2 minute read

Leviatán

eseña: Leviatán, ganadora del Globo de Oro a la mejor película en lengua extranjera, y candidata al Oscar en esa misma categoría, ambas en el año 2015, es el cuarto largometraje del actor y director Andréi Zviáguintsev (Novosibirsk, Rusia, 1964). Si ya sus primeras películas, El regreso (Возвращение, “Vozvrashchenie”), 2003, y El destierro (Изгнание, “Izgnanie”), 2007, tenían un desenlace trágico; y si bien en Elena (Елена), 2014, profundiza en los conflictos sociales de la Rusia contemporánea, en Leviatán, Zviáguintsev llega a los límites de la confrontación entre el individuo y el poder. Leviatán narra la catástrofe moral de un desempleado que intenta defender su propiedad ante los embates de un poder corrupto. Catástrofe que actúa como un aguijón en el alma de todo aquel que busque una respuesta. crítica: Es cierto que algunas veces el cine ha mostrado la posibilidad de la redención y de la justicia, en este mundo y acaso más allá. Si bien lo suele hacer más fáustica que dantescamente: más por el rescate inesperado del penitente, como en el Fausto de Goethe, que por una ascesis continua, como Dante en su Comedia. El cine cuenta con poco tiempo: la salvación llega súbita. En luz o gesto que, como diría Gilles Deleuze, hace visibles fuerzas que no son visibles: la esperanza, la gracia.

A este método fáustico, ejercido por Dreyer (Ordet), Tarkovski (El Sacrificio), Von Trier (Breaking The Waves) y Reygadas (Luz silenciosa), es al que se opone Zviáguintsev con Leviatán, al mostrar las desgracias que sufre Kolya, un desempleado alcohólico, por querer conservar su propiedad ante el abuso del alcalde en un pequeño puerto del gélido Mar de Barents. Como el Job bíblico, Kolya sufrirá pena tras pena. El nuevo Leviatán que es la corrupción de los poderosos al amparo del Estado lo llevará al engaño, a perder su familia, a la cárcel. Su casa es demolida, y vemos cómo el sacerdote ortodoxo, cómplice de la desgracia, bendice al alcalde. Al contrario que a Job, Película

Advertisement

LEviAtáN

Director

ANDRéI zvIáguINtsEv

POR_ Román Domínguez, profesor del Instituto de Estética, Facultad de Filosofía UC | rdominguezj@uc.cl

Dios no recompensa ni redime jamás a Kolya. Lo que acrecienta la monstruosidad es la intuición de que tal destino es el de cualquiera que, en su pequeñez, ose enfrentar al poder mundano. Leviatán puede así ser visto como un film de horror absoluto.

Aun así, toda esta crueldad no es gratuita: Leviatán es quizá una plegaria fílmica, una súplica por la intervención divina en un mundo ocupado por la corrupción, pues al hacer coextensivo el mal con lo visible, aquí parece invocarse una fuerza que no se encuentra sino más allá de la imagen.

Así, se puede decir que, en Leviatán, el fuera de campo absoluto sería Dios, en tanto que fuerza invisible y que todo ve, única capaz de reparar este mundo, aun en su momento más implacable y oscuro.

FICha tÉCnICa título original: Ruso: Левиафан, “Leviafan” país, año: Rusia, 2014 género: Drama duración: 141 minutos reparto: Aleksei Serebryakov, Elena Lyadova, Vladimir Vdovichenkov, Roman Madyanov

This article is from: