Manual de modificación de conducta

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Manual de Modificaci贸n de Conducta Canina

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PRESENTACION DEL MANUAL

La Asociación Nacional de Adiestradores Caninos Profesionales (ANACP) basándose en el programa del prestigioso American College of Veterinary Behaviorists, presenta este manual de modificación de conducta canina para que sirva de punto de referencia para la obtención del Diploma de técnico en modificación de Conducta Canina. Esta 1ª edición ha sido publicada el 12 de Julio de 2009.

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- Capitulo 1º: El asesoramiento conductual y el técnico en modificación de conducta..……………

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- Capitulo 2º: El asesoramiento para nuevos dueños de animales de compañía ……………………..

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- Capitulo 3º: Técnicas de modificación conductual ...........…………………………………… - Capitulo 4º: Modificación de conductas rebeldes .........................……………………………………

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- Capitulo 5º: Problemas de la conductas de eliminación ………........................................……

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- Capitulo 6º: Las conductas destructivas ......................................………………………………….

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- Capitulo 7º: Problemas de alimentación y problemas relacionados con la dieta…………...........

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- Capitulo 8º: Miedos y fobias ………………………………………….........................................………

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- Capitulo 9º: Agresión canina .…….....................................................……………………………..

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- Capitulo 10º: Trastornos estereotípicos y trastornos compulsivos …………………..........………… - Capitulo 11º: Problemas de la conducta en animales geriátricos ……….................................

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TEMA 1

“EL ASESORAMIENTO CONDUCTUAL Y EL TECNICO EN MODIFICACION DE CONDUCTA”

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EL ASESORAMIENTO CONDUCTUAL Y EL TECNICO EN MODIFICACION DE CONDUCTA.

1.-

LA IMPORTANCIA DE PROPORCIONAR SERVICIOS DE ASESORAMIENTO CONDUCTUAL.

Con demasiada frecuencia todos los problemas conductuales acaban en la muerte del animal debido a la eutanasia o al abandono. La profesión de técnico en modificación de conducta debe ser pionero en invertir esta tendencia. Aunque de modo rutinario veterinarios y adiestradores proporcionan asesoramiento a los dueños, es absolutamente necesario un enfoque más amplio y normalizado. El propósito de este curso es ofrecer los fundamentos de este enfoque en los distintos capítulos que lo componen. Existen varias razones por las que los técnicos en modificación de conducta deben ser entusiastas con respecto al asesoramiento de la conducta. Además de las razones altruistas de mejorar la vida tanto de los animales de compañía como la de los dueños, también existen razones económicas para abarcar estos conceptos. Con el tiempo, el asesoramiento de la conducta da como resultado menos problemas de conducta, de modo que son rechazados, abandonados o sacrificados menos perros.

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Estudios recientes indican que en los Estados Unidos todos los años son eutanasiados entre 6 y 15 millones de perros solamente en los albergues, con menos del 5 por cien debido a razones médicas. Con el apropiado y oportuno asesoramiento de la conducta, la relación animal de compañía-dueño se puede mejorar en gran manera. A tal fin el American College of Veterinary Behaviorists ha diseñado este programa que es en el que se basará todo el curso para la obtención del DIPLOMA de Técnico en Modificación de Conducta Canina.

1.1

SERVICIOS QUE UN TECNICO EN MODIFICACION DE CONDUCTA PUEDE OFRECER A LOS CLIENTES. DE ASESORAMIENTO CONDUCTUAL

Existe una serie de servicios que el técnico en modificación de conducta puede ofrecer: -

Consultas de preselección antes de la adquisición del cachorro. Asesoramiento preventivo de la conducta para nuevos dueños de animales de compañía. Reuniones de cachorros y clases de adiestramiento. Productos y servicios para el control de la conducta. Asesoramiento básico de la conducta. Consultas conductuales avanzadas.

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1.2

UTILIZACION Y FORMACION DEL PERSONAL: EL METODO DEL EQUIPO.

Por lo que se refiere a asesoramiento conductual, los veterinarios tienen unos aliados valiosos. Los técnicos en modificación de conducta, veterinarios en fase de formación, auxiliares de clínica veterinaria, etc., adecuadamente instruidos, pueden ofrecer a los dueños una gran cantidad de información y pueden conectar con los clientes sobre materias de rutina. Un método de equipo adoptado por la clínica veterinaria inspira confianza en los dueños y aumenta la probabilidad de la conformidad de éstos. Método

Consideraciones

Consulta de preselección

Consultar con los futuros propietarios de animales para ayudarles a elegir un perro adecuado. Asesorar al dueño sobre conducta, educación y necesidades etológicas de su nuevo animal de compañía de modo que la casa y la familia puedan estar preparadas con antelación.

Asesoramiento preventivo

Asesorar a los dueños acerca de cómo criar a su perro con el fin de reducir al mínimo los problemas de conducta. Usar folletos, panfletos, libros y videos.

Reuniones/adiestramiento

Animar a los propietarios a participar en programas de cachorros para potenciar la socialización precoz y ofrecer asesoramiento de adiestramiento. Si usted dispone de espacio y tiene experiencia, piense en impartir clases en la clínica.

Productos para el control de la conducta

Recomendar y suministrar dispositivos de adiestramiento apropiados (correas, dogales, juguetes para masticar, etc) para prevenir o para corregir conductas indeseables. Si usted no recomienda los productos indicados, los dueños pueden tomar decisiones incorrectas.

Asesoramiento básico de la conducta

A medida que los cachorros se vuelven adultos, pueden desarrollar conductas indeseables. Intervenir precozmente y dedicar el tiempo suficiente para asesorar en cada problema concreto de conducta. Si no se controla con éxito, considerar el envío a otro profesional con más experiencia antes que la conducta llegue a estar aún más arraigada.

Consultas conductuales avanzadas

Cerciórese de que usted es competente para realizar asesoramiento en problemas avanzados, tales como la agresión o las conductas destructivas. Si tiene alguna duda, contacte con un centro de referencia de conducta o envíele el caso. El asesoramiento inapropiado no beneficia ni al paciente ni al profesional conductista.

Cuando los dueños reciben información coherente y oportuna a lo largo de varias visitas a la clínica, es más probable que comprendan los conceptos y que no padezcan una sobrecarga de información. Si se proporciona al cliente una lista para leer, utilizando folletos, panfletos y videos y haciendo una demostración de los productos y técnicas de la conducta, puede contribuir a mejorar el conocimiento del cliente y a la retención de los conceptos importantes de la conducta. Manual de Modificación de Conducta Canina

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La clave del método del equipo es la formación adecuada del personal. El personal de oficina y el personal técnico deben ser adiestrados mediante cursos y seminarios de formación continuada y se les debe proporcionar una biblioteca de recurso. El personal bien formado realiza un gran servicio pero el personal escasamente formado o desinformado puede ser ruinoso para inspirar la confianza y la lealtad del cliente. Los técnicos en modificación de conducta no se convertirán en expertos en asesoramiento de la conducta de la noche a la mañana, ni tampoco por el hecho de leer uno o dos libros. Sólo poniendo en práctica los conceptos conductuales, éstos adquirirán un nuevo carácter.

1.3

MONTAJE DE UN SERVICIO DE CONSULTA

Resulta más fácil montar un servicio de consulta si los clientes son sabedores de su interés en la conducta. Naturalmente, esto sucederá cuando usted haga encuestas sobre incidentes de conducta en el transcurso de las visitas veterinarias de rutina. La revisión de los problemas posibles no se debe limitar a la primera visita con el cliente sino que debe tener lugar durante cada uno de los exámenes anuales. Si bien durante cada una de las visitas del dueño y su perro no se deben plantear todas las preguntas que aparecen en la siguiente tabla, estas le darán cierta idea de las áreas a explorar. PREGUNTAS PARA LOS DUEÑOS DE PERROS DURANTE UNA VISITA VETERINARIA Con relación al adiestramiento básico y a la conducta: ¿Han acudido usted y su animal a alguna clase de ejercitación de la obediencia? ¿Pasea a gusto el animal de compañía atado de una correa? ¿Puede usted describir el juego y el ejercicio que su animal de compañía recibe: cuanto y con qué frecuencia? ¿Tiene su cachorro algún problema que usted no puede controlar? En caso de perros adultos: ¿Ha habido algunos cambios recientes en la conducta de su perro? Con relación al ensuciamiento de la casa: En caso de cachorros: ¿Cómo progresa el adiestramiento en casa? En caso de perros viejos: ¿Ha habido algún menoscabo de las habilidades del adiestramiento doméstico? Si ha habido problemas, ¿Qué se ha hecho hasta ahora para corregirlos? Con relación a la agresión: ¿Existe algún problema en cuanto a agresión a las personas? ¿Existe algún problema en cuanto a agresión a otros animales? Con relación a las conductas destructivas: ¿Existe siempre alguna preocupación acerca de la conducta destructiva mientras usted está ausente? ¿Existe siempre alguna preocupación acerca de la conducta destructiva mientras usted está en casa?

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Asimismo, anime a sus clientes a concertar consultas de preselección con usted antes de que adquieran un nuevo animal de compañía. Es esta una ocasión para ofrecer sugerencias antes de que realmente tengan el animal en su casa. VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LAS UBICACIONES DE LA CONSULTA UBICACION VENTAJAS INCONVENIENTES Visita de clínica

Observar al animal de compañía y a los miembros de la familia. Las distracciones se pueden reducir al mínimo. Se pueden utilizar los recursos de la clínica (personal, folletos, videos).

No se ven los componentes ambientales. La conducta del perro puede estar modificada de modo espectacular en la clínica. La historia y el cuestionario necesitarán ser bastante más extensos.

Visita a domicilio

Se pueden observar directamente el ambiente y el problema. Mayor conocimiento por el investigador de los distintos ambientes de la casa.

La presencia del técnico conductista puede modificar la conducta. Requiere mucho tiempo y es cara. Puede haber interrupciones y distracciones. No se dispone de personal ni de recursos.

Consulta telefónica

Mayor accesibilidad.

No se puede observar o examinar al animal. No se puede saber tanto acerca del dueño. Se debe confiar en la exposición oral. Sin oportunidad para demostrar técnicas, productos, bibliografía, etc.

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TEMA 2

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2. EL ASESORAMIENTO PARA NUEVOS DUEÑOS DE ANIMALES DE COMPAÑIA.

2.1 Actuación en caso de cachorros nuevos La prestación oportuna de asesoramiento conductual a los nuevos dueños de cachorros puede ayudar a prevenir conductas indeseables así como a corregir los problemas existentes antes de que se conviertan en resistentes al cambio.

2.2 Selección del animal de compañía Uno de los servicios más valiosos que un técnico en modificación de conducta puede prestar a los clientes consiste en ayudarles a elegir el animal de compañía que mejor se adapta a su casa y a su modo de vida. El esfuerzo y la meditación previa insuficiente en la selección de un perro y en la preparación de su llegada son los factores principales asociados con el abandono y con la eutanasia posterior. Algunos dueños emplean en elegir un piso más tiempo que el que emplean en elegir un perro que convivirá con ellos durante más de una década. Una consulta de selección es el mejor medio para determinar las necesidades del futuro dueño.

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-

FACTORES A TENER EN CUENTA EN LA ELECCION DEL ANIMAL DE COMPAÑIA Tipo de animal de compañía (perro, gato, otros) Raza (raza pura frente a cruzada) - consideraciones físicas (tamaño corporal, conformación, pelo) - problemas médicos heredables. - aspectos conductuales (rasgos de la raza, necesidades de actividad). Edad (cachorro frente a adulto). Sexo (macho frente a hembra; castrado frente a entero) Procedencia (criador frente a albergue, frente a establecimiento de venta al por menor). Gasto (mantenimiento caro frente a mantenimiento barato). Edades de los miembros de la familia. Horarios y actividades de la familia. Experiencia de los dueños en animales de compañía. Dimensiones de la casa y del jardín/patio. Aspectos de la salud de la familia (alergias, discapacidades físicas, etc.)

Puesto que la consulta de la selección de un animal de compañía es tan importante, puede resultar muy útil un cuestionario que aporte toda la información necesaria para elaborar una recomendación informada. Sin embargo, se debe aclarar al cliente que la elección de un animal de una raza, de una edad o de un sexo concreto no es función del asesor. No obstante, el asesor debe exponer las ventajas así como cualesquiera preocupaciones o advertencias con respecto a cada una de las razas y ofrecer sugerencias sobre el sexo, sobre la edad y sobre como elegir un perro determinado.

TEMAS DE UN CUESTIONARIO PARA LA ELECCION DE DUEÑO Temas Ejemplos de detalles pertinentes Estructura de la familia Soltero; familia con niños,; personas mayores Ingresos Renta baja; media; superior. Programa diario Todo el día en el trabajo; viajan con frecuencia Motivo de la posesión del Para los niños; protección; compañerismo animal de compañía Factores de la casa Apartamento; sin jardín o patio; sin vallado. Limitaciones de salud Alergias; problemas médicos o físicos. Modificaciones esperadas Se espera un nuevo bebe; cambio de domicilio; cambios de del modo de vida horario. Otros animales de compañía Perros; gatos; aves. en la casa

2.3 Consideraciones de raza Como quiera que existen perros de raza pura tan diferentes, seria interesante para los técnicos en modificación de conducta mantener una biblioteca de obras que proporcionen información concreta sobre las distintas razas. Asimismo, deben animar a los dueños a leer cuanto sea posible sobre la raza y a debatir la materia con otras personas informadas, tales como criadores, cuidadores, adiestradores, etc.

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Aún en aquellos casos en los que los perfiles de las razas publicados son exactos, puede existir mucha variabilidad entre las líneas diferentes, a través de las diferentes zonas geográficas y entre individuos pertenecientes a la misma camada. Sin embargo, los asesores deben tener cierta idea de las características que son más predecibles (por ej.: la capacidad de perro de guarda en los rottweiler, el bajo nivel de actividad en los bassets, el hábito de chuparse los ijares en los dobermann pinscher, el de dar vueltas en los bull terriers, etc). Otros rasgos, tales como las tendencias hacia el espíritu de destrucción, el ensuciamiento de la vivienda y el afecto pueden resultar influidos más por el ambiente que por el origen genético. Estúdiense estas tendencias para las cuales la raza fue creada y acóplese esta información con la que se recogió de los perfiles de la raza. Los cachorros son más receptivos a la socialización desde las 3 hasta las 12 semanas de edad. Es mejor que los cachorros permanezcan con su madre y hermanos de camada hasta las 6-8 semanas y que después sean presentados al mayor número posible de personas y animales en su nueva casa. Es posible que los perros adultos estén insuficientemente socializados o adiestrados inadecuadamente por lo que es posible que resulte difícil o imposible corregir los problemas. Por otra parte, los perros adultos pueden ser capaces de soportar ausencias más largas del dueño, pueden presentar menos problemas de juego excesivamente eufórico, de arañar y de masticar y es posible que ya estén adiestrados.

2.4

Sexo del animal de compañía

Los perros machos tienen un tamaño corporal ligeramente mayor que las hembras. Los perros machos también son algo más dominantes y más activos. Las hembras suelen ser más fáciles de educar y de acostumbrarles a la casa. La castración de los machos reduce los comportamientos sexualmente dimórficos; los perros machos presentarán disminuciones en conductas tales como las de montar, de vagabundear, de marcar el territorio con orina y la agresión a otros perros machos. La castración de las hembras reduce la conducta del celo y el rociamiento con orina asociado a este.

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2.5

Procedencia del animal de compañía

La mejor procedencia de un animal de compañía es un criador acreditado o un servicio de recuperación de la raza. Si los perros se adquieren directamente del criador, el comprador puede asegurar que los cachorros han sido cuidados convenientemente y que han tenido el contacto humano suficiente. El comprador debe prestar atención inmediata a la salud y a la conducta de ambos progenitores ya que con frecuencia el temperamento, el tamaño corporal, la capa y la personalidad de un cachorro, cuando crece se parecerán a la de aquellos. Los perros de raza pura que se adquieren en grandes establecimientos de venta de animales de compañía, en granjas de cría, en factorías de cachorros y en albergues de animales, generalmente tienen antecedentes médicos y genéticos desconocidos. Están muy estresados por el destete, por el transporte, por la manipulación y por el alojamiento en un momento en el que su resistencia es escasa o dudosa. En estos animales el riesgo de enfermedades respiratorias e intestinales es máximo. El hecho de salvar la vida de un animal de compañía de un albergue se debe considerar una acción valiente y debe ser tenido en cuenta, pero se debe asesorar al propietario acerca de los riesgos posibles.

2.6

Comprobación del temperamento

La comprobación del temperamento es otra función útil que puede ser llevada a cabo durante el proceso de selección. El valor de este tipo de evaluación reside en la determinación del temperamento actual y del carácter social del animal, no en el hecho de pronosticar las pautas de comportamiento del animal adulto. Muchos problemas de conducta y de salud no se pueden descubrir a una edad temprana ya que no aparecen hasta que el animal de compañía se convierte en adulto. Por ejemplo, es posible que la agresión por dominancia no sea evidente hasta los 2 o más años de edad y que a las 7 semanas de edad exista un valor predictivo poco convincente para comprobar el rango social.

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La comprobación del temperamento puede predecir de un modo más exacto la conducta en los cachorros que han pasado por la primera etapa de socialización. Probablemente en los animales jóvenes existan rasgos que son identificables pero, antes de que se puedan hacer recomendaciones concretas, es necesaria más investigación. Una forma concreta de comprobar el temperamento usado para seleccionar los posibles perros-guía a las 6-8 semanas de edad ha potenciado el éxito de la selección de los perros de esta aptitud desde el 30% antes de que fueran iniciadas las pruebas hasta casi el 60% después de la comprobación del temperamento. La comprobación del temperamento también ha sido utilizada con éxito para ayudar a colocar los perros de los albergues en casa apropiadas.

La comprobación previa del temperamento en los cachorros puede ser valiosa si se reconocen sus limitaciones. Los perros se deben observar y evaluar en cuanto a estado de buena salud, sociabilidad, carácter juguetón y nivel de actividad. Los cachorros con manifestaciones excesivas de rasgos indeseables tales como la timidez, el exceso de actividad o los hábitos incontrolados de masticar y de refunfuñar, probablemente llegarán a ser inapropiados como animales de compañía de la familia. En ese caso, un cachorro puede ser separado de los demás y ser evaluado individualmente. Finalmente, los cachorros pueden ser estimulados y evaluados levantándolos, agarrándoles suavemente el hocico, la nuca y las patas, quitándoles de la boca la comida o un juguete y tal vez incluso cortándoles las uñas o cepillándoles suavemente. Los rasgos evaluados en el siguiente examen que reproducimos en la tabla incluyen: atracción social hacia las personas, respuesta a la sujeción, respuesta a la dominación social, respuesta al control físico, sensibilidad al tacto, sensibilidad a los sonidos, estabilidad y nivel de energía.

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Aunque en absoluto las pruebas no predicen las conductas, se comportan medianamente bien para determinar el temperamento actual del animal y para predecir las tendencias conductuales adultas de los cachorros en los extremos conductuales.

RIESGOS EVALUADOS DURANTE EL EXAMEN DEL CACHORRO Conducta Pruebas Miedo Observar las expresiones faciales y las actitudes del cuerpo durante el acercamiento y la manipulación por personas desconocidas. Observar la evitación. Observar las respuestas insólitas de sobresalto a ruidos intensos. Observar la conducta excesivamente sumisa. Excitabilidad Llevarlo a un lugar tranquilo y observarlo. Intentar calmarlo; mantenerlo en la posición de “sentado” o de “tumbado” durante 30 segundos. Resistencia a la Levantarlo, llevarlo en brazos. manipulación Mantenerlo en la posición de “sentado” o “tumbado”. Mantenerlo a un lado o detrás. Colocar suavemente la mano alrededor del hocico. Cortarle las uñas. Cepillarle o peinarle el pelo. Sociabilidad Coger al cachorro y acariciarlo. Marcharse y llamar al cachorro.

2.7

Socialización y habituación

La socialización es el proceso en el que los perros establecen relación con animales de su propia especie y de otras especies. La socialización adecuada es uno de los determinantes más importantes de cuán bien se comportará un perro en un ambiente doméstico. En los cachorros, el período más crítico para la socialización es el comprendido entre las 3 y las 12 semanas de edad. Durante estos periodos, los perros establecen muy rápidamente vínculos con su propia especie, con otras especies y con ambientes nuevos. Los perros que establecen relaciones sociales durante estos periodos con frecuencia son capaces de mantener estas relaciones de por vida. Si al final de este periodo no han sido socializados adecuadamente con respecto a las personas y a otros perros, es probable que sean miedosos, defensivos y posiblemente agresivos cuando posteriormente se expongan tanto a unas como a otras. Si bien estos periodos son etapas de la socialización primaria, para que se mantengan estas relaciones también es necesaria una socialización continua.

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Para el desarrollo social adecuado, el tocamiento y el enriquecimiento realmente deben empezar poco después del nacimiento. Es posible que los cachorros faltos de estímulos auditivos, táctiles y visuales sean aprendices más lentos, menos sociales y más miedosos que los hermanos de camada que han sido estimulados adecuadamente. Los cachorros estimulados adecuadamente tienen una coordinación superior, mayor sociabilidad hacia las personas, mejores calificaciones en la resolución de problemas y son menos miedosos en las situaciones nuevas. Otro factor decisivo en el primer desarrollo de los perros es el papel de la madre. Las perras con una conducta materna adecuada dan una descendencia con mejor digestión, mejor resistencia a la enfermedad y mejor aumento de peso que los cachorros nacidos de perras con malos instintos maternos, los cuales se desarrollan y alcanzan la madurez más rápidamente que los cachorros nacidos de madres con malos instintos maternos.

Los perros que han sido privados de interacciones sociales y de compañeros, durante la primera etapa de su vida establecen pocos vínculos sociales. Por ejemplo, si un Manual de Modificación de Conducta Canina

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cachorro es separado de la camada inmediatamente después de haber nacido y es criado artificialmente, es posible que en una etapa posterior de su vida sea incapaz de hermanarse o de sentir cariño por su propia camada. Asimismo es posible que, si existe una primera interacción social insuficiente, tanto la dominancia como la expresión de los signos de sumisión y la agresión controlada no se desarrollen normalmente. Generalmente se recomienda que los cachorros permanezcan con su madre y con sus hermanos de camada hasta las 7 semanas de edad aproximadamente con el fin de que puedan desarrollar las habilidades de comunicación, desarrollar las habilidades sociales y tener una oportunidad para jugar y relacionarse con otros perros. A las 7 semanas de edad, los cachorros están menos inhibidos y por esta razón son más capaces de adaptarse a experiencias nuevas. Posteriormente, el foco de la socialización debe ser desviado hacia cuantas más personas y situaciones sea posible. En todo caso, es improbable que los perros que a las 14 semanas de edad no han tenido contacto social alguno con personas se conviertan en animales de compañía de la familia; tienden a comportarse más como sus congéneres salvajes. PASOS HACIA EL DESARROLLO SOCIAL NORMAL EN PERROS Estimular el juego precoz y la interacción con la madre y con los hermanos de camada. Mantener los cachorros con sus madres y con sus hermanos de camada durante las primeras 6-8 semanas de vida. A las 8 semanas los cachorros deben ser situados en sus nuevas casas para asegurar la adecuada socialización y la habituación a las personas, a otros animales de compañía y a los ambientes nuevos. Durante las primeras etapas de desarrollo, exponer los cachorros al mayor numero posible de personas diferentes (edad, color, etc.), animales (perros, gatos, otros), lugares (parques, otras casas, oficinas atestadas, ascensores, etc.) y estímulos (por ej., trueno/relámpago, disparos de armas, tráfico). Esta exposición debe ser gradual para no abrumar al cachorro. Las casas sin niños (especialmente los posibles padres y abuelos), deben socializar a su cachorro con niños a fin de reducir la posibilidad de problemas cuando los niños lleguen a ser parte de la familia. Continuar la socialización tanto con las personas como con otros animales aún después de las 14 semanas de edad.

Los criadores que aíslan a los cachorros y les privan de la manipulación precoz adecuada pueden producir perros que son manifiestamente miedosos y que no tienen la conducta social deseable. Es especialmente importante socializar a los cachorros a individuos que no sean de la familia en situaciones diversas con el fin de que cuando alcancen la edad adulta se comporten adecuadamente en diversos escenarios. Un procedimiento excelente para que los dueños socialicen a sus cachorros es el uso del concepto de las “galletas de socialización”. El dueño debe llevar al cachorro a situaciones nuevas provisto de una caja de pequeños obsequios de galleta. Se debe animar al cachorro para que se acerque a quienquiera que se encuentre a lo largo de su recorrido (por ej.: niños, ciclistas, personas que practican footing, personas que distribuyen el correo). Cuando el cachorro responde adecuadamente (por ej.: responde a la orden “siéntate” dada por el extraño, y no manifiesta miedo), el dueño da al extraño un obsequio de galleta para que éste se lo ofrezca al cachorro.

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Todo cuanto se necesita para socializar a un cachorro es un obsequio, algún juego y unas cuantas caricias amistosas. Se debe advertir al dueño que el hecho de socializar adecuadamente a un cachorro no significa que en una fecha posterior no protegerá su casa y su familia. También se debe practicar la socialización con respecto a otros animales, pero la exposición a otros animales se debe limitar hasta tanto no se haya completado la serie de vacunaciones. El perro ideal con el cual socializar al cachorro debe ser un animal doméstico sano que haya recibido todas las vacunaciones y que tenga una personalidad social no agresiva. La socialización antes de las 14 semanas de edad es decisiva, pero la socialización continua después de esta edad también es muy importante. Las clases de obediencia y las reuniones de cachorros son una forma excelente para que continúe la exposición adecuada.

El adiestramiento de los cachorros se puede iniciar a las 8 semanas de edad, pero es mejor evitar las clases de grupo hasta tanto no haya transcurrido el tiempo suficiente para que se produzca la respuesta adecuada a la vacunación.

2.8

Clases para cachorros

El técnico en modificación de conducta puede desempeñar papeles importantes para impartir clases de cachorros dirigidas a los clientes. La función principal de las clases de cachorros es la socialización de estos a una diversidad de otros perros y personas mientras el perro todavía es joven y receptivo. Proporcionan otra oportunidad para revisar y demostrar los ejercicios de manipulación, de adiestramiento y de productos que no fueron convenientemente revisados en la consulta veterinaria. Para que sea fructífera la clase debe tener al menos cuatro cachorros, pero menos de ocho por instructor. Si no existe espacio para una clase formal, una vez al mes se puede Manual de Modificación de Conducta Canina

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programar una sesión social de 1-2 horas o “reunión de cachorros” en la zona de recepción. Esta depara una oportunidad excelente para los que cachorros se socialicen y para que los dueños hagan preguntas tanto sobre la conducta como sobre la educación.

INFORMACION PARA UNA CLASE O PARA UNA REUNION DE CACHORROS Socialización Creación del liderazgo Como enseñar al cachorro a aceptar la manipulación Como controlar la rebeldía, la mordedura, la monta, el hábito de subirse encima de un salto. Como usar correctamente el castigo y las recompensas Adiestramiento doméstico Prevención de la masticación destructiva Ordenes de la obediencia básica Productos para la conducta y medios de control.

2.9

Ejercicio y estimulación

Se debe someter a los perros al ejercicio suficiente para que derrochen energía y para evitar o reducir de modo importante los problemas de conducta. Esto es especialmente cierto para las razas criadas para la resistencia o para el trabajo (por ej.: huskies siberianos, labrador retriever, pastor alemán).

Los perros menos activos, por ejemplo los perros zorreros, pueden ser satisfechos con un paseo de corta duración y cierto contacto con el dueño. Finalmente, cada perro es un individuo con sus propias necesidades. En general, un perro ha tenido el ejercicio suficiente si después de su paseo se tumba y descansa. Si bien algunos dueños hacen footing, corren o dan largas caminatas para satisfacer las necesidades de su perro, los dueños más sedentarios pueden cumplir los mismos objetivos lanzando una pelota, un juguete o un disco volador para que el animal de compañía los recupere.

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Se debe tener en cuenta que el ejercicio sin restricción no es saludable para todos los perros. Por ejemplo, se ha conjeturado que los perros de las razas grandes que crecen rápidamente no deben ser sometidos a ejercicios agotadores por el temor de agravar problemas del desarrollo ortopédico tales como la displasia de cadera o de codo. Las sesiones de juego y de ejercicio deben formar parte de la rutina diaria. Generalmente no es suficiente permitir que el perro joven esté sin hacer nada durante toda la semana y después sacarlo para dar una larga caminata coincidiendo con el fin de semana. Los dueños deben hacer planes para pasar tiempo con sus perros y después respetar el compromiso – ambos se beneficiarán. Los periodos de ejercicio no solo son saludables para el dueño y para el perro, sino que constituyen estupendas sesiones interactivas que coadyuvan en el proceso de la vinculación y también pueden evitar las conductas indeseadas que requieren asistencia. Cuando los perros están acostumbrados a un programa regular de ejercicio, es menos probable que se comporten mal; aprenden a prever y a esperar los paseos programados. Por otra parte la actividad insatisfactoria programada puede aumentar la inquietud y puede provocar conductas no deseadas. Los acontecimientos programados estimulan al perro a prever los paseos planeados y a permanecer tranquilo en otros momentos. Cuando se asesora a los dueños acerca del juego con sus animales de compañía son necesarias algunas precauciones. Cerciórese de que los juguetes no son tan pequeños o tan frágiles como para que puedan ser masticados y deglutidos. Como quiera que algunos perros tienen un deseo y una capacidad tan acusados para masticar, cerciórese de que todos los Manual de Modificación de Conducta Canina

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juguetes destinados a masticar y a jugar son resistentes a la masticación e inocuos si los ingieren, o que son lo suficientemente grandes e indestructibles para que no puedan ser deglutidos.

Las prendas de vestir (tales como los zapatos o los guantes), las prendas para las manos o para los pies o los artículos de la casa (tales como las toallas o las sábanas) no se deben usar para jugar, ya que algunos perros generalizarán su hábito de masticar pertenencias que el dueño no desea que sean dañadas.

No permita nunca que un perro inicie las sesiones de juego ladrando, agarrando, saltando o manifestando otras formas de comportamiento de “exigencia” ya que éste puede fomentar la conducta de llamar la atención u otras conductas indeseables. CONDUCTAS REDUCIDAS POR EL JUEGO Y EL EJERCICIO Espíritu de destrucción (hábitos de masticar, de escarbar, de arañar) Conducta escudriñadora (incursión a los desperdicios, masticación) Hiperactividad/excitabilidad (juego eufórico, actividad nocturna) Rebeldía (habito de volcar los muebles, habito de subirse encima de un salto) Juego predador y social: perros (mordedura del juego) Conductas que llaman la atención (ladrido y gimoteo para llamar la atención)

2.10

Relaciones sociales en los perros

Los perros son animales de manada y como tales enseguida establecen relaciones sociales con los demás individuos con los cuales conviven. Aunque los perros son capaces de vocalización, la mayor parte de su comunicación social se logra por medio de expresiones faciales, posturas del cuerpo y a veces usando el contacto corporal. Este tipo de comunicación es innata, es compartida prácticamente por todos los individuos de la especie y es muy importante para establecer y mantener la jerarquía social. En el grupo en el que viven, hay un perro líder dominante (alfa) que ostenta la posición más elevada y subordina la ostentación de las posiciones de rango más bajo en una jerarquía bastante lineal. La capacidad de un perro para llegar a ser dominante sobre los demás depende de los rasgos heredados, del sexo, del tamaño corporal, del estado hormonal y de la dominación Manual de Modificación de Conducta Canina

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relativa de otros individuos de la manada. La posición dominante proporciona al individuo alfa ventajas tales como un mejor acceso al alimento, a los apareamientos y a las zonas de descanso. Los perros jóvenes asertivos desafiarán al líder de la manada y, si son lo suficientemente dominantes, a la larga pueden usurpar el papel. Lo mismo puede suceder en el ambiente de la casa con otros animales de compañía de la familia. La antigüedad en la vivienda confiere un cierto grado de autoridad, pero no disuadirá a un recién llegado dominante de que manifieste su reto.

Hasta cierto punto, los perros consideran a los miembros de la familia humana como otros individuos de la manada. Si el perro no respeta su hegemonía, se pueden presentar problemas. Cuando un cachorro no admite la hegemonía y la disciplina de la familia, puede intentar escalar la jerarquía de la dominación hacia la posición de perro alfa. Esta es una posición inadecuada para la mayoría de los animales de compañía de las familias, especialmente cuando el cachorro cuco y mimoso crece para ser un perro adulto desobediente, rebelde e incluso agresivo. Para evitar que suceda esto, los dueños deben asegurar precozmente su dominación estimulando la sumisión y la obediencia del cachorro. Esta debe abarcar la alimentación, el juego y otras varias circunstancias de la conducta. Es posible que los perros respeten y obedezcan a algunos miembros de la familia pero no a otros, especialmente a los niños. De acuerdo con esto, es decisivo que cada individuo de la familia consiga el control del cachorro. Se debe aconsejar a los dueños para que no interpreten erróneamente el control como un castigo. los niños.

En los perros, el castigo inoportuno no infunde más respeto que el que infunde en

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CONVERSION DE UN “LIDER DE MANADA” EN LA CASA Crear rutinas con el perro (ejercicio, dar de comer). Iniciar pronto el adiestramiento de obediencia; asistir a clases de obediencia. Antes de darle al cachorro algo de valor (por ej.: alimento, caricias, paseos) tiene que responder a una orden de obediencia. Reservar todas las recompensas para el adiestramiento: las recompensas deben ser merecidas. Premiar todas las conductas obedientes y subordinadas. Las recompensas nunca se deben dar por iniciativa del cachorro (ladrido, manoteo, empuje). Identificar las expresiones y manifestaciones exigentes y dominantes e inmediatamente ocuparse de ellas. Corregir las conductas inapropiadas tan pronto como se presenten. Manipular al cachorro frecuentemente; conformidad de las recompensas. No jugar al juego del tira y afloja ni a otros juegos ruidosos a no ser que éstos sean iniciados y terminados fácilmente por los dueños.

2.11

Manipulación y sujeción

Es esencial que los cachorros aprendan a aceptar y a disfrutar todas las formas de manipulación de cada componente de la familia así como de otras personas con las que tienen que ver. Se debe aconsejar a la familia que exponga con frecuencia al animal de compañía a todos los tipos de manipulación en el contexto del juego amable y de la atención social. Los ejercicios de manipulación deben incluir un tocamiento suave de la cara, de las orejas, de las patas, de la garganta, de la piel y del pelo. Con tal de que no existan signos de intranquilidad o de resistencia, el dueño debe proceder a la limpieza de los dientes, al cepillado del pelo, al levantamiento, al corte de las uñas y a agarrar al animal del hocico y del cogote. También se debe enseñar al animal joven a que tolere las aproximaciones y la manipulación por los individuos de la familia mientras está comiendo o jugando con un juguete. Toda manipulación que provoque miedo, resistencia, amenazas o agresión, debe ser identificada y corregida inmediatamente. Se debe acometer el adiestramiento para condicionar respuestas aceptables a estas formas de manipulación.

2.12

Prevención de los problemas

La forma más sencilla de la prevención de las conductas indeseables implica separar al perro del lugar del problema, o encerrarlo para que la conducta indeseable no pueda ser practicada. Una frecuente idea errónea es la de que el encierro es cruel e injusto. Por el contrario, es bastante más inhumano dejar a un perro no examinado para que escudriñe, para que destruya y tal vez para que se lesione. Si bien la preparación de una habitación a prueba de perros podría resultar útil para algunos de éstos animales, una jaula, un gallinero o un corral generalmente es la forma de encierro canino más digna de confianza y más segura.

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El adiestramiento de jaula es una forma excelente de reprimir muchos problemas de conducta, que incluyen el ensuciamiento de la vivienda, el espíritu de destrucción, el hábito de escarbar, la conducta de evasión y el hábito de hacer incursiones a los desperdicios. Con tal de que la jaula sea suficientemente grande para que el perro permanezca levantado y pueda moverse cómodamente dentro de ella y que el perro reciba el ejercicio y los cuidados suficientes y no se deje en la jaula durante más tiempo que el preciso para que el pueda controlarse por si solo, una jaula es un lugar exento de peligro, seguro y humanitario para confinar a un animal de compañía cuando no está vigilado.

Cuando una jaula se usa diariamente como zona de confinamiento, su uso se debe limitar para que el perro duerma durante la noche y durante periodos que no excedan de 4-5 horas durante todos los días. El uso de una jaula es excesivo si el animal de compañía permanece confinado durante toda la noche así como también durante 8-10 horas diarias cuando el dueño se halla ausente de la casa. Asimismo, la jaula no debe ser considerada una celda carcelaria a la que es enviado el perro cuando se porta mal. Durante el día, coincidiendo con cada comida, debe ser estimulado a entrar en la jaula lanzando repetidamente al aire trozos de alimento seco para que el perro los cace dentro de la jaula. Si el dueño dice “ve a tu jaula” cada vez que el perro se introduce en la jaula con el tiempo estará condicionado a introducirse en la jaula al oír la orden. Periódicamente también se deben colocar juguetes en la jaula durante todo el día y a veces se debe dejar una galleta para que el perro este tentado a entrar en ella por su propia iniciativa. Esto proporciona muchas asociaciones positivas con la jaula. Es ideal empezar con periodos de confinamiento cortos y prolongarlos gradualmente. El dueño no debe hacer caso de las vocalizaciones y no debe permitir que el perro salga si está ladrando o gimoteando. Si necesita ser liberado para que elimine, pero sigue vocalizando, el dueño puede intentar provocar un ruido de distracción (silbido, chasquido, dar golpes en la pared) para intentar que el animal se oriente hacia el sonido y permanezca callado durante 10 o más segundos antes de que sea liberado. Sin embargo, la jaula es simplemente un instrumento; no debe sustituir a las técnicas sonoras para la modificación de la conducta pero es un auxiliar útil. La introducción del Manual de Modificación de Conducta Canina

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perro en el corral de encierro se puede hacer por el mismo procedimiento usado para el adiestramiento de jaula. Para mantener encerrado al animal de compañía en una zona concreta también se pueden usar las vallas para niños.

2.13

Adiestramiento básico

Existen límites para aquello que se debe esperar en el adiestramiento de los cachorros. Algunos animales tienen aptitudes naturales mientras que otros son más limitados. Aprenda a trabajar con lo que usted ha adquirido. No espere que inmediatamente un sabueso ande perfectamente sujeto de una correa porque ha sido adiestrado para seguir la pista de un rastro. El perro excitable probablemente se adiestrará mejor después de que haya tenido la oportunidad de jugar y derrochar parte de esa energía. Asimismo, sepa que determinadas enfermedades médicas y varios fármacos pueden obstaculizar el proceso de aprendizaje. Todos los perros deben aprender las respuestas a órdenes de obediencia básica tales como “ven”, “siéntate”, “quieto” y “tumbado”. El perro que, estando tumbado en el suelo aprende a darse la vuelta al otro lado o a hacerse el muerto, puede resultar divertido en las reuniones. Los perros que no obedecen a la orden “quieto” o que no acuden cuando se les llama, pueden terminar atropellados por un coche en la carretera. Existen numerosos libros y videos que se ocupan del adiestramiento pero las clases de obediencia formal todavía son la mejor forma de aprender. Esto sitúa a los dueños bajo la supervisión de un adiestrador en aquellos casos en los que es menos probable que cometan errores fundamentales. Asimismo ofrece una oportunidad para la socialización con respecto a nuevas personas y a otros perros, una parte importante del desarrollo conductual. Tómese tiempo para visitar personalmente las clases de adiestramiento para que, sin darse cuenta, no envíe a un dueño a un adiestrador que no sea de toda confianza. Se puede enseñar a los perros a acudir, a sentarse y a tumbarse usando un adiestramiento a base de recompensas con un cebo de alimento. Permaneciendo de pie a una distancia de aproximadamente 60 cm., del cachorro, un trozo de alimento se mantiene entre los dedos pulgar e índice y se ofrece. A medida que el cachorro se acerca, se pronuncia su nombre, seguido de la orden “ven”. Cuando el cachorro alcanza el alimento, se mueve lentamente por encima de su cabeza (no suba excesivamente el alimento sobre la cabeza del perro o de lo contrario éste saltará en lugar de sentarse). A medida que el cachorro levanta la cabeza hacia el alimento, pasa de modo natural a una posición de sentado. Cuando empieza a sentarse, se le da la orden “sienta”. Manteniendo la recompensa de alimento en el suelo, el perro adopta la posición de tumbado. Incluso este comienzo básico ayuda al dueño a establecer el liderazgo y a conseguir el control y actúa como instrumento para la socialización. También reduce el hábito de saltar y el temor a las manos porque el cachorro asocia el saludo con la posición sentada y la mano extendida con una recompensa de alimento. El hecho de hacer que el perro acuda y se siente antes de que consiga algo también ayuda a definir un papel de liderazgo para el dueño. Manual de Modificación de Conducta Canina

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2.14

El papel del castigo y las recompensas

El uso eficaz de las recompensas y del castigo se estudia con más profundidad en el capítulo dedicado a los principios del aprendizaje y la corrección de la conducta indeseada. Los dueños deben comprender que antes que el castigo pueda ser tenido en cuenta, primero se debe intentar por todos los medios proporcionar al perro soluciones apropiadas para las conductas instintivas y normales (por ej.: masticación, destrozos, eliminación, juego). La clave consiste en ayudar al animal de compañía para que lo consiga. La prevención, las técnicas de reclusión, que se ofrecen para la totalidad de las necesidades del animal de compañía y la vigilancia y orientación constantes son bastante más productivas que solamente intentar castigar al perro cada vez que es ejecutada una conducta indeseable. Las técnicas de castigo sólo deben ser consideradas después de que el perro haya sido estimulado y recompensado para que se comporte correctamente. El castigo está pensado para reducir la posibilidad de que una determinada conducta se repita. En la naturaleza, los animales aprenden rápidamente a evitar situaciones desagradables o subversivas. De modo similar, nosotros podemos enseñar a nuestros animales domésticos a evitar determinadas zonas y determinadas conductas con el uso y con la aplicación conveniente del castigo. Bajo ningún concepto debe el dueño pegar al perro con la mano o con algo que lleve en la mano. Las técnicas del castigo a distancia y las trampas cazabobos son las formas de castigo preferidas ya que no causan el temor al dueño y enseñan al animal de compañía a evitar una zona o una conducta determinadas tanto si el dueño está presente como si no lo está. Además, para que el castigo sea útil debe ser suficientemente aversivo para disuadir inmediatamente al animal de compañía y debe ser aplicado inmediata y constantemente hasta que la conducta deje de ser expresada.

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Los dueños deben comprender que si pegan a su perro las consecuencias pueden ser nefastas. Como quiera que la mano del hombre solo debe ser asociada con el afecto, con el juego o con las recompensas, el castigo físico (golpeo) nunca está indicado. El castigo físico puede conducir al temor a las manos, a morder por miedo, a eludir a las personas, a la agresión o a la micción sumisa. El castigo (por ej.: un ruido fuerte y repentino) es suficientemente aversivo si la conducta indeseable cesa inmediatamente, si el animal de compañía manifiesta una débil respuesta de sobresalto sin signo alguno de temor y enseguida irá al encuentro del dueño sin vacilación alguna. Todo cuanto provoque algún indicio de miedo, que el dueño haga para detener una determinada conducta, no es apropiado.

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TEMA 3

“TECNICAS DE MODIFICACION CONDUCTUAL”

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TECNICAS DE MODIFICACION CONDUCTUAL 3.1

Preparación antes de la sesión

Como quiera que el asesoramiento de la conducta requiere un cierto conocimiento y la comprensión de una gran variedad de problemas, rara vez resulta práctico realizar una consulta de la conducta sin cierta preparación previa. Por esta razón es aconsejable solicitar que los dueños cumplimenten un cuestionario de antecedentes y usar esta información para investigar perfectamente el problema antes de la sesión de asesoramiento. La ficha de datos de la conducta debe incluir referencias con respecto a varios factores. El formato puede ser personalizado usando la información facilitada.

3.2

Programación de la consulta

Una consulta de la conducta requiere el tiempo y el compromiso tanto del técnico en modificación de conducta como del cliente. Rara vez es posible ofrecer algún consejo conductual útil para un problema difícil durante una visita de rutina de 15-20 minutos. Así pues, programe las consultas conductuales, dejando 1-2 horas para la primera entrevista. Siempre que sea posible, deben estar presentes todos los miembros de la familia. Los honorarios se pueden estructurar de diferentes formas: se podría cargar un precio fijado para la visita, sea cual fuere su duración; se podría cargar un precio por hora, o un Manual de Modificación de Conducta Canina

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precio por hora con un importe máximo. Se deben cargar honorarios complementarios para el tiempo de desplazamiento cuando la consulta es una visita domiciliaria. Finalmente, los honorarios que se cargan dependen de la demografía de la zona y del valor percibido por una consulta de la conducta para un animal de compañía. INFORMACION BASICA CORRESPONDIENTE A UNA FICHA DE DATOS DE LA CONDUCTA Información del cliente Componentes de la familia, edades, ocupaciones/horario,

Información del perro

Ambiente de la casa/modo de vida y régimen diario.

Relaciones Reacciones frente personas y animales

a

otras

Adiestramiento

Respuesta a la manipulación

Problema principal

Otros problemas

consideraciones especiales (necesidades, discapacidades) Perfil del paciente que incluya la historia de la castración. Procedencia del perro, cuando se ha adquirido, dueños anteriores si se conocen. Información médica/conductual de los padres y de los hermanos de camada. Descripción general del temperamento del perro. Dieta, que incluye tipo de comida y frecuencia, recompensas/frecuencia. Historia médica (medicaciones administradas, pruebas de laboratorio recientes, etc) Alojamiento del perro, que incluye la yacija y donde se haya alojado día y noche. Zonas de eliminación, zonas de alimentación, zonas donde juega. Rutinas del juego/ejercicio. Cuanto y durante cuánto tiempo se deja solo. Tiempo fuera/dentro de la casa. Componentes de la familia y responsabilidades del perro. Otros animales de compañía en la vivienda. Con otros animales de compañía en la vivienda. Con componentes de la familia. Cómo reacciona el perro frente a otros animales y personas (individuos que no son de la familia) en la finca y fuera de ella, actitudes, vocalizaciones, interacciones, conductas de acercamiento, de miedo, de agresión. Obediencia Adiestramiento de transportin/jaula. Uso de recompensas y respuestas del perro (evaluación del reforzador). Uso del castigo y respuesta del perro (evaluación del castigador). Por ejemplo: baño, corte de uñas, cepillado… ¿Cuál es el problema? ¿Cuándo empezó? ¿Cuándo acaece? ¿Dónde aparece?. ¿Es más probable que el problema aparezca con personas o animales concretos? ¿Porqué? ¿Es capaz el dueño de identificar algunos de los eventos que podrían haber causado o iniciado el problema? Describir las circunstancias incluyendo la duración. Técnicas usadas hasta ahora y respuesta del perro. ¿Cuál es la gravedad del problema? ¿Están pensando los dueños en la eutanasia ¿Existen problemas de conducta que no forman parte de la preocupación esencial?

Las consultas de modificación de conducta son como las consultas médicas; rara vez existe algún truco característico que usted pueda ofrecer para solucionar un problema existente desde hace mucho tiempo. Lo mismo que en cualquier caso médico el técnico en Manual de Modificación de Conducta Canina

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modificación de conducta será requerido para diagnosticar el problema, para señalar el pronóstico, para instaurar la corrección segura y eficaz y para dar a conocer el plan de tratamiento o modificación de la conducta y todos los gastos previstos. Después, es necesario que los dueños de los perros decidan si tal plan es práctico para su casa, para su familia y para su modo de vida y si cabe en sus presupuestos y posibilidades. Es posible que algunos dueños decidan que los problemas o los gastos del proceso de corrección son superiores a los que son capaces de gestionar. Aquellos que deciden seguir adelante podrían desear conseguir la ayuda de un adiestrador profesional o es posible que aborden los problemas por sí solos. Es decisivo que en este momento el dueño comprenda todas las opciones y todas las alternativas.

3.3

El examen médico veterinario

Antes de llevar a cabo la verdadera consulta conductual, es decisivo que el veterinario de confianza del cliente lleve a cabo un examen físico completo y descartar enfermedades médicas subyacentes. Por ejemplo, cuando el dueño acude a nuestra consulta con un animal viejo que de repente empieza a manifestar síntoma de problemas de conducta, es importante tener en cuenta que en el problema coadyuvan enfermedades geriátricas.

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3.4

La consulta conductual

MANIPULACION DE UNA CONSULTA DE LA CONDUCTA Presentación de los síntomas Examen médico/pruebas de laboratorio Consulta: 1- Historia (dueño/veterinario) 2- Observación Diagnóstico Pronóstico Plan del Tratamiento Formación del dueño

Modificación del ambiente

Modificación del animal de compañía

Discusión Video Panfletos/folletos Asesoramiento escrito

Identificar y eliminar la causa Procurar un ambiente óptimo Reducir las oportunidades Eliminar el acceso a los estimulos

Eliminarlo de la vivienda Modificación de la conducta Cirugía Terapia farmacológica Productos para la conducta

Seguimiento

3.5

Obtención de una historia minuciosa

La obtención de la historia es el instrumento diagnóstico más importante por lo que se le debe dedicar la mayor parte del tiempo y de la energía. La obtención de una historia verbal generalmente requerirá entre 30 y 90 minutos, dependiendo de la complejidad del problema.

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3.6

Elaboración de un diagnóstico

En la mayoría de los casos, el diagnóstico se establecerá en base a la historia del paciente, a la observación del perro y al examen físico. Cuando se hace un diagnóstico conductual, es posible que el técnico en modificación de conducta se tenga que fiar de la información imprecisa de un dueño involucrado emocionalmente que puede contemplar al perro un tanto excesivamente desde el punto de vista antropomórfico y que es posible que no se halle presente cuando ocurre gran parte de la conducta indeseable. Esto puede dificultar un diagnóstico certero en algunos casos e imposibilitarlo en otros.

3.7

El pronóstico

El pronóstico se determina basado en el diagnóstico y es decisivo tanto para el técnico en modificación de conducta como para el dueño del perro. El pronóstico dado con frecuencia determinará si el perro será tratado o eliminado definitivamente de la casa.

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CONSIDERACIONES DEL PRONOSTICO Pronóstico favorable. Pronóstico más reservado o grave. El problema se puede fácilmente y con exactitud.

diagnosticar

Problema o causa del problema mal conocidos.

Todos los estímulos se pueden identificar o para evitar estímulos que se inician.

Incapacidad para identificar o para evitar estímulos que se inician.

Problema ligero o de duración corta.

Problema grave o avanzado de duración prolongada. Nivel alto de intensidad o gravedad. Frecuencia elevada o imprevisible. Motivación muy intensa para ejecutar la conducta. Factores marcadamente innatos.

Motivación escasa de problema sencillo condicionada.

la conducta o de conducta

Problema único y sencillo.

Varios problemas complejos.

El grado de peligrosidad es bajo.

Peligrosidad notable. Historial de daño grave.

El compromiso y la capacidad de los componentes de la familia son importantes.

Incapacidad o negativa de los dueños para premiar. Deseo de la familia de eliminar al animal de compañía de la vivienda. Los dueños no son capaces de comprender la índole del problema o los fundamentos del tratamiento. Dueños incapaces de generalizar la prevención o las técnicas del tratamiento a situaciones similares.

Comprensión adecuada y capacidad para seguir las técnicas de corrección necesarias.

3.8

Como modificar y controlar las conductas indeseables

El tratamiento de los problemas conductuales requiere un método de tres frentes. Este implica: -

Formación del dueño. Modificación del ambiente. Modificación del animal de compañía.

Otro aspecto importante del tratamiento es el seguimiento. Es esencial que el asesor conductual siga observando cada caso para que los dueños puedan esclarecer los hechos o las técnicas, o buscar otro asesoramiento después de la primera consulta, especialmente cuando existen varias opciones de tratamiento. Los contactos de seguimiento a las 2, 4 y 24 semanas proporcionarán la evaluación correcta del progreso. Como mínimo los asesores conductuales deben controlar y anotar el resultado de cada caso 6 meses después de la primera consulta.

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3.9

La formación del dueño

La formación del dueño no influye directamente en la conducta del perro, pero el éxito definitivo del tratamiento del problema está relacionado directamente con la comprensión y con la conformidad totales del dueño. Como quiera que, en la mayoría de los casos, la modificación conductual será llevada a cabo por los propios miembros de la familia, los clientes deben conocer sus cometidos y las técnicas que serán necesarias que pongan en práctica.

EJEMPLOS DE PROBLEMAS E INFORMACION PARA LOS DUEÑOS Problema Formación del dueño exigida Agresión por dominancia

Estructura de la manada; comunicación social, señalización dominante y subordinada; el perro en la manada de la familia.

Ensuciamiento de la vivienda por el perro.

Mejor conocimiento del adiestramiento doméstico; adiestramiento de jaula; relación entre comida y eliminación; vigilancia y encierro.

Perro rebelde

Adiestramiento de obediencia; dispositivos de dogal; fundamentos del condicionamiento.

Conducta destructiva canina

Importancia del juego y del ejercicio; pros y contras de la incorporación de un compañero de juego; examen de juguetes apropiados para masticar.

El hecho de proporcionar a los perros las salidas apropiadas para jugar, para el ejercicio, para la eliminación, para masticar y para excavar, es posible que sea todo cuanto se necesite para solucionar algunos problemas. Aún en el caso de que la causa inicial no pueda ser determinada, el hecho de facilitar al dueño la información necesaria para que colabore en el problema puede ser suficiente para corregirlo. Cuando los clientes están formados convenientemente, comprenden con claridad qué problemas son más probables que sean eliminados completamente y cuales son más probables que sean remediados incompletamente. Es posible que el cliente convenientemente informado a veces prefiera vivir con el problema antes que iniciar los pasos necesarios para las correcciones, mientras que es posible que otros decidan que la eutanasia es la elección más segura o la más apropiada en sus circunstancias.

3.10

Modificación del ambiente

La modificación ambiental supone manipular el ambiente del perro o situarlo en una nueva ubicación, que es menos probable que provoque una conducta problemática.

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FORMAS DE MANIPULAR EL AMBIENTE Modificación Ejemplo Proporcionar un ambiente La colocación de una puerta para el perro puede controlar propicio para las necesidades de con éxito el ensuciamiento de la vivienda al proporcionar los perros. salida directa al exterior. Reducir la oportunidad para que se comporte mal

Alejar al perro del sitio del problema o colocar trampas cazabobos en las posibles zonas problemáticas.

Seleccionar apropiado.

En la masticación, proporcionar objetos aceptables o apropiados para masticar en una zona en la que el perro escudriña y mastica.

el

ambiente

En el ensuciamiento del perro, colocar el comedero en el sitio de la eliminación inadecuada. También se puede modificar el ambiente convirtiendo una zona de eliminación en una zona para comer, para jugar o dormir.

3.11

Modificación del animal de compañía

1.- Eliminación del animal de compañía de la casa. La eliminación del perro de la casa sigue siendo una opción, especialmente si supone un peligro para los integrantes de la familia o si los dueños son totalmente reacios a las técnicas apropiadas de la modificación conductual. Aunque la eliminación del perro puede parecer un fracaso, es una resolución deseable si evita que el animal sea lastimado por los miembros de la familia o que sea tratado cruelmente por los dueños con estrategias de corrección inadecuadas. Sin embargo, los nuevos dueños deben estar enterados de la situación y estar en una actitud para afrontarla.

