Mi corazón late PUCP,PUCP,PUCP

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BIENVENIDOS TODOS


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Mi coraz贸n late...

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Diseño y diagramación: Dirección de Comunicación Institucional, Pontificia Universidad Católica del Perú Fotografías: Mayu Mohanna Giovanna Fernández Ana Lía Orézzoli Ilustraciones: Augusto Patiño Angela Peña

© Pontificia Universidad Católica del Perú

Av. Universitaria 1801, San Miguel, Lima 32, Perú Telf. (511) 626 2040 Fax. (511) 6262462 www.pucp.edu.pe Derechos reservados. Prohibida la reproducción de este libro por cualquier cualquier medio, total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores.

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Palabras del Rector: Luis Guzmán Barrón Sobrevilla Bienvenido el Liderazgo: Luis Guzmán Barrón Sobrevilla, Efraín Gonzales de Olarte, Marcial Rubio Correa, Bienvenida la Experiencia: Luis Jaime Cisneros Bienvenida la Investigación: Ana María Huaita Bienvenida la Esperanza: R.P. Jorge Dintilhac SS.CC. Bienvenida la Entrega: Beatriz Narváez Bienvenida la Tradición: Hugo Sarabia Swett Bienvenido el Deber: Beatriz Boza Bienvenida la Vocación: Adolfo Winternitz Bienvenida la Perseverancia: Lucía Watson Bienvenida la Pasión: Luis Peirano, Alberto Ísola y Gisela Ponce de León Bienvenida la Innovación: Bruno Castillón Bienvenida la Integridad: José de la Riva-Agüero y Osma Bienvenida la Originalidad: Olga Engelmann Bienvenida la Dedicación: José Agustín de la Puente Bienvenida la Tolerancia: R.P. Felipe Mac Gregor S. J. Bienvenida la Solidaridad: Talía Vela Bienvenida la Excelencia: Natalia Parodi, Álvaro Lasso, Denise Ledgard y Enrique Mayorga Bienvenida la Superación: Antonio Pareja Bienvenido el Éxito: Gabriel Michhue Bienvenido el Compromiso: Anna Maccagno Bienvenida la Reconciliación: Salomón Lerner Bienvenido el Deporte: Viviana Guzmán y Karen López Bienvenida la Creatividad: Santiago Roncagliolo Bienvenida la Reflexión: Raimundo Morales Bienvenida la Responsabilidad: José Miguel Morales Bienvenido el Desarrollo: José Tola Pasquel Bienvenido el Talento: Fernando de Szyszlo Bienvenidos todos en Casa Abierta

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“La Pontificia Universidad Católica del Perú es sinónimo de libertad, modernidad y vanguardia, de apertura al futuro. Pero simultáneamente es historia y tradición. La Universidad es una comunidad de espíritus libres que anticipan el pensamiento y la ciencia del futuro, pero que también someten a crítica el tiempo en que viven en nombre de los más altos valores”

Rector

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Vicerrector administrativo

Vicerrector académico

Rector

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BIENVENIDO EL LIDERAZGO “En la Universidad Católica formamos personas solidarias y capaces de enfrentar los retos de un mundo en constante cambio”

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BIENVENIDA LA EXPERIENCIA

Filólogo y maestro El nombre de Luis Jaime Cisneros es sinónimo de maestro por excelencia. Tiene 59 años dictando clases en nuestra Universidad y es mentor, amigo y confidente de varias generaciones de alumnos, a quienes enseñó con amor, humor y rigor.

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“La enseñanza es una operación de simbiosis en la que uno da y recibe con la misma intensidad” Usted ha cumplido 59 años enseñando en la Pontificia Universidad Católica del Perú, ¿cuál es su secreto? Tener buena salud y luego buen humor, lo que ayuda a ver los acontecimientos con la perspectiva necesaria y a no darle demasiada importancia a lo que no la tiene. Además, hay que tener fe en lo que uno hace y apreciar al otro, escucharlo; para eso hay que tener buen humor.

¿Qué siente al ver que un alumno va alcanzando sus metas? En primer lugar la satisfacción de verlo triunfar. También la vanidad que siente todo profesor que reconoce en sus discípulos el trabajo provechoso que hizo en beneficio de ellos y la fe de uno en su vocación. Pero el éxito de un estudiante no podemos achacarlo siempre al éxito de un profesor. Es el fruto de coincidencias del esfuerzo de uno y otro

¿Cómo era usted cuando recién empezó a ejercer la enseñanza? Cuando llegué aquí, luego de trabajar como jefe de prácticas en el extranjero, vi una realidad distinta. Estoy acostumbrado a ser exigente, pero entonces era un hombre más complicado, un ogro, no toleraba las equivocaciones. Me costó acostumbrarme y a los muchachos mucho más, las chapas que me ponían y sus opiniones no eran muy amables.

¿Cómo definiría al alumno de la Católica? Estoy tan acostumbrado a él que ya no me arriesgaría a calificarlo de manera especial. Pero diría que el alumno de la Católica reconoce la necesidad del rigor, tiene una conciencia muy clara de que sin firmeza en el estudio, la lectura y la observación, no hay manera de consolidar ni afirmar su calidad de universitario.

¿Qué chapas le pusieron? Decían que caminaba como los ómnibus de esa época, los ‘cocharcas’, inclinado para un lado. En todas las fotos se me ve un hombro caído. He aprendido a pararme y a hacerle trampa al fotógrafo para que parezca que estoy derecho. ¿Qué cosas peculiares descubrió cuando empezó a enseñar? Yo me había acostumbrado a memorizar los peinaditos de los muchachos para acordarme de sus nombres. Las difíciles eran las mujeres, porque cambiaban de peinado a cada rato. Entonces un día una muchacha era la señorita Jiménez y al otro ya no. ¿Los alumnos cambian mucho? Los chicos quisieran que todo se hiciera rápidamente y eso no es sólo contrario a la realidad, sino a los principios de la formación. Les cuesta entender que las caídas son como los obstáculos que ponían los griegos para probar que uno es capaz de superarlos. No hay que dejar que la criatura se desanime sólo porque tiene un obstáculo.

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¿Qué es lo más valioso que ha descubierto gracias a sus alumnos? El entusiasmo. Cada generación tiene distinta manera de entusiasmarse con los temas y yo le debo a los estudiantes el haber descubierto que ciertos temas, por los que no sentía simpatía alguna, resultaron siendo de interés, necesarios, solamente porque en los estudiantes ese interés se había hecho carne, esa inquietud había aparecido. La docencia es una tarea compleja, pero es una tarea de intercambios. La gente cree que nosotros enseñamos y los chicos aprenden. Pero nosotros sabemos que los chicos también nos brindan enseñanzas y nosotros también aprendemos. La enseñanza es una operación de simbiosis, una operación en la que uno da y recibe con la misma intensidad. ¿Cuál es su mayor certeza? Que no me he equivocado en la elección de mi camino. ¿Usted cómo siente su relación con la Católica? Yo la relacionaría con los estudiantes. Lo que a uno lo ata, lo que a uno lo lleva a descubrirse y reconciliarse consigo mismo, con su tarea, con su vocación, con su trabajo, es la conciencia de que sin el estudiante todo lo que hacemos no tendría sentido, y si no tiene sentido lo que hacemos, la significación de nosotros sería muy pobre, muy triste.


¿Es cierto que los alumnos lo buscan hasta por sus problemas del corazón? Eso se debe a una buena relación de amistad. Si la conversación va más allá del tema de clase, se entiende que han descubierto que el profesor es su amigo. Eso no sólo beneficia al estudiante, beneficia y reconforta al profesor. ¿Cómo se siente usted cuando un alumno se acerca a contarle sus confidencias? Me muero de miedo de no comprenderlo, de no acertar y de conducirlo, de repente por inexperiencia o ineficacia, a un mundo de tinieblas. Ese miedo es el que me hace ser muy atento, muy observador. Me obliga a concentrarme y a escucharlo mejor. Si pudiera ser otra vez ese novato profesor que recién entra a la Católica, ¿qué cambiaría? Tal vez algunos rasgos de soberbia, todo lo que pudiera haber afeado el cumplimiento de la calidad. Por supuesto, también me cambiaría de terno para estar de acuerdo con los tiempos, pero eso sí, no me dejaría el pelo largo. ¿Cuál cree que es la esencia de estos 90 años de la Universidad Católica? La Universidad no ha claudicado de sus principios, los ha ido recreando, remodelando, actualizando siempre en una sola dirección, que es la del rigor en el estudio, la prosecución de la verdad y la ciencia.

Nombre completo Luis Jaime Cisneros Vizquerra Nacimiento 28 de mayo de 1921, en Lima. Estudios Filosofía y Medicina en la Universidad de Buenos Aires. Doctorado en Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Distinciones Premio Nacional de Cultura en Crítica (1948) y en Pedagogía (1956 y 1963). Miembro de número y ex presidente de la Academia Peruana de la Lengua. Miembro correspondiente de la Real Academia Española, la Academia Norteamericana de la Lengua Española y la Academia de Letras de Uruguay. Palmas Magisteriales en el grado de Amauta (1992). Orden del Sol en grado de Gran Cruz (2006).

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Personajes de los 90 años

Docencia Docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1947), de la Pontificia Universidad Católica del Perú (desde 1948), especializado en temas de filología, estilística y psicología del lenguaje. Decano de la Facultad de Letras de la PUCP (1969-1971), profesor visitante de las Universidades de Uruguay y Caracas (1965), la Universidad de Colonia (1967-1968) y la Universidad de Estrasburgo (1975-1976).


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BIENVENIDA LA INVESTIGACIÓN

Estudiante de Química Con sólo 21 años, Ana María Huaita está a punto de egresar de la Especialidad de Química. Su proyecto de tesis la ha llevado hasta la base que tiene la Universidad Católica en la Reserva Nacional Tambopata, donde desarrolla un original estudio científico que busca mejorar las condiciones de los bosques amazónicos.

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“Es necesario encontrar alternativas para el desarrollo sostenible del país y con las herramientas científicas que me dio la Universidad, yo lo puedo conseguir” ¿Es verdad que la elección de la universidad te viene de familia? Mi caso es peculiar porque yo escogí la universidad antes que la carrera. Mis hermanos son egresados de la Católica, mi mamá llevó cursos de especialización y de maestría, mientras que mi papá estudió en la Universidad de la Experiencia. Entonces siempre hubo una conexión; la sentía muy cercana. De pequeña me encantaba ir al campus, estar con la gente; me sentía bien, así que decidí estudiar ahí. ¿Y cómo te sientes de haber continuado con la tradición familiar? Con los años que he pasado allí y el contacto con personas de otras universidades, me he dado cuenta de que he recibido una excelente formación. La exigencia es algo muy valioso porque te cultiva la dedicación. Además, te hace valorar el esfuerzo porque cuando ves los frutos llegas a la conclusión de que todo valió la pena. Cuando estás en la Católica sabes que puedes y debes aspirar a más porque tienes las herramientas para competir. ¿Qué has aprendido en la Universidad? La Universidad me ha dado la seguridad de saber que tengo las capacidades desarrolladas para afrontar los problemas. Cuando entré era una niña que no sabía nada. Ahora puedo desenvolverme en mi carrera. He ganado mucha seguridad y confianza, me siento una persona mucho más competente. Estás a punto de terminar tu carrera. ¿Cuál es el tema de tu proyecto de tesis? Mi tesis estudia el uso de sustancias volátiles de origen vegetal como indicadores de cambios en la composición de los bosques tropicales. Los volátiles son compuestos que se desprenden en fase gaseosa de las plantas y son específicos para cada especie. Entonces un grupo específico de plantas tendrá un grupo específico de volátiles. Con los cambios climáticos, las especies que

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residen en los bosques tropicales tienden a variar. Antes había árboles enormes que acumulaban gran cantidad de biomasa; ahora hay una tendencia hacia árboles más ligeros, como las lianas. Entonces el carbono se iría a la atmósfera, lo que contribuiría al calentamiento global. Estoy desarrollando un estudio científico que nunca antes se había hecho y que podría mejorar la situación de los bosques. ¿Cómo nació este proyecto? Mi profesor, el doctor Eric Cosio, estuvo varios años en conversaciones con las personas encargadas de la Reserva de Tambopata y consiguió que la Universidad tenga en concesión un área con fines totalmente científicos. Tuve la oportunidad de ir en el 2005 y me encantó. Ahí empezó todo. ¿Qué expectativas tienes? Sabemos que este estudio podría tener un gran impacto y por eso le estamos dando el lugar que el proyecto se merece. Pensamos que los resultados no sólo interesarán para mi tesis, sino que pueden servir para mejorar los bosques, para tomar conciencia y darles la debida importancia. ¿Qué significa la Católica para ti? El ciclo pasado estuve trabajando y venía muy poco, así que la extrañaba como si fuera mi casa. Es un lugar donde puedes pasar mucho tiempo y sentir que lo estás aprovechando. En la Universidad me he cargado de herramientas, gracias a ella ahora ya puedo salir al mundo y enfrentar lo que venga. He aprendido lo suficiente para empezar la búsqueda de algo más. ¿Vas a extrañar la Universidad cuando te gradúes? Definitivamente. Siento un gran afecto y respeto por ella, por eso cada vez que salgo digo con orgullo: soy de la Católica. Cuando camino por la berma central y siento los árboles, el aire, respiro hondo y me cargo de esa energía.


¿Dónde te imaginas en el futuro? Me veo con un doctorado y quiero llevarlo en una rama cercana a la ecología química, algo afín a lo que estoy haciendo ahora. Lo que espero en el futuro es poder trabajar con los recursos naturales del Perú. Me parece que es necesario encontrar una alternativa para un desarrollo más sostenible del país. A partir de mis conocimientos científicos, creo que lo puedo hacer. Ahora, en la selva, estoy dando mi primer paso.

