VIDA DE SANTA TERESITA PARA GRUPOS COMPLETA

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Soy yo misma quien les da hoy la

bienvenida !


Me llamo TERESA MARTIN Nací en esta habitación de mi casa.. en Alençon, Francia, el 2 de enero de 1873.


Dos días más tarde fuí bautizada en la Iglesia de Nôtre Dame, de Alençon


Y recibí los nombres de María Francisca Teresa. Sus padres fueron Luis Martin y Celia Guérin, ambos venerables en la actualidad. Tras la muerte de su madre, el 28 de agosto de 1877, Teresa se trasladó con toda la familia a Lisieux.


Mis padres fueron Luis Martin y Celia GuĂŠrin, ambos venerables en la actualidad (en proceso de beatificaciĂłn)



“Toda mi vida el Buen Dios quiso rodearme de amor. Mis primeros recuerdos están llenos de sonrisas y de las más tiernas caricias”


Un día, en un acto de puro amor le dije a mi mamá: “yo quisiera que te murieras, mamacita querida”. Después de regañarme, tuve que explicarle: “es para que vayas al Cielo, porque tú me has dicho que para ir allá hay que morir primero”


Un día, me dijo mamá: «Teresita, si besas el suelo, te doy cinco céntimos». Cinco céntimos eran para mí toda una fortuna, y para ganarlos no tenía que bajar demasiado de mi altura, pues mi exigua estatura no me separaba muchos palmos de suelo. Sin embargo, mi orgullo se rebeló a la sola idea de besar el suelo, y poniéndome muy tiesa le dije a mamá: ¡No, mamaíta, prefiero quedarme sin los cinco céntimos...!


Sí, verdaderamente todo me sonreía en la tierra. Encontraba flores a cada paso que daba, y mi carácter alegre contribuía también a hacerme agradable la vida.


Mamá escribe en una de sus cartas: «Teresita me preguntaba el otro día si iría al cielo. Yo le dije que sí, si se portaba bien, y me contestó: "Ya, y si no soy buena, iré al infierno... Pero sé muy bien lo que haré en ese caso: me echaré a volar contigo, que estarás en el cielo, ¿y cómo se las arreglará Dios para cogerme...? Tú me apretarás muy fuertemente entre tus brazos."


Con una forma de ser como la mía, si hubiera sido educada por unos padres sin virtud, o incluso si hubiese sido mimada por Luisa como Celina, habría salido muy mala, y tal vez hasta me habría perdido... Pero Jesús velaba por su pequeña prometida y quiso que todo redundase en su bien; incluso sus defectos, que, corregidos a tiempo, le sirvieron para crecer en la perfección...


¡qué feliz era yo a esa edad! Empezaba ya a gozar de la vida, se me hacía atractiva la virtud y creo que me hallaba en las mismas disposiciones que hoy, con un gran dominio ya sobre mis actos. ¡Ay, qué rápidos pasaron los años soleados de mi niñez! Pero también ¡qué huella tan dulce dejaron en mi alma!


Pero un nuevo período se iba a abrir para mi alma. Tenía que pasar por el crisol de la prueba y sufrir desde mi infancia, para poder ofrecerme mucho antes a Jesús. Igual que las flores de la primavera comienzan a germinar bajo la nieve y se abren a los primeros rayos del sol, así también la florecita cuyos recuerdos estoy escribiendo tuvo que pasar también por el invierno de la tribulación...


Tras la muerte de mi madre, el 28 de agosto de 1877, toda la familia se trasladó a Lisieux, donde vivía y tenía un farmacia el tío Isidoro, hermano de mi madre


Esta fue mi casa en Lisieux: se llama Les Buissonets...


El día en que la Iglesia bendijo los restos mortales de nuestra mamaíta del cielo, Dios quiso darme otra madre en la tierra, y quiso que yo misma la eligiese libremente. Estábamos juntas las cinco, mirándonos entristecidas. También Luisa estaba allí, y al vernos a Celina y a mí, dijo: «¡Pobrecitas, ya no tenéis madre!»


