Zuleima Zamora
En la memoria del viento estado Vargas
En la memoria del viento Poemas y cuentos
© Autor: Zuleima Zamora © Compilador: Juan Segundo Vasquez Hernández © Fundación Editorial El perro y la rana, 2016 Centro Simón Bolívar, Torre Norte, piso 21, El Silencio, Caracas - Venezuela, 1010. Teléfonos: (0212) 768.8300 / 768.8399. comunicaciones@fepr.gob.ve editorialelperroylarana@fepr.gob.ve www.elperroylarana.gob.ve www.mincultura.gob.ve/mppc/
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Red Nacional de Escritores Socialistas de Venezuela / Vargas
Consejo Editorial Popular: Yulima Franco/ Marilyn Gutiérrez / Maritzol Patiño /Eudez Narváez /Escarlú Mata / Carla Hernandez / Jose Luis Urbano. Diagramación: Escarlú H Mata B Corrección: Marilyn Gutiérrez / Maritzol Patiño Edición: Sistema de Editoriales Regionales - Vargas Impresión y montaje: Carla J Hernández L
Depósito Legal: DC2018001159 ISBN 978-980-14-
IMPRESO EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
En la memoria del viento Poemas y cuentos Zuleima Zamora Compilador Juan Segundo Vรกsquez Hernรกndez
El Sistema Nacional de Imprentas Regionales es un proyecto editorial impulsado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Fundación Editorial El perro y la rana, en corresponsabilidad con la Red Nacional de Escritores Socialistas de Venezuela. Este sistema se ramifica por todos los estados del país, donde funciona una imprenta que le da paso a la publicación de autoras y autores, principalmente inéditos. Cuenta con un Consejo Editorial integrado en su mayoría por promotoras y promotores de la cultura propia de cada región. Tiene como objetivo fundamental brindar una herramienta esencial en la difusión de ideas y saberes que contribuyan a la consolidación del Poder Popular: el libro, como documento y acervo del pensamiento colectivo.
A la memoria de mi padre, profesor Alfredo Zamora Torres. A mi mamĂĄ, a mis hijos, a mis nietos, a mis hermanos, a mis sobrinos. A mis camaradas. A todos los niĂąos, niĂąas y jĂłvenes del estado Vargas.
Reflexiones La poesía no es de nadie. No es un bien del cual podamos apropiarnos, así pasa con los poetas: nacen en un lugar y se residencian a la equis distancia de la soledad. Los poetas son de la vida y en ella, como ríos se sumergen. Así desde un cauce cualquiera, vine bajando desde mis orígenes hasta la mar de mi residencia. Lo importante es que siempre retornamos ¿cómo? En la danza de la idea, plena de imágenes; en la continuidad del aleteo de las alas de una frágil mariposa; en el celo de la naturaleza; en los ríos cuyas aguas acunan a los duendes y tornan sus sayos malolientes en aves migratorias que hieren al poniente. En las hierbas que abrazan las burbujas de donde cuaja el espectro y les vuelven cristal de roca las pupilas. Los poetas somos seres itinerarios, formal y tangencialmente hablando. Residentes de dimensiones equis distantes. A un poeta le preocupa todo, fundamentalmente los detalles, La soledad, la tristeza, el desarraigo, la nostalgia; pudiera decir son las constantes de mi poética. Un poeta es un ser milenario, que se alimenta de una escama que arranca al cuerpo de una salamandra; sabe cuan dura es la piel del saurio y guarda la escama tan si fuera una joya, al menos él se encandila con su brillo. Mi poesía no le teme a la soledad, al contrario, la resuma. La tristeza es exorcizada con mercurio, con plata, con ajenjo, viste color púrpura y aún así está presente en cada uno de mis cantos, forma parte de un universo poético que fluye de una fuente inagotable.
¿De dónde nace? De la nostalgia por retener espacios vitales que te pertenecieron milenariamente y de los cuales has sido expropiada y reclamas incesantemente, al extremo del trance y ocurre el parto, la creación, nace la poesía. Abisales son las profundidades a donde desciendo buscando el origen turbulento de voces maceradas por acres sales que sirven de alimento a un canto solitario profundamente lírico; canto que me entrega la Memoria del Viento, para afinar la cuerda de oro de mi conocimiento de cosas eternas.
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LOS DUENDES VERDES DEL ALBA ¡Que pena trae a la fuente la infinita caracola de la brisa! Una congoja salada tejen los musgos ligeros en derredor del estanque llanto viejo llanto helado eriza la fina piel de una mujer inconclusa residuos de antiguos lechos llenan de líneas cruzadas su torso blanco de Diosa frota incesante las manos de malanga disecada bordados de agujas frías los ribetes empedrados del turbio ojo de agua la noria alcanza la noria un redondel de ceniza preso en la frente del día justo por la madrugada cuando se escapan Los Duendes Verdes del Alba.
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PLÁTICA ¡AH! Pequeño saltamontes permíteme profanar el silencio de tu templo. Déjame tensar el arco que libera lo salobre quiero dejar mi huella ligera como tus alas bajo el púrpura verano mitigar esta tristeza secular brasa menuda que me reduce a un montoncito de ceniza leve más breve aún que tu piel de hoja -amigo diminuto y graciosoNo te prives del frescor que hay en la acequia habrán sin duda otros ocasos. Siento premura de guardar esta conversa en la silente oquedad de mi alcoba.
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MARIPOSA ENCANTADA A Silvana ¡AH! Pobre mariposa de alas plegadas deja el gusano de luz y habita en la génesis alba de la palabra. Aviva el misterio despliega tus alas que en tu cuerpo ponga ondas el silencio Pero no te acerques domina el ímpetu no entiendes que en los ojos azules que engalanan tus alas doradas se encuentra el elíxir que adormece a las hadas.
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MARIPOSA FÓSIL AM
Una mariposa tenía frío pues temía extender libremente sus alas aferrada a la crisálida se escondió presurosa en su entraña de seda y perdió poco a poco el mágico brillo de su atuendo. Ya no amaban la luz las frágiles listas plata y jade que surcan su talle ebrio ¡Que desdicha! Resignada a volar en círculo apresada al peso de la sombra prefirió el éter.
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EN LA MEMORIA DE LA SELVA AG
Aquella madrugada de samanes alucinados y ceibas vírgenes que quiebran sus tallos en actitud de entrega pura y vegetal acunó la tierra sus críos en las azules raíces de sus brazos tierna fue con su descendencia cual reflejo lunar su luz cubrió la sombra oblicua y redonda de las hojas henchidas de savia milenaria. No hubo conflictos no se arrancó pétalos al cáliz del tiempo ni se tiñó el cobalto de la cúpula con un cuarzo rosa Todo permaneció en equilibrio a pesar del delirio, la paz elevó su pecho de ancla y como vela besó al viento. Distante la mar poniente expulsó su hálito rosa púrpura mientras su frente de ave ensayaba el vuelo.
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A LA MUERTE DE UN ÁRBOL Permanecer junto al tallo derrumbado de un árbol mirar como la vida se niega abandonarlo minúsculos seres habitan su rugosa mansión le crecen al gusano sus alas de aguja de agua la hormiga limpia sus antenas en la húmeda corteza ¡Que Prodigio! El azafrán de una flor de palo riza entre las fisuras del troncos sabe que sus pétalos atraerán roedores silvestres más despliega sus tonos naranja pequeños soles vegetales derrochan arreboles entre la floresta al morir se brinda engalanado dulcemente sin ruidos como se quiebra la hierba.
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PIEL DE AGUA Pequeño insecto de alas grises soy el grito de tu silencio en la noche sin ojos de sueños violeta y falsas bujías. De tu rostro en sombra resbala lívido cristal hasta el corazón de la arena donde la orilla del río alumbra la garganta de las ranas y la flauta de los grillos. ¡Luna! Dónde está tu torso de ave quedaste dormida contemplando como mi mano quiebra tu piel de agua.
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EL SILENCIO DEL BOSQUE Quiero aprender el idioma del bosque tener la finura de la espiga el cálido latido de un ave cuyo vuelo apenas roza las ramas sin romper la quietud de la fronda. Quiero crecer como el árbol extender los brazos hacia las nubes con las yemas oprimir el aire que contienen las caracolas y el silencio de los muros y el diminuto rumor de la hierba. Ver como tiembla el agua entre los dedos del alba como el paisaje enrojece las pupilas de los pequeños animalitos. El azulejo se traga todo el azul y la sabana se queda polvorienta y oscura como los hormigueros.
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CUYUNI Enigmático Cuyuni asiento de qué oscuras leyendas de sierpes emplumadas y gnomos amarillos de princesas raptadas entre la selva virgen. Mil lunas llevas arrastrando tus misterios por un lecho de rocas trepidantes que acentúan tu voz de pedernal histérico vozarrón que hasta al relámpago asusta. Cuántos duendes acuden a tu ribera plúmbea a lavar sus sayos malolientes a teñir de gris sus pálidas ojeras para salir por esos parajes solitarios y asustar a los niños rezagados que escapan a la dura presión de sus regentes. Cuánto mijo olvidado crece en el desenfreno de la selva cuánta barbarie rescata la mirada presente de la fosa oscura de tu vientre de rocas desdentadas apenas visible entre la maraña sinfín de la sabana. Eres acaso la pesadilla de un aborigen desvelado perseguido en la terrible noche del tiempo por un demonio onírico cuya faz telúrica le sigue hasta el silencio del tepuy le acosa sin cesar en el sosiego de la churuata-madre 19
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que guarda en su entraña de cristal de roca el secreto espectáculo de la naturaleza y gritara ¡Cuyuni! ¡Cuyuni! Con esa fuerza indómita que parió la flecha, el puma y las miradas de granos de café de tu incierta raza. Pero qué puede decir mi voz de poeta de un ayer pleno de mitos cómo deshojar el libro pétreo y penetrar el enigma que descifre lo mágico lo ignoto. ¡Ay eslabón perdido! ¡Ay cadena de hallazgos! ¡Ay agua de la selva madre!
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AMOR TARDÍO Desata tus sandalias no pongas freno a tu pié leve. Echa andar por la senda deléitate con el embrujo de un almendro florido. Da rienda suelta a la pasión no hay tiempo más breve que el del amor tardío.
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ENSUEÑO Sentada en la corola de un LOTO escondida en su cáliz toda Ámbar toda seda trémula de rocío libado el néctar divino amarilla de polen supe de aromas sutiles de misterio de amor de vida de muerte Loados sean los mundos que invento ¡Soy Inmortal!
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FLOR SAGRADA Ya se abre la flor sagrada la de hermosa corola ya echan brotes todas las flores menores ¡Tus flores divina madre por quien toda cosa crece! Hay flores color jacinto también las hay jade cual rubí sangrante finas flores de cuarzo vi. Allí donde son menudas las flores y estremecido el corazón se abre donde la miel la mariposa liba donde nace el hermoso canto lugar del trino donde se yergue el árbol florido precioso vergel casa del ave de la flor sagrada ¡Ahí he de amanecer!
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NOCTURNO ¡AH! Bóveda celeste Infinita Indescifrable Mi piel anónima derrocha blancura como el ceniciento tallo del sauce pone brasas en los ojos oblicuos de la noche. Libo mercurio para exorcizar esta tristeza atávica que siempre va conmigo siguiendo mis pasos como sigue el lucero el sendero de la luna. En esta hora estival sin meridianos sin paralelos sin rosa de los vientos íngrima Espero acaso la ruta perdida de la noche o la nota moderada de un Nocturno…
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A TU LADO Abrazada a tus raíces crecí como un tubérculo pródiga y sin freno como la selva.
SUEÑO DE AGUA Tuve un sueño de agua dulce y cristalino como la savia. 25
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OFRENDA Fundida al légamo acre del tiempo fue hacia la prehistoria a descifrar antiguas inscripciones perdidas entre restos de ciudades pintadas en cuevas y pirámides. Depositó allí su ofrenda Áloes y bálsamos Perfumes y tizanas Para los dioses…
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SALAMANDRA Traigo la salamandra a este recinto la desnudo la contengo parece toda muda se retuerce no se que tiene la pobre diosa plĂşmbea no dice nada nada dice.
