Lili Estefan Entrevista

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Lili Estefan “¿Treinta?

¡Yo siento que son quince!” Por Juan Camilo Gómez

Vestido: BCBG, Saks Fifth Avenue, Bal Harbour Shops, Miami Beach Zapatos: Pierre Hardy, Capretto Shoes, South Miami Joyería: Lauren G Adams, laurengadams.com

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FOTOGRAFÍA- KIKO RICOTE Asistente de fotografía- Ernesto Almanza Estilista- Claudia Zuleta Peinado- Isaac Mesa Maquillaje- Marco Peña Locación- Grove Studios, Miami, FL

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Lili Estefan “¿Treinta?

¡Yo siento que son quince!” Por Juan Camilo Gómez

Vestido: BCBG, Saks Fifth Avenue, Bal Harbour Shops, Miami Beach Zapatos: Pierre Hardy, Capretto Shoes, South Miami Joyería: Lauren G Adams, laurengadams.com

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“F

laco, tenías que haber venido en persona a entrevistarme”, me decía Lili Estefan al otro lado del teléfono con la cadencia alborozada de su acento cubano, mientras yo pensaba para mis adentros, “aquí está esta diva del panteón de la televisión hispana en Estados Unidos diciéndome flaco y tratándome como a un amigo de toda la vida”. Yo estaba derretido con su sencillez, su calidez, su desparpajo mientras hablábamos de sus treinta años de carrera. ¡Treinta! Tiempo que podría convertir a cualquiera en alguien fastidioso, distante y engreído, pero no a Lili; como ella misma lo dice, nunca se creyó este cuento y no es más que un trabajo que le permite acercarse más a las personas. Ese personaje que llevamos tres décadas viendo en la televisión es ella misma, con su simpatía, su dulzura, su humanidad, su sentido del humor, su voz ronquita y su risa chillona. Ah, y el sentimiento, porque es alguien que experimenta todo a flor de piel, hasta el punto que su propio mentor, el gran Don Francisco, le decía “llorona”. “La flaca” se ha robado el corazón de millones de televidentes –con justamente esa personalidad– como la copresentadora del programa El Gordo y la Flaca de Univision, del cual hace parte desde su lanzamiento hace diecisiete años. Su carrera la comenzó en Sábado Gigante en 1986, como una de las modelos de Don Francisco, y su carisma la llevó a tener su propio segmento llamado “Lili, Cámara, Acción”, presentando noticias de entretenimiento y entrevistas con celebridades en el noticiero local de Miami, Noticias 23. En una de mis más sentidas y cercanas entrevistas, Lili nos abrió su corazón de la manera más linda y nos contó lo que significan para ella estos treinta años de carrera, cuarenta y nueve de edad, diecisiete de ser “La flaca” y nos habló de lo que sucede una vez que las luces se apagan, las cámaras cortan, el maquillaje sale y solo queda la mujer de carne y hueso. Hablamos de sus temores, sus pecaditos, sus experiencias profesionales y de por qué hoy se siente más cómoda de ser quien es.

mucha disciplina para hacer a diario lo que hago y he tenido etapas en las que he dicho, “¿sabes qué? ¡No me interesa esto! ¡No quiero!” A diferencia de un show de Broadway, esto es un circo lo que hacemos Raúl y yo todas las tardes como le digo yo, a diario es material nuevo, tienes que conectarte con cosas nuevas y tienes que estar muy pilas, muy despierta, con mucha chispa, todos los días a la misma hora en el mismo lugar, ¿me entiendes? Para hacer eso y no aburrirte, tienes que de verdad conectarte y ponerle mucho amor. Yo he disfrutado el show mucho más ahora yo creo que al principio. A veces había cosas que me decían “no se puede hacer porque no hay dinero”, y yo digo “¡Ay lo pago yo, vamos, let’s go, métanse de cabeza! Y creo que de ahí viene el éxito, en gozárselo y en disfrutarse todo esto. ¿Recuerdas algún momento en el que hayas tenido que hacer este tipo de malabares por el programa? Camilo, ¡es que nos toca todos los días! El show sale y nosotros decimos, “si la gente se imaginara que empezamos con una cosa y en lo que terminó no tiene nada que ver” (risas). Antes yo me frustraba, porque cuando era más joven no tenía ni la experiencia ni la sabiduría para decir, “¡Oh my God, si al final hasta quedó mejor y la gente ni se da cuenta!”. Ahora me río y digo, “señores, como las tarjetas no van con el teleprompter, el teleprompter no va con el guion y el guion no va con la noticia… por eso nos divertimos” (risas). Lo he tomado tan positivamente que es lo único que me ayuda a hacer esto a diario, porque cumplir treinta años… la gente pensará, bueno más fácil se le hará, pero cuando te enfrentas con la realidad de que llegaron las redes sociales y toda la revolución de la web, ves un mundo que ha cambiado tanto desde que yo empecé que ser talento antes es otra cosa muy diferente a ser talento hoy. Para mí es maravilloso que me he podido adaptar y bueno, también tengo la suerte de tener hijos jóvenes que me han obligado a mantenerme actualizada. ¡Porque yo me negaba! Yo decía, “hasta que Luis Miguel no saque Twitter, Lili Estefan no pone Twitter”. Me burlaba

