8 minute read

REFLEXIONES FINALES

Next Article
BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA

El estudio sobre el fenómeno de la migración en Tarapacá, junto con plantear nuevos temas de investigación que han de perfilarse desde enfoques que, necesariamente, deben considerar las características territoriales de la región, revela la evolución que el concepto mismo de migración ha tenido. Inicialmente asociada a las prácticas de desplazamiento transfronterizo del pueblo aymara, desde donde emergen las nociones de movilidad transfronteriza y transnacional, los estudios más contemporáneos han ampliado su alcance, considerando los fenómenos de circularidad propias de un territorio en el cual existe un tránsito permanente entre Bolivia, Chile y Perú.

De esta forma, queda en evidencia que el concepto de migración en la región es subsumido a la idea de movilidad humana, tal como se muestra en la figura 3.

Advertisement

Figura 3: confluencia de conceptos vinculados a la migración

MIGRACIÓN

MOVILIDAD HUMANA

MIGRACIÓN CIRCULAR

REGIÓN FRONTERIZA

Fuente: elaboración propia

Tabla 2. Conceptos ligados a la movilidad humana

CONCEPTO

Migrante

SIGNIFICADO

Según define la OIM, el concepto hace referencia a aquella persona que se encuentra residiendo en un lugar fuera de su lugar de origen por más de un año.

EJEMPLO

Corresponde a migración internacional como la de origen chino y migración latinoamericana como la colombiana y ecuatoriana, donde la permanencia en Chile es mayor a un año.

Movilidad Humana Es un concepto más amplio que se refiere a todo desplazamiento humano, migración nacional, migración internacional. Migración fronteriza, etc.

Circularidad Migratoria

Proceso de movilidad humana en la cual la persona no se establece por más de un año en el lugar de destino. Se trata de una práctica donde la temporalidad es lo central, y donde el partir y regresar al lugar de origen y de destino se reitera continuamente. Todo tipo de desplazamiento humano.

Práctica desarrollada por bolivianos y peruanos en las regiones del Norte Grande de Chile, con fines de trabajo temporario (temporeros en las chacras y trabajo de cuidado como amas de llaves) o por fines comerciales (compra y venta de artículos).

Transnacionalismo

El transnacionalismo se da en dos niveles. Uno macro, que son los flujos de capitales y bienes, y donde entran las empresas transnacionales; y otro de nivel micro, donde la migración y vida cotidiana de las personas es lo central. Por ende, en temas de migración, cuando se habla de migración transnacional, se está refiriendo a la vida cotidiana de las personas y en especial la reproducción de prácticas de su cultura nacional en el nuevo lugar de destino. El desarrollo de la gastronomía peruana, su música y folclor criollo es una práctica que se denomina transnacional.

Por otra parte, el territorio tarapaqueño, cuestión que es visible en Iquique, permite observar una región en donde prácticas como esta se desarrollen cotidianamente.

Transfronterizo

Proceso migratorio que pone énfasis en el cruce de la frontera. Existen prácticas sociales, culturales y económicas que trascendencia de los límites de la soberanía territorial de los estados nacionales. Los aymaras, argentinos, chilenos, bolivianos y peruanos son una población indígena que habita en los espacios fronterizos, constantemente cruzan la frontera, desarrollando prácticas que trascienden el límite.

Fuente: elaboración propia

Lo anterior implicó la reconsideración de la noción de migración que propone la OIM, la cual acota el fenómeno a una práctica de residir en un lugar de destino por más de un año. En este sentido, el concepto de movilidad humana sugiere la existencia de distintas formas de desplazamientos, incluidas aquellas movilidades de carácter más temporal y que contienen la idea de una circularidad cotidiana entre territorios.

Es importante considerar que la noción de circularidad tiene como punto central el carácter temporal en la movilidad. Al ser el tiempo lo central no discute sobre la nación como lo hace el concepto de transnacionalismo, puesto que el concepto de transnacionalidad hace referencia no solo a transcender los límites de la soberanía territorial de la nación, sino que la reproducción de prácticas nacionales en una nación distinta. El migrante reproduce sus prácticas identitarias en el lugar de destino, otro país. El problema de aquel concepto está en el de reducir toda expresión cultural en la variable nacional, cuando en realidad lo que se reproduce son más bien prácticas propias de un territorio específico, de una región específica; en definitiva, de una cultura específica y no de la nación. Un ejemplo de aquello son las prácticas aymaras de migrantes bolivianos. En cambio, la circularidad migratoria se refiere al acto de idas y venidas en un corto tiempo que puede variar entre los tres meses a una semana e incluso menos.

Son los estudios de los últimos tres años los que cuestionan la noción de migración, señalando que se enmarca más en los estudios de frontera, pues se trata de un desplazamiento de población en donde el objetivo de asentarse definitivamente en el territorio chileno no está presente, tratándose en estos casos de una “migración circular fronteriza”.

Otro aspecto relevante que surge de las diferentes investigaciones tiene que ver con la asimetría social entre grupos nacionales/extranjeros y que se expresa en términos espaciales al constatar la precariedad en la que se encuentran quienes habitan, por ejemplo, en los barrios migrantes. Pese a que el barrio se establece como un lugar de acogida para los inmigrantes, este se encuentra envuelto en una percepción de inseguridad y estigmatización.

