Con gratitud a Dios vemos cómo, a lo largo de 27 años, la iglesia de Lince ha sido guiada a las Misiones, tarea trascendente como ninguna otra. Dios nos ha permitido ver este mundo en su profunda necesidad espiritual y nos ha dado el privilegio de alcanzarles con el bendito evangelio de nuestro Señor Jesucristo, apoyando y enviando misioneros al interior de nuestro país, así como en al exterior. Pero, somos conscientes que Dios tiene mayores desafíos para nosotros, porque anhela la salvación de todos los hombres. Dice el Señor: “Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra” (Isaías 49:6b NVI). Aún hay naciones, pueblos y lenguas por alcanzar, viven en la oscuridad del pecado. ¡La Gran Comisión sigue vigente! Que Dios avive en nosotros el fuego de su amor, la pasión por las almas y nos lleve, una vez más, a renovar nuestro compromiso con Él para IR, ORAR, OFRENDAR