Historiadores de la literatura extremeña

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Facsímil

REVISTA DEL CENTRO DE

ESTUDIOS EXTREMEÑOS

Tomo XIV

1940

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HISTORIADORES DE LA LITERATURA EXTREMEÑA *

Preliminar útil, y hasta necesario cuando se trata de labores de investigación histórica, es el recuento de los que con mayor o menor acierto precedieron en la tarea, de los que consagraron sus actividades a recorrer las mismas sendas que hoy intentamos seguir, hayan logrado o no sus obras alcanzar la necesaria importancia. En las páginas que siguen, y que constituyen una ligera noticia sobre los críticos e historiadores de la literatura castellana en la región extremeña, exponemos, de manera breve, algunas notas sobre aquellos escritores que han dedicado su tiempo a poner en claro el pasado literario de Extremadura, al menos a suministrarnos datos para valorarlo, siempre que su aportación no sea aislada, monográfica. Es decir, que no basta con haber escrito un libro sobre algún ingenio extremeño para que forzosamente consideremos a su autor en el desarrollo de este breve ensayo. Si tal hiciésemos, nuestra labor sería interminable por ser extensísimo el catálogo de los escritores que se han ocupado de tal o cual hijo de Extremadura, que en los pasados siglos enriqueciera el número de los autores locales con una aportación más o menos valiosa. Naturalmente que, con este criterio, nuestro campo de acción viene a quedar muy reducido y si en puridad hubiéramos de ceñirnos a tratar solamente de los que han compuesto historias de la literatura regional, habría que cerrar aquí estas cuartillas con la firma de su autor. Pero no seguimos un criterio tan rigorista. Sin que podamos contar en Extremadura con ningún volumen de esa índole, hay aportaciones parciales muy útiles que conviene siempre recoger, tener presente y acaso destacar cuando se inicia un amplio miraje por el campo de nuestra literatura. Dejando a un lado las obras de historia local, en las que de pasada se ______________ (*) Introducción al libro Historia literaria de Extremadura, tomo I; Desde los orígenes hasta Carlos V.

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insertan nombres de hijos ilustres y ciñéndonos exclusivamente a aquellas otras que los contienen en número un poco más amplio, o haciendo catálogos de ellos, nuestras investigaciones no logran remontar del siglo XVI la fecha más antigua. El infatigable cronista Solano de Figueroa1 consigna en las páginas de su Historia eclesiástica de la ciudad y obispado Badajoz2, que “el lic. Saluador ortiz de Saluatierra, escriuio sobre el derecho del Arçiprestazgo de su Patria, y su eclesiástica jurisdiçion, con notiçias de algunos honbres insignes de Estremadura”. Hay que referir este apunte, aunque sin fecha, al último tercio del siglo XVI, años en que vivía su autor, hermano del Visitador General de Granada D. Juan Ortiz. Ignoramos en qué biblioteca o archivo existe ese papel, si es que se conserva. Acaso sería una simple lista enumerativa, pero acaso también fuera un apunte trabajado con más diligencia. Posiblemente los escritores de su época se hallarían comprendidos en la desconocida obrita. Sigue a Ortiz de Salvatierra un escritor altamente simpático, castizo y amenísimo, el cual, antes que nadie, imaginó y llevó a la práctica la aplicación del folklore a la ciencia médica: el Doctor Don Juan Sorapan de Rieros. Imprimió este ingenio en Granada, el año 1616 su Medicina Española en proverbios3, y en ella dió rienda suelta a las felices disposiciones de su talento haciendo un libro que difícilmente hallará par, en interés y curiosidad, entre los de su tiempo. En el comentario que dedica a uno de los refranes, el XLI, se extiende en consideraciones de todo género sobre cuál será la tierra más propia para conservar la salud y gozar de larga vida. De deducción en deducción nuestro autor se enfrenta con la región extremeña y en ella encuentra poco menos que un nuevo paraíso terrenal. Todo lo halla bueno: clima, suelo, retiro, paz, todo lo que puede apetecer el más ambicioso espíritu. La posición de Sorapan es defensiva al ver tachados a los extremeños de gente poco capaz de sutilezas intelectuales: “Dixe arriba que los extremeños florecen en letras contra algunos malevolos, que los han notado de lo contrario, no aduirtiendo, que en nuestros tiempos y a vista de nuestros ojos a resplandecido esta prouincia en las ciencias, dando a toda España honra, y admiración al vniverso, con ______________ (1) Sobre Solano de Figueroa, véanse los trabajos: El Doctor Don Juan Solano de Figueroa, cronista de la provincia de Badajoz. 1610-1684. Noticias biográficas inéditas, por Antonio R. Rodríguez Moñino, Madrid, Imprenta Municipal, 1930, 4.º, 45 páginas, y del mismo autor: Avance para la bibliografía del Doctor Don Juan Solano de Figueroa y Altamirano, artículo en la Revista del Centro de Estudios Extremeños, tomo I, fascículo III, páginas 374 a 410. (2) Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz, tomo I, Badajoz, 1929, página 95. (3) Medicina española / contenida en proverbios vvlgares de nra lengua. / Mvy provechosa para todo / genero de estados, para Philosophos, y Me / dicos Para Theologos, y Iuristas, para el buē / regimiento de la salud y mas larga vida. / Compuesta por el / Doctor Ivan Sorapan / de Rieros, Medico y Familiar del Santo / Officio de la Inquisicion de Llerena y / Granada y de su Real Chancilleria. / Con Previlegio / Por Martin Fernandez Zambrano. Año 1616.

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los extraordinarios ingenios, y entendimientos claros de sus hijos.” ¿Qué puede hacer el buen Sorapan para conjurar esta faceta del antiextremeñismo, sino ordenar un catálogo de los intelectuales paisanos suyos? Eso es, exactamente, lo que hace. Pero tan menguado le resulta, acaso por ignorancia, que no le salva ni aún la preventiva reflexión de que “sería necesario llenar vn largo, y copioso volumen, si los insignes varones en letras, que de Estremadura an florecido, aqui se vuiessen de escriuir”. ¡Apenas una docena de nombres! Las notas de Sorapan no pueden ser más reducidas de lo que son: la bibliografía está ausente y los esquemas biográficos casi se limitan a la indicación del nombre y alguna brevísima referencia. A pesar de tan parca aportación honremos su buen deseo de salir por los fueros de la cultura regional. Un cronista, casi contemporáneo del ilustre médico de Logrosán, Gil González Dávila, se encarga de suministrarnos nuevos elementos bibliográficos sobre escritores extremeños. Confiábamos encontrar sendas listas de varones ilustres de los Obispados de Badajoz, Coria y Plasencia en los respectivos Teatro eclesiástico de cada una de estas Santas Iglesias Catedrales, pero únicamente nos fué lograda esta esperanza en el de Badajoz4. La edición más antigua que conocemos del Theatro Eclesiástico de la Iglesia y civdad de Vadajoz data del año 1618, es decir, casi contemporánea de la Medicina española de Sorapan. En el opúsculo de González Dávila se dedican tres folios a los varones famosos de la ciudad y obispado en letras, poesía, pintura, música y arquitectura. De entre éstos se puede seleccionar una lista, no muy numerosa por cierto, de escritores. Rodrigo Dosma (de cuyas relaciones con Arias Montano es el primero que da noticias), Fr. Gerónimo de Sotomayor, Gonzalo Ruiz de Figueroa, Gregorio Silvestre, Badajoz el músico, Romero de Cepeda, Luis González, Garci Sánchez, Silíceo, D. Juan Beltrán de Guevara, Arias Montano, Maldonado, los Ramírez de Prado, Pedro de Valencia y su hijo Melchor, son los ingenios de quienes con mayor o menor extensión se ocupa González Dávila. Hay que reconocer que el historiador de Salamanca es parco en sus comunicaciones, pero, sin embargo, algunas noticias nuevas aporta que no habían sido anotadas por los anteriores bibliógrafos: Luis González y su epigrama bilingüe nos es conocido solo por Gil González, a quien debemos asimismo la incorporación al catálogo de extremeños de los Ramírez de Prado, Silíceo, Ruiz de Figueroa y algún otro. Sus datos, en general, carecen de indicaciones bibliográficas. _____________ (4) Gil González Dávila: Theatro Eclesiástico de la Iglesia y Civdad de Vadajoz. Año de MDCXVIII. Un cuaderno en folio, de [2] + 7 hojas. Biblioteca Nacional de Madrid, signatura V.- C.ª 396, núm. 1.

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Mucho hubieran ganado las letras extremeñas si otros escritores del tiempo, v. gr., Solano de Figueroa, Fr. Alonso Fernández y Moreno de Vargas hubiesen empeñado su pluma en escribir los fastos literarios de la región como la ocuparon en trazar el desarrollo de los de sus ciudades. Pero sólo nos queda de ellos, en este sentido, notas sueltas de los pueblos que historian, escapadas a vuela pluma en el curso de sus obras. Fr. Alonso Fernández es, sin embargo, una honrosa excepción y en su libro 5 encontramos copiosas referencias a escritores placentinos anteriores a 1627. Sígueles cronológicamente un curioso escritor cuya personalidad poligráfica aún no ha tentado los deseos de algún solícito comentarista: el Dr. D. Diego Suárez de Figueroa. En otro lugar, y no hemos de repetirlo aquí, hemos anotado algunos datos6 sobre este autor de una rara Historia de la ciudad de Badajoz. Corresponde al libro el calificativo que le damos, tanto por lo desigual de su contenido como por la forma en que vió la luz pública y por lo extremadamente difícil que es hacerse con cualquiera de sus tres ediciones7. Nada menos que dos capítulos consagra a estudiar los hijos de Badajoz de especial literatura, empleo y artes: uno para anotar los seglares, dedicado el otro a los religiosos. En el pasaje referente a los primeros tan solo hallo la cita del Doctor Rodrigo Dosma Delgado, entre otras muchas de personajes que no fueron escritores. En el segundo considera a Gonzalo Ruiz de Figueroa, Gregorio Silvestre, Joaquín de Cepeda, Badajoz el músico, Luis González, Garci Sánchez de Badajoz y Don Gome de la Rocha y Figueroa: a pesar de los dos capítulos es bastante parca la aportación de este ingenio a la bibliografía literaria regional. Pero algo hay que la hace aún menos interesante y que le resta valor. Un simple cotejo muestra hasta qué punto era servil Suárez de Figueroa al erudito González Dávila. Veamos lo que dicen respectivamente de Rodrigo Dosma: ______________ (5) Historia y anales de la ciudad y Obispado de Plasencia. Refiere vidas de sus Obispos y de varones señalados en santidad, dignidad, letras y armas; fundaciones de sus conventos y otras obras pías, y servicios importantes hechos a sus Reyes. A la magestad católica de Felipe IV, Domingo Víctor nuestro Señor. Fray Alonso Fernandez predicador General de la Orden de Predicadores. Año 1627.Con privilegio, en Madrid, por Juan Gonzalez. A costa de la ciudad y de la Santa Iglesia de Plasencia. Fol. VIII-336-Tabla. (6) Una bio-bibliografía inédita de Cristóbal Suárez de Figueroa, en Revista del Centro de Estudios Extremeños. Badajoz, Mayo-Agosto de 1929, tomo III, fascículo segundo, páginas 265-285. (7) Sobre las ediciones de esta historia, cfr. el artículos citado en la nota anterior, página 267 (nota) y V. Barrantes, Aparato bibliográfico para la historia de Extremadura. Madrid, 1875, t. I, 144-145. La edición que aquí citamos es la última: Historia de la ciudad de Badajoz, extractada de los escritos del Doctor Don Diego Suárez de Figueroa, impresa por primera vez el año 1727, Badajoz, imprenta de Vicente Rodríguez, plaza de la Constitución, número 11, 1916, 8.º, 26 –(2) páginas.

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González Dávila

El Doctor Rodrigo Dosma tuuo gran conocimiento de las lenguas Hebrea, Caldea, Sira, Latina y Griega, y de otras muchas. Lustró la mayor parte de Europa: fue gran Matemático: tuuo gran noticia de las letras Humanas, y mayor de las Diuinas. Diole Felipe Segundo por varon insigne título de Coronista. Escriuio dos tomos sobre los Euangelios, otro de Authoritate sacrae Scripturae, otro de Penitentia, Discursos Patrios, y Dialogos Morales, y otras cosas que no se gozan impresas. Reverenciole Arias Montano. He visto cartas suyas donde le pide diga lo que siente de sus obras. Yace en la Iglesia de Vadajoz, do fue Canonigo.

Suárez de Figueroa

El Dr. D. Rodrigo Dosma tuvo gran conocimiento de las lenguas hebrea, caldea, siria, latina, griega y otras muchas; lustró la mayor parte de Europa; fue un gran matematico y tuvo extraordinario conocimiento de las letras humanas, y mayor de las divinas. Diole Felipe II por varon insigne, título de Cronista; escribió dos tomos acerca de los Evangelios; otro de “Auctoritate Sacrae Scripturae” otro de “Poenitentiae”, “Discursos Patrios”, y otras obras que no quedaron impresas. Reverenciole Arias Montano y he visto cartas de este en que le pedia a aquel que dijera lo que sentía de sus obras. Yace en la iglesia de Badajoz donde fue Canónigo.

Como la más ligera observación permite comprobar, el resultado del cotejo es fatal para Suárez de Figueroa. Otros capítulos de su Historia son ciertamente más útiles que estos. Sin embargo, irán reproducidos los referentes a literatura en los apéndices, con objeto de tener a mano reunidos los antecedentes de la bibliografía literaria de Extremadura, por rudos e imperfectos que sean. Hay que citar, aunque sea incidentalmente y como de pasada, el nombre de D. Francisco Gregorio de Salas, autor de unos Elogios8 de extremeños ilustres, impresos en 1773, que apenas consigna larga lista de nombres, en un cincuenta por ciento apócrifos, sacados principalmente de Nicolás Antonio, sin datos biográficos ni cosa que lo valga, pero que fueron copiados en su integridad por el alcantarino D. Jacinto Durán y Cá_______________ (8) Francisco Gregorio de Salas, Elogios Poéticos, Madrid 1773, p.

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ceres en su inédito manuscrito Varones ilustres de Extremadura9. Tan escasa es la aportación que no merece que le dediquemos mayor espacio en estas notas. Y pasamos a reseñar la obra más completa de bibliografía literaria extremeña anterior al siglo XIX. Por desgracia permanece inédita aún y anónimo su autor. No forma cuerpo de libro por sí sola, sino que integra una Historia de Badajoz acéfala que perteneció primero a un bibliófilo de Cáceres, luego a D. Pascual de Gayangos y por último a la Biblioteca Nacional de Madrid10. Por ciertos detalles que no es de caso examinar aquí, se supone escrita en la segunda mitad del siglo XVIII, hacia 1783. Conservada en un solo manuscrito, no autógrafo e incompleto, hácese difícil precisar más la fecha. Nada menos que treinta y siete escritores van estudiados por el diligente anónimo, la mayor parte de ellos real y verdaderamente extremeños, y una pequeña fracción no regionales. De estas inclusiones de autores extraños no debemos sorprendernos mucho, teniendo en cuenta que nombres como el de San Atón, aún pasan como naturales de nuestra comarca, gracias al pueril empeño de un patriotismo mal entendido. Es frecuente este caso, hasta en nuestros días. Como de su título se desprende, no abarca este trabajo más autores que los nacidos en Badajoz, con exclusión de cualquier otro de distinta procedencia. Naturalmente, hay que desechar, según lo ya dicho, algunos nombres: San Atón, Cristóbal Suárez de Figueroa, Garcisánchez de Badajoz, Cristóbal Suárez de Vargas y algún otro. Entre los que quedan, podemos asegurar que, hasta su tiempo, ningún bibliógrafo reseñó más ni mejor que el anónimo. Hay artículos casi completos, v. gr., Dosma, y otros en los que abundan los detalles bibliográficos: es el único que testifica la existencia del Cronicón de la Provincia de San José, de Fray Angel de Badajoz. Como fuentes pueden señalársele dos muy principales: Gil González Dávila y Nicolás Antonio, pero acrecienta sus noticias hasta el punto que añade 29 nombres al primero y 30 al segundo. Llega hasta su tiempo, puesto que cita a escritor “que hoy vive”, como Pavón y Guerrero, autor de una aceptable Retórica. Cuando no ha visto los libros reproduce las indicaciones de los bibliógrafos precedentes; cuando logra conocerlos, no vacila en copiar entero su título, aun a pesar de no ser breves, como en el ______________ ( 9) Varones ilustres de Extremadura, por Don Jacinto Durán y Cáceres. Manuscrito en el British Museum de Londres. Cfr. V. Barrantes, Aparato bibliográfico, tomo II, artículo Extremadura. Poseemos copia correcta. (10) Barrantes, Aparato, I, 173, da a esta obra el título de Historia de Badajoz desde los tiempos más remotos, con cinco disertaciones eruditas acerca de la antigua Lusitania y Extremadura, y dedica a su análisis diez nutridas páginas. Yerra algunas veces, siendo corregido en varias por mí, cfr. Bibliografía inédita de Cristóbal Suárez de Figueroa…, páginas 266-268.

