CARTA DE UN EXPANISTA Ciudad Guzmán, Jalisco a 2 de Julio de 2015 La política según Max Weber, se refiere a la aspiración de participar en el poder o a influir en la distribución del mismo dentro de un Estado, de grupo de hombres y mujeres que lo componen para un fin específico, muchas veces idealistas y otras veces egoísta, y en su gran mayoría el poder por el poder. Es así como los partidos políticos han dominado a los hombres de manera legítima a través de costumbres y tradiciones arraigadas como lo es al que se ha llamado el “partido oficial” durante muchos años. Otro de los tipos de dominación legítima son las de la gracia, personal y extraordinaria de las personas que a través de la historia han puesto su carisma, su entrega, su especialización y conocimiento al servicio de la gente, para ser la voz de los necesitados, de los que ignoran las dinámicas de los gobiernos y de cuestionar y denunciar los actores que a través de la infamia y de la tiranía viven a costilla del pueblo. De esta manera dos personas extraordinarias dominaron a través de su gracia a miles de mexicanos que se sintieron representados por los cuestionamientos hechos a la infamia en el poder de su época y por utilizar sus conocimientos en plantear alternativas de solución de manera científica y objetiva a lo que el México de los años veinte necesitaba. Fue como Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna sobresalieron entre un México dominado por las costumbres y tradiciones para rebelarse, y a través de una revolución del intelecto y basados en la dominación de la legalidad, hacer un instrumento que estuviera al servicio de los más necesitados, esto a grandes rasgos fue Acción Nacional. Yo fui un panista adherente durante 12 años de mi vida, con una actividad modesta al interior del partido y solo con un conocimiento básico de la historia del mismo, pero con una convicción clara, que este partido, y mis compañeros del comité municipal compartíamos -de manera empírica- esa gracia de ser la voz de todos y de poner nuestras habilidades y conocimientos al servicio por nuestra tierra, llamada Tecalitlán en Jalisco, y rebelarnos contra el abandono de un sistema político que a poblaciones como la mía no le otorga opciones de progreso.
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