Entonces Celina se echó en brazos de María, diciendo: «¡Bueno, tú serás mi mamá!» Yo estaba acostumbrada a imitarla en todo; sin embargo, me volví hacia ti, Madre mía, y como si el futuro hubiera rasgado ya su velo, me eché en tus brazos, exclamando:

« ¡ Pues mi mamá será Paulina ! »


En 1881, fui admitida como semi-interna en el Pensionado de la Abadía. La extrema sensibilidad, secuela de la muerte de mamá, no me hacía gustar la compañía de las niñas de mi edad.


Esta es mi hermana Celina... Mi otro yo... Éramos como dos gotas de agua!

Un mismo soplo mecía nuestras corolas, y lo que hacía gozar o sufrir a una hacía gozar o sufrir a la vez a la otra. Sí, nuestras alegrías eran comunes.


Me es imposible decir lo mucho que quería a papá (mi Rey). Todo en él me causaba admiración.


En una ocasión, Leonia, creyéndose ya demasiado mayor para jugar a las muñecas, vino a nuestro encuentro con una cesta llena de vestiditos y de preciosos retazos para hacer más. Encima de todo venía acostada su muñeca. «Tomad, hermanitas -nos dijo-, escoged, os lo doy todo para vosotras».


Celina alargó la mano y cogió un mazo de orlas de colores que le gustaba. Tras un momento de reflexión, yo alargué a mi vez la mano, diciendo:

«¡Yo lo escojo todo!», y cogí la cesta sin más ceremonias.


Este insignificante episodio de mi infancia es el resumen de toda mi vida. Más tarde, cuando se ofreció ante mis ojos el horizonte de la perfección, comprendí que para ser santa había que sufrir mucho, buscar siempre lo más perfecto y olvidarse de sí misma.


Entonces, como en los días de mi niñez, exclamé:

«Dios mío, yo lo escojo todo. No quiero ser santa a medias, no me asusta sufrir por ti, sólo me asusta una cosa: conservar mi voluntad. Tómala, ¡pues "yo escojo todo" lo que tú quieres...!”


Mi sensibilidad extrema se vió tremendamente afectada por un hecho: un día de 1882, oí hablar a mi querida Paulina con María de su próxima entrada en el Carmelo...


Yo no sabía lo que era el Carmelo, pero comprendí que Paulina iba a dejarme para entrar en un convento, comprendí que no me esperaría y que iba a perder a mi segunda madre...

¿Cómo podré expresar la angustia de mi corazón...?

Su ausencia produjo en mi una grave enfermedad. Paulina tomó habito el 6 de Abril de 1883


El El día día de de Pentecostés Pentecostés de de 1883, 1883, recibí recibí la la gracia gracia especial especial de de ser ser curada curada de de una una grave grave enfermedad enfermedad por por la la intercesión intercesión de de Nuestra Nuestra Señora Señora de de las las Victorias Victorias quien quien me me regaló regaló su su dulce dulce sonrisa. sonrisa.


Recibí la primera comunión el 8 de mayo de 1884, después de una intensa preparación, culminada con una fuerte experiencia de la gracia de la íntima comunión con Cristo. “Qué dulce fue el primer beso de Jesús a mi alma”


Algunas semanas más tarde, el 14 de junio del mismo año, recibí la Confirmación, con plena conciencia de acoger el don del Espíritu Santo mediante una participación personal en la gracia de Pentecostés.


Un domingo, mirando una estampa de Nuestro Señor en la cruz, me sentí profundamente impresionada por la sangre que caía de sus divinas manos..


Sentí un gran dolor al pensar que aquella sangre caía al suelo sin que nadie se apresurase a recogerla. Tomé la resolución de estar siempre con el espíritu al pie de la cruz para recibir el rocío divino que goteaba de ella, y comprendí que luego tendría que derramarlo sobre las almas...


