Víctimas en acción

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Periodismo de investigaci贸n VANGUARDIA lunes 9de diciembre de 2013 / No.403

V铆ctimas en acci贸n El horror toc贸 sus vidas y hoy se unen para hacer valer sus derechos de justicia y paz


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Víctimas en acción

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VANGUARDIa Lunes 12 9 de agosto diciembre de 2013 de 2013 /

por francisco rodríguez

El horror tocó a su puerta y hoy crean un grupo que se llama Vida, donde intentan reparar los daños que les ha dejado esta guerra y exigir justicia


VANGUARDIa Lunes 12 9 de agosto diciembre de 2013 de 2013 /

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Ramiro, tu pequeño recibió un disparo en su cabecita, esa que te cabe en tu palma de la mano. Patricia lo abraza con el mismo amor que hace 240 días cuando lo cargó por primera vez.

Vicky, ya tienes que dar el dinero del rescate. Pides hablar con tu hijo, un muchacho fornido de 1.90 metros pero nunca lo ponen al teléfono. Te piden dejar el dinero en un tambo de basura. Te aseguran que al día siguiente dejarían a Javier frente a tu casa. Nunca lo hacen.

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alías de misa y te esperaba el infierno, Ramiro. Era 26 de diciembre de 2010 cuando volvías a tu casa que todavía olía a navidad pero la guerra se te atravesó. Te encontró con tu esposa Patricia y tu bebé Santiago, de apenas ocho meses de vida. No sabes cómo pero en un pestañeo miras a unos adolescentes descargando plomo hacia un taller mecánico en el centro de Lerdo, Durango, en tu Comarca Lagunera. Desde el taller responden las balas. Un niño carga un R-15. No puede sostener el arma, es como si cargara una víbora que devora tu familia. “El bebé tiene sangre”, te grita tu esposa. Tu pequeño recibió un disparo en su cabecita, esa que te cabe en tu palma de la mano. Patricia lo abraza con el mismo amor que hace 240 días cuando lo cargó por primera vez. Pisas el acelerador de tu camioneta con todo el peso de tu pie nervioso. Esquivas coches, te pasas los rojos. No sabes por qué pero los pistoleros te están siguiendo. Esta

no es una película. Eres tú perdiéndolos de vista para salvar a tu familia. Llegas hasta el hospital San José, en Gómez Palacio. Un neurólogo te dice que no pueden hacer nada, que tienen que llevarlo a Torreón. Nomás le vendan la cabeza al bebé. Nadie lo estabiliza. Llegas al Sanatorio Español pero no te atienden. Te exigen una tarjeta de crédito que garantice el pago y así poder prender la máquina que necesita tu bebé. Esperas 15 minutos, tic tac en cámara lenta hasta que llega tu padre con la tarjeta. Ningún médico tuvo concesión contigo. Para ellos los minutos costaban pesos, para ti costaban la vida de tu hijo. A Santiago lo declaran en coma. Entonces te das cuenta que también Patricia, tu esposa, está mal. El bebé que lleva en el vientre ha decidido no llegar a esta tierra. Pasan dos días de infierno y pides una segunda opinión. Un médico militar te asegura, Ramiro, que en el Sanatorio Español están mintiendo. Tu hijo no está en coma, tiene muerte cerebral. El 28 de diciembre tu angelito muere. A tu matrimonio el dolor los está matando lentamente. Pierdes tu trabajo como administrador en una quinta. Se tienen que desplazar de Lerdo a Torreón porque el

