Vida sin vida. Crónicas sobre víctimas en Colombia.

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“¿Hasta cuándo las víctimas vamos a seguir co

Trabajo desarrollado por alumnos de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Sergio Arboleda, quienes se entrevistaron con las víctimas a través de la Fundación Victímas Visibles , a ellos agradecemos su esfuerzo y dedicación .


ontando la historia entre nosotros mismos?” Con estas palabras de Delis Palacios, Víctima de la masacre de Bojayá, recordamos la necesidad de las víctimas de ser escuchadas; de ser dignificadas y reparadas.


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Muerte a la bestia humana Alejandro Obreg贸n, 1983

Obra pintada a ra铆z del asesinato de Gloria Lara. Una reacci贸n inmediata, llena de dolor y asco lograda con matices rojos y p煤rpuras qu rechaza la violencia.


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La

Bestia

La violencia siempre ha sido fatal y aterradora. Por años alimentó un mar de sangre que fue tinta escarlata de la pluma con que se escribió la historia y siempre terminó en muerte

Como un ladrón en la noche llegó la bestia humana a la capital de la montaña. De esta impresionante y agreste formación rocosa descendió la maldición hecha hombre y a su paso una pincelada de sangre marcó la geografía. Uno por uno cayeron los hombres que encontraron en el arado su bastón y en la tierra su futuro. Orgías de muerte se celebraban continuamente en la capital de la montaña. Por años la guerra se desató sin tregua. Cadáveres se apilaban en las memorias y esa imagen diabólica se apoderó de la voluntad y el aprecio de los habitantes por su tierra. El miedo se hizo viento y la lágrimas cicatrices. Uno por uno los restos de hombres se arrastraron sobre el suelo que un día araron hasWD GHVDSDUHFHU +R\ HQ VXV KRJDUHV HVFDODQ ODV UDPDV GHO ROYLGR \ ÁRrecen pétalos en soledad. Son fortalezas impenetrables vigiladas a la redonda por centinelas que siempre esperan el más ligero de los pasos para germinar entre fragmentos de proyectiles, pólvora negra, tuer-


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Hasta mayo de 2011 el Gobierno de Colombia registró más de 3,7 millones de desplazados. ONG como la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) consideran que la cifra real de desplazados por el conflicto armado desde mediados de los años 80 supera los 5 millones de personas.

cas, tornillos y vidrio triturado; un acto suicida que le arrebata a su invasor las extremidades para llenar con ellas una tumba de restos humanos. Estos hombres cambiaron la vida rural por la necesidad de sobrevivir con su familia. Pero siempre fueron inciertos forasteros en tierras nuevas, condenados a ser perseguidos por la bestia humana. Tras su visita llegaban maldiciones, bombas que cobraban cientos de vidas y dejaban esquirlas de temor en la piel. Fueron recibidos como victimarios tras haber sido víctimas, extraños en una ciudad que los recibió como culpables y los condenó como actores. Las fiestas de bienvenida las protagonizaron índices que señalaban entre susurros, cuestionando su presencia y obligándolos a cerrar las puertas; a vivir sin hacer parte de la sociedad, aunque dentro de ella. Las voces de sus iguales ahogaron las suyas y contra su voluntad los enlistaron en un bando o el contrario, cuando no pertenecían a ninguno. Pero no podían volver a su tierra. Ni el silencio, ni la soledad los acompañan.


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Ni la incertidumbre, ni la duda los entienden. Solo ven cuerpos de espaldas, ciegos por la venda que llevan en sus ojos, ignorantes de la realidad, de su realidad, de la realidad que viven día a día. Así no se puede sobrevivir. Todos los intentos llevan a lo mismo, al rechazo y la incomprensión, a ser invasores en una ciudad que no quiere recibirlos porque llevan la cruz de víctimas tatuada en el rostro. Los persigue la bestia humana, los convierte en una maldición que lleva sequía bajo sus pies y los encierra en muros invisibles imposibles de penetrar, prisioneros de un reino que busca exiliarlos pero no tienen potestad para hacerlo. Miles de hombres, mujeres y niños caen desesperadamente hacia el abismo de la indiferencia cada día. Hace más de 50 años las tinieblas lo dominaron todo y en la actualidad continúa su lucha por recuperar el terreno perdido. En memoria de todas las vidas que se apagaron, almas sobrevivientes luchan constan temente por ser recordadas y que sea restablecida su dignidad. La bestia humana es una amenaza permanente, sostenida; un fantasma dominante, egoísta, que se impone. Se filtra como niebla incontenible que lleva el infierno a donde menos lo esperan, que se abre paso con ráfagas de fuego y encadena almas que pierden la fe tan pronto como la llevan al punto más alto. En un calabozo apocalíptico viven la peor de todas las pesadillas. El encierro los rodea con sus brazos, la incertidumbre carcome sus entrañas y el olvido oxida su esperanza.

El asesinato de Ana Rosa Calderòn Fernando Botero, 1969 Testimonio de las barbaries irracionales del país. Historia de violencia cotidiana extraída de las páginas de suceso de los periódicos.


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el ACNUR respondi贸 favorablemente a la solicitud del Gobierno de Colombia. En junio de 1998 abri贸 una oficina en Bogot谩 con el prop贸sito de contribuir al fortalecimiento de la capacidad nacional de respuesta al problema del desplazamiento.


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Los que quedan también libran su propia lucha. Se convierten en hijos de la injusticia y testigos de cómo cada palabra dicha evoca a la bestia humana, incluso aquellas que se dicen en silencio, que sólo uno puede escuchar mientras siente los latidos del corazón subir por la garganta. La soledad llama a las culpas y los remordimientos infectan la mente, entonces comienzan las preguntas.

"Cuando comencé en la Asociación yo no sabía nada de nada, escasamente trabajar el arado que es lo que siempre he hecho siendo campesina. Hablar me daba vergüenza hasta que me dijo una persona: -me hace el favor y se para ahí y pone su frente en alto porque usted es un ser humano que tiene derechos y dígale a la gente qué es lo que le gustaría que le dieran, para que ellos se sientan identificados con usted”

Violencia Alejandro Obregón, 1962

Obra contundente, rigurosa y clara que muestra el cadáver de una mujer que se funde en el lienzo. Parte de un conjunto de pinturas que protestan conta la incivilidad.


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No hay “ felices para siempre” “


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Por: Daniela A. Franco

Esta no es una historia como otras, tiene de aquí y de allá; aunque desearía que solo fuese un cuento, todo es real. Soy María Nayibe y esta es mi historia. Como todo relato de fantasía este inicia con un poco de amor. Sí, amor de muchos tipos; amor por mi esposo, José Eustacio, mis cinco hijos y mi pueblo, Cambao, la tierra en la que vivía y la que aún quiero. Por ahora debo aclarar que no soy una princesa, no vivo en un castillo ni tengo servidumbre a mis pies, todo lo contrario, soy un poco más Cenicienta. Cada mañana inicio una lucha para conseguir la comida del día y lo de otros gastos porque en esta historia, a diferencia de otras, cada mes, sin falta, debo pagar mil y un cosas; después de todo, cinco hijos no son cosa fácil cuando no eres de la realeza. Como sea, los esfuerzos para esos días de familia y amor no hacían los días menos felices, una caseta bastaba para tener lo necesario. Con esmero mi esposo y yo trabajábamos cada día en aquella caseta desbaratada, nuestro pequeño tesoro, el que anhelábamos, un día, fuera más grande y más dotado de hermosura. Fue una noche cuando el reloj marcaba las 11:20 aproximadamente, en un vaivén de instantes, poco antes de cerrar nuestro negocio, cuando las autodefensas, los monstruos de esta historia, quienes parecieran salidos de la más terrible historia de terror, llegaron al lugar. No sabría decir si fue una fortuna no haber estado en aquel momento, solo sé que mientras yo estaba en mi hogar, junto a mis hijos, sentí el impulso de ir a buscar a José Eustacio;

a pocos pasos de llegar a nuestra caseta vi cuando Chepe, así se hacia llamar uno de los comandantes de este grupo, junto a otros, se lo llevó. pero mis hijos y el temor fueron un motivo más grande en aquel momento, si corría tras ellos, si asumía mi papel de súper héroe de improviso y algo llegara a pasarme, ¿quién estaría con los pequeños? Fue ahí cuando los segundos, los minutos y las horas iniciaron una carrera repentina y parecían acelerarse, mientras yo emprendía una marcha durante toda la noche y algunas horas de la mañana del día siguiente con la esperanza de encontrarlo; con esa sensación que mueve montañas, y con el anhelo de que ese episodio hubiese sido solo un mal momento, algo pasajero que permitiría que al día siguiente despertara con él a mi lado, después de todo quienes se lo llevaron se hacían llamar los guardianes del lugar. Quise buscar ayuda, debo admitirlo; sin embargo, de poco o nada sirvió mi esfuerzo. Busqué a las autoridades de mi pueblo, ¿qué dijeron?...nada, decían que esa no era su jurisdicción, que no podían colaborarme, ¡excusas! Siempre supe que a ellos los amenazaban si se metían en asuntos de las autodefensas. Ellos entonces eran los reyes del pueblo, y hacían con este lo que quisieran, de la misma forma que lo hicieron con mi vida. Bastó un día, quizá menos, para que Chepe se presentara en mi casa, cerca de 20 horas en las que las lágrimas, como si tuvieran alma y vida propia, no dejaron de salir de mis ojos. Al


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De nuevo estaba yo ahí, sin más opción que tomar nuestras maletas, lo poco que pudiésemos llevar entre mis niños y yo para abrir caminos hacia Bogotá, capital de mi país, Colombia, tierra de maravillas innumerables pero también de injusticia e historias como esta.

verlo en la puerta de mi casa mi mente no lograba apartarse del deseo de que mi esposo estuviese bien, aquel no podía ser un día más extraño; esperaba un poco de luz entre tanta sombra, pero Chepe solo me pidió que tuviera fuerza, dijo que ellos ayudarían a encontrarlo, y mi miedo y yo solo nos animábamos a ocultar el hecho de saberlo todo, de haber visto cuando ellos se lo llevaron, y cómo ese día, con tal descaro, venía a decirme esto. Incertidumbre, angustia, ilusión, esperanza… ¿qué más puedo decir? fue un año de todo esto sin tener noticias y al mismo tiempo de compartir siempre en silencio, en el mismo pueblo, con quienes se lo llevaron. Y con él esos anhelos de progreso, de convertir juntos la caseta por y con la que mucho trabajamos, de estar más cerca a un cuento de hadas. Tras un año, quizá de los más largos, en el que no bastó para estos “guardianes” con llevarse a mi esposo, otra de esas visitas indeseadas tocó a la puerta, esta vez pidiendo que me fuera con mis hijos del pueblo, mi pueblo, mi tierra, en la que estaba mi techo, mi trabajo, mi vida, de no ser así nos asesinarían a todos; para ese entonces se habían enterado de que yo aún buscaba ayuda, entre esas, la de la Fiscalía en San Juan de Río Seco.

