Lectura Semanal - Semana 44
Día 302 - Lunes 30.11.15: 1 Tesalonicenses 1 / Isaías 11-13 / Salmos 112 Día 303 - Martes 01.12.15: 1 Tesalonicenses 2 / Isaías 14-16 / Salmos 113 Día 304 - Miércoles 02.12.15: 1 Tesalonicenses 3 / Isaías 17-19 / Salmos 114 Día 305 - Jueves 03.12.15: 1 Tesalonicenses 4 / Isaías 20-22 / Salmos 115 Día 306 - Viernes 04.12.15: 1 Tesalonicenses 5 / Isaías 23-24 / Salmos 116 Día 307 - Sábado 05.12.15: 2 Tesalonicenses 1 / Isaías 25-26 / Salmos 117 Día 308 - Domingo 06.12.15: 2 Tesalonicenses 2 / Isaías 27-28 / Salmos 118
Día 302 - Lunes 30.11.15:
1 Tesalonicenses 1 (NVI) 1Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses que está en Dios el Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz a ustedes. Acción de gracias por los tesalonicenses 2Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes cuando los mencionamos en nuestras oraciones. 3Los recordamos constantemente delante de nuestro Dios y Padre a causa de la obra realizada por su fe, el trabajo motivado por su amor, y la constancia sostenida por su esperanza en nuestro Señor Jesucristo. 4Hermanos amados de Dios, sabemos que él los ha escogido, 5porque nuestro evangelio les llegó no sólo con palabras sino también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda convicción. Como bien saben, estuvimos entre ustedes buscando su bien. 6Ustedes se hicieron imitadores nuestros y del Señor cuando, a pesar de mucho sufrimiento, recibieron el mensaje con la alegría que infunde el Espíritu Santo. 7De esta manera se constituyeron en ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. 8Partiendo de ustedes, el mensaje del Señor se ha proclamado no sólo en Macedonia y en Acaya sino en todo lugar; a tal punto se ha divulgado su fe en Dios que ya no es necesario que nosotros digamos nada. 9Ellos mismos cuentan de lo bien que ustedes nos recibieron, y de cómo se convirtieron a Dios dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, 10y esperar del cielo a Jesús, su Hijo a quien resucitó, que nos libra del castigo venidero.
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Isaías 11-13 (NVI) El retoño de Isaí 1Del tronco de Isaí brotará un retoño; un
vástago nacerá de sus raíces. 2El Espíritu del Señor reposará sobre él: espíritu de sabiduría y de entend espíritu de conocimiento y de temor del Señor. 3Él se deleitará en el temor del Señor; no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir, 4sino que juzgará con justicia a los desvalidos, y dará un fallo justo en favor de los pobres de la tierra. Destruirá la tierra con la vara de su boca; matará al malvado con el aliento de sus labios. 5La justicia será el cinto de sus lomos y la fidelidad el ceñidor de su cintura. 6El lobo vivirá con el cordero, el leopardo se echará con el cabrito, y juntos andarán el ternero y el cachorro de león, y un niño pequeño los guiará. 7La vaca pastará con la osa, sus crías se echarán juntas, y el león comerá paja como el buey. 8Jugará el niño de pecho junto a la cueva de la cobra, y el recién destetado meterá la mano en el nido de la víbora. 9No harán ningún daño ni estrago en todo mi monte santo, porque rebosará la tierra con el conocimiento del Señor como rebosa el mar con las aguas. 10En aquel día se alzará la raíz de Isaí como estandarte de los pueblos; hacia él correrán las naciones, y glorioso será el lugar donde repose. 11En aquel día el Señor volverá a extender su mano para recuperar al remanente de su pueblo, a los que hayan quedado en Asiria, en Egipto, Patros y Cus; en Elam, Sinar y Jamat, y en las regiones más remotas. 12Izará una bandera para las naciones, reunirá a los desterrados de Israel, y de los cuatro puntos cardinales juntará al pueblo esparcido de Judá. 13Desaparecerán los celos de Efraín; los opresores de Judá serán aniquilados. Efraín no tendrá más celos de Judá, ni oprimirá Judá a Efraín. 14Juntos se lanzarán hacia el oeste, contra las laderas de los filisteos; juntos
saquearán a los pueblos del este, dejarán sentir su poder sobre Edom y Moab, y se les someterán los amonitas. 15Secará el Señor el golfo del mar de Egipto; pasará su mano sobre el río Éufrates y lanzará un viento ardiente; lo dividirá en siete arroyos para que lo puedan cruzar en sandalias. 16Para el remanente de su pueblo, para los que hayan quedado de Asiria, habrá un camino, como lo hubo para Israel cuando salió de Egipto. Canciones de alabanza 1En aquel día tú dirás: «Señor, yo te alabaré aunque te hayas enojado conmigo. Tu ira se ha calmado, y me has dado consuelo. 2¡Dios es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción; ¡él es mi salvación!» 3Con alegría sacarán ustedes agua de las fuentes de la salvación. 4En aquel día se dirá: «Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer entre los pueblos sus obras; proclamen la grandeza de su nombre. 5Canten salmos al Señor, porque ha hecho maravillas; que esto se dé a conocer en toda la tierra. 6¡Canta y grita de alegría, habitante de Sión; realmente es grande, en medio de ti, el Santo de Israel!» Profecía contra Babilonia 1Profecía contra Babilonia que recibió Isaías hijo de Amoz: 2Sobre un monte pelado agiten la bandera; llamen a gritos a los soldados, háganles señas con la mano para que entren por las puertas de los nobles. 3Ya he dado orden a mis consagrados; he reclutado a mis valientes, a los que se alegran de mi triunfo, para que ejecuten mi castigo. 4¡Escuchen! Se oye tumulto en las montañas, como el de una gran multitud. ¡Escuchen! Se oye un estruendo de reinos, de naciones que se han reunido. El SeñorTodopoderoso pasa revista a un ejército para la batalla. 5Vienen de tierras leja-
nas, de los confines del horizonte. Viene el Señor con las armas de su ira para destruir toda la tierra. 6¡Giman, que el día del Señor está cerca! Llega de parte del Todopoderoso como una devastación. 7Por eso todas las manos desfallecen, todo el mundo pierde el ánimo. 8Quedan todos aterrados; dolores y angustias los atrapan: ¡se retuercen de dolor, como si estuvieran de parto! Espantados, se miran unos a otros; ¡tienen el rostro encendido! 9¡Miren! ¡Ya viene el día del Señor —día cruel, de furor y ardiente ira—; convertirá en desolación la tierra y exterminará de ella a los pecadores! 10Las estrellas y las constelaciones del cielo dejarán de irradiar su luz; se oscurecerá el sol al salir y no brillará más la luna. 11Castigaré por su maldad al mundo, y por su iniquidad a los malvados. Pondré fin a la soberbia de los arrogantes y humillaré el orgullo de los violentos. 12Voy a hacer que haya menos gente que oro fino, menos mortales que oro de Ofir. 13Por eso haré que tiemble el cielo y que la tierra se mueva de su sitio, por el furor del SeñorTodopoderoso en el día de su ardiente ira. 14Como gacela acosada, como rebaño sin pastor, cada uno se volverá a su propio pueblo, cada cual huirá a su propia tierra. 15Al que atrapen lo traspasarán; el que caiga preso morirá a filo de espada. 16Ante sus propios ojos estrellarán a sus pequeños, saquearán sus casas y violarán a sus mujeres. 17¡Miren! Yo incito contra ellos a los medos, pueblo al que no le importa la plata ni se deleita en el oro. 18Con sus arcos traspasarán a los jóvenes; no se apiadarán del fruto del vientre ni tendrán compasión de los niños. 19Babilonia, la perla de los reinos, la gloria y el orgullo de los caldeos, quedará como Sodoma y Gomorra cuando Dios las destruyó. 20Nunca más
volverá a ser habitada, ni poblada en los tiempos venideros. No volverá a acampar allí el beduino, ni hará el pastor descansar a su rebaño. 21Allí descansarán las fieras del desierto; sus casas se llenarán de búhos. Allí habitarán los avestruces y brincarán las cabras salvajes. 22En sus fortalezas aullarán las hienas, y en sus lujosos palacios, los chacales. Su hora está por llegar, y no se prolongarán sus días.