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caso de Suárez de Figueroa, Paino, Zabala y Auñón. Los nombres que menciona son los siguientes: San Atón María de la Antigua Luis González Thomé Hernández Cristóbal Suárez de Vargas Fernando Vera Alonso Pavón y Guerrero Angel de Badajoz Juan de Santa Ana Ambrosio de Gante Gonzalo Ruiz de Figueroa Cristóbal Suárez de Figueroa Diego Sánchez

Rodrigo Dosma Jacinto Romero de Cepeda Cristóbal Mosquera y Figueroa Vicente Paino y Hurtado Juan Moreno Francisco Antonio de Gante Juan Suárez de Godoy Garcisánchez de Badajoz Gregorio Silvestre

Franc.º Mateo Fernández Bejarano

Ignacio Suárez de Figueroa Gómez de la Rocha y Figueroa Simón de Tovar Luis Vera y Esquivel Juan Perea

Ignacio Antonio de Argüello y Carvajal

Diego Suárez de Figueroa Lorenzo Suárez de Figueroa Cristóbal Fernández de Figueroa Lorenzo Suárez de Figueroa (otro) Miguel Zabala y Auñón Martín de Perea Marcos Antonio de Badajoz Cristóbal Lobo

Obsérvanse algunas inexactitudes en los nombres de los escritores, v. gr., Ignacio Antonio de Argüello y Carvajal, por Iñigo, Jacinto Romero de Cepeda por Joaquín, etc. Pero estos detalles son imputables al amanuense que plagó el manuscrito de extraños, bárbaros errores (v. gr., energías por elegías). Una importante innovación es la de contener, a veces, datos biográficos. En la edición que haremos en los apéndices al presente trabajo se eliminan los escritores que conocidamente no son extremeños. Consideraremos también en la serie de escritores que con carácter general se ocuparon de literatos regionales, aunque hayan quedado inéditos sus trabajos, a Don Ascensio de Morales, noticioso y diligente cordobés, cuarto de los historiadores de Badajoz 11 y acaso el que, despues de Solano de Figueroa, más se ocupara de investigar las antigüedades pacenses. En estudios ya publicados hemos hecho resaltar el interés de su labor y registrado los manuscritos de Morales, que esperan una mano diligente que _______________ (11) Los cronistas de Badajoz que conocemos anteriores al siglo XIX son Rodrigo Dosma, Juan Solano de Figueroa, Diego Suárez de Figueroa, Ascensio de Morales un anónimo e inédito de la biblioteca Nacional de Madrid y otro, también anónimo e inédito, de nuestra colección, más extenso e interesante. Estos son, naturalmente, los que hacen obra general, que autores de monografías hay muchos y muy excelentes. Se da el caso curioso que los tres escritores que han llevado oficialmente el título de Cronistas de Badajoz no han escrito la historia de esta ciudad, aunque sean autores de libros regionales.

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sepa exhumarlos y aprovechar lo allí almacenado: remitimos, pues, al lector, a dichas publicaciones12. Ascensio de Morales visitó los archivos de Badajoz en los años 1753 y 1754, allegó multitud de noticias y con ellas compuso, de real orden, varios libros, entre los que figuran los siguientes: Crisi histórica de la ciudad de Badajoz, o demostración cronológica de sus antigüedades y hechos memorables en ella sucedidos, Colección de documentos complementarios de la obra anterior, Catálogo de los Obispos de Badajoz, en la cual estudia a ciento dos dignatarios, Lápidas e inscripciones romanas del Obispado; Inventario general de los Privilegios, bulas y demás instrumentos hallados en los Archivos de la Santa Iglesia Catedral, abultado volumen de 234 páginas, un Catálogo de los Conventos del Obispado y otro de los Varones ilustres del mismo. Salvo la Crisi, que lo fué fragmentariamente13, ninguno de los restantes trabajos de Morales ha sido impreso. El que aquí nos interesa primordialmente es, como puede suponerse, el Catálogo de los Varones Ilustres14. En el exiguo espacio que brindan treinta y tres folios, llega Ascensio de Morales a insertar nada menos que cuatrocientos cuarenta y dos hijos ilustres de la demarcación. Como con facilidad puede colegirse, las noticias son, generalmente, brevísimas, esquemáticas. Pertenece la mayoría de los ingenios a la familia religiosa en sus diversas órdenes: la mayoría son escritores. Y es tan corta esta cantidad que, entre 442, solo hay 20 del gremio literario. Ordinariamente limítase Morales a apuntar el nombre y algún título, pero hay dos casos en los que extrema las noticias, apurando algo más: al tratar de Don Lorenzo Ramírez de Prado y de Arias Montano. Y cabalmente estos nos llevan como de la mano a señalar –por identidad- su primordial y casi única fuente: Solano de Figueroa. En este último cronista está lo sustancial de cuanto dice Morales. Fragmentos hay tomados al pie de la letra: … el eruditissimo Benedicto Arias Montano, conocido por sus escritos en toda Europa, y en toda la iglesia; de la orden de Santiago y capellán de honor del Prudente Rey Don Felipe segundo, estudió gramática, Artes, y Teología, en Seuilla. Perfeccionose en Alcalá, adonde se graduó de doctor; y consiguió perfectamente la noticia de las lenguas Hebrea, griega, Syra, y Arabiga. 15.