Nombre completo Ana María Huaita Alfaro. Nacimiento 27 de agosto de 1985, en Lima. Estudios Décimo ciclo de la Especialidad de Química, PUCP.

Otros Presidenta de la Junta de Estudiantes de Química en el período 2005-2006.

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Personajes de los 90 años

Distinciones Ganadora del Concurso Anual de Proyectos de la Dirección Académica de Investigación (2007), por su plan de tesis: Volátiles en Bosque Tropical Amazónico como Indicadores de Alteraciones en la Biodiversidad.


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BIENVENIDA LA ESPERANZA “Nuestra Universidad es, ante todo y sobre todo, una familia espiritual ”

Fundador de la Universidad Católica

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BIENVENIDA LA ENTREGA

Educadora Egresada de la Facultad de Educación de nuestra Universidad, dedica su vida a capacitar a sus colegas en las escuelas más olvidadas del país.

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“En la Universidad aprendí que si enseñamos a pensar podemos encender una luz dentro de cada persona con la que nos encontramos en el camino” ¿Es difícil ser maestra en el Perú? Sí, aquí y en cualquier parte del mundo. La consideración hacia el profesor no es la mejor. Muchas veces cuando me preguntan a qué me dedico y respondo que soy profesora, me dicen: “Ah”, con cierta decepción. No se nos reconoce mérito, sobre todo en la capital. Debe ser porque no es una carrera donde se puede tener grandes posibilidades económicas; sin embargo, en el interior somos más respetados y tenemos cierto prestigio. ¿Qué dificultades tiene un maestro rural en nuestro país? El transporte, los horarios, las condiciones climáticas. Te tienes que desarraigar de tu hogar. Muchos profesores dejan sus casas para vivir en el pueblo donde enseñan. Hay docentes que tienen que cruzar ríos para ir a su escuela. Me ha pasado que he tenido que esperar horas por un transporte, que llegaba lleno y debía entrar doblada.También he pasado algunos sustos. En septiembre del año pasado, por ejemplo, estaba yendo a dictar a una comunidad cercana a Yunguyo (Puno) y la camioneta en la que viajaba dio dos vueltas antes de caer pesadamente de lado. Terminé con la clavícula izquierda fracturada y estuve un mes enyesada. ¿Por qué decidiste dejar de ser profesora de aula para ser capacitadora de maestros rurales? Yo ya había trabajado mucho tiempo en el aula y deseaba compartir mis experiencias con mis colegas. Además, quería generar espacios para que los docentes continúen con su formación, porque yo creo que nosotros estamos en constante aprendizaje. Eso te da la Católica, el espíritu de leer, investigar y buscar otras cosas.

¿Se podría decir que la Universidad te impulsó a que fueras más allá? Sí, definitivamente. La mayoría de los egresados de la Católica no se quedan como maestros de aula; incluso hay un porcentaje que no pasa por ahí. La Universidad nos dio ese espíritu de investigar, de desarrollar proyectos, nos enseñó a tener una visión macro. Es el espíritu de aventura educativa. Cuando era alumna nos motivaban a hacer investigaciones, a participar en los trabajos de nuestros profesores. Eso me pareció muy importante porque después buscas transmitir ese espíritu investigador a los alumnos. Nosotros estamos formando seres humanos, es una responsabilidad enorme. Cuando ellos desarrollan un nuevo aprendizaje a partir de lo que tú les has dado es estupendo. Esa es la gratificación del docente. ¿Cómo fue tu experiencia en Puno? Primero fue difícil llegar porque no ubicaba bien el sitio. Era un pueblo casi en la frontera con Bolivia. Tomé varios transportes: avión, bus, carro, mototaxi y hasta triciclo. No estaba acostumbrada. Después fue excelente, sobre todo al ver la necesidad de capacitación de los docentes porque, a pesar de que tenían mucho para dar, les faltaba refrescar sus ideas. Para ellos es importante que se les atienda. Fue una muy buena experiencia. ¿Por qué decidiste estudiar educación? Porque me gustan los niños, la labor y, sobre todo, porque me gusta dar y compartir, sentir que cada día es una experiencia nueva. También porque la educación es una carrera donde puedes producir más cosas. Me gustaba crear y transmitir vivencias. ¿Qué quieres lograr con tu profesión? Sentirme bien, satisfecha con lo que hago. Para el futuro quiero más cosas, seguir trabajando en capacitación, elaborar textos, poder desarrollar nuevos proyectos y aportar mucho más. Me parece valioso no quedarse dentro de los libros o en las ideas de cómo debe ser el mundo, sino pisar tierra y hacer cosas concretas.

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¿Qué es lo más valioso que has aprendido en la Universidad Católica? A pensar de forma libre, abierta, poder cambiar de parecer, no quedarme encerrada en las mismas ideas. Aprendí que es importante seguirte desarrollando y no quedarte donde estás.También aprendí lo valioso de la integración en un grupo humano, profesores y alumnos trabajando juntos por un objetivo. La Universidad nos ha formado íntegramente y eso es lo que nosotros buscamos como docentes. Entregarles a los niños una formación integral. No sólo enseñar, sino ser maestra… No solamente pasar conocimiento, sino formar seres humanos integrales. En la Universidad aprendí que si enseñamos a pensar, podemos encender una luz dentro de cada persona con la que nos encontramos en el camino. ¿Qué recuerdas de tu época de estudiante? Cuando tenía dificultades académicas o personales iba al CAPU (Centro de Asesoría Pastoral Universitaria) y me sentaba ahí. Y sólo leer el lema de la Universidad: Et Lux In Tenebris Lucet me ayudaba a buscar fuerzas dentro de mí. ¿Qué sientes por la Católica? Fue mi punto de partida. Es como una matriz que me moldeó y a partir de ahí me puedo proyectar. Las pequeñas luces se encendieron y eso me alienta a buscar mis propias luces.

Nombre completo Beatriz Narváez Mueras. Fecha y lugar de nacimiento 28 de octubre de 1966, Huancayo. Estudios Licenciada de la Facultad de Educación de la Universidad Católica. En la actualidad cursa un diplomado de segunda especialidad en Políticas Educativas y Desarrollo Regional y una maestría en Literatura Infantil y Animación a la Lectura.

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Personajes de los 90 años

Trayectoria Actualmente se desempeña como capacitadora docente del proyecto Sumando Esfuerzos de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo e Hidrocarburos y la Pontificia Universidad Católica del Perú. Antes fue especialista de Capacitación en Educación, Asociación Solaris Perú, Puno (2006). Ha sido coordinadora metodológica de Primaria y de Proyectos de Institución Educativa San Antonio de Padua, Tarapoto (2002-2005). Autora de material didáctico para niños y docentes de escuelas rurales de la Región San Martín, Sociedad Cultural Walkiria Ediciones (2004). Coautora de material didáctico de Ciencia y Ambiente ¿Por qué? Ciencias 4, Editorial Norma (2004). Coautora del libro Pirámide 4, Editorial Norma (2002). Docente de aula en diferentes colegios en Lima y Tarapoto (1990- 2005).


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BIENVENIDA LA TRADICIÓN

Ex rector de la Universidad Católica El ingeniero Hugo Sarabia Swett, profesor desde hace 50 años en el área de Ciencias de nuestra Universidad, desempeñó el cargo de rector en el periodo 1989-1994.

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“A través de la puntualidad, la exigencia del curso y lo que les cuento a los estudiantes sobre la historia de la Universidad y su importancia, se van transmitiendo nuestros valores” Usted está ligado a la Pontificia Universidad Católica del Perú desde la década de 1950, primero como estudiante y luego desempeñando diferentes cargos docentes y administrativos hasta llegar a ser rector. ¿Cómo fueron sus inicios en la Universidad? Desde que estaba en el colegio –yo soy del Guadalupe– ya sabía que mis estudios superiores los seguiría en la Universidad Católica. Mi hermano mayor había ingresado a nuestra Facultad de Ingeniería y siempre le escuchaba hablar de la exigencia en los estudios, de lo buenos que eran los profesores, así que desde entonces me hice la idea de estudiar aquí. No se me cruzó por la cabeza ni postular a otras universidades. ¿Su vocación era de ingeniero o de matemático? Lo que más me gustaba eran las matemáticas. Se piensa generalmente que a quien le gustan las matemáticas debe ser ingeniero, cosa que no es así, pero en mi caso efectivamente ingresé a estudiar Ingeniería Civil –entonces la única carrera de Ingeniería que se seguía en la Universidad Católica– y me gustó. Pero después más me gustó la docencia y a eso me dediqué. También forma parte de la primera generación de profesores a tiempo completo de la Universidad. ¿Cómo se decidió a tomar una decisión tan difícil en ese momento? Felizmente tuve el apoyo de mi familia. En su momento, quizá no me convenía económicamente y yo tenía tres hijos, pero mi esposa comprendió y la docencia era realmente lo que me gustaba. Los primeros profesores a tiempo completo estuvieron en Ingeniería y fueron claves para el desarrollo de la Universidad. A mí, por ejemplo, me habían enseñado sólo profesores por horas, con ellos podía contar para alguna asesoría, pero de vez en cuando. En cambio, los profesores a tiempo completo vivíamos acá,

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colaborábamos en todo, nos reuníamos con el decano permanentemente. Gracias a la ayuda de todos esos profesores a tiempo completo es que se pudieron iniciar los Estudios Generales Ciencias con las nuevas carreras, ya había gente que se dedicaba a pensar en esas cosas y a sacarlas adelante. Fue una medida trascendental tomada en el rectorado del Padre Mac Gregor en los años sesenta. El padre Mac Gregor cambió la Universidad Católica. Antes era una universidad buena, pero tranquila y él vino con otra visión. Gracias a él tenemos el campus, tenemos profesores a tiempo completo y fuimos muchos los que nos capacitamos gracias a las becas que él gestionó ante la Fundación Ford, para luego regresar a la Universidad a aplicar lo aprendido en el extranjero. ¿Qué es lo más valioso que un profesor de ciencias debe transmitir a sus alumnos? En el nivel de pregrado, primero, el interés por la ciencia misma, fomentar el gusto por las matemáticas. En la Facultad de Ciencias e Ingeniería quizá esto no resulte tan difícil, pero nosotros enseñamos cursos de matemáticas en toda la Universidad y hay que adecuarnos a cada especialidad. ¿Cómo se transmite una formación humanística en los cursos de ciencias? En estos cursos no es que haya una transmisión expresa, que se diga “ah, este profesor es un humanista”. Pero se enseña con el ejemplo. Yo, a través de tantos años, nunca he llegado tarde a mi clase. Sí tengo faltas, no me alcanzan los dedos de las manos para contarlas en los 50 años que llevo aquí. A través de la puntualidad que practico y solicito a mis alumnos, de la exigencia que pongo en el curso, de lo que les cuento a los estudiantes sobre la historia de la Universidad y su importancia, se van transmitiendo valores, aparte de los conocimientos propios de la materia.


A usted le tocó ser rector en una época difícil para el país (1989-1994). ¿Cómo enfrentó desde la Universidad la violencia política que se vivía en el Perú? La violencia ya se vivía desde cuando era vicerrector, bajo la gestión del Dr. Tola Pasquel. Eso claro que repercutía en la Universidad, pero pudimos sobrellevarlo de la mejor manera. Había gente que cuando entraba al campus sentía que llegaba a otro mundo. Nunca tuvimos pintas en las paredes, siempre estuvieron bien cuidados los jardines y en las clases se discutía sobre el tema, pero buscando aportes para lograr la paz y contribuir al desarrollo del país. ¿Cuáles fueron sus mayores satisfacciones como rector? Me queda la satisfacción de haber afrontado bien los problemas económicos que tuvo la Universidad. Nosotros teníamos una subvención estatal que fue disminuyendo hasta desaparecer. En el año 1985, el 27,2% de los ingresos de la Universidad provenía de la subvención estatal, en el año 1989 era menos del 4%. Eso, que al comienzo parecía algo terrible para la Universidad, resultó siendo favorable. ¿En qué sentido? Nos obligó a reaccionar y buscar nuevos ingresos, lo que nos hizo aprender a descubrir todo lo que la Universidad podía dar. Comenzamos los cursos de extensión, de profesionalización, de cultura, que antes casi no existían. Se crearon el Centro Cultural, el Centro Preuniversitario, el Instituto de Idiomas y otras unidades con un doble espíritu: servir a la comunidad en general y proveernos de nuevos recursos económicos. También se potenció Plaza San Miguel, que es una de los principales fuentes de ingreso de la Universidad. Así aprendimos a cubrir nuestras necesidades sin tener que subir las pensiones, que se mantuvieron dentro de los niveles establecidos, dando facilidades a los alumnos que no podían pagar sus estudios.

Nacimiento 22 de marzo de 1932, en Lima. Estudios Ingeniería Civil en la PUCP. Maestría en Matemáticas en la Universidad de Notre Dame, Indiana, EE.UU. Trayectoria universitaria Se inició hace 50 años como jefe de práctica del curso Geometría Analítica en la PUCP. Luego dictó cursos de Cálculo Infinitesimal y de Hidráulica. En 1970 fue nombrado jefe del Departamento de Ciencias. Desde 1988 se desempeñó como vicerrector, durante la gestión del Dr. José Tola Pasquel. Fue rector de la PUCP en el periodo 1989-1994. Actualmente se desempeña como docente del Departamento de Ciencias, en la Sección Matemáticas, dictando el cursos Series y Transformadas en Ingeniería Electrónica y como profesor visitante de la Universidad de Piura. Desde 1994 es director de la Maestría en Gestión y Dirección de Empresas Constructoras e Inmobiliarias (MDI) en el Perú, programa desarrollado entre la Universidad Católica y la Universidad Politécnica de Madrid.

