Mi amigo,
mi perro
Por que ellos se merecen lo mejor
Un nuevo miembro en la familia Un perro es un ser vivo, no un juguete o un artículo de moda. Antes de adquirir uno, has de tener en cuenta una serie de cosas, para evitar que luego tengas que arrepentirte de haberle llevado a casa.
Desde el momento en que lo adquieres te haces responsable de su educación y cuidados, alimentación, higiene, y cualquier problema que pueda causar. Y esto durante unos 10 o 15 años. De modo que es mejor que te asegures de estar bien dispuesto a asumir las responsabilidades que conlleva, y durante mucho tiempo. Has de elegir un perro acorde con tu carácter y modo de vida, y también de acuerdo con el lugar donde vives, teniendo en cuenta muchos factores. El motivo de esto es conseguir que tanto tú como el perro sean felices y esten a gusto. Un perro agresivo y dominante no es bueno si hay niños en casa; un perro esquimal lo pasará mal en un clima cálido; un perro que necesite mucho ejercicio dará problemas si no te gusta salir de casa. Busca, lee sobre las razas, investiga y pregunta, antes de decidir.
Piensa que el perro es un nuevo miembro de tu familia, y por lo tanto eres responsable de: -Su alimentación. Las sobras, a la basura. El perro debe de comer una comida deacuerdo a sus necesidades . -Su salud. Las revisiones veterinarias son imprescindibles, así como las vacunaciones y cuidados higienicos
generales. Además hay obligaciones legales al respecto. -Su educación. Eres responsable de que el perro se comporte bien en público, no moleste a la gente, no ataque a otros perros, no rompa plantas en los parques, etc. -Su bienestar en general. El perro te va a dar todo su cariño y su fidelidad. Págaselo como es debido. -Cumplir tus deberes cívicos. Lleva al perro a hacer sus necesidades en los lugares que suele haber destinados a ello. Si no los hay en la zona donde vives, recoge sus excrementos. Es muy cómodo dejarlos “donde caigan”, pero además de ser un problema sanitario, hacer eso es una marranada. Y está penado por la ley. -No olvides que eres responsable de cualquier accidente que tu perro pueda provocar. Al perro no le pueden poner una multa ni obligarle a pagar una indemnización, pero al dueño, si. Y por supuesto... ¡¡¡QUIRELO MUCHO!!!..
Adiestramiento de tu cachorro El adiestramiento debe comenzar tan pronto el cachorro entre en casa y para que tengamos éxito debemos manejar las herramientas más importantes para el aprendizaje: el reflejo condicionado, paciencia, constancia y elogios. Estímulos positivos y negativos en el adiestramiento del cachorro: Para los estímulos positivos o agradables usaremos caricias, comida, juegos, tono de voz dulce, etc. y para los estímulos negativos o desagradables usaremos un tono de voz duro (no gritos), tirones de la correa secos y contundentes. Las amenazas y castigos físicos NO tienen lugar en el proceso de enseñanza, no hay que perdonarle ni un fallo ni una desobediencia, ser más constantes que él, y no dar por finalizado un ejercicio hasta que no lo ha hecho correctamente. De lo contrario aprenderá que a veces puede salirse con la suya, y obedecerá solo cuando le interese. Y hablamos de perros, de modo que no uses pronombres (decir: sientate, levantante, tumbate, ... esto confunde al perro pues la última sílaba es siempre igual).
Hacer sus deposiciones en el lugar debido
Un cachorro hace sus necesidades unas seis veces al día; hay que enseñarle dónde y cuándo. El momento
más natural y apropiado es después de sus comidas, debe estimulársele a que utilice siempre el mismo lugar y elogiarlo cuando lo haga. Elige un punto determinado, puede ser una ducha que nadie utilice, ya que es más práctico para limpiar, lleva al cachorro ahí cada vez que lo veas dando vueltas y husmeando, con esta actitud reconocerás cuando necesite evacuar; si tienes jardín es más fácil, sólo sácalo de la casa y reúne sus excrementos en un sitio específico y enséñale que es allí donde tiene que hacer sus necesidades para que no haga regueros por todo el jardín. Debes mantenerte paciente y comprensivo ante los errores de tu perro, haciendo que se sienta querido y deseado, no rechazado y aislado. Nunca restriegues su nariz en sus excrementos ni le pegues. Las sesiones de adiestramiento deben ser amenas y cortas pero frecuentes, de diez a quince minutos tres veces
al día. Es bueno realizar estas sesiones antes de la comida del perro, de esta forma lo relaciona con algo agradable. Utiliza palabras cortas para las órdenes. El período de concentración de un perro es corto y por tanto es prudente que la acción sea breve: la paciencia es la clave del éxito.
“Sit-Stay” (siéntate-quieto):
• En primer lugar has que se siente (“sit”) o a tu lado. Baja tu mano izquierda con la palma enfrente de su nariz y los dedos apuntando hacia abajo. Mantén la correa alta y tensa por detrás de su cabeza de forma que no se pueda mover. Di “SIT-STAY” y avanza un paso frente a él. Repite la orden y tensa la correa para que no te pueda seguir. Camina alrededor de él repitiendo la orden y manteniéndolo inmóvil sujetando la correa a la longitud del brazo por encima suyo. • Cuando permanezca en esta posición por más de quince segundos pasa a la segunda parte del ejercicio. Sustituye la correa por una cuerda de unos siete a diez metros. Repite toda la anterior rutina desde el principio y prepárate para evitar cualquier movimiento hacia ti con un enérgico “SITSTAY”. Desplázate alrededor de él describiendo círculos cada vez más amplios hasta que quedes apartado unos cinco metros. Si aún permanece sentado puedes felicitarte a ti mismo y premiarlo a él. Da esta orden en un tono de voz firme y claro, y con la mano extendida, exhortando al perro a mantenerse quieto.
“Come” (ven/vení):
El cachorro debe llevar un collar ligero al principio para que se vaya acostumbrando antes de su primera salida a la calle, y cuando crezca un poco más sustitúyelo por otro más fuerte del tipo ahorque, para poder controlar su fuerza. Utiliza una correa suficientemente larga y déjalo llegar hasta el final de la misma, da la voz de llamada al mismo tiempo que das pequeños y fuertes tirones hacia ti. Cuando ya relacione la palabra con la acción, tira de la correa sólo si no responde inmediatamente. Después de varios días podrás practicar sin la correa. Recuerda premiarlo siempre después de completar la tarea.
“Here” (junto/aquí):
• Cuando paseas al perro debes sujetar firmemente la correa con la mano derecha. El perro debe caminar a tu izquierda cruzando la correa por delante tuyo, lo que permite controlar mejor al animal. Deja que el perro se te adelante de forma que comprenda que puede tener alguna libertad si la usa apropiadamente. Si empieza a tirar en otra dirección debes pararte, al no poder seguir él se volverá y te mirará a la cara. Si no se vuelve ni te mira, entonces dale fuertes tirones a la correa sin moverte hasta que lo haga y encárate con él. Espera unos segundos, camina unos diez pasos más y detente otra vez y repite la operación anterior. Una vez que el perro se de cuenta que no puede seguir y se quede quieto, acarícialo y háblale cariñosamente para que no se desanime. Sigue con esta enseñanza hasta que aprenda a no separarse de ti. .
Al final...
No lo dejes solo Es muy importante que estemos pendientes del comienzo de la edad madura del perro
acudiendo al veterinario de forma periódica, ya que de la observación, el análisis y las pruebas realizadas, se pueden extraer desde problemas auditivos, visuales u obesidad hasta dolencias que pueden afectar a partes indispensables de su organismo, haciendo acto de presencia la insuficiencia renal, los trastornos gastrointestinales, las enfermedades cardíacas o el cáncer. Uno de los puntos esenciales que incide en la calidad de vida una vez alcanza nuestro perro la vejez, es la planificación de visitas al veterinario. Resulta esencial que contemos con la ayuda y el consejo profesional de un experto ya que él nos pondrá sobre aviso de cuáles son las medidas que debemos tomar ante la nueva etapa de nuestro mejor amigo. Hoy en día, podemos optar por la puesta en marcha de programas especialmente indicados para ayudar a nuestro perro a sobrellevar su edad avanzada. Estos programas contemplan la realización, entre otras pruebas, de análisis de sangre, exámenes físicos completos y electrocardiogramas. Ha pasado toda su vida dándote cariño así que, en sus últimos años a tu lado, tendrás que aplicarte para que los viva de la mejor manera posible. Cariño ilimitado, paciencia y cuidados físicos y médicos bastarán para que tu perro sobrelleve de la mejor manera posible la madurez que él se merece.