2.- Modificación de la conducta mediante cirugía. La castración de los perros machos no sólo contribuye a refrenar la población de perros sino que también tiene valiosas ventajas conductuales y médicas. La castración puede evitar la conducta sexual inaceptable, reducir la agresividad y evitar la reproducción accidental o indiscriminada. Con respecto a la conducta, se debe entender claramente que las únicas conductas afectadas por la castración serían las que están influidas por las hormonas masculinas. Por tanto, la castración afecta a las conductas sexualmente dimórficas, las cuales se observan predominantemente en los machos. La castración también tiene ventajas médicas. Puesto que la castración puede contribuir a reducir el vagabundeo, existe menor probabilidad de que los perros estén expuestos a peligros víricos, bacterianos, parasitarios o ambientales. En los perros, la castración es útil en la prevención o en el tratamiento de la enfermedad prostática, del cáncer testicular y en la reducción de los tumores perianales. Otras técnicas quirúrgicas que también podrían estar indicadas son la tractotomía olfatoria en los casos refractarios del marcaje con orina, en el desarme dental, en la Manual de Modificación de Conducta Canina

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desungulación y en la desvocalización (algunas de estas técnicas solo son consideradas como una alternativa de último recurso a la eutanasia y en algunos países pueden ser inadmisibles o ilegales). BENEFICIOS CONDUCTUALES DE LA CASTRACION Conducta Efectos de la castración Puede reducir la atracción hacia las hembras, el Conducta sexual indeseable vagabundeo, la monta y la masturbación. El vagabundeo se puede reducir en el 90% y la monta sexual de las personas en el 66% de los perros. Marcación

Agresión

La marcación con orina es una conducta territorial frecuente en los perros. La castración reduce la marcación en un 50% aproximadamente. La agresión entre machos se puede reducir en un 60% aproximadamente. La agresión por dominancia a veces se puede reducir, pero para su eliminación total es necesaria la modificación de conducta. La agresión territorial y la predación no son dimórficas desde el punto de vista sexual y no están influidas por la castración.

3.- Modificación del animal de compañía con técnicas de modificación conductual. La modificación conductual es el recurso esencial para corregir o para controlar la conducta indeseable. Por esta razón, es decisivo que los técnicos en modificación de conducta tengan conocimiento tanto de los principios básicos del aprendizaje y de la motivación si se proponen practicar el asesoramiento conductual. También se recomienda que se consulten las obras sobre el adiestramiento y sobre la conducta con respecto a más formación básica sobre éstas técnicas.

3.12

Técnicas y términos de la modificación conductual 1. Terapia de Aversión.

La terapia de aversión es una técnica para eliminar conductas indeseables que asocia la conducta no deseada con un estímulo suficientemente desagradable. Por ejemplo, emparejando con la conducta un estímulo aversivo tal como un sabor amargo, un olor insoportable o un ruido molesto (por ej.: la ingestión de piedras, la masticación destructiva, la lamedura compulsiva), es posible eliminar la conducta. En las personas, la asociación de un impulso eléctrico o de un emético como la apomorfina con el hábito de fumar, o de un compuesto amargo con el hábito de comerse las uñas, puede conseguir eliminar el hábito indeseable. Para que esta asociación tenga éxito, el grado de nocividad o de incomodidad debe superar a la motivación para practicar la conducta. La aversión gustativa es una forma concreta de la terapia de aversión.

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2. Condicionamiento de evitación y de evasión. En el condicionamiento de evitación el animal aprende a evitar el estímulo aversivo, mientras que en el condicionamiento de evasión la respuesta correcta termina un estímulo aversivo. Para que sea eficaz, el estímulo debe ser de intensidad suficiente para producir la respuesta deseada. El elemento decisivo es la coincidencia en el tiempo. Si el estimulo es aplicado tan pronto como se inicia la conducta, el animal de compañía es capaz de aprender que la evasión termina el estímulo. Por otra parte, si el estimulo aversivo va precedido inmediatamente de un estímulo neutro fugaz (por ej.: el sonido de un timbre), el animal puede aprender a evitar el estímulo neutro. Cuando un estímulo de advertencia va seguido de un evento aversivo (por ej.: un impulso eléctrico) y el impulso eléctrico no se presenta si el animal de compañía responde (por ej.: si se aleja), a esto también se le conoce como evitación señalizada. El aprendizaje de la evitación depende tanto del condicionamiento clásico del miedo (estímulo aversivo más estímulo de advertencia) como del refuerzo negativo (ya que el estimulo es terminado por la respuesta de evitación).

Se pueden usar alarmas detectoras del movimiento y sabores y olores nocivos para enseñar a los animales a huir de determinados objetos o zonas. Un perro que abandona de un salto un sofá para evitar una estera que produce impulsos eléctricos está huyendo del propio estímulo aversivo. Sin embargo, si se asocia un evento desagradable (sabor nocivo, golpe, alarma) con un estímulo de advertencia (olor característico, estímulo visual, estímulo audible), el animal de compañía puede aprender a evitar los objetos. Por ejemplo, asociando un sonido neutro con la descarga de una valla electrificada o colocando una caja de píldoras blancas en cualquier zona en la que se emplee una estera que produce impulsos eléctricos o un detector del movimiento, el animal puede aprender a eludir la exposición al propio estímulo nocivo. De modo similar, aplicando un olor característico, tal como vinagre o un repelente de animales de compañía, a un evento más aversivo (artificio fulminante, pila de latas,

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secador de vapor, ratonera al revés), se puede enseñar rápidamente al animal de compañía a que eluda el propio olor característico. Es interesante observar que aunque en el primer adiestramiento de evitación el sonido o el olor de advertencia puedan realmente provocar miedo, éste disminuye a medida que es aprendida la respuesta de evitación. Finalmente, el animal de compañía aprende a eludir el estímulo sin miedo y la conducta de evitación se mantiene en ausencia del estímulo desagradable. El perro que al ver niños se quita de en medio, es posible que haya aprendido a eludirlos como consecuencia de un episodio anterior en el que le han tirado de las orejas. Es más probable que el condicionamiento de evitación sea útil cuando la respuesta deseada al miedo que suscita el estímulo es compatible con la reacción defensiva o de supervivencia esperada del animal (pelea, huida o quedarse totalmente inmóvil). Las conductas que son compatibles con las reacciones defensivas innatas del perro se aprenden más rápidamente. En la modificación conductual, la mayor parte de nuestras aplicaciones por lo que se refiere a la evitación implican el adiestramiento del perro para eludir un objeto o apartarse del mismo (sofá, cubo de la basura) o de una zona de la casa (antepecho de las ventanas, comedor). Sin embargo, en algunas circunstancias, es posible que en algunos perros la respuesta más probable sea quedarse totalmente inmóviles o atacar al estímulo.

3. Estímulo de Puenteo. Asociando una recompensa de alimento con una señal como, por ejemplo, un golpe seco, un silbido o una palmada, finalmente se puede usar la señal sola para causar un estado de motivación similar. A continuación se puede enseñar al perro a esperar a que entre la señal y la recompensa transcurra un cierto tiempo y este intervalo se puede prolongar gradualmente. Posteriormente, la señal condicionada se puede usar como un reforzador inmediato y potente para finalidades de adiestramiento. Cuando el perro ejecuta la respuesta apropiada, el adiestrador recompensa inmediatamente al perro con la “señal” y éste se acerca al adiestrador para recibir la recompensa de alimento. Por tanto, la señal actúa como estímulo de puenteo, proporcionando al perro una confirmación directa de que ha ejecutado una conducta apropiada y de que estará próxima una recompensa.

4. Condicionamiento clásico. Este tipo de aprendizaje empieza con un estímulo no condicionado que educe una conducta refleja llamada respuesta no condicionada. Se asocia repetidas veces un estímulo neutro, que no ejerza influencia alguna sobre el reflejo, con el estimulo no condicionado hasta que se convierta en un estímulo condicionado que por sí mimo sea capaz de educir las respuestas. A la respuesta a un estímulo condicionado se le conoce como respuesta condicionada.

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A este tipo de condicionamiento se le conoce como condicionamiento clásico o de Pavlov, en memoria del científico que condicionó a unos perros a segregar saliva cuando oían el sonido de una campana. La salivación es una respuesta refleja al estimulo del alimento. El científico Pavlov condicionó a los perros haciendo sonar repetidas veces la campana cuando se les daba de comer. Con el tiempo, empezaron a segregar saliva siempre que oían el sonido de la campana aunque no estuviese presente alimento alguno. Llegado ese momento, el sonido de la campana se convirtió en un estímulo condicionado que desencadenaba la salivación. La experiencia se repite todos los días en muchas casas siempre que un animal de compañía oye el sonido de un abrelatas.

Un ejemplo del uso del condicionamiento clásico es el desarrollo de una serie nueva de estímulos condicionados que asocian estímulos neutros con el alimento. Dando a un perro repetidas veces el alimento asociado con un signo determinado, por ejemplo con un golpe seco o con un sonido, con el tiempo la señal neutra se convertirá en un estímulo condicionado. De modo similar, asociando un estímulo aversivo con una señal neutra, esta última sola pronto provocará la respuesta de miedo. Este hecho puede tener una importancia práctica y humanitaria, ya que el uso de estímulos más nocivos, tales como las esteras que producen impulsos eléctricos o la valla electrificada, se pueden reducir de modo importante asociando una señal visual o audible con el estimulo más desagradable o más molesto, hasta que el perro aprenda a eludir la señal sola.

5. Estimulos condicionados (motivación incentiva) Como resultado del condicionamiento clásico determinas señales se pueden usar para producir un estado de motivación. Casi todos los animales aprenden a asociar determinadas señales a eventos sumamente motivantes tales como la comida o el afecto. Por ejemplo, casi todos los dueños han observado que el perro levanta las orejas cuando oye el ruido de un abrelatas o cuando se abre un armario (en el que se han guardado los obsequios).

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Esta misma forma de proceder puede servir para asociar con la comida una señal neutra, por ejemplo un sonido, una palabra, un silbido, una señal visual o una palmada. El resultado es que, con el tiempo, la señal sola será capaz de educir una respuesta de motivación del perro. Este estímulo puede tener un enorme valor práctico en el adiestramiento y en las aplicaciones del condicionamiento inverso, ya que puede actuar como un medio audible (o visual) e inmediato de refuerzo positivo.

6. Exposición controlada. Cuando en terapia conductual se utiliza la inundación (técnica que veremos más adelante), la exposición al estímulo completo puede ser tan traumática para el perro, que es posible que las técnicas eficaces de control y de distracción estén faltas de sentido práctico y por tanto es posible que no exista habituación. Una técnica más práctica consiste en reducir el estímulo para que el miedo resulte aminorado hasta un grado en el que el perro pueda ser controlado de modo seguro y eficaz. Una vez existe habituación al estímulo, después, en las sesiones subsiguientes de adiestramiento, el perro puede ser expuesto a estímulos progresivamente más intensos: las técnicas de exposición controlada se diferencian de la desensibilización sistemática en que el animal es expuesto a niveles bajos o controlados de estímulos que evocan el miedo en vez de ser expuestos a niveles de estímulos que se aproximan pero se hallan por debajo del umbral que provocaría el miedo. Inhibidores tales como los artificios de distracción (golpear una lata, alarma ultrasónica), los artificios de control (por ej.: los bozales o las jaulas) y las técnicas de condicionamiento inverso, todos ellos pueden ser útiles en asociación con las técnicas de exposición para garantizar que el perro se habitúa al estímulo antes de que éste sea retirado o incrementado.

7. Condicionamiento inverso Esta técnica implica condicionar a un animal para que dé una respuesta a un estímulo que es incompatible con la respuesta indeseable. Por ejemplo, una solución eficaz para el perro que de un salto se sube sobre las personas, es enseñarle a sentarse cuando las saluda. De esta manera la conducta aprendida impide de modo incompatible la conducta indeseable. De modo similar, la posición de sentado del perro para darle una recompensa de comida es una conducta que sería incompatible con la micción de sumisión. El condicionamiento inverso se usa con frecuencia para modificar la conducta de los perros miedosos. El objetivo es sustituir una respuesta miedosa a un estímulo concreto por una respuesta exenta de miedo. Esto se puede llevar a cabo asociando repetidas veces una presentación amortiguada del estímulo con algo que le guste al animal por ejemplo un alimento o un juego, hasta que el estímulo eduzca sentimientos felices asociados con la anticipación del alimento o del juego en vez del miedo.

8. Desensibilización mediante fármacos Cuando el estímulo no puede ser controlado o amortiguado de modo eficaz, los fármacos pueden ser eficaces para reducir la ansiedad, el miedo o la agresividad del perro, de modo que puede ser implantado un programa de desensibilización. En este punto debemos remitir a nuestro cliente a su veterinario de confianza para que le administre el fármaco adecuado. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Un Técnico en modificación de conducta no está facultado para prescribir un tratamiento mediante fármacos, si no es veterinario. 9. Inhibición externa. Esta aparece cuando es presentado un nuevo estímulo inmediatamente después del estímulo condicionado de modo que suaviza la respuesta condicionada. La inhibición externa puede resultar útil cuando se condiciona de modo inverso una respuesta indeseable de un perro a un determinado estímulo. Por ejemplo, si el objetivo es condicionar inversamente al perro para que esté callado en vez de que ladre (respuesta condicionada) cuando suena el timbre de la puerta (estímulo condicionado), tan pronto como suena éste, se puede hacer sonar un silbido de tono alto o golpear una lata, pero antes de que empiece el ladrido. La respuesta de ladrido será inhibida cuando el perro se oriente hacia el sonido.

10. Extinción. La supresión de los reforzadores conduce a la eliminación de una conducta. Por ejemplo, un dueño puede recompensar inadvertidamente una conducta de molestia (por ej.: las conductas de gimotear o de pedir en la mesa) dándole al perro un trozo de alimento. Si se suprime la recompensa para la conducta de pedir con insistencia (no se da más alimento) la conducta cesará. El uso de la extinción puede no ser suficiente de por sí para corregir algunos problemas de conducta pero es una parte importante del método. Las conductas que han sido

recompensadas de modo intermitente son mucho más resistentes a la extinción. Una vez extinguida, se necesita muy poca estimulación para que la conducta aparentemente difundida aflore de nuevo.

11. Estallido de la extinción. Cuando el refuerzo se suprime por primera vez, el animal puede porfiar e incluso intentar con más ahínco conseguir la recompensa antes de que se extinga la conducta. Los dueños deben saber que esta intensificación de la conducta, conocida como un estallido de la extinción, también debe ser pasada por alto o, de lo contrario, la conducta nueva y más intensa resultará reforzada.

12. Inundación (evitación de la respuesta) La inundación supone la exposición continua del sujeto a un estímulo, a un nivel que evoca una respuesta, hasta que la respuesta al estímulo cesa. Los perros que han aprendido una respuesta de evitación a un estímulo que evoque miedo pueden ser adiestrados de nuevo a superar los miedos condicionados exponiéndoles al estímulo de modo que no puedan huir. Para que resulte eficaz, el animal debe estar expuesto al estimulo continuamente hasta que el miedo remita y el propio estímulo ya no sea asociado más con el miedo. Si el perro es incapaz de ejecutar la respuesta de evitación y el estímulo anteriormente atemorizador ya no es amenazante, la respuesta de miedo habrá experimentado la extinción.

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Si se elimina el estímulo antes de que disminuyan los signos de miedo o si el dueño acaricia al perro o le presta atención (en la creencia de que podría contribuir a tranquilizarle), es posible que la conducta miedosa se refuerce en vez de disminuir. De modo similar, si el perro retrocede antes de que disminuya el miedo, la amenaza habrá sido eliminada por la conducta de evitación (refuerzo negativo). La inundación puede potenciar los problemas si se usa inadecuadamente y de aquí que resulte más práctica para el tratamiento de los miedos moderados, ya que la exposición plena de un perro a un estímulo que provoque un miedo muy intenso puede traumatizarle muy gravemente. Las técnicas de la inundación controlada (exposición controlada), en las que el perro es expuesto a estímulos progresivamente más intensos, pueden resultar más útiles para superar los miedos intensos.

13. Habituación. La habituación es el proceso mediante el cual los animales aprenden a adaptarse a sonidos y a experiencias nuevas con tal de que no padezcan las consecuencias de tal exposición. Durante la habituación, el sujeto es expuesto repetidas veces al estímulo sin la presencia de reforzadores negativos o positivos hasta que la respuesta cesa. El animal que al principio está inquieto durante los paseos en coche, generalmente se tranquiliza después de dar varios paseos en coche y de comprobar que no está ocurriendo nada aversivo. Durante el proceso de la socialización primaria, es importante exponer a los perros jóvenes a cuantos más ambientes y experiencias diferentes sea posible (por ej.: coches, clínicas veterinarias, escaleras) para que no adquieran miedo a estas situaciones. El adiestramiento y la modificación de la conducta también deben ser practicados correctamente con el fin de que los perros no se habitúen a ciertas formas de castigo. Cuando se usa repetidas veces un nivel de castigo insuficientemente aversivo, el perro puede aprender a no hacer caso al castigo.

14. Aprendizaje latente. Este tipo de aprendizaje tiene lugar sin la presencia de refuerzo intencionado y generalmente no es evidente enseguida. El aprendizaje latente facilitará la adquisición relativamente rápida de la ejecución correcta de una conducta en un momento posterior cuando se introduzca el refuerzo.

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Las ratas a las que se les ha permitido explorar un laberinto, pero que no reciben refuerzo alguno, aprenden más rápidamente a recorrer el laberinto para conseguir una recompensa de alimento que las ratas que no han tenido experiencia previa alguna con el laberinto. Un perro al que se le está enseñando a encontrar un objeto en un ambiente que anteriormente haya tenido la oportunidad de explorar dándole una orden, lo aprenderá más rápidamente que en un ambiente desconocido.

15. Motivación La motivación es un impulso o un deseo del animal para practicar una conducta. El nivel de motivación del perro es una consideración clave en el adiestramiento y para intentar reducir las conductas mediante la modificación conductual. La motivación depende del grado de la privación, así como del atractivo de la recompensa. La privación de alimento, por ejemplo, conduce a un impulso aumentado para conseguir alimento. Se podría decir que la privación de un recurso necesario conduce a la estimulación y que en tal caso el animal de compañía es motivado para practicar conductas con el fin de conseguir la desestimulación o la homeostasis. Cuando se eligen las recompensas para los programas de adiestramiento y de condicionamiento inverso, se debe usar el motivador más intenso posible para dominar el deseo del perro con el fin de que practique una conducta alternativa. Otro aspecto práctico de la terapia conductual es que la motivación del perro para practicar una conducta indeseable puede ser reducida a un nivel en el que es menos probable que aquél manifieste una respuesta indeseable. Las técnicas de desensibilización y de la exposición controlada implican la manipulación de los estímulos a fin de que se reduzca la motivación del perro para practicar la conducta indeseable (miedo, ladrido, agresión). En tal caso, usando las técnicas de condicionamiento inverso y mediante la selección apropiada de las recompensas, el perro puede ser motivado para practicar una conducta alternativa apropiada. Cuando el perro está sumamente motivado para practicar una conducta indeseable, será probable que se necesiten mecanismos de control estricto y un disuasor de gran intensidad. Sin embargo, en el caso de conductas que tienen niveles de motivación bajos (o cuando la motivación puede ser reducida modificando el estímulo o reduciendo el deseo del perro por causa del estímulo), podrían ser suficientes un disuasor menos intenso y un nivel más bajo de control.

16. Aprendizaje observacional. El aprendizaje observacional se refiere al aprendizaje que es realizado pasivamente por otros individuos que observan. Las investigaciones llevadas a cabo en monos, en perros, gatos y en ratas han demostrado que las tareas son aprendidas más rápidamente después de observar a otros individuos que realizan la misma tarea.

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17. Condicionamiento instrumental u operante. Es este un tipo de aprendizaje que tiene lugar cuando los resultados de una conducta influyen en la probabilidad de que la conducta se repita. El ofrecimiento de un elogio o de un alimento para la respuesta deseada a una orden de obediencia es un uso corriente del condicionamiento operante. Si bien los programas de adiestramiento están diseñados para proporcionar al perro reforzadores para la conducta apropiada (y castigo en el caso de una conducta inapropiada), una gran cantidad de aprendizaje operante tiene lugar independientemente de las interacciones de los dueños. Los perros que vuelcan una caja/cubo de basura y consiguen comida o que mastican la pata de la mesa en ausencia de los dueños, aumentarán la probabilidad de que estas conductas se repitan ya que a la vez están siendo recompensados. Sin embargo, cuando la eliminación sobre la alfombra o la incursión a la basura pueden motivar una reprensión grave, se reduce la probabilidad de que en lo sucesivo el perro elimine delante del dueño.

18. Sobreaprendizaje Este implica el refuerzo continuo de una conducta que ya ha sido aprendida. La

consecuencia del sobreaprendizaje es una mayor resistencia a la extinción y una retención más duradera del aprendizaje una vez cesa todo refuerzo. Asimismo, las

respuestas son más seguras y coherentes en presencia de estímulos que producen tensión nerviosa o confusión.

19. Castigo El castigo supone la aplicación de un estímulo aversivo durante o inmediatamente después (en un tiempo de 1-3 segundos) de una conducta para reducir la probabilidad de que esa conducta se repita. Para que el estímulo sea eficaz debe ser lo suficientemente intenso como para ser considerado aversivo sin que dañe al animal o le cause miedo. La oportunidad y la coherencia son decisivas. Si el castigo no es inmediato (y útil) con respecto a la conducta implicada, no se debe usar en absoluto. El castigo puede ser un instrumento útil en la modificación conductual pero su uso inadecuado puede agravar la situación y causar otros problemas de conducta. Es importante que la forma de castigo se adapte a cada perro. Si el castigo es excesivamente suave, puede conducir a la habituación así como a no corregir el problema.

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Si es excesivamente severo, el castigo, puede causar otros problemas conductuales. El castigo físico se debe evitar siempre ya que puede conducir a tener miedo al dueño, a tener miedo a las manos y a morder por miedo y podría ser potencialmente perjudicial para el perro. Asociando al principio un estímulo sumamente aversivo (por ej.: golpear una lata o el sonido de un claxon) con un “castigo secundario” menos aversivo (severo “¡NO!”), en el castigo futuro puede ser posible usar la orden sola. La necesidad de castigo reiterado y severo también se puede reducir al mínimo asociando un estímulo neutro con un castigo suficientemente aversivo. Por ejemplo, se puede aplicar un olor nuevo (por ej.: perfume) a una pertenencia que al perro le guste masticarla. La próxima vez que el perro intente masticar la pertenencia percibirá el olor. Cuando él hace eso, el dueño le debe proporcionar un estímulo aversivo (por ej.: un ruido fuerte, el chorro de una pistola de agua, una trampa de latas colocada sobre una puerta para que al abrirla se venga abajo). La idea es que el perro establecerá la conexión entre el olor y el castigo de modo que el olor puede ser usado como disuasor, sin necesidad de castigo real. Las formas de castigo que se usan corrientemente incluyen técnicas directas iniciadas por el dueño (por ej.: ruido, palabras), técnicas remotas iniciadas por el dueño (por ej.: sprays de agua) y técnicas de trampas ambientales o cazabobos (por ej.: sabores amargos, olores desagradables, alarmas detectoras del movimiento).

19.1 Evaluación del castigador La evaluación del castigador implica predecir qué forma de castigo será la más práctica y la más útil para un determinado perro. El éxito o el fracaso final de las técnicas de castigo dependen de la sensibilidad al castigo propia de cada perro, así como también de la conducta por la que está siendo castigado. Se podría adelantar que cualquier estímulo sería un castigo suficiente pero esto no es cierto. Algunos perros siguen cazando puercoespines y mofetas incluso después de haber experimentado los efectos dañinos de un encuentro de este tipo.

19.2 Técnicas de castigo Castigo directo interactivo. El castigo directo interactivo solo debe ser considerado cuando el animal realiza una acción indeseable en presencia del dueño. Muchas veces Manual de Modificación de Conducta Canina

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resulta eficaz una reprensión inmediata alarmante o un sonido fuerte y es todo cuanto se necesita en el caso de perros jóvenes o sensibles. Cuando el dueño no se halla presente para intervenir, la conducta incorrecta debe ser evitada o es posible que sea necesario pensar en formas alternativas de castigo (por ej.: las trampas cazabobos). Al primer indicio de que el perro practicará una conducta indeseable, el dueño puede intentar disuadirle desviando al animal valiéndose de una orden a la cual esté acostumbrado (por ej.: “siéntate”, “ven”). Otra alternativa sería utilizar una forma de manipulación que consiga interrumpir la conducta indeseable y enseñar al perro una respuesta apropiada (levantando al cachorro en brazos, acariciando la nuca). La manipulación sólo debe ser utilizada si da como resultado el cese inmediato de la conducta, sin causar miedo o ansiedad indebidos y nunca se debe usar si existe alguna posibilidad de que el perro pueda representar un peligro para el dueño o si la sensibilidad de aquel sugiere que la manipulación le puede infundir miedo. En el caso de que una orden verbal o un ejercicio resulten inútiles, se deben suspender inmediatamente. Muchas veces se puede conseguir un control más rápido y más eficaz dejando al animal atado de una correa larga y mediante el uso de bozales. Con frecuencia los artificios de castigo directo son más prácticos y más eficaces porque son más aversivos o más alarmantes que las reprensiones verbales y es menos probable que causen el miedo al dueño. Casi todos emiten sonidos que el perro encuentra alarmantes. Algunos son audibles para las personas, pero algunos de los nuevos artificios emiten sonidos que sólo se hallan en el espectro audible de los perros. El castigo se usa hasta que la conducta cesa. En tal caso, el castigo debe ser retirado inmediatamente. El uso de una orden verbal (por ej.: “¡No!” o “¡para!”) al mismo tiempo que el castigo primario, muchas veces da como resultado que en el futuro la orden verbal sea un castigo suficiente (castigo secundario). Son ejemplos de artificios de castigo directo: los artificios electrónicos comerciales que generan un sonido ultrasónico aversivo que es fácilmente detectable por la mayoría de los perros pero prácticamente inaudible por las personas; los dispositivos electrónicos comerciales que generan un sonido aversivo que es audible a la vez para los animales de compañía y para las personas (por ej.: las alarmas antirrobo y la alarmas de bolsillo, las sirenas); la bolsa o la lata de judías (que contienen pequeños guijarros) que se agitan cerca del animal de compañía; la pistola de fulminantes; la agitación de una lata que contiene guijarros o monedas; la pistola de agua; y la manguera de agua. Tiempo muerto. Cuando el perro empieza por primera vez a portarse mal (por ej.: ladrando), se le da una orden (por ej.: callado) y se le da la oportunidad de responder apropiadamente. Si lo hace, debe ser recompensado y elogiado inmediatamente. Si la orden es infructuosa (por ej.: sigue ladrando), el perro es trasladado a una zona de confinamiento durante un tiempo de 3 minutos aproximadamente. Sólo se le suelta cuando se calla. Para que sea eficaz, la cámara de aislamiento no debe ser ninguna de las zonas donde el perro come, duerme o juega. Un cuarto destinado a la ropa sucia, un sótano o un cuarto de baño es una alternativa válida. El objetivo del tiempo muerto es que el perro aprenda que la conducta apropiada conduce a recompensas y que la conducta incorrecta conduce al aislamiento temporal y no a recompensas.

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Castigo remoto interactivo. El castigo de control remoto, conocido también como castigo disimulado, se usa para las conductas incorrectas que pueden aprender cuando el dueño no se halla presente para intervenir. Con tal de que el perro sea controlado adecuadamente y sea castigado de modo eficaz en cada ocasión, hasta que deje de practicar la conducta indeseable, no aprende que la conducta puede ser practicada impunemente en ausencia del dueño. La vigilancia a hurtadillas, el uso de espejos, cámaras de vídeo, o el seguimiento de la situación con un intercomunicador, con un monitor de niños o un monitor de animales de compañía (un dispositivo electrónico que emite una señal cuando es perturbado), serán necesarios para garantizar que el perro es observado en el instante en el que inicia la conducta inadecuada. Si después el castigo puede ser impuesto mientras el dueño no está a la vista, el perro asociaría el castigo con su conducta más que con el dueño. Los dueños pueden improvisar artificios que hacen ruido, cubos de agua, mangueras y aspersores que pueden controlar desde lejos a los perros dándoles el castigo convenientemente oportuno. También existen algunos artilugios que pueden ser activados por control remoto para proporcionar estímulos aversivos. Los collares de impulsos eléctricos de control remoto funcionan en base al mismo principio. El uso de una cuerda larga unida a un dispositivo de contención es otro sistema eficaz para interrumpir o para castigar a distancia la conducta indeseable. La ventaja principal del verdadero control remoto en el que la persona que castiga permanece sin ser vista, es que no es asociada directamente con la acción de castigo y se elimina el riesgo de que el perro coja miedo a esa persona. Castigo ambiental. Similar el castigo de control remoto, el castigo ambiental actúa cuando el dueño no se halla directamente en presencia del perro. Por el contrario, sin embargo, el castigo ambiental no cuenta con que el dueño controle la situación. El ambiente es alterado para proporcionar su propio castigo cuando el animal se comporta mal. Se pueden instalar trampas cazabobos o alarmas de seguridad para la vivienda y alarmas de seguridad para los niños para que se pongan en funcionamiento cuando son “disparadas por la mala conducta”. Esto puede ser tan sencillo como encaramar un cubo de agua sobre una puerta de entrada, hacer estallar globos en un sofá o colocar una ratonera preparada para un generador de sonido dentro de un contenedor de desperdicios. La nueva tecnología nos ha provisto de otros dispositivos intrigantes tales como las esteras que proporcionan un estímulo eléctrico muy ligero, las alarmas de puerta y de ventana, los receptores que se acoplan a un dispositivo de castigo y que se disparan cuando aparece la conducta incorrecta, e incluso el vallado electrónico. Los dispositivos de interior son más prácticos para mantener a los perros alejados de los muebles, de las plantas, de los cubos de basura, de los cubos donde se depositan los pañales sucios, etc. Las esteras cargadas eléctricamente (que producen un estímulo eléctrico ligeramente aversivo pero inofensivo) mantienen de modo eficaz a los perros pequeños alejados determinadas zonas y son útiles cuando se intenta mantener a los perros a distancia de los muebles y de las encimeras, o fuera de determinadas habitaciones.

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Han sido ideados detectores del movimiento para mantener al perro alejado de determinadas zonas del interior de la vivienda (emiten una alarma electrónica cuando el perro pasa cerca o para mantener alejados a otros animales de compañía) y a los animales extraviados alejados de la finca (emiten una alarma fuerte y luces que se encienden cuando el animal pasa cerca). Existen varios dispositivos diferentes (collares que emiten un sonido aversivo, un aerosol de limón o un impulso eléctrico) que castigan a los perros de forma eficaz con el sonido cada vez que ladran. No es necesario que todos los castigos ambientales sean de “época reciente”. Varios recursos de “época antigua” siguen siendo eficaces para mantener a los perros alejados de determinadas zonas, por ejemplo el uso de sabores y olores aversivos, una tira de papel pegajosa por ambos lados.

20.

Refuerzo negativo.

El refuerzo negativo alude al condicionamiento de la conducta mediante la supresión de un estímulo, generalmente de un estímulo que es aversivo. En términos prácticos, el perro aprende a suspender una conducta o a evitar una situación que encuentra desagradable. Por ejemplo, cuando un perro ha estado sometido a estirones de su cola por niños de corta edad, podrá retirarse a su canasta para descansar. Cuando un perro se halla a la intemperie durante una tormenta, aprenderá que buscando cobijo bajo el porche el estímulo desagradable será eliminado (conducta de evasión).

Cuando el estímulo aversivo ha sido asociado con señales específicas, el animal puede aprender una conducta de evitación de manera que con el tiempo las señales pueden iniciar por sí mismas la respuesta de evitación (condicionamiento de evitación). Como quiera que el castigo y el refuerzo negativo implican estímulos aversivos, con frecuencia se confunden. En el castigo la aplicación del estímulo durante o inmediatamente después de la exhibición de una determinada conducta debe conducir a una menor posibilidad de que el perro la repita. En el refuerzo negativo, la supresión del estímulo aumenta el riesgo de que una determinada conducta aparezca de nuevo. Por tanto, el castigo implica que el estimulo aversivo es aplicado durante la exhibición de la conducta o inmediatamente después de su aparición, mientras que el refuerzo negativo está integrado por el estímulo aversivo que precede a la conducta y que es suprimido cuando ésta aparece. 21. Refuerzo positivo El refuerzo positivo supone la aplicación de un estímulo positivo inmediatamente después de una respuesta que aumenta la probabilidad de que ésta se repita. Los reforzadores primarios son estímulos que satisfacen una necesidad básica. En el caso de los perros, estos incluirían la comida, el agua, la interacción social, y tal vez los juguetes para jugar o para masticar.

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Un acontecimiento o un estímulo se pueden convertir en un reforzador secundario o condicionado si es asociado con otros acontecimientos o estímulos que ya están reforzando. Por ejemplo, el elogio (buen perro), o los acontecimientos (ir a dar un paseo) pueden convertirse en reforzadores sin son asociados con reforzadores primarios tales como un obsequio de la comida preferida o un juego social. Para que las recompensas sean eficaces, deben ser accidentales en la conducta (solo se deben dar cuando es ejecutada la respuesta deseada). Si el refuerzo se proporciona también de modo no accidental, será improbable que la conducta cambie. La oportunidad del refuerzo también es decisiva. El refuerzo que tiene lugar inmediatamente después de la respuesta favorece el aprendizaje más eficaz y más rápido. Por ejemplo, después de eliminar en un sitio apropiado al aire libre, el dueño que le da una recompensa al perro tan pronto como regresa a la vivienda, estará recompensando al perro por entrar en la casa. En vez de usar técnicas de castigo para reducir la realización de aquellos comportamientos que el dueño considera indeseables, es mucho más práctico y humanitario darles a los perros salidas deseables para que mastiquen, jueguen, coman, eliminen las excretas, etc., y recompensar la respuesta deseada. De este modo, en todo caso serán necesarios, si es que lo son, un castigo o una corrección ligeros. Desgraciadamente, el uso inadecuado del refuerzo también puede ser la causa de muchas conductas indeseables. Los dueños que prestan algún tipo de atención a conductas molestas tales como los hábitos de ladrar, de morder al jugar, de subirse encima de un salto o de pedir, solo sirven para reforzar estos problemas. Como quiera que las acciones del perro son útiles para conseguir su objetivo están siendo reforzadas constantemente. Los dueños que después intentan desaprobar estas acciones y que solo rara vez les permiten realizar, proporcionan un plan de refuerzo variable e intermitente, haciendo a la conducta indeseable bastante más resistente a la extinción.

El dueño que intenta consolar al perro miedoso o agresivo acariciándole, diciéndole “tranquilízate”, o manteniendo una conversación íntima con él, realmente está recompensando la respuesta miedosa o agresiva al prestarle atención física y verbal.

También se debe advertir a los dueños que no es probable que el castigo benévolo (cesa, tumbado, castigo físico suave) disuada al perro y pueden estar recompensando el problema inadvertidamente prestándole atención física y verbal. Por ejemplo, el dueño que intenta disuadir al perro de que no muerda al jugar o de que no arañe con un ligero golpe de un matamoscas, generalmente no lo logrará y además el contacto interactivo puede Manual de Modificación de Conducta Canina

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realmente fomentar el juego. Si después la reprensión física se incrementa en intensidad, el perro podría aprender a disfrutar de un trato cada vez más violento, o es posible que desista, pero se podría volver miedoso y receloso de las manos del dueño. 22. Programas de refuerzo Al refuerzo que se administra después de cada respuesta se le conoce como refuerzo continuo mientras que al refuerzo que se administra únicamente después de algunas respuestas se le conoce como refuerzo intermitente. Mientras que durante el adiestramiento inicial una conducta será un programa aprendido que es más resistente a la extinción, es menos probable un uso más eficiente de los reforzadores y de la saciedad. El refuerzo intermitente puede ser programado bien como fijo bien como variable. Se puede fijar el porcentaje (se refuerza una respuesta después de un número determinado de repeticiones), o se puede fijar el intervalo (se premia la primera respuesta después de un intervalo de tiempo determinado). De modo similar, el porcentaje puede ser variable (se premia una respuesta después de un número variable de repeticiones) o el intervalo puede ser variable (se premia la primera respuesta después de un espacio de tiempo variable). La ejecución y la respuesta son superiores con el porcentaje y los intervalos variables comparadas con el porcentaje y los intervalos fijos y de aquí que las conductas aprendidas sean más resistentes a la extinción. Desgraciadamente, muchas conductas indeseables (por ej.: las conductas de pedir, de subirse encima de un salto y la vocalización) se premian de modo variable e intermitente de modo que son sumamente resistentes a la extinción.

23. Evaluación del reforzador. Cuanto más valiosa es la recompensa, tanto más rápido es el aprendizaje. Puesto que la respuesta de un determinado perro a cualquier reforzador específico puede variar, es esencial que los dueños determinen qué recompensas (juego, juguetes, alimento o cariño) es más probable que motiven a su animal. La eficacia del reforzador se puede aumentar manteniéndolo en cualquier momento que no sea durante el adiestramiento. Los reforzadores se deben usar poco durante el adiestramiento de modo que se puede usar la modelación en el caso de conductas aprendidas más difíciles y más complejas. 24.

Modelación (aproximación sucesiva)

La modelación se refiere al proceso mediante el cual los perros son adiestrados para realizar tareas cada vez más complejas reforzando su conocimiento actual. Esta se consigue suprimiendo gradualmente las recompensas en las conductas generales y recompensando progresivamente solamente las conductas que se aproximan más a la conducta deseada. Por ejemplo, la modelación se puede usar para estimular a un perro para que ladre cuando hay alguien en la puerta principal.

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25. Desensibilización sistemática La desensibilización sistemática se refiere a exponer reiteradamente a los perros a estímulos que provocan miedo, ansiedad o agresión en dosis suficientemente pequeñas para que no desencadenen la respuesta. Después los estímulos son incrementados gradualmente en incrementos que no conducen a la reaparición de la respuesta. Los estímulos se repiten tantas veces sin efecto alguno que se convierten en inoperantes. La desensibilización sistemática se usa con frecuencia junto con el condicionamiento inverso para facilitar el adiestramiento. Por ejemplo, un perro puede tener miedo al trueno pero no lo tiene cuando se reproduce a volúmenes bajos el sonido del trueno grabado en una cinta magnetofónica. Si el perro escucha la grabación y no muestra signos de ansiedad, se le ofrece una recompensa de alimento. Aumentando gradualmente el volumen a lo largo de un determinado espacio de tiempo, el perro puede ser desensibilizado sistemáticamente frente al estímulo provocador de miedo y es condicionado inversamente a hallarse en un estado feliz, anticipador del alimento cuando oye el sonido del trueno. La clave reside en exponer al perro a un nivel del estímulo que se halle por debajo de su umbral por lo que se refiere a ansiedad y después aumentar muy poco a poco la intensidad hasta que imite las circunstancias de la vida real. 26. Aversión gustativa. La aversión gustativa es una forma concreta del condicionamiento aversivo, en la que el animal desarrolla una aversión a un olor o a un sabor determinados que se asocian con la indisposición, como consecuencia de una única asociación sabor-indisposición. Es posible que la aversión gustativa sea un mecanismo de defensa innato, de modo que el perro aprende a evitar las sustancias potencialmente tóxicas. La aversión gustativa se diferencia de otras formas de la terapia de aversión o del condicionamiento de evitación en que generalmente dura un solo evento y en que la indisposición puede tener lugar bastante tiempo después de la ingestión de la sustancia. En contraposición al condicionamiento de evitación, antes de que la aversión sea condicionada puede ser necesaria la coincidencia inmediata del estímulo aversivo con respecto al estímulo no condicionado y numerosas repeticiones. 27. Aplicación de las técnicas de la modificación conductual. El refuerzo positivo, la desensibilización sistemática y la aproximación sucesiva se usan con frecuencia asociadas para corregir problemas de conducta tales como la agresión por miedo y las fobias. El uso de alimento o de un juguete como motivador, primeramente enseña al perro a practicar una conducta, tal como siéntate-quieto, constantemente. Reforzadores secundarios, tales como un golpe seco o sonidos, se pueden mostrar especialmente útiles para motivar al perro durante las sesiones futuras de adiestramiento. A continuación, se adiestra al perro para que practique la conducta mientras está expuesto a una forma suave del estímulo amenazador. Con tal de que el estímulo se halle por debajo del umbral en el que es inducida la conducta indeseable, las señales y las recompensas deberán motivar suficientemente al perro para que practique la conducta deseada y reduzca las respuestas angustiadas al estímulo. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Después, el perro se expone gradualmente a niveles crecientes de los estímulos y se dan las recompensas correspondientes a las etapas sucesivamente más próximas al objetivo. También se pueden usar las técnicas de la inundación (o exposición) controlada junto con el condicionamiento inverso y el refuerzo positivo. Si los estímulos son muy débiles, si están bien controlados y el perro no puede huir ni causar perjuicio o daño, se le puede enseñar rápidamente que las amenazas no conseguirán eliminar el estímulo y que el estímulo no le perjudicará. Un dogal y una correa o una jaula de tela metálica de malla ancha pueden ser sumamente eficaces para controlar al perro de modo que no pueda atacar ni huir. En cada sesión posterior de entrenamiento, el perro es expuesto a niveles del estímulo ligeramente más intensos. Las técnicas de la inundación controlada y la desensibilización se parecen en que los niveles bajos de los estímulos que provocan miedo o son amenazadores se ofrecen al principio y se incrementan poco a poco en cada sesión posterior de entrenamiento, empezando por debajo del umbral que estimularía la respuesta no deseada. Con las técnicas de la inundación controlada, el perro es expuesto al estímulo a un nivel que induce una estimulación ligera de la respuesta no deseada (pero no al nivel completo del estímulo) hasta que se habitúa al estímulo. El perro debe estar bien controlado de modo que no pueda huir ni atacar, y el estímulo no es eliminado hasta que el perro responde adecuadamente. Las técnicas de la exposición pueden ser facilitadas por el condicionamiento inverso, por las técnicas de distracción y por el uso apropiado de los refuerzos positivo y negativo.

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TEMA 4

“MODIFICACION DE CONDUCTAS REBELDES”

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MODIFICACION DE CONDUCTAS REBELDES 4.1

CONDUCTA DE SUBIRSE DE UN SALTO ENCIMA DE LAS PERSONAS

Los perros pueden ser una auténtica molestia cuando se suben de un salto encima de las personas. Unas veces hacen esto cuando se encuentran por primera vez con alguien, otras veces cuando quieren jugar y otras veces por algún motivo desconocido. El denominador común es que la conducta persiste a causa de las contradicciones entre los miembros de la familia con respecto a intentar castigar la situación. Con el fin de prevenir o de corregir esta conducta molesta, es muy importante que todas las personas que habitan la casa sigan las mismas normas básicas en el adiestramiento.

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4.1.1 Diagnóstico y pronóstico El diagnóstico es evidente al observar que el perro, dando un salto, se sube encima de los dueños. El técnico en modificación de conducta tampoco está a salvo de las manifestaciones de cariño de estos perros sociales (pero mal controlados). Sin embargo, con terapia de modificación de la conducta, existe un pronóstico excelente para la corrección total del problema.

4.1.2 Tratamiento El tratamiento eficaz de los perros que se suben encima es un equilibrio de premios y correcciones. El dueño debe mantener las salutaciones en un tono muy moderado para evitar que el perro se estimule en grado sumo, que se excite y que muy probablemente se le suba encima de un salto. El perro debe ser elogiado ligeramente y con tranquilidad cuando se acerca y no se sube encima de un salto. Bajo ningún concepto se le debe elogiar por subirse encima y el dueño no debe ser condescendiente con el perro en los juegos que implican que el animal de saltos. Cuando el perro se sube encima se le puede corregir (no físicamente) sino con una reprensión severa y con un estímulo aversivo, por ejemplo con un emisor de sonido. El estímulo audible (verbal o procedente del emisor de sonido) debe ser lo suficientemente intenso, con respecto al temperamento del perro, como para poner fin inmediatamente a la conducta sin educir signo alguno de miedo. Es probable que el castigo que no es suficientemente aversivo premie la conducta por prestarle atención, mientras que el castigo que es suficientemente severo puede causar miedo o ansiedad indebidos. La corrección que se usa debe interrumpir inmediatamente la conducta, ofreciendo de este modo un resquicio de oportunidad en el que el dueño puede ordenar y estimular al perro para que salude en la posición de sentado. La conducta apropiada, estando el animal sentado, es entonces premiada. Una vez el perro es controlado de modo eficaz y está adiestrado, las órdenes y los premios deben conseguir condicionar de modo inverso al perro para que practique una conducta competente apropiada, por ejemplo, que permanezca sentado y salude.

4.1.3 Prevención La conducta de subirse encima se puede prevenir de modo eficaz alentando a los dueños para que pongan en práctica técnicas de obediencia. Los perros se suben encima porque no se ha enseñado a los dueños a ser constantes en la aplicación de medidas correctoras apropiadas, o porque no refuerzan las salutaciones apropiadas, o porque premian de modo inadvertido la conducta problemática y de este modo la refuerzan.

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TRATAMIENTO DEL PERRO QUE SE SUBE ENCIMA DE UN SALTO Método Comentarios Evitar provocar la conducta Mantener las salutaciones en un tono muy bajo. Hacer caso omiso de la Las conductas que no se premian desaparecerán con el tiempo, conducta pero solo si el dueño tiene la paciencia suficiente. Uno de los problemas de este método es que, al principio, muchas veces empeora en vez de disminuir, ya que el perro intenta por todos los medios educir una respuesta del dueño. Recompensas El perro debe ser recompensado ligera y tranquilamente cuando se acerca y no se sube encima de un salto. La recompensa debe cesar si el perro intenta subirse encima de un salto. Motivación de la recompensa Se pueden usar motivadores eficaces, por ejemplo juguetes, para motivar al perro a ejecutar una conducta alternativa apropiada tal como la adopción de la posición de “sentado” o la de “tumbado”. Refuerzo negativo Se utiliza un dispositivo aversivo (bocina, dispositivo de ultrasonidos) hasta que el perro se baje y se suprime inmediatamente la aversión. Distracción Elegir un dispositivo o un sonido que interrumpa la conducta para llamar la atención del perro (dispositivo electrónico, silbido). A continuación se le puede ordenar al perro que ejecute una conducta aceptable apropiada (que no se suba encima de un salto). Adiestramiento de obediencia Un dueño con el control adecuado y un perro bien adiestrado pueden ser capaces de corregir la conducta con una orden de obediencia apropiada y una recompensa .(Véase el

condicionamiento inverso).

Condicionamiento inverso

Dispositivos de control (dogal de cabeza y correa)

Cirugía Fármacos

Se enseña una conducta que sea incompatible con la de subirse encima de un salto. Por ej.:, al perro se le puede enseñar que se siente al encontrarse con alguien, a cambio de un premio de comida, de un juguete, o de una recompensa social. Al principio, obligarle a mantener esa posición durante unos cuantos segundos y poco a poco modelar la conducta para que el perro permanezca sentado durante 10 o más segundos antes de darle el premio (por ej.: buen perro”). La cronología es importante porque usted no desea reforzar una cadena de conductas en la que el perro primero se sube encima de un salto y después se sienta para que pueda ser premiado. En el caso de dueños que tengan dificultad para conseguir el control verbal, se puede dejar al perro sujeto con un dogal de cabeza y una correa larga y usar la correa, bien de una manera directa para adiestrarle a la orden de “siéntate”, bien para hacerlo desde lejos (adiestramiento remoto) con el fin de disuadir la conducta de subirse encima de un salto. La castración tiene escasa influencia, o ninguna, sobre esta conducta a no ser que esté relacionada con la conducta de montar de los machos. En este problema de conducta no existe indicación alguna para el uso de fármacos.

Los dueños deben atenerse a estas normas básicas: -

Asistir a clase de obediencia y aprender el uso adecuado de los collares y de los dogales de adiestramiento. Llamar al perro y darle una orden de “siéntate”, y premiar la conducta apropiada. No premiar nunca a los perros cuando de un salto se suben encima dándoles comida, paseos, o prestándole atención. Premiar al perro cada vez que se acerca y no se sube encima. Manual de Modificación de Conducta Canina

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-

Cerciorarse de que todos los componentes de la familia y las visitas se atienen a las mismas normas.

Caso práctico: - Setter Irlandes “Lucy” Lucy una perra castrada de ocho meses de edad de raza setter irlandés, se subía de un salto encima de los dueños y de casi todas las visitas cuando éstas llegaban a la casa. Los dueños habían intentado reprender verbalmente a Lucy y cuando esto fue inútil, intentaron darle un rodillazo en el tórax. A pesar de esta técnica y de otras aún más físicas (por ej.: pellizcarle los dedos) sólo parecía que el problema iba en aumento. Lucy disfrutaba saludando a las personas y, cuando era un cachorro joven, había sido premiada por el dueño y por algunas visitas con caricias o con cortesía durante las salutaciones. A medida que Lucy creció, los dueños intentaron castigar verbalmente y después físicamente al animal de compañía pero a medida que “el castigo” fue a más, Lucy se habituó a las reprensiones y al contacto físico. De hecho, mediante “el castigo” los dueños fueron premiando de modo inadvertido la conducta porque a Lucy le encantaba la manipulación (el juego) y la atención rudas. Se aleccionó a los dueños para que empleasen técnicas de adiestramiento motivadas a base de premios durante los momentos de no salutación. Se les había enseñado como adiestrar a Lucy para que se sentase instantáneamente al ordenárselo y para que permaneciese sentada durante 10 segundos o durante más tiempo. Puesto que Lucy le encantaba jugar con su pelota, ésta era usada como premio durante el adiestramiento. Después, los dueños intentaron usar las técnicas de condicionamiento inverso (teniendo a Lucy sentada y recibiendo entonces la pelota siempre que entraba alguien en la casa). Cuando los dueños entraban en la casa, si Lucy no respondía inmediatamente a una orden de “siéntate” o “tumbado”, ignoraban totalmente a Lucy (ningún contacto visual y el menor contacto físico posible). Estas técnicas resultaron medianamente útiles, pero Lucy no siempre respondía a las órdenes cuando las visitas entraban en la casa porque algunas personas le prestaban atención cuando les saludaba. Entonces, el dueño dejó atado a la perra con una correa de 5 metros y con un dogal de cabeza de modo que cuando llegaban las visitas con un tirón rápido de la correa se podía interrumpir la conducta. Lucy aprendió a saludar a los dueños y a las personas forasteras en la posición de sentada y en aquellos casos en los que empezó a subirse encima de un salto, una orden verbal de “tumba” obtenía una respuesta inmediata. Este tipo de método funciona muy bien en la mayoría de los perros. No obstante, empleando un poco más de tiempo en las salutaciones, el dueño puede acelerar la resolución del problema. Después de que el perro ha sido corregido o premiado con respecto a la salutación inicial, la persona se debe marchar y volver a entrar varias veces con el fin de premiar una después de otra algunas de las respuestas correctas. Esto hará que el aprendizaje sea más rápido.

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4.2 CONDUCTA DE ROBAR, DE HACER INCURSIONES A LA BASURA Y DE PONERSE DE UN SALTO SOBRE LOS MUEBLES O LAS ENCIMERAS.

Las conductas de robar, de hacer incursiones a la basura y de saltar sobre los muebles o sobre las encimeras, o de entrar en una habitación o en una zona determinada que el dueño considera fuera de los límites, pueden ser consideradas conductas totalmente diferentes, pero existen muchas similitudes cuando se llega a la causa y al tratamiento. Los perros se entregan a estas conductas por su carácter curioso y escudriñador y porque se autosatisfacen (el perro puede conseguir comida o un sitio de descanso deseado). Además, a pesar de que el dueño procura castigarlos, la mayoría de los animales no saben que han hecho algo inadmisible. Muchas veces los dueños están seguros de que los perros saben que se han portado mal cuando se les sujeta pero, en la mayoría de los casos, esta lógica es gravemente defectuosa.

4.2.1 Diagnóstico y pronóstico

El diagnóstico se establece en base a la observación del dueño de que el perro realiza esa actividad molesta. Muchos dueños indican que el perro sabe que se está portando mal porque se muestra culpable o porque huye cuando el dueño se acerca o cuando oye que llega a casa. En estos casos, el perro ha aprendido que existen consecuencias desagradables por permanecer sobre los muebles o sobre una encimera, o en la basura, cuando se acerca el dueño. También ha aprendido que existen consecuencias no desagradables (sólo agradables) cuando se sube a los muebles o a la encimera o cuando se introduce en la basura en ausencia del dueño. Afortunadamente, con la modificación conductual, el pronóstico de la corrección es favorable.

4.2.2 Tratamiento La enseñanza de la conducta deseada es la primera línea de acción. El perro debe recibir un premio de alimento o una recompensa social abundante por masticar sus propios juguetes. Cerciórese también de que al perro le han sido proporcionados el juego, el ejercicio y la atención apropiados para satisfacer sus necesidades.

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PAUTAS PARA CORREGIR LAS CONDUCTAS DE MORDER Y DE ROBAR. Medio Garantizar el juego, el ejercicio y la atención adecuados. Control y vigilancia.

Evitar el acceso a objetivos y zonas posibles. Aumentar los juguetes apetecibles y premiar la conducta deseada. Usar sabores repugnantes.

Garantizar la del producto.

repugnancia

Cambiar la situación de los objetos. Alternar los objetos. Continuar el proceso.

Tener en cuenta las trampas cazabobos si fracasa la terapia de aversión gustativa.

Comentarios Proporcionar un número adecuado de periodos de juego y de ejercicio para satisfacer las necesidades del perro. Adiestrar y vigilar lo suficiente para garantizar que los problemas de conducta no se presentan en presencia del dueño (podrían ser útiles el castigo remoto y una correa larga). Pueden resultar útiles leas cerraduras para niños o los envases a prueba de niños, las barreras o el encierro parcial. Durante todo este proceso, extender sobre los juguetes favoritos del perro algo que le guste (por ej.: queso, mantequilla de cacahuete).Cada vez que el perro mastica un objeto permitido, debe recibir una recompensa social o un premio de comida. Aplicar productos de sabor repugnantes dos o tres objetos de la vivienda. Asegurarse de que las primeras aplicaciones son intensamente aversivas aplicando una capa gruesa. Los productos que tienen un olor “característico” pueden disuadir a los perros de que mastiquen otros objetos que están recubiertos con los mismos productos. Los productos inodoros pueden ser más útiles cuando es necesario enseñar a los perros en general a que no mastiquen determinados tipos de objetos o determinadas zonas (por ej.: coprofagia, masticación de las plantas de la casa). Observar la respuesta del perro al producto para cerciorarse de que la conducta es disuadida de modo eficaz. Posiblemente los dueños puedan tener un desastre en sus manos si se deja solo al perro con objetos que han sido recubiertos con una sustancia que realmente le gusta en vez de encontrarla repugnante. Todos los días, cambiar los objetos recubiertos a sitios diferentes de la vivienda. Una vez por semana, cambiar los objetos que han sido recubiertos por otras pertenencias que tengan forma y textura diferentes. El objetivo es desviar la preferencia desde las pertenencias de la vivienda hacia los juguetes propiedad del perro. Si el ejercicio se ha desarrollado adecuadamente, después de unas cuantas semanas, el perro debe deducir que todas las pertenencias de la vivienda tienen mal sabor (no importa donde se encuentren o que forma tengan) y que todos los juguetes tienen sabor agradable. Si la aversión gustativa no es eficaz, se pueden usar trampas cazabobos para poner sobre aviso a los dueños está apareciendo la conducta indócil para que pueda ser corregida instantáneamente. También se pueden usar trampas cazabobos para mantener a los perros alejados de los cubos de basura, de las escaleras, de los armarios donde se guardan alimentos, de las plantas y de las encimeras.

