LA AMAZONÍA BOLIVIANA, LA CUNA DE UNA DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES MUNDIALES Vincent A. Vos
El IV Encuentro Internacional Arqueología Amazónica
de
Del 1 al 7 de octubre del 2017 en la ciudad de Trinidad, Beni, Bolivia, se realizó el IV Encuentro Internacional de Arqueología Amazónica. El evento, organizado por el Ministerio de Culturas y Turismo, la Gobernación del Beni y el EIAA, permitió que decenas de arqueólogos, paleoecólogos y otros científicos de todo el mundo comparten los últimos descubrimientos sobre las sociedades indígenas amazónicas antes de la conquista, visualizando una diversidad y complejidad que contraste fuertemente con la imagen tradicional de “indios bárbaros” o pequeñas tribus nómadas subdesarrollados, que hasta la fecha de hoy dominan el imaginario colectivo de la historia regional. Gracias a una creciente cantidad de estudios arqueológicos y paleoecológicos, en los últimos años varios mitos sobre las sociedades amazónicas han podido ser derrumbados y las interpretaciones de la Amazonia prehistórica han cambiado drásticamente. Poco a poco podemos tener una idea más realista de la complejidad y diversidad de culturas amazónicas en tiempos precolombinos y el efecto que han tenido los pueblos indígenas sobre el paisaje de la Amazonía boliviana.
Durante el IV EIAA se visitó “El Cerrito” un lomo artificial precolombina de grandes dimensiones.
Grandes Constructores La mayor parte de la Amazonía es formada por planicies aluviales, con gruesas capas de tierra formadas por sedimentos de los grandes ríos que fluyen desde los Andes hasta el Atlántico. Por consecuencia en grandes partes de la panamazonía, incluyendo virtualmente toda la región biogeográfica amazónica de Bolivia, el acceso a piedras es extremadamente limitado. Considerando la abundancia de materiales vegetales, la mayoría de los pueblos indígenas de la región entonces desarrollaron prácticas de construcción basadas en el uso de madera, hojas de palmeras y otros materiales vegetales fácilmente accesibles en los densos bosques amazónicos. El hecho que estos materiales se desintegran rápido en el clima amazónico en gran medida explica la invisibilidad de restos arqueológicos en la Amazonía. Así mismo las densas vegetaciones han tapado los pocos restos existentes, mientras que la gran dinámica de los ríos amazónicos – aún más durante el Holoceno – ha provocado que muchos sitios antiguos fueron cubiertos por nuevas capas de suelos aluviales. A pesar de estas características contextuales desfavorables, las mejoras en el acceso caminero, la deforestación, y sobre todo el desarrollo de innovadoras metodologías arqueológicas han permitido revelar una impresionante y creciente cantidad de sitios arqueológicos en la Amazonía boliviana. Aunque aún hay muchas áreas de la Amazonía boliviana donde hasta la fecha no se ha realizado ningún sondeo arqueológico, estos avances tecnológicos han permitido que cada vez está más claro que en especial el Departamento del Beni ha sido poblado por numerosas poblaciones indígenas que han dejado una enorme cantidad de construcciones y modificaciones de paisaje. Algunos sitios arqueológicos moxeños como “El Cerrito” por si solo ya sobrepasan la escala de sitios andinos conocidos como Tiwanaku, y la escala de los paisajes modificados del Beni sigue sorprendiendo a científicos de todo el mundo.
Poco a poco sabemos que en especial el sur y este del Beni están virtualmente completamente cubiertos por construcciones de tierra, incluyendo montícolas, camellones, lagunas, canales, zanjas, diques, terraplenes y trampas de pesca.
Plano del sitio Loma Salvatierra (Fuente Prümers y Betancourt 2014)
Una Cultura adaptada a un Contexto dinámico A nivel mundial los más conocidos sitios arqueológicos, desde las pirámides egipcias y los complejos templarios asiáticos hasta las ruinas de las culturas maya, azteca e inca en las Américas, generalmente cumplían funciones religiosas y culturales, además de demostrar el poder de las jerarquías locales. Las construcciones encontradas en la Amazonía parecen reflejar una cultura distinta y mientras que no se han encontrado grandes templos o mausoleos, se estima que muchas infraestructuras fueron construidas con fines de producción o manejo de recursos naturales. La diversidad de construcciones de tierra en el Beni es impresionante, y cada vez más los investigadores se dan cuenta que los antiguos habitantes de la Amazonía boliviana presentaron una
capacidad impresionante de adaptación a las características biofísicas de cada lugar. No solo lograron sobrevivir en el contexto extremo de alta variabilidad climática de la periferia amazónica - con tanto sequías como inundaciones extremas - pero incluso lograron aprovechar la fuerte estacionalidad climática a su favor, manipulando la dinámica del clima y del agua en una manera que permitía garantizar fuentes de alimento constantes y suficientes para hacer florecer a las civilizaciones locales. Mientras que actualmente gran parte de la alimentación del casi medio millón de habitantes del Beni necesita ser importado, existen estimaciones que la población precolombina de lo que actualmente es el departamento del Beni se acercaba a los tres millones de habitantes, que lograban alimentarse en base de la producción local: una producción sofisticada con campos agrícolas elevados, inteligentes complejos de canales y diques para desviar y almacenar el agua, trampas de pesca y otras construcciones que aún ni comprendemos. Las construcciones formaban parte de complejos modos de vida con impactos mucho más grandes de lo que se imaginaba. Aunque en Bolivia aún poco investigado, también en la Amazonía nacional ya se han encontrado las famosas “terras pretas” ampliamente descritas en Brasil: suelos llenos de cerámica y restos de carbono que revelan su origen antropogénico, y con una acidez casi neutral y altos niveles de nutrientes y materia orgánica que les hacen muy aptos para los cultivos, hasta el extremo que suelen ser comercializados como abonos en mercados locales. Cada año se encuentran nuevos sitios de “terra preta” y hay estimaciones que podrían cubrir más del 50% de la panamazonía. Actualmente los científicos intentan descifrar como se pueden haber formado estas tierras, que en algunos lugares pueden tener varios metros de profundidad.
Bosques domesticados Los antiguos habitantes de la Amazonía no solo manipularon la tierra y el suelo; ahora sabemos que también influenciaron de gran manera las vegetaciones amazónicas. Actualmente la cuenca del Madera que incluye la Amazonía boliviana, es reconocida como uno de los grandes centros de agrobiodiversidad del mundo. Un lugar donde los pobladores prehispánicos
domesticaron una gran variedad de especies, que seguimos aprovechando hasta la fecha. Existen indicadores que especies como la Yuca, la Pupuña, el Urucú, el Tabaco y la Coca fueron domesticados en la Amazonía boliviana, mientras que recientemente se descubrió que en la actual frontera entre Beni y el Estado de Rondonia en Brasil, incluso ya se consumía una variedad de arroz, mucho antes de la introducción de las variedades asiáticas que actualmente cultivamos. Estos ejemplos muestran que los pueblos indígenas lograron identificar el potencial de las plantas que crecían en su alrededor, para intensificar su producción en espacios adaptados para tal. Esta domesticación no solo ocurrió en los campos de cultivos especializados mencionados antes, pero incluso se dio en los bosques amazónicos. Especies de gran importancia en la vida amazónica como la castaña y el cacao, fueron introducidos a la Amazonía boliviana por los pueblos indígenas precolombinos, y ahora sabemos que las manchas con alta densidad de estas especies de gran manera deben su existencia a las prácticas
Justo en la Amazonía boliviana se ha encontrado que las especies que fueron cultivados o cuidados por los indígenas en relación a sus usos y potencialidades, representan hasta el 70% de los árboles encontrados en las selvas amazónicas, y estos porcentajes son especialmente altos en lugares cerca de sitios arqueológicos conocidos. Es difícil determinar cuáles han sido las prácticas utilizadas por los indígenas para esta “domesticación” de los bosques amazónicos, y los especialistas aún debaten si realmente hubo una planificación similar a la para la implementación actual de sistemas agroforestales, o si fueron procesos más inconscientes que permitieron la dominación de los bosques amazónicos por especies útiles. Pero ya hay cada más consenso que en especial en la cuenca del río Madera los bosques amazónicos se asemejan tal vez más a grandes huertos frutales, que a selvas “vírgenes” como se presumía hasta hace poco.