La bienvenida a la capital fue un clima helado, de esos que hacen que tiemble la voz al hablar, el tráfico y un ambiente que, de por cierto, era muy diferente al de mi pueblo. Por fortuna no todo es malo en esta historia, esa noche tuve un techo a donde llegar, una familiar nos recibió y allí estuvimos durante un buen tiempo. La travesía en Bogotá ciertamente se convirtió en algo como salido de la ficción, todo se direccionó hacia mi lucha incesante por conseguir ayuda del Estado, y como si yo fuese la mala de la historia ellos, entre mil trabas, parecían empeñarse en no dármela. Fueron cerca de siete años de espera, para que Acción Social me ayudara con 19 millones de pesos. No me quejo, pero debo decir que en mi historia lastimosamente la magia no tiene cabida y todo el dinero del mundo jamás tendrá la habilidad de borrar el dolor o de devolver vidas. Han pasado ya ocho años y medio desde que José Eustacio desapareció. Hace unos meses fui citada a una indagatoria, allí alias El Pájaro, uno de los integrantes del grupo de las autodefensas que se lo llevaron, admitió que mi esposo estaba muerto, ¿qué más puedo decir?, mi alma esperanzada recibía otro golpe al saber que el mismo día que se lo llevaron había sido asesinado. Tantos años, tanta espera, tanta angustia, y de ello ahora solo me quedan 19 millones de pesos; para hoy un poco menos, ya que es con este dinero con el que he vivido los últimos dos años. Para completar la historia, debo decir que no puedo trabajar porque tengo polio, pero debo seguir, aún tengo por quien luchar, ¿qué más motor que un hijo? Bueno, debo decirlo, a este punto voy a confesar que esto no es todo. Hay algo más, algo que he calla-


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do durante mucho tiempo, algo que causa un dolor más profundo en mi. Fue ese año en que vivimos en Cambao, cuando una noche, tiempo después del asesinato de José Eustacio, la noche más larga, la más triste de mi existencia, Chepe, ese monstruo que destruyó mi vida, tomó un arma, apuntó a la cabeza de Jenny Carolina, una de mis pequeñas, y abusó sexualmente de ella. Chepe le dijo que si no se acostaba con él iba a matarme a mi y a su hermanita de tan solo dos años y medio. Aún pienso en ello y mi alma se derrumba, me cuesta contener las lágrimas, ¿qué clase de hombre puede violar a una niña de tan solo 13 años, en presencia de su hermanita?, es este hecho el que me ha atormentado toda mi vida, aún no se por qué no puedo dejar de culparme; solo sé que nunca me he atrevido a denunciar esta atrocidad, temo que si lo hago él, o alguno de su grupo, pueda cumplir su amenaza de asesinarnos a todos. Actualmente Jenny Carolina está casada, pero este hecho no solo me marcó a mí, en ella dejó vacios tan grandes que hoy, aún después de varios años, sufre las consecuencias; esta vez en la intimidad de su matrimonio. Si bien hay hechos que cambian drásticamente el rumbo de la vida, hechos que dejan cicatrices que jamás serán borradas, como el asesinato de mi esposo, hay otros como lo que hicieron con mi pequeña, que no solo cambian el rumbo de la vida, logran destruirla y dejan cicatrices que parecieran no sanar, que parecieran ser más que marcas y que siempre dolerán.


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Sus ojos claros, llenos de esperanza, reflejan el temple de su personalidad; como si los vestigios de la guerra no hubieran dejado marca en su interior, Gloria Elcy Ramírez decidió enfrentarse a sus fantasmas e incluso a los prejuicios de su propio esposo para empezar a reclamar sus derechos, esos que durante muchos años le habían sido ajenos. Gloria Elcy, aradora de la tierra que la vio nacer, es una de las líderes de su comunidad que, más que una familia, son un grupo de líderes que inspiran y que trabajan por la paz. Un pacto de reconciliación los trajo de nuevo a sus ‘finquitas’, a esos pastales que de generación en generación se heredaban y que más allá de las pertenencias materiales, resguardan invaluables tesoros de sus infancias, de sus antepasados y de su vida misma. Ella, con otras mujeres y hombres del municipio, empezó a organizarse en una asociación que, junto a instancias de la Personería y el Comité Municipal de Reconciliación, busca un espacio en el que se clame por verdad, justicia, reparación y, ante todo, la no repetición. La falta de recursos, experiencia o educación, no fue una excusa para abandonar el camino; porque aún cuando Granada era un pueblo “frustrado y sembrado en el dolor, la verriondera y las ganas de salir adelante”, pesaban más que el propio miedo que los mantuvo sumidos en el silencio.

Con un pronunciado acento paisa y una voz envuelta en seguridad, Gloria Elcy cuenta con orgullo cómo, el trabajo conjunto de cada uno de los integrantes de la Asociación de Víctimas del conflicto armado del Municipio de Granada (ASOVIDA), empezó a generar frutos desde el principio, cuando fue pensada y posteriormente al conformarse legalmente el 30 de agosto de 2007. Los caminos de herradura que por muchos años fueron desérticos, nuevamente se colmaron de huellas que habían perdido su marca y que regresaban para quedarse. Los galopes de los caballos y las mulas se perdían entre las risas y los cánticos de esperanza que retumbaban en el ambiente. Las lágrimas que habían sido reprimidas o que solo salían en medio de la privacidad de la noche, sobre aquella almohada que las contenía, que las acumulaba, salieron en una explosión de una alegría reprimida por la melancolía y el dolor que un día los hizo abandonar ese lugar. Los rostros marchitos de los ancianos parecían haber rejuvenecido y desvanecido las marcas de la violencia; de nuevo las expresiones tanto de felicidad como tristeza salieron a la luz. Cada uno de los habitantes de Granada tuvo que realizar un proceso para volver a confiar, para salir de nuevo a la calle y, sobre todo, para aceptar la tragedia que los marcó y no dejarla morir en el olvido.


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Los ríos de sangre, que alguna vez corrieron por esas tierras, dejaron de brotar para que ahora fuera cultivada la esperanza. Y esa semilla se sembró también en la mente de cada uno de los granadinos, quienes no solo alzaron su voz, sino que se movilizaron en pro de la dignificación de las víctimas. El silencio y el miedo eran los únicos habitantes que seguían permaneciendo en este poblado. Más del 70% de la población fue desterrada de sus casas a causa de la violencia, según cifras de la Personería del Pueblo. Las voces que se apagaron fueron un medio de propagar el mensaje dominante del terror, que ante cualquier mancha de sublevación era acallada. El municipio Granada, ubicado en el oriente antioqueño, fue azotado por diversos actores armados que en medio de una guerra territorial descargaron toda su violencia sobre la población civil. En 1982 fue la incursión de los primeros grupos al margen de la ley, que a solo ocho años de asentarse en la región perpetraron la primera toma guerrillera. A esto se le sumó la llegada, en 1995, de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), dando inicio

a una ola de masacres y violencia sin fin, ocasionada por estos nuevos forasteros que, al igual que las Farc, destrozaron la confianza y la dignidad de los granadinos. Esta pequeña sociedad, de origen campesino, se vio obligada a abandonar sus tierras y comenzar un éxodo hacia las ciudades vecinas de Marinilla y Rionegro para escapar del horror del cual estaban siendo víctimas. Para el 2002 el total de la población era 17.326; en 2010 la cifra se redujo a 9.818. Las fotografías y los recuerdos de todas y todos aquellos que se fueron eran la única materialización de que algún día existieron. Pero una iniciativa que unió a las centenares de víctimas que circundaban este camposanto sagrado, impuesto a la fuerza, revivió a los que por años y por temor, se encontraban en el anonimato, en el olvido. Tras haber tocado muchas puertas y luchado con el alcalde para obtener un espacio, el Salón del Nunca Más (que más que un salón es un templo sublime que guarda la memoria de un pueblo, de su sufrimiento y ante todo de su lucha y su victoria) se hizo realidad.