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SOLEDAD Castillos de arena deshacen las olas restos de ciudad que el vendaval de la mar desvanece. Conchas de moluscos deshabitadas tristes. Encuentro por la playa en esta hora oscura de soledad terrible.
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MEMORIA FÓSIL Vengo de antiguas culturas pueblos que tallaron la piedra e hicieron de la existencia una labor interminable. Una estirpe olvidada en el tiempo no quedaron templos ni palacios sólo piedra y arena. Una ráfaga de viento me desarraiga mañana tal vez me reencuentre con esa raza esquiva que me dejó olvidada.
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PEZ Entre burbujas de agua viaja mi soledad‌ Silente su voz de pez mira venir la noche con sus alas de búho.
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QUEJA La tristeza inmensa que llevo en mis ojos hace cada día hundir mis ojeras un rictus amargo sella mis labios antaño ardientes, llenos de deseo ahora marchitos, sin fuego. Más que he de hacer ¡Amor! Si hasta la la hojarasca se queja cuando la lagartija con sus patas toca las cuerdas de sus hojas secas. Un camisón amarillo y raído trae el verano mientras por el aire viaja un lamento que escapó de labios de un árbol que por milenios guardó silencio.
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EL POETA ES UN SULTÁN AN
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El poeta tiene los ojos grabados en el prisma de la roca eterna abalorio colgado en la infinita cúpula del tiempo… Caballitos de cristal ahogados de luz en sus pupilas. Ser geométrico su dimensión enésima dispara la saeta que fracciona el éter. Sin bifurcarse flota en múltiples planos reza con la cerbatana y diseña una máquina espacial. Partículas cósmicas le nutren le envuelven materias sísmicas es un minúsculo ser habita en las corolas basta una pluma para abrigarle. No tiene que pegar sus alas Como Ícaro que precisó de cera No hay sol capaz de derretir la sustancia con que las suyas ata. 32
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El poeta desciende del fuego y se sumerge en lava tiene lodo en las barbas y aves de trigo en la sien. Bucanero Farsante Demiurgo El poeta es un Sultån con quepis de plata‌
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QUE NO SE EXTINGA EL FUEGO AH
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Un ave de azogue impresa en su frente despliega las alas que su sien calienta. Incendia las ciudades viajeras del crepúsculo con agudas metáforas con que a sus musas desnuda. La palabra escapa de la cinta de acero de su heráldica boca. Miedos, antiguos miedos se enredan en los quicios de arena de sus pupilas que copiaron el azul indefinido de la bóveda. Camina entre esparto no le detiene nada su soliloquio viene de buena cepa una copa levanta brinda por el hombre el hombre nuevo que siempre va consigo y como Polifemo su ninfa desposa. 34
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Pero‌ Moderno Prometeo no dejes a la razón desmedida extinguir el fuego sacro que con audacia hurtaras al divino hacedor de tan hidalga raza.
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TU RIMA AC
Maga que incendias luces de Bengala a la entrada del cuento. Camisón sin remiendos pantuflas gastadas entre los aposentos arreglando aquí escribiendo allá cocinando sueños retozando versos rosa en las comidas cotidianas. Las historias hiladas con bostezos y rezos tu vida inventada con esa fe enorme rompes los cristales a las catedrales amarillas con vetustas imágenes de miriñaque y rosquillas de metal por aureola. Púlpitos desolados arañas gigantescas tapices desteñidos tras sucesivas colectas sandalias sucias de limo un solitario brilla tu presencia impregnada de mitos te ilustra las falanges y nutre la rima simplona de tu poesía buena. 36
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HÁLITO PRECIOSO A
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No veo el pelícano ni vuelo de gaviotas planear en el azul herido. Sólo el cobalto bruñido de las aguas diviso entre la bruma matutina. Tiendo la mirada buscándote Entre el cordón acerino del horizonte. Prendida en su quietud retorno con las alas plegadas interna en la ciudad hastiada de tanto recorrer ocasos ignotos para clamar a ellos tu recuerdo rosa tierna ave canora Ay Ay Ay Dile que nuestra pena a veces nos rebela. Arenilla del río junquillo del monte riberilla de la mar agüita traviesa tu que sabes do queda la estancia que guarda celosa 37
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estrellitas fugaces en la arena escondidas pajuelitas de invierno azotadas por la intensidad del cierzo formen ďŹ las y rodeen en una ronda encantada EL HĂ LITO PRECIOSO de un ser que retornĂł al velo sagrado que tejen ondinas milenarias.