Parte de dichas percepciones pueden mirarse como una expresión de heterofobias, es decir, del temor a todo aquello que es distinto al grupo cultural al cual uno pertenece; y del que derivan sentimientos de racismo y de aporofobia; esta última asociada al temor o rechazo al pobre. Asi, el temor deviene en un factor que contribuye a catalizar la reproducción de discursos y prácticas que justifican la discriminación hacia el inmigrante: aquello se destaca en grupos migrantes de bolivianos indígenas y en los nuevos migrantes latinoamericanos afrodescendientes.

Ahora bien, este fenómeno no necesariamente se puede aplicar a todos los grupos presentes. En efecto, los migrantes chinos lograron con el tiempo hacer un quiebre. Se trata de personas que, la igual que otros migrantes, se insertaron laboralmente en el territorio de forma muy precaria, siendo además objeto de discriminación por parte de los obreros chilenos, quienes los calificaron de “enclenque”, “bárbaros” e “inferiores”. Sin embargo, desplegaron estrategias de ahorro y de construcción de redes, tanto dentro de grupo de migrantes chinos en la región como con los de su lugar de origen, llegando incluso a ser capaces de relacionarse con la élite regional y constituirse en un grupo que podía aportar al desarrollo de la región, situación que paulatinamente derivo en un cambio importante respecto de la percepción que la comunidad en general tenia de ellos.

Actualmente la comunidad china residente en Tarapacá ha mejorado notablemente sus niveles de bienestar, siendo muchos empresarios de Zofri y/o dueños de restoranes. Esta trayectoria sin duda ha permitido que el relato discriminatorio desapareciera, situación que sugiere que en Chile la construcción de percepciones negativas respecto del migrante, parecen estar mediadas por el temor que genera la pobreza. Se trata en todo caso de un fenómeno que debe ser profundizado en futuras investigaciones.

Por último, la realidad que nos narran los textos ha de ser interpelada a la luz de los contenidos propuestos en la agenda 2030, a la cual Chile adhirió en 2015, y en la que se hace explicita la necesidad de considerar la migración como un tema que debe estar presente en los intentos de reducir la pobreza y la desigualdad social.

Así, y aun cuando la situación del migrante es considerada explícitamente en algunas de sus metas, es relevante indicar que estamos frente a un tema que es trasversal a los 17 objetivos formulados. Por ejemplo, el tema de la vivienda y los sistemas urbanos, presentes en el décimo primer ODS denominado “ciudades y comunidades sostenibles”, aboga por reforzar intervenciones efectivas de mejoramiento de los barrios marginados, muchos de los cuales están habitados por migrantes. En efecto, los barrios migrantes suelen ser objeto de estigmatización, invisibilizando el hecho de que a la vez son la red de apoyo tanto social como en infraestructura que encuentra el migrante a su llegada, esto, a pesar de la baja calidad que caracteriza estas zonas, y que en parte es producto de un mercado inmobiliario donde las posibilidades de localización se juegan exclusivamente en la coordenada económicas. Por otra parte, desde la dimensión laboral se observa una lógica similar, donde algunos grupos migrantes son incorporados a los trabajos más precarios, sin seguridad y con sueldos altamente variables. El caso del mercado de la construcción o el de trabajos de cuidados se encuentran dentro del ODS número ocho, el cual

se preocupa del trabajo decente.

Por último, respecto del tema educativo, la agenda 2030 pone énfasis en el desarrollo de una educación tolerante, basada en un discurso de paz y que valora la diversidad; orientación que entra e tensión a la luz del análisis de los procesos de chilenización que, incluso hoy en día, se promueven en las escuelas y en la educación parvularia. Se trata de un desafío no menor, y que implica el despliegue de una política educacional verdaderamente intercultural, donde el dialogo y respeto de la diversidad cultural este al centro del proceso educativo.

La serie de textos analizados permiten confluir, y muchos de estos son explícito en esto, que la política migratoria chilena, que rige desde 1975, debe ser mejorada, por cuanto en ella prima un criterio de seguridad nacional que limita la integración de aquellos que se desplazan. Sin embargo, el alcance del fenómeno no se acota al desarrollo de un marco migratorio, sino que implica abordar una serie de brechas que también afectan a los ciudadanos chilenos. Es aso, por ejemplo, de la fragmentación urbana y la exclusión social, problemas que derivan también de la aplicación de prácticas institucionalizadas que contribuyen a profundizarlas.

Aun cuando los estudios analizados han aportado en forma significativa a la comprensión de este fenómeno, queda seguir profundizando algunas aristas que han sido ignoradas en la región, como por ejemplo, el papel que juega el temor en la construcción social del sujeto migrante, percepción en la que arecen cruzarse tanto el racismo como la aporofobia. Lo anterior, con el objeto de nutrir un debate del que, idealmente, deberían surgir políticas destinadas a mejorar la vida de cada persona, independientemente de su país de origen, de su cultura y de su identidad. Este estudio no pretendió decirlo todo desde lo que ya se ha estudiado, sino que abrir la puerta a la necesidad de atender esas especificidades en la vida cotidiana de los grupos migratorios.

This article is from: