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NOMINADOS

Nelson Mandela Graça Machel y Nelson Mandela están casados. Son los mejores amigos de los niños en Mozambique y Sudáfrica. Protestan contra las violaciones de los derechos de los niños cuando es necesario. Los dos tienen organizaciones que trabajan por los derechos de los niños y ayudan a los niños desamparados.

G

raça Machel nunca conoció a su papá. Murió tres semanas antes de que ella naciera y por eso a Graça le pusieron de nombre intermedio Despidida, que quiere decir ”despedida” en portugués. La familia ya era pobre antes de que su papá muriera, y después la mamá de Graça tenía que mantener sola a siete hijos. Antes de morir, su papá había dicho que el niño por nacer debería

poder ir a la escuela y, cuando Graça tenía siete años, empezó el primer grado en Inhambane. Su maestra se llamaba Ruth y era misionera de EE.UU. Todos los niños le tenían miedo y no se atrevían a hablarle. ¡Pero no la pequeña Graça! Le escribió una carta a la maestra agradeciéndole todo lo que había aprendido. – Casi no podíamos creerlo cuando Graça se levantó, le dio la carta y le dijo a la maestra que

¿Por qué es nominado Nelson Mandela?

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bia

botswana Letabong

na

mi

PRETORIA

Johannesburgo Soweto swazilandia lesotho

Sudáfrica Océano Atlántico

mozambique

Nelson Mandela es nominado para el Premio de los Niños del Mundo 2005 por su lucha de toda la vida para liberar a los niños de Sudáfrica del apartheid y por su fuerte apoyo los derechos del niño. Después de 27 años en la cárcel, fue el primer presidente electo democráticamente en Sudáfrica, un país donde los niños de todos colores por primera vez gozaron de los mismos derechos. Nelson sigue ayudando a los niños de Sudáfrica y exigiendo que se respeten sus derechos. Administra su propio fondo, el Nelson Mandela Children´s Fund, NMCF, que ayuda a los niños cuyos padres han muerto de SIDA, a los niños de la calle, a los discapacitados y a los niños pobres. Como presidente donaba la mitad de su sueldo a los niños pobres y cuando recibió el Premio Nobel de la Paz, donó parte del dinero del premio a los niños de la calle. Nelson no sólo quiere que todos los niños se sientan queridos, también quiere darles un futuro mejor. Por eso, también apoya a los niños para darles una oportunidad de desarrollarse.

zimbabwe

Ciudad del Cabo Robben Island

Océano Índico


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y Graça Machel & la quería. ¡Qué valiente era! dice Florentina Litsur que iba en el mismo grupo de Graça. Los derechos de las niñas Graça obtuvo una beca para estudiar en la capital, Maputo. Los domingos iba a la iglesia y a Graça le parecía injusto que sólo los varones pudieran ser presidentes del grupo juvenil de la iglesia. – Se puso de pie y exigió los derechos de las niñas en medio de la iglesia. Nunca nadie se había atrevido, dice Manuel Fifteen. Hoy en día los niños y las niñas tienen los mismos derechos en Mozambique. ¡Y las niñas pueden ser presidentes en la iglesia! Manuel piensa que se lo deben a Graça. Cuando Graça era niña,

Mozambique era una colonia portuguesa y casi todos los africanos eran pobres. Eso también le parecía injusto a Graça. Empezó a luchar por la libertad del país. Los portugueses querían meter a Graça en la cárcel y tuvo que huir a Tanzania. En una misión secreta conoció a Samora Machel, el líder de la liberación, y se casaron en 1975, el mismo año que Mozambique obtuvo su independencia. Niños en guerra Samora llegó a presidente de Mozambique y

FOTO: LOUISE GUBB

zambia Pemba al

i

Mozambique Océano Índico

sudáfrica

¿Por qué es nominada Graça Machel?

Metuge aw

zim

ba

bw

e

m

Chaukwe MAPUTO Changelane swazilandia

Graça Machel es nominada para el Premio de los Niños del Mundo 2005 por su larga y audaz lucha por los derechos del niño, principalmente en Mozambique. Ha luchado por el derecho de las niñas a ir a la escuela. Durante sus años como ministra de educación aumentó el número de alumnos en las escuelas de Mozambique un 80%. Hoy en día, el 45% de los alumnos son niñas, pero la meta de Graça es que el mismo número de varones y mujeres vaya a la escuela. En el campo, las niñas tienen que trabajar, y las casan a temprana edad. Por eso, un grupo de teatro, fundado por Graça, enseña a los padres la importancia de que vayan a la escuela. Construye escuelas donde faltan o donde hay pocas. Después de la gran inundación del 2000, Graça y su organización FDC les dieron a los alumnos libros nuevos y a muchos también casa nueva. Graça y la FDC combaten toda violencia y abuso contra los niños. Graça ha trabajado internacionalmente por los niños en guerra y para detener el comercio de niños.

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TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: LOUISE GUBB

tanzania


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Graça fue ministra de educación. Muchos niños pudieron empezar a ir a la escuela pero pronto estalló otra guerra. Samora murió en un misterioso accidente de avión en 1986. Graça cree que el gobierno del apartheid en Sudáfrica estuvo detrás del accidente. Un par de años después, Graça tomó un trabajo en las Naciones Unidas (ONU) para poder contarle al mundo sobre los niños de la guerra. Quería ayudar en particular los niños soldado y a los niños heridos por minas antipersonas.

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Hasta en la ONU muchos pensaban que Graça era valiente. ¡Si se trataba de los derechos de los niños podía luchar contra quien fuera! Su trabajo dio resultado: tan pronto se logró la paz en Mozambique, la ONU empezó a quitar las minas. Ahora casi no hay y los niños no se accidentan tanto. Hace diez años, Graça estuvo entre los fundadores de la organización FDC de Mozambique que, entre otras cosas, quiere proteger a los niños contra enfermedades mortales. – Compramos vacunas y

nos encargamos de que los niños no mueran de enfermedades que se pueden evitar, cuenta. Graça también ayuda a los niños que no tienen dinero para ir a la escuela. – Entiendo muy bien su situación. Cuando yo era chica era igual de pobre, dice Graça. Gracias a su trabajo, pronto las niñas serán la mitad de los alumnos de las escuelas en Mozambique. Antes, muchas familias sólo podían mandar a los varones. Las niñas se tenían que quedar en casa y trabajar.

Los sueldos para los niños Graça Machel se casó con Nelson Mandela cuándo él cumplió 80 años. Hacen una buena pareja: ambos quieren mucho a los niños y han luchado por sus derechos la mayor parte de su vida. Nelson también creció en la pobreza. Su papá murió y vivía con su tío que quería casarlo con una chica de la aldea. Nelson no quería. Se escapó a la ciudad de Johannesburgo y fue ahí donde se encontró con el apartheid, que quiere decir distinción. Había distinción entre blancos y negros y los negros,


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FOTO: GIACOMO PIROZZI / PICTURENET AFRICA

eran tratados mal. A Nelson le disgustaban las injusticias y no podía aceptar que la gente fuera tratada de manera distinta debido al color de su piel. No quería que sus hijos –ni ningún niño en Sudáfrica– tuvieran que crecer en el apartheid. Dijo que estaba dispuesto a morir para que los niños tuvieran un futuro mejor. ¡Su lucha contra el apartheid y por una vida mejor para los niños de Sudáfrica le costó 27 años en la cárcel! Nelson tenía 72 años cuando fue puesto en liber-

tad. Aunque había sido tratado tan mal, no quería vengarse de los responsables del apartheid. Quería que blancos y negros pudieran vivir en paz y construir juntos un futuro mejor. Nuestro tesoro más grande Cuando en 1993 Nelson recibió el Premio Nobel de la Paz dijo: – Los niños de Sudáfrica podrán jugar a campo abierto, sin sufrir la tortura del dolor, del hambre o la enfermedad, o la amenaza del maltrato. Los niños son nuestro tesoro más grande.

En 1994 Nelson Mandela llegó a presidente de Sudáfrica y se encargó de que se abolieran todas las leyes injustas. En la actualidad, los niños negros y los blancos pueden ser amigos y todos tienen los mismos derechos. Sin embargo, Nelson Mandela quería hacer todavía más por los niños. Como presidente, donaba la mitad de su sueldo a los niños pobres y, cuando recibió el Premio Nobel de la Paz, dio una parte del dinero a los niños de la calle. Hoy en día, Nelson está

jubilado y administra su propio fondo para niños llamado Nelson Mandela Children´s Fund, NMCF, el cual ayuda a los niños cuyos padres han muerto de SIDA, a los niños de la calle, a los discapacitados y a los niños pobres. Los encuentros con niños y jóvenes le dan vigor. – Cuando estoy junto con jóvenes llenos de energía me siento como una batería recién cargada, dice. Lee más sobre la emocionante vida de Nelson en la serie de la página 87.

