Carta EncĂclica
Presentado por : Hna. Yamile Ruiz Reyes Juniora Misionera Teresita
San Francisco nos recuerda que “nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos”
San Francisco vivía con alegría y autenticidad. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los mas pobre y abandonados.
Amaba y era amado por su alegrĂa, su entrega generosa, su corazĂłn universal. En ĂŠl se advierte hasta que punto son inseparables la preocupaciĂłn por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.
Cada vez que él miraba el sol, la luna o los mas pequeños animales, su reacción era cantar, incorporando en su alabanza las demás creaturas.
Entraba en comunicación con todo lo creado, y hasta predicaba a las flores "invitándolas a alabar al Señor, como si gozaran del don de la razón”
Jesús se digno instruirme, puso ante mis ojos el libro de la naturaleza, y comprendí que todas las flores creadas por él son bellas, que el brillo de la rosa y la blancura de la azucena no le quitan a la diminuta violeta su aroma ni a la margarita su encantadora sencillez…
Asà como el sol alumbra a los cedros y al mismo tiempo a cada florecilla en particular, como si solo ella existiese en la tierra, del mismo modo se ocupa nuestro Seùor de cada alma‌
“…Hablé con la naturaleza virgen, me incliné un poco y sentí sus pulsaciones; oré con ella y me elevé de nuevo hasta Dios para cantarle el himno de gratitud y amor…”
Cuarenta días en el Vaupés, Venerable Mons. Miguel Ángel Builes G
Mons. Builes, describe su experiencia en el VaupĂŠs. Desde todo aquello que observaba y contemplaba en la soledad, el dolor y las dificultades de tantos indĂgenas para vivir y conseguir su sustento.
Casabe, alimento a base de yuca
Su sustento, yuca brava
Contemplaba como Vivian los indígenas en ese momento sin aire y sin luz, sin servicios higiénicos y cuasi desnudos. La única planta alimenticia que tenias era la “yuca brava”
Con esos latidos de la naturaleza selvática y del indio melancólico, junté los de mi enfermo y agitado corazón…
…y volviendo hacia mi mis ojos miré al Padre de Cielo y le pedí que con los latidos del corazón de la selva y al alma acongojada del pobre indígena…
…Con sus gemidos de tristeza, aceptara mi corazón de misionero con sus ansias de redención…
Nuestro planeta se ha visto y se ve envuelto en intereses particulares en polĂticas disfrazadas o maquilladas para no ejercer ninguna intervenciĂłn que haga justicia a la injusticia y defienda al medio ambiente.
Necesitamos una conversación que nos una a todos porque el desafío ambiental que estamos viviendo y sus raíces humanas nos interesan y nos impactan a todos. Necesitamos una solidaridad nueva y universal, la implicación de todos, donde podamos colaborar sin distinción, sin ignorar el problema. Esforzarnos en ser portadores del mensaje y propagar el mensaje.
Esa interconexión se ve reflejada en personas victimas de la exclusión social, la inequidad en la disponibilidad, el consumo de energía, de agua, la contaminación, e incluso lo podemos encontrar en nuestras comunidades, unas mas que en otras tal vez pero el derroche de agua o luz, por un descuido, o la “poca conciencia ecológica” de RECICLAR, la perdida de identidad.
“Dios perdona siempre, los hombres a veces, la Tierra no perdona nunca�.
La naturaleza herida‌
“El deterioro ambiental y el de la sociedad
afectan de un modo especial a los mas dÊbiles del planeta�
Incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral.
El desafío urgente de proteger nuestra casa común
«el ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente» porque «ha sido creado para amar, en medio de sus límites brotan inevitablemente gestos de generosidad, solidaridad y cuidado» ( LS , 58).
¡Muchas gracias!