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SALTÓ A LA MANO DEL POETA… La gran vagina del planeta tornó en ondas su silente y oscura oquedad se concentraron las negras abisales rocas las turbulentas y acres sales los calcios milenarios abandonaron los océanos y viajaron en magnífica y ordenada fila ceremonial hacía el centro mismo del seno crepuscular del universo e iniciar así el diminuto germen que gestara el hábitat primigenio la húmeda morada que el abismo insondable contuvo Nació la caracola con su mágico designio para dejar en los poetas la canción de sal de su voz oceánica la cuerda de oro de su conocimiento de cosas eternas que viajan en la MEMORIA DEL VIENTO que acunó al nacer su hálito platínico De la vulva infinita de la tierra SALTÓ A LA MANO DEL POETA y se incrustó en su mirada y sus pupilas se llenaron de nácar y sus ojeras fueron caminitos de sal diminuta y bruñida y desfilaron las musas, las ninfas, las hadas y rodearon al ser que contuvo la caracola y cantó su música de flauta de agua en la mar encrespada de rosas pequeñas de albas tenues y bravos ocasos..
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MI NIÑA A
Siento el llanto del mimbre estremecer el cuerpecito de trapo de una muñeca abandonada en el suelo. Dónde está la hermosa niña de ojos abismales que jugaba con ella dónde su risa cálida. Qué hace mi niña mujer que no la veo en la cesta. A tu niña le crecieron alas se fue a jugar con los ojos que en las alas tienen las mariposas. AY AY AY Mi niña tiene un suspiro suspendido y un cascabel diminuto escondido en cada trenza y su ponchito de armiño y sus chinelitas rosa. Hay un caballito precioso de madera de muruy balanceándose travieso para hacerla sonreír y mi niña está dormida 40
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sueña con un caramelo hecho de leche y miel y el suspiro de mi niña TROTA TROTA TROTA Y va con él Caballito hecho de nubes y de azúcar de algodón que va llevar a mi niña a jugar alé limón.
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EVASIÓN Pletórica de mitos camino hacia las aguas que están detrás del tiempo… ZULEIMA ZAMORA Zuleima Zamora tiene un conoto en el corral cuando la brisa sopla se juntan a joropear Con alpargata y sombrero el conoto se emparranda y Zuleima lo acompaña alegre y engalanada tomó prestada a la noche reflejos de luna llena y adornan su caballera luceros de la mañana Zuleima Zamora tiene un colibrí en la cocina cuando el café va endulzar el pajarito se arrima aleteando con vigor el primor de sus alitas dejando en cada tacita las mieles de su dulzura. Zuleima Zamora en sueños cabalga en lomo de danta cubre su desnudez 42
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con niebla de las montañas sus plantas rozan las cimas sus manos tocan el agua Zuleima Zamora tiene palomas en la mirada caballos en los cabellos ¿Y en las manos? Nada… Nada todo lo dejó en el camino sus riquezas, sus sandalias lleva la espalda libre de costales que pesaban ahora se siente ligera puede volar sin alas llenar su bolsa vacía de ilusiones y esperanzas dando forma a las palabras que se albergan en la almohada en los secretos del sueño en la luz de la mañana en la tinta que navega en las hojas blancas, blancas dando vida a los poemas que con amor nos regala. Zuleima Zamora tiene Zuleima no tiene nada solo, un conoto en el corral un colibrí en la cocina palomas en la mirada caballos en el cabello 43
En la memoria del viento
cabalga en lomo de danta cubre su desnudez con niebla de las montañas reflejos de luna llena y adornan su cabellera luceros de la mañana.MARILYN GUTIÉRREZ 20-1-2.014 LA GUAIRA
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CUENTOS
COMPADRE PRÉSTEME EL GALLO
