PREDICACIÓN
El primer sermón de Pedro Ejemplo de sermón expositivo
EL SERMÓN El texto es Hechos 2:14 al 41. El bosquejo está destacado en el recuadro. A continuación, un resumen del sermón. Nadie hubiera imaginado que llegaría a ser predicador. No tenía ni la capacidad ni la motivación para ello. Crecí en un mundo duro de pescadores rudos. Mi vida era tan difícil como las olas del lago de Galilea. Pesqué y olí a pescado. Era áspero, desordenado. Suelo hablar antes de pensar. ¿Cómo puedes ser un 12
jul l ago l sept 2021
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E
l pastor John M. Fowler, que fue un gran predicador, presentó este sermón como si él fuese el apóstol Pedro. Este recurso da al sermón una fuerza narrativa espectacular. Pero atención que el sermón sigue siendo expositivo, pues el predicador sigue fielmente el texto bíblico, parte por parte, y va exponiendo, explicando y aplicando cada detalle. Es el primer sermón de Pedro, en el día del Pentecostés. Lo fundamentó en el Antiguo Testamento (en los Salmos y en la profecía de Joel), pero al mismo tiempo es un testimonio vivo y elocuente de quien convivió con Jesús. El pastor Fowler también predica utilizando otro recurso, el metalenguaje, con el cual nos enseña cómo hacer un buen sermón. De hecho, vale mucho la pena estudiar y aprender a predicar con estos maestros: Pedro y John Fowler.
predicador así? Es incompatible. Entonces, un día, Jesús de Nazaret me encontró. Su mirada penetrante, casi quirúrgica, tocó mi corazón. Cuando me dijo: “Simón, sígueme”, no lo pensé dos veces. Pasé por casa a decirle a mi esposa que sería un pescador de hombres. Ella abrió los ojos, como si me dijera: “¡Pero si estoy acostumbrada a alimentarme de peces, no de personas!” Como seguidor de Jesús, quería prestar atención a cada detalle de sus enseñanzas. Todo me impresionaba: su compasión, los milagros, las parábolas, su vida. Pasé por muchas experiencias impresionantes: anduve sobre las aguas, confesé su divinidad, negué que lo conocía, fui corriendo como un loco hasta
su sepultura... Pero ser un predicador del Reino, ¿te lo imaginas? A pesar de todo, al final él me confió esa misión (ver Mat. 28:19, 20). Recién cuando el Espíritu Santo descendió, en el día del Pentecostés, todo comenzó a tener sentido (Hech. 2:1, 2; Juan 16:13). Entonces, aprendí la primera lección: sin el poder del Espíritu Santo no existe predicación. Fue el poder del Espíritu, en aquel día, que me llevó al frente del pueblo y me ayudó a predicar mi primer sermón. Aquel día, el sermón no fue un incidente común. Ningún sermón es un incidente. Toda mi vida anterior fue una preparación para ese momento, aunque no fuera consciente de ello. El Espíritu Santo me permitió presentar el mensaje