“Yo creo que mi mejor etapa han sido los cuarenta y creo que es porque las mujeres en esta edad estamos más seguras de lo que queremos disfrutar y nos importa muy poco lo que piense la gente”. Lili, empecemos por la pregunta del millón. ¿Cómo te sientes de estar celebrando treinta años de carrera? ¡Eso no se cuenta todos los días! ¡Yo siento que son quince, hello! (Risas).

de Raúl y le decía, “Raúl, la gente dice que tú pones las comidas que te comes, ¡a quién coño le importa lo que tú comes!” (carcajadas). Por aquí está Pepe Pérez que hacía los segmentos del chacal de Sábado Gigante que dice que también comenzó viejo en las redes sociales (risas).

Eso como que es bueno y es malo, ¿verdad? Porque luego la gente empieza a hacer cuentas. Tú sabes que no. Yo creo que mi mejor etapa han sido los cuarenta y creo que es porque las mujeres en esta edad estamos más seguras de lo que queremos disfrutar y nos importa muy poco lo que piense la gente. Eres más tú.

Ya que mencionas Sábado Gigante, yo sé que para ti fue algo muy emotivo el final del programa. Para mí fue emotivo porque me pareció innecesario cancelar un programa que para mí era incancelable. ¿Por qué? No sé. Tú sabes que uno tiene en un pedestal a ciertas personas porque fue mi primer jefe, mi primer mentor, mi maestro, el hombre que me abrió las puertas al mundo de la televisión; ahora somos grandes amigos y cuando me enteré de que esto estaba pasando, me dio un ataque. Yo sé que todo tiene un principio y un final, pero en mi corazón y en mi mente, yo no lo podía aceptar, no estaba lista. Don Francisco es un hombre que tiene mucho más que dar y me hubiera encantado que Univision lo hubiera mantenido ahí. Bueno, ya pasó, pero lo que yo he llorado este año Camilo… al final aún quedo yo, como me dice Don Francisco, “eres la última de los mohicanos” (risas). Pero a ese hombre lo adoro y ojalá tenga la oportunidad de hacer proyectos con él. Yo pondría a Don Francisco en un reality, ¡es tan sabio! Lo que hay que aprender de ese hombre es demasiado.

Bueno, no es como que tú nunca hayas sido tú, de hecho lo que precisamente ha enamorado al público en todos estos años es que siempre has sido muy tú. ¡Eso es verdad! (Carcajadas). Pero bueno, ahora estoy más cómoda con quien soy yo. Me estoy dando los gustos que no me podía dar a los veinte o a los treinta. A los cuarenta ya te dices, “¡si no lo hago ahora, no lo hago nunca!” (risas). Es una etapa muy linda. Me he sentido muy joven, volví a hacer cosas que hacía en la niñez, me voy a bailar, tomé clases de ballroom… empecé a hacer cosas que no pude hacer antes porque estaba trabajando, o estaban los hijos. Ha sido lo mejor. Los cincuenta no sé… ya hablaremos cuando llegue a esa próxima etapa (risas). ¿Cuáles son algunos de esos gustos que mencionas que te estás dando ahora? Viajar, la moda, disfrutar más lo que hago; antes me daba mucha tensión peinarme, maquillarme, vestirme… he tenido que tener, Camilo,

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Todo esto me hace pensar en justamente lo que dices tú, “todo tiene su comienzo y su final”. Cuando ya llevas casi veinte años haciendo el mismo programa, ¿se te pasa por la mente en algún momento que algún día puede llegar el final? ¡Uh, todo el tiempo! Incluso, estoy segura de que cada vez que tienen que mirar el esquema y ver qué se cancela, qué se mueve o qué se