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Lo primero que sonó aquella madrugada fueron los ladridos de los perros que surgieron como un anuncio escalofriante y que alteraron la tranquilidad de ese día. Afuera, por las calles polvorientas, se escucharon pasos desconocidos, que hacían suponer que pertenecían a un grupo numeroso de hombres y que intimidaban con unas pisadas fuertes. A las 5 de la mañana, cuando el sol aún no había salido, las calles de San Antonio de Getuchá, en el Caquetá, eran todavía una gran penumbra, debido a que la luz del pueblo se apagaba a las once de la noche de todos los días, cuando se desconectaba la única planta comunitaria que los abastecía de luz. Entonces, cuando los ruidos comenzaron a impresionar a los pocos habitantes que ya estaban despiertos a esa hora, o a los que se despertaron sin saber qué era lo que ocurría, sintieron cómo toda esa bullaranga se entorpeció con varios golpes secos sobre la puerta metálica de la pequeña casa de Jaime Parra, un campesino tan humilde como todos allí. No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera y se descubrieran las armas que fuertemente empuñaban aquellos hombres, tan campesinos en apariencia, como todo el poblado, y que era lo único que los diferenciaba, junto a sus uniformes de guerra y sus modales agresivos que buscaban impresionar a los que observaban, inmóviles, lo que estaba sucediendo, desde las ventanas de sus casas. Lo que ocurrió después fue tan rápido que nadie fue capaz de cambiar de posición desde que se escucharon los golpes en la puerta, hasta que sintieron nuevamente el transitar de los mismos pasos intimidantes alejarse, en la misma dirección por la que habían llegado. Dejando la misma polvareda a su paso, apenas levemente perceptible en la oscuridad, y con el concierto de ladridos de los perros que parecían ladrar ésta vez lúgubremente. Cuando Jaime Parra sintió las pisadas y luego los golpes en su puerta, que parecían que la tumbarían, no pensó en esconderse; tampoco en abrir y menos, en defenderse, porque él no tenía en la conciencia, haber hecho algo malo. Siguiendo sus razonamientos les abrió la puerta. Pero ese fue su momento fatal. Lo tomaron bruscamente de los brazos, lo arrastraron a la calle y allí, en medio de las preguntas desesperadas de Jaime, quien urgentemente quería saber cuál era el motivo de esa



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visita, le dieron una sola respuesta que fue el eco fulminante y triste del disparo que recibió en su cabeza. Su cuerpo arrodillado cayó de medio lado y esa mañana la tierra no fue calentada por los primeros rayos de sol, sino por su sangre tibia que caía en forma de góticas desde lo que quedó de su cabeza. Ese día abominable comenzó y terminó allí, en medio de una desgracia que, en un pueblo de casi 450 familias, de tan sólo 34 años desde su fundación, y a más de dos horas de camino sobre el río Orteguaza para Florencia, la capital, sintieron cómo la violencia les arrebataba la tranquilidad de sus vidas. Fueron testigos de sus quejidos estériles y errantes en un pueblo invisible y perdido en alguna parte de Colombia de la que nadie ha querido acordarse. Un pueblo a merced de las injusticias, porque en esa época no había allí ni un solo soldado o policía. Y un pueblo que ha llorado a sus muertos con el candor inevitable de los hombres que sienten que la justicia no está hecha para ellos. Nadie supo jamás quién asesinó a Jaime Parra en San Antonio de Getuchá.

El horror se repite

Tres años después de esa madrugada trágica, en el 2005, Miguel Enrique Parra, un campesino que cultivaba tomate y que vivía en Silvania, Cundinamarca, había dejado descansar el alma de su hermano Jaime en el cielo de la impunidad. Así como en San Antonio de Getuchá todos parecían haberlo olvidado también. Sin saber que ese sería su más grave error. Pues sólo en la tierra de Macondo, donde todo es posible, menos la paz, el destino también se ha ensañado contra las estirpes a pesar de que intenten esquivar u olvidar, como les ocurrió a los Buendía, sólo que ésta vez dejando ese mundo literario para acércanos a la realidad, ese destino ha sido la macabra e inentendible violencia.


Miguel Enrique Parra murió igual que su hermano. Su cuerpo, macizo y alto, de tez más morena, también estuvo arrodillado antes de su muerte, y al igual que Jaime pagó una deuda que jamás conoció, una deuda que les arrebató la vida en dos madrugadas aciagas y en dos pueblos distintos, y por unos hombres cuyas únicas voces fueron el eco sordo del estruendo del fusil. Esta vez los perros no advirtieron a Miguel, que sintió cómo en la puerta de su casa, en medio de insultos, le gritaron que abriera. Cuando la inercia de sus pasos lo acercaron a la puerta pensó lo mismo que tres años antes había pensado su hermano: no había razón alguna para sentir miedo. Después, todo fue igual de rápido y triste. La única diferencia fue que el disparo no taladró un lado de la cabeza como le ocurrió a Jaime, sino que el proyectil perforó, desde la parte trasera, para salir todavía con fuerza por la cuenca de su ojo izquierdo. Su cuerpo cayó de frente y quedó allí, bocabajo, flotando solo como un naufrago sobre el charquito de sangre que se alcanzó a formar. Nadie supo jamás quién asesinó a Miguel Enrique Parra en Silvania.

El dolor de una madre

Linbania Prieto no puede ocultar los años en su rostro, tampoco, puede ocultar la frustración de recordar a sus dos hijos muertos. Sobre todo por que en ella existe esa idea elemental de toda madre, que es que los hijos deben enterrar a sus padres, y no al contrario. A pesar de esto, y de no entender por qué la violencia los atrapó, tal y como le pasó a sus hijos antes de morir, su mirada es amable y se postra en sus pupilas la naturaleza de la gente de su tierra, esa esencia honesta y fraternal del campesino colombiano. Su dolor es evidente y completamente respetable, sin embargo, la

rabia que posiblemente lleva adentro, o la desilusión de una vida que jamás le contaron que sería tan dura y despiadada, y sobre todo tan desigual, la oculta bajo una sonrisa suave y delicada que regala cuando se cruza con un desconocido. No llora porque sabe que en ésta vida no hay tiempo para llorar, y porque sabe que sus lágrimas lo único que harían, sería perpetuar un episodio que todo el mundo se ha empeñado en olvidar; y que tan sólo a ella le hace daño rememorar. Linbania Prieto no ha sabido jamás quién asesinó a sus dos hijos, Jaime y Miguel.

No entienden por qué los asesinaron de esa forma, por que, como en su madre y en sus hermanos antes de morir, ese pensamiento de inocencia no los deja tranquilos. La otra tragedia de la violencia

Dos hijos más completan la familia de Linbania, ellos son Oliverio y Pedro Ramiro Parra. Ambos recuerdan, más que con angustia, con una evidente incertidumbre la muerte de sus hermanos. No entienden por qué los asesinaron de esa forma, por que, como en su madre y en sus hermanos antes de morir, ese pensamiento de inocencia no los deja tranquilos. “Nunca una amenaza”, dice Oliverio, casi como queriendo decir que esto por lo menos los dejaría tranquilos, pues explicaría un motivo por lo menos. “Pero ni siquiera eso”. Ninguno de ellos se ilusiona con que haya justicia, pero no porque no la quieran, sino porque no saben que existe o que debe existir. Ellos

piensan en la guerra como un jue21 go de azar en el que “al que le tocó le tocó”, y debe aprender a convivir con ese recuerdo evocándolo únicamente de manera personal. Junto a esas desgracias les quedan las que vinieron por añadidura y que no pueden ocultar en el día a día de sus vidas, pues eso los ha convertido en forasteros de su patria. El desplazamiento forzado los ha hecho perder sus casas y tierras en las que dejaron su vida y todo lo que fueron. Ahora viven en ciudades que les son ajenas, y en las que nadie conoce su historia, porque tampoco les importa, pues en medio del afán de la gran metrópoli a nadie le queda tiempo libre para escuchar. De igual manera han sentido que van perdiendo su naturaleza, para adoptar poco a poco la del individualismo de los hombres de corbata. Tampoco las urgencias económicas los deja rememorar su pasado y menos la ilusión de una reparación, ya que antes tienen que solucionar la premura de la comida, para no morirse de hambre; y la del techo, para no morirse de frío. Estos son los hombres que son el reflejo de la verdadera Colombia, y que son sus vísceras más profundas y ardientes, porque son su realidad, su memoria, su incapacidad y también, su olvido. Oliverio y Ramiro no han sabido quién asesinó a sus dos hermanos, Jaime y Miguel, y tampoco saben si lo sabrán algún día.



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Por: Catalina Motta C.


Se trata del sur occidente del país. Más exactamente de la ciudad de Neiva, capital del departamento del Huila, donde acaecen las más irremediables escenas de desesperación y tristeza de la familia Lozada Polanco, quienes han sido estropeados por la violencia dejándoles profundas secuelas de dolor. Muchas versiones se han oído sobre lo que fue el secuestro masivo del Edificio Torres de Miraflores, pero hoy la voz de cinco rostros víctimas hablan, recordando lo que consideran, fue la mayor desgracia de sus vidas.

Desalmados de las Farc

Era la noche del 26 de julio de 2001 y los “opitas” celebraban el triunfo de la selección Colombia 2-0 ante el equipo de Honduras. El reloj marcaba las 11 y 15 de la noche cuando, en medio de pitos y jolgorios, el sonido ensordecedor de las balas que destrozaban las puertas de los apartamentos, de uno de los edificios más lujosos de la ciudad, era inimaginable. En menos de 30 minutos, mas de 70 individuos vestidos de camuflados se encontraban dispersos por los pasillos y escaleras al interior de edificio, quienes lograron ingresar engañando al vigilante, haciéndose pasar por agentes del Gaula. No bastaron los cuatro puntos de blindaje del 801 que fueron detonados por la inmensa ráfaga que desplegaban las armas de largo alcance que llevaban los subversivos. Los dos hijos mayores del ex gobernador del Huila y ex senador Jaime Lozada Perdomo fueron obligados, junto con su madre Gloria Polanco, ex representante a la Cámara, a salir de su vivienda. Minutos más tarde, los despojados se encontraban montados en unas camionetas que estaban pintadas como si fueran de la Policía, en compañía de 12 vecinos más. Se trataba del peor flagelo cometido a un ser humano: el secuestro.