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COMPADRE PRÉSTEME EL GALLO El sol quemaba tan fuerte aquel día, que parecía ser el último de los veranos de la tierra. La polvareda que levantaban los hombres con sus toscas pisadas era tan oscura como sus almas, presas del azar y la apuesta, encadenadas al impulso nefasto de ganar a costa de la vida de un pequeño animal, inocente e indefenso entre las manos del hombre y los muros llenos de escupitajos de la gallera. A punta de trozos de carne cruda y una mezcla hecha de picante y azúcar a la que le agregaban aguardiente, lograban así, el animal enloqueciera y se tornara agresivo; amen de las espuelas, hechas de metal y amoladas cual navajas nuevas, capaces de abrir en dos a su adversario, al primer intento de ataque en aquella lid de plumas, sangre y polvo. Hombres de todas las razas, credos y culturas se unían en torno a una necesidad tan fuerte como el hambre, la sed o el sueño, más intensa e imposible de controlar que el pensamiento. Tanto les apremiaba el vicio del gallo, que su olor se les pegaba al cuerpo y no se les salía ni con la muerte. Algunos hasta después de muertos hedían tanto a gallo que los velorios se llenaban de gallinas. Gallinas negras, rojas, pirotas y copetonas; viejas y pollas entraban y salían picos bajos después de mirar al muerto, entre un ataúd abierto a la congoja silenciosa de las pica tierras.
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En la memoria del viento
En los caseríos donde quedaban las galleras se respiraba una atmósfera a pleito a medio comenzar, de apuesta perdida y lo peor de sancocho de gallo muerto. Sí, porque lo más terrible no era ser la mujer de un gallero o el hijo de un jugador si no tener hambre y estar todo el santo día ligando: ojala pierda el gallo de papá, ojala se lo maten, a ver si se prende el fogón para hacer un hervido y matar esta hambruna que nos retuerce las tripas hasta el punto de casi sentirnos colgados de las vísceras. Cuando por el contrario los galleros ganaban, amarraban el gallo a la pata de una mesa y de allí no se paraban en toda la noche, aguardiente y dominó y la lengua se les soltaba a puro echar cuentos, decir palabrotas y mentiras idealizando así una vida privada hasta del sueño. Las casas de los ganadores se conocían a la legua. No tenían ventanas ni puertas, sin frisos y adentro eran oscuras como boca de lobo; por muebles: unas gaveras de cerveza y unos catres hediondos, por camas. Los rostros de las mujeres y los hijos de los sortarios apostadores tenían el color indefinible del azar y el destino les hundía las ojeras y se las teñía de púrpura acentuando el claroscuro con la maestría de un genio.
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Compadre, présteme su gallo para echar una apuestita, ándele, mire, yo soñé que iba a ganar. Vea, míreme el blanco del ojo y verá que no estoy borracho ni dormido. Compa yo le aseguro, si pierdo me mato pa` no darle el disgusto de tener que matarme. Se acuerda cuando le dije que al gallo pinto lo vi en el suelo descabezado entre un charco de sangre. Se acuerda, al día siguiente era difunto y se hizo aquel hervido tan bueno. Fue cuando la comadre le parió con tanto gusto a los morochos,-bueno, así es la certeza que tengo en mi pecho- Ande, présteme el gallo, le juro, no tema, hoy no hay sancocho. -Compadre, Compadre… Levántese. Ande, levántese. ¡No puede ser carajo! ¡No puede ser que esté muerto!Entre los barrotes del retén se colaba el hedor a gallo de su compadre muerto y así como entre sueños, veía el desfile de las gallinas del pueblo… El corazón se le encogió de tan sólo pensar en la procesión de aves atravesando la sala y su comadre y los ahijados descalzos y mugrientos y aquel cacareo que era el duelo con que las gallinas despedían a su muerto: el gallero, porque al gallo ya se lo habían comido entero, ese otro día en un hervido que quedó, como pa´ chuparse los dedos.