En algunas viviendas puede resultar práctico impedir el acceso de los perros a las zonas problemáticas y proteger los objetos de valor guardándolos en recipientes o en armarios a prueba de animales (o a prueba de niños). En el caso de perros que roban objetos, que hacen

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incursiones a la basura o que mastican las pertenencias del dueño, los disuasores más prácticos son la aversión gustativa y las trampas cazabobos. La aversión gustativa es la siguiente línea de acción. Esta se practica preferentemente embadurnando dos o tres de las pertenencias del dueño que están siendo masticadas, con algún producto que tenga sabor amargo o que sea picante. Pueden ser útiles los productos comerciales antimasticación o una capa de aceite de eucaliptus, de aceite esencial de toronjil, de mentol o de pimienta de chile mezclados con agua. Productos tales como la salsa de tabasco también pueden resultar útiles pero, en algunos perros, pueden intensificar la masticación ya que el animal desarrolla un “gusto” hacia el producto. Cuando el problema no está relacionado con la masticación, los disuasores gustativos no tendrán éxito y la mayoría de los repelentes de los animales de compañía no son los suficientemente aversivos como para mantener a los animales de compañía lejos de los muebles, de las encimeras o de otras zonas “fuera de los límites”. Otra técnica que podría ser eficaz consiste en enseñar al perro a desarrollar una aversión hacia un determinado olor rociando una cantidad muy insignificante del producto (por ej.: un repelente en spray o un desodorante de axilas no perfumado) delante (no dentro) del hocico del perro. Emparejado con el bote de lata que avanza rápidamente y con el silbido agudo, después el olor puede ser suficiente para disuadir las aproximaciones del perro cuando se rocía el producto oloroso sobre otros objetos.

Las trampas cazabobos, por ejemplo una pila de latas vacías o un cubo de agua que se coloca para que se vuelque cuando se le mueve, los globos colocados contiguos a ratoneras o a tachuelas para que estallen al tocarlos, los detectores electrónicos de movimiento, las esteras de alarma, las esteras que producen impulsos eléctricos y la valla electrónica de interior, pueden ser necesarios o apropiados para mantener a los perros lejos de determinados objetos o zonas.

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Las técnicas de castigo remoto también son eficaces con tal de que el perro sea controlado constantemente. Sin embargo, la prevención es con mucho el método mejor cuando estos problemas se siguen presentando en ausencia del dueño. Una solución provisional para los perros que roban comida o que hacen incursiones a la basura consiste en aplicar un bozal de tipo cesta durante cortos periodos de tiempo cuando el dueño no los puede vigilar. En el caso de los perros que hacen incursiones a la basura o que se apropian de objetos en presencia del dueño, es necesario un mayor nivel de control y de educación. Una correa ligera que se deja unida a un dogal de cabeza puede ser un medio excelente para interrumpir estas conductas y conseguir su control.

4.2.3 Prevención Al principio, estimule los hábitos adecuados para asegurarse de que al perro le bastan sus propios juguetes para satisfacer su necesidad de juego. No dar prendas de desecho a los perros (por ej.: zapatos viejos) para que las usen como objetos para jugar ya que con ello únicamente se consigue hacer más difícil que establezcan la diferencia entre las pertenencias de la vivienda y los juguetes para masticar. Si se sorprende a un perro masticando alguno de los objetos de la vivienda, se le debe corregir verbalmente (no se le debe pegar), se debe recuperar la pertenencia y se le debe dar un juguete más apropiado. Premie a los perros cuando hacen uso apropiado de sus propios juguetes. ¡Sea consecuente! No deje al perro en una habitación o en una zona determinadas en algunas ocasiones y, en el caso contrario, no pretenda después que permanezca en otras lejos de estas zonas. ¡Vigile o encierre! Sea consciente de los deseos investigador, escudriñador y de comida de los perros. Esto significa que si existe una zona que es probable que el animal la escudriñe, que la recorra o en la que se dedique a masticar, cerciórese de que está vigilado convenientemente de modo que pueda ser interrumpido y corregido cuando el problema empieza. En todas las demás ocasiones, se debe evitar que el perro entre en la zona problemática cerrando las puertas que dan acceso a estas zonas usando cerraduras para niños o recipientes a prueba de niños; encerrándole en una habitación, en un patio, o en una jaula a prueba de niños o colocando trampas cazabobos en las zonas problemáticas. El adiestramiento remoto (con un dogal y una correa de 5 metros de longitud) también puede ser un sistema útil para mantener al perro lejos de los muebles, de los cubos de basura y de las habitaciones que están “fuera de los límites”.

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Caso práctico: - Caniche “Gilligan” Irlandes “Lucy”

Los dueños de Gilligan, un perro caniche típico, macho de 2 años de edad, no podían “fiarse” de él siempre que estaba fuera del alcance de su vista. Su carácter escudriñador, juguetón y destructivo ha persistido en la edad adulta y, siempre que se le dejaba solo o no se le vigilaba, entraba en las habitaciones en las que no se le permitía permanecer, robaba comida de las mesas o de los armarios, hacia incursiones a los cubos de basura para buscar productos que pudiese comer o masticar y se subía a los muebles donde muchas veces masticaba la tapicería.

Gilligan disfrutaba jugando fuera de la casa con los dueños y con otros perros y se le mantenía encerrado en la finca de medio acre de sus dueños con un dispositivo de valla electrónica. Los dueños habían intentado encerrar a Gilligan en una jaula pero esto le ocasionó a Gilligan una ansiedad extraordinaria (ladrido, salivación, masticación de los barrotes), y fue capaz de escaparse de casi todas las jaulas o de destrozarlas. A causa del tamaño corporal de Gilligan y de la ansiedad asociada con el hecho de estar enjaulado, las técnicas de confinamiento no resultaron prácticas en este caso. Muchos de los posibles problemas se pudieron solucionar pero algunas habitaciones carecían de puertas y no hubo medio material para impedirle la entrada. La naturaleza sumamente viva y escudriñadora de Gilligan era tratada aumentando el ejercicio y prestándole más atención, jugando a juegos de buscar y traer y dándole paseos más largos antes de cada partida. Gilligan disfrutaba jugando con otros perros, por lo que todas las mañanas, antes de que los dueños partiesen para desempeñar sus actividades cotidianas, le era concedida la oportunidad de jugar con dos de los perros de los vecinos. Si bien la adquisición de otro perro juguetón compatible para la vivienda podía haber ayudado en este caso, posiblemente los dueños no tenían interés alguno en aumentar sus problemas con otro perro. Cuando los dueños se marchaban, se cerraban todos los dormitorios, el despacho y el sótano y las únicas habitaciones restantes a las que Gilligan tenía acceso eran el cuarto de estar, el comedor y la cocina. Se colocaron cerraduras a prueba de niños en los armarios de la cocina para que éstos no pudiesen ser asaltados y toda la basura se ponía en el garaje antes de que los dueños Manual de Modificación de Conducta Canina

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se marchasen. Cada vez que el dueño tenía que salir de casa se le proporcionaban tres o cuatro juguetes con obsequios (carne, mantequilla de cacahuete) escondidos dentro y unas cuantas escudillas pequeñas con comida (con un obsequio de carne o de queso escondido dentro). Los problemas de Gilligan disminuyeron de modo espectacular pero sus exploraciones en el cuarto de estar o en el comedor a veces produjeron daño o destrucción. Puesto que los detectores del movimiento y otras formas de trampa cazabobos no tuvieron éxito, el dueño instaló una alambrada complementaria en el dispositivo de valla electrónica que recorría el cielo raso del sótano directamente por debajo de la entrada del comedor y del cuarto de estar. Gilligan aprendió rápidamente a permanecer lejos de estas habitaciones cuando llevaba el collar receptor.

4.3

CONDUCTA DE TIRAR/AVANZAR ARRASTRAR DE LA CORREA.

CONSTANTEMENTE

Y

DE

Muchos perros tienen los hábitos de tirar hacia delante de su correa y arrastrar a sus dueños durante el paseo. Estas conductas son inseguras para el perro y constituyen una experiencia desagradable para el dueño. Ambos disfrutarán más del paseo si durante el mismo el perro mantiene correctamente la posición próxima al dueño.

4.3.1 Diagnóstico y pronóstico El diagnóstico se establece en base a los antecedentes. El perro controla al dueño durante el paseo, y no viceversa. En muchos casos, el perro persiste aunque el dueño use un Manual de Modificación de Conducta Canina

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collar de adiestramiento, pero sin corregir la técnica. Afortunadamente, el pronóstico de la corrección del problema es favorable.

4.3.2 Tratamiento La conducta de arrastrar y tirar de la correa son mucho más fáciles de prevenir que de tratar aunque pueden ser controladas de modo eficaz con cierta modificación conductual y con el uso de cierto material. Las clases de obediencia son muy útiles porque una de las primeras lecciones que se aprende es la orden atrás. Un collar corredizo de adiestramiento o un dogal de cabeza y la guía de un buen adiestrador pondrán rápidamente al perro bajo control de modo que se le puede enseñar a andar sujeto de la correa sin que tire constantemente. El adiestramiento implica un ligero “restallido” de la correa o el cambio brusco de dirección para conseguir la atención del perro y para que deje de tirar. Esto permite al dueño usar la atención social de las recompensas de alimento para condicionar al perro para que camine a su lado sin tirar. En seguida nos daremos cuenta si los collares tradicionales de entrenamiento serán efectivos. Para aquellos perros que no pueden ser controlados de modo eficaz por los dueños durante los paseos, una técnica diagnóstica útil puede ser determinar el éxito que un adiestrador competente tiene con el mismo perro. Si el adiestrador tiene éxito inmediatamente, son necesarios un programa de adiestramiento más intensivo y una revisión completa de las técnicas para conseguir el control. En los casos rebeldes o cuando el dueño necesita conseguir el control inmediato, los dogales de cabeza proporcionan el control necesario para impedir el arrastre pero también permiten al dueño sujetar al perro convenientemente y reeducarle para que practique la orden “atrás”.

4.3.3 Prevención

La conducta de arrastrar y de tirar de la correa se previene de modo eficaz enseñando a los perros la orden “atrás” cuando son jóvenes o cuando se les enseña por primera vez a andar sujetos de la correa. A tal fin, son muy útiles los collares de adiestramiento.

Caso práctico: - Rottweiler “Fester” Irlandes “Lucy”

Fester, un perro macho entero de 4 años, de 50 kg., de raza rottweiler, no podía ser refrenado físicamente por su dueña, que pesaba 50 kg., en presencia de perros machos. Fester amenazaba y embestía a otros perros machos y probablemente les abría atacado si no hubiese sido refrenado. Manual de Modificación de Conducta Canina

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El marido, que pesaba 85 kg., y había llevado a Fester a clase de obediencia cuando era un cachorro, era capaz de refrenar físicamente a Fester en los paseos y generalmente conseguía que respondiese a una orden “atrás” con un fuerte tirón del collar de adiestramiento y con severas correcciones verbales. A Fester se le había adaptado un collar de púas que no tenía ventaja alguna para la dueña. El collar de púas ayudaba al dueño del macho para conseguir controlar mejor a Fester, pero la agresión de éste hacia otros perros machos aún había ido en aumento. Si bien el collar de púas proporcionaba al dueño un medio más cruel de reprimir la agresión de Fester, solo servía para estimular su agresión hacia otros perros ya que Fester ahora asociaba el dolor y los aumentos del miedo y de la ansiedad con la aproximación de otros perros. El único control real que el dueño tenía sobre el perro era mediante la represión física y esto no era ni práctico ni útil para la dueña, cuyo peso corporal era menor que el de su marido.

Fester fue adiestrado por la dueña primero a obedecer la orden “atrás” usando un dogal de cabeza y un adiestramiento de recompensas. Se aconsejó a los dueños que tenían que castrar a Fester ya que esto podría contribuir a reducir su agresión a otros perros machos, pero los dueños prefirieron diferir esta operación hasta tanto no se hubiesen puesto en práctica todos los demás aspectos del adiestramiento. Una vez que Fester pudo conseguir responder a la orden “atrás” de ambos dueños en los entornos exentos de perros, poco a poco fue presentado de nuevo a otros perros, empezando primero con perras, siguiendo después con machos castrados y después con el perro macho que a veces era alojado o atado en su propia finca. El dogal proporcionó un control excepcional y Fester pudo ser mantenido cerca del talón cuando se acercaba un perro macho inesperado. La castración y el uso continuo del dogal de cabeza logró una mejoría mucho mayor, de modo que en un plazo de 6 meses la dueña informó de que prácticamente todos los paseos eran agradables y estaban exentos de problemas.

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4.4

LADRIDO EXCESIVO.

El ladrido es un medio natural y normal de la comunicación canina. Las causas principales del ladrido son una necesidad innata de rechazar la pelea, los deseos innatos de comida o de contacto social y las conductas de ansiedad o de pelea. El ladrido es además motivado cuando con él se asocia un refuerzo de cualquier tipo. Este es frecuentemente el caso cuando los dueños acceden a los deseos de sus perros proporcionándoles comida, juego o cualquier otra forma de atención. El refuerzo puede ser inadvertido, por ejemplo cuando el dueño intenta interrumpir el ladrido o tranquilizar al perro dándole obsequios o mediante una atención verbal o física. Los intentos de castigo, especialmente las reprensiones ligeras, también pueden servir para premiar la conducta si no son suficientemente aversivas. El ladrido también es reforzado cuando la amenaza (por ej.: una persona desconocida que se acerca) es eliminada con éxito (la persona desconocida retrocede) o el conflicto se resuelve con éxito mediante el ladrido.

4.4.1 Diagnóstico y pronóstico

El diagnóstico de cualquier caso de ladrido se basa en los antecedentes del problema, especialmente en las circunstancias en las que aparece aquél. Tanto la respuesta del dueño al ladrido como la respuesta del perro a los intentos del dueño para la “corrección” son también cuestiones decisivas tanto en el diagnóstico como en el pronóstico. Con el tiempo, el caso se pone en conocimiento del técnico en modificación de conducta, el ladrido puede tener Manual de Modificación de Conducta Canina

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varios factores coadyuvantes, y de hecho es posible que exista más de un tipo de ladrido. El ladrido puede resultar muy difícil de corregir ya que es una conducta sumamente innata en algunos perros y con frecuencia tiene lugar en ausencia del dueño. El ladrido que tiene lugar en presencia del dueño y los problemas en los que los estímulos pueden ser controlados deben tener un pronóstico mucho más favorable. La vocalización se puede clasificar en: Territorial/protectora/alertante. De la pelea/inducida por la ansiedad. Estereotípica compulsiva Reclamadora de atención. Del juego/social. De la separación /inducida por la angustia.

4.4.2 Tratamiento

La modificación conductual se basa en lo siguiente: 1.2.3.4.5.6.-

Identificar/eliminar la causa del ladrido. Controlar o evitar los estímulos que provocan el ladrido. Adiestramiento de recompensa/callado. Eliminar los factores reforzantes. Exposición/condicionamiento inverso a los estímulos. Castigo (por ej.: dispositivos activados por el ladrido).

Si bien la mayoría de los problemas de ladrido se pueden interrumpir adiestrando al perro para que esté callado al ordenárselo, no es probable que estas técnicas sean eficaces cuando el perro ladra durante la ausencia del dueño. Dependiendo del nivel de motivación del perro y de la intensidad del estímulo, muchos de estos problemas, estando ausente el dueño, se pueden reducir mediante el uso de disuasores activados por el ladrido. Aquellos productos que son ideados para colocarlos sobre mostradores o para fijarlos a las paredes o a las jaulas pueden resultar eficaces en los perros que ladran en zonas concretas (por ej.: los dispositivos antiladrido que rocían agua, las alarmas activadas por el ladrido). Los collares activados por el ladrido son especialmente útiles en el perro que no está confinado en zonas concretas.

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TRATAMIENTO DEL PERRO QUE LADRA Medio Componentes Identificar y eliminar o limitar Siempre que sea posible, eliminar los estímulos que los estímulos del ladrido. provocan el ladrido o modificar el estímulo (por ej.: cambiar el timbre de llamada de la puerta de la casa). El control y la amortiguación del estimulo también constituyen un aspecto importante de las técnicas de desensibilización. Eliminar los reforzadores del Identificar los reforzadores de la conducta y asegurarse de ladrido. que no siguen actuando (por ej.: obsequios, atención, castigo ligero, liberación del encierro) Cuando el refuerzo es la retirada o la supresión del estímulo, usar técnicas de control y de exposición. Enseñar la orden de callado. (Ver el epígrafe Prevención) Modificación conductual Para llevar a cabo el adiestramiento de exposición o de (desensibilización y desensibilización, primero el dueño debe controlar condicionamiento inverso) convenientemente al perro. Para garantizar el control, se deben usar técnicas de adiestramiento para premiar la obediencia y dispositivos con dogal de cabeza. Una vez se ha conseguido el control, el perro debe ser expuesto a niveles controlados o amortiguados del estimulo. Al principio los estímulos podrían ser grabaciones de los estímulos (por ej.: la llamada a una puerta o el sonido de un timbre) o estímulos aislados controlables, tales como el ruido de una puerta de coche que se cierra o la llamada a la puerta de un miembro de la familia. La clave de la exposición consiste en que el perro no pueda huir, en que el estímulo no cese y en el que el ladrido se pueda controlar con el método de adiestramiento/recompensa y/o con el dispositivo de dogal de cabeza. En cada sesión del adiestramiento subsiguiente se aumenta gradualmente el nivel del estimulo. Dispositivos para el ladrido en Castigo activado por el dueño: presencia del dueño. - alarmas (ultrasónicas, sirenas, alarmas antirrobo) - agua (rifle de agua, manguera, sistema de aspersores). Dispositivos para el ladrido en Dispositivos de zona activados por el ladrido: ausencia del dueño. Aspersores de agua activados por el ladrido o alarmas audibles - activadas por el ladrido. Collares activados por el ladrido: - collares que desprenden esencia de citronela. - collares ultrasónicos y audibles. - collares antiladridos que producen impulsos eléctricos. Para la ansiedad por (Ver tratamiento de la ansiedad por separación) separación. Para la conducta compulsiva. (Tratar como en el caso de la conducta compulsiva) Para la estimulación Más ejercicio, adiestramiento de obediencia, más contacto insuficiente. social con el dueño, enseñar un juego (ir a buscar un objeto). Cirugía Desvocalización. Es inaceptable en algunos países y puede dar como resultado una vocalización apagada imperceptible. La formación de tejido cicatricial puede dar como resultado la recidiva del ladrido.

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4.4.3 Prevención Existen pautas importantes: El dueño nunca debe premiar el ladrido (por ej.: con atención, con comida, con juego) y no debe acudir a un cachorro que ladra o que grita o no debe liberarlo de la jaula (a menos que el cachorro esté angustiado) ya que esto solo serviría para reforzar la conducta. Socializar y habituar al perro de modo que se acostumbre a los sonidos, a las situaciones y a las personas que podrían iniciar el ladrido. Son importantes el adiestramiento básico de obediencia y el control. Es necesaria la interrupción inmediata del ladrido con dispositivos de alarma o de castigo o mediante el adiestramiento a la orden “silencio”.

TECNICA DE ADIESTRAMIENTO PARA LA ORDEN DE “SILENCIO”

El objetivo es que el perro reaccione a una orden de “silencio” cuando está ladrando. Esto se puede conseguir diciéndole “¡silencio!” cada vez que el perro ladre después de la primera vocalización (aunque sea tan solo un ladrido débil), llamando al perro y requiriéndole a que responda a una orden de “siéntate-quieto”. Al perro solamente se le debe dar comida o un juguete como premio si se sienta tranquilamente. Después, se debe repetir la orden de “silencio” y la operación de recompensa pero cada vez el perro debe permanecer callado durante unos cuantos segundos más antes de darle el premio. La cronología es decisiva en este adiestramiento ya que el perro debe aprender que el motivo de la recompensa es el hecho de permanecer callado (no el hecho de ladrar).

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La modelación también es extraordinariamente importante por lo que al perro se le debe exigir que se siente tranquilamente durante espacios de tiempo cada vez más prolongados antes de darle la recompensa. Si el perro desconoce la orden de “silencio”, el dueño debe proporcionarle inmediatamente un estímulo sonoro aversivo (sacudir una lata, el sonido de una bocina), que sea lo suficientemente alarmante como para interrumpir el ladrido pero no lo suficientemente intenso como para que haga que se muestre remiso a acercarse al dueño cuando este le llama. Esta técnica no suprimirá del todo el ladrido. Esto es importante ya que la mayoría de los dueños quieren reducir el ladrido excesivo y tienen cierto control verbal sobre las vocalizaciones del perro sin evitar que éste les ponga sobre aviso cuando oye algo insólito. Un agarrón ligero del hocico acompañado de una corrección verbal puede ser de utilidad para algunos dueños para interrumpir el ladrido y para enseñarle la orden de “silencio” si el perro es joven y sumiso. La recompensa consiste en dejar de agarrar el hocico tan pronto como el perro esté callado (refuerzo negativo) pero también se le puede dar un alimento o un juguete. Si el agarrón del hocico no es eficaz inmediatamente o si provoca algún signo de ansiedad o de miedo, debe ser interrumpido y se deben usar técnicas alternativas. Este método puede ser peligroso y no se debe ensayar si el perro es agresivo, dominante o si el dueño no lo controla del todo. Los dueños que utilizan el adiestramiento de dogal pueden adiestrar rápidamente al perro a la orden de “silencio” tirando hacia arriba de la correa y diciendo “¡silencio!” cada vez que el perro ladre. El aflojamiento de la correa proporciona refuerzo negativo pero al perro también se le pueden dar comida o juguetes (refuerzo positivo).

Caso práctico: Pastor de Shetland “Mister Ed “ Mister Ed, era un perro pastor de Shetland macho castrado de 2 años que ladraba prácticamente a cualquier persona o animal de compañía que se acercaba a la finca. Los dueños vivían en una urbanización de casas adosadas y hacía poco tiempo que los vecinos habían formulado una queja. El ladrido del perro continuaba hasta que la persona o el animal de compañía no estaba a la vista o hasta que entraba en casa y Mr. Ed tenía una oportunidad para saludar al visitante. El único medio con el que los dueños podían hacer cesar el ladrido era dándole a Mr. Ed un juguete de arrastre e iniciar el juego. Aunque el ladrido era fundamentalmente una forma de alerta territorial, Mr. Ed no manifestaba agresión alguna y parecía más interesado en ir al encuentro de la persona visitante que en ahuyentarla. El ladrido solo cesaba cuando Mr. Ed era recompensado (por el saludo del dueño o por la llegada de la persona visitante) o cuando era suprimido el estímulo (la persona visitante o el animal no estaba a la vista). El dueño inicio cierto adiestramiento para premiar la obediencia básica, pero si bien Mr. Ed llegó a reaccionar con mucho más interés a las órdenes, el dueño fue incapaz de interrumpir verbalmente el ladrido o de adiestrar a Mr. Ed a la orden de “silencio”. Después se Manual de Modificación de Conducta Canina

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sometió a Mr. Ed con un dogal de cabeza y atado de una correa de 5 metros de longitud. En el momento en el que comenzaba el ladrido, el dueño le ordenaba “silencio” y tiraba de la correa, aflojándola después de que Mr. Ed se callaba. Si Mr. Ed permanecía callado se le premiaba (el adiestramiento se inició con un tiempo de 5 segundos de estar callado y al final se amplió a 30 segundos). Al cabo de unos días Mr. Ed dejo de ladrar al ordenárselo.

Sin embargo, siempre que los dueños estaban ausentes los vecinos todavía se quejaban de que el perro ladraba. Como no había manera de lograr suprimir o de reducir las imágenes y los sonidos que estimulaban a Mr. Ed para ladrar, se estudiaron la intervención quirúrgica para suprimir el ladrido y los dispositivos activados por el ladrido. Puesto que los dueños eran incapaces de seguir teniendo a Mr. Ed si el ladrido persistía, se pensó en la intervención quirúrgica para eliminar el ladrido, pero primeramente los dueños decidieron comprobar la eficacia de los dispositivos antiladrido. Se escogió un producto acoplado al collar puesto que el perro ladraba por toda la casa y, si se le encerraba, Mr. Ed manifestaba un ladrido inducido por la ansiedad. Un collar antiladrido de sonido audible y un collar antiladrido de ultrasonidos resultaron inútiles ya que eran incompatibles e insuficientemente aversivos, pero Mr. Ed respondió inmediatamente al uso de un collar antiladrido que emite impulsos eléctricos. Siempre que Mr. Ed llevaba el collar, el ladrido era reprimido.

4.5.

HIPERACTIVIDAD E INDOCILIDAD CANINAS

Si bien los trastornos de hiperactividad son muy raros en los perros, la hiperquinesia o el trastorno de la falta de atención con o sin hiperactividad generalmente se pueden diagnosticar por la respuesta paradójica a las anfetaminas. La mayoría de los perros hiperactivos o están predispuestos genéticamente a los niveles elevados de vigor y de actividad o han sido premiados de modo inadvertido. Los perros jóvenes generalmente son más juguetones y más activos que los adultos, de modo que algunos problemas de actividad pueden mejorar a medida que el cachorro se convierte en adulto. Manual de Modificación de Conducta Canina

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La indocilidad tiende a ser un término de cajón desastre que se usa para designar a los perros cuyos dueños no son capaces de someterlos a control. Además del perro hiperactivo, muchas de las conductas estudiadas en este capítulo (las conductas de subirse encima de un salto, de arañar y de masticar, el espíritu de destrucción, la conducta de escarbar y algunas formas del ladrido) son ejemplos de conductas indóciles que resultan molestas para los dueños. También son quejas corrientes de los dueños la evasión, la persecución de los coches, la negativa a acudir cuando se les llama y la apropiación de objetos. Para corregir estos problemas son necesarios el adiestramiento de obediencia con el dogal de cabeza y otras técnicas ideadas para otorgar a los dueños más control sobre sus perros. Sin embargo, existen diferencias genéticas importantes entre los distintos individuos, por lo que es posible que sea necesario modificar las técnicas de adiestramiento para que se adapten a cada individuo.

4.5.1 Diagnóstico y pronóstico Los perros con hiperquinesia pueden manifestar hiperactividad, falta de capacidad para ser adiestrados, manifestaciones agresivas y no se tranquilizan en ambientes neutros. En los casos sospechosos de hiperquinesia, los perros deben ser ingresados en una clínica veterinaria y en ellos se deben registrar el ritmo cardiaco básico, la frecuencia respiratoria y el nivel de actividad.

En aquellos casos en los que la causa no es un trastorno de hiperactividad, el pronóstico se basará en la “causa fundamental” del exceso de actividad. Los casos que han sido premiados por los dueños de modo inadvertido generalmente se pueden mejorar con las técnicas de modificación conductual, mientras que es posible que aquellos con niveles elevados de vigor de modo innato y con escasa oportunidad para el ejercicio, resultaran más difíciles de solucionar. Se puede confirmar el diagnóstico administrando por vía oral 0,2-0,5 mg/kg de dextroanfetamina y después observando el efecto del fármaco cada 30 minutos durante un tiempo de 1 a 2 horas. Los perros con hiperquinesia se vuelven más tranquilos y tienen un ritmo cardiaco y una frecuencia respiratoria menores. (En esta parte debemos recurrir al veterinario ya que como técnicos en modificación de conducta no estamos cualificados para administrar fármacos). Manual de Modificación de Conducta Canina

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4.5.2 Tratamiento

El tratamiento de la indocilidad y de la hiperactividad se debe adaptar a cada uno de los perros. El papel de la genética, la respuesta del dueño a la conducta del animal y la cantidad del adiestramiento anterior (y su conformidad con respecto al adiestramiento) son todos ellos factores a tener en cuenta tanto en el diagnóstico como en el desarrollo de un plan apropiado de tratamiento. El aspecto más decisivo de la prevención, del control o de la supresión de estos tipos de problemas es identificar y tratar la motivación o la causa subyacente de la conducta. Es probable que se presenten situaciones problemáticas cuando se descuidan el ejercicio, la interacción social adecuada y el control.

4.5.3 Prevención

A los perros, especialmente a los cachorros y a los perros en edad de crecimiento, se les debe proporcionar las cantidades de juego y de ejercicios apropiados y suficientes para satisfacer las necesidades del individuo.

Los dueños no deben prestarles atención y deben pasar totalmente por alto a sus perros cuando están manifestando conductas hiperactivas. En vez de prestar atención al cachorro, sería preferible hacerle caso omiso, alejarse de él y cerrarle la puerta o encerrarle. Todas las recompensas (juego, comida, atención) sólo se deben dar en caso de tranquilidad y de obediencia. Como quiera que proporcionando inmediatamente un periodo de juego o de ejercicio cuando el perro se está comportando de una manera indócil o hiperactiva puede premiar la conducta, es mejor aplicar cierta distracción que le tranquilizará durante por los menos 10 segundos antes de comprometerle en alguna forma de juego o de ejercicio. Cuando se trata de perros cuyo manejo resulta difícil, se debe pensar en el adiestramiento con el dogal de cabeza.

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Método Ejercicio

Recompensas Extinción

Adiestramiento obediencia

de

Castigo/distracción

Dispositivos adiestramiento

de

Terapia Farmacológica

TRATAMIENTO DEL PERRO HIPERACTIVO Comentarios Proporcionar ejercicio intenso y periodos de juego para satisfacer las necesidades del perro en cuanto a actividad y atención. Intentar proporcionar el ejercicio apropiado al individuo. (Arrastrar un trineo, cobrar la caza). Suprimir todas las recompensas excepto las correspondientes al silencio, a la tranquilidad y al grado de reacción a las órdenes del adiestramiento. El dueño se debe asegurar de que la atención, las recompensas y el juego no se concedan nunca a petición. Esto sirve únicamente para premiar la conducta excitable y ambiciosa. En algunos casos pude ser útil hacer caso omiso del perro, pasearle, o encerrarle y aislarle hasta que se tranquilice. Con técnicas de adiestramiento eficaces (abajo), con el tiempo se puede distraer o tranquilizar al perro con órdenes. Adiestrar la tranquilidad y la obediencia. Durante el adiestramiento, ampliar poco a poco el tiempo de descanso. Es posible que durante el adiestramiento inicial los perros excitables actúen mejor con distracción reducida, en ambientes tranquilos o incluso con lecciones particulares, trasladándoles después a situaciones de grupo. Antes de las sesiones de adiestramiento, pensar en proporcionarles una fase de ejercicio. En caso de perros hiperactivos o excitables, este método rara vez es eficaz. En algunos casos tal vez sea posible identificar un dispositivo o un producto que se pueda usar para distraer al perro o para interrumpir la conducta para que se pueda adiestrar la tranquilidad. Pueden ser dispositivos apropiados las alarmas ultrasónicas, las audibles o un rifle de agua. Si la conducta va precedida de ladrido, al principio, los collares antiladrido pueden interrumpirla y distraer al perro. Ni el dogal de tracción, ni los dogales de cabeza, ni las correas largas resultan especialmente útiles para conseguir el control de los perros eufóricos difíciles de controlar. Algunos dispositivos de dogal pueden realmente servir para controlar y tranquilizar a algunos perros tan pronto como son aplicados. Es posible que los perros hipercinéticos respondan a las anfetaminas. Los fármacos antiansiedad y los sedantes a veces pueden ser útiles para conseguir el control durante el adiestramiento inicial pero también perjudican al aprendizaje. Los antidepresivos pueden ser útiles cuando los niveles elevados de actividad son debidos a ansiedad o a trastornos compulsivos.

Caso práctico: Caniche enano“ Dennis” Dennis era un caniche enano de 11 meses de edad, de 4 kg de peso corporal, cuyo dueño no le pudo tranquilizar nunca y que saltaba desde el suelo a los brazos de su dueño cuando quería que éste le hiciese caso. El dueño consentía que Dennis le arañase, acarreándole de un lado a otro durante unos cuantos minutos y a veces jugando con la pelota o dando unos cuantos obsequios a Dennis cuando este se ponía tumbado boca arriba. Durante la consulta de la conducta, Dennis fue colocado sobre el suelo del despacho pero ladraba excesivamente, retrocedía corriendo y a continuación corría hacia la puerta o se subía de un salto al regazo del dueño. Era un perro joven muy activo y vigoroso. En el transcurso de la consulta se aconsejó al dueño que no hiciese caso a Dennis y a su arnés se ató

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una correa de 5 metros de longitud. Cada vez que Dennis se subía de un salto al regazo del dueño o empezaba a ladrar, para disuadirle de su conducta se usaba un dispositivo electrónico de adiestramiento, un rifle de agua o un tirón de la correa. Se utilizaron técnicas de castigo remoto de modo que el estímulo aversivo servía para interrumpir la conducta (cosa que el animal hacia). Después de varias distracciones interceptadoras y transcurridos 30 minutos durante los cuales le dueño hizo caso omiso de Dennis evitando el contacto de la mirada y tirando de la correa o pisándola cuando él intentaba subirse de un salto al regazo del dueño, Dennis se tumbó a los pies del dueño y se durmió o se relajó durante los 30 minutos siguientes. El hecho de hacer caso omiso de Dennis y de privarle de toda atención y de recompensas por su conducta exigente y excitable, y el uso de técnicas de interrupción, lograron controlar su conducta viciosa. En casa el dueño dejó a Dennis atado de una correa larga, siguió haciendo caso omiso de todas sus conductas exigentes y usó dispositivos de interrupción para disuadirle. Le fueron proporcionados periodos complementarios de juego y de ejercicio pero sólo cuando Dennis estaba tranquilo y no se mostraba exigente. El dueño llevó a Dennis a clases de obediencia durante la cuales estaba demasiado distraído y excitable para responder. El adiestrador sugirió unas cuantas lecciones particulares en un ambiente tranquilo y Dennis mejoró considerablemente, pero siguió siendo un perro de gran vigor, exigente y excitable.

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TEMA 5

“PROBLEMAS DE LA CONDUCTA DE ELIMINACION”

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PROBLEMAS DE LA CONDUCTA DE ELIMINACION

Eliminación canina inadecuada. En el cachorro joven, el objeto principal de la micción y de la defecación es eliminar del organismo los desechos. La conducta de eliminación canina adulta puede estar al servicio de algunas otras funciones que incluyen la comunicación de información con respecto al estado sexual, a la identidad individual y a los territorios y, posiblemente, con respecto al rango social. También se puede encontrar en los perros jóvenes o adultos en situaciones diversas como un componente de las respuestas de sumisión, del miedo, de la ansiedad por separación y de la excitación. En torno a las 3 semanas de edad, la mayoría de los cachorros han empezado a eliminar lejos de la zona de anidación por iniciativa propia. A las 5 semanas de edad, se escoge una zona general para la eliminación y a las 9 semanas la zona escogida para la eliminación es más concreta. La explicación razonada subyacente a las estrategias del adiestramiento doméstico implica aprovecharse de la tendencia innata del perro a no eliminar en la zona de su guarida y de la asociación de esta inclinación con el condicionamiento operante y clásico. Esta tendencia a mantener limpia de desechos la zona de la casa puede ser superada en algunas circunstancias. Por ejemplo, el perro que permanece en una perrera durante largas temporadas tiene que aprender a defecar en el ambiente de la perrera. Los cachorros que están confinados en jaulas, trasportines o vari-kennels durante espacios de tiempo prolongados ensuciaran sus zonas de estar si no se les concede la oportunidad de aliviarse en lugares más apropiados. Asimismo, los perros con algunos problemas médicos pueden ser incapaces de controlar su eliminación por razones totalmente fisiológicas. Se ha dicho que algunas razas son resistentes al adiestramiento doméstico. En este capítulo vamos a evaluar los problemas de la Manual de Modificación de Conducta Canina

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eliminación que tienen una base conductual, los problemas de base fisiológica los remitiremos al veterinario de confianza.

Prevención: adiestramiento doméstico. La mayoría de los perros son animales de compañía, por lo que es muy importante que sean adiestrados rápida y formalmente. El adiestramiento doméstico es un proceso sencillo pero que debe ser enseñado y reforzado en cualquier dueño neófito. Muchos perros se regalan o se sacrifican porque no aprenden pronto esta lección y siguen ensuciando las casas de sus amos. Los amos deben comprender y encauzar las pautas naturales de la eliminación del perro en vez de esperar a que el perro elimine en lugares no apropiados y castigarle por ello. El adiestramiento de recompensa es mucho más eficaz que el castigo como método de adiestramiento. Con todo, la mayoría de los dueños son rápidos para castigar la eliminación inadecuada sin conceder el crédito oportuno cuando un cachorro hace lo que se desea. Si bien es importante que los dueños del perro corrijan el lugar para la eliminación, mediante repetición y recompensa, es mucho más práctico que intentar castigarle en cada uno de los miles de lugares donde podría intentar eliminar dentro de la casa. Al principio, los cachorros jóvenes (7-8 semanas de edad) se deben sacar al aire libre para eliminar con tanta frecuencia como resulte práctico (idealmente cada hora cuando el cachorro está despierto). En poco tiempo, el dueño aprenderá a predecir el tiempo en el que el cachorro realmente necesita ser sacado al aire libre. El perro se debe sacar al aire libre a la zona deseada para la eliminación después de comer, de beber, de jugar y de dormir. Es más eficaz un camino directo hacia un lugar del exterior fácilmente accesible. El uso de la misma zona permite que los olores se acumulen y debe aumentar la probabilidad de que el cachorro vuelva a eliminar de nuevo allí.

Tan pronto como el cachorro elimine en el lugar apropiado, se le debe premiar abundantemente o se le debe dar una pequeña recompensa de alimento. Si el cachorro quiere jugar o quisiese entrar de nuevo en la casa, estas circunstancias deben usarse para premiar al perro tan pronto como haya concluido la eliminación.

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Si los cachorros son alimentados de acuerdo con un programa regular, en vez de ad libitum (dejar excesiva cantidad en el comedero y que el cachorro disponga de ella lo que quiera durante todo el día), también tienden a desarrollar hábitos de eliminación muy regulares.

No esperar a que el cachorro esté de nuevo en casa para darle un premio de comida, ya que esto le enseña que se le adelantan las recompensas por regresar a la casa (y no por la eliminación). Apareando una señal o una orden con cada eliminación y dando después el premio, muchos perros aprenden el concepto de la eliminación por mandato. Idealmente, si el cachorro es vigilado convenientemente, el dueño debe aprender pronto a identificar los signos que preceden a la eliminación (el animal olfatea, adopta una postura agazapada, se escabulle) o puede ser capaz de adelantarse y predecir en qué momento el cachorro necesita eliminar. De este modo, el dueño puede interrumpir y encaminarle al lugar apropiado (donde se le puede elogiar y premiar por lograrlo).

El castigo severo en el acto puede enseñar al perro a: Evitar la eliminación posterior en ese lugar. Evitar la eliminación posterior en ese lugar cuando el dueño se halla presente. Evitar la eliminación en presencia del dueño.

Cuando se elige un estimulo aversivo para el adiestramiento, el dueño siempre debe tener en cuenta el temperamento del perro. Además, si es posible que el dueño no esté visible cuando administra el castigo, el perro puede aprender a dejar de eliminar en la zona tanto si aquél está presente como si no lo está. Nunca se debe usar corrección alguna, no importa cuán ligera pueda parecer, que provoque una respuesta excesivamente miedosa. En el caso de que el perro elimine en un lugar de la casa sin consecuencia desagradable alguna, es probable que el perro vuelva de nuevo a ese lugar para la eliminación posterior. Cualquier zona de la casa en la que el cachorro haya eliminado se debe limpiar perfectamente y se debe tratar con un neutralizante del olor para evitar que vuelva a la misma y la ensucie de nuevo. El adiestramiento doméstico básico es una mezcla de recompensa (por la eliminación en zonas apropiadas), de prevención de la eliminación en lugares no apropiados, de identificación de los signos que preceden a la eliminación o de previsión de los momentos de eliminación y de encaminamiento del perro al lugar apropiado y de indiferencia si se observa que el perro elimina o comienza a eliminar en un lugar no apropiado. Para la aplicación eficaz de estas técnicas, es esencial vigilar al perro en todo momento cuando el dueño se halla disponible. Durante el adiestramiento, algunos dueños son capaces de seguir y vigilar a sus perros en todo momento, pero en la mayoría de los casos esto es materialmente imposible. Si el dueño no es capaz de impedir que el perro deambule o que se “escabulla”, puede resultar útil dejar una luz, dejar al cachorro atado de una correa larga, sujetada por el dueño o atada a un objeto próximo.

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Para mantener al cachorro a la vista se pueden usar vallas y puertas cerradas estratégicamente. Cuando no se puede vigilar al perro, se debe evitar que elimine en lugares inadecuados teniéndolo en su vari-kennel, en una habitación o en un patio. (véase técnicas del

adiestramiento de jaula).

Los dueños que deben dejar a sus perros durante tiempos más largos que aquellos durante los cuales pueden controlar la eliminación, tendrán que pensar en un patio exterior, o dejar el perro en una habitación o en un corral con papeles extendidos sobre el suelo. Al principio puede ser necesario cubrir con papeles todo el suelo (excepto la zona de alimentación y la zona donde se halla la yacija del perro), pero la superficie cubierta con papeles se puede reducir poco a poco a medida que el perro empieza a usar sitios concretos para eliminar. Es posible que los perros que han sido condicionados a eliminar sobre papel tarden mucho tiempo en comprender que la eliminación al aire libe también es aceptable.

Problemas del ensuciamiento de la vivienda. Existen muchas causas por las que un perro podría eliminar en la vivienda. En los perros jóvenes, las causas más frecuentes del ensuciamiento de la vivienda son el adiestramiento insuficiente, la micción por excitación y la micción por sumisión. Durante la edad adulta, la eliminación inadecuada en la casa puede ser consecuencia de la marcación y de la ansiedad de la separación. En todas las edades se pueden presentar problemas médicos, pero es más frecuente que se observen en el perro geriátrico. A veces, se puede observar un problema de ensuciamiento de la vivienda que se presenta espontáneamente y que puede ser debido a situaciones en las que ha habido un cambio brusco en el horario del dueño, el dueño no le permite acceder a la zona de eliminación de una manera oportuna, o ha habido una modificación de la dieta o del programa de alimentación. No es raro que un perro desarrolle una actitud enérgica o preferencias de superficies para eliminar dentro de la vivienda cuando se ha permitido que el problema persista.

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Diagnóstico y pronóstico.

Se diagnostica un problema de la conducta de eliminación cuando un perro elimina en sitios inadecuados a pesar de las oportunidades adecuadas para usar las zonas de eliminación deseadas. Se deben llevar a cabo un examen físico completo y un perfil de laboratorio para cerciorarse de que no existe una causa fisiológica del problema. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL DEL ENSUCIAMIENTO DE LA VIVIENDA Adiestramiento insuficiente. Micción sumisa. Micción de la excitación. Marcación. Ansiedad por separación. Problemas médicos. Problemas relacionados con el tratamiento. Situación indeseable o preferencia de superficie.

En caso de perros con problemas de eliminación de índole conductual, el pronóstico con respecto a la curación total es favorable. En aquellos perros con causas fisiológicas de estos problemas, el pronóstico varía de acuerdo con el diagnóstico definitivo y las probabilidades de curar o de tratar los problemas médicos subyacentes. Para determinar el pronóstico con respecto al tratamiento eficaz de un perro que está ensuciando la casa, es pertinente el discernimiento de la duración del ensuciamiento de la casa, la frecuencia con que ocurre, el número de zonas ensuciadas y el estado mental del perro. El pronóstico es favorable en un perro sin problemas cognoscitivos y sin problemas médicos intratables y, si el problema es de corta duración, ocurre rara vez en un número limitado de zonas de la casa. El pronóstico también mejora si el perro ya ha sido acostumbrado a una vari-kennel o a una habitación de encierro y si el dueño se halla disponible para sacar al aire libre con frecuencia al perro para que elimine.

Tratamiento. En este capítulo revisaremos el tratamiento del ensuciamiento de la vivienda referido a aquellos perros que sólo presentan problemas de eliminación conductual. La modificación conductual se usa en caso de perros que eligen aliviarse en lugares inadecuados. Los perros que hacen esto muy probablemente han desarrollado la pauta por causa de la auto-recompensa o por la falta de intervención del dueño. Los perros se “autorecompensan” cuando se alivian a sí mismos y no perciben que la zona era inadecuada. Después, vuelven a esa zona en ocasiones futuras. Por tanto, la clave del adiestramiento doméstico es la vigilancia constante. Esta permite al dueño impedir la eliminación inadecuada, reencaminar al perro hacia sitios más Manual de Modificación de Conducta Canina

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apropiados y corregirlo ligeramente si se observa que elimina en un sitio inadecuado. Después, cuando el perro elimina en la zona deseada, el dueño puede reforzar con elogio abundante la conducta más aceptable.

Se deben regular los programas de alimentación para perfeccionar el control del dueño sobre la situación. Los perros que comen cuando quieren, con frecuencia necesitan aliviarse en diversos momentos durante el día. Los perros que comen todos los días dos o tres comidas programadas, con frecuencia eliminan de una manera muy previsible. La administración de una dieta de escaso residuo también puede ser ventajosa porque con frecuencia el perro tiene menos urgencia para defecar y produce menos excrementos.

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Los dueños no deben dejar a los perros con problemas de eliminación en zonas que puedan ensuciar a no ser que se les vigile o que la zona esté adecuadamente controlada con trampas cazabobos (por ej.: una alarma que se activa por el movimiento). Si al perro no se le concede la oportunidad de que cometa una equivocación la faceta del adiestramiento se facilita en gran manera. En consecuencia, es posible que los dueños elijan tener al perro atado de una cuerda o con una correa larga, de modo que puedan controlarlo. En caso de que el perro empiece a eliminar en un lugar inadecuado, se debe interrumpir inmediatamente la conducta sin castigo y después se debe llevar inmediatamente al perro a una zona de eliminación apropiada y se le debe elogiar cuando elimina allí. Se debe elegir de modo que el olor residual de la orina y de las heces estimulará posteriormente el uso de esta zona. Cuando los dueños interrumpen convenientemente la conducta, llegarán a ser más expertos para darse cuenta de cuando un perro está a punto de eliminar dentro de la casa. Cuando el perro tiene necesidad de eliminar empezará a estar “ansioso” y se escabullirá del dueño. De este modo, cuando los dueños identifican estos signos reveladores deben llevar inmediatamente al perro al lugar apropiado, dejarle que elimine y elogiarle cuando lo hace. Esta técnica es muy laboriosa y requiere la diligencia y la vigilancia continuas del dueño. Esto no será posible en todos los momentos del día y no es una opción para muchos dueños que no están en casa durante el día. En estos casos, se debe confinar al perro a una zona en la que no eliminará o no causará perjuicio si lo hace. Los perros generalmente no eliminan si se tienen en una vari-kennel, en un corral o en una habitación pequeña. Su instinto de cubil los disuade de eliminar en el “nido”. Alternativamente, el perro se puede poner en una habitación cuyo suelo se ha recubierto con papeles o facilitarle el acceso a una “puerta de perro”. En el caso de aquellos perros que solo eliminan en zonas poco inadecuadas, la colocación de trampas cazabobos con detectores, una serie de globos para que estallen cuando se desordenan y los olores repugnantes, pueden ser suficientes para conseguir que el perro no entre en estas zonas para eliminar. La colocación de escudillas con comida y con agua en los sitios de la casa que han sido ensuciados anteriormente, también puede evitar que estas zonas sean ensuciadas de nuevo. Cuando un dueño no está seguro de cuál de los perros de la casa ha sido el que ha ensuciado la alfombra, se puede dar aspirina (5 mg por cada 15 o 20 kg. de peso del animal) al perro sospechoso de la eliminación inadecuada. En tal caso la siguiente mancha de orina se puede absorber con una toalla de papel y se ensaya con cloruro férrico para detectar la presencia de salicilato en la orina (adquiere el color del vino de Borgoña). Cuando los perros han tenido problemas de eliminación durante mucho tiempo, será necesario que los dueños lleven a cabo alguna labor complementaria. Se debe aplicar un neutralizante del olor a todas las zonas de la casa donde ha tenido lugar la eliminación inadecuada. Este suprime el olor de las señales que usan los perros para señalizar las zonas de eliminación posterior. Los dueños que han castigado extensivamente a sus perros por causa de la eliminación inadecuada se pueden encontrar con que ahora tienen miedo de eliminar delante de ellos, independientemente del lugar. En este caso el adiestramiento de vari-kennel es la mejor solución. Se debe tener al animal en la vari-kennel durante toda la noche y lo primero que se Manual de Modificación de Conducta Canina

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debe hacer por la mañana es sacarlo al aire libre atado de una cuerda larga. Cuando elimina, se le debe elogiar y, después soltarle de la cuerda y dejarle que juegue. Este método no se debe practicar con prisa y es necesario que los dueños estén dispuestos a esperar horas hasta que el perro elimine al aire libre. Sin embargo, si el dueño no puede esperar durante más tiempo, se debe llevar de nuevo al perro a su vari-kennel y repetir el ejercicio cada hora hasta que elimine. Si el perro no quiere o no puede esperar durante toda la noche para eliminar, no se debe confinar en una vari-kennel, sino que se debe confinar a una zona más amplia (un corral pequeño o una habitación) o el dueño se debe levantar por la noche para sacarle al aire libre. El perro que elimina en una vari-kennel plantea problemas especiales. En estos casos molestos el dueño debe idear una forma de controlar continuamente al perro. Esto podría suponer controlar al perro con un equipo de video o usando las alarmas de la enuresis. Cuando el dueño observa los signos característicos de que el perro se está preparando para eliminar, se debe sacar inmediatamente al animal al exterior para que se alivie. Esta respuesta debe ir acompañada de elogio abundante. Si el perro intenta eliminar en su jaula, el dueño también tendrá que pensar en un estímulo de distracción (silbido, aspersor de agua, alarma audible) para interrumpir su conducta.

Para desarrollar un programa de eliminación controlada también puede resultar útil la supresión de la comida y del agua. Las vari-kennels y las jaulas no son un auxiliar ideal del adiestramiento para todos los perros. Puesto que la finalidad de la vari-kennel es proporcionar al perro una zona segura y cómoda para que “se enrosque y se relaje” , no es apropiada para los perros que están ansiosos por entrar o por permanecer en su jaula. Si bien este inconveniente se puede superar con las técnicas del adiestramiento, tal vez sea posible confinar a estos perros a una zona reducida, por ejemplo en el cuarto de la lavandería o en la cocina, donde se da comer al perro, o en un dormitorio en el que duerme.

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Micción por sumisión La micción sumisa es una conducta relacionada con el rango social. Aunque este problema se puede observar en perros de cualquier edad, la micción sumisa se observa muy corrientemente en los cachorros y en las perras jóvenes. Se presenta cuando el perro se enfrenta a ciertas expresiones faciales, a ciertos ademanes o a ciertas posturas corporales de una persona que él considera que es dominante desde el punto de vista social o que es amenazante. El perro orina cuando manifiesta los signos de la señalización sumisa. Típicamente, las manifestaciones sumisas son usadas por los subordinados para alejar las amenazas sociales dominantes. Diagnóstico y pronóstico. Este problema aparece cuando una persona se acerca al perro, alarga la mano o intenta castigarlo físicamente. Los estímulos que podrían disparar la micción de los perros sumisos incluyen el hecho de alargar la mano para coger al perro, el de acariciarle en la cabeza, la conversación excitada, el tono de voz profundo o chillón, el hecho de estar pendiente del perro, el contacto sostenido de la mirada y el castigo físico o la reprensión. El perro elimina orina cuando manifiesta los signos de la señalización sumisa tales como el amusgamiento de las orejas, la retracción horizontal de los labios, la evitación del contacto de la mirada y el agazapamiento. Algunos perros darán vueltas en el suelo en una postura de decúbito sobre los flancos o sobre el dorso a la vez que están orinando. Por otra parte, el perro puede estar perfectamente domesticado y es posible que no tenga antecedentes de haber orinado de modo inadecuado en la casa. Se puede realizar un análisis de orina, pero generalmente no es necesario el análisis de laboratorio a no ser que el perro también esté manifestando signos indicativos de problemas médicos. En los perros jóvenes sin problemas médicos concomitantes, el pronóstico es favorable, pero cuando el problema persiste en la edad adulta, la resolución puede ser más difícil. Afortunadamente, muchos cachorros superan estas conductas si los dueños cambian su método de salutación con el fin de reducir los ademanes dominantes o las conductas que tienden a excitar al perro joven.

Tratamiento. Una vez descartados los problemas fisiológicos, el primer paso consiste en identificar todos los estímulos que provocan la micción. Después, el dueño debe hacer cuanto sea necesario para interrumpir estas actividades, de modo que sean suprimidos todos los estímulos desencadenantes de la micción. Es importante que tanto el dueño como las visitas actúen recíprocamente con el perro de una manera menos dominante o menos amenazante.

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Se debe dejar que el perro se acerque al dueño. El hecho de arrodillarse y de hablar suavemente al perro en vez de estar pendiente de él, y el acariciamiento del tórax en vez de acariciarle la cabeza, pueden contribuir a reducir las respuestas sumisas. Decididamente, se deben evitar el castigo físico e incluso las reprensiones verbales más ligeras. De hecho, los dueños que intentan castigar al perro por orinar de modo sumiso, empeorarán los casos ya que el castigo tiende a intensificar las conductas miedosas y sumisas. Cuando se saluda a un perro muy sumiso, es posible que al principio sea necesario que el dueño haga caso totalmente omiso de él en el momento de la salutación, incluso hasta el punto de evitar el contacto de la mirada. El condicionamiento inverso puede resultar muy útil para controlar la micción sumisa. Usando este método, se enseña al perro a ejecutar una conducta que no es compatible con la micción, por ejemplo, se le ordena que se siente para darle comida o que vaya a buscar un juguete cuando saluda a alguien. Cuando el dueño entra en casa, con frecuencia se puede distraer al perro para que no orine ofreciéndole un juguete o un obsequio y después se le estimula a responder a una orden ensayada anteriormente. Si coincidiendo con cada salutación se cuenta con comida o con una pelota para que juegue, es menos probable que elimine. La comida sola no corregirá la conducta sumisa, pero es un instrumento útil. La respuesta deseada se puede reforzar mediante modelación. Al principio de la salutación se da comida al perro, después sólo se le da cuando durante la salutación está sentado de una manera relajada y, finalmente, sólo cuando está sentado y se le acaricia.

Prevención.

