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Verde Matiz

Magazine Revista Bimestral Mayo 2014

Aniversario Sala de lectura

Eugenio Maria de Hostos


Sala de lectura

Eugenio Maria de Hostos El Profr. Efraín Gutiérrez De la Isla fundó El 7 de diciembre de 1999 la Sala de Lectura “Eugenio María de Hostos”, Clave: 32010 del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), en el Centro de Maestros 3205 de la Ciudad de Jerez de García Salinas, Zac. Antes de recibir su nombre actual se identificó de diversas maneras: en Jerez se le conoció como Sala de Lectura “Calle del Espejo” y Sala de Lectura “Antiguo Callejón Angosto”, (1999-2000). Realizó eventuales actividades dentro de las oficinas centrales de la otrora Secretaría de Educación y Cultura del Gobierno del Estado de Zacatecas y del Centro de Maestros 3212 de la ciudad de Zacatecas usando el nombre de Sala de Lectura “El Morral”, (16/10/2000 - 28/01/2003). En la propia capital zacatecana y, a partir del 30 de enero de 2003, al abrigo de El Taller de los Lunes (fundado por Joseángel Rendón Delatorre, Juan Manuel García Jiménez y Efraín Gutiérrez De la Isla) la Sala de Lectura se estableció unos meses en el ya desaparecido Café Romo que se ubicaba en una vía citadina muy transitada, la avenida Hidalgo, justo a unos pasos de la Catedral Basílica de Zacatecas, con toda familiaridad sus integrantes utilizaban los libros del acervo. En ese contexto se le reconoció con el nombre de Sala de Lectura “Nosotros”. Luego deambuló, perdida, por algunas cafeterías de la ciudad de Zacatecas.

Durante su estancia por la Escuela Secundaria General “Rafael Ramírez Castañeda”, de Apozol, Zac., para rendir justo homenaje al prócer puertorriqueño don Eugenio María de Hostos, desde el 24 de noviembre de 2009, la Sala de Lectura se honra en llevar de manera definitiva, ese glorioso nombre. Así la conocemos en la actualidad: Sala de Lectura “Eugenio María de Hostos”, (2009-2011). La Sala de Lectura “Eugenio María de Hostos” reabre sus puertas funcionando del 6 de septiembre de 2011 al 30 de septiembre de 2012 en la Escuela Secundaria General “Cuauhtémoc”, del Teúl de González Ortega, Zac. A partir del miércoles 10 de abril de 2013 y hasta la fecha la Sala de Lectura “Eugenio María de Hostos”, gracias a la generosa hospitalidad de la pintora María Teresa Chávez Montes, reabre su proyecto de Escuela de Lectura en la propia Casa-Estudio de la pintora que, en la capital zacatecana, es conocida con el nombre de Estudio Galería Verde Matiz, Arte Contemporáneo, sita en la calle de Aquiles Serdán núm. 111, Centro Histórico, de la ciudad de Zacatecas. Meses después -siempre al lado de El Taller de los Lunes- la Sala de Lectura “Nosotros” se trasladó a los espacios editoriales de la revista Tiempo de Zacatecas a invitación e insistencia de su director Joseangel Rendón Delatorre. Nos reuníamos en la abrigadora oficina de Tiempo de Zacatecas ubicada al fondo, en la planta baja del Hostal del Carmen, sita en la Av. Juárez núm. 222, del Centro Histórico de la Ciudad de Zacatecas; allí se le siguió llamando Sala de Lectura“Nosotros”. Sus trabajos de lectura fueron clausurados el 30 de enero de 2004.

Eugenio María de Hostos, iluminador de conciencias, nació en Mayagüez, Puerto Rico, el 11 de enero de 1839 y murió en Santo Domingo, República Dominicana, el 11 de agosto de 1903. Aunado a su pensamiento liberador y lucha irreprochable (es el Prócer Independentista por antonomasia de Puerto Rico), igualmente se distinguió como filósofo, pedagogo, sicólogo, sociólogo, periodista y escritor. Fue proclamado Ciudadano de América en la Octava Conferencia de la Organización de Estados Americanos celebrada en Lima, Perú.

Colaborador@s voluntari@s Efraín Gutiérrez de la Isla

Mediador de la Sala de Lectura

Ma. Teresa Chávez Montes

Directora EstudioGalería Verde Matiz

Verónica Paniagua Chávez

Consejera TIC & Creadora Revista Digital Verde Matiz

Irving E. Rodríguez Barrientos

Redes Sociales, foto & video

Brenda C. Barrientos Sánchez

Redes Sociales, foto & video

Ma. Isabel Lara García

Difusión

María Guadalupe Larios Castro

Generación de información

José Martín de Santiago Moreno Declamador Edgar López Hernández

Músico

Tabhita Sánchez

Interpréte musical


flagomar

LA ESTATUA Ahí está, inmóvil, desvergonzadamente fría esperando las miradas

EL DISTRITO FEDERAL

de las gentes. Sus ojos de mármol

UN RÍO DE LETRAS

TU DIARIO

Las palabras van cayendo,

Después que nos digamos adiós

es una cascada de letras.

quema tu libro.

