“No soy, no es mío, no hay yo”:
lecciones del Sāṃkhya-Yoga clásicos La máxima en la que culmina la sabiduría (jñāna) de la filosofía Sāṃkhya, dice: “nāsmi, name, nāham” (“no soy, no es mío, no hay yo”). El asceta sāṃkhyano Hariharānanda Āraṇya sugería emplear esta fórmula como un mantra. La realización de este conocimiento, nos dicen las estrofas del Sāṃkhya, es el resultado de la práctica de los tattvas o esencias (tattva-abhyāsa). La filosofía Sāṃkhya consiste en la enumeración de 25 tattvas que funcionan como un mapa de nuestra psique y nuestro sistema sensorio-motriz. El objetivo de este mapa es que los individuos puedan distanciarse de su vida mental y sensorial que emerge debitodas estas fido a la falsa unión (samyoga) entre una conciencia testilosofías buscan elimonial, denominada puruṣa, minar de nuestra y un instrumento cognitimente las creencias vo, denominado prakṛti. La falsas, los juicios meta que persiguen tanto que provienen de el Sāṃkhya como el Yoga de elaboraciones menPatañjali, es el aislamiento liberador (kaivalya) entre una tales descuidadas conciencia silenciosa y conque suelen estar templativa, y una serie de apegadas al ego y a contenidos mentales, mecálos deseos inferionicos y dinámicos.
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res. Si permitiésemos que estas ideas, esclavas de las pasiones, se asentaran en nuestra mente sin ninguna examinación, nos someterían y ejercerían una influencia dañina en toda nuestra vida mental.
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Siguiendo la sugerencia de Āraṇya, el practicante podría detenerse en cada tattva del mapa (p. ej., buddhi, el intelecto, ahamkāra, ego, jñanendriyas o los cinco sentidos, etc.) y aplicar este mantra para entrenar el discernimiento: “no soy, no es mío, no hay yo”. Este podría ser un ejercicio para detener cualquier sentimiento de identificación, tal y como lo expresa Patañjali en los Yogasūtra, un texto que toma como base la filosofía Sāṃkhya, y que también se ve muy influido por el Buddhismo. De hecho, esta fórmula final y decisiva del reconocimiento del no-yo, la encontramos también en los discursos de Buddha. El noble discípulo, se nos dice en el Majjhima Nikāya, que ha perdido el sentido de la propiedad y el apego a toda yoidad, y así reconoce: “esto no es mío”, “ese no soy yo”, “ese no es mi yo” (netaṃ mama, nesohamasmi, na meso attā'ti).
Sin embargo, tanto en el Sāṃkhya como en el Yoga de Patañjali, sí hay una conciencia individual, puruṣa, que está en la base de toda nuestra actividad mental y la hace posible, y que tiene características similares al Ātman de las Upaniṣads. Esta conciencia es la pura esencia de la identidad y, sin embargo, no es ningún yo, ninguna personalidad empírica con nombre y apellidos. El carácter ascético tanto del Sāṃkhya como del Yoga de Patañjali, hace que estas filosofías persigan la total detención de los contenidos mentales. En el camino a esta meta, sin embargo, hay
34 | Enero
2021
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