La fe, el motor de la esperanza Luego de la fatal noticia, Jaime, quien fue cónsul de Colombia en Londres, empezó su labor por el rescate de los suyos siempre en compañía de Daniel, su

hijo menor. Acudió a algunos organismos de seguridad del Estado, como también pidió colaboración al entonces presidente, Andrés Pastrana, a otros personajes políticos importantes como Álvaro Leyva y Víctor G. Ricardo, y por supuesto, no dejó de lado a la Iglesia. Pero además realizó importantes viajes a Costa Rica; viajes que fueron de gran ayuda para avanzar en el proceso de liberación. Mientras tanto la vida en cautiverio de sus seres queridos no era fácil. Por testimonio del primer liberado del Edificio Alberto Valencia, que se logró nueve meses después, se supo que en “Hotel Opita”, una mansión en la zona de distención, era donde los guerrilleros de las Farc albergaban a los secuestrados del departamento del Huila. Ya se suponía como era el día a día en la selva, pero la narración de Albertano no fue tan alentadora. “Dormíamos hacinados en cambuches y comiendo cualquier cosa preparada a los “trancazos”, manifiesta el ex rehén. Las cartas de supervivencia que llegaban dirigidas a Jaime y Daniel generaban cierto consuelo, pero el sufrimiento se hacía más visible al leer las cartas que, a puño y letra, escribían sus familiares manifestando que en medio de lo que calificaban como ´una gran pesadilla’, se encontraban bien. “Queridos y amados Jaime y Danielito: En estos momentos de incertidumbre, tenemos el valor con Pipe y Tatán (Jaime Felipe y Juan Sebastián) de escribirles para decirles que los amamos mucho, que nos hacen muchísima falta, que cada día y minuto que pasa los extrañamos más, pero que gracias a Dios nos han tratado bien”. Estas fueron las primeras palabras que se conocieron de los retenidos.

Incansable luchador

El tiempo pasaba y Lozada Perdomo seguía con la perenne incertidumbre que lo embargaba desde hacía un año. La amnesia colombiana, también característica de la Idiosincrasia, concretamente de los huilenses, estuvo presente durante un lapso en el que dicho acontecimiento, ocurrido el 26 de julio, ya no despertaba inquietud ni el mismo interés en la sociedad. Las marchas por la liberación de los secuestrados y las diferentes jornadas pacificas apoyadas por el Congreso de la República, que se realizaban con el fin de buscar sensibilidad en el pueblo

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colombiano respecto a tan abominable acto,pasaron 28 a un segundo plano. Sin embargo, el cansancio, agotamiento y flaqueza, no fueron impedimento para que Jaime, brillante líder político, continuara con la tarea; se convirtió en uno de los hombres que hablaría sobre temas de paz por su perseverancia, pues la meta no era únicamente el rescate de sus familiares, sino el de todas las personas que se encontraban privadas de la libertad. Pero el tiempo no transcurría solo, fue una cascada de noticas para Jaime durante el 2002, que se pueden comparar por el desasosiego e impotencia que evocaron aquel 21 de julio de 2001. Los días 15 de febrero y 15 de mayo son acontecimientos perdurables en la vida del importante servidor público. El primero, por sufrir la muerte de Ricardo, el penúltimo de sus hermanos; y el segundo, por la pérdida de su investidura debido a un fallo del Consejo de Estado.

Otro cumpleaños más en la manigua

El día para ellos inicia a las 6a.m. y termina a las 6p.m., juegan dominó, parqués o ajedrez, dialogan y rezan. “Papito y Danielito: Estamos bien gracias a Dios, pero esto es muy duro. Estamos todos juntos. Anoche nos inventamos un juego y por la tarde escuchamos el partido de Colombia, nos alegramos mucho que haya ganado. Encargamos un balón de fútbol por lo menos para jugar un poquito y hacer algo diferente porque nos la pasamos casi todo el día jugando juegos de mesa. Los amo mucho y los extraño”. Es así como Tatán, el segundo de los hijos de Jaime Lozada le escribe por segunda vez estando en cautiverio.

ella congresista su caso tomaba otro matiz, era ya un secuestro político y esto era lo que se buscaba para que hiciera parte del grupo de secuestrados canjeables. Pero no fue fácil cuando la alejaron de sus hijos “Cuando nos separaron comenzó otro infierno. Pasaba noches soñando que los buscaba como una loca por la manigua y no daba con ellos. Le decía a Dios que no me importaba sufrir, que yo resistía, pero que por favor, se llevara a mis hijos para la casa”. Recuerda la desconsolada madre. Mientras tanto, el afán por la liberación de Jaime Felipe y Juan Sebastián era cada vez más vertiginoso.

Anhelado día

Después de muchos contactos y negociaciones económicas interpuestas, los dirigentes de las FARC declararon también secuestro político el de los dos hijos del ex senador. Fue así como después de casi 3 años de sometimiento, el 13 de julio de 2004 los hermanos Lozada Polanco volvieron a la libertad. Los dos jóvenes fueron entregados en un sitio de la selva del Caquetá. Mientras que la permanencia de Gloria se prolongó por 3 años más. Fue liberada el 27 de febrero de 2008 gracias a una entrega unilateral por parte de la guerrilla de las FARC.

Pero no termina aquí

La inseparable soledad que invade las almas de los que quedan en casa, es sin duda el peor sentimiento para quienes tienen que soportar la injusta ausencia de los suyos. Los diálogos y negociaciones eran el pan de cada día en el comedor de la familia que se convirtió en mártir de la guerra. Se habló inicialmente de un acuerdo humanitario que terminó siendo un arreglo de canje de secuestrados por guerrilleros.

Después de regresar de cautiverio los dos hijos del ex senador y ex gobernador, Pipe, manifestó a su padre el deseo de pertenecer al Directorio Conservador pidiéndole permiso y concepto sobre su aspiración y Jaime (papá) fue muy claro, enfatizó y fue elocuente al decirle a su hijo del gran compromiso que tendría al incursionar en la política, le explicó las connotaciones que traería y que no era fácil la tarea, pues además necesitaría la aceptación del pueblo.

Durante el secuestro, Lozada Perdomo postuló a su esposa Gloria Polanco, estando en cautiverio, como candidata a la Cámara de Representantes, siendo esta una no tan desacertada decisión, pues al ser

Pipe decidió participar para ser miembro y conformar el Directorio Departamental del Huila; salió elegido con la mayor votación del Huila y una de lasmás altas a nivel nacional. Una vez elegido, en compañía


de su padre, decidieron programar, y luego realizar, una gira por todo el departamento del Huila, iniciando por el municipio de Garzón. Era 3 de diciembre cuando, en horas de la tarde, padre e hijo se disponían a regresar a la ciudad de Neiva junto con un amigo de la familia, Jorge Humberto Másmelas, y el conductor de confianza de Marcos. También los acompañaba otro vehiculo con dos agentes del DAS. Aproximadamente a las 5 y 40 pm salieron de Garzón, pasaron por el municipio de Gigante en el Huila y 2 km adelante en la vía hacia el municipio de El Hobo, llegando al sitio conocido como “Los Altares”, frente a un corral de guadua, se encontraban atrincherados y fuertemente armados unos hombres al parecer subversivos de las FARC, quienes les dispararon con armas de largo alcance. Una de las balas logró impactar el cuerpo del ex Senador por la espalda, afectándole el pulmón, causándole herida mortal. Los otros ocupantes del vehículo intentaron tirarse sobre el piso del carro pero por el cinturón de seguridad no fue posible. A pesar de esto, con las maniobras del conductor en medio de la balacera lograron salir de la zona crítica y con daños en una llanta del carro emprendieron su viaje, cuando escucharon a Jaime que dijo “me mataron, me mataron, Jorge le encargo a Pipe, se lo encargo”. Fue entonces otro duro golpe para la familia Lozada Polanco. Se cree que un guerrillero alias “Hernán”, quien actualmente se encuentra preso en la cárcel de Rivera Huila, fue el encargado del asesinato. Todos los demás guerrilleros que participaron en el atentado reconocieron ante las autoridades la autoría y al mismo tiempo manifestaron que era una equivocación por confundir el vehículo en el cual se movilizaba Jaime y que dicho atentado era contra otro personaje de la vida pública. Eran apróximadamente ocho hombres, quienes fueron capturados, porque aceptaron la imputación de cargos del crimen. “Iban por Carlos Ramiro Chávarro, se equivocaron y mataron a mi papá”. Con la voz entre cortada y una mirada debíl, fueron las últimas palabras que dijo Tatán.

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Gloria María Marín, una mujer alta, de pelo negro a la vida, cargó durante 12 años y ocho meses la Su esposo, el Intendente de la Policía Nacional d por la guerrilla de las Farc en Puerto Rico,

Por: Leslie Carolina Delgado

Gloria María Marín, una mujer alta, ďƵĞŶĂ ĂĐƟƚƵĚ ĨƌĞŶƚĞ Ă ůĂ ǀŝĚĂ͕ ĐĂƌŐſ ĚĞů ƐĞĐƵĞƐƚƌŽ ƐŽďƌĞ ƐƵ ĞƐƉĂůĚĂ͘ ^Ƶ Ğ EĂĐŝŽŶĂů ĂƌůŽƐ :ŽƐĠ ƵĂƌƚĞ ĨƵĞ &ĂƌĐ ĞŶ WƵĞƌƚŽ ZŝĐŽ͕ DĞƚĂ ŵ ĚĞů ŵƵŶ ůŝď

EL SECUESTRO Por: Leslie Carolina Delgado B.

Junto con él 34 civiles armados pasaron a ser secuestrados tras un ataque guerrillero que duró tres días. Desde entonces Gloria tuvo que asumir la crianza de Jennifer y Carlos Andrés, Tras un fuerte guerrillero que duró del 10 al 12 de quienes apenas teníanataque 8 años y 9 meses resjulio de uniformados murieron y 28 fueron secuespectivamente. El 1999, golpe5 fue duro para esta madre En no esteentendía combate los ataques no se detuvieron por cabeza detrados. familia, entonces, y sigue más de 30 horas. guerrilla lanzaba, tres puntos disin hacerlo ahora, cómoLaera posible quedesde su esferentes, cilindros en llamas, explosivos poso, en vez de ser premiado porcon cumplir cono con su pegante. labor, fuera castigado, no sólo por la guerrilla, sino también por el Gobierno que se negaba a darles el Ŷ Ğů ƚĞƌĐĞƌ LJ ƷůƟŵŽ ̺à ĚĞ ĂƚĂƋƵĞ ůŽƐ ƉŽůŝĐşĂƐ LJĂ ŶŽ ƐĂďşĂŶ mismo trato que al resto de las víctimas. ƋƵĠ ŚĂĐĞƌ͕ WĞĚƌŽ 'ŽŶnjĄůĞnj͕ ^Ƶď /ŶƚĞŶĚĞŶƚĞ ĚĞ ůĂ WŽůŝкà LJ Ğdž secuestrado, relata noche del 11 julio la guerrilla nos Cuenta Gloria que ella por“la ser esposa dedeun policía no tenía derecho a reparación como víctima, esto ĂƚĂĐſ ĐŽŶ ƵŶĂ ĐĂŶƟĚĂĚ ĚĞ ŐƌĂŶĂĚĂƐ ŝŶĐĂůĐƵůĂďůĞ͕ ƉŽƌ ĞƐŽ era lo queŶŽ ƉŽĚşĂŵŽƐ ŵŽǀĞƌŶŽƐ ĚĞ ƵŶ ďƵŶŬĞƌ Ă ŽƚƌŽ͕ ĂĚĞŵĄƐ ƵŶĂ le generaba más cuestionamientos, ¿cómo eratanqueta posiblederrumbó que el las apoyo que sentíasegún González construcciones”, viniera de esa parte de la Policía, de Asfamipaz fue la noche más dura, en la que más daño les hiciee incluso, ron. de Colombianos y Colombianas por la PazEny lano del Estado que era eldeque madrugada del 12 en medio llanto y desespero el se estaba ďĂƚĂůůſŶ ƚƵǀŽ ƋƵĞ ƌĞŶĚŝƌƐĞ͘ zĂ ŶŽ ƚĞŶşĂŶ ŵƵŶŝĐŝŽŶĞƐ LJ ƐƵƐ beneficiando con el servicio del Intendente Duarte? pensamientos eran “dejemos que nos maten, salgamos y Aquellas organizaciones eran lassus que real-y mentes estaban que acaben con nosotros”, cuerpos mente losexhaustos transformaban en víctimas visi-dos mil guerrilleros de luchar contra más o menos bles, quienes cooperaban para que no les vuly no pudieron mantener la resistencia. Desde entonces Carlos neraran sus derechos, que era lo que pasaba en José Duarte y sus compañeros soportaron la inclemencia del la mayoría de casos porque desconocían los mismos. secuestro. Un ejemplo claro de la ineficiencia con que se manejan este

El secuestro

tipo de procesos es que en 2010, Gloria y la primera dama ƉĞƐĂƌ ĚĞ ƚŽĚŽ͕ ĂƵŶƋƵĞ ƉĂƌĞnjĐĂ ƋƵĞ ŶŽ ŚĂďşĂ ŶĂĚĂ ƋƵĞ ŚĂĐĞƌ del Meta llevaron los papeles necesarios para la reparación y que ataquede fueAcción Social y aún, en 2012, no de víctimas a la el oficina sorpresivo, la situahan recibido respuesta. ción es contradictoƌŝĂ ƐĞŐƷŶ ĐƵĞŶƚĂ Ğů ĂŐĞŶƚĞ ĚĞ ůĂ WŽůŝкà LJ Ğdž ƐĞĐƵĞƐƚƌĂĚŽ͕ :ŽƐĠ ZĂŵşƌĞnj͕ ͞Ğů ďĂƚĂůůſŶ ĞƐƚĂďĂ ƚŽƚĂůŵĞŶƚĞ ĐŽŶƐĐŝĞŶƚĞ ĚĞ ƋƵĞ ĞŶ cualquier momento ese grupo ilegal iba a ir por nosotros, a

ĞƐĚĞ ĞƐĞ ĨĂơĚŝĐŽ ϭϮ ĚĞ ũƵůŝŽ͕ 'ůŽƌşĂ ƚƵǀŽ ƋƵĞ ĂƐƵŵŝƌ ůĂ ĐƌŝĂŶza de Jennifer de 8 años y Carlos Andrés de 9 meses. El golpe ĨƵĞ ĚƵƌŽ ƉĂƌĂ ĞƐƚĂ ŵĂĚƌĞ ĐĂďĞnjĂ ĚĞ ĨĂŵŝůŝĂ͕ ŶŽ ĞŶƚĞŶ̺à ĞŶ-


o, ojos cafés y con una muy buena actitud frente cruz del secuestro sobre la espalda de su familia. de Colombia, Carlos José Duarte, fue secuestrado , Meta mientras desempeñaba su trabajo.

pelo negro, ojos color café y una muy ſ ĚƵƌĂŶƚĞ ϭϮ ĂŹŽƐ LJ ŽĐŚŽ ŵĞƐĞƐ ůĂ ĐƌƵnj ĞƐƉŽƐŽ͕ Ğů /ŶƚĞŶĚĞŶƚĞ :ĞĨĞ ĚĞ ůĂ WŽůŝкà ƐĞĐƵĞƐƚƌĂĚŽ ƉŽƌ ůĂ ŐƵĞƌƌŝůůĂ ĚĞ ůĂƐ ŵŝĞŶƚƌĂƐ ǀĞůĂďĂ ƉŽƌ ůĂ ƐĞŐƵƌŝĚĂĚ ŶŝĐŝƉŝŽ LJ ƐƵƐ ŚĂďŝƚĂŶƚĞƐ͘ z ďĞƌĂĚŽ Ğů Ϯ ĚĞ Ăďƌŝů ĚĞ ϮϬϭϮ ĞŶ sŝůůĂǀŝĐĞŶĐŝŽ͘

Según Gloria, ni ella, ni sus hijos, ni los de su esposo, estaban recibiendo el trato esperado.

ALCANZANDO LA LIBERTAD

1

Durante esos más de 12 años Gloria ƐĞ ĞƐƚĂďĂ ďĞŶĞĮĐŝĂŶĚŽ ĐŽŶ Ğů ƐĞƌǀŝĐŝŽ ĚĞ ŵŝ esposo? asumió el papel de padre y madre para sacar adelante a sus dos hijos que jaEsta es una de las tantas preguntas que Glomás olvidaron a Carlos José. Jennifer fue ria se hace a diario y a la que no ha podido la encargada de contarle a Carlos Andar respuesta y en cambio ha llevado drés quién era sulapapá o el aIntendente ĐƵĞƐƟŽŶĂƌƐĞ ƐŽďƌĞ ƵŶĂ ůĂ ůĞLJ ĚĞ ǀşĐƟŵĂƐ Duarte, como lo identificaba la mayoría. ƋƵĞ Gracias ƐĞ Įƌŵſ aĞŶ ŶŽǀŝĞŵďƌĞ ĚĞ ϮϬϭϭ ella su hermano siempre fue peroconsciente de la cual ellade noque recibe ningúnun hombre había ďĞŶĞĮĐŝŽ ǀşĐƟŵĂ ĚĞ ůĂ ǀŝŽůĞŶen laĐŽŵŽ selva que anhelaba verlos y que cia enera Colombia. la figura paterna de esa casa en la que la guerrilla había dejado un vacio. Esas organizaciones y personas como la ex senadora Piedad Córdoba han para sido Jennifer, Esta tarea no fue fácil quienes han logrado que ella y las familias aunque los corazones de losde tres les deŵƵĐŚŽƐ ƐĞĐƵĞƐƚƌĂĚŽƐ ƐĞ ƐŝĞŶƚĂŶ ǀŝĐƟŵĂƐ ǀŝƐŝcían que Carlos José estaba vivo luchandocooperado por su libertad, lasderechos pruebas no eran bles, y han para que sus para tener la certeza no sean suficientes vulnerados, “que es lo que pasa en la de eso. Durante los Diálogos de Paz en la Zona ŵĂLJŽƌşĂ ĚĞ ĐĂƐŽƐ ƉŽƌƋƵĞ ůŽƐ ĚĞƐĐŽŶŽĐĞŵŽƐ͟ de Distención de San Vicente del CaĂĮƌŵĂ 'ůŽƌŝĂ͘ guan, Gloria las primeras hŶ ĞũĞŵƉůŽ ĐůĂƌŽ ĚĞ ůĂ recibió ŝŶĞĮĐŝĞŶĐŝĂ ĐŽŶ ƋƵĞ pruebas de supervivencia de su ƐĞ ŵĂŶĞũĂŶ ĞƐƚĞ ƟƉŽ ĚĞ ƉƌŽĐĞƐŽƐ ĞƐ esposo, ƋƵĞ ĞŶ después de eso pasaron nueve años para que su 2010, acompañada por Claudia Rúgeles, prifamilia volviera a saber de él. Sin emmera dama del Meta, Gloria llevó los papeles bargo Gloria, sus hijos y Natalia Duarte, ŶĞĐĞƐĂƌŝŽƐ ƉĂƌĂ ůĂ ƌĞƉĂƌĂĐŝſŶ ĚĞ ǀşĐƟŵĂƐ Ă ůĂ otra hija del Intendente a quién dejó de ŽĮĐŝŶĂ ĚĞ ĐĐŝſŶ ^ŽĐŝĂů LJ ĂƷŶ ĞŶ ϮϬϭϮ ŶŽ ŚĂ 5 años, estuvieron luchando día a día por recibidotenerlo respuesta. de vuelta. Mientras los días en cautiverio transcurrían y sumaban años de privación de li-