Todas gritan, se persiguen

Aquel en que anotabas

silabeando nombre, lugares.

tus momentos agradables,

El río de letras se desboca tierra abajo

los sueños.

llega al surco, al pie del árbol,

Las frases amorosas.

a la maceta, saludando al mundo vegetal.

Dejarás volar las cenizas

Inconsciente

de aquel amor que murió.

se desliza cada vez más pobre

Sin embargo, en aquel cielo

que se lo traga la tierra.

que hicimos nuestro

Vida, vida,

está brillando indiferente

corre que te ha de consumir.

la estrella que imaginamos nuestra.

Agua, letra. Vida.

Sigamos nuestro camino.

Todo tiene su final.

Esconde la mano tras tu pelo

Me interné en la selva humana

captan las preguntas

del Distrito Federal.

de los ojos que la miran;

Tierra de gigantes,

ojos inocentes

lugar de pigmeos

de infantes sin malicia,

Y en ese deambular

ojos de experiencia

vi pequeñas inmensas

que buscan el balance

que le rascan las despensas

la belleza, sin codicia.

al cielo o al muladar.

Ojos lascivos

Veredas donde se aprietan

de mentes extraviadas,

animales metálicos que no respetan;

degeneradas.

simulando un adiós,

afanosas hormigas

Y sigue inmóvil

sin que me digas

que recorren los caminos

mirando a las gentes

gritaré en la distancia

ayudando, engañando a sus vecinos.

que pasan

¡no te olvidaré!

Bestias nobles, bestias ¡bestias!

y pasan

Hay de todo

cambiando el vestido

y en ese mar de gente

según la encajonan

busqué quién me enseñara a amar.

con eso que llaman moda.

Máscara mustia, adusta,

Su mirada fría,

sin hipocrecía

de mármol,

que a gritos me decía:

ya no ve a las gentes

“si quieres amar

sólo a su destino;

regrésate a tu lugar

ya no hay diferencia

Aquí ya estamos completos”

entre estatua y gentes. Estatuas vivientes que cambian su piel por tela sintética robando miradas a la estatua fría.


Avatares de Pedro Amador Llorens, literato puertorriqueño contemporáneo WENCESLAO SERRA DELIZ(1) Cuando algunas amistades hacen algún comentario negativo sobre sí mismas, les aconsejo que deje esa iniciativa a los enemigos y refuerce su autoestima. Siguiendo ese mismo principio, recordaré algunas de sus cosas positivas, genialidades y locuras.

A pesar de que Pedro exhibía algunas características de hombre tradicional (machismo, simplificación de varios asuntos complejos, gestos hiperbólicos de “hacendado”, como le decía yo a veces para aguijonearlo), supo ser generoso, compasivo y solidario en su patria y en el extranjero.

Nuestra real amistad -a pesar de conocernos previamente- comenzó en mi pueblo de Quebradillas, Puerto Rico, en 1993 mientras el cuerpo de Guillermo Venegas Lloveras era devuelto a la Madre Tierra. Allí le entregué mi poemario “Abra palabra” y él me obsequió su voluminoso “Pasadizo”, que catalogaba como novela y cuyo título evocaba el Paradiso del cubano Lezama Lima. Más adelante le expresé mi opinión disidente sobre el libro, que yo consideraba de crónicas o estampas históricas. Años más tarde, una reconocida crítica literaria de El Nuevo Día le diría lo mismo de una manera más incisiva, cosa que él rechazó en una carta, catalogándola de “pluma colonizada”.

Me enteré de la mayor parte de sus peripecias a través de los reiterados relatos de incansable conversador. En muchas ocasiones me contó anécdotas sobresalientes de su vida estudiantil. Cuando tomó un enmarañado curso de linguística con la profesora María Vaquero, le confesó que aquello era un pantano y ella era la única flor que sobrevivía en ese pantano. La profesora quedó maravillada con la metáfora inesperada de su alumno. Desconozco si aprobó el curso.

Cuando fue representante estudiantil ante la junta directiva de la Universidad Interamericana, fungió como intermediario en una huelga, logrando que se atendieran los reclamos de sus compañeros. El día que vio una joven llorando, le preguntó por el motivo de su tristeza. Ella expresó que, a pesar de tener un promedio alto, tendría que darse de baja por no disponer del dinero necesario para matrícula y libros. Después de reconfortarla y ofrecerla ayuda, llevó el caso ante la junta universitaria, que respondió positivamente otorgándole una beca de estudios. Años más tarde ambos se encontraron y ella le confesó agradecida que gracias a él pudo terminar su carrera en aquella misma universidad.