➼ FOTO: LOUISE GUBB

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Nosotros

Graça y Ma

”Graça Machel es la mujer más valiente del mundo. No le tiene miedo a nadie y siempre ayuda a los niños. En especial a los que lo pasan mal como los niños de la calle y las madres solas. He leído en el periódico que Mandela es igual de bueno. Ha ayudado muchísimo a Sudáfrica.”

”Graça Machel realmente quiere a los niños. Construye escuelas y los protege del SIDA. También se viste súper bien. Una vez vino a nuestra escuela. Entonces estaba muy contenta y bailó cuando cantamos.” Lina Massaveé, 13 años, Changalane

Faustino Quissico, 10 años, Maputo

”Mandela ha demostrado que todo es posible. Era prisionero y se volvió presidente. Tenía dificultades en casa y encontró una esposa simpática. Su esposa nueva, Graça Machel, ha hecho bien al hacerlo tan feliz.” Ntando Mhlanga, 11 años, Soweto

”Quiero a Mandela. Él y yo cumplimos años el mismo día. Una vez le mandé una tarjeta de cumpleaños y le pregunté si quería ser mi papá de reserva.” Kefiloe Oliphant, 10 años, Soweto

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”Mamá Graça nos ha enseñado el camino al futuro. Es prueba de que las niñas pueden hacer todo lo que los niños. Hoy, yo soy todo lo que soy gracias a ella.” Anabela Nkalinga, 14 años, Chaukwe


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Mandela

”Mandela luchó por nuestros derechos y salvó nuestro país. Lo pasaríamos muy mal ahora si no lo hubiera hecho. Si me encontrara con él le diría: ¡Gusto en conocerlo y gracias por nuestra libertad!” Zanele Gama, 12 años, Soweto

”Les deseo suerte a Mamá Graça y a Nelson Mandela. Han ayudado a muchos niños a ir a la escuela. Mamá Graça es una verdadera heroína. ¡Llena a todos de alegría!”

”Todo sobre Mandela es genial. Quisiera despertar una mañana y tener un corazón tan bueno como el suyo. Entonces yo también podría hacer feliz a todo el mundo. Realmente estoy muy orgulloso de él.”

John Zacksom, 9 años, Maputo

Gabatshwane Gumede, 11 años, Letabong

”Graça Machel quiere a los niños, y nosotros la queremos a ella. Es bueno que esté casada con Nelson Mandela. Suelen ayudar siempre a los que lo pasan mal. Ahora también se pueden ayudar entre ellos cuando tienen problemas.” Ilda Rodrigues, 13 años, Maputo

”Graça Machel inspira a la gente a ser mejor. Hay un señor en nuestra aldea que sigue sus pasos. Va a conseguir una televisión para que todos los que viven aquí puedan verla.” Leoildo Maeome, 14 años, Chaukwe

FOTO: LOUISE GUBB

Phumeza Qwasha, 14 años, discapacitada, Alexandra

”Para mí Nelson Mandela es un héroe. Siempre piensa lo mejor de la gente y confía en los niños. Sabe que los niños tienen talento y que pueden tener éxito si tan solo se les da una oportunidad. Somos afortunados de tenerlo.”

”Cuando Graça se casó con Nelson Mandela en Sudáfrica temía que nunca regresara a Mozambique. Pero no nos ha olvidado y siempre regresa aquí para ver cómo estamos.” Guida Coutinho, 14 años, Chaukwe

Abae Selaocoe, 12 años, Sebokeng

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TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: BO ÖHLÉN, VICTOR MATOM & LOUISE GUBB

”Nelson Mandela tiene buen corazón. Ayuda a los niños discapacitados y ha demostrado que la gente puede mejorar. Estuvo en la cárcel 27 años, pero no quiso vengarse. Quería que hubiera paz y demostrar que blancos y negros pueden vivir juntos. ¡Es estupendo!”


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Leoa Abdul, 14 Vivo en: La aldea de Metuge en el norte de Mozambique. Trabajé de: Niñera cuando tenía siete años, lejos de mi casa. Tengo que: Recoger agua, limpiar, lavar platos, hacer el desayuno, ir a la escuela, trabajar en el campo y hacer la tarea. Mi peor pesadilla: Que me casen.

Leoa

va a la escuela de G Se salvó de que la casaran

Llamo a mi escuela: Graça Machel. Heroina: Graça Machel.

TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: BO ÖHLÈN

Una noche, llegó un señor a casa de Leoa Abdul. Nunca lo había visto antes pero sabía exactamente lo que quería. Hacía dos años había llegado un señor desconocido a casa de su amiga y había preguntado si podía casarse con ella. Sus padres dijeron que sí y la casaron contra su voluntad. – Fue terrible. Tan sólo tenía doce años. Ahora tiene un bebé y su marido no la deja ir a la escuela, cuenta Leoa.

L

eoa suele visitar a su amiga en las tardes, cuando su marido no está en casa. Tanto Leoa como su amiga le tienen miedo. Se enoja muchísimo cuando las niñas hablan sobre la escue62

la. Él piensa que las niñas deben quedarse en casa y trabajar. La pesadilla de Leoa es que la casen. Lo que más quisiera es terminar la escuela y conseguir un trabajo. Pero los

padres de Leoa son pobres y por eso temía que aceptaran la propuesta del señor. Leoa rogó y suplicó. Les

Leoa siempre tiene mucho qué hacer en casa.

contó a sus padres su sueño de terminar la secundaria y de conseguir un trabajo. La mamá de Leoa nunca fue a la escuela y no sabe leer ni escribir. Su papá nada más fue a la escuela unos años, pero entendieron de todas maneras. Le explicaron al señor que Leoa era demasiado joven para casarse. Leoa se sintió libre. Iba a poder seguir yendo a la escuela. Va a la Graça Machel Leoa vive en la aldea de Metuge, en el norte de Mozambique. Como hay tantos pobres, antes casi ninguna niña mayor de 12 años


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Leoa y su mejor amiga Juliana camino de la escuela.

Graça ¡Mira cuántas niñas! Hace diez años, había pocas niñas en la escuela en Metuge. En un aula normal, hubieras visto a 30 varones y 10 niñas. Sólo la mitad de las chicas del grupo, es decir cinco, terminaban la primaria. Si miraras hoy encontrarías más o menos 23 varones y 17 niñas.

podía ir a la escuela. Cuando Graça Machel se enteró decidió construir cuatro escuelas nuevas. Nadie iba a poder decir que no había locales y que sólo habia lugar para los varones. Graça Machel también creció en una familia pobre. Si no hubiera recibido ayuda tampoco ella habría podido terminar la escuela. Ella sabe muy bien cómo es estar preocupada porque te casen o que te obliguen a empezar a trabajar. Fue por eso que quiere ayudar a Leoa y a las otras niñas de Metuge. Pero no bastaba con las escuelas nuevas. Algunos padres no estaban convenci-

dos de que las niñas realmente debían ir a la escuela. Entonces Graça formó un grupo de teatro que montaba obras sobre la importancia de que las niñas, en particular, se pudieran educar. A la mejor amiga de Leoa, Juliana Adolfo, eso le cambió totalmente las cosas. Les había insistido a sus padres que la dejaran empezar ir a la escuela, pero tan sólo decían que no tenían dinero. Después de haber visto la obra cambiaron de opinión y el sueño de Juliana se hizo realidad. Ahora Juliana y Leoa van juntas a la escuela todos los días. Pero no dicen que van a

la escuela. Dicen que van a la Graça Machel. De hecho es así como llaman a las escuelas en Metuge, aunque en realidad tienen otros nombres. Le dolía Poco faltó para que Leoa nunca empezara a ir a la escuela. Cuando tenía siete años empezó a trabajar de niñera con una familia en la ciudad de Pemba. También queda en el norte de Mozambique

y ahí hablan macao, el idioma de Leoa. Pero poco después la familia se mudó a Maputo y se llevaron a Leoa con ellos. Leoa estaba inconsolable. La familia vivía en un edificio donde había muchos niños. Pero nadie sabía

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Graça solucionó lo de las tareas

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uchas niñas de Mozambique trabajan muchísimo. Leoa se levanta a las cinco de la mañana a buscar agua. Luego limpia la casa, lava las ollas del día anterior y, si hay comida, hace el desayuno para toda la familia. Después de eso se lava y se va a la escuela. Queda bastante lejos, por lo menos a una hora. Además, Leoa le tiene que ayudar a su mamá en el campo y hacer la tarea. Los varones no tienen que hacer nada en casa. – Después de la escuela pueden hacer lo que quieran. Muchas veces juegan al fútbol, dice Leoa. A veces, las chicas trabajan tanto que no alcanzan a hacer la tarea. En cuanto llegan a casa hay algo que tienen que hacer. Cuando por fin tienen tiempo de hacer la tarea están tan cansadas que muchas veces se quedan dormidas sobre los libros de la escuela. Graça Machel resolvió el problema. Construyó un centro de actividades extraescolares donde las chicas van después de la escuela para hacer la tarea y participar en diferentes cursos. Ahora, Leoa y su amiga Juliana juegan al fútbol y hacen teatro.

hablar macao y Leoa no entendía ni una palabra de lo que los otros decían. – Lo peor es que fui la única a la que no dejaron empezar la escuela. Los otros niños se reían de mí. Me parecía tan bonito y elegante cuando hablaban portugués entre ellos. Lo habían apren64

Leoa y su hermanita Gilda, de 12 años, ayudan a la abuelita a pelar la mandioca para la cena.

Leoa Abdul sobre Graça Machel: ”Graça Machel es mi heroína. Se preocupa por nosotras las niñas y suele venir a ver cómo nos va en la escuela. Realmente hace una buena obra y espero que siga. Lo mejor es que ha logrado explicarle a la gente por qué es importante que las niñas puedan ir a la escuela. Sin ella quizá no sabría escribir ni siquiera mi nombre”. Leoa Abdul, a los siete años trabajaba de niñera lejos de su casa.

dido en la escuela, cuenta Leoa. Leoa lloraba casi siempre y decía que le dolía ver a los otros niños irse corriendo con sus libros de texto bajo el brazo. Le preguntó a la señora para la que trabajaba si no podía también empezar a ir a la escuela. “Estás aquí

para cuidar niños no para leer libros”, le contestó la señora. Cuando los padres de Leoa se enteraron de que la familia se había ido a Maputo, arreglaron todo para que Leoa pudiera regresar a casa en Metuge. La mamá de Leoa dijo que iba a poder

aprender a leer y a escribir. ¡Leoa nunca había sido tan feliz! – El día que iba a empezar a ir a la escuela desperté mucho antes de que saliera el sol. Cuando mamá y papá se levantaron yo ya estaba vestida y en la puerta esperando con un libro bajo el brazo, se ríe.


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Muchos abrazando el árbol En la aldea de Leoa crece un enorme baobab. Puede vivir por lo menos mil años. Algunos dicen que el baobab tiene poderes mágicos y que en él viven los espíritus. Por eso nunca se los debe cortar, ni siquiera romperle una ramita. Cerca de la casa de Leoa hay un baobab. Como es muy viejo, Leoa cree que el árbol ha visto mucho. Todas las reuniones importantes de la aldea suelen hacerse bajo las ramas del árbol. Porque entonces el árbol puede recordar lo que se ha dicho y nadie de la aldea puede ignorar las decisiones que se han tomado.

¿Cuántos lo abrazan? ¡Gana una camiseta de premio!

Escribió un poema Hoy en día, Leoa y su amiga Juliana van a sexto grado y ya saben hablar portugués con soltura. ¡Suena igual de bonito y elegante que cuando hablan los niños de Maputo! Leoa suele sacar libros de poesía de la biblioteca y hace dos semanas

escribió su primer poema ¡en portugués! Es sobre la escuela y los niños contentos. Porque Leoa piensa que no hay mejor sonido en el mundo que la risa de sus amigos. Aunque Leoa no cree que se vaya a ser poetisa. No está segura de que pueda

vivir de eso. Quiere tener un trabajo que dé dinero. Quisiera ser técnica. No sólo porque quiere ayudar a su familia, sino porque no quiere ser una carga para

A veces, Leoa y sus amigas sólo quieren jugar cerca del baobab. Adivina cuántos amigos se necesitan para rodear el grueso tronco. Sorteamos cien camisetas entre los que contesten correctamente. Contesta en www.childrensworld.org o envía la respuesta a prize@childrenswworld.org, fax +46-159-108 60 o Barnens Värld, Box 150, 647 24 Mariefred, SUECIA, escribe tu nombre, edad y dirección.

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Para el director, nada de crema

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Sifa Made y a Rosinha José, de 12 años, les llevó horas hacer sus mascarillas para la cara. Primero buscaron un buen árbol musiro y cortaron una

rama gruesa que molieron hasta hacer un polvo fino. Después mezclaron el polvo con agua y se pusieron la crema en la cara. La tienen que dejar por lo menos dos días. ¡Es molesto! Pero cuando se la quiten van a tener la piel más suave que se pueda imaginar. Todos van a quedar impre-

sionados, con una excepción: el director Carlos Nampava. Las cremas le preocupan. En especial cuando las niñas se untan todo el cuerpo. Es señal de que empiezan a ser mayores y que pueden darlas en matrimonio. Para el director Carlos se trata de una

niña más que no terminará la escuela. ¡No es raro que la crema para la cara no le guste nada! El musiro molido es bueno para la piel.

Sifa y Rosinha andarán dos días con la crema de musiro en la cara para tener un cutis terso y suave.

nadie. Si va a casarse con quien quiera primero tiene que ser independiente y tener dinero propio. – Pienso casarme con un hombre que sea bueno y que yo quiera, no con alguien que pase por nuestra casa por casualidad, dice Leoa. Pero antes que nada va a terminar la escuela. En Metuge no hay secundaria. Después de terminar séptimo hay que irse a la ciudad. La

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familia de Leoa no tiene dinero para eso, pero cada año, la organización de Graça, la FDC, reparte cinco becas para las niñas más aplicadas del séptimo grado. Leoa piensa quedarse con una de las becas. Trabaja mucho y a veces repasa sus tareas a la noche cuando todos duermen. Sólo para estar segura de que no se le haya olvidado nada. Todos los días se levanta a las cinco

de la mañana para ir a la escuela, o a la Graça Machel, como Leoa y sus amigas le dicen a la escuela.


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Graça ayudó a salvar a Alice

Fernando, José Louise y Alice son tres niños que han sido golpeados y sufrido abusos. Graça Machel y su organización FDC protesta enérgicamente contra la violencia y el abuso que sufren los niños y trabaja para que cesen.

El profesor le rompió el brazo U

con el brazo enyesado, el profesor le pidió perdón. Le dijo que no había pensado golpearlo tan fuerte. Pero Fernando todavía le tiene miedo y espera con ansia que termine el año. Los amigos Fernando, Helder, Rafael y Ernesto, que van en un grupo paralelo, le tienen lástima a Fernando. Su profesora no les pega. Solo les grita, los saca del salón de clase o los hace que se queden después de la clase. Los chicos piensan que es mucho mejor. Sin embargo, a los cuatro chicos les pegan en casa.

¡Espero que venga Graça! José Louis Bila tiene 11 años. Vive desde hace mucho tiempo en las calles de Maputo y ya no se acuerda de cuántos años hace que se escapó de casa. Todo empezó cuando sus padres se divorciaron y su papá se casó de nuevo. – Mi nueva mamá no me quería. Me pegaba casi todos los días, cuenta José. Un tiempo después de haberse escapado, José se fue a vivir a un centro para niños de la calle. Pero era peor. A José le pegaban todavía más y se escapó de nuevo. Sus amigos saben muy bien de qué habla. Ellos también se escaparon del mismo centro. Ahora, los seis chicos viven cerca de un muro a lo largo de una de las calles más traficadas de Maputo. José ha oído hablar de Graça Machel y de lo buena que es con los niños. – Sueño con que pase por aquí. Entonces seguro que nos ayuda, dice José.

Basta con que hayan olvidado hacer algo, por ejemplo lavar la vajilla, o que hayan roto algo por accidente. – Esta mal. Los adultos sólo necesitan decirnos si hacemos algo mal. No necesitan pegarnos para que entendamos, dice Fernando y todos sus amigos están de acuerdo. Quisieran que todos los profesores tomaran en serio la ley contra el castigo físico, y que además hubiera una ley que les prohibiera a los padres golpearlos.

TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: BO ÖHLÉN

na vez, mi profesor se enojó tanto que sacó una vara y me empezó a pegar en las manos, cuenta Fernando Machiane, de 13 años y que vive en Maputo. Fernando había hablado con un compañero de banco y el profesor se puso furioso. Le pegó una y otra vez. Al final erró y le dio en el antebrazo. A Fernando le dolió muchísimo, no podía mover la mano derecha y tuvo que ir al hospital. Un médico le examinó el brazo y vio que estaba roto. Cuando volvió a la escuela

La mamá de Alice tiene un restaurancito en Maputo. Todas las tardes llegaba a comer ahí un señor. Alice pensaba que era amable, siempre se daba tiempo para hablar con ella. A veces le ayudaba con las tareas. Por eso, a Alice no le pareció raro que una vez le pidiera que lo acompañara a dar un paseíto. Pero el señor tenía terribles segundas intenciones. Secuestró a Alice y se la llevó a Johannesburgo, en Sudáfrica. Ahí trabajó de esclava y la vendieron a otros hombres. La mamá de Alice estaba como loca de la desesperación. Fue a la oficina de Graça a pedir ayuda. Graça llamó a la policía y les dijo que tenían que ayudar. Después de tres meses regresó el señor a Maputo para secuestrar a más niñas. Entonces, la policía estaba preparada. El señor fue arrestado y sentenciado a prisión, y Alice pudo regresar de nuevo a casa con su mamá.


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TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: BO ÖHLÉN

La inundación lo destruyó todo G

ildo Zefanias Chichongue, de 14 años, despierta de golpe. Agua, piensa. ¡Viene el agua! Pero el piso está totalmente seco. Gildo se sienta en la cama y respira profundamente. Sólo era la misma pesadilla que tiene casi todas las noches, aunque ya fue hace cinco años que se inundó su aldea. En febrero de 2000, llovió todos los días en Mozambique. Al final, se desbordaron los ríos al mismo tiempo que llego el huracán Eline del Océano Índico. Pronto, las casas y la escuela en la aldea de Gildo, Chaukwe, estaban bajo el agua. – El agua llegó muy rápidamente. No alcanzamos a llevarnos nada. A todos les dio pánico, cuenta Gildo. No hubo lugar para él y su familia en los autos que transportaron a la gente de

la aldea. Tuvieron que caminar en el agua hasta que llegaron a una colina a 25 km de la aldea. El agua no había llegado allá arriba. - Nos quedamos en la colina un mes antes de atrevernos a regresar a la aldea, dice Gildo. Entonces el agua había desaparecido, y casi todo lo demás también. Las masas de agua habían destruido todo. La escuela, antes vieja y desvencijada, se había derrumbado y el director dijo que los niños se tenían que quedar en casa. A Gildo le dio mucha lástima. Lo más triste para él fue que sus libros se habían destruido.

La escuela de Gildo es una de las cuatro escuelas que Graça Machel mandó construir en Chaukwe después de la inundación.

– Todo había salido mal y tenía miedo de nunca más volver a la escuela, dice. Pero la historia de Gildo tiene un final feliz: la organización de Graça Machel construyó cuatro escuelas nuevas en Chaukwe, les dio

a los niños libros de texto nuevos y una biblioteca propia. Gildo está de acuerdo. ¡La terrible inundación tuvo un final feliz!

¡Gracias por la casa! C

arlitos Sitoi, de 13 años, estaba solo en casa cuando el agua entró a raudales en Chaukwe. Fue tan espantoso que no quiere pensar en eso. Por suerte, lo salvó un vecino que pasó a buscarlo en un camión. – Estaba muy preocupado por mis hermanos y mi mamá. Mucha gente no

Carlitos teje un tapete para su nuevo hogar.

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alcanzó a huir y se ahogó, dice. Pero la familia de Carlitos se salvó. Carlitos estaba contento y triste a la vez. Toda su familia vivía, pero las aguas se habían llevado la casa. No tenían dinero para construir una casa nueva y Carlitos tuvo que vivir en una carpa hecha con palos y bolsas


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Sida 69

”¡Se puede confiar en Mamá Graça!” hicieron carbón vegetal que vendían en la ciudad. Lo único que quedó fue un montón de arena. La guerra en Mozambique estaba terminando cuando Salvador Raúl Basket, de trece años, nació. Sus padres se habían escondido en las montañas y entonces decidieron regresar a la aldea. Estaban preocupados. Todos los árboles habían sido talados y la tierra era demasiado pobre para cultivarla. ¿Cómo iban a sobrevivir?

– Sólo hay una persona en quien siempre se puede confiar, dice Salvador, y es Graça Machel. Ella era la única que nos podía ayudar. Mamá Graça, como le dicen los niños en Changelane, plantó árboles nuevos en la aldea e hizo construir una granja avícola en donde los padres recibieron trabajo. Cuando los otros refugiados de guerra se enteraron de lo bien que iba también quisieron regresar. Sólo había un problema: la pequeña escuela no tenía suficiente lugar. 663 alumnos tenían que compartir un solo salón de clase. Naturalmente era imposible. En vez de eso, los niños mayores tenían que ir a la escuela en otra aldea.

Salvador Raul Basket.

Pero quedaba a 14 km y los niños no llegaban a casa sino hasta las diez de la noche. Los que no eran capaces de ir tan lejos se quedaban en casa. Mamá Graça llegó en ayuda de los niños otra vez e hizo construir cinco escuelas nuevas para Salvador y sus amigos.

Listo para jugar con la pelota hecha en casa!

H

asta hace poco, Changelane era un pueblo fantasma. Nadie vivía ahí y la tierra se había secado. Pero no siempre había sido así. La guerra obligó a la gente a huir de la aldea y la contaminación hizo cambiar el clima. Cuando se puso demasiado seco para cultivar, sus habitantes cortaron los árboles e

de plástico. Ahí vivió hasta el año pasado, cuando Graça Machel mandó hacer 206 casas para las familias más pobres. A Carlitos y a su mamá les dieron una casa de dos cuartos. Como sus hermanos mayores ya se han ido de casa, ahora Carlitos tiene su propio cuarto.

¡Tocado! El patio de una de las cinco escuelas que Graça Machel mandó construir para los niños de Changelane.

– Estamos muy felices, dice la mamá y abraza a Carlitos que está tejiendo un tapete para su cuarto nuevo.

Las casas que Graça mandó construir para los que se quedaron sin casa por la inundación.

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FOTO: LOUISE GUBB

El mayor regalo LIBERTAD E IGU El mayor regalo de Nelson Mandela a los niños de Sudáfrica es su larga lucha por la libertad y la igualdad de derechos. Esa lucha le costó 27 años de cárcel. La historia de Peliswa cuenta cómo eran antes las cosas, cuando existía el apartheid en Sudáfrica y los niños negros eran tratados mal, iban a peores escuelas y vivían separados de sus padres.

Me llamo Peliswa Gzaza y tengo 12 años. Vivo en Khayelitsha, en las afueras de Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Mi mamá dice que actualmente el VIH/SIDA es el nuevo apartheid. No entendía lo que quería decir así que les pedí a ella y a mi Gogo (abuelita) que me explicaran lo que era. Fue una historia larga. Pues verán, no existe ningún apartheid en mi vida y no hay nada que no pueda hacer sólo por que soy negra.

LOS NIÑOS DEL APARTHEID

LA HISTORIA DE MI ABUELITA Mi Gogo dice que llegó a Ciudad del Cabo hace mucho. Llegó de Transkei, un “homeland” pobre. “Homeland” llamaba el gobierno del

apartheid a las áreas donde obligaba a vivir a los negros. En esa época, todos los negros que salían de su ”homeland” tenían que llevar un pasaporte. Les permitía estar en las áreas para blancos. Mi Gogo no tenía pasaporte, pero de todas maneras consiguió trabajo en casa de una señora blanca. “Todas las mañanas salía de las barracas donde vivía a las seis de la mañana, porque después de las ocho, en los autobuses, les revisaban el pasaporte a todos. Si no tenías pasaporte te golpeaban y te metían a la cárcel. Y luego te llevaban de vuelta a Transkei a morir de hambre. Nunca salía los fines de semana por temor a que me arrestaran.

Como perro Un día vi a un inspector afuera en la calle. Iba de casa en casa revisando los pasaportes de las sirvientas. Llamé a Madam, la señora para quien trabajaba. Dijo que me escondiera en un armario. Le oí decirle al inspector que en casa nada más había un perro. Así era en esa época.

Racismo legal

Apartheid

Familias prohibidas

El racismo ha existido y existe en todo el mundo. Pero en Sudáfrica, durante el siglo XX, el racismo era mayor. El racismo empezó temprano en Sudáfrica pero en 1948 se legalizó y se le llamó apartheid.

Apartheid quiere decir “distinción” en afrikáans. Blancos y negros se iban a mantener separados. El apartheid era un racismo legal apoyado por el gobierno, las leyes y los tribunales.

El matrimonio entre blancos y negros era ilegal. Si un blanco y un negro tenían hijos, se decía que el niño era ”de color” y tenía que vivir con lo de los padres que era negro. Si la policía descubría que los padres vivían juntos eran enjuiciados y a veces encarcelados.

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o de Mandela a los niños GUALDAD DE DERECHOS

Mi Gogo Somlayi

Mi prima Babalwa

Este niño tenía que trabajar en el campo, en una de las áreas en que los negros de Sudáfrica estaban obligados a vivir. Pero no podía moverse con libertad en las áreas reservadas para los blancos.

Nosotras las sirvientas negras éramos los perros de los blancos. Llevábamos a sus niños en nuestra espalda y los educábamos, mientras que nuestros propios hijos se tenían que quedar en el ‘homeland’”. LA HISTORIA DE MAMÁ Mi mamá creció en Transkei con la mamá de Gogo, mi bisabuela. La mamá de Gogo murió mientras Gogo trabajaba para los blancos. Entonces mi mamá tuvo que ir a vivir con sus vecinos. Sólo podía ver a Gogo en Navidad. En esas ocasiones, Gogo le traía la ropa usada de los niños blancos.

Esta es la historia de mi mamá sobre cómo eran las cosas cuando era niña en Transkei: “Nunca tuve una relación cercana con mi mamá, como la que tenemos tú y yo. La extrañaba y, cuando murió mi propia Gogo, quedé como huérfana. Sabía que mi mamá cuidaba niños blancos lejos de ahí. Cuando tenía 11 años fue a recogerme y desde entonces viví con ella en las barracas. Un día acompañé a mi mamá al trabajo para ayudarla a limpiar las cosas de plata de Madam. Cuando llegamos a la estación de tren en la región de

los blancos, vi letreros en todas partes que decían: ‘Sólo para blancos’. Estaban en autobuses, puertas, tiendas, bancos de plaza y en todos los lugares posibles. Me parecía muy raro que los blancos no nos quisieran dejar a los negros que nos sentáramos en sus bancos. Mamá dijo que nunca podíamos ignorar los letreros porque la policía, o los blancos comunes y corrientes, nos golpearían. Mamá también me prohibió beber de cualquier taza de la cocina de Madam. Dijo que la despedirían si lo hacía. En vez de eso tomaba agua de un frasco de mermelada que mamá había lavado para mí”.

Yo, Pelizwa

Mi mamá Nomonde

Hogares ilegales

Malas escuelas para los negros

Sudáfrica se dividió en áreas de blancos y de negros. Como vivían en áreas “de blancos”, millones de niños tuvieron que dejar sus hogares junto con sus familias y establecerse en áreas “de negros”. Ahí no había trabajo y los padres tenían que dejar a los niños con parientes e irse a buscar trabajo lejos de ahí, en las casas, granjas y fábricas de los blancos. Muchos niños negros veían a sus padres sólo en Navidad.

Las escuelas en las áreas ”de negros” eran muy pobres. Los niños tenían que compartir bancos y, a menudo, había más de 60 niños en el aula o afuera bajo un árbol. Los niños negros no podían ir a las escuelas para blancos. Sus escuelas estaban mal equipadas y tenían una enseñanza propia para preparar a los niños negros a trabajar para los blancos. En 1975, el gobierno invertía 42 rands en la educación de cada niño negro, pero quince veces más, 644 rands, en cada niño blanco. 71


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En las áreas para los negros, la pobreza era muy grande. Mientras que en las áreas para blancos había casas modernas, con baño y agua corriente, coches y buenas comunicaciones, comida y mercaderías en abundancia, y buenas escuelas y parques para los niños.

Adolescente enojada Fue en esa época que mi mamá oyó hablar de Nelson Mandela por primera vez. Vio una foto que mostraba a unos hombres negros huyendo de una barraca de los trabajadores de las minas de oro. Gogo le explicó que era porque la policía había ido ahí y golpeado a los hombres por protestar

contra las leyes sobre pasaporte del apartheid. Los hombres saltaban por la ventana para tratar de huir. Gogo dijo que mi abuelito trabajaba en las minas y que

por eso nunca lo veíamos. Esas barracas de las minas eran como cárceles para esclavos. Gogo dijo que Mandela era el presidente de la organización contra el apartheid que dirigía las protestas. Mamá me explicó que mientras crecía vivió todas las cosas horribles que el apartheid hacía contra los niños. Cuando llegó a la adolescencia estaba muy enojada. En 1976 ella y miles de jóvenes más

Nelson Mandela muestra su ”pasaporte”. Los negros de Sudáfrica estaban obligados a llevar un ”pasaporte” para poder entrar a las áreas de lo blancos.

Trabajo infantil

Sin pasaporte, a la cárcel

Decenas de miles de niños trabajaban en las granjas y las fábricas de los blancos. Recibían poca comida, les pagaban mal y nunca iban a la escuela.

Cuando los padres de los niños trabajaban en áreas de blancos tenían que llevar pasaporte en su propio país. Lo llamaban dompas, ”pasaporte tonto”. Si los agarraban sin pasaporte acababan en la cárcel o los devolvían a su área ”de negros” y perdían su trabajo.


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protestaron contra la mala educación para los niños negros. Sus escuelas eran muy pobres y tenían demasiados niños que eran obligados a estudiar en afrikáans, el idioma de los blancos. “Hacíamos bombas de gasolina,” me cuenta mi mamá. “Estábamos tan enojados que decidimos luchar con todos nuestros medios para acabar con el apartheid. El 16 junio 1976, temprano por la mañana, mis amigos y yo hicimos bombas detrás de nuestra barraca. Utilizamos arena, gasolina, fósforos y un pedacito de tela que metíamos en una botella grande de coca cola”. LA HISTORIA DE MI PRIMA Mi prima Babalwa es mayor que yo. Su mamá era miembro del ANC y con frecuencia la

Niños trabajadores fumigan un campo sin ninguna protección contra el pesticida.

La niña blanca podía sentarse en el banco, pero la mujer que la cuidaba no.

Nelson Mandela quema su ”pasaporte” como protesta. Playa solo para blancos.

Madres y padres encarcelados Las madres y los padres negros en Sudáfrica estaban muy enojados por las injusticias. Les era imposible cuidar bien a sus hijos. Había pocos hospitales en las áreas de negros para los niños que se enfermaban, viviendas malas, escuelas malas y ningún parque infantil. Por eso formaron grupos contra el apartheid y protestaron contra las leyes del apartheid. Miles de niños perdieron a sus padres cuando los mataron o los encarcelaron.

Niños en prisión Miles de niños quedaron en la calle porque no tenían hogar. En las pandillas de la calle, los niños crearon sus propias “familias” sin adultos. Tenían que robar para conseguir comida y muchos fueron encarcelados por robo.

Apartheid en todas partes Una ley de 1953 prohibió que los niños negros y sus padres utilizaran los autobuses, parques, bancos de plaza, baños, entradas a las tiendas, hoteles y restaurantes, etc. destinados a los blancos. Estaba escrito “Sólo para blancos”. 73


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dejaba a ella y sus hermanos solos cuando iba a reuniones secretas, porque el ANC estaba prohibido. Babalwa cuenta: “Cuando mamá iba a Johannesburgo, a una reunión, nos decía que no le abriéramos la puerta a nadie. Teníamos miedo porque sabíamos que muchos desaparecían cuando la policía los aprehendía. ¿Qué iba a pasar si venían y preguntaban dónde estaba mamá? Y si no les contábamos ¿nos meterían entonces

➼ Padres en exilio TEXTO: MARLENE WINBERG

Las organizaciones políticas de los negros fueron prohibidas, entre ellas la organización de Mandela, el ANC. Cientos de padres negros dejaron el país y miles fueron encarcelados. Muchos adultos se cambiaban de un lado a otro para escapar de la policía. Como consecuencia, a muchos niños los cuidaban sus abuelas mientras sus padres luchaban contra el apartheid.

en la cárcel? Conocíamos a muchos niños que habían sido golpeados y detenidos por no hacer lo que la policía quería. La mamá de mi amiga Thanzi no regresó de esa reunión. Dijeron que estaba en la cárcel. Pero ya nunca más supimos de ella y Thanzi se fue a vivir con nosotros. Mamá dijo que era

como una hija de la casa y que teníamos que cuidarla porque había perdido a su mamá. Dijo que el apartheid había dejado huérfanos a muchos niños”. Mandela – el engaño A mi prima Babalwa le encanta contar esta historia: “Recuerdo un día de 1981, tenía seis años e iba al jardín de niños. El trabajo político de mi abuelita me debió haber influido porque una mañana nos negamos a comer. La pro-

A menudo había 60 aumnos en cada aula de las escuelas pobres para niños negros. El gobierno invertía quince veces más dinero en la educación de los niños blancos que de los negros.

Protestas en escuelas El 16 de junio de 1976 los alumnos negros protestaron contra la mala educación que recibían. La policía respondió con gas lacrimógeno y balas. Héctor Pieterson de 13 años fue muerto. Ahora, el 16 de junio es un día feriado en Sudáfrica, en memoria de los jóvenes que perdieron la vida en la lucha contra el apartheid.


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FOTO: LOUISE GUBB

Un nuevo apartheid ¿Por qué dice entonces mi mamá que el VIH/SIDA es el

nuevo apartheid? Lo anoté para que todos puedan leer por qué: El SIDA deja huérfanos a los niños. El SIDA nos asusta, porque la familia y los amigos se enferman y quizá mueran. El SIDA nos empobrece ya que los que ganan el sustento de la familia mueren.

Un amigo lleva el cuerpo sin vida de Héctor Pieterson. A su lado corre la hermana de Héctor, Antoinette

El SIDA nos fortalece porque debemos unirnos y luchar contra él. El SIDA nos une porque tenemos que ayudar a nuestros enfermos. El SIDA nos enseña cómo cuidar a nuestros familiares enfermos.

Cuando tenía siete años, mi hermano mayor se enfermó de

Niños arrestados por protestar contra el apartheid.

FOTO: SAM NZIMA

A Héctor Pieterson se le otorgó de manera póstuma (después de su muerte) el Premio Honorario de los Niños del Mundo del 2000.