También resonaba continuamente en mi corazón el grito de Jesús en la cruz: «¡Tengo sed!». Estas palabras encendían en mí un ardor desconocido y muy vivo... Quería dar de beber a mi Amado, y yo misma me sentía devorada por la sed de almas...


Era Era necesario necesario que que Dios Dios hiciera hiciera un un pequeño pequeño milagro milagro para para hacerme hacerme crecer crecer en en un un momento, momento, yy ese ese milagro milagro lo lo hizo hizo el el día día inolvidable inolvidable de de Navidad. Navidad. En En esa esa noche noche luminosa luminosa que que esclarece esclarece las las delicias delicias de de la la Santísima Santísima Trinidad, Trinidad, Jesús, Jesús, el el dulce dulce niñito niñito recién recién nacido, nacido, cambió cambió la la noche noche de de mi mi alma alma en en torrentes torrentes de de luz... luz...


En esta noche, en la que él se hizo débil y doliente por mi amor, me hizo a mí fuerte y valerosa; me revistió de sus armas, y desde aquella noche bendita ya no conocí la derrota en ningún combate, sino que, al contrario, fui de victoria en victoria y comencé, por así decirlo, «una carrera de gigante ».


Fue Fue el el 25 25 de de diciembre diciembre de de 1886 1886 cuando cuando recibí recibí la la gracia gracia de de salir salir de de la la niñez; niñez; en en una una palabra, palabra, la la gracia gracia de de mi mi total total conversión. conversión. Pero Jesús, que quería hacerme ver que ya era hora de que me liberase de los defectos de la niñez, me quitó también sus inocentes alegrías: permitió que papá, que venía cansado de la Misa del Gallo, sintiese fastidio a la vista de mis zapatos en la chimenea y dijese estas palabras que me traspasaron el corazón: «¡Bueno, menos mal que éste es el último año...!»


Yo estaba subiendo las escaleras, para ir a quitarme el sombrero. Celina, que conocía mi sensibilidad y veía brillar las lágrimas en mis ojos, sintió también ganas de llorar, pues me quería mucho y se hacía cargo de mi pena. «¡No bajes, Teresa! -me dijo-, sufrirías demasiado al mirar así de golpe dentro de los zapatos».


Pero Teresa ya no era la misma, ¡Jesús había cambiado su corazón! Reprimiendo las lágrimas, bajé rápidamente la escalera, y conteniendo los latidos del corazón, cogí los zapatos y, poniéndolos delante de papá, fui sacando alegremente todos los regalos, con el aire feliz de una reina.


Aquella noche de luz comenzó el tercer período de mi vida, el más hermoso de todos, el más lleno de gracias del cielo... La obra que yo no había podido realizar en diez años Jesús la consumó en un instante, conformándose con mi buena voluntad, que nunca me había faltado.


Hizo de mí un pescador de almas, y sentí un gran deseo de trabajar por la conversión de los pecadores, deseo que no había sentido antes con tanta intensidad... Sentí, en una palabra, que entraba en mi corazón la caridad, sentí la necesidad de olvidarme de mí misma para dar gusto a los demás, ¡y desde entonces fui feliz...!


En adelante, mi deseo era abrazar la vida contemplativa, al igual que mis hermanas Paulina y MarĂ­a, en el Carmelo de Lisieux, pero mi temprana edad me lo impedĂ­a.


Tenía que comunicárselo a papá y escogí el 29 de Mayo, día de Pentecostés

Lo Lo que que no no sabía sabía era era qué qué medio medio emplear emplear para para decírselo decírselo aa papá... papá... ¿Cómo ¿Cómo hablarle hablarle de de separarse separarse de de su su reina, reina, aa él él que que acababa acababa de de sacrificar sacrificar aa sus sus tres tres hijas hijas mayores...? mayores...?