… el eruditissimo Benedicto Arias Montano, conocido por sus escritos en toda Europa, y en toda la Iglesia, de la orden de Santiago y capellán de honor de el Sr. Rey Don Phelipe el Prudente. Estudió Gramática, Artes y Theologia en Sevilla, perfeccionose, y tomo grado de Doctor en Alcalá, y adquirió perfectamente las lenguas Hebrea, Griega, Syra y Arabiga 16 . 10


Y en otra ocasión más textualmente aún, hablando de D. Lorenzo Ramírez de Prado:

Su hijo don Lorenzo Ramírez de Prado, Cauallero de la orden de Santiago, varon de muchas prendas, noticias y estudios, pasó por puestos grandes al Supremo de Justicia. escriuió, siendo del consejo colateral de Napoles, Theseram legum, y otro tratado de offiçio consiliarii, en madrid los siguientes, comentos a Marçial. el Penthecontarcho. notas al conmonitorio de Br. Oriençio… 17 .

Su hijo Dn. Lorenzo Ramírez, de Prado, Cavallero de la Orden de Santiago, Varon de muchas prendas noticias y estudios, passó por empleos grandes al Supremo de Justicia: escribió siendo de el consejo colateral de Napoles Theseram Legum, y otro tractado de officio Consiliarij, en Madrid los siguientes: comentos a Marcial, el Pentecontarcho; notas al Commonitorio de Sn. 18 Oriençio… .

La fuente está suficientemente clara como para no tener que aducir nuevos testimonios. Esto en cuanto a Badajoz. Aunque no hemos podido hallar la misma labor de Morales en Plasencia, sí se conserva parte de su trabajo en la magnífica biblioteca de la Academia de la Historia de Madrid. El volumen que lo comprende19 encierra también un Catalogo de Varones ilustres bastante numeroso: de él hemos podido sacar noticia de catorce escritores. La procedencia de ellas es harto clara y se limita Morales a recopilar con brevedad lo que más extensamente había escrito en 1627 el P. Alonso Fernández20. Hasta muchos años después no surge un nuevo intento de catalogar ____________ (12) Cfr. Ascensio de Morales, cronista de Badajoz, notas bibliográficas (1754), Badajoz, Centro de Estudios Extremeños, 1930, 8.º, 36 páginas y Una visita de archivos en el siglo XVIII (Ascensio de Morales en Plasencia) 1753. Correspondencia publicada, Badajoz, Centro de Estudios Extremeños, 1931, 8.º, 40 páginas. (13) Crisi Histórica de la ciudad de Badajoz…, por D. Ascensio de Morales. Badajoz, Tip. Antonio Arqueros, 1910, un volumen en 4.º. Edición de poquísimos ejemplares, hecha como anejo a la revista Archivo Extremeño y por una copia fragmentaria y malísima. (14) Cathalogo de los varones ilustres militares, políticos y eclesiásticos de Badajoz y lugares de su Obispado, concluye con una apuntación de los prebendados de esta Iglesia que han gozado otros puestos. Folio, 33 h., el texto está firmado pero no fechado. (15) Historia Eclesiástica…, I, 133. (16) Morales, Catálogo de Varones ilustres, art. Zafra. (17) Historia Eclesiástica…, I, 107. (18) Morales, Catálogo de Varones Ilustres, art. Zafra. (19) Signatura: E. 25 gr. I, C. n.º 7. Véase el folio 43. (20) En la Historia de Plasencia citada anteriormente.

