Revista83

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PUBLICACIÓN DE DEBATE LIBERTARIO § AÑO XXI § Nº 83

OTOÑO 2012 § 2

Dossier

El dif cil equilibrio entre poblaci n y recursos (II)

¿InvadImos sIrIa, o qué? mITos Y TÓPICos raCIsTas EL avE: Como LoBos HamBrIEnTos


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Sumario 3 4 5 6 8 9 10 11 12 15 18 20 22 23 24 25 26 28 29 31 32

Edita: Ateneo Libertario Al Margenmmmmm Redacción: EL COLECTIVO Dep. Legal: V-627-1994 C/ PALMA, 3 • 46003 VALENCIA Tel.: 96 392 17 51 Martes de 18 a 21h Jueves a partir de las 20h ateneoalmargen.org correo@ateneoalmargen.org

EDITORIAL: ¿Invadimos Siria, o qué? LA VERANDA: Veranda triste CON EL MONO PUESTO: ¡Más tontos que el que asó la manteca! PANOPTES: De la Europa fortaleza a la Europa carcelaria (III) DESALAMBRANDO: Algunos mitos y tópicos racistas La paradoja de la fragmentación del discurso único Crónica del Encuentro Anarquista de Saint-Imier EL SUPERVISOR INTERNO: Pasa, pasa, Fernando Alonso La explotación de los recursos, de la raíz del problema a la raíz de la solución El sincretismo ecopoblacional del anarquismo ¿Un anarquismo de la abundancia? Como lobos hambrientos, los mitos del AVE G.E.L.: Una historia del ecologismo valenciano (III) CINE: “Amor bajo el espino blanco” ECUS DE SUCIEDAD: Guía de supervivencia para familias en paro CITAS CÍTRICAS: Bertolt Brecht POESÍA: Antonio Díaz. Batania PASAMOS REVISTA: Diagonal EL EMBUDO PUBLICACIONES. PUNTOS DE DISTRIBUCIÓN. LA INTERNET. CABECERAS LIBERTARIAS: “Revuelta”. LA TAPIA PORTADA: CALAVERA

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editorial

¿Invadimos Siria, o qué?

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l apoyo a las potencias aliadas durante la I Guerra Mundial (19141918) por parte de algunos destacados pensadores anarquistas supuso un gran debate y una división dentro del movimiento libertario de la época. Un artículo de Kopropkin en la revista “Freedom” defendiendo el apoyo al bando aliado, como una forma de acabar con los imperios centroeuropeos y facilitar la posterior revolución social, fue contestada con una carta –en la misma publicación anarquista- de Malatesta, que defendía la tradicional oposición ácrata a todas las guerras entre ejércitos nacionales, que según él y otros muchos militantes, eran luchas por los intereses económicos y comerciales entre las clases adineradas de ambos contendientes. Los resultados de la contienda: 9 millones de víctimas (la inmensa mayoría de familias trabajadoras) y un nuevo mapa político, donde salían favorecidos la industria y los mercados de Francia e Inglaterra, aunque también los EE.UU. dejaban al movimiento obrero más derrotado y dividido que al inicio de la guerra; salvo en el antiguo Imperio Ruso, donde cayó el Zar y el Partido Comunista acabó imponiendo su dictadura, que no la del proletariado. Mal aprendida la lección de la I Guerra Mundial, en la Segunda (1939/1945) los anarquistas no llegaron a sacar otro manifiesto a favor del bando aliado, pero no es menos cierto que hubo una gran parte del movimiento libertario que miraba con simpatía a las tropas británicas y norteamericanas, queriendo creer que se combatía a la Alemania nazi porque era un régimen totalitario y racista, sin ver que, en el fondo, volvía a ser una lucha por el control de la economía mundial. La prueba la tuvieron precisamente en España, donde los aliados y la URSS no movieron un dedo en defensa de la República y permitieron que la Dictadura se alargara tanto como la vida de Franco, antes que aceptar la posibilidad de un triunfo de la revolución social puesta en marcha en nuestro país el 19 de julio de 1936. De vergüenza fue también el trato dado a los refugiados españoles en Francia, a pesar del cual muchos anarquistas se alistaron en la Resistencia y fueron los primeros que entraron en París. Hecha esta tan breve como necesaria introducción histórica, nos situamos en tiempos más cercanos y vemos cómo las situaciones y las posiciones se vuelven a repetir con cierta regularidad. Superada la etapa donde la CIA y los marines derrocaban gobiernos legítimos, para imponer dictadores más dóciles y útiles a los intereses de las multinacionales gringas (Corea, Vietnam, Chile, Panamá, Guatemala, etc.) hemos pasado a otra donde esas mismas operaciones se cubren con la etiqueta de fuerzas internacionales de paz o misiones humanitarias, con el objetivo de llevarles nuestra democracia y traernos sus recursos naturales. De nuevo el mapamundi está salpicado de muestras: Haití, Afganistán, Iraq, Libia, Somalia y la mayoría del continente africano… Lugares en los que lejos de llevar la libertad, lo que han dejado las

armas –como no podía ser de otra manera- es más violencia, más dolor, más miseria y más muerte. El fanatismo religioso o tribal, los reyezuelos sanguinarios no han desaparecido: han sido sustituidos por otros peores o se han multiplicado. Eso sí, los fabricantes y traficantes de armas, los empresarios de la reconstrucción y las mafias en general han hecho un gran negocio. El caso más actual, porque no podemos decir que sea el último, es el de Siria; un país al que le cayó en (mala) suerte una dictadura familiar, no más peligrosa ni represiva que (por poner un par de ejemplos) la de Arabia Saudí o Marruecos –por cierto, la “dinastía” de los al Assad pertenece a la secta chiíta de los alauitas, no confundir con la monarquía alauita de Mohamed VI- y donde las generalizadas protestas de la Primavera Árabe han acabado en una cruel guerra abierta entre la mayor parte del ejército y la policía que aún defiende a la casta dirigente y un Ejército Libre armado y jaleado desde el exterior, pero fuertemente dividido e incapaz de ponerse de acuerdo y mucho menos de ofrecer un proyecto mínimamente plausible de gobierno a un pueblo perplejo, que huye de las bombas y las balas que le caen sin saber el porqué, ni mucho menos para qué. Totalmente perplejos por unas informaciones manifiestamente tendenciosas que nos llegan como de costumbre, claramente manipuladas y cargadas de valoraciones en las que cada cual cuenta lo que le interesa y cómo le interesa según lo que se juegue en el envite, lo único que sí podemos saber a ciencia cierta es que se está produciendo ante nuestros ojos una terrible catástrofe humanitaria de enormes dimensiones difícilmente cuantificables, con ciudades reducidas a escombros, decenas de miles de muertos y heridos, cientos de miles de desplazados y una situación de desabastecimiento que está propiciando la aparición de numerosas zonas de máxima precariedad y hambruna. Después de analizar la situación desde la distancia y con todas las reservas posibles hacia la información que nos llega, podemos conjeturar que en un futuro inmediato la situación no puede evolucionar sino a peor. A pesar de que Siria no es un país de grandes recursos estratégicos –o quizás precisamente por ello- las grandes potencias representadas en el Consejo de Seguridad de la ONU se despreocupan en encontrar una salida urgente a la situación. Y los más interesados en mantener el statu quo actual son, como decíamos más arriba, los fabricantes de armas –casualmente en su mayoría, de países pertenecientes al Consejo de Seguridad- y los que trafican con ellas a pie de masacre. Si a todo ello unimos el que ya se estén oyendo voces que reclaman una nueva “intervención humanitaria”, se hace difícil mantener un mínimo optimismo. Nosotros reiteramos y nos reafirmamos, aun a riesgo de resultar cansinos, en que la solución menos mala sería la de olvidarse de cualquier hipócrita “misión de paz” y dejar que los sirios resolvieran sus problemas sin ningún tipo de injerencias. Y a ser posible -puestos a ser ingenuos- sin nuevos aportes de armas y munición.

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La Veranda Veranda triste RAFA RIUS

A

cá estoy, tirado en la hamaca, contemplando el panorama desde mi veranda. Cuando bajo a la calle, me mezclo entre lo que hay, intento analizarlo y me pongo a dar cuenta de ello, no me puede salir sino una veranda triste: es lo que hay. Cuando el otoño llena nuestras calles de hojas muertas y se empeña en demostrarnos que, una vez más, el espejismo indolente y lúdico del verano toca a su fin, el paisaje que contemplo no me evoca otra sensación que la melancolía. Cuando la indiferencia frente a lo indigno triunfa por doquier, cuando el cinismo –en el peor sentido de la palabra- es la moneda más habitual en las relaciones sociales. Cuando en movimientos populares emancipatorios como el 15M, comienzan a imponerse las minorías que se conforman tan sólo con el miserabilismo de una reforma coyuntural del sistema que nos siga dando más de lo mismo. Cuando la dura deriva autoritaria nos lleva a contemplar con resignación cómo esbirros-robots disfrazados de policías nos aporrean y abofetean impunemente ante la mirada satisfecha de sus amos. Cuando los bancos nos roban a manos llenas ante la aquiescencia y la comprensión de los politiquillos de turno. Cuando la justicia -que muy rara vez ha sido justa- se empeña en demostrarnos cómo se puede salir indemne de las mayores tropelías, siempre que pertenezcas a alguna esfera de poder, y se dedica a prevaricar sin control alguno, dictando a diario sentencias manifiestamente injustas ante la mirada sarcástica de jueces y tribunales. Cuando la gente ocupa su tiempo en comentar las hostias que se pega el rey yendo de safari con su novia o el último partido de fútbol del siglo en lugar de ponerse a solucionar sus problemas. Cuando cientos de cámaras callejeras dirigen su ojo de Gran Hermano orwelliano hacia nosotros, posibilitando el control, la detención y la tortura mientras el personal espiado mira hacia otro lado o se sumerge en el centro comercial más próximo. Cuando en Somalia, Sudán o el Sahel mueren a diario miles de personas de hambrunas y enfermedades perfectamente evitables mientras en los organismos internacionales se malgastan ríos de tinta para hablar del “problema del hambre en el mundo”. Cuando cientos y cientos de contenedores cargados de armas viajan con toda facilidad a las zonas en conflicto -que casualmente siempre están en el Sur- para proteger los trapicheos del neocolonialismo mientras los lugareños se masacran entre ellos. Cuando el trabajo asalariado, que siempre se había considerado como una desgraciada obligación más o menos ineludible, empieza a verse como una especie de maná que cae sobre las cabezas de unos pocos afortunados mientras se incrementa en todos los frentes la explotación laboral y se pierden conquistas que han costado de arrancar años y años de luchas y ríos de sangre obrera. Cuando nuestros hijos no tienen asegurada una educación digna mientras la Santa Madre Iglesia extiende sus tentáculos “educativos” para devolvernos a la oscuridad de los peores años de nuestra crónica reciente en escuelas repletas de frailes ignorantes, casposos y lúbricos que caminan decididos a contracorriente de la historia. Cuando ni siquiera nos dejan envejecer y morir en paz, con un sistema sanitario vendido al mercado, lleno de despropósitos en todos sus ámbitos y que por no permitir, ni tan sólo nos consiente una muerte digna. Cuando sobre nuestra cotidianeidad pesa como una losa la Ley de Murphy: “si algo puede ir a peor, empeorará”. Cuando la cosa pinta tal que así, es difícil dejarse ganar por el optimismo. Me lo temía. Ya decía al principio que esta iba a ser una veranda triste.

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Con el mono puesto

¡Más tontos que el que asó la manteca! ANTONIO PÉREZ COLLADO

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ncumpliendo todas sus promesas electorales (como manda la tradición) e incapaces de aplicar una medida que no empeore las cosas para la gran mayoría social, el gobierno del PP ha puesto el listón del despropósito muy alto con su penúltima cabronada, aunque al ritmo que llevan atacando a los de abajo, cuando tengas en tus ansiosas manos esta revista, es posible que la ocurrencia de poner a los parados a trabajar gratis en los montes arrasados por los incendios haya sido ampliamente superada. No queremos con esto quitarle importancia a la interminable lista de recortes y privatizaciones, a la subida de los impuestos y precios que más afectan a los pobres (mientras no osan tocar a las grandes fortunas o a los capitales especulativos) o a la constante inyección de millonadas en bancos y cajas reiteradamente hundidos por ilustres nombres de la vida nacional. Lo que pasa es que la obsesión por desprestigiar y perseguir a los parados clama a un cielo que parece estar también con los que mandan. Pero no queremos repetir las críticas a unos gobiernos y unos partidos que han demostrado sobradamente que obran al dictado de los verdaderos jefes, que no son otros que los grandes bancos y multinacionales. Lo que más duele e indigna es que esas agresiones, esos insultos a nuestra dignidad y a nuestra historia de conquistas como clase trabajadora cuenten con el silencio cómplice y hasta con las simpatías de amplios sectores de la población expoliada. Nos podría servir de inútil consuelo admitir que estamos manipulados por los medios de comunicación, que nos han metido en el consumismo y el individualismo más insolidarios y mil verdades igual de rotundas. Bien, aceptémoslo como tabla de salvación para no odiar a nuestra propia especie, pero reflexionemos un poco más y exijámosle algún esfuerzo a nuestra presunta inteligencia y a la oxidada capacidad de pensar y aprender de la experiencia. La crisis que atraviesan casi todas las economías (principalmente las de Occidente, que es lo que cuenta de momento) nos ha tirado bruscamente del caballo triunfalista en el que viajábamos de prestado, aunque pagando un alto precio en forma de renuncias a sentimientos y libertades mucho más valiosos. Durante ese breve paseo por el mundo de los ricos, en el que tuvimos acceso a algunas baratijas (coches, televisores, vacaciones, “spas”, etc.) fuimos conta-

minándonos del pensamiento de los tahúres que nos ofrecían el falso remedio para todos los males que, en realidad, era la vieja explotación de siempre pero envasada en el lujoso frasco del consumismo. Convertidos en felices consumidores de artilugios y de mensajes, no tardamos en hablar (lo de pensar ya lo hacían ellos) como nuestros amos, los ricos, y sus serviles capataces de obra, los gobernantes. Un fundido en negro o una breve pausa musical y ya estamos diciendo que los funcionarios cobran mucho y trabajan poco, que los inmigrantes nos quitan el escaso trabajo que hay y que los parados no se buscan un empleo porque prefieren vivir de los recursos públicos. Esas cantinelas se repiten como dogmas sagrados en foros tan serios e informados como barras de bares, cajas de supermercado, colas del autobús y salas de espera en los ambulatorios. No se citan fuentes, pero se supone que algo ha salido en la tele mientras poníamos la lavadora o durante el descanso de un Almería-Albacete. No sirven de nada los ejemplos de colegios y hospitales privados que funcionan peor y son más caros que los públicos, los estudios rigurosos (de la propia patronal, que de rentabilidad sabe un rato) que demuestran que los trabajadores inmigrantes aportan mucho más de lo que reciben –por las sencillas razones de que ya vienen en edad de trabajar, sin que haya tenido el Estado receptor que cuidarlos y educarlos en la infancia, y porque pagan impuestos como el IVA y la Seguridad Social sin apenas causar gasto en bajas laborales y pensiones) o los informes de los inspectores del INEM que detectaron un porcentaje insignificante de casos de fraude por parte de personas en paro. Por el contrario, son públicos y notorios la fuga de capitales, el fraude a Hacienda (que teóricamente somos todos) representado por las SICAV, los casos de corrupción política, las ayudas sucesivas a la misma banca que nos hipoteca y nos cobra por todo, los astronómicos sueldos y pensiones de personajes notorios cuya trayectoria no debería difundirse en horario infantil, etc. sin que parados, taxistas, camareros o cuñadas digan una palabra en contra de estos especímenes que, estos sí, nos están costando un riñón a los que trabajamos y no podemos dejar de pagar los impuestos; unos tributos que esos parásitos millonarios logran eludir o reducir a lo puramente testimonial.

Tan tontos útiles podemos llegar a ser los pobres, que en lugar de echarnos a la calle a exigir nuestros derechos nos conformamos con observar, no sin cierto regocijo, como otros colectivos pierden los suyos. Estúpido juego en el que estamos condenados a perder todos; todos los de abajo, evidentemente. Es un recurso fácil echar mano de argumentos tan repetidos como recordar las muchas brigadas forestales (o escuelas y centros médicos) que se pueden crear con los presupuestos destinados a militares, policías, casa real, obispados, gobernantes, rescates bancarios, cárceles en las que nunca entra un ladrón de los gordos, invasiones “humanitarias” de países que nada nos han hecho a “nosotros”… Pero que sea lo más socorrido para redondear un manifiesto no quita que sea una verdad aplastante. En el caso de los incendios forestales, se ha demostrado que los recortes en medios y personal para las brigadas de prevención y extinción de fuegos no han representado un ahorro significativo, pero en cambio han tenido unas consecuencias catastróficas y difícilmente reparables para nuestro patrimonio forestal. Pretender ahora dar un golpe de efecto, un ejemplo de buena gestión pública, sustituyendo a los expertos bomberos y brigadistas despedidos por parados con nula experiencia en tan delicada actividad, solo puede demostrar dos cosas: que los que gobiernan son unos ineptos o que los gobernados (a gusto o la fuerza) somos irremediablemente idiotas y crédulos. Los culpables de que haya paro no son los parados. ¿A quién le puede gustar cobrar 700 o incluso 1.000 euros durante unos meses y luego tirarse años sin una oferta de empleo digna de tal nombre? El paro es consecuencia del propio sistema económico y político en el que vivimos, y ya que es el sistema el que determina qué se produce y dónde (buscando siempre el mínimo coste y el mayor beneficio) parece normal y justo que el propio sistema y su representación oficial (los estados) garanticen los recursos necesarios para todas las personas a las que no se les puede ofrecer un empleo y unos ingresos dignos. Vamos a terminar como hemos empezado: con un refrán. Y es que el viejo refranero, compendio de la sabiduría popular, todo esto ya lo tenía muy presente cuando sentencia que “No hay nada más tonto que tirar piedras al propio tejado”. Más claro no se pude diagnosticar el mal que nos aqueja.

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De la Europa fortaleza a la Europa carcelaria: la construcción de nuevos enemigos y el gobierno de la penalidad (y III) IÑAKI RIVERA BEIRAS Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos Universidad de Barcelona

4) La guerra como racionalidad constitutiva En efecto, la mirada puede y debe partir de la guerra. Actualmente, los niños menores de 8 o 9 años emplean a menudo esa palabra, pero no para jugar como antaño, de modo inocente. Lo hacen con miedo, piden a sus padres que apaguen las televisiones que muestran escenas dantescas, han interiorizado profundamente sus visiones y no están preparados para digerirlas. La guerra ya no es, ni mucho menos, la que se desarrolla en alguna parte concreta del mundo. El concepto, actual, de guerra global (véase a Alessandro dal Lago, por ejemplo), nos habla de una racionalidad constitutiva y fundante

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del orden postmoderno. Desde el corazón del Imperio hasta la ilustrada Europa, los ataques del llamado “terrorismo internacional” (pensemos en los ejemplos de New York, Madrid y Londres, curiosamente los tres socios de la guerra de Iraq…) han provocado efectos hoy muy claros. Por un lado, han demostrado la vulnerabilidad del “primer mundo”. Por otro, han sido funcionales a la creación de nuevos “enemigos” que justifican la restricción de todo tipo de derechos y garantías que eran consustanciales a una Modernidad que hoy está en estado de demolición. Si algún “enemigo” ha sido construido también en la línea que va desde Estados Unidos a la Unión Europea, el caso de la inmi-

gración deviene hoy paradigmático. Desde la frontera entre México y Estados Unidos hasta la edificación de la “Europa Fortaleza”, estos territorios aparecen hoy plagados de muros y vallas (cada vez más altas y más electrificadas) y de campos de internamiento y/o de expulsión que retrotraen la memoria a las descripciones de aquel “universo concentracionario” que David Rousset narró para siempre como ejemplo de la enajenación mental europea de la época del Holocausto y de la barbarie nazi. Por ello en Europa ya se emplea el término “Europa carcelaria”: cárceles, campos de internamiento para migrantes, vallas y nuevas fronteras ponen en cuestión la Europa ilustrada de las libertades. El problema de las migraciones dibuja, en el “primer mundo”, un nuevo tipo de subjetividades que son tratadas cada vez más a menudo con elementos “extraordinarios” del Sistema Penal, cuando no con herramientas ajenas a éste y propias de la lógica bélica. Dos ejemplos ilustran lo que acaba de decirse. Primero: en el mes de octubre de 2005, en las ciudades españolas (pero fronterizas) de Ceuta y Melilla, miles de africanos y asiáticos decidieron iniciar avalanchas humanas (el cuerpo es su arma) para saltar las vallas levantadas como impedimento para entrar al corazón europeo. Hubo heridos, muertos, denuncias de torturas y el Gobierno decidió, finalmente, el envío de tropas del ejército para “preservar la seguridad”. Segundo: en el mes de noviembre de 2005, en la mayoría de los barrios pobres de las ciudades de Francia, se ha iniciado una revuelta sangrienta protagonizada por jóvenes inmi-


