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autoprotección

LA AUTOPROTECCIÓN EN LAS GUARDERÍAS Hace unas semanas la Fundación Fuego recibió una consulta relacionada con un simulacro de emergencia en una guardería. Se trataba de una guardería que ocupaba la parte de la planta baja de un edificio de oficinas y se preguntaban si estaban obligados a participar en el simulacro que iba realizar el resto del edificio, ya que veían muy problemático realizar el ejercicio de evacuación con los niños y los bebés. La consulta estaba relacionada con una guardería pero, de igual forma, se podría aplicar a otras actividades como colegios, establecimientos destinados a personas discapacitadas físicas o psíquicas o a personas de la tercera edad... En resumen, a actividades con colectivos que, por sus características, son especialmente vulnerables ante una emergencia. Esta consulta resume gran parte de las dificultades que encuentran los usuarios finales en la aplicación de la normativa de autoprotección, cuya principal consecuencia es que continuamente se cuestione cada actuación que hay que realizar para elaborar correctamente un Plan de Autoprotección. Las guarderías son una actividad especialmente sensible debido a que las personas afectadas son, en su mayoría, niños de muy corta edad y bebés, además de las cuidadoras que, en la inmensa mayoría de los casos, son personas que no están familiarizadas con las consignas básicas que se deben realizar en caso de que se produzca un accidente. En primer lugar, de acuerdo con la Norma Básica de Autoprotección de ámbito nacional, ¿una guardería debe disponer obligatoriamente de Plan de Autoprotección? Parece que la respuesta es afirmativa, ya que en el Anexo I están incluidas las actividades docentes destinadas, entre otras, a personas que no pueden realizar una evacuación por sus propios medios. Sin embargo, aunque pueda causar cierta sorpresa, no es la primera vez que se escucha que un niño de tres años sí tiene capacidad para evacuar por sus propios medios, lo que es, cuando menos, muy discutible. La opinión del equipo de la Fundación Fuego es que las guarderías siempre deberían disponer de un Plan de Autoprotección. Ahora bien, inmediatamente aparece la siguiente dificultad que es la elaboración de la documentación del plan. El contenido que actualmente exige la normativa sobrepasa, en muchas ocasiones, a una actividad como una guardería,

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que suelen ser locales no muy grandes, cuya mayor dificultad es la evacuación de los niños y los bebés. Sin embargo, el mayor problema que presenta la autoprotección es la concienciación de la sociedad. Hasta ahora solamente hemos hablado de que una guardería debería disponer o no de Plan de Autoprotección por exigencias normativas. Pero los titulares de una actividad de las características de una guardería no deberían limitarse a cumplir la normativa que, por otro lado, tiene carácter mínimo. Una de sus principales inquietudes sería disponer de personal correctamente formado y entrenado para hacer frente a una posible emergencia y, así, garantizar en la medida de lo posible, una evacuación rápida y segura de todos los usuarios de la guardería (tanto alumnos como equipo docente). Esta formación incluye, tanto cursos de formación teóricos y prácticos, adecuados a las necesidades del personal de la guardería, como a la realización de simulacros de emergencia, con o sin ejercicios de evacuación. Evidentemente, la organización de un simulacro de emergencia con ejercicio de evacuación en una guardería puede presentar unas dificultades adicionales por las características de sus participantes. Pero precisamente por esto es por lo que es tan importante realizar este tipo de ejercicios, y aún más si debe establecerse una coordinación con el resto de plantas del edificio. El objetivo de un simulacro no es crear un estado de alarma

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entre los niños y el personal docente. Por el contrario, lo único que se pretende es entrenar a los profesores (y a los niños) con el único fin de que conozcan los procedimientos y las dificultades que se pueden encontrar en caso de que se produzca un accidente en la actividad, y así estén preparados para poder resolverlos. Por tanto, los procedimientos de actuación y los simulacros de emergencia tienen como objetivo la resolución de dificultades como la evacuación de los bebés (que, en ningún caso, pueden evacuar por sus propios medios) y la evacuación de los niños (que, aunque puedan andar, siempre hay que ayudarles). Como conclusión, existen actividades (no solo guarderías sino todas aquellas en las que participen niños, personas con algún tipo de discapacidad, personas de la tercera edad…) que, por sus características especiales, deberían disponer siempre de un Plan de Autoprotección, por encima de si la normativa lo exige o no. Puede ser discutible el contenido del mismo, pero lo que no debería generar ningún debate es la necesidad de formación de las personas con alguna responsabilidad en los procedimientos de actuación y, por supuesto, en la realización de tantos simulacros de emergencia como sean necesarios para asegurar la evacuación rápida y segura de todos los ocupantes de la actividad. Luis Carmena. Director Técnico Fundación Fuego.

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