Semana 49

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Lectura Semanal - Semana 49

Día 337 - Lunes 22.02.16: Gálatas 1 / Jeremías 47-48 / Salmos 142 Día 338- Martes 23.02.16: Gálatas 2 / Jeremías 49-50 / Salmos 143 Día 339 - Miércoles 24.02.16: Gálatas 3 / Jeremías 51-52 / Salmos 144 Día 340 - Jueves 25.02.16: Gálatas 4:1-20 / Lamentaciones 1-2 / Salmos 145 Día 341 - Viernes 26.02.16: Gálatas 4:21-31 / Lamentaciones 3-4 / Salmos 146 Día 342 - Sábado 27.02.16: Gálatas 5:1-15 / Lamentaciones 5 / Salmos 147 Día 343 - Domingo 28.02.16: Gálatas 5:16-26 / Ezequiel 1 / Salmos 148


Día 337 - Lunes 15.02.16:

Gálatas 1 (NVI) 1Pablo, apóstol, no por investidura ni mediación humanas, sino por Jesucristo y por Dios Padre, que lo levantó de entre los muertos; 2y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: 3Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. 4Jesucristo dio su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la voluntad de nuestro Dios y Padre, 5a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. No hay otro evangelio 6Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio. 7No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo. 8Pero aun si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición! 9Como ya lo hemos dicho, ahora lo repito: si alguien les anda predicando un evangelio distinto del que recibieron, ¡que caiga bajo maldición! 10¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo. Pablo, llamado por Dios 11Quiero que sepan, hermanos, que el evangelio que yo predico no es invención humana. 12No lo recibí ni lo aprendí de ningún ser humano, sino que me llegó por revelación de Jesucristo. 13Ustedes ya están enterados de mi conducta cuando pertenecía al judaísmo, de la furia con que perseguía a la iglesia de Dios, tratando de destruirla. 14En la práctica del judaísmo, yo aventajaba a

muchos de mis contemporáneos en mi celo exagerado por las tradiciones de mis antepasados. 15Sin embargo, Dios me había apartado desde el vientre de mi madre y me llamó por su gracia. Cuando él tuvo a bien 16revelarme a su Hijo para que yo lo predicara entre los gentiles, no consulté con nadie. 17Tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui de inmediato a Arabia, de donde luego regresé a Damasco. 18Después de tres años, subí a Jerusalén para visitar a Pedro, y me quedé con él quince días. 19No vi a ningún otro de los apóstoles; sólo vi a Jacobo, el hermano del Señor. 20Dios me es testigo que en esto que les escribo no miento. 21Más tarde fui a las regiones de Siria y Cilicia. 22Pero en Judea las iglesias de Cristo no me conocían personalmente. 23Sólo habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora predica la fe que procuraba destruir.» 24Y por causa mía glorificaban a Dios.

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Jeremías 47-48 (NVI) Mensaje para los filisteos 1Antes de que el faraón atacara Gaza, la palabra del Señor acerca de los filisteos vino al profeta Jeremías: 2«Así dice el Señor: »“¡Miren! Las aguas del norte suben cual torrente desbordado. Inundan la tierra y todo lo que contiene, sus ciudades y sus habitantes. ¡Grita toda la gente! ¡Gimen los habitantes de la tierra! 3Al oír el galope de sus corceles, el estruendo de sus carros y el estrépito de sus ruedas, los padres abandonan a sus hijos porque sus fuerzas desfallecen. 4Ha llegado el día de exterminar a los filisteos, y de quitarles a Tiro y Sidón todos los aliados con que aún cuenten. El Señor exterminará a los filisteos y al resto de las costas de Caftor. 5Se rapan la cabeza los de Gaza; se quedan


mudos los de Ascalón. Tú, resto de las llanuras, ¿hasta cuándo te harás incisiones? 6»”¡Ay, espada del Señor! ¿Cuándo vas a descansar? ¡Vuélvete a la vaina! ¡Deténte, quédate quieta! 7»”¿Cómo va a descansar, si el Señor le ha dado órdenes de atacar a Ascalón y a la costa del mar?”» Mensaje para Moab 48.29-36 – Is 16.6-12 1Así dice el SeñorTodopoderoso, el Dios de Israel, acerca de Moab: «¡Ay de Nebo, porque será devastada! ¡Quiriatayin será capturada y puesta en vergüenza! ¡Su fortaleza será humillada y destruida! 2La gloria de Moab ha desaparecido; en Hesbón maquinan el mal contra ella: “¡Vengan, hagamos desaparecer a esta nación!” También tú, Madmén, serás silenciada, y la espada te perseguirá. 3Se oye el clamor desde Joronayin: ¡devastación y gran destrucción! 4Moab será quebrantada; ya se oyen los gritos de sus pequeños. 5Por la cuesta de Luhit suben llorando sin cesar; por la bajada de Joronayin se oyen gritos de dolor, por causa de la destrucción. 6¡Huyan! ¡Sálvese quien pueda! ¡Sean como las zarzas del desierto! 7Por cuanto confías en tus obras y en tus riquezas, también tú serás capturada. Quemós, tu dios, irá al exilio, junto con sus sacerdotes y oficiales. 8El destructor vendrá contra toda ciudad, y ni una sola de ellas escapará. El valle quedará en ruinas, y la meseta quedará destruida, tal como lo ha dicho el Señor. 9Coloquen una lápida para Moab, porque yace destruida; sus ciudades están desoladas, y sin habitante alguno. 10»¡Maldito el que sea negligente para realizar el trabajo del Señor! ¡Maldito el que de la sangre retraiga su espada! 11»Moab ha vivido en paz desde su juventud; ha reposado sobre sus heces.

No ha pasado de vasija en vasija, ni ha ido jamás al exilio. Por eso conserva su sabor y no pierde su aroma. 12Pero vienen días —afirma el Señor— en que enviaré gente que transvasará a Moab; y vaciará sus vasijas y romperá sus cántaros. 13Entonces Moab se avergonzará de Quemós, como el pueblo de Israel se avergonzó de Betel, santuario en el que había depositado su confianza. 14»¿Cómo se atreven a decir: “Somos guerreros, hombres valientes para la guerra”? 15Moab será devastada y sus ciudades, invadidas —afirma el Rey, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso—: Lo mejor de su juventud descenderá al matadero. 16La ruina de Moab se acerca; su calamidad es inminente. 17Lloren por él todos sus vecinos los que saben de su fama. Digan: “¡Cómo se ha quebrado el cetro tan poderoso e imponente!” 18»Tú, que habitas en Dibón: desciende de tu lugar de honor y siéntate en el sequedal, porque el destructor de Moab te ataca y destruye tus fortificaciones. 19Tú, que habitas en Aroer, párate a la vera del camino, y observa; pregunta a los que huyen, hombres y mujeres: “¿Qué es lo que ha sucedido?” 20Moab está humillado; ha sido destrozado. ¡Giman y clamen! ¡Anuncien por el río Arnón que Moab ha sido devastado! 21El juicio ha llegado hasta la meseta contra Holón, Yahaza y Mefat; 22contra Dibón, Nebo y Bet Diblatayin; 23contra Quiriatayin, Bet Gamul y Bet Megón, 24contra Queriot y Bosra, y contra todas las ciudades de Moab, cercanas y lejanas. 25El poder de Moab ha desaparecido; ¡su fuerza está abatida! —afirma el Señor—. 26»¡Emborrachen a Moab, porque ha desafiado al Señor! ¡Que se regodee en su vómito, y se convierta en objeto de burla! 27¿Acaso no te burlabas de Israel, y con tus palabras


lo despreciabas, como si hubiera sido sorprendido entre ladrones? 28Habitantes de Moab, ¡abandonen las ciudades y vivan entre las rocas! Sean como las palomas que anidan al borde de los precipicios. 29»Conocemos bien el orgullo de Moab, ese orgullo exagerado. ¡Tanta soberbia y tanto orgullo! ¡Tanta arrogancia y altivez! 30Yo conozco su insolencia, pero sus jactancias no logran nada —afirma el Señor—. 31Por eso lloro por Moab; gimo por toda su gente, sollozo por el pueblo de Quir Jeres. 32Lloro por ti, viña de Sibma, más que por Jazer; tus sarmientos sobrepasan el mar y llegan hasta Jazer, pero caerá el destructor sobre tu cosecha y sobre tu vendimia. 33De los fértiles campos de Moab han desaparecido el gozo y alegría. Acabé con el vino de tus lagares; ya nadie pisa las uvas entre gritos de alborozo; los gritos ya no son de regocijo. 34»El clamor de Hesbón llega hasta Elalé y Yahaza, su voz se alza desde Zoar hasta Joronayin y Eglat Selisiyá. Porque hasta las aguas de Nimrín se han secado. 35Acabaré con la gente de Moab que ofrece sacrificios en altares paganos y quema incienso a sus dioses —afirma el Señor—. 36»Por eso, con sonido de flautas gime por Moab mi corazón; con sonido de flautas gime mi corazón por Quir Jeres, porque han desaparecido las riquezas que acumularon. 37Toda cabeza está rapada y toda barba rasurada; en todas las manos hay incisiones, y todos están vestidos de luto. 38Sobre todos los techos de Moab, y por todas sus plazas, sólo se escuchan lamentos; porque rompí en pedazos a Moab como a una vasija desechada —afirma el Señor—. 39¡Cómo quedó hecha pedazos! ¡Cómo gimen! Moab ha vuelto la espalda del todo avergonzada. Es para todos sus vecinos objeto de burla y de terror.»

40Así dice el Señor: «¡Miren! Vuela el enemigo como águila; sobre Moab despliega sus alas. 41Sus ciudades serán capturadas, y conquistadas sus fortalezas. En aquel día, el corazón de los guerreros de Moab será como el de una parturienta. 42Moab será destruida como nación, porque ha desafiado al Señor. 43El terror, la fosa y la trampa, aguardan al habitante de Moab —afirma el Señor—. 44El que huya del terror caerá en la fosa; el que salga de la fosa caerá en la trampa; porque yo hago venir sobre Moab el tiempo de su castigo —afirma el Señor—. 45»A la sombra de Hesbón se detienen exhaustos los fugitivos. De Hesbón sale un fuego; de la ciudad de Sijón, una llama que consume las sienes de Moab y el cráneo de los arrogantes y revoltosos. 46¡Ay de ti, Moab! El pueblo de Quemós está destruido; tus hijos son llevados al exilio; tus hijas, al cautiverio. 47Pero en los días venideros yo cambiaré la suerte de Moab», afirma el Señor. Aquí concluye el juicio contra Moab.