miedo ha llegado a vivir a tu casa. Para los diarios y el mundo, la muerte de Santiago fue una cifra más. Para ti y tu esposa Patricia es una herida que nadie contabiliza, es como vivir mutilado. ¿Cómo no vas a estar deprimido? ¿Cómo no te vas a encerrar por años? Miras a tu esposa y está muerta en vida como tú. Uno de esos días que visitaban la iglesia ves un cartel que anuncia una conferencia sobre la Ley General de Víctimas y decides ir. Ahí observas que no eres el único con ese sufrimiento que está rasgando tu alma, son cientos. Entonces Patricia y tú, deciden que es hora de levantarse. De vivir con ese dolor pero vivir. Formas Grupo VIDA (Víctimas por sus Derechos en Acción), tu segunda familia. Recuerdas que eres psicólogo clínico infantil y decides atender a los niños de las familias víctimas de la violencia: huérfanos de padres asesinados, pequeños corridos de los colegios porque los directores consideraron a la familia como un peligro o porque las maestras no pueden controlar las crisis de ansiedad de los pequeños, niños con sed de venganza, hambrientos de una figura paterna, corroídos por el odio; adultos con síndrome de estrés postraumático, con fobias sociales, trastornos de ansiedad, depresiones, ataques de pánico. Secuelas que, lees, son comunes de quienes


No volviste a oír su voz. A tu hija la mataron junto a su esposo Raúl en un ataque al taller mecánico de la familia. Ahora tus cuatro nietos sólo te tienen a ti, Dolores.

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LA ABUELA DOLORES, MADRE A LOS 60 “Voy a llevarle una malteada a Raúl. Al rato vuelvo”, es lo último que te dijo Carmen, tu hija mayor el 18 de octubre de 2012, el año donde oficialmente se documentaron 580 homicidios dolosos. No volviste a oír su voz. La mataron junto a su esposo Raúl en un ataque al taller mecánico de la familia. Tus nietos están huérfanos Dolores. Es apenas mediodía. Quien te da la noticia es tu otra hija. Tú no lo crees, llamas al celular de Carmen y sólo escuchas un timbre que se extiende sin respuesta. Marcas otra y otra vez… Tu esposo está operado, tiene clavos en la pierna y no puede caminar; tiene los meñiscos destrozados. No hay quien te acompañe. Avisas a tu nieto “Josué” (nombre ficticio). Tomas un taxi y acudes con el llanto amordazado al pecho. Te resistes a creerlo. Cuando llegas miras una ensalada

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viven en estado de guerra. Contabilizas v zzz cerca de 150 pequeños tan solo de las familias de Grupo VIDA. Buscas apoyo del gobierno de Coahuila. Te lo niegan porque tu hijo fue atacado en la Laguna de Durango. No importa. Nada te detendrá. Casi tres años después nace Zoé y Emilio ya viene en camino.

de diversas policías que toman nota, fotos. Dos cuerpos cubiertos por sábanas blancas. El dictamen que se escucha: “se negaron a pagar derecho de piso”. No te cuadra Dolores. Tus sospechas son otras pero nunca pones denuncia por miedo; de todos modos nadie investiga. El asesinato de Raúl y Carmen es uno de tres mil homicidios en cinco años en esta región

Laguna; kilos de expedientes que nadie ha revisado. A tus 60 años, Dolores, pensionada desde hace nueve, tienes que empezar otra vez a criar niños. Tu nieto mayor, “Josué” ya tiene 21 años. Él se queda a vivir en el mismo hogar. “Renata” apenas cumplió 15 años, está en la prepa. “Pedro” tiene siete y la pequeña “Sol” seis años.

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El niño es despierto. Pregunta por qué su mamá no fue por él a la escuela. Les explican que unos hombres malos pasaron por la calle disparando al aire y que unas balas terminaron en sus padres. El niño quiere venganza. Se cuestiona. Se levanta por las madrugadas preguntando por ellos. El sufrimiento de tus nietos es lo que más te duele. Quisieras, Dolores, vaciar el dolor de ellos en tu pecho. A Pedro y Sol los discriminan del colegio Jefferson. Las maestras argumentan que no existe legalmente un tutor, que son hijos de nadie. “Soy la abuela”, reclamas pero voltean la cara. Denuncias la victimización en la Comisión Estatal de Derechos Humanos pero en la escuela lo niegan. Tienen que mudarse a otro colegio. Necesitas la patria potestad de los niños. No tienes tiempo de llorar. Te piden hasta las actas de defunción de los padres de tu yerno. Recorres registros civiles en Torreón con el alma colgando en cada esquina. Tu esposo Hilario sigue sin poder levantarse. No puede ayudarte. Eres una sonámbula tomando autobuses en esta ciudad azotada por la violencia. La familia