La micción sumisa es el reflejo de un rango social inferior reconocido por parte del perro. Un perro muy sumiso a veces se puede identificar con las pruebas de aptitud para cachorros (véase el tema 2). Si bien las pruebas de selección no son muy específicas en cuanto a su evaluación, generalmente se pueden identificar los perros que son excesivamente sumisos o dominantes. Asesore a los dueños para que seleccionen los cachorros que se hallan comprendidos entre estos extremos. Los perros sumisos exigen paciencia y refuerzo de la confianza. El adiestramiento de obediencia que se basa en el refuerzo positivo es un medio excelente para que los dueños establezcan una relación no amenazante con sus perros. Es mejor evitar las reprensiones verbales severas. Si se usan las correcciones, deben ser sumamente ligeras y se deben adaptar al temperamento de cada uno de los perros. El castigo físico se debe evitar siempre.

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Micción por excitación. Este problema puede parecer similar a la micción sumisa, pero las conductas sumisas que la acompañan son menos importantes o faltan. Básicamente, el tratamiento es el mismo que el de la excitación se deben evitar aquellos estímulos que originan la conducta. Durante las salutaciones, tanto los dueños como las visitas deben evitar el contacto de la mirada y el contacto físico o verbal hasta tanto el perro no se tranquilice. Las salutaciones deben ser de un nivel muy bajo y las palabras que se pronuncian de un tono bajo y tranquilo. Podrían ser útiles el condicionamiento inverso, las técnicas de distracción y la terapia farmacológica. Se debe tener cuidado en recompensar sólo las conductas competentes apropiadas (por ej.: “siéntate y pide”, “ve a tumbarte sobre tu estera”, que el perro vaya a buscar una pelota). El uso inadecuado de las recompensas podría excitar más al perro y servir de recompensa para la micción de la excitación. El uso de agentes alfa-adrenérgicos (como la fenilpropanolamina) o el de un antidepresivo tricíclico (como la ¡mipramina) también se podrían considerar auxiliares de la terapia conductual para aumentar el tono de los esfínteres en los casos rebeldes.

Marcación. En la mayoría de los casos, este tipo de problemas supone la micción en un objeto vertical por un macho entero. Es posible que ocurra en un lugar donde otros perros han dejado feromonas o en un lugar próximo. Típicamente, el volumen de la orina eliminada generalmente es menor que el que se elimina para vaciar la vejiga urinaria. La confirmación del diagnóstico supone la asociación con el acto de estímulos territoriales concretos o de estímulos que provocan ansiedad. Por ejemplo, el dueño puede haber observado que inmediatamente después de ladrar a un perro errante o a una visita en el patio, el perro se fue a la esquina de un sofá o al lado de una planta, levantó la pata y evacuó una cantidad insignificante de orina. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Cualquier cosa que provoque ansiedad en el perro o que frustre una conducta sumamente motivada, también puede disparar la conducta de marcación. Por ejemplo, al perro que se le deniega el acceso al dueño mediante una puerta cerrada dentro de la casa o que es incapaz de acompañar al dueño cuando éste sale al exterior, podría marcar con orina dentro de la casa.

Se debería pensar en castrar al macho entero, en impedir la exposición a los estímulos que provocan la marcación con orina y en evitar las situaciones que causan ansiedad en el perro. La castración suprimirá la conducta de marcación del macho en el 50% de los perros y se recomienda la ovariohisterectomía en las perras que marcan durante el periodo de celo. Puede resultar útil encerrar al perro para que no pueda vigilar a otros perros a través de las ventanas de la casa. Se debe eliminar el residuo de orina en las proximidades de las puertas y de las ventanas y de otras zonas en las que los perros errantes han estado marcando. Se debe clavar un poste en una zona apropiada del jardín en la que la marcación esté permitida. El dueño debe dar premios de alimento para reforzar la micción en el poste y no debe permitir que el perro marque en ninguna otra parte. Los objetos nuevos verticales que se traen a casa no se deben colocar sobre el suelo hasta tanto el perro no se familiarice con ellos. Se pueden ensayar aparatos que implican el castigo remoto. Se puede colocar un objeto, por ejemplo una maleta o un saco de tienda de ultramarinos, en una zona donde el dueño pueda observar al perro sin ser visto. Cuando el perro intenta levantar su pata para marcar, el dueño le puede proporcionar castigo remoto disparando una alarma electrónica o arrojando cerca del perro un bote de hojalata que contenga guijarros. El estímulo aversivo debe ser suficientemente intenso para que detenga la conducta sin causar miedo y no debe estar asociado con la presencia del dueño. Durante el adiestramiento, el dueño debe vigilar de cerca al perro y lo debe con finar a una zona reducida cuando no lo puede vigilar. Si el perro macho marca cuando otro perro de la casa está en celo, puede resultar útil la ovario-histerectomía de la hembra.

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Micción por ansiedad de la separación. Cuando un perro tiene una relación muy íntima con su dueño, se puede volver ansioso cuando de repente pierde de vista al dueño. Situaciones tales como los cambios en el horario de trabajo del dueño o la reanudación del trabajo después de una estancia prolongada en casa, pueden acabar en este tipo de problema. El perro con un problema de ansiedad de la separación puede manifestar signos de mayor actividad o de ansiedad (andar de un lado a otro, inquietud, gimoteo) o signos de depresión (tumbarse en cualquier sitio, reticencia a andar o a comer) cuando el dueño se prepara para salir de casa. Estas conductas aparecen cuando el perro se da cuenta de ciertas señales que él asocia con la partida del dueño, por ejemplo que éste coge una maleta, recoge unas llaves o se pone una chaqueta. Cuando el dueño regresa, el perro generalmente manifiesta niveles elevados de excitación y puede manifestar conductas de salutación exagerada. La ansiedad de la separación también puede aparecer cuando el dueño está ocupado en una actividad o en una relación que en casa le quita al perro una importante cantidad de atención. Esta conducta se puede dar cuando en la casa hay un nuevo bebé o está el (la) consorte. Los problemas basados en la ansiedad, que incluyen la ansiedad de la separación, se suelen presentar con mayor frecuencia y con mayor intensidad en la población de los perros de compañía geriátricos. El tratamiento implica la desensibilización a las señales previas a la partida del dueño y el acostumbramiento gradual del perro a las ausencias de aquél. Si el dueño puede proporcionar al perro un aumento espectacular del ejercicio diario, éste generalmente tendrá un efecto tranquilizante. Puede contribuir a conseguir el efecto tranquilizante, el enriquecimiento del entorno del perro (juguetes de goma atiborrados de obsequios), las distracciones (otro perro, una radio) aunque algunos perros padecen una ansiedad tan intensa que hacen caso omiso de la comida y de las distracciones. Durante las primeras fases del tratamiento, pueden ser necesarios una zona de confinamiento reducida, un cuarto de estar o un entablado para perros y se deben seguir las normas del adiestramiento doméstico. La terapia farmacológica con benzodiacepinas (clorazepato, alprazolam) o con antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, clomipramina) puede ser útil cuando la ansiedad es intensa.

Incontinencia urinaria Existen numerosas causas médicas y conductuales de la incontinencia urinaria. En todos los perros con incontinencia urinaria se debe efectuar, como mínimo, un análisis de orina pero, en función de los antecedentes y del examen físico, también pueden ser necesarias pruebas complementarias. Cuando la micción aparece siempre en respuesta a estímulos concretos, según se podría observar en el caso de la micción sumisa o en el caso de la micción de la excitación, las pruebas complementarias podrían no ser necesarias. Sin embargo, cuando no existen estímulos identificables, por ejemplo cuando el perro presenta incontinencia urinaria mientras se relaja sobre la cama del dueño, o mientras pasea, o durante el sueño (enuresis), es necesario un examen médico completo.

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En algunos casos, la terapia farmacológica podría ser un auxiliar diagnóstico aceptable cuanto todas las pruebas de laboratorio son normales. Por ejemplo, los perros adultos castrados que presentan incontinencia urinaria pueden responder a la terapia con dietilestilboestrol.

Causalidad diversa de los problemas del ensuciamiento de la casa. Existe una variedad de factores diversos no relacionados que pueden conducir al ensuciamiento doméstico. El cambio de la hora en la que se da de comer al perro, de modo que el perro tiene que eliminar cuando en la casa no hay nadie para sacarle al aire libre (trasladando la comida a una hora más próxima a la hora de acostarse o a la hora del encierro) puede conducir al ensuciamiento de la casa. El castigo inoportuno que provoca el miedo al dueño en el perro puede determinar que éste se vuelva reacio a acercarse al dueño para indicar cuándo necesita salir al exterior para eliminar. Un incidente espantoso que ocurrió en la zona donde el perro elimina (maltrato por un vecino, tormenta de truenos) o la intolerancia del tiempo atmosférico inclemente (lluvia, viento, nieve), pueden hacer dudar al perro para salir de casa y pueden dar como resultado que el animal elimine dentro de la casa. El hecho de no permitirle al perro que elimine inmediatamente antes de que se le encierra puede determinar que un perro con buen adiestramiento doméstico defeque dentro de la casa. Por ejemplo, si el dueño no prestó atención al perro cuando se le permitió salir al jardín para eliminar, inmediatamente antes de la hora de acostarse, de modo que el perro se pasó el tiempo asignado cazando conejos en vez de eliminar, es probable que el perro elimine en la casa durante la noche.

Caso práctico: Basset “Herman” Problema.- Herman, un cachorro Basset de 4 meses, estaba eliminando en su jaula y por toda la casa (pero nunca en presencia del dueño). Antecedentes.- El cachorro eliminaba al aire libre en el patio y el dueño le daba las recompensas apropiadas. El cachorro no eliminaba dentro de la casa mientras un miembro de la familia le estaba vigilando estrechamente, pero a veces se escabullía y eliminaba en otra habitación. Cuando los dueños encontraban la zona ensuciada, llevaban inmediatamente al cachorro al lugar, introducían su hocico en las heces o en la orina y le reprendían verbalmente. Desde hacía poco, el cachorro también había empezado a comerse sus propias heces. Por la noche, Herman dormía en el dormitorio con los dueños y algunas mañanas éstos descubrieron que había bajado las escaleras para eliminar en algún punto durante la noche. Los días laborables, se dejaba a Herman dentro de una jaula en el cuarto de la lavandería, desde las 08:30 de la mañana hasta las 4 de la tarde y la mayoría de los días el Manual de Modificación de Conducta Canina

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dueño encontraba orina o heces en la jaula. Siempre que los dueños encontraban orina o heces en la jaula, gritaban al cachorro y le sacaban al aire libre en el patio donde no se le hacía caso alguno durante 30 minutos. Los dueños estaban convencidos de que Herman sabía que se estaba portando mal porque se mostraba culpable y miedoso siempre que aquellos llegaban a casa y descubrían que había eliminado en un lugar inadecuado.

Diagnóstico.- Se había obligado al cachorro a eliminar en su jaula porque se le dejaba encerrado durante 7½ horas (demasiado tiempo para que el cachorro se controlase). Había aprendido que eliminar en otra habitación era seguro con tal de que el dueño no estuviese a la vista. Pareció que el cachorro actuaba culpablemente sólo porque había aprendido que era maltratado cada vez que el dueño encontraba una zona ensuciada. Se explicó a los dueños que si el cachorro tiene que comprender que el castigo es por causa de la eliminación, el animal sólo puede hacer esta asociación si recibe las consecuencias desagradables durante la eliminación. Aunque era improbable que el cachorro se estuviese comiendo sus heces porque los dueños le habían obligado a poner su boca en las zonas ensuciadas, esta técnica era irracional e infructuosa.

Tratamiento.- Puesto que era necesario conceder al cachorro una oportunidad para eliminar en un plazo de 4-5 horas, los dueños tuvieron que decidir entre dejar al cachorro al aire libre unas cuantas horas antes o proporcionarle una zona de eliminación mientras ellos estaban ausentes. Los dueños optaron por decidir que el perro tuviese un paseo complementario a la hora del almuerzo. Puesto que los dueños quisieron seguir encerrando al cachorro en su jaula mientras estaban ausentes, les fue proporcionada una guía del adiestramiento de jaula. La jaula fue ubicada de nuevo en la esquina del dormitorio donde el cachorro dormía normalmente y se mantuvo la puerta cerrada para que el cachorro no pudiese deambular en el piso de abajo por la noche. Los dueños siguieron recompensando al cachorro por la eliminación al aire libre y le vigilaron con diligencia cuando estaba dentro de la casa. Con el paseo complementario a la hora Manual de Modificación de Conducta Canina

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del almuerzo y la reubicación de la jaula, el problema fue corregido inmediatamente y a los 7 meses de edad los dueños intentaron suprimir el paseo del mediodía. Aunque el cachorro ya no eliminó más se dejó en la jaula desde las 08:30 de la mañana hasta las 4 de la tarde, después de otra consulta, se reanudaron los paseos del mediodía para asegurarse de que el cachorro tenía una oportunidad abundante para el ejercicio y para la eliminación al aire libre.

Caso práctico: Bichón Maltés “Rocki” Problema.- “Rocki” un perro bichón rizado de 11 meses de edad eliminaba dentro de la casa siempre que el dueño no lo vigilaba. Aún en el caso de que el perro hubiese estado recientemente al aire libre, se escabullía para eliminar. Cuando los dueños estaban fuera de la casa, el perro se dejaba en la cocina donde eliminaba sobre papel. Mientras los dueños estaban fuera de la casa con el perro, éste no eliminaba en su presencia. Diagnóstico.- Durante los 2 primeros meses de posesión los dueños quisieron vigilar al perro para reñirle o para pegarle cuando empezase a eliminar dentro de la casa. Después sacaron al perro al aire libre sin vigilarlo. De vez en cuando, el perro se escabullía de los dueños y eliminaba en otras habitaciones. El perro había aprendido a eliminar dentro de la casa sobre papel y nunca había aprendido en que sitio se suponía que tenía que eliminar. Como quiera que se había usado castigo sin recompensas, el perro llegó a tener miedo de eliminar en presencia de los dueños, independientemente de que estuviese dentro o fuera de la casa. Tratamiento.- El primer paso consistió en enseñar al perro que recibiría recompensas valiosas siempre que eliminase fuera de la casa. Esto sería sumamente difícil y laborioso ya que el perro tenía miedo de eliminar en presencia de los dueños. En vez de enviar al perro al aire libre coincidiendo con cada una de las horas programadas para eliminar, se aleccionó a los dueños para que saliesen al aire libre con el perro hasta que eliminase (independientemente del tiempo que tardase). En la primera ocasión, después de un paseo largo y de media hora de juego, el perro no eliminó por lo que los dueños entraron de nuevo en la casa y siguieron vigilando cuidadosamente al perro. Una hora después, se sacó de nuevo al perro fuera de la casa a su sitio favorito de eliminación y, estando el dueño alejado varios metros, el perro finalmente eliminó. Cuando el perro eliminó, el dueño utilizó palabras condescendientes sugestivas (“vamos, orina”) y premió al perro con un trozo de carne y con un juego de ir a buscar. Cuando el perro estaba dentro de la casa se vigilaba constantemente o se dejaba en la cocina con papel. Los únicos retrocesos tuvieron lugar cuando el perro se escabulló de los dueños. Este problema se resolvió dejando una cuerda remota de 10 pies de longitud atada al perro de modo que se le podía mantener a la vista y encaminarle rápidamente fuera de la casa cuando se observaban los signos previos a la eliminación. Coincidiendo con cada hora de la eliminación programada, el dueño sacaba fuera de la casa al perro y usaba una orden de “vamos, orina”, seguida de una recompensa de alimento y un juego de ir a buscar siempre que el perro obedecía. Con el tiempo, el perro respondió perfectamente a la eliminación por mandato y no fue reacio a eliminar delante de los dueños. A medida que la eliminación al aire libre fue más eficaz, la eliminación dentro de casa sobre papel, fue cada vez menos frecuente.

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Caso práctico: Labrador Retriever “Maggie”

Problema.- Maggie era una perra de raza Labrador Retriever de 6 meses de edad que se agazapaba y orinaba siempre que los dueños la tocaban para acariciarla cuando entraban en la casa. Si sus manos estaban ocupadas de modo que no podían acariciarla cuando era saludada, la micción no ocurría. Tratamiento.- Se advirtió a los dueños que durante la primera semana de adiestramiento no tocasen a la perra en el momento de la salutación. Primero se enseño a Maggie a sentarse en respuesta a órdenes verbales oportunas y a estímulos de señales con las manos usando recompensas de alimento. Al final de la primera semana aprendió a sentarse por mandato. En ese momento, se aleccionó a los dueños para que iniciasen los ejercicios de condicionamiento inverso. Se les dijo que esperasen a iniciar los ejercicios hasta que la perra se tranquilizase después de su llegada. Después le pidieron que se sentase varias veces para darle recompensas de alimento en la habitación familiar. A continuación, trasladaron los ejercicios a la puerta principal. Durante el último tramo de los ejercicios de condicionamiento, los dueños salían por la puerta, inmediatamente regresaban y pedían a la perra que se sentase para darle una recompensa de alimento. Este ejercicio se repitió seis veces más. El ejercicio se realizó una o dos veces al día hasta el final de la segunda semana. Cada vez que la perra se apoderaba de la comida, el dueño acariciaba tranquilamente a la perra con la otra mano. Durante la tercera semana, los dueños iniciaron los ejercicios cada vez más próximos a su llegada inicial. Al final de la tercera semana pudieron entrar, pedirle que se sentase y acariciarla sin provocar la micción sumisa. El alimento que se daba a la perra por sentarse cuando daba la bienvenida, fue suprimido poco a poco.

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TEMA 6

“LAS CONDUCTAS DESTRUCTIVAS”

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LAS CONDUCTAS DESTRUCTIVAS INTRODUCCION La conducta destructiva puede aparecer por diversas razones. En muchos casos es simplemente una faceta de la conducta normal que está dirigida hacia un objeto o hacia una zona inaceptable. El asesoramiento preventivo, que incluye una revisión completa de la conducta normal del cachorro así como el uso apropiado del confinamiento y de la vigilancia, contribuirá a atajar muchos de estos tipos de problemas. Algunos problemas que suponen una conducta destructiva pueden tener etiologías subyacentes más graves y más complejas. La ansiedad por separación, la conducta de evasión resultante de una fobia abrumadora, o las conductas compulsivas de chupar y de masticar requieren diagnósticos certeros y planes de terapia perfectamente estudiados. Otros problemas tienen causas que son básicamente simples pero que son un tanto difusas. Las conductas de masticar y arañar las paredes para descubrir roedores, la masticación agresiva desviada a objetos inanimados debida a la excitación territorial y el hábito de masticar las prendas de vestir o la moqueta con un olor o un sabor interesantes, pueden constituir circunstancias, todas ellas, que pueden ser difíciles de definir.

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MASTICACIÓN DESTRUCTIVA EN PERROS. Los dueños se quejan frecuentemente del daño infligido a las pertenencias de la vivienda por los perros. En muchos casos, ellos colaboran en el problema ofreciéndoles objetos inadecuados para masticar (por ej.: zapatos viejos, calcetines, mantas) y no ofreciéndoles los adecuados. Los perros necesitan masticar; se trata de una conducta normal. Los cachorros son más curiosos y más juguetones que los perros adultos. Por esta razón, el problema se observa con menor frecuencia en los perros adultos. La dentición en los cachorros también ayuda a explicar su necesidad de masticar aparentemente sin finalidad. La conducta destructiva en los perros jóvenes generalmente es un problema de adiestramiento, mientras que la conducta destructiva en los adultos puede ser debida a una diversidad de causas.

Diagnóstico y pronóstico Es normal que los cachorros mastiquen. Una buena parte del tiempo del día en la que no duermen la dedican a jugar, a comer y a masticar. Por lo tanto, la masticación destructiva no es insólita en los cachorros y de aquí que los dueños deban contar con esta conducta. El daño persistente refleja una falta de adiestramiento por el dueño más que un estado patológico del perro.

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Tratamiento TRATAMIENTO DE LA MASTICACION DESTRUCTIVA EN PERROS Paso Comentarios Proporcionar juguetes Los dueños siempre deben conceder al perro la oportunidad de masticar para masticar apropiadamente. Ofrezca al perro un gran surtido de objetos hasta que aceptables y usted pueda determinar cuáles son los preferidos para masticar. estimulantes. Proporcionar variedad en los juguetes para masticar y de vez en cuando ofrecer artículos nuevos. El hecho de jugar a los juegos del tira-afloja o del ir a buscar con juguetes para masticar, puede contribuir a estimular el interés por los artículos. Escoger juguetes duraderos (juguetes de cuerda, de caucho) que se puedan llenar con galletas, o con pequeños trozos de carne, o haber extendido, en la superficie o en el interior de los mismos, queso o mantequilla de cacahuete. En el juego, los dueños no deben entretener al perro con objetos de la vivienda y no le deben dar artículos domésticos viejos como juguetes para masticar. Recompensas Cada vez que el perro mastique uno de sus juguetes para masticar, debe recibir una recompensa social o de alimento para reforzar la conducta. Ejercicio Las sesiones de ejercicio intenso contribuirán a que el perro expulse la energía sobrante. Considerar las caminatas largas, los juegos de recuperar o el footing. Los juegos activos, tales como los de ir a buscar, de recuperar y de atrapar una pelota o un disco volador, proporcionan ejercicio y al mismo tiempo estimulación mental. Proporcionar Es posible que algunos perros necesiten más salidas para disuadirles de la estimulación mental. masticación destructiva. Pueden ser útiles los juguetes para juegos interactivos, otros animales de compañía y el adiestramiento de obediencia. Los juguetes que estimulan la ocultación y los obsequios en toda la zona de juego del perro, pueden proporcionar al perro una actividad agradable y entretenida. Castigo Para que sea eficaz, el castigo se debe administrar durante o inmediatamente después de la acción. Un retraso de incluso unos pocos segundos, constituye una contraindicación del uso del castigo. El castigo remoto enseña al perro que la masticación conduce al castigo tanto si el dueño está presente como en el caso de que no esté presente. Aversión Se pueden aplicar sprays o pomadas que tengan sabor picante a los objetos de la vivienda para hacerlos menos apetecibles en el caso de que el perro los mastique. Encierro Siempre que el dueño no pueda vigilar o controlar al perro se le debe encerrar en una vari-kennel, en un corral de ejercicio o en una habitación a prueba de perros para que no tenga la oportunidad para portarse mal.

El encauzamiento adecuado de la necesidad de masticar hacia artículos aceptables debe ser considerado un componente básico de todo programa de cría de perros. La causa de la masticación destructiva en los perros adultos puede resultar más difícil de diagnosticar y de tratar con éxito. Algunas causas subyacentes incluyen la falta de estimulación, la ansiedad y el retraso de las horas de las comidas. También se deben tener en cuenta los problemas médicos

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subyacentes. Con el adiestramiento y la supervisión adecuada, el pronóstico de la cesación completa del problema es de bueno a excelente. En los cachorros el tratamiento es relativamente sencillo e implica encaminar al perro hacia juguetes para masticar aceptables. No dar por supuestas las conductas deseables. Los perros no son capaces de discernir fácilmente qué objetos son aceptables para que los mastiquen ellos y cuáles no lo son. Esto es especialmente retador si los dueños juegan a juegos como el “tira y afloja” con toallas o con calcetines, o si les dan a los perros artículos de la vivienda, por ejemplo zapatos viejos, como juguetes para masticar. Los juguetes para masticar solo son apropiados si el perro realmente los mastica. Los juguetes duraderos de plástico, de nailon y de goma son aceptables para algunos perros pero, en cambio, es posible que otros no muestren interés alguno por ellos.

El revestimiento de los juguetes con pequeñas cantidades de paté, de queso para extender o de mantequilla de cacahuete, puede aumentar su atractivo. Los juguetes de cuero crudo que pueden ser destrozados son muy intrigantes para la mayoría de los perros. Las galletas de cereales pueden proporcionar placer al masticarlas y dientes más limpios pero son ingeridas con excesiva rapidez y son excesivamente ricas en calorías para constituir la base de un programa de masticación. Prevención. La mejor forma de prevenir la masticación destructiva consiste en proporcionar a los cachorros juguetes apropiados para masticar y enseñarles pronto con artículos para masticar que sean suyos y con otros que no lo sean. Hasta que el dueño pueda confiar en el perro, lo debe vigilar constantemente o confinarlo a una zona segura.

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Los perros también tienen necesidad de un abundante tiempo de ejercicio para que gasten algo de su energía ilimitada. Puesto que la ansiedad también puede impulsar a los perros a ser destructivos, éste u otros problemas subyacentes deben ser estudiados puntualmente.

Caso práctico: Labrador Retriever “Barney” Barney era un Labrador Retriever de 9 meses que fue traído a la consulta por su increíble propensión a destruir artículos en todas las partes de la casa. Los dueños estaban atareados y rara vez tenían tiempo para llevar de paseo al perro. Durante el día, mientras los dueños estaban en el trabajo, Barney era dejado suelto en la casa. Desde que lo habían adoptado, cuando tenía 2 meses, a base de mordiscos había agujereado la alfombra, había hecho unos boquetes enormes en dos muebles caros, había destruido libros, había masticado unos anteojos y había removido la tierra de todas las plantas de la casa o las había estropeado a mordiscos. Se construyó una perrera en el sótano para confinarlo de modo seguro cuando los dueños no podían vigilar al perro. A Barney solo le estaba permitido salir de su perrera cuando se le podía vigilar de cerca. Se aleccionó a los dueños para que le sometiesen a mucho más ejercicio con objeto de cansar al perro, indicándoles que el ejercicio debía tener lugar al menos tres veces al día. Como medio auxiliar se recomendó un andador profesional para perros. Al animal le fueron ofrecido varios juguetes nuevos que fueron embadurnados con una pequeña cantidad de alimento para hacerlos más atractivos que otras pertenencias del dueño, y todos los días los dueños dedicaban tiempo para jugar con el perro y con los juguetes. Se enseñó a Barney a jugar al juego del ir a buscar. Siempre que el perro empezaba a masticar alguno de sus juguetes, los dueños le premiaban y a veces le daban una galleta pequeña. Los artículos de la vivienda por los cuales Barney había mostrado un interés especial fueron embadurnados con una sustancia de sabor picante. Las plantas pequeñas se situaron fuera de su alcance y en el zócalo de la planta principal restante se colocó una pequeña alarma detectora del movimiento. También se recomendó el adiestramiento de obediencia.

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El progreso fue lento. Barney disfrutaba con sus nuevos juguetes pero todavía se las ingeniaba para destruir varios artículos más de la vivienda. Los dueños estaban desconcertados justificadamente pero rechazaban la tentación de castigar a Barney cuando el animal realmente no era “sorprendido en el acto”. Después de 4 semanas de terapia, los dueños estaban apurados pero tuvieron que admitir que en el momento actual Barney rara vez se metía en un lio. Después de 2 meses, solo había habido dos incidentes cuando Barney cogió uno de los zapatos del dueño. Sin embargo, en vez de masticarlo, sólo jugó con él en el dormitorio y no causó ningún daño real. El dueño llamó la atención de Barney, le dio una orden “siéntate” y después le premió con un obsequio. Después ofreció a Barney un juguete para masticar para sustituir al zapato, que Barney devolvió sin incidente. Después de 6 meses, los dueños consideraron que realmente podían confiar en Barney y le fue asignado el gallinero de la casa mientras ellos estaban fuera. No se informó de más incidentes.

HABITO DE EXCAVAR

El hábito de excavar puede ser una molestia, pero es un rasgo innato propio de muchos perros. Razas de perros de trineo tales como los huskies y los malamutes excavan hoyos que les proporcionan un lugar fresco en el que tumbarse y protegerse del viento. Los terriers y los bassets fueron creados para excavar túneles para hacer salir a la presa o para localizar roedores. Es posible que otros perros excaven simplemente porque sus finos sentidos del olfato y del oído les informan de que debajo del suelo hay algo interesante. Puesto que muchas veces los perros entierran huesos, no resulta sorprendente que también tengan que excavar

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para localizarlos de nuevo. Como mecanismo natural de evasión, el hábito de excavar también es una forma adecuada para evitar el encierro. Cuando los perros se convierten en animales de compañía domésticos, con frecuencia necesitan abandonar las tendencias naturales, que incluyen el hábito de excavar, si tienen que ser buenos compañeros de la casa. La mayoría de los perros tienen poco problema con respecto a esta transigencia, mientras tengan la estimulación suficiente en otra faceta de sus vidas. Sin embargo, hay algunos perros que son reacios a cambiar y siguen excavando a pesar de otras salidas adecuadas. Es posible que excaven por falta de estimulación, para evadirse o porque para ellos el hecho de excavar es una diversión.

Diagnóstico y pronóstico. Los perros excavan por una serie de razones y, siempre que sea posible, es importante determinar la causa subyacente de esta conducta. Si no se determina, es posible que el perro responda al castigo en presencia del dueño pero que reanude la conducta cuando se deja sin vigilar. Entreviste detenidamente al dueño con respecto a las circunstancias que rodean al hábito de excavar. Por ejemplo: ¿excava el perro para evadirse del jardín, como evento recreativo, o ha sido abandonado sin ninguna cosa más interesante que hacer? El pronóstico varía considerablemente de acuerdo con la causa subyacente. Los perros jóvenes infraestimulados y los machos enteros con una motivación intensa para vagabundear, que han aprendido que el hábito de excavar proporciona libertad, pueden ser muy frustrantes para controlar. En estos casos, el mantenimiento del perro dentro de casa en una zona segura a prueba de destrucción o encerrándole en una zona que no le permita evadirse excavando puede ser la única solución viable. Si se descubre la etiología subyacente y se tienen a mano soluciones prácticas, aumentan de modo importante las probabilidades de que se consiga hacer desaparecer esta conducta.

Tratamiento.

En el caso de perros que están excavando para evadirse, se debe esclarecer la motivación de la conducta y si es posible se debe tratar. Si al perro no se le está proporcionando el ejercicio o la atención social suficientes, se le deben proporcionar ambas cosas. Si se está evadiendo para evitar el maltrato, será necesario asesorar al dueño para corregir la situación. Si el perro está excavando para capturar roedores, se le debe dar alguna idea al dueño para que los capture y los elimine del cercado. Cuando los perros están excavando para crear un sitio fresco para descansar, generalmente dejarán de excavar si se les proporciona una zona fresca y sombreada en la que tumbarse, o una piscina para niños en la que se puedan refrescar.

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Es posible que los perros que están excavando como respuesta a estímulos que provocan miedo gocen de la comodidad y de la seguridad de una casa para perros o de otras formas de albergue. Otra opción consiste en ofrecerles un foso de arena/tierra para excavar con juguetes y huesos enterrados parcialmente para estimularles a excavar en una sola zona en vez de que lo hagan en varias. En algunos perros, es posible que el mejor plan de tratamiento sea el encierro en un corral o en un patio seguro. El enriquecimiento ambiental está muy indicado en aquellos perros que excavan porque no tienen nada mejor que hacer. Siempre que el perro se deja fuera de la casa sin vigilar es importante proporcionarle una actividad alternativa atrayente para distraerle y darle ocupación. Esta distracción podría incluir pelotas de gran tamaño para que el perro las empuje de acá para allá, o cajas de madera y rampas en las que arrastrarse y rastrear. El éxito del enriquecimiento del ambiente es variable y en algunos perros puede ser insignificante. El aumento de la actividad, por ejemplo el ejercicio físico intenso (ir a buscar, footing, carrera de velocidad) proporcionado dos o más veces al día, muchas veces puede funcionar igual de bien o mejor en la reducción de la cantidad del tiempo que el perro emplea en excavar. La incorporación de otro animal de compañía puede ayudar, pero el dueño podría acabar con dos perros que excavan y por tanto podría duplicarse el perjuicio. El hábito de excavar en presencia del dueño se puede suprimir mediante castigo. Este se impone mejor mediante métodos remotos de modo que el perro no asocia el castigo con la presencia del dueño. Se puede llevar a cabo controlando al perro y respondiendo con aspersores, tirando de una correa extendida, con un collar de control remoto o con trampas cazabobos siempre que el perro excava. En la mayoría de los casos, con castigo remoto y proporcionado al perro actividades alternativas, los problemas de la excavación pueden ser corregidos. Si el perro sólo excava en una zona o dos zonas concretas, éstas se pueden proteger colocando tela metálica de gallinero sobre las zonas y anclándolas al suelo. Determinadas prácticas corrientes deben ser desterradas totalmente. Estas incluyen: el castigo retrasado, el castigo físico, el llenado del hoyo con agua o con heces y el mantenimiento dentro de aquél de la cabeza del perro.

Prevención. Durante los primeros 12-18 meses de su vida, los perros deben ser vigilados cuidadosamente cuando están fuera de la casa para que el dueño pueda corregir rápidamente la conducta de excavar cada vez que es manifestada por el perro. Con el fin de disuadir la conducta, se puede lanzar al aire una lata para que caiga cerca del perro cada vez que este empieza a escarbar el suelo. El ejercicio adecuado, el adiestramiento y la estimulación social son factores, todos ellos, muy importantes. El hábito de excavar en los perros jóvenes que están solos en la casa y a los que se les permite que se entretengan por sí solos excavando todos los días, puede ser de muy difícil corrección.

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Si hay una zona aceptable en la que el perro puede excavar en el jardín, el dueño podría pensar en enseñar al cachorro a excavar en esa zona e inmediatamente después de haber sido introducido en el ambiente de la casa. Se pueden enterrar juguetes en la zona aceptable a fin de estimular al perro para que excave allí. Para reforzar la conducta se pueden usar la comida o el elogio social. Para llevar a cabo esto, el dueño debe estar en todo momento con el perro cuando éste se halla fuera de la casa para que la conducta correcta pueda ser premiada y la excavación en zonas indeseables pueda ser castigada. El castigo apropiado es muy importante porque si para condicionar al perro sólo se usa el refuerzo positivo por excavar en una zona apropiada, se puede tardar algo así como desde unos cuantos meses hasta 2 años antes de que se pueda confiar en que no excave en zonas inaceptables del jardín.

Caso práctico: Border Collie “Sonic” Sonic, un perro de raza Border Collie, macho entero fue presentado a consulta por excavar bajo la verja para recorrer el vecindario cuando el dueño estaba en el trabajo durante el día. Después de llegar a casa, el dueño veía a Sonic, le llamaba, le agarraba por el collar y le castigaba por escaparse. Se dijo al dueño que castigar al perro cuando él llegaba a casa al final de la jornada, mucho después de que el perro hubiese puesto en práctica la conducta de evasión, era contraproducente. De hecho, Sonic estaba empezando a eludir al dueño cuando este llegaba a casa y estaba más indeciso para acudir cuando se le llamaba. Se recomendó la castración para reducir la posibilidad de la evasión motivada sexualmente y de la conducta de vagabundeo. Se sugirió más ejercicio en forma de footing y del juego de ir a buscar. El dueño compró varias pelotas de futbol baratas y estimuló al perro para que jugase con ellas lanzándolas y dándoles puntapiés por todo el patio. El dueño ancló una tira estrecha de tela metálica de gallinero a lo largo del suelo frente a la verja. Siempre que encontraba al perro escudriñando el suelo próximo a la verja, a modo de alarma, se sacudía una lata cerca del animal. Sonic se portó extraordinariamente bien mientras el dueño estuvo pendiente de él durante la sobretarde. Llego a prever el tiempo de juego y estaba más impaciente por el regreso a casa del dueño. Sonic tuvo recaídas cuando el dueño omitió el tiempo de juego durante unos cuantos días seguidos y últimamente cuando el dueño estuvo ausente de la ciudad durante dos días con motivo de un viaje de negocios. Sin embargo, el dueño, después de hacerse cargo de la situación, llegó a una solución satisfactoria interesada. Pagó a varios niños del barrio para que jugasen con Sonic como mínimo durante una hora completa aquellos días en los que el mismo no podía o no quería perder el tiempo.

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ANSIEDAD POR SEPARACION

Los perros están muy vinculados a las personas, de modo que no resulta sorprendente que puedan tener cierta ansiedad cuando se dejan solos. Algunas conductas caninas naturales asociadas con el hecho de dejarlos solos son el ladrido, la excavación, la masticación y el ensuciamiento de la vivienda. Estas son algunas de las mismas manifestaciones que se observan en la ansiedad de la separación. Sin embargo, esta es una generalización porque algunos perros responden con reducidos niveles de actividad. Es posible que otros eliminen de modo inadecuado o que marquen con orina durante la ausencia del dueño. La ansiedad de la separación puede acabar en conductas que son destructivas para los bienes, peligrosas para el propio perro o molestas para las personas de su entorno, por lo que se debe tomar en serio. Sin duda, los dueños la toman en serio porque los perros afectados, con frecuencia destruyen los bienes personales, especialmente aquellos artículos que son manipulados con frecuencia por el dueño y llevan consigo el olor de aquél.

Diagnóstico y pronóstico. El comienzo de los problemas, con frecuencia coincide con un cambio brusco en el horario del dueño, que da como resultado que se deja solo al perro durante tiempos más prolongados o a horas diferentes. La actividad destructiva se concentra en las pertenencias personales del dueño o en las cosas que él toca, como cepillos para el pelo, libros, prendas de vestir y muebles. Los dueños podrían pensar que su perro se está “desquitando de ellos” por dejarlo solo. No siempre se dan cuenta de que el perro selecciona aquellos objetos porque llevan

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consigo el olor del dueño. Otros focos de conducta destructiva incluyen las puertas por las que el dueño sale o las ventanas próximas.

TRATAMIENTO DE LA ANSIEDAD DE LA SEPARACION Fase Comentarios Modificar la relación perro/dueño

Inculcar la independencia del perro. No se debe permitir que el perro obtenga la atención por exigencia. Siempre que el perro consigue lo que quiere, cada vez que empuja o gimotea, es más probable que esté ansioso cuando está solo y no pueda conseguir atención social. Los dueños deben saber que pueden prestar al perro la atención que deseen, pero esto debe ser siempre según su criterio, no por exigencia del perro.

Ejercicio

Cerciorarse de que el perro ha sido sometido al ejercicio suficiente antes de cada partida a fin de que sus niveles de energía estén un tanto agotados durante la ausencia del dueño. El ejercicio también contribuye a desvanecer la ansiedad y la tensión así como a proporcionar atención. Después del ejercicio, generalmente es mejor dejar que el perro se tranquilice durante por lo menos unos cuantos minutos antes de que los dueños partan. Proporcionar ejercicio intenso de dos a tres veces al día puede tener un efecto muy positivo en muchos casos.

Estimulación

Es posible que los perros estén menos ansiosos cuando tienen algo que hacer que cuando se dejan solos. Cerciorarse de que por todas partes hay juguetes para masticar que les atraen o de que tienen salida al patio con una “puerta para perros”. En la masticación, identificar y proporcionar artículos alternativos para masticar que sean igualmente atractivos o más que los que ha escogido el perro. Los mejores juguetes son aquellos que son sumamente estimulantes y mantienen al perro ocupado. Si bien muchos perros no masticarán o no comerán cuando estén ansiosos o bajo tensión nerviosa, los juguetes nuevos (orejas de cerdo, cuero crudo) o los trozos de comida sumamente motivantes escondidos en los juguetes, por ejemplo carne o queso, pueden despertar el interés del perro. Estos obsequio se pueden esconder dentro de los juguetes de modo que sean difíciles de extraer, en envases que el perro debe abrir, o se pueden esconder debajo de escudillas por toda la casa. En contadas ocasiones, el hecho de tener otro perro proporcionará un compañero de juego (o distracción al perro).

La mayor parte de la conducta destructiva empieza transcurridos desde unos cuantos minutos hasta una hora después de la partida del dueño, tiempo en el que la ansiedad por separación del perro y el nivel de excitación son máximos. Además de la vocalización excesiva, de las conductas destructivas y de la eliminación inadecuada, los perros también pueden padecer hipersalivación, vómitos, diarrea y automutilación. Las conductas destructivas más utilizadas incluyen el arañamiento, el hábito de excavar y la masticación.

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La ansiedad de la separación debe ser diferenciada de otras causas de eliminación inadecuada, de las conductas destructivas, del ladrido y del ensuciamiento de la vivienda. Esto requiere un relato detallado por parte del dueño. Típicamente, el perro que está manifestando conductas indeseables debidas a la ansiedad de la separación no encaja en las conductas indeseables cuando tiene acceso al dueño. El problema aparece cuando el perro no puede estar con el dueño o no puede conseguir su atención. En la mayoría de los casos el dueño se halla fuera de la casa, pero los problemas se pueden presentar cuando el dueño está en casa pero se desentiende del perro. Cuando el dueño se prepara para irse, el perro puede manifestar signos de actividad y de ansiedad incrementadas (anda sin cesar, inquietud, lloriqueo) o de depresión (se tumba en todas partes, resistencia a moverse). Cuando el dueño regresa, el perro se vuelve extremadamente activo con conductas de salutación exageradas. El pronóstico es favorable si el problema ha aparecido hace poco, si el perro no tiene un temperamento extremadamente ansioso y si se puede motivar a los dueños para que realicen un ejercicio prolongado así como para que cambien la forma con la que interaccionan con el perro.

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TRATAMIENTO DE LA ANSIEDAD DE LA SEPARACION Fase Comentarios

Obediencia

Al perro se le debe dar a conocer el propósito de que no siempre puede estar con el dueño, siendo requerido frecuentemente con las órdenes “tumbado-quieto” y “siéntate quieto”. Esta fase debe empezar con el perro estando quieto un tiempo muy breve antes de que el animal acompañe al dueño a diversas habitaciones por toda la casa. Poco a poco se debe pedir al perro que esté quieto durante más tiempo, hasta que permanezca en otra habitación durante 30-60 minutos o más tiempo. Si durante la partida se encierra al perro en una determinada habitación o zona, es ésta en la que debe tener lugar el adiestramiento (y todas las cosas agradables: comida, juguetes, sueño).

Señales y técnicas de la partida

Los perros aprenden a asociar ciertas señales con la partida del dueño. Típicamente, la presencia de estas señales de la partida generará ansiedad en torno a una ausencia inminente del dueño. Hasta tanto el perro no haya sido desensibilizado a estas señales, estas se deben evitar siempre que sea posible durante las partidas reales. Los hechos de ponerse la chaqueta y el calzado en una habitación diferente, de dejar una cartera, una bolsa de mano o las llaves en el garaje y de salir por una puerta diferente mientras el perro está ocupado o distraído de otra manera, pueden contribuir mucho a reducir la ansiedad de la separación. Con el fin de reducir la ansiedad, durante las partidas se pueden proporcionar las señales que generalmente se asocian con la tranquilidad, con la comida y con la presencia del dueño. Durante las partidas, se pueden dejar funcionando una Tv, una radio o una cinta de video, o se puede ofrecer al perro su manta predilecta para que se tumbe sobre ella. Algunos dueños no comprenden los fundamentos de estas técnicas de modo que el perro se introduce en una jaula o se pone en funcionamiento una radio solo cuando el dueño se va, por lo que el animal asocia estas señales con la ansiedad y con la partida, no con la tranquilidad. Se debe sensibilizar al perro a estas señales que no se pueden evitar durante las partidas. El dueño debe recoger repetidas veces las llaves del coche, abrir, cerrar y manipular la puerta, ponerse una chaqueta o recoger una cartera para que el animal de compañía se habitúe a estas señales y pierdan su valor para provocar ansiedad. Los hechos de introducir al perro en su jaula, de encerrarlo en la cocina, o de abrir y cerrar la puerta, son eventos a los que el perro debe estar expuesto constantemente cuando el dueño está en casa, durante las sesiones del adiestramiento a la orden de “siéntate-quieto” y del adiestramiento de recompensa. Una vez que el perro ha sido desensibilizado a las señales de partida, el dueño debe practicar partidas cortas simuladas. El perro debe ser sometido a ejercicio, se le debe situar en una zona de descanso, y no se le debe hacer caso durante 15 minutos antes de la partida. Al principio, el dueño debe estar ausente durante un tiempo muy breve de solo unos cuantos segundos a unos pocos minutos. La duración de la ausencia debe ser más corta que el tiempo que tarda el animal en manifestar los signos de ansiedad. Los tiempos de ausencia se pueden prolongar gradualmente a medida que el perro responde sin ansiedad asociada. La duración de la partida se debe prolongar de acuerdo con un plan variable con el fin de que el animal de compañía no pueda intuir exactamente cuánto tiempo estará ausente el dueño.

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Prevención de la conducta destructiva

Los hechos de encerrar al perro en una jaula o de ponerle un bozal para evitar la masticación, rara vez pueden ser útiles como medidas provisionales pero es probable que en la mayoría de los casos aumenten la ansiedad.

Control remoto

Para evaluar la conducta del perro cuando el dueño no está a la vista, el control remoto se puede conseguir usando una videograbadora, un magnetófono o un dispositivo para el control de bebés.

Castigo

El castigo aumenta la ansiedad por lo que no desempeña papel alguno en el tratamiento eficaz de la ansiedad de la separación, excepto por lo que se refiere a algún otro artículo o a alguna zona que se podrían proteger con trampas cazabobos o rociar con una sustancia de sabor repugnante. Dispositivos de castigo tales como los detectores del movimiento también pueden ser útiles para mantener al perro fuera de las zonas problemáticas cuando no existen puertas que se puedan cerrar. En el caso raro de que se use una trampa cazabobos, ésta debe ser de una intensidad tan pequeña que disuada al perro de ejecutar una determinada conducta sin causar ansiedad.

Terapia farmacológica

Las benzodiacepinas, por ejemplo el alprazolam o el clorazepato, con frecuencia son útiles para reducir la ansiedad y proporcionar cierto control cuando empieza la modificación conductual. Los antidepresivos tricíclicos, por ejemplo, la clomipramina y la amitriptilina, pueden ser útiles para reducir la ansiedad de la separación que se ha convertido en crónica, compulsiva o estereotípica. Otros fármacos, tales como los barbitúricos, el propanolol, la buspirona y las fenotiazidas, también pueden ser auxiliares útiles en las técnicas de la terapia conductual. Sin embargo, por sí solos, rara vez son eficaces.

Las causas iniciadoras de la ansiedad de la separación incluyen: Cambio en la rutina del dueño. Vuelta al colegio o al trabajo. Traslado a un nuevo domicilio. Visita a un ambiente nuevo. Después de una estancia en una perrera. Dueño presente físicamente pero que no presta atención al perro: otro bebe en la casa, nueva relación social.

Prevención. Cuando un dueño tiene una relación muy íntima con el perro y prevé un cambio importante en el horario o en la cantidad de tiempo que pasa con él, algunos creen que se debe hacer el cambio lo más gradual posible. Esto contribuirá a evitar la ansiedad que puede aparecer conjuntamente con los cambios repentinos importantes en la vida del perro. Cuando se asesora al dueño con respecto a un problema actual, siempre se debe invertir algún tiempo para estudiar futuras situaciones similares que podrían disparar una recidiva y cómo evitar mejor los problemas.

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Caso práctico: Pastor Aleman “Patsy” Patsy, era una perra de 4 años de raza Pastor Alemán ovariohisterectomizada que empezó a manifestar una conducta destructiva inmediatamente después de que su dueña volvió a trabajar después de una larga enfermedad y una prolongada estancia en casa. Patsy permanecía constantemente al lado de la dueña siempre que ella estaba en casa y frecuentemente la rozaba con el codo, pateaba o gemía para llamar la atención de la dueña. Cuando la dueña se estaba aprestando para dejarla, la perra paseaba, gemía y temblaba. Mientras la dueña estaba en el trabajo, arañaba y masticaba la puerta principal y a ratos se entretenía en hacer boquetes a base de mordiscos en las almohadas y en la tapicería de los muebles. A la llegada de la dueña al final, de la jornada de trabajo, la perra se volvía sumamente excitada. El hecho de arrastrar a Patsy hasta las zonas en las que ella causaba destrozos y azotarla, no tenía efecto alguno para atajar el problema. A la dueña le fueron bosquejadas las técnicas de la modificación conductual, pero no creyó que fuesen prácticas, especialmente a corto plazo. En cambio, el dueño solicito terapia farmacológica, ya que la eutanasia era la consideración siguiente. El tratamiento de la perra se inició con amitriptilina (2,0 mg/kg por vía oral, dos veces al día) durante 4 semanas y después se disminuyó la dosificación gradualmente. Se dieron instrucciones al dueño para que revisase el adiestramiento de obediencia de la perra y para que ejercitase con frecuencia órdenes de quieta, dejandola durante periodos gradualmente más prolongados en diversas zonas por toda la casa. Durante las comidas de la dueña, se ofrecía a la perra su juguete de caucho favorito, junto con un trozo de hígado y unas cuantas galletas para perros introducidas en su interior. Se enseño a la perra a tumbarse en su estera en un rincón de la cocina, a la vez que la dueña reproducía la grabación de un disco compacto favorito. Se enseñó a la perra a permanecer en su sitio desde el principio hasta el final de la comida mientras la dueña comía, leía un periódico, tomaba café y salía de la habitación varias veces. Durante las partidas reales, se dieron instrucciones a la dueña para que sometiese a ejercicio a la perra, volviese a casa e hiciese tumbar a la perra en su estera. Después, la dueña ponía el CD, daba a la perra un nuevo juguete de cuero crudo y su juguete de caucho junto con comida y obsequios introducidos dentro. La dueña se tenía que desentender totalmente de la perra y salir de la habitación una o dos veces mientras el animal permanecía tumbado sobre la estera. Mientras la perra estaba disfrutando con sus juguetes, la dueña tenía que salir de la habitación y volver a entrar en ella y en la segunda o tercera ocasión, marcharse rápidamente sin prestar a la perra atención o sin dar indicación alguna de partida. Esta técnica proporcionó a la perra una distracción agradable y una partida de la dueña acompañada de una ansiedad mínima. Asociada con la terapia farmacológica, la perra mejoró espectacularmente en el transcurso de las primeras semanas.

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TEMA 7

“PROBLEMAS DE ALIMENTACION Y PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA DIETA”

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Influencia fisiológica de la dieta en la conducta. Desde hace mucho tiempo se sabe que existe una relación evidente entre la dieta y la conducta, pero se han realizado pocos estudios científicos que proporcionen algunas conclusiones significativas. Recientemente, ha sido propuesto el término psicodietética animal para definir la relación entre la nutrición y los cambios conductuales. Probablemente sea suficiente hacerse cargo de que los nutrientes pueden tener un efecto sobre el proceso conductual de varias maneras misteriosas. No es ilógico suponer que algunos perros podrían tener problemas conductuales relacionados con su dieta. Después de todo, muchos perros comen dietas comerciales de un elevado valor calórico, ricas en proteínas, con aditivos, condimentos, conservadores y otras mejoras del tratamiento. La totalidad de estos rasgos han sido sospechados por los diversos investigadores que se dedican al estudio de aspectos diferentes de los problemas de la conducta. Hasta tanto no se disponga de más información, parecería aconsejable considerar cuando menos una base nutricional por lo que se refiere a los animales con pautas anormales de conducta, a los que son agresivos o a los que no son adiestrados convenientemente. Además, los instintos de alimentación innatos de los perros incluyen la caza y todas las fases de la caza de la presa al acecho, la persecución y la muerte. La alimentación a base de carroña también es una conducta canina normal. Estas actividades utilizan energía y ocupan tiempo en la jornada del animal. Los perros mantenidos como animales domésticos de compañía y a los que se les administra un alimento tratado y concentrado muy sabroso una o dos veces al día, es posible que estén recibiendo una ración nutritiva diaria completa, pero es posible que haya repercusiones conductuales como consecuencia de este tipo de régimen de alimentación.

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La mayoría de las preocupaciones de los especialistas de la conducta se centran en el papel de la proteína en los problemas de conducta. Recientemente, tanto la cantidad de proteína como su calidad y el grado de tratamiento se han convertido en sospechosos. Se ha indicado que las dietas ricas en carne posiblemente puedan dar como resultado niveles reducidos del neurotransmisor serotonina en el cerebro, por causa del nivel elevado de aminoácidos que compiten con el triptófano (a partir del cual se forma la serotonina) por el portador que transporta los aminoácidos a través de la barrera hematoencefálica. En algunos animales, los niveles bajos de serotonina han sido asociados con la agresión. Se averiguó que la reducción en el contenido de proteína dietética era beneficiosa en el tratamiento de los perros con agresión territorial, que es una consecuencia del miedo. No se observó efecto alguno en los perros con agresión de la dominación o con hiperactividad. Investigaciones recientes han puesto de manifiesto que la administración de una dieta con un contenido de proteína reducido no modificó significativamente los niveles de 5HT, de norepinefrina, de dopamina o de sus metabolitos en el LCR. Los niveles de carbohidrato son otro campo de interés. Se cree que cuando se administran dietas ricas en carbohidrato, el triptófano llega al cerebro en cantidades más elevadas y da como resultado la producción de serotonina. Esto puede tener un efecto tranquilizante en el animal, haciéndolo menos agresivo. La suplementación de la dieta con vitamina B6 (piridoxina) también podría ser beneficiosa porque esta vitamina coadyuva en la producción de serotonina. Otro tema, planteado con frecuencia por los adiestradores de perros, consiste en que, en los perros a los que se les administra un alimento seco, los problemas de adiestramiento son más frecuentes que en los perros a los que se les administra una ración enlatada. Si existen problemas de adiestramiento relacionados con las raciones secas, es más probable que estén relacionados con los conservantes más que con el bajo contenido de humedad. Puesto que el alimento enlatado se esteriliza mediante calor antes del envasado, en él no son necesarios conservantes. En los alimentos secos, que es de esperar que duren varios meses en las estanterías de los grandes almacenes sin que sean refrigerados, para que se mantengan comestibles, se les debe añadir varios compuestos químicos, especialmente agentes antioxidantes y realzadores del sabor. Sólo hace poco que se ha encauzado alguna investigación científica en este campo, por lo que apenas se sabe acerca de la influencia en la conducta de los diversos componentes de la dieta. Sigue siendo un campo muy interesante de la conducta animal aplicada. Diagnóstico. La hipótesis de que las dietas ricas en proteínas o en conservadores cooperan en los problemas de conducta se puede probar administrando una dieta de elevada calidad pero pobre en proteína y observando los cambios. Antes de someter a un perro a una dieta con un contenido de proteína limitado, es esencial que en el examen físico no existan anomalías y que los resultados de los análisis rutinarios de sangre y de orina sean normales.

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La administración de las dietas problema debe ser doméstica: los alimentos enlatados con frecuencia son muy ricos en proteína; los alimentos secos contiene grandes cantidades de conservadores; y los alimentos semihúmedos son ricos en azúcares. Las fuentes de proteína que son apropiadas incluyen el pollo, el cordero, el pesado o el conejo hervidos, acompañados de arroz blanco hervido o de patatas en amasijo. Esto también limita los problemas que se podrían presentar como consecuencia de las dietas ricas en cereales (por ej.: las exorfinas), de las proteínas de la leche (por ej.: la caseomorfina) y de los conservadores. La harina se debe mezclar en la proporción de una parte de carne por cuatro partes de carbohidrato y se debe administrar agua dulce. No se debe dar suplementos, obsequios o tentempiés. Esta dieta no está equilibrada desde el punto de vista nutritivo pero eso debe constituir una escasa diferencia durante los 7-10 días en los cuales se está efectuando la prueba.