grantes e hijos de inmigrantes que padecen los efectos de una inexistente política social durante las últimas cuatro décadas. La respuesta no se ha hecho esperar: en el corazón de la Ilustración, acaba de decretarse el toque de queda. ¡Del Estado de Derecho al Estado de Excepción! Mientras tanto, todos hemos asistido, como meros espectadores, a las revelaciones de nuevos capítulos del horror en Iraq. Práctica de la tortura, bombardeo de la población civil, empleo de armas químicas en la batalla de Faluja (el napalm postmoderno…), denuncias sobre cárceles secretas en diversos países para poder torturar sin injerencias molestas, etc., etc. ¿Hasta dónde involucionaremos? ¿Cuál será el límite? ¿Hay límite?... Cada vez se recuerdan más los trabajos y la vida de Carl Schmitt. Y, en efecto, tal vez hoy sea más necesario que nunca recordar a los ideólogos del nacionalsocialismo y a quienes, como el citado, situaron a la política dentro de la esfera de la relación amigo-enemigo. De allí, como es sabido, surgió una peligrosísima doctrina en las ciencias penales: “el derecho penal del enemigo”. Hoy es preciso tenerlo presente nuevamente: al enemigo no se le tiene por qué readaptar, reintegrar, corregir ni resocializar. Las doctrinas correccionalistas, y toda su retórica, pertenecen al pasado. Al enemigo se le combate, se le aplasta, se le inoculiza, se le mata, sin más. Pero, yo añadiría, con Salvatore Palidda, que la guerra global, la lucha militar contra los nuevos enemigos (terroristas, inmigrantes, pobres, disidentes y excluidos sociales…), como toda guerra, en el fondo siempre guardó (y ésta también guarda) una funcionalidad para con los sistemas económicos, siempre contuvo una racionalidad escondida o maquillada entre la visible irracionalidad que la caracteriza. Veamos con más detenimiento: -La guerra contra la inmigración es plenamente útil para el mantenimiento y para la reproducción de una fuerza de trabajo sin derechos. -La guerra global es útil, asimismo, para el despliegue de todo el necesario pensamiento conservador y autoritario que pretende la implantación de políticas represivas como la

de “cero tolerancia”, “ventanas rotas” o legislaciones antiterroristas y/o de excepción. -La guerra provoca importantes negocios, no sólo en lo que se refiere al tráfico de armas, control de pozos petrolíferos y subcontratación privada de nuevos ejércitos, sino incluso entre la inmensa red de empresas, organizaciones no gubernamentales y demás gestores de estos grandes acontecimientos (¿recuerdan lo del risk management?). Pues bien, todo ello ha terminado por provocar la banalización, en términos de normalización y de aceptación acrítica, de los malos tratos, torturas y otras flagrantes violaciones de los derechos humanos más elementales, provocando “consenso” a través del terror y, en consecuencia, una docilidad y sumisión social plenamente funcional al mercado único y global que se pretende imponer. En fin, el catálogo del horror es demasiado amplio, desde un punto de vista cuantitativo para realizar una enumeración exhaustiva. Pero, desde el punto de vista cualitativo, como dice Bergalli, ¿cuál es la diferencia entre el campesino de Iraq que muere víctima de un bombardeo aéreo cuando se dirigía a cultivar su tierra y el habitante urbano de nuestras ciudades que estalla con el atentado terrorista mientras se dirigía al supermercado o al metro para acudir a su trabajo? Esa es la “guerra que nos vuelve” y que atraviesa el planeta de un arco a otro. Volviendo a Europa ¿qué está sucediendo?, ¿es ésta una herencia de la tolerancia cero o una versión renovada de la cultura de la emergencia y/o excepción?, o, tal vez, ¿es éste, precisamente, el resultado de la conjunción de aquellas dos líneas político-criminales?

Veremos cuánto tarda en verificarse la difusión de esta “nueva” política penal en los países europeos. La tendencia es clara: gestión punitiva de la pobreza, mercado económico de total flexibilización, criminalización cada vez mayor de la disidencia y reducción del Estado. El espacio de “lo público” parece caminar en esa dirección. El escenario punitivo no parece así que se pueda contraer. Pero, como seguramente, una vez más, fracasará en sus funciones declaradas, quien pueda deberá prepararse para comprar seguridad privada. Ya no hay espacio aquí para seguir especulando sobre el futuro. Para acabar, podría ser oportuno hacerlo con las palabras de un gran escritor. Indicaba Saramago, un tiempo antes de su muerte parafraseando a Platón, a propósito de comentar una de sus últimas obras: volveremos a la “caverna” –o al “centro comercial”-. Antes, la humanidad buscó lo exterior, el “afuera”, la luz de la Ilustración. Hoy ya no se busca “el interior” sino la “seguridad interior”, y en ella sólo hay una luz gris, fría, seca y, sobre todo, artificial. “Todos acabaremos en el Centro Comercial -como paradigma de la nueva Ciudad-: allí tendremos aire, luz, y temperatura y clima artificial… También dispondremos de seguridad privada y acabaremos haciendo ahora “dentro” lo que antes hacíamos “fuera”: ¿para qué salir, entonces? Será mejor una vida gris que una vida insegura. Quienes puedan pagar la seguridad tendrán así su barrio, su ciudad, su Centro –privados, artificiales y seguros- y ¿los que no tengan el dinero o los medios para ello (que cada vez serán más y actuarán de manera más desesperada)? Pues, para ésos, siempre quedará el Sistema Penal (el de “afuera”)…

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Desalambrando

Algunos mitos y tópicos racistas 1.- La creencia de que existen “privilegios” para inmigrantes, desde “ayudas sociales” hasta la empatía personal… cuando en realidad las “ayudas” del Estado eran pequeñas (ahora ni eso), pero nunca en función de dónde se nació, sino de los escasos ingresos de cada cual. 2.- La creencia en el aumento del paro entre españoles, frente a la inmigración, cuando en realidad quienes peor lo están pasando aquí son personas sin papeles por la ley racista y clasista. Además, diferenciar entre clase trabajadora autóctona y “extranjera”, como si fuera algo intrínseco, cuando en realidad es ocasional, es falta de memoria con perspectiva antiautoritaria. 3.- La creencia de que la inmigración hace que bajen los sueldos de toda la clase trabajadora, porque están dispuestos a trabajar en condiciones más precarias… ocultando que eso es precisamente lo que con más frecuencia hacemos la clase trabajadora autóctona: ceder ante la patronal en todo. Con reformas de leyes laborales, o incluso ignorando sus propias leyes… para su beneficio. 4.- La creencia en el aumento de la “delincuencia” por la inmigración, cuando en realidad esas estadísticas incluyen las faltas administrativas por haber caducado el permiso de residencia y trabajo, al mismo tiempo que ocultan con impunidad todo tipo de castas y privilegios en nuestra sociedad, empezando por la iglesia, la banca, el militarismo, la oligarquía de partidos y demás gentuza. 5.- La creencia en la “baja calidad y saturación” en la enseñanza y sanidad “públicas” por la inmigración, cuando en realidad son excusas para privatizar la estatal (que no pública) católicamente: www.misaludnoesunnegocio.net www.yosisanidaduniversal.net www.derechoacurar.org 6.- La creencia etnocentrista de que cualquier otra cultura no es “normal” y la “nuestra” es mejor, alegando incluso cierta “generosidad”, cual pulgar elevado de César Augusto… cuando en realidad no tiene sentido rechazar su origen, porque cualquier ser vivo, la tierra, el agua, etc., no es de nadie en particular. Como en las distintas sociedades matriliniales: la vida es autónoma y comunal

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con libertad, aprendiendo a cualquier edad a vivir sin dominar, ni ser dominad@s (ser y convivir, sin poseer). Las fronteras solo las defienden quienes necesitan dominar o ser dominad@s. La creencia de que aún existen razas puras (sectas o pensamiento único…) dificulta reconocer que vivimos en sociedades racistas, incluso entre inmigrantes y en todos los continentes. Auto-negación del carácter discriminatorio, por ejemplo, el no alquilarle un piso a personas sin papeles… o minimizar la existencia de sobreexplotación-esclavitud, desprecio, desarraigo, maltrato a menores, redadas, torturas psicológicas, abusos sexuales, internamientos, palizas, deportaciones masivas a pesar de autolesiones de personas sin papeles… o pensar que “las mujeres sin papeles que se prostituyen, es porque quieren”, cómo si fuesen plenamente libres de elegir, etc. Son algunos mitos y tópicos vigentes, generación tras generación, por no contrastar las realidades. Creer que son inevitables todo tipo de relaciones basadas en poseer, en dominar, dificulta su cuestionamiento. Como el mito de que las mujeres son el sexo débil, o que patronal y patriotismo son necesarios... Si bien es natural una primera reacción de desconfianza ante lo desconocido, también es fácilmente desmontable buscando y manteniendo un respeto mutuo sin exigencias, es decir, culturalmente se pueden reducir (o ampliar, según lo que entendamos por cultura) prejuicios insanos ante las lógicas diferencias a lo largo de la vida. Biológicamente no somos seres muy territoriales. El origen de las dominaciones tiene sus raíces en mitos y creencias, pero sería absurdo plantear o esperar soluciones que sean definitivas, ya que no las hubo en el pasado, aunque sí algunas respuestas, como la contrainformación y el debate entre el

vecindario para desmitificar las bases del patriotismo, del patriarcado, de la patronal… es decir, la creencia en “poseer y dominar para vivir mejor”, combatir privilegios y envidias frente a la claudicación y sentimiento de impotencia, compartir nuestro tiempo, nuestros sentimientos, frente a la competitividad… porque las personas no somos solo de donde nacemos, sino también de donde pacemos. Algunos nazis españoles y griegos dan comida a nacionales sin trabajo ni subsidio, pero no solo nazis dicen: “orgulloso de ser español” o “los españoles primero” (olvidando que España son 500 años de mitos: un reino, un idioma, una religión, una raza). Todavía hoy oímos críticas como: “esa persona no es de Sangre Española” refiriéndose a que sus padres o abuelos “no son de aquí” (una de las causas de denuncias durante la Inquisición)… Hoy, algunos policías incautan el jornal agrícola a personas sin papeles a cambio de no llevarles al CIE ese día, o incluso también. La aportación del movimiento 15-M contra el racismo es insuficiente, en parte porque no todo el 15-M va contra la raíz de cualquier dominación, y en parte porque ni el 15-M, ni ningún otro colectivo conseguimos llegar a tener mayor influencia social que el odio que se contagia en la calle contra la inmigración, en la TV como principal difusor del discurso del miedo a la libertad, fomentando enfrentamientos absurdos. Mass media donde la honradez periodística se margina, llegando a celebrar “nuestra” adquisición de aviones militares sin necesidad de pilotos, con una capacidad de destrucción al “enemigo” flipante (sobre todo en comparación con la chatarra aérea contra los incendios forestales)… mientras consentimos a las multinacionales yankis y europeas robar, con protección militar de la OTAN, recursos naturales en todo el mundo, mientras esos gobiernos se endeudan para comprarnos armas para guerras interétnicas propiciadas por la política neocolonial. Nuestra subversión frente a su versión. El último martes de cada mes, 19.30 h, siguen las concentraciones en la puerta del Centro de Internamiento de Personas Extranjeras (Zapadores, Av. Dr. Waskman, Valencia). http://ciesno.wordpress.com


La paradoja de la fragmentación del discurso único RAFA RIUS

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agamos un poco de Historia. Durante el periodo de construcción de las identidades nacionales europeas en el siglo XIX –Grecia, Alemania, Italia- los historiadores participaron activamente en la gestación de relatos en su mayor parte legendarios (no olvidemos que estábamos en pleno Romanticismo), destinados a fortalecer los estados emergentes y sus grupos dominantes así como a forjar mitos fundacionales que aseguraran su pervivencia. Algunos de estos mitos patrióticos comenzaron a trasmitir una visión del mundo y la Historia unívoca y unidireccional. En aquel momento, la idea de la felicidad humana aparecía indisolublemente ligada a la idea de progreso y éste, al ascenso y consolidación del régimen burgués y el sistema de producción capitalista como único paradigma posible de desarrollo social y modernidad. El camelo de la idea de progreso como panacea que curaría todos nuestros males sociales devino discurso único y paradigma incuestionable, penetrando incluso en organizaciones obreras libertarias que no entendían que, así concebido, sólo garantizaba una “progresiva” explotación. Demos un salto en el tiempo: tras setenta largos años de fracaso de la idea de progreso social fundamentado en dictadura política y economía estatal centralizada basada en el marxismo-leninismo, en 1989 cae el Muro de Berlín, símbolo de toda una forma de entender las relaciones sociales y políticas y que parecía asegurar una cierta dualidad de perspectivas entre el Capitalismo sin Estado preconizado por Wall Street (yo ya me autorregulo…) y el Capitalismo de Estado del autoproclamado Socialismo Real (Papá Estado cuidará de ti…) cuando en último extremo suponían lo mismo, como hemos podido comprobar posteriormente en China. Otro pequeño salto de eje y sigamos con la Historia reciente. A mediados de la década de los 90 y tomando como referentes conceptuales a Schopenhauer (“El mundo como voluntad y representación”) y Marcuse (“El hombre unidimensio-

nal”) Ignacio Ramonet redefine la idea de pensamiento único en un editorial de Le Monde Diplomatique. En este artículo Ramonet hacía referencia crítica al panorama ideológico global posterior a la caída del muro de Berlín, momento a partir del cual, como si hubiese estado esperando el pistoletazo de salida, el economicismo neoliberal se había erigido en el único discurso aceptable por el poder (el liberalismo capitalista es el menos malo de los sistemas posibles, solían decirnos a la sazón…), monopolizando la casi totalidad de foros periodísticos, académicos y editoriales y ganando para su causa a la totalidad de Estados situados tras el maligno y maltrecho “Telón de Acero”: a partir de ese momento, todos vivíamos felices en el denominado por los distintos “Think tanks” liberales –me temo que no sin cierto sarcasmo- “Mundo Libre”. Esta prepotencia exclusiva y excluyente impedía cualquier debate ajeno a sus estrechos límites. Para cualquiera al que le quedaran un par de neuronas en buen uso, esta ideología, adornada con toda una sarta de eufemismos y con pretensiones de intelectual y globalizadora, hacía patente la expresión de los intereses del capital financiero internacional. Sus principales rasgos definitorios eran la preeminencia y control del poder económico sobre el político y la consideración del mercado como el único medio y el mejor árbitro para una asignación eficaz de los recursos. Como corolario de estos dos pilares maestros, Ramonet ponía de relieve la globalización del capital (desaparición de fronteras económicas), la competitividad (imprescindible para sobrevivir en el mercado), la reubicación internacional de la fuerza de trabajo (para reducir los costes salariales), la consolidación de una moneda fuerte de referencia (consecuencia de la disciplina monetaria) y en general una tendencia a reducir el papel del Estado en todos sus ámbitos. Ramonet vaticinaba que se

derivarían funestas consecuencias de la adopción generalizada de esta ideología y enumeraba una serie de fenómenos contemporáneos al artículo, que a su juicio desmentían la idea de que fuera una época de prosperidad provocada por la generalización de las creencias que él había englobado en la expresión "pensamiento único". Era la época del “fin de la historia” y el “pensamiento débil”: puesto que la Historia había concluido sus inciertos avatares, ya no se hacía necesario pensar. Las escasas cavilaciones imprescindibles, ya nos las darían hechas: “tú trabaja, consume y olvida tus preocupaciones que yo ya, yo ya, me hago cargo y me ocupo de todo”. Pues bien, Ignacio Ramonet y otros que en aquel momento analizaban la situación en un sentido similar, merecerían como mínimo formar parte de la lista de profetas bíblicos, ya que todas sus previsiones catastróficas se han ido cumpliendo inexorablemente. A principios de los 90 en España, una vez acabada la que dieron en llamar 1ª Transición, paradigma y espejo en el que mirarse todas aquellas dictaduras que quisieran travestirse en democracias de un modo ejemplar, vivíamos en los albores de lo que se obstinaban en vendernos como ”la sociedad del bienestar”, basada en el “compro luego existo” y en la subordinación del ser al tener. Aquel espejismo, basado esencialmente como sabemos en el imperio del ladrillo como referente de negocio, duró poco más de una década. A principios de la década siguiente, en medio de la euforia del nuevo milenio, ya se veía claramente que la situación creada había devenido insostenible a medio plazo para el propio sistema, amenazando con su autodestrucción. No obstante, la codicia desmedida es ciega y lejos de buscar otras alternativas que no fueran la rapiña y el despilfarro del dinero público, convencidos de su impunidad, se empecinaron en mantener un discurso monolítico que nos ha llevado al estercolero por el que deambulamos perplejos en la actualidad. En cualquier caso, ese discurso monolítico en el fondo, no lo es en las formas: para que resulte creíble y digerible, debe ser presentado de modo variopinto y fascinante. A la manera de un caleidoscopio que con un pequeño giro de muñeca altera la perspectiva y la composición de los pequeños cristales coloreados y ofrece a nuestra

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mirada alucinada insólitas y efímeras posibilidades de combinación que duran lo que tarda nuestra mano en efectuar un nuevo giro, los gurús del sistema nos presentan su discurso único envuelto en oropeles y perifollos que encandilen al personal y desvíen su atención de los temas que realmente les afectan. En esta estrategia fulera de seducción oportunista aparecen cada día nuevos charlatanes dispuestos a vestir la mona de seda para vendernos su mercancía averiada. “El medio es el mensaje” que decía McLuhan hace medio siglo. Si las tropecientas cadenas de televisión se han conver-

tido en el vertedero donde convergen las más variadas propuestas de adoctrinamiento y sumisión, Internet avanza imparable como líder de las nuevas formas de alienación: más allá de conservar su carácter de herramienta comunicativa útil y versátil, parece que, a través de miles de mecanismos cibernéticos de alta sofisticación, aumenta imparable su utilización como bibelot totalmente prescindible y banal destinado a “distraer”, es decir, a distraernos de aquellos asuntos que realmente nos interesan y cuya relevancia podría poner en peligro la buena salud del “tinglao”.

Así pues, como si de un nuevo misterio de la santísima trinidad se tratara, el discurso es uno y múltiple a la vez, intentando crear la sensación de que hay una gran cantidad de alternativas disponibles cuando en realidad no hay ninguna. El discurso se cierra en espiral sobre sí mismo arrastrándonos a todos en su ruina mientras contemplamos encandilados la enésima vuelta del caleidoscopio que, como ya razonaba Lampedusa, va cambiando algo en su intento tan denodado como inútil para que nada cambie.

Crónica del Encuentro Internacional Anarquista de Saint-Imier TONI

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ntre el 6 y el 12 de agosto tuvo lugar el Encuentro Internacional Anarquista en la localidad suiza de Saint-Imier. Con esta iniciativa se pretendía conmemorar el congreso de la Internacional Antiautoritaria (celebrado en esta villa del Jura en 1872) y reunir por primera vez a las diversas tendencias del anarquismo y el anarcosindicalismo de todo el mundo. No cabe duda de que el desafio era histórico, pero merecía la pena intentarlo. A estas alturas, ya se han publicado numerosas valoraciones y críticas al encuentro de St. Imier, pero por su importancia y la trascendencia que puede tener en un futuro cercano, consideramos que nuestra revista también debe dar cuenta del evento y valorar sus resultados. En cuanto a los aspectos positivos hay que resaltar la buena organización de estas jornadas, donde se ha facilitado estancia y alimentación durante toda una semana a unas 4.000 personas llegadas de todo el orbe; albergues, polideportivos, campings, etc. se pusieron a disposición de los asistentes, a los que también se ofrecieron tres comidas diarias elaboradas (al igual que el pan) por el personal de la organización, con la colaboración de muchos voluntariosos asistentes. Las infraestructuras para el buen desarrollo de los encuentros también fueron excelentes: ocho salas (una de ellas con servicio de traducción simultánea) para debates y talleres, una exposición de carteles de la Revolución Española, guardería infantil, gratuidad del teleférico para los alojados en los campings, espacio para proyección de películas, sala de conciertos, feria del libro anarquista, bar y lugar de encuentro en el Espace Noir, etc. Por lo que respecta al resultado de los debates y a las esperadas conclusiones, hay que

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señalar que seguramente no se ha llegado a los acuerdos o propuestas de acción que alguien podía esperar, pero lo realmente importante es que ha sido posible juntar a organizaciones y sensibilidades del movimiento anarquista que hasta ahora se habían mantenido absolutamente alejadas, que se ha discrepado con respeto y se han limado bastantes asperezas. Eso ya es un logro, y no pequeño. Pero es que además se han estrechado lazos entre grupos que trabajan en los mismos ámbitos y se han actualizado muchas de las posturas del anarquismo sobre las cuestiones que afectan a nuestra sociedad. También se ha puesto en común la necesidad de que en todos los países donde hay grupos anarquistas o sindicalistas revolucionarios, apostemos por el trabajo unitario con los nuevos movimientos sociales de protesta y los proyectos autogestionarios que están surgiendo como respuesta a la crisis provocada por el sistema capitalista. El comunicado final, después de reafirmar el rechazo anarquista a la participación en la política institucional y la colaboración con el Estado, sólo podía recoger el espíritu de lo mucho debatido en Saint-Imier y lanzar al mundo el mensaje de que el anarquismo sigue vivo y se pone al día -desde hace 140 años- con el trabajo y la experiencia. El último párrafo del mismo, resume muy bien el consenso alcanzado: “El anarquismo social, el anarcosindicalismo y el sindicalismo revolucionario, así como el comunismo libertario defienden un proyecto político basado en la coherencia entre fines y medios, entre acciones cotidianas y luchas revolucionarias, entre los movimientos crecientes de autoemancipación y transformación radical de la sociedad.”