Violencia contra los niños Las protestas de los niños continuaron por 15 años, hasta el fin del apartheid. La policía y los soldados usaban la violencia contra los niños, y a muchos los mataron, los torturaron o los encarcelaron. 75

TEXTO: MARLENE WINBERG

MI HISTORIA Yo no me he rebelado, ni me he escondido, ni he perdido a mi mamá en el apartheid. Cuando nací Mandela estaba libre y el ANC ya no estaba prohibido. Puedo crecer y disfrutar de la libertad por la que lucharon mis padres y Mandela.

Nelson Mandela junto con niños, que ahora tienen los mismos derechos. Aquí inaugura el El Fondo de los Niños Nelson Mandela.

VIH/SIDA. Mi mamá era sirvienta y tenía que trabajar todos los días. Así que era yo quien le tenía que dar medicina y comida a mi hermano. Todas las noches le contaba a mamá sobre su salud. Ahora soy miembro de ‘Rise and Shine’, que fundamos para apoyar a otros niños que tienen SIDA o que tienen padres con SIDA. Nelson Mandela también es mi héroe, debido al VIH/SIDA. Habla apoyando a las familias y a los niños afectados por el virus. Como es famoso todos escuchan cuando él habla.

FOTO: GÖTE WINBERG, LOUISE GUBB & UWC-RIM MAYIBUYE ARCHIVES

fesora dijo: ‘¿Por qué no comen?’ Contestamos: ‘Estamos en huelga porque Mandela no es libre y queremos a Mandela. Por eso protestamos.’ Después bailamos y cantamos canciones de libertad que habíamos aprendido en la calle. La profesora movió la cabeza con desaprobación. Luego salió y regresó con un señor que pasaba por la calle. ‘Este es Mandela.’ Dimos gritos de alegría y empezamos a comer. No fue sino hasta los nueve años que entendí que nos había engañado y que Mandela todavía estaba en la cárcel.”


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Gabatshwanes le can – Gracias por tu magia, canta Gabatshwane en su canción de agradecimiento a Nelson Mandela. Le agradece todo lo que ha hecho por los niños de Sudáfrica. Le agradece la libertad, la oportunidad de ir a la escuela y su respeto por los derechos de los niños. Pero en especial porque la ayuda a ella y a huérfanos debido al SIDA o a niños que tienen SIDA. Gabatshwane misma ayuda a los pobres de la aldea y a sus compañeros huérfanos de la escuela. Les compra comida con el dinero que gana cantando en su grupo. 76

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na mañana, la mamá de Gabatshwane no despertó. Gabatshwane la sacudió pero no pasó nada. Gabatshwane pensó que quizá su mamá estaba súper cansada. Pero su papá y su hermano mayor Vusi entendieron que su mamá había muerto en el sueño. Tenía SIDA. Un año después murió su papá de SIDA y Gabatshwane, su hermana Zodwa y su hermano mayor Vusi que-

daron huérfanos. No había nadie que se encargara de ellos y tuvieron que arreglárselas solos en su casita en la aldea de Letabong en el noroeste de Sudáfrica. – Solía mirar hacia el cielo y pedirle a mamá que volviera. Cuando no contestaba me ponía muy triste. Pero al final entendí que seguía allí, sólo que no podía hablar conmigo como de costumbre, explica Gabatshwane. Después de que murieron


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Así es el coro de la canción de Gabatshwane sobre Mandela, o “Madiba” como lo llaman en Sudáfrica: “Hey Madiba, you take me up. Hey Madiba, you take us to school, you respect our rights. Hey Madiba, you make me proud. Thanks for your magic!” Escucha la canción de Gabatshwanes para Mandela en www.childrensworld.org

en Sudáfrica fueran tratados con respeto. Nkosi murió de SIDA a los 12 años, el mismo día que Sudáfrica celebraba el Día Internacional del Niño, el 1 de junio de 2001. En abril de 2002, los niños del mundo que votaron le otorgaron a Nkosi, de manera póstuma (después de su muerte) el Premio de los Amigos Mundiales. También compartió con Maiti de Nepal el Premio de los Niños del Mundo otorgado por los niños del jurado. Lee más sobre Nkosi en www.childrensworld.org

anta a Mandela sus padres, muchos en la aldea tenían miedo de que ella también estuviera enferma y creían que los podía contagiar. Pero una prueba demostró que no tenía SIDA. Aun así, Gabatshwane no tenía ningún amigo. Cuando era chica se cayó en una palangana con agua hirviendo y se quemó la pierna y el brazo derechos. – En la escuela se reían de mí y siempre estaba sola, dice Gabatshwane.

TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: VICTOR MATOM & EVAN HAUSSMAN/NMCF

¡Gracias por Nkosi su otro héroe Nelson Mandela es el gran héroe de tu magia, Gabatshwane, pero tiene otro: Nkosi Johnson, Madiba! el niño que luchó para que los niños con SIDA

FOTO: AP


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Gabatshwane y su hermano mayor, Vusi, no sólo compran cosas para si mismos...

Número de prisionero en una campaña contra el SIDA Mandela apoya a los niños afectados por el SIDA y con SIDA en la familia a través de su fondo para niños NMCF y su campaña 46664. Los números vienen de su época como prisionero en Robben Island. Él era el prisionero 466-64. Muchas estrellas apoyan el trabajo de Mandela con el SIDA, como la cantante Beyonce y el actor Brad Pitt. La meta de Mandela es ayudar a todos los niños que han quedado huérfanos por el SIDA. No quiere que el mundo olvide a los enfermos de SIDA y a los huérfanos. Por eso, entre otras cosas, les ha pedido a los artistas que apoyan la campaña que graben el disco 46664.

... con el dínero que gana con la música, Gabatshwane compra comida para los pobres del pueblo y les da paquetes de comida a los huérfanos en su escuela. La mujer que recibe el paquete en la foto de abajo se puso muy contenta.

➼ Mientras los otros niños jugaban afuera ella se quedaba en casa escuchando la radio. No tardó en aprenderse la letra de todas las canciones populares, y un día su hermano mayor oyó qué bonito cantaba. Como sus padres se murieron, ahora es Vusi, el hermano mayor de Gabatshwane, que se ocupa de la familia.

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Un abrazo de Mandela Su hermano mayor Vusi formó un grupo que llamaron Gabatshwane, con Gabatshwane de vocalista. La primera

canción que escribió era sobre Nelson Mandela. – Quería agradecerle todo lo que ha hecho por nuestro país. Durante el apartheid era terrible aquí en Sudáfrica y la gente moría con rabia en el corazón, dice Gabatshwane. Cuando Nelson oyó hablar de Gabatshwane, la invitó a cantar en un concierto en Ciudad del Cabo. Le pareció que la canción sobre él era

bien bonita y le dio a Gabatshwane un abrazo de agradecimiento. Desde entonces ha ayudado a que el grupo se haga famoso y eso ha dado lugar a más conciertos. Actualmente Gabatshwane actúa casi cada fin de semana. – Quisiera despertar un día y tener el mismo buen corazón de Mandela, dice Gabatshwane. Al igual que Nelson


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Mandela, trata de ayudar a otros niños que lo tienen difícil. Con el dinero que gana compra comida para los pobres de la aldea. También les lleva meriendas a sus compañeros de escuela que han quedado huérfanos. – Cuando murió mi mamá sentía que estaba totalmente sola en el mundo. No quiero que a otros les pase lo mismo, dice Gabatshwane. Canta sobre el SIDA Antes, Gabatshwane trataba de esconder sus quemaduras con faldas largas y blusas de manga larga. Ahora ya no le importa. – Aquí hace tanto calor

nathi, de 12 años, vive en un orfanato en Soweto llamado Bethanie Children´s Home. Muchos de los que viven ahí han sido golpeados y se han escapado de casa, otros son huérfanos. Unathi no sabe quiénes son sus padres. Lo encontraron recién nacido envuelto en una bolsa de plástico en la acera. – Creo que mi mamá estaba enferma y era muy pobre. No podía hacerse cargo de mí ella misma, pero sabía que alguien me iba a encontrar en la acera, dice Unathi. Bethanie ha sido el hogar de Unathi desde entonces. Nelson Mandela apoya ese centro, aunque preferiría que los niños no tuvieran que crecer en un orfanato. Quiere que vivan en familias. Con el apoyo del Fondo para Niños de Mandela el personal de Bethanie les

busca padres nuevos, o los ayuda a resolver los problemas en su antigua familia para que los niños puedan irse a vivir a casa de nuevo. Pero hasta ahora nadie ha adoptado a Unathi. Quizá se deba a que tiene SIDA. Aunque ahora no se pone mal tan seguido. Hace cuatro años, él y otros niños empezaron a tomar medicina contra el SIDA. Antes era demasiado cara.

que una puede morir de insolación y, al fin y al cabo es mi cuerpo, dice Gabatshwane. Pero todavía le disgusta que se rían de otros niños. En particular si tiene que ver con el SIDA. Gabatshwane piensa que hay que ser amable con los niños que tienen SIDA. En la escuela les recuerda a sus compañeros que uno no se contagia por jugar con niños que tienen SIDA. Gabatshwane piensa que el SIDA es el mayor problema de Sudáfrica, en especial porque no hay medicinas para todos los que están enfermos. Sus padres no tenían dinero para comprar las medicinas

contra el SIDA y cuando se enfermaron murieron casi inmediatamente. – Si sigue así van a morir tantos que el mundo se reducirá a la mitad. Casi me vuelvo loca cuando pienso en eso, dice Gabatshwane, que ha escrito una canción sobre el SIDA. Normalmente canta afro-pop, pero su canción sobre los niños de Irak es un rap. – Vi en la tele cómo lloraban los niños. Habían perdido a sus padres en la guerra. Entonces pensé que es una verdadera lástima que no haya más gente con un corazón tan bueno como Mandela.

