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Curazao para parejas

La playa de Curazao puede ser el escenario perfecto para sellar una historia de amor. Organizar una boda a la vera del mar es posible en esta isla del Caribe Sur, en una zona de sol todo el año y sin huracanes. Además, después de esta velada tan especial, la pareja tiene un sinnúmero de opciones para disfrutar en ambientes románticos y privados, o animados junto con otra gente. Así, por ejemplo, la playa de Jan Thiel es una de las más populares del destino, con variedad de entretenimientos y compras. En cambio, para pasar un día de a dos, Klein Curaçao es una isla deshabitada de roca volcánica con una playa larga y blanca. Claro que hay más alternativas para nadar en el mar prístino y, sobre todo, descubrir mediante el esnórquel la fauna y

flora que se esconde bajo el agua. Por la tarde, el plan es navegar en un velero para ver la gran postal de la caída del sol. Para la noche, Pietermaai reserva música en vivo en clubes de jazz, restaurantes que sirven platos de la cocina local e internacional, y baile en discotecas. También está Mambo Beach Boulevard, otro epicentro de la vida nocturna. Si la pareja desea aventura, un paseo en bicicleta por el Parque Nacional Christoffel constituye una gran experiencia. Quizás opte por recorridos en jeep. Para quienes quieran sorprender a su pareja con opciones poco convencionales, Curazao cuenta con una granja de avestruces donde es posible alimentarlos. Otra propuesta innovadora es participar de una cata de licor o taller de cócteles. En cualquier caso, hay que probar el licor emblemático de la isla, el Landhuis Chobolobo, que se produce desde 1896. También vale la pena descubrir el lado oeste de la isla, en especial las playas Piskado/Grandi donde llegan las tortugas marinas. Antes de regresar a casa, es recomendable dar un paseo por Willemstad, la capital de Curazao, cuyo centro histórico es Patrimonio Mundial. Su arquitectura colonial neerlandesa es un ejemplo único en el Caribe.

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