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Salmos 112 (NVI) 1 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Álef Dichoso el que teme al Señor, Bet el que halla gran deleite en sus mandamientos. Guímel 2Sus hijos dominarán el país; Dálet la descendencia de los justos será bendecida. He 3En su casa habrá abundantes riquezas, Vav y para siempre permanecerá su justicia. Zayin 4Para los justos la luz brilla en las tinieblas. Jet ¡Dios es clemente, compasivo y justo! Tet 5Bien le va al que presta con generosidad, Yod y maneja sus negocios con justicia. Lámed 6El justo será siempre recordado; Caf ciertamente nunca fracasará. Mem 7No temerá recibir malas noticias; Nun su corazón estará firme, confiado en el Señor.
Sámej 8Su corazón estará seguro, no tendrá temor, Ayin y al final verá derrotados a sus adversarios. Pe 9Reparte sus bienes entre los pobres; Tsade su justicia permanece para siempre; Qof su poder será gloriosamente exaltado. Resh 10El malvado verá esto, y se irritará; Shin rechinando los dientes se irá desvaneciendo. Tav ¡La ambición de los impíos será destruida!
Día 303 - Martes 01.12.15:
1 Tesalonicenses 2 (NVI) Ministerio de Pablo en Tesalónica 1Hermanos, bien saben que nuestra visita a ustedes no fue un fracaso. 2Y saben también que, a pesar de las aflicciones e insultos que antes sufrimos en Filipos, cobramos confianza en nuestro Dios y nos atrevimos a comunicarles el evangelio en medio de una gran lucha. 3Nuestra predicación no se origina en el error ni en malas intenciones, ni procura engañar a nadie. 4Al contrario, hablamos como hombres a quienes Dios aprobó y les confió el evangelio: no tratamos de agradar a la gente sino a Dios, que examina nuestro corazón. 5Como saben, nunca hemos recurrido a las adulaciones ni a las excusas para obtener dinero; Dios es testigo. 6Tampoco hemos buscado honores de nadie; ni de ustedes ni de otros. 7Aunque como apóstoles de Cristo hubiéramos podido ser exigentes con ustedes, los tratamos con delicadeza. Como una madre que
amamanta y cuida a sus hijos, 8así nosotros, por el cariño que les tenemos, nos deleitamos en compartir con ustedes no sólo el evangelio de Dios sino también nuestra vida. ¡Tanto llegamos a quererlos! 9Recordarán, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas para proclamarles el evangelio de Dios, y cómo trabajamos día y noche para no serles una carga. 10Dios y ustedes me son testigos de que nos comportamos con ustedes los creyentes en una forma santa, justa e irreprochable. 11Saben también que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como trata un padre a sus propios hijos. 12Los hemos animado, consolado y exhortado a llevar una vida digna de Dios, que los llama a su reino y a su gloria. 13Así que no dejamos de dar gracias a Dios, porque al oír ustedes la palabra de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes. 14Ustedes, hermanos, siguieron el ejemplo de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea, ya que sufrieron a manos de sus compatriotas lo mismo que sufrieron aquellas iglesias a manos de los judíos. 15Éstos mataron al Señor Jesús y a los profetas, y a nosotros nos expulsaron. No agradan a Dios y son hostiles a todos, 16pues procuran impedir que prediquemos a los gentiles para que sean salvos. Así en todo lo que hacen llegan al colmo de su pecado. Pero el castigo de Dios vendrá sobre ellos con toda severidad. Pablo anhela ver a los tesalonicenses 17Nosotros, hermanos, luego de estar separados de ustedes por algún tiempo, en lo físico pero no en lo espiritual, con ferviente anhelo hicimos todo lo humanamente posible por ir a verlos. 18Sí,
deseábamos visitarlos —yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir—, pero Satanás nos lo impidió. 19En resumidas cuentas, ¿cuál es nuestra esperanza, alegría o motivo de orgullo delante de nuestro Señor Jesús para cuando él venga? ¿Quién más sino ustedes? 20Sí, ustedes son nuestro orgullo y alegría.
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Isaías 14-16 (NVI) 1En verdad, el Señor tendrá compasión de Jacob y elegirá de nuevo a Israel. Los asentará en su propia tierra. Los extranjeros se juntarán con ellos, y se unirán a los descendientes de Jacob. 2Los pueblos los acogerán y los llevarán hasta su patria. Los israelitas los tomarán como siervos y siervas en el suelo del Señor; apresarán a sus captores y dominarán a sus opresores. 3Cuando el Señor los haga descansar de su sufrimiento, de su tormento y de la cruel esclavitud a la que fueron sometidos, 4pronunciarán esta sátira contra el rey de Babilonia: ¡Hay que ver cómo terminó el opresor, y cómo acabó su furia insolente! 5Quebró el Señor la vara de los malvados; rompió el bastón de los tiranos 6que con furia y continuos golpes castigaba a los pueblos, que con implacable enojo dominaba y perseguía a las naciones. 7Toda la tierra descansa tranquila y prorrumpe en gritos de alegría. 8Hasta los pinos y cedros del Líbano se burlan de ti y te dicen: «Desde que yaces tendido, nadie viene a derribarnos.» 9Allá en lo profundo, por tu causa, el sepulcro se estremece al salir a tu encuentro; por causa tuya despierta a los muertos, a los que fueron jefes de la tierra. Hace que los reyes de todas las naciones se levanten de sus tronos. 10Todos ellos responden y te dicen: «¡También tú te has debilitado! ¡Ya eres uno más de los nuestros!» 11Tu majestad ha sido arro-
jada al sepulcro, junto con el sonido de tus arpas. ¡Duermes entre gusanos, y te cubren las lombrices! 12¡Cómo has caído del cielo, lucero de la mañana! Tú, que sometías a las naciones, has caído por tierra. 13Decías en tu corazón: «Subiré hasta los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el monte de los dioses. 14Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo.» 15¡Pero has sido arrojado al sepulcro, a lo más profundo de la fosa! 16Los que te ven, te clavan la mirada y reflexionan en cuanto a tu destino: «¿Y éste es el que sacudía a la tierra y hacía temblar a los reinos, 17el que dejaba el mundo hecho un desierto, el que arrasaba sus ciudades y nunca dejaba libres a los presos?» 18Todos los reyes de las naciones reposan con honor, cada uno en su tumba. 19Pero a ti, el sepulcro te ha vomitado como a un vástago repugnante. Los que murieron a filo de espada, los que bajaron al fondo de la fosa, te han cubierto por completo. ¡Pareces un cadáver pisoteado! 20No tendrás sepultura con los reyes, porque destruiste a tu tierra y asesinaste a tu pueblo. ¡Jamás volverá a mencionarse la descendencia de los malhechores! 21Por causa de la maldad de los padres, preparen un matadero para los hijos. ¡Que no se levanten para heredar la tierra ni cubran con ciudades la faz del mundo! 22«Yo me levantaré contra ellos —afirma el Señor—. Yo extirparé de Babilonia nombre y descendencia, vástago y posteridad —afirma el Señor Todopoderoso—. 23La convertiré en lugar de erizos, en charco de agua estancada; la barreré con la escoba de la destrucción», afirma el Señor Todopoderoso. Profecía contra Asiria 24El Señor Todopoderoso ha jurado: «Tal como