Irá de campamento Unathi y sus amigos han plantado un árbol en memoria de los amigos que han muerto de SIDA. Desde que empezaron a tomar medicina no han muerto más niños en el orfanato. A Unathi eso le parece muy bien, y dice que es Nelson Mandela quien ha ayudado a que las medicinas para el SIDA sean más baratas.

– A veces no entiendo por qué tata Mandela es tan bueno, pero para nosotros es una suerte que lo sea. Si no, nunca hubiéramos estado tan bien, dice Unathi y explica que ”tata” quiere decir abuelito. Después de la escuela anda en patines, y juega al fútbol y al críquet. Luego ve la televisión y hace la tarea. En dos meses, para las vacaciones, Mandela ha arreglado todo para que él y sus amigos vayan de campamento. ¡De veras es una suerte que Mandela sea tan bueno! (Unathi en realidad tiene otro nombre.)

Gabatshwane Gumede, 11 Vivo en: La aldea de Letabong en Sudáfrica con mis hermanos. Somos huérfanos. Canto: Mis propias canciones sobre el SIDA y Mandela, entre otras cosas, en el grupo Gabatshwane, afro-pop y rap. El dinero que gano: Lo uso para darles canastas de comida a mis compañeros huérfanos de la escuela. Héroe: Mandela y su buen corazón. Nkosi Johnson, el niño que luchó por los niños con SIDA.

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TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: BO ÖHLÉN

El abuelito Mandela ayuda a Unathi


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Mandela y los niños de la calle A

Nelson Mandela le gusta dar paseos. Prefiere levantarse temprano por la mañana y hacerlo antes de que salga el sol. Una mañana ocurrió algo curioso. Fue antes de que Nelson llegara a la presidencia y andaba caminando por Ciudad del Cabo. De repente vio a unos niños de la calle que estaban despertando en la acera. Nelson se acercó a hablar con ellos. Acababa de ganar el Premio Nobel de la Paz y había donado una gran parte

del premio a los niños de la calle de Sudáfrica. Los niños le preguntaron por qué los quería tanto. A Nelson le pareció una pregunta extraña. Contestó que todos quie-

ren a los niños y que por eso todos los niños son queridos. Pero los niños no estaban de acuerdo con él. Habían acabado en la calle justo porque nadie los quería. A Nelson le pareció muy triste y no podía dejar de pensar en los chicos. Quería hacer más para ayudarlos. Cuando asumió la presidencia en 1994 creó su propio fondo para niños que ayuda a los niños abandonados y solos. Brenda Shongwe y Phule Lechoba son dos de ellos.

Cuando Brenda Shongwe tenía once años su mamá se fue. Brenda vivía sola en las calles de Johannesburgo cuando un trabajador social la encontró y la llevó a un hogar para niños de la calle. – Estaba muy triste. Mi mamá nunca me había dicho que me quería. Creía que era la única niña en el mundo que no tenía quien se ocupara de ella, cuenta Brenda.


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Brenda le dio un discurso al presidente

Brenda se vio obligada a vivir sola en la calle cuando su mamá desapareció. Ahora, Brenda va a la escuela y quiere ser política, y luchar para que Sudáfrica se vuelva un buen país para todos los niños.

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tarde, había muerto. Después de que Brenda se mudó a Usindiso Shelter, empezó a ir a la escuela de nuevo, aunque no le iba muy bien. No hacía sus tareas. Había sido abandonada por sus padres y se sentía muy mal. Tomaba analgésicos y somníferos para olvidar.

Sueños de cartón Todo cambió el día que Brenda empezó a hacer teatro. La dejaron participar en un musical llamado “Sueños de cartón” que fue puesto en escena en el teatro Nelson Mandela en Johannesburgo. El protagonista era el actor de televisión sudafricano

Brenda sobre Nelson Mandela: ”Es fantástico. Nunca habrá otro presidente como él. Para mí él es ya una leyenda viva. Cuando lo dejaron salir de la cárcel no se vengó. Sólo dijo: ’Bueno, soy negro, pero puedo ser amigo de cualquier persona’. Nos ha enseñado que es posible tener amigos blancos, morenos y amarillos”. Brenda Shongwe, 14 años, fue niña de la calle

Desmond Dube. – Él también fue niño de la calle. Cuando contó sobre su época en la calle entendí que la esperanza no estaba perdida, dice Brenda. El musical trata de una niña de la calle que vive en una caja de cartón. Cuando pide limosna los adultos le dicen que se vaya a casa con su mamá. Pero la niña no tiene mamá. Es huérfana. Es una historia bastante triste, pero al final la niña llega a ser feliz. Y eso es lo que Brenda considera lo más importante; la vida no se trata de dónde vienes, se trata de adónde vas. En la actualidad, Brenda casi siempre tiene algo entre 81

➼ TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: VICTOR MATOM

n el hogar, llamado Usindiso Shelter, viven cientos de niños que se han ido de su casa o que de una u otra manera han perdido a sus padres. Brenda comprendió que no era la única, pero se seguía sintiendo enojada y desilusionada. – No podía entender por qué mi mamá no me quería. Ella bebía y me regañaba, y por temporadas ni siquiera me dejaba ir a la escuela. Brenda tampoco tiene papá. Nunca lo conoció. Su mamá no le quería decir cómo se llamaba y cuando por fin se enteró de su nombre ya era demasiado


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Phule escribirá un li P

Phule (izquierda) habla con sus compañeros de la escuela. Vivió en la calle por dos años El libro sobre la vida de Mandela lo inspiró y ahora él mismo quiere escribir un libro.

manos. Le va bien en la escuela y ha decidido dedicarse a la política. Es porque quiere ayudar al gobierno a hacer que Sudáfrica sea un país mejor, y el año pasado dio un discurso en el parlamento, en Ciudad del Cabo.

Dennos una oportunidad – Hablé sobre cómo es ser niña de la calle y pedí a los políticos que nos dieran una oportunidad. Si los adultos se preocupan por nosotros, también nosotros podemos tener éxito.

La amiga de Brenda huyó de Zimbabwe Cuando Brenda dé otro discurso en el parlamento, le pedirá al gobierno que ayude a los niños de Zimbabwe. Muchos de ellos son huérfanos y han huido solos y cruzado la frontera a Sudáfrica. Es terrible, piensa Brenda. Dice que Mugabe, que es presidente de Zimbabwe, les ha arruinado la vida a los niños allá. La amiga de Brenda, Petronella, viene de Zimbabwe y también vive en Usindiso Shelter. Pero el hogar está lejos de poder dar lugar a todos los niños. 82

Como muchos niños vienen a Sudáfrica como refugiados ilegales, tienen miedo de que la policía los mande de vuelta a Zimbabwe. Por eso se esconden en las calles de Johannesburgo. No es una vida fácil. Para ganar dinero, esos niños se ven obligados a vender cosas prohibidas, como por ejemplo drogas. – Aunque es peor para las niñas. Si no encuentran un hogar, sólo hay una manera de sobrevivir: prostituirse y vender su cuerpo, dice Brenda.

Todos los políticos, incluso el presidente Thabo Mbeki, quedaron tan impresionados que se pusieron de pie y la aplaudieron. Le pidieron que volviera para dar otro discurso. Brenda asiente. Si quieres cambiar algo hay que trabajar duramente. Justo como ha hecho su gran ídolo Nelson Mandela. No sólo ha ayudado a que Sudáfrica sea mejor para todos los niños, también ha dado dinero a Brenda y a sus amigos para que puedan ir a la escuela y hacer teatro. Si no fuera por él, Brenda probablemente seguiría viviendo en la calle y creyendo que no había esperanza. – Ahora ya no lo creo. Aunque todavía me pongo triste a veces. Cuando veo a niños junto con sus padres en la ciudad quisiera llorar. Entonces me apuro a pensar en Desmond Dube y Nelson Mandela. Como dije, ellos

hule Lechoba va a la misma escuela que Brenda. También es niño de la calle y desde hace cuatro años vive en un hogar para niños en Hillbrow en Johannesburgo. Su historia se parece a la de Brenda: su mamá bebe y nunca ha visto a su papá. La última vez que Phule vio a su mamá, estaba tan enferma que Phule creía que se iba a morir frente a sus ojos. Los vecinos llamaron una ambulancia que fue a recogerla. Phule ni siquiera sabe si todavía vive. Phule se vio obligado a vivir en la calle y no podía ir

han trabajado duramente para realizar su sueño, y yo también pienso hacerlo.