ůĐĂŶnjĂŶĚŽ ůĂ ůŝďĞƌƚĂĚ

ƌĞŐůĂŵĞŶƚŽ ĚŝĨĞƌĞŶƚĞ LJ ĂĚĞŵĄƐ ŶŽ ƚĞŶşĂŶ ĚĞƌĞĐŚŽ Ă ƌĞƉĂƌĂĐŝſŶ puesto que el directamente afectado era el Intendente Duarte. Ni Gloria y sus hijos como tampoco Natalia, una pequeña de Durante más de 12 años Gloria asumió el papel de padre y


bertad, Gloria y Natalia encabezaban y se sumaban a las marchas, maratones y programas radiales que buscaban demostrarles su apoyo a los secuestrados. Respecto a esto, Gloria dice haberse sentido como en familia con los programas de Antena 2, de los medios de comunicación del Meta y de Noches de la Libertad. Pero manifiesta que con algunas emisoras comerciales sintió que el trato era frío y calculador. Según ella las marchas eran satisfactorias pero algunas se dedicaban a hacer propaganda política y dejaron de lado el verdadero fin, que era transmitirle apoyo a los secuestrados. Cuenta que fue duro ser espectadora de varias liberaciones que se dieron durante los años de cautiverio de su esposo, pero que a la vez era reconfortante por que cada vez que salía alguien de la selva sentía como si hubiera salido un pedacito de ella; sin embargo eso no era suficiente. Finalmente, después de casi 13 años de secuestro, en febrero de 2012, la guerrilla de las Farc, con el apoyo de la ex senadora Piedad Córdoba, anunció la pronta liberación de ocho de los diez militares que aún tenían en su poder. En ese momento la esperanza por el pronto regreso de Carlos José Duarte se avivó más que nunca en su familia, y la actitud de Gloria pasó de tranquila a optimista y positiva. El margen de error era de solo dos personas y ella tenía toda su confianza en que él estaba dentro de los ocho. Pasaron los días y Gloria no tuvo que ser optimista por más tiempo, pues la guerrilla anunció que liberaría a los diez militares; es decir que en ese momento su fe, confianza y oración, debían dirigirse únicamente a que las palabras del grupo al margen de la ley fueran reales y no se tratara de un engaño para quedar bien ante la sociedad. En medio de la espera, Claudia Rugeles, esposa del Gobernador del Meta, Alan Jara, invitó a Gloria y a tres amigas más, afectadas también por el conflicto interno, a una conferencia de la Fundación Víctimas Visibles dónde ella escuchó las palabras de Gloria Elcy Ramírez, representante de ASOVIDA, quién contaba su historia y decía que no quería “chillar” más, que lo que buscaba ahora era superarse. Gloria sonrió y dijo “esa es la actitud”, ella tampoco quería hacer parte de aquellos que se dedicaban a llorar sobre la leche derramada, su objetivo era ser fuerte y transmitírselo a sus hijos y a todas las víctimas que estaban soportando el mismo flagelo. Menos de un mes después de esta reunión, el panorama para la esposa del Intendente Duarte y las familias de los 10 militares cambió. El lunes 2 de abril de 2012 en el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio, luego de bajar del helicóptero, caminar por la pista de aterrizaje, sintiendo de nuevo la libertad, y rodeado de

cientos de reporteros de la mayoría de medios de comunicación del país, Carlos José pudo volver a ver a sus hijos a los ojos, abrazarlos y hablarles, claro está, después de identificarlos porque 12 años y 8 meses no pasan en vano, menos en aquellos que dejó como niños y hoy ya son adultos, adolescentes y padres, pues Jennifer es madre de Sara de 3 años, quien sin conocerlo también sabía que él era su abuelo. La espera fue larga y el sufrimiento grande, pero cuando la libertad se volvió una realidad, a Gloria ya no le importó no haber recibido apoyo suficiente, ni indemnizaciones, ni nada de lo que esperaba del Estado, menos que los medios de comunicación no hubieran cumplido con el papel que les correspondía; por el contrarío, en una declaración televisiva les agradeció porque ellos habían sido el medio entre ella y su esposo, los habían ayudado a mantener el contacto y, a ella, a saber que estaba vivo.

Hoy el Intendente goza de libertad al igual que los otros nueve militares, pero no está satisfecho. Puesto que al haber pasado por el secuestro, vivirlo y conocerlo, siente que su labor es colaborar para que este flagelo acabe y que, tal como lo hizo su esposa, las familias de quienes aún están en la selva puedan basarse en su testimonio para transmitirles fuerza a los secuestrados y mandarles mensajes más reconfortantes que los que enviarían sin haber escuchado la historia del Intendente sobre sus días en cautiverio.

1 Monumento por las víctimas del secuestro exhibido en Cartagena, durante la Carabana por la Libertad. Noviembre 2011. Foto: Andrés David Sandoval. El Intendente Jefe Carlos josé Duarte caminando por la pista2de aterizaje del aeropuesto vanguardia de Villavicencio, Meta. Acompañado por una de las dóctoras integrantes de la comitiva de recibimiento, atrás unos de los soldados liberados. Foto: Héctor Fabio Zamora.



Una historia de la guerra

y otros demonios Por: Andrés Felipe Salazar vida queda resumida a un pequeño insLaLa vida queda resumida en un pequeño instante. tante. Nunca se llega a comprender el por Nunca se llega a comprender el por qué de lo qué de lo acontecido. Las respuestas de lo inimagiacontecido. Las respuestas de lo inimaginado solo nado solo hallan sentido alguno en lo más hayan sentido alguno en lo más profundo de laprofundo deLa la soledad crueldad. con su cabellelarga y crueldad. conLasusoledad larga y espesa espesa su yentrada ra hace cabellera su entradahace triunfal es justotriunfal, entoncesy es justo entonces cuando se entiende ese cuando se entiende ese inmenso vacío, eseinmenvacío so ese lenta vacíoyque carcome lenta y certeraquevacío, carcome certeramente el alma. Nadie mente el alma. Nadieelsabe cruz que carga sabe la cruz que carga otrola y se hace aun más el otro y se hace aún másque incomprensible incomprensible el saber la indiferenciaelsesaber que la el indiferencia se vuelve el ritmo demiseria turno,y vuelve ritmo de turno, retumbando con retumbando con y desembocando en desembocando enmiseria el abandono. el abandono. Las pupilas de doña Hermencia López Franco nunca volvieron a serde lasdoña mismas después de ese triste y Las pupilas Hermencia López Franco apocalíptico 28 deamarzo 1997. Esa miradade con nunca volvieron ser lasde mismas después tintes azules nunca volvió 28 a enfocar de lademisma ese triste y apocalíptico de marzo 1997. Esa manera. Se convirtió en unanunca mirada triste,avacía, como mirada con tintes azules volvió enfocar buscando una salida, una respuesta allá en el horizonte de la misma manera. Se convirtió en una mirada negro. ese día,buscando doña Hermencia supouna queressu destitriste, Desde vacía, como una salida, no iba a estar marcado para siempre con el sello imbopuesta allá, en el horizonte negro. Desde ese día, rrable de la violencia, esaque violencia que parece inhedoña Hermencia supo su destino iba a estar rente a este país. Y es que no es para menos, pero marcado para siempre con el sello imborrable ser una de laesa guerra en Colombia no es inhefácil, de lavíctima violencia, violencia que parece para nada fácil. rente a este país. Y es que no es para menos; pero ser una víctima de la guerra en Colombia Corría mañana 28 de marzo de 1997. Era un no es la fácil, nadadel fácil. misterioso viernes santo, como si el destino anunciara la muerte. Las nubes escaseaban el azul Corría la mañana del 28 de marzoyde 1997.del cielo adornaba majestuosamente el firmamento Era un misterioso viernes santo. Como si de Viotá, unanunciara pequeño pero acogedor pueblo en el destino la muerte las nubes Cundinamarca. El esposo de doña Hermencia escaseaban y el azul del cielo adornaba salía temprano de suelfinca a conseguir majestuosamente firmamento de algo Vio-de café al pueblo. Era una mañana como cualtá, un pequeño pero acogedor pueblo quier otra. El aroma aElcafé es fieldesinónimo en Cundinamarca. esposo doña del amanecer colombiano, del campesino de a Hermencia salía temprano de su finca pie. Al bajar al pueblo todo quedo en a conseguir algo de café al pueblo. Era silencio. Los pájaros suEl una mañana comoenmudecieron cualquier otra. recital. La brisa mañanera dejo de correr. aroma a café es fiel sinónimo del amaAlgo por suceder. necerestaba colombiano, del campesino de a pie. Al bajar al pueblo todo quedó


Crónica Viotá es un pueblo que se encuentra a unas 2 horas y en silencio. Los pájaros enmudecieron media de Bogotá. Es una su recital. La brisa mañanera de tierra adornadadejó por maíz, correr. Algo estaba por suceder. yuca, cebolla, tomate, cilantro, maracuyá, guama y Viotá es un pueblo seindígena enpapaya. En la que época cuentra dos horas yde media de eraaun territorio frontera Bogotá. tierra adornaentre Es losuna nativos Panches y los da por maíz, yuca, cebolla, Muiscas. Tal vez desde aquel tomate, cilantro, maracuentonces, este pueblo ha sido yá, guama y papaya. la marco de conflicto entreEndos época indígena era unentre te- la bandos, hoy el conflicto rritorio yde entreUna los guerrilla losfrontera paramilitares. nativos y los Muiscas. guerra quePanches ha dejado cualquier cantidad víctimas inocentes como Tal vezde desde aquel entonces, el esposo de doña este pueblo ha Hermencia. sido marco de conflicto entre dos bandos, hoy Cuando doña Hermencia se percatóy de la el conflicto entre la guerrilla demora de su esposo, decidió cogerque trocha los paramilitares. Una guerra abajoha e irdejado a buscarlo. Cuando llego al pueblo cualquier cantidad de sientovíctimas en su cuerpo el espesor de la incertiinocentes como el esposo dumbre, incertidumbre de esa doña Hermencia. letal que martilla el corazón. Sus paisanos la miraban con angustia. De repenteCuando la griteríadoña de una tiendecitasellamo su atenHermencia percató de ción ylafijo su mirada en lo que acontecía. Al acercardemora de su esposo, decidió coger se detrocha dio cuenta deelairfatalidad. El cuerpo dellegó su abajo a buscarlo. Cuando esposo, el amor de su vida, estaba siendo sacado al pueblo sintió en su cuerpo el espesor depor unoslacuantos hombres esa de aquella tienda. Amarrado incertidumbre, incertidumbre letal de pies y manos, y con varios tiros en el cuerpo. Fue que martilla el corazón. Sus paisanos la miallíraban entonces cuando la vida de doña Hermencia con angustia. De repente la gritería cambió para siempre. llamó su atención y fijó su de una tiendecita mirada en lo que acontecía. Al acercarse se No secuenta sabe el de porlaqué, ni el cómo, aun ni siquiera se dio fatalidad. El cuerpo de su essabe quién, lo cierto es que a partir de ese momento, poso, el amor de su vida, estaba siendo sacado doña Hermencia y su familia, sin razón alguna, quedo por unos cuantos hombres de aquella tienda,marcada con la huellaamarrado imbatible de de pies la violencia, una huella que trae consigo muchas injustiy manos, y con varios tiros en el cuerpo. Fue bastante dolor, deHermencia rechazo y mucho depara indignación. allícias, cuando la vida dealgo doña cambió siempre.El conflicto armado en este país no entra dentro de los límites de la razón. Se mata a quien no lo merece y se premia a quien necesita. Lasaún victimas quedan la deriva, muchas veces No se sabe el porcastigo qué, ni el cómo, ni siquiera seasabe quién; lo cierto es con quesed, conde hambre, en total soledad. Pero lo quey es aún,sin en razón la mayoría de casos a partir ese momento doña Hermencia su peor familia, alguna, que-y como por si fuera poco, la desgracia no toca la puerta una sola vez, como en el caso de dó marcada con la huella imbatible de la violencia, una huella que trae consigo doña Hermencia, llegaría por una segunda ocasión. muchas injusticias, bastante dolor, algo de rechazo y mucho de indignación. El conflicto armado en este país no entra dentro de los límites de la razón. Se mata a quien no lo merece y se premia a quien castigo necesita. Las víctimas quedan a


Madremuchas de 4 hijos, dos con varones doshambre, muchachitas, como les dicePero ella. Aloraíz deeslapeor situala deriva, veces sed, ycon en total soledad. que ción después de la muerte de su esposo, sus hijos se vieron obligados a abandonar aún, en la mayoría de casos y como si fuera poco, la desgracia no toca a la puerta el porEn temor, puro físico Hermencia, miedo, ¿a quién?, al fantasma de la injusticia y la cruelunapueblo sola vez. el caso deydoña llegaría en una segunda ocasión. dad. Decidieron irse para el Huila donde otros familiares, huyendo de su pueblo y dejando a su madre al frente de las labores de la tierra, pues erales algo impensable Madre de cuatro hijos, dos varones y dos muchachitas, como dice ella. A raíz de perder también la finca que con años de sudor se había levantado. El acuerdo rezaba la situación después de la muerte de su esposo, sus hijos se vieron obligados a abanque cada mes y cuando hubiera posibilidad de más, ellos irían a visitarla y a revisar que donar el pueblo por temor, puro y físico miedo, ¿a quién?, al fantasma de la injustitodo estuviera bien. cia y la crueldad. Decidieron irse para el Huila a donde otros familiares, huyendo de su pueblo y dejando a su madre al frente de las labores de la tierra, pues era algo Habían pasado 14 años después de la primera tragedia. Su hijo menor con 26 impensable perder también la finca que con años de sudor se había levantado. años, como de costumbre iba a Viotá a visitar a su madre y a revisar que El acuerdo rezaba que cada mes, y cuando hubiera posibilidad de más, ellos sus pupilas aun mantuvieran el color de la esperanza. Le ayudaba con irían a visitarla y a revisar que todo estuviera bien. las labores del hogar y también reunía algo de capital para su madre. Habían pasado 14 años desde la primera tragedia. Su hijo menor, con 26 años, como de costumbre iba a Viotá a visitar a su maUn día, en el afán de conseguir algo de dinero, le ofreciedre y a revisar que sus pupilas aún mantuvieran el color de ron un “trabajito”, una encomienda a cambio de la esperanza y de paso le ayudaba con las labores del ho$50.000. Llevar una moto a un lugar y entregar gar y también reunía algo de capital para su madre. un paquete parecía algo normal, nada Un día, en el afán de conseguir algo de dinero, le maquiavélico ni salido de los cabellos, lo ofrecieron “trabajito”, encomienda que él noun sabía era que louna estaban usando a cambio pesos. Tampoco Llevar una y por de qué$50.000 no, probando. se moto sabe a un lugar y entregar un paquete parequién fue el que lo engañó, lo cierto es cía que algoelnormal, maquiavélico ni paquetenada y la moto traían consigo salido de los cabellos, lo que él no sabía la marca de lo ilegal, la marca de la eramaldad. que lo estaban usando, y por qué no, Fue apresado ese mismo día sin probando. Tampoco se sabe quién fue tener conocimiento alguno de lo que el que lo engañó, es que el paestaba pasando. lo Es cierto el hijo consentido de quete y la moto traían consigo la marca doña Hermencia y el que más iba a de visitarla. lo ilegal, la marca de la maldad. “Me lo engañaron, era algoFue ilícito apresado ese mismo día sin tener conocipero él no tenía ni idea, le pintaron algo miento alguno de lo que estaba pasando. diferente. Lo condenaron a 8 años en la “Escárcel el hijo consentido de doña Hermencia Modelo, me quede sola”, cuenta con y eltristeza que más iba a visitarla.” “Me lo engadoña Hermencia. ñaron, era algo ilícito pero él no tenía ni idea, le pintaron diferente. Lo apenas con- 3 Su finquita comoalgo la llama ella tiene denaron a 8 años en la cárcel Modelo, me fanegadas, pero el dinero que da no alcanza quedé sola”, el cuenta conque tristeza doña para pagar abogado necesita su Herhijo. mencia. Cuenta de manera impotente y con dos lágrimas paseando sobre sus pómulos, que Su comolo laobligaron llama ella, tiene apede finquita, manera injusta a aceptar nas tres fanegadas, que cargos, disque parapero hacereleldinero proceso másda nofácil, alcanza para pagar el abogado que sabiendo que él es inocente, y que nesu cesita su hijo. Cuenta de manera impotente y con dos lágrimas paseando sobre sus pómulos, que de manera injusta lo obligaron a aceptar cargos, disque para hacer el proceso más fácil, sabiendo que él es inocente, y que


su único pecado la preocupación y el desespero único pecado fue lafue preocupación y el desespero porayudarle ayudarle a su mamá. “A veces más por a su mamá. “A veces duroduro más de 2 de 2 meses sin venir a verlo porque no tengo recursos. meses sin venir a verlo porque no tengo recursos. Mihijo hijo tiene celda, duerme enpasillo”, un pasillo”, afirMi nono tiene celda, duerme en un ma con la voz entrecortada. afirma con la voz entrecortada. Ahora Hermencia estásola másque sola que nunca. Ahora doñadoña Hermencia está más nunca. Cada vez que puede busca ayuda, a veces Cada vez que puede busca ayuda, a veces de de manera desconfiada, y con toda la razón, después dede todo manera desconfiada y con toda la razón después su calvario. SuSu corazón todo su calvario. corazónestá estáyayamuy muyremendado remendado y a sus 60 años las heridas causadas por el conflicto y a sus 60 años las heridas causadas por el conflicto y y la socialaun aúnno nosanan. sanan. Ella víctima más la injusticia injusticia social Ella es es unauna víctima de las cientos que habitan este país. Cuenta con un más de las cientos que habitan este país. Cuenta con “alos lospobres, pobres, por pobres, nos unpoco pocode denostalgia: nostalgia: “a por serser pobres, aplican la ley más fuerte, pero a los que son nos aplican la ley más fuerte, pero a los que son verdaderamente delincuentes si si loslos dejan es que verdaderamente delincuentes dejanlibres”, libres”, yy es sufrir en carne propia la tragedia de la guerra que sufrir en carne propia la tragedia de la guerra eses como perder la libertad. como perder la libertad. El Gobierno ha tomado conciencia, de largos El Gobierno ha tomado conciencia, despuésdespués de largos la cruel vidallevan que llevan y de es necesario años,años de lade cruel vida que y de que es que necesario realizar un trabajo en conjunto para salvar la dignirealizar un trabajo en conjunto para salvar la dignidad daddehumana aquellas queHermencia, como doña Herhumana aquellasde víctimas quevíctimas como doña han superado duras y leetapas han ganado batalla a esta la mencia, etapas han superado duras la y le han ganado putrefacta sociedad. Cuenta con sociedad, un poco decuenta resignación batalla a esta putrefacta con un poco que hace 2 años, en laque reparación víctimas, dieron 9 de vícde resignación hace 2 de años, en la le reparación millones de pesos con 9 losmillones cuales pago las incontables timas, le dieron de pesos con los cuales pagó deudas tenía y que lo poco que le quedó lasque incontables deudas que tenía y queloloinvirtió poco en que le comida. quedó lo invirtió en comida.

Le ha Le tocado sufrir varios con los infinitos ha tocado sufrirpercances varios percances con los infinitos papapeleos que tiene que hacer para que la puedan ayudar. peleos que tiene que hacer para que la puedan ayudar. HaHa corrido de un para aotro tratando de de obtener algún corrido delado un lado otro tratando obtener algún beneficio por parte del Estado, que a veces promete beneficio por parte del Estado, que a veces promete mumucho y cumplepoco. poco.Lo Loúltimo último que cho y cumple que recibió recibiófue fueun un sobre sobre con 200 mil pesos adentro, billetes que gasta con 200 mil pesos adentro, billetes que gasta enen un abrir y un abrir cerraren detransporte, ojos, en transporte, y llamacerrar dey ojos, papelespapeles y llamadas. das. ¿Será entonces que los procesos de reparación no son losentonces más eficaces?, puede ser la pregunta del millón, ¿Será que los procesos de reparación no son los del millón de víctimas que piden a gritos con su silencio más eficaces?, puede ser la pregunta del millón, del millón aceptación digna, aygritos, con su con profunda y magullada deuna víctimas que piden su silencio, una acepmirada algo de tolerancia. “Para uno de pobre, es un tación digna; y con su profunda y magullada mirada, algo gran aliento que fundaciones como Víctimas Visibles nosque de tolerancia. “Para uno de pobre, es un gran aliento tengan en cuenta”, argumenta doña Hermencia. fundaciones como Víctimas Visibles nos tengan en cuenta”, argumenta doña Hermencia.