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Salmos 142 (NVI) Masquil de David. Cuando estaba en la cueva. Oración. 1A voz en cuello, al Señor le pido ayuda; a voz en cuello, al Señor le pido compasión. 2Ante él expongo mis quejas; ante él expreso mis angustias. 3Cuando ya no me queda aliento, tú me muestras el camino. Por la senda que transito algunos me han tendido una trampa. 4Mira a mi derecha, y ve: nadie me tiende la mano. No tengo dónde refugiarme; por mí nadie se preocupa. 5A ti, Señor, te pido ayuda; a ti te digo: «Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes.» 6Atiende a mi clamor, porque me siento muy débil; líbrame de mis perseguidores, porque son más fuertes


que yo. 7Sácame de la prisión, para que alabe yo tu nombre. Los justos se reunirán en torno mío por la bondad que me has mostrado.

Día 338 - Martes 16.02.16:

Gálatas 2 (NVI) Los apóstoles aceptan a Pablo 1Catorce años después subí de nuevo a Jerusalén, esta vez con Bernabé, llevando también a Tito. 2Fui en obediencia a una revelación, y me reuní en privado con los que eran reconocidos como dirigentes, y les expliqué el evangelio que predico entre los gentiles, para que todo mi esfuerzo no fuera en vano. 3Ahora bien, ni siquiera Tito, que me acompañaba, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego. 4El problema era que algunos falsos hermanos se habían infiltrado entre nosotros para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jesús a fin de esclavizarnos. 5Ni por un momento accedimos a someternos a ellos, pues queríamos que se preservara entre ustedes la integridad del evangelio. 6En cuanto a los que eran reconocidos como personas importantes —aunque no me interesa lo que fueran, porque Dios no juzga por las apariencias—, no me impusieron nada nuevo. 7Al contrario, reconocieron que a mí se me había encomendado predicar el evangelio a los gentiles, de la misma manera que se le había encomendado a Pedro predicarlo a los judíos. 8El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos me facultó también a mí como apóstol de los gentiles. 9En efecto, Jacobo, Pedro y Juan, que eran considerados columnas, al reconocer la gracia que yo había recibido, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de compañerismo, de modo que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los ju-

díos. 10Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, y eso es precisamente lo que he venido haciendo con esmero. Pablo se opone a Pedro 11Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable. 12Antes que llegaran algunos de parte de Jacobo, Pedro solía comer con los gentiles. Pero cuando aquéllos llegaron, comenzó a retraerse y a separarse de los gentiles por temor a los partidarios de la circuncisión. 13Entonces los demás judíos se unieron a Pedro en su hipocresía, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita. 14Cuando vi que no actuaban rectamente, como corresponde a la integridad del evangelio, le dije a Pedro delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como si no lo fueras, ¿por qué obligas a los gentiles a practicar el judaísmo? 15»Nosotros somos judíos de nacimiento y no “pecadores paganos”. 16Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie será justificado. 17»Ahora bien, cuando buscamos ser justificados por Cristo, se hace evidente que nosotros mismos somos pecadores. ¿Quiere esto decir que Cristo está al servicio del pecado? ¡De ninguna manera! 18Si uno vuelve a edificar lo que antes había destruido, se hace transgresor. 19Yo, por mi parte, mediante la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. 20He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por


mí. 21No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.»

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Jeremías 49-50 (NVI) Mensaje para Amón 1Así dice el Señor acerca de los amonitas: «¿Acaso Israel no tiene hijos? ¿Acaso no tiene herederos? ¿Por qué el dios Moloc ha heredado Gad, y su pueblo vive en sus ciudades? 2Vienen días —afirma el Señor— en que yo haré resonar el grito de guerra contra Rabá de los amonitas; y se convertirá en un montón de ruinas, y sus ciudades serán incendiadas. Entonces Israel despojará de todo a los que de todo la despojaron —afirma el Señor—. 3»¡Gime, Hesbón, porque Hai ha sido destruida! ¡Griten, hijas de Rabá! ¡Vístanse de luto, y hagan lamentación; corran de un lado a otro, dentro de los muros!, porque Moloc marcha al destierro, junto con sus sacerdotes y oficiales. 4¿Por qué te jactas de tus valles, de tus fértiles valles, hija rebelde, que confías en tus tesoros y dices: “¿Quién me atacará?” 5Voy a hacer que te acose el terror por todas partes —afirma el SeñorTodopoderoso—. Todos serán expulsados, cada uno por su lado, y nadie reunirá a los fugitivos. 6»Pero después de esto, cambiaré la suerte de los amonitas», afirma el Señor. Mensaje para Edom 49.9-10 – Abd 1.5-6 49.14-16 – Abd 1.1-4 7Así dice el Señor Todopoderoso acerca de Edom: «¿Ya no hay sabiduría en Temán? ¿Se acabó el consejo de los inteligentes? ¿Acaso se ha echado a perder su sabiduría? 8Habitantes de Dedán: ¡Huyan, vuélvanse atrás! ¡Escóndanse en lo más profundo de la tierra! Yo provocaré un desastre sobre Esaú, pues le

llegó la hora del castigo. 9Si los vendimiadores llegaran a ti, ¿no te dejarían algunos racimos? Si de noche te llegaran ladrones, ¿no se llevarían sólo lo que pudieran? 10Pero yo despojaré por completo a Esaú; descubriré sus escondites, y no podrá ocultarse. Sus hijos, parientes y vecinos, serán destruidos y dejarán de existir. 11¡Abandona a tus huérfanos, que yo les protegeré la vida! ¡Tus viudas pueden confiar en mí!» 12Así dice el Señor: «Los que no estaban condenados a beber la copa de castigo, la bebieron. ¿Y acaso tú vas a quedarte sin castigo? ¡De ninguna manera quedarás impune, sino que también beberás de esa copa! 13Juro por mí mismo —afirma el Señor—, que Bosra se convertirá en objeto de maldición, y en horror, oprobio y desolación. Para siempre quedarán en ruinas todas sus ciudades.» 14He oído un mensaje del Señor. Un heraldo lo anuncia entre las naciones: «¡Reúnanse, ataquen a la ciudad! ¡Prepárense para la guerra!» 15«Te haré pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres. 16Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas; tú, que ocupas las alturas de los montes: fuiste engañado por el terror que infundías y por el orgullo de tu corazón. Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila, desde allí te haré caer —afirma el Señor—. 17Tan espantosa será la caída de Edom, que todo el que pase junto a la ciudad quedará pasmado al ver todas sus heridas. 18Será como en la destrucción de Sodoma y Gomorra y de sus ciudades vecinas; nadie volverá a vivir allí, ni la habitará ningún ser humano —afirma el Señor—. 19»Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Edom, y sobre ellos


nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué pastor se me puede oponer?» 20Por eso, escuchen el plan que el Señor ha diseñado contra Edom; escuchen lo que tiene proyectado contra los habitantes de Temán: Serán arrastrados los más pequeños del rebaño; por causa de ellos sus praderas quedarán asoladas. 21Tiembla la tierra por el estruendo de su caída; hasta en el Mar Rojo resuenan sus gritos. 22Remonta vuelo el enemigo, se desliza como un águila, extiende sus alas sobre Bosra. En aquel día se angustiarán los valientes de Edom, como se angustia una mujer de parto. Mensaje para Damasco 23Mensaje acerca de Damasco: «Jamat y Arfad están desconcertadas, pues ya saben de la mala noticia. Naufragan en el mar de la angustia, y no pueden calmarse. 24Damasco desfallece; trató de huir, pero la dominó el pánico. Se halla presa de la angustia y el dolor, como si estuviera de parto. 25¿Por qué no ha sido abandonada la ciudad famosa, la que era mi delicia? 26En aquel día sus jóvenes quedarán tendidos en las calles; ¡perecerán todos sus soldados! —afirma el SeñorTodopoderoso—. 27Prenderé fuego al muro de Damasco, y los palacios de Ben Adad serán consumidos.» Mensaje para Cedar y Jazor 28Así dice el Señor acerca de Cedar y de los reinos de Jazor que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia: «¡Vamos, ataquen a Cedar! ¡Destruyan a esa gente del oriente! 29Sus carpas y rebaños les serán arrebatados, se llevarán sus toldos, bienes y camellos. La gente les gritará: “¡Cunde el terror por todas partes!” 30»¡Huyan, habitantes de Jazor! Escapen ya, escóndanse en lo más profundo de la tierra —afirma

el Señor—. Nabucodonosor, rey de Babilonia, maquina planes contra ustedes; contra ustedes ha diseñado un plan. 31»¡Vamos, ataquen a esta nación indolente que vive del todo confiada, nación que no tiene puertas ni cerrojos, y que vive muy aislada! —afirma el Señor—. 32Sus camellos serán el botín, y su numeroso ganado, el despojo. Dispersaré a los cuatro vientos a los que se rapan las sienes; de todas partes les traeré su ruina —afirma el Señor—. 33Jazor se convertirá en una guarida de chacales, en un lugar desolado para siempre. Ningún ser humano vivirá allí, nadie habitará en ese lugar.» Mensaje para Elam 34La palabra del Señor acerca de Elam vino al profeta Jeremías al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá. 35Así dice el SeñorTodopoderoso: «Voy a quebrar el arco de Elam; voy a acabar con lo mejor de su poderío. 36Voy a desatar contra Elam los cuatro vientos desde los cuatro confines de la tierra. Los voy a esparcir por los cuatro vientos, y no quedará nación alguna adonde no lleguen sus desterrados. 37Aterraré a Elam frente a sus enemigos, frente a los que atentan contra su vida; desataré mi ardiente ira, y traeré sobre ellos calamidad —afirma el Señor—. Haré que la espada los persiga hasta que los haya exterminado. 38Estableceré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a sus oficiales —afirma el Señor—. 39»Pero en los días venideros cambiaré la suerte de Elam», afirma el Señor. Mensaje para Babilonia 51.15-19 – Jer 10.12-16 1La palabra del Señor acerca de los babilonios y de su país vino al profeta Jeremías: 2«¡Anuncien y proclamen entre las naciones! ¡Proclámenlo, levanten un estandarte! No oculten nada, sino digan:


“¡Babilonia será conquistada! ¡Bel quedará en vergüenza! ¡Marduc quedará aterrado! ¡Sus imágenes quedan humilladas, y aterrados sus ídolos!” 3Porque la ataca una nación del norte, que dejará desolada a su tierra. Hombres y animales saldrán huyendo, y no habrá nadie que la habite. 4»En aquellos días, en aquel tiempo, la gente de Israel y de Judá irá llorando en busca del Señor, su Dios —afirma el Señor—. 5Preguntarán por el camino de Sión, y hacia allá se encaminarán. Vendrán y se aferrarán al Señor en un pacto eterno, que ya no olvidarán. 6»Mi pueblo ha sido como un rebaño perdido; sus pastores lo han descarriado, lo han hecho vagar por las montañas. Ha ido de colina en colina, y se ha olvidado de su redil. 7Todos los que lo encuentran, lo devoran; “No somos culpables —decían sus enemigos—, porque ellos pecaron contra el Señor; ¡él es morada de justicia, esperanza de sus antepasados!” 8»¡Huyan de Babilonia; abandonen ese país! Sean como los machos cabríos que guían a las ovejas. 9Porque yo movilizo contra Babilonia, una alianza de grandes naciones del norte. Se alistarán contra ella, y desde el norte será conquistada. Sus flechas son como expertos guerreros que no vuelven con las manos vacías. 10Babilonia será saqueada, y todos sus saqueadores se saciarán —afirma el Señor—. 11»¡Ustedes, que saquean mi heredad, alégrense y regocíjense! ¡Salten como terneros en la pradera, relinchen como sementales! 12Pero la patria de ustedes quedará humillada; la que les dio la vida quedará en vergüenza. Será la última de las naciones; se convertirá en sequedal, desierto y estepa. 13Por el enojo del Señor no será habitada, sino que quedará en desolación. Todo el que pase por Babilonia queda-

rá pasmado al ver todas sus heridas. 14»¡Tomen posiciones alrededor de Babilonia, todos los que tensan el arco! ¡Dispárenle, no escatimen flechas, porque ha pecado contra el Señor! 15Griten en torno de ella: ¡Babilonia se rinde! ¡Cayeron sus torres, se derrumbaron sus muros! ¡Ésta es la venganza del Señor! ¡Vénguense de ella! ¡Páguenle con la misma moneda! 16Exterminen al que siembra en Babilonia, y al que maneja la hoz en la cosecha. Ante la espada del opresor, cada uno retorna a su pueblo, cada cual huye a su país. 17»Israel es como un rebaño descarriado, acosado por los leones. Primero lo devoró el rey de Asiria, y luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le quebró todos los huesos.» 18Por eso, así dice el SeñorTodopoderoso, el Dios de Israel: «Castigaré al rey de Babilonia y a su país como castigué al rey de Asiria. 19Haré que Israel vuelva a su prado y que se alimente en el Carmelo y en Basán. Su apetito quedará saciado en las montañas de Efraín y Galaad. 20En aquellos días se buscará la iniquidad de Israel, pero ya no se encontrará. En aquel tiempo se buscarán los pecados de Judá, pero ya no se hallarán, porque yo perdonaré a los que deje con vida —afirma el Señor—. 21»¡Ataca el país de Meratayin y a los que viven en Pecod! ¡Mátalos, destrúyelos por completo! ¡Cumple con todas mis órdenes! —afirma el Señor—. 22¡En el país hay estruendo de guerra y de impresionante destrucción! 23¡Cómo ha sido quebrado y derribado el martillo de toda la tierra! ¡Babilonia ha quedado desolada en medio de las naciones! 24Te tendí una trampa, y en ella caíste antes de que te dieras cuenta. Fuiste sorprendida y apresada, porque te opusiste al Señor. 25El Señor ha abierto su arsenal, y ha sacado las armas de su


ira; el Señor omnipotente, el Todopoderoso, tiene una tarea que cumplir en el país de los babilonios. 26¡Atáquenla desde los confines de la tierra! ¡Abran sus graneros! ¡Amontónenla como a las gavillas! ¡Destrúyanla por completo! ¡Que no quede nada de ella! 27¡Maten a todos sus novillos! ¡Llévenlos al matadero! ¡Ay de ellos, pues les ha llegado el día, el día de su castigo! 28Se oye la voz de los fugitivos, de los que escaparon de Babilonia; vienen a anunciar en Sión la venganza del Señor, nuestro Dios, la venganza por su templo. 29»Recluten contra Babilonia a los arqueros, a todos los que tensan el arco; acampen a su alrededor, y que no escape ninguno. Retribúyanle según sus obras, páguenle con la misma moneda. Porque ella ha desafiado al Señor, al Santo de Israel. 30Por eso en aquel día caerán sus jóvenes en las calles y perecerán todos sus soldados —afirma el Señor—. 31»Estoy contra ti, nación arrogante —afirma el Señor, el Señor Todopoderoso—; al fin ha llegado el día, el día de tu castigo. 32El arrogante tropezará y caerá, y no habrá quien lo ayude a levantarse. Prenderé fuego a todas sus ciudades, fuego que consumirá cuanto le rodea.» 33Así dice el Señor Todopoderoso: «Israel y Judá son pueblos oprimidos; sus enemigos los tienen apresados, no los dejan en libertad. 34Pero su redentor es fuerte, su nombre es el Señor Todopoderoso. Con vigor defenderá su causa; traerá la paz a la tierra, pero a Babilonia, el terror. 35»¡Muerte a los babilonios! ¡Muerte a sus jefes y sabios! —afirma el Señor—. 36¡Muerte a sus falsos profetas! ¡Que pierdan la razón! ¡Muerte a sus guerreros! ¡Que queden aterrorizados! 37¡Muerte a sus caballos y carros! ¡Muerte a todos sus mercenarios! ¡Que se vuelvan como mujeres! ¡Muerte a

sus tesoros! ¡Que sean saqueados! 38¡Muerte a sus aguas! ¡Que queden secas! Porque Babilonia es un país de ídolos, de ídolos terribles que provocan la locura. 39»Por eso las fieras del desierto vivirán allí con las hienas; también los avestruces harán allí su morada. Nunca más volverá a ser habitada; quedará despoblada para siempre. 40Será como cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra, y a sus ciudades vecinas; allí nadie volverá a vivir, ni la habitará ningún ser humano —afirma el Señor—. 41»Del norte viene un ejército; desde los confines de la tierra se preparan una gran nación y muchos reyes. 42Vienen armados con arcos y lanzas; son crueles y desalmados. Vienen montados a caballo; su estruendo es como el bramido del mar. Contra ti, bella Babilonia, contra ti marchan en formación de combate, alineados como un solo hombre. 43El rey de Babilonia ha escuchado la noticia, y sus brazos flaquean; de él se apodera la angustia y le vienen dolores de parto. 44Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Babilonia, y sobre ellos nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué pastor se me puede oponer?» 45Por eso, escuchen el plan que el Señor ha diseñado contra Babilonia, escuchen lo que tiene proyectado en contra del país de los babilonios: Serán arrastrados los más pequeños del rebaño; por causa de ellos, sus praderas quedarán asoladas. 46Tiembla la tierra por la estruendosa caída de Babilonia; resuenan sus gritos en medio de las naciones.

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Salmos 143 (NVI) Salmo de David.


1Escucha, Señor, mi oración; atiende a mi súplica. Por tu fidelidad y tu justicia, respóndeme. 2No lleves a juicio a tu siervo, pues ante ti nadie puede alegar inocencia. 3El enemigo atenta contra mi vida: quiere hacerme morder el polvo. Me obliga a vivir en las tinieblas, como los que murieron hace tiempo. 4Ya no me queda aliento; dentro de mí siento paralizado el corazón. 5Traigo a la memoria los tiempos de antaño: medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos. 6Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah 7Respóndeme pronto, Señor, que el aliento se me escapa. No escondas de mí tu rostro, o seré como los que bajan a la fosa. 8Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. 9Señor, líbrame de mis enemigos, porque en ti busco refugio. 10Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos. 11Por tu nombre, Señor, dame vida; por tu justicia, sácame de este aprieto. 12Por tu gran amor, destruye a mis enemigos; acaba con todos mis adversarios. ¡Yo soy tu siervo!

Día 339 - Miércoles 17.02.16:

Gálatas 3 (NVI) La fe o la observancia de la ley 1¡Gálatas torpes! ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha sido presentado tan claramente? 2Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? 3¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos

humanos? 4¿Tanto sufrir, para nada? ¡Si es que de veras fue para nada! 5Al darles Dios su Espíritu y hacer milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con que han aceptado el mensaje? 6Así fue con Abraham: «Le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia.» 7Por lo tanto, sepan que los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la fe. 8En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a las naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: «Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones.» 9Así que los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham, el hombre de fe. 10Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.» 11Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe». 12La ley no se basa en la fe; por el contrario, «quien practique estas cosas vivirá por ellas». 13Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero.» 14Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa. La ley y la promesa 15Hermanos, voy a ponerles un ejemplo: aun en el caso de un pacto humano, nadie puede anularlo ni añadirle nada una vez que ha sido ratificado. 16Ahora bien, las promesas se le hicieron a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: «y a los descendientes», como refiriéndose a muchos, sino:


«y a tu descendencia», dando a entender uno solo, que es Cristo. 17Lo que quiero decir es esto: La ley, que vino cuatrocientos treinta años después, no anula el pacto que Dios había ratificado previamente; de haber sido así, quedaría sin efecto la promesa. 18Si la herencia se basa en la ley, ya no se basa en la promesa; pero Dios se la concedió gratuitamente a Abraham mediante una promesa. 19Entonces, ¿cuál era el propósito de la ley? Fue añadida por causa de las transgresiones hasta que viniera la descendencia a la cual se hizo la promesa. La ley se promulgó por medio de ángeles, por conducto de un mediador. 20Ahora bien, no hace falta mediador si hay una sola parte, y sin embargo Dios es uno solo. 21Si esto es así, ¿estará la ley en contra de las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Si se hubiera promulgado una ley capaz de dar vida, entonces sí que la justicia se basaría en la ley. 22Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen. 23Antes de venir esta fe, la ley nos tenía presos, encerrados hasta que la fe se revelara. 24Así que la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe. 25Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos sujetos al guía. Hijos de Dios 26Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, 27porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. 28Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. 29Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.