Brenda Shongwe, 14 Vivo en: el hogar para niños de la calle Usindiso Shelter en Johannesburgo, Sudáfrica. He sido: niña de la calle, mi mamá me abandonó. Me gusta: hacer teatro. Héroe: Nelson Mandela. Mejor amiga: Petronella, que huyó de Zimbabwe. Me entristece: Ver a niños con sus padres.


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libro a la escuela. Después de dos años, un trabajador social lo encontró y le preguntó si quería ir a vivir a un hogar para niños de la calle. Él sí quiso. – Es difícil vivir sin padres. Uno tiene que valerse por si

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mismo todo el tiempo y saber exactamente lo que quiere, dice Phule. Hace un año leyó La larga marcha hacia la libertad, que trata de la vida de Nelson Mandela. – Me impresionó mucho lo que ha logrado conseguir, explica Phule, que quiere ser como Mandela. Aunque Phule no quiere ser político ni presidente. Quiere ser escritor y escribir

“Nelson Mandela es casi como Jesús. Dio la mitad de su vida para darnos un futuro mejor. Creo que uno puede aprender muchísimo de él”. Phule Lechoba, 17 años, fue niño de la calle

libros que ayuden a otros a cambiar su vida. Pronto participará en un curso, organizado por el fondo para niños de Nelson Mandela, para aprender a encontrar información y a escribir.

Pero Phule ha empezado antes de tiempo. Ya escribe un poco cada noche y pronto habrá llenado toda una libreta con historias que espera un día se conviertan en un libro de verdad.

Los niño de la calle desaparecían En Sudáfrica hay por lo menos 10 000 niños de la calle. La mayoría son negros. También hay niños blancos que se han escapado de su casa o fueron abandonados por sus padres, y vivían en hogares distintos. Ahora los niños negros viven también ahí,

pero durante el apartheid no podían vivir en los hogares de “blancos”. Antes, si la policía veía a niños de la calle negros les pegaba. Ocurría con frecuencia que los niños de la calle ”desaparecían” y a veces era la policía la que se los llevaba y los mataba. Desde que Sudáfrica se democratizó y Nelson Mandela asumió la presidencia, se han construido muchos nuevos hogares para niños de la calle. Ahora

los niños pueden vivir juntos y no importa que color de piel tengan. Aunque las cosas han mejorado desde que dejó de existir el apartheid, muchos creen que el VHI/SIDA dará lugar a que haya más niños de la calle. En cinco años puede haber un millón de niños en Sudáfrica que hayan perdido a sus padres por el SIDA. Si no consiguen lugar en un hogar pueden acabar en la calle. 83

TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: VICTOR MATOM

Chicos que viven en la calle, en Johannesburgo.


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¡Diles “no” a los acosadores! – ¡Hola!¡Aquí me tienen otra vez!, grita Zanele Gama, de 12 años, en el micrófono. Es sábado en la noche y empieza el programa de radio Rebound para todo Soweto, en Johannesburgo. Zanele está impaciente por decir lo que piensa. El programa de hoy trata de la presión de grupo y del acoso, y Zanele tiene su propia experiencia de eso.

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TEXTO: ANNIKA FORSBERG LANGA FOTO: VICTOR MATOM

Escucha con atención! ¡Si tu mejor amigo te quiere obligar a hacer algo que tú no quieres, cambia de amigo! Siempre podrás conseguir nuevos amigos, aconseja Zanele a sus oyentes. Zanele no sabe cuántos niños escuchan su programa, que sale por la Radio Jozi FM una vez por semana. Pero en Soweto vive por lo menos un millón de personas, así que supone que son varios miles. – Tal vez soy famosa, se ríe. Pero lo genial de la radio es que nadie sabe qué aspecto tienen ella y sus amigas. Sólo pueden oír las voces y eso hace que las chicas se atrevan a discutir todos los temas posibles, e imposibles. Las chicas son profesionales. Nelson Mandela arregló que fueran a un curso sobre 84

Zanela Gama (a la izquierda, y arriba con el sombrero naranja) da consejos sobre cómo conseguir nuevos amigos si los que uno tiene quieren que acoses o te portes mal..

cómo transmitir programas de radio sobre los derechos de los niños. Gracias por el consejo También ponen música. La que más le gusta a Zanele es la reina del pop, Brenda Fassie, y cuando el DJ pone su disco bailan en el pequeño estudio. Zanele canta “Yeah, let’s go, let’s go”. Pero después es hora de ponerse seria de nuevo. Son las discusiones las que hacen que su programa sea tan especial. Zanele se sienta frente al micrófono y cuenta cómo sus amigos trataron de hacer que fumara a escondidas. Cuando se negó empezaron a acosarla y le dijeron que no podía formar parte de

su pandilla. – ¿Adivinen qué hice? Me mantuve firme y busqué una amiga nueva que me respetara como soy, dice Zanele. Después de un rato una oyente llama al programa. Se llama Kutloano y tiene 11 años. Tiene un problema parecido. Su amiga quiere que robe crayones y bolígrafos en una tienda. – Gracias por el consejo, dice. ¡Ahora me atrevo a decir que no! Ya casi se acaba la transmisión del día. La semana que viene hablarán sobre niños que “han desaparecido” y de lo que pudo haberles pasado. El DJ, que es el único adulto del programa, dice que las niñas son las

más valientes de Soweto. Tocan temas sobre los que los adultos ni siquiera se atreven a hablar.


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Nokuphila ayudó a su amiga

Las chicas de la radio Kutloano Tsoamotse y Kgomotso Diphoko con su saludo especial.

¡Hola amiga!

Nokuphila, de 12 años, vive en Soweto y es presentadora en el programa Rebound. – Lo mejor de Rebound es que una no sólo ayuda a otros niños, una aprende un montón también, dice. Una mañana, su amiga estaba bien triste. No quería ir a la escuela y cuando Nokuphila le preguntó si quería compartir su merienda empezó a llorar. Nokuphila entendió que había pasado algo terrible, y su amiga le dijo que le podía contar sólo si Nokuphila prometía no decir nada. Nokuphila se lo prometió y su amiga le contó que algunas chicas mayores la habían tratado de obligar a que anduviera con un chico. Ella no quería pero las chicas no le hacían caso. El chico era varios años mayor y la amiga de Nokuphila le tenía miedo. – No sabía qué hacer. Había prometido no decir nada. Mi amiga tenía miedo

Nokuphila Simelane.

de que el chico se vengara si se enteraba de que había chismeado. – Después del programa Nokuphila sabía exactamente lo que haría. Habían hablado de adónde dirigirse para recibir ayuda. Nokuphila le contó a su profesora y se encontraron a escondidas (¡para que nadie las viera!). Luego los padres, los profesores y un policía hablaron con las chicas mayores y con el chico. Ahora la amiga de Nokuphila puede estar tranquila.

Las chicas de la radio Lesedi Makoane y Palesa Mphambane tienen su propio saludo especial.

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Un café para todos Cuando Mpho, Constance, Phumeza y Dylan abrieron un café demostraron algo importante. –Todavía hay gente que cree que no podemos hacer nada porque somos discapacitados, dice Mpho Mafazca, de 15 años.

M TEXTO: AN N I KA FORSB E RG LANGA FOTO: VICTOR MATOM

pho y sus amigos van a una escuela para discapacitados que se llama Forrest Town y que está en Johannesburgo. Mpho tiene problemas con el cuello. A veces es un lío pero Mpho dice que puede hacer casi todo. Ahora se trataba de demostrárselo a todos los que creían que los discapacitados eran caso perdido. Un café propio al lado de la escuela era la respuesta perfecta. – No sólo servimos café y té. Hacemos magdalenas y tartas, y nos encargamos de la economía nosotros mismos. A todos les sorprende lo bien que nos va,

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cuenta Mpho. El café está abierto todos los viernes y mucha gente famosa ha ido ahí a tomar un café. El anterior campeón mundial de boxeo, Baby Jake, es el cliente favorito de Mpho. – ¡Imagínense, le he servido a un campeón mundial! Y no derramé ni una gota, dice Mpho orgulloso. Lo que más le gustaría es invitarle un café a Nelson Mandela. Entonces sería el cliente de honor del café. Porque él ha donado dinero para su escuela y ha conseguido que varias compañías grandes apoyen a los niños

discapacitados. Antes, durante el apartheid, ni siquiera había escuelas para niños discapacitados. Ahora, Mpho, Constance, Phumeza y Dylan piensan que su escuela es la mejor del mundo. Phumeza Qwasha

espera no tener que terminar nunca. Mpho está impaciente por terminar la escuela y la secundaria. Ha aprendido mucho sobre los negocios y piensa abrir su propia empresa. A lo mejor se hace vendedor de automóviles.


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