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Personajes de los 90 años

¿Cómo se siente en la Universidad en este aniversario? De los 90 años de la Universidad, he estado ligado a ella cinco años como estudiante y otros 50 como profesor, o sea, más de la mitad de la vida de la Universidad me la he pasado aquí. Ya se puede imaginar cómo me siento: totalmente parte de ella.

Nombre completo Hugo Sarabia Swett.


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BIENVENIDO EL DEBER

Abogada Aunque su modestia le impida reconocerlo, la abogada Beatriz Boza es una de las mujeres más destacadas del país. Su vocación de servicio por el Perú, que según ella fue estimulada en las aulas de la Universidad Católica, la ha llevado a ejercer importantes cargos dentro de la gestión pública y a fundar una organización civil que busca fortalecer la relación entre los ciudadanos y el Estado.

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“La Universidad Católica se presenta como un espacio que te desafía a hacer más y a ser mejor” ¿Cuál es el mayor aporte que ha recibido usted de la Universidad Católica? En primer lugar, los cimientos o las bases para mi desarrollo profesional. La Católica te enseña a pensar y a pensar en el Perú. También hay un tema de visión, un vínculo con la realidad y un ámbito de reflexión que, de alguna manera, es mi punto de referencia. Además, está el ambiente físico del campus, todo verde, que es realmente muy libre y muy pacífico, un espacio de libertad, de debate, de interacción y de encuentro con el otro y con uno mismo. ¿Por qué eligió estudiar en la Católica? Porque era la mejor universidad. Hasta el día de hoy es la mejor en términos de la formación humanista que da. Es muy completa, lo que permite al universitario un encuentro consigo mismo y con el entorno. No se dedica a formar sujetos para que trabajen en algo, la Católica forma personas. Los conocimientos cualquiera los puede dar, es un tema técnico, de oficios. La Católica no forma meramente al técnico, sino sobre todo al ser humano. Obviamente, hay que mejorar algunas cosas, no creo que todo sea perfecto, debemos impulsar mayores niveles de excelencia. Pero el balance es altamente positivo. ¿Qué hacía en sus años de estudiante? En mis épocas de estudiante en la Universidad, obviamente, tenía como objetivo lograr la mejor y más completa formación profesional. Pero, además, la Católica permitió que un grupo de alumnos nos involucrásemos para liderar la iniciativa de rescatar Themis, la revista de Derecho que había existido dos décadas antes y que en los años ochenta pudimos volver a institucionalizar.

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¿La Universidad se involucraba con estas iniciativas estudiantiles? La Católica siempre ha buscado espacios para que los alumnos que tengan iniciativas y que quieran hacer algo colectivamente, lo puedan llevar a cabo. Eso se convierte en un reto para la acción conjunta. La Católica te desafía a hacer más y a ser mejor, uno ya ve cómo arma sus horarios. ¿Existe una atmósfera especial en la Católica? Yo lo traduciría como una educación en libertad, un proceso que te permite encontrarte y generar un compromiso, pero entendido esto no como una carga, sino como algo que te libera. No es un compromiso jurídico vinculante, sino algo que uno realmente quiere hacer. ¿Y este compromiso se vincula también con una responsabilidad frente a la sociedad? Partimos del hecho de que somos libres. El ejercicio de la libertad significa para algunos dejarse llevar por la corriente, mientras que para otros tratar de hacer una diferencia. Desde la Universidad nos comprometemos por la posibilidad de imaginarnos dueños de nuestro destino, por la posibilidad de divertirnos en el proceso y de sentirnos vivos, ejerciendo plenamente a cada momento nuestra libertad. La creatividad y la iniciativa, creo yo, no son otra cosa que la rebeldía contra el status quo. ¿Usted siempre fue tan activa en estos temas o el interés nació durante sus estudios universitarios? Siempre tuve inquietudes, pero la Universidad contribuyó mucho a orientarlas. Para poder graduarnos teníamos que presentar una tesis y yo desde que estaba en quinto ciclo ya pensaba en un tema para desarrollarlo. Un día se lo presenté al profesor del curso y me dijo que mi hipótesis era una locura, que iba contra la corriente, pero que igual la trabajara. Fui donde otro profesor y me dijo lo mismo. Acudí a un tercero, que era el doctor Manuel


de la Puente y Lavalle, le planteé mi propuesta y me contestó que él tampoco estaba de acuerdo. Entonces le dije que quizá sería mejor cambiar de tema, pero él fue muy claro: “jamás”, me respondió. Así que hice mi tesis en contra de la opinión prevaleciente, precisamente porque los profesores me animaron a ello. Ahora el doctor Jorge Avendaño usa aportes de mi tesis como parte de su curso. ¿Qué lección le dejó este episodio? Uno tiene su criterio, pero la Universidad te puede pulir, fortalecer y desafiar a que vayas incluso más allá de la visión mayoritaria. Ese esfuerzo de recoger, animar y apoyar las iniciativas de los estudiantes, consigue que, años después, aunque todo el mundo piense que eso está mal o que no se puede hacer, nosotros decidamos soñar despiertos e imaginarnos que el Perú puede ser distinto.

Nombre completo Ana Beatriz Boza Dibós. Estudios Graduada de la Facultad de Derecho de la PUCP. Maestría en Leyes por la Universidad de Yale (Estados Unidos).

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Personajes de los 90 años

Experiencia profesional Trabajó en el Estudio Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle, así como en el Estudio Shearman & Sterling de Nueva York. Presidió el Comité de Asuntos Interamericanos del Colegio de Abogados de la Ciudad de Nueva York. En el Perú se desempeñó como presidenta de los directorios de INDECOPI (1995-2000) y de PromPerú (1996-2000), y como jefa del gabinete de asesores del Ministro de Economía y Finanzas (2001). Actualmente es docente de la Facultad de Derecho de la PUCP, miembro del directorio del Banco Central de Reserva y directora ejecutiva de la organización civil Ciudadanos al Día.


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BIENVENIDA LA VOCACIÓN “Ser artista es vivir el arte, la vocación es la vida. A mis alumnos les digo lo que me decía mi maestro: no están aquí para pintar sino para fracasar, para aprender a levantarse”

Artista plástico. Fundador y primer decano de la Facultad de Arte.

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BIENVENIDA LA PERSEVERANCIA

Arqueóloga Lucía Watson es una joven licenciada en Arqueología que está a punto de terminar su maestría en Estudios Andinos en la Católica. Su pasión por la carrera la llevó hasta Sudán, África, donde supo capear las exigencias del trabajo de campo y poner a prueba sus conocimientos.

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“La Católica me enseñó a estar segura de lo que sé y a enfentrar los retos sin temor a equivocarme” ¿Cómo encontraste tu vocación por la arqueología? Creo que siempre la tuve. A los 16 años, cuando entré a la Universidad, yo ya sabía que quería dedicarme a la bioarqueología, especialidad dedicada al estudio de restos humanos y su contexto funerario. Desde que estaba en el primer ciclo de Estudios Generales ya buscaba dónde hacer prácticas e incluso ayudaba a algunos estudiantes de Arqueología que ya iban a terminar la carrera. Ellos me enseñaron mucho y alimentaron esa pasión que siempre había tenido por esta especialidad.

¿Y cómo fue esa experiencia en África? Recién estaba terminando los estudios de la carrera y me dio un poco de temor involucrarme en un proyecto internacional al otro lado del mundo, pero me dije a mí misma que si no asumía el reto en ese momento, no lo iba a hacer nunca. Ahí me di cuenta de que la Universidad me había formado de tal manera que podía desenvolverme con libertad entre británicos y sudaneses, que me había dado un bagaje muy amplio, como para no sentirme cohibida en ningún ambiente.

¿Cómo es el trabajo de campo? Extremadamente rico. Ahora estoy trabajando en mi tesis para la maestría, en el proyecto arqueológico de Pueblo Viejo, cerca de Pachacámac. Nos llevan los lunes y nos recogen los viernes, así que vivimos prácticamente ahí, sin electricidad y sin comodidades, pero sentimos mucha pasión por lo que hacemos.Y no sólo se trata de trabajar, sino también de escuchar a los estudiantes, a los obreros o al jefe de proyecto, cualquiera puede enseñarle a uno cómo hacer las cosas.

¿Qué problemas enfrentaste en Sudán? También había en ese proyecto alumnos peruanos de otras universidades y surgió una especie de rivalidad, cargada de prejuicios, por el hecho de que ellos provenían de universidades públicas y yo de la Católica. Ellos tenían más experiencia de campo que yo y señalaban constantemente mis defectos, incluso a veces me ridiculizaban. Era muy duro. Pero sabían que dependían de mí por el idioma y por el hecho de que yo me había especializado en huesos humanos. Luego, una de las encargadas del proyecto me dijo: “Lucía, hay gente que tiene el doble de experiencia que tú, pero yo sé que sabes el doble que ellos, por eso, si en algún momento tengo una pregunta de bibliografía, te la voy a hacer a ti”. Es verdad, hay personas que tienen el doble de experiencia, pero ahora confío en lo que sé. Me faltarán muchas cosas y de hecho voy a cometer errores, pero no tengo miedo porque sé que si alguien me señala un error, estoy aprendiendo.

¿Cuál crees que ha sido una de tus principales fortalezas? Creo que saber una segunda lengua ha sido fundamental. En la Universidad nos exigieron mucho aprender bien el inglés. Al comienzo uno se puede fastidiar un poco, pero al final te das cuenta de que es algo que te sirve mucho, saber inglés es primordial en arqueología. Por ejemplo, cuando estaba en el último año de pregrado en la Universidad, me invitaron a participar en un proyecto en Sudán, África, para hacer excavaciones en un cementerio. Luego me dijeron que no sólo iba como arqueóloga, sino que otra de mis responsabilidades era ser traductora, porque era la que mejor hablaba el inglés.

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¿Con tus alumnos eras exigente como jefa de práctica? Tuve a cargo a estudiantes de pregrado y es irónico verse en retrospectiva; pareciera que algunas características se repiten generación tras generación. Cuando eres universitario te sientes muy seguro de ti mismo y a veces es difícil enseñarte. Hay que pensar cómo hacer, cómo llegar, porque el asunto no es despojar a los alumnos de esa seguridad que tienen, sino hacerles notar que les hace falta mucho por aprender. Yo reconocí todo eso porque me choqué de golpe contra la pared, pero no todos tienen la oportunidad de vivir esa experiencia.


¿Qué palabra te viene a la mente cuando piensas en la Católica? Competitividad. Somos bastantes competitivos, sobre todos con nosotros mismos. Uno sabe que debe hacer el mejor trabajo posible. La Universidad Católica nos da todas las facilidades para hacer un buen trabajo, tenemos una biblioteca de lujo con libros que acaban de salir hace un mes. Y ante esas cosas que vienen en bandeja de plata sabemos que tenemos que responder siendo muy exigentes con nosotros mismos. ¿Qué te ha dado la Universidad Católica? La Católica me ha permitido estar segura de lo que sé y a enfrentar los retos sin temor a equivocarme, así la experiencia la voy adquiriendo en el camino.

Nombre completo Lucía Watson Jiménez. Nacimiento 27 de marzo de 1983, en Lima. Estudios Licenciada en Humanidades con mención en Arqueología por la PUCP. Estudiante de Maestría del Programa de Estudios Andinos de la PUCP.

Otros Análisis de bioindicadores de actividad en el esqueleto de Francisco Pizarro (diciembre del 2006-enero del 2007). Asistente del Dr. Ubelacker en el proyecto de craneometría empleando láser, en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (2004).

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Personajes de los 90 años

Experiencia internacional Ponencia del sitio arqueológico 3-J-23 de Sudán, en el congreso The Society Archaeology of Sudan, en Londres (2005). Integrante del equipo de excavación organizado por The Bioanthropology Foundation Perú, Centro Mallqui, Sudan Archaeological Research Society, dirigido por Derek Welsbey Ph.D. Excavaciones en el sitio 3-J-23, bajo la dirección del Lic. Gerardo Carpio, en la cuarta catarata del Nilo, Sudán (2005).


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BIENVENIDA LA PASIÓN “La Católica: una apuesta con fe y generosidad por el arte peruano”

Sociólogo y director de teatro. Decano de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Univeridad Católica.

Actor y director. Docente de la Especialidad de Artes Escénicas y del Teatro de la Universidad Católica (TUC).

Actriz y estudiante del Teatro de la Universidad Católica (TUC).

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BIENVENIDA LA INNOVACIÓN

Ingeniero del Grupo GIDEMS Liderando un grupo de once personas, el ingeniero Bruno Castillón puso el nombre de nuestra Universidad en boca de todo el mundo, al inventar y patentar –incluso en Estados Unidos– una incubadora de última generación que permite salvar la vida de bebés prematuros en alto riesgo.

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“La investigación crea dependencia, cada vez necesitas más para estar contento contigo mismo” ¿Qué es lo esencial para ser un inventor? Como investigador parto de la premisa de que todo está mal, de que siempre hay algo que puedes corregir. Entonces estás cuestionando cualquier tipo de tecnología y viendo cómo encontrar soluciones. Hay que pensar siempre cómo hacer un sistema que pueda tener buenos resultados. Lo pongo de esta forma: si se quieren manzanas, no hay que hacer manzanas, hay que sembrar el árbol de manzana, luego estas vienen por sí mismas. Entonces si se quiere tener tecnología hay que crear sistemas que produzcan tecnología, luego esta viene por sí sola. ¿Cómo nació la idea de la burbuja neonatal, el invento que ganó el concurso de Indecopi? En el Grupo de Investigación de Equipos Médicos y Sistemas (GIDEMS) de la PUCP queríamos desarrollar equipos médicos acá en el Perú. Fuimos elaborando el proyecto y luego nos dimos cuenta de que estábamos por el camino equivocado. En nuestra intención de hacer algo por el país estábamos copiando tecnología y copiando siempre íbamos a ser segundos. Así que decidimos buscar alternativas y hace cuatro años se originó la idea de la burbuja neonatal (un equipo que brinda a un neonato un ambiente aséptico y con parámetros de aire y temperatura controlados). ¿Qué sintió en el momento que vio su invento terminado? Cuando comienzas un proyecto primero te parece imposible, pero cuando ya lo vas alcanzando, ya no lo parece tanto. Cuando se vuelve posible te trazas una nueva meta, cuando la alcanzas te trazas otra y así vas escalando. Es por eso que nunca celebramos éxitos porque siempre estamos insatisfechos. La investigación tecnológica crea dependencia, cada vez necesitas más para estar contento contigo mismo. ¿Podría decir que la burbuja neonatal es el proyecto más importante que ha realizado? Aquel que dice que ha hecho el trabajo más importante de su vida está muerto. Hay que cada vez ser más ambiciosos.

