Una vez que estamos interesados en evolucionar y despertar, es preciso tener claro el camino. Ocasionalmente, conviene hacer una revisión de donde nos encontramos y hacia dónde vamos. El proceso espiritual se fundamenta en cuatro cosas, a saber: reconocer lo esencial que es aprovechar la vida, ser consciente de que todo es efímero y pasajero, saber que todo lo que hacemos tiene consecuencias y todo lo que experimentamos es producto de algún comportamiento pasado, y por último, tener claro que viviendo en ignorancia es inevitable una vida de sufrimiento. En consecuencia, sin tener claro estos fundamentos, cualquier ejercicio espiritual suele resultar improductivo o poco transformador. Así pues, evaluemos nuestras actividades a la luz de estos cuatro aspectos.
Renunciar a la mente Con esta base lo siguiente es entender que vivimos atrapados en la mente. Un maestro decía:
28 | Enero
2021
“Considera todos los fenómenos como un sueño”. Saber desentenderse de las emociones y pensamientos negativos es un importante indicador de lo avanzados que estamos. Cuando usamos la palabra despertar al referirnos al proceso espiritual, estamos señalando que vivimos en una especie de sueño fabricado por nuestra mente, un mundo mental en el que sucede mucho sufrimiento. Así buscamos cada día evitar que los pensamientos, emociones y estados mentales nos engañen.
El camino es soltar el yo Otra referencia para saber lo avanzados que estamos es la idea de Yo. Es decir, la intensidad con la que sentimos la convicción de ser alguien que experimenta placer y dolor, que hace planes y resuelve problemas, que pasa
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