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Si hay una respuesta a la prueba dietética, a continuación será necesario determinar si en el cambio de conducta están implicados ingredientes concretos existentes en el alimento (alérgenos, aditivos, conservantes) o el contenido relativo de los ingredientes (la proteína en relación con el carbohidrato). Por tanto, el paso siguiente consiste en exponer al perro a los posibles ingredientes ofensores. La primera prueba consistirá en aumentar el ingrediente proteico de la dieta (50:50) con el fin de observar si hay un cambio conductual. Si es así, éste ayuda a confirmar el diagnóstico y que el coadyuvante es el ingrediente proteico. Llegado a este punto, podría estar justificada una cuidadosa reevaluación por lo que se refiere a problemas médicos tales como la encefalopatía hepática. Si el problema de conducta no se presenta de nuevo con el aumento de la proteína, poco a poco se pueden volver a dar nuevas fuentes de proteína, hortalizas, obsequios y alimentos comerciales con el fin de determinar el papel de ingredientes, aditivos y conservadores concretos con respecto al problema.

Tratamiento

En el caso de animales que responden a una dieta doméstica pobre en proteína exenta de conservantes, existen varias opciones útiles. Se debe desaconsejar el uso regular de una dieta doméstica a no ser que se pueda formular una ración completamente equilibrada. En el comercio existen dietas pobres en proteína (por ej.: las que se prescriben en la enfermedad renal) y constituyen la opción más conveniente. Si los dueños están seleccionando sus propios alimentos en un establecimiento proveedor de animales de compañía, deben buscar dietas con proteína de alta calidad en cantidades medias y una fuente de carbohidratos que sean digeridos fácilmente. Empezar con dietas enlatadas, que tienden a contener menos conservantes en el caso de que los contengan. Casi todos los alimentos secos contienen conservantes. Si el estado del animal empeora cuando se le alimenta con la ración comercial, es probable que se tenga que pensar en que existen más problemas y precisamente en el contenido de proteína. En los perros con reacciones a los conservantes, los alimentos enlatados son una opción y en el comercio se pueden adquirir dietas exentas de conservantes. Tanto los primeros como las segundas suelen ser aceptables pero las disposiciones vigentes casi imposibilitan que se garantice que en las dietas exentas de conservantes realmente no existen esta clase de agentes. Los fabricantes sólo están obligados a consignar en la etiqueta aquellos conservantes que añaden ellos durante la preparación de la ración. Sin embargo, no existe garantía de que el fabricante no comprase las materias primas ya conservadas. Si un perro reacciona bien a la dieta doméstica, y la alimentación a la que se le ha sometido no descubre un ingrediente responsable, téngase en cuenta los aditivos como candidatos probables. Cuando no se pueden usar la dietas comerciales, las dietas domésticas siguen siendo una opción definitiva. Llegado a este punto, vale la pena disponer de una fórmula dietética preparada por un nutrólogo para garantizar que las necesidades nutritivas serán satisfechas.

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Prevención Puesto que casi todos los problemas inducidos por la dieta son idiosincrásicos, muchas veces no es posible prevenir la mayoría de los casos. Sin embargo, existen unas pautas generales que podrían ser útiles. Los clientes no necesitan alimentar a sus perros con dietas ricas en proteínas. El perro doméstico corriente consume una dieta que contiene mucha más proteína que la que necesita por lo que se refiere a necesidades de aminoácidos. El resultado es un desperdicio de proteína cara en las heces y en la orina, o una conversión de la energía sobrante en grasa. Ninguna de estas dos posibilidades tiene sentido.

Es posible que algunos perros tengan reacciones a los conservantes (por ej.: a la etoxiquina, al hidroxianisol butilado (BHA), al hidroxitolueno butilado (BHT), pero también es posible que la mayoría de estas reacciones sean subclínicas. Esto no es en modo alguno diferente de la confirmación de que algunas personas no pueden tolerar el glutamato monosódico (MSG) en la comida china o los sulfitos en un bar en el que se sirven ensaladas. La diferencia entre las personas y los perros consiste en que las personas comen estos alimentos de vez en cuando mientras que los perros consumen dietas comerciales día tras día durante toda su vida. Si las personas consumiesen MSG todos los días en todas las comidas, podríamos comprobar que un mayor número de personas “cruzan el umbral” y desarrollan problemas clínicos. En ese caso, debemos esforzarnos en proporcionar a los perros dietas saludables que no requieran una conservación prolongada.

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Caso práctico: Dobermann Pinscher “Willard”. Willard, un perro dobermann pinscher de 2 años, fue presentado por el dueño a consulta con una queja de conducta “extraña”. Al parecer, cuando Willard estaba hiperactivo, manifestaba episodios de conducta extraña que alternaban con periodos durante los cuales dormía mucho. Cuando estaba hiperactivo, daba vueltas en círculo en la parte trasera del jardín hasta que estaba agotado. Si se le encerraba dentro de la casa, apretaba su cabeza contra sus dueños y no los dejaba solos. Estos habían intentado castigarlo con palabras duras y habían intentado encerrarlo en la habitación de la lavandería, pero sin resultado. Observaron por primera vez el problema en torno a los 8 meses de edad y se dieron cuenta de que iba empeorando. En el momento de esta consulta conductual, Willard era de por sí tranquilo y no mostraba indicios de hiperactividad. En el examen clínico no hubo hallazgos anormales. Los dueños se dieron cuenta de que tal vez empeoraba por las tardes, pero tuvieron dificultad para indicar con toda precisión algún patrón para su hiperactividad. A Willard se le daba de comer ad libitum. Los diagnósticos diferenciales incluyeron una toxicidad (que a su vez incluyó las reacciones del alimento, la encefalopatía hepática y una hepatopatía inducida por cobre) y algunas formas de la epilepsia, e incluso una variante de la conducta anormal. Las pruebas de laboratorio incluyeron un perfil hematológico, un análisis de orina y un perfil bioquímico que, a su vez, incluyó ácidos biliares (en ayunas y 2 horas después de la comida), amoníaco, fosfatasa alcalina sérica, glucosa, colesterol, urea, creatinina y alaninoaminotransfera sérica. Los resultados de las pruebas de laboratorio no fueron concluyentes. Había elevaciones moderadas de los ácidos biliares del suero con hiperamoniemia ligera e hipoglucemia. En la orina, sólo rara vez se observaron cristales de biurato amónico. Las radiografías no pusieron de manifiesto un hígado significativamente más pequeño que lo previsto. En la consulta con el dueño del animal, se decidió que el caso no justificaba la biopsia de hígado ni la determinación cuantitativa del cobre hepático. El diagnóstico provisional de la actuación fue una posible encefalopatía hepática. Se propuso la administración de una dieta pobre en proteína en la que a Willard se le daba a comer una dieta de preparación casera pobre en proteína usando pollo y arroz con cuatro comidas de escasa cuantía, en vez de la alimentación ad libitum a la que Willard estaba acostumbrado. Después de 5 días a base de la dieta casera pobre en proteína, los dueños notaron que había una notable mejoría en la conducta de Willard. El animal todavía tenía grandes cantidades de energía pero no advirtieron ninguna conducta extraña. Se aconsejó a los dueños que le alimentasen con una ración comercial de calidad elevada pero pobre en proteína. Después de 2 meses de ser alimentado a base de esta dieta, informaron de escasos episodios de hiperactividad. Estuvieron satisfechos con los resultados y optaron por no aspirar a un diagnóstico concreto con pruebas complementarias.

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Obesidad.

La obesidad es el trastorno nutritivo más frecuente, superando en número a todos los síndromes de carencia juntos. Es probable que los perros obesos no vivan tanto tiempo como aquellos cuyo peso es normal. Padecen más problemas cardíacos, se cansan más fácilmente, y tienen un riesgo mayor de padecer diabetes mellitus. Los animales de compañía obesos también tienen una menor resistencia a la infección y son más propensos a las complicaciones anestésicas en el caso de que alguna vez sea necesario someterles a una operación quirúrgica. Se han indicado conexiones con otros varios problemas clínicos pero todavía no han sido demostradas de modo evidente. Hoy día, más que nunca, los perros están siendo “sacrificados de modo humanitario” ya que sus dueños permiten que se vuelvan obesos. La obesidad es más frecuente a medida que los perros se hacen más viejos. Las hembras son más propensas que los machos a la obesidad y, en comparación con los perros enteros (no-castrados), es más probable que los castrados se vuelvan obesos. Desgraciadamente, es más probable que las personas que son obesas ellas mismas posean perros obesos, hecho que confirma la importancia de los factores ambientales para favorecer la obesidad.

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Los factores genéticos también son coadyuvantes. Los perros Labradores, los cocker spaniels, los collies, los bassets, los sabuesos, los perros zorreros, los perros pastores de shetland y algunos terriers, son más propensos que otras razas a la obesidad. Algunas razas, más notablemente el pastor alemán, el bóxer, el lebrel y el galgo tienen realmente una incidencia de obesidad menor que otras razas. Aunque la genética desempeña un papel, evidentemente los factores más importantes que conducen a la obesidad son el hecho de proporcionar una cantidad excesiva de calorías a los perros y la actividad física insuficiente. La obesidad casi nunca se observa en los animales salvajes y sólo rara vez en los perros que trabajan. Es el perro de las viviendas, al que rara vez se le somete a ejercicio, encerrado en la casa y alimentado con una dieta de calidad elevada, el que es más propenso a la obesidad. La industria de alimentos para perros comercializa las dietas pensando en el consumidor y ofrece algunas que son muy apetitosas y de elevado valor calórico. La venta de suplementos aporta obsequios de galletas y suplementos de ácidos grasos que generalmente son ricos en calorías. El dueño, con un firme vínculo emocional con el perro, desea ofrecerle una comida sana y sabrosa que el perro devorará y pedirá más. El técnico en modificación de conducta debe aconsejar al dueño con respecto a aquello que realmente es lo que más interesa al perro.

Diagnóstico y pronóstico. Se considera que los perros son obesos cuando tienen un peso corporal de más que sobrepasa el 20% de su peso ideal. El diagnóstico se puede hacer comparando el peso con diagramas compilados o se puede estimar mediante inspección visual por parte del veterinario (capa de grasa que recubre las costillas) o mediante palpación. Lo que con frecuencia es más decisivo es determinar la causa de la obesidad. En la mayoría de los casos, los dueños tal vez piensen que el perro tiene un problema médico (el hipotiroidismo es el problema preferido), en vez de considerar que ellos Manual de Modificación de Conducta Canina

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son la causa más importante. Todos los perros obesos deben ser sometidos a un examen físico completo y a un perfil de laboratorio (recuento en sangre completa, alaninotransferasa sérica (ALT), amilasa/lipasa, fosfatasa alcalina, perfil de tiroides, análisis de orina, colesterol, creatinina, glucosa, insulina), pero la mayoría de los casos de obesidad son debidos a las costumbres de alimentación del dueño.

A los dueños les resulta difícil creer que están sobrealimentando a sus perros. Las costumbres de alimentación pueden complicar más las cosas. Los tentempiés son una importante adición a la rutina de la alimentación aún cuando la mayoría de los “obsequios” contengan 60 kilocalorías o más cada uno. Los suplementos cuidadosamente revestidos de aminoácidos también son ricos en calorías. Por tanto, los veterinarios deben asesorar a los dueños de perros obesos las necesidades calóricas del animal, todos los aportes calóricos en la dieta de éste y la cuantía de las actividades que queman calorías en su modo de vida. La mayoría de los dueños son capaces de tratar el problema de modo más eficaz cuando pueden ver, en blanco y negro, donde reside el problema. En estos casos, el pronóstico es favorable. El pronóstico es desfavorable cuando los dueños se niegan a admitir que existe un problema o cuando critican la situación en otros. Tratamiento. La obesidad se puede tratar de modo inteligente y eficaz si los dueños de perros están dispuestos a prestar atención a los hechos. Los dueños se deben comprometer en ayudar a sus perros para que pierdan peso y se deben hacer cargo de que sus animales estarán más sanos y serán más felices si ellos hacen el esfuerzo. Todos los programas de reducción de peso se deben poner en práctica bajo la supervisión de un veterinario con el fin de reducir el riesgo de complicaciones como consecuencia de la obesidad o de la pérdida de peso. Las comidas y los tentempiés programados regularmente con frecuencia reducen la tendencia del cliente a sobrealimentar al perro. El hecho de hacerles calcular las calorías también contribuye a que sea más probable que se acomoden a un programa de reducción de peso.

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Los diversos programas de modificación conductual ayudan a reforzar los conceptos que son necesarios en la dieta correcta. Se debe advertir a los clientes que cuando ceden al hábito de pedir de su perro sólo consiguen reforzar esa conducta y hacen aún más difícil la pérdida de peso.

La modificación del control del estímulo sirve para regular las señales que disparan la alimentación; dicho de otro modo, ciertos estímulos se pueden haber asociado inadvertidamente con la alimentación y de aquí que sea necesario que éstos sean controlados cuidadosamente. Tales estímulos podrían incluir la llegada a casa del dueño (el perro espera un obsequio), la entrada en la cocina, la apertura de armarios, de cajones o del frigorífico, o incluso solamente el hecho de sentarse en la cocina. Por esta razón, la evitación de estas señales, el cambio de los obsequios de alimento a un armario diferente y el cambio de las rutinas, pueden ser una faceta importante de la terapia conductual. Otra alternativa consiste en insistir en que el perro ejecute una orden apropiada (por ej.: tumbado-quieto) cada vez que se acerca y empieza a pedir y en prolongar poco a poco el tumbado-quieto en cada uno de los acercamientos posteriores.

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Enfoque

TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD EN PERROS Explicación

Tratar al dueño

Determinar el peso ideal Determinar las necesidades calóricas Evaluar la dieta

Restringir calorías

las

Someter a ejercicio al perro

Llevar diario

un

control

Sepa que los dueños se considerarán “culpables” privando a los perros de las recompensas de alimento. Por tanto, se debe encomendar a los dueños que proporcionen una cantidad razonable de calorías a sus perros, que les sometan a más ejercicio y que reduzcan los suplementos y los obsequios que engordan. El plan de tratamiento fracasará si el dueño no está totalmente entregado al proceso. Con respecto a los dueños que rechazan privarse de dar obsequios al perro, para sustituir a los obsequios comerciales se pueden sugerir los alimentos bajos en calorías (hortalizas cocidas, cubitos de hielo de caldo). Usando información de la raza y evaluación empírica, y admitiendo la variación individual, llegar a un consenso con el dueño con respecto a cuál debe ser el peso ideal. Esto es decisivo porque el peso ideal servirá para calcular las necesidades calóricas. El peso ideal del perro, el nivel de actividad, la edad y el estado de salud, determinan las necesidades calóricas. En casi todos los textos de alimentación o de veterinaria se pueden encontrar gráficas y tablas. Seleccionar un alimento que contenga una cantidad media de proteína (un 2040% con elevado valor biológico) pero no cantidades excesivas de grasa o de proteína. El músculo se puede perder junto con la grasa, por lo cual la restricción de proteína no es deseable. Determinar la grasa calórica de todos los alimentos que se deben dar a comer, incluidos los tentempiés y las sobras de la mesa. Llegar a un consenso con el dueño con respecto a las comidas diarias que se deben distribuir (por ej.: un obsequio después de cada comida, la cantidad de alimento recomendada por el veterinario, y solamente las hortalizas de la tabla). Por ejemplo, si un perro tiene que recibir 750 kcal al día incluyendo 2 obsequios de 75 kcal cada uno, el dueño debe dar la ración suficiente para proporcionar 600 kcal. La determinación de las necesidades calóricas proporciona la cantidad de calorías que el perro necesita diariamente. Hacer el cálculo según el alimento que se está administrando y las aportaciones de los tentempiés, de las sobras de la mesa y de los obsequios. Al principio se debe usar un régimen alimenticio que proporcione aproximadamente el 60% de las necesidades calóricas diarias normales. Creando un déficit de calorías de aproximadamente 250 calorías/día, debe tener lugar una pérdida de peso segura de aproximadamente 250g. semanales (ello supone una reducción total de calorías de aproximadamente 3500 kcal por cada 500 g de pérdida de peso). Esto permitirá que los perros pierdan el peso necesario a lo largo de un tiempo seguro de 12 semanas. Los perros deben tener acceso a sus comidas durante 30 minutos solamente y no se les debe dar de comer entre las comidas. Un perro muy obeso no será capaz de hacer ejercicio normalmente y rápidamente estará fatigado. El objetivo debe ser adaptar poco a poco al perro al ejercicio regular, no estresarle hasta el agotamiento. Para la mayoría de los perros un paseo diario de 2-5 km., es vigorizador y sano tanto para el perro como para el dueño. Como alternativa, pensar en enseñar al perro el ejercicio de recuperar y en usar este juego durante 15-20 minutos dos veces al día. En vez de premiar al perro con obsequios, hacerlo con un paseo. En todo momento, los perros preferirán el compañerismo al obsequio. La vigilancia y la evaluación del progreso del perro resultan más fáciles cuando el dueño conserva un diario de la ingesta diaria de alimento, del ejercicio y del peso corporal.

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Como recompensa, el perro debe recibir una sesión de caricias, una sesión de juego, un juguete para masticar o un paseo. Esta técnica hace poco por reducir el acercamiento y el hábito de pedir de los perros pero ayuda a sus dueños a conseguir el control de la situación. El perro no consigue caloría alguna como consecuencia de sus exigencias y de su petición y los dueños aprenden que existen otras recompensas que pueden ser precisamente las que satisfacen al perro. Los clientes no deben asociar la alimentación con el “tiempo de calidad” de su perro. De este modo, al perro sólo se le debe dar de comer el alimento en su escudilla y se le debe dar de comer en un solo sitio. Esto contribuye a disuadir al perro de que busque comidas y obsequios en otros sitios y de que pida. Una vez el perro ha perdido peso sin peligro, ante todo es importante no recurrir a las conductas antiguas que provocaron la obesidad. Generalmente se recomienda que el contenido de calorías de la dieta se deje en el 90% de las necesidades en vez de que sea el 100% porque, hasta cierto punto, es obligado deducir de la dieta los tentempiés.

Prevención

La obesidad es el problema nutritivo número uno que afecta a los perros y es un problema de salud que es totalmente evitable. Los perros cuentan con sus dueños para sus necesidades del cuidado de la salud y de aquí que el concepto operativo deba ser la restricción de calorías en vez del exceso calórico. La restricción calórica no sólo previene la obesidad sino que también puede reducir el riesgo de problemas musculo-esqueléticos y de cáncer. Desgraciadamente, para la mayoría de los dueños la pérdida de peso en los perros no resulta más fácil que sus propias necesidades dietéticas. La nutrición apropiada exige un cambio filosófico básico de modo que los dueños comprendan la diferencia entre nutrición óptima y nutrición excesiva.

La restricción calórica no sólo previene la obesidad sino que también puede reducir el riesgo de problemas musculo-esqueléticos y de cáncer. Desgraciadamente, para la mayoría de los dueños la pérdida de peso en los perros no resulta más fácil que sus propias necesidades dietéticas. La nutrición apropiada exige un cambio filosófico básico de modo que los dueños comprendan la diferencia entre nutrición óptima y nutrición excesiva.

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Caso práctico: Cocker Spaniel “Brandy” Brandy, un perro cocker spaniel inglés de 6 años y 17 kg de peso, fue visto durante un reconocimiento anual de rutina. Los dueños no sabían con certeza porqué Brandy tenía sobrepeso ya que sólo comía una sola taza de alimento dos veces al día, exactamente la misma cantidad que recomienda el fabricante del alimento para animales de compañía. Pensaban que tal vez podría tener problemas con su metabolismo porque el animal también estaba muy irritable y que ello podría tener algo que ver con el hecho de que fuese castrado antes del año de edad. El examen físico de Brandy fue intrascendente a no ser por su evidente problema de peso. Se usó una ficha de trabajo para determinar “todo” cuanto Brandy comía en una jornada típica así como su habitual programa de ejercicio. Ambos dueños trabajaban y a Brandy se le dejaba solo casi todo el día. Siempre dejaban a su disposición alimento pero parte de él todavía estaba en la escudilla cuando llegaban a casa por la noche. El perro recibía tres tentempiés de cereales con forma de hueso por la mañana cuando ellos se iban a trabajar, tres cuando regresaban y tres antes de la hora de acostarse. El animal también recibía de vez en cuando sobras de la mesa, pero no constantemente ni tampoco en grandes cantidades. Los dueños no estaban convencidos de que Brandy estaba siendo alimentado en exceso pero posteriormente aceptaron investigar la situación con nosotros. Las pruebas hematológicas y bioquímicas de rutina (que incluyeron un perfil de tiroides de los niveles libre y total) fueron normales o negativas. A continuación se expusieron al dueño estos hechos: Brandy debería estar recibiendo aproximadamente 800 kcal diarias en base a un peso ideal de más o menos 14 kg. Los obsequios de galletas contenían un 90% de materia seca (MS), 3’60 kcal/gr de MS y pesaban 25 gr cada una. Sus nueve obsequios diarios sumaban 810 kcal, es decir, ¡casi las necesidades calóricas de un día completo!. El alimento seco que se le estaba administrando contenía 3’67 kcal/gr de MS y contenía un 90% de materia seca. Para convencer a los dueños del exceso de calorías que le estaban administrando a Brandy no fueron necesarios más cálculos matemáticos. El plan era dar a Brandy solamente un obsequio dos veces al día, después de cada una de sus comidas. Brandy necesitaba 850 kcal diarias pero decidimos crear un déficit calórico de 250 kcal/día con el fin de que pudiese haber una pérdida de peso segura de 250 gr por semana. Teniendo en cuanta los deseos de los dueños, la dieta fue formulada para responder tanto del alimento del perro como de los obsequios de galletas. Por tanto Brandy estaría recibiendo 600 kcal diarias, de las que 162 kcal procedían de sus obsequios de galletas. Los dueños también hicieron sus cálculos matemáticos, de modo que pudieron entender que Brandy solo debía recibir 438 kcal por día procedentes de su alimento para perros, repartidas entre las dos comidas. Conociendo el valor calórico y la materia seca del alimento, esto significa que Brandy debía recibir aproximadamente 132,5 gr de alimento al día o, lo que es lo mismo, 67 gr en cada una de las comidas. Se informó a los dueños acerca de las dietas formuladas especialmente para la pérdida de peso pero decidieron que ellos podían seguir este régimen. Asimismo, todas las mañanas estuvieron yendo a jugar con él al juego del ir a buscar durante 10 minutos, antes de que fuesen a trabajar, y todas las tardes daban con él un paseo de tres kilómetros. Al examinarle 12 semanas después, Brandy era un animal esbelto de 15 kg de peso y mucho más enérgico. Los dueños tuvieron cierta dificultad para ceñirse al régimen y aumentaron su dieta con zanahorias y maíz hinchado. Realmente, a Brandy le gustaban las Manual de Modificación de Conducta Canina

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zanahorias y a veces las prefería a los obsequios de cereales. Suprimieron algunos paseos y no siempre tuvieron tiempo para practicar el juego del ir a buscar pero, en conjunto, fueron bastante consecuentes. Nosotros decidimos que Brandy podía continuar con una dieta de mantenimiento del 90% de sus necesidades nutritivas (aproximadamente 765 kcal/día) mientras recibiese solamente un obsequio de galletas diariamente. Esto significó que Brandy pudo recibir aproximadamente 207 gr diarios de alimento, en vez de 132,5 gr. Los dueños quedaron satisfechos con el término medio.

La Coprofagia.

La coprofagia es una conducta ingestiva que implica la ingestión de heces. Los perros pueden ingerir de modo selectivo sus propias heces, heces de otros perros, heces felinas, heces de ungulados, heces de otros mamíferos, o pueden ingerir cualquier tipo de heces que puedan encontrar. Mientras que las perras adultas ingerirán las heces de sus propios cachorros, todas las demás formas de coprofagia se consideran anómalas. El problema se suele observar más frecuentemente en los cachorros pero la mayoría finalmente lo supera con la edad. Los cachorros se entregan a la coprofagia a modo de una conducta escudriñadora o juguetona inofensiva y los dueños deben ser precavidos para no reforzar involuntariamente la conducta prestando más atención al cachorro cuando ingiere heces. Los perros que están subalimentados o que están sometidos a una dieta manifiestamente restringida, pueden tener un apetito voraz que también puede incluir la coprofagia. Los perros que han sido sobrealimentados, y aquellos que padecen enfermedades gastrointestinales tales como la malabsorción o las carencias de tripsina, pueden tener mayores cantidades de ingredientes no digeridos que permanecen en las heces. En ese caso las heces podrían estar lo suficientemente apetitosas como para atraer a algunos perros. De modo semejante, las heces de caballo y de gato pueden ser especialmente atractivas para algunos perros. Generalmente se piensa que el ejercicio insuficiente y la estimulación ambiental pueden determinar que sea más probable que un perro ingiera sus propias heces.

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Diagnóstico. La causa más remota de la coprofagia en los perros adultos siempre ha sido difícil de determinar. Algunos opinan que el problema es conductual mientras que otros están convencidos de que existe una causa orgánica. La investigación reciente ha propuesto que en el problema puede haber realmente un componente orgánico. En una investigación llevada a cabo en nueve perros coprofágicos, todos los animales tenían al menos una anomalía laboratorial que pudo aclarar el problema. El perfil laboratorial incluyó un recuento en sangre completa, un perfil bioquímico completo, amilasa, lipasa, inmunorreactividad de tipo tripsina, vitamina B12, folato, grasa fecal, tripsina fecal, fibra muscular fecal, minerales vestigiales (que incluyó cinc, selenio, cobre, hierro, magnesio y boro) y una sedimentación fecal. La mayoría de los perros tenían una inmunorreactividad de tipo tripsina (TLI) con valores que se hallaban en el límite inferior del intervalo normal o eran bajos, mientras que otros tenían anomalías en los valores correspondientes al folato, a la cobalamina o a otros nutrientes. Ninguno de los perros tenía parásitos internos (determinados mediante sedimentación fecal) o niveles anormales de grasa fecal o de tripsina fecal. Por añadidura, 4 de los 9 perros mostraron cierta mejoría cuando su dieta fue suplementada con un preparado enzimático a base de vegetales.

Tratamiento. Si no se puede determinar la causa de la coprofagia, las modificaciones ambientales constituyen la mejor oportunidad del éxito terapéutico. El primer paso consiste en impedir que los perros tengan acceso a las heces. Se debe limpiar el jardín con regularidad y no a la vista directa del perro que tiene este problema. En los pasos se debe tener al perro sujeto con una correa o un dogal y se debe proferir una corrección verbal severa al tiempo que se da un tirón rápido de la correa cuando aquél intenta oler o ingerir las heces de otros perros. El perro debe estar bajo vigilancia constante mientras está fuera de casa. A veces pueden ser eficaces el lanzamiento cerca del perro de un lata vacía que le disuada cada vez que intenta comer heces o la aplicación con un pincel de sustancias de sabor repugnante (inodoras) en la parte inferior de las heces. Sin embargo, si las heces no se recubren constantemente con la sustancia disuasoria o si no se vigila constantemente al perro, la conducta (que es una autorecompensa en el perro coprofágico) persistirá. Aunque generalmente es una medida que no resulta práctica y es excesiva, es probable que la aplicación de sustancias nauseabundas en la deposición sea el único sistema de disuasión que es eficaz de modo permanente. Los cambios dietéticos son eficaces en algunos perros coprofágicos pero no en todos. Existe una probabilidad menor de que algunos perros sean coprofágicos cuando son alimentados con una dieta mucho más digestible, cuando se ablanda la carne, o cuando se añaden suplementos de enzimas proteolíticas a las heces.

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La mayoría de los perros prefieren las heces bien formadas, por lo cual la administración de una dieta rica en fibra hará que se produzcan heces más voluminosas y menos formadas. Se ha propugnado la adición a la dieta de diversas mezclas pero parece que no existe consenso con respecto a que funcionen normalmente. Parece ser que la excepción la constituyen los suplementos enzimáticos a base de vegetales pero es necesario que esto sea evaluado en más perros antes de que se puedan obtener conclusiones válidas. Los productos que se usan para reducir el atractivo de las heces deben tener sabor agradable o ser insípidos cuando se ingieren inicialmente pero convenientemente aversivos cuando son degradados en el tracto intestinal y aparecen en las heces. La coprofagia ha sido siempre una enfermedad difícil de tratar. Sin embargo estudios recientes indican que los veterinarios deben dirigir siempre una investigación médica y una investigación de laboratorio completas antes de descartar la coprofagia como problema conductual.

Caso práctico: Caniche “Ginger” Ginger era una perra caniche de 7 años de edad de capa color albaricoque que tenía unos antecedentes de coprofagia que abarcaban un tiempo de varios años. El dueño había sido incapaz de reprimir el hábito, a pesar de reprender a Ginger y de añadir a las heces varios agentes nocivos (tal como pimienta de chile) en el traspatio. Al principio, Ginger era repelida por los agentes citados, pero poco tiempo después parecía que la perra realmente había encontrado que tenían sabor agradable. Por lo demás, el dueño creía que Ginger era un animal de compañía perfecto. El examen físico fue intrascendente. La evaluación de laboratorio constó de la hematología y de la bioquímica rutinarias, sedimentación fecal (en vez de flotación), inmunorreactividad de tipo tripsina (TLI), vitamina B12, folato y tripsina, fibra muscular y grasa fecales. Se llegó a la conclusión de que, como parte integrante del problema, podía existir una insuficiencia marginal de las enzimas pancreáticas. El tratamiento consistió en la modificación ambiental y dietética. El dueño recogió con regularidad las heces del jardín y paseo a Ginger atada de una correa por lo cual durante los paseos no pudo ingerir heces. La dieta fue cambiada por una ración sumamente digestible pobre en fibra cuya superficie se aderezó con un suplemento de enzima a base de vegetales (que contenía bromelina, papaína y fitasa). La reevaluación del estado de la perra realizada 8 semanas después, reveló que el animal se encontraba muy mejorado. Si bien de vez en cuando Ginger todavía comía heces, no estaba con la misma apetencia que en otro tiempo le subyugaba. Seis meses después, el dueño informó de que Ginger rara vez comía heces, en el caso de que las comiese alguna vez.

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La Pica.

La pica es un ansia o un deseo anormal de ingerir sustancias no alimenticias. Si bien los animales jóvenes masticarán una considerable variedad de sustancias, los artículos rara vez son ingeridos. En humanos sometidos a dietas gravemente deficitarias se ha probado con documentos la ingestión de almidón y tierra. En los perros se desconoce la causa de la pica. La pica puede ser una enfermedad peligrosa, así como una molestia. Algunas formas de pica, tal como la ingestión de lana de los gatos, los hábitos de “arreglarse el pelo”, o de masticar piedras y de comer tierra en los perros, es posible que sean trastornos compulsivos.

Diagnóstico y pronóstico. La pica se diagnostica mediante la observación de la conducta normal. No existen pruebas de laboratorio específicas que puedan proporcionar información adicional sobre su naturaleza intrínseca, pero es esencial una actuación médica completa, especialmente en aquellos casos que comienza en animales adultos o geriátricos y en los que no existe causa conductual visible alguna. Se deben descartar todas las enfermedades médicas que conducen a carencias nutritivas o a desequilibrios de electrolitos, los trastornos gastrointestinales, las enfermedades que provocan polifagia y los trastornos del SNC. El pronóstico es variable, en función del individuo y del material ingerido.

Tratamiento. El problema se puede corregir manteniendo lejos del perro los objetos que éste ingiere, proporcionándole juguetes apropiados para masticar, o cambiando la dieta por un alimento seco voluminoso, equilibrado desde el punto de vista nutritivo. En función del nivel de Manual de Modificación de Conducta Canina

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motivación del perro para masticar, se pueden usar la aversión gustativa o las trampas cazabobos para mantenerle lejos de las zonas o de los artículos elegidos. Los problemas subyacentes que pueden estimular la conducta, tales como el estrés o la ansiedad por separación, se deben corregir. Los antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, clomipramina) o los antidepresivos bicíclicos (fluoxetina) pueden ser útiles cuando la pica es compulsiva.

El comedor remilgado o melindroso.

Los perros pueden ser remilgados cuando aparece la preferencia de la dieta. En la mayoría de los casos el problema deriva de experiencias anteriores de alimentación o de respuestas hereditarias a las situaciones de alimentación, si bien los problemas médicos subyacentes pueden cooperar. A veces el perro se mostrará reacio a comer una dieta comercial porque ha aprendido que si espera el tiempo suficiente recibirá del dueño un alimento más sabroso. En realidad, las causas de la mayoría de las verdaderas idiosincrasias de alimentación se desconocen al presente. Se sabe que el olor, el sabor, la textura y la temperatura se pueden ajustar para inducir al comedor problemático a que coma y que los alimentos nuevos pueden aumentar el apetito.

Diagnóstico y pronóstico. El diagnóstico generalmente es directo pero es necesario hacer algunas advertencias. Si el dueño se queja de un perro remilgado, o que pasa por alto las comidas, obtenga el peso exacto del animal para determinar si se encuentra en el intervalo normal de peso. En muchos casos, estos denominados comedores remilgados tienen un peso normal (o incluso sobrepeso) y se las ingenian para ingerir todas las calorías que necesitan diariamente. Algunos perros incluso pueden dejar de comer algún día que otro sin efecto perjudicial alguno. Parece ser que éste es un mecanismo normal para mantener el peso óptimo. Es importante descartar la posibilidad de que el perro esté obteniendo alimento en otra parte, bien de un vecino, bien por medio de la caza. Sin embargo, éste puede ser un mecanismo normal para que el individuo mantenga su peso corporal. Cerciórese de pedir informes acerca de los obsequios. Manual de Modificación de Conducta Canina

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No es insólito que los obsequios de galletas aporten 100 kcal cada uno; esto puede representar una parte importante de las necesidades diarias. Por lo que se refiere a los perros que se etiquetan de “remilgados” o de “melindrosos” y tienen un peso inferior al normal, es necesario conseguir una historia clínica completa y una evaluación médica minuciosa con el fin de tomar en cuenta los procesos patológicos subyacentes. Las enfermedades pancreática, dental, gastrointestinal, renal y hepática pueden, todas ellas, explicar la “discriminación dietética”.

Tratamiento. Es necesario que todos los perros con problemas médicos subyacentes hayan sido estudiados. Una de las causas más insidiosas de la discriminación dietética es la enfermedad dental. El cuidado dental de rutina es esencial pero en la práctica con frecuencia se infrautiliza. Se ha calculado que más del 85% de los perros padecen la enfermedad periodontal a los 4 años de edad. De esto se puede deducir que muchos perros pueden tener dolor dental y un malestar que podría dificultar su alimentación. Es decisivo que todos los problemas médicos sean estudiados.

En el caso de aquellos animales que siguen arrugando su hocico a la hora de comer, existen algunas alternativas. El primer paso consiste en limitar el uso de los obsequios y de las sobras de la mesa y en observar si el dueño está satisfecho con el cambio. Si no lo está esté preparado para calcular las necesidades calóricas del animal (en los textos de alimentación existen tablas) basadas en su edad, peso y estado de salud, y para determinar la carga calórica de la dieta que se está administrando. Casi todas las dietas comerciales especialmente los alimentos de calidad Premium destinados a los perros, son excepcionalmente ricos en calorías. Por causa de esto, es necesario dar menos cantidad. Los dueños muchas veces tienen una idea preconcebida de la cantidad que debería estar comiendo su perro y de aquí que es posible que sea totalmente irreal. Tienden a ensayar Manual de Modificación de Conducta Canina

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dietas cada vez más caras (dándole al animal cada vez más calorías) y se asombran de que sus perros empeoren (es decir, que coman menos). A veces, el cambio a un alimento que tenga menor valor calórico puede solucionar el problema porque el animal come más cantidad para conseguir sus necesidades calóricas diarias. Las recompensas (tales como los obsequios sabrosos y el juego) se puede dar cada vez que el perro come voluntariamente su alimento presupuestado.

Prevención. Los perros normales y sanos rara vez intentan ayunar por sí mismos. De hecho, los perros sumamente remilgados reciben diariamente la ración adecuada. Los dueños deben recibir el asesoramiento adecuado con respecto a la cantidad que el animal debería estar comiendo. Para ayudar a disuadir a los perros de que sean comedores “melindrosos”, deben recibir una diversidad de fuentes alimenticias diferentes de modo que puedan desarrollar sus “gustos” mientras todavía son jóvenes. Esto puede influir de modo importante en las preferencias alimenticias en la última etapa de su vida.

Caso práctico: Pekinés “Kwai-Chang” Kwai-Chang era un perro pekinés de 3 años de edad que pesaba 7 kg. Su dueña estaba preocupada porque nunca se comía totalmente su comida. Le preocupaba que el animal pudiese ayunar hasta la muerte sin su intervención. No estaba segura de que cantidad de alimento comía el perro porque le daba a mano un alimento seco. Suponía que el animal solo estaba comiendo de 15 a 20 gránulos y sólo si ella se los daba a comer en la mano. El perro no quería probar el alimento seco si precisamente estaba sentado en su escudilla. Algunos días solo quería comer sus obsequios y no quería probar nunca su alimento seco. La dueña también le daba diariamente una cápsula de ácidos grasos para una enfermedad de la piel indeterminada. Según el examen físico, Kwai-Chang fue considerado un pekinés sano y feliz y no se consideró que su peso fuese inferior al normal. La dueña estaba perpleja de que con esta dieta tan reducida el perro no fuese capaz de perder peso. Al mismo tiempo, determinamos que las necesidades diarias de Kwai-Chang eran de aproximadamente 600 kcal. Por término medio, la dueña le daba todos los días seis obsequios insignificantes, además de los que le daba cuando no quería comer ni un solo bocado de su comida. Cada uno de los obsequios insignificantes de galletas contenía unas 60 kcal, de modo que seis de ellos estaban aportando un total de 360 kcal a su ingesta calórica diaria. Las calorías contenidas en el suplemento de ácidos grasos se consideraron mínimas. El objetivo era reducir el número de obsequios que se le daban al perro todos los días, que sustituían a una ración equilibrada. La dueña estaba convencida de que esto no se

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podría conseguir. Decidimos empezar por dar a comer a Kwai-Chang un alimento comercial seco para gatos en la cantidad suficiente para que proporcionase 600 kcal/día. Se advirtió a la dueña que no le diese ningún obsequio al perro o, de lo contrario, sabotearía nuestros esfuerzos. Accedió a que ella no le daría a Kwai-Chang ningún obsequio hasta tanto no se comiese el alimento seco en el plazo de las primeras 48 horas. La dueña llamó al día siguiente para decir que a Kwai-Chang le gustaba el nuevo alimento pero que todavía pedía sus obsequios. Se advirtió a la dueña que hiciese caso omiso de la mendicación del perro (ya que la conducta estaba siendo recompensada tan solo de modo intermitente dándole alimento o prestándole atención). Se identificaron los estímulos, las situaciones y las rutinas que podían acabar en mendicación con el fin de que ésta disminuyese. Como quiera que los dueños estaban poco dispuestos para tolerar las peticiones continuas de Kwai-Chang y no lo podían controlar suficientemente, se decidió usar recompensas sustitutivas tales como juguetes y juego. Se explico que tanto los primeros como el segundo también servirían para recompensar la conducta de mendicación pero al menos Kwai-Chang aprendería a no esperar alimento. Se les advirtió que cada vez que Kwai-Chang se acercase para conseguirlo, se le mandase ejecutar la orden de “tumbado-quieto” durante poco tiempo y a continuación se fuese a buscar un juguete favorito y se iniciase la sesión de juego. La mendicación de Kwai-Chang disminuyó rápidamente, aunque todavía se acercaba para reclamar atención y juego. Los dueños también fueron aleccionados con respecto a los métodos de control de los estímulos.

Cuatro semanas después, Kwai-Chang todavía pesaba 7 kg y estaba sano y de aquí que la dueña estuviese convencida de que estaba comiendo mucho más de lo que comía siempre. Esta le quiso dar de nuevo obsequios, por lo cual se añadieron a la ración diaria tres obsequios ricos en fibra y bajos en calorías (20 kcal cada uno). Sin embargo, se advirtió a la dueña que le diese al perro los obsequios solamente como recompensas del adiestramiento y que nunca se los diese al pedirlos.

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TEMA 8

“MIEDOS Y FOBIAS”

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MIEDOS Y FOBIAS

Existen varias razones del por qué los perros sienten miedos y fobias. Algunas respuestas de miedo son innatas (por ej.: el miedo a los predadores) y constituyen una conducta normal importante para proteger a los animales del daño. Los problemas que implican respuestas de miedo pueden ser debidos a un temperamento miedoso heredado, a la falta de socialización adecuada, a una aversión aprendida, a una experiencia desagradable o a una combinación de estos factores. Independientemente de la causa los miedos y las fobias muchas veces son reforzados en el animal con el transcurso del tiempo. Siempre que una experiencia miedosa conduce al animal a ejecutar conductas de evasión y se le permite huir, la conducta resulta reforzada. Cuando una experiencia miedosa impulsa a un dueño a consolar al animal con cariño, con atención, o con alimento, la conducta resulta reforzada. En cambio el hecho de castigar a estos animales por la conducta miedosa sólo genera más miedo y ansiedad. El Técnico en modificación de conducta debe estudiar la reacción del dueño ante el perro miedoso con el fin de identificar y eliminar cualesquiera factores que la potencien. Para la resolución eficaz del problema, se debe aconsejar a los dueños que usen las técnicas apropiadas de la modificación conductual.

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MIEDO Determinantes del miedo Genéticos

Ambientales

- Estímulos no condicionados del miedo tales como los predadores, el peligro ambiental, las situaciones nuevas y las amenazas sociales. - Temperamento -

- Experiencia traumática - Socialización insuficiente - Condicionamiento (refuerzo por el dueño de las conductas de aprendizaje para eludir los estímulos que provocan miedo) - Aislamiento sensorial durante el desarrollo.

Componentes del miedo Fisiología

-

- Activación de los sistemas autonómico y neuroendocrino con influencia en el sistema cardiovascular, en las pupilas, en el erizamiento del pelo y en el metabolismo de la glucosa.

Conducta

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- El tipo de conducta que es exhibida está determinada por la genética (especie, raza, individuo), por la experiencia, por el tipo de estímulo y por la intensidad del mismo.

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- La función de la conducta miedosa es eliminar el estímulo (amenazas) o alejar al animal del estimulo (conducta de evasión).

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- Aunque identificada en las personas, no se científicamente que exista en los animales.

Emoción

ha

demostrado

Modificación conductual básica y el animal de compañía miedoso Algunas de las técnicas que hemos estudiado en el tema 3 son especialmente apropiadas para tratar los miedos y las fobias; éstas incluyen la inundación, la desensibilización sistemática, el condicionamiento inverso, la modelación y el refuerzo.

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MODIFICACION DE LAS CONDUCTAS MIEDOSAS Acción Comentarios Identificar los estímulos Se deben identificar todos los estímulos que podrían evocar que provocan miedo. respuestas miedosas con el fin de determinar el foco para los ejercicios de desensibilización y de condicionamiento inverso. Identificar el umbral de la Se deben determinar la cantidad, la intensidad o la respuesta de miedo proximidad del estímulo que provoca miedo que se necesita conductual. para evocar los signos del miedo con el fin de fijar un punto de partida para la modificación. Controlar el entorno del Evitar la exposición a los estímulos o a las circunstancias que animal de compañía. provocan miedo que se presentan fuera de las sesiones de adiestramiento. Controlar la respuesta del No se debe permitir que el animal de compañía huya, que se animal de compañía. dañe a sí mismo o que dañe a otros durante la modificación conductual. La consecución de esto podría incluir el uso de una canasta, de un bozal o de un dogal. El uso de cualquiera de estos dispositivos sólo es apropiado si no aumenta el miedo del animal de compañía. Modificar la conducta. En los perros, es útil usar recompensas sumamente motivantes tales como alimento, atención social o un juguete favorito para premiar una orden “sientate-quieto” o “tumbado-quieto”. En ese caso, asociar esta orden con exposición de bajo nivel al estimulo que evoca el miedo. Cuando el perro responde correctamente a las órdenes, se inicia la desensibilización con una intensidad del estímulo inmediatamente por debajo del umbral que evocaría el miedo. Sólo se dan recompensas cuando el perro no manifiesta respuesta de miedo. Aumentar paulatinamente la intensidad del estímulo. La inundación controlada con una intensidad del estímulo inmediatamente por encima del umbral correspondiente a una respuesta miedosa, se puede usar en perro con problemas ligeros y con el control adecuado del dueño. Evitar reforzar o castigar la Si se consuela al perro cuando se está comportando con conducta. miedo, la conducta relacionada con el miedo puede resultar reforzada. Si se castiga al perro, el estado de la excitación miedosa puede aumentar durante las exposiciones subsiguientes a los estímulos que evocan el miedo.

Estas técnicas se pueden usar aislada o conjuntamente en la terapia de la modificación conductual.

MIEDO A LAS PERSONAS.

En función de cómo fue socializado un perro cuando era joven y de las experiencias que tenga con las personas en cualquier etapa de su vida, puede tener miedo a los individuos a los que no está acostumbrado o a los que asocia con una experiencia aversiva. En la mayoría de la situaciones miedosas, el animal intentará ejecutar conductas que le ayudan a evitar la interacción con el estímulo que provoca el miedo o que aumenta la distancia entre él y el estímulo.

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Las pautas de conducta innatas y el condicionamiento determinan si el animal permanecerá totalmente inmóvil, si se dará a la fuga o si peleará. Esto puede resultar peligroso si la respuesta de miedo implica agresión. Cualquiera de los colectivos siguientes puede provocar una respuesta de miedo si el perro tiene poca exposición a ellos: Bebés, niños, personas mayores. Personas en uniforme. Personas cuyo aspecto difiere del de los miembros de la familia. Individuos discapacitados. Hombres o mujeres, en función de las circunstancias.

Diagnóstico y pronóstico La conducta miedosa se manifiesta con ocasión de la exposición a todos los tipos de personas o a individuos con características concretas. Los perros pueden reaccionar de modo totalmente individual en respuesta al encuentro miedoso. Es posible que algunos respondan con agresión mientras que otros respondan agachándose, permaneciendo inmóviles o huyendo. Otras conductas que se pueden observar incluyen el temblor, la hipersalivación, la eliminación o las pupilas dilatadas.

El pronóstico es un tanto variable pero en la mayoría de los casos se considera favorable si la duración de la conducta es corta, si el perro fue socializado convenientemente a las personas, si el problema empezó en la edad adulta y si el dueño es capaz de controlar las situaciones durante las cuales el perro interacciona con personas. El pronóstico es desfavorable cuando se trata de perros que manifiestan el miedo a las personas así como a otros estímulos ambientales desde una edad temprana sin haber estado expuestos nunca a todo cuanto se considera aversivo en relación con las personas o con otros estímulos. Tratamiento Para el tratamiento del miedo se pueden usar diversas técnicas. Independientemente del método usado, el tratamiento eficaz exige que el dueño identifique todos los estímulos que provocan miedo para que puedan ser ofrecidos de nuevo al perro en situaciones controladas y no pavorosas. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Con el transcurso del tiempo, el objetivo consiste en enseñar al perro a asociar el estímulo con eventos deseables. Es importante que los dueños sepan que el hecho de tranquilizar o recompensar al perro cuando tiene miedo reforzará más la conducta, mientras que es probable que el castigo aumente la ansiedad y agrave más el miedo. Para cada estímulo pavoroso el dueño debe idear un gradiente de estímulos desde el menos pavoroso hasta el más pavoroso. La utilización de estímulos que son similares al estímulo pavoroso y el aumento de la distancia desde el estímulo pavoroso hasta el perro, son exactamente los dos métodos que se pueden usar para idear este gradiente. El perro debe ser reeducado amistosamente en un ambiente no amenazante, en el que pueda ser controlado fácilmente o distraído. Los estímulos deben ser lo suficientemente ligeros como para que se pueda motivar al perro para que ejecute una conducta alternativa no competitiva, por ejemplo que se siente y que coja una recompensa de alimento o que juegue con un juguete. A modo de ejemplo, el perro que tiene miedo a las personas desconocidas que entran en la casa, primero debe ser expuesto a personas a las cuales esté relativamente acostumbrado. Incluso podría ser de utilidad mantener la primera sesión de exposición en territorio neutral, por ejemplo en el parque del vecindario. Al principio, las personas desconocidas deben hacer caso omiso del perro, mientras que los dueños deben ofrecer obsequios al perro si éste no manifiesta miedo. A continuación, puede ofrecer los obsequios la persona desconocida, pero solo si el perro se acerca voluntariamente, con una actitud no temerosa. Puede ser contraproducente si el visitante se va antes de que el perro se tranquilice. Es posible que los perros miedosos se agachen y retrocedan, pero algunos pueden atacar. Por consiguiente, los dueños deben proceder cautelosa y paulatinamente en cada nueva sesión con el fin de garantizar una reeducación segura y eficaz. En los perros, es mejor usar un dogal y una correa, aunque el uso de una correa y un bozal de cesta es la mejor forma de garantizar la seguridad.

Prevención.

El miedo a las personas es relativamente fácil de prevenir mediante una socialización apropiada y suficiente. El animal joven debe ser expuesto al mayor número posible de personas durante su etapa de socialización, teniendo en cuenta que no esté tan agobiado como para convertirse en miedoso. Los obsequios, el juego y la interacción social alegre facilitaran la socialización. El técnico en modificación de conducta debe contribuir materialmente a reforzar estos conceptos en todos los dueños.

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Caso práctico: Akita Inu “Chimo”. Chimo, una perra entera de 2 años de raza akita inu, se asustaba siempre que se acercaba alguien deslizándose sobre patines durante un paseo. Se advirtió al dueño que revisase el adiestramiento de obediencia de la perra, usando pequeñas golosinas de carne como recompensas. Únicamente se le ofrecía la carne durante las sesiones de adiestramiento y cada vez que le era ofrecida, el dueño decía “muy bien” para condicionar una respuesta oportuna anticipadora del alimento siempre que se decían las palabras. Como quiera que la perra adquiría miedo cuando estaba a una distancia de 12 metros de los patinadores, se advirtió al dueño que pasease a la perra y que la cogiese a una distancia entre 15 y 22 metros de un patinador, que le dijese “muy bien”, que exigiese a la perra la ejecución de la orden “sentada-quieta” como para darle alimento, y que a continuación la pasease en una dirección diferente para esperar a otro patinador con el fin de repetir el ejercicio. Poco a poco, los ejercicios se realizaron más cerca de los patinadores. Finalmente, se pidió a los patinadores que echasen alimento a la perra cuando patinasen cerca de ella. Chimo no solo no manifestó miedo alguno a los patinadores y hasta se acercó a ellos voluntariamente, sino que a continuación se sentó en espera de una recompensa de alimento.

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MIEDO A LOS ANIMALES.

En función de cómo fue socializado el perro y de qué tipo de experiencias tuvo cuando era joven, es posible que tenga miedo a los individuos de la misma especie o de otras especies. Esto puede resultar peligroso si el perro responde con agresión. La falta de experiencia o de contacto con otros animales de la misma especie o de otras especies durante la etapa de socialización puede dar como resultado un perro que tenga miedo a otros animales. A veces, un único evento traumático que se asocia con otro animal puede acabar en miedo a ese animal. Los dueños que intentan suprimir las conductas dirigidas hacia otros animales de compañía (supereuforia, hábito de abalanzarse sobre otros animales de compañía) valiéndose de técnicas de castigo, pueden inducir conductas miedosas o agravarlas.

Diagnóstico y pronóstico. La exposición de un animal concreto a una especie determinada provoca signos de miedo. El miedo puede terminar en agresión en algunos perros mientras que otros responden agachándose, permaneciendo inmóviles o intentando evadirse. Estas conductas pueden estar asociadas con el temblor, con la hipersalivación, con la eliminación o con la dilatación de las pupilas. Los perros que han manifestado una respuesta de miedo intensa desde una edad muy temprana (8 semanas o más jóvenes) sin presunta exposición a eventos ambientales traumáticos, pueden ser muy difíciles de tratar con éxito. El pronóstico es favorable en los casos en los que el perro fue socializado convenientemente a los animales, cuando el problema empezó durante la adultez, cuando el problema ha existido durante un periodo corto, y cuando el dueño es capaz de controlar las situaciones durante las cuales el perro interacciona con otros animales.

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Tratamiento. El tratamiento eficaz exige en primer lugar que los dueños identifiquen todos los estímulos o situaciones que evocan una respuesta de miedo. A continuación, el dueño debe dar los pasos para exponer al perro a estos estímulos o situaciones bajo circunstancias controladas. Es importante que los dueños sepan cuando son convenientes las recompensas y cuando están contraindicadas. Los hechos de premiar, de tranquilizar o de consolar al perro cuando tiene miedo, reforzarán más la conducta. El castigo no se debe usar en las situaciones pavorosas y de hecho puede empeorar el problema. La conducta de morder inhibida en un perro que está ligeramente nervioso cuando se acerca una visita, se puede intensificar hasta manifestaciones de agresión más graves cuando aquél aprende a esperar una paliza como consecuencia de las interacciones con personas desconocidas.

Con el tiempo, los perros son capaces de convertir sus miedos asociados con animales en encuentros deseables. Esto se consigue empleando ejercicios de desensibilización y de condicionamiento inverso durante los cuales el perro recibe algo muy apetecible por no estar ansioso en la presencia de estímulos débiles o lejanos que provocan miedo. Los animales que se usan como estímulos, ellos mismos se deben comportar bien, estar perfectamente adiestrados y correctamente sociabilizados. Para garantizar la desensibilización eficaz debe haber una distancia suficiente entre los animales. Los ejercicios deben empezar con el perro que se trata a una distancia del animal estímulo que sea lo suficientemente lejana como para que el primero no manifieste signo alguno de ansiedad. Los perros deben estar sujetos con una correa o con un dogal, y los bozales pueden ser muy útiles para garantizar la seguridad. El dueño debe retener todos los obsequios excepto durante las sesiones de adiestramiento.

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TRATAMIENTO DE LOS PERROS QUE TIENEN MIEDO A OTROS ANIMALES Fase Comentario Identificar los Se deben identificar todos los estímulos y todas las circunstancias que hacen estímulos y umbrales. que el perro tenga miedo a fin de que la modificación conductual sea eficaz. Por ejemplo, el perro puede no tener miedo a todos los perros, sino únicamente a los grandes, o el perro puede estar alegre en su jardín pero inquieto cuando se halla rodeado de perros en el parque. También deben ser identificados los tipos concretos de conducta en otros animales que desencadenan el miedo, tales como el ladrido, los movimientos rápidos o los acercamientos. Identificar el umbral del miedo.

Identificar la distancia a otros animales a la que el perro manifiesta signos de miedo o el tamaño corporal mínimo de un animal que educe una respuesta de miedo.

Crear un gradiente de estímulos.

El gradiente debe comenzar por debajo del umbral del miedo y se deberá ampliar en pequeños incrementos hasta la manifestación más intensa de los estímulos que educen el miedo.

Desensibilización y condicionamiento

Los ejercicios de desensibilización se deberán iniciar entre la distancia a la que el perro identifica a otro animal y la distancia a la que el primero empieza a manifestar signos de miedo. Un método alternativo sería empezar los ejercicios con un animal que se acerca cuyo tamaño corporal sea menor que el que es necesario para educir el miedo y después, en las etapas siguientes, usar animales cada vez de mayor tamaño corporal. El perro que tiene miedo a los perros grandes podría ser expuesto en primer lugar a perros pequeños. Para iniciar el adiestramiento, se debe elegir un sitio tranquilo no amenazador, en el que el perro se encuentre a gusto, por ejemplo, la propia casa del perro o el jardín. El perro deberá estar bajo control para que no pueda dañarse a si mismo o a los demás. Si se inicia la exposición con el perro bajo control total y a una distancia de un animal desde la cual el perro lo identifique pero no manifieste signo alguno de miedo. Premiar al perro por la conducta no miedosa. A los perros se les puede pedir que se sienten para darles un premio. En las fases siguientes, disminuir paulatinamente la distancia que separa a los animales. En los ejercicios posteriores, el perro deberá ser expuesto a otros animales con características ligeramente diferentes en situaciones diversas.