En cierta ocasión se involucró en la organización de un maratón musical que duró dos días. Pude ver la actividad al pasar por allí una noche en dirección a San Juan, sin imaginar que era una de sus locuras. La actividad -según me contó muchas veces- fue exitosa a nivel artístico, pero representó un desastre económico y fue necesario hipotecar una casa del haber familiar para saldar deudas. Esto ocurrió mucho antes del encuentro en el funeral de Venegas.

Cuando algunas amistades hacen algún comentario negativo sobre sí mismas, les aconsejo que deje esa iniciativa a los enemigos y refuerce su autoestima. Siguiendo ese mismo principio, recordaré algunas de sus cosas positivas, genialidades y locuras.

Ideó y creó lo que originalmente fue un rancho bohemio para celebrar el cumpleaños del célebre compositor José (Pepito) Lacomba, y que en poco tiempo se convirtió en el “Paseo de los Poetas”, ubicado en una de sus fincas de Camuy. En sus alrededores colocó una serie de grandes paneles con poemas de la tradición literaria puertorriqueña y un par de letras de canciones de Lacomba. Tuve la gran suerte de estar en la inauguración del Paseo junto al famoso compositor y un grupo de amistades de Pedro. Ese día tomé varias fotos que se volvieron históricas, pues don José no alcanzaría a ver la segunda celebración de su onomástico, cosa que seguimos haciendo a pesar de su sentida ausencia.

El Paseo de los Poetas, del que Pedro orgullosamente se autodenominaba “Rector”, se activaba siempre a finales de diciembre. Antes de esa fecha, por supuesto, había que hacer una labor organizativa para la que me reclutaba frecuentemente: vender anuncios, convocar poetas y cantantes, encargar la víctima propiciatoria, que siempre era un rico lechón asado, además de un sabroso arroz con gandures digno de un diciembre. Siempre le dije -a modo de agradecimiento- que él era una de esas pocas personas que reunía a los amigos en aquella especie de ritual esencial, poético y musical en medio de una sociedad atomizada y enajenada. Allí leyeron su poesía, entre otros, Etnairis Rivera, Violeta Pujols, José Yglesias, Zoé Jiménez, Ángel Luis Méndez, Pedro Juan Ávila, Vicente Rodríguez Nietzsche, Wenceslao Serra Deliz, Marcos Rodríguez Frese, Magaly Quiñones, Reynaldo Marcos Padua, Marcos Reyes, así como el venezolano Gregorio Pineda que tanto nos hacía reír con sus poemas humorísticos a la alcapurria, al inodoro y al centavito. No faltaban los profesores Marcelino Canino, José Juan Beauchamp, Margarita Maldonado, Ernesto Álvarez, Margarita Maldonado y Edgardo Pratts, quien fue varias veces el maestro de ceremonia. Zoé Jiménez, prima de Pedro, profesora y poeta, colocó en internet varias secuencias de imágenes de las últimas actividades celebradas allí, que pueden accesarse bajo el nombre de Pedro Amador Llorens.

Como nuestras casas estaban ubicadas a poca distancia, me visitaba con mucha frecuencia y conversábamos bajo el auspicio de un café caliente que tomaba a pequeños sorbos, como para extenderlo en el tiempo. Me contaba una y otra vez con entusiasmo renovado las anécdotas de su vida cimarrona. A veces se trataba de experiencias recientes que motivaban respuestas retadoras, como la de su reencuentro familiar. En el aeropuerto de Santiago de Cuba descubrió a un señor a quien llamaron por el altoparlante con el nombre de Carlos Amador, a quien por supuesto abordó inmediatamente. Éste le aseguró que, al igual que él, era descendiente de canarios de Tenerife. Para no dejar dudas de su parentesco, le envió luego desde Cuba una copia del árbol genealógico de los Amador. Pedro fue corriendo a mi casa a mostrarme el trofeo de su hallazgo. No había duda: ambas familias eran parientes y vivían en Santiago y en la provincia de Guantánamo. El viaje del reencuentro familiar era inevitable y, por supuesto me invitó. Yo, con algo de hambre épica, acepté con gusto y sentido de solidaridad. Ese viaje -lleno de sorpresas- requeriría una crónica especial. Al regreso le propuse organizar una actividad a modo de encuentro y análisis demográfico entre familias canarias de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. Después de realizar varias gestiones, era evidente que el proyecto requería un presupuesto que fue imposible conseguir y se quedó en un futuro anclado en la esperanza.


