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ENTRE LíNEAS
En la sección “Publicaciones” del número anterior de esta revista –el nº 50– nos hacíamos eco de la edición del libro titulado “Y si arde... ¿Estamos seguros?” escrito por José Díaz Herrera. Después de haberlo leído con notable interés, pues trata de nuestro sector y conozco a muchos de los personajes que se mencionan en la obra, no he podido resistir hacer esta pequeña crónica, que no crítica, de este libro. Se trata de un ensayo que pretende ser una denuncia de las malas prácticas de las empresas de protección contra incendios (PCI) en España. Sin embargo la visión del autor es demasiado reduccionista en su concepto de protección contra incendios en la edificación. Probablemente influido por quienes le han asesorado, el autor ha confundido la protección contra incendios con la protección pasiva, y más concretamente con la protección de estructuras contra el fuego mediante placas, y esto es apenas una mínima parte del sector de protección contra incendios. Por eso, cuando acabas el libro, te sabe a poco, echas en falta muchas otras críticas, de muchos hechos, que muchos conocemos, que el autor podía haber incluido en su obra de no ser porque casi la única fuente, o al menos la fuente principal de su libro, es la asociación Tecnifuego-Aespi y sus representantes de protección pasiva, como se pone de manifiesto a lo largo de todo el texto. Es una pena, pues aunque hay miles de empresas trabajando en el sector de la PCI en España, el autor se ceba en una sola de ellas, o mejor dicho, en unas pocas y casi en exclusiva en un único personaje que siempre ha estado en la cúpula directiva de estas pocas empresas contra las que se arremete. Este hecho, tan evidentemente tendencioso, hace perder credibilidad a un texto que prometía ser un libro denuncia necesario en el sector. Una vez leído el libro el lector puede sacar sus propias conclusiones. El libro ofrece una primera parte amena y bien documentada con bastantes anécdotas y referencias a sucesos relacionados con diversos incendios actuales y de tiempos pasados ocurridos en España y en otros países. Es una lástima que quienes le han orientado y le han dado pistas para escribir sobre nuestro sector no le hayan hecho una corrección técnica del texto final, pues se nota que el conocido periodista José Díaz Herrera no es un técnico y no domina la terminología del sector. Así podemos descubrir que desde la primera página utiliza erróneamente el concepto ignífugo y el verbo ignifugar, a la marca “CE” le llama erróneamente “UE”, a los laboratorios de ensayos de reacción y resistencia les llama laboratorios antifuego, aporta datos de muertos por incendios de estadísticas inexistentes, utiliza conceptos falsos como el de “empresas acreditadas”, comete errores en la descripción, en la nomenclatura y en el ámbito de alguna legislación de incendios, ofrece tendenciosos juicios de valor, como que “el RSCIEI supuso un paso atrás en España”. Relata con poco rigor las fechas y periodos en los que actuaban algunas compañías y genera al lector una cierta confusión para poder seguir
¿Estamos seguros? Prevención de INCENDIOS
Número 52 – 4º Trimestre de 2011