lo he planeado, se cumplirá; tal como lo he decidido, se realizará. 25Destrozaré a Asiria en mi tierra; la pisotearé sobre mis montes. Mi pueblo dejará de llevar su yugo; ya no pesará esa carga sobre sus hombros.» 26Esto es lo que he determinado para toda la tierra; ésta es la mano que he extendido sobre todas las naciones. 27Si lo ha determinado el SeñorTodopoderoso, ¿quién podrá impedirlo? Si él ha extendido su mano, ¿quién podrá detenerla? Profecía contra los filisteos 28Esta profecía vino a Isaías el año en que murió el rey Acaz: 29Todos ustedes filisteos, no se alegren de que se haya roto el bastón que los golpeaba; porque una víbora saldrá de la raíz de la serpiente; su fruto será una serpiente voladora. 30Los más desvalidos pacerán como ovejas, los necesitados descansarán seguros. Pero mataré de hambre a su raíz; destruiré a sus sobrevivientes. 31¡Gime y grita, puerta de la ciudad! ¡Ponte a temblar de miedo, Filistea entera! Porque viene del norte una nube de humo, y nadie rompe la formación. 32¿Qué respuesta se dará a los mensajeros de esa nación? Pues que el Señor ha afirmado a Sión, y que allí se refugiarán los afligidos de su pueblo. Profecía contra Moab 16.6-12 – Jer 48.29-36 1Profecía contra Moab: La ciudad moabita de Ar está arruinada, ¡destruida en una noche! La ciudad moabita de Quir está arruinada, ¡destruida en una noche! 2Acuden los de Dibón al templo, a sus altares paganos, para llorar. Moab está gimiendo por Nebo y por Medeba. Rapadas están todas las cabezas, y afeitadas todas las barbas. 3Todos, desechos en llanto, van por las calles, vestidos de luto; ¡gimen en los techos y en las plazas! 4Hesbón y Elalé claman a gritos, hasta Yahaza se escuchan sus clamores. Por
eso gritan los valientes de Moab, y flaquea su entereza. 5Mi corazón grita por Moab; sus fugitivos huyen hasta Zoar, hasta Eglat Selisiyá. Suben llorando por la cuesta de Luhit; ante el desastre, gritan desesperados por el camino de Joronayin. 6Se han secado las aguas de Nimrín; se ha marchitado la hierba. Ya no hay vegetación, no ha quedado nada verde. 7Por eso se llevaron, más allá del arroyo de los Sauces, las muchas riquezas que amasaron. 8Su grito desesperado va recorriendo la frontera de Moab. Llega su gemido hasta Eglayin, y aun llega hasta Ber Elín. 9Llenas están de sangre las aguas de Dimón, y aún más plagas le añadiré: enviaré un león contra los moabitas fugitivos y contra los que permanezcan en la tierra. 1Envíen corderos al gobernante del país, desde Selá, por el desierto, y hasta el monte de la hija de Sión. 2Las mujeres de Moab, en los vados del Arnón, parecen aves que, espantadas, abandonan el nido. 3«Danos un consejo; toma una decisión. A plena luz del día, extiende tu sombra como la noche. Esconde a los fugitivos; no traiciones a los refugiados. 4Deja que los fugitivos de Moab encuentren en ti un refugio; ¡protégelos del destructor!» Cuando la opresión llegue a su fin y la destrucción se acabe, el agresor desaparecerá de la tierra. 5El trono se fundará en la lealtad, y un descendiente de David reinará sobre él con fidelidad: será un juez celoso del derecho y ansioso de hacer justicia. 6Hemos sabido que Moab es extremadamente orgulloso; hemos sabido de su soberbia, de su orgullo y arrogancia, de su charlatanería sin sentido. 7Por eso gimen los moabitas; todos ellos gimen por Moab. Laméntense, aflíjanse, por las tortas de pasas de Quir Jaréset. 8Se han marchitado los campos de Hesbón,
lo mismo que las vides de Sibma. Los gobernantes de las naciones han pisoteado los viñedos más selectos, los que llegaban hasta Jazer y se extendían hacia el desierto. Sus sarmientos se extendían y llegaban hasta el mar. 9Por eso lloro, como llora Jazer, por los viñedos de Sibma. ¡Y a ustedes, ciudades de Hesbón y de Elalé, las empapo con mis lágrimas! Se han acallado los gritos de alegría por tu fruto maduro y tus cosechas. 10Ya no hay en los huertos alegría ni regocijo. Nadie canta ni grita en los viñedos, nadie pisa la uva en los lagares; yo le puse fin al clamor en la vendimia. 11Por eso vibran mis entrañas por Moab como las cuerdas de un arpa; vibra todo mi ser por Quir Jaréset. 12Por más que acuda Moab a sus altares paganos no logrará sino fatigarse; cuando vaya a orar a su santuario, todo lo que haga será en vano. 13Ésta es la palabra que el Señor pronunció en el pasado contra Moab. 14Pero ahora el Señor dice: «Dentro de tres años, contados como los cuenta un jornalero, el esplendor de Moab y de toda su inmensa multitud será despreciado, y muy pocos y débiles serán sus sobrevivientes.»
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Salmos 113 (NVI) 1 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaben, siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. 2Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre. 3Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. 4El Señor domina sobre todas las naciones; su gloria está sobre los cielos. 5¿Quién como el Señor nuestro Dios, que tiene su trono en las alturas 6y se digna contemplar los cielos y la tierra? 7Él levanta del polvo al pobre y saca del muladar al necesitado; 8los hace sentarse con príncipes, con los príncipes de su pue-
blo. 9A la mujer estéril le da un hogar y le concede la dicha de ser madre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Día 304 - Miércoles 02.12.15:
1 Tesalonicenses 3 (NVI) 1Por tanto, cuando ya no pudimos soportarlo más, pensamos que era mejor quedarnos solos en Atenas. 2Así que les enviamos a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en el evangelio de Cristo, con el fin de afianzarlos y animarlos en la fe 3para que nadie fuera perturbado por estos sufrimientos. Ustedes mismos saben que se nos destinó para esto, 4pues cuando estábamos con ustedes les advertimos que íbamos a padecer sufrimientos. Y así sucedió. 5Por eso, cuando ya no pude soportarlo más, mandé a Timoteo a indagar acerca de su fe, no fuera que el tentador los hubiera inducido a hacer lo malo y que nuestro trabajo hubiera sido en vano. El informe alentador de Timoteo 6Ahora Timoteo acaba de volver de Tesalónica con buenas noticias de la fe y del amor de ustedes. Nos dice que conservan gratos recuerdos de nosotros y que tienen muchas ganas de vernos, tanto como nosotros a ustedes. 7Por eso, hermanos, en medio de todas nuestras angustias y sufrimientos ustedes nos han dado ánimo por su fe. 8¡Ahora sí que vivimos al saber que están firmes en el Señor! 9¿Cómo podemos agradecer bastante a nuestro Dios por ustedes y por toda la alegría que nos han proporcionado delante de él? 10Día y noche le suplicamos que nos permita verlos de nuevo para suplir lo que le falta a su fe. 11Que el Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesús, nos preparen el camino para ir a verlos. 12Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a todos, tal como
nosotros los amamos a ustedes. 13Que los fortalezca interiormente para que, cuando nuestro Señor Jesús venga con todos sus santos, la santidad de ustedes sea intachable delante de nuestro Dios y Padre.