En ese proceso de búsqueda genealógica, Pedro había averiguado previamente que era pariente del poeta Luis Llorens Torres y de los Machado españoles. Luego, al buscar sus raíces en el pueblo de Realejo Abajo en Tenerife, Islas Canarias, aseguraba que allí tenía ascendencia común con el apellido materno de José Martí Pérez. Esto lo afirmaba con gran fuerza y entusiasmo. Yo lo aguijoneaba diciéndole que eso era un mero accidente y que el prestigio no se hereda, sino que debe hacerse por mérito propio, golpe a golpe y verso a verso, como el Quijote, quien argumentó alguna vez que su hidalguía comenzaba con él mismo.

Una vez ingresó al tratamiento de diálisis, debió ocupar gran parte de su tiempo en él. Un año antes del final del camino de su vida me confesó su determinación de asistir una vez más al taller santiaguero de poesía, ya bajo nueva dirección debido al fallecimiento de su director Cos Causse. Surgieron dos problemas: tenía que viajar acompañado y, además, debíamos coordinar desde acá el servicio de diálisis en Cuba. Su entusiasta hermano Pablo decidió acompañarlo, sin sospechar que se convertiría en su delegado permanente. Por mi parte tuve la oportunidad de contactar a Ileana Santana, analista de laboratorio en el hospital provincial. Con ese viaje y su participación en las lecturas de poesía -cosa que hizo con alguna limitación- Pedro cumplió con lo que ya imaginábamos como la última hazaña de su vida cimarrona y libertaria.

A comienzo de este siglo 21 lo invité al taller de poesía del Festival del Caribe, que dirigía el poeta Jesús Cos Causse en Santiago de Cuba. Este escritor convocaba a poetas y críticos literarios del Caribe, Latinoamérica y Cuba, cosa que generaba unas redes amplias de intercambio, convivencia y colaboración. A partir de aquel momento, Pedro comenzó a frecuentarlo puntualmente año tras año. Allí presentó varios de sus libros, para lo que a veces organizaba verdaderas fiestas con música y comida, todo en grande, como lo imaginaba su mente hiperbólica. Génesis de un poemario: En varias conversaciones posteriores a sus visitas santiagueras, le había expresado mi entusiasmo con el libro “Los orishas en Cuba”, de la investigadora cubana Natalia Bolívar Aróstegui. Contagiado con ese entusiasmo, insistió en que se lo prestara, cosa que hice con algún temor. Poco después comenzó a traerme poemas inspirados en cada una de las deidades afrocubanas presentadas en el libro. De esa manera fue dándole voz poética a los orishas hasta que armó su propio libro, que tituló “Canto a los orishas”, cuya portada vino a ser una hermosa serigrafía del cubano Lawrence Zúñiga, titulada “Ochún entre las mariposas”, que hacía varios años adornada mi sala. Cuando lo presentó en Santiago, alguien le cuestionó que se identificara como negro siendo blanco de ojos azules. Pedro contestó con su energía prehistórica: “¡Los negros somos como nos da la gana!” Y lo dijo muy en serio.

A pesar de su visión unidimensional de algunas cosas, tenía afición de cantante y cineasta. En cierta ocasión que visitamos La Habana camino de Santiago, entramos a la famosa “Bodeguita del medio”. Tocaba allí un trío excelente que supo captar de inmediato nuestro entusiasmo. No pasó mucho rato cuando vi a Pedro cantando con ellos en un tono muy alto que los agotó al cabo de algunas canciones. A pesar de eso la cantata fue todo un éxito aplaudido. Obviamente, se jactó de esa hazaña en varias ocasiones, con orgullo legítimo.

En Santiago convenció a varias personas relacionadas con el cine para realizar un documental sobre nuestro Grito de Lares, vinculándolo al de Yara. Luego trató de conseguir algún apoyo en nuestro país, donde el proyecto no llegó a concretarse, debido posiblemente a que ya la diabetes comenzaba a golpear con saña sus riñones.

Las memorias que había comenzado a redactar bajo mi insistencia constante, quedaron truncas y apenas llenaron las páginas de una libreta escrita a mano. De ese modo, se llevó para su próxima encarnación -como solía decir- los testimonios de una vida que fluctuaba entre la marginalidad, los aciertos, y la misma locura que -a fin de cuentas- es la vida breve que transitamos en este planeta vagabundo y solitario.

Obra literaria de Pedro Amador Llorens: Cantos de protesta (versos de juventud), s.f.; Versos del horizonte, s.f.; Versos de la piedra y el océano, 1986; Los duendes del Karma, 1986; Pasadizo (prosa),1993; El fantasma del faro (relato), 1995; Sueños y nostalgia, 1995; Ventana de los sueños, 2000; Canto a los orishas, 2002; Hacienda La Monserrate (crónica), 2004; Versos nómadas, 2006; Demetria (crónica), s.f.; Canto al primer amor, s.f. (Datos provistos por su viuda Ruth Pelet).