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¿Qué hacer para minimizar el riesgo de fracasar? Tengo un secreto para no fallar en los proyectos. Yo les digo a mis alumnos que cuando comiencen un proyecto ya lo tengan resuelto. Entonces solamente les queda desarrollarlo. ¿El apoyo de la Católica fue importante para el desarrollo de la burbuja neonatal? Definitivamente, tuve apoyo directo e indirecto de muchos profesores y autoridades de la Universidad. Además no sentí celos profesionales y eso es muy importante. Me apoyaban con estudiantes y con recursos económicos, a fin de continuar con el proyecto. Esto es fundamental porque en el Perú hay muy poco apoyo a la investigación. Hubiera sido imposible construir algo importante sin el apoyo de la Universidad como institución. Uno puede estar motivado a desarrollar un proyecto, pero no es suficiente, hay que tener más y la Universidad te apoya, te da cursos. Entonces sumas capacidades, estrategias, motivación, dinero, estudiantes creativos y el asunto resulta. ¿En la Universidad usted está ayudando a formar alumnos con esta visión? Permanentemente. La Universidad Católica es conciente de que así el sistema se mantiene. Como institución abrimos la oportunidad a estudiantes de distintas especialidades para capacitarlos a todos juntos el pasado verano. Tuvimos estudiantes de Ingeniería Industrial, Mecánica, Informática, Electrónica. También invitamos a alumnos de la Universidad de San Marcos, de Ayacucho y de la UNI. Queríamos que de esa mezcla y contraste salieran nuevas ideas, que aflorara la creatividad. Usted estudió el pregrado en Cajamarca. ¿Por qué decidió venir a la Católica? Fui como a cuatro instituciones antes de llegar a la PUCP en 1993, buscando el apoyo para continuar mis proyectos. Estas puertas fueron las que se abrieron y aquí me quedé. Me parecía increíble estar en una institución tan prestigiosa como la Universidad Católica. Mantenerme en ella ha sido un reto y lograr éxitos también.


¿Cómo podría describir su experiencia en esta universidad? Para mí significó una oportunidad de crecimiento profesional muy importante, pude desarrollar ideas y conceptos, así como cumplir sueños y anhelos casi infantiles. Este es un ambiente confortable, tanto por la belleza de su campus como por el trato horizontal que existe entre profesores y estudiantes. ¿Se imagina estar otros quince años más trabajando aquí? Un Perú grande debe tener instituciones grandes. La Universidad Católica es definitivamente una de ellas y yo me proyecto hasta vislumbrarla gigante, así que definitivamente quiero estar aquí para verlo.

Nombre Bruno Castillón Lévano Fecha de nacimiento 1 de agosto de 1957, en Chincha Trayectoria Bachiller en Ciencias de la Salud en la Universidad Nacional de Cajamarca. Maestría en Ingeniería Biomédica en la PUCP. Docente de la Facultad de Ciencias e Ingeniería y responsable del Grupo de Investigación de Equipos Médicos y Sistemas (GIDEMS) de la PUCP. Patente de invención de la Burbuja Artificial Neonatal, otorgada en Estados Unidos (2005).

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Personajes de los 90 años

Distinciones El GIDEMS, liderado por Bruno Castillón, obtuvo el primer lugar del IX Concurso Nacional de Invenciones 2006, organizado por Indecopi, con su Burbuja Neonatal. Primer Puesto (coautor) en el Concurso de Prototipos de Innovaciones Tecnológicas de CONCYTEC (2002). Diploma en Mérito (primer puesto) a la Creatividad y Espíritu Innovador, otorgado por la Asociación Peruana para el Desarrollo Tecnológico (2000). Primer puesto en el Premio Anual de Investigación PUCP, categoría docentes (1996). Primer Puesto en la Primera Exposición Nacional de Tecnología Electromecánica (1995). Primer Puesto en el Premio Nacional CPT-TELEDATA a la Creatividad Tecnológica, otorgado por la Compañía Peruana de Teléfonos (1993).


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BIENVENIDA LA INTEGRIDAD “En esta, nuestra Universidad, veo realizados día a día mis mejores anhelos y mis más arraigados idearios”

Intelectual, peruanista y benefactor de la Universidad Católica.

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BIENVENIDA LA ORIGINIALIDAD

Artista plástica Egresada y docente de la Especialidad de Grabado de la Universidad Católica, diseñadora de ropa, creadora de una corriente de arte con identidad nacional, Olga Engelmann apuesta por un compromiso artístico que vaya más allá de los salones de exposición. Ella busca que el arte vuelva a ser parte de nuestra realidad social.

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“Lo que busco es mostrar mediante la imagen que todos formamos parte de la misma cultura” ¿Por qué estudiar arte en una universidad y no ejercerlo empíricamente? Al salir del colegio yo quería poder desarrollarme dentro de una carrera. Pero básicamente estudié en la Facultad de Arte de la Católica porque quería viajar, seguir estudios en otro país, ver exposiciones y conocer otras cosas más allá de nuestras fronteras. Sin embargo, con los años he terminado viajando más a provincias por la evolución de mi trabajo, que consiste en la búsqueda de una identidad artística. ¿Cuándo te nació esa inquietud? Cuando mi trabajo fue reconocido en una exposición que hice, siendo estudiante de la Especialidad de Grabado en la Facultad de Arte. A partir de entonces busqué las aplicaciones que podía darle al arte para introducirlo en la sociedad. Mi tarea es más que hacer arte por el arte, es arte para el arte. La búsqueda que he emprendido trata de hacer que el arte vuelva a introducirse a la realidad, que vuelva a ser parte importante de la sociedad, tal como lo fue en el pasado. Antes había manifestaciones de arte que iban ligadas a la evolución y al desarrollo social. En la actualidad, como carece de ese rol y función social, solamente se ve lo artístico como divertimento o estética, pero no tiene un rol específico dentro de la sociedad. Antes de desarrollar tu trabajo, no era usual, por ejemplo, ver la imagen de Miguel Grau estampada en un polo. ¿Cómo diste ese paso a esta nueva corriente de arte? Lo que pasa es que yo empecé a enseñar dentro de la Universidad, con lo que comencé a sentir un compromiso más didáctico en todo lo que hacía. El grabado tiene bastante que ver en la importancia de la memoria. Estamos en un país que tiene una memoria muy débil y las imágenes que planteo tienen que ver con la materialidad de la imagen y el uso de la memoria, pero para aplicarlo en cosas concretas, como un polo, por ejemplo.

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Entonces, lo que haces es arte didáctico. Mi búsqueda al final terminó en pensar en peruano, porque creo que lo que nos falta es pensar con una mentalidad que busque nuestra identidad. En la medida que los peruanos nos sintamos iguales podremos encontrar una identidad. El grabado es la posibilidad de imprimir en imágenes la tradición oral sin tener un texto. La imagen te permite trascender. ¿Cuando empezaste tu trabajo hubo gente que no te entendía? Bueno, mi mamá me dijo algo así como “has estudiado seis años en la Facultad de Arte de la Católica para poner una tienda de ropa”. Pero lo que yo busco es acercar el arte al común denominador de la gente. Es distinto que de un día para otro te digan que entres a una galería de arte para observar los cuadros de una exposición, a que te digan que puedes ir a un sitio a ver ropa, probártela y si quieres, te la compras. ¿Has recibido críticas por tu visión del arte? Me han dicho que sueño mucho, pero eso es precisamente lo que hace el artista. Ahora, la idea no está dicha hasta que la hacen y cuando está hecha, la copian. Lo que hago yo es hacer la idea para que la copien y reproduzcan en serie. Me interesaría tener apoyo de la Universidad en ese sentido. Hay proyectos que si se hicieran a través de la Católica seguramente tendrían una llegada mucho mayor. ¿Qué es lo mejor que te ha dado la Católica? Libertad, me ha dado libertad para poder crear. También me ha dado integración y valores, me ha enseñado a valorar el trabajo. En la Católica aprendes desde cómo se preparan los materiales. Otra cosa es el buen nombre que tiene. El solo hecho de ser de la Universidad te abre puertas, en el caso de los artistas, sobre todo para pedir auspicios. Ser egresado de la Católica te da seriedad, a mi trabajo le ha dado un toque serio.


¿Es fácil ser artista? Muchos piensan que estudiar arte es fácil. Pero en mi opinión es la carrera más difícil que hay. Aunque no tengas un compromiso social, por ejemplo, lograr imágenes que acompañen las ideas de las que te hablo es difícil. Algo por lo que me siento muy satisfecha es la naturalidad con la que he podido llevar mi carrera. Ese sentir de lo cotidiano que tengo se ha dado porque cuando estudiaba no lo sentía como algo impuesto, han hecho que el arte sea parte de mi vida. Eso busco yo, que el arte sea parte de tu vida. ¿Actualmente se puede vivir del arte? Esa es una pregunta que se hacen muchos, yo digo que se vive a través del arte.

Nombre Olga Engelmann Salazar. Fecha de nacimiento 4 de junio de 1979, en Lima. Estudios Bachiller de Arte con mención en Grabado por la PUCP. Taller de Grabado (litografía), en la Escuela Nacional de Bellas Artes, Perú. Workshop, Texas Christian University, Forth Worth (EEUU.). Curso de Patronaje en Moda, Sofía Cenzano.

Otros Actualmente es jefe de prácticas del Taller de Serigrafía en la Facultad de Arte de la PUCP.

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Personajes de los 90 años

Distinciones Ganadora del Premio Adolfo Winternitz otorgado por la PUCP por ser la mejor alumna de la promoción en la Especialidad de Grabado (1999, 2000 y 2001). Premio de Especialización en grabado Jaime Chávez (2002). Premio Condeso por el primer lugar de la promoción de egresados en la Especialidad de Grabado (2001). Mención honrosa en el Salón Nacional de Grabado, ICPNA (2002).


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BIENVENIDA LA DEDICACIÓN

Historiador y abogado En abril de 1947, José Agustín de la Puente Candamo retornó a las aulas de su alma máter, la Universidad Católica, pero esta vez como docente del curso de Independencia y República. Jamás imaginó que ese sería el inicio de una fructífera y dedicada carrera, que lo ha llevado a convertirse en el decano de los maestros de esta casa, con 60 años continuos de enseñanza y aprendizaje.

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“La historia está dentro de uno y estudiarla es como examinarnos a nosotros mismos” Muy pocos profesores pueden decir que tienen 60 años enseñando en la misma universidad. ¿Qué le parece a usted eso? Mi primera reacción es de gratitud a Dios, que me ha permitido tener la salud necesaria para trabajar, y gratitud también a la Universidad y a los alumnos, que me han soportado tantos años. ¿Se podría decir que usted no sólo lleva 60 años enseñando sino también 60 años aprendiendo? Es verdad. Son 60 años en los que uno ha aprendido de muchas maneras. En este recuerdo quisiera mencionar a un hombre: el padre Rubén Vargas Ugarte, de quien fui alumno. Gocé mucho con su curso de Independencia y República, era el tiempo de nuestra historia que más me interesaba. Un día, cuando ya había terminado la carrera, él me llamó porque quería que lo reemplazara como profesor. Para mí fue una noticia inesperada. Le agradecí y comencé a dictar en abril de 1947. El padre Vargas Ugarte, que fue rector de la Universidad Católica, es un hombre a quien le debo mucho en la iniciación de mi vocación por el magisterio. Descubrí que a los alumnos hay que explicarles cómo la Historia no es una ciencia entretenida o aburrida, sino que está dentro de cada uno de nosotros, estudiarla es como examinarnos a nosotros mismos. ¿Hubo algún momento en el que usted pensó no continuar? Realmente no. He vivido momentos complejos, para decirlo de manera amable, pero nunca pensé dejar de enseñar. La docencia es parte de mi vida y no una parte pequeña o secundaria. A veces hay compañeros de colegio que me dicen: “¿Qué haces enseñando todo el día? ¿No te aburres?” Yo les digo que no. Al contrario, uno goza porque el ser humano goza comunicando lo que vive, lo que cree. Nunca pensé dejar las clases. Hay una vocación, fruto del sentido social, que está en el alma del hombre.

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¿Qué requisito imprescindible debe cumplir un buen maestro? Algo elemental es la sinceridad, la autenticidad en relación con el tema que enseña. Imaginemos un absurdo, que yo me dedicara a enseñar botánica, sería un cataclismo, un desastre. La vocación falsa se descubre rápidamente y si el interesado no lo descubre, lo hacen las personas cercanas a él. ¿En qué ha cambiado la Católica en estos más de 60 años que usted la conoce como alumno y profesor? Recuerdo con cariño y nostalgia el tiempo en que fui alumno de esta casa de estudios pequeña, que estaba en La Recoleta. Fue una época muy feliz en la vida de todos los estudiantes porque teníamos profesores excelentes, muchos han sido autoridades muy importantes en el Perú. Ahora la Universidad, en el aspecto material, es otro mundo. Cuando yo era estudiante había un empleado, Bernardo Morales se llamaba. Ese señor preparaba las actas de exámenes, las cartas, hacía todo. No teníamos amplios jardines, sólo dos patios chiquititos con unas macetas y un arbolito, pero vivimos con gran alegría ese ambiente de gran sinceridad humana y de gran cordialidad. ¿Cómo era usted de estudiante? Muy entusiasta. Hubo gente del mejor nivel que era muy joven. José de la Riva-Agüero y Víctor Andrés Belaunde fueron maestros de nuestra generación por la tertulia, el ejemplo y sus libros. La tertulia era habitual en el patio y luego había un centro, Fides, que funcionaba en los altos de lo que es el Hospicio Manrique, donde estaba la Escuela de Artes Plásticas de la Católica. Ahí nos reuníamos una vez a la semana, los viernes a las 6 de la tarde. Belaunde llevaba un bizcocho que preparaban en su casa y conversábamos.


