en la mesa del Chianti, supongo que ambos buscábamos algo de carácter que nos hiciera pasar la noche más amena. No pasaron ni dos copas de vino cuando ella dijo: ¿Y no quieres probar otra cosa? Mentiría si dijera que no me sorprendió su pregunta y que no hallé qué decir, sólo atendí con la misma inmediatez de su impulso, tomé las llaves del auto y la encaminé hacia el elevador. No sean ordinarios, no lo hicimos en el elevador, sino en la azotea del edificio. Prohibido no tocar.

Únete al trío y opina en: http://untriodetres.blogspot.com/

¿Las penas con futbol son menos? Ella dice: ¿Muertos?, ¿levantados?, ¿ejecutados? Todo eso se olvida gracias al Mundial de Futbol. Ahora los temas de debate son si irá Felipe Calderón al juego inaugural entre México y Sudáfrica, si Gio estará resentido con Javier Aguirre, si Ponchito trabajará para TV Azteca o para Televisa, si tendremos la suerte de que el Perro Bermúdez se quede afónico antes del 11 de junio. Y como en este país nos encanta el melodrama, y nuestro futbol es como una telenovela con gran presupuesto, pues todos los ojos están enfocados en lo que hace nuestra querida “decepción nacional”. Este culebrón futbolero ya comenzó con las declaraciones del papá de Jonathan Dos Santos en contra de la selección mexicana y las lágrimas de Giovanni por la partida de su hermano. Pero esto apenas es el inicio, ya vendrá el drama cuando Chicharito no pueda meter goles, o cuando lleguen los penales, ese fantasma que siempre persigue a México cada mundial. ¿Las penas con futbol son menos? Yo creo que no, pero somos masoquistas y ahí estaremos, frente a la pantalla de televisor, con matraca en mano y nuestros comentarios de director técnico, esos jamás faltan. Él dice: ¡Pero por supuesto! ¿Pues qué esperaban? ¿Que le apostáramos al desánimo, a la depresión? ¿Que dejáramos pasar la extraordinaria oportunidad de conducir a las hordas de palurdos iletrados al consumismo? Si de lo que se trata es de hacer negocio, de incrementar el margen de ganancia, no de preocuparse de si la discusión pública está dominada por la filosofía. Además, para eso tenemos a los políticos: para ocuparse de los temas importantes, de la agenda global, de las

Dicen que tres cabezas piensan mejor que una... ¿será?

bolsas de valores, de las fluctuaciones cambiarias, de la tensión planetaria creada por las bravatas norcoreanas y los excesos judíos. Así que ustedes a ocuparse del Mundial. Hagan sus quinielas, prepárense para sufrir con los juegos de la Selección y, una vez que ésta sea eliminada, para atestiguar el surgimiento de un nuevo campeón del mundo. Y no piensen: eso es malo para la salud, nomás acarrea problemas, insatisfacciones y úlceras gástricas. Ya hay suficiente gente en este mundo ocupándose de pensar por ustedes. Lo importante es el futbol, ponerse la verde, apoyar a la Selección… todo lo demás es superfluo. Gay dice: Táchenme de mariconazo aguafiestas, pero lo único que faltaba era un mes completo de gente idiotizada frente al televisor. Como si no bastara con los miles de distractores que ya tenemos para que las televisoras, los políticos, los empresarios y el crimen organizado anden a sus anchas jodiéndose a este país. Cuál crisis, cuál educación, cuál sistema de justicia, cuáles ejecutados, cuál corrupción, todos eso pasó a segundo término y ahora la discusión de todos los días es si la alineación del la selección es la adecuada, que si los comerciales de Javier Aguirre son una burla, que si el Giovani Dos Santos se va a deprimir porque no invitaron al hermano y no sé qué tanta cursilería más. Todos sabemos el resultado: la Selección no pasará de octavos de final, si bien le va. Si tan sólo pusiéramos la mitad de la pasión por el futbol a discutir cómo mejorar este país, la verdad no estaríamos como estamos: en el hoyo. Yo no me pongo la verde, mejor me la fumo, pa’ relajarme y no hacer corajes.


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CRECE LUDOPATÍA

EN COAHUILA Es una enfermedad difícil de reconocer y muchos la padecen en silencio. Un estudio revela que en Torreón ya existen 20 mil personas adictas al juego. En Saltillo todavía no hay un estudio formal, pero las historias de ludopatía ya comienzan a inquietar la tranquilidad de muchos hogares. Aquí las voces de quienes fueron deslumbrados por estas máquinas... p o r v i o l e ta r o d r í gu e z y f r a n c i s c o r o d r í gu e z f o t o s : da n i e l b e c e r r i l y lu i s sal c e d o

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e tres años a la fecha, los casinos en la entidad han ido en aumento hasta sumar 14 establecimientos, con ellos ha crecido también el número de personas que desarrollaron una compulsión por el juego. Coahuila no se salva de los más de dos millones de ludópatas que existen en el país, esto de acuerdo a las cifras del Centro de Tratamiento Compulsivo-Ludopatía Samadhi. Javier González Herrera, director de este centro casi único en México y con sede en Chihuahua, realizó un estudio donde Torreón registra 22 mil personas adictas al juego, cifra menor pero igual de alarmante en comparación con los 80 mil ludópatas localizados en Monterrey y 85 mil en Guadalajara.

“La ludopatía es una enfermedad silenciosa, no hueles a alcohol o te ves con los ojos hinchados. No hay síntomas visibles” explica Javier González, director del centro, quien fue un jugador compulsivo por muchos años sin que su familia lo detectara. Una deuda de 600 mil pesos fue lo que hizo reaccionar a Javier, quien encontró un tratamiento para ludó-

patas en Estados Unidos y hoy intenta rehabilitar a adictos como él. Explica que los jugadores que no pueden parar necesitan ayuda, ya que incluso muchos llegan a delinquir o prostituirse con tal de tener dinero para seguir apostando. Ésa realidad no es lejana de Saltillo y Torreón, donde el hábito de ir a jugar ya ha sido adoptado como un entretenimiento más. Basta un

recorrido para darse cuenta cómo esto que parece un juego está provocando divorcios, endeudamiento, remate de propiedades, suicidios y prostitución. En Torreón, uno de los casos más graves de ludopatía, es el de una señora conocida como “Juanita”, quien a sus 58 años de edad, se ha quedado en la miseria por su afición a las maquinitas conocidas como “tragamonedas”. “Juanita”, viuda hace dos años, se vio en la “necesidad” de vender su casa para continuar jugando y actualmente su figura desaliñada deambula, ya entrada la madrugada, entre las máquinas de los casinos ubicados en el fraccionamiento Campestre La Rosita de esa ciudad. Ella no quiso hablar mucho del tema, sólo confesó a Semanario haber perdido no nada más los 200 mil pesos que le pagaron por su vivienda, sino que también se gasta las pocas ganancias que obtiene con motivo de la venta de tamales que ella misma cocina, de ahí que en los casinos de Torreón ya la conocen como “La Tamalera” o la mujer que pide prestado para pagar el taxi de regreso a su casa. En Saltillo, uno de los casos más famosos fue el de una maestra que

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Es común ver a la gente con amuletos o hablándole a las máquinas, incluso hay quienes mojan el monitor con un spray de buena fortuna.

Muchas personas mienten y cuando reciben llamadas se inventan que están en otra parte. Ésa es una alerta.

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llegó a rematar tres casas que había logrado comprar luego de 20 años de trabajo. La última propiedad la puso en remate por 150 mil pesos. En la búsqueda de historias, Semanario se topó con un joven de 28 años que estaba dispuesto a narrar su experiencia en los casinos de la localidad. Cuál fue la sorpresa que con tal de seguir apostando quiso vender su testimonio a este medio: “¿cuánto me pagan por la entrevista?” dijo a la reportera, quien se negó a pagar. También nos encontramos con una joven que está intentando pagar sus deudas para salir de la ludopatía, quien manifestó que ojalá desaparecieran todos los casinos, porque debido al juego, uno de sus amigos se suicidó al no poder pagar sus deudas. Historias similares se ven todos los días en los casinos que operan en la entidad, hay quienes piensan que lo único que han traído estos lugares, aparte de las grandes pérdidas económicas, es una descomposición social.

Jugadores compulsivos hablan con Semanario sobre cómo se han adentrado en un túnel donde la luz no parece llegar.

“Vivía en un mundo de fantasía”

El rumor de la máquina sonaba como una cascada melodiosa. Las luces eran un arco iris que envolvían las pupilas. Tere sentía que se moría, que su corazón se detenía. La adrenalina le emanaba por los poros. En cuestión de minutos, de un pestañeo, Tere estaba ganando 44 mil pesos en uno de los cinco casinos que hay en Torreón. Todas las mañanas presentía que ése iba a ser su día de ganar y no se iba del casino hasta cumplir una de las máximas del jugador compulsivo: El jugador no sale hasta que pierde todo. Ella no lo sabía o más bien no lo quería aceptar. Tuvieron que pasar tres años para que Tere, una mujer de 45 años, se diera cuenta. Tuvo que perder un negocio de joyería, tener conflic-


Te levantas y sólo piensas: ‘a qué hora voy a tener tiempo de ir a jugar’, te da la ansiedad. Cualquier dinero que te caiga lo juegas. El dinero te quema la mano”. Tere, ludópata de 45 años.

tos con su marido, darse cuenta que abandonó a sus dos hijos y reconocer que su salud no era la misma. “Estaba perdiendo a mi familia. Soy diabética desde los 40 años y mi salud no estaba bien. Sentía una ansiedad horrible; no podía dormir, me daba miedo quedar en una noche de esas. Ya no disfrutaba jugar. Era una desesperación”, cuenta Tere, desde un local donde cada cuatro días se reúnen jugadores anónimos en Torreón. Pero la historia de Tere se teje desde pequeña, cuando gustaba jugar a la lotería. Después llegó el primer casino a la ciudad, el Yak, una especie de bingo. En ese entonces Tere acudía ocasionalmente con sus amigas, sus primas, sus tías. Perdía 300 pesos en una tarde pero se iba contenta. Era diversión. Luego llegaron los casinos a Torreón y empezó a visitarlos para “pasar el tiempo”. Tere iba los fines de semana o cada 15 días y siempre con el consentimiento de su esposo, un agente de ventas. Tere platica que se sentía en las nubes por el trato y que al principio perdía mil pesos en una tarde y salía temblando del casino. Después, sin darse cuenta, acudía con más frecuencia y ya no iba acompañada de sus amigas, sino que se paraba sola. “Buscaba mañanas, tardes y noches para ir”, dice. “Te levantas y sólo piensas a qué hora voy a tener tiempo de ir a jugar, te da la ansiedad”, menciona Tere, quien como joyera, salía mucho a la calle a cobrar a los clientes y siempre traía dinero consigo. Fue la ruina: con dinero en mano esa ansiedad la llevó a refugiarse en la atmósfera de los casinos. Tere llegó a pasar en un casino hasta 10 horas seguidas y alcanzó a perder hasta 15 mil pesos de una sentada. En el casino, explica, se olvidaba de todo y las enfermedades se le olvidaban. Vivía en un mundo de fantasía donde el sonido y los colores

de las máquinas la volvían loca. Pero cuando en el fondo de su bolsa ya no encontraba un peso, salía del lugar. “Sales mentándote la madre, queriéndote matar, queriendo hacer de todo y es cuando revienta todo, sales a tu realidad. Me decía que era una pendeja, que si ya traía dinero, por qué me quedé. Nunca intenté quitarme la vida, pero sí lo pensé, porque llega un momento que estás hasta las chanclas de deudas, que no sabes cómo vas a salir, que piensas en que vales más muerta”. La joyería de Tere se hundió después de 20 años con ella. Se metió en problemas con agiotistas y con los bancos por no pagar sus deudas. Lo que ganaba en su negocio, en lugar de reinvertirlo se lo tragaban las máquinas de su casino preferido. Lo hacía con una sola idea: recuperarse. Sin embargo, es un círculo vicioso del adicto al juego: “si ganas, porque ganas y si pierdes, porque te vas a recuperar”. Sus niveles de deuda, recuerda, alcanzaron los 700 mil pesos, “y porque ahí topé, quizá hubiera seguido”, dice. Incluso, en una ocasión, llegó al punto que le dijo a su esposo que no tenía dinero para el negocio, él le ayudó con un préstamo de 200 mil pesos. Pagó 100 mil y la otra mitad los jugó. “Cualquier dinero que te caiga lo juegas. El dinero te quema la mano”. - ¿No se enfrentó con esas deudas a problemas judiciales?, pregunta el reportero. - El juego te lleva a tres lugares: cárcel, suicidio o muerte (o locura). Mucha gente roba y causa problemas de cárcel. Llegan a la locura. Gracias a Dios, a mí no me pasó. Después de no jugar me fui recuperando. - ¿Qué se ve en los casinos? - De todo: gente que sufre, gente pidiendo dinero, chismes, gente enferma. Me tocó en la noche una señora que iba ganando y le dio una embolia de la emoción. - ¿A qué grados llegó usted?