cambia, nosotros nos hemos salvado por algún milagro de Dios (risas). Cuando uno escucha rumores en la calle uno se queda como que “¿será verdad o mentira?”. Yo sé que yo voy a ser la última que se va a enterar, pero de que hay un plan hay un plan (risas). Mira, yo creo que uno planea, Dios dispone y al final va a ser lo que va a ser. A no ser que algún día yo misma decida que ya no quiero más o que no pueda más por alguna razón, pero afortunadamente vivo enamorada del programa, de la relación que tengo con Raúl, es un gordo disfuncional que se cayó de la cuna y se dio un golpe en la cabeza y dice cosas de momento que lo que hacen es divertirme. Hay gente que se enoja y dice “¡pero Lili! ¿Viste lo que dijo Raúl?”. Y yo les digo, “¿tú quieres que Raúl sea Jorge Ramos o que sea Raúl de Molina?”. Y yo muy temprano me di cuenta de que Raúl es una persona maravillosa y lo más grande que él tiene en el programa es justamente eso que la gente le quiere cambiar. Pero sí, sí pienso todo el tiempo en el final, y me veo como una Betty White que todavía está trabajando a los ochenta años y bailando en Dancing With The Stars, me veo como una vieja así, ridícula y divertida (risas). Es que tengo tanta energía y a mí todo se me viene bien… y si se acaba El Gordo y la Flaca, pues hago otra cosa. Tengo una familia muy divertida y siempre les digo, “señores, si en vez de los Kardashians fueran los Estefan, arrasaríamos; nosotros tenemos mucha más sandunga que todas esas viejas con cirugía. Todos estamos locos, hagamos un reality” (risas). ¿Y qué te dicen? Mi tío Emilio enseguida se pone, “¡vamos, dale, tú sabes que yo enseño las nalgas por cincuenta dólares!”, y mi tía empieza, “Emilio, tranquilo”… es un relajo. Hablemos de metidas de pata. Tú sabes que en este trabajo están a la orden del día. ¿Recuerdas alguna memorable, que te haya dejado un gran aprendizaje o que te haya marcado? Las más grandes que cometí fue en vivo y me acuerdo que Vicente Fernández había tenido un problema y yo quise decir que Vicente se enojó o se incomodó, entonces en mi mente mezclé enojar con incomodar y a todo dar me salió ¡encojonar! Y aquello fue… de las más grandes. Otra que me pasó fue con Óscar de León, que me dice en una entrevista que tenía dieciocho hijos, y le digo yo, “¡pero con la misma esposa!”, y él me contesta, “no, pero con la misma”. Y está todo el mundo alrededor y cuando me doy cuenta de la barbaridad que me ha dicho ese hombre, por poco me muero (risas). Pero como esas te puedo hacer tres al mes, una tras otra. ¿Cómo es tu vida familiar? ¿Cómo pasas los tiempos libres? ¿Qué tiempo libre? Mi marido y yo hemos llegado a un punto que nos decimos, “¿qué pasó con nuestras vidas?”, porque nuestros hijos gracias a Dios están súper envueltos, Lina en el baile y Lorenzo en los deportes, le encanta el básquetbol. Son niños súper activos, en la escuela nos han salido espectaculares ambos, no nos podemos quejar. Pero creo que o somos demasiado buenos padres o estamos en la bobería porque tenemos una vida bastante familiar en la que nos falta un poco más de tiempo a mi esposo y a mí; de hecho el otro día le estaba diciendo “baby, esto hay que soltarlo un poco porque tenemos que escaparnos un fin de semana. ¡Qué ha pasado con nuestras vidas!”. Es una vida familiar bastante normal pero la disfrutamos lo más posible. Tratamos de coordinarnos bien para que los fines de semana podamos disfrutar un poco. Mis hijos han tenido una vida bastante normal, pero yo les hablo mucho y les digo, “ustedes recuerden que son los hijos de Lili Estefan y los ‘nietos sobrinos’ de Gloria y Emilio, entonces cualquier cosa que pase van a ser siempre más señalados que un niño común. Como mismo ustedes tienen todos estos privilegios por ser de la familia, tienen que tener mucha más responsabilidad a la hora de comportarse”.

Abrigo: Phillip Lim, Saks Fifth Avenue, Bal Harbour Shops, Miami Beach Bodysuit: Elie Tahari, Saks Saks Fifth Avenue, Bal Harbour Shops, Miami Beach Zapatos: Tom Ford, Neiman Marcus, Bal Harbour Shops, Miami Beach Joyería: Lauren G Adams, laurengadams.com

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“Me gustaría que me recordaran como una persona alegre, positiva… nunca me he creído esto que hago, lo he visto siempre como un trabajo”.