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los escritores extremeños, aunque de modo tan somero, rudo e imperfecto, que casi puede asegurarse que la lista de autores regionales que publica al fin de sus Antigüedades de Extremadura21 D. José de Viu, no nos sirve prácticamente más que de guión de nombres. Está desprovista por completo de carácter crítico y sus noticias han de ser comprobadas en la mayoría de los casos. Quizá si D. Alejandro Matías Gil hubiese podido realizar por completo la tarea que, según Díaz Pérez22, le ocupaba sobre las letras de Extremadura, contásemos hoy con un libro regularmente compuesto. A esta suposición nos autoriza el examen de la obra de Matías Gil que ha quedado: Las siete centurias de la ciudad de Plasencia23, en donde estudia algunos escritores placentinos: Carvajal, Miranda, Santa María, etcétera, si bien no con abundancia de materiales ni con certera y fina penetración crítica, al menos con suficiente y discreta mesura. En el año 1867 inicia sus estudios sobre literatura extremeña D. Nicolás Díaz y Pérez, con una serie de artículos publicados en el periódico La Reforma24, de Madrid, en los cuales incluye una serie de datos más o menos verdaderos sobre escritores regionales, enmarañados luego con otros productos de su fantasía y resultando un conjunto tan lamentable como el que años andados ofreció en el opúsculo titulado Influencia de Extremadura en la literatura española25, aún más imaginativo y arbitrario. Compendio y resumen de todo su saber en la materia es el Diccionario de extremeños ilustres26, en el que se contienen numerosas biografías de escritores naturales de la región muchas, pero también otras muchas de personas que ni siquiera han pisado Extremadura o que no han existido; por ejemplo, Tomé de Burguillos, conocido pseudónimo de Lópe de Vega, a quien Díaz y Pérez hace natural de Burguillos del Cerro y le inventa unos estudios y una biografía que es absolutamente injustificable. Los que con más propiedad son extremeños figuran en una lista de 631 que hemos formado y que corresponde a los siguientes períodos: ______________ (21) José de Viu: Extremadura, sus monumentos y antigüedades. La primera edición es de 1846, en un volumen; la segunda en dos, de 1852. Entre sus apéndices hay una extensa lista de extremeños ilustres, pero sólo publicaremos, más adelante, los escritores. (22) Nicolás Días Pérez: Diccionario de Extremeños ilustres, t. I, artículo Matías Gil; tomo II, página 475. (23) Las siete centurias de la ciudad de Alfonso VIII. Recuerdos históricos de la M. N. y M. L. ciudad de Plasencia, su Extremadura, desde los tiempos de la fundación hasta el presente siglo. Plasencia, imprenta de Evaristo Pinto Sánchez, 1877. Un volumen en folio de 232 (12) páginas. (24) Con el título de Literatura extremeña se publicaron los días 9, 17, 28 de Agosto y 21 de Septiembre de 1867. (25) Influencia de Extremadura en la literatura española; conferencia dada por D. Nicolás Díaz y Pérez en el Ateneo de Badajoz la noche del 25 de Junio de 1883, 8.º, 66 páginas. (26) Nicolás Díaz y Pérez: Diccionario de Extremeños ilustres, Madrid, Pérez y Boix, editores, 18841888, 3 volúmenes en folio.

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Hispano-romanos y visigóticos ……………………………… Arábigo-extremeños (la mayor parte no son extremeños) .......... Del siglo XV (muchos, con seguridad , no son extremeños … Del siglo XVI …………………………………………………. Del siglo XVII ………………………………………………... Del siglo XVIII ……………………………………………….. Del siglo XIX …………………………………………………. TOTAL ………………….

2 12 12 110 168 86 241 ____ 631

Arguye el Diccionario de Díaz Pérez una laboriosidad y un amor a las cosas de su tierra realmente estimables, pero testimonia por otra parte los resultados funestos de entregarse a tareas de investigación histórica y literaria sin el bagaje cultural suficiente, con exceso de confianza en la propia imaginación y sin el rigor y la escrupulosidad científica que requieren estas labores. Sistemáticamente hay que desconfiar de los datos aportados por Díaz Pérez, acogerlos con extremada reserva y no fiarse de ellos mientras no estén contrastados con sus originales o con escritores de indudable veracidad. El atropellamiento al redactar se refleja en casi todos los artículos del Diccionario, ocasionando una serie tal de errores y dislates a los escritores regionales que le han tomado por norte que hace inútiles muchas de las biografías locales publicadas en Extremadura hasta nuestros días. Sería enojoso hacer aquí un catálogo de los errores e inventos de Díaz Pérez: baste consignar que calculando por lo bajo pasan de cinco mil en los dos tomos de su obra. Jamás nos cansaremos de recomendar que antes de escribir sobre temas extremeños se guarde bajo llaves el Diccionario y solamente cuando esté terminado de redactar el trabajo se revise lo hecho por Díaz Pérez: si se labora con severidad crítica se llegará siempre a resultados superiores y habrá podido evitarse el riesgo de seguir falsas orientaciones o datos equivocados. Nos lo demuestra así la repetida experiencia personal. A. R. RODRÍGUEZ MOÑINO.

(Concluirá).

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HISTORIADORES DE LA LITERATURA EXTREMEÑA (Conclusión)

Una obra que nunca lamentaremos bastante haber perdido es la del ilustre cronista Don Vicente Barrantes y Moreno27, de los pocos que han trabajado seria y honradamente en temas de Extremadura. En varias ocasiones alude el doctísimo académico a su proyecto de trazar una gran colección de biografías regionales. Tratando en el Aparato bibliográfico28 de un opusculito latino del maestro Diego López, dice que Valencia de Alcántara, su patria, es “población harto oscura y desdeñada sin merecerlo, que ha producido muy ilustres varones en letras y ciencias, como nuestro Diccionario de Extremeños Ilustres demostrará”. En otra ocasión29, al escribir sobre el Cardenal Juan Martínez Silíceo, indica que publicó dos libros en París, añadiendo que uno de ellos trata sobre el dulce nombre de Jesús (De divino nomine Iesus), “del cual tenemos nosotros ya copiosísimo extracto para el Diccionario de Escritores Extremeños”. Y en los apéndices al mismo Aparato bibliográfico30, teniendo que describir un libro sobre Pedro de Alvarado, manifiesta: “En cuanto a la patria de los Alvarados, yo opto por Lobón, porque allí estaba su casa solariega y la encomienda que su padre tenía. Y aún me propongo aclararlo en el Diccionario de Escritores Extremeños”. Esto se escribía en 1879. Y dos años más tarde debía de tener ya muy adelantada la tarea, por cuanto en el prólogo de Índice de la Biblioteca Extremeña 31 se expresa así: “Creo llegada la hora de dar la última mano al _______________ (27) Sobre Don Vicente Barrantes (Badajoz, 1829-Pozuelo, 1898), véanse los trabajos siguientes: A. Cortijo Valdés, Biografía del Excelentísimo Señor Don Vicente Barrantes, Madrid, 1873; Marqués de Monsalud: Discurso de ingreso en la Academia de la Historia, Madrid, 1901; A. R. Rodríguez Moñino: Don Vicente Barrantes y Moreno (1829-1898), artículos publicados en el Correo Extremeño en noviembre de 1829, periódico de Badajoz. (28) Aparato bibliográfico, III, 103. (29) Idem, 147. (30) Idem, 570. (31) Índice de la biblioteca extremeña de Don Vicente Barrantes, Madrid, Imp. de El Mundo Político, 1881, 8.º, 400 páginas, 43-44.