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Jeremías 51-52 (NVI) 1Así dice el Señor: «Voy a levantar un viento destructor contra Babilonia y la gente de Leb Camay. 2Enviaré contra Babilonia gente que la lance por los aires, que la aviente como se avienta el trigo, hasta dejarla vacía. En el día de su calamidad la atacarán por todas partes. 3Que no tense el arquero su arco, ni se vista la coraza. No perdonen a sus jóvenes; destruyan a su ejército por completo. 4Caerán muertos en el país de los babilonios; serán traspasados en las calles. 5Aunque Israel y Judá están llenos de culpa delante del Santo de Israel, no han sido abandonados por su Dios, el SeñorTodopoderoso. 6»¡Huyan de Babilonia! ¡Sálvese quien pueda! No perezcan por causa de su iniquidad. Porque ha llegado la hora de que el Señor tome venganza; ¡él le dará su merecido! 7En la mano del Señor Babilonia era una copa de oro que embriagaba a toda la tierra. Las naciones bebieron de su vino y se enloquecieron. 8Pero de pronto Babilonia cayó hecha pedazos. ¡Giman por ella! Traigan bálsamo para su dolor; tal vez pueda ser curada. 9»“Quisimos curar a Babilonia, pero no pudo ser sanada; abandonémosla, y regrese cada uno a su país, porque llega su condena hasta los cielos; ¡se eleva hasta las nubes!” 10»“¡El Señor nos ha vindicado! Vengan, que en Sión daremos a conocer lo que ha hecho el Señor, nuestro Dios.” 11»¡Afilen las flechas! ¡Ármense con escudos! El Señor ha despertado el espíritu de los reyes de Media para destruir a Babilonia. Ésta es la venganza del Señor, la venganza por su templo. 12¡Levanten el estandarte contra los muros de Babilonia! ¡Refuercen la guardia! ¡Pongan centinelas! ¡Preparen la emboscada! El


Señor cumplirá su propósito; cumplirá su decreto contra los babilonios. 13Tú, que habitas junto a muchas aguas y eres rica en tesoros, has llegado a tu fin, al final de tu existencia. 14El Señor Todopoderoso ha jurado por sí mismo: “Te llenaré de enemigos, como de langostas, y sobre ti lanzarán gritos de victoria.” 15»Con su poder hizo el Señor la tierra; con su sabiduría afirmó el mundo; con su inteligencia extendió los cielos. 16Ante su trueno, braman las lluvias en el cielo, y desde los confines de la tierra hace que suban las nubes; entre relámpagos desata la lluvia, y saca de sus depósitos el viento. 17»Todo hombre es necio e ignorante; todo orfebre se avergüenza de sus ídolos. Sus ídolos son una mentira; no tienen aliento de vida. 18Son absurdos, objetos de burla; en el tiempo del juicio serán destruidos. 19La porción de Jacob no es como aquéllos; su Dios es el creador de todas las cosas. Su nombre es el Señor Todopoderoso; Israel es la tribu de su heredad. 20»Tú eres mi mazo, mi arma de guerra; contigo destrozo naciones y reinos. 21Contigo destrozo jinetes y caballos; contigo destrozo aurigas y carros de guerra. 22Contigo destrozo hombres y mujeres; contigo destrozo jóvenes y ancianos, contigo destrozo jóvenes y doncellas. 23Contigo destrozo pastores y rebaños; contigo destrozo labradores y yuntas, contigo destrozo jefes y gobernantes. 24»Pero en presencia de ustedes les daré su merecido a Babilonia y a todos sus habitantes por todo el mal que han hecho en Sión —afirma el Señor—. 25»Estoy en contra tuya, monte del exterminio, que destruyes toda la tierra —afirma el Señor—. Extenderé mi mano contra ti; te haré rodar desde los peñascos y te convertiré en monte quemado. 26No volverán a tomar de ti

piedra angular, ni piedra de cimiento, porque para siempre quedarás desolada —afirma el Señor—. 27»¡Levanten la bandera en el país! ¡Toquen la trompeta entre las naciones! ¡Convoquen contra ella a los reinos de Ararat, Mini y Asquenaz! ¡Pongan al frente un general! ¡Que avancen los caballos cual plaga de langostas! 28¡Convoquen contra ella a las naciones, a los reyes de Media, y a sus gobernadores y oficiales! ¡Convoquen a todo su imperio! 29La tierra tiembla y se sacude; se cumplen los planes de Dios contra Babilonia, al convertirla en un desierto desolado donde nadie ha de habitar. 30Dejaron de combatir los guerreros de Babilonia; se escondieron en las fortalezas. Sus fuerzas se agotaron; se volvieron como mujeres. Sus moradas fueron incendiadas y destrozados sus cerrojos. 31Corre un emisario tras el otro; un mensajero sigue a otro mensajero, para anunciarle al rey de Babilonia que toda la ciudad ha sido conquistada. 32Los vados han sido ocupados, e incendiados los esteros; llenos de pánico quedaron los guerreros.» 33Porque así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: «La bella Babilonia es como una era en el momento de la trilla; ¡ya le llega el tiempo de la cosecha!» 34«Nabucodonosor, el rey de Babilonia, me devoró, me confundió; me dejó como un plato vacío. Me tragó como un monstruo marino, con mis delicias se ha llenado el estómago para luego vomitarme. 35Dice Jerusalén: “¡Que recaiga sobre Babilonia la violencia que me hizo!” Dice la moradora de Sión: “¡Que mi sangre se derrame sobre los babilonios!”» 36Por eso, así dice el Señor: «Voy a defender tu causa, y llevaré a cabo tu venganza; voy a secar el agua de su mar, y dejaré secos sus manantiales. 37Babilonia se convertirá en un montón de ruinas, en


guarida de chacales, en objeto de horror y de burla, en un lugar sin habitantes. 38Juntos rugen como leones; gruñen como cachorros de león. 39Cuando entren en calor, les serviré bebida; los embriagaré para que se diviertan. Así dormirán un sueño eterno del que ya no despertarán —afirma el Señor—. 40Voy a llevarlos al matadero, como si fueran corderos; como carneros y chivos. 41»¡Cómo ha sido capturada Sesac! ¡Cómo ha sido conquistado el orgullo de toda la tierra! Babilonia se ha convertido en un horror para las naciones. 42El mar ha subido contra Babilonia; agitadas olas la han cubierto. 43Desoladas han quedado sus ciudades: como un sequedal, como un desierto. Nadie habita allí; nadie pasa por ese lugar. 44Voy a castigar al dios Bel en Babilonia; haré que vomite lo que se ha tragado. Ya no acudirán a él las naciones, ni quedará en pie el muro de Babilonia. 45»¡Huye de ella, pueblo mío! ¡Sálvese quien pueda de mi ardiente ira! 46No desfallezcan, no se acobarden por los rumores que corren por el país. Año tras año surgen nuevos rumores; cunde la violencia en el país, y un gobernante se levanta contra otro. 47Se acercan ya los días en que castigaré a los ídolos de Babilonia. Toda su tierra será avergonzada; caerán sus víctimas en medio de ella. 48Entonces el cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, lanzarán gritos de júbilo contra Babilonia, porque del norte vendrán sus destructores —afirma el Señor—. 49»Babilonia tiene que caer por las víctimas de Israel, así como en toda la tierra cayeron las víctimas de Babilonia. 50Ustedes, los que escaparon de la espada, huyan sin demora. Invoquen al Señor en tierras lejanas, y no dejen de pensar en Jerusalén.» 51«Sentimos vergüenza por los insul-

tos; estamos cubiertos de deshonra, porque han penetrado extranjeros en el santuario del Señor.» 52«Por eso, vienen días en que castigaré a sus ídolos; a lo largo de todo el país gemirán sus heridos —afirma el Señor—. 53Aunque Babilonia suba hasta los cielos, y en lo alto fortifique sus baluartes, yo enviaré destructores contra ella —afirma el Señor—. 54»Se oyen clamores por la gran destrucción del país de Babilonia. 55El Señor la destruye por completo; pone fin a su bullicio. Rugen sus enemigos como olas agitadas; resuena el estruendo de su voz. 56Llega contra Babilonia el destructor; sus guerreros serán capturados, y sus arcos serán hechos pedazos. Porque el Señor es un Dios que a cada cual le da su merecido. 57Voy a embriagar a sus jefes y a sus sabios; y guerreros; y dormirán un sueño eterno, del que no despertarán», afirma el Rey, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso. 58Así dice el Señor Todopoderoso: «Los anchos muros de Babilonia serán derribados por completo; sus imponentes puertas serán incendiadas. Los pueblos se agotan en vano, y las naciones se fatigan por lo que se desvanece como el humo.» 59Éste es el mandato que el profeta Jeremías dio a Seraías, hijo de Nerías y nieto de Maseías, cuando fue a Babilonia con Sedequías, rey de Judá, durante el año cuarto de su reinado. Seraías era el jefe de este viaje. 60Jeremías había descrito en un rollo todas las calamidades que le sobrevendrían a Babilonia, es decir, todo lo concerniente a ella. 61Jeremías le dijo a Seraías: «En cuanto llegues a Babilonia, asegúrate de leerles todas estas palabras. 62Luego diles: “Señor, tú has dicho que vas a destruir este lugar, y que lo convertirás en una desolación perpetua, hasta que no quede en él un solo habitante, ni


hombre ni animal.” 63Cuando termines de leer el rollo, átale una piedra y arrójalo al Éufrates. 64Luego diles: “Así se hundirá Babilonia, y nunca más se levantará del desastre que voy a traer sobre ella.”» Aquí concluyen las palabras de Jeremías. La caída de Jerusalén 52.1-3 – 2R 24.18-202Cr 36.11-16 52.4-16 – Jer 39.1-10 52.4-21 – 2R 25.1-212Cr 36.17-20 1Sedequías tenía veintiún años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Jamutal hija de Jeremías, oriunda de Libná. 2Al igual que Joacim, Sedequías hizo lo que ofende al Señor, 3a tal grado que el Señor, en su ira, los echó de su presencia. Todo esto sucedió en Jerusalén y en Judá. Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia. 4En el año noveno del reinado de Sedequías, a los diez días del mes décimo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, marchó con todo su ejército y atacó a Jerusalén. Acampó frente a la ciudad y construyó una rampa de asalto a su alrededor. 5La ciudad estuvo sitiada hasta el año undécimo del reinado de Sedequías. 6A los nueve días del mes cuarto, cuando el hambre se agravó en la ciudad y no había más alimento para el pueblo, 7se abrió una brecha en el muro de la ciudad, de modo que, aunque los babilonios la tenían cercada, todo el ejército se escapó. Salieron de noche, por la puerta que estaba entre los dos muros, junto al jardín real. Huyeron camino al Arabá, 8pero el ejército babilonio persiguió al rey Sedequías hasta alcanzarlo en la llanura de Jericó. Sus soldados se dispersaron, abandonándolo, 9y los babilonios lo capturaron. Entonces lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en el territorio de Jamat. Allí Nabucodonosor dictó

sentencia contra Sedequías, 10y ante sus propios ojos hizo degollar a sus hijos, lo mismo que a todos los nobles de Judá. 11Luego mandó que a Sedequías le sacaran los ojos y que le pusieran cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia, donde permaneció preso hasta el día en que murió. 12A los diez días del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su servidor Nabuzaradán, que era comandante de la guardia, fue a Jerusalén 13y le prendió fuego al templo del Señor, al palacio real y a todas las casas de Jerusalén, incluso a todos los edificios importantes. 14Entonces el ejército de los babilonios bajo su mando derribó todas las murallas que rodeaban la ciudad. 15Nabuzaradán además deportó a la gente que quedaba en la ciudad, es decir, al resto de los artesanos y a los que se habían aliado con el rey de Babilonia. 16Sin embargo, dejó a algunos de los más pobres para que se encargaran de los viñedos y de los campos. 17Los babilonios quebraron las columnas de bronce, las bases y la fuente de bronce que estaban en el templo del Señor, y se llevaron todo el bronce a Babilonia. 18También se llevaron las ollas, las tenazas, las despabiladeras, los tazones, la vajilla y todos los utensilios de bronce que se usaban para el culto. 19Además, el comandante de la guardia se apoderó de las palanganas, los incensarios, los aspersorios, las ollas, los candelabros, los platos y fuentes para las libaciones, todo lo cual era de oro y de plata. 20El bronce de las dos columnas, de la fuente, de los doce toros que estaban debajo de la fuente, y de las bases, que el rey Salomón había hecho para el templo del Señor, era tanto que no se podía pesar. 21Cada columna medía ocho metros de altura y cinco y medio de circunferencia;


su espesor era de ocho centímetros, y era hueca por dentro. 22El capitel de bronce que estaba encima de cada columna medía dos metros de altura y estaba decorado alrededor con una red y con granadas de bronce. Las dos columnas tenían el mismo adorno. 23De cada columna pendían noventa y seis granadas, y las granadas que estaban alrededor de la red eran cien en total. 24El comandante de la guardia tomó presos a Seraías, sacerdote principal, a Sofonías, sacerdote de segundo rango, y a los tres porteros. 25De los que quedaban en la ciudad, apresó al oficial encargado de las tropas, a siete de los servidores personales del rey, al cronista principal del ejército, encargado de reclutar soldados de entre el pueblo, y a sesenta ciudadanos que todavía estaban dentro de la ciudad. 26Después de apresarlos, Nabuzaradán, comandante de la guardia, se los llevó al rey de Babilonia, que estaba en Riblá. 27Allí, en el territorio de Jamat, el rey los hizo ejecutar. Así Judá fue desterrado y llevado cautivo. 28Éste es el número de personas desterradas por Nabucodonosor: en el año séptimo de su reinado, tres mil veintitrés judíos; 29en el año dieciocho de su reinado, ochocientas treinta y dos personas de Jerusalén; 30en el año veintitrés de su reinado, Nabuzaradán, el capitán de la guardia real, desterró a setecientos cuarenta y cinco judíos. En total fueron desterradas cuatro mil seiscientas personas. Liberación del rey Joaquín 52.31-34 – 2R 25.27-30 31En el día veintisiete del mes duodécimo del año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil Merodac, rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, indultó a Joaquín y lo sacó de la cárcel. 32Lo trató amablemente y le

dio una posición más alta que la de los otros reyes que estaban con él en Babilonia. 33Joaquín dejó su ropa de prisionero, y por el resto de su vida comió a la mesa del rey. 34Además, durante toda su vida y hasta el día de su muerte, Joaquín gozó de una pensión diaria que le proveía el rey de Babilonia.

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Salmos 144 (NVI) Salmo de David. 1Bendito sea el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, mis dedos para la batalla. 2Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies. 3 Señor, ¿qué es el mortal para que lo cuides? ¿Qué es el ser humano para que en él pienses? 4Todo mortal es como un suspiro; sus días son fugaces como una sombra. 5Abre tus cielos, Señor, y desciende; toca los montes y haz que echen humo. 6Lanza relámpagos y dispersa al enemigo; dispara tus flechas y ponlo en retirada. 7Extiende tu mano desde las alturas y sálvame de las aguas tumultuosas; líbrame del poder de gente extraña. 8Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso. 9Te cantaré, oh Dios, un cántico nuevo; con el arpa de diez cuerdas te cantaré salmos. 10Tú das la victoria a los reyes; a tu siervo David lo libras de la cruenta espada. 11Ponme a salvo, líbrame del poder de gente extraña. Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso. 12Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio. 13Que nuestros graneros se llenen con provisiones de toda especie. Que nues-


tros rebaños aumenten por millares, por decenas de millares en nuestros campos. 14Que nuestros bueyes arrastren cargas pesadas; que no haya brechas ni salidas, ni gritos de angustia en nuestras calles. 15¡Dichoso el pueblo que recibe todo esto! ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!

Día 340 - Jueves 18.02.16:

Gálatas 4:1-20 (NVI) 1En otras palabras, mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, a pesar de ser dueño de todo. 2Al contrario, está bajo el cuidado de tutores y administradores hasta la fecha fijada por su padre. 3Así también nosotros, cuando éramos menores, estábamos esclavizados por los principios de este mundo. 4Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, 5para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. 6Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!» 7Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero. Preocupación de Pablo por los gálatas 8Antes, cuando ustedes no conocían a Dios, eran esclavos de los que en realidad no son dioses. 9Pero ahora que conocen a Dios —o más bien que Dios los conoce a ustedes—, ¿cómo es que quieren regresar a esos principios ineficaces y sin valor? ¿Quieren volver a ser esclavos de ellos? 10¡Ustedes siguen guardando los días de fiesta, meses, estaciones y años! 11Temo por ustedes, que tal vez me haya estado esforzando en vano. 12Hermanos, yo me he identificado con ustedes. Les suplico que ahora se identifiquen conmigo. No es que me

hayan ofendido en algo. 13Como bien saben, la primera vez que les prediqué el evangelio fue debido a una enfermedad, 14y aunque ésta fue una prueba para ustedes, no me trataron con desprecio ni desdén. Al contrario, me recibieron como a un ángel de Dios, como si se tratara de Cristo Jesús. 15Pues bien, ¿qué pasó con todo ese entusiasmo? Me consta que, de haberles sido posible, se habrían sacado los ojos para dármelos. 16¡Y ahora resulta que por decirles la verdad me he vuelto su enemigo! 17Esos que muestran mucho interés por ganárselos a ustedes no abrigan buenas intenciones. Lo que quieren es alejarlos de nosotros para que ustedes se entreguen a ellos. 18Está bien mostrar interés, con tal de que ese interés sea bien intencionado y constante, y que no se manifieste sólo cuando yo estoy con ustedes. 19Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes, 20¡cómo quisiera estar ahora con ustedes y hablarles de otra manera, porque lo que están haciendo me tiene perplejo!

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Lamentaciones 1-2 (NVI) Álef 1¡Ay, cuán desolada se encuentra la que fue ciudad populosa! ¡Tiene apariencia de viuda la que fue grande entre las naciones! ¡Hoy es esclava de las provincias la que fue gran señora entre ellas! Bet 2Amargas lágrimas derrama por las noches; corre el llanto por sus mejillas. No hay entre sus amantes uno solo que la consuele. Todos sus amigos la traicionaron; se volvieron sus enemigos. Guímel 3Humillada, cargada de cadenas, Judá marchó al exilio. Una más entre las na-


ciones, no encuentra reposo. Todos sus perseguidores la acosan, la ponen en aprietos. Dálet 4Los caminos a Sión están de duelo; ya nadie asiste a sus fiestas solemnes. Las puertas de la ciudad se ven desoladas: sollozan sus sacerdotes, se turban sus doncellas, ¡toda ella es amargura! He 5Sus enemigos se volvieron sus amos; ¡tranquilos se ven sus adversarios! El Señor la ha acongojado por causa de sus muchos pecados. Sus hijos marcharon al cautiverio, arrastrados por sus enemigos. Vav 6La bella Sión ha perdido todo su antiguo esplendor. Sus príncipes parecen venados que vagan en busca de pastos. Exhaustos, se dan a la fuga frente a sus perseguidores. Zayin 7Jerusalén trae a la memoria los tristes días de su peregrinaje; se acuerda de todos los tesoros que en el pasado fueron suyos. Cuando su pueblo cayó en manos enemigas nadie acudió en su ayuda. Sus adversarios vieron su caída y se burlaron de ella. Jet 8Grave es el pecado de Jerusalén; ¡por eso se ha vuelto impura! Los que antes la honraban ahora la desprecian, pues han visto su desnudez; ella misma se deshace en llanto, y no se atreve a dar la cara. Tet 9Sus vestidos están llenos de inmundicia; no tomó en cuenta lo que le esperaba. Su caída fue sorprendente; no hubo nadie que la consolara. «¡Mira, Señor, mi aflicción! ¡El enemigo ha triunfado!» Yod 10El enemigo se adueñó de todos los te-

soros de Jerusalén; vio ella penetrar en su santuario a las naciones paganas, a las que tú prohibiste entrar en tu asamblea. Caf 11Todo su pueblo solloza y anda en busca de pan; para mantenerse con vida cambian por comida sus tesoros. «¡Mira, Señor, date cuenta de cómo me están humillando!» Lámed 12«Fíjense ustedes, los que pasan por el camino: ¿Acaso no les importa? ¿Dónde hay un sufrimiento como el mío, como el que el Señor me ha hecho padecer, como el que el Señor lanzó sobre mí en el día de su furor? Mem 13»Desde lo alto envió el Señor un fuego que me caló hasta los huesos. A mi paso tendió una trampa y me hizo retroceder. Me abandonó por completo; a todas horas me sentía morir. Nun 14»Pesan mis pecados como un yugo sobre mí; Dios mismo me los ató con sus manos. Me los ha colgado al cuello, y ha debilitado mis fuerzas. Me ha entregado en manos de gente a la que no puedo ofrecer resistencia. Sámej 15»En mi ciudad el Señor ha rechazado a todos los guerreros; ha reunido un ejército para atacarme, para despedazar a mis jóvenes. El Señor ha aplastado a la virginal hija de Judá como quien pisa uvas para hacer vino. Ayin 16»Todo esto me hace llorar; los ojos se me nublan de llanto. No tengo cerca a nadie que me consuele; no tengo a nadie que me reanime. Mis hijos quedaron abandonados porque el enemigo salió victorioso.» Pe 17Sión clama pidiendo ayuda, pero no


hay quien la consuele. Por decreto del Señor los vecinos de Jacob son ahora sus enemigos; Jerusalén ha llegado a ser basura e inmundicia. Tsade 18«El Señor es justo, pero yo me rebelé contra sus leyes. Escuchen, ustedes los pueblos; fíjense en mi sufrimiento. Mis jóvenes y mis doncellas han marchado al destierro. Qof 19»Llamé a mis amantes, pero ellos me traicionaron. Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad, mientras buscaban alimentos para mantenerse con vida. Resh 20»¡Mírame, Señor, que me encuentro angustiada! ¡Siento una profunda agonía! Mi corazón está desconcertado, pues he sido muy rebelde. Allá afuera, la espada me deja sin hijos; aquí adentro, hay un ambiente de muerte. Shin 21»La gente ha escuchado mi gemir, pero no hay quien me consuele. Todos mis enemigos conocen mi pesar y se alegran de lo que has hecho conmigo. ¡Manda ya tu castigo anunciado, para que sufran lo que he sufrido! Tav 22»¡Que llegue a tu presencia toda su maldad! ¡Trátalos como me has tratado a mí por causa de todos mis pecados! Son muchos mis gemidos, y mi corazón desfallece.» Álef 1¡Ay, el Señor ha eclipsado a la bella Sión con la nube de su furor! Desde el cielo echó por tierra el esplendor de Israel; en el día de su ira se olvidó del estrado de sus pies. Bet 2Sin compasión el Señor ha destruido todas las moradas de Jacob; en su fu-

ror ha derribado los baluartes de la bella Judá y ha puesto su honra por los suelos al derrocar a su rey y a sus príncipes. Guímel 3Dio rienda suelta a su furor y deshizo todo el poder de Israel. Nos vimos frente al enemigo, y el Señor nos negó su ayuda. Ardió en Jacob como un fuego encendido que consumía cuanto le rodeaba. Dálet 4Como enemigo, tensó el arco; lista estaba su mano derecha. Como enemigo, eliminó a nuestros seres queridos. Como fuego, derramó su ira sobre las tiendas de la bella Sión. He 5El Señor se porta como enemigo: ha destruido a Israel. Ha destruido todos sus palacios y derribado sus baluartes. Ha multiplicado el luto y los lamentos por la bella Judá. Vav 6Ha desolado su morada como a un jardín; ha derribado su lugar de reunión. El Señor ha hecho que Sión olvide sus fiestas solemnes y sus sábados; se desató su furia contra el rey y dejó de lado al sacerdote. Zayin 7El Señor ha rechazado su altar; ha abandonado su santuario. Ha puesto en manos del enemigo las murallas de sus palacios. ¡Lanzan gritos en la casa del Señor como en día de fiesta! Jet 8El Señor decidió derribar la muralla que rodea a la bella Sión. Tomó la vara y midió; destruyó sin compasión. Hubo lamentos en rampas y muros; todos ellos se derrumbaron. Tet 9Las puertas se han desplomado; él rompió por completo sus cerrojos. Su rey y sus príncipes andan entre las na-


ciones; ya no hay ley ni profetas, ni visiones de parte del Señor. Yod 10En la bella Sión los ancianos se sientan silenciosos en el suelo; se echan ceniza sobre la cabeza y se visten de luto. Postradas yacen en el suelo las jóvenes de Jerusalén. Caf 11El llanto me consume los ojos; siento una profunda agonía. Estoy con el ánimo por los suelos porque mi pueblo ha sido destruido. Niños e infantes desfallecen por las calles de la ciudad. Lámed 12«¿Dónde hay pan y vino?», preguntan a sus madres mientras caen por las calles como heridos de muerte, mientras en los brazos maternos exhalan el último suspiro. Mem 13¿Qué puedo decir de ti, bella Jerusalén? ¿A qué te puedo comparar? ¿Qué ejemplo darte como consuelo, virginal ciudad de Sión? Profundas como el mar son tus heridas. ¿Quién podría devolverte la salud? Nun 14Tus profetas te anunciaron visiones falsas y engañosas. No denunciaron tu maldad; no evitaron tu cautiverio. Los mensajes que te anunciaban eran falsas patrañas. Sámej 15Cuantos pasan por el camino aplauden burlones al verte. Ante ti, bella Jerusalén, hacen muecas, y entre silbidos preguntan: «¿Es ésta la ciudad de belleza perfecta? ¿Es ésta la alegría de toda la tierra?» Pe 16Todos tus enemigos abren la boca para hablar mal de ti; rechinando los dientes, declaran burlones: «Nos la hemos comido viva. Llegó el día tan espe-

rado; ¡hemos vivido para verlo!» Ayin 17El Señor ha llevado a cabo sus planes; ha cumplido su palabra, que decretó hace mucho tiempo. Sin piedad, te echó por tierra; dejó que el enemigo se burlara de ti, y enalteció el poder de tus oponentes. Tsade 18El corazón de la gente clama al Señor con angustia. Bella Sión amurallada, ¡deja que día y noche corran tus lágrimas como un río! ¡No te des un momento de descanso! ¡No retengas el llanto de tus ojos! Qof 19Levántate y clama por las noches, cuando empiece la vigilancia nocturna. Deja correr el llanto de tu corazón como ofrenda derramada ante el Señor. Eleva tus manos a Dios en oración por la vida de tus hijos, que desfallecen de hambre y quedan tendidos por las calles. Resh 20«Mira, Señor, y ponte a pensar: ¿A quién trataste alguna vez así? ¿Habrán de comerse las mujeres a sus hijos, fruto de sus entrañas? ¿Habrán de matar a sacerdotes y profetas en el santuario del Señor? Shin 21»Jóvenes y ancianos por igual yacen en el polvo de las calles; mis jóvenes y mis doncellas cayeron a filo de espada. En tu enojo les quitaste la vida; ¡los masacraste sin piedad! Tav 22»Como si invitaras a una fiesta solemne, enviaste contra mí terror de todas partes. En el día de la ira del Señor nadie pudo escapar, nadie quedó con vida. A mis seres queridos, a los que eduqué, los aniquiló el enemigo.»

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Salmos 145 (NVI) Salmo de alabanza. De David. Álef 1Te exaltaré, mi Dios y rey; por siempre bendeciré tu nombre. Bet 2Todos los días te bendeciré; por siempre alabaré tu nombre. Guímel 3Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza es insondable. Dálet 4Cada generación celebrará tus obras y proclamará tus proezas. He 5Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad, y yo meditaré en tus obras maravillosas. Vav 6Se hablará del poder de tus portentos, y yo anunciaré la grandeza de tus obras. Zayin 7Se proclamará la memoria de tu inmensa bondad, y se cantará con júbilo tu victoria. Jet 8El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. Tet 9El Señor es bueno con todos; él se compadece de toda su creación. Yod 10Que te alaben, Señor, todas tus obras; que te bendigan tus fieles. Caf 11Que hablen de la gloria de tu reino; que proclamen tus proezas, Lámed 12para que todo el mundo conozca tus proezas y la gloria y esplendor de tu reino. Mem 13Tu reino es un reino eterno; tu dominio permanece por todas las edades. Nun Fiel es el Señor a su palabra y bondadoso en todas sus obras.

Sámej 14El Señor levanta a los caídos y sostiene a los agobiados. Ayin 15Los ojos de todos se posan en ti, y a su tiempo les das su alimento. Pe 16Abres la mano y sacias con tus favores a todo ser viviente. Tsade 17El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras. Qof 18El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. Resh 19Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva. Shin 20El Señor cuida a todos los que lo aman, pero aniquilará a todos los impíos. Tav 21¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor! ¡Alabe todo el mundo su santo nombre, por siempre y para siempre!

Día 341 - Viernes 19.02.16:

Gálatas 4:21-31 (NVI) Agar y Sara 21Díganme ustedes, los que quieren estar bajo la ley: ¿por qué no le prestan atención a lo que la ley misma dice? 22¿Acaso no está escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre? 23El de la esclava nació por decisión humana, pero el de la libre nació en cumplimiento de una promesa. 24Ese relato puede interpretarse en sentido figurado: estas mujeres representan dos pactos. Uno, que es Agar, procede del monte Sinaí y tiene hijos que nacen para ser esclavos. 25Agar representa el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la actual ciudad de Je-


rusalén, porque junto con sus hijos vive en esclavitud. 26Pero la Jerusalén celestial es libre, y ésa es nuestra madre. 27Porque está escrito: «Tú, mujer estéril que nunca has dado a luz, ¡grita de alegría! Tú, que nunca tuviste dolores de parto, ¡prorrumpe en gritos de júbilo! Porque más hijos que la casada tendrá la desamparada.» 28Ustedes, hermanos, al igual que Isaac, son hijos por la promesa. 29Y así como en aquel tiempo el hijo nacido por decisión humana persiguió al hijo nacido por el Espíritu, así también sucede ahora. 30Pero, ¿qué dice la Escritura? «¡Echa de aquí a la esclava y a su hijo! El hijo de la esclava jamás tendrá parte en la herencia con el hijo de la libre.» 31Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava sino de la libre.

