GUIA DE RUTAS CON ENCANTO DE LAREDO

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Título Laredo. Guía de rutas con encanto. Dirección y coordinación Pilar Santisteban y Visible. Estudio creativo. Textos edición 2005 Eduardo Clemente Rasines del Rio. Revisión de guía 2014 Fernando Baylet, Borja Ansola y Pilar Santisteban. Fotografías Visible. Estudio creativo. Diseño y maquetación Visible. Estudio creativo. Impresión Imprenta Eurográficas // Laredo. Edita Excmo. Ayto. de Laredo Avda. de España, 6 39770 // Laredo 2º Edición - Marzo 2015 © Los Autores. ISBN // 84-689-3168-3 Depósito Legal // SA - 787 - 2005


PRESENTACIÓN La Guía “Rutas con Encanto de Laredo” es un material útil para conocer “in situ” el valor arquitectónico, cultural, y especialmente medioambiental de la Villa de Laredo a través del senderismo. A lo largo de las seis rutas con distinto contenido, duración y dificultad que proponemos en estas páginas, pretendemos la conciliación del disfrute y uso público de nuestro patrimonio cultural y natural con la revalorización y conservación de lugares de gran significado histórico y riqueza paisajística. Con la primera ruta recorremos el corazón de la Villa, la historia de sus calles para en lo alto adentrarnos en la naturaleza, en lugares únicos en la región con gran variedad de ecosistemas que desde la campiña al estuario nos descubren la flora y fauna de acantilados, playas de arena fina y dorada, complejos dunares de gran singularidad o praderas salpicadas por caminos arropados por árboles centenarios. Todo ello convertido en un espectáculo visual que estimula nuestros sentidos y enriquece nuestro conocimiento. Destacar por su significado para la villa sus arenales. Por un lado La Salvé, playa urbana de 4.250 metros unida por el Puntal al segundo arenal en extensión del municipio, la playa periurbana del Regatón. Perteneciente al Parque Natural de Santoña, Vitoria y Joyel en el Estuario del Río Asón, es lugar de invernada y espacio estratégico de alimentación y descanso para miles de aves acuáticas de más de 120 especies diferentes que migran desde tierras de cría en el norte de Europa hasta sus refugios de invierno en el sur de Europa y África. Finalmente, ver en esta guía una llamada al conocimiento de la biodiversidad y su importancia para la vida así como una petición de responsabilidad frente a nuestros recursos naturales y legado cultural para su cuidado y conservación con la implicación de habitantes y visitantes.

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LA ATALAYA

Distancia: 2,2 Kms. (ida y vuelta) Duraci贸n: 1 hora aprox. Desnivel: Medio


El itinerario da comienzo al final de la calle Menéndez Pelayo, dirección al túnel. A la mano derecha hay un singular callejón, punto 1, donde encontramos unas estrechas y empinadas escaleras que nos dirigirán a la calle “El Merenillo”, acceso habitual durante siglos por el que los pescadores de la villa llegaban al puerto, situado entonces en la actual calle Menéndez Pelayo. Observamos al subir un original pavimento de cantos de la cercana playa rocosa de la Soledad. Después de un corto tramo, llegamos a una desviación a la izquierda señalizada, punto 2, encontrando allí una de las fachadas de la denominada “Casa del Merino” (s. XVI) y cuyo nombre hace clara alusión a la residencia de este cargo municipal vigente durante la Edad Media. Ascendemos por un estrecho y corto tramo que desemboca en las antiguas murallas (s. XIII) que durante el Medievo y la Edad Moderna defendieron a la villa, punto 3. A la derecha el “Arco de San Marcial” o puerta del Merino, en aquella época una de las puertas de entrada a Laredo. Bordeando la muralla, comenzamos la ascensión hasta el entorno de La Atalaya.

Foto 1 // Iglesia de Santa Maria

plantas herbáceas, estos empinados taludes aparecen poblados con arbustos como laureles, saúcos, sauces y encinas. También la genista abunda en los cantiles, siendo más llamativa su presencia en primavera cuando se llena de amarillas flores que imprimen un contrapunto colorista a los habituales tonos ocres y verdes. Las repisas y prominencias rocosas que jalonan este abrupto relieve son aprovechadas por cernícalos, gaviotas y cormorantes como lugares de descanso y nidificación. Al pie de estos acantilados se extiende la playa de La Soledad y un mirador, singular cala rocosa donde se hacen evidentes los restos del antiguo puerto , de su mismo nombre (s. XIX), al cual se accede cruzando el túnel situado al final de la calle Menéndez Pelayo.

Al final de las escaleras la parada es obligada en la pequeña explanada que encontramos a pocos metros a la derecha, punto 4. En este mirador natural contemplamos un bello paisaje costero. Los escarpados acantilados de La Atalaya, El Secar y El Aila, suponen un brusco final a los ondulantes prados que, desde Valverde y Las Cárcobas, descienden en suave pendiente hacia el mar. Situados al borde de los acantilados de La Atalaya, de acusado relieve, con rocas aflorantes de carácter volcánico, ofitas de gran compacidad y dureza, vemos que la vegetación crece con profusión y que además de un tapiz de 4


Desde los montes de Valverde, la sierra de la Vida, el barrio de Las Cárcobas, el Pico del Hacha y el Barrio de Villante descienden praderas salpicadas por bosquetes de árboles caducifolios y encinares entre los que aparecen dispersas algunas viviendas, más abundantes a medida que se desciende por la ladera. Avistamos también el casco antiguo resaltando la majestuosidad de la iglesia y convento de San Francisco (s. XVI) y la iglesia de Santa Maria de la Asunción (s. XIII) que alberga desde el s. XV, una de las obras maestras de la escultura flamenca conservadas en nuestro país: el magnífico tríptico de la Virgen de Belén que a finales del s. XVII, se montó sobre un retablo barroco. Además encontramos la ermita de San Martín (s. XIII y XV) destacando su singular espadaña, con siete vanos, todos ellos diferentes, es la más monumental de esta época en Cantabria.