¿Qué hacían cuando no tenían clases? En esa época la Universidad funcionaba de mañana y de tarde, se cerraba el portón de una a tres y cada uno iba a su casa a almorzar. Con frecuencia continuábamos la tertulia en un lugar chiquito, el Bar Romano, que quedaba en La Colmena. También íbamos a un restaurante de pescados que quedaba en el Callao, El Chalaquito. En ese tiempo, sin televisión y con radio precaria, las noticias se leían en las pizarras de los periódicos. Recuerdo que los grandes momentos de la Segunda Guerra Mundial los leíamos ahí. Cuando terminaban las clases, íbamos corriendo a La Prensa y El Comercio, a ver qué decía la pizarra de la fachada. ¿Cómo podría resumir lo que usted ha recibido en la Universidad Católica? En la Católica gané un fortalecimiento de la formación cristiana que recibí en casa de mis padres y recibí una formación en el orden histórico y social coherente, lógica e interesante sobre el Perú. Recibí una lección sobre qué es el Perú, con todo lo bueno y todo lo malo, no una versión rosa o de leyenda, sino una lección real.

Nombre completo José Agustín de la Puente Candamo. Fecha de nacimiento 22 de mayo de 1922 en Lima. Estudios Historiador y abogado graduado de las facultades de Letras y Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Doctor en Historia por la PUCP.

Distinciones Ganador del Premio Nacional de Historia Inca Garcilaso de la Vega por la obra San Martín y el Perú, planteamiento doctrinario (1948). Director emérito del Instituto Riva-Agüero.

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Personajes de los 90 años

Trayectoria Miembro de número de la Academia Nacional de Historia y la Academia Peruana de la Lengua. Miembro del Instituto Peruano de Cultura Hispánica, del Instituto Sanmartiniano del Perú, del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos y del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú. Cofundador y ex director del Instituto Riva-Agüero. Ex decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la PUCP. Actualmente es docente del curso Historia de la Independencia del Perú.


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BIENVENIDA LA TOLERANCIA “La Universidad Católica es del Perú: sirve a los peruanos en sus necesidades aliviables por diversas actividades profesionales, pero sirve sobre todo a la otra gran inmensa necesidad de verdad”

Rector entre 1963 y 1977

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BIENVENIDA LA SOLIDARIDAD

Abogada de la Universidad Católica En las áridas tierras del este de África, una abogada egresada de la Universidad Católica trabaja para mejorar las condiciones económicas y legales de las comunidades nómades, golpeadas por la sequía, las guerras y las enfermedades. Talía Vela resalta que la formación integral que recibió en esta casa de estudios la ayudó a dar el gran salto hacia nuevos horizontes.

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“Los valores humanistas que me transmitieron en la Católica se reflejan siempre en mi forma de pensar y solucionar los problemas” ¿Qué hace en África una abogada de la Universidad Católica? Mi trabajo es muy similar al que hacen otros abogados que trabajan para organismos no gubernamentales de desarrollo. En el proyecto actual, me encargo de analizar las condiciones legales y políticas relativas a las comunidades, medio ambiente y problemas de tierras en el llamado Cuerno de África (una de las zonas más pobres del mundo, formada por Somalia,Yibuti, Eritrea, Etiopía y parte de Kenia). A partir del análisis que realizamos, se busca mejorar la legislación y las políticas, de manera que favorezcan a las comunidades de pastores, trashumantes o nómades. ¿Qué te llevó a África? Básicamente motivos personales. Mi esposo es el representante para Etiopía y Zambia de una ONG alemana, llamada ‘Kindernothilfe’ (‘Primeros Auxilios Infantiles’) y yo trabajo para ‘Pastoralist Comunication Initiative’ (‘Iniciativa de Comunicación Pastoral’), proyecto financiado por la Cooperación Británica para el Desarrollo y que está basado en la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas. Para mí era muy importante ampliar mis horizontes y conocer otros continentes. Por eso esta era una oportunidad que no podía rechazar. ¿Qué fue lo primero que te impresionó cuando llegaste a Etiopía? La seguridad. Etiopía es probablemente uno de los países más seguros, pues no existe esa violencia callejera cotidiana, común en las grandes ciudades latinoamericanas. De otro lado, me impresionaron las similitudes con el Perú. Pero hablo del país de otros tiempos, el Perú de principios de los años ochenta, durante la transición del gobierno militar a la democracia. Esta es una sociedad que recién está conectándose con el mundo. Esto por supuesto ha cambiado muy rápido en los últimos dos años. Especialmente con la influencia de los medios de comunicación, Internet, el celular y la televisión por satélite, que han provocado una revolución informativa en esta sociedad.

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¿Recuerdas el momento más difícil que has tenido que enfrentar? Sí, ocurrió en noviembre del año pasado. Una colega y yo viajamos a la zona del sur del río Omo, cerca de la frontera con Sudán. Era época de lluvias y nuestro carro se quedó atascado en el barro, por lo que nos quedamos dos días en ese lugar. Teníamos que conseguir gente que nos ayudara y, bueno, quién lo iba a hacer en ese sitio olvidado de Dios. Es un territorio en donde todos los hombres andan armados con fusiles AK-47 o FAL. Teníamos un teléfono satelital, pero si nos pasaba algo, igual nadie nos podía ayudar. Realmente tuve miedo de que nos atacaran, pero pudimos salir ilesas. ¿Siempre tuviste esa inquietud por explorar otras realidades? Sí, desde que estaba en las aulas de la Universidad pensaba que era importante continuar mi formación en el extranjero. No sólo por cuestiones de aprendizaje académico, sino también como una manera de crecer como persona. Lo bueno es que tenía curiosidad y nunca me sentí insegura de mis capacidades. Esto puede sonar arrogante, pero siempre pensé que la formación que recibí en la Universidad era una excelente base y no me equivoqué. ¿Esa formación de la Católica te ha ayudado en tu trabajo actual? Sí, principalmente la formación humanista en Estudios Generales y la excelente educación en la Facultad de Derecho. Específicamente en la Facultad, recuerdo que se criticaba mucho que las clases se concentraban demasiado en la teoría y carecían de relevancia práctica. En mi caso fue precisamente esa excelente formación teórica la que me ha permitido trabajar sin problemas en otros países, como Ecuador, los Países Bajos, Alemania y ahora Etiopía, pues me ha dado mucha flexibilidad para adaptarme a los distintos sistemas jurídicos en los que he investigado o trabajado.


¿Qué enseñanza es la que más atesoras? Sin duda, los valores humanistas transmitidos durante los años de estudios, que creo que se reflejan claramente en mi forma de pensar y actuar, de enfrentar los problemas y buscar soluciones. ¿Qué recuerdas de tus años universitarios? El ambiente de la Universidad, que era entrañable. Las actividades culturales, el cine francés de los jueves. La vida de la universidad era un perfecto oasis. Recuerda que yo estudié entre 1987 y 1993, años muy difíciles para todos nosotros en el Perú. Afuera del campus tenías el terrorismo, los coches bomba, los paros armados. Adentro eras libre para pensar, estudiar, aprender y seguir desarrollándote.

Nombre completo Talía Vela Vargas de Eiden. Fecha de nacimiento 4 de abril de 1970, Lima Estudios Bachiller en Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magíster en Políticas de Desarrollo del Instituto de Estudios Sociales de La Haya, Países Bajos. Doctora en Ciencias Políticas de la Universidad de Bonn, Alemania.

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Personajes de los 90 años

Trayectoria Instituto de Asesoría Normativa de la Confederación de Instituciones Empresariales Privadas del Perú (CONFIEP), Proterra y Comisión de Ambiente, Ecología y Amazonía del Congreso de la República, Lima (Perú). Oficina Regional para América del Sur de la Unión Mundial para la Naturaleza, Quito (Ecuador). Oficina del Fiscal del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, La Haya (Países Bajos). Zentrum für Entwicklungsforschung (Centro para la Investigación del Desarrollo), Bonn (Alemania). Pastoralist Comunication Initiative (Iniciativa de Comunicación Pastoral), proyecto conjunto de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas y la Cooperación Británica para el Desarrollo (Etiopía).


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BIENVENIDA LA EXCELENCIA

Graduada de la Especialidad de Psicología, actriz y conductora del programa de ‘3G’. Católica del Perú Pontificiatelevisión Universidad

Estudiante de la Especialidad de Literatura Hispánica, fundador y director de la Editorial Estruendomudo.


“La Católica te prepara para cuestionar, preguntar, reflexionar y enfrentar el mundo con libertad”

Graduada de la Facultad de Derecho, defensora adjunta para la Administración Estatal de la Defensoría del Pueblo.

Graduado de la Especialidad de Ingeniería Electrónica, creador del ´arpa láser´, instrumento musical con haces de luz enCatólica vez de cuerdas. Pontificia Universidad del Perú


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BIENVENIDA LA SUPERACIÓN

Escultor Llegó a la Universidad Católica para ser soldador y no sólo terminó como auxiliar universitario, sino que ha llegado a ser considerado un escultor de culto. Antonio Pareja es ejemplo vivo de tesón y talento, virtudes que han logrado convertir a este sencillo ayacuchano en un respetado artista.

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“Cuando entré a trabajar a la Católica comencé a descubrir el arte, siempre estaba atento para ver y aprender. Luego empecé a hacer mis esculturas y todos me animaban” ¿Cómo empezó a trabajar en la Pontificia Universidad Católica del Perú? Ingresé en diciembre de 1976, gracias a la señora Anna Maccagno, si estoy acá es por ella. Yo era soldador y había trabajado en varias fábricas de la avenida Argentina, hasta que me animé a buscar trabajo en la Universidad. Traje mis documentos, pero como demoraban en revisarlos, vine personalmente a la Facultad de Arte. Al llegar vi a una señorita limpiando una plancha de metal, pero no sabía cómo sacar la escoria. Me acerqué y le dije que viera cómo lo hacía yo, entonces agarré un cincel y lo limpié. El profesor César Campos me había estado viendo y me preguntó quién era. Le dije que iba por el puesto de soldador. Él me presentó a la señora Anna. Fuimos a su oficina y ella me preguntó si tenía estudios, le dije que no. Me pidió mi teléfono y le dije que no tenía, que era pobre, que vivía en un pueblo joven. Como referencia le di el teléfono del trabajo de mi hermano. Después de unos días la señora Anna me llamó a ese número y dejó dicho que fuera el lunes siguiente con mi uniforme de trabajo. Así ingresé a la Católica. ¿Qué era lo que usted hacía? Al comienzo no ingresé al taller de soldadura, hacía solito toda la limpieza de las aulas. Llevaba los desmontes, la basura. No existían los cochecitos de basura, así que construí unos hechos de cilindros con ruedas. Hasta ahora conservo uno. ¿Cómo se inició como escultor? Un día de 1979 me recosté en el arbolito del patio de la Facultad, era como la una de la tarde. Soñé con un torito que quería pasar un río turbulento, yo me acerqué y cruzamos juntos. Al despertar estaba angustiado. Por qué he soñado esto, me preguntaba. Daba vueltas solito de acá para allá. Cogí un poco de arcilla que tenía e hice el torito que había soñado. No contento con eso, al día siguiente encontré una piedra negra muy dura que seguramente los alumnos habían botado y, durante un año, con cincel y lija, hice el torito.

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¿Con ese torito empezó todo, entonces? Un día la señora Anna lo vio y me llamó a su oficina. Qué falta habré cometido, pensaba yo. Cuando entré me preguntó de quién era el torito. Le contesté que yo lo había hecho. Me dijo “tienes mano, te gusta esto, si quieres, en tus ratos libres trabaja junto con los alumnos”. Ella era como mi madre, cualquier cosa que necesitaba no me la negaba y siempre me daba buenos consejos. ¿Y luego que pasó? Comencé a trabajar con madera. Un día vino al taller una señorita que quería que la ayudara. Cuando vio mis trabajos se sorprendió y me dijo que había un concurso del Banco de Comercio al que podía postular. En su carro llevamos una pieza mía al concurso. Ahí fue que gané una mención honrosa, eso fue a mediados de los ochenta. Entonces comenzó a crecer como escultor. Así es.Vinieron de El Comercio, de la Universidad de San Marcos. Venían a preguntar por mí y a comprobar que yo había hecho esas obras. Los profesores de aquí también me felicitaron y me animaron a continuar. Así fui creciendo dentro de la Católica. Le debo mucho a los alumnos y a los profesores. ¿En qué año le pidieron que enseñara? Fue hace casi tres años. Me emocionó mucho porque los mismos alumnos sugirieron que me nombraran. Un día, la profesora Verónica Cruz fue a mi taller de Puente Piedra para decirme que ya no haría más limpieza, que después de tanto tiempo trabajando en la Universidad me iba a dedicar a los alumnos, que me iban a poner a enseñar.