Inundación

Si el dueño controla adecuadamente al perro y el miedo es ligero, el animal puede ser tratado usando la inundación controlada exponiéndole a un nivel del estímulo que se halle directamente por encima del umbral del miedo a fin de que su miedo sea muy ligero. Se impide la huida hasta que el perro no manifieste signo alguno de miedo.

Reeducación con recompensas

Una vez que el perro no manifiesta signo alguno de miedo, se le deberá dar recompensas y las sesiones de adiestramiento se pueden dar por finalizadas.

Uso de material diverso

Las jaulas de confinamiento y los dogales de cabeza son complementos útiles. El uso de cualquiera de estos dispositivos sólo es conveniente si no ocasionan el aumento del miedo del perro.

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Prevención. El miedo a los animales puede ser un problema relativamente fácil de prevenir. A tal fin, es decisiva la socialización apropiada. Durante el período de socialización, el animal joven debe ser expuesto al mayor número posible de animales diferentes que se comporten correctamente. Cuando el perro se da a conocer a otros animales, la vigilancia y el control adecuados son decisivos para garantizar que la interacción sea amistosa. El técnico en modificación de conducta debe contribuir materialmente para reforzar estos conceptos en todos los dueños y para recomendar actividades sociales apropiadas tales como las clases para cachorros y el adiestramiento precoz de la obediencia, especialmente si el perro es el único animal de compañía de la casa.

Caso práctico: Labrador Retriever y gato “Tom” Tom, un gato macho de dos años de edad procedente de un albergue fue adoptado hace poco por una familia que tenía una perra de raza Labrador Retriever. La perra no manifestaba el deseo de interaccionar con el gato y casi siempre hacía caso omiso de él. Siempre que la perra entraba en la habitación, el gato dilataba sus pupilas, siseaba, mostraba erizamiento del pelo y huía rápidamente. Al principio, los dueños separaron a los animales de compañía en todo momento excepto durante las sesiones del adiestramiento. Dos veces al día, la perra recibía un paseo largo para garantizar que estuviese tranquila mientras trabajaban con el gato. Durante las sesiones de sensibilización y de condicionamiento inverso, la perra era atendida por un miembro de la familia y se le daba de comer en un extremo de una habitación grande para tenerla distraída. Al mismo tiempo, el gato era llevado al extremo opuesto de la habitación y se le daban a comer trozos de pollo y de atún mientras permanecía en una jaula. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Durante la fase siguiente, al gato se le daba de comer en la misma zona pero fuera de la jaula, al paso que era controlado con un dogal y una correa. En el transcurso de las sesiones restantes, ambos animales de compañía se tenían sujetos con correas. Poco a poco, los animales fueron situados más cerca durante las sesiones. Finalmente, se permitió al gato que deambulase libremente dentro de la casa. Se pusieron a disposición del gato zonas de descanso elevadas. Con el fin de seguir asociando experiencias agradables con la presencia de la perra, se advirtió a los dueños que llamasen al gato y le diesen un obsequio siempre que el perro entrase en la habitación o se llevase de un sitio a otro de la habitación.

MIEDO A LOS RUIDOS.

Las fobias a los ruidos son frecuentes en los animales. Algunos ejemplos de estímulos ruidosos que provocan miedo son el trueno, los disparos de las armas de fuego y los fuegos artificiales. Diagnótico y pronóstico. El diagnóstico de la fobia al ruido por lo general es totalmente directo. En la mayoría de los casos, el sonido que provoca el miedo es intenso y absolutamente inconfundible (por ej.: el disparo de un arma de fuego, el trueno). Asimismo, el dueño del perro generalmente es capaz de identificar exactamente cuando se presentará el problema y de describir la respuesta de miedo del animal (por ej.: esconderse debajo de la cocina, huir, recabar atención). Muchas fobias a los ruidos se pueden tratar con éxito con modificación conductual. El pronóstico es muy variable en función del individuo, de la duración de la fobia, de la capacidad para controlar los estímulos intensos durante el tratamiento y del éxito para encontrar un estímulo artificial eficaz que se puede controlar para usarlo durante los ejercicios de exposición. El tratamiento eficaz de las fobias a las tormentas de truenos usando solamente la modificación conductual puede resultar muy difícil por causa de la presencia de varios Manual de Modificación de Conducta Canina

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estímulos, de la dificultad para producir un tormenta artificial eficaz por lo que se refiere a la desensibilización, y de la imposibilidad de controlar los estímulos de presentación natural durante la terapia.

Tratamiento. Un paso importante en el tratamiento de las fobias a los ruidos consiste en ejercer el control sobre el perro y sobre el ambiente. Excepto durante las sesiones de adiestramiento, el perro no debe ser expuesto en absoluto a los estímulos que evocan el miedo. A veces esto escapa al control del dueño del perro. Por ejemplo, durante una tormenta de truenos, generalmente no es posible aislar totalmente del ruido al perro. En este caso, en primer lugar puede ser necesario tranquilizar al perro, o adiestrarlo durante las épocas del año en las que no abundan las tormentas. Otras opciones son mantener al perro dentro de la casa, proporcionar provisionalmente un nuevo alojamiento al perro cuando se esperan situaciones problemáticas, o la utilización de “protección contra los ruidos”.

Prevención.

La mejor manera de prevenir los miedos y las fobias consiste en exponer a los perros al mayor número posible de estímulos diferentes cuando todavía son jóvenes. Cuando tienen solamente una semana de edad, los cachorros ya deben ser expuestos a una gran variedad de estímulos diferentes que incluyan tipos diferentes de ruidos, de luces, de manipulación y de movimiento.

La habituación durante las decisivas primeras etapas del desarrollo contribuirán a prevenir muchos de los miedos y de las fobias que por otra parte podrían aparecer en los perros adultos.

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Fase

TRATAMIENTO DE LAS FOBIAS A LOS RUIDOS Comentario

Identificar estímulos y umbrales.

Asegurarse de que han sido identificados todos los estímulos que evocan el miedo. Procurar aislar al perro de la exposición a estos sonidos durante los intervalos de las sesiones de adiestramiento.

Crear un gradiente de estímulos

En cuanto a las técnicas de inundación y de desensibilización, se debe ser capaz de controlar la ansiedad de los estímulos con el fin de crear un gradiente. Por ejemplo, se puede usar una grabación en un CD de una tormenta de truenos reproducida a volúmenes variables. Una pistola de señales dentro de una cámara con aislamiento acústico puede controlar la intensidad de un disparo de arma de fuego. Las cámaras de cartón con alveolos reducen el ruido.

Reeducar con recompensas

Usar un riguroso programa de reeducación en circunstancias controladas. Enseñar al perro a responder a órdenes verbales o a señales audiovisuales con una respuesta de “sentado-quieto” o de “tumbado-quieto”. Usar recompensas sumamente motivantes. Asociando repetidas veces reforzadores primarios intensos, por ejemplo el alimento, con órdenes y respuestas de obediencia, aparecen los reforzadores secundarios. Finalmente, éstos pueden ser usados para educir un estado de expectación alegre cuando se pide al perro que se siente en presencia de un estímulo que probablemente eduzca el miedo, aún cuando no se disponga de alimento.

Desensibilización y condicionamiento inverso

Elegir un lugar seguro para el adiestramiento. Asegurarse de que el perro está controlado y de que no puede dañarse a sí mismo o a los demás. Dar al perro una orden de adiestramiento con un tono de voz muy alegre y exponerlo a niveles muy bajos de sonidos que evoquen miedo. Premiar al perro con alimento por la conducta no miedosa. Aumentar muy gradualmente la intensidad del estímulo hasta que se aproxima a los niveles reales. Si los estados reales de miedo aparecen durante la reeducación y desencadenan una respuesta de miedo, se deberá hacer caso omiso de la conducta del perro. Si el perro se tranquiliza o es capaz de permanecer suficientemente distraído, deberá ser elogiado y recompensado profusamente. Durante la siguiente sesión de adiestramiento, se deberá usar una intensidad menor del estímulo.

Inundación

Si el dueño controla adecuadamente al perro y la fobia es ligera, al animal puede ser tratado usando la técnica de inundación, siendo expuesto a un nivel de estímulo que se halle inmediatamente por encima del umbral del miedo, al paso que la evasión es imposible, de modo que no manifiesta signo alguno de miedo. Una vez que el perro no manifiesta signo alguno de miedo, se le deberán ofrecer recompensas y se pueden dar por finalizadas las sesiones de adiestramiento. Las jaulas de confinamiento y los dogales pueden resultar útiles. El uso de cualquiera de estos dispositivos sólo es conveniente si no aumentan el miedo del perro.

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Castigo Tranquilidad

Terapia farmacológica

Bajo ningún concepto se deberá usar el castigo. El hecho de mantener tranquilo al perro es una parte importante del proceso de la modificación de conductual. La terapia farmacológica sólo constituye una opción. Muchos perros pueden ser tranquilizados cuando son adiestrados con un dogal de cabeza. También se puede usar música relajante. Reproducirla cuando el perro está relajando de modo natural y a volúmenes bajos durante las sesiones. La medicación puede ser útil en el tratamiento de los estados de miedo. Los fármacos que se prescriben para los miedos y las fobias incluyen los fármacos antiansiedad, los antidepresivos, el propanolol y los tranquilizantes fenotiazínicos. En las personas, se admite que algunas medicaciones psicoactivas pueden reducir el aprendizaje o tener un efecto amnésico. Es posible que en los animales suceda lo mismo.

Caso práctico: Bouvier de Berna “Bernice” Los dueños estaban preocupados por Bernice, una hembra de Bouvier de Berna, entera de 3 años de edad. Bernice se volvió muy miedosa y angustiada alrededor del fin de semana del 19 de marzo cuando los niños del vecindario en Valencia estaban preparando los fuegos artificiales. La perra jadeaba, paseaba y gemía sin cesar. El dueño aseguró que se había evitado toda exposición a los fuegos artificiales hasta tanto la perra no estuvo desensibilizada convenientemente. Bernice era tranquilizada con acepromazina 2 horas antes de la programada para los fuegos artificiales y era retenida en el sótano con un CD funcionando a gran volumen hasta que había transcurrido el evento. Se hizo una grabación de los fuegos artificiales. Para comprobar si la grabación se parecía suficientemente a los estímulos naturales, se reprodujo para la perra poniéndola en marcha a volumen bajo, después se aumentó éste poco a poco hasta tanto el perro no manifestó el más mínimo signo de ansiedad. Al menos cinco veces por semana, el dueño impartía sesiones de exposición durante 15-20 minutos. Se reproducía la cinta a un volumen inmediatamente por debajo del que provocaba la ansiedad mientras se exigía a la perra que respondiese a las órdenes de obediencia para darle obsequios sabrosos de alimento o era comprometida en el juego con el dueño. También se reproducía la grabación a un volumen muy bajo cuando la perra comía sus comidas programadas metódicamente. Poco a poco se aumentó el volumen hasta que la perra no se puso ansiosa al oír los fuegos artificiales. Se continuaron los ejercicios en todas las habitaciones de la casa y al aire libre, con el sonido que procedía de varias direcciones.

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MIEDO A LOS LUGARES.

Los perros se pueden poner ansiosos con respecto a los sitios o lugares exactamente del mismo modo con el que pueden hacerlo con respecto a las personas o a otros animales. En este caso todos los veterinarios son conocedores del perro de la clínica veterinaria que es miedoso. Muchos dueños testifican que a su perro le gusta montarse en el coche pero que se pone ansioso cuando se acercan a la clínica o incluso cuando la rebasan en la calle. Otros animales temen que se les tenga en una perrera, o incluso en una jaula en casa.

Diagnóstico y pronóstico.

Los signos periódicos previsibles del miedo o de la ansiedad (temblor, dilatación de las pupilas, micción sumisa, conducta de evasión) cuando el perro está expuesto a la misma situación o situaciones similares, son visibles cuando aquél tiene miedo a determinados sitios. El pronóstico depende de la duración y de la intensidad de la conducta miedosa, así como de la frecuencia con la que el perro tiene que visitar el sitio en el que está incómodo y soportar los estímulos que provocan el miedo ante de que la modificación de la conducta sea completa. Si el perro tiene miedo a entrar en la clínica veterinaria, tiene que visitarla repetidas veces para tratamientos molestos y el dueño es incapaz de trabajar frecuentemente con aquél para reducir el miedo, el pronóstico varía desde reservado a desfavorable.

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Tratamiento.

Fase

TRATAMIENTO DEL MIEDO A LOS SITIOS Comentarios

Identificar aspectos en torno del sitio que educe el miedo.

Asegurarse de que están identificados todos los estímulos (olores, sonidos, elementos visuales) que educen el miedo. Procurar evitar los estímulos o los sitios que educen el miedo en el intervalo de las sesiones de adiestramiento.

Crear un gradiente de estímulos.

Si el perro tiene mucho miedo en una habitación de un edificio concreto, el gradiente se extenderá desde el solar del aparcamiento de coches, o desde un finca contigua, hasta la habitación en cuestión.

Reeducar con recompensas.

Enseñar al perro a que responda a órdenes verbales o señales audiovisuales con una respuesta de “sentado-quieto” o de “tumbado-quieto”. Usar recompensas sumamente motivantes. Los reforzadores secundarios pueden aparecer al asociar reforzadores primarios intensos, por ejemplo el alimento, con órdenes y respuestas de obediencia. Finalmente, éstos se pueden usar para educir un estado de expectación alegre cuando se pide al perro que se siente cerca del sitio que educe el miedo.

Desensibilización condicionamiento inverso.

y

Acercar cuanto más sea posible al perro al sitio que causa la respuesta de miedo pero dejar de hacerlo cuando se inquiete. Con un tono de voz muy alegre, solicitar y premiar una respuesta de obediencia con una recompensa de un alimento muy sabroso. Los ejercicios subsiguientes deberán tener lugar a distancias cada vez más próximas a la zona problemática. Si la circunstancia que educe el miedo aparece durante la reeducación y desencadena una respuesta de miedo, se deberá hacer caso omiso de la conducta del perro. Si el perro se tranquiliza y es capaz de permanecer suficientemente distraído, deberá ser elogiado y premiado profusamente. La siguiente sesión de adiestramiento deberá tener lugar a mayor distancia del sitio en cuestión.

Inundación.

Si la fobia es muy ligera, el perro puede ser tratado con inundación controlada llevándolo de una correa al sitio que causa la inquietud y evitando que huya hasta tanto no manifieste signo alguno de miedo. Una vez el perro no manifiesta signo alguno de miedo, se le deberán dar recompensas y las sesiones de adiestramiento se pueden dar por finalizadas. Las jaulas de confinamiento y los dogales pueden ser útiles. El uso de cualquiera de estos dispositivos sólo es conveniente si no aumentan el miedo del perro.

Castigo

Bajo ningún concepto se deberá usar el castigo.

Terapia farmacológica

La medicación puede ser útil para tratar las situaciones de miedo. Los fármacos que se prescriben para tratar los miedos y las fobias incluyen los fármacos antiansiedad, los antidepresivos, el propanolol y los tranquilizantes fenotiazínicos.

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Para tratar este problema se usan las técnicas de exposición que implican la habituación, la desensibilización y el condicionamiento inverso.

Se debe llevar al perro a las proximidades del sitio o al propio sitio que causa el miedo y se le deben dar obsequios para comprometerle en el juego. El objetivo es proporcionarle numerosas experiencias positivas de un amanera controlada y tranquila en el sitio donde siente miedo y reducir la aparición de las respuestas de miedo.

Se debe llevar al perro a las proximidades del sitio o al propio sitio que causa el miedo y se le deben dar obsequios para comprometerle en el juego. El objetivo es proporcionarle numerosas experiencias positivas de una manera controlada y tranquila en el sitio donde siente miedo y reducir la aparición de las respuestas de miedo.

Prevención. Se debe emplear la exposición frecuente a todo tipo de ambientes de una manera controlada y positiva durante los primeros meses de la vida del perro para que éste se habitúe a una diversidad de ambientes y situaciones.

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Caso práctico: Caniche Miniatura “Bijou”

Bijou, una perra de raza caniche miniatura joven, temblaba de modo incontrolado y se acurrucaba contra la parte posterior de su jaula durante todas las visitas a la peluquería canina. Se aconsejó al dueño que, acompañado de su perra, visitase el establecimiento de acicalado de dos a tres veces por semana para proporcionar a Bijou alimento y juego. Ambos comenzaron los ejercicios en el patio lateral y en el aparcamiento de coches, los continuaron en la sala de espera y finalmente se trasladaron al establecimiento de acicalado. En casa, el dueño conectaba una maquinilla de afeitar eléctrica que había envuelto con una toalla durante espacios de tiempo cortos mientras la perra estaba comiendo y durante las sesiones de juego. El dueño envió obsequios muy sabrosos junto con la perra cuando ésta tenía cita con la peluquería canina. Con frecuencia el acicalador le daba a la perra obsequios durante la visita. En unas pocas semanas Bijou estaba consintiendo que el acicalador jugase con ella en la ausencia del dueño, sin signo alguno de miedo. En 6 semanas, Bijou pudo ser acicalada totalmente al tiempo que no manifestó signo alguno de miedo.

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TEMA 9

“AGRESION CANINA”

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AGRESION CANINA La agresión es el problema de la conducta canina más frecuente por el cual los perros son enviados a centros asesores de la especialidad. También es el problema más peligroso para que se ocupen de él los dueños porque pueden estar en peligro ellos mismos, los miembros de la familia, las visitas u otros animales de compañía. Se ha calculado que en España aproximadamente unas 10.000 personas son mordidas por perros cada año y que por esta causa se producen 10-16 muertes. Esto hace de la agresión canina un importante problema de salud pública así como un peligro público. Por tanto, es preciso que los dueños de perros agresivos evalúen con frecuencia el grado de peligrosidad existente en sus situaciones y legitimen el asesoramiento con respecto a como corregir la agresión. Sin embargo, hasta que estos dueños de perros estén recibiendo el asesoramiento conveniente y se hagan cargo de los peligros, deben ser prevenidos para que eviten las situaciones que es probable que inciten, aceleren o agraven los encuentros agresivos. El término agresión no es muy explícito. En general, hace referencia a la conducta amenazante o peligrosa dirigida hacia otro individuo o hacia otro grupo. La agresión engloba a una gran variedad de conductas, desde sutiles actitudes corporales y expresiones faciales hasta ataques explosivos. No es raro que sean presentados a consulta perros que están manifestando más de un tipo de agresión. Aunque existe cierto debate con respecto a la clasificación de los tipos de conducta agresiva, este capítulo estudiará varios tipos diferentes de agresión, definidos con arreglo a la función.

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Un método de clasificación funcional tiene en cuenta las circunstancias en las que ocurre la agresión así como la organización de las pautas de conducta implicadas. Este método de clasificación tiene en cuenta las injerencias que tienen que ver con la motivación de la conducta y también ayuda a descubrir los factores que conducen a la misma, facilitando de este modo el planteamiento de un pronóstico real y de un plan de tratamiento. La mejor forma de garantizar un diagnóstico correcto es asociar un examen físico y las pruebas diagnósticas apropiadas junto con una historia conductual completa y, bien la observación directa, bien la observación de la forma de comportarse el perro durante un manifestación agresiva grabada en una cinta de video. Como quiera que la grabación en cinta de video o la observación directa muchas veces no resultan prácticas muy frecuentemente es la historia conductual la que se usa para hacer el diagnóstico. El técnico en modificación de conducta debe determinar las expresiones faciales y las aptitudes corporales del perro y hacer una descripción de todas las circunstancias en las que ocurre la agresión. A la hora de formular un plan de tratamiento, se debe tener en cuenta el tipo de agresión, el temperamento del perro y la aptitud intelectual y física de los individuos del entorno del perro. Muchos tipos de agresión pueden ser corregidos mediante exposición al estímulo durante las sesiones de desensibilización y de condicionamiento inverso. Durante la exposición, el perro debe estar bajo el control total del dueño, de modo que no pueda huir o causar daño. Sin embargo, a muchos dueños que chillan, vociferan y golpean a los perros agresivos, se les debe advertir que esto no solo no es eficaz sino contraproducente. El hecho de castigar al perro agresivo aumenta su miedo y su inquietud, aumenta el nivel general de excitación y aumenta los riesgos para los miembros de la familia. Asimismo, con frecuencia los dueños premian incorrectamente a sus perros agresivos, aunque de modo no intencionado. Hacen esto al acariciar y tranquilizar al perro cuando se dan cuenta de que es agresivo, incluso ofreciéndole recompensas de alimento con el fin de intentar que se tranquilice y disminuya la agresión. La situación se puede complicar más cuando el perro aprende que se puede salir con la suya por ser agresivo. Es posible que el refunfuño y la intención de morder sean un medio muy eficaz para que el perro eluda un estímulo o una situación no deseados (por ej.: el cepillado de los dientes, el corte de uñas).

Las técnicas de exposición se usan para reducir la respuesta del perro a los estímulos que educen el miedo o la agresión. Los ejercicios de condicionamiento inverso enseñan al perro conductas alternativas aceptables y condicionan un estado fisiológico tranquilo. Tanto el dueño como el asesor en modificación conductual deben determinar todos los estímulos que causan la agresión y deben formular un plan de tratamiento apropiado, que deben complementar con sesiones de adiestramiento. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Los factores para determinar el pronóstico de la resolución sin peligro de la agresión son: Tipo de agresión. Edad del comienzo. Duración del problema. Grado de peligrosidad para las personas o para otros animales de compañía. Intensidad del problema. La capacidad de los miembros de la familia para llevar a cabo el programa de tratamiento sin peligro y de modo eficaz. Si los pasos inmediatos pueden o no eliminar el riesgo de daño. Factores médicos (y su tratabilidad). Aunque las diversas formas de la agresión canina se describen por separado más adelante, muchas veces la agresión es multifactorial o de varias causas. Por ejemplo, en los casos de agresión posesiva o territorial, el miedo puede ser un factor coadyuvante. Un problema médico subyacente puede provocar una irritabilidad aumentada, que posteriormente podría agravar un problema agresivo existente. El aprendizaje también es un componente importante de muchos problemas de conducta agresiva.

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La manifestación de la conducta agresiva puede estar influenciada notablemente por el entorno, por la situación o por las personas presentes. Por ejemplo, un perro que manifiesta agresión territorial en casa puede ser amable con las personas desconocidas cuando se encuentra en el parque; o es posible que manifieste miedo en el hospital veterinario, pero no en un almacén de ferretería; o un perro puede manifestar agresión por dominancia hacia un miembro de la familia, pero no hacia otros. La salud del perro también puede influir en la manifestación de la conducta agresiva. El dolor reducirá el umbral de la agresión y de aquí que sea posible que un perro que normalmente es social, muerda cuando alguien se le acerca para acariciar su cabeza cuando está padeciendo una otitis dolorosa. Por tanto, el diagnóstico y el tratamiento de los problemas de conducta agresiva requieren el conocimiento de todos los factores que cooperan en los problemas.

AGRESION CANINA POR DOMINANCIA Los perros han evolucionado a partir de los lobos y manifiestan una conducta social y una organización similares a las correspondientes a los lobos. Esto incluye una estructura social que implica un animal líder en la cúspide de la jerarquía y los subordinados en rango inferior. El rango de los miembros se mantiene por medio de una acción recíproca de conductas y señales dominantes y sumisas. La categoría en la que un miembro del grupo social controla las situaciones o la conducta de otros miembros del grupo, se llama dominación. El animal más dominante, el situado en la cúspide de la jerarquía, es el que ejerce la mayor parte de la influencia o del control sobre los demás miembros, sobre las situaciones sociales y sobre los recursos deseados.

En cada pareja de individuos se establece una relación de dominante-subordinado, en función de las posiciones relativas que ocupan aquellos en la jerarquía. La agresión por Manual de Modificación de Conducta Canina

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dominancia se puede manifestar cuando un determinado perro se da cuenta de que está siendo desafiado o de que está perdiendo el control de un recurso o de una situación a favor de un subordinado (otro perro o una persona). Si la agresión se manifiesta, está influida por numerosos factores que incluyen el temperamento genético del perro, la dominación relativa de los individuos (es decir, es posible que los individuos casi iguales jerárquicamente tengan más conflictos), el tipo de amenaza, y la motivación del perro para proteger o parea retener un recurso determinado. Por esta razón los perros que han establecido la dominancia sobre una determinada persona pueden reaccionar de modo agresivo si la persona se acerca cuando el perro está descansando o comiendo, o cuando la persona manifiesta signos sociales dominantes (el contacto visual sostenido, la presión sobre la parte superior de la cabeza o del cuerpo, la acción de levantarse). En estas situaciones, un perro dominante intentará indicar su dominancia manifestando varias actitudes corporales y faciales dominantes y señales conductuales dominantes. Si la persona no retrocede o no responde con signos sumisos, la agresión del perro se puede intensificar hasta llegar a arremeter, a atacar y a morder a los miembros de la familia. La conducta dominante agresiva manifestada por el perro no siempre es coherente. A veces, los dueños refieren que un determinado perro aceptará las caricias y el contacto visual directo en la mayoría de las ocasiones, pero que otras veces opondrá resistencia con agresión. En algunos casos, esta evidente imposibilidad para predecir la respuesta del animal aumenta el peligro de esta forma de agresión. El perro dominante agresivo también puede ser amable con las personas desconocidas que no considera parte de su “manada”.

CONDUCTAS CANINAS DOMINANTE Y SUMISA Dominante Contacto visual sostenido Orejas erectas y dirigidas hacia adelante Retracción vertical de los labios Cabeza mantenida alta Aumento de la alzada Rabo horizontal hacia arriba Actitud tensa, rígida Erizamiento del pelo Postura vigilante Cabeza o patas sobre el cuello o sobre el cuerpo del subordinado Vapuleo del cuerpo Agarre del hocico o del cuello del subordinado Acoso, derribo Monta

Sumisa Evitación del contacto visual Labios retraídos horizontalmente Cabeza y rabo bajados Orejas aplanadas Posición del cuerpo agachada Decúbito lateral Micció sumisa

La agresión por dominancia es más frecuente en los machos y en los animales que han llegado a la edad de la pubertad, mientras que los signos suelen ser visibles a los 3 años de edad o antes. En investigaciones recientes realizadas en Norteamérica, la raza inglesa Springer Manual de Modificación de Conducta Canina

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spaniel inglés (perro inglés de aguas utilizado para el ojeo de la caza), fue la más frecuentemente enviada a los asesores de la conducta por causa de agresión dirigida hacia los dueños. También es posible que los cocker spaniels, los dobermann pinschers y los perros de pastor alemán tengan una mayor incidencia de agresión por dominancia con respecto a otras razas. Diagnóstico La agresión por dominancia se diagnostica cuando la información histórica o la observación directa de la interacción perro-dueño revela una agresión dirigida hacia el dueño en situaciones en las que es desafiada la posición conocida del perro en la cúspide de la jerarquía. Los problemas se presentan cuando el dueño ha intentado acercarse al perro, tocarlo o cambiarlo de sitio o cuando el dueño realiza un ademán que el perro interpreta que es impropio por proceder de una persona subordinada. Antes de los ataques o durante los mismos, la mirada fija o la mirada feroz dominante del perro pueden hacer que parezca que el perro tiene una mirada “vidriada”.

El estado en si tienen dos elementos característicos: conducta agresiva y señalización dominante. Por consiguiente, el diagnóstico se obtiene no sólo en base a la agresión dirigida hacia la familia (refunfuño, intento de morder, mordedura) sino que el perro también manifiesta las actitudes corporales indicadoras de la dominancia (orejas dirigidas hacia delante, cola levantada, mirada fija, elevación de la pata, intento de situarse por encima de los miembros de la familia). Con frecuencia, es posible que el perro dominante también “exija” ser Manual de Modificación de Conducta Canina

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acariciado o que se le deje al aire libre y que bloquee los movimientos de la familia dentro de la casa. El perro aislado puede manifestar muchas de estas actitudes dominantes o sólo unas cuantas. Los perros con una personalidad de tipo dominante pueden representar un problema para los dueños que no pueden o no saben mantener el suficiente control para que se conviertan en el líder. Los perros probablemente sean agresivos si son molestados cuando descansan, si son corregidos, abrazados, acicalados, acariciados o si son mirados fijamente. Pueden ser excesivamente posesivos de su alimento, de sus juguetes y de todo cuanto consideran de su propiedad. Algunos perros sólo son agresivos de modo dominante en determinadas circunstancias, mientras que en otros momentos son sumisos. Los ataques dominante-agresivos muchas veces son repentinos y aparentemente no son provocados. Los niños de corta edad corren un gran peligro viviendo con un perro dominante-agresivo. Algunas formas de la agresión por dominancia son tan graves o peligrosas que han sido etiquetadas de síndrome de “furor” (por ejemplo: la forma que se observa en los perros springer spaniel inglés). Como quiera que el problema se observa con frecuencia en ciertas razas de ascendencia común, es probable que en la conducta agresiva exista un componente genético. Aunque poco se sabe acerca de la fisiopatología de ésta y de otras formas de la agresión por dominancia, las primeras investigaciones han descubierto que en estos perros puede haber cambios neuroquímicos identificables. La agresión durante una o más de las circunstancias siguientes junto con la señalización dominante son indicativas, pero no necesariamente diagnósticas, de la agresión por dominancia: -

Aproximación al animal o éste es molestado cuando descansa. Protección de recursos (alimento, juguetes, miembros de la familia). Castigo físico, corrección verbal. Mirada fija, contacto visual prolongado. Manipulación por miembros de la familia (cuando el animal es levantado en brazos, acariciado, abrazado). Contención, arrastre, acoso. Personas que intentan salir de la habitación. Miembros de la familia que entran en la casa. Situación del perro en una posición subordinada (revolcándose sobre el costado, sobre el dorso).

Pronóstico El modificador de conducta tiene que tener en cuenta la raza, la edad de comienzo del problema, la duración del problema, el sexo del perro, la historia familiar (si se dispone de la misma), el grado de peligrosidad para los miembros de la familia y la capacidad de la familia para arreglárselas con el perro con una personalidad dominante. La agresión por dominancia ha sido identificada en determinadas líneas genéticas y en determinadas razas. Cuando aparecen los signos de la agresión por dominancia en el linaje, cuando están en peligro niños, personas mayores o enfermas, cuando la agresión por dominancia se manifiesta antes del primer año de vida del animal, cuando la agresión es imprevisible, cuando las mordeduras son graves, o cuando el dueño no es capaz de instituir un

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programa de corrección seguro y eficaz, la agresión por dominancia puede resultar muy difícil o imposible de resolver sin peligro. La primera preocupación debe ser la seguridad de la familia. En algunos casos, la mejor solución es eliminar de la casa al perro. Dar el perro a alguien es peligroso. Aunque esa persona puede ser más autoritaria y dominante para el perro, sin embargo es posible que alguien acabe resultando lastimado. La opción de la eutanasia debe ser estudiada. Los dueños deben ser conscientes de todos estos factores antes de emprender las gestiones de la modificación conductual.

Tratamiento El objetivo del tratamiento es atajar la agresión y prevenir las lesiones situando a los miembros de la familia en un papel de liderazgo en el trato con el perro. Esto implica cambios importantes en la forma con la que los dueños consideran al perro e interaccionan con el. No existe un tratamiento fijo para la agresión de la dominancia por lo que los dueños deben ser conscientes de que pueden ser necesarias varias fases de tratamiento. Se deben identificar las circunstancias y los estímulos que educen la conducta agresiva en el perro. Cuando están identificados los estímulos, estos pueden ser suprimidos o el perro puede ser desensibilizado y sometido a la técnica del condicionamiento inverso. Los miembros de la familia deben dar por supuesta la dominación sobre su perro, pero esto se debe hacer de una forma gradual y exenta de peligro. Si se intentan demasiados cambios importantes con excesiva rapidez, la agresión posiblemente podría aumentar. El uso de un adiestrador o de un miembro dominante de la familia es la forma más segura para empezar a conseguir el control del perro a fin de que pueda proseguir la modificación conductual. La modificación conductual, el adiestramiento de obediencia, la cirugía, e incluso al terapia farmacológica, son procedimientos, todos ellos, necesarios para convertir al animal en un perro apropiado. Es importante que el perro con agresión por dominancia tenga reevaluaciones sistemáticas. La primera consulta durará aproximadamente 2 horas y será necesario que los nuevos chequeos se planeen en base a cada paciente. No pierda el contacto con estos clientes; el riesgo de lesión y la responsabilidad son demasiado grandes. Si después de 6-8 semanas de asesoramiento el progreso es escaso o inaceptable, es posible que las oportunidades de la rehabilitación posterior sean escasas. METODOS DE ENFOQUE PARA LA AGRESION CANINA POR DOMINANCIA Método

Explicación razonada

Identificar y evitar todos los estímulos que evocan la agresión.

Revisar con el dueño todas las situaciones que podrían acabar en conducta agresiva. Al principio, evitar todos los estímulos que podrían evocar la agresión y evitar la exposición posterior. Asegurarse de que el perro está controlado de modo eficaz y seguro cuando se halla expuesto a estos estímulos.

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Adiestramiento.

Crear una dominante.

El adiestramiento de obediencia es la mejor forma de conseguir la dominación sobre un perro. Este se debe efectuar primero por un miembro dominante de la familia o por un adiestrador con el fin de reducir el riesgo para los miembros de la familia. Se pueden usar el adiestramiento de dogal de cabeza y los dispositivos protectores (por ej.: bozales). Condicionar lentamente al perro a asumir conductas no agresivas a la vez que el dueño lo compromete en actitudes dominantes. actitud

El hecho de enseñar al perro a que vaya a buscar juguetes y que, al ordenárselo, los suelte para recibir una recompensa de alimento, puede ser una forma de ampliar el control sobre el perro en un contexto no amenazante. El dueño debe controlar al perro. Esto se consigue mejor mediante el adiestramiento. Hacer que el perro se someta al dueño antes de que consiga algo que desee respondiendo primero a una orden de obediencia. El animal de compañía no debe recibir ninguna cosa que él valore (atención, alimento, paseos, juguetes, juego) a no ser que primero responda a una orden del dueño. Los dueños no deben recompensar la conducta dominante de su perro sometiéndose a sus exigencias. Por ejemplo, cuando el animal se arrima o ladra para llamar la atención, no se le debe hacer caso.

Controlar sueño.

las

zonas

de

A los perros que son agresivos cuando descansan sobre la cama del dueño o sobre los muebles no se les debe permitir que entren en estas zonas. El hecho de dejar al perro atado de una correa larga permitirá que el dueño lo aparte de los muebles con menos probabilidad de ser mordido. Las alarmas que detectan la actividad del perro colocadas en los muebles, le enseñan a aquél a permanecer alejado aunque el dueño no esté presente. Si el perro defiende una zona de descanso en el suelo, el dueño podría reorganizar los muebles de modo que ya no pueda entrar en la zona o acercarse a la puerta d la habitación. En el caso del perro que tiene una acusada tendencia a defender las zonas de descanso, se debe evitar que adquiera el hábito de dormir en una zona preferida. Una vez que el dueño advierte que el perro está frecuentando una zona para descansar o para defenderla, inmediatamente se deben adoptar medidas para evitar que entre en esa zona.

Controlar la actividad del perro.

Una vez que el perro ha aprendido a ejecutar un “quieto” formal, el dueño debe ordenarle que se esté “quieto” durante un breve espacio de tiempo y después liberarlo antes de que se le permita entrar en la casa o salir de ella, subir o bajar escaleras, o ir detrás de una persona que entra en una habitación o que sale de ella.

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Recompensas.

Las recompensas muy apetecibles sólo se deben usar para la obediencia, para la conducta subordinada, para la manipulación y para la modelación de las conductas.

Castigo.

La conducta impropia (por ej.: el ladrido, el hecho de arrimarse para llamar la atención) se debe castigar ignorando totalmente al perro durante un breve espacio de tiempo. Un collar rociado con esencia de citronela que se activa mediante el ladrido, puede interrumpir de modo eficaz el ladrido sin necesidad de que intervenga el dueño. El castigo físico es peligroso, innecesario y se debe evitar. Estas medidas pueden ser peligrosas, en función del temperamento del perro, de la gravedad del problema y de la asertividad del dueño. Solo se deben intentar bajo la supervisión estricta de un conductista experimentado.

Desensibilización condicionamiento inverso.

y

En algunos casos, un perro dominante puede ser desensibilizado y condicionado inversamente a estímulos que educen agresión, reduciendo de este modo la respuesta agresiva a los estímulos y condicionando una respuesta alternativa aceptable. Si el perro es agresivo cuando el dueño acaricia su cabeza, los ejercicios se deben iniciar dándole el dueño un trozo de alimento con una mano y desplazando la otra mano hacia la cabeza del animal, deteniéndola a una distancia a la que el refunfuño no sea educido. Durante los ejercicios subsiguientes, la segunda mano se desplaza a una distancia cada vez más próxima a la cabeza del perro hasta que establece contacto. Finalmente, el perro debe asociar los desplazamientos de la mano y el contacto en la cabeza con el alimento y la agresión durante el acariciamiento debe cesar. Hacer los cambios gradualmente. El progreso debe ser lo suficientemente lento para que durante las sesiones de adiestramiento no se eduzca agresión. Si se produce agresión, interrumpir inmediatamente el ejercicio y reanudarlo al día siguiente en una fase más temprana y avanzar más lentamente.

Cirugía.

La castración debe ser tenida en cuenta en todos los perros con agresión por dominancia. Se ha demostrado que la agresión por dominancia es sexualmente dimórfica (aproximadamente el 90% de los casos son machos), actuando la testosterona tal vez como modulador o facilitador de la agresión en los perros con propensión a ser agresivos. Si bien, la castración sola, sin las técnicas de la modificación conductual, rara vez eliminará la agresión por dominancia, puede acentuar los cambios de la terapia conductual eficaz y evita la posibilidad de que el carácter se transmita por herencia.

¡Seguridad ante todo!

No exponer a ningún miembro de la familia al peligro. Todos los ejercicios deben ser supervisados por un miembro dominante de la familia o por un adiestrador experto. Se deben tener en cuenta los fármacos, los dogales de cabeza, los bozales o los guantes. Evitar las peleas y valerse del encierro o de los “tiempos muertos” según sea necesario.

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PREVENCION El adiestramiento precoz de la obediencia, los ejercicios de liderazgo y los ejercicios de manipulación son las mejores formas para hacer valer la dominancia sobre un perro. Realizados por un adiestrador experimentado, los ejercicios deben ser seguros y eficaces. Es esencial identificar los desafíos de la dominación tan pronto como aparecen y ocuparse de ellos con prontitud y de modo eficaz. Los perros que son excesivamente dominantes para ser adiestrados de modo eficaz no es probable que sean animales de compañía apropiados. Las pruebas de selección de cachorros también pueden ser útiles para identificar los cachorros problemáticos antes de que sean recibidos en casa, pero la agresión de la dominancia con frecuencia no aparece hasta mucho después de haber realizado las pruebas. Estas pruebas pueden dar una idea del temperamento actual del perro y de lo que el nuevo dueño podría esperar al principio para conseguir su control y su adiestramiento. No existen testimonios de que estas pruebas puedan prever el comportamiento del animal adulto. Caso práctico: Bobtail “William” William, un Bobtail de 16 meses, fue remitido a la consulta por agresión al marido de la dueña. Con frecuencia el perro refunfuñaba y trataba de morder al marido cuando éste echaba mano a su collar para apartarlo de la basura. Recientemente, el perro había empezado a refunfuñar al marido siempre que éste se acercaba al animal cuando este estaba tumbado junto a su esposa. Cuando el marido estaba en el suelo viendo la televisión, a ratos el perro le vigilaba, le miraba fijamente y refunfuñaba. La personalidad del perro fue calificada de “retraída, independiente e irritable”. Se dieron instrucciones a los dueños para que revisasen el adiestramiento de la obediencia exigiendo al perro que se sentase o que se tumbase antes de recibir algo que desease y pidiéndole que permaneciera “quieto” durante un tiempo corto siempre que tuviese que trasladarse de una zona de la casa a otra. Se cambio la alimentación desde la libre disposición del alimento a un plan regular y el perro tenía que ejecutar un “tumbado-quieto” durante por lo menos 60 segundos antes de recibir el alimento. Con el fin de garantizar que los dueños pudiesen controlar y manipular al perro en todas las situaciones de confrontación, se adiestro con un dogal de cabeza y una correa, dejando ésta unida al dogal durante las sesiones e adiestramiento. Para corregir las repuestas indeseables, se daba un tirón de la correa y se aflojaba o soltaba tan pronto como el perro obedecía y no manifestaba amenazas. Después de 2 semanas, se dieron instrucciones a los dueños para que iniciasen los ejercicios diarios con el fin de condicionar al perro a no ser agresivo cuando se echaba mano a su collar. Usando el dogal de cabeza para garantizar el control, empezaron tocando ligeramente el collar cuando le daban un obsequio de carne muy sabrosa y al mismo tiempo le decían “Muy bien”. A medida que fueron transcurriendo las semanas, poco a poco tocaron el collar con más fuerza, lo agarraron y, finalmente, tiraron de él cuando se daba alimento al perro, enseñándole de este modo a tener ganas de que le sujetasen del collar.

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Para corregir el refunfuño cuando el marido se acercaba a su esposa, se dijo a esta que usase una lata que al agitarla produjese un ruido u otro dispositivo productor de sonidos estrepitosos y aversivos. La correa y el dogal de cabeza sirvieron para garantizar que en el caso de que el perro manifestase cualquier agresión o amenazas, pudiese ser interrumpido inmediatamente. El ejercicio de acercamiento se repitió en múltiples ocasiones hasta que el marido pudo acercarse sin ningún refunfuño al perro. Una vez que el perro no refunfuñó cuando entraba el marido, se le ordenó que se sentase para darle una recompensa de carne muy sabrosa. Después, ésta última fase se repitió al menos diez veces más antes de dar por finalizado el ejercicio.

LA AGRESION POSESIVA La agresión posesiva puede estar dirigida hacia las personas o hacia otros animales de compañía que se acercan al perro cuando está en posesión de alguna cosa que es sumamente apetecible, tal como un juguete predilecto para masticar, alimento o carne. Este estado se puede presentar junto con la agresión por dominancia, pero no es raro que un animal subordinado proteja de modo agresivo el alimento frente a los miembros que él considera dominantes, el alimento u otros recursos apetecibles si ya disfruta de la posesión del recurso. Diagnóstico y pronóstico El perro ladra, trata de morder o muerde cuando se le acerca una persona o un animal mientras está en posesión de alimento, de juguetes o de objetos. Este problema se puede dar en los cachorros pero es más frecuente en los perros adultos. Se da por igual tanto en los machos como en las hembras. La agresión defensiva manifestada por un perro que ha sido pegado frecuentemente por apropiarse de las pertenencias del dueño puede parecer que se trata de una agresión posesiva. Una historia detallada debe diferenciar una de otra. El pronóstico es reservado en los perros que manifiestan este problema frecuentemente desde una edad temprana (durante los primeros meses de vida), en los perros que han presentado los problemas durante varios años y en situaciones en las que los miembros de la familia son no asertivos. El pronóstico es favorable para un problema de corta duración en el que los incidentes agresivos han sido ligeros y poco frecuentes y el dueño es asertivo. Tratamiento Las técnicas de modificación conductual son la piedra angular del tratamiento. En los cachorros puede ser conveniente una corrección verbal que sea suficientemente severa para detener la conducta sin educir signo alguno de miedo, pero en los casos avanzados rara vez es conveniente.

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Es importante identificar todas las situaciones en las que podría haber agresión. En ese caso se dan instrucciones a los dueños para que eviten estas situaciones o para que impidan que se presenten hasta tanto no tengan más control del perro y de las situaciones con el fin de manipularlo sin peligro.

TRATAMIENTO DE LA AGRESION POSESIVA Método Ejemplo Primeras consideraciones para evitar la confrontación.

Denegar el acceso a objetos y espacios.

Dar de comer en una habitación distinta. No castigar físicamente al perro por las transgresiones. De hecho, esto puede empeorar la situación. Si no se puede dar con una corrección segura y eficaz, es mejor no hacer caso al perro que exponerse a lesiones. Mantener fuera del alcance los juguetes sumamente preferidos, los obsequios y otros objetos. Evitar la entrada a las habitaciones o a las zonas de las habitaciones donde aparecen los problemas. Controlar la actividad del perro con una correa, con una valla para niños o con una jaula de adiestramiento.

Hacer indeseables los objetos. Reforzar la posición de liderazgo del dueño.

Trampas cazabobos. Aplicación de sustancias de sabor repugnante. Adiestramiento de obediencia. Usar un método que no exija fuerza física. Obligar al perro a que responda a una orden antes de que consiga algo que desea. A veces los dueños premian por equivocación la conducta indeseable ofreciendo un juguete más grato mientras el perro se esta portando mal. Con ello, lo único que se consigue es reforzar la conducta incorrecta.

Dispositivos.

Durante los períodos problemáticos, usar un dogal de cabeza, una correa larga o un bozal. Los dispositivos de castigo remoto a veces son eficaces.

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Enseñar la orden “suelta” con adiestramiento de recompensa/ motivacional. Enseñar al perro a soltar los objetos al ordenárselo.

El miembro de la familia que sea el más seguro de sí mismo, el más capaz para controlar al perro, debe ser el primero que comience a trabajar con él. Empezar estimulando al perro para que sostenga en la boca un juguete que no sea lo suficientemente atractivo como para educir una manifestación protectora. Ofrecerle un trozo de alimento seco y decir “suelta”, cuando el perro suelta el juguete para coger el alimento. Usar objetos diferentes, trabajando gradualmente con los que sean valorados de modo más extraordinario y sirviéndose de obsequios de alimento que sean muy apetecibles. Para garantizar el control del dueño y evitar lesiones, el perro debe ser adiestrado con una correa y un dogal de cabeza y otra traílla o cuerda se puede atar al objeto; con estos dispositivos, si el perro no responde inmediatamente a la orden verbal, la cabeza del perro puede ser desviada del objeto o bien el objeto puede ser arrancado del perro. Con el tiempo, la palabra “suelta” y un desplazamiento de la mano hacia la boca, harán que el perro suelte cualquier cosa que lleve en la boca. Los ejercicios se deben realizar con objetos diversos y en lugares distintos para mantener la seriedad en todas las circunstancias.

Tratar los problemas subyacentes. Terapia farmacológica.

Se deben tratar cualesquiera factores subyacentes, tales como la dominancia o el miedo. La medicación generalmente no está justificada a no ser que la agresión sea grave. Los fármacos antiansiedad y los antidepresivos pueden estar indicados en algunos casos, dependiendo de la motivación del problema.

Prevención El adiestramiento precoz de la obediencia, los ejercicios de liderazgo y los ejercicios de manipulación son las mejores formas para prevenir la agresión posesiva. El hecho de enseñar a un cachorro joven a soltar los objetos mientras juega al juego de ir a buscar es una buena forma de renuncia del objeto del adiestramiento. Si los dueños son claramente dominantes en la vivienda, deben ser capaces de llevarse lejos del perro el alimento, los juguetes o cualesquiera otros artículos. Es mejor crear esta tolerancia mientras el perro todavía es cachorro en vez de intentar cambiar un perro adulto ya posesivo-agresivo. Cuando se trata de perros que manifiestan la agresión cerca de la escudilla del alimento, la conducta se puede evitar si se hace caso al cachorro cuando se le da de comer. El dueño también debe tomar medidas para suavizar el temor del perro de que puede perder su comida. Esto se puede hacer acariciando al cachorro no agresivo mientras está comiendo y tocando de vez en cuando su alimento. La familia y las visitas también podrían tocar el alimento mientras el perro esta comiendo, añadiendo a la escudilla pequeños obsequios de vez en cuando. En ese caso, el Manual de Modificación de Conducta Canina

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perro aprende a asociar el tocamiento del alimento con los obsequios que recibe, no con la comida que se está quitando. Caso práctico: Cocker Spaniel “Jamier” A los 9 meses de edad, un cocker spaniel llamado Jamier empezó a refunfuñar a los miembros de la familia que se acercaban cuando estaba masticando un hueso de cuero crudo. Se dieron instrucciones a los dueños para que recogiesen todos los huesos de cuero crudo y enseñasen al perro a que fuese a buscar una pelota y la soltase al ordenárselo usando cebos de alimento. Una vez se logró esto, en el juego de ir a buscar se usaron diversos objetos. Después de aproximadamente 2 semanas, en el juego se incorporó un nuevo hueso de cuero crudo. Después de que Jamie iba a buscar y recuperaba varios juguetes a cambio de pequeñas recompensas de carne, el hueso de cuero crudo se lanzaba a una distancia de unos pocos metros y era recuperado, se pedía al perro que “lo soltase” y se guardaba. En los subsiguientes juegos de ir a buscar, el cuero crudo se usó cada vez con más frecuencia. El dueño era capaz de conseguir el control verbal del perro y de quitarle los objetos al ordenárselo. Dándole a Jamie el cuero crudo y quitándoselo repetidas veces, el dueño mantuvo la propiedad del cuero crudo, reduciendo la probabilidad de un reto agresivo del perro.

AGRESION POR MIEDO La agresión por miedo es desencadenada por un estímulo miedoso, cuando percibido por el perro. A veces se denomina agresión defensiva.

es

La agresión por miedo se puede manifestar cuando un perro es amenazado, cuando es castigado o incluso al acercarse a él. Generalmente se presenta cuando el perro es incapaz de eludir el estímulo que provoca la respuesta de miedo. La eliminación eficaz o la retirada del estímulo miedoso refuerza un poco más la respuesta. La socialización insuficiente y el castigo inoportuno son causas frecuentes de la agresión por miedo. Muchas veces la agresión por miedo se premia inoportunamente cuando el dueño responde a la conducta agresiva hablando suavemente al perro para intentar reducir su miedo. La agresión asociada con una respuesta de miedo también puede ser reforzada si origina el estímulo, por ejemplo alguien que intente acariciar al perro, para alejarse.

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DETERMINANTES DE LA PROBABILIDAD DE SER MORDIDO POR UN PERRO MIEDOSO Factores relativos al perro -

Temperamento: Tendencias conductuales del individuo influidas genéticamente. Si bien los aspectos concretos de la influencia genéticas en la conducta miedosa manifestada por los perros no han sido determinados, parece ser que es más probable que, de una manera innata, determinados individuos huyan o, por el contrario peleen. Experiencia y condicionamiento anteriores: La agresión empleada en situaciones miedosas anteriores se ha traducido en la eliminación del estímulo que educe el miedo.

Factores ambientales

La atención del dueño cuando el perro se está comportando de un modo agresivo por miedo, puede aumentar su tendencia a ser agresivo en ciertas circunstancias. Número de estímulos. Intensidad de los estímulos. Oportunidad para huir. Es más probable que un animal de compañía miedoso sea agresivo cuando es incapaz de eludir el estímulo que desencadena la respuesta de miedo.

La genética puede desempeñar un papel en la determinación del umbral correspondiente a una respuesta de miedo. En la población canina, existe una importante variación con respecto a los estímulos que provocan el miedo. Algunos perros necesitan un Manual de Modificación de Conducta Canina

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estímulo muy intenso para educir el miedo, mientras que otros se vuelven extremadamente inquietos en respuesta a estímulos ligeros tales como una hoja que se mueve ligeramente. Un perro con un temperamento fácilmente excitable que se encuentra con diversos estímulos que inducen el miedo, con poca posibilidad para huir, es muy probable que muerda, especialmente si durante los últimos encuentros el hecho de morder ha motivado que el estimulo desaparezca.

Diagnóstico y pronóstico La agresión por miedo se manifiesta mediante expresiones faciales y mediante actitudes corporales miedosas (cola hacia abajo, orejas hacia atrás, cuerpo agachado, peso que se aleja del estimulo que educe el miedo), expresiones que van acompañadas de conductas agresivas tales como erizamiento de pelo, refunfuños, ladridos y mordiscos.

Una respuesta de miedo abrumador generalmente va acompañada de pupilas dilatadas, aumento de la frecuencia respiratoria y ritmo cardíaco rápido. Los factores que indican un pronóstico favorable incluyen: * * * * *

La duración del problema es corta. La conducta miedosa fue adquirida cuando adulto. Todos los factores que educen el miedo están perfectamente definidos. Estímulos ambientales que desencadenan un miedo controlable. Un umbral relativamente elevado para responder a los estímulos del miedo.

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* El animal de compañía puede ser protegido de la exposición a los estímulos intensos durante el tratamiento. El pronóstico de la resolución sin peligro de la agresión por miedo generalmente es más favorable que el correspondiente a la agresión de la dominancia pero siempre se debe tener la precaución adecuada. Los dueños, así como las demás personas, están en peligro manipulando a un perro con agresión por miedo por lo que deben ser asesorados en conformidad. TRATAMIENTO La identificación precoz y la intervención conducen a las curaciones más eficaces. La agresión por miedo se trata mejor con las técnicas de la exposición gradual que implican los ejercicios de la desensibilización y del condicionamiento inverso. Es esencial que se identifiquen todos los estímulos y todas las situaciones que educen el miedo antes de que se inicie la modificación conductual. El objetivo es sustituir la respuesta de miedo del perro por otra respuesta, tal como la expectación del alimento o del juego. La seguridad es muy importante. Las lesiones se deben evitar tomando precauciones y procediendo con paciencia. Se debe advertir a los dueños que no consuelen al perro o que no le den obsequios para tranquilizarlo cuando se comporta de un modo agresivo o, de lo contrario, reforzarán sin querer la conducta. El castigo está contraindicado. Las medidas apropiadas a adoptar son: identificar los estímulos pavorosos y la intensidad o la proximidad de los estímulos, necesarios para educir los signos del miedo. Adiestramiento de la obediencia, que se concentre en el refuerzo positivo y en el control del dueño. Usar un bozal o un dogal de cabeza durante los momentos de posibles problemas de modo que el perro pueda ser controlado de modo eficaz y pueda ser expuesto a los estímulos sin que huya y sin causar daño. Técnicas de exposición sirviéndose de la desensibilización y del condicionamiento inverso. La inundación controlada puede funcionar si la agresión es ligera y si se controlan bien tanto el perro como el estímulo. Terapia farmacológica (benzodiazepinas, antidepresivos, buspirona, propanolol). A criterio del veterinario. PREVENCION Es muy importante la socialización y al protección del cachorro durante los primeros meses sensibles del desarrollo. Durante los primeros meses de vida, el perro joven debe conocer a cuantos más tipos diferentes de personas sea posible en situaciones positivas controladas, con la mayor frecuencia posible.