Pero Pero yo yo defendí defendí tan tan bien bien mi mi causa, causa, que que papá, papá, con con su su modo modo de de ser ser sencillo sencillo yy recto, recto, quedó quedó pronto pronto convencido convencido de de que que mi mi deseo deseo era era el el de de Dios; Dios;

y con su fe profunda, me dijo que Dios le hacía un gran honor al pedirle así a sus hijas.


Pranzini fue mi primer hijo Oí hablar de un gran criminal que acababa de ser condenado a muerte por unos crímenes horribles. Todo hacía pensar que moriría impenitente. Yo Yo quise quise evitar evitar aa toda toda costa costa que que cayese cayese en en el el infierno, infierno, yy para para conseguirlo conseguirlo empleé empleé todos todos los los medios medios imaginables. imaginables. Le Le pedí pedí aa Dios Dios una una prueba prueba de de su su arrepentimiento, arrepentimiento, y, y, Pranzini, Pranzini, antes antes de de ser ser ejecutado, ejecutado, besó besó tres tres veces veces el el Crucifijo. Crucifijo.


Había obtenido «la señal» pedida, y esta señal era la fiel reproducción de las gracias que Jesús me había concedido para inclinarme a rezar por los pecadores. Yo quería darles a beber esa sangre inmaculada que los purificaría de sus manchas,

¡¡¡y los labios de «mi primer hijo» fueron a posarse precisamente sobre esas llagas sagradas...!!! ¡Qué respuesta de inefable dulzura...!


Tuve muchas dificultades para entrar al Carmelo. Entonces, mi Rey me acompañó a ver al Obispo de Bayeux, Mons. Hugonin, en busca de los permisos requeridos, pero aún así, no se obró el ansiado milagro pues los superiores me juzgaban demasiado joven para el ingreso! Tal vez el Santo Padre!...


Entonces, emprendí con Celina y con mi Rey, una gran peregrinación, que me permitió conocer el mundo,... Aún más, conocer los sacerdotes! Durante este viaje a Italia, después de haber visitado la Santa Casa de Loreto y los lugares de la Ciudad Eterna, el 20 de noviembre de 1887,


en la audiencia concedida por el Papa León XIII a los peregrinos de la diócesis de Lisieux, pedí al Papa con filial audacia la autorización para poder entrar en el Carmelo con 15 años.

Pero el Sacerdote que viajaba con nuestro grupo le dijo a S.S. que ya se ocupaban de mi caso los superiores.


Todo había terminado. El viaje no tenía ya el menor atractivo para mí, pues su objetivo había fracasado. Sin embargo, las últimas palabras del Santo Padre deberían haberme consolado: “Vamos, vamos, entrarás, si Dios lo quiere” ¿No eran, en realidad, una verdadera profecía? A pesar de todos los obstáculos, se realizó lo que Dios quiso. No permitió a las criaturas hacer lo que ellas querían, sino lo que quería Él...


El 9 de abril de 1888 ingresé en el Carmelo de Lisieux. Tomé el hábito el 10 de Enero del año siguiente e hice mi profesión religiosa el 8 de septiembre de 1890, fiesta de la Natividad de la Virgen María. Hasta acá hablo yo misma... ahora, hablarán mis Hermanas...


En el Carmelo comenzó el camino de perfección trazado por la Madre Fundadora, Teresa de Jesús, con auténtico fervor y fidelidad, y cumpliendo los diferentes oficios que le fueron confiados


Penetra cada vez mรกs en el misterio de la Iglesia y siente crecer su vocaciรณn apostรณlica y misionera para arrastrar consigo a los demรกs, movida por el amor de Cristo, su ร nico Esposo.


Iluminada por la Palabra de Dios, y probada especialmente por la enfermedad de su queridĂ­simo padre, Luis Martin, que falleciĂł el 29 de julio de 1894, emprendiĂł el camino hacia la santidad, inspirada en la lectura del Evangelio y poniendo el amor al centro de todo.


Descubre y comunica a las novicias confiadas a sus cuidados; el camino de la infancia espiritual


Teresa nos ha dejado en sus manuscritos autobiográficos no sólo los recuerdos de la infancia y de la adolescencia, sino también el retrato de su alma y la descripción de sus experiencias más íntimas.


recibe como don especial el encargo de acompaĂąar con la oraciĂłn y el sacrificio a dos hermanos misioneros (el Padre Roulland, misionero en China y el Padre BelliĂŠre).


Penetra cada vez mรกs en el misterio de la Iglesia y siente crecer su vocaciรณn apostรณlica y misionera para arrastrar consigo a los demรกs, movida por el amor de Cristo, su ร nico Esposo


Teresita no solo escribió poesías... También incursionó en el teatro. En esta escena, representa a Santa Juana de Arco


La devoción a Santa Teresita del Niño Jesús se ha esparcido de una manera impresionante a través de toda la Iglesia. Durante su corta vida, Teresita no sobresalió por encima de las otras monjas del convento de carmelitas en Lisieux.


Pero inmediatamente después de su muerte, muchos milagros y favores fueron concedidos a través de su intercesión. La Santa cumplió la promesa de hacer caer una lluvia de rosas después de su muerte, es decir, una lluvia de beneficios hacia todos los que la invocan


"Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarĂĄn eternamente", decĂ­a Teresita. Su gran anhelo es que aquellos que la invocan amen a Dios con un amor abrasador.


Por Por medio medio de de sus sus cartas, cartas, los los testimonios testimonios de de aquellos aquellos que que la la conocieron, conocieron, yy especialmente especialmente su su autobiografĂ­a, autobiografĂ­a, "La "La Historia Historia de de un un Alma", Alma", millones millones han han llegado llegado aa conocer conocer sus sus grandes grandes dones dones yy virtudes. virtudes.


Incontables peregrinos visitan el convento carmelita de Lisieux, donde, el 9 de abril de 1888, María Francisca Teresa Martín, la hija menor del relojero Luis Martín, se convirtió en la novicia más joven. Tenía sólo quince años.


Estaban ya allí dos de sus hermanas: María y Paulina Después, años más tarde y con muchos peros... Entró Celina, la compañera inseparable de Teresa y fue su novicia...


Aunque la salud de Teresita era muy delicada, no deseó ninguna dispensa de la austera regla y no le fue dada ninguna. Sufría intensamente por el frío y por el cansancio de cumplir con algunas de las penitencias físicas y exteriores que la Regla acostumbraba.


"Soy un alma muy pequeña, que sólo puede ofrecer cosas muy pequeñas a Nuestro Señor," dijo en una ocasión, "pero quiero buscar un camino nuevo hacia el cielo, muy corto, muy recto, un pequeño sendero…


Estamos en la era de los inventos. Me gustaría encontrar un elevador para ascender hasta Jesús, pues soy demasiado pequeña para subir los empinados escalones de la perfección…"


"La Florecita", como muchos la llaman, encontró su elevador, que la llevó velozmente por entre períodos oscuros de sufrimiento espiritual, por entre largas noches de dolor corporal, hacia arriba, siempre arriba, hasta que al fin estuvo segura en brazos de su amado Jesús.


Antes de morir, terminó su autobiografía, La Historia de un Alma, escrita a petición de su Superiora. Ha sido traducida a muchos idiomas, y está llena de belleza, sabiduría y valor, y por ella podemos saber algo de la santidad de Teresita, pues explica cómo hizo de sí misma un juguete de Cristo. Hiciera lo que hiciera, estaba segura de su amor.


Teresita de Lisieux murió el 30 de Septiembre de 1897. En junio de ese año había sido llevada a la enfermería del convento, padeciendo fuertes hemorragias, y no volvió a salir de allí


"PasarĂŠ mi Cielo haciendo bien sobre la tierra." "Mi caminito es el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega

absoluta."