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Lamentaciones 3-4 (NVI) Álef 1Yo soy aquel que ha sufrido la aflicción bajo la vara de su ira. 2Me ha hecho andar en las tinieblas; me ha apartado de la luz. 3Una y otra vez, y a todas horas, su mano se ha vuelto contra mí. Bet 4Me ha marchitado la carne y la piel; me ha quebrantado los huesos. 5Me ha tendido un cerco de amargura y tribulaciones. 6Me obliga a vivir en las tinieblas, como a los que hace tiempo murieron. Guímel 7Me tiene encerrado, no puedo escapar; me ha puesto pesadas cadenas. 8Por más que grito y pido ayuda, él se niega a escuchar mi oración. 9Ha sembrado de piedras mi camino; ha torcido mis senderos. Dálet 10Me vigila como oso agazapado; me acecha como león. 11Me aparta del camino para despedazarme; ¡me deja del

todo desvalido! 12Con el arco tenso, me ha hecho el blanco de sus flechas. He 13Me ha partido el corazón con las flechas de su aljaba. 14Soy el hazmerreír de todo mi pueblo; todo el día me cantan parodias. 15Me ha llenado de amargura, me ha saturado de hiel. Vav 16Me ha estrellado contra el suelo; me ha hecho morder el polvo. 17Me ha quitado la paz; ya no recuerdo lo que es la dicha. 18Y digo: «La vida se me acaba, junto con mi esperanza en el Señor.» Zayin 19Recuerda que ando errante y afligido, que me embargan la hiel y la amargura. 20Siempre tengo esto presente, y por eso me deprimo. 21Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: Jet 22El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. 23Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! 24Por tanto, digo: «El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!» Tet 25Bueno es el Señor con quienes en él confían, con todos los que lo buscan. 26Bueno es esperar calladamente a que el Señor venga a salvarnos. 27Bueno es que el hombre aprenda a llevar el yugo desde su juventud. Yod 28¡Déjenlo estar solo y en silencio, porque así el Señor se lo impuso! 29¡Que hunda el rostro en el polvo! ¡Tal vez haya esperanza todavía! 30¡Que dé la otra mejilla a quien lo hiera, y quede así cubierto de oprobio! Caf 31El Señor nos ha rechazado, pero no será para siempre. 32Nos hace sufrir,


pero también nos compadece, porque es muy grande su amor. 33El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado. Lámed 34Cuando se aplasta bajo el pie a todos los prisioneros de la tierra, 35cuando en presencia del Altísimo se le niegan al hombre sus derechos 36y no se le hace justicia, ¿el Señor no se da cuenta? Mem 37¿Quién puede anunciar algo y hacerlo realidad sin que el Señor dé la orden? 38¿No es acaso por mandato del Altísimo que acontece lo bueno y lo malo? 39¿Por qué habría de quejarse en vida quien es castigado por sus pecados? Nun 40Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor. 41Elevemos al Dios de los cielosn nuestro corazón y nuestras manos. 42Hemos pecado, hemos sido rebeldes, y tú no has querido perdonarnos. Sámej 43Ardiendo en ira nos persigues; nos masacras sin piedad. 44Te envuelves en una nube para no escuchar nuestra oración. 45Como a escoria despreciable, nos has arrojado entre las naciones. Pe 46Todos nuestros enemigos abren la boca para hablar mal de nosotros. 47Hemos sufrido terrores, caídas, ruina y destrucción. 48Ríos de lágrimas corren por mis mejillas porque ha sido destruida la capital de mi pueblo. Ayin 49Se inundarán en llanto mis ojos, sin cesar y sin consuelo, 50hasta que desde el cielo el Señor se digne mirarnos. 51Me duele en lo más profundo del alma ver sufrir a las mujeres de mi ciudad. Tsade 52Mis enemigos me persiguen sin ra-

zón, y quieren atraparme como a un ave. 53Me quieren enterrar vivo y taparme con piedras la salida. 54Las aguas me han cubierto la cabeza; tal parece que me ha llegado el fin. Qof 55Desde lo más profundo de la fosa invoqué, Señor, tu nombre, 56y tú escuchaste mi plegaria; no cerraste tus oídos a mi clamor. 57Te invoqué, y viniste a mí; «No temas», me dijiste. Resh 58Tú, Señor, te pusiste de mi parte y me salvaste la vida. 59Tú, Señor, viste el mal que me causaron; ¡hazme justicia! 60Tú notaste su sed de venganza y todas sus maquinaciones en mi contra. Shin 61 Señor, tú has escuchado sus insultos y todas sus maquinaciones en mi contra; 62tú sabes que todo el día mis enemigos cuchichean y se confabulan contra mí. 63¡Míralos! Hagan lo que hagan, se burlan de mí en sus canciones. Tav 64¡Dales, Señor, su merecido por todo lo que han hecho! 65Oscurece su entendimiento, ¡y caiga sobre ellos tu maldición! 66Persíguelos, Señor, en tu enojo, y bórralos de este mundo. Álef 1¡El oro ha perdido su lustre! ¡Se ha empañado el oro fino! ¡Regadas por las esquinas de las calles se han quedado las joyas sagradas! Bet 2A los apuestos habitantes de Sión, que antaño valían su peso en oro, hoy se les ve como vasijas de barro, ¡como la obra de un alfarero! Guímel 3Hasta los chacales ofrecen el pecho y dan leche a sus cachorros, pero Jerusalén ya no tiene sentimientos; ¡es como los avestruces del desierto!


Dálet 4Tanta es la sed que tienen los niños, que la lengua se les pega al paladar. Piden pan los pequeñuelos, pero nadie se lo da. He 5Quienes antes comían los más ricos manjares hoy desfallecen de hambre por las calles. Quienes antes se vestían de fina púrpura hoy se revuelcan en la inmundicia. Vav 6Más grande que los pecados de Sodoma es la iniquidad de Jerusalén; ¡fue derribada en un instante, y nadie le tendió la mano! Zayin 7Más radiantes que la nieve eran sus príncipes, y más blancos que la leche; más rosado que el coral era su cuerpo; su apariencia era la del zafiro. Jet 8Pero ahora se ven más sucios que el hollín; en la calle nadie los reconoce. Su piel, reseca como la leña, se les pega a los huesos. Tet 9¡Dichosos los que mueren por la espada, más que los que mueren de hambre! Torturados por el hambre desfallecen, pues no cuentan con los frutos del campo. Yod 10Con sus manos, mujeres compasivas cocinaron a sus propios hijos, y esos niños fueron su alimento cuando Jerusalén fue destruida. Caf 11El Señor dio rienda suelta a su enojo; dejó correr el ardor de su ira. Le prendió fuego a Sión y la consumió hasta sus cimientos. Lámed 12No creían los reyes de la tierra, ni tampoco los habitantes del mundo, que los enemigos y adversarios de Jerusa-

lén cruzarían alguna vez sus puertas. Mem 13Pero sucedió. Por los pecados de sus profetas. Por las iniquidades de sus sacerdotes. ¡Por derramar sangre inocente en las calles de la ciudad! Nun 14Con las manos manchadas de sangre, andan por las calles como ciegos. No hay nadie que se atreva a tocar siquiera sus vestidos. Sámej 15«¡Largo de aquí, impuros!», les grita la gente. «¡Fuera! ¡Fuera! ¡No nos toquen!» Entre las naciones paganas les dicen: «Son unos vagabundos, que andan huyendo. No pueden quedarse aquí más tiempo.» Pe 16El Señor mismo los ha dispersado; ya no se preocupa por ellos. Ya no hay respeto para los sacerdotes ni compasión para los ancianos. Ayin 17Para colmo, desfallecen nuestros ojos esperando en vano que alguien nos ayude. Desde nuestras torres estamos en espera de una nación que no puede salvarnos. Tsade 18A cada paso nos acechan; no podemos ya andar por las calles. Nuestro fin se acerca, nos ha llegado la hora; ¡nuestros días están contados! Qof 19Nuestros perseguidores resultaron más veloces que las águilas del cielo; nos persiguieron por las montañas, nos acecharon en el desierto. Resh 20También cayó en sus redes el ungido del Señor, que era nuestra razón de vivir. Era él de quien decíamos: ¡Viviremos bajo su sombra entre las naciones! Shin


21¡Regocíjate y alégrate, capital de Edom, que vives como reina en la tierra de Uz! ¡Pero ya tendrás que beber de esta copa, y quedarás embriagada y desnuda! Tav 22Tu castigo se ha cumplido, bella Sión; Dios no volverá a desterrarte. Pero a ti, capital de Edom, te castigará por tu maldad y pondrá al descubierto tus pecados.

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Salmos 146 (NVI) 1 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaba, alma mía, al Señor. 2Alabaré al Señor toda mi vida; mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios. 3No pongan su confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar. 4Exhalan el espíritu y vuelven al polvo, y ese mismo día se desbaratan sus planes. 5Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el Señor su Dios, 6creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo cuanto hay en ellos, y que siempre mantiene la verdad. 7El Señor hace justicia a los oprimidos, da de comer a los hambrientos y pone en libertad a los cautivos. 8El Señor da vista a los ciegos, el Señor sostiene a los agobiados, el Señor ama a los justos. 9El Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los impíos. 10¡Oh Sión, que el Señor reine para siempre! ¡Que tu Dios reine por todas las generaciones! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Día 342 - Sábado 20.02.16:

Gálatas 5:1-15 (NVI) Libertad en Cristo 1Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al

yugo de esclavitud. 2Escuchen bien: yo, Pablo, les digo que si se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada. 3De nuevo declaro que todo el que se hace circuncidar está obligado a practicar toda la ley. 4Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley, han roto con Cristo; han caído de la gracia. 5Nosotros, en cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza. 6En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor. 7Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién los estorbó para que dejaran de obedecer a la verdad? 8Tal instigación no puede venir de Dios, que es quien los ha llamado. 9«Un poco de levadura fermenta toda la masa.» 10Yo por mi parte confío en el Señor que ustedes no pensarán de otra manera. El que los está perturbando será castigado, sea quien sea. 11Hermanos, si es verdad que yo todavía predico la circuncisión, ¿por qué se me sigue persiguiendo? Si tal fuera mi predicación, la cruz no ofendería tanto. 12¡Ojalá que esos instigadores acabaran por mutilarse del todo! 13Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor. 14En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» 15Pero si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros.

