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UNA CARTA DE AMOR
Una carta de amor a México
No todas las historias se cuentan con palabras y Diego Huerta, un apasionado fotógrafo mexicano, ha dedicado sus días a conocer las culturas mexicanas, a las que rinde tributo con su lente.
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A lo largo de la historia se han escrito muchas cartas de amor. Quizá han sido miles de millones o millones de millones y, en cualquiera de los casos, todas las que cobraron vida han hecho de este, nuestro mundo, un lugar más hermoso. Por supuesto, hay una más famosas que otras –como las de Napoleón a Josefina, las de Dalí a Gala o las de Frida a Diego– pero las mejores son aquellas en las que no solo hay palabras de por medio.
Diego Huerta es un mexicano que, a pesar de haber migrado a los Estados Unidos, mantiene un fervoroso amor por sus raíces, motivo por el que gran parte de su obra está dedicada a exaltar las particularidades de los pueblos autóctonos. Empezó con los wixárikas pero ahí no paró la cosa. Chichimecas, rarámuris, zapotecos y un sinfín de pueblos originarios más comenzaron a ser retratados por la cámara de este artífice de imágenes, dentro de su propio contexto, lo que ha permitido que tanto los propios mexicanos como el mundo entero conozcan el hermoso mosaico cultural que representa el país que le vio nacer.
41 “Mi mayor satisfacción es conocer lugares que la mayoría de las personas no conoce, y que a través de la fotografía puedo llevarlos a conocerlos. Y no solo lugares, conocer personas de otras culturas, que tienen su propia cosmovisión de la vida y que la comparten contigo, eso es lo mejor de mi vida”, explica Diego, quien este año planea seguir escribiéndole cartas de amor a México que muy pronto habrán de convertirse en su propia historia fantástica.