Chaqueta: Elie Tahari, Saks Fifth Avenue, Bal Harbour Shops, Miami Beach Pantalones: La Petite Robe di Chiara Boni, Saks Fifth Avenue, Bal Harbour Shops, Miami Beach Botas: Prada, Capretto Shoes, South Miami Joyería: Lauren G Adams, laurengadams.com

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Tu trademark o sello personal es definitivamente “la flaca”. ¿Cómo mantienes ese trademark? No, pero yo tengo otros también… ahora que he engordado he tapado un poquito el trademark pues con mi sonrisa, con los zapatos (risas). También yo creo que con la edad uno no puede estar tan flaca porque ya la cara no se te ve igual, se le chupa a uno mucho. Es mejor engordar un poquito pero sin que te salga barriga ni masitas, comer un poquito más de grasa, unas masitas de puerco un poquito más seguido (risas). ¿Pero tú haces ejercicio? Me encanta, me mantuve haciéndolo hasta agosto del año pasado que tuve un problema con un quiste que me salió detrás de una rodilla. Pero de toda la vida me gusta hacer ejercicio y es como mi psicólogo, cuando yo siento que estoy entrando en una etapa de estas en las que todo lo veo negativo, inmediatamente me autoanalizo y el ejercicio me hace mucho bien. Yo llego a Univision a eso de la una de la tarde y todo el mundo está con una cara de amargura y yo con música, con tremendo relajo, pero nada más puedo hacer eso cuando hago ejercicio. Los días que llego seria, la gente me dice, “oye Lili, ¡no has hecho ejercicio hoy!” (risas). Eres reconocida por ser una mujer con mucho estilo y ya me contaste que la moda es un gustico que te das ahora a tus cuarenta y además sabemos que tienes una adicción por los zapatos. ¡Yes! Pero, ¿sabes por qué? Cuando yo era muy niña, de bailar tanto se me desfiguraron los pies por las zapatillas de punta y me pasé trece años con la caja de Mazola en la mano haciendo Sábado Gigante y el dolor que a mí me daba en esos juanetes… yo tenía los huesos más horribles del mundo en los pies. Recuerdo que termino Sábado Gigante y me ofrecen El Gordo y la Flaca y yo digo, bueno, si me voy a pasar seis meses trabajando en un proyecto nuevo, en lo que empieza y antes de tener hijos y de todo, prefiero operarme los pies. Te cuento cómo tomé la decisión de operarme: mi primita Emily, la hija de Gloria, tenía como cuatro añitos; estábamos en la piscina y ella está aprendiendo a contar; yo saco el pie y lo pongo así en el borde de la piscina y recuerdo que la niña viene y me dice, “tía, yo sé contar”, y le digo, “OK, cuéntame los dedos”. Y ella cuenta “uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis”. ¡Seis dedos en el pie! Cuando yo veo aquello digo, “¡Oh my God! Tío, tía, that’s it”, y ellos doblados de la risa, y yo que de cabeza me iba a operar. No importa lo que me dijera nadie, yo me iba a operar ese “sexto dedo”. Cuando ya me recupero de la operación, tuve que botar todos mis zapatos… todos estaban marcados con ese hueso, estaban todos deformados. No los podía ni regalar, ¡o sea! Empiezo a ir a comprar zapatos pensando, ahora tengo los pies para ponerme las sandalias y los zapatos que siempre quise, y ahí me enredé, pero me enredé al punto que hasta ni una casa nueva me pude comprar por andar comprando zapatos (risas). Mucha gente me critica eso, pero yo me lo he gozado; no fumo, no bebo, no hago nada… los zapatos son mi derroche. Pero créeme que allá afuera hay gente más loca que yo, no voy a mencionar nombres (risas). Lili, ¿a qué le temes? A morirme sola. Alguien que me encuentre, ¡ay no, no! Es que a mí me encanta mucho la gente, tengo que morirme al lado de alguien o que alguien me encuentre, pero no quiero morir sola y mi marido me dice que estoy loca (risas). Yo sé que me tengo que morir, pero si me muero, que sea riéndome, rodeada de gente, con música. ¿Cómo te gustaría que el público te recordara? Como una persona agradecida, que los atendió cada vez que pudo. Ayer una fan trató de mandarme unas cosas al PO Box y terminé por decirle que me las mandara a la casa, y ella se reía; yo le dije, “esta es tu casa mi niña, ¡ya me da pena que te han devuelto eso dos veces!” O antier me escribieron unos fans chilenos y terminé regalándoles un sofá que tenía en la casa… me encanta esa conexión con el público. Me gustaría que me recordaran como una persona alegre, positiva… nunca me he creído esto que hago, lo he visto siempre como un trabajo y estoy agradecida como no te imaginas, porque todavía no creo que he vivido todo esto, aunque de niña siempre lo soñé.

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