1. Destacado poeta puertorriqueño nacido en Quebradillas, al norte de Puerto Rico, en 1941. Es miembro fundador del Grupo Guajana. Su obra poética publicada se recoge en cuatro tomos de importantísima presencia en la poesía puertorriqueña contemporánea: Memoria (1970), El trabajo diario (1986), Abra palabra (1992) y El libro de los sueños. La memoria que no cesa (2011). Tiene inédito Los hilos conductores. Del mismo modo ha incursionado en la literatura infantil: Fabián, Poemas y colores, Mi música, Yucayeque, Adiós falcón, En las cavernas de Camuy y El balcón del meteoro. En la edición de 2009 presidió el Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico.


viernes EFRAÍN GUTIÉRREZ DE LA ISLA* yo escribo. y recuerdo y veo y me siento culpable y me siento solo. José de Jesús Sampedro. tu piel florece vacíos es medianoche algo detiene las sábanas

cero horas

Para el Lic. Juan Manuel García Baltazar (QEPD)

la otra ciudad de la ciudad bosteza en la uña del agua un millón de serpientes traga crepúsculos ceniza como fue dicho de la palma de las manos surgirá el espejo

el caso de dos condenados recorre el blanqueado cielo raso se suspende en las esquinas cierra sus ojos frente al espejo

caen treinta y tantos escalones

un ciempiés se adhiere a mi garganta sonido de tu cabello agua

el hierro se hunde en el rostro del relámpago tarde 18

los pequeños vidrios de la respiración dan luz al momento hay quietud son las 3 a m asciende una atmósfera de manos

mi familia legión de lunas cómplice de la voz baja naufraga en los ojos del gato

la acuarela del librero abanica el tiempo los ojos de los amantes estallan llenas de alfileres surgen voces caen partículas de luna en tu boca aún abierta olvido mi nombre mi historia entonces tus rodillas se doblan las humedezco sin sueño las sombras se extienden sobre tus músculos alargados un líquido de piedra inyecta tus labios el vientre se hace hilo de araña muerde vocifera gime desde sus párpados de humo.

*Mediador de la Sala de Lectura Eugenio María de Hostos, Clave: 32010 (CONACULTA), [1999 - 2014: rumbo al aniversario 15]. Sita en Estudio Galería Verde Matiz. Arte Contemporáneo. Aquiles Serdán 111, Centro Histórico. Zacatecas, Zac. Sesiones: todos los miércoles de las 19:00 a las 21:00 hrs. La actividad no se suspende por día festivo, apagón, frío, lluvia o ausencia del mediador. Entrada gratis. saladelecturaeugeniomariadehostos@hotmail.com


Cavilaciones y puntualizaciones al discurrir sobre los estereotipos de Ensalada de Pollos María Guadalupe Larios Castro Hablar de Facundo es traer a colación una página de capitosa enjundia de rompope y de acidez filosófica de cuaresma mexicana. […] Facundo, contemporáneo del sismo, alma sensible y a la que por lo mismo afecta hasta la fiebre el espectáculo primordial de su gente, se vuelve contra él y lo fustiga. Mauricio Magdaleno Sabido es, apreciados lectores, que antes de iniciarse en el ejercicio de la lectura de una obra específica, no se pueden desprender de las limitantes que el acervo propio proporciona para comprender e interpretar el texto. De la misma manera, es conocido el hecho de que, en distintas etapas de la historia, concebir la creación sin el creador resulta, prácticamente, imposible, pues, para poder entenderla como es debida, es preciso encontrar los paradigmas entre los que, como flor en pedregal, emerge y se alza sobre las demás semillas. A hora bien, se encaminan a dar un vistazo a una novela cuyos antecedentes estuvieron a principios de mil ochocientos; El catrín de la Fachenda, El Periquillo Sarniento, La Quijotita y su Prima, entre otros de carácter moralizante, sembraron esta idea de la ciudad corrompida y del lector que necesita mantenerse al margen de estos vicios; pensamiento que se recupera y se plasma con gran creatividad a finales del XIX en la obra de Cuéllar, La Linterna Mágica; un compendio de veinticuatro volúmenes, encabezada por la novela Ensalada de Pollos. No obstante, ¿cuánta justicia le hace el término ‘novela’ a este relato? Si consideran la novela en el canon occidental, donde El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha se impone como modelo, podrán observar un aspecto un tanto ‘trivial’ en la forma de narrar; encontrarán que hay una sucesión de acontecimientos acompañados de breves acotaciones por parte del enunciador al lector, con las que impone su ‘punto de vista’ a tal grado que leerán de acuerdo a una postura ideológica que, muy probablemente, no hubiesen considerado luego de ver el título. Así pues, estas ‘acotaciones’ suelen tener un cierto parentesco con los exempla de la Edad Media, en los que se refería una historia; un ejemplo, y se complementaba con un comentario que debía explicar al lector lo que era conveniente hacer y lo que no. Estas escuetas digresiones tienen sentido si se observa en primera instancia la forma en que la narración de Ensalada de Pollos está dada. Entonces es notoria la liga de dos tipos de discurso que el narrador -Facundo- va ofreciendo. Sucede que Cuéllar lleva a un extremo la técnica de la narración arrastrada por siglos en una tradición de continuos roces y experimentos. En una época de problemática civil y política, de nuevas posturas e imposturas, de afrancesados y lectores de franceses, entre grupos de intelectuales, el Liceo Hidalgo para ser exactos, se encuentra: El escritor que penetró en las casonas de la vecindad y en la vida privada de los mexicanos de su época, con ojos abiertos y carnet ávido, para contar intimidades y perseguir una huella de fealdad moral en los hombres, […] un romántico. [Pues] se acredita en ese deseo de componer el mundo y regirlo conforme a una bondad inmanente y en la pasión puesta al servicio de la virtud, y en la ironía de que colma los contrastes; en la obsesión por exhibir vicios incurables y, aun en lo que pudiera llamarse, inocentemente, técnica del novelista.