Maquinitas al alcance de todos

Instaladas en el centro de la ciudad, la máquinas tragamonedas son la esperanza de los desempleados y jubilados. Doña Rosa presiona con rapidez las teclas cubiertas de mugre, sigue con la mirada la luz roja que se pasea por los dibujos de frutas. Dice en voz alta “manzana” y la luz termina en esa imagen. De pronto saltan las monedas de cinco pesos. “Es la pura suerte”, dice mientras manda a su nieta a cambiar un billete de 50 pesos por monedas de cinco pesos. En los mercados y algunas tiendas, son la atracción principal de las mujeres mayores. Según explica una dependienta, la renta es barata y oscila entre los

mil pesos por mes. Ella desconoce a cuánto ascienden las ganancias pero asegura que los encargados se llevan diariamente hasta tres bolsas repletas de “morralla”. En la calle Narciso Mendoza. A las afueras del Bar Plaza. Dos máquinas tragamonedas reciben a los parroquianos. Como si se tratase de un casino al puro estilo Las Vegas, los jugadores se aferran a ganar, con un poco de tambaleo presionan los botones, su esperanza es obtener un poco más de dinero para regresar a la cantina. De acuerdo a la PGR, en el 2009 sólo se decomisaron cuatro máquinas de este tipo en Saltillo.

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‘NECESITAN MEDICARSE’ Guillermo Solís Perales, médico psiquiatra y psicoterapeuta, explicó que la ludopatía al igual que la depresión tienen alta heredabilidad y para cortar el ciclo, los pacientes necesitan ayuda profesional. Detalló que la ludopatía es un trastorno del control de los impulsos y según la clasificación más reciente del Manual Estadístico de los Trastornos Mentales, es un problema donde el individuo experimenta imposibilidad para modular sus impulsos. “Antes de llevar a cabo la apuesta de dinero o de bienes se genera una gran ansiedad, y generalmente es mitigada cuando el paciente entra a jugar y a descifrar la suerte, que es uno de los factores que más ansiedad le generan” Solís Perales, quien se desempeña como director del Centro de Salud Mental, recordó que anteriormente se consideraba la ludopatía como un problema únicamente del sexo masculino. “Antes a la ludopatía se le denominaba juego patológico, posteriormente se le clasificó como tahurería, haciendo referencia los tahures, y haciendo referencia a que era una alteración mental casi exclusiva del sexo masculino” Señaló el especialista que hoy

Son pacientes que suelen tener invertido el ciclo de sueñovigilia. Duermen en el día y juegan de noche”. Guillermo Solis, director del CESAME. se tienen índices de prevalencia de uno a uno. Por cada varón que juega, hay una mujer que juega y con una tendencia mucho mayor. Dijo que las mujeres en etapa productiva entre los 25 y 35 años de edad son las más propensas. Guillermo Solis, médico psiquiatra y psicoterapeuta, explicó que el tratamiento debe ser integral. En primer lugar, recomendó acudir con un profesional de la salud mental. “En su mayoría se tienen que medicar, son pacientes que suelen tener invertido el ciclo de sueño vigilia. Duermen en el día y juegan de noche”. Además Solís Perales expuso que se requiere una red de apoyo psicológico, con el fin de atender al cónyuge, y a la familia.

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- Enloqueces, le hablas a las máquinas, las besas, todo lo que hace uno; uno anda desesperada porque le dé dinero. Pero Tere ya no disfrutaba. Jugaba con desesperación. En más de dos años su marido no se dio cuenta de los problemas de su esposa. Viajaba mucho y entonces Tere llegó al grado de mentirle, de esperar a que hablara a las 11 de la noche de otra ciudad, colgar con él y sobornar a sus dos hijos (una hija de 17 años y un hombre de 10) para que no le dijeran nada a cambio de darles dinero de las “ganancias”. La mujer salía de casa a las 11 de la noche, dejaba ahí solos a sus niños y regresaba a las tres, cuatro de la mañana. Su marido notó su problema debido a los problemas económicos. Le reclamaba a Tere pero ella lo negaba, se excusaba que era poco dinero y que no iba diario. Su esposo contrató a alguien para que la siguiera y lo comprobó: diario Tere pisaba el casino. La obligó a ir a Monterrey a una reunión de jugadores anónimos. Su matrimonio pendía de un hilo. A Tere le importó poco y siguió jugando. Se ahogaba. Tere aceptó su adicción al juego un nueve de julio de 2008. Su matrimonio se desmoronaba