Foto 2 // Vista panorámica

Foto 3 // Mirador de la Caracola

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Retrocedemos el camino hacia el final de las escaleras, y subimos hacia el interior de La Atalaya, que alberga el Fuerte del Rastrillar Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoria de Monumento. Allí encontramos tres miradores naturales y un conjunto arquitectónico de defensa militar, fortificado con baterías y pabellones de acuertelamiento que aún hoy se pueden contemplar. Fueron construidos en el s. XVI con el objeto de impedir la entrada de embarcaciones enemigas a la bahía (mediante fuego cruzado con las baterías de Santoña) y proteger la villa de Laredo dada su importancia política, social y económica basada en la pesca y el comercio, con la fachada atlántica europea. En sus inicios esta fortificación de pequeñas dimensiones se denominó Fuerte de La Rochela (1.582), ampliándose posteriormente sus instalaciones defensivas y pasando a denominarse Fuerte del Rastrillar o de los Franceses (s. XIX). Traspasada la gran cancela de forja, que da acceso al Parque Brigadier Diego del Barco, nos encontramos un panel que nos sitúa en el contexto del fuerte, punto 5. A la izquierda el “Mirador de la Caracola” dominando toda la playa La Salvé, buena parte del casco urbano de Laredo, las montañas que lo circundan, la desembocadura del río Asón y una amplia porción de la bahía pejina en la cual se adentra el gran espigón defensivo del puerto pesquero y deportivo.

Foto 4 // Antiguas edificaciones militares

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Siguiendo el camino, atendiendo a las indicaciones por la peligrosidad del paraje, rebasamos las primeras construcciones restauradas: Fuerte del Rastrillar; Cuartel de la tropa y pabellón de los Oficiales. A medida que avanzamos por este tramo la visión sobre la bahía se hace cada vez más amplia, pudiendo disfrutar del sereno majestuoso vuelo de las gaviotas patiamarillas. Más adelante el “Mirador Rosa de los Vientos”, punto 6. es un balcón al mar Cantábrico, desde donde observar los acantilados de El Secar, Irío y Valverde, que se desploman verticales desde los prados, y que dejan al descubierto, durante las grandes bajamares, pequeñas calas de difícil acceso como la del Aila. Al fondo, destaca por su altura y peculiar geología caliza, el Monte Candina, y en días despejados se puede llegar a ver la el Cabo Cebollero, conocido como “la ballena” por su silueta semejante a la de este cetáceo. Volvemos al camino que nos llevará hasta los restos de dos de las baterías de costa con que contaba este importante enclave militar. En una desviación a la izquierda del camino, la entrada de la Batería de Santo Tomás de Villanueva (confesor de Carlos V), punto 7, cuyo emplazamiento sobre un terreno excavado de unos 56 metros, queda patente en sus muros, que no sobresalen del perfil original del terreno, que se repartía entre el polvorín al fondo y el cuerpo de guardia. Contaba con nueve cañones, y aunque estaba enlosada no tenía cubierto para los mismos.

Foto 5 // Mirador “Rosa de los Vientos”

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Foto 6 // Antigua batería Napoleónica

Retrocedemos al acceso de la batería y retomamos el camino principal siguiendo la ruta hacia la Batería de San Carlos, también llamadas de San Miguel y San Gil. A medida que avanzamos pasaremos junto a las ruinas de otras construcciones de este valioso conjunto histórico, aún sin rehabilitar. Alcanzaremos el extremo norte de La Atalaya, a la izquierda de la senda el “Mirador del Pozo”. Allí es posible observar el trasiego de los cormoranes que volando a ras de agua, se dirigen hacia su posadero favorito en la Peña del Buey, majestuosa roca que emerge junto a la Atalaya en su punto más septentrional. Al frente, la Batería de San Carlos, punto 8, compuesta por una explanada de losas para albergar 6 cañones; un edificio para la guardia y almacén de pertrechos (mirador); y como novedad, un polvorín de unos 13 m cuadrados (a mano izquierda), separado de la estructura anterior, perfectamente camuflado en el terreno y estratégicamente situado para protegerse de fuego enemigo. Junto al muro de la batería desciende encajada entre las paredes de sillería una estrecha y empinada escalera de piedra, que va a dar al mismo borde del acantilado cuyo acceso está prohibido. Reposando de nuestro itinerario en el Mirador del Pozo, deberemos volver sobre nuestros pasos hasta el “Mirador Rosa de los Vientos”, punto en el cual decidir una de las dos opciones que les proponemos para llegar a la entrada del Rastrillar: regresar por la misma ruta o ascender por la senda de tierra que parte desde este mirador y que atravesará un campo de vistosas flores, como las olorosas clavelinas, las coloristas vibóreas o las grandes margaritas, además de descubrir más restos de la fortificación.

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Una vez recorrido el Fuerte, tan sólo queda descender por el mismo camino de llegada, que nos llevará a la Puebla Vieja (Conjunto Histórico Artístico, 1970). Les recomendamos que aprovechando el descanso de bajada, contemplen la excepcional panorámica general de la villa pejina a medida que nos acercamos a ella.

Foto 7 // Vista desde la batería de San Carlos hacia Candina

RUTA ALTERNATIVA Otra opción es continuar por la senda de adoquines, dejando atrás las escaleras por las que hemos subido, y descender junto a los prados que se extienden entre los acantilados y los muros de piedra de las huertas. Una vez finalizada la senda, tomamos el camino a la derecha hasta llegar a la Puebla Vieja entrando por la puerta de la Virgen Blanca. Desde aquí, continuamos recto cruzando unas cuantas calles de la puebla vieja para , llegando a la ultima calle, girar a la izquierda, y a unos 20 metros tomar la bajada conocida como “la cuesta del infierno” y concluir la ruta donde empezabamos.

