Como habrás visto, Sócrates era un verdadero maestro, que empleaba la mayéutica. Dice de sí mismo: “Mi arte mayéutica tiene las mismas características generales que el arte [de las comadronas]. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en que vigila las almas, y no los cuerpos, en su trabajo de parto. Lo mejor del arte que practico es, sin embargo, que permite saber si lo que engendra la reflexión del joven es una apariencia engañosa o un fruto verdadero”. Y es que practicaba un arte parecido al de su madre, Fenaretes, que era comadrona y ayudaba a dar a luz a las mujeres. ¿Sabes en qué consiste este arte? Consiste esencialmente en emplear el diálogo para llegar al conocimiento. Para Sócrates es el discípulo quien extrae de sí mismo el conocimiento.
¿Cuáles son las fases de este conocimiento? 1. Se plantea una cuestión que podía expresarse con preguntas del siguiente tipo ¿qué es la virtud?, ¿qué es la ciencia?, ¿en qué consiste la belleza?; 2. El interlocutor da una respuesta que es inmediatamente discutida o rebatida por el maestro (a esta etapa se le suele llamar "ironía") 3. Se discute sobre el tema y se sume al interlocutor en confusión. (Este momento de confusión e incomodidad por no ver claro algo que antes del diálogo se creía saber perfectamente es condición necesaria para el aprendizaje, y Sócrates lo identifica con los dolores que siente la parturienta antes de dar a luz); 4. La intención del método mayéutico es elevarse progresivamente a cada definiciones vez más generales y precisas de la cuestión que se investiga (la belleza, la ciencia, la virtud); La discusión concluiría cuando el alumno, gracias a la ayuda del maestro, consigue alcanzar el conocimiento preciso, universal y estricto de la realidad que se investiga, aunque muchas veces la discusión queda abierta e inconclusa. La idea básica del método socrático de enseñanza consiste en que el maestro no inculca al alumno el conocimiento, pues rechaza que su mente sea un receptáculo o cajón vacío en el que se puedan introducir las distintas verdades. Este método es muy distinto al de los sofistas: los sofistas daban discursos y a partir de ellos esperaban que los discípulos aprendiesen; Sócrates, mediante el diálogo y un trato más individualizado con el discípulo, le ayudaba a alcanzar por sí mismo el saber. El arte de la mayéutica implica la teoría platónica de la reminiscencia pues al considerar al discípulo competente para encontrar dentro de sí la verdad debe suponer que el alma de aquél la ha debido conocer en algún momento antes de hacerse ignorante. Y es que, como decía Plutarco, "la mente no es un vaso para llenar, sino una lámpara para encender".
Como es sabido Sócrates filosofa conversando con los demás, mediante el diálogo como especial organización de preguntas y respuestas convenientemente orientadas, y en el
que consiste el método socrático. Pero la manía de nuestro filósofo de hacer preguntas difíciles de contestar y de discutirlo todo a los atenienses -o al menos a algunos de los ciudadanos conservadores- les parecía una falta de respeto, algo subversivo. De modo que finalmente, cuando Sócrates tenía ya setenta años y llevaba mucho tiempo charlando filosóficamente con los atenienses, tres ciudadanos importantes de la ciudad lo denunciaron a las autoridades y se abrió un juicio contra él. Le acusaban de impiedad con los dioses de la ciudad (contra los que Sócrates, por cierto, nunca había dicho nada), de corromper a los jóvenes y de querer introducir un dios nuevo en Atenas, pues él hablaba de que le acompañaba un daimon. ¡Pero nunca se le ocurrió intentar predicar semejante dios a los otros ciudadanos! Finalmente, el tribunal acabó declarando a Sócrates culpable. Y le condenó a muerte. Así llegó el momento de su ejecución, que en Atenas se realizaba por medio de un potente veneno, la cicuta. Sus últimas palabras cuando ya la cicuta le hacía su letal efecto fueron: "Acordaos de que le debemos un gallo a Esculapio". Esculapio era en Grecia el dios de la medicina y solía ser costumbre ofrecerle sacrificios de animales, por ejemplo, gallos, cuando alguien se curaba de una grave enfermedad. Quizá Sócrates, con su peculiar sentido del humor, nos dejó como último mensaje que al morir se “curaba”de los sinsabores e injusticias de la vida, esa grave enfermedad...
Actividad 1 Vamos a hacer una prueba Por parejas vais a preparar un tema: la justicia, la verdad, la belleza, la paz, el amor, el perdón… Vais a usar el método socrático para hacer comprender al compañero que en realidad sabe menos de lo que piensa. Consejos
La meta con el método socrático es examinar las posibilidades, y eso se hace haciendo preguntas, no dando respuestas. Sócrates era conocido (y criticado) por hacer preguntas a las cuales él no tenía respuesta. La clave para usar el método Socrático es ser humilde. No asumas que tú o alguien sabe todo. Cuestiona cualquier premisa. El método socrático no es sobre probar a las personas que están equivocadas, si no desafiar las declaraciones. Si tu meta es discutir con efectividad, Sócrates puede ofrecerte muchos consejos, pero este método se usa mejor para desafiar incluso tus propias creencias.
Los dos miembros de la pareja estudiaréis bien el tema y prepararéis una serie de preguntas para hacer al otro. ¿Te animas?
Actividad 2 Lee este resumen de Fedón, realizado por la propfesora Ángeles Boix, donde nos explica qué discurso dio Sócrates antes de morir. Debate: ¿Es bueno morir?
Actividad 3
Lee este relato y reflexiona “Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:
- “¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…” Sócrates lo interrumpió diciendo: -“¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir? -“¿Los Tres Filtros…?” -“Sí” – replicó Sócrates. -“El primer filtro es la VERDAD. ¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?” -“No… lo oí decir a unos vecinos…” -“Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo Filtro, que es la BONDAD: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?” -“No, en realidad no… al contrario…” - “¡Ah!” – interrumpió Sócrates.- “Entonces vamos al último Filtro. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?” – “Para ser sincero, no…. Necesario no es.” – “Entonces -sonrió el sabio- Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario… sepultémoslo en el olvido…” ¿Tienes algo que decir a otra persona? Recuerda pasarlo por la VERDAD, la BONDAD y la NECESIDAD antes de decirlo.”
Haz una redacción donde reflexiones sobre lo que te suscita esta lectura.