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uerzasueños era un gigante normal, o sea, vivía solo, asustaba a los humanos y
echaba de menos tener amigos con quien hablar. Pero también era un gigante único y especial porque sabía escuchar los sueños. Distinguía, con los ojos cerrados, el canto de los pájaros del valle del de aquellas aves que estaban de paso. Y escuchaba música a todas horas, aunque para eso necesitaba unos auriculares de tamaño extra grande.
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5 Antes de ir a la cama, practicaba unos ejercicios ante el espejo para fortalecer su musculatura craneal. ยกNo es fรกcil mantener las orejas erguidas cuando son dos veces mรกs grandes que tu cabeza!
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Dormía siempre bajo las estrellas, con un pie a cada lado del recinto de murallas. Pero en cuanto cerraba los ojos, el pobre gigante empezaba a oír todo tipo de relatos entrecortados. El lío de imágenes y colores lo desvelaba a menudo a media noche. Poco a poco empezó a darse cuenta que su oído era capaz de escuchar lo que soñaban los humanos.
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8 Más de una vez fue hasta la ciudad para pedir trabajo de escucha-sueños pero, cuando le veían, los humanos corrían a esconderse en las alcantarillas o el andén del metro.
9 “Huyen y se esconden como hormigas estos humanos”, pensaba Fuerzasueños cuando veía que su tamaño asustaba por igual a pequeños y mayores.
10 Fue precisamente uno de esos días que Fuerzasueños salía cabizbajo de la ciudad, que se sentó a descansar sobre un contenedor de basura y le picó la curiosidad el boletín del gremio de zapateros que alguien había dejado olvidado allí. Empezó a ojear la revista y en la última página encontró un anuncio con una foto de un zapato un poco estrambótico donde se leía:
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¿A qué esperas? Si quieres un zapato mágico, tienes que decir bien alto: ¡Cofi-ca-nil ma-eee-dúbol-Sal! ¡Jat! ¡Pen!
12 Fuerzasueños miró a cada lado de la calle antes de gritar: –¡Estoy harto de estar solo! ¡Quiero un zapato mágico! Pero como no pasó nada, pronunció la palabra mágica: –¡Co-fi-ca-nil ma-eee-dúbol-Sal! ¡Jat! ¡Pen!
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14 De repente escuchó una voz aguda que salía del contenedor: –Gracias por despertarme. Me llamo Llibruska. ¡Rescátame, por favor! Me mareo…
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17 Fuerzasueños, emocionado, abrió la tapa del contenedor. Dos ojos dorados lo miraban sin pestañear.
18 –No me puedo creer que esto sea real –dijo Fuerzasueños boquiabierto. –Pues, mientras compruebas que soy de verdad, ¿me puedes sacar de aquí? –pidió Llibruska estirando su nariz telescópica hasta el ombligo del gigante.
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20 Aquella noche, Fuerzasueños y Llibruska no podían apagar la luz: Llibruska le habló de su abuela bibliotecaria, del invierno en San Petersburgo, del recinto de libros prohibidos donde practicaba magia cuando era pequeña; y Fuerzasueños le contó sobre su habilidad como escuchador de sueños, de una ciudad llena de fuego y ladrones, de imágenes de cristales, rayos, rocas y agua, de un perro y un mundo que se movía lento.
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22 Fuerzasueños estaba tan contento de tener con quién hablar que ya no se sentía mal. Desde aquel día, Fuerzasueños se hace pequeño todas las noches y navega con Llibruska por los sueños de todos los humanos que, como él, no quieren hacerse mayores.
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