de tu yerno se aleja. Se olvida de los niños. Tu vida se mueve. Pides que el vértigo del mundo se pare. A veces no hallas puerta. Te enteras que tu hija y su esposo dejaron deudas en bancos y lo peor es que están a nombre de Josué, el mayor de tus nietos. Deben pagarlas. Al pequeño Pedro le diagnostican déficit de atención e hiperactividad. “Tengo el corazón negro de un lado, lleno de coraje y odio, y del otro lado está rojo”, te dice todavía a sus ocho años. “Voy a matar a los que mataron a mis papás”, te asegura. “De quién te quieres vengar. Quienes los mataron lo más seguro es que ya estén muertos”, le respondes. Es el diálogo de una abuela de 60 años con su nieto en esta región del norte de México. Aprendes a vivir con eso. La pequeña Sol está bien, no dimensiona el problema. Renata es solitaria, se enfurece fácilmente, se encierra en su cuarto y no habla. Se aparta de todos. Tú haces tareas de primaria y subes a viejos camiones para alcanzar citas en juzgados. Te unes al Grupo Vida y no vuelves nunca más al taller. El pequeño Pedro es

una bomba de tiempo. Hay que cuidarlo y ponerle atención. A veces no puedes, te rindes, pero ahí está el grupo para apoyarte. Acudes a cada protesta o reunión. Una mañana ceniza llegas hasta la escuela Miguel Hidalgo, en Torreón, donde el grupo empezará con trabajos y proyectos para ayudar a niños víctimas de violencia. En el reducido patio escolar cuentas que Carmen era la mayor de cinco hermanos. A los 18 años tuvo a su primer hijo, Josué. Se separó del padre porque la golpeaba y conoció a Raúl, con quien tuvo a tres hijos. Ambos se convirtieron al cristianismo y un año antes de su asesinato, se casaron por la iglesia de Shalom. Cuentas, también, que Carmen solía visitar el Cereso de Torreón, a donde llevaba ropa y la palabra de Cristo. “Soy rica desde que conocí a Cristo”, reiteraba a amigos y familia. Era alegre, con una sonrisa dibujada en el rostro. Acudía a grupos de oración y era servicial. Como pareja, Raúl era cariñoso con sus hijos y ella era quien los regañaba y les llamaba la atención. Él los apapachaba y consentía. Ese es tu recuerdo, tu memoria.


Empiezas una búsqueda firme. Comienzas a abandonar paulatinamente tu trabajo como contadora. En la Procuraduría no te hacen caso. Reniegan cada que te ven. Interpones una denuncia en la Comisión Estatal de Derechos Humanos y sale peor porque se enfadan contigo.

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Testimonio de Tere, quien busca a su hermano Lalín.