FOTOS: A. PÉREZ COLLADO


El supervisor interno

Pasa, pasa, fernando alonso EL DOCTOR GIBARIAN

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ara mí el mal tenía su morada en el malogrado chalet de mi abuela paterna. Allí comprendí el significado de la palabra inquina. Con posterioridad a esas experiencias (los trece años son mi referencia íntima recurrente) escribí un relato ambientado en ese lugar en el cual una señora mayor, que pasaba por ser mi arrendadora en la ficción, entrenaba en la intimidad de su cuarto unos bichitos asquerosos cuyo propósito era seccionarme el miembro viril. Ella los preparaba para eso. Los bichitos en cuestión eran, como supe después documentándome, forficulas auricularias, es decir, lo que conocemos habitualmente por cortapichas. El mal era eso puesto que yo creía no haberle hecho nada a esa señora en la ficción, y tampoco en la realidad a mi abuela, pero eso es otro asunto y las constelaciones familiares me parecen de un aburrido... Distinguir el mal, en cualquier caso, presupone alguna experiencia previa con alguna forma de él (mi abuela en su chalet en el caso anterior) pero también el acceso a algún fondo de documentación experiencial común al que se otorga credibilidad. Una ética compartida o, ya directamente, una moral. El sistema represivo del Estado vive de eso, de esa credibilidad instantánea que le debe tanto a la prisa que tenemos, a la prisa que tengo por establecer de modo inmediato un relato. Esa historia que me cuento, a la que una amiga denomina también conspiranoia, se basa en la búsqueda y asignación de los personajes apropiados para ese relato. A veces resulta poco creíble pero no pasa nada. Si no nos funciona a la primera insistiremos hasta que se acomode a lo que en el fondo necesitamos creer, y nos conceda finalmente alguna victoria. Creo que eso es así: hay uno que trabaja para nosotros y que reside en nuestra cabeza, a ese otro, el de los relatos obsesivos, hay que darle de comer, y tiene mucha hambre. Toma, come, come un poquito. Es en este contexto que reclamo la presencia de Fernando Alonso. En la historia esa que invento es el personaje secundario, sin embargo, el que me llama la atención: el malo pequeñito, ese al que de verdad me enfrento. Es decir, no Fernando Alonso,

no malos oficiales y reconocibles tipo Pol Pot, Alfredo Stroessner, Ratko Mladic o Pitita Ridruejo sino el que se me opone en la asamblea del colectivo, ese que nunca está de acuerdo conmigo, con mis propuestas. El mal reside en él, ese es el que me quita el sueño de la siesta (y eso sí que no). A veces he visto vídeos de Ratko Mladic, no he podido evitarlo. Luego me he quedado pensando en sus movimientos lentos, en la forma de desplegar su maldad despacio mientras charla frente a las cámaras con los que está a punto de ejecutar, ofreciéndoles alguna bebida, o pensativo metiendo su mano derecha dentro de la gorreta de canuto mientras juega al ajedrez. Su maldad, la de ambos, no puede ser la misma y sin embargo a veces se confunden y no se ve más allá de los desencuentros con nuestros inmediatos. Algo deben tener en común entonces, alguna forma de la maldad deben compartir. Me acuerdo de uno, un compañero de militancia, que se movía muy despacio, como Ratko Mladic o Pol Pot paseando entre su montaña de muertos, cuando intentaba imponer su criterio en la asamblea. Creo que eso es bloquearse: lo que te pasa cuando ya no reconoces al enemigo remoto, cuando el odio se concentra en la diferencia de criterio (a veces sólo de matiz o de forma) y ya se te ha olvidado que estábamos aquí para echar abajo el sistema capitalista. Odiarás a tus rivales domésticos más que a tu enemigo político. Uno que sabe de esto me dijo por skype que lo que me hacen los demás se parece mucho a lo que les hago yo a ellos, y me envió un texto que hablaba del encuentro con la propia sombra. Es en este contexto que reclamo la presencia de Ken Wilber . Así que el mal, como la belleza, debe estar en el interior (o al menos muy cerca). Vamos a hacer introspección, entonces. Lo digo por si descubrimos que la rabia que sentimos contra el sistema es simplemente el fruto degenerado de una insatisfacción de tipo personal que de hecho se nos pasará en cuanto comprendamos a los demás, a su dolor interior, y establezcamos un territorio común en el que encontrarnos unos a otros como lo que somos: seres huma-

Forficulas auricularias nos. ¿Había comentado ya que Ken Wilber es budista zazen? Mira, alguien tiene que decirlo: el retorno al humanismo es la más infecciosa de las plagas del final del siglo pasado. Me da que el intento de armonizar el legado grecolatino con las ideas del cristianismo (que es el propósito del humanismo) tiene su correlato contemporáneo en el modo en que el capitalismo se ha dotado de un discurso pseudomoral basado en conceptos confusos como el respeto. Es en este contexto que se han abierto paso los manuales de autoayuda en Norteamérica y las religiones orientales en Europa. El humanismo es la forma de pensamiento de esos que sostienen que no hay más cambio posible que el cambio interior. El procedimiento no parece muy complejo: actuar con conciencia, conectar con uno mismo y fluir. Sea lo que sea esto último. La propia especie humana como ideología. Un gran sindicato, un grupo de presión que nos agrupa a todos con una única y gran característica común, que es al mismo tiempo su razón de ser y su único ideario: la condición humana. Todos estamos invitados. Entonces abrimos la puerta e invitamos a nuestros enemigos, los inmediatos y los remotos, a una asamblea por la unidad de acción. Hay algo que nos une. Imagino entonces a nuestro nuevo compañero, el bueno de Pol Pot, planteando una ronda de sentimientos antes de comenzar la asamblea, o a Imelda Marcos proponiéndose para tomar nota de lo que se diga. Solo así, en este contexto, me siento fuerte y reclamo la presencia de Urdangarín para que lleve el turno de palabra.

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La Explotaci n de los recurs De la raíz del problema a la raíz de la solución DAMIÁN HERRERA CUESTA INSTITUTO DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y DE LA AUTOGESTIÓN (ICEA) «Debemos crear nuestro mundo propio en las entrañas mismas del mundo capitalista, pero no sobre el papel y con lirismos y elucubraciones filosóficas, sino además, sobre el terreno, prácticamente, despertando la verdadera confianza en nuestro mundo de hoy y de mañana» JOAN PEIRÓ, Ideas sobre sindicalismo y anarquismo

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os grupos humanos producen instituciones1 a través de la cuales regulan las relaciones entre sí y con el medio, con el fin de garantizar la reproducción, satisfacer necesidades individuales y colectivas, gestionar los conflictos y compartir códigos simbólicos. Los recursos para la existencia que proporcione el medio físico, las habilidades desarrolladas para su explotación y la certidumbre de que las mismas circunstancias se repetirán en el tiempo, serán fac-

tores que incidirán de manera determinante en la reproducción biológica de los individuos. Una vez realizada esta introducción, podemos considerar la presencia de oportunidades percibidas como sostenibles para la existencia, la primera explicación de la explosión demográfica. Cuando factores externos, como largos periodos de sequías, desertización, guerras, etc., irrumpen y alteran las estructuras sociales adaptadas exitosamente al medio, pueden producirse desequilibrios de consecuencias trágicas para las sociedades humanas. Si estos factores externos son los intereses y las formas de producción capitalistas, sus consecuencias serán doblemente trágicas.2 Las grandes empresas irrumpen en el mundo no industrializado, generando cambios que afectan a la distribución ocupacional y espacial de la pobla-

ción, desintegrando las estructuras sociales y dando lugar al desarraigo cultural, la pobreza y el éxodo, todos ellos factores de fuertes desequilibrios demográficos. La irracionalidad económica capitalista impone la transición desde una forma agrícola de autoabastecimiento hacia una condición de alta especialización en la producción de un producto que se consume lejos, en otras partes del mundo. Los mercados y las agencias internacionales favorecen los monocultivos en la agricultura y sus equivalentes en las industrias de extracción y procesamiento, preservando así las estructuras económicas desiguales de los tiempos coloniales, adocenando a las clases dirigentes y adiestrando a sus burocracias con la connivencia de las instituciones económicas internacionales (BM, FMI, OCDE, etc.).

Paula Cabildo


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Las raíces del problema: La esquilmación de los recursos y del trabajo humano La apropiación del trabajo humano ajeno y de los recursos naturales está en el origen de las desigualdades de poder y de riqueza. No poseer el control sobre los recursos, subordinados éstos a las decisiones de las élites nacionales, las corporaciones multinacionales y las instituciones financieras, es realmente el grave problema al que nos enfrentamos cuando queremos lograr el mantenimiento sustentable y reproducible de los recursos (biológicos, científicos, técnicos, artísticos e intelectuales) que alimentan la prosperidad de nuestras comunidades, a través de un sistema económico y social sin deterioro de los ecosistemas. Y esto es así por dos motivos: Primero, porque el sistema capitalista es un sistema mundial que está ligado históricamente al trabajo forzado (consentido o no) de los países de la periferia (no industrializados); y segundo, porque la racionalidad económica capitalista, a la vez que estriba la noción de progreso en la acumulación de riqueza y no en su redistribución, promueve la competencia y la rivalidad por los recursos. Ahora bien, de la misma manera que no poseer el control sobre los recursos es la raíz del problema, poseerlo será la raíz de la solución. Cultura, Economía y comportamiento demográfico A partir de los estudios de Elinor Ostrom3 podemos hacernos idea del papel que la cultura de la autoorganización y la autogestión desarrollada con éxito por los agricultores de los regadíos de huerta del Mediterráneo durante más de 500 años, jugó en la Revolución Española del 36. Posiblemente, tanto la rapidez con que se organizaron y constituyeron las colectividades en Cataluña, como su alto grado de eficacia dado el contexto bélico en que desarrollaban su actividad, se debieron a la interiorización del comportamiento cooperativo de aquellas y aquellos revolucionarios, arraigado en la cultura secular del levante peninsular. En el estudio de la sociedad se asume que si bien los comportamientos y las decisiones humanas están influidos por la cultura en la que una persona ha sido socializada, también los comportamientos y decisiones de las personas transforman la cultura. De igual modo se tiene en cuenta la influencia reciproca que ejercen las características del subsistema económico, de la estructura social y del contexto político en la cultura de una sociedad: Una cultura puede configurar el comportamiento económico del mismo modo que puede ser configurada por él. Por ejemplo, los procesos industriales con necesidades intensivas de mano de obra son un

factor de aliento para el crecimiento demográfico. Es el caso de China, con una tasa de crecimiento industrial del 13,4% o India del 4,8. Países, ambos, con la mayor población mundial, 1.346 y 1.241 millones de habitantes respectivamente, lideres mundiales de la industria manufacturera y una alta desigualdad social por ingresos (China 0,47 en el índice de Gini; India 0,36).4 También la evolución demográfica en Europa desde los inicios del desarrollo industrial nos proporciona un nuevo ejemplo de cómo el contexto político, económico y social, pueden configurar los valores culturales en una sociedad, y de cómo la certidumbre que tengan las personas sobre la sustentabilidad de los recursos que posibilitan la cobertura de sus necesidades materiales o culturales, condiciona el crecimiento demográfico. Una reducción drástica de los patrones de producción asalariada se traducirá en desempleo, precariedad e incremento de la incertidumbre. Sin embargo, el aumento de las desigualdades cambia la disposición a tener hijos dependiendo del contexto cultural, reduciéndose o retrasando la maternidad a edades más tardías en el caso por ejemplo de España5, donde la tendencia reproductiva antes de la crisis se inscribía en el marco de la Transición demográfica6, o manteniéndose constante la predisposición reproductiva de crecimiento, como ocurre en países pobres de economía agraria (en África “excolonial” y en Latinoamérica). Toda entidad capitalista tiene por finalidad la explotación de los recursos existentes en aras de la acumulación y del poder. Históricamente el capitalismo tiene como principal recurso el trabajo forzado humano de los países subdesarrollados de la periferia. O bien exporta o importa seres humanos destinados a la producción, o bien traslada de lugar los medios de producción. Lo mismo se apropia militarmente de los recursos naturales de los países de la periferia, que trasvasa los procesos industriales intensivos a países pobres con exigencias culturales de subsistencia, cuyas poblaciones previamente han sido sometidas a la guerra, al éxodo y el desarraigo cultural, o ambas a la vez. Pero el proceso de acumulación en el sistema capitalista no se constituye sólo a partir de la explotación de los recursos biológicos, científicos y sociales que esquilma, sin los costes y límites que la sustentabilidad de éstos exige (y que sí se tendrían en cuenta en un contexto productivo de decisiones y beneficios colectivos, en el cual los productores se hallasen vinculados al medio social y físico en el que desarrollan su actividad produc-

tiva), también requiere de una cultura del consumo7. Efectivamente, el capitalismo produce para el deseo convertido en necesidad. En las sociedades capitalistas, consumir es la aspiración continuada e ilusoria de ganar puestos en una carrera por la apariencia de poder que nunca tendrá fin. Pero respecto a la cultura del consumo y la apropiación capitalista de los recursos, poco más diremos en esta ocasión. Nos bastará con recordar las siguientes observaciones de Jorge Riechmann: “… las huellas ecológicas de las ciudades en los países ricos, típicamente, exceden muchísimo la superficie efectiva de la ciudad: no es infrecuente una proporción 20:1. Eso quiere decir que la localización ecológica de los asentamientos humanos ya no coincide con su localización geográfica. Las ciudades se apropian de la producción ecológica y de las funciones de soporte de la vida de regiones distantes de todo el mundo a través del comercio y los ciclos biogeoquímicos de materia y energía. Por citar algunos casos, la huella ecológica de Londres es 125 veces mayor que la superficie de la propia ciudad, la de Barcelona 470 veces, y la de Bilbao 282 veces. Con la metodología de la huella ecológica, se ha calculado que la Tierra tiene alrededor de 11.400 millones de hectáreas de espacio ecológico productivo (en tierra firme y en el mar), lo que significa 1’9 hectáreas para cada persona de los más de 6.000 millones (actualmente somos 7.000) que poblamos este planeta; sustrayendo una mínima superficie “de seguridad” para la protección de la biodiversidad, obtenemos una cifra aún menor, aproximadamente 1’7 hectáreas por persona. Pero el consumo promedio, a comienzos del siglo XXI, equivale a 2’3 hectáreas por persona, con enormes diferencias entre el Norte y el Sur. Así, el africano típico consume recursos equivalentes a 1’4 hectáreas, el europeo promedio 5 hectáreas, el estadounidense típico 9’6.” Los más ricos nos hemos apropiado de una parte excesiva del espacio ambiental global, y con ello privamos a la mayor parte de la humanidad de la base de recursos necesaria para poder progresar.8 De la raíz del problema a la raíz de la solución Efectivamente, la acaparación y la sobreexplotación de los recursos biológicos del planeta marcan una pauta acelerada de desigualdad creciente, de degradación y destrucción de la vida. La rivalidad de los intereses mundiales capitalistas por la apropiación ya fue retratada sin que-

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rerlo por Garrett Hardin al intentar demostrar que no es posible resolver los problemas ambientales por medio de la cooperación: “Ahí está la tragedia. Cada hombre se encuentra atrapado en un sistema que lo compele a aumentar su ganado sin ningún límite, en un mundo que es limitado. La ruina es el destino hacia el cual todos los hombres se precipitan, persiguiendo cada uno su propio interés en un sociedad que cree en la libertad de los bienes comunes”9. Por otro lado, frente a la teoría de la propiedad privada y la teoría de la gestión del Estado (ambas preferidas por el señor Hardin antes que la de la cooperación) el estudio de la acción colectiva y la preservación de los recursos de uso común realizado por Elinor Ostrom10, aporta luz sobre este asunto, mediando a favor de la acción colectiva de cooperación. No sólo demuestra la existencia de experiencias cooperativas exitosas en el aprovechamiento de los recursos de uso común, autogestionados por los propios apropiadores a lo largo del tiempo (el más joven de los casos excede los cien años de supervivencia y el más viejo de los mil), también detrae los factores y elementos del diseño que condicionaron su éxito. “Los apropiadores que viven cerca de los RUC11 de los cuales se apropia y que interactúan entre sí en mucha situaciones, además de compartir sus RUC, son capaces de desarrollar normas sólidas respecto a un comportamiento aceptable y expresar sus expectativas en encuentros mutuamente reforzantes.”12 El mismo marco de análisis que Ostrom elabora para el análisis de la auto-organización y autogestión de los recursos de uso común puede valer de referencia para el cambio en las relaciones y la gestión de la producción y el aprovechamiento de los recursos de una comunidad donde los pobladores/productores interaccionan e interactúan en un medio físico determinado: “… de este modo, es posible que aprendan en quién confiar, qué efectos tendrán sus acciones sobre los demás y sobre los RUC, y cómo organizarse para obtener provecho y evitar daños. Cuando los individuos han vivido en este tipo de situaciones durante un tiempo considerable y han desarrollado normas compartidas y patrones de reciprocidad, poseen un capital social con el que pueden construir acuerdos institucionales para resolver los dilemas de los RUC.13 El sistema mundial de relaciones de producción capitalista responde a la acción de apropiadores que actúan de forma independiente en un contexto económico de desconfianza e incertidumbre en el cual las “estrategias de los individuos tienen que

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PAULA KUCZYNSKIEGO

ver con el comportamiento oportunista que pueden esperar los apropiadores de otros apropiadores.” 14 Detener esta espiral de destrucción y crimen es posible si se logra recuperar el control social sobre la utilización de los recursos biológicos, científicos y culturales existentes en el entorno de las comunidades, y esto no podrá ocurrir si no potenciamos la cultura de la autoorganización cooperativa y la autogestión del trabajo. Sólo de este modo podremos abrir la posibilidad de que se produzcan nuevos viros sociales, nuevos rumbos éticos, nuevos valores de convivencia y renovadas ideas de prosperidad compartida. Convencidos de ello, desde el ICEA (Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión), plenamente conscientes de los desafíos a los que nos enfrentamos, dedicamos nuestros mejores esfuerzos a la difusión y fomento de la cultura autogestionaria.

NOTAS 1 “…una institución social es una organización relativa-

mente compleja de relaciones sociales sujetas a ua normativa y dirigidas a la consecución de un interés o a la satisfacción de una necesidad.” Social Relations and Social Structure, de E. T. HlLLER, New York, Harper and Brós, 1947, págs. 73-74. 2 Agregamos a la tragedia material por la extinción de la vida, la tragedia ética y moral humana.

3 Elinor Otrom, politóloga estadounidense, autora de la obra:

“El Gobierno de los bienes comunes”. Libro y autora se citarán a menudo en este artículo. 4 El índice de Gini mide la desigualdad de ingresos en un país. Un índice cercano a 0 indica mayor igualdad. Un índice cercano a 1 indica alta desigualdad. 5 Cuya tasa industrial decrece -1,4 (incluido el sector de la construcción y la minería) afectando al sector servicios asociado, y donde se registraron un promedio de 5.650 nacimientos menos por año entre 2007 y 2011, periodo en el que se destruyeron 3,8 millones de empleos. 6 La transición demográfica explicaría el paso de un régimen demográfico preindustrial, presidido por altas tasas de mortalidad y natalidad a otro industrial con un fuerte incremento de la población y posteriormente post-industrial, con tasas muy bajas de mortalidad y natalidad. 7 “A medida que una sociedad se va volviendo cada vez más opulenta, las necesidades van siendo creadas cada vez más por el proceso (productivo) que las satisface", por lo que "la producción crea mayores necesidades y la necesidad de una mayor producción” Galbraith, Jon Kenneth: "La sociedad opulenta", traducción castellana de Carlos Grau Petit, Barcelona, Ediciones Ariel (1 ed, 1960), 2 edición revisada 1969, págs 174-175. 8 Jorge Riechmann, Un apartheid planetario. Ecología, globalización y desigualdad socioeconómica. Congreso Vasco de Sociología, 26 de febrero de 2004, Bilbao, p. 6. 9 En Elinor Ostrom (2011; p.37). 10 Elinor Ostrom, El gobierno de los bienes comunes, La evolución de las instituciones de acción colectiva. UNAM; Fondo de Cultura Económica, México, 2011, 2ª Edición. 11 Recursos de Uso Común. 12 Ibíd. p. 344. 13 Ibíd. p. 311. 14 Ibíd. p. 86.


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el sincretism ecopoblaciona del anarquism

RAFAEL CID

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esde que el mundo es mundo, la lucha por la vida ha sido la cruda lucha por la subsistencia. Recolectores, agricultores o ganaderos, la alimentación fue siempre el primer mandamiento de la humanidad. Espoleados por el hambre, hombres y mujeres comprendieron que los recién nacidos no venían con el pan bajo el brazo. La economía surgió para administrar bienes comunes, por definición escasos y susceptibles de usos alternativos. Un dilema moral: bocas que mantener. La siempre incierta riqueza de las naciones y la segura pobreza de la prole. Por eso las políticas de la población están en el origen de todas las grandes ideologías. Unas para preservar el orden establecido. Era la intención de Malthus, un liberal chapado a la antigua. Otras para subvertirlo y tratar de hacer del planeta un hábitat. Fue la obsesión de Godwin, un radical ilustrado. Ambas opciones, distintas y distantes, dejaron profundas huellas en el pensamiento antiautoritario. Un hecho nada fortuito que desmiente el interesado tópico del aislamiento intelectual del anarquismo, demostrando por el contrario que es precisamente la espléndida impureza de su mestizaje cultural lo que le aporta su eterna rebeldía. La saga ecología, demografía y anarquismo goza de buena

salud, pero convengamos también que su eficaz sincretismo refuta el mito de un anarquismo campeador. Veamos. Pocos asuntos de trascendencia universal resumen mejor el ideal anarquista como la cuestión de los límites de la población. El problema de la autodeterminación personal; el de la justicia social; el de la emancipación; el de la liberación de la mujer y el del respeto a la naturaleza, elementos que integran el corpus libertario, tienen raíz intelectual en el debate sobre el crecimiento de la humanidad y los recursos para su sostenimiento. Una afinidad lógica, ya que la primera persona que indirectamente abrió el debate sobre el tema demográfico fue William Godwin (Wisbeach, 1756), autor del libro Encuesta sobre la Justicia Social y su influencia en la virtud y la felicidad de la gente, publicado en Inglaterra en 1793, al calor del optimismo antropológico y culto a la razón insuflado por la Revolución Francesa de 1789 en las mejores cabezas del continente. Fue la obra heterodoxa de este antiguo pastor protestante lo que provocó la respuesta de su coetáneo, el también sacerdote anglicano y economista consagrado, Robert Malthus (Dorking, 1776), a través de su Ensayo sobre la

población tal como afecta a la mejora de la sociedad. Editado cinco años después del texto de Godwin, el libro nació en la mente del académico como réplica al trabajo del que ha sido considerado “el abuelo del anarquismo” (reservando la paternidad del término anarquía al francés Proudhon), quien todavía a los 64 años contestaría a Malthus en Investigación sobre el problema de la población (1820). Que dos creyentes, aunque con fidelidades últimas contrapuestas, se enzarzaran en una disputa de cerebros durante 22 años, cuando la escasez extrema condicionaba la economía y la sociedad industrial apenas gateaba, calibra la importancia que iba a tener en el futuro todo lo referente al “modelo reproductivo”. Donde Godwin sostenía que los males de la sociedad estaban causados por instituciones pervertidas y no por fatales catástrofes naturales o designios divinos, Malthus hablaba de condiciones innatas ajenas a la voluntad humana. Mientras el primero cifraba la mejora existencial en luchar contra el Estado, derrocar a los gobiernos usurpadores, combatir la propiedad y el matrimonio (amén de favorecer el apoyo mutuo, la descentralización política y la austeridad en el consumo), su contrincante argumentaba que el principio de autoridad y la