José Tomas de Cuéllar; periodista y colaborador de Altamirano en la oposición del “proyecto de gobierno de Benito Juárez [y en la manifestación de] sus simpatías por Porfirio Díaz” . Un joven que pronto se aficiona a la escritura, mas no a cualquiera, ya que él va siguiendo lo que su lectura le infunde, inspirado por Balzac y La comedia humana, ahonda en los terrenos de las letras a imitación de ese artefacto que reproducía imágenes estáticas antes del cine, extrayendo sus personajes de la vida diaria, siendo él esa ‘linterna’, ahora conocida como ‘Facundo’, como se autonombra. De manera que el narrador, en adelante sólo Facundo, trata dos cosas; la primera, el discurso narrativo propio de la novela, y la segunda, el discurso narrativo propio de la crítica. La novela muestra una fábula común de la época: la historia de un hombre que se lanza a la revolución por no tener otra cosa mejor que hacer, que deja a su esposa y a sus hijos al cuidado de su compadre y que en su cartilla no tendrá más heroicidades que las de encontrar una guerrilla de liberales, juntarse con ellos, recibir un caballo hurtado, matar a un perro y luego a unos cuantos cristianos por no resignarse a morir, convertirse en Coronel a falta de uno y arrastrar a su hijo a la tropa, de manera que “el guerrillero había sustituido ya al pusilánime [pues] Don Jacobo comenzó a ser criminal por miedo, después lo fue por necesidad y al último por habito” ; y la historia de esa familia que queda a la buena de… el compadre. Una hija, joven, bonita, con amistades ricas y grandes ambiciones que, sin embargo, para su desgracia no descubrirá que no todo depende de la suerte y que, por lo tanto, no debería repetir patrones como los de su madre porque queda expuesta a obtener los mismos resultados. Un hijo, igual de iletrado que su padre, que creerá que las amistades resolverán sus problemas. Y una madre, mujer ‘abnegada’ y resignada, que pretexta su ignorancia ante la ‘inteligencia’ de sus hijos para no ponerles límites y que sólo intenta hacerlo, cuando alguien más, por el-que-dirán, se lo aconseja, siendo cruel e injusta con su hija a tal grado que la escena se vuelve grotesca y Facundo se escusa por no poder relatar esto al lector. Una historia en la que Facundo “sólo se detiene en la descripción física de determinados personajes: aquellos que presentan características peculiares que pudieran considerarse en mayor o menor medida como defectos físicos.” Defectos físicos que además de sobresalir son mal empleados para sacar provecho de situaciones que tarde o temprano arrastraran al personaje a la ruina. “Los personajes femeninos son tratados como objetos que los personajes masculinos pueden poseer por diversos métodos más o menos violentos, o bien como adyuvantes de los personajes masculinos para lograr apropiarse de otros personajes femeninos” . Esta relación de sujeto-objeto queda más explícita en la observanción del comportamiento social tendente a la búsqueda de la comodidad y los lujos. Ahora es necesario poner atención en este peculiar título: Ensalada de Pollos. ¿Qué tiene que ver un encabezado tan comestible con una historia de perdición y malas decisiones? Moreno de la Mora hace el señalamiento del discurso alimenticio a raíz de la metonimia cargada en la voz de Facundo que, de algún modo, se explica porque “[…] es una constante que el hombre obtenga derechos sobre una mujer en el sentido sexual con el simple hecho de alimentarla” . Aun así, se requiere entender qué son los pollos y qué es la ensalada. Partiendo de lo sencillo, la ensalada es la mixtura de diferentes ingredientes; en este caso dos tipos de discurso, novelístico y crítico; la trama formada por el entrelazado de los distintos, incluso paradójicos, personajes, la mezcla de “los pollos”. Para poder abordar a estas aves, que intentan emprender vuelos de águilas es forzoso revisar de dónde surgen. Facundo inicia el primer capítulo con un subtítulo en que indica “que el curioso lector se inicia en algunos misterios de la incubación de la raza” a la vez que explica que “La idea de la revolución […] acariciada en medio de la ociosidad y los vicios es el calor con que la madre discordia empolla a sus hijuelos” . Yendo a lo complejo, es imperioso observar, al estilo del catecismo, la “Monografía del pollo” para poder esclarecer la tipología de los personajes y, por qué no, de una que otra personalidad que circula en la sociedad actual.