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PAJUELA
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PAJUELA
¡Ay mujer! Si ya se hizo de noche. ¿De noche? No puede ser, si parece que el gallo acabara de cantar. Bueno, pero si tú lo dices así será. Martina se levantó de la máquina, una Singer de pedal, arruinadita, de esas que llaman “negritas”. Pero fiel, un bojote de años llevaba cociendo trapos en ella. A su rancho acudían de todos los rincones. ¡Martina!, para que me pegues un cierre, ¡Martina!, para subir la bota de un pantalón, sacarle o meterle a sus ropas… En fin, todo trabajo menor de costura. Reciclando trapos habían pasado treinta años y no se había dado cuenta. Pero ahora la cosa era seria, no se enteraba ni cuando oscurecía. En qué diablos estarás pensando Martina que andas tan espalomada. Sintió una voz dentro de sí que le restregó en la cara la razón. Enfréntalo, te estás poniendo vieja, eso es todo… Es por eso que te ensimismas y pierdes contacto con la realidad, en esos momentos reflexivos estás viendo el cajón y también la sepultura. ¡Ah! Pero eso sí, no quieres asumir la mortaja...
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Ese ser, ese medio cuerpo que yace en ese pedazo de silla sin ruedas, pudo haber sido alguna vez un constructor de pesqueros, un hombre hermoso y fuerte, amado por las mujeres y reclamado por la vida. Parece un cuento, pero Fermín Marcano, también fue hombre, un hombre completo, un hombre cabal, hombre en quien Martina había puesto sus ojos pa´ que le ayudara a criar a Pedro Pablo y a Claret. Había soñado en ser su mujer, en arreglarle su ropa, lavarle las camisas, bien lavadas, dejárselas blanquitas y bien almidonadas y planchaditas; asarle sus buenas arepas, guisarle sus pollitos, prepararle sus buenos fritos y las empanadas y hasta los buñuelos, que a ella le quedaban ¡tan ricos!... ¡Ah! Pero la vida, la vida es una malcriada, empeñada en desobedecer los sueños. La vida un presentimiento, un pálpito, una contrariedad, un mampuesto, quiero esto y consigo estotro, ¡Ay! La vida una pajuela…
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ÍNDICE POESÍA Los duendes verdes del Alba Plática Mariposa encantada Mariposa fósil En la memoria de la selva A la muerte de un árbol Piel de agua El silencio del bosque Cuyuni Amor tardío Ensueño Flor sagrada Nocturno A tu lado Sueño de agua Ofrenda Salamandra Soledad Memoria fósil Pez Queja El poeta es un sultán Que no se extinga el fuego Tu rima Hálito precioso Saltó a la mano del poeta… Mi niña Evasión
11 12 13 14 15 16 17 18 19 21 22 23 24 25 25 26 27 28 29 30 31 32 34 36 37 39 40 42
CUENTOS Compadre présteme El Gallo Pajuela
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En la memoria del viento de Zuleima Zamora Compilador Juan Segundo Vรกsquez Hernรกndez Versiรณn digital, junio de 2018 Vargas - Venezuela Sistema de Editoriales Regionales - Vargas de la Fundaciรณn Editorial El perro y la rana
Colección Literatura
Serie Poesía
Zuleima Zamora, nació en San Felipe, estado Yaracuy. Nos acompañó hasta mayo 2014 (Vargas +22/05/2014). Fue abogada especialista en derecho administrativo, Jefa de la Consultoría Jurídica de la Zona Educativa del estado Vargas y asesora legal de La Dirección de Educación del estado Vargas, profesora de artes escénicas, docente en varias instituciones del estado, actriz, poeta, docente colaboradora de La Misión Sucre. Se inició en la poesía desde muy niña, entre sus producciones se encuentran Cantos de una Sirena Mística, Espejismo, Y la tormenta y En la Memoria del Viento proyecto de la mano por esta casa editorial. Sistema de Editoriales Regionales
VARGAS
Sus poemas fueron publicados en la revista literaria Caracola, en el periódico literario El Mural y en la revista Estela de la casa de la poesía Juan José Breca, el grupo Literario Nosotros en la colección Poetas de Vargas editado por Funda Cultura Vargas, en la Antología Letras Vivas publicado en el 2011 por el SER-Vargas. Representó al estado en el 8otv. Festival Mundial de Poesía, publicando sus poesías en la antología del año 2011 promovido por la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.