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Isaías 17-19 (NVI) Profecía contra Damasco 1Profecía contra Damasco: «¡Miren a Damasco! ¡Ya no será una ciudad! ¡Será convertida en un montón de escombros! 2Abandonadas quedarán las ciudades de Aroer; serán pastizales donde los rebaños comerán sin que nadie los asuste. 3Efraín perderá la ciudad fortificada; Damasco se quedará sin realeza. Los sobrevivientes de Aram y sus riquezas serán para los hijos de Israel —afirma el SeñorTodopoderoso—. 4»En aquel día se debilitará la gloria de Jacob y se consumirá la gordura de su cuerpo. 5Será como el segador que recoge la mies y cosecha el grano con su brazo; será como cuando se recoge el grano en el valle de Refayin. 6Pero quedarán algunos rebuscos, como cuando se sacude el olivo y dos o tres aceitunas se quedan en las ramas más altas, y tal vez cuatro o cinco en todas las ramas del árbol.» Lo afirma el Señor, el Dios de Israel. 7En aquel día buscará el hombre a su Hacedor; fijará la mirada en el Santo de Israel. 8Ya no se fijará en los altares, que son obra de sus manos; ni volverá la mirada a las imágenes de Aserá, ni a los altares de incienso que sus dedos fabricaron. 9En aquel día las ciudades fortificadas, que fueron abandonadas por causa de los israelitas, serán como lugares abandonados que se convierten en bosques y matorrales. Todo será desolación. 10Porque te olvidaste del Dios de tu salvación; no te acordaste de la Roca de tu fortaleza. Por eso, aunque
siembres las plantas más selectas y plantes vides importadas, 11aunque las hagas crecer el día que las plantes, y las hagas florecer al día siguiente, en el día del dolor y de la enfermedad incurable la cosecha se malogrará. 12¡Ay del rugido de muchas naciones! ¡Braman como brama el mar! ¡Ay del clamor de los pueblos! ¡Su estruendo es como el de aguas caudalosas! 13Aunque esos pueblos braman como aguas encrespadas, huyen cuando él los reprende, arrastrados por el viento como la paja de los cerros, como el polvo con el vendaval. 14Al atardecer, ¡terror repentino! Antes del amanecer, ¡ya no existen! Tal es el destino de quienes nos despojan; eso les espera a quienes nos saquean. Profecía contra Etiopía 1¡Ay de la tierra de zumbantes langostas más allá de los ríos de Cus, 2que por las aguas del río Nilo envía emisarios en barcas de papiro! Vayan, veloces mensajeros, a una nación de gente alta y lampiña; a un pueblo temido por doquier, a una nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos. 3Cuando sobre las montañas se alce el estandarte y suene la trompeta, ¡fíjense, habitantes del mundo!; ¡escuchen, pobladores de la tierra! 4Así me dijo el Señor: «Desde mi morada miraré impasible, como los candentes rayos del sol, como las nubes de rocío en el calor de la vendimia.» 5Porque antes de la vendimia, cuando la flor se cae y madura la uva, se podarán los retoños y se arrancarán de raíz los sarmientos. 6Todos ellos quedarán abandonados a los buitres de las montañas y a los animales salvajes; durante el verano serán el alimento de las aves de rapiña; durante el invierno, de todos los animales salvajes. 7En aquel tiempo ese pueblo de alta estatura y de lampiña piel, ese pue-
blo temido en todas partes, esa nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos, le llevará ofrendas al SeñorTodopoderoso. Se las llevará al monte Sión, al lugar donde habita el nombre del Señor Todopoderoso. Profecía contra Egipto 1Profecía contra Egipto: ¡Miren al Señor! Llega a Egipto montado sobre una nube ligera. Los ídolos de Egipto tiemblan en su presencia; el corazón de los egipcios desfallece en su interior. 2«Incitaré a egipcio contra egipcio; luchará hermano contra hermano, amigo contra amigo, ciudad contra ciudad, reino contra reino. 3Los egipcios quedarán desanimados y consultarán a los ídolos: a los espíritus de los muertos, a las pitonisas y a los agoreros, ¡pero yo frustraré sus planes! 4Dejaré que crueles amos los dominen; un rey de mano dura los gobernará», afirma el Señor, el SeñorTodopoderoso. 5Se agotarán las aguas del Nilo; árido y reseco quedará el lecho del río. 6Apestarán los canales, y bajará el nivel de los arroyos de Egipto hasta dejarlos completamente secos. ¡Las cañas y los juncos quedarán marchitos! 7A orillas del Nilo, en la desembocadura del río, la vegetación perderá su verdor. Todos los sembrados junto al Nilo quedarán asolados, dejarán de existir. 8Gemirán y harán lamentos todos los pescadores, los que lanzan anzuelos en el Nilo; desfallecerán los que echan redes en el agua. 9Quedarán frustrados los que trabajan el lino peinado; perderán la esperanza los tejedores de lino fino. 10Quedarán desalentados los fabricantes de telas; todos los asalariados se llenarán de angustia. 11Los jefes de Zoán no son más que unos necios; los consejeros más sabios le dan a Faraón consejos insensatos. ¿Cómo se les ocurre decirle: «Yo soy uno de los sabios, dis-
cípulo de los antiguos reyes»? 12¿Dónde quedaron tus sabios? Que te muestren y te hagan saber lo que el Señor Todopoderoso ha planeado contra Egipto. 13Los jefes de Zoán se han vuelto necios; los jefes de Menfis se dejaron engañar. Las piedras angulares de sus pueblos han hecho que Egipto pierda el rumbo. 14El Señor ha infundido en ellos un espíritu de desconcierto. En todo lo que hace Egipto le han hecho perder el rumbo. Como un borracho en su vómito, Egipto se tambalea. 15Nada puede hacerse por Egipto, sea cabeza o cola, palmera o caña. 16En aquel día los egipcios parecerán mujeres. Se estremecerán de terror ante la mano amenazante que el Señor Todopoderoso agita contra ellos. 17La tierra de Judá será un espanto para los egipcios. Por causa de lo que el Señor Todopoderoso está planeando contra ellos, la sola mención de Judá llenará de espanto a los que oigan este nombre. 18En aquel día habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán el idioma de Canaán, y que jurarán lealtad al Señor Todopoderoso. Una de ellas se llamará Ciudad del Sol. 19En aquel día habrá un altar para el Señor en el corazón mismo de Egipto, y en su frontera un monumento al Señor. 20Esto servirá en Egipto de señal y testimonio del Señor Todopoderoso. Cuando ellos clamen al Señor por causa de sus opresores, él les enviará un salvador y defensor que los librará. 21De modo que el Señor se dará a conocer a los egipcios, y en aquel día ellos reconocerán al Señor: lo servirán con sacrificios y ofrendas de grano; harán votos al Señor y se los cumplirán. 22El Señor herirá a los egipcios con una plaga, y aun hiriéndolos, los sanará. Ellos se volverán al Señor, y él responderá a sus ruegos y los sanará. 23En aquel día habrá una
carretera desde Egipto hasta Asiria. Los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria, y unos y otros adorarán juntos. 24En aquel día Israel será, junto con Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra. 25El Señor Todopoderoso los bendecirá, diciendo: «Bendito sea Egipto mi pueblo, y Asiria obra de mis manos, e Israel mi heredad.»
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Salmos 114 (NVI) 1Cuando Israel, el pueblo de Jacob, salió de Egipto, de un pueblo extraño, 2Judá se convirtió en el santuario de Dios; Israel llegó a ser su dominio. 3Al ver esto, el mar huyó; el Jordán se volvió atrás. 4Las montañas saltaron como carneros, los cerros saltaron como ovejas. 5¿Qué te pasó, mar, que huiste, y a ti, Jordán, que te volviste atrás? 6¿Y a ustedes montañas, que saltaron como carneros? ¿Y a ustedes cerros, que saltaron como ovejas? 7¡Tiembla, oh tierra, ante el Señor, tiembla ante el Dios de Jacob! 8¡Él convirtió la roca en un estanque, el pedernal en manantiales de agua!
Día 305 - Jueves 03.12.15:
1 Tesalonicenses 4 (NVI) La vida que agrada a Dios 1Por lo demás, hermanos, les pedimos encarecidamente en el nombre del Señor Jesús que sigan progresando en el modo de vivir que agrada a Dios, tal como lo aprendieron de nosotros. De hecho, ya lo están practicando. 2Ustedes saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús. 3La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; 4que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, 5sin dejarse lle-
var por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios; 6y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya les hemos dicho y advertido. 7Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad; 8por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, quien les da a ustedes su Espíritu Santo. 9En cuanto al amor fraternal, no necesitan que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. 10En efecto, ustedes aman a todos los hermanos que viven en Macedonia. No obstante, hermanos, les animamos a amarse aún más, 11a procurar vivir en paz con todos, a ocuparse de sus propias responsabilidades y a trabajar con sus propias manos. Así les he mandado, 12para que por su modo de vivir se ganen el respeto de los que no son creyentes, y no tengan que depender de nadie. La venida del Señor 13Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. 14¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él. 15Conforme a lo dicho por el Señor, afirmamos que nosotros, los que estemos vivos y hayamos quedado hasta la venida del Señor, de ninguna manera nos adelantaremos a los que hayan muerto. 16El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor
en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre. 18Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras.
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Isaías 20-22 (NVI) Profecía contra Egipto y Cus 1El año en que el comandante en jefe enviado por Sargón, rey de Asiria, fue a Asdod, atacó esa ciudad y la conquistó. 2En aquel tiempo el Señor habló por medio de Isaías hijo de Amoz. Le dijo: «Anda, quítate la ropa de luto y las sandalias.» Así lo hizo Isaías, y anduvo desnudo y descalzo. 3Entonces el Señor dijo: «Así como durante tres años mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo, como señal y presagio contra Egipto y Cus, 4así también, para vergüenza de Egipto, el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos, y con las nalgas al aire, a los cautivos de Egipto y a los desterrados de Cus, lo mismo jóvenes que viejos. 5Y los que confían en Etiopía y se enorgullecen de Egipto quedarán aterrados y avergonzados. 6En aquel día los habitantes de esta costa dirán: “Fíjense, ahí tienen a los que eran nuestra esperanza, ¡aquellos a quienes acudíamos en busca de ayuda, para que nos libraran del rey de Asiria! Y ahora, ¿cómo podremos escapar?”» Profecía contra Babilonia 1Profecía contra el desierto junto al mar: Como torbellinos que pasan por el Néguev, se acercan invasores de una temible tierra del desierto. 2Una visión terrible me ha sido revelada: el traidor traiciona, el destructor destruye. ¡Al ataque, Elam! ¡Al asedio, Media! Pondré fin a todo gemido. 3Por eso mi cuerpo se estremece de dolor, sufro de agudos dolores, como los de una parturienta; lo que oigo, me aturde; lo que veo, me desconcierta. 4Se me turba la mente, me hace temblar el terror; el crepúsculo tan
anhelado se me ha vuelto un espanto. 5¡Ellos tienden las mesas, extienden los tapices, y comen y beben! ¡Jefes, pónganse de pie! ¡Levántense y engrasen los escudos! 6Porque así me ha dicho el Señor: «Ve y pon un centinela, que informe de todo lo que vea. 7Cuando vea carros de combate tirados por caballos, o gente montada en asnos o en camellos, que preste atención, mucha atención.» 8Y el centinela gritó: «¡Día tras día, Señor, estoy de pie en la torre; cada noche permanezco en mi puesto de guardia! 9¡Ahí viene un hombre en un carro de combate tirado por caballos! Y éste es su mensaje: “¡Ha caído, ha caído Babilonia! ¡Todas las imágenes de sus dioses han rodado por el suelo!”» 10Pueblo mío, trillado como el trigo, yo te he anunciado lo que he oído de parte del SeñorTodopoderoso, del Dios de Israel. Profecía contra Edom 11Profecía contra Dumá: Alguien me grita desde Seír: «Centinela, ¿cuánto queda de la noche? Centinela, ¿cuánto falta para que amanezca?» 12El centinela responde: «Ya viene la mañana, pero también la noche. Si quieren preguntar, pregunten; si quieren volver, vuelvan.» Profecía contra Arabia 13Profecía contra Arabia: Caravanas de Dedán, acampadas en los matorrales del desierto: 14salgan al encuentro del sediento y ofrézcanle agua. Habitantes de la tierra de Temá, ofrezcan alimento a los fugitivos, 15porque huyen de la espada, de la espada desnuda, del arco tenso y del fragor de la batalla. 16Porque así me dijo el Señor: «Dentro de un año, contado como lo cuenta un jornalero, toda la magnificencia de Cedar llegará a su fin. 17Pocos serán los arqueros, los guerreros de Cedar, que sobrevivan.» Lo ha dicho el Señor, el Dios de Israel.
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Salmos 115 (NVI) 115.4-11 – Sal 135.15-20 1La gloria, Señor, no es para nosotros; no es para nosotros sino para tu nombre, por causa de tu amor y tu verdad. 2¿Por qué tienen que decirnos las naciones: «¿Dónde está su Dios?» 3Nuestro Dios está en los cielos y puede hacer lo que le parezca. 4Pero sus ídolos son de oro y plata, producto de manos humanas. 5Tienen boca, pero no pueden hablar; ojos, pero no pueden ver; 6tienen oídos, pero no pueden oír; nariz, pero no pueden oler; 7tienen manos, pero no pueden palpar; pies, pero no pueden andar; ¡ni un solo sonido emite su garganta! 8Semejantes a ellos son sus hacedores, y todos los que confían en ellos. 9Pueblo de Israel, confía en el Señor; él es tu ayuda y tu escudo. 10Descendientes de Aarón, confíen en el Señor; él es su ayuda y su escudo. 11Los que temen al Señor, confíen en él; él es su ayuda y su escudo. 12El Señor nos recuerda y nos bendice: bendice al pueblo de Israel, bendice a los descendientes de Aarón, 13bendice a los que temen al Señor, bendice a grandes y pequeños. 14Que el Señor multiplique la descendencia de ustedes y de sus hijos. 15Que reciban bendiciones del Señor, creador del cielo y de la tierra. 16Los cielos le pertenecen al Señor, pero a la humanidad le ha dado la tierra. 17Los muertos no alaban al Señor, ninguno de los que bajan al silencio. 18Somos nosotros los que alabamos al Señor desde ahora y para siempre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Día 306 - Viernes 04.12.15:
1 Tesalonicenses 5 (NVI) 1Ahora bien, hermanos, ustedes no ne-
cesitan que se les escriba acerca de tiempos y fechas, 2porque ya saben que el día del Señor llegará como ladrón en la noche. 3Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», vendrá de improviso sobre ellos la destrucción, como le llegan a la mujer encinta los dolores de parto. De ninguna manera podrán escapar. 4Ustedes, en cambio, hermanos, no están en la oscuridad para que ese día los sorprenda como un ladrón. 5Todos ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad. 6No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. 7Los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. 8Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación; 9pues Dios no nos destinó a sufrir el castigo sino a recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. 10Él murió por nosotros para que, en la vida o en la muerte, vivamos junto con él. 11Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo. Instrucciones finales 12Hermanos, les pedimos que sean considerados con los que trabajan arduamente entre ustedes, y los guían y amonestan en el Señor. 13Ténganlos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros. 14Hermanos, también les rogamos que amonesten a los holgazanes, estimulen a los desanimados, ayuden a los débiles y sean pacientes con todos. 15Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no sólo entre ustedes sino a todos. 16Estén siempre alegres,
17oren sin cesar, 18den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. 19No apaguen el Espíritu, 20no desprecien las profecías, 21sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, 22eviten toda clase de mal. 23Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24El que los llama es fiel, y así lo hará. 25Hermanos, oren también por nosotros. 26Saluden a todos los hermanos con un beso santo. 27Les encargo delante del Señor que lean esta carta a todos los hermanos. 28Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes.