-¿Qué es pollo? -Pollo por razón de edad es un bípedo racional que está pasando de la edad del niño a la del joven. -¿Qué es pollo por razón social? -El bípedo de doce a dieciocho años, gastado en la inmoralidad y en las malas costumbres. -¿En cuántas clases se dividen los pollos? -En cuatro, a saber: pollo fino, pollo callejero, pollo ronco, pollo tempranero. -¿Qué es “pollo fino”? -El hijo de gallina “mocha” y rica, y gallo de pelea, ocioso, inútil y corrompido por la razón de su riqueza. ¿Qué es “pollo callejero”? -El bípedo bastardo o bien sin madre, hijos de reformistas, tribunos, héroes, matones y descreídos, que de puros liberales no les ha quedado cara en qué persignarse. -¿Qué es “pollo ronco”? -El de la raza del callejero que llega al auge de su preponderancia, que es el plagio. -¿Qué es “pollo tempranero”? -Cada uno de los tres anteriores que se distingue en su primer emplume por sus avances; de manera que es más tempranero el que con menos edad tiene más vicios y el corazón más gastado.

Establecido lo anterior es riguroso dejar que la imaginación afloré y contemplar los peculiares nombres de los personajes: ya que Moreno de la Mora habla de un lenguaje de metonimia, deténganse pues, en don Jacobo Baca; su apellido ínsita a verlo con ‘cuernos’, muy probablemente puestos por su mujer, doña Lola; Dolores, la mujer sufrida. Don José de la Luz, el ‘bueno’ de don José que va a iluminar a su comadre. Concha: “Pareciera ser que la fatalidad la hubiera marcado desde el nombre de “concha”, como cierto tipo de pan dulce tradicional mexicano, ya que los hombres la devoran.” Aunque tampoco hay que olvidar las expresiones de no te hagas “concha” o es un “conchudo” que describen a la perfección la sencillez de Concha al aceptar los obsequios de sus amigos ricos. Pedrito, Pío Prieto, Pío Blanco y Pepe Pardo, fonéticamente recuerdan el piar de los pollos; el diminutivo en Pedrito es un indicador de su condición de “tempranero”, Prieto, Pardo y Blanco marcadores de la clase social. Arturo, el “pollo fino”, remite a la Corte, a la elegancia y la exuberancia, al amor cortés; hasta su caída es caballeresca, un duelo a muerte con Pío Blanco por el honor de Conchita. El Coronel Capistrán, similar a capitán; la cabeza. Casimira es bizca. Los nobles jóvenes del rancho, María, Rosario, Rafael, Pepe (José); son nombres de santos… En fin, incluso el mismo Facundo es similar a fecundo, que analizándolo de forma objetiva, ese puede ser el significado y el sentido que quiso dar a su obra, siendo el fecundador de una nueva generación, que a pesar de los peligros que la asechan, aún puede echar frutos buenos.

Se muestra un claro maniqueísmo respecto a lo conveniente para una sociedad productiva. Se prefiere la humildad y la sencillez sobre las apariencias y la presunción. Hay una crítica directa a los vicios de la sociedad; a las partes del cuerpo -ojos, pies, manos- como reflectores de las virtudes y los defectos, a la vestimenta, rechazando lo extranjero y exaltando lo “mexicano”, al respeto pos-mortem, a los privilegios durante la aplicación de la justicia; la vida en la cárcel de un “pollo fino”, la vida de un “héroe” en reconocimiento, a la mediocridad de no reconocer la responsabilidad propia y culpar a la “suerte”, al uso del cigarro como respuesta para todo, a la facilidad de adquisición de armas de fuego para los “pollos” gracias al país vecino, Estados Unidos de América.