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TERE TIENE LA MESA SERVIDA PARA TI, LALÍN Acaba de empezar el mes de febrero de 2013 y tus hermanos, Tere, no encuentran a Lalín, el sexto de siete hermanos que son. Lo viste esa mañana y ya no sabes nada de él. El teléfono está apagado. Vas a su casa, en un fraccionamiento por el monumento al Manto de la Virgen, en Torreón y no hay rastro. No solo no está tu hermano, sino que se robaron objetos y una camioneta que tenías en esa casa. Lalín, un vendedor de autos de 50 años, está desaparecido. A ti y tu familia no les cae el veinte. Van y ponen la denuncia en la Procuraduría de Justicia; le pides al Ministerio Público que reclame las grabaciones de la empresa que vigila el fraccionamiento pero no mueven nada. En este estado los gobiernos entierran a los desaparecidos, los dan por muertos o los tachan de vagos que un día retornarán. Simulan investigaciones. Te dicen que al rato regresa, que ha de andar bebiendo unos tragos. Tu vida, llena de trabajo y unión familiar, está girando estrepitosamente. No sabes por qué, si solías orar en tu apostolado por el ambiente de violencia de tu ciudad. El Ministerio Público te pregunta si tu hermano era gay, sólo porque no estaba casado. No entiendes, insistes. Empiezas una búsqueda firme. Comienzas a abandonar paulatinamente tu trabajo como contadora. En la Procuraduría no te hacen caso. Reniegan cada que te ven. Interpones una denuncia en la Comisión Estatal de Derechos Humanos y sale peor porque se enfadan contigo. Cambias de MP porque el primero no hace nada. El segundo es la misma historia. Vas en el tercer funcionario. Te frustra ir a pedir avances porque sientes que hablas con una pared. Los funcionarios te reclaman que hay decenas de personas que vienen a poner la denuncia y ya no regresan. ¿Por qué tú sí estás cada semana?, te critican con cara de doberman enojado. Pasas horas esperando te atiendan y sólo atinas a mirar que caminan por los pasillos comiendo un lonche y carcajeándose de la burocracia. No hay pistas, no hay investigación, no hay huella del paradero de tu hermano. No hay voluntad en buscarlo. Te deprimes. La familia vive atemorizada; colocas candados hasta para las ventanas. Piensas en Lalín, si estará pasando frío, si tiene qué comer, si está vivo o muerto. Tu familia se mantiene unida. Por momentos te desesperas pero no te rindes. La fe y esperanza de verlo con vida te mantiene de pie.

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Señora, Javier se fue con unos amigos y ya no me contesta el teléfono y no se reportó. Siempre avisa. Ya fui a buscarlo”

No andes con esa camioneta, no llames la atención. Tu personalidad llama la atención”

Vuelves a casa y el tiempo pasa en cámara lenta, tan lenta que ya han pasado cuatro años y no te devolvieron a tu hijo.

CASO DE VICKY ACHEM, QUIEN ESPERA NOTICIAS DE SU HIJO.

Eso te hace llegar hasta la conferencia de La Ley General de Víctimas, invitada por el padre Ignacio Wong y tu párroco Jesús de la Torre. Ahí conoces a Miguel Villarreal, miembro de Laguneros Por la Paz. Te habla del Grupo Vida y empiezas a acudir a las reuniones. Observas que en grupo la presión tiene más peso, les hacen caso. En agosto – cinco meses después- la Procuraduría pide las grabaciones del fraccionamiento pero la empresa de seguridad no es la misma y las grabaciones ya las destruyeron. Tu familia sigue reuniéndose periódicamente. Sólo falta Lalín. Casi nadie sabe que tu hermano está desaparecido. Optaron por mencionar que está de viaje. No dejas sola la casa de tu hermano y siempre le tienes comida hecha para cuando regrese.

SEGUISTE LAS INSTRUCCIONES VICKY… Un presentimiento en tu corazón no te deja dormir, Vicky Achem. Sabes que se trata de Javier, el mayor de tus dos hijos. No concilias el sueño y el incipiente frío de un cuatro de noviembre de 2009, te zarandea las piernas. A las tres de la mañana del cinco de noviembre, el teléfono irrumpe el silencio lúgubre de tu insomnio. Es Fanny, tu nuera. “Señora, Javier se fue con unos amigos y ya no me contesta el teléfono y no se reportó. Siempre avisa. Ya fui a buscarlo”, te dicen al otro lado del auricular. Avisas a Javier Reyes, tu ex marido, padre de Javier. Son las tres de la mañana y el celular retumba. Es Javier tu hijo. Contestas y nadie responde. El silencio estridente del otro lado. Lo buscan en hospitales, en los separos