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William Godwin (1756-1836)

dominación de clase eran indispensables para el progreso de la sociedad. Uno ponía su fe en la perfectibilidad del género humano, el otro en la coacción del derecho y en las prescripciones morales. Mientras el iconoclasta Godwin decía que “las leyes que regulan la propiedad y la moral son inútiles si los hombres no son virtuosos”, su rival conservador afirmaba que “en virtud de las ineludibles leyes de la naturaleza, algunos seres deben necesariamente sufrir escasez”. Perfiles ambos que anticipaban los dos polos de la retórica que en lo sucesivo identificaría a la izquierda y a la derecha política, económica y social. Podría decirse con asomo de simplicidad que Malthus militaba en el bando de los que preferían la injusticia al desorden y Godwin entre quienes proclamarían que la anarquía era la más alta expresión del orden. Malthus, famoso profesor de economía, tenía a favor el rigor científico que su condición de docente universitario le otorgaba, lo que sin duda contribuyó a que su tesis sobre la ley de la población prevaleciera en el contexto oficial de la época. Igual que Carlos Marx un siglo más tarde, arriesgó que la antinomia entre la acumulación de plusvalías y la pauperización de los trabajadores desencadenaría la hecatombe capitalista, Malthus estimaba que los rendimientos decrecientes de la oferta alimentaria confrontados con la progresión geomé-

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trica de la tasa de natalidad abocaría a la humanidad al desastre. De ahí que el malthusianismo asumiera como antídotos para la sostenibilidad del planeta los efectos correctores de las guerras, las epidemias, el aborto, los métodos anticonceptivos y el celibato. Un programa tan pragmático como reaccionario. No sin razón Godwin le significaría como apóstol de los poderosos y valedor del principio de la desigualdad social: “el señor Malthus ha dado un gran paso en favor de la parte más favorecida de la comunidad“. Al tiempo que denunciaba la carga alienante que su doctrina suponía:”la principal y más directa lección del Ensayo sobre la población es la pasividad. Las criaturas humanas deben pensar que son desafortunadas e infelices, y así su sensatez les conduce a permanecer quietas y a soportar las problemas que tienen, en lugar de exponerse a otros que les son desconocidos”. Carlyle denominaría a esa disciplina económica antipersonas “ciencia lúgubre” (the gloomy science). ¿Cómo ha influido este choque de trenes intelectual en la agitada historia del anarquismo? ¿Son válidos actualmente los iniciales clichés de un Malthus retrógrado y un Godwin progresista? El propio mapa de la cuestión poblacional tatuado en la epidermis anarquista enseña que el maniqueísmo y el dogmatismo no ayudan a analizar la historia de la ideas. Potencias del pensamiento libertario como el tipógrafo Proudhon, el científico Kropotkin o el geógrafo Reclus se posicionaron contra Malthus en sus obras Filosofía de la miseria, La conquista del pan y Evolución, revolución y anarquía, respectivamente. En la misma estela se situó el promotor del anarcosindicalismo, Anselmo Lorenzo, quien en su libro El banquete de la vida (1905), escribió con más voluntad que entendimiento: “contrariando la terrible y falsa fórmula malthusiana, especie de evangelio de los privilegiados, que negaba a los desheredados el banquete de la vida, es lo cierto que si existe una ley económica bien establecida y evidentemente demostrada es esta: el hombre produce más de lo que consume”. Pero el antimalthusianismo primario no fue ni con mucho el único enfoque que adoptó la familia anarquista al reflexionar acerca de los límites del crecimiento de la población. Hubo

una tendencia neomalthusiana que cosechó importante adeptos, aunque tomando del cura de Dorking sólo el diagnóstico sobre los peligros de la explosión demográfica, para, renegándole en las recetas, aplicar salidas progresistas basadas en el autocontrol reproductivo, la liberación de la mujer y una explotación sostenible de los recursos naturales que asegurara la capacidad de reposición. Esta tendencia venía así a reconocer lo acertado de la apuesta central de Malthus para luego, a contracorriente, aplicar la fórmula Godwin. Neomalthusianos de aquella manera fueron Sebastian Faure y Rudolf Rocker, quien en su libro El problema de todos, aparecido en 1951, centraba en el aumento de la población y la caída de la actividad agrícola uno de los riesgos a los que se entregaba el planeta. Sin embargo, el verdadero bastión de esa corriente de opinión gravitó sobre un gran número de publicaciones, como Salud y fuerza y Estudios,

El señor Malthus ha dado un gran paso en favor de la parte más favorecida de la comunidad (Godwin) donde colaboraron destacados publicistas libertarios (Isaac Puente, Félix Martí Ibáñez, etc.) que llevaron a cabo una extraordinaria labor pedagógica y propagandística para concienciar a los trabajadores y trabajadoras de los riesgos que el problema reproductivo entrañaba para su emancipación personal y colectiva. El balance histórico, visto a día de hoy, demuestra que ni Godwin estaba completamente acertado ni Malthus totalmente equivocado, y viceversa. Con su aldabonazo, Malthus anticipó los peligros de lo que en el siglo XXI conocemos como la “huella ecológica” y la inminente obsolescencia de los recursos económicos, a la vez que Godwin erraba en su defensa a ultranza del productivismo y daba en la diana al denunciar que el problema de la creciente desigualdad social se debía a la (in)jus-


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ticia política. En esa complejidad se enmarcaría el debate entorno al tema de la población en los círculos anarquistas. Curiosamente, la experiencia FAI, la específica ácrata surgida en 1927, puede contemplarse como el justiprecio de ambas experiencias: rabiosamente antiautoritaria y vehementemente naturista. Incluso el fenómeno del ludismo, que irrumpió en los años posteriores al despegue del maquinismo fabril, conecta a su modo con la polémica sobre el crecimiento de la población. La amenaza de Malthus, una especie de bomba de tiempo que cebaba el baby boom, zozobró porque no previó los enormes avances científico-técnicos que el capitalismo introdujo para optimizar su modelo de explotación. Por su parte, el positivismo de Godwin se vería moderado por los daños colaterales que una industrialización desbocada acarrearía. Lo que interesa destacar aquí es que la historia de la polémica Godwin-Malthus desmiente la idea de que en el anarquismo han faltado pensadores de relieve. Una crítica bastante común entre historiadores y expertos sostiene que el movimiento libertario a lo largo de su trayectoria ha contado con pocas personalidades. Que al anarquismo le sobra dinamita cerebral pero le falta materia gris. Y la verdad es que si pasamos lista, cuantitativamente cualquier otra ideología fuerte tiene una nómina más abultada de artistas, académicos y científicos. Seguramente porque en las filas ácratas no se lleva lo de destacar. Recuerdo lo que decía Juan Gómez Casas en la transición: “En la CNT, al que levanta la cabeza se la cortamos”. Es una frase tan expresiva como desafortunada. Pero tiene su aquel. Al anarquismo no se viene a hacer carrera. Casi al contrario. El liderazgo en su seno está gafado. Cosa normal, si se tiene en cuenta que la gente que asume el ideal antiautoritario es, en términos generales, mucho más culta, instruida y humilde que la militancia convencional de otras organizaciones. Por lo que difícilmente podría alguien de reconocida valía sobresalir en ese medio hostil sin ser un santo varón. No encontraría el contraste necesario. Una manzana se hace notar en un cesto de morcillas y un espabilado entre una tropa de ignorantes. Lo que sucede es que si pasamos de la estadística a granel a la sociología analítica, las

cosas cambian. La historia del anarquismo apenas computa “anarquistas ilustres”, aunque sí muchos “ilustres anarquistas”. Pero sin embargo, pocos movimientos sociales han puesto más énfasis en la educación como medio de superación y casi ninguno ha tenido tanta veta editorial de nivel donde colaboraran tantos y tan destacados intelectuales. Con sólo citar la Revista Blanca, Orto y Estudios, en cuyas páginas escribieron las principales eminencias de su tiempo, bastaría para ver que ese páramo de inteligencias que se achaca al anarquismo sólo expresa una estrábica percepción de la realidad. Haberlos haylos, pero no son famosos oficiales ni salen en los periódicos. Esa cantera se nutre de otra singularidad del anarquismo: su imperfección. También existe una costumbre muy arraigada en la tradición libertaria que considera el anarquismo como un ideal supremo, excelso y concluyente, campeador, sin par. Se trata de un esquematismo inmaduro y arrogante que no se corresponde con la realidad histórica ni tiene parangón en el plano intelectual. Nada hay más ajeno al anarquismo que los altares. Por definición, el anarquismo es polisémico, posee diferentes acepciones y registros, que van desde el individualismo solipsista al comunismo colectivista. Eso en la teoría. Pero si lo juzgamos a la luz de su implantación social, o sea en su versión anarcosindicalista, su hibridación toma carta de naturaleza. Anarquismo y sindicalismo, tándem que funciona como una coalición permanente sometida a los flujos y reflujos de su propia dinámica interna, son sus partes constituyentes. Aunque el hábito no hace al monje. Anarcosindicalismo o anarquismo a secas es toda aquella secuencia de valores que, tanto en el ámbito de la acción social como en la vivencia personal, persigue la autodeterminación del individuo y, por consiguiente, la refutación de esa superstición llamada Estado que sirve para institucionalizar la heteronomía y la coacción. En palabras del libertario aragonés recientemente fallecido Francisco Carrasquer, el nudo gordiano de “la idea” quedaría reflejado en la sentencia “todo tiene que ser libre para que funcione”. Por tanto, cuando hablamos de anarcosindicalismo estamos refiriéndonos a dos legados

Robert Malthus (1776-1834)

confluentes, el del anarquismo fijado por Proudhon como “no gobierno, no autoridad”, y el del activismo sindicalista de la Carta de Amiens. De este entronque entre una cultura basada en la exaltación de la autonomía personal y otra pensada para socializar la lucha de los trabajadores contra la explotación capitalista nace el talante libertario. Una hibridación o punto de encuentro que, como han señalado con lucidez desde diferentes perspectivas el filósofo Tomás Ibáñez y el historiador César M. Lorenzo, define su mala salud de hierro, su eterna juventud. Un temple y una mimetización que renueva su operatividad en distintos escenarios, épocas y sistemas, al margen de la obsolescencia y el cortoplacismo que caracteriza a otros referentes ideológicos que aspiran a dominar el artefacto del Estado. En este sentido, terrícolas sin remisión, el anarquismo sin apellidos es una Paideia, una forma de vida ética, gozosa y cincelada a golpes de libertad. (Nota: Este artículo es deudor de dos excelentes trabajos sobre el mismo tema publicados por José Ardillo en el periódico CNT, números 366-367).