Bárbaros o sociedades avanzadas Estos nuevos descubrimientos son muy reveladores ya
Interpretación artística de la posible configuración de las comunidades indígenas en tiempos prehispánicos, mostrando una diversidad de vegetaciones manejadas
silviculturales de estos pobladores precolombinos.
que muestran que los pueblos indígenas de la
Amazonía no eran bandas reducidas y nómadas que vivían en forma primitiva en selvas vírgenes, pero que existían civilizaciones densas y complejas que contaban con prácticas sofisticadas de manipular su entorno favoreciendo la proliferación de sus civilizaciones. El hecho que aún tenemos una imagen distinta se debe en gran medida a las descripciones racistas de algunos historiadores y la extrema reducción de las poblaciones indígenas en tiempos coloniales. En todas las América las poblaciones indígenas se diezmaron, no solo por las atrocidades de los colonizadores europeos y los conflictos entre los grupos humanos regionales debido a los movimientos demográficos provocados por la invasión europea, pero sobre todo por la introducción de una gran variedad de patógenos para cuales los pueblos del nuevo mundo simplemente no tenían la resistencia necesaria. Existen estimaciones que en grandes partes de sud-américa, incluyendo la Amazonía, números poblacionales redujeron hasta en 90%, que implicaba que cuando los primeros conquistadores realmente llegaran a las tierras bajas amazónicas solo encontraron grupos muy reducidos. Así mismo, este desastre demográfico provocó una imposibilidad de mantener las construcciones, sistemas de cultivo y huertos que se habían creado, y su uso fue solo una fracción de lo que había sido en el pasado.
Lecciones para el futuro Aún faltan muchas investigaciones para aclarar otras suposiciones y comprender la escala y el alcance de las civilizaciones que habitaban nuestra región en el pasado. Aún hay muchas preguntas para responder; ¿A qué cultura pertenecían los diferentes sitios
encontrados en la región? ¿Qué relación existía entre estos grupos indígenas amazónicas y otros grupos humanos como los Incas? Será necesario fortalecer los estudios arqueológicos para responder estas preguntas. El hecho que en la Amazonía boliviana se han podido mantener civilizaciones sostenibles por más de 10.000 años, mientras que actualmente nuestras formas de producción están acabando con los ecosistemas amazónicos en una forma sin precedentes, muestra que hay mucho para aprender de las civilizaciones antiguas. Podemos seguir el ejemplo de Trinidad donde en base de los estudios de las construcciones de tierra de los indígenas precolombinos de Moxos, se ha construido terraplenes y diques que permiten desviar las aguas y así reducir las inundaciones que año tras año afectan esta ciudad. Por otro lado, es necesario destacar que los investigadores que participaron en el IV EIAA denunciaron un deterioro rápido de los sitios arqueológicos en el Beni. Muchos propietarios de tierras con restos arqueológicos ni conocen de su existencia, y por el momento no existe una regulación adecuada para su protección. En este sentido el presidente de la Asamblea Legislativa del Beni anunció su predisposición de trabajar en una legislación al respecto. Al mismo tiempo, la creación la creación del Centro de Investigación Histórica Arqueológica y Antropológica de la Universidad Autónoma del Beni es un paso fundamental para empezar a generar información y por ende comprensión y consciencia sobre el rico legado arqueológico de la Amazonía boliviana.
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