municipales, en la cárcel. No lo hallan. Tu instinto de madre reconoce que esto será un secuestro, y pides a tu nuera que esté preparada. La cabeza te martillea al recordar los consejos que le dabas a tu hijo, un industrial de 30 años cuyo negocio crecía como la espuma: “No andes con esa camioneta, no llames la atención. Tu personalidad llama la atención”, le pedías. Nunca te hizo caso. Cuestionas a los amigos con los que se vería. Todos afirman que el plan se desbarató y nadie lo vio. Dudas de ellos. Aprovechas contactos en tu trabajo dentro de la Fundación Colosio, del PRI y consigues que te abran las puertas en el área de Antisecuestros. Acudes con tu nuera y apenas se sientan, tu celular suena.


Lo pones en alta voz para que escuchen los investigadores. Son los secuestradores. Los oyes lanzarte una retahíla de amenazas. Aún es fecha que recuerdas ese sonsonete de merolico de feria. Miras a los estatales musitando entre ellos y te das cuenta por sus reacciones que estar con ellos será como pedirle a un niño de primaria que resuelva una ecuación física. Consigues que te apoyen los militares. Investigan teléfonos y jaquean la computadora de tu hijo. Rastrean llamadas desde Nuevo Laredo, Tamaulipas y Gómez Palacio, Durango. Nunca encuentran nada. Los militares te dicen que probablemente se lo llevaron a otro lado. A la cuarta llamada de los raptores te piden lleves las camionetas de la familia: una crosfox, una murano y una nitro. Te piden dejarlas en una colonia residencial de Torreón; sin seguros, con las llaves puestas debajo de los tapetes. Los militares lo saben pero no son para poner algún maldito GPS dentro de los automóviles. En este país corrupto, los secuestradores pueden subirse a tres camionetas, arrancarlas y pasearse por la ciudad como turistas.

Transcurre una semana y tienes que dar el dinero del rescate. Pides hablar con tu hijo, un muchacho fornido de 1.90 metros pero nunca lo ponen al teléfono. Maldito el día que confiaste en secuestradores. Al fondo sólo escuchas risas. El Ejército sigue a tu lado. Te piden llevar el dinero a una escuela deteriorada del centro y dejarlo en un tambo de basura. Únicamente billetes de 200 y 500 pesos. Te aseguran que al día siguiente dejarían a Javier frente a tu casa. Los militares quieren llevar gente vestida de civil, pero optas por no permitirlo porque piensas que si no ves a tu hijo pueden dar la orden de matarlo. A lado de tu nuera dejan el dinero por la madrugada y huyen. El frío te espabila. Vuelves a casa y el tiempo pasa en cámara lenta, tan lenta que ya han pasado

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cuatro años y no te devolvieron a tu hijo. Dafne y Foad, tus nietos (5 y un año entonces), preguntan por su papá. Tu nuera Fanny no sabe qué hacer y le aconsejas que les hable con la verdad. A ti no te gusta el silencio ni el autoengaño. La primera reacción de la niña es esconderse en la sala y llorar en posición fetal. El pequeño, Foad, aún recuerda cuando su padre lo cargaba. A Dafne le falta aire, el oxígeno que le daba su padre.

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Grupo Vida le da al Gobernador una propuesta de ley a víctimas, él les responde que no es el indicado de legislar. En el primer año, mucha gente se acerca a ti y tu familia. A tu ex esposo le afirman que saben dónde está, que tienen contactos, que saben quién lo secuestró; le piden dinero y él, con la esperanza frágil, entrega y sigue a todos. Al año, tu ex esposo aparece ejecutado en un terreno baldío. Han pasado cuatro años y sabes que ese dolor tuyo es un proceso que hay que caminar en él. Sabes que no encontrarás fórmula para sanar la herida. Tus lágrimas no terminarán nunca. Reconoces que son mínimas las posibilidades que Javier esté vivo. No fue un desaparecido como el de miles de familias coahuilenses, tu hijo fue secuestrado, pagaste rescate y nunca lo volviste a ver. La familia de tu ex marido invade el negocio. Se posesionan de él. A ti, tu hijo Zamir y tus nietos los hacen a un lado. Existe un juicio de despojo en el Ministerio Público. Te preguntas en qué momento perdimos el alma: A tus nietos los quieren correr del colegio porque creen que el papá era peligroso. Los victimizan, los discriminan.