Y como la cartilla sigue y es importante que el lector no tenga dudas sobre la pertinencia de esta clasificación social, fundada en el tipo de toma de decisiones y ambiciones, se le invita a continuar con la lectura: -¿Existen en esa edad jóvenes a quienes no se les debía aplicar el nombre de pollos? -Sí, existe la generación espiritual, la de los jóvenes honrados, los hijos de la Ciencia, los alumnos aprovechados de los establecimientos de educación, ricos y pobres, pero fieles a la moral y al deber, que serán mañana los depositarios de la honra nacional, del patriotismo, de la ciencia y de la literatura. -¿Hay causas determinantes del aumento y progreso de los pollos de las cuatro clases enunciadas? -Sí, y son las siguientes: primera, el torrente invasor de la prostitución parisiense, y segunda, la conmoción social en la época de transición porque atravesamos. -¿Cómo se podrán corregir los pollos implumes cuando desprecian la moral y el deber, cuando se burlan de los buenos ejemplos? -Sólo por medio del ridículo. Señáleseles con el dedo; exhíbanse ante el mundo con todos sus defectos, y al arrancar sonrisas mofadoras y gestos de desdén, tal vez le tema más al ridículo que al crimen.

Todo Cuéllar es una conmovida visión ética. A través de su sarcasmo -así siempre sangriento e inexorable- se llora la suerte de un país entregado a la anarquía, cuya clase alta sólo se ocupa de banquetearse, de lucrar y de coludirse con el poderoso en turno; cuya clase media-dramatis personae preferido de Facundo y sondeado por su garra en todas sus dimensiones- desfallece en la cursilería de la imitación de aquélla en el escepticismo mas sordo y en la frivolidad más densa, y cuya clase baja se arrastra en el arrollo, encanallada y soez, como una piltrafa…


Facundo describe a doña Lola y a su compadre como buenas personas, que no obstante a su bondad, no pueden ni están calificadas para ser productivos y funcionar efectivamente en el esquema de la sociedad moderna. Ya que no son seres racionales, capaces de inculcar la moral y las buenas costumbres a la nueva generación, antes bien permiten que se vayan del hogar, sin saber hacer nada, presumiendo una inteligencia que les daña más que hacerles provecho. “Cuellar registra la palpitación más fiel -más banal, más exterior- de un lapso decisivo en la vida de México: el del mundo nacido del fuego de la Reforma.” Y en consecuencia, crítica a la juventud por no valorar los ‘oficios’ y preferir los cargos de escritorio que no tienen utilidad alguna, y solo producen parásitos de la sociedad que, al final la contaminan en este proceso de ensalada. En su relato, Facundo “para, al pronto, el cansuno divagar de la acción, y discurre, discursea, sermonea, hace homilía; nos habla de la virtud, ensalzándola; anatematiza el vicio; considera la escena política y social de su hora.” Muestra lo que quiere que el lector vea; se impone. Lo mantiene en alerta, al grado que en cada momento está dando indicios de que pronto ocurrirá algo terrible. Es esta clase de enunciación la que permite al que lee seguir y seguir dando vuelta a la página, manteniéndolo en una especie de suspenso, de forma que, como dice Facundo, “Seguiremos a los Píos; que no porque con el tiempo dejen de ser pollos dejarán de ministrarnos materia, sabrosa de leer […]” Dejándose llevar por esa maravillosa lámpara que iluminará el camino.

Bibliografía: CUÉLLAR, José T. de, Ensalada de Pollos y Baile y Cochino… Edición y prólogo de Antonio Castro Leal, 11° ed., México, Editorial Porrúa, 2005, VII-XXVII, 379p. (Escritores Mexicanos, 39). CUÉLLAR, José Tomás de, La Linterna Mágica, prólogo y selección de Mauricio Magdaleno, 5°ed., México, UAZ, 1992, V-XXIV, 217p. (Biblioteca del Estudiante Universitario, 27). MORENO DE LA MORA, Josefina María, Acercamiento analítico a Ensalada de Pollos de José Tomás de Cuéllar, Tesis que para obtener el grado de Maestra en lengua y Literatura Mexicana, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, Jal., Mayo de 2004, 104 I-VII p.

Ciudad de amor Como muestra de amor hacia ella No le pidió matrimonio ni se cortó las venas Le confesó que la amaba tanto como a su propia vida

TORRES, Herculano A. et al, Literatura Hispanoamericana, 7° ed., México, Herrero, 1972, 530p. SANDOVAL, Adriana, Cuéllar y Balzac, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM. En http://www.iifl.unam. mx/html-docs/lit-mex/15-2/cuellar.pdf Consultado el 17/03/14.

También le confesó que era un

Mitómano Juan Manuel Garcia Jimenez


2014


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