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Isaías 23-24 (NVI) Profecía contra Tiro 1Profecía contra Tiro: ¡Giman, barcos de Tarsis!, porque destruidas están su casa y su puerto. Desde la tierra de Chipre les ha llegado la noticia. 2¡Callen, habitantes de la costa, comerciantes de Sidón, ciudad que han enriquecido los marinos! 3Sobre las grandes aguas llegó el grano de Sijor; Tiro se volvió el centro comercial de las naciones; la cosecha del Nilo le aportaba ganancias. 4Avergüénzate, Sidón, fortaleza del mar, porque el mar ha dicho: «No he estado con dolores de parto ni he dado a luz; no he criado hijos ni educado hijas.» 5Cuando la noticia llegue a Egipto, lo que se diga de Tiro los angustiará. 6Pasen a Tarsis; giman, habitantes de la costa. 7¿Es ésta su ciudad alegre, la ciudad tan antigua, cuyos pies la han llevado a establecerse en tierras lejanas? 8¿Quién planeó esto contra Tiro, la ciudad que confiere coronas, cuyos comerciantes son príncipes, y sus negociantes reconocidos en la tierra? 9Lo
planeó el SeñorTodopoderoso para abatir la altivez de toda gloria y humillar a toda la gente importante de la tierra. 10Hija de Tarsis, cultiva tu tierra como en el Nilo, porque tu puerto ya no existe. 11El Señor ha extendido su mano sobre el mar y ha puesto a temblar a los reinos, ha ordenado destruir las fortalezas de Canaán. 12Él dijo: «¡Virgen violentada, hija de Sidón: no volverás a alegrarte! »Levántate y cruza hasta Chipre; ¡ni siquiera allí encontrarás descanso!» 13¡Mira la tierra de los caldeos! ¡Ese pueblo ya no existe! Asiria la ha convertido en refugio de las fieras del desierto; levantaron torres de asalto, demolieron sus fortalezas y las convirtieron en ruinas. 14¡Giman, barcos de Tarsis, porque destruida está su fortaleza! 15En aquel tiempo Tiro será olvidada durante setenta años, que es lo que vive un rey. Pero al cabo de esos setenta años le sucederá a Tiro lo que dice la canción de la prostituta: 16«Tú, prostituta olvidada, toma un arpa y recorre la ciudad; toca lo mejor que puedas, y canta muchas canciones, para que te recuerden.» 17Al cabo de setenta años, el Señor se ocupará de Tiro, la cual volverá a venderse y prostituirse con todos los reinos de la tierra. 18Pero sus ingresos y ganancias se consagrarán al Señor; no serán almacenados ni atesorados. Sus ganancias serán para los que habitan en presencia del Señor, para que se alimenten en abundancia y se vistan con ropas finas. Juicio universal 1Miren, el Señor arrasa la tierra y la devasta, trastorna su faz y dispersa a sus habitantes. 2Lo mismo les pasará al sacerdote y al pueblo, al amo y al esclavo, a la señora y a la esclava, al comprador y al vendedor, al prestamista y al prestatario, al acreedor y al deudor. 3La tierra
queda totalmente arrasada, saqueada por completo, porque el Señor lo ha dicho. 4La tierra languidece y se marchita; el mundo se marchita y desfallece; desfallecen los notables de la tierra. 5La tierra yace profanada, pisoteada por sus habitantes, porque han desobedecido las leyes, han violado los estatutos, han quebrantado el pacto eterno. 6Por eso una maldición consume a la tierra, y los culpables son sus habitantes. Por eso el fuego los consume, y sólo quedan unos cuantos. 7Languidece el vino nuevo, desfallece la vid; gimen todos los corazones alegres. 8Cesó el ritmo de los tambores, se aplacó el bullicio de los que se divierten, se apagó el júbilo del arpa. 9Ya no beben vino mientras cantan; a los borrachos el licor les sabe amargo. 10La ciudad del caos yace desolada; cerrado está el acceso a toda casa. 11Clamor hay en las calles porque falta el vino; toda alegría se ha extinguido; el júbilo ha sido desterrado. 12La ciudad está en ruinas; su puerta está hecha pedazos. 13Así sucederá en medio de la tierra y entre las naciones, como cuando a golpes se cosechan aceitunas, como cuando se recogen rebuscos después de la vendimia. 14El remanente eleva su voz y grita de alegría; desde el occidente aclama la majestad del Señor. 15Por eso, glorifiquen al Señor en el oriente; el nombre del Señor, Dios de Israel, en las costas del mar. 16Desde los confines de la tierra oímos cantar: «¡Gloria al justo!» Pero yo digo: «¡Ay de mí! ¡Qué dolor, que me consumo!» Los traidores traicionan, los traidores maquinan traiciones. 17¡Terror, fosa y trampa están contra ti, habitante de la tierra! 18Quien huya del grito de terror caerá en la fosa, y quien suba del fondo de la fosa caerá en la trampa, porque abiertas están las ventanas de lo alto, y
tiemblan los cimientos de la tierra. 19La tierra se quiebra, se desintegra; la tierra se agrieta, se resquebraja; la tierra tiembla y retiembla. 20La tierra se tambalea como un borracho, se sacude como una choza. Tanto pesa sobre ella su rebelión que caerá para no volver a levantarse. 21En aquel día el Señor castigará a los poderes celestiales en el cielo y a los reyes terrenales en la tierra. 22Serán amontonados en un pozo, como prisioneros entre rejas, y después de muchos días se les castigará. 23La luna se sonrojará y el sol se avergonzará, porque sobre el monte Sión, sobre Jerusalén, reinará el SeñorTodopoderoso, glorioso entre sus ancianos.