y a sus hijos los había abandonado. Perdió su confianza y la vergüenza y por si esto fuera poco, su salud no estaba del todo bien. La ansiedad la carcomía por dentro. Volvió a viajar a Monterrey y se abrió como las compuertas de una presa: lloró. Aún así recayó en tres ocasiones. Lo más difícil, comparte, fue la aceptación. Pidió el apoyo de su familia y lo tuvo. A sus hijos les pidió que no la dejaran sola. Durante tres meses vivió con chaperona, una prima que la acompañaba a todos lados. Empezó a reconstruir su negocio y su prima hacía los cobros. Tere no tocaba el dinero; su prima lo guardaba y se lo reportaba al esposo. Decidió entonces fundar en Torreón la Asociación de Jugadores Anónimos. La mayoría de sus asistentes son mujeres, quizá porque se sienten solas, opina Tere. Actualmente son sólo 15 personas las que asisten regularmente a las reuniones. Reconoce que puñados de personas entran por la puerta y al rato están de vuelta en los casinos, incluso gente que ya perdió casas, coches y familia. A Tere le gustaría que los casinos tuvieran un horario o que por lo menos colocaran alguna advertencia del peligro de la


adicción al juego, como en los cigarros. “La adicción al juego es muchas veces peor que cualquier otra adicción”, sentencia.

Esperando el día de suerte

Alejandro dice que es como una droga. Cuando sus dedos se deslizan sobre el tablero, el tiempo se detiene. Nada parece existir a su alrededor . Un hormigueo le recorre el cuerpo, su corazón late al ritmo de la máquina de juegos y ganar es lo único en su mente. Engancharte es fácil, según Alejandro basta una dosis de “ser ganador” para no poder dejarlo. Su ludopatía comenzó cuando su amiga Susana lo invitó al cine y como llegaron tarde, le propuso ir al casino. Alejandro recuerda que llevaba sólo 100 pesos en efectivo, era la primera vez que visitaba un lugar de juego y sin saber usar las máquinas ganó mil pesos. Al llegar a casa experimentó diversas sensaciones; estaba extasiado, feliz y exhausto. Esa noche armó un plan perfecto. Ganaría lo suficiente para hacer crecer su negocio de ropa y seguiría jugando todos los días. “Voy a ganar”, pensó. A las nueve de la mañana del día siguiente ya estaba esperan-

do a que abrieran. Se jugó los mil pesos que había ganado, sacó dinero del cajero y apostó más. Terminó yéndose a casa de madrugada y con 3 mil pesos perdidos. No pudo ni encender la radio del carro, estaba abatido y le ardía la garganta por los cigarrillos que había fumado. “Ya no voy a perder dinero”, dijo, pero pasaron dos días para que Alejandro pensara que la suerte había regresado. “Es que había prendido la televisión y vi una pirámide, supe que era una señal de que iba a ganar en la máquina de pirámides, nada más amaneció y me fui al casino”. Ni siquiera se miró al espejo antes de salir de casa, llegó directo al casino, “Ándale chiquita”, le susurraba a la máquina. Apostaba lo máximo permitido y seguía sin detenerse. Sólo paraba para darle una calada al cigarro o para beber refresco. No lograba ganar, “Game over”, alertaba la máquina. A punto de retirarse, le surgió la idea de que si presionaba una vez más, las figuras de la máquina podrían formar un línea y con ellas ganar. Presionó con más fuerza, cerró los ojos y pujó. La máquina comenzó a celebrar y sin darse

Es muy común ver en los Casinos de Saltillo a personas de edad avanzada que con el pretexto de pasar un rato de diversión, se juegan la jubilación.

Había prendido la televisión y vi una pirámide, supe que era una señal de que iba a ganar en la máquina de pirámides, nada más amaneció y me fui al casino”. Alejandro, un joven ludópata que todavía no busca ayuda.

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Autodiagnóstico De acuerdo al Centro de Tratamiento contra el Juego Compulsivo Samadhi, si respondes “sí” a por lo menos siete preguntas, necesitas buscar ayuda. 1. ¿Dejas de ir al trabajo o a la escuela por el juego? 2.¿Has causado infelicidad en tu vida por el juego? 3.¿Tu reputación fue afectada por el juego? 4.¿Has sentido alguna vez remordimiento después de jugar? 5.¿Has jugado alguna vez para obtener dinero para pagar deudas o resolver problemas financieros? 6.¿Disminuyó tu eficiencia y ambición a causa del juego? 7.¿Después de perder, sentiste que tenías que volver lo antes posible para ganar y recuperar tus pérdidas? 8.¿Después de ganar, sentiste que tenías la necesidad urgente de volver para ganar más? 9.¿Jugabas a menudo hasta perder tu última moneda? 10.¿Pediste prestado alguna vez para financiar el juego? 11.¿Has vendido algo alguna vez para financiar el juego? 12.¿Te sentiste reacio a usar dinero del juego en gastos normales? 13.¿Te hizo el juego que descuidaras tu propio bienestar y el de tu familia? 14.¿Jugaste alguna vez por más tiempo del que tenias planeado? 15.¿Has jugado por escaparte de una preocupación o problema? 16.¿Alguna vez has cometido, o has pensado cometer un acto ilegal para financiar el juego? 17.¿El juego te ha causado dificultades para dormir? 18.¿Las discusiones, desilusiones o frustraciones te han creado la necesidad urgente de jugar? 19.¿Has sentido alguna vez una necesidad urgente de celebrar cualquier fortuna, con un par de horas de juego? 20.¿Has considerado alguna vez la autodestrucción o el suicidio como consecuencia del juego? 12 VANGUARDIA Lunes 7 de junio de 2010

cuenta de pronto tenía a un grupo de “mirones” a su espalda. Todos querían ser parte del triunfo de 5 mil pesos, pero a Alejandro no le gustó que las personas respiraran en su espalda, dice que sintió que aspiraban su suerte. Se paró rápido a la caja, cobró y se cambió de máquina. Durante todo ese primer mes, era febrero del 2008, Alejandro apostó sin parar. Nadie en su familia sabía de su vicio, ni siquiera su novia. Sólo su amiga Susana, quien como él, también perdió los estribos en el juego. Narra que en una ocasión mientras jugaba junto a ella, le confesó que apostaría la colegiatura de su hijo, total si perdía le llamaría a su ex marido y le contaría que la asaltaron. “Ya después supe que algunas veces se prostituía. Susana se iba con los compañeros del trabajo o con los papás de los compañeros de su hijo, eso le permitía seguir jugando”. Alejandro nunca pensó que llegaría a esos extremos y aunque no tuvo que recurrir a las prostitución, tres meses después de haber comenzado a jugar, sus ahorros se acabaron, fue entonces que invitó a su novia al casino, le pidió que lo acompañara para que le diera suerte y le prestara un poco de dinero. “La llevé pero no le dije que yo ya estaba yendo todos los días, le dije que íbamos a probar suerte”. La novia de Alejandro sufrió el mismo proceso, se enganchó y pronto ya era ella quien presionaba

a Alejandro para ir al casino. “Nuestra relación se deterioró, ya ni queríamos tener sexo, preferíamos apostar y ella se la pasaba en el casino, mucho más tiempo que yo. Perdía y llegaba a la casa enojada, muy irritable”. Alejandro platica que en un año perdió el interés en su trabajo, surte poca mercancía y ni qué pensar en poner más sucursales porque ya se había gastado todo su ahorro. Confiesa que ya ni siquiera lo emocionaba la idea de casarse. “Dejé cine, antros, fiestas familiares y siempre invento que tengo algo que hacer para no ir a las reuniones, eso es bien común. Ya sólo me divierto en los casinos”. Sólo quería jugar, ya había recorrido todos los casinos de la ciudad y sabía cuales máquinas “eran ganadoras”. Alejandro ha llegado a gastar hasta 30 mil pesos en los cuatro días en que va a los casinos. “Se me van 8 horas sin darme cuenta. Tengo las deudas de la tarjeta de crédito, debo como 50 mil pesos”. Confiesa que su adicción va a tal grado que sueña con casinos. En su último sueño las máquinas se encendían a su paso, los números aparecían en la pantalla y ganaba tanto dinero que podía volver a jugar una y otra vez. Las ganancias de su negocio, que suman 30 mil pesos mensuales, las apuesta. Dice que hay veces que hasta se queda sin comer. Alejandro sabe que tiene un problema, “soy adicto”, confiesa, pese a ello no le importa seguir. Algo le dice que la suerte está cerca.


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| Claro que ud. lo sabe

| Los menesteres del ocio

|| Por Miguel Agustín Perales

|| Por Alfredo García

1. O. Henry es el seudónimo del escritor norteamericano … ■ a) William Sydney Porter: ■ b) Aldous. L. Baxter; ■ c) Edmund Stevens Langer; ■ d) Hector Hugh Munro.

Semanario

2. El Número de … expresa la relación entre la velocidad de una corriente o un cuerpo y la velocidad del sonido en el medio que los circunda. ■ a) Fibonacci; ■ b) Planck; ■ c) Mach; ■ d) Hahn.

4. “La gente, por lo general, riñe porque no sabe discutir”. Es este un aforismo de … ■ a) Julio Cortázar; ■ b) Gilbert K. Chesterton; ■ c) José Lezama Lima; ■ d) Miguel de Unamuno.

