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Necesidades actuales en México

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Bibliografía

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Tabla 4.8. Consumo energético (kWh/m2 por año) de referencia anual [131]

Uso del edificio Cálido seco Cálido húmedo

Cálido subhúmedo Templado

Hoteles Oficinas Escuelas Hospitales Restaurantes 170 200 190 120

120 200 105 70

60 70 55 40

260 350 225 240

325 350 225 240 Centros comerciales 190 265 250 155 Tiendas de autoservicio 200 290 280 170 Otros 190 265 225 155

• Se debe favorecer la iluminación natural de los espacios interiores mediante ventanas, tragaluces, pérgolas y otros elementos arquitectónicos. • Toda edificación sostenible debe demostrar una disminución en la ganancia de calor de al menos un 10% con respecto al edificio de referencia calculado conforme al método de cálculo establecido en las normas nom-008-ener-2001 [132] o nom020-ener-2011 [133]. • En el interior de la edificación deben existir parámetros de confort térmico, con temperaturas entre los 18 °C y 25 °C favoreciendo las soluciones bioclimáticas por sobre las mecánicas.

La Estrategia Nacional de Energía 2014-2028 incluye entre sus directrices: «mejorar el desempeño energético de los componentes y sistemas de las edificaciones». Asimismo, la nom-020 señala que la ganancia de calor por radiación solar es la fuente más importante a controlar, lo cual se logra con un «diseño adecuado de la envolvente» [133]. No obstante, los reglamentos y códigos existentes en nuestro país pueden no conducir al logro de estos objetivos por las deficiencias

que presentan, principalmente respecto a su contenido y alcances. Su debilidad principal reside en la falta de actualización y regulación de su cumplimiento [129].

Respecto al diseño de componentes arquitectónicos para la iluminación natural, las normativas mexicanas vigentes señalan la necesidad de implementación de ventanas y claraboyas para disminuir el consumo eléctrico de iluminación. Sin embargo, tales normativas no aportan criterios cuantificables sobre su diseño. Es decir, no se establecen porcentajes de tamaño de ventanas adecuados para la iluminación natural, según la orientación de los vanos y el clima del sitio. Sólo se habla de criterios muy generales, tales como mínimos necesarios en todas direcciones, máximos para captar los vientos, evitar ventanas al SO, O y NO, etc. En algunos climas, se establece que el área de ventanas debe ser menor del 80% de la superficie del muro, aunque se puede suponer que este tamaño es relativo a las necesidades de ventilación y reducción de ganancias solares directas.

Respecto a la posición de las ventanas, únicamente se menciona que deben ir a nivel de los ocupantes, en la parte media y baja del muro, y que el aire pase a nivel de los ocupantes. Nuevamente, se puede notar que estas recomendaciones son alusivas a la ventilación y no a la iluminación natural. A su vez, las normativas sugieren formas de apertura, como abatibles, corredizas, de buen sellado, etc. También se incluyen ciertos criterios de protección como persianas, celosías, patios interiores, aleros, tragaluces, vegetación, y otros sistemas de control solar. Una vez más, no se establecen tamaños, orientaciones, ni algún criterio de diseño cuantificable.

En resumen, se desconocen los efectos producidos por la elección de una u otra configuración de ventana en la demanda de iluminación natural y en el consumo eléctrico en iluminación. El diseño de ventanas se ha realizado, hasta el presente, de manera intuitiva, sin criterios cuantificables sobre tamaños, posiciones u orientaciones. En consecuencia, se desaprovecha la capacidad de estos componentes como fuentes luminosas y se desperdician sus beneficios en la disminución de la demanda del consumo eléctrico en iluminación y climatización artificial, en la eficiencia en la realización de las actividades y

en el bienestar de los usuarios. Estudiar este componente edilicio es, por tanto, de especial interés en nuestro país, pues ello permitirá establecer directrices de diseño específicas por orientación, clima y latitud geográfica.

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