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VALVERDE

Distancia: 4,5 Kms. (ida y vuelta) Duraci贸n: 2 horas aprox. Desnivel: Medio


Foto 1 // Subida a la Atalaya por las murallas medievales

Saliendo de la Puebla Vieja a través de la Puerta de San Martín (s. XIII), conocida popularmente como "la Blanca" ya que la Virgen de la hornacina estubo pintada de ese color en los años 60, encontramos a la izquierda una estrecha calleja en cuya entrada se encuentra la señal que indica el comienzo del itinerario, punto 1. Ascendiendo por este angosto camino, que discurre junto a las murallas medievales que sirvieron de cierre al casco urbano pejino, nos dirigimos hacia la Atalaya.

Desde el sendero por el que subimos nacen encajonadas callejuelas que dan acceso a las “Viñas”, pequeños huertos familiares que hasta principios del siglo pasado, fueron cultivados con cepas para la producción de uvas destinadas a la elaboración de chacolí (vino blanco producido a partir de uvas verdes, lo que provoca una cierta acidez). Bordeando el cementerio, continuamos el camino dejando a la espalda la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (s. XIII) ascendiendo hasta llegar al cruce con el camino que, desde el Secar, sube a la Atalaya. Así llegamos al punto 2, prácticamente coincidente con el punto 4 correspondiente a la ruta de la Atalaya y desde el que podemos disfrutar un incomparable paisaje. Tras la inevitable parada en esta pequeña explanada para recuperar el aliento y contemplar la panorámica de 360º que nos brinda, podemos seguir el recorrido atendiendo la indicación de la señal de la ruta que allí se encuentra. De esta manera, continuaremos hacia la derecha por la senda de adoquines, que discurre junto a los prados que se extienden entre los acantilados y los muros de piedra de las huertas. Estos muros, bajos y discontinuos, conectan con los de las ruinas del Castillo y Ermita de La Soledad, histórico edificio donde hasta finales del siglo XVIII estuvo ubicado un beaterio de monjas recoletas. 12


Esta construcción quedó definitivamente destruida en los combates de asalto contra los franceses que tuvieron lugar a principios del siglo XIX, conservándose en la actualidad tan sólo unos derruidos paredones. Estas ruinas se sitúan en una inflexión del camino, que tras girar 90º a la derecha, desciende ahora por una corta pendiente que junto a antiguas paredes de mampostería nos conduce hasta el barrio del Secar, a través del cual nos dirigiremos a Valverde.

interesante vegetación arbustiva. Laureles, saúcos, aladiernos, avellanos, sauces, espinos y endrinos sirven de soporte a llamativas rosas silvestres y olorosas madreselvas formando un singular cortejo vegetal que nos acompañará durante toda la ascensión.

Foto 3 // Calzada empedrada en la subida a Valverde

Foto 2 // Senda de adoquines

A medida que nos acercamos al alto, la vegetación se hace más espesa y de mayor porte, creciendo robles, castaños y fresnos, cuyas cúpulas se unen dando un aspecto abovedado al camino. Casi al final del mismo nos encontramos a la derecha, una interesante edificación, la casa de don Diego Cacho Roda de la Sierra y Rivas, acaudalado laredano del siglo XVIII, quien además de construir esta soberbia casa de recreo y la ermita contigua, mandó empedrar el camino por el que acabamos de ascender.

El Secar, señalado en el plano de la ruta con los puntos 3, 4 y 5, constituye uno de los tradicionales barrios agroganaderos que se mantienen en los alrededores del núcleo urbano pejino. Prados, huertas y casas dispersas bordean un camino asfaltado que llega, casi sin desniveles, hasta el empinado sendero que sube a Valverde. Esta senda arranca desde el punto 5 y cruza extensos y ondulantes prados separados por tapias de piedra y setos naturales poblados con una 13


Desde aquí se divisa una incomparable panorámica en la que todo Laredo, la playa La Salvé, la bahía, el estuario del Asón y los montes que los circundan, adquieren una espectacular perspectiva de conjunto que solo la altura nos puede brindar. Una vez en Valverde, punto 6, la ruta continúa hacia la derecha, en dirección a las Cárcobas. Aquí el camino vuelve a ser asfaltado. En los prados, que desde aquí se dirigen al mar, aparecen interesantes manchas de bosque atlántico caducifolio, las cuales confieren al paisaje un cromatismo cambiante con las estaciones del año. También crecen aquí encinares cantábricos, auténticas joyas de la botánica regional, poblados por vegetación perennifolia como la encina, el laurel o el aladierno, que aprovechan los afloramientos calizos para su crecimiento. Tanto unos como otros bosquetes albergan, asimismo, una rica fauna de vertebrados e invertebrados. Entre los primeros podemos destacar mamíferos como zorros, tejones, erizos, comadrejas y jinetas, o aves como las palomas torcaces, mirlos, urracas, arrendajos, pitos reales, agateadores norteños y abubillas. Respecto a los invertebrados son los insectos el grupo predominante destacando la presencia de escarabajos y mariposas.

Foto 4 // Vista de Laredo desde el alto de Valverde

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Los prados, que nos acompañan durante todo el recorrido a las Cárcobas, están separados del camino por densos matorrales de zarzas, espinos blancos, endrinos, avellanos sauces, saúcos, rosales silvestres y cornejos. Junto a ellos destaca el porte de algunos ejemplares arbóreos dispersos que aparecen junto al camino. Robles, castaños, nogales, fresnos, chopos y cerezos, sirven de posadero a cientos de jilgueros, verdecillos, pardillos, chochines, currucas, verderones y petirrojos. Con este acompañamiento natural de vida y paisaje llegamos al núcleo principal del barrio de Las Cárcobas, punto 7. Allí encontraremos un conjunto de casas y al borde del camino una pequeña capilla dedicada a la Virgen Bien Aparecida, patrona de Cantabria, cuya fiesta se celebra el 15 de Septiembre. Junto a la capilla encontramos dos boleras en las que se practica de diferentes formas el deporte autóctono de los bolos. Las dos modalidades tienen una amplia tradición en Cantabria. Una de ellas, el bolo-palma, es la especialidad bolística más extendida en toda Cantabria, mientras que la otra, el pasabolo-tablón, está más arraigada en la zona oriental de la región, así como en la vecina Vizcaya y en el norte de Burgos.