Crónica


Crónica Hoy, ésta sobreviviente de la dura realidad del país, vive con un herHoy,en esta la dura realidad paíslevive con un poderle hermano en mano susobreviviente finquita. Un de hermano que másdel bien sirve para su finquita. Un hermano que más bien le sirve para poderle hablar a los hablar a alguien y no sentirse sola en las mañanas, cuando saborea alguientragos y no sentirse sola en las mañanas, cuando saborea los primeprimeros de café y recuerda con melancolía a su esposo. Aunros tragos de café y recuerda con melancolía a su esposo. Aunque que en ocasiones ha tratado de desvanecerse en el olvido, siempre enfuerzas ocasiones a tratado desvanecer el la olvido, siempre saca y se levantade pensando en en que injusticia no puede sacatriunfando fuerzas y se ylevanta pensando en que injusticia no seguir que, hasta que Dios lo la permita, seguirá puede seguir triunfando y que hasta quegustaría Dios lo permita haciendo todo lo posible por vivir. “Me irme para el seguirá todo posible están por vivir. gustaría Huila, alláhaciendo tengo algo delofamilia, mis“Me otros hijos. Yo irme para el Huila, allá tengo algo de familia, están misde si quisiera poder reubicarme allá”, expresa con algo otros hijos. Yo si quisiera poder reubicarme allá”, expreilusión. sa con algo de ilusión. Las víctimas han tenido que padecer el frío terror Las víctimas han tenido que padecer el frio terror de la guerra, una guerra que parece nunca acade la guerra, una guerra que parece de nunca bar y que cada vez más muestra pequeños vesacabar y que cada vez más muestra pequeños tigios de aceptación. Esta sociedad está llamavestigios de aceptación. Esta sociedad está da a la reorganización, y a tener esperanza llamada a la reorganización, y a tener esperancon testimonios como los de doña Hermenza con testimonios como los de doña cia, que encuentran en el mañana un aliento Hermencia, que encuentran en el mañana un para curar lo que el ayer frustró. Ganas de sealiento para curar lo que el ayer frustró. Ganas guir adelante, como las de doña Hermencia, de seguir adelante, como las de doña son las necesarias para seguir combatiendo Hermencia, son las necesarias para seguir esta cruda realidad. combatiendo esta cruda realidad.



No sé si aún existe ese cariño entre hermanos como el qu yo tenía con Miguel. De los siete hermanos, él y yo éramosmuy unidos de verdad. Ya había experimentado la pérdida de un ser querido. He tenido que lidiar con la muerte de siete familiares cercanos: José Antonio (un hermano) hace unos quince o veinte años, por cirrosis. En esa época, en Guasca los hombres salían temprano de trabajar y por tradición solían tomar tinto con aguardiente para el frío, entonces imagínese cómo caía eso al hígado; además, tenía un hábito alimenticio muy variable. También perdí a mi única hermana. Ella se casó muy joven, como a los dieciocho años… y así mismo murió muy joven. Por eso digo que nunca tuve hermana. A mi padre lo perdí cuando tenía once años. Y a mi madre hace un par. Pero nada me lastimó más que perder a Miguel. Ese sábado 27 de abril .de 2005, él se fue a las 4 de la mañana a ordeñar su ganado lechero. Debía dejar lista la leche por que el camión pasaba entre 6 y 6:30 a recogerla. La finca donde vivía mi hermano Miguel queda retirada del pueblo de donde vivo, a pocos minutos. Ese


día me dijo: “yo no vengo esta noche”. No me preocupe al principio porque en la finca tiene casa propia, su casa. “Más bien mañana madrugo y me tiene desayuno”. Me dijo eso porque yo le había dicho que ese día quería subir a la finca con él. Yo subía cada 15 días y quería subir ese día. No me dejó ir con él diciéndome que tenía que recoger el otro ganado, que era el de carne, y encargarse de los novillos. Eso es una cantidad de que haceres que toman tiempo. El domingo me levanté antes de las 6 de la mañana sospechando que mi hermano iba a llegar con hambre en la madrugada. Además tenía que prepararle el baño, por que él tenía que bañarse después de toda una noche de trabajo con el ganado. A las 6:15 llegó Jorge, mi otro hermano, junto con su esposa. Dado que el cuarto de mi hermano estaba justo enfrente de la cocina, por donde se entra a la casa, Jorge entró y se fue directo al cuarto, sin saludarme.

Noté que estaba angustiado. Más, en su tono de voz, cuando me preguntó: “¿Miguel no está aquí?” Inmediatamente supe que algo no andaba bien y subí al carro de unos amigos a buscarlo. La sensación que tuve fue de mucha preocupación, que pasó a ser ansiedad, después angustia; pero fue en el instante cuando no pude más, que se convirtió en dolor. Íbamos en la mitad del camino del trayecto de mi casa a la finca de Miguel y ahí estaba: tendido en la carretera con dos impactos de bala en la sien. Yo digo que fue la guerrilla por las circunstancias y el contexto: Hace 10 años ocurrió el rompimiento de los procesos de paz en la infame zona de distención del gobierno Pastrana. Cuando esa zona perdió toda su presunta viabilidad, los guerrilleros se esparcieron por toda Cundinamarca; es así como en las noches, y ocasionalmente en la tardes, podían verse guerrilleros pasar por Guasca. La finca de mi familia es bastante extensa y rica en una variedad inmensa de víveres y animales. Miguel era una persona muy reservada. Yo, aun siendo su mejor amiga y confidente, estoy segura de que me ocultó algo. Nada grave, pero cuando


se es tan cercano a alguien y ambos se quieren tanto, es muy difícil dejar pasar el hecho que no te digan algo aunque te lo cuenten con su silencio. Pero algo que él sí me dijo, y creo que sólo yo supe, fue que una tarde, casi noche, una gente de la guerrilla se acercó a la finca para pedirle que le vendiera algunas papas del sembradío. Él supo quienes eran de inmediato, me lo recalcó, y les permitió tomar lo que necesitaran sin nada a cambio. Le pidieron un favor. Ellos jamás piden favores, y la vida perdida de Miguel lo comprueba. Le pidieron que los dejara cargar los celulares cuando fuera necesario. En un pueblo es muy difícil guardar un secreto, todos se conocen y todo se sabe. Miguel les dijo que no podía hacer eso, por que si el ejército se llegaba a enterar de lo más mínimo o escuchaba un rumor al respecto, lo matarían. La vida de los apolíticos en el campo es así. Hermosa en la forma de vivir, pero mordaz en contexto. Temer por la propia vida sin haber elegido un bando es una situación cruel. Ellos se fueron sin más, pero desgraciadamente volvieron. Su asesinato ocurrió sin testigos, pero hay que oír cómo la gente que lo conocía, aunque no tan bien como solo yo, lo acusó de ladrón o informante. A quién le cabe en la cabeza que a un hombre cuya vida fue trabajar en su finca y quien a nadie, hizo daño, mereciera acabar en medio de una carretera. Pero lo juzgaron. ¡Cómo decían de cosas!; lo vieron como una especie de ajuste de cuentas. No me importan sus conclusiones, ¿acaso han perdido con dos disparos en la cabeza a la persona que significaba la mitad de su vida? Si es así, sabrán que los chismes solo impactan a quien no conoce la verdad, y aunque nadie haya estado para presenciar lo que le hicieron a Miguel en ese momento, fui yo quien viví toda la vida junto a él. Los primeros días me abandoné en la incógnita de las razones por las que pudieron haber matado a Miguel. Su vida era tan simple, pero tan valiosa, que aún no lo concibo. Me considero víctima por que fui, junto a mi sobrina a quien crié junto a Miguel, la afectada de corazón. Si yo no hubiera estado ahí para ella, a pesar de como yo estaba, la niña hubiera acabado en peor estado. Lo digo así: en los ocho años de duelo con el


recuerdo, la ayuda más importante que recibí fue de mi niña, mi sobrina, porque ayudándola a ella, ella me ayudó a mí. No como algunos familiares, cuya muerte solo significó un pleito por la finca y, por qué no, por una reparación del Estado. ¿Qué fueron los años en los que más necesite ayuda si no el momento indicado para reparar los daños emocionales? He vagado con un intenso dolor durante ocho años; la verdad, y a esta altura, la única ayuda del Estado que espero, es psicológica. La mayoría de gente la emprende es contra el Gobierno, pero a todas estas, no tiene la culpa. El Gobierno ha hecho lo que puede. Yo entiendo el poder y las fuertes bases de la guerrilla. Por lo cual, no estoy de acuerdo en que a raíz de lo que me sucedió a mí, y a otras víctimas, formemos una guerra. Hay dos clases de víctimas: aquellas cuya experiencia las llenó de vigor y las impulsó a trabajar por ser dirigentes de los maltratados y aquellas, que admiran a las primeras, pero que su horizonte es poder hacer las paces con sus recuerdos. Por fortuna, los recuerdos de Miguel se presentan constantemente en mis sueños. Ahí somos igual de felices como solíamos serlo en la finca, con nuestros animales, el lago y la quebrada llena de peces; y el uno para el otro. Pero sólo en sueños. Sólo en sueños.


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Créditos 2012, CRÓNICAS SOBRE VÍCTIMAS EN COLOMBIA Dirección Editorial JUAN CARLOS RAMOS HENDEZ Diseño, ilustración, texto y maquetación: alumnos de comunicación social universidad sergio arboleda

Con el apoyo de: FUNDACIÓN VÍCTIMAS VISIBLES COMUNIDAD DE MADRID UNIVERSIDAD SERGIO ARBOLEDA Printed in Colombia / Impreso en Colombia


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... ESPERE LA PRÓXIMA SEMANA OTRA CRÓNICA SOBRE LAS VÍCTIMAS EN COLOMBIA!

NO MAS LÉELAS, SUS HISTORIAS HACEN PARTE DE NUESTRA HISTORIA.


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