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Los obsequios de alimento ofrecidos por personas que el perro conoce pueden contribuir a facilitar la socialización. Se debe animar a los dueños para que durante el adiestramiento centren la atención en el uso de refuerzos positivos en vez de castigo. Caso práctico: Perro mestizo “Sammy”. Sammy, un perro mestizo de 8 meses de edad, fue presentado a consulta por refunfuñar a las visitas que se acercaban a él para acariciarlo. Había sido adoptado procedente de un vecino que lo tenia encadenado en el patio trasero y que con frecuencia le pegaba en la parte lateral de la cabeza porque ladraba. Siempre que un forastero intentaba tocar su cabeza, sus orejas se agachaban y refunfuñaba a medida que retrocedía. Si cuando intentaba tocarle estaba atado de la correa o en una silla, intentaba morder. Cuando el perro se dejaba suelto durante las visitas de los amigos del dueño, permanecía solo y descansaba tranquilamente. Aunque algunas veces se agachaba cuando al dueña pretendía tocarlo, no manifestaba signo alguno de miedo hacia ella. Las experiencias traumáticas habían motivado que este perro tuviese miedo a las manos extendidas hacia él. Se asesoró a la dueña con respecto a los ademanes y conductas que las visitas debían evitar durante la terapia inicial porque podían parecer amenazantes, tal como el contacto visual prolongado, los movimientos rápidos, el ruido estrepitoso, el arrinconamiento del perro y la aplicación de una mano junto a su cara porque el perro la olfateaba en el momento de la salutación inicial. Se dieron instrucciones a la dueña para que usase cebos de alimento (se uso pollo cocido porque se determinó que era el alimento más valorado) para enseñar al perro a acudir y a sentarse al ordenárselo. Cada vez que Sammy cogía el alimento de la mano de la dueña, ésta decía “muy bien”. Esto motivó que las palabras se convirtiesen en un reforzador secundario que podía servir para modificar el humor del perro cuando se encontraba con una situación provocadora de inquietud. Este fue el primer paso para suavizar el miedo del perro asociado con una mano extendida. El paso siguiente consistió en hacer que una visita lanzase al aire el premio de alimento después de cada respuesta a la orden de obediencia de la dueña. Cada vez que se ofrecía el alimento, la dueña y la visita decían “muy bien”. El paso siguiente implicó hacer que la visita solicitase una respuesta a una orden y que ofreciese el alimento cuando eran pronunciadas las palabras “muy bien”. Una vez que Sammy no manifestó signo alguno de miedo o de inquietud cuando entraba una visita en casa, fue condicionado a admitir el acariciamiento. La dueña inició esta parte de la terapia acariciando al perro en la cabeza y diciendo “muy bien” a la vez que el perro cogía el alimento de su mano. Después de unas cuantas semanas un amigo adulto de la dueña tomó parte en el trabajo sobre el temor a las manos. Cada vez que el perro cogía de la mano el alimento correspondiente a una respuesta de obediencia, el amigo de dueña adelantaba lentamente la otra mano una pulgada o dos hacia el animal. A medida que transcurrieron las semanas, el amigo de la dueña fue capaz de adelantar la mano cada vez más cerca del perro hasta que pudo acariciarlo cuando cogía el alimento de su mano. Después se repitieron los ejercicios con otras personas adultas procurando incluir personas de estatura y de aspecto distintos.

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AGRESION TERRITORIAL O PROTECTORA Este tipo de agresión se presenta cuando la conducta agresiva va dirigida hacia una persona o hacia otro animal que no se considera que sea un miembro de la “manada”. Se puede manifestar agresión hacia las persona o hacia otros animales que se acercan a los miembros de la familia o a la propiedad percibida del animal de compañía. Decimos “propiedad percibida” porque no existe garantía alguna de que el perro conozca los límites de la propiedad convencional. Cuando el perro guarda la casa o vigila a los miembros de la familia con excesiva agresividad, resulta una situación peligrosa. La inquietud y el miedo también pueden desempeñar un papel en la agresión territorial ya que es más probable que las amenazas y las manifestaciones agresivas sean ostentadas frente a los estímulos nuevos, desconocidos o pavorosos. DIAGNOSTICO Y PRONOSTICO Se observan conductas agresivas cuando una persona o un animal se acerca a una zona (por eje.: la casa, el jardín, el coche), a una persona o a un animal que el perro considera protectora. Esto se manifiesta por medio de las típicas actitudes agresivas (orejas levantadas, cola mantenida enhiesta con meneo persistente, postura asertiva con el peso hacia delante, arremetida y mordedura) y mediante vocalizaciones (refunfuño, ladrido). Esta conducta se puede observar tanto en los machos como en las hembras y generalmente aparece por primera vez antes de los 3 años de edad. El pronóstico es favorable con tal de que el dueño tenga el control adecuado sobre el perro y que no se acerquen a él en ausencia del dueño. El pronóstico para la resolución sin peligro es peor en los perros sobre los cuales el dueño tiene escaso control o en la situaciones en las que se encierra el perro en una casa o en un jardín sin vigilancia y en las que se le permite frecuentemente ostentar la agresión territorial sin intervención alguna del dueño para corregir la conducta. TRATAMIENTO Un dueño con control adecuado sobre un perro generalmente es capaz de suprimir la conducta con órdenes severas y con recompensas apropiadas para la obediencia.

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Un collar rociado con esencia de toronjil que se activa por el ladrido puede ser un medio eficaz si suprime el ladrido que precede a la agresión. Es posible que los dueños incautos premien inoportunamente la mala conducta ofreciendo alimento o atención al perro con el fin de distraerlo o de intentar tranquilizarlo. Esto se puede corregir mediante la instrucción eficaz del dueño. El castigo puede contribuir a suprimir la conducta en algunos perros, pero puede tener precisamente el efecto contrario en otros. Aunque algunas veces se recomienda, no es probable que la castración en los machos o la ovariohisterectomia en las perras influyan en esta conducta. Este problema se puede tratar mejor mediante la desensibilización y el condicionamiento inverso. La precaución es muy importante porque podría aparecer una situación peligrosa si el dueño se distrae. El dueño que no tiene el control suficiente sobre el perro debe recurrir a la conducta complementaria del adiestramiento de la obediencia y debe seguir los pasos necesarios para ser considerado dominante con respecto al perro. Un dogal de cabeza y una correa proporcionan un medio excelente para garantizar el control y el progreso durante todo el programa de la exposición. Un tirón de la correa puede servir para garantizar que el perro permanece en el sitio sin atacar o retroceder. El aflojamiento de la correa proporciona la recompensa por la obediencia. La reeducación se debe iniciar exponiendo gradualmente al perro a los estímulos y a las situaciones que anteriormente evocaron la agresión.

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Los estímulos y las situaciones se deben controlar y amortiguar de modo que puedan ser identificados por el perro, pero que no sean lo suficientemente intensos como para educir una respuesta agresiva. La conducta no agresiva debe ser premiada con obsequios de alimento. El perro debe ser expuesto gradualmente a situaciones progresivamente más difíciles. Denegando el alimento y las recompensas hasta tanto no lleguen personas forasteras, el perro puede realmente aprender a asociar la entrada de lasa personas forasteras con el alimento y con el juego en vez de asociarlo con el miedo y con la ansiedad. A veces, el adiestramiento se puede acelerar valiéndose de un estímulo auditivo aversivo o de un dispositivo de distracción durante las sesiones de condicionamiento. Un acercamiento eficaz en el caso de un perro que es agresivo en la puerta principal consiste en que el dueño y el perro permanezcan dentro, estando el animal de compañía atado de una correa con dogal de cabeza o con bozal. A una persona que es desconocida para el perro se le pide que se acerque a la puerta principal, que llame y entre. Tan pronto como el perro empieza a mostrar algún signo de agresión, el dueño pone fin a la conducta con el ruido que produce una lata al agitarla, con una bocina de aire o con un dispositivo ultrasónico. El truco también puede ser un collar rociado con esencia de toronjil que se activa por el ladrido. Llegado este momento, el visitante se detiene y retorna al punto de partida. El visitante debe seguir haciendo acercamientos hasta que pueda entrar en la casa sin que el perro muestre signo alguno de agresión. Cuando ocurre esto, el dueño debe pedir oportunamente al perro que se siente para darle un obsequio de un alimento muy sabroso. Esta fase se debe repetir varias veces más hasta que el perro parezca relajado y esté deseando sentarse para que le den alimento. En este momento, el visitante debe pedir al animal de compañía la respuesta de obediencia y echarle el alimento. Si bien este acercamiento va bien en muchos perros, posiblemente la excitación agresiva podría aumentar si desde el punto de vista social el duelo no es dominante sobre el perro o si el estimulo es excesivamente aversivo. Cualquier signo de este acercamiento que origine un incremento de la agresión debe ser motivo para el cese inmediato del mismo. Los collares de púas y los collares de castigo generalmente empeoran el problema porque el perro asocia el dolor con los visitantes y porque, de hecho, estos collares suscitan un estado de excitación al animal.

TRATAMIENTO DE LA AGRESION TERRITORIAL O PROTECTORA -

Identificar los estímulos y evitar o controlar la exposición. Usar un bozal o un dogal de cabeza y una correa durante las posibles ocasiones problemáticas. Adiestramiento de obediencia, centrando la atención en las señales de recompensa y en el control del dueño. Dispositivos para controlar (dogal de cabeza), distraer o interrumpir (bocina de aire, dispositivo ultrasónico, correa y dogal de cabeza, collar impregnado con esencia de citronela que se activa por medio del ladrido) la conducta agresiva. Desensibilización y condicionamiento inverso.

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PREVENCION La socialización precoz adecuada y un dueño tenaz dominante son capaces de reducir o de eliminar la agresión protectora en los perros. Se debe animar a los dueños para que se hagan con el control sobre sus perros creando una firme posición de liderazgo a favor de si mismos a una edad muy temprana. Los adiestradores deben recomendar vivamente el adiestramiento de la obediencia, los cursos de cachorros y otros sistemas para que los perros interaccionen con las personas de una manera apropiada. Sin embargo, es cierto que, desde el punto de vista genético, algunas razas y determinados individuos son más territoriales y más difíciles de controlar. Estos perros

necesitan todavía más la socialización y el adiestramiento, NO EL CASTIGO. Caso práctico: Pastor Alemán “Rufus”.

Un perro pastor alemán macho castrado de 5 años de edad llamado Rufus, fue presentado a consulta porque ladraba de modo agresivo y se abalanzaba a los visitantes que entraban en la casa. Rufus no había mordido a nadie porque el dueño siempre se hacía con el control seguro mediante una correa. Una vez entraba el visitante, Rufus era confinado al sótano o al patio trasero. Cuando el dueño estaba en el trabajo, el perro era confinado en el patio trasero donde pasaba la mayor parte del día abalanzándose y ladrando a los transeúntes junto al límite de la valla. Se comunicó al dueño que mantuviese a Rufus dentro de la casa para eliminar las manifestaciones diarias de agresión territorial y que revisase el adiestramiento de la obediencia con el perro, valiéndose de recompensas de un alimento sabroso. Se preparó un ejercicio de distracción/condicionamiento inverso para disuadir las manifestaciones agresivas indeseables y sustituirlas por una conducta social aceptable. Los ejercicios implicaron permitir que una persona forastera se acercase a la puerta principal, que llamase y que entrase. El dueño tenía a Rufus bajo control en el camino de entrada, valiéndose de una correa y de un dogal de cabeza. Cada vez que se acercaba el forastero y el perro respondía con una conducta agresiva, ésta era interrumpida con un sonido estrepitoso de una bocina de aire comprimido, momento en el que el forastero regresaba al punto de partida en el patio de entrada. Cada vez que se repetía el ejercicio, el perro esperaba más tiempo antes de iniciar la agresión y la intensidad de esta disminuía. Una vez que el forastero fue capaz de entrar en la casa y de estar parado durante 60 segundos sin ningún signo de agresión por parte del perro, con un tono alegre se pidió a Rufus que se sentase para ofrecerle una recompensa de un alimento sabroso. Se repitió esta fase del ejercicio hasta que el perro parecía relajado y automáticamente se sentaba y miraba al dueño para que le diese el alimento cuando entraba el forastero. La fase siguiente implicó permitir que el forastero diese la orden para que el perro se sentase y recibiese la recompensa de alimento después de entrar. Después de esto, se repitió el ejercicio con una diversidad considerable de personas de aspecto diferente. Manual de Modificación de Conducta Canina

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AGRESION POR DEPREDACION La predación es un instinto normal en los perros. Reside en su modo de ser para perseguir a la presa y cazarla. Sin embargo, cuando este instinto se aplica a la familia y a los animales domésticos, causa problemas que es necesario que sean corregidos. La conducta predadora supone acechar a la presa, perseguirla, cobrarla., morderla, matarla y comérsela. Los perros domésticos pueden recorrer toda la secuencia o detenerse en alguna de estas etapas. La conducta predadora puede ser estimulada por la actividad de las personas que hacen footing, de los ciclistas, de los niños que juegan o de los automóviles que circulan. Los estímulos auditivos, tales como los gritos y los chillidos de los bebes o de los niños de corta edad, también pueden educir una respuesta predadora. La predación no va precedida de amenazas porque representa un instinto normal para cazar y matar, durante el cual la ejecución de la advertencia o de la conducta de amenaza sería contraproducente. Este aspecto, junto con el hecho de que las actividades de matar y de la alimentación son partes integrantes de esta conducta, pueden hacer de ella un problema sumamente peligroso.

DIAGNOSTICO Y PRONOSTICO La agresión predadora puede ser manifestada por perros de ambos sexos y de cualquier edad. Un estimulo que excita rápidamente es el blanco habitual. La respuesta del perro es cazar, morder y, en potencia, matar su presa percibida. La vocalización antes del ataque es rara. Los perros que manifiestan una mirada sumamente resuelta dirigida hacia los movimientos o hacia las vocalizaciones de un bebe deben estar bajo sospecha y deben ser

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vigilados muy estrechamente. En algunos perros, pero no en otros, son eficaces el condicionamiento inverso, el castigo y la terapia de aversión. El pronóstico es bastante variable. La manifestación de un elevado nivel de excitación, de una mirada concentrada sobre el blanco de la presa y la dificultad para distraer al perro durante la conducta, son datos que, todos ellos, indican un pronóstico desfavorable. Como quiera que esta conducta es instintiva, en muchos casos es difícil dominarla. Típicamente, la corrección de los perros que persiguen y matan a los animales de caza es más difícil que la corrección de los perros que persiguen a los coches. Independientemente de las posibilidades de la corrección fortuita, si un perro intenta hacer presa en personas o en animales de compañía, el pronóstico de la corrección segura debe ser considerado de reservado a desfavorable. TRATAMIENTO El castigo, la desensibilización y las técnicas del condicionamiento inverso son consideraciones para la terapia de los perros que persiguen los blancos que se mueven, que incluyen las personas que hacen footing, los ciclistas y los niños que juegan. Un dueño con un control muy bueno sobre el perro puede ser capaz de impedir o de interrumpir la conducta con órdenes de adiestramiento, con distracción o con dispositivos de castigo. Para que sea eficaz, el castigo debe ser considerado aversivo y el perro debe asociar los castigos con sus actividades predadoras. No infravalore el grado de castigo necesario para refrenar esta conducta instintiva. Los perros atacarán repetidas veces a los puercoespines y a las mofetas, independientemente de las consecuencias, porque este rasgo es acusadamente instintivo y difícil de contrarrestar. En algunos casos, el instinto predador es tan acusado que no puede ser reprimido, independientemente de la técnica de adiestramiento. Aunque es posible que los collares de control remoto que emiten impulsos eléctricos sean más eficaces que otras correcciones.

TRATAMIENTO DE LA AGRESION PREDADORA Identificar todos los estímulos que educen la conducta. Impedir la exposición a cualesquiera estímulos que educen la conducta, excepto durante el adiestramiento. Mantener al perro encerrado o bajo el control total del dueño. Adiestramiento de obediencia, centrando la atención en las señales de recompensa y en el control del dueño. Desensibilizar con técnicas de exposición y de condicionamiento inverso. Tener en cuenta el castigo remoto.

En el caso de perros que manifiestan agresión predadora, la única forma segura de impedir la conducta es tener al animal de compañía rigurosamente confinado. Solo se deben dar paseos con una correa y un dogal. Fuera de casa, es preceptiva la vigilancia continua bajo control total. Los dueños deben estar informados de que si se pierde al perro, éste puede causar lesiones de las cuales ellos son totalmente responsables.

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PREVENCION La agresión predadora es de prevención difícil porque se trata de una conducta instintiva. La realidad es que algunos perros han nacido con más instinto predador que otros. El adiestramiento de la obediencia es un imperativo y es posible que sea suficiente para el perro con instinto predador de ligero a moderado. Estos perros siempre deben ir sujetos de una correa cuando se hallan al aire libre. Los perros jóvenes no deben ser incitados a perseguir ardillas y otros pequeños animales. Caso práctico: perra mestiza “Emma”. Emma, una perra de raza mestiza de 3 años de edad fue presentada a consulta porque atacaba a una gata joven que hacía poco había sido adoptada por la familia. La gata tenía un tamaño corporal de aproximadamente la tercera parte de de Emma, que tenía unos antecedentes de perseguir y a veces matar pequeños mamíferos salvajes en el patio trasero. El primer intento para dar a conocer recíprocamente a los dos animales de compañía dio como resultado que, sin avisar, Emma embistió inmediatamente a la gata, agarrándola por la boca y zarandeándola. Los dueños intervinieron inmediatamente para salvar a la gata. Al día siguiente, el dueño intentó nuevamente que ambos se conociesen llevando la gata a la habitación con el perro. Tan pronto como Emma vio a la gata, inmediatamente embistió e intentó arrebatar de los brazos del dueño a la asustada gata. A causa de los antecedentes de la conducta predadora de la perra, de la rapidez de la conducta de ataque intenso y de la falta de aviso, se instó a los dueños a que situasen a la gata en otra casa. Aunque estuvieron indecisos para obrar de este modo, después de otro ataque (y de una factura por un importe elevado de la clínica de urgencias veterinarias), accedieron.

AGRESION INDUCIDA POR EL DOLOR Todos los veterinarios son conscientes de la agresión inducida por el dolor, hasta en los animales más sociables y dóciles. Cualquier manipulación que eduzca dolor o malestar puede inducir esta agresión irritable. Puede suceder esto cuando un individuo intenta manipular una zona dolorosa aun cuando esta manipulación sea precisamente el acariciamiento, el acicalamiento o la aplicación de medicación. La existencia de dolor puede rebajar el umbral para la manifestación de otros tipos de agresión, por ejemplo el umbral del miedo o el de la agresión de la dominación. DIAGNOSTICO Y PRONOSTICO Generalmente, el diagnóstico no es difícil. Cuando el perro con una zona dolorosa, es palpado o espera ser dañado, reacciona de modo agresivo. El perro podría refunfuñar o morder a las personas que parece que intentan causarle dolor. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Si el perro percibe que la mordedura consiguió sus objetivos (esto es, que atajó el dolor o la interacción), en el futuro se podría valer de la agresión cuando aparecen situaciones similares, tanto si el dolor existe todavía como si ya no existe. En ese caso, la situación debe ser corregida a fin de que los cuidados de rutina, tales como el corte de uñas, el cuidado dental doméstico, la medicación y el acicalamiento, se puedan llevar a cabo sin que desencadenen episodios agresivos. TRATAMIENTO Teóricamente, si el perro está con dolor, sería mejor no manipular la zona dolorosa y no causarle más dolor. Sin embargo, esto no siempre es posible, especialmente cuando tal vez sea necesario que se apliquen medicaciones o que se utilice terapia física. En ese caso, el modo de proceder debe ser tratar el dolor, no educir más dolor y emplear ejercicios de desensibilización y de condicionamiento inverso para aumentar la tolerancia del perro para ser manipulado.

TRATAMIENTO DE LA AGRESION INDUCIDA POR EL DOLOR Eliminar o reducir el foco de dolor. Modificar el método de tratamiento para que sea más tolerable. Ser paciente y amable cuando se manipula al perro y tomar en cuenta el bozal para la protección. Facilitar el control del dueño con el adiestramiento. Desensibilización y condicionamiento inverso para acostumbrar poco a poco al perro a la manipulación de la zona dolorida. Evitar todo tipo de castigo doloroso.

PREVENCION La mejor forma de prevenir la agresión inducida por el dolor es contar con ella y manipular al perro de forma tal que el dolor no se produzca o se reduzca al mínimo. Los ejercicios de manipulación que se realizan cuando el animal de compañía es un cachorro, pueden contribuir a aumentar el umbral del individuo correspondiente a la agresión educida por el dolor. Estos se pueden realizar a la hora de cenar. Mientras al perro se le da de comer a mano, el dueño puede manipular todas las partes de su cuerpo. A medida que transcurren los días, se debe aumentar la intensidad y la diversidad de la manipulación. El acicalamiento y el corte de uñas deben tener lugar durante estos ejercicios. Aunque no es posible prever los efectos de todos los estímulos dolorosos, el perro que se adiestra para ser manipulado que tiene sus garras cortadas, sus dientes cepillados y sus bolsas anales exprimidas (sin queja), también será más fácil o que tolere la manipulación cuando está con un dolor más intenso. Caso práctico: Labrador Retriever “Babe”. Babe era una perra de raza Labrador Retriever de 5 años con problemas periódicos de dolor de oído. En el transcurso del último año, se había vuelto progresivamente cada vez más irritable cuando era curada en casa por su dueña. Hacía dos días que había mordido al dueño quien había levantado la oreja de Babe para instilar medicación.

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Se hicieron recomendaciones para estudiar el problema en dos frentes. Babe fue enviada a un dermatólogo para una evaluación más a fondo del problema periódico del oído y se dieron instrucciones a la dueña relativas a las técnicas de modificación conductual para que la perro se dejase tocar las orejas. Se aconsejó a la dueña que prestara más atención a los oídos a fin de que la limpieza y el tratamiento se iniciasen antes de que el problema alcanzase una fase dolorosa. Se informó a ésta que dijese a la perra “quieta” en un tono alegre y que todos los días le diese varias veces una recompensa de carne. Se dieron instrucciones a la dueña, para que, en los intervalos entre un tratamiento y el siguiente, tocase con frecuencia las orejas de una manera muy suave y le dijese a Babe “quieta”. Con el tiempo, la orden verbal “quieta” llego a ser un reforzador secundario que se podía usar para reducir la aprensión de la perra durante los tratamientos de los oídos. Los ejercicios de manipulación cambiaron gradualmente desde una manipulación sencilla y suave hasta una manipulación que se parecía mucho a los tratamientos reales de los oídos hasta que la dueña fue capaz de tratar los oídos sin problema alguno.

AGRESION INDUCIDA POR EL JUEGO La agresión inducida por el juego es una conducta normal en los perros jóvenes que necesita ser controlada debido al posible peligro para los miembros de la familia y para los demás animales de compañía. Típicamente, los perros “juegan duro” entre sí perro con el tiempo aprenden rápidamente cuando realmente están causando daño. Las mismas reglas deben ser enseñadas al animal doméstico de compañía. Los cachorros que no reciben las cantidades adecuadas de ejercicio son los que probablemente más lleguen a ser un problema. La agresión juguetona incontrolada posiblemente pueda conducir a formas de agresión dominantes y aprendidas a medida que el perro se hace adulto, así como a ser peligroso para los niños de corta edad y para los adultos con piel delicada. DIAGNOTICO Y PRONOSTICO Típicamente, la agresión inducida por le juego se observa en cachorros y en perro jóvenes y va acompañada de actitudes juguetonas, sin embargo amenazantes. El refunfuño prolongado de tono profundo asociado con el erizamiento del pelo y con actitudes corporales envaradas, pueden indicar que la conducta es más grave que la simple agresión del juego. Esta conducta puede imitar las formas de agresión de la dominación, posesiva, protectora y predadora. El pronóstico para la corrección es favorable en el caso de cachorros que viven con adultos asertivos. El pronóstico para la resolución sin peligro es reservado en los cachorros que viven con familias que tienen niños de corta edad activos que son poco vigilados por las personas adultas.

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TRATAMIENTO La agresión inducida por el juego se puede tratar de modo eficaz con el ejercicio, con el adiestramiento de obediencia y con la modificación conductual. Cuanto más ejercicio recibe el cachorro, tanto menos energía tendrá que gastar en la conducta de morder jugando. Los paseos largos y los juegos de ir a buscar deben ser proporcionados varias veces al día. Puede resultar útil reforzar las sesiones normales de juego con otro perro joven social y activo. Los cachorros son capaces de aprender órdenes de obediencia ya a las 7-8 semanas de edad, por lo que el adiestramiento se debe iniciar poco después de que el cachorro es llevado a la casa. El cachorro debe ser matriculado en una clase formal para cachorros a las 8-10 semanas de edad. Cuando el dueño ha adiestrado al cachorro para responder a las órdenes de modo fiables, puede ser controlado en situaciones diversas. Los golpes en el hocico del cachorro u otras formas de castigo físico de las que el dueño se pueda valer para intentar conseguir el control del animal, deben ser rechazadas. Estas técnicas, generalmente no tienen éxito y pueden conducir a otros problemas tales como el miedo a las manos y a la agresión por miedo.

TRATAMIENTO DE LA AGRESION INDUCIDA POR EL JUEGO Evitar el juego del “tira y afloja” Proporcionar una cantidad suficiente de ejercicio intenso. Proporcionar adiestramiento de obediencia precoz. Favorecer el liderazgo y el control del dueño. Valerse de juguetes y juegos, por ejemplo el juego de ir a buscar, para encauzar la energía del cachorro en una dirección positiva. Corregir la mordedura del juego valiéndose de una reprensión verbal sobresaltadora desviando la atención del cachorro hacia otros tipos de juego. Los dogales de cabeza proporcionarán el control sobre el perro a todos los miembros de la familia, incluso a los niños de corta edad.

PREVENCION La agresión inducida por el juego se puede prevenir de modo eficaz proporcionando el ejercicio suficiente, la socialización conveniente y el tratamiento precoz de obediencia. El ejercicio es muy importante y de aquí que el ejercicio intenso debe ser fomentado varias veces durante el día. Cuanta más oportunidad tiene el cachorro para quemar el exceso de energía, tanto menos probable será que el dueño tenga problemas con la agresión producida por el juego. Caso práctico: Perro de Agua español “Simon” Simon era un perro de aguas español de 4 meses de edad que fue presentado a consulta por morder a sus dueños. Ambos dueños empleaban muchas horas en el trabajo. La única oportunidad de Simon para hacer ejercicio era cuando lo dejaban al aire libre en el Manual de Modificación de Conducta Canina

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patio trasero. Con frecuencia el marido toreaba al cachorro con una toalla y Simon respondía embistiendo a la toalla y a veces a la mano del dueño. En la tarde, el cachorro iba al encuentro de los dueños, ladraba, embestía y mordisqueaba cualquier parte asequible del cuerpo. Los intentos de corrección verbal o física solo parecían agravar la situación. Se sugirieron el adiestramiento y las clases de socialización del cachorro. Se aconsejaron largos paseos diarios y se enseñó a los dueños como enseñarle a Simón a jugar al juego de ir a buscar. Se dijo al marido que dejase de comprometer al cachorro en todos los juegos que implicasen morder. Todos los intentos de mordisquear y de morder tenían que ser tratados haciendo caso omiso del cachorro o paseándole hasta que se tranquilizase. En todo momento se mantenían en la mano varios juguetes para desviar al cachorro hacia una conducta aceptable. Los dueños no estaban contentos con el que ellos consideraban un ritmo lento de progreso, pero con cierto estímulo perseveraron en sus intentos. Aunque se tomaron a mal haber tenido que cambiar su sistema para satisfacer a Simon, después de 3 semanas estaban satisfechos de los resultados.

AGRESION MATERNAL Todas las madres están dotadas de instintos protectores hacia su descendencia. La agresión materna hace referencia a la conducta agresiva dirigida hacia personas o hacia otros animales que se acercan a la perra con sus cachorros. Las perras que padecen la pseudociesis (preñez falsa) también pueden manifestar agresión materna a pesar de la ausencia de cachorros. Diagnóstico y pronostico El diagnóstico no es difícil. El animal es una perra recién parida o una perra con pseudociesis. La perra ladra, refunfuña o intenta morder a las personas o a otros animales que se acercan a los cachorros, a los supuestos cachorros (en el caso de aquellas perras que eran pseudogestantes) o a la zona del nido. El pronóstico es favorable y generalmente la remisión es espontánea cuando los cachorros se convierten en adultos. Se puede usar la modificación conductual si es necesario manipular los cachorros mientras la madre todavía es muy protectora. Tratamiento Algunas perras son más protectoras que otras por lo que la manipulación delicada por miembros de confianza de la familia es la mejor forma de apaciguar el recelo. Durante unos cuantos de los primeros días, en los que la perra tiende a ser más protectora, es mejor reducir al mínimo la manipulación de los cachorros. La perra bien adiestrada es más probable que permita que sus cachorros sean manipulados, especialmente por miembros de confianza de la familia.

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TRATAMIENTO DE LA AGRESION MATERNAL Proporcionar un ambiente tranquilo, con poca tensión. Evitar educir la agresión reduciendo al mínimo la aproximación a los cachorros y la manipulación de éstos. Mejorar el control del dueño revisando la obediencia y valiéndose del adiestramiento de recompensa. Desensibilización y condicionamiento inverso. Usar una correa y un dogal de cabeza, o un bozal según sea necesario. Terapia farmacológica en la pseudociesis: mibolerona, acetato de megestrol.

Alternativamente, la adaptación de un bozal a la perra durante espacios de tiempo corto antes de acercarse a los cachorros y de manipularlos, puede ser la forma más prudente de reducir al mínimo el peligro cuando es más probable que aquella sea agresiva. En la agresión materna, la desensibilización y el condicionamiento inverso son las piedras angulares de la modificación conductual.

Prevención La mejor forma de prevenir la agresión materna en los perros que no se guardan para la reproducción es tener a las perras ovariohisterectomizadas (castradas) antes de su primer celo. Esto previene la agresión materna real así como la que es consecuencia de la pseudociesis. En los animales reproductores, la socialización amplia, la manipulación y el adiestramiento de la obediencia a una edad temprana, son los sistemas mejores para reducir al mínimo los riesgos de agresión materna.

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Caso práctico: Rottweiler “Helga”. La dueña de Helga, una hembra de raza Rottweiler entera de 2 años, informó que su perra se había estado comportando de modo agresivo cuando había visitas desde que había parido 3 cachorros sanos hacia tres semanas. Helga manifestaba signos ligeros de nerviosismo cuando sonaba el timbre de llamada de la puerta, después refunfuñaba y ladraba cuando veía al visitante. Antes de esto, había sido amable con todos los visitantes y nunca había manifestado signo alguno de agresión. Esta era la primera camada de la perra. Se asesoró a los dueños que mantuviesen el entorno de la perra lo más tranquilo posible y que limitasen el número de visitantes. Se recomendaron ejercicios de desensibilización y de condicionamiento inverso para cambiar la respuesta al timbre de llamada de la puerta. En primer lugar, se amortiguó el sonido del timbre de llamada de la puerta hasta que apenas era audible. Después, los dueños hacían sonar el timbre y daban a Helga un trozo pequeño de alimento enlatado para perros. Se repitió el ejercicio hasta que la perra manifestó signos de que esperaba alegremente el alimento siempre que se hacia sonar el timbre. Poco a poco, se aumentó la intensidad del sonido del timbre. El siguiente paso consistió en tener a los amigos en silencio en una zona de la casa que era la más alejada de la perra. Durante la visita, un miembro de la familia acompañaba a la perra y le daba un trozo pequeño de alimento enlatado cada vez que era alertada por las voces de los visitantes en el otro extremo de la casa pero no se comportaba de modo agresivo.

AGRESION DESVIADA Existe agresión desviada cuando la conducta agresiva va dirigida a una persona o a un objeto que no es el estímulo de la excitación agresiva. El ejemplo más corriente es la persona que resulta mordida al intentar deshacer una pelea de perros. En este caso, la agresión es desviada desde el blanco original a una persona que no inició la agresión. Por tanto, el blanco es un “espectador” inocente” que resulta involucrado en una acción agresiva. Diagnóstico y pronóstico El diagnóstico de la agresión desviada generalmente no es difícil. El relato indica la interposición de la víctima cuando el perro estaba amenazado o cuando estaba peleando. El perro refunfuña o muerde a la persona que no era el blanco original. Los machos o las hembras pueden manifestar este tipo de problema y es más frecuente en los perros adultos. El pronóstico es favorable en los casos en los que ha habido pocos incidentes, cuando se han impedido las mordeduras y cuando se puede controlar la motivación subyacente en el caso de la excitación agresiva. El pronóstico generalmente es de Manual de Modificación de Conducta Canina

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desfavorable a reservado en los perros que manifiestan un nivel excepcionalmente elevado de excitación agresiva en situaciones sociales o territoriales. Estos son generalmente perros que se concentran de tal modo en los estímulos que es casi imposible distraerlos o llamar su atención. Tratamiento Es importante ilustrar con detalle a los dueños acerca de la naturaleza del problema a fin de que sean capaces de no entrometerse con el perro cuando existe una probabilidad real de que resulten mordidos. El tratamiento exige un conocimiento claro del problema y la identificación de todos los estímulos que podrían excitar al perro y acabar en agresión. Es importante tratar las causas subyacentes de la excitación agresiva tales como la agresión territorial, la agresión interespecífica y la agresión predadora. La desensibilización y el condicionamiento inverso de la respuesta del perro a los estímulos que educen la agresión son los métodos de elección de la modificación conductual. El control del perro por el dueño es importante lo mismo que lo es la previsión y la evitación de los estímulos que lo excitan. Prevención Los sistemas mejores para prevenir la agresión desviada consisten en socializar convenientemente al perro cuando es joven, ejercer el control mediante el adiestramiento precoz de la obediencia y tratar cualquier tipo de agresión tan pronto como aparece.

TRATAMIENTO DE LA AGRESION DESVIADA Identificar los estímulos que desencadenan la agresión. Evitar o prevenir la exposición a los estímulos. Poner una correa y un dogal de cabeza o un boza al perro cuando la exposición al estímulo es probable. Distraer la atención del perro como consecuencia del estímulo con un estímulo auditivo (bocina, silbato). Alejar con cuidado al perro del estímulo y encerrarlo hasta que se tranquilice. Tratar problemas subyacentes tales como la agresión territorial que acaba en estados de suma excitación agresiva. Desensibilizar y condicionar de modo inverso las respuestas a los estímulos. Adiestramiento de obediencia para más control del dueño.

Se debe prevenir a los dueños para que no intervengan en las situaciones agresivas. La manipulación adecuada y los conocimientos prácticos del adiestramiento deben permitir que el dueño controle sin peligro al perro antes de que aparezca un episodio agresivo. En los casos precoces, se puede evitar que las situaciones que conducen a estados de gran excitación empeoren pero valiéndose de las técnicas de la modificación conductual, de la desensibilización y del condicionamiento inverso.

Caso práctico : Cruce de pastor Aleman “Curry”. Una pareja joven poseía un perro cruce de pastor alemán macho castrado de 35 kg, llamado “Curry”. El perro pasaba todo el día en un patio vallado mientras los dueños se Manual de Modificación de Conducta Canina

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hallaban en el trabajo. Su casa se hallaba en un solar de la esquina y el perro pasaba la mayor parte del día ladrando a los diversos ruidos y movimientos en el vecindario. Acometía al perfil de la valla y embestía agresivamente a la mayoría de los transeúntes que pasaban inmediatamente por fuera de la valla. Un día, cuando el marido estaba hablando con un amigo que se hallaba al otro lado de la valla, el perro se precipitó fuera de la casa, corrió hacia la valla y embistió de modo agresivo al vecino. El dueño dio alcance al perro y lo cogió por el pescuezo. El perro se volvió y mordió la muñeca del dueño causándole dos desgarros profundos. Antes de éste incidente, el perro no tenia antecedentes de manifestación agresiva hacia ninguno de los dos dueños. La causa de la mordedura fue una agresión desviada. El estímulo correspondiente al estado agudo de agresión fue el visitante. Cuando el ataque fue frustrado, la energía agresiva del perro se desvió hacia el brazo del dueño. El problema subyacente era la agresión territorial. Como quiera que la agresión territorial tiene algo de una conducta auto-reforzadora, era deseable atajar las frecuentes manifestaciones de agresión que aparecían durante todo el día. Se dieron instrucciones a los dueños para que no dejasen el perro sin vigilar en el patio y para que lo encerrasen en el sótano cuando ellos no estuviesen en la casa. Se animó a los dueños para que lo matriculasen en el adiestramiento de obediencia con el fin de concederles más control sobre el animal de compañía. Se recomendaron ejercicios de desensibilización y de condicionamiento inverso para disminuir el estado de elevada excitación del perro cuando veía a alguien. Se uso un dogal de cabeza para reducir la posibilidad de una lesión que ocurriese durante los ejercicios de adiestramiento y para garantizar el control del perro durante las fases de elevada excitación. A las 2 semanas se observó una disminución de la agresión territorial y a los 6 meses las manifestaciones agresivas territoriales pudieron ser controladas o reducidas al mínimo en presencia del dueño.

AGRESION INSTRAESPECÍFICA Los perros pueden ser agresivos hacia otros perros por algunas de las mismas razones por las que son agresivos hacia las personas (agresión por dominancia, territorial, posesiva, desviada). La interacción insuficiente con otros perros durante las etapas sensibles del desarrollo y de la socialización, pueden ser una causa subyacente de la agresión intraespecífica. En la mayoría de los casos, los perros son conscientes de su posición en la jerarquía y pueden resolver sus diferencias sin lesión. Sin embargo, en algunos tipos de agresión puede haber lesiones y de aquí que sea necesaria la modificación conductual. Los perros que no han recibido el contacto social suficiente con otros individuos de la especie durante las etapas sensibles del desarrollo, es posible que nunca vayan juntos con otros perros.

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Diagnóstico y pronóstico

Agresión entre machos La agresión macho-macho con frecuencia es el resultado de una rivalidad gobernada hormonalmente, pero también es posible que intervengan la dominancia o el miedo. Generalmente, esta agresión es visible primero en los machos de 1-3 años de edad y que pueden responder ladrando, refunfuñando o intentando morder a otros perros machos con los que se encuentren. A veces son manifestadas actitudes de dominancia y/o de miedo. El pronóstico es regular y el tratamiento puede implicar cirugía, modificación conductual y terapia farmacológica. El pronóstico es reservado en los machos que no están castrados y en los machos que presentan el problema después de ser castrados.

Agresión entre hembras La agresión hembra-hembra también puede tener una implicación hormonal. La agresión generalmente va dirigida hacia otra perra de la misma casa. Típicamente se observa por primera vez en las perras enteras de edad comprendida entre 1 y 3 años. Las hembras manifiestan la misma actitud y las mismas respuestas vocales que las descritas en la agresión macho-macho. En la mayoría de los casos el problema es consecuencia de una jerarquía social inestable. El estado a veces es gobernado hormonalmente y puede empeorar tanto durante el celo como en la pseudociesis. El pronóstico es de reservado a regular y el tratamiento puede implicar modificación conductual, fármacos, y a veces cirugía. En general, al agresión hembra-hembra entre perras de la misma vivienda es más difícil de resolver que lo que es la agresión machomacho.

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Agresión del rango social Otra forma de agresión intraespecífica se observa cuando los perros habitan la misma casa y tienen un rango social casi igual. La rivalidad generalmente se resuelve sin lesión a medida que lo perros escogen la jerarquía social por medio de la posición social y escaramuzas secundarias, pero no en todos los casos. La agresión competitiva generalmente es más intensa cuando están implicados la alimentación, las zonas de descanso, los artículos para masticar muy apetitosos o la atención del dueño. La rivalidad competitiva se puede resolver con éxito si se puede establecer una jerarquía de dominación estable entre todos los perros de la vivienda. Es muy importante un papel de liderazgo muy activo de los dueños con respecto a todos los perros. El rango social entre los perros de la vivienda puede cambiar cuando: -

Se introduce un nuevo perro en la vivienda. Un perro de la familia regresa de una intervención quirúrgica, de pensión o de vacaciones. Un líder de la manada existente se pone enfermo, envejece o muere. Un perro más joven madura y desafía al líder de la manada por la dominación.

Tratamiento

TRATAMIENTO DE LA AGRESION INTRAESPECIFICA Método Explicación razonada Castrar

La castración de los machos reduce o elimina las peleas internas en el 60% aproximadamente de los casos. La castración de las hembras puede eliminar la agresión entre hembras gobernada hormonalmente.

Restablecer la jerarquía de la dominación permanente con el dueño sólidamente establecido en la cúspide.

Los perros generalmente conviven pacíficamente dentro de su propia jerarquía. El dueño debe defender la dominación total para controlar el rango social en la casa. Cuanto más absoluto es el control que ejerce el dueño, tanto más favorable es el pronóstico.

Evitar todas las situaciones agresivas en potencia.

Reducir al mínimo la posibilidad de peleas y de rivalidad. Dar de comer a los perros en distintas partes de la casa. No permitir que los perros reciban juntos con excitación a las visitas. No permitir que los perros recorran juntos de modo agresivo el límite de la valla. Denegar el acceso libre a los objetos sumamente apetecibles (cuero crudo, huesos, juguetes, etc) Usar cualquier dispositivo, por ejemplo un bozal o un dogal de cabeza, para garantizar que ninguno de los miembros de la familia o que ninguno de los animales de compañía sean dañados.

Seguridad.

Correa/dispositivos distracción.

Los dueños deben determinar que perro debe ser el dominante (después de ellos) y reforzar su dominación garantizándole que es el primero para recibir el alimento, el juego, la atención. En las peleas, el subordinado debe ser reprendido o separado.

de

Valerse del control de una correa o de dispositivos de distracción para evitar que los perros tengan contacto entre sí e instiguen las contiendas competitivas y la agresión. A veces puede ser necesario encerrar a los perros en jaulas o en

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Encierro.

Castigo.

habitaciones distintas si existe peligro de agresión. Esto se debe hacer de modo que sean incapaces de verse mutuamente. Si se les permite que refunfuñen agresivamente y que adopten la actitud de uno frente al otro, por encima o a través de una barrera, el nivel de la excitación agresiva puede aumentar. El castigo ligero (auditivo) o las correcciones con la correa pueden ser eficaces para suprimir la agresión por corregir al subordinado cuando no se somete debidamente al perro más dominante. El castigo doloroso de cualquiera de los dos perros es probable que intensifique la agresión.

Desensibilización y condicionamiento inverso.

Los perros deben estar sujetos con correas y bajo control absoluto. Cada manipulador y cada perro se sitúa a una distancia que está un poco más allá de aquella a la que cualquiera de los dos perros manifiesta algún tipo de agresión. Se pide a los perros que respondan a las órdenes de obediencia correspondientes a las recompensas. La distancia entre los perros se disminuye gradualmente.

Los casos avanzados de agresión intraespecífica pueden ser problemas muy difíciles y frustrantes para controlarlos. Es necesario que los dueños estén instruidos suficientemente acerca de la conducta social canina y que estén entregados al adiestramiento. Prevención La agresión intraespecífica puede ser prevenida, en parte, castrando a los perros mientras todavía no están totalmente maduros. Esto es más eficaz en la agresión entre machos pero también puede resultar útil en la agresión entre hembras que está asociada con los ciclos estrales.

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Algunos conductistas creen que la agresión puede aumentar realmente después de la ovariohisterectomía en un insignificante subgrupo de perras pero esto es discutible por lo que, para evaluar con precisión este concepto, es necesario recoger información en una cantidad mayor de animales. El dueño debe ejercitar los conocimientos prácticos de obediencia de modo que todos los perros se hallen bajo control verbal seguro. Se debe tener cuidado para garantizar que todos los animales de la familia están bien socializados a otros perros durante las primeras semanas de vida. La interacción social frecuente con los adultos y con los congéneres del mismo rango social puede contribuir a facilitar la comunicación social normal. Es mucho menos probable que los perros que han sido bien socializados y a los que se les permite que se comprometan en una partida de juego cuando cachorros, causen un daño grave a otro perro en una pelea porque aprenden la prohibición de la mordedura durante el juego. Son muy conscientes del dolor causado por una mordedura fuerte y de aquí que sea menos probable que se valgan del exceso de fuerza en una contienda jerárquica. El hecho de llevar a un cachorro lejos de sus hermanos de camada antes de las 6 semanas de edad y la evitación de la interacción con otros perros antes de las 6 semanas de edad pueden dificultar de por vida su capacidad de interacción social normal con otros perros. Los dueños deben conocer el concepto de las jerarquías sociales y deben estar seguros de que ellos son los individuos dominantes de la manada. Caso práctico: Cruce de Dálmata “Annie”. Annie era una perra castrada cruce de Dálmata de 5 años que había sido adoptada de la perrera municipal por su dueña 6 meses antes. La dueña se quejaba de que, aunque la perra se comportaba muy bien con las personas, se volvía muy agresiva cada vez que veía otro perro, fuese macho o fuese hembra. Las arremetidas agresivas eran tan violentas que a veces la dueña era derribada. Se enseñó a sentarse al ordenárselo. Como quiera que parecía que la perra era capaz de identificar a otro perro a 45 metros y que se volvía agresiva a los 22 metros, se dijo a la dueña que le diese paseos y que buscase otros perros que estuviesen alejados a una distancia de 2245 metros. Cada vez que Annie veía a otro perro a esta distancia y no manifestaba signo alguno de agresión, se le pedía que se sentase para ofrecerle una recompensa de un alimento muy sabroso. Poco a poco, la dueña realizó los ejercicios cada vez más cerca de otros perros hasta que Annie fue condicionada inversamente a no ser agresiva siempre que descubriese a otro perro. Se dieron instrucciones a la dueña para que durante el adiestramiento continuase acortando la distancia entre los perros con la lentitud conveniente, para que no fuesen educidas respuestas agresivas. Se dieron instrucciones a la dueña a fin de que, en el caso de que Annie manifestase algún signo de agresión, inmediatamente profiriese una corrección verbal, se diese rápidamente la vuelta y pasease a su perra lejos de otro perro.

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OTRAS FORMAS DE AGRESION AGRESION FISIOPATOLOGICA Los trastornos fisiopatológicos son aquellos que tiene una causa médica subyacente. Estos estados pueden aparecer a cualquier edad, pueden tener un comienzo repentino y es posible que no encajen netamente en las otras clases de conducta agresiva ya descritas. En la mayoría de los casos, para que la agresión sea totalmente clínica, es necesaria una asociación de factores conductuales y de problemas médicos. El tratamiento de la agresión fisiopatológica consiste en estudiar y corregir el problema subyacente. Este tipo de agresión a veces responde a los fármacos pero con frecuencia se trata poco mediante la técnica de la modificación conductual sola.

ALGUNAS CAUSAS FISIOPATOLOGICAS DE LA AGRESION CANINA Causa subyacente Ejemplo Agente infeccioso.

Rabia.

Endocrinopatía.

Hipotiroidismo.

Enfermedad neurológica.

Epilepsia.

Estados dolorosos.

Enfermedad dental, otitis, artritis, heridas.

Otros problemas médicos.

Pérdida sensorial, fatiga.

AGRESION APRENDIDA La agresión aprendida puede ser consecuencia de enseñar a los perros a ser agresivos. Sin embargo, se pueden producir exactamente con la misma facilidad cuando otras causas de agresión son reforzadas sin querer por el dueño. Por ejemplo, el dueño que habla melosamente al perro miedoso que está refunfuñando, estará reforzando su conducta rezongona. Un perro que refunfuña y cuyo dueño le impide que lo haga, son solo aprende a controlar las sesiones de acicalamiento sino que también es posible que generalice la conducta para controlar otras interacciones con el dueño. De hecho, cada vez que las amenazas o la agresión de un perro dan como resultado la eliminación o la retirada del estímulo, la conducta se refuerza más. Por añadidura, los perros que son amenazados o castigados por manifestaciones agresivas son capaces de aprender a asociar el dolor o el miedo con el estimulo y aún se vuelven más agresivos cada vez que la situación se repite. El problema se trata instruyendo en primer lugar al dueño acerca de como acabar con el condicionamiento de la conducta. Dependiendo del tipo de agresión, otras consideraciones podrían incluir los ejercicios de manipulación, la desensibilización y el

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condicionamiento inverso para corregir el tipo concreto de agresión que está siendo condicionada (por ej., por miedo, de dominación, territorial protectora).

AGRESION IDIOPATICA El diagnóstico de agresión idiopática se reserva para aquellos perros que han sido evaluados a fondo por un especialista en conducta competente y para aquellos caos sen los que no se puede encontrar estímulo identificable alguno para la agresión. Algunos casos de agresión idiopática pueden representar tipos insólitos de agresión fisiopatológica cuya causa todavía no ha sido determinada. Además del término “agresión idiopática”, para definir la agresión que no tiene ningún otro diagnóstico perceptible, también se han empleado los términos “síndrome de furor”, “resabio idiopático” y “agresión del error mental”. Sin embargo, muchas veces estos términos son un cajón de sastre parea la agresión que no ha sido (o que no ha podido ser) diagnosticada o tipificada exactamente. Algunos casos de agresión en los cuales no se ha podido establecer un diagnóstico verdadero o en los cuales los estímulos de los ataques agresivos no han podido ser descubiertos, deben ser considerados muy peligrosos. En la mayoría de estos casos, la eutanasia es la elección apropiada. Los incidentes agresivos son repentinos, espectaculares y aparentemente no provocados. Los animales afectados presentan un electroencefalograma anormal con un tipo de actividad rápida de alto voltaje. El tipo de ECG que ha sido descrito se parece mucho más al de un animal salvaje que al correspondiente a un perro doméstico. Es un tipo de agresión muy peligroso sin tratamiento conocido.

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TEMA 10

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TRASTORNOS ESTEREOTIPICOS Y TRASTORNOS COMPULSIVOS

INTRODUCCION

En este tema revisaremos algunas de las conductas anómalas de los perros. Las conductas anómalas se dividen en dos clases principales: fisiopatológicas y experimentales. En numerosos epígrafes a lo largo de este curso se han tratado ejemplos de conductas fisiopatológicas (es decir, que son consecuencia de un problema físico o médico). Estas conductas podrían incluir problemas físicos genéticos (tales como la displasia de cadera, la sordera y la hidrocefalia), o problemas conductuales o fisiológicos genéticos (tales como la narcolepsia o el nerviosismo en los pointers) o problemas adquiridos (tales como la rabia, las carencias nutritivas o las toxinas). La conducta anormal experimental podría aparecer durante el desarrollo (por ej.: por socialización insuficiente), puede ser reactiva (consecuencia de factores del ambiente o del manejo del animal de compañía), o puede ser condicionada (por ej.: la conducta condicionada por las recompensas del dueño).

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La conducta reactiva anómala generalmente es consecuencia de la contradicción causada por el nivel de excitación del perro y por la incapacidad para poner en práctica una conducta apropiada para reducir la excitación. La motivación para poner en práctica una determinada conducta es causada por una asociación de factores intrínsecos o extrínsecos. Cuando no existe ninguna conducta apropiada para conseguir la extinción de la excitación, el perro puede desviar su conducta hacia un blanco menos apropiado, se puede comprometer en actividades vacías, o puede manifestar actividades de la desviación (conductas normales fuera de contexto) o una conducta neurótica (conducta que no parece que sea derivada de la normal). Por causa de las diferencias genéticas, hormonales, nutritivas y físicas y de los efectos del aprendizaje precoz y de la experiencia, dos perros expuestos a los mismos estímulos pueden alcanzar niveles distintos de excitación. El modo con el que un animal compite o responde a esta excitación, también depende de estos factores y mecanismos internos. Las situaciones que podrían acabar en estrés o en excitación incluyen el entorno físico o social del perro, la disponibilidad de recursos, y la disponibilidad de estímulos de liberación apropiados para las conductas típicas de la especie (por ej.: juguetes para masticar). La extinción de la excitación se consigue satisfaciendo los deseos del perro mediante la puesta en práctica de las conductas normales típicas de la especie. Conductas desviadas Cuando un animal esta motivado para realizar una actividad hacia un blanco apropiado (por ej.: la agresión territorial, la agresión por miedo) pero está frustrado o cuando es interrumpido de alguna otra manera para que no alcance el blanco principal, el perro dirige su conducta hacia un blanco o hacia una tercera parte menos apropiados. En contraposición a la actividad de sustitución, la actividad no se realiza fuera de contexto, antes bien la conducta interrumpida o frustrada se dirige hacia otro blanco. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Conductas contradictorias En algunas situaciones, un animal puede estar motivado para poner en práctica dos conductas que son contradictorias entre sí (por ej.: el acercamiento y el alejamiento, la salutación y el miedo a ser castigado). La imposibilidad para poner en práctica al propio tiempo dos conductas intensamente motivadas puede llevar a la contradicción de que con frecuencia acaba en la puesta en práctica de una conducta de desviación. Esta generalmente es una conducta normal manifestada en un momento inoportuno que aparece fuera de contexto en cuanto a la oportunidad. Es posible que la conducta sea practicada con objeto de reducir la excitación y de ayudar al perro para hacer frente a la contradicción. El acicalamiento, el aullido, el acto de comer y las vocalizaciones, pueden ser conductas que se practican en situaciones de tensión nerviosa a modo de conductas de desviación.

Conductas neuróticas. Cuando el perro está sumamente motivado para practicar una conducta y existen salidas insuficientes para conseguir la extinción de la excitación, puede aparecer una conducta neurótica. Estas conductas, por ejemplo la automutilación o la persecución de la cola, no parece que sean derivadas de la conducta normal. Actividad vacía.

Una conducta instintiva o inconsciente que es practicada en ausencia del estímulo frente al cual normalmente sería practicada, es una actividad vacía. Estas actividades no tienen ninguna finalidad útil aparente. Son actividades de este tipo las conductas que están sumamente motivadas pero para las cuales no existe salida alguna (las conductas de chupar, de lamer y la masturbación). Estereotipias. Las estereotipias generalmente se definen como pautas de conducta invariables, repetitivas o constantes que no tienen objetivo evidente o función aparente. Las conductas estereotípicas pueden ser practicadas como componentes de conductas de desviación o de trastornos compulsivos, tales como la dermatitis e las extremidades por lamedura, la persecución de la cola o el hábito de chuparse los ijares. También pueden ser debidas a cambios fisiológicos así como también se podrían observar en un trastorno neurológico (el hábito de dar vueltas, el sacudimiento de la cabeza).

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Conductas compulsivas. Cuando un perro es colocado repetidas veces en un estado de conflicto, el umbral para la puesta en práctica de una conducta de desviación disminuye, de modo que esta conducta es manifestada durante cualquier estado de estrés o de excitación. Con el tiempo la conducta se convierte en compulsiva a medida que el perro pierde el control para iniciarla o terminarla. En algunos casos, la conducta compulsiva también se puede empezar a observar en situaciones no conflictivas. Las conductas compulsivas con frecuencia derivan de pautas de conducta normales (tales como el acicalamiento y la locomoción) pero parece que son anómalas porque son exageradas, sumamente intensas o porque son practicadas fuera de contexto. La conducta compulsiva puede obtener determinados costes del individuo por la vía del consumo de energía, por perjudicar el mantenimiento del peso corporal normal, por obstaculizar las pautas de la conducta integral y por reprimir las interacciones sociales normales. También pueden ser directamente perjudiciales cuando son ingeridos artículos no alimenticios (habito de comer piedras, plástico, madera) o cuando la conducta va dirigida hacia el propio animal (dermatitis de las extremidades por lamedura, persecución/mordedura de la cola). Si bien algunos trastornos compulsivos son repetitivos y por esta razón se pueden calificar de estereotípicos (el hábito de andar sin cesar, el arañamiento del suelo, la automutilación), otros trastornos compulsivos, tales como los hábitos de permanecer totalmente quieto (congelación) o de mirar fijamente, no serían calificados de reiterativos o de ritualistas. En medicina humana estos trastornos compulsivos son denominados trastornos obsesivo-compulsivos. De hecho, se ha propuesto que el término también se use referido a la conducta animal. Sin embargo, el término obsesivo alude a procesos meditados tales como la preocupación por la limpieza o la seguridad, mientras que el calificativo compulsivo (y no obsesivo) podrías ser más apropiado para definir los problemas que se observan en los perros. Algunos de los fármacos que se usan para tratar a las personas con trastornos obsesivo-compulsivos también se pueden usar para tratar las conductas compulsivas en los animales, pero esto siempre a criterio profesional del veterinario. Si bien muchas conductas compulsivas o estereotípicas aparecen espontáneamente como respuesta al conflicto o a la ansiedad, también es posible que las conductas se vuelvan compulsivas o estereotípicas porque han sido condicionadas. Por ejemplo, el dueño presta repetidamente atención al perro joven cuando persigue de modo juguetón su cola, puede reforzar la puesta en práctica de la conducta.

Enfoque general del tratamiento. En cuanto al tratamiento, todas las conductas compulsivas y estereotípicas deben ser evaluadas individualmente ya que no todas requieren tratamiento. De hecho, es posible Manual de Modificación de Conducta Canina

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que el tratamiento sólo sea necesario si la conducta supone riesgos de salud para el animal o cuando molesta al dueño. En algunos perros, la conducta compulsiva puede ser la salida más práctica y más aceptable para reducir el estrés o para resolver el conflicto en su ambiente doméstico. La reducción del estrés o el hallazgo de métodos para reducir las fuentes de la excitación y del conflicto son los primeros aspectos del tratamiento que deben ser investigados en las conductas compulsivas. En algunos casos, la fuente del conflicto, de la ansiedad o de la excitación, es identificada fácilmente, mientras que en otros casos no lo es. Las incompatibilidades en la relación entre el perro y el dueño pueden originar problemas, de modo especial cuando ello acarrea un adiestramiento incoherente. El ambiente debe ser examinado atentamente para cerciorarse de que el perro tiene la estimulación suficiente, especialmente cuando los dueños están ausentes con frecuencia o cuando están ocupados de otra manera. Esta estimulación debe incluir el ejercicio, el juego y la atención suficientes, así como los juguetes apropiados. El adiestramiento de obediencia puede ser útil y se debe advertir al dueño que el castigo inoportuno podría realmente intensificar el problema en vez de corregirlo. También se debe hacer saber al dueño que algunos factores estresantes a lo largo de la vida del perro pueden no ser eliminados o eludidos fácilmente. Asimismo, puesto que algunas conductas estereotípicas o compulsivas pueden ser iniciadas por problemas médicos subyacentes, en todos los casos es decisiva una actuación médica completa. Se ha sugerido asimismo que si las conductas compulsivas, estereotípicas o de desviación no están causando ningún “perjuicio” físico o conductual aparente, de hecho, pueden ser una forma con la que el animal se enfrenta al estrés o con el conflicto en el ambiente. Por ejemplo, si el hábito de chuparse los ijares no causa ningún perjuicio físico y mantiene ocupado, relaja y tranquiliza al perro, ¿no es preferible al uso de fármacos tranquilizantes, o a la aparición de otros trastornos físicos (por ej.: la dermatitis de las extremidades por lamedura) o conductuales (por ej.: la destrucción general de la vivienda o la vocalización constante) asociados el estrés y con la ansiedad?

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Las fuentes de estrés que no pueden ser eliminadas fácilmente incluyen: -

Casa nueva. Salidas del dueño. Cambio en el horario cotidiano del dueño. Vacaciones. Incorporaciones recientes a la vivienda (esposa, bebe). Riñas de la familia.

En algunos casos, los dueños pueden cooperar con el problema del perro premiando sin querer las conductas. Sucede esto cuando los dueños intentan distraer la atención del perro ofreciendo alimento y recompensas sociales o cuando los dueños prestan atención social a un perro que está poniendo en práctica una conducta que al principio parece “graciosa”, por ejemplo la persecución de la cola, la persecución de la sombra o el hábito de ladrar. La modificación conductual es más apropiada cuando los dueños son capaces de identificar y de prever las situaciones y los momentos en los que es probable que aparezcan conductas compulsivas. En ese caso pueden iniciar un actividad alternativa (antes de que la conducta compulsiva sea evidente) que sea incompatible con la conducta problemática, por ejemplo el juego, el adiestramiento o dar de comer, o proporcionar un juguete para masticar. No obstante, para tratar algunos casos de trastornos compulsivos, por ejemplo la dermatitis de las extremidades por lamedura, también han sido usadas con éxito las técnicas severas de castigo remoto (por ej.: los radiocollares educativos de control remoto que producen impulsos eléctricos). Las técnicas de condicionamiento inverso y de desensibilización también pueden ser útiles para reducir la frecuencia o la intensidad de la estereotipia. Los dispositivos de distracción (los ultrasonidos, el fusil de agua, sirena o la correa y el dogal) pueden servir cuando el dueño es incapaz de interrumpir la conducta normal o una conducta alternativa con órdenes sencillas. Con frecuencia se ha ensayado la denegación del acceso del perro al foco de su obsesión, pero con resultados confusos. Por ejemplo, un vendaje o un collarín isabelino pueden permitir que se cure la dermatitis por lamedura (granuloma por lamido) pero, una vez se quita el collarín, muchos casos recidivan. De hecho, en algunos casos, la limitación del acceso podría potenciar el problema por aumentar la ansiedad o la excitación. Dermatitis de las extremidades por lamedura (granuloma por lamido). La dermatitis de las extremidades por lamedura es una entidad clínica inconfundible en la que los perros se lamen una o más de sus extremidades, provocándose con frecuencia un daño importante. No es raro encontrar una zona de la piel denudada que puede estar sensible y exudativa o engrosada y granulomatosa. La causa exacta todavía se desconoce, aunque a este respecto han sido propugnadas teorías dermatológicas, neurológicas y conductuales. Las razas de perros de gran corpulencia, tales como los Dobermann, Dogo Alemán, Pastor Alemán, Labrador Retriever, Golden Retriever y los Setter Irlandés, son las afectadas con mayor frecuencia.

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Los machos resultan afectados con una frecuencia doble que la correspondiente a las hembras. Con frecuencia se cita la falta de estimulación como causa subyacente, pero es posible que sean coadyuvantes las anomalías anatómicas subyacentes (artritis, fracturas, pinzamiento nervioso).

Asimismo, la dermatitis de las extremidades por lamedura puede ser un trastorno compulsivo con un problema fundamental de conflicto entre el perro y su entorno. La enfermedad aparece cuando el perro está reiteradamente estresado o ansioso y de aquí que este estado pueda acabar en lamedura excesiva. Después, se inflige a la piel un daño que potencia la excitación y la lamedura persistente. Los perros afectados empiezan por lamerse en un sitio, se quitan el pelo, provocan una inflamación y finalmente arrancan los estratos de la piel, a veces por debajo del hueso. La zona se vuelve sensible y exudativa y el propio traumatismo crónico se convierte en irritante, estimulando además al perro a lamer y a masticar.

Diagnóstico y pronóstico. No siempre la etiología subyacente puede ser confirmada por los signos clínicos solos. Los diagnósticos diferenciales incluyen: el estrés o el conflicto, las neoplasias (tumor de mastocitos), las dermatitis micóticas, el parasitismo (por ej.: la demodicosis), los traumatismos (por ej.: una fractura, lesiones nerviosas, una herida anterior, un cuerpo extraño), una manifestación alérgica focal (por ej.: una reacción de inmunodeficiencia, una erupción por contacto, una reacción adversa al alimento, la atopia), y el síndrome de la mutilación de las extremidades. Para descartar las causas orgánicas el veterinario procederá a realizar cultivos bacterianos y fúngicos, raspados de piel, un examen citológico y biopsias. En la mayoría de los casos, a los perros con dermatitis de las extremidades por lamedura les es adjudicado un pronóstico de mediocre a reservado. Si se puede determinar y eliminar la causa subyacente, el pronóstico mejora espectacularmente.

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Tratamiento En la dermatitis de las extremidades por lamedura, el tratamiento debe ir dirigido tanto al deterioro psicológico como al trastorno de la piel. Por consiguiente, aun cuando pueda ser diagnosticado un problema psicológico subyacente y pueda ser tratado con modificación conductual y con terapia farmacológica, es esencial que el veterinario realice el tratamiento concomitante de la enfermedad de la piel. El tratamiento conductual podría incluir el diagnóstico y el tratamiento de aquellas situaciones y de aquellos estímulos que conducen al estrés o a la ansiedad, así como la terapia farmacológica con antidepresivos tricíclicos o con fluoxetina. En general, es probable que sean necesarios varios meses de terapia antes de que se resuelvan las lesiones (y la conducta compulsiva de lamer). Llegado este momento, si los problemas subyacentes han sido resueltos, las lesiones pueden no recidivar si se suspende el fármaco. Cualquier situación que acabe en conflicto puede ser un factor estimulante de la dermatitis de las extremidades por lamedura en los perros que están predispuestos genéticamente para presentar estos problemas.

Con el tiempo, de igual modo que en otros trastornos compulsivos, el problema se puede generalizar para otras situaciones, incluso para aquellas en las que el nivel del estrés, de la ansiedad o del conflicto del perro es relativamente bajo. Cuando la acción de lamer tiene lugar en presencia del dueño, se deben identificar los estímulos que preceden directamente a esta conducta. Después, estos estímulos podrían ser eliminados, reducidos o modificados, o se podrían usar las técnicas de la desensibilización y del condicionamiento inverso para que en estas situaciones el perro practique una conducta alternativa de competición. La distracción o los dispositivos aversivos (que incluyen las alarmas audibles y las ultrasónicas, los rifles de agua o un dogal y una correa larga) también pueden ser útiles para interrumpir la conducta; sin embargo, estas técnicas no ayudan a resolver el problema si éste aparece durante la ausencia del dueño. En estos casos el aumento del juego y del Manual de Modificación de Conducta Canina

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ejercicio antes de las salidas del dueño y una mayor estimulación ambiental (objetos para masticar y para destrozar, juguetes y cajas con alimento escondido en su interior, administración de alimento en varios sitios o con un alimentador programado, adquisición de otro animal de compañía, vigilancia de día) pueden ser útiles para mantener al perro ocupado y distraído.

Prevención La prevención de la dermatitis de las extremidades por lameduras es casi imposible porque puede aparecer por muchas causas subyacentes diferentes, tanto conductuales como médicas. El mejor planteamiento para prevenir una conducta crónica arraigada consiste en identificar precozmente el carácter compulsivo y entonces iniciar la modificación conductual. Se debe aconsejar a los dueños de perros que han sido tratados de dermatitis de las extremidades por lamedura acerca de cómo controlar el estrés durante la vida del animal. Cuando no se pueden evitar las situaciones sumamente estresantes, se debe estudiar el uso profiláctico de medicación psicoactiva, de ejercicio y de estimulación ambiental.

Caso práctico: Labrador Retriever “Midnight” Midnight, era una perra de raza Labrador Retriever de 4 años, fue presentada a consulta por una lesión ulcerosa engrosada de 2 cm en la extremidad anterior derecha. El dueño refirió que la perra había empezado a lamer de modo intermitente la zona hacia 4 meses. No había antecedente alguno de traumatismo. Durante el último mes la lamedura había sido constante. El hecho de chillar al perro sólo servía para distraerle momentáneamente. Dos meses antes, la dueña había tenido un bebé. Antes de la mitad de la gestación, la dueña y la perra hacían juntas footing con frecuencia y pasaban mucho tiempo en el parque. La perra había tenido poco adiestramiento y siempre había sido algo desobediente. Desde que había nacido el bebé, la desobediencia había sido un problema importante y de aquí que con frecuencia el dueño se viese obligado a reprender al perro. Un examen médico completo no descubrió ningún otro problema. El problema subyacente era el conflicto debido a dos cambios importantes en la vida cotidiana del animal y a un cambio en la relación con la dueña. Se animó tanto a la esposa como al marido para que se turnasen para dar todos los días por lo menos un paseo largo a la perra y para que contratasen un servicio para pasear perros para darle otro paseo largo todos los días. Se aleccionó a los dueños acerca de cómo enseñar al perro a sentarse, a tumbarse y a estarse quieto al ordenárselo a fin de que pudiesen darle las órdenes para que se escondiese cuando fuese necesario y para que no practicase la conducta desobediente. Se insistió en el adiestramiento con cebos de alimento usando un tono alegre. Esto concedió a los dueños un medio para controlar a la perra y para impedir la conducta indeseable de modo que las reprensiones disminuyeron. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Se dijo a los dueños que ideasen una serie de normas con respecto a como esperaban que se comportase la perra y también para reforzar constantemente la conducta deseada y para evitar el refuerzo de la conducta no deseada. Se prescribió cefalexina durante 6 semanas y la lesión fue vendada ligeramente y rociada con un spray amargo cuando los dueños no se encontraban en disposición para vigilar a la perra. Seis semanas después, la perra fue sometida a un nuevo reconocimiento: las lesiones estaban casi a punto de cicatrizar. Los dueños consideraron que había una mejoría considerable pero que la perra todavía se lamia la zona alguna que otra vez, aunque no con tanta frecuencia como antes.

La chupadura de los ijares. La chupadura de los ijares representa un trastorno escasamente conocido en el que un perro succiona un pedazo de piel de su ijar. El perro mantendrá en su boca una porción de la piel del ijar y mantendrá la actitud, originando cambios tan sencillos como un revestimiento de pelo humedecido y arrugado hasta cambios más graves que incluyen úlceras abiertas y en carne viva.

La raza dobermann es la más afectada frecuentemente y el carácter ha sido transmitido a través de determinadas líneas de sangre, hecho que sugiere que existe un componente hereditario. La causa no ha sido determinada pero el problema se puede presentar más frecuentemente cuando el perro se halla bajo estrés. Con el tiempo, el trastorno se convierte en compulsivo (hasta un punto en el que los perros practican la conducta siempre que están durmiendo o cuando están comprometidos en alguna otra actividad). La epilepsia psicomotriz es otra posible causa subyacente.

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Diagnóstico y pronóstico. La chupadura de los ijares es un diagnóstico por exclusión por el cual está justificada una evaluación médica completa antes de efectuar un diagnóstico conductual. Una base de datos mínima debe incluir varios raspados de piel, un cultivo fúngico, una evaluación fecal y una citología por impronta. La biopsia de la zona afectada y los estudios radiográficos son extraordinariamente útiles para descartar la posibilidad de otras causas médicas coadyuvantes. La chupadura de los ijares se convierte en el diagnóstico operativo cuando no se pueden encontrar causas fisiológicas que motiven la conducta. Tratamiento.

TRATAMIENTO DE LA CHUPADURA DE LOS IJARES EN PERROS Paso Comentarios Evitar el estrés.

Evitar el refuerzo.

Eliminar las situaciones estresantes subyacentes que pueden motivar la conducta. También puede ayudar la provisión de estimulación mental (adiestramiento, actividades) y el ejercicio. La atención del dueño durante la conducta (consuelo o reprensión) puede contribuir a aumentar la frecuencia de la conducta.

Impedir el acceso.

Usar un collarín isabelino o un dispositivo a fin de que el perro no pueda llegar a la zona y causar más daño.

Terapia de aversión.

Aplicar medicamentos de sabor amargo en la zona para que la aversión gustativa disuada al perro de que lama en el sitio.

Proporcionar alternativas.

Modificación conductual.

Se deben ofrecer juguetes cargados de alimento, dispositivos alternativos u objetos para masticar (buscar el alimento), especialmente si se está usando terapia de aversión o si se está impidiendo el acceso a la zona. Usar el condicionamiento inverso para que el perro tenga que responder de una manera que no le permita lamer. (Consultar al veterinario – antidepresivos tricíclicos).

Terapia farmacológica.

Han sido publicados pocos informes de casos de chupadura de ijares para poder hacer generalizaciones con respecto al tratamiento. En muchos casos la chupadura no causa lesiones o daño importantes y no menoscaba la salud aparente o el bienestar conductual del perro. En estos casos, la chupadura de los ijares, aunque compulsiva, puede constituir un mecanismo de “imitación” aceptable. Cuando la conducta no causa daño físico alguno o cuando se vuelve tan compulsiva como para coadyuvar en otros problemas de conducta (el perro come menos, responde menos o es menos agresivo hacia los dueños cuando éstos se acercan mientras está chupando), en ese caso es necesario el tratamiento. En estos casos pueden ser de utilidad tanto la modificación conductual como la intervención médica. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Prevención Hasta tanto no se sepa más acerca de las causas de la chupadura de los ijares, la prevención sigue siendo un objetivo engañoso. Como quiera que esta conducta se manifiesta con mayor frecuencia en los dobermann, los perros afectos no se deben usar en los programas de reproducción.

Caso práctico: Dobermann “Bart” Bart, un perro de raza Dobermann macho entero de 2 años, fue presentado a consulta porque se chupaba la piel en la zona del ijar. El problema se había iniciado 6 meses antes y se presentaba muy frecuentemente al principio de la tarde. La dueña estaba preocupada porque alguna molestia local estaba causando la conducta y hablaba suavemente al perro cuando examinaba la piel de la zona que estaba siendo chupada. Los diagnósticos diferenciales incluyeron la chupadura de los ijares, la demodicosis, la dermatofitosis y la reacción por cuerpos extraños (que incluía el granuloma del sitio de inyección). Los raspados de piel y el cultivo fúngico fueron ambos negativos. Se decidió que el problema se abordaría de acuerdo con una base conductual y que se efectuaría el trabajo diagnostico si este enfoque no resolvía la situación. Se adaptó un collar isabelino a Bart para evitar que se chupase cuando la dueña no podía observarlo ni corregirlo. Cada vez que tenía que dejar al perro solo, le era ofrecido un juguete de hilo dental recubierto con una cantidad insignificante de mantequilla de cacahuete, y un juguete de caucho con un trozo de carne escondido en el interior. La dueña inició un programa de ejercicio intenso con el perro inmediatamente antes de la hora en la que solía tener lugar la chupadura. Se dijo a la dueña que no dijese nada a Bart cuando lo viese chupando. Se dieron a la dueña instrucciones de que siempre que el perro empezase a chupar diese un silbido para distraerle, que esperase 10 o más segundos (pero antes de que se reanudase la chupadura) y que después jugase con él, que revisase la obediencia o que lo llevase a dar un largo paseo. Bart mejoró notablemente pero la dueña informó de que siempre que ella era poco exigente en el programa de ejercicio, el problema empezaba a presentarse de nuevo. Dadas las opciones de otras pruebas y de las terapias farmacológicas, ella eligió perseverar y comprobar que Bart recibía el ejercicio que al parecer necesitaba. La persecución de la cola.

La persecución compulsiva de la cola no es una conducta frecuente en los perros, cuya causa se desconoce. Ha sido descrita de formas distintas como una conducta episódica subepiléptica, un trastorno neuropatológico, una psicosis, un trastorno compulsivo mediado por opioides y como una conducta de desviación. También ha sido referida después de traumatismos físicos, después de una intervención quirúrgica o después de una dolencia médica. Algunos casos como los que se

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observan en los bull terrier, pueden manifestar una conducta más intensa de giro o torneo que puede ser resistente a las técnicas de modificación de la conducta. En los bull terriers han sido referidos otros problemas de conducta concomitante, por ejemplo, la agresión. En algunos casos, el problema puede haber empezado como una conducta de juego que fue condicionada por el dueño.

Diagnóstico y pronóstico.

El diagnóstico se basa en los hallazgos de un perro con una conducta de persecución de la cola y en el hecho de no existir indicio alguno de un problema médico. La base de datos mínima debe estar integrada por un recuento en sangre completa, un perfil bioquímico, un análisis de orina, una evaluación fecal y, cuando sea posible, un electroencefalograma (EEG). La cola debe ser evaluada cuidadosamente en cuanto a indicios de penetración de cuerpos extraños, de traumatismos o de inflamación. Cualquier desviación de la cola o cualquier dolor a la palpación son buenos motivos para pensar en los estudios radiológicos. El pronóstico es favorable por lo que se refiere a aquellas conductas que han sido reforzadas y condicionadas pero, por otra parte, será de reservado a desfavorable, a no ser que se pueda encontrar un fármaco que resuelva el problema. Manual de Modificación de Conducta Canina

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Tratamiento.

El tratamiento de este problema se debe basar en el tratamiento de las posibles causas del mismo y de los factores que coadyuvan en él. La conducta de persecución de la cola que ha sido reforzada sin querer puede ser tratada suprimiendo toda la atención y todas las recompensas cuando se inicia la conducta. La interrupción de la conducta con distracción, con dispositivos aversivos, o con un dogal y una correa, también podría tener éxito. La identificación de aquellos estímulos que originan la conducta y, bien la evitación de estos estímulos, bien la desensibilización y el condicionamiento inverso del perro a estos estímulos, también podrían ser eficaces.

Cuando la conducta no puede ser interrumpida, cuando se presenta separada de los estímulos específicos, o cuando los estímulos específicos no pueden ser eludidos o controlados mediante la desensibilización o mediante el condicionamiento inverso, es probable que sea necesaria la terapia farmacológica. Los trastornos compulsivos pueden responder al tratamiento con los fármacos clomipramina, fluoxetina, amitriptilina o doxepina, asociados con las técnicas de la modificación conductual. La amputación de la cola rara vez resuelve el problema. En la mayoría de los casos idiopáticos, parece ser que algunos de los regímenes de tratamiento tendrán éxito en algunos casos y fracasarán en otros. Cada caso debe ser evaluado y tratado individualmente. Prevención. Hasta tanto no se conozca mejor la causa de la persecución compulsiva de la cola, no se dispondrá de métodos definidos para prevenirla. Se debe informar a los dueño acerca

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de como coadyuvan la atención y las recompensas en los problemas de conducta, a fin de que estos factores puedan ser eludidos. También podrían ser útiles la selección apropiada y el uso de distracción y de agentes para interrumpir el problema. Puesto que parece ser que existe cierta predisposición de raza, al menos por lo que se refiere a los bull terriers, es posible que en el problema exista un componente genético. Por tanto, los perros afectados y sus hermanos no deben ser usados en los programas de reproducción.

Caso práctico: Lhasa Apso “Rocky” Rocky, era un perro de raza Lhasa Apso, macho castrado de 3 años que ladraba sin cesar y perseguía su cola siempre que el dueño entraba en la casa. Como quiera que el problema había empezado hacía más o menos un año en una ocasión en la que Rocky tenía una pausa en el adiestramiento doméstico y durante varias semanas estaba armando jaleo, el dueño castigaba con frecuencia a Rocky cuando llegaba a la casa y se la encontraba hecha un desorden. El perro empezaba por acercarse al dueño, a continuación retrocedía y corría dando vueltas a la vez que ladraba. Los dueños admitieron que al principio habían encontrado “cómica” y “graciosa” la persecución de la cola y que habían estimulado la conducta. Cuando la conducta llegó a ser incesante, entonces el dueño intentó tranquilizar a Rocky acariciándolo o levantándolo en brazos, pero hacía poco que para refrenar la conducta había recurrido a dar de comer a Rocky tan pronto como se iniciaba aquella. El ladrido y la persecución de la cola aparecieron al principio como consecuencia de la ansiedad. El perro estaba comprometido en un conflicto de evitación del acercamiento,

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deseando saludar al dueño, pero tenía miedo de que fuese castigado. La cortesía del dueño premió la conducta y se convirtió en una respuesta condicionada. Se recomendó un refuerzo de las órdenes básicas de obediencia y una sesión en la escuela de obediencia para conseguir más control sobre Rocky. Se sugirió la interrupción de la conducta con un dispositivo de sobresalto y, con tal de que el perro respondiese dejando de ladrar y de dar vueltas, el dueño recompensaba a Rocky con un obsequio predilecto tal como un trozo de hígado liofilizado. Entre tanto, se aconsejó a los dueños que ignorasen totalmente a Rocky con ocasión de las llegadas a casa hasta tanto no se tranquilizase. Después de unas cuantas semanas de éxito con el adiestramiento de obediencia, los dueños empezaron a aplicar las técnicas de reeducación. Al principio, cuando ellos entraban en casa, se arrojaba al suelo una lata que hacía ruido pero aunque Rocky era disuadido durante unos pocos segundos, no respondía a la señal de orden y recompensa, de modo que pronto se habituó a la lata que hacia ruido. Por esta razón, se aconsejó a los dueños que probasen entrar en la casa por la puerta lateral (lo que proporcionaría una serie de señales ligeramente diferentes) y a Rocky le fue acoplado un collar antiladrido de spray de citronela. Tan pronto como entraba el dueño y empezaba el ladrido, el collar antiladrido se activaba, por lo que Rocky sacudía la cabeza y retrocedía. Aunque el collar no ejercía un efecto directo sobre el hábito de dar vueltas, de hecho interrumpía ambas conductas. A continuación el dueño llamaba a Rocky para que acudiese y se sentase y para darle una recompensa de alimento y de aquí que las conductas condicionadas de ladrar y de dar vueltas fuesen dominadas definitivamente. Los dueños decidieron dejar puesto el collar impregnado con esencia de citronela siempre que ellos estaban fuera y sabían que era suprimido todo el ladrido (tanto el tipo de ladrido que molestaba a los vecinos como también el ladrido territorial) mientras Rocky estuviese llevando el collar.

Trastornos compulsivos y estereotípicos diversos.

Existen otros varios problemas que han sido descritos en los perros que podrían aparecer en situaciones de conflicto, de ansiedad o de estrés. Por tanto, es posible que estas conductas lleguen a ser más frecuentes o repetitivas y que sean iniciadas por otros muchos estímulos que no estaban relacionados con el conflicto originario o con la conducta de desviación. En los perros, estos problemas, podrían incluir las conductas de andar sin cesar, de dar vueltas, de excavar, de masticar fantasmas, el ladrido continuo o rítmico, las conductas de atrapar moscas o de perseguir objetos invisibles, de quedarse completamente inmóvil y de mirar fijamente, de chupar, de lamer o de masticar los objetos (o los dueños) y otras formas de automutilación, pueden ser todas ellas, manifestaciones de desviación o de trastornos compulsivos. En cada caso, es esencial diagnosticar, descartar o tratar cualquier enfermedad médica que pueda coadyuvar en el problema. Además, podrían aparecer problemas Manual de Modificación de Conducta Canina

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médicos como consecuencia de las conductas de masticar, de excavar o de chupar y de aquí que estos problemas tengan que ser tratados como parte de la terapia. Si el problema persiste después de que todos los problemas médicos han sido diagnosticados, tratados, o descartados, también pueden estar indicadas la modificación conductual, la manipulación ambiental y la terapia farmacológica.

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TEMA 11

“PROBLEMAS DE LA CONDUCTA EN ANIMALES GERIATRICOS”

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PROBLEMAS DE LA CONDUCTA EN ANIMALES GERIATRICOS Distribución de los casos de conducta.

Los exámenes de los casos de conducta en centros a los que son enviados los perros geriátricos indican que la causa principal de su envío es la agresión seguida del ensuciamiento de la vivienda, del espíritu de destrucción, de la excitabilidad, de la ansiedad por separación, de la vocalización excesiva y de la sumisión. Aproximadamente el 6% de los casos enviados para realizar estos estudios eran animales que tenían una edad de más de 9 años. Aunque los casos de agresión no eran raros en los perros geriátricos, en los casos remitidos hubo un aumento relativo de las fobias y de la ansiedad por separación (que incluye la vocalización, el espíritu de destrucción y el ensuciamiento de la vivienda). Es importante advertir que el número de casos observados en perros geriátricos es relativamente reducido. En los perros, solo 62 casos de un total de 1094 enviados, o aproximadamente el 6% de todos los casos enviados, correspondió a animales que tenían una edad de más de 9 años.

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Puesto que los problemas de conducta son debidos a influencias genéticas, asociadas con las influencias del adiestramiento, del ambiente y de la socialización precoz, no resulta sorprendente que la mayoría de los problemas de la conducta canina aparezcan durante los primeros años de vida del perro. Como quiera que con el tiempo los perros alcanzan la madurez (de los 2 a los 3 años de edad) desde el punto de vista conductual, es probable que la mayoría de los dueños puedan haber identificado los problemas importantes y se hayan ocupado de los mismos tratándolos, resolviéndolos o aprendiendo a vivir con el problema, o que hayan eliminado de la casa al perro. Los problemas que aparecen a una edad más avanzada también pueden ser debidos a cambios ambientales, pero cuando en el ambiente de los animales de compañía ha habido poco cambio o ninguno, las enfermedades médicas relacionadas con la edad y con la decadencia cognoscitiva deben ser tenidas muy en cuenta.

AGRESION HACIA LAS PERSONAS. La agresión de la dominación canina se manifiesta muy frecuentemente desde los 2 a los 3 años de edad, de modo que es de esperar una disminución de los envíos por agresión de la dominación (la causa más frecuente de los envíos por agresión canina en conjunto). Por tanto, es algún tanto sorprendente que en los perros geriátricos todavía se observe un número considerable de casos de agresión de la dominación. Algunos de estos perros mostraron aspectos posesivos de agresión, de modo que si el problema está apareciendo nuevamente y no existen cambios identificables en la vivienda, las enfermedades médicas que influyen en el apetito, en la movilidad, en la función sensorial o en el estado hormonal, y las enfermedades médicas que conducen a un aumento del dolor o de la irritabilidad, podrían contribuir a aumentar la agresión. Algunos casos agresivos con los perros geriátricos fueron enviados por causa del miedo o de la ansiedad asociados con un niño pequeño que da sus primeros pasos o con un nuevo bebé en la vivienda. Manual de Modificación de Conducta Canina

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AGRESION INTRAESPECIFICA. La introducción de un nuevo perro, los cambios en la vivienda y los cambios físicos o conductuales relacionados con el envejecimiento pueden acabar en agresión intraespecífica. Cambios tales como la disfunción sensorial, la disminución de la movilidad, el aumento del dolor y de la irritabilidad, y la disminución cognoscitiva pueden influir en la manera con la que el perro interacciona con otros individuos de su misma especie.

En los perros, el perro más joven puede empezar a desafiar al perro más viejo dominante cuando este último es incapaz de mantener su posición dominante. En ese caso, es posible que los dueños empeoren la situación apoyando al perro más viejo o acudiendo en su ayuda en vez de permitir que se cree la nueva jerarquía.

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VOCALIZACION EXCESIVA.

Los perros que se hacen viejos pueden ser especialmente sensibles al estrés, de modo que los cambios ambientales o los problemas médicos que inducen el aumento de la ansiedad pueden desencadenar una diversidad de problemas de conducta tales como el espíritu de destrucción, la vocalización por dolor, el ensuciamiento de la vivienda y los trastornos compulsivos. Algunos de los casos de vocalización excesiva en los perros más viejos son un componente de la ansiedad de la separación, mientras que otros están relacionados con un aumento de la ansiedad y de la vocalización durante la noche. En los perros más viejos, la disfunción sensorial (especialmente la disfunción auditiva), la disfunción cognoscitiva relacionada con la edad, la patología del SNC, y las enfermedades médicas relacionadas con la edad pueden contribuir a aumentar la vocalización.

ANSIEDAD POR SEPARACION.

Tal vez los perros más viejos sean más reacios que los perros más jóvenes a los cambios en su horario o en su vivienda. Los déficits sensoriales pueden motivar numerosos cambios de conducta y pueden influir en el nivel de ansiedad del perro, especialmente cuando a éste se le deja solo. Las fobias relacionadas con los ruidos también pueden coadyuvar en la ansiedad de la partida.

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ENSUCIAMIENTO DE LA VIVIENDA.

En los perros más viejos, algunos de los problemas de ensuciamiento de la vivienda son debidos a la ansiedad de la separación. La eliminación durante la ausencia del dueño, seguida del castigo del dueño al llegar a casa agravaría más la ansiedad del perro. Es posible que todo cambie en el ambiente o en el horario de un perro y también coadyuve en el ensuciamiento de la vivienda o en las conductas de marcación. Las enfermedades médicas que aumentan la frecuencia de la eliminación o que causan una disminución del control también pueden ser factores coadyuvantes. La disfunción sensorial, las enfermedades que influyen en la movilidad, la decadencia cognoscitiva relacionada con la edad, y algunas formas de patología neurológica también pueden acabar en ensuciamiento de la vivienda.

CONDUCTA DESTRUCTIVA.

La mayoría de los casos de espíritu de destrucción canino se observan como un componente de la ansiedad de la separación.

INSOMNIO/DESPERTAR NOCTURNOS. Los perros que están desvelados o que no duermen durante la noche deben ser evaluados cuidadosamente en cuanto a problemas médicos que podrían inducir una mayor frecuencia de la eliminación, del insomnio o del malestar. Los cambios sensoriales pueden influir en la profundidad del sueño del perro. Con la edad, también pueden estar alterados los ciclos sueño-vigilia y puede estar disminuido el sueño REM. Manual de Modificación de Conducta Canina

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FOBIAS A LOS RUIDOS.

Algunas enfermedades médicas relacionadas con la edad podrían causar fobias caninas a los ruidos, o coadyuvar en fobias de este tipo, tales como la disfunción sensorial, las enfermedades médicas que provocan un aumento de la irritabilidad y de la inquietud, la disfunción cognoscitiva y otros efectos del envejecimiento o patológicos en el cerebro o en sus neurotransmisores. Con el tiempo, estos cambios muy iguales (por ej.: pérdida acusada de la audición o de la vista) podrían ayudar a mejorar estos problemas. El locus ceruleus y su neurotransmisor noradrenalina son esenciales en la génesis del miedo y del pánico (Schull, 1991), de modo que los cambios relacionados con la edad que afectan al sistema límbico, al locus ceruleus y a sus niveles de noradrenalina, pueden mejorar o agravar las respuestas miedosas o fóbicas. Otra reflexión es que algunos ruidos estrepitosos son sumamente intermitentes (por ej.: el trueno y los fuegos artificiales), de modo que es posible que en la conducta exista un componente del aprendizaje prolongado. Dicho de otro modo, con el transcurso de los años los dueños prestan atención intermitente al perro miedoso por lo que el problema va en aumento poco a poco.

CONDUCTAS EXCITABLES.

SUMISAS

Y

CONDUCTAS

MANIFIESTAMENTE

Puesto que estas conductas aparecerían a una edad mucho más joven, es probable que los dueños las hayan corregido o que hayan aprendido a vivir con ellas (o a renunciar al perro) mucho antes de que el animal de compañía cumpliese la edad de 9 años.

CONDUCTAS COMPULSIVAS Y CONDUCTAS ESTEREOTIPADAS.

Las conductas compulsivas y las conductas estereotípicas abarcan un amplio espectro de conductas con numerosos factores causativos. Aunque en estos problemas con frecuencia existe un componente genético, para desencadenarlos son necesarios el conflicto, el estrés o los estímulos o las situaciones que producen ansiedad. Para que las conductas se vuelvan compulsivas, pueden hacer falta espacios de tiempo variables y varias exposiciones a los estímulos. En el perro que está envejeciendo, las enfermedades médicas, la patología del SNC, y los cambios en los neurotransmisores pueden también coadyuvar en el problema.

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REFLEXIONES DIAGNOSTICAS Aunque un caso de conducta puede ser presentado al modificador de conducta a una edad más avanzada, la edad del comienzo del problema, puede ser muy anterior. En algunos casos, quizá debido a los cambios de la intensidad o de la frecuencia del problema, o a los cambios en la vivienda que imposibilitan vivir con el problema durante algún tiempo más, el problema de conducta puede haber empezado a una edad relativamente joven. Por tanto, una parte decisiva de la obtención de la historia clínica consiste en determinar la edad a la que empezó a aparecer el problema y, si existe desde hace mucho tiempo, por qué los dueños han esperado hasta este momento para recabar asistencia.

HISTORIA CLINICA. La confección de la historia clínica es uno de los aspectos más importantes del diagnóstico de los problemas de conducta. En los perros más viejos con un problema de comienzo reciente, la historia médica y conductual que empieza inmediatamente antes y en el momento del comienzo es con frecuencia la clave para diferenciar un problema primario de conducta de los relacionados con enfermedades médicas. Examinar las situaciones/los cambios que podrían indicar una causa conductual asociada con cambios ambientales en torno al momento del comienzo del problema. Examinar las situaciones/las respuestas que podrían estar manteniendo o reforzando el problema. Identificar las posibles enfermedades genéticas y médicas relacionadas con la edad del comienzo del problema. Identificar cualesquiera cambios en la eliminación, en la conducta, en el apetito, en la movilidad, etc., que podrían estar relacionados con posibles causas médicas.

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EXAMEN FISICO. Aunque en cada caso de conducta es necesario en examen físico patrón, en el perro geriátrico también pueden ser necesarios un examen neurológico y una evaluación sensorial. Esto tiene especial importancia cuando el perro se ha comportado bien anteriormente y no existe causa ambiental alguna del problema fácilmente identificable. En cada problema de conducta, es esencial determinar que sistemas del organismo podrían estar afectados a fin de que, en aquellos casos en los que esté indicado, se pueda llevar a cabo una evaluación en más profundidad.

EFECTOS DE LA EDAD SOBRE LA CONDUCTA. Prácticamente, el envejecimiento puede causar efecto sobre todos los sistemas del organismo y éstos, a su vez, pueden causar efecto directa o indirectamente sobre la conducta del perro. Los cambios del envejecimiento general son progresivos e irreversibles. La enfermedad, el estrés, la alimentación, el ejercicio, la genética y el ambiente son factores que, todos ellos, desempeñan un papel en el proceso de envejecimiento. Los animales más viejos rara vez tienen una enfermedad o una disfunción que afecte a un solo sistema orgánico. Antes bien, es el efecto asociado o interactivo de la enfermedad de varios órganos el que influye en el estado general de salud y en la conducta del perro geriátrico.

DISFUNCION COGNOSCITIVA Y DEMENCIA SENIL EN PERROS. Generalmente se cree que, lo mismo que en las personas, la capacidad cognoscitiva de un perro disminuye con la edad. Cuando no existe ninguna causa física de la disfunción cognoscitiva, el diagnóstico generalmente exige la presencia de uno o más de los siguientes cambios conductuales: disminución de la reacción a los estímulos, confusión, desorientación, incontinencia, disminución de la interacción con los dueños, aumento de la irritabilidad, lentitud para obedecer las órdenes, alteraciones en el ciclo sueño-vigilia, disminución de la capacidad de respuesta a la percepción sensorial y problemas que ponen en práctica conductas aprendidas anteriormente tales como el adiestramiento doméstico . En el caso de que estos cambios progresen hasta un punto en el que el perro ya no es capaz de comportarse como un animal de compañía, la enfermedad puede ser compatible con la demencia senil.

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En los perros, la senilidad con frecuencia va acompañada de algunas de las mismas lesiones neuropatológicas y de las mismos cambios en los neurotransmisores que se observan en las personas con Alzheimer y en las personas con demencia senil.

Tratamiento de los problemas de conducta de comienzo geriátrico. Las pautas del tratamiento son: Diagnóstico: determinar si existe alguna patología subyacente y tratarla en los casos en los que sea posible. Determinar los estímulos que incitan o refuerzan el problema y eliminarlos o modificarlos en los casos que sea aplicable. Puede ser necesaria la modificación ambiental del entorno como consecuencia de los cambios en la salud médica, en la movilidad y en el nivel de la disfunción cognoscitiva del perro (por ej.: puertas para perros, encierro). Modificación de la conducta: premios, castigo, condicionamiento inverso, desensibilización, inundación. Es posible que las técnicas y las aplicaciones tengan que ser modificadas. Terapia farmacológica/médica: aunque es posible que los fármacos sean necesarios o estén indicados en diversos problemas médicos o conductuales en los perros geriátricos, antes de administrar fármacos a estos perros se debe tener un cuidado extraordinario. El metabolismo, la excreción y el grado de toxicidad de los fármacos pueden resultar afectados notablemente por la salud médica del perro.

Tratamiento del ensuciamiento de la vivienda. En muchos casos, el perro geriátrico necesitará salir al exterior con mayor frecuencia. Puede haber una disminución de la capacidad de la vejiga urinaria debida a la obesidad, a la disminución de su elasticidad o al agrandamiento de la próstata.

Esta disminución de la capacidad de la vejiga urinaria puede aumentar la necesidad de evacuar más frecuentemente. La poliuria debida a diversos problemas médicos que se Manual de Modificación de Conducta Canina

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observa en los perros puede acrecentar el volumen de la orina producida y aumentar la necesidad de evacuar más frecuentemente. La frecuencia de la defecación puede aumentar cuando el perro con exceso de peso es cambiado a una dieta rica en fibra. Si los dueños no son capaces de modificar su horario para adaptarse a la necesidad del perro de salir al exterior más frecuentemente, pueden ser necesarios una puerta para perros o el adiestramiento al papel. Problemas musculoesqueléticos tales como la debilidad, la atrofia muscular y la artritis, pueden dificultar que el perro salga al exterior para eliminar. Cuando al perro le resulta penoso subir o bajar escaleras para eliminar, puede optar por remediar el malestar y eliminar en zonas idóneas pero no inadecuadas. Deben coadyuvar, la medicación para controlar el dolor, las alfombras de pasillo sobre las escaleras para tracción y el control de la obesidad. El tratamiento conductual específico en el perro que ensucia la vivienda supone acompañar al perro al exterior con la mayor frecuencia posible a fin de que pueda ser reforzada la eliminación en un sitio deseado, vigilancia constante/encierro y un horario de comidas regulares. El castigo debe ser revisado ya que con frecuencia los dueños castigan con rigurosidad excesiva o demasiado tarde después de la manifestación de la conducta. Todo lo más, es admisible una reprensión ligera hecha durante la manifestación de la conducta incorrecta. El castigo severo o retardado puede empeorar el problema.

ESTRÉS AMBIENTAL/SOCIAL. El perro geriátrico es menos capaz de estresarse al manipularlo. Cualquier situación estresante de importancia tiene la posibilidad de desencadenar anorexia, conductas destructivas, vocalización excesiva, ensuciamiento de la vivienda, conductas de desviación y una conducta estereotípica. Los cambios en la cantidad de tiempo que el dueño pasa con el perro o los cambios de horario del dueño pueden ser muy perturbadores. En el estudio de Chapman y Void (1990) realizado en perros geriátricos enviados por problemas de conducta, la ansiedad por separación fue la causa más frecuente de la conducta destructiva y de la vocalización excesiva. Ha sido descrito el tratamiento de la ansiedad por separación que implica la modificación de la forma con la que el dueño interacciona con el perro, de modo que no siempre le presta atención cuando el animal lo solicita, acostumbrándole poco a poco a sus ausencias y, en algunos casos, a la medicación. Una vez ha sido estudiada la causa subyacente, resulta útil premiar el juego con juguetes cuando el dueño está presente y darle juguetes atados a un alimento en el momento de marchar. Los sprays de sabor aversivo se pueden usar en objetos situados cerca de la casa para enseñarle al perro a no masticarlos.

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Los viajes largos y el hospedaje probablemente se deban limitar o se deben estudiar cuidadosamente. Si se prevén cambios importantes en la vida del perro, se debe tener cierto cuidado en acostumbrar poco a poco a éstos. Si son inevitables cambios repentinos importantes y el perro responde muy ansiosamente, la medicación puede ser útil. Pueden ser útiles los antidepresivos tricíclicos, por ejemplo la amitriptilina, o ansiolíticos tales como el clorazepato o la buspirona. Se deben adoptar las precauciones apropiadas basadas en la salud física del perro.

AGRESION.

Los problemas médicos, físicos y neurológicos que aparecen pueden coadyuvar en problemas de conducta tales como la agresión. Estos problemas rara vez causan directamente una conducta anómala o indeseable. Sin embargo, con frecuencia sirven para impulsar al perro más allá de un determinado umbral de modo que la agresión se manifiesta en situaciones en las que anteriormente no apareció. En todos los perros agresivos es importante descartar la enfermedad dolorosa subyacente. En los perros geriátricos se presentan con frecuencia la artritis y la enfermedad dental y de aquí que deban ser tenidas en cuenta cuando aparecen problemas de agresión. La aparición de un problema de agresión también puede estar relacionada con el desarrollo de deficiencias sensoriales. Los perros que tienen miedo a las personas generalmente aprenden a eludirlas sencillamente alejándose. El perro que pierde su capacidad para oír o para ver a alguien que se acerca, es más probable que se perturbe y que manifieste una agresión defensiva o miedosa. Una vez que el dueño se da cuenta de que el perro está perdiendo su capacidad auditiva, se le pueden enseñar las señales hechas con las manos asociando determinados movimientos de las mismas con órdenes de obediencia. Siempre se debe aconsejar a las Manual de Modificación de Conducta Canina

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visitas con respecto a cómo acercarse al perro con deficiencias sensoriales. En algunos casos, puede ser sensato simplemente encerrar al perro en una zona segura y tranquila cuando las visitas permanecen en la casa. Las enfermedades del SNC (por ej.: los tumores cerebrales), la decadencia cognoscitiva, y los efectos tanto de la edad como de la enfermedad en el sistema endocrino y los cambios hormonales resultantes, también pueden contribuir a aumentar la agresión. Los trastornos vasculares cerebrales son inculpados con frecuencia del aparente comienzo súbito de la agresión, pero son relativamente raros en los perros. La importancia de descartar o de tratar los problemas médicos no puede ser subrayada lo suficientemente. El hecho de no tratar estos problemas probablemente impedirá resolver con éxito el problema de la agresión. El tratamiento de la agresión por miedo implica la desensibilización y el condicionamiento inverso. Los dueños de perros dominantes necesitan crear un papel dominante para ellos mismos con respecto al perro. Esto implica el adiestramiento de obediencia, el control de los recursos, el condicionamiento inverso y los ejercicios de desensibilización.

PROBLEMAS SOCIALES INTRAESPECIFICOS. A medida que el perro de la familia envejece, en la familia se pueden dar dos tipos de problemas sociales con otros perros. Estos incluyen problemas relacionados con la incorporación de un cachorro a la casa y problemas de jerarquía que implican a otros perros adultos de la casa. La mayoría de los cachorros rebosan energía y se comprometen en una cantidad considerable de juego asertivo que implica la persecución, el ataque y la mordedura. Si el perro geriátrico es lo suficientemente fuerte y tiene la socialización canina adecuada, generalmente se valdrá de amenazas y mordiscos inhibidos para controlar al cachorro.

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Si el perro adulto es débil, pasivo o miedoso, es posible que retroceda y que se esconda. Algunos perros se volverán excepcionalmente ansiosos por tener un cachorro joven y activo en la casa. Esta ansiedad puede acabar en anorexia, ensuciamiento de la vivienda, vocalización excesiva o en problemas destructivos.

Cuando el perro geriátrico parece estar abrumado por el cachorro joven, ambos deben ser separados siempre que el dueño no esté cerca para vigilar. Antes de permitir que el cachorro y el perro geriátrico interaccionen, el dueño debe proporcionar el juego o el ejercicio suficientes para cansar al cachorro. Esto contribuirá a garantizar unas interacciones deseables. El dueño debe premiar todo juego apacible. El ruido de un juguete chirriante puede contribuir a distraer al cachorro para que no se comprometa en los ataques del juego. Una traílla larga en el cachorro puede servir para controlarlo y para aplicar una corrección ligera. Un dogal de cabeza y una traílla pueden ser muy útiles para el control. Alguna que otra vez, un chorro oportuno de un fusil de agua o un juguete lanzado cerca del cachorro, proporcionarán la distracción necesaria para detener o para impedir el juego bronco. A veces aparece agresión entre dos perros adultos que han vivido juntos durante años cuando el perro más viejo dominante se vuelve más débil y menos asertivo. El perro más joven puede desafiar al perro más viejo en situaciones competitivas o sociales. Estas pueden incluir la solicitud de atención por parte del dueño, la salutación a las visitas, la exhibición de manifestaciones territoriales, y la defensa del alimento o de los juguetes. Los dueños pueden empeorar la situación al intentar proteger y mantener la actitud dominante del perro más viejo. Teóricamente, el dueño debe mantener un papel dominante con respecto al perro más joven permitiéndole que coja lo que desee, por ejemplo siendo el primero en recibir los obsequios y la atención del dueño, las zonas deseadas para dormir, etc. Pero, en realidad, es muy difícil que la mayoría de los dueños obliguen al perro más viejo a acatar a un perro más joven que ha sido un miembro de la familia durante un periodo de tiempo más corto. Otra solución es que los dueños reafirmen el papel dominante de la familia con respecto a ambos perros. Las órdenes de obediencia deben ser enseñadas o revisadas. Después, se debe enseñar a ambos perros a que los dueños tengan el control total sobre Manual de Modificación de Conducta Canina

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cualquier cosa que los perros deseen. El dueño puede conseguir esto exigiendo una respuesta a una orden antes de que cualquiera de los dos perros reciba alguna cosa (alimento, obsequios, juego, un paseo al aire libre y, especialmente, atención social).

Siempre que los perros empiecen a acercarse al dueño, a un invitado, a la puerta principal o a la escudilla del alimento, se debe ordenar a ambos que permanezcan quietos y, después, deben ser liberados a un tiempo. La orden mediante la cual los perros son liberados debe ser diferente cada vez. La creación de un papel dominante enérgico para los dueños tiende a reducir la tensión agresiva entre los perros. En algunos casos, los bozales o los dogales de cabeza pueden ser necesarios tanto para el control como para la seguridad.

VIGILIA NOCTURNA: VOCALIZACION EXCESIVA. Normalmente, los perros duermen durante ciclos cortos día y noche, de modo que aún aquellos perros que están tranquilos durante la noche, no necesariamente están durmiendo todo el tiempo. La decadencia cognoscitiva relacionada con la edad, la decadencia sensorial y una diversidad de enfermedades médicas (especialmente las que influyen en la frecuencia y el control de la eliminación) pueden coadyuvar en el desasosiego del sueño, en el aumento del malestar, en el aumento de la vocalización y en las conductas manifiestamente exigentes (más que en la disminución del sueño). La disfunción endocrina, por ejemplo, el hiperadrenocorticismo, la diabetes mellitus, el hipotiroidismo y el hipertiroidismo, pueden causar el aumento del desasosiego durante la noche y el aumento de la vocalización por diversas causas que incluyen la poliuria, la polidipsia, la polifagia, un aumento del jadeo, o los cambios en la capacidad termorreguladora.

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Pueden resultar útiles, el diagnóstico y el tratamiento del problema médico subyacente, la modificación del programa de eliminación del perro, la provisión de ejercicio suficiente durante el día y a primera hora de la noche y de períodos de atención, y la terapia farmacológica conductual con benzodiacepinas, con antidepresivos tricíclicos o con l-deprenil (si es de esperar disfunción cognoscitiva).

Tratamiento de la disfunción cognoscitiva. Los problemas debidos al deterioro de la función mental, como la dificultad para identificar sitios o personas conocidos, la vocalización excesiva, la desorientación espacial, el hábito de andar sin cesar, los cambios en el ciclo sueño-vigilia y el ensuciamiento de la vivienda que es recalcitrante a las técnicas del tratamiento convencional, son muy frustrantes para el dueño. En la mayoría de los casos, el tratamiento es la única forma de reducir el impacto de estos problemas aunque, según se mencionó antes, el l-deprenil y tal vez la nicergolina mantienen cierta esperanza. Tradicionalmente, el tratamiento de la disfunción cognoscitiva ha sido un tratamiento paliativo que implica cambios en el manejo, modificación del entorno del perro y vigilancia de la crianza. Medidas preventivas tales como la provisión de una cantidad constante y moderada de estimulación mental y de ejercicio al perro geriátrico, pueden ayudar. Los dueños deben revisar las órdenes de obediencia y las estratagemas en el perro y también deben mantenerle ocupado frecuentemente en juegos sencillos.

Caso práctico: Beagle “Jody”. Jody era una perra ovariohisterectomizada cruce de beagle de 13 años de 6 kg de peso que había empezado a despertar a los dueños todas las noches al andar y vocalizar. Tradicionalmente Jody dormía en el suelo del dormitorio y cuando el problema se inició por primera vez los dueños intentaron dejar a Jody fuera del dormitorio con la puerta cerrada. Esta solo emitió una vocalización en tono más bajo y también escarbó y arañó en la puerta. Los dueños intentaron sacar a Jody al aire libre para que eliminase pero lo único que hacía la perra era esperar en la parte exterior de la puerta para que se le permitiese entrar de nuevo. La evaluación médica, las pruebas de laboratorio de rutina y el examen físico no revelaron anomalías importantes, a no ser un aumento moderado de la fosfatasa alcalina del suero. En consideración a un posible diagnóstico de hiperadrenocorticismo, se realizaron nuevas investigaciones. Los resultados de una prueba de supresión con dexametasona a una dosis baja fueron confusos pero no hubo aumento de la ingesta de agua. En este momento, no se pudo confirmar el diagnóstico de hiperadrenocorticismo. Durante el día no había aumento aparente de la frecuencia de la eliminación y, no obstante, los dueños no observaron otros cambios visibles a no ser una disminución del grado de reacción a las órdenes enseñadas anteriormente. Los dueños también consideraron que había una disminución de la capacidad auditiva aunque se podía conseguir distraer a la perra con un dispositivo ultrasónico.

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Si bien no se pudieron identificar las causas concretas de la vigilia nocturna y del desasosiego, se supuso que la disminución de la capacidad auditiva y, tal vez, la decadencia cognoscitiva relacionada con la edad, tenían algo que ver con el problema. Se dieron instrucciones a los dueños para que proporcionasen más juego, más atención y más ejercicio a última hora de la tarde y a primera hora de la noche y para que intentasen mantener despierta a Jody con juego y con juguetes para masticar durante unas pocas horas antes de la hora de dormir. También les fueron dadas instrucciones para que revisasen el adiestramiento de obediencia incluyendo la ejecución prolongada de órdenes “tumbada-quieta”. Cuando esto no dio resultado, los dueños intentaron trasladar el horario de las comidas y darle a la perra sólo la mitad de la ración a las 8 de la mañana y la otra mitad a las 8 de la tarde. Se dieron instrucciones a los dueños para que, en el caso de Jody se despertase por la noche, no le hiciesen caso o que utilizasen una orden “tumbada-quieta”. Si la perra no respondía a la orden, tenía que ser encerrada en el sótano hasta que se tranquilizara. Aunque se intentó por todo los medios no recurrir a la terapia farmacológica, las técnicas conductuales no consiguieron mejorar el problema. Después, se administró alprazolam a razón de 0,25 mg, para darlo todas las noches antes de la hora de acostarse. Debajo de la almohada del dueño se ocultó un dispositivo ultrasónico para disuadir la conducta en el caso de que se repitiese. Se continuó con el ejercicio, con la comida, con los juguetes para masticar y con el adiestramiento de obediencia de primera hora de la noche. Durante unas cuantas de las primeras noches, Jody durmió durante toda la noche y la tercera noche, cuando Jody despertó y se acercó a la cama, el dueño usó el dispositivo electrónico para disuadir la conducta. Jody retrocedió y después de otro intento (y después de la respuesta al dispositivo) se tumbó y se durmió de nuevo. Transcurrida otra semana, la medicación se redujo en un 50% y después de la segunda semana se suprimió totalmente. El dueño no informó acerca de recidivas.

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