Foto 5 // Laredo desde Las Cárcobas

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o de Bilbao (s. XV), edificación que acoge el centro de interpretación de Carlos V. A través de este arco llegamos a la calle San Francisco, importante rúa del Arrabal pejino. Aquí, al pie de las escalerillas encontramos la cabecera de la Iglesia de corte románico y de época gótica del Espíritu Santo, dignos de observar sus canecillos (cabeza de la viga que asoma al exterior y soporta la cornisa o alero) así como la fachada del Antiguo Hospital de Laredo para Peregrinos (s. XV) y reconstruida en el siglo XVIII.

Foto 6 // Escalerillas de la Puerta de Bilbao

Tras la parada en la ermita y las boleras, continuamos ruta ya en descenso constante hacia Laredo. Durante la bajada, a partir de la indicación situada en el punto 8, podemos contemplar una nueva panorámica de la villa. Continuando el descenso llegamos al punto 9, en el barrio de La Llana y a los pies del singular edificio de forma cilíndrica llamado La Torre, nos desviamos a la derecha abandonando la carretera asfaltada para entrar en un camino hormigonado dejando a la izda la Torre y a la derecha diversas fincas privadas. Así llegamos al punto 10, donde bajando una corta pero empinada cuesta, llegamos a la carretera general de acceso a Laredo, que hemos de cruzar extremando la precaución ya que el paso se encuentra en una curva con escasa visibilidad. Así llegaremos a las “escalerillas”, punto 11, nombre popular por el que se conoce en Laredo a una larga y tendida escalinata que, nos llevará hasta la Puerta de San Lorenzo

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SUGERENCIA

Foto 7 // Iglesia del Espíritu Santo

Una vez en Valverde, punto 6, antes de tomar el camino de vuelta hacia Laredo, podemos realizar una pequeña ascensión por el camino que llega a la casa abandonada, y continuar hasta coronar. Disfrutaremos de una panorámica única con vistas al Cantábrico -foto 4-.

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PICO DEL HACHA Distancia: 8 Kms. (ida y vuelta) Duraci贸n: 2 horas aprox. Desnivel: Medio


Un elemento característico del paisaje de la pejina playa La Salvé es la presencia, a poco mas de un kilómetro de su comienzo a partir de espigón sur del nuevo puerto deportivo - pesquero, de un arroyo que perpendicularmente la cruza hasta encontrar el mar. Este curso de agua dulce, de especial relevancia en los meses de invierno, constituye la desembocadura del río Mantilla. Sus aguas circulan por un estrecho cauce que permanece soterrado bajo la contigua Plaza de Carlos V y vuelve a emerger en la confluencia de ésta con la calle Padre Ignacio Ellacuría. Aquí se encuentra la primera señal de dirección del itinerario, mientras que al otro lado de la carretera, en el césped, está ubicado el panel general que describe la ruta.

sea una especie introducida, el cangrejo americano. Este crustáceo dotado de una gran capacidad de adaptación ha colonizado el cauce llegando a ser tan abundante que su presencia se hace evidente con sólo observar cualquier tramo del río.

El punto 1 nos dirige por un camino de tierra paralelo al río que, siguiéndolo en sentido contrario a la corriente, nos guiará en el primer tramo de nuestro recorrido. Así seguiremos hasta llegar a un pequeño puente de piedra que cruza el arroyo. A partir de aquí el sendero se hace sensiblemente más estrecho. Nuestra proximidad al agua nos permite observar con detalle cómo el río ha perdido parte de su naturalidad al ser encauzado. De todas formas, ello no ha sido obstáculo para que en estas aguas, poco profundas y de escasa corriente, se desarrollen plantas acuáticas como iris, espadañas y lentejas de agua. También podemos encontrar diversos animales, entre ellos peces como la anguila. Algunas especies, incluso, llegan a criar, tal es el caso de aves como la gallineta y de diversos anfibios entre los que encontramos tritones, ranas y sapos. Sin embargo, quizás el animal más frecuentemente en esta agua

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Foto 1 // Cauce del rio Mantilla

Foto 1.1 // Puente de piedra en el rio Mantilla


La estrechez del sendero se mantiene hasta que, unos metros más adelante, pasando un moderno puentecito de hormigón, encontramos, a la sombra del gran eucalipto que allí crece, un cruce de caminos donde el trazado se hace mas ancho. Aquí se sitúa la segunda señal indicadora de dirección de la ruta, punto 2. Desde aquí el recorrido se separa unos metros del cauce, aunque el camino por el que discurre, dada la cercanía del agua y la elevada humedad del terreno, está rodeado por la típica vegetación de ribera que forma un característico bosquecillo de galería a nuestro paso. Alisos, sauces blancos y cenicientos, chopos, laureles y cornejos se acompañan de plátanos, aligustres y enredaderas, dando un fresco aspecto silvestre a este tramo de la ruta. De esta manera llegamos al barrio de Las Casillas, donde encontramos el punto 3 del trayecto, cuya señal nos indica que hemos de tomar hacia la derecha el camino asfaltado que nos encontraremos para dirigirnos a La Pesquera. Pasando entre pequeños huertos familiares, el camino nos lleva a la carretera general, que cruzaremos por el paso cebra situado junto al semáforo cercano. Desde aquí, punto 4, lugar que podemos considerar como centro neurálgico del barrio de La Pesquera, andaremos unos metros hasta llegar a la siguiente señal de la ruta, punto 5. Ésta nos dirigirá hacia la derecha a través de una carretera asfaltada que, tras cruzar bajo la autovía por un túnel y pasar el punto 6, llega al comienzo de la cuesta por la que se sube a Villante. Aquí encontraremos el punto 7 del recorrido, con una nueva señal que nos indica el camino por el que hemos de iniciar la ascensión.

Foto 2 // Pradera pasando por la Pesquera

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Los siguientes metros son los más duros del trayecto. A pesar de que seguimos por un buen firme asfaltado, la inclinación de la subida, sobre todo en su primera parte, es muy acusada. No obstante, el agreste entorno por el que pasamos, donde los predominantes eucaliptos han dejado crecer a su alrededor una abundante vegetación espontánea, herbácea y arbustiva, nos proporciona la relajante sensación de encontrarnos en plena naturaleza. Esta sensación unida a la brevedad del tramo con fuerte desnivel, nos ayuda a remontar la cuesta sin ningún problema. Poco después de atravesar el eucaliptal, la pendiente se suaviza mucho y el resto de la ascensión a Villante transcurre entre prados o junto a otras repoblaciones de eucaliptos que bordean la carretera por la que transitamos.

inmediatos al camino, la altura nos ofrece unas estupendas vistas de la villa pejina y sus alrededores. La señal que nos encontramos en el punto 9 del plano de la ruta, además de ubicarnos en Villante, nos dirige a la izquierda encaminándonos ya hacia el Pico del Hacha, donde se encuentra la Cueva de La Baja con restricción de entrada por la existencia de colonias de murciélagos. En esta dirección, todavía quedan unas decenas de metros más de asfalto que, en una ligera pendiente descendente entre setos y frutales, conectan, a la altura de una tradicional explotación agroganadera familiar, con un camino de tierra desde el que se divisa una despejada panorámica. Poco más adelante, después del punto 10, este camino se sume bajo una densa cúpula de vegetación que nos conduce hasta las inmediaciones del cruce hacia la Cueva de Después de pasar la señal indicadora del La Baja, punto 11. punto 8 de la ruta, casi al llegar al final de la subida y mirando a la derecha, podemos ver, a cierta distancia, las ruinas del Convento de San Sebastián de la Magdalena en Barrieta. Este antiguo edificio fue fundado por la orden franciscana en la primera mitad del siglo XV, aunque posiblemente hubo en este lugar un eremitorio anterior. Su lamentable estado de conservación, así como su ubicación en una propiedad privada, desaconsejan una visita más de cerca de estas históricas ruinas. Aquí permanecieron los franciscanos durante casi un siglo y medio, antes de trasladarse a la calle de Los Cordoneros (actual, calle de San Francisco), donde establecieron la iglesia y convento que, con este mismo nombre, ha llegado a nuestros días y cuya visita sí que es recomendable. Al terminar la cuesta ya estamos en pleno barrio de Villante donde, evitando los árboles 22

Foto 4 // Bajada de Villante hacia la Cueva


Aquí, podemos abandonar por unos momentos el camino principal del itinerario para dirigirnos, tomando la desviación de la derecha, a la que probablemente sea la mejor mancha de bosque mixto atlántico que se conserva en Laredo. Para llegar a ella hemos de recorrer un estrecho sendero descendente en el cual otro tipo de vegetación como la perennifolia del encinar cantábrico. De esta manera, interesantes ejemplares de encina, aladierno, aligustre, laurel, labiérnago, rusco y madroño dejarán paso a magníficos robles, acompañados de castaños, fresnos y avellanos que, en un entorno de vegetación exuberante, parecen trasladarnos a otros tiempos en los que la naturaleza virgen constituía el entorno vital de los humanos. Así llegamos al cartel de situación de la Cueva de la Baja, punto 12, que nos indica hacia donde se encuentra la puerta de ésta. Tras la bifurcación existente frente a una casa, el senderista recorrerá un breve tramo de camino que ya nos conduce directamente a la entrada de la cueva. Sin embargo se debe considerar que el camino público en sí termina aproximadamente a unos 75 metros de dicha bifurcación, comenzando la propiedad privada a partir de ese punto, en el que se hacen visibles unas rocas calizas, siendo muy posible que el camino se encuentra cerrado por vallado o alambrada desde ese lugar .Hemos de retornar al sendero por el que descendimos, y ascender, hasta el punto 11, donde continuaremos el itinerario hacia el Pico del Hacha.

RUTA ALTERNATIVA

Foto 3 // Laredo desde Villante

Desde el punto 13, en vez de girar a la izq. volviendo por el mismo camino, continuamos por la derecha. LLegamos a la carretera y giramos a la izquierda llevándonos hasta el alto de Laredo. Una vez ahí solo queda descender hasta el pueblo haciendo parada en los miradores.

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Foto 6 // Interior de la Cueva de la Baja

Foto 5 // Bosque de la cueva

Por el camino hacia el Pico del Hacha, pueden sorprendernos los gritos del ratonero comĂşn, la mĂĄs abundante de nuestras rapaces que frecuentemente sobrevuela estos prados y bosquetes, y el milano negro, otra rapaz cuya presencia durante los meses de verano, es tambiĂŠn habitual.

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Foto 8 // Laredo desde el Pico del Hacha

Foto 7 // Puebla Vieja de Laredo desde el Pico del Hacha

Al llegar al punto 13, el camino se bifurca siguiendo la ascensiĂłn hacia la izquierda llegando a una espesa zona arbolada. Finaliza el espacio pĂşblico y encontramos una portilla que indica propiedad privada. A unos 170 metros de altitud siguiendo la pista, punto 14, avistamos hacia el Este varias antenas de comunicaciones encontrĂĄndose el Pico del Hacha hacia la derecha del camino, zona de arbusto bajo sin acceso claro y que desde la cima nos descubre dos encinas escalonadas, punto 15.

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LAS MARISMAS Distancia: 7 Kms. (ida y vuelta) Duraci贸n: 2 horas aprox. Desnivel: Bajo


En la Avenida de los Derechos Humanos a la altura del Parque de Cenon, punto 1, mirando hacia el estuario y de espaldas a dicho parque, encontramos una pista de arena que se adentra hacia el arenal dejando a la izquierda la vista del magnifico eucaliptal característico de esta zona, y a la derecha una pequeña y solitaria encina, y llegar a la playa dibujada por los restos vegetales que deja la línea de marea tanto hacia la desembocadura como hacia la Ría de Treto , punto 2. Nos encontramos entonces en el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. El parque de 6.678 hectáreas, se extiende por los municipios de: Ampuero, Argoños, Arnuero, Barcena de Cicero, Colindres, Escalante, LAREDO (playa y entorno del Regatón), Limpias, Noja, Santoña y Voto. Es un espacio protegido por varias figuras además de Parque Natural como son Lugar de Importancia Comunitaria – LIC; Zona de Especial Protección para las Aves – ZEPA, dada la extraordinaria riqueza de sus ecosistemas (marismas salobres, lagunas de agua dulce, playas y dunas, acantilados costeros, encinares cantábricos, ríos y arroyos, bosques caducifolios y campiña) y la diversidad de seres vivos que lo pueblan. El Estuario del Río Asón es el lugar de invernada y espacio estratégico de alimentación y descanso para miles de aves acuáticas de más de 120 especies diferentes que migran desde tierras de cría en el norte de Europa, hasta sus refugios de invierno en el sur de Europa y África.

Foto 1 // Encina costera

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Tomando nuestra derecha, disfrutamos del paseo hasta el Club Naútico observando el sistema dunar cubierto de vegetación a la derecha, punto 3, los barcos de recreo atracados en la Bocana, con Montehano al fondo monte marcado por el gris de una cantera a la izquierda o el tupido encinar del monte Buciero del vecino municipio de Santoña frente al Puntal. Regresamos por el mismo camino siguiendo la playa hacia las repobladas de eucaliptales sorprendidos por las raíces agrestres de árboles altivos, sucumbidos por los temporales del invierno y desgarrados del suelo para crear un paisaje de naturaleza inquietante e inspirador.

Foto 2 // Vista desde el Club Naútico

Llegamos más tarde a una senda paralela a un campig, punto 4, no sin antes descubrir en el camino la presencia de cormoranes, patos, garzas, garcetas o charranes, modelos habituales de ornitólogos y ambientalistas, aves que en su descanso aprovechan los moluscos, crustáceos o gusanas que sirve el estuario para su alimento. Continuamos atravesando un pequeño puente de madera, punto 5, que cruza el arroyo del Regatón para encontrar una playa al otro lado, adornada con una bucólica imagen de una barca de pescar varada en la arena cuando baja la marea.

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Foto 4 // Vista panorámica del eucaliptal

Siguiendo unos metros observamos los restos de la historia en contra de los espacios naturales, un dique que se inicia en 1971 para cumplir un plan de relleno de la marisma. Afortunadamente el proyecto fue desmantelado quedando este muro abierto en varios puntos permitiendo la renovación de aguas y el desarrollo de comunidades vegetales típicas de los suelos salobres intermareales. Ejemplares de espartinas (planta caracteristica de la marisma), el llantén marítimo, juncales o carrizo son algunas de las plantas propias. Sin embargo, contamos también con un arbusto invasor procedente de América, la chilca que desplaza y merma la vegetación propia marina.

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Foto 5 // Montehano desde playa del Regat贸n

Foto 3 // Vista panor谩mica de la r铆a del As贸n


Continuamos el camino, ahora de arena, que atravesará a su paso, prados y huertos, a la izquierda, dunas y marismas, a la derecha. Así nos vamos acercando a Colindres (Parque del Riego) punto 6, por cuyo paseo marítimo (situado entre los puntos 7 y 8 del recorrido), podemos alcanzar el puerto de este municipio.

Foto 6.1 // Arroyo del Regatón

Foto 6 // Arroyo del Regatón

El regreso lo haremos por el mismo camino hasta llegar al primer camping donde encontraremos una pista accesible para vehiculos hacia la Avda. Derechos Humanos. Por el camino nos encontramos de nuevo un camping a la derecha, la caseta de Información de la Mancomunidad de Municipios Sostenibles con el eucaliptal a sus espaldas a la izda. y varias cuadras de caballos en la zona, avistamos por último la línea de edificios que nos devuelve a la vida urbana.

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Foto 7 // Grupo de cormoranes

Foto 8 // Vista desde parque del Riego

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PLAYA DE SAN JULIÁN

Distancia: 10 Kms. (ida y vuelta) Duración: 3h 30 min aprox. Desnivel: Medio


Comenzaremos la ruta en la Puerta de Bilbao o Puerta de San Lorenzo el Viejo, punto 1, donde encontraremos el cartel descriptivo del recorrido. Desde aquí subiremos las escalerillas y continuaremos la ascensión hacia Las Cárcobas siguiendo idéntico camino que el recorrido en el regreso a Laredo por la ruta de Valverde. Al final de las escalerillas por tanto, punto 2, cruzamos la carretera general con sumo cuidado por el peligro que supone el fluido tránsito de esta vía. Seguiremos de frente por la fuerte pendiente que nos llevará hasta la bifurcación del camino situada en el punto 3, a la altura de un singular edificio en forma de torre y donde tomaremos la senda de la izquierda en dirección a Las Cárcobas, según la indicación pertinente. Ésta nos dirigirá a través de un camino de piedra y tierra flanqueado por matorrales, en los que predominan las especies perennifolias como laurel, aladierno y encina, hasta el barrio de la Llana. Aquí se sitúa el punto 4 de la ruta, a partir del cual continuamos la ascensión por una carretera asfaltada pasando por el punto 5. Así llegaremos a Las Cárcobas, donde a escasos metros de la capilla de la Virgen Bien Aparecida y las boleras de pasabola – tablón y bolo-palma, encontramos el punto 6 desde el que parte un sendero de tierra que nos permite abandonar la carretera por la derecha, tomando dirección hacia la Sierra de la Vida, punto 7.

acusada pendiente, hasta el popular barrio de Tarrueza sobre el que se alzan, al fondo, los montes de Seña. Entre ellos destaca por su original forma cónica y el permanente color verde oscuro que le confiere su densa vegetación mediterránea, el alto de Retorín.

A partir de aquí el trayecto es totalmente diferente al de la Ruta 2 y transcurre por un tradicional paso de acceso a las fincas colindantes, que comienza encajonado entre los prados y en cuyo tramo final queda inmerso bajo una densa cúpula de sauces. Desde él podemos ver a la derecha como descienden los prados de Las Cárcobas, en 36

Foto 1 // Puerta de Bilbao

Foto 1.1 // Calle Espíritu Santo


Foto 2 // Sierra de la Vida

Cuando la ruta vuelve a encontrar el asfalto , punto 8, habremos llegado a la Sierra de la Vida donde se abre ante nuestros ojos una impresionante panorámica. Descubrimos el Valle de Liendo sobre el que por el norte, emerge majestuoso como si saliera del mar, el macizo calizo de Candina. A su lado, otros montes que nos aparecen en un plano más lejano, acaban de rodear la tranquila llanura sobre la que se asienta el pueblo de Liendo. Dirigiéndonos desde aquí a la izquierda recorreremos los últimos metros de la carretera que constituye el límite entre los municipios de Laredo y Liendo, la cual llega hasta el camino de acceso al depósito de agua que vemos en lo alto. Detrás de este depósito encontramos la cota máxima de La Vida que, con sus 213 metros, constituye también el punto más elevado del municipio pejino. En la confluencia de la carretera con el camino del depósito se encuentra el punto 9, desde donde arranca hacia la derecha otro sendero que nos dirige a la playa de San Julián. Este camino de tierra, predominantemente llano o con ligera inclinación descendente, nos conduce entre prados de siega y repoblaciones de eucaliptos por un entorno natural sin habitar. En la vegetación de la zona es llamativa la abundancia de tojos, planta espinosa semiarbustiva que coloniza con profusión los prados cuando son abandonados para la siega, adornando el paisaje con los intensos tonos de sus vistosas flores amarillas.

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Llegando al punto 10 del recorrido, la ruta continúa por la izquierda y paulatinamente la pendiente se va incrementando a medida que nos acercamos al litoral. En el descenso comienza a verse el mar abierto, los prados, y sobre la costa acantilada aparecen recortados picos del monte El Ahorcado.

Al final de la cuesta llegamos al pie del monte El Ahorcado, donde el camino gira a la derecha a la vez que se hace llano. Aquí se ubica el punto 11 de la ruta indicando la dirección a tomar para llegar a la ya cercana playa de San Julián. Grandes plantaciones de eucaliptos nos acompañan por la derecha del camino mientras que a la izquierda se pueden ver algunos pinos dispersos por los prados y hondonadas. Así llegamos al lugar donde el camino de tierra por el que venimos confluye con la carretera asfaltada que partiendo del núcleo urbano de Liendo, llega hasta la playa de San Julián. En este cruce encontramos el punto 12 de nuestro recorrido, cuya señal nos invita a coger por la izquierda esta carretera que comienza a descender hacia San Julián. Foto 3 // Panorámica de Liendo

Durante la bajada podemos escuchar los gritos de las chovas piquirrojas, aves de tamaño mediano y plumaje negro que presentan patas y pico rojo. Estos córvidos residentes en una cercana colonia ubicada entre los acantilados, sobrevuelan frecuentemente la zona en pequeños y ruidosos grupos constituyendo un elemento habitual del paisaje. Aunque no tan abundantes como las chovas, algunos buitres leonados muestran diariamente su extraordinaria envergadura alar mientras planean por estos campos, procedentes de la próxima buitrera de Candina, única en España situada sobre un acantilado marino.

De presencia más esporádica y sobre todo estival, otro carroñero se nos aparece, el alimoche.

SUGERENCIA Desde el punto 10, tomar el desvío de la derecha hasta las antenas de televisión. Disfrutaremos de una panorámica de Liendo -foto 3-.

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Foto 4 // Bajada a playa de San Julián

Siguiéndola llegaremos a un aparcamiento , punto 13, desde el que ya se divisa la playa y de donde parte un estrecho y empinado sendero de tierra que baja hasta la arena.

La playa de San Julián situada en una recogida ensenada entre los macizos calizos de El Ahorcado y Candina, forma una cala de fina arena y afloramientos rocosos con un atractivo natural difícil de igualar. Desde ella es posible contemplar un curioso fenómeno geológico que por sus buenas condiciones de observación, el Instituto Geológico y Minero de España ha declarado como P.I.G. (Punto de Interés Geológico). Se trata del diapiro (masas de materiales en su mayor parte salinos) que mirando hacia el oeste, podemos ver en la zona baja del monte. Esta estructura con forma de seta se produce aquí cuando los materiales triásicos, muy plásticos y de baja densidad, situados en las partes profundas del monte, ascienden y arrastran areniscas y limos arcillosos más superficiales, quedando todo este proceso a la vista por el corte que suponen los acantilados de El Ahorcado.

Foto 5 // Playa de San Julián

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Antes de bajar a la playa, el aparcamiento situado en lo alto del sendero de tierra que baja hasta ella, encontraremos el cartel de denominaci贸n de la Playa de San Juli谩n,

el cual constituye el final del trazado de nuestra ruta, que habremos de recorrer en sentido contrario para regresar al punto de partida.