¿Usted siempre tuvo espíritu artístico, quería crear siempre? Antes de llegar a la Universidad había pensado poner un taller de cerrajería. Cuando entré a la Católica cambié. Poco a poco comencé a descubrir el arte, me iba a las exposiciones, a las reuniones, para ver y aprender. A mi casa llegaba pasada la medianoche y se molestaban porque pensaban otra cosa. No me creían lo que iba a lograr. Ahora recién se dan cuenta. Mis hijos me ayudan y también visitan las exposiciones. ¿Han asumido que hay un artista en la familia? Claro.Yo hice una escultura de tres o cuatro metros en un cerro a la entrada de mi pueblo, en Cangallo. Eso fue en julio del 2005. Pedí donaciones a varias instituciones, pero no me las quisieron dar. Como ya les había contado este proyecto a mis paisanos y no los podía defraudar, me presté plata del banco y algunos amigos, así cumplí. Es un regalo a mi pueblo. De otros pueblos llegan a ver la escultura, es una novedad. Ahora yo quisiera hacer un colegio y necesito ayuda para eso. ¿Durante este tiempo los alumnos lo apoyaron? Los alumnos fueron buenos, muy buenos. En diciembre, que voy a mi tierra, les pido si tienen ropa usada, zapatos para llevar y me dan. Llevo siempre dos o tres costalillos llenos. También dejo en mi pueblo una parte de lo que gano vendiendo mis esculturas. Usted es parte de la Católica, ¿cómo lo toma? Me siento bien. La Universidad es muy buena, y su gente también. Para mí la Católica es como mi familia, como mi pueblo, yo voy a mi pueblo y regreso acá y me siento igual. Me llevo bien con los alumnos, incluso algunos que viven en el extranjero siempre regresan a visitarme. Vienen con sus hijos, me ven y me dicen “estás igualito.”. ¿Qué ha hecho la Católica por usted? Sacó al artista que hay en mí.

Nombre Antonio Pareja Sulca. Fecha y lugar de nacimiento 4 de febrero de 1944, en Cangallo, Ayacucho. Estudios Colegio primario de Cangallo.

Cargo Encargado del taller de soldadura de la Facultad de Arte. Auxiliar de la Facultad de Arte de la Universidad Católica.

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Personajes de los 90 años

Distinciones Mención Honrosa del concurso de escultura organizado por el Instituto Cultural Peruano Norteamericano (1996). Mención Honrosa del concurso de escultura organizado por el Banco de Comercio (1985).


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BIENVENIDO EL ÉXITO

Ingeniero electrónico Gabriel Michhue, egresado de nuestra Facultad de Ciencias e Ingeniería, está cumpliendo sus metas académicas en Estados Unidos: trabaja en un proyecto de cohetería para la NASA en Alaska y estudia un doctorado en la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la prestigiosa Universidad de Cornell. Pero no olvida sus años en la Católica.

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“Siempre pienso en mi alma máter y en los amigos egresados de la Católica que están por todo el mundo. Sé que soy parte de una gran comunidad y eso me enorgullece” ¿Qué estás estudiando en la Universidad de Cornell? Soy estudiante de doctorado del grupo Space Plasma Physics SPP en la Facultad de Ingeniería Eléctrica. En agosto cumplí mi primer año de estudios, me faltan por lo menos unos tres años más. ¿Por qué decidiste estudiar en el extranjero? Tuve la suerte de trabajar durante casi once años en el Radio Observatorio de Jicamarca del Instituto Geofísico del Perú, que está en la sierra de Lima. Digo que tuve mucha suerte porque en ese lugar me permitieron diseñar sistemas relativamente complejos, como partes de un radar, desde su boceto en el papel hasta su implementación final. Durante ese proceso fue que decidí continuar mis estudios en el exterior para seguir avanzando mis investigaciones. ¿Es muy difícil seguir un doctorado en una universidad de tanto prestigio como Cornell? Lo más difícil es decidirse. En mi caso, estudiar un doctorado en el extranjero implicaba dejar todo lo que tenía en Lima. Pero me proyecté sobre mi futuro y decidí hacerlo a fines del 2004. Todo el año siguiente lo dediqué a estudiar inglés y en marzo del 2006 me aceptaron en la Universidad de Cornell, que fue la única a la que postulé. Mis clases empezaron en agosto de ese mismo año. Sin duda, la valiosa experiencia que había acumulado al trabajar tanto tiempo en Jicamarca me ayudó a conseguir una vacante en Cornell. Dos de las tres cartas de presentación que necesitaba para postular salieron de investigadores de Jicamarca; la otra carta me la hizo el Ing. Eduardo Ísmodes, decano de la Facultad de Ciencias e Ingeniería de la Católica.

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¿Sientes que la Universidad Católica te preparó también para afrontar esta experiencia? Sí, tengo la suerte de haber llevado cursos en la Universidad que me sirvieron mucho, específicamente recuerdo los cursos de Electromagnetismo y Radiopropagación. Cuando estudié en la Católica me orienté a los cursos de diseño (Diseño Electrónico I y II). Esos cursos fueron la base de mi desarrollo en el Radio Observatorio de Jicamarca. Siempre hago la analogía con un maletín de herramientas: los cursos y las experiencias que tenemos son las herramientas que vamos acumulando a lo largo de nuestra carrera profesional,cuando afrontamos ciertas clases de problemas ese recurso marca la diferencia. Muchas de estas herramientas que yo llevo en mi maletín personal de formación las obtuve en la Católica, el resto son de Jicamarca. Por lo tanto, salí del Perú con un maletín de herramientas muy bien surtido. ¿Qué recuerdos guardas de tus años de estudiante en la Católica? Tengo recuerdos ambivalentes del curso de Proyectos Electrónicos I, que es fundamental para aquellos que quieren dedicarse a diseñar. Cuando yo lo llevé, el curso consistió en construir un pequeño bote a escala de no más de 30 centímetros de largo, con restricciones de baterías, motor, peso, etc. A pesar de que estaba permitido usar un control remoto comercial, en mi grupo de trabajo –éramos tres estudiantes– decidimos hacer nosotros mismos el módulo de control remoto para que el bote girara a izquierda o derecha, acelerara y se detuviera. Pero el día de la competencia terminamos últimos por falta de control remoto, a pesar de que sabíamos que teníamos el bote más rápido. Una batería mal conectada había echado a perder todo, simplemente se había aflojado el paquete de las baterías. Ya sin jueces y casi sin público, llevamos el bote por el circuito y funcionó muy bien. Para nosotros fue un alivio interior simbólico porque ese trabajo nos había costado muchas amanecidas. Ese incidente me dejó una gran enseñanza: los sistemas tienen que estar probados bajo muchas condiciones y con tiempo.


¿Qué tipo de estudiante eras en la Universidad? Le dedicaba mucho tiempo a los cursos que me gustaban y pasaba con el mínimo esfuerzo los otros cursos, no soy un estudiante modelo. El último año mis notas en promedio bajaron porque empecé a trabajar. ¿Qué es lo mejor que te ha dado la Católica? Difícil pregunta. En resumen, la vida académica en la Católica me enseñó a dudar, a no aceptar las cosas sin hacer preguntas. Pienso también en los amigos y compañeros egresados, ahora dispersos por el mundo. Tengo compañeros de aulas que están ahora en Australia, Dallas, Illinois, Oklahoma… Pienso en las clases de matemáticas. Pienso en los proyectos que deben estar desarrollando en este momento los alumnos del último año de Ingeniería Electrónica. ¿Qué sientes por tu Universidad? Mucha gratitud, siento que soy parte de una gran comunidad y eso me enorgullece. Mis primeras prácticas preprofesionales las hice en la Católica. Estas prácticas me sirvieron luego para conseguir otro trabajo que al final me llevó a estudiar un doctorado en Cornell. Tengo muy buenos recuerdos de la Católica, siento que soy parte de una gran familia. ¿Estarías donde estás ahora si no hubieras estudiado en la Católica? No lo sé, eso es difícil de contestar. En algún momento de mi vida decidí no hacer más suposiciones sobre el pasado. Pero la Católica es mi alma máter, estudiar en nuestra Universidad no es sólo aprender habilidades y metodologías de trabajo, también se gana una red de contactos, se ganan amigos que duran toda la vida.

Nombre Completo Gabriel Percy Michhue Vela. Fecha de nacimiento 12 de enero de 1971, en Chanchamayo, Junín. Estudios Facultad de Ciencias en Ingeniería de la PUCP. Estudiante de doctorado del grupo Space Plasma Physics, en la Facultad de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Cornell, Estados Unidos.

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Personajes de los 90 años

Trabajos Jefe del Área de Proyectos de Electrónica e Instrumentación del Radio Observatorio de Jicamarca (2004-2006). Otros: Campaña de cohetería Equis-2/NASA en Roi-Namur (Islas Marshall) y en Alaska. Se encuentra elaborando su tesis sobre la anomalía Farley-Bunemman.


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BIENVENIDO EL COMPROMISO “Cuán grande es nuestro compromiso con los estudiantes: no solamente es la responsabilidad y el empeño de formar y orientar a jóvenes artistas, sino más que todo transmitir cómo vivir intensamente el hoy y proyectarse con optimismo al mañana”

Escultora y primera directora del Departamento de Arte. Fue decana de la Facultad de Arte de la Universidad Católica.

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BIENVENIDA LA RECONCILIACIÓN

Filósofo y presidente del Instituto de Democracia y Derechos Humanos (Idepucp) Ingresó como alumno de Letras en 1960 y nunca más se desligó de esta casa de estudios. El doctor Salomón Lerner confiesa que la Universidad Católica ha marcado su vida, no sólo por los importantes cargos que ha desempeñado, sino porque en estas aulas conoció a su esposa y se educaron sus hijos.

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“Si borro a la Universidad Católica de mi vida, me quedo casi sin haber vivido. No sería quien soy en absoluto” ¿Por qué cree que la Universidad Católica ha llegado a los 90 años de vida? Por su calidad y porque ha jugado con las cartas abiertas, diciendo: “yo quiero que mis estudiantes sean personas completas, no sólo buenos profesionales, por eso brindo una formación humanista a mis alumnos”. El humanismo es civilización, lo contrario a barbarie. Esta es una universidad comprometida con la búsqueda constante de la verdad. Además se sabe una instancia privilegiada y, por tanto, responsable frente al país. Creo que la Católica tiene la obligación no sólo de servir al país con buenos profesionales sino, como institución, de levantar su voz dentro de la vida social, frente a las cosas que no marchan bien. ¿Es esta conciencia de responsabilidad social lo que lo llevó a asumir el reto de presidir la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR)? Sí, porque antes de que me propusieran ser presidente de la CVR, la Universidad se había pronunciado en reiteradas ocasiones contra el régimen de Alberto Fujimori y contra los atropellos que cometía. Hubiera sido una inconsecuencia que la Universidad, a través de su rector, se negara a realizar una tarea que tenía que ver con el bien público. Yo lo entendí así y por eso acepté estar en la CVR. ¿Cómo empezó su relación con la Católica? Yo ingresé en 1960 y era otro mundo. Estuve un mes dando exámenes. Se empezaba con uno psicotécnico escrito, me imagino que para eliminar a aquellos que tenían alguna psicopatía. Luego había que dar un examen de cultura general y tres pruebas escritas. Después venía un examen oral con jurado. Yo entré muy joven, a los 15 años, todavía parecía un escolar. La sede de Estudios Generales Letras, que en ese tiempo se llamaba Bachillerato de Letras, estaba en la Plaza Francia y había una de esas personas que no se olvidan, que forman parte de la historia de la Universidad. Era un conserje, Emilio Lister se llamaba. El primer día de clases, a la primera hora, con un vozarrón llamaba a los estudiantes: “Señores, señores, a clases, hombres a la izquierda

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y mujeres a la derecha”. Y es que las clases las recibíamos así, separados. Recuerdo el Aula Magna, donde había un Cristo de madera hermoso, que ahora está en la Biblioteca. Fueron años muy lindos. ¿Y cómo fue que ese cachimbo de 15 años se convirtió en rector de la misma Universidad? Puedo decir que no pensé que mi vida iba a transitar por ahí. Yo me preparé para la vida universitaria, saqué mi doctorado en Bélgica, regresé y me puse a enseñar. Terminaba el gobierno de Velasco y de pronto el padre Felipe Mac Gregor, que era rector en ese entonces, me llamó para que me hiciera cargo de Estudios Generales Letras. Lo hice y creo que no me fue mal. Ahí empezó mi carrera administrativa, conjugada con la docencia. Luego me fui a hacer un posdoctorado a Alemania y a mi regreso me hicieron jefe del Departamento de Humanidades. Más adelante fui elegido vicerrector y luego rector. Las cosas vinieron así, sin pensarlas demasiado. ¿Piensa continuar en la Universidad? Por supuesto. Es mi vida. Vea usted, yo entré a los 15 años a la Universidad, ahora tengo 62 y no me he separado de ella, salvo los cuatro años que estuve en Bélgica.Aquí conocí a mi mujer, que fue mi alumna, mis cuatro hijos han estudiado y se han graduado aquí, no hablamos más que de la Católica. Yo sin la Universidad me muero. ¿Eso es llevar el compromiso casi a nivel del ADN? Sí. Espero que mi nieta también estudie en la Universidad. Estoy comprometido con un proyecto de vida que se entrecruza con la existencia de esta institución, ya no se trata simplemente de un organismo exterior de la sociedad, sino de un elemento de la propia existencia. Si yo borro a la Universidad Católica de mi vida, me quedo casi sin haber vivido. No sería quien soy en absoluto, no sólo porque no habría tenido la parte académica, sino porque no tendría a la esposa que tengo. Forma ya parte de la textura de mi vida.


