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Un Pasquín — Ed. 104

E D I T O R I A L

Un amargo episodio

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Este incidente debería servir para demostrar que esa no es una secta de un líder supremo y un rebaño de borregos.

Un balance agridulce le deja a la Coalición Centro Esperanza la recriminación pública que la candidata Íngrid Betancourt le hizo a su compañero de campaña Alejandro Gaviria, en el debate presidencial organizado por El Tiempo y Semana; ataque que, valga decirlo, fue rechazado con serenidad, pero también con contundencia, por el exministro de Salud.

Para empezar, resulta inexplicable, sobre todo en momentos en que buena parte del país tenía la atención puesta en este primer cara a cara entre los aspirantes a suceder Iván Duque, que Betancourt haya resuelto irse lanza en ristre contra uno de sus propios coequiperos, saltándose todas las instancias de discusión interna que, es de suponer, debe haber en toda organización política, más aún cuando se están dando los primeros pasos hacia su consolidación.

Por otra parte, sería absurdo negar que el episodio Íngrid –que no fue el primer encontrón público entre sus dirigentes– golpeó con fuerza a la coalición del centro. Sin embargo, este rifirrafe tampoco puede verse como el fin de dicha propuesta política. De hecho, es demasiado apresurado salir a expedirle certificado de defunción, como ya lo han hecho varios comentaristas de prensa.

Es más: este batacazo debería servirles a los líderes de la Coalición Centro Esperanza para subrayar el hecho de que en esta formación hay diversidad de ideas y criterios, cosa que contrasta con lo que ocurre en otras toldas, en las cuales hay un caudillo intocable al que todos sus militantes le deben obediencia y le rinden pleitesía. En resumen: que no se trata de una secta, con un líder supremo, seguido por un rebaño de borregos.

Eso sí, es de esperar que, en próximas ocasiones, al tramitar sus discrepancias, los integrantes de la coalición agoten todos los mecanismos internos, en lugar de saltarle a la yugular a alguien de sus propias filas; menos aún en medio de la galería. Y, lo más importante, que estas polémicas no agrieten la unidad que debe haber en la primera vuelta alrededor del candidato del centro.

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