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RUTA ALTERNATIVA

Foto 6 // Vistas del camino de vuelta

Volviendo por el mismo camino -pasando el punto 11- donde termina el vallado que tenemos a mano derecha cogemos el sendero que bordea la costa, y que luego se adentra llevรกndonos hasta Valverde. Una vez en Valverde regresamos a Laredo por el mismo camino que marca la ruta 2 hasta este punto, pero en sentido inverso.

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PLAYA LA SALVÉ


La sexta ruta que en esta guía proponemos recoge la unión de las cinco anteriores incorporando el paseo por la playa Salvé de Laredo. Puebla Vieja, Atalaya; Playa Salvé, Puntal, playa del Regatón, barrio de la Pesquera; Barrio de Villante; Tarrueza, las Carcovas y San Julian serán los enclaves recorridos. La Salvé, playa urbana con una longitud de más de 4 km y una anchura de entre 200 y 400 metros según sus mareas, abarca desde el puerto pesquero hasta el Puntal. De arena fina y dorada, formada por la sedimentación marina de rocas desprendidas de los acantilados, posee uno de los sistemas dunares más singulares de la región. Las dunas por su distancia al mar, por la influencia de las mareas, por su movilidad y por la diversidad vegetal que albergan se dividen en primarias (las más cercanas al mar e inestables), secundarias y terciarias (las más alejadas de la influencia marina y fijas). La flora que aparece soporta excepcionalmente la inestabilidad, la sequedad del suelo, la escasez de nutrientes y la salinidad haciendo que sea única en este medio. Algunas plantas que encontramos son el espinardo, el recamar o la arenaria marina o la campanilla de duna. En la duna secundaria aparece el barrón, el cárice de arena o el cardo marino. Y en la terciaria la manzanilla bastarda, la clavelina, rabo de zorro, la cola de liebre o la ononis natrix subespecie Ramossisima, especie abundante sólo en la mitad oriental de Cantabria. Por otro lado existen plantas declaradas especies exóticas invasoras dañinas para las propias como son la invasora uña de gato, el plumero o amor de hombre y otras alóctonas como la onagra (hierba de asno) o la grama americana. El conocimiento y cuidado de estas especies así como la eliminación de las invasoras es objetivo de sostenibilidad ambiental por lo que el Paseo Marítimo de Laredo se convierte durante el recorrido en un buen observatorio de esta ruta sin dañar con el pisoteo este entorno natural. Llegando hasta el puntal, observamos el encinar cantábrico que tapiza el Monte Buciero y la singular forma de la desembocadura del Rio Asón en lo que llamamos el Puntal. Continuaremos el recorrido accediendo a la playa del Regatón regresando desde el puntal hacia el centro de la villa, dejando a nuestra derecha el Club Náutico y tomando la avenida Derechos Humanos paralela a la ria para adentrarnos en la playa del regatón a la altura del Parque de Cenon. Enlazaremos con el resto de las rutas según el plano. Señalar el desarrollo e implantación de dos sistemas de gestión de calidad, medioambientalmente la ISO 14001 y la Q de Calidad Turística, procurando la satisfacción de los usuarios de la playa en socorrismo, información, limpieza, mantenimiento, estado de la mar y la arena, recopilación de quejas y sugerencias.


NORMAS DE RESPETO A NUESTRO PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL El cuidado y mantenimiento de lo que vemos en estas rutas no sólo es responsabilidad de las administraciones públicas sino de todos y todas colaborando para su conservación. Algunas recomendaciones: • Conocer y respetar la legislación de Espacios Naturales Protegidos y seguir las normas y consejos señalados. • No dejar alimento para los animales. • Llevar una bolsa para la recogida de residuos, vidrios, plásticos, colillas y depositar en contenedores a la vuelta. • Evitar ruidos o circular con vehículos en zonas de acceso a pie. • Caminar por caminos señalados para evitar pisotear y alterar la zona. • Respetar la fauna y la flora e informar de cualquier elemento o situación que la altere. • En caso patrimonio arquitectónico o cultural seremos ejemplares sin tocar restos, ruinas etc. • Observar a los animales, aves, etc. con la necesaria distancia para evitar cambios bruscos de comportamiento especialmente en época de migraciones ya que las aves llegan exhaustas buscando alimento y descanso. • Ser respetuosos con las actividades de otros usuarios y de los habitantes de la zona. • En el caso de la práctica fotográfica: solicitar los permisos pertinentes en caso de ser necesarios; no pisotear o manipular la naturaleza (nidos, crias, madrigueras, arrancar plantas etc) para lograr una fotografía; no utilizar métodos de atracción que alteren las costumbres o pongan en riesgo a la fauna. Reserva Natural. Declaración de “Reserva Natural de las Marismas de Santoña y Noja” mediante Ley 6/1992, de 27 de marzo (B.O.E. nº 77, de 30 de marzo de 1992). Plan de Ordenación de los Recursos Naturales. Decreto 34/1997, de 5 de mayo, por el que se aprueba el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. (B.O.C. nº 97 de 15 de mayo de 1997) ZEPA. Espacio designado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) “Marismas de Santoña, Victoria, Joyel y Ría de Ajo” (ES0000143) en función de la Directiva 79/409/CEE del Consejo, de 2 de abril de 1979, relativa a la conservación de las aves silvestres. LIC. Espacio propuesto como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) “Marismas de Santoña, Victoria y Joyel” (ES1300007) en función de la Directiva Hábitat 92/43/CEE (Decisión de la Comisión de 7 de diciembre de 2004, por la que se aprobó la lista de LIC de la región biogeográfica atlántica). Plan de Ordenación de los Recursos Naturales. Decreto 34/1997, de 5 de mayo, (B.O.C. nº 97 de 15 de mayo de 1997). ESPACIO RAMSAR: Humedal de Importancia Internacional para la Biodiversidad.



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