Constantemente nos acecha… Es alguien que te conoce bien. Desde el nacimiento se ha convertido en nuestro destino y juega con su presa un breve lapso de tiempo antes de devorársela. Sólo quiere satisfacer su deseo: tocarte. Sin embargo, continuamos nuestras vidas durante el mayor tiempo posible, de la misma manera que soplamos y hacemos una burbuja de jabón lo más grande y larga posible, aunque con la certeza total de que habrá de reventarse.