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Diccionario de Escritores Extremeños, y que por ser la última obra que, Dios mediante, dedicaré a mi país, desearía me saliese tan completa y perfilada como en lo humano cabe y en mí”. Para gloria de las letras regionales no fué ésta, como el autor suponía, la última obra dedicada por él al pasado extremeño32, pero sí de peor fortuna, puesto que no hay forma de hallarla entre sus papeles: ¡ojalá algún día podamos alborozarnos con su descubrimiento! Tras Barrantes –cronológicamente- cabe considerar a un escritor placentino: Tomás Sánchez Giménez33, Don Nicolás Díaz y Pérez dice34 de él: “Es benemérito de la patria, y en la actualidad presta sus servicios de oficial de Carabineros en Cataluña, preparándose a publicar dentro de poco tiempo un interesante libro titulado Movimiento literario de Extremadura, en que se manifiesta el estado de la literatura en aquella región y la importancia y laboriosidad de sus escritores en las diversas épocas, desde su primer período histórico hasta nuestros días”. Nada más Sabemos de este proyecto que, al parecer, no pasó de tal. Muchos años habían de transcurrir aún hasta que apareciera la figura del mejor crítico de la literatura regional: José López Prudencio. Desgraciadamente circunstancias personales no le han permitido el acceso a las grandes bibliotecas españolas y extranjeras, de las que su diligente y solícita pasión por los temas extremeños hubiera sabido extraer materiales para un estudio definitivo sobre las letras de este país y por ello es más de admirar la solidez de sus trabajos realizados en ambiente desfavorable durante treinta años. Si López Prudencio hubiera tenido a la mano fuentes como voluntad, perseverancia y cultura, la historia literaria extremeña hace muchos años que estaría realizada: sólo tenemos, sin embargo, una muestra de lo que tal obra habría sido en sus trabajos impresos, principalmente en dos libros fundamentales: El genio literario35 y Notas literarias de Extremadura36, _______________ (32) Desde 1881 publicó bastantes trabajos, entre ellos, referentes a Extremadura, los siguientes: Las Jurdes y sus leyendas (1891); La patria de Vasco Díaz (1882); Los extremeños en América (1892); Una visita al Monasterio de Guadalupe (1894-1895); Cartas abiertas a Don Luis Villanueva (1895); Virgen y Mártir (1895), etc. (33) N. Plasencia 5 Diciembre 1853 de padre militar y madre labradora. Bachiller en Cáceres a los diecisiete años; empezó a estudiar medicina, pero tuvo que dejar la carrera por cogerle la leva del 74 contra los carlistas. Colaboró en periódicos republicanos y en El Extremeño de Plasencia dió a luz desde 1879 sus Recuerdos Históricos de Extremadura. (34) Diccionario, II, 347. (35) El genio literario de Extremadura, apuntes de literatura regional, Badajoz, imp. de Vicente Rodríguez, 1912, tomo I (único publicado). Está consagrado al siglo XVI y los escritores que estudia son: Torres Naharro, Diego Sánchez, Miranda, Carvajal, Romero de Cepeda y Fray Juan de los Angeles. (36) Notas literarias de Extremadura, Badajoz, imp. Artes Gráficas, 1932. Ocúpase aquí de los siguientes escritores: Pedro de Valencia, Catalina Clara Ramírez de Guzmán, Luisa de Carvajal, Francis-

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aparecidos con un intervalo de veinte años (1912-1932), pero hermanos gemelos en el interés, la novedad y la sutileza crítica. Quien quiera conocer en su esencia la flor de la intelectualidad extremeña ha de acudir forzosamente a los libros citados: no haya temor de que envejezcan, pues si la docta erudición puede añadir y reformar detalles accesorios, el nervio y el alma con que están escritos les da una solidez a toda prueba y les convierte en el breviario de cuantos somos apasionados del tema: ¡no puede uno olvidarse de que el sedimento de su cultura literaria y la afición a investigar en nuestro pasado, la debe a El genio literario de Extremadura! De toda la serie de comentadores que llevamos anotados es López Prudencio el primero que se enfrenta con los textos literarios directa y críticamente, prefiriendo a las galas de la erudición o del cúmulo, la delicadeza de la sutilidad crítica y de la depurada selección. Ha podido estudiar pocos escritores, es cierto; pero quien lea estos trabajos no puede dudar de que los conoce directamente y no de segunda mano. Su ensayo sobre Torres Naharro o sobre Fray Juan de los Angeles son piezas de antología tan dignas de ser conocidas por la densidad crítica que en ellas hay, como por la sobria riqueza de su castizo lenguaje castellano. López Prudencio ha enseñado a toda una generación regional a abandonar el fácil camino de la hipérbole y la imaginación para recorrer el más duro, pero más eficaz del conocimiento directo y de la exactitud del dato. Por ello sus trabajos podrán ser complementados, pero difícilmente rectificados. Esto es lo que debemos a su indiscutible maestrazgo intelectual en temas regionales. El, con Jesús Rincón Giménez, constituyen la plana mayor de los que han visto en los trabajos sobre Extremadura algo más vital y emocionado que un frío tema de disertación académica o un motivo para satisfacer no siempre ingenuas vanidades y coleccionar diplomas o medallas. Digno es de notar también por la seriedad de sus trabajos el erudito cacereño Daniel Berjano Escolar, fundador y colaborador asiduo de la Revista de Extremadura, en la que aparecieron numerosos artículos con su firma. El único relacionado con los nuestros es el que se titula Poetas placentinos contemporáneos de Lope de Vega37, en el cual pasa revista a los principales escritores de la ciudad en aquel tiempo, haciéndola preceder de una breve, pero sustanciosa nota de la cultura local en los siglos XVI y XVII. Algún error se deslizó, sobre todo al tratar de Acevedo, que habrá que subsanar. _____________________ co Gregorio de Salas, Francisco Patricio de Berguizas, Vicente García de la Huerta, Juan Pablo Forner, Juan Meléndez Valdés, Bartolomé José Gallardo y Carolina Coronado. Este volumen es más desigual que el anterior y, estilísticamente, menos logrado. (37) Poetas placentinos contemporáneos a Lope de Vega, datos para la historia de la cultura extremeña, por Daniel Berjano. Plasencia, 1901, 8.º, 68 páginas.