¿Qué cree usted que es lo más valioso de la Universidad Católica? La Católica vale por su gente, por los valores que inspira su trabajo. La Universidad es una comunidad comprometida con el saber, con la verdad. Esa verdad la busca, la descubre, la difunde y la pone al servicio de los otros seres humanos que conforman el Perú, que necesita de mucha solidaridad e inteligencia para salir adelante. ¿Ese espíritu de comunidad explicaría entonces por qué muchos ex alumnos no se desligan del todo de la Universidad? Claro, porque es una comunidad que no se agota en la etapa de alumno, continúa si se es profesor o miembro de la Asociación de Egresados. La Católica, a diferencia de otras universidades, marca un carácter e imprime un sello que no se puede deshacer. Aún cuando se milite en tiendas políticas opuestas o se opine diferente, hay algo que nos hace ser de la Católica y reconocernos entre nosotros.

Nombre completo Salomón Lerner Febres Fecha y lugar de nacimiento 19 de julio de 1944, en Lima. Estudios Facultad de Derecho de la Universidad Católica. Doctor de Filosofía y Licenciado Especial en Derecho Europeo de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Becario en investigación posdoctoral para profesores universitarios en Alemania. Estudios en la Academia Diplomática.

Distinciones Premio de los Derechos Humanos 2005, otorgado por la Fundación Friedrich Ebert de Alemania. Premio Nacional Defensoría del Pueblo 2006. Rector emérito de la PUCP.

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Personajes de los 90 años

Trayectoria Decano de EE.GG. Letras, jefe del Departamento de Humanidades, vicerrector y rector de la PUCP (1994-2004). Fue presidente de la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL). Investigador afiliado a la Universidad de Tokio y miembro del Jurado del Tribunal de Ética del Consejo de la Prensa Peruana. Presidió la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Actualmente es presidente ejecutivo del Instituto de Democracia y Derechos Humanos (IDEHPUCP).


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BIENVENIDO EL DEPORTE “Con disciplina y voluntad, en la Católica encontramos un espacio para desarrollar nuestras dos grandes pasiones: el estudio y el deporte”

Estudiante de la Facultad de Derecho. Tres veces subcampeona sudamericana universitaria de atletismo.

Estudiante de la Especialidad de Ciencia Política y Gobierno. Campeona mundial de karate, estilo Okinawa Goju Ryu, Canadá 2007.

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BIENVENIDA LA CREATIVIDAD

Escritor, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2006 Guionista de televisión, traductor de obras literarias, redactor de discursos para políticos, autor de cuentos y relatos infantiles, dramaturgo, periodista y escritor, Santiago Roncagliolo evoca con cariño sus días como estudiante de Lingüística y Literatura de la Católica.

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“En la Universidad aprendí que pensar con libertad no es un derecho sino una obligación” ¿Qué fue lo mejor de tu experiencia en la Universidad Católica? Lo mejor fueron los jardines (risas)… Aunque lo de las aulas tampoco estaba mal. Aprendí algo que tiene mucho que ver con el concepto de universidad. Conocí a gente que estudiaba otras carreras, que venía de otros colegios, otros barrios, otros sitios del Perú. Entonces estaba todo el tiempo en una atmósfera donde todo lo que tenía alrededor era intelectualmente muy estimulante.

¿Recuerdas algún momento en que hayas tenido que echar mano de esos conocimientos generales? Recuerdo haber asistido a muchos congresos de escritores donde el nivel es muy alto y tienes que hablar, por ejemplo, de filosofía del lenguaje y resulta que sé de filosofía del lenguaje. Es más, de manera inconsciente lo he estado usando constantemente para escribir, para plantear el periodismo. Por eso, cuando reviso un rato los libros, inmediatamente llega a mi memoria todo un corpus de conocimientos que tengo.

¿Alguna vez resultaste jalado en un curso? Inexplicablemente en el primer ciclo aprobé Matemáticas, pero me jalaron en Historia. Era algo que nunca habría esperado y pasé en segundo ciclo sin ningún problema. Aunque lo que recuerdo con más alegría es el día que aprobé Matemáticas. En ese momento tomé conciencia de que era el último curso de Matemáticas que iba a llevar en toda mi vida y que ya se acababa mi contacto con los números. Recuerdo la felicidad de saber que de ahí en adelante todo lo que iba a hacer era leer.

¿Qué cursos y profesores han sido fundamentales para ti? Me acuerdo mucho de Carlos Gatti, que dictaba Fonética. Nos enseñaba a pronunciar y era capaz de producir con mucha claridad los sonidos de diferentes lenguas. Recuerdo también el curso de Filosofía Contemporánea de Pepi Patrón, porque me enseñó por dónde había transcurrido el pensamiento occidental a lo largo de todo el siglo XX. También está Pablo Quintanilla, de Filosofía del Lenguaje, quien me abrió las puertas a una manera de pensar. Pero el que más recuerdo es, sin duda, Luis Jaime Cisneros. Fue mi gran maestro y lo quiero mucho. Me enseñó a entender esta vocación global del conocimiento y de las humanidades. Cuando alguien llegaba donde Luis Jaime con dudas sobre la elección de la carrera, él respondía algo muy sabio que, además, se lo dijo a mi padre en su momento y me lo repitió a mí muchos años después: “El conocimiento es como una pared, no importa mucho por dónde trepes, la cosa es que trepes porque cuando estés arriba ya te podrás mover sin ninguna barrera”.

Ahora que vives y trabajas en Europa, ¿cómo calificarías tu formación en la Universidad? En los trabajos que he desempeñado, que siempre han sido muy diferentes y en países distintos, he descubierto que tuve una formación muy buena. Internacionalmente era funcional, completa, podía competir en cualquier mercado, en cualquier país. Supongo que aprendí a aprender. El tipo de formación que da la Católica es cada vez más difícil de encontrar en América. La gente sale de las facultades siendo muy brillante en una rama determinada de la especialidad y absolutamente ignorante del resto de cosas que pasan. Creo que la Católica es muy universidad, en el sentido universal del origen de la palabra. Te pone en contacto con diversas áreas del conocimiento, de la experiencia humana y te permite procesar siempre retos distintos.

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¿Hay momentos en que añoras tus años de estudiante? Sí. A veces me gustaría estar tirado en el jardín de Psicología, cómo solía hacerlo. Estar con cuatro amigos y amigas, coquetearnos o no hacer nada durante horas. Ahora vivo muy rápido, soy un poco neurótico. Añoro esos años en los que me dedicaba a disfrutar de aprender cosas y conocer gente diversa todo el tiempo.


¿Algo así como estudiar y retozar? Claro… y estudiar era parte del placer de vivir. Ahora todo lo que estudio es con un fin rápido, inmediato y práctico. Hay que escribir algo al respecto y entonces hay que leerse todo lo que se consiga y sacar conclusiones. Echo de menos la placidez con la que el conocimiento circulaba, también extraño esa sensación de descubrimiento constante. ¿Cuál es la importancia de la Universidad Católica en tu vida? Creo que en lo personal me hizo romper la cáscara del huevo. Cuando uno llega a la universidad ha vivido siempre en un mundo pequeñito, abrigadito, donde nadie te discute nada. La Católica me hizo dejar esa cosa de mirarse el ombligo y empezar a mirar a la sociedad que tenía alrededor, conocer mi país y su gente desde otro punto de vista. Yo estudié en un colegio de hombres y entonces descubrí que había mujeres, que se vestían con ropa de calle y eran seres humanos normales. Además, me preparó para la siguiente apertura, que era llegar al mundo del trabajo, al mundo de los adultos. Me dejó bien equipado para enfrentarme a ello, sin duda.

Nombre completo Santiago Roncagliolo Lohmann. Fecha de nacimiento 17 de noviembre de 1975 en Lima. Estudios Lingüística y Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Distinciones Premio Alfaguara de Novela (2006). Dos menciones en el Premio Adobe de Literatura Escrita por Jóvenes (1999). Ganador del Primer Concurso Nacional de Cuento Juvenil de Perú organizado por CEAPAZ (1997).

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Personajes de los 90 años

Publicaciones: Novelas: El príncipe de los caimanes’(2002), ‘Pudor’ (2005) y ‘Abril rojo’ (2006). Teatro:’Tus amigos nunca te harían daño’. Libros infantiles:‘Rugor, el dragón enamorado’ (1999),‘La guerra de Mostark’ (2000) y ‘Matías y los imposibles’ (2006). Cuentos:‘Crecer es un oficio triste’ (2003). Otros: Actualmente reside en Barcelona y colabora con el diario El País de España y varios medios latinoamericanos.


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BIENVENIDA LA REFLEXIÓN “La educación, que si no nos descubre la razón de la vida nos la enseña a vivir, nos da moral y nos forja un carácter”

Uno de los fundadores de la Universidad Católica

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BIENVENIDA LA RESPONSABILIDAD

Abogado y empresario Ex presidente de Confiep, José Miguel Morales evoca con orgullo su relación de larga data con la Católica. Además, de ser egresado de la Facultad de Derecho, es nieto de uno de los fundadores de la Universidad, Raimundo Morales de la Torre, e hijo de José Morales, el vicerrector administrativo que inició el proyecto del campus de Pando.

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“Si mi abuelo estuviera vivo, se sentiría muy orgulloso y reconocido por el trabajo que han hecho sus sucesores en la Universidad Católica” Su familia está muy ligada a la historia de la Universidad. ¿Cuál es el recuerdo más antiguo que tiene de la Católica? Ver a mi papá, José Morales, corrigiendo exámenes de sus alumnos de la Universidad. Él se los llevaba a casa y se sentaba a corregirlos durante un par de horas. Yo tenía seis o siete años, así que es mi recuerdo más temprano, pero lo tengo clarito.También me acuerdo del local de la Plaza Francia, el de la Recoleta. La Católica era entonces una universidad pequeña. Cuando yo ingresé éramos 300 alumnos en mi promoción. ¿Cuántos miembros de su familia cercana estudiaron aquí? Primero mi padre y mi tío Antonio. Seguí yo y luego mi hermana Alicia, que ahora es directora del Centro Cultural de la Católica. También dos primos hermanos, uno abogado y una pedagoga, que además ha sido profesora en la Universidad. Para nosotros, la Católica es algo más que nuestra alma máter, así lo siento yo. Mi papá decía que la Universidad era su hermana, porque él nació el 29 de enero de 1917 y la Católica el 24 de marzo de ese mismo año. Siendo su abuelo uno de los fundadores, ¿qué historias ha escuchado de los primeros años de la Universidad? Mi abuelo no sólo fue uno de los fundadores, sino que además dictó la primera clase en la historia de la Universidad, el 10 de abril de 1917, a las 10 de la mañana. Por eso, cuando la Facultad de Letras cumplió 75 años, me regalaron el parte donde figura su asistencia. Aquella vez mi padre y su hermano Antonio comentaron que a la Católica le decían ‘La escuelita del padre Jorge Dintilhac’. Es que realmente había pocos alumnos. A esa primera clase que dictó mi abuelo asistieron sólo cinco alumnos. ¿Parecía más una familia que un centro de estudios? Así es, la Universidad se hizo con mucho amor. Los catedráticos no dictaban por el sueldo, sino por el honor de estar ahí. Daban parte de su tiempo y eran los mejores profesores en cada rama.

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¿Y cómo mantuvo su padre esa relación con la Universidad? Cuando mi abuelo murió, don José de la Riva Agüero, que era su amigo íntimo, se hizo cargo moral de la familia y velaba por todos. Mi papá tenía 17 años y ya estudiaba Derecho en la Católica. Cuando terminó, entró a trabajar al Banco Central de Reserva (BCR) e hizo carrera ahí. Años después, mi padre terminó siendo decano de la Facultad de Ciencias Económicas, pero en la década del cincuenta tuvo que dejar este cargo, que era ad honorem, porque lo nombraron gerente del BCR. Luego, cuando se jubiló en 1966, el padre Felipe Mac Gregor lo invitó a reintegrarse a la Universidad como vicerrector administrativo, con la misión de desarrollar el proyecto del campus de Pando. ¿El hecho de ser nieto de fundador e hijo de catedrático influyó en su elección de universidad? Sí. Cuando yo salí del colegio no se podía dar examen para postular a dos instituciones distintas. Entonces pensé: “la Católica es mi familia, no puedo ser desleal con ella”. Así que la decisión fue tomada muy concientemente. ¿En algún momento sintió el peso de la fuerte vinculación de su familia con la Católica? Mi padre nos enseñó la importancia de la humildad, así que nunca alardeamos de ser nietos de uno de los fundadores. Eso sí, cuando yo estaba en la Facultad de Derecho, mi padre entró como vicerrector y su oficina quedaba en el mismo edificio, no podía negar su presencia a mis compañeros. Pero yo ya estaba en el cuarto o quinto año y estaba más ocupado en otras cosas. A usted, que estudió en los locales antiguos de la Universidad, ¿qué le parece ver ahora el campus de Pando? Recuerdo haber ido a Pando cuando era una pampa pelada y muchos años después regresé para acompañar a mi hija a dar su examen de ingreso. Ahí me llevé la sorpresa más grande. Con alegría debo decir es que si mi abuelo estuviera vivo, se sentiría muy orgulloso y reconocido por el trabajo que han hecho sus


sucesores en la Universidad Católica. No sólo tiene un campus hermoso y eficiente, sino que los graduados de la Universidad son respetados en todos lados. Eso se debe al trabajo de muchas personas. La Católica ha marcado a mucha gente y al país también, pues muchos de los que están en cargos trascendentales estudiaron en nuestra Universidad. Desde la presidencia de Confiep usted promovió proyectos de mejora educativa. ¿Cree que heredó ese compromiso de su familia? Yo creo que los que hemos tenido la suerte de recibir una excelente formación tenemos la obligación de hacer que todo el país reciba una mejor educación. Debemos crear las condiciones para que toda la gente pueda estudiar y, más que salir de la pobreza económica, pueda salir de la pobreza espiritual. ¿Qué palabras le vienen a la mente cuando piensa en la Universidad Católica? Cariño, agradecimiento y esperanza. Y lo que dice el lema, la luz brilla en las tinieblas. Eso sigue vigente.