Especial
Diario de un perro 1ª. semana. Hoy cumplí una semana de nacido. ¡Que alegría haber llegado a este mundo!!! 1ºmes. Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar. 2 meses. Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos, me dijo adiós, como espe-
rando que mi nueva “familia humana” me cuidara tan bien como ella lo había hecho... 4 meses. He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como “hermanitos”. Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo los muerdo jugando. 5 meses. Hoy me regañaron, mi ama se molestó porque me hice “ pipí” adentro de la casa... pero nunca me habían dicho dónde debía hacerlo. Además, duermo en el dormitorio y... ¡Ya no me aguantaba!!! 8 meses. Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro, tan protegido... Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho... Cuando están comiendo me convidan, el patio es para mi solito y me doy vuelo escarbando como mis antepasados los lobos cuando esconden la comida. Pero nunca me educan, seguramente ha de estar bien todo lo que hago. 12 meses. Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto y mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Qué orgullosos se deben sentir de mí!!! 13 meses. Qué mal me sentí hoy... Mi “hermanito” me quitó la pelota. Como yo nunca agarro sus juguetes fui
y se la quité. Pero como mis mandíbulas se han hecho muy fuertes lo lastimé sin querer. Después del susto me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy muy ingrato... no entiendo nada de lo que pasa. 15 meses. Ya nada es igual... vivo en la terraza... me siento muy solo... mi familia ya no me quiere. A veces hasta se olvidan que tengo hambre y sed y cuando llueve no tengo techo con que taparme... 16 meses. Hoy me bajaron de la terraza. Pensé que seguramente mi familia me había perdonado... Me puse tan contento que daba saltos de gusto y mi cola parece un molinete. Hasta parece que me van a llevar con ellos de paseo. Subimos al auto, enfilamos hacia la ruta y anduvimos un largo trecho hasta que de repente pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro “día de campo”. No comprendo porqué cerraron la puerta y se fueron... “¡Oigan, esperen!!!” - ladré... “se olvidan de mi...!!!” Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas... mi angustia crecía al darme cuenta que casi me desvanecía y ellos no se detendrían: Me habían abandonado... 17 meses. He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido, en mi sendero hay gente de buen corazón que me vé con tristeza y me dá algo de comer... Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma... quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno. Pero tan sólo dicen “pobre perrito”, se debe haber perdido. 18 meses. El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis “viejos hermanitos”. Me acerqué y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó piedras “para ver quién tenía mejor puntería”... una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo bien . 19 meses. Parece mentira, cuando estaba más bonito se querían ... Ahora estoy muy flaco, mi aspecto ha cambiado... perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra... 20 meses. Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno me arrolló. Según yo, me encontraba en un lugar seguro llamado “cuneta”, pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó con tal de centrarme. Ojalá me hubiera matado... pero sólo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba al costado del camino... Llevo ya 10 días bajo el sol, la lluvia y el frío, sin comer. No me puedo mover, el dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen: “No te acerques”. Ya casi estoy inconsciente, pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. “Pobre perrito, mira como te han dejado”, decía... junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: “Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir.” A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole que me ayudara a descansar... Sólo sentí un pinchazo y me dormí para siempre, pensando en porqué tuve que nacer si nadie me quería... La solución no es echar un perro a la calle, sino educarlo.
No conviertas en problema una grata compañía.
Ayuda a abrir la conciencia y así poder acabar con el problema de los perros callejeros.
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En memoria de una gran mujer Amanda A lba G贸mez Por siempre viviras en nuestros corazones Descanza en paz Febrero 2010
Te aman... tus hi
jas