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El último de los que se han ocupado de estos temas es Manuel Contreras Carrión en su folleto Los poetas extremeños desde el siglo XVIII38 hasta nuestros días, absolutamente superficial e incompletísimo, falto de espíritu crítico y tan vacilante de juicios, que mientras en la página 58 censura fuertemente a Gabriel y Galán por las Extremeñas, en la 64 le prodiga encendidos elogios por la misma obra. Solamente una antología literaria de Extremadura conocemos, impresa en 1891, por Don Ricardo Castelo García,39. Comprende fragmentos brevísimos de diecisiete composiciones en verso y treinta y tres en prosa. Con expresar esto y decir que el folletito en 16.º no llega a 200 páginas, comprenderá fácilmente el lector que apenas tiene hoy más interés que el precedente. Por otra parte estaba destinado a libro de lectura para las escuelas de la provincia y las pretensiones del autor no eran las de realizar tareas de investigación, sino de divulgar los textos más corrientes y a la mano. Estos son los antecedentes que tenemos para estudiar en conjunto la literatura extremeña desde sus orígenes hasta nuestros días. Trabajos monográficos sobre autores no faltan, aunque, doloroso es confesarlo, labrados en su mayor parte por personas de otras tierras. No es ocasión ésta de enumerarlos, pero deben al menos quedar consignados los más importantes, entre los que señalaremos como fundamentales los de Arias Montano (Luis Morales Oliver), Pedro de Valencia (M. Serrano y Sanz), Francisco Sánchez de las Brozas (U. González de la Calle), Bartolomé José Gallardo (Pedro Sáinz), Juan Pablo Forner (María Jiménez Salas), Gregorio Silvestre (A. Marín Ocete), Diego Sánchez de Badajoz (J. López Prudencio), Torres Naharro (Menéndez y Pelayo), Micael de Carvajal Joseph E. Gillet), Luis de Avila y Zúñiga (A. González Palencia), Catalina Clara Ramírez de Guzmán (J. de Entrambasaguas), Quevedo y Quintano (E. López Aydillo), Muñoz Torrero (N. Pérez Giménez), Vicente Barrantes (A. Cortijo Valdés), Gonzalo Correas (Emilio Alarcos), Gómez Labrador (M. de Villaurrutia), Bernardino de Carvajal (Rossbach), Juan de Maldonado (Prat), Luis Zapata (J. Menéndez Pidal), Luisa de Carvajal (Fullerton), Donoso Cortés (Schram) y otros muchos entre los modernos. Muchísimos faltan aún antes de que pueda darse cima al edificio histórico de la literatura extremeña y por ello toda tentativa prematura habrá de ser sólo esquema, guión y proyecto de labor venidera. Esta es la orientación que tiene nuestro trabajo, limitado a una colección de noticias y fragmentos literarios que sirvan de primer paso a una posible narración ______________ (38) Manuel Contreras Carrión. Los poetas extremeños desde el siglo XVIII hasta nuestros días, Sevilla, 1927, 8.º, 68 páginas. (39) Trozos de literatura de autores extremeños, coleccionados por Don Ricardo Castelo García, profesor normal y maestro en las escuelas públicas de Badajoz. Badajoz, 1891, imprenta La Económica, 8.º, 194 páginas.

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Lo hacemos con el pensamiento puesto en lo que escribió el insigne maestro40 Menéndez Pelayo: “toda historia literaria racionalmente compuesta, supone o debe suponer una antología previa, donde haya reunido el historiador una serie de pruebas y documentos de su narración y de sus juicios”. Y pedimos también, a los lectores, que recuerden estas palabras de Menéndez Pidal, en La España del Cid: “Es imposible cualquiera medio acertada construcción histórica sin una enorme erudición en la materia, y esta erudición, especialmente en España, donde hay escasez de trabajos monográficos, tiene que ser directamente y con esfuerzo personal ganada en batallas sobre los documentos”. Nuestro papel, pues, se reduciría a ordenar un cierto número de notas literarias desde los tiempos primitivos hasta nuestros días tarea larga y nada sencilla de por sí, pero harto fácil, si se ponderan sus dificultades con las que ofrece el estudio crítico metódico de las mismas. Esta es labor que requiere más altos vuelos que los de nuestra pluma y fervientemente deseamos que algún docto extremeño la eche sobre sus hombros para gloria y honra de la región. París, 1 de Enero de 1932. (Revisada en Setiembre de 1939).

A. R. RODRÍGUEZ MOÑINO.

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