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BILINGÜE POR DEFECTO
HERNANDEZ, GUATEMALA
Involuntariamente criada con dos idiomas, no por elección, por necesidad.
POR ANA DEMENDOZA
Como muchos que crecieron en una familia de inmigrantes latinos, el español fue mi primer idioma. Mi lengua aprendió a trinar antes de aprender a decir alguna palabra en inglés. No solo fué beneficioso que creciera bilingüe, fue una faceta crítica en mi crecimiento.
No valoré mi bilingüismo cuando era niña. Incluso luché contra esa idioma una vez que comencé a estudiar en la escuela en inglés. Mi mente trabajaba en ambos idiomas, una meta que mis padres esperaban de mí como la primera generación en los Estados Unidos. Incluso, después de que mi rebelión contra el español terminó, todavía no entendía la persistencia de mis padres por mi capacidad de funcionar en ambos idiomas.
Fue poco después de cumplir 15 años en mi primer viaje de servicio comunitario que me encontré en una escuela secundaria en Paraguay, ejerciendo mi capacidad bilingüe sin darme cuenta; mientras hablaba con un estudiante unos años mayor que yo, me dijo lo impresionado que estaba de que yo hablara español. Una habilidad que no valoraba mucho de antemano. Esta fue la primera vez que mi bilingüismo fué reconocido en el mundo fuera de mi hogar, una conversación que me permitió ver el valor de esta habilidad.
Aunque esta conversación en una escuela secundaria en Paraguay me abrió los ojos a las posibilidades que puedo lograr con mi bilingüismo, sigo cosechando los beneficios de crecer con un segundo idioma. Ya sea una tendera en Perú o un mesero en Madison, mi español venezolana sirve de consuelo a las personas que encuentro durante mis viajes. No solo que parezco a mis compañeros trabajadores latinos, también ofrezco un alivio a aquellos que enfrentan dificultades para hablar en inglés.
Mi bilingüismo no fué mi decisión, fué una bendición dada por mis padres. El español no solo fue mi primer idioma, es el idioma que uso para descubrir más sobre mis raíces. Viajar y explorar mis raíces sudamericanas solo se ha fortalecido con este aspecto vital de mi identidad.