Eso te da coraje y tú no quieres rendirte. Ningún amigo de tu hijo se acercó. Te quedas sola. Tu nuera busca un juicio de presunción de muerte pero después se detiene. Vas a la conferencia sobre la Ley General de Víctimas y ves a Ramiro Ornelas enfrente de ti. No lo conoces. Después será tu amigo y formarán el Grupo Vida. Cargas con 62 años y la educación de un padre migrante libanés. Eres licenciada en Trabajo Social y decides apoyar a otras familias, ser su confesionario. Hay quien te dice que pares, que ya no verás a tu hijo, que sigas con tu vida, que te estás lastimando, que bajes las manos y tú nomás piensas que eso no se le puede pedir a una madre. Nunca. DERECHOS HUMANOS DE A PIE Es un viernes lluvioso de noviembre y Grupo Vida tiene su reunión semanal en la Vicaría de Pastoral, de la Diócesis de Torreón. Ahí están Ramiro, Vicky, Dolores y Tere. También está la señora Silvia Ortiz, esa estoica mujer que lleva nueve años buscando a su hija Fanny, una jovencita entonces de 16

años, que desapareció en Torreón la noche del cinco de noviembre de 2004. Silvia Ortiz es quien de algún modo lleva la batuta. Ha recorrido todos los pasillos burocráticos y se ha convertido en detective del caso de su hija. También está la señora Alejandra, madre de Pablo Armendáriz Vela, acusado de ser autor intelectual del homicidio del empresario Carlos Valdés Berlanga. En el Grupo, aseguran que Pablo es golpeado dentro de la cárcel y están preocupados por él. La última vez que lo vieron tenía marcas de que lo quisieron ahorcar. Dolores se queja que en el Ministerio Público le dejaron tarea. “Primero me recibieron y me dijeron que qué había de nuevo. Un cinismo total. Luego me dejaron tarea, que tenía que investigar no sé qué. Es el colmo”, se queja en la reunión. Otra mujer que tiene un hijo desaparecido pide calma. Asegura que si ella no supiera callarse, ya no tendría ningún hijo. Se quejan, también, que las autoridades se hicieron pendejas con las peticiones para apoyo de las familias como despensas, trabajo, becas escolares.


Al gobierno no se les ve las ganas de hacer nada. El estado tuvo que habernos cuidado, los evidenciamos y no nos quieren. Somos caros, las prótesis, las atenciones psicológicas, el medicamento. Pero nos movemos. Artistas nos apoyan para que los niños puedan sublimar la violencia. Esto es como sociedad y vamos a salir adelante. Pero no quiere decir que no les vamos a exigir”.

Silvia Ortíz tiene a su hija

Ramiro Ornelas perdió a su bebé en una balacera.

Inicia un debate sobre cuidar la imagen del grupo y no convertirse en uno “pediche”; que mejor se exijan investigaciones. Silvia Ortiz menciona que no deberían estar preocupándose por lo que digan o piensen los demás. “A mí me dicen que vivo del narco y me vale”, comparte. Reclaman que en despensas pasadas que les entregaron, venía frijol viejo y apenas cuatro cuadernos escolares. “Nosotros no pedimos que desaparecieran a nuestros hijos o que los mataran o que nos dejaran huérfanos o viudas”, insiste la señora Silvia. Grupo Vida incomoda a autoridades. La noche del miércoles nueve de octubre los miembros acudieron hasta la Unidad Deportiva de Torreón, donde el gobernador Rubén Moreira tenía programada una gira de trabajo. Le exigieron una cita para aterrizar la Ley