6. … (“Nuestro Señor el Desollado”) era, entre los nahuas, el dios de la fertilidad y la renovación de la vegetación. ■ a) Topiltzin; ■ b) Chicome-Ehécatl; ■ c) Xipe-Totec; ■ d) Copil. 7. El perro de la escribana es una novela de … ■ a) María Luisa Mendoza; ■ b) Brianda Domecq; ■ c) María Luisa Puga; ■ d) Guadalupe Dueñas. 8. El sustantivo sirgo, del que proviene el antiguo sirguero (moderno jilguero), significa … ■ a) cuerda de esparto; ■ b) ave melodiosa; ■ c) flor de pétalos cerrados; ■ d) paño de seda.

Respuestas: 1) a; 2) c; 3) d: 4) b; 5) b; 6) c; 7) a; 8) d.

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VANGUARDIa Lunes 7 de junio de 2010 / www.semanariocoahuila.com

3. Di quella pira es un aria de la ópera …, de Verdi. ■ a) Aída; ■ b) Rigoletto; ■ c) Luisa Miller; ■ d) El trovador.

5. El alquimista, médico y astrólogo suizo Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim es mejor conocido como … ■ a) Hermes; ■ b) Paracelso; ■ b) Nostradamus; ■ d) Anubis.

superméndez

La mano de Dios. En Viena, el joven Schubert conoció a Antonio Salieri (¿recueda usted al famoso envidioso de la película “Amadeus”, al que pintan como el verdugo de Mozart, cuando en realidad fue un honorable músico, talentoso y profesional, hecho que no interesó a los genios de pacotilla de Hollywood?) el cual quedó muy impresionado con su talento. En una ocasión Salieri, confesando su impotencia como maestro, exclamó: “Él debe ser enseñado por el mismo Dios” . Cómic. Durante sus últimos meses de vida, martirizado por una sífilis mal curada con mercurio, sustancia que terminó por causarle envenenamiento (es conocida la definición que Flaubert asentó en su Diccionario: Mercurio: Mata la enfermedad y al enfermo”), Schubert se hizo aficionado al escritor John Fenimore Cooper, uno de los primeros autores yanquis que alcanzó fama fuera de los Estados Unidos, particularmente gracias a su obra “El último de los mohicanos”. Los libros de indios y cow boys fascinaron a los niños europeos –entre ellos el mismísimo James Joyce- durante todo el siglo XIX, antes de conquistar el mundo entero cuando fueron trasladados al cómic y a la pantalla de cine, donde se convirtieron en la primera gran aportación cultural que los norteamericanos hicieron al mundo. Incrédulo lector. Franz Schubert

El único superhéroe de Saltillo y la región (incluyendo Ramos)

(1797-1828) escribió trece óperas, algunas de tema hispánico, entre las que se cuentan: “Los amigos de Salamanca”, “Alfonso y Estrella”, “La guerra doméstica”, “El castillo de la voluntad demoniaca” y “Fierabrás”. ¡Aunque usted no lo crea! Brahmsiana. El gran compositor Johannes Brahms (1833-1897), célebre por su disciplina y autocrítica, que contrastaban con el culto al genio, a la musa y a la inspiración de sus contemporáneos, los músicos románticos, dijo en una ocasión: “Componer no es difícil, lo complicado es dejar caer bajo el escritorio las notas superfluas”. Otra noche, saliendo de una reunión de amigos, espetó: “Si hay alguien aquí a quien no he insultado, le pido perdón”. En una cena celebrada en Berlín en honor suyo, el anfitrión, deseando ensalzar al gigantesco autor del Deutsches Réquiem, propuso un brindis “por el más grande de los compositores”. Brahms se levantó de inmediato de la mesa y, alzando su copa, dijo: “Por Mozart”. George Bernard Shaw, escritor satírico inglés, de ingenio algunas veces mecánico y gratuito, escribió sobre él: “Brahms es como (el poeta Alfred) Tennyson: un músico extraordinario con la mentalidad de un mediocre policía de provincia.” Honestidad. “No hay mujer honesta que no haya soñado alguna vez con dejar de serlo”: La Rochefoucauld.