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Lamentaciones 5 (NVI) 1Recuerda, Señor, lo que nos ha sucedido; toma en cuenta nuestro oprobio. 2Nuestra heredad ha caído en manos extrañas; nuestro hogar, en manos de


extranjeros. 3No tenemos padre, hemos quedado huérfanos; viudas han quedado nuestras madres. 4El agua que bebemos, tenemos que pagarla; la leña, tenemos que comprarla. 5Los que nos persiguen nos pisan los talones; estamos fatigados y no hallamos descanso. 6Entramos en tratos con Egipto y con Asiria para conseguir alimentos. 7Nuestros padres pecaron y murieron, pero a nosotros nos tocó el castigo. 8Ahora nos gobiernan los esclavos, y no hay quien nos libre de sus manos. 9Exponiéndonos a los peligros del desierto, nos jugamos la vida para obtener alimentos. 10La piel nos arde como un horno; ¡de hambre nos da fiebre! 11En Sión y en los pueblos de Judá fueron violadas casadas y solteras. 12A nuestros jefes los colgaron de las manos, y ni siquiera respetaron a nuestros ancianos. 13A nuestros mejores jóvenes los pusieron a moler; los niños tropezaban bajo el peso de la leña. 14Ya no se sientan los ancianos a las puertas de la ciudad; no se escucha ya la música de los jóvenes. 15En nuestro corazón ya no hay gozo; la alegría de nuestras danzas se convirtió en tristeza. 16Nuestra cabeza se ha quedado sin corona. ¡Ay de nosotros; hemos pecado! 17Desfallece nuestro corazón; se apagan nuestros ojos, 18porque el monte Sión se halla desolado, y sobre él rondan los chacales. 19Pero tú, Señor, reinas por siempre; tu trono permanece eternamente. 20¿Por qué siempre nos olvidas? ¿Por qué nos abandonas tanto tiempo? 21Permítenos volver a ti, Señor, y volveremos; devuélvenos la gloria de antaño. 22La verdad es que nos has rechazado y te has excedido en tu enojo contra nosotros.

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Salmos 147 (NVI) 1 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Cuán

bueno es cantar salmos a nuestro Dios, cuán agradable y justo es alabarlo! 2El Señor reconstruye a Jerusalén y reúne a los exiliados de Israel; 3restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas. 4Él determina el número de las estrellas y a todas ellas les pone nombre. 5Excelso es nuestro Señor, y grande su poder; su entendimiento es infinito; 6El Señor sostiene a los pobres, pero hace morder el polvo a los impíos. 7Canten al Señor con gratitud; canten salmos a nuestro Dios al son del arpa. 8Él cubre de nubes el cielo, envía la lluvia sobre la tierra y hace crecer la hierba en los montes. 9Él alimenta a los ganados y a las crías de los cuervos cuando graznan. 10El Señor no se deleita en los bríos del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre, 11sino que se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor. 12Alaba al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, oh Sión. 13Él refuerza los cerrojos de tus puertas y bendice a los que en ti habitan. 14Él trae la paz a tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. 15Envía su palabra a la tierra; su palabra corre a toda prisa. 16Extiende la nieve cual blanco manto, esparce la escarcha cual ceniza. 17Deja caer el granizo como grava; ¿quién puede resistir sus ventiscas? 18Pero envía su palabra y lo derrite; hace que el viento sople, y las aguas fluyen. 19A Jacob le ha revelado su palabra; sus leyes y decretos a Israel. 20Esto no lo ha hecho con ninguna otra nación; jamás han conocido ellas sus decretos. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Día 343 - Domingo 21.02.16:

Gálatas 5:16-26 (NVI) 1 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Cuán bueno es cantar salmos a nuestro Dios,


cuán agradable y justo es alabarlo! 2El Señor reconstruye a Jerusalén y reúne a los exiliados de Israel; 3restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas. 4Él determina el número de las estrellas y a todas ellas les pone nombre. 5Excelso es nuestro Señor, y grande su poder; su entendimiento es infinito; 6El Señor sostiene a los pobres, pero hace morder el polvo a los impíos. 7Canten al Señor con gratitud canten salmos a nuestro Dios al son del arpa. 8Él cubre de nubes el cielo, envía la lluvia sobre la tierra y hace crecer la hierba en los montes. 9Él alimenta a los ganados y a las crías de los cuervos cuando graznan. 10El Señor no se deleita en los bríos del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre, 11sino que se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor. 12Alaba al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, oh Sión. 13Él refuerza los cerrojos de tus puertas y bendice a los que en ti habitan. 14Él trae la paz a tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. 15Envía su palabra a la tierra; su palabra corre a toda prisa. 16Extiende la nieve cual blanco manto, esparce la escarcha cual ceniza. 17Deja caer el granizo como grava; ¿quién puede resistir sus ventiscas? 18Pero envía su palabra y lo derrite; hace que el viento sople, y las aguas fluyen. 19A Jacob le ha revelado su palabra; sus leyes y decretos a Israel. 20Esto no lo ha hecho con ninguna otra nación; jamás han conocido ellas sus decretos. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

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Ezequiel 1 (NVI) 1En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios. 2Habían pasado cinco años y

cinco meses desde que el rey Joaquín fue deportado. 3(En este tiempo, mientras Ezequiel hijo de Buzí estaba a orillas del río Quebar, en la tierra de los caldeos, el Señor le dirigió la palabra, y su mano se posó sobre él.) 4De pronto me fijé y vi que del norte venían un viento huracanado y una nube inmensa rodeada de un fuego fulgurante y de un gran resplandor. En medio del fuego se veía algo semejante a un metal refulgente. 5También en medio del fuego vi algo parecido a cuatro seres vivientes, 6cada uno de los cuales tenía cuatro caras y cuatro alas. 7Sus piernas eran rectas, y sus pies parecían pezuñas de ternero y brillaban como el bronce bruñido. 8En sus cuatro costados, debajo de las alas, tenían manos humanas. Estos cuatro seres tenían caras y alas, 9y las alas se tocaban entre sí. Cuando avanzaban no se volvían, sino que cada uno caminaba de frente. 10Sus rostros tenían el siguiente aspecto: de frente, los cuatro tenían rostro humano; a la derecha tenían cara de león; a la izquierda, de toro; y por detrás, de águila. 11Tales eran sus caras. Sus alas se desplegaban hacia arriba. Con dos alas se tocaban entre sí, mientras que con las otras dos se cubrían el cuerpo. 12Los cuatro seres avanzaban de frente. Iban adonde el espíritu los impulsaba, y no se volvían al andar. 13Estos seres vivientes parecían carbones encendidos, o antorchas, que se movían de un lado a otro. El fuego resplandecía, y de él se desprendían relámpagos. 14Los seres vivientes se desplazaban de un lado a otro con la rapidez de un rayo. 15Miré a los seres vivientes de cuatro caras, y vi que en el suelo, junto a cada uno de ellos, había una rueda. 16Las cuatro ruedas tenían el mismo aspecto, es decir, brillaban como el topacio y tenían la misma for-


ma. Su estructura era tal que cada rueda parecía estar encajada dentro de la otra. 17Las ruedas podían avanzar en las cuatro direcciones sin tener que volverse. 18Las cuatro ruedas tenían grandes aros y estaban llenas de ojos por todas partes. 19Cuando los seres vivientes avanzaban, las ruedas a su lado hacían lo mismo, y cuando se levantaban del suelo, también se levantaban las ruedas. 20Los seres iban adonde el espíritu los impulsaba, y las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 21Cuando los seres se movían, las ruedas también se movían; cuando se detenían, las ruedas también se detenían; cuando se elevaban del suelo, las ruedas también se elevaban. Las ruedas hacían lo mismo que ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. 22Sobre las cabezas de los seres vivientes había una especie de bóveda, muy hermosa y reluciente como el cristal. 23Debajo de la bóveda las alas de estos seres se extendían y se tocaban entre sí, y cada uno de ellos tenía otras dos alas con las que se cubría el cuerpo. 24Cuando los seres avanzaban, yo podía oír el ruido de sus alas: era como el estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso, como el tumultuoso ruido de un campamento militar. Cuando se detenían, replegaban sus alas. 25Luego, mientras estaban parados con sus alas replegadas, se produjo un estruendo por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas. 26Por encima de esa bóveda había algo semejante a un trono de zafiro, y sobre lo que parecía un trono había una figura de aspecto humano. 27De lo que parecía ser su cintura para arriba, vi algo que brillaba como el metal bruñido, rodeado de fuego. De su cintu-

ra para abajo, vi algo semejante al fuego, y un resplandor a su alrededor. 28El resplandor era semejante al del arco iris cuando aparece en las nubes en un día de lluvia. Tal era el aspecto de la gloria del Señor. Ante esa visión, caí rostro en tierra y oí que una voz me hablaba.

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Salmos 148 (NVI) 1 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaben al Señor desde los cielos, alábenlo desde las alturas. 2Alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos. 3Alábenlo, sol y luna, alábenlo, estrellas luminosas. 4Alábenlo ustedes, altísimos cielos, y ustedes, las aguas que están sobre los cielos. 5Sea alabado el nombre del Señor, porque él dio una orden y todo fue creado. 6Todo quedó afirmado para siempre; emitió un decreto que no será abolido. 7Alaben al Señor desde la tierra los monstruos marinos y las profundidades del mar, 8el relámpago y el granizo, la nieve y la neblina, el viento tempestuoso que cumple su mandato, 9los montes y las colinas, los árboles frutales y todos los cedros, 10los animales salvajes y los domésticos, los reptiles y las aves, 11los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra, 12los jóvenes y las jóvenes, los ancianos y los niños. 13Alaben el nombre del Señor, porque sólo su nombre es excelso; su esplendor está por encima de la tierra y de los cielos. 14¡Él ha dado poder a su pueblo! ¡A él sea la alabanza de todos sus fieles, de los hijos de Israel, su pueblo cercano! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

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