General de Víctimas y demandar sus derechos como tales. El mandatario se comprometió a atenderlos una semana después en Saltillo. Las familias se trasladaron hasta la capital pero el gobernador nunca se apareció. El 28 de octubre, en otra visita del gobernador a Torreón, las familias de Grupo Vida lo increparon en un evento matutino y frente a las cámaras. Dos días después, por la noche, les cedió una hora para platicar. “El gobernador es fuerte, autoritario, nadie le puede debatir”, dice Ramiro Ornelas. Grupo Vida busca ser un grupo de fondo que haga valer la Ley General de Víctimas. Tienen una propuesta para una ley estatal que presentaron al Gobernador, pero aseguran que éste les comentó que no hace las leyes. “Al gobierno no se les ve las ganas de hacer nada. El estado tuvo que

habernos cuidado, los evidenciamos y no nos quieren. Somos caros, las prótesis, las atenciones psicológicas, el medicamento. Pero nos movemos. Artistas nos apoyan para que los niños puedan sublimar la violencia. Esto es como sociedad y vamos a salir adelante. Pero no quiere decir que no les vamos a exigir” resume Ramiro. El miércoles 20 de noviembre, Grupo Vida lanzó su cruzada en apoyo a los niños víctimas de la violencia. Los integrantes visitarán escuelas de La Laguna donde ofrecerán pláticas que inciten a construir la paz y actividades artísticas impartidas por voluntarios. Bajo la coordinación de Ramiro Ornelas, llevarán a cabo un proyecto psicopedagógico donde detectarán y atenderán niños con secuelas emocionales producto de la violencia.

Miguel Valdés, de Laguneros por la Paz, en una plática sobre construcción de paz a niños de la escuela Miguel Hidaldo.

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Nosotros no pedimos que desaparecieran a nuestros hijos o que los mataran o que nos dejaran huérfanos o viudas”

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| Claro que ud. lo sabe || Por Miguel Agustín Perales 1.- Suomi es el nombre autóctono de …

5.- El Atlas es un sistema montañoso situado en …

2.- En …, novela de caballerías, el protagonista lucha a mordiscos contra un perro alano.

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■ a) Tirante el Blanco ■ b) Lisuarte de Grecia ■ c) El caballero Platir ■ d) Palmerín de Inglaterra.

3.- La Gran Mancha Roja es una muy conocida característica del planeta … ■ a) Marte ■ b) Neptuno ■ c) Venus ■ d) Júpiter.

■ a) Julio Aldama ■ b) Emilio Fernández ■ c) Noé Murayama

■ a) América ■ b) Asia ■ c) Oceanía ■ d) África.

6.- … es, en la historieta de Gabriel Vargas, el hijo adoptivo de la familia Burrón. ■ a) Ruperto Tacuche ■ b) Fóforo Cantarranas ■ c) Floro Tinoco ■ d) Susano Cantarranas.

7.- Hacedor de estrellas es una novela de … ■ a) Olaf Stapledon ■ b) Fritz Leiber ■ c) Theodore Sturgeon ■ d) James Blish.

8.- La primera de las 4 apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, ocurrió el … de diciembre de 1531. ■ a) 8 ■ b) 12 ■ c) 9 ■ d) 10.