Por J. Latapí


VIDEÓDROMO

El Príncipe de Persia una historia simplona que está relativamente bien contada y muy palomera

Las películas basadas en juegos de video son de las más difamadas entre la crítica, ya que suelen ser proyectos oportunistas diseñados para aprovecharse del éxito de un juego y generar algo de dinero, sin importar la calidad del producto final; lo mismo suele suceder cuando se desarrolla un videojuego basado en una película, que en sitios como Metacritic, con algunas excepciones, suelen ser destrozados por los críticos. Los videojuegos y el cine no se llevaban bien, hasta ahora. Puntos para el productor Jerry Bruckheimer y el realizador Mike Newell por lograr inyectarle a El Principe de Persia suficiente carisma e ingenio como para convertirla en la mejor adaptación fílmica de un juego de video que yo haya visto. Que quede claro que decir que El Príncipe de Persia es la mejor del género, entre cintas tan malas como Resident Evil o cualquier deplorable obra “maestra” del realizador ale-

mán Uwe Boll, es como decir que la Big Mac es la mejor hamburguesa de McDonalds, así que no esperen nada particularmente nutritivo de esta película, pero sí un montón de carbohidratos fílmicos y el sentimiento de satisfacción bobo y calórico que sólo te puede brindar la comida chatarra. El Príncipe de Persia se basa en el exitoso videojuego del mismo nombre, y nos cuenta, muy al estilo de otras películas producidas por Bruckheimer (Los Piratas del Caribe, La Leyenda del Tesoro Perdido) una historia simplona que está relativamente bien contada y muy palomera. El príncipe Dastan (Jake Gyllenhaal), un noble y despreocupado guerrero, es el hijo adoptivo del Rey de Persia, y después de una traición por alguien muy cercano a él, es exiliado del reino, y se une de mala gana con la princesa Tamina (Gemma Arterton) para proteger una daga con poderes misteriosos que podrían alterar para siempre su mundo. La relación entre Dastan y Tamina está bien desarrollada, a pesar de tratarse de una historia bastante superficial. Entre Gyllenhaal y Ar-

Semanario

terton hay buena química, y el realizador logra construir un romance que evoluciona de manera divertida entre sus protagonistas, lo que le da una base narrativa relativamente sólida, para construir una película de acción y fantasía genérica pero entretenida. Entre toda la hiperactividad, la brincadera, los espadazos y las explosiones, destaca el buen trabajo actoral de Gyllenhaal y Ben Kingsley, pero quien se lleva la cinta es Alfred Molina, que es sencillamente genial como el Sheik Amar, un canalla con un corazón de oro que vive evadiendo los impuestos y organizando unas divertidas carreras de avestruces, que termina por ayudar a Dastan en su aventura. El personaje caricaturesco al es-

Radar

tilo de Disney de Molina y algunas otras puntadas cómicas bien logradas, son algunos de los detalles que demuestran que Bruckheimer y Newell supieron cómo tomar un material riesgoso (un videojuego) y adaptarlo a una película con algo de dignidad. Aunque no es una obra maestra, El Príncipe de Persia es suficiente como para pasar un par de horas bastante entretenidas en el cine refugiado del calor. La diversión dura lo que estás en la sala, y aunque salgas y se te olvide a los quince minutos, a diferencia de decepciones blockbusteras veraniegas como Robin Hood, con El Principe de Persia sí sentirás que obtuviste algo semi-decente a cambio de tu dinero.

Suena a… M.I.A • Kala • 2007

Por Esteban Cárdenas

escardenas@vanguardia.com. mx

La música que hacen los Sleigh Bells suena como si un camión lleno de la década de los noventas conducido por Jack White hubiera atropellado a Lil´ Jon mientras este tomaba cognac con The NepSleigh Bells tunes: si bien no es algo nece• Treats sariamente sofisticado, vaya • 2010 que el sonido de este dueto integrado por el multi-instrumentista Derek E. Miller y Alexis Krauss en las vocales, es original. A finales del 2009 un demo de Sleigh Bells dio vueltas por el internet tan rápido como si fuera pornografía, y tenía alborotados a miles de blogueros hasta que M.I.A los firmó a su sello discográfico N.E.E.T, donde lanzaron este LP tan anticipado.

Treats es un álbum abrasivo e ingenioso de electro-noise-punk-quien-sabe-qué-mas muy ruidoso, como si para grabarlo hubieran utilizado los afamados amplificadores de Spinal Tap que en lugar de llegar a 10 en su manija de volumen llegaran a 11. Hay que darles crédito a éstos por su originalidad y su inventiva para convertir ingredientes sencillos en algo que suena tan fresco y novedoso. El disco rebosa de guitarras punketas, acompañadas por ritmos hip-hoperos sintéticos y unos coros pegajosos que seguro estarán sonando en las pistas de baile de todo el mundo. Si Treats, con todo su ruidoso y divertido desmadre no hace que te sangren las orejas, seguro te pondrán a mover la cabeza como si tuvieras 17 y te acabaras de tomar tu primera caguama mientras escuchabas un disco de Ministry.

Uffie • Sex Dreams and Denim Jeans • 2010 The Kills Keep Your Mean Side • 2003 •

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Mike Newell • 2010

Por Esteban Cárdenas

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