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Salmos 116 (NVI) 1Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante. 2Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida. 3Los lazos de la muerte me enredaron; me sorprendió la angustia del sepulcro, y caí en la ansiedad y la aflicción. 4Entonces clamé al Señor: «¡Te ruego, Señor, que me salves la vida!» 5El Señor es compasivo y justo; nuestro Dios es todo ternura. 6El Señor protege a la gente sencilla; estaba yo muy débil, y él me salvó. 7¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila, que el Señor ha sido bueno contigo! 8Tú me has librado de la muerte, has enjugado mis lágrimas, no me has dejado tropezar. 9Por eso andaré siempre delante del Señor en esta tierra de los vivientes. 10Aunque digo: «Me encuentro muy afligido», sigo creyendo en Dios. 11En mi desesperación he exclamado: «Todos son unos mentirosos.» 12¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado? 13¡Tan sólo brindando con la copa de salvación e invocando el nombre del Señor! 14¡Tan sólo cumpliendo mis pro-
mesas al Señor en presencia de todo su pueblo! 15Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles. 16Yo, Señor, soy tu siervo; soy siervo tuyo, tu hijo fiel; ¡tú has roto mis cadenas! 17Te ofreceré un sacrificio de gratitud e invocaré, Señor, tu nombre. 18Cumpliré mis votos al Señor en presencia de todo su pueblo, 19en los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, oh Jerusalén. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Día 307 - Sábado 05.12.15:
2 Tesalonicenses 1 (NVI) 1Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses, unida a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo: 2Que Dios el Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. Acción de gracias y oración 3Hermanos, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, como es justo, porque su fe se acrecienta cada vez más, y en cada uno de ustedes sigue abundando el amor hacia los otros. 4Así que nos sentimos orgullosos de ustedes ante las iglesias de Dios por la perseverancia y la fe que muestran al soportar toda clase de persecuciones y sufrimientos. 5Todo esto prueba que el juicio de Dios es justo, y por tanto él los considera dignos de su reino, por el cual están sufriendo. 6Dios, que es justo, pagará con sufrimiento a quienes los hacen sufrir a ustedes. 7Y a ustedes que sufren, les dará descanso, lo mismo que a nosotros. Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles, 8para castigar a los que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús. 9Ellos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, lejos de la presencia del Señor y de la majestad de su poder, 10el día en que
venga para ser glorificado por medio de sus santos y admirado por todos los que hayan creído, entre los cuales están ustedes porque creyeron el testimonio que les dimos. 11Por eso oramos constantemente por ustedes, para que nuestro Dios los considere dignos del llamamiento que les ha hecho, y por su poder perfeccione toda disposición al bien y toda obra que realicen por la fe. 12Oramos así, de modo que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado por medio de ustedes, y ustedes por él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
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Isaías 25-26 (NVI) Canto de alabanza al Señor 1 Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros. 2Has convertido la ciudad en un montón de escombros, la ciudad fortificada en una ruina. Ya no es ciudad la ciudadela de extranjeros; nunca más volverá a ser reconstruida. 3Por eso te glorifica un pueblo poderoso; te teme la ciudad de las naciones crueles. 4Porque tú has sido, en su angustia, un baluarte para el desvalido, un refugio para el necesitado, un resguardo contra la tormenta, una sombra contra el calor. En cambio, el aliento de los crueles es como una tormenta contra un muro, 5como el calor en el desierto. Tú aplacas el tumulto de los extranjeros, como se aplaca el calor bajo la sombra de una nube, y ahogas la alaraca de los tiranos. 6Sobre este monte, el SeñorTodopoderoso preparará para todos los pueblos un banquete de manjares especiales, un banquete de vinos añejos, de manjares especiales y de selectos vinos añejos. 7Sobre este monte rasgará el velo que cubre a todos los
pueblos, el manto que envuelve a todas las naciones. 8Devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro, y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo. El Señor mismo lo ha dicho. 9En aquel día se dirá: «¡Sí, éste es nuestro Dios; en él confiamos, y él nos salvó! ¡Éste es el Señor, en él hemos confiado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación!» 10La mano del Señor se posará sobre este monte, pero Moab será pisoteada en su sitio, como se pisotea la paja en el muladar. 11Allí extenderán sus manos, como al nadar las extiende un nadador. Pero el Señor abatirá su orgullo, junto con la destreza de sus manos. 12Derribará, hará caer y abatirá tus muros altos y fortificados, hasta dejarlos hechos polvo sobre la tierra. Canto de victoria 1En aquel día se entonará esta canción en la tierra de Judá: «Tenemos una ciudad fuerte. Como un muro, como un baluarte, Dios ha interpuesto su salvación. 2Abran las puertas, para que entre la nación justa que se mantiene fiel. 3Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. 4Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna. 5Él hace caer a los que habitan en lo alto y abate a la ciudad enaltecida: la abate hasta dejarla por el suelo, la derriba hasta hacerla morder el polvo. 6¡Los débiles y los desvalidos la pisotean con sus propios pies!» 7La senda del justo es llana; tú, que eres recto, allanas su camino. 8Sí, en ti esperamos, Señor, y en la senda de tus juicios; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra vida. 9Todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca. Pues cuando tus juicios llegan a la tierra, los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia.
10Aunque al malvado se le tenga compasión, no aprende lo que es justicia; en tierra de rectitud actúa con iniquidad, y no reconoce la majestad del Señor. 11Levantada está, Señor, tu mano, pero ellos no la ven. ¡Que vean tu celo por el pueblo, y sean avergonzados; que sean consumidos por el fuego destinado a tus enemigos! 12 Señor, tú estableces la paz en favor nuestro, porque tú eres quien realiza todas nuestras obras. 13 Señor y Dios nuestro, otros señores nos han gobernado, pero sólo a tu nombre damos honra. 14Ya están muertos, y no revivirán; ya son sombras, y no se levantarán. Tú los has castigado y destruido; has hecho que perezca su memoria. 15Tú, Señor, has engrandecido a la nación; la has engrandecido y te has glorificado; has extendido las fronteras de todo el país. 16 Señor, en la angustia te buscaron; apenas si lograban susurrar una oración cuando tú ya los corregías. 17 Señor, nosotros estuvimos ante ti como cuando una mujer embarazada se retuerce y grita de dolor al momento de dar a luz. 18Concebimos, nos retorcimos, pero dimos a luz tan sólo viento. No trajimos salvación a la tierra, ni nacieron los habitantes del mundo. 19Pero tus muertos vivirán, sus cadáveres volverán a la vida. ¡Despierten y griten de alegría, moradores del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de la mañana, y la tierra devolverá sus muertos. 20¡Anda, pueblo mío, entra en tus habitaciones y cierra tus puertas tras de ti; escóndete por un momento, hasta que pase la ira! 21¡Estén alerta!, que el Señor va a salir de su morada para castigar la maldad de los habitantes del país. La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada; ¡ya no ocultará a los masacrados en ella!
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Salmos 117 (NVI) 1¡Alaben al Señor, naciones todas! ¡Pueblos todos, cántenle alabanzas! 2¡Grande es su amor por nosotros! ¡La fidelidad del Señor es eterna! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Día 308 - Domingo 06.12.15:
2 Tesalonicenses 2 (NVI) Manifestación y juicio del malvado 1Ahora bien, hermanos, en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, les pedimos que 2no pierdan la cabeza ni se alarmen por ciertas profecías, ni por mensajes orales o escritos supuestamente nuestros, que digan: «¡Ya llegó el día del Señor!» 3No se dejen engañar de ninguna manera, porque primero tiene que llegar la rebelión contra Dios y manifestarse el hombre de maldad, el destructor por naturaleza. 4Éste se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de adoración, hasta el punto de adueñarse del templo de Dios y pretender ser Dios. 5¿No recuerdan que ya les hablaba de esto cuando estaba con ustedes? 6Bien saben que hay algo que detiene a este hombre, a fin de que él se manifieste a su debido tiempo. 7Es cierto que el misterio de la maldad ya está ejerciendo su poder; pero falta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene. 8Entonces se manifestará aquel malvado, a quien el Señor Jesús derrocará con el soplo de su boca y destruirá con el esplendor de su venida. 9El malvado vendrá, por obra de Satanás, con toda clase de milagros, señales y prodigios falsos. 10Con toda perversidad engañará a los que se pierden por haberse negado a amar la verdad y así ser salvos. 11Por eso Dios permite que, por el poder del engaño, crean en la
mentira. 12Así serán condenados todos los que no creyeron en la verdad sino que se deleitaron en el mal. Exhortación a la perseverancia 13Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios los escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad. 14Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio, a fin de que tengan parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo. 15Así que, hermanos, sigan firmes y manténganse fieles a las enseñanzas que, oralmente o por carta, les hemos transmitido. 16Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza, 17los anime y les fortalezca el corazón, para que tanto en palabra como en obra hagan todo lo que sea bueno.
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Isaías 27-28 (NVI) Liberación de Israel 1En aquel día el Señor castigará a Leviatán, la serpiente huidiza, a Leviatán, la serpiente tortuosa. Con su espada violenta, grande y poderosa, matará al Dragón que está en el mar. 2«Canten en aquel día a la viña escogida: 3Yo, el Señor, soy su guardián; todo el tiempo riego mi viña. Día y noche cuido de ella para que nadie le haga daño. 4No estoy enojado. Si tuviera zarzas y espinos, pelearía contra ella y la quemaría totalmente, 5a menos que ella acudiera a mi refugio e hiciera las paces conmigo, sí, que hiciera las paces conmigo.» 6Días vendrán en que Jacob echará raíces, en que Israel retoñará y florecerá, y llenará el mundo con sus frutos. 7¿Acaso el Señor lo ha golpeado como hizo con quien lo golpeaba? ¿Acaso le dio
muerte como hizo con quienes lo mataron? 8Contendió con él con guerra y destierro; lo expulsó con su soplo violento al soplar el viento del este. 9Así quedará expiada la iniquidad de Jacob; ésta será la única condición para que se le perdone su pecado: que reduzca a polvo todas las piedras del altar, como si moliera piedra caliza, y no deje en pie ninguna imagen de Aserá ni altar de incienso alguno. 10En ruinas está la ciudad fortificada; es un sitio sin habitantes, abandonado como el desierto. Allí se echa el ternero, allí pace y deshoja las ramas. 11Una vez secas, las ramas se quiebran; vienen luego las mujeres y con ellas hacen fuego. Porque éste es un pueblo sin entendimiento; por eso su Creador no le tiene compasión, ni de él se apiada quien lo formó. 12En aquel día el Señor trillará desde las corrientes del Éufrates hasta el torrente de Egipto, y ustedes, israelitas, serán recogidos uno por uno. 13En aquel día sonará una gran trompeta. Los que fueron llevados a Asiria y los que fueron desterrados a Egipto vendrán y adorarán al Señor sobre el monte santo en Jerusalén. Ay de Efraín 1¡Ay de la altiva corona de los borrachos de Efraín, de la flor marchita de su gloriosa hermosura, que está sobre la cumbre de un valle fértil! ¡Ay de los abatidos por el vino! 2Miren, el Señor cuenta con alguien que es fuerte y poderoso: Éste echará todo por tierra con violencia, como tormenta de granizo, como tempestad destructora, como tormenta de aguas torrenciales, como torrente desbordado. 3La altiva corona de los borrachos de Efraín, será pisoteada. 4Esa flor marchita de su gloriosa hermosura, sobre la cumbre de un valle fértil, será como higo maduro antes de la cosecha: apenas alguien lo ve y lo tiene en la
mano, se lo traga. 5En aquel día el SeñorTodopoderoso será una hermosa corona, una diadema gloriosa para el remanente de su pueblo. 6Él infundirá espíritu de justicia al que se sienta en el tribunal, y valor a los que rechazan los asaltos a la puerta. 7También sacerdotes y profetas se tambalean por causa del vino, trastabillan por causa del licor; quedan aturdidos con el vino, tropiezan a causa del licor. Cuando tienen visiones, titubean; cuando toman decisiones, vacilan. 8¡Sí, regadas de vómito están todas las mesas, y no queda limpio ni un solo lugar! 9«¿A quién creen que están enseñando? ¿A quién le están explicando su mensaje? ¿Creen que somos niños recién destetados, que acaban de dejar el pecho? 10¿Niños que repiten: “a-b-c-ch-d, a-e-i-o-u, un poquito aquí, un poquito allá”?» 11Pues bien, Dios hablará a este pueblo con labios burlones y lenguas extrañas, 12pueblo al que dijo: «Éste es el lugar de descanso; que descanse el fatigado»; y también: «Éste es el lugar de reposo.» ¡Pero no quisieron escuchar! 13Pues la palabra del Señor para ellos será también: «a-bc-ch-d, a-e-i-o-u, un poquito aquí, un poquito allá.» Para que se vayan de espaldas cuando caminen, y queden heridos, enredados y atrapados. 14Por tanto, gobernantes insolentes de este pueblo de Jerusalén, escuchen la palabra del Señor: 15Ustedes dicen: «Hemos hecho un pacto con la muerte, hemos hecho una alianza con el sepulcro. Cuando venga una calamidad abrumadora, no nos podrá alcanzar, porque hemos hecho de la mentira nuestro refugio y del engaño nuestro escondite.» 16Por eso dice el Señor omnipotente: «¡Yo pongo en Sión una piedra probada!, piedra angular y preciosa para un cimiento firme; el que confíe no andará desorientado.
17Pondré como nivel la justicia, y la rectitud como plomada. El granizo arrasará con el refugio de la mentira, y las aguas inundarán el escondite. 18Se anulará el pacto que hicieron con la muerte, quedará sin efecto su alianza con el sepulcro. Cuando venga la calamidad abrumadora, a ustedes los aplastará. 19Cada vez que pase, los arrebatará; pasará mañana tras mañana, de día y de noche.» La comprensión de este mensaje causará terror absoluto. 20La cama es demasiado estrecha para estirarse en ella, la manta es demasiado corta para envolverse en ella. 21Sí, el Señor se levantará como en el monte Perasín, se moverá como en el valle de Gabaón; para llevar a cabo su extraña obra, para realizar su insólita tarea. 22Ahora bien, dejen de burlarse, no sea que se aprieten más sus cadenas; porque me ha hecho saber el Señor, el Señor Todopoderoso, acerca de la destrucción decretada contra todo el país. 23Escuchen, oigan mi voz; presten atención, oigan mi palabra: 24Cuando un agricultor ara para sembrar, ¿lo hace sin descanso? ¿Se pasa todos los días rompiendo y rastrillando su terreno? 25Después de que ha emparejado la superficie, ¿no siembra eneldo y esparce comino? ¿No siembra trigo en hileras, cebada en el lugar debido, y centeno en las orillas? 26Es Dios quien lo instruye y le enseña cómo hacerlo. 27Porque no se trilla el eneldo con rastrillo, ni sobre el comino se pasa una rueda de carreta, sino que el eneldo se golpea con una vara, y el comino con un palo. 28El grano se tritura, pero no demasiado, ni tampoco se trilla sin descanso. Se le pasan las ruedas de la carreta, pero los caballos no lo trituran. 29También esto viene del Señor Todopoderoso, admirable por su consejo y magnífico por su sabiduría.
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Salmos 118 (NVI) 1Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. 2Que proclame el pueblo de Israel: «Su gran amor perdura para siempre.» 3Que proclamen los descendientes de Aarón: «Su gran amor perdura para siempre.» 4Que proclamen los que temen al Señor: «Su gran amor perdura para siempre.» 5Desde mi angustia clamé al Señor, y él respondió dándome libertad. 6El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal? 7El Señor está conmigo, él es mi ayuda; ¡ya veré por los suelos a los que me odian! 8Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. 9Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos. 10Todas las naciones me rodearon, pero en el nombre del Señor las aniquilé. 11Me rodearon por completo, pero en el nombre del Señor las aniquilé. 12Me rodearon como avispas, pero se consumieron como zarzas en el fuego. ¡En el nombre del Señor las aniquilé! 13Me empujaron con violencia para que cayera, pero el Señor me ayudó. 14El Señor es mi fuerza y mi canto; ¡él es mi salvación! 15Gritos de júbilo y victoria resuenan en las casas de los justos: «¡La diestra del Señor realiza proezas! 16¡La diestra del Señor es exaltada! ¡La diestra del Señor realiza proezas!» 17No he de morir; he de vivir para proclamar las maravillas del Señor. 18El Señor me ha castigado con dureza, pero no me ha entregado a la muerte. 19Ábranme las puertas de la justicia para que entre yo a dar gracias al Señor. 20Son las puertas del Señor, por las que entran los justos. 21¡Te daré gracias porque me respondiste, porque eres mi salvación! 22La piedra que desecharon los constructores ha llegado
a ser la piedra angular. 23Esto ha sido obra del Señor, y nos deja maravillados. 24Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él. 25 Señor, ¡danos la salvación! Señor, ¡concédenos la victoria! 26Bendito el que viene en el nombre del Señor. Desde la casa del Señor los bendecimos. 27El Señor es Dios y nos ilumina. Únanse a la procesión portando ramas en la mano hasta los cuernos del altar. 28Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias; tú eres mi Dios, por eso te exalto. 29Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.
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