A l p re s i d e n te Pe ñ a l o h a n d e s p e i n a d o l a s c i rc u n st a n c i a s y d e u n m o d o s eve ro. S u p rove r b i a l co p e te l u ce d i ez m a d o ya p o r l a s p r i m e ra s c a n a s . E l p r i m e ro d e d i c i e m b re s e c u m p l e u n a ñ o d e q u e u n a t u r b a d e j óve n e s a n a rc a s b o i co te a ro n s u to m a d e p o s e s i ó n . ( N ó te s e q u e l a t u r b u l e n t a a n é cd o t a s e i m p o n e e n l a m e m o r i a a l a p a rato s o y va c u o a c to o f i c i a l ) . L a d e c a pitación en 1989 de Joaquín H e r n á n d ez G a l i c i a f u e u n a c i rugía limpia y eficaz, digna de l a i n te l i g e n c i a s u p e rd o t a d a d e Carlos Salinas de Gortari, que n o t ra j o m ayo re s co n s e c u e n cias sindicales ni sociales. El e n c a rce l a m i e n to d e l a m a e st ra E l b a E st h e r G o rd i l l o, o b ra d e u n e q u i p o b i s o ñ o y o b t u s o, h a te n i d o co n s e c u e n c i a s i n c a l c u l a b l e s , q u e to d av í a n o s e d e j a n s e n t i r d e l to d o e n l a v i d a n a c i o n a l . A m e d i a d o s d e e ste a ñ o, l o s m a e st ro s d e l a C N T E to m a ro n e l a e ro p u e r to i n te r n a c i o n a l y e l zó c a l o c a p i t a l i n o, co n u n a d i s c i p l i n a y u n a e f i c a c i a q u e j a m á s m o st ra ro n l o s m a c h e te ro s d e Ate n co. Lo s C a b a l l e ro s Te m p l a r i o s y l a Fa m i l i a d e M i c h o a c á n h a n co n st r u i d o u n m ov i m i e n to i d e o l ó g i co - m i l i t a r q u e s u p e ra co n m u c h o l a g u e r r i l l a d e có m i c d e l E Z L N ,

q u e ya s ó l o v i ve e n l a m e m o ria del obispo de saltillense R a ú l Ve ra . L a g u e r ra d e l n a rco, que ha pasado a segundo plan o e n l o s m e d i o s d e co m u n i c a c i ó n p o r o rd e n p re s i d e n c i a l , n o p a re ce te n e r f i n . M e j o r d i c h o, s ó l o te n d rá f i n h a st a q u e s e l e g a l i ce e l u s o d e n a rcó t i co s e n to d o s l o s e st a d o s d e l a U n i ó n A m e r i c a n a . P o r fo r t u n a p a ra e l p re s i d e n te P e ñ a , M i g u e l Á n g e l M a n ce ra e s u n t i p o g r i s y t i m o rato, q u e n o p roye c t a l a m á s m í n i m a s o m b ra , a d i fe re n c i a d e l o o c u r r i d o d u ra n te e l s exe n i o Fox-A M LO. D e h e c h o, e l g a b i n e te p a re ce e st a r e s p e ra n d o l a te m p o ra d a n av i d e ñ a p a ra o r denar al PRIAN que apruebe la re fo r m a e n e rg é t i c a , d e m o d o q u e l a voz d e l P ro fe t a re s u l te s o fo c a d a e n t re l a s r i s o t a d a s d e l o s s a n to c l o s e s y l a s d e c l a ra c i o n e s i d i o t a s d e M a d e r i to G u st avo. Au n q u e h a i n te n t a d o p re s e n t a r s e co m o e l p re s i d e n te d e l a s re fo r m a s , P e ñ a N i e to n o t i e n e m u c h o q u e ce l e b ra r p o r e sto s d í a s . Au n q u e e l p re s u p u e sto d e l p róx i m o a ñ o l e f u e a p ro b a d o d e m a n e ra re l á m p a g o p o r s u s e m p l e a d o s d e l P R D, e l P R I y e l PA N , to d o s s a b e m o s q u e e l a ñ o e n t ra n te s e rá p a ra é l p e o r d e l o q u e f u e e l p re s e n te p a ra B a ra c k O b a m a .

1) c; 2) a; 3) d; 4) b; 5) d; 6) b; 7) a; 8) c.

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4.- En El rincón de las vírgenes, película basada en el cuentoAnacleto Morones, de Juan Rulfo, el papel protagónico es desempeñado por …

Por Alfredo García

Su primer año

■ d) David Reynoso.

■ a) Islandia ■ b) Noruega ■ c) Finlandia ■ d) Suecia.

en un dos por tres

superméndez

El único superhéroe de Saltillo y la región (incluyendo Ramos) Por J. Latapí


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