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Lorenza Covarrubias

Por Karen Huerta Arceo Fotos Einar González

En búsqueda de romper barreras sobre lo que es posible, Lorenza tomo la decisión de abrir su propia marca de joyería, con el objetivo de plasmar el sue- ño de una persona en una pieza que será parte de su vida para siempre.

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Desde chica, tuvo una gran fijación por los detalles en todas las cosas, pero especialmente en los accesorios. En su tiempo libre y al final de clases, Lorenza aprovechaba para vender todo tipo de joyería en la escuela, misma que tuvo un rotundo éxito y marco el inicio de un gran emprendimiento.

Más adelante, buscó conectar aún más con su lado creativo y llevar a cabo su primer proyecto joyero, Ninipop, inspirado en el arte colorido. Ante esta decisión, se adentró en diversos cursos de moldeado en cera, en rhino 3D, diamantes y piedras preciosas, ello con el objetivo de conocer a fondo el ámbito joyero.

“ Lo que más me gusta de este proyecto es el poder sacar toda mi parte creativa a través de mi joyería. Cada día puedo diseñar cosas nuevas y tengo la oportunidad de detallar cada una de las piezas, dejar todo perfectamente bien hecho, minucioso y fino”, asegura.

P ara Lorenza, lo mejor de haber emprendido no es solo la oportunidad que le brinda de conocer gente nueva, sino que ella es la encargada de dirigir sus tiempos y la flexibilidad. “Me puede llevar tan lejos como yo quiera y eso me encanta”.

No obstante, nos confiesa que el proceso de llevar a cabo un emprendimiento y proyecto como tal, no siempre resulta del todo fácil, ante ello, se ha enfrentado a un sinfín de dudas en el camino.

Sin embargo, ha sabido seguir adelante y apostar por su sueño.

“Tuve la suerte de que Guadalajara tiene el centro joyero más grande de Latinoamérica, también tuve la oportunidad de trabajar en un taller fuera del país donde me abrieron muchas puertas, es decir, tuve un universo de proveedores, artesanos y grandes diseñadores que me inspiraron a sacar adelante mi proyecto sin miedo a la competencia ni a los desafíos”, concluye.

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