Casi Casi inmediatamente inmediatamente después después de de su su muerte, muerte, fueron fueron tan tan numerosos numerosos los los milagros milagros obtenidos obtenidos por por su su intercesión, intercesión, que que la la Santa Santa Sede Sede dispensó dispensó los los acostumbrados acostumbrados cincuenta cincuenta años años que que normalmente normalmente deben deben transcurrir transcurrir antes antes que que se se inicie inicie el el proceso proceso de de canonización. canonización. En En 1922 1922 fue fue solemnemente solemnemente beatificada beatificada por por el el Papa Papa Pío Pío XI, XI, yy dos dos años años más más tarde tarde fue fue canonizada canonizada Teresa Teresa de de Lisieux. Lisieux.


"Quisiera ser misionera ahora y siempre y en todas las misiones."


En 1927, Santa Teresita fuĂŠ nombrada Patrona celestial de todas las Misiones Extranjeras, junto con San Francisco Javier.


Y en 1997, Su Santidad Juan Pablo II, la nombra oficialmente “DOCTORA DE LA IGLESIA”, reconociendo así su espiritualidad como una vía segura para la santificación de quienes a través de ella vamos caminando en la búsqueda del rostro de Dios



“Jesús no pide grandes obras sino solamente abandono y agradecimiento... He aquí todo lo que Jesús exige de nosotros; No tiene necesidad de alguna de nuestras obras, sino solamente de nuestro amor.” Manuscritos autobiográficos


Caminito de Infancia Abandono Jesús se complace en enseñarme el único camino que conduce a esta divina hoguera. Este camino es el ABANDONO del niñito que duerme sin miedo en los brazos de su Padre. S.T. Ms.B


Confianza Confianza “No soy más que una

niña, impotente y débil. No obstante, es esta mi misma debilidad la que me inspira la audacia de ofrecerme como víctima a tu amor ¡oh Jesús!”


A A esta esta Teresa... Teresa... confió confió Monseñor Monseñor Miguel Miguel Ángel Ángel Builes Builes su su Congregación Congregación de de Hermanas Hermanas Misioneras Misioneras de de Santa Santa Teresita Teresita del del Niño Niño Jesús Jesús yy aa sus sus Misioneros Misioneros Javerianos Javerianos


“Para que el Amor quede plenamente satisfecho es necesario que se abaje hasta la nada y que transforme en fuego esta misma nada.”

Manuscritos Manuscritos autobiográficos autobiográficos


“Comprended que para amar a Jesùs, para ser vìctima de su amor, cuánto màs dèbil se es, sin deseos ni virtudes, tanto màs cerca se està de las operaciones de este amor consumidor y transformante.”


...Sé muy bien cuánto ama al hijo pródigo... “Si hubiera cometido todos los crìmenes posibles, tendría siempre la misma confianza. Siento que toda esta multidud de ofensas sería una gota de agua echada en un brasero ardiendo.” (últimas (últimas conversaciones.) conversaciones.)


“No tengo otro modo de probarte mi amor que arrojando flores, es decir, no desperdiciando ningún sacrificio, ninguna mirada, ninguna palabra, aprovechando las más pequeñas cosas y haciéndolas por amor...” s.t. msb


Es tan dulce sentirse débil y pequeño! ““Lo Lo que que le le agrada agrada es es verme verme amar amar mi mi pequeñez pequeñez yy

mi mi pobreza, pobreza, es es la la esperanza esperanza ciega ciega que que tengo tengo en en su su misericordia. misericordia. He He aquí aquí el el único único tesoro... tesoro... Por Por qué qué este este tesoro tesoro no no podría podría ser ser también también vuestro?” vuestro?”


Te invitamos a conocer más profundamente el mensaje de confianza, abandono, humildad y celo misionero de TERESA DE LISIEUX. • Lee la “Historia de un alma”


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