Nombre completo José Miguel Morales Dasso. Nacimiento 25 de agosto de 1945, en Lima. Estudios Facultad de Derecho de la Universidad Católica. Maestría en Administración en Stanford Graduate School of Business, California, EE.UU.

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Personajes de los 90 años

Cargos Presidente del Instituto Nacional de Derecho de Minería, Petróleo y Energía (1980). Presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (2003). Presidente de la Confederación de Instituciones Empresariales Privadas, Confiep (2005-2007). Integró la comisión que redactó la Ley General de Minería (1980) y su modificatoria (1992). Director de la Compañía Minera Yanacocha.


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BIENVENIDO EL DESARROLLO “La contribución de la universidad al desarrollo es positiva cuando y sólo cuando cumple satisfactoriamente sus funciones de formación y de investigación”

Graduado de la Especialidad de Ingeniería Civil. Fue decano de la Facultad de Ingeniería, prorrector, rector y director de la Escuela de Graduados de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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BIENVENIDO EL TALENTO

Artista plástico Hace algún tiempo, el maestro Fernando de Szyszlo consideró que un cuadro era un encuentro entre lo sagrado y lo material, un milagro en el que un sentimiento se convierte en algo que se puede tocar. Con 60 años dedicados al arte, asegura pintar con mucha más pasión que antes y recuerda que todo empezó gracias a unas clases nocturnas en la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde descubrió su vocación.

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“En la Católica aprendí que la pintura no es una profesión sino una manera de vivir, que el artista es una persona que busca la verdad” ¿Cómo Fernando de Szyszlo se convirtió en el maestro Szyszlo? Yo estudiaba arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería y para mejorar mi dibujo me metí en un curso nocturno que había en la Escuela de Arte de la Universidad Católica. El día que dibujé por primera vez fue una revelación, mi camino a Damasco, como se dice. Entré a la universidad con dos amigos y ninguno tenía dinero para pagarla. Entonces el profesor Winternitz se dio cuenta de eso y nosotros, sin solicitarlo, no pagamos nada por toda la instrucción. Eso es muy importante. La universidad tiene que impedir que la falta de dinero cierre puertas porque la idea es abrirlas para todos. ¿Qué fue lo más valioso que le enseñó el profesor Winternitz? El profesor Adolfo Winternitz, más que enseñarme a pintar, me ayudó a descubrir todas las sensaciones que tenía adentro. Enseñar a pintar es muy difícil, lo que tiene que hacer un profesor es abrir puertas para que el alumno encuentre cuál es su camino. Lo que no es común es que el profesor abra puertas interiores. Aprendí que la pintura no es una profesión, sino una manera de vivir que el artista es una persona que busca la verdad. Con la docencia encontré alumnos que tenían talento, pero descubrí además una cosa fundamental: que el talento es la compulsión, la necesidad de crear. Esto hace que 60 años después siga tratando de encontrar esa verdad que todavía se me escapa. ¿Cómo era la Escuela de Arte en esa época? Era muy chiquita. En total había unos doce alumnos, de los cuales ocho o nueve eran mujeres y el resto éramos hombres. Cuando me matriculé fuimos Jorge Piqueras, José Bresiani y yo. Los tres entramos juntos. Luego Piqueras hizo una carrera, se fue a Europa, vivió largos años ahí y regresó hace poco. Bresiani, que

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era mi amigo de la infancia, hizo una carrera de pintor hasta que descubrió en París que lo que le interesaba realmente era la biología. Se fue con una enamorada danesa a su país y se matriculó en la universidad, se especializó en biología marina y se jubiló en Dinamarca. ¿Cómo era usted en la Universidad? Era dedicado. Me lo tomaba muy en serio, pero al mismo tiempo, con mi grupo, queríamos cambiar el arte peruano. Era una generación especial. Estaba Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Blanca Varela, Enrique Pinilla, Celso Garrido Lecca… La enseñanza en la Escuela de Arte estaba inclinada hacia un post impresionismo, pero a mí me interesaba Picasso. Yo hacía todo como me lo decían en la Escuela, pero en mi casa pintaba cuadros cubistas. La Escuela me enseñaba a hablar y lo que yo vivía me revelaba lo que quería decir. ¿Cómo pasó de ser un pintor en París a un profesor en la Universidad Católica? Luego de salir de la Escuela de Arte me fui a París durante seis años y cuando regresé el profesor Winternitz me invitó a enseñar. Nunca tuve una gran vocación de maestro, pero sí tenía sentido de responsabilidad y me parecía que lo que había aprendido en París era necesario transmitirlo. Pero lo que iban a ser unos cuantos años terminaron siendo dos décadas. Conforme pasaba el tiempo, lo único que quería era pintar, pero no sabía cómo irme de la Universidad porque se van creando vínculos. Uno piensa que esta generación es la última a la que le va a enseñar, pero ya está la otra esperando y contando con que uno la va a seguir ayudando a formarse. ¿Qué anécdota recuerda de sus años de enseñanza? Una vez en la Escuela organizaron una reunión por el Día del Maestro y una alumna, guapísima, que ahora vive en Nueva Zelanda, me pidió bailar una pieza, un rock and roll. Le dije que gracias, pero que no bailaba eso, así que se fue a poner el Danubio Azul. “Tampoco bailo eso”, le dije. Entonces ella me preguntó qué bailaba y le respondí que un bolerito.


¿Y le puso el bolero? Puso el bolero y bailamos. ¿Qué significa la Universidad Católica para usted? Es el lugar donde descubrí ese contenido ignorado que tenía a dentro. Estando en la Católica eso se me reveló, se afirmó y me encaminó.

Nombre completo Fernando de Szyszlo Valdelomar Lugar de nacimiento Barranco, Lima (1925) Estudios Sección de Arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería, Escuela de Arte de la PUCP. Docencia Profesor de la Escuela de Arte de la PUCP de 1956 a 1976. Profesor visitante en Cornell University y University of Texas. Distinciones Doctor Honoris Causa de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Cruz de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras del Gobierno de Francia, Gran Oficial de la Orden Bernardo O’Higgins del Gobierno de Chile y académico de número de la Academia Peruana de la Lengua.

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Personajes de los 90 años

Exposiciones Su primera muestra la realizó en 1947 en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano de Lima. Tiene más de cien exhibiciones individuales en museos y galerías de América, Europa y Asia. Sus obras se encuentran en importantes colecciones: Museo de Arte Moderno de México, Museo de las Américas de Washington D.C., Casa de las Américas de La Habana, National Museum of Contemporary Art de Seúl y Galleria degli Uffizzi de Florencia, entre otros.


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BIENVENIDOS TODOS EN

Casa

Pontificia Universidad Cat贸lica del Per煤


Abierta Pontificia Universidad Cat贸lica del Per煤


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BIENVENIDA LA LIBERTAD “Mi corazón late...PUCP, PUCP, PUCP, PUCP...”

Casa Abierta

María Ángela Sasaki Egresada de la Facultad de Derecho

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BIENVENIDA LA DEMOCRACIA “Al egresar de la Católica puedo asegurar que aunque no siempre los demás estuvieron de acuerdo, mi voz y mi opinión siempre pudieron ser expresadas”

David Encinas Graduado de la Facultad de Derecho

BIENVENIDA LA ENSEÑANZA “La Universidad Católica me formó profesionalmente, trabajo y enseño aquí, en una comunidad académica creativa y comprometida”

Rosario Peirano Docente del Departamento de Comunicaciones

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BIENVENIDA LA UNIDAD “Porque en cada estudiante hay un solo corazón Católica” Octavio Bazán Alumno de Estudios Generales Letras

BIENVENIDO EL DIÁLOGO “Gracias a mi madre por mi alma máter” Christian Arzápalo Alumno de la Especialidad de Psicología

BIENVENIDA LA VIDA Casa Abierta

“Da lo mejor de ti cada día, llénalo de amor y compleméntalo con una sonrisa” Cynthia Muñoz Alumna de Estudios Generales Letras

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BIENVENIDA LA HONRADEZ “Nunca es suficiente esfuerzo” Pamela Chokewanca Alumna de Estudios Generales Letras

BIENVENIDA LA EXCELENCIA “Estar en la Católica es formar parte del futuro” Juan Hurtado Alumno de la Facultad de Ciencias e Ingeniería

BIENVENIDA LA LIBERTAD “L`universitè est le lieu où chacun developpe son esprit critique” (“La universidad es un lugar donde cada uno desarrolla su espíritu crítico”) Cécile Blouin Alumna extranjera de intercambio

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BIENVENIDA LA AMISTAD “Aquí encontramos amigos especiales por siempre” Mariel y Ruth Egresadas de la Especialidad de Psicología Checo Egresado de la Facultad de Administración y Contabilidad

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DE ADVENTO GRATULATIO UNITATIS (“Bienvenidos todos”)

“Ut unum sint” (“Que todos sean uno”)

Eduardo Salmón Alumno de Estudios Generales Letras

BIENVENIDOS A CASA “En la Católica encontré mi segundo hogar, gracias por tener siempre las puertas abiertas” Giovanna J. Miyagusuku Egresada de la Facultad de Educación

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BIENVENIDO AL PARAÍSO “Ingresar es un reto y salir es algo que nunca vas a querer en tu vida” Eduardo Covarrubias Alumno de Ingeniería Mecánica

BIENVENIDA LA INNOVACIÓN “Rompe los paradigmas” Silvia Serrano Egresada de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicaciones

BIENVENIDA LA ALEGRÍA “Cada día después de estudiar nos da satisfacción lo que hemos logrado” Evelyn Luna Alumna de Estudios Generales Letras

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BIENVENIDA MI MAMÁ “Nuestros padres son los que apoyan la realización de nuestros sueños y la Católica es uno de ellos” Mayra La Rosa Alumna de la Estudios Generales Letras

BIENVENIDA LA COMPETENCIA “La excelencia se demuestra día a día. La Católica ha marcado el camino, el reto está en superarlo” Rodrigo Valencia Egresado de Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC)

BIENVENIDA LA AVENTURA “Porque nada es más emocionante que estudiar en la Cato” Heidye Ruiz Egresada de la Facultad de Administración y Contabilidad

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BIENVENIDO EL PLURALISMO “En esta Universidad aprendemos a vivir el compromiso con todos los peruanos” Henry Pease Profesor principal del Departamento de Ciencias Sociales

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BIENVENIDA LA HERMANDAD “La Católica no sólo me brinda conocimientos y experiencias; en ella me siento como parte de una gran familia” Cynthia Villanueva Alumna de Estudios Generales Letras

BIENVENIDA LA AUTENTICIDAD “En la Católica descubrí que soy única e igual a todos los demás” Rossana Gutarra Egresada de la Facultad de Derecho

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BIENVENIDA LA IGUALDAD “La Católica, orgullo de por vida” Brenda Cruz Alumna de Estudios Generales Letras

BIENVENIDA LA FAMILIA “Cuando entré a la Católica descubrí la importancia de la familia... soy feliz” Juan Murrugarra Estudiante de Estudios Generales Ciencias

BIENVENIDO EL DESARROLLO “Estar en la Católica es una cosa de locos... Y la Católica es lo máximo” Karen Yalta Alumna de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación

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BIENVENIDOS A NUESTRO HOGAR “Cuando estoy en la Católica siento que estoy en mi casa y 90 años sólo se viven una vez”

Christian Arzápalo Alumno de la Especialidad de Psicología

BIENVENIDA LA INVESTIGACIÓN “Pertenecer a la Universidad Católica es integrarse al mundo de la investigación y el conocimiento” Alicia Romero Alumna de la Facultad de Administración y Contabilidad

BIENVENIDO EL ESFUERZO “Las noches sin dormir serán inolvidables” Marco Montoya Alumno de la Facultad de Ciencias e Ingeniería

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BIENVENIDO EL DESCUBRIMIENTO “La Católica me enseñó que uno nunca termina de aprender” Patricia del Río Docente del Departamento de Comunicaciones

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BIENVENIDA LA LUZ “Nuestra casa para toda la vida” Maribel Millones y Andrés Zacarías Alumnos de la Facultad de Ciencias Sociales

BIENVENIDO EL ÉXITO “Al estudiar aquí descubrí que la luz que guía la universidad nos acompaña a todos nosotros que hacemos de la Católica la mejor del Perú”

Rudy Silva Alumno de la Facultad de Derecho

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BIENVENIDA LA AMISTAD “Porque la Católica es más que una buena educación”

María del Pilar Villanueva, Lizeth Cabrera y Adriana Alarcón Alumnas de Estudios Generales Ciencias

BIENVENIDA LA HUMANIDAD “Determinante decisión ingresar a la Católica. Definitivamente buena”

Fabio Bravo Alumno de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo

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BIENVENIDA LA MAGIA “Porque la Cato tiene encanto” Carolina Alarcón Egresada de la Facultad de Administración y Contabilidad

BIENVENIDO EL CONOCIMIENTO “Gracias Católica por todo lo aprendido, gracias Católica por todo lo vivido”

José Corrales Alumno de la Especialidad de Ingeniería Industrial

BIENVENIDOS LOS SUEÑOS “La Católica nos hizo soñar y crear, pensar que puede ser posible y convertir los sueños en realidad” Ana María Urrutia y Jeremy Phang Egresados de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación

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BIENVENIDO EL AMOR “Entré por vocación y encontré mi corazón” Francesca Sissa y Sebastian Rubio Estudiantes de la Especilidad de Artes Escénicas y de la Especialidad de Psicología

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BIENVENIDA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN “En la Católica abriré los ojos, para no cerrarlos más. Aprenderé a vivir mis sueños”

Alejandra Málaga Futura estudiante del TUC

BIENVENIDO EL PRESTIGIO “Puedo describir el éxito en una sola palabra: Católica”

Willman Andía Alumno de Estudios Generales Ciencias

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