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¿Un anarquismo de la abundan JOSÉ ARDILLO

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Para los anarquistas, la abundancia debe proceder del desarrollo de necesidades sociales teniendo en cuenta la satisfacción del deseo de una existencia creativa y gozosa (John P. Clark)

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principios de los años setenta del pasado siglo Murray Bookchin publicaba su famoso libro Post Scarcity Anarchism, literalmente, “El Anarquismo de la Post-Escasez”, y que, traducido y editado en castellano, se quedó en El anarquismo en la sociedad de consumo (Kairos, 1974). En este libro Bookchin compilaba algunos de sus ensayos aparecidos en los años anteriores, entre los más conocidos, “Hacia una tecnología liberadora”, “Escucha, marxista” y “Ecología y pensamiento revolucionario”. Como se podía leer en la contraportada de la edición en castellano: “Este libro constituye (...) la primera propuesta seria para unir la tecnología moderna con las ideas ecológicas y utópicas de la protesta contracultural (...)” Cuarenta años después de la aparición de este libro tendríamos que imponernos la tarea de hacer un balance de lo que Bookchin defendía como “anarquismo después de la escasez”. ¿Qué entendía este autor por escasez? ¿Hasta dónde nos llevaba su razonamiento y su propuesta? Bookchin fue un pionero en el intento de ligar el pensamiento revolucionario a las preocupaciones ecológicas. Fue uno de los primeros en señalar la naturaleza global de los efectos nocivos del capitalismo –contaminación, adulteración de los alimentos, crisis agraria, urbanización salvaje- e incorporó estas preocupaciones a una crítica revolucionaria que recogía lo más interesante de la tradición anarquista. Sin embargo, el lector atento que lea aquellos viejos ensayos de Bookchin no podrá evitar tener la sensación de reencontrarse con un extraño y

conocido personaje: el optimismo positivista. Al igual que Comte, Marx y otros autores decimonónicos, Bookchin pensaba que, de alguna forma, el momento había llegado. Que nos encontrábamos en el culmen de los tiempos, en la cima de la Historia. De acuerdo con su idea, nuestra sociedad moderna habría desplegado ya todo o casi todo el potencial técnico y material latente desde la época de la Revolución Industrial. Ahora se trataba de recuperar y canalizar ese potencial y ponerlo al servicio de una sociedad libertaria. A Bookchin no se le escapaba esa ambiguedad del poderío técnico capitalista: por un lado, posibilidades inéditas de realización material al servicio de una humanidad emancipada; por otro lado, la realidad de la opresión, la explotación, la alienación y la destrucción ecológica. Pero esa ambiguedad... ¿no provenía en el fondo de ese deseo permanente de juzgar nuestra sociedad moderna e industrial como un sistema malogrado? ¿No es de alguna forma inseparable su lado destructivo de su supuesta potencialidad para el bien? Nosotros, con el paso del tiempo, y leyendo a otros autores contemporáneos, advertimos que Bookchin estaba de alguna forma preso en una visión simplista y abstracta de la historia. Sin quitar mérito a gran parte de sus aportaciones, no es difícil darse cuenta de que nuestro autor se dejó llevar por un injustificable entusiamo propio de los pensadores modernos y progresistas. Igual que Marx delante de la sociedad capitalista, Bookchin quedó fascinado delante de la naciente sociedad hipertecnológica de su época. Afirmó: “Esta transformación tecnológica que culmina con la cibernética ha creado las bases objetivas, cuantitativas, para un mundo sin dominación clasista, explotación, esfuerzo físico ni privaciones materiales. Existen ya los medios necesarios para el desarrollo de un hombre global (...)” (subrayado nuestro). Ese “existen ya”... ¿no encierra en sí mismo la clave de todas las dañinas ilusiones del Progreso? De este fragmento se deprende que Bookchin creía que una revolución social com-


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pleta sólo podría tener lugar una vez que la sociedad hubiera alcanzado un determinado estadio tecnológico. Una situación material y organizativa que le permitiera superar la fase histórica de la “escasez”. Otra de sus afirmaciones redunda en esta idea: “Como veremos luego, ha surgido una nueva tecnología que podría perfectamente reemplazar el reino de la necesidad por el de la libertad.” La cuestión es, sin duda, compleja. Las ideas que Bookchin se hacía sobre la escasez y la abundancia son, hasta cierto punto, comprensibles y compartibles. Hasta cierto punto. Ahí está el problema. Bookchin pensaba que una sociedad emancipada dependería, en un cierto grado, de maquinaria automatizada y de informatización. De medios de transporte eficaces como el coche eléctrico o el tren monorail. Esta sociedad no existiría sin redes adecuadas de comunicación a distancia y sin fuentes de energía seguras. Su idea de la descentralización se apoya justamente en esta dispersión de medios complejos asociados a formas de cooperación asamblearias. Pero muchas personas, comprometidas con visiones del mundo y valores diferentes, podrían cuestionar no sin razón esta proyección de la tecnología redentora. Para Bookchin, fuera de un determinado nivel de tecnología e infraestructuras no puede haber una sociedad emancipada digna de ese nombre. Su idea de lo que es “necesidad” y “libertad”, podrían objetar esas personas, está modelada sobre los usos y costumbres de la sociedad occidental industrializada. En ese sentido, su validez no puede ser aceptada sin una deliberación previa. En efecto, ¿las comunidades humanas de todo tiempo y lugar tienen forzosamente que alcanzar tal o cual mejora técnica sin la cual no podrían acceder jamás a ese “reino de la libertad” que según Bookchin nos promete la tecnología moderna? Sin querer caer en un relativismo impenitente, baste decir que Bookchin parece concebir la evolución de las sociedades según un esquema único: todo debe conducir a una progresiva liberación del esfuerzo y de las privaciones materiales mediante la introducción de una tecnología eficaz. Entiéndannos, no es que nosotros no compartamos en absoluto esta visión de las cosas. De todas formas, hemos sido educados igualmente

en el confort técnico. Pero eso no es razón para que la discusión se detenga ahí. Ni eso que Bookchin identifica con el “reino de la necesidad” puede ser reducido a un magma brutal, ahistórico, de esclavitudes sin fin para la especie humana, ni tampoco el acceso al “reino de la libertad” puede tener como eje principal la transformación tecnológica. Y, en cualquier caso, es esa polarización extrema entre necesidad y libertad lo que nos impide comprender adecuadamente la historia. Las simplificaciones en las que Bookchin incurre le llevan a sobrestimar la función que la técnica puede desempeñar en el momento del cambio social favorable. Por otro lado, justamente, le vuelven incapaz de valorar en qué medida la sociedad de consumo, la sociedad opulenta o “postescasez”, constituye un obstáculo cada vez mayor para la liberación colectiva. Y eso tanto en 1970 como en nuestros días. No se da cuenta de que el avance de los sistemas técnicos, de la organización industrializada de la sociedad, va acaparando todas las posibilidades de apropiación espontánea de la producción y el consumo por parte de los individuos y comunidades. Cualquier persona que hoy viva en una gran urbe sabe perfectamente hasta qué punto es hoy más difícil tener acceso a tierras de cultivo, agua potable no tratada, combustible, etc., de lo que lo era hace cuarenta, cincuenta o sesenta años. Y eso teniendo en cuenta que en muchas ciudades de hace cincuenta años podíamos encontrar zonas plagadas de residuos “incontrolados”, arroyos de aguas contaminadas, vertederos... La burocracia medioambiental no había llegado todavía, pero eso no impide que muchas ciudades de la posguerra estuvieran todavía cercanas al campo y el contacto con una cultura material más autónoma no se había perdido del todo. Bookchin, a nuestro juicio, es demasiado optimista en lo que él considera que esta sociedad técnica hace posible. Nosotros creemos que sería más prudente juzgar lo que esta sociedad impide o vuelve terriblemente difícil. Pero además, tendríamos que ser capaces de ver en las formas de vida del pasado no sólo pasos superados de una supervivencia penosa que hoy la tecnología vuelve obsoletos. En el trato más directo con la naturaleza que algunas comunidades tenían con su medio físico existía un com-

ponente de responsabilidad y de prudencia que las tecnologías complejas niegan por completo. El “existen ya” de Bookchin se vuelve para nosotros, en algunos casos, “han dejado de existir”. Es decir que la historia no avanza ni hacia adelante ni hacia atrás, existen muchos caminos históricos, sendas y pistas abandonadas. Pero los caminos que han vencido no son necesariamente los mejores. Algunas de las condiciones “objetivas” que Bookchin parece proclamar triunfalmente se van extinguiendo justamente a medida que progresa la sociedad técnica. La abundancia material de la sociedad industrial no es una condición para el cambio social emancipador: en muchos casos es su más formidable freno. Seguramente la sociedad libertaria no es hija de la escasez pero tampoco del modelo de abundancia heredado de la Revolución Industrial. El economista crítico E. J. Mishan ya lo había dicho en su libro Los costes del desarrollo (1969): “Si el espíritu motor del desarrollo económico pudiera hablar, su lema sería: Lo suficiente no basta”. Y nosotros añadimos: es esta creencia aberrante lo que ha deformado y destruido la misma forma de la necesidad. En su estudio Introducción a la filosofía ecológica y política del anarquismo, John P. Clark ha corregido en muchos aspectos este triunfalismo de la abundancia técnica con el que Bookchin había marcado el pensamiento anarquista contemporáneo. Nos dice: “Para los anarquistas, la abundancia debe proceder del desarrollo de necesidades sociales teniendo en cuenta la satisfacción del deseo de una existencia creativa y gozosa. En ese sentido, encuentran inspiración para su proyecto en la riqueza de la imaginación simbólica, en la profundidad del sentimiento comunitario y en la alegría de la experiencia inmediata de muchas sociedades tradicionales.” Esto quiere decir, entre otras cosas, que el pasado de las formas colectivas no queda sepultado bajo una teoría revolucionaria progresista que tiene la abundancia material y la tecnología liberadora como mitos redentores. Quiere decir más bien que la humanidad puede encontrar la plenitud de su sentido mirando también hacia el pasado, entendiendo que toda invención técnica, toda forma de abundancia material, serán una amenaza si no están soldadas con la responsabilidad y la sensibilidad colectiva.

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Como lobos hambrientos Los mitos del AVE MIQUEL AMORÓS

Arrête camarade, le vieux monde est devant toi

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inguna demanda social de hipermovilidad se halla en el origen de la alta velocidad ferroviaria. Sin embargo, en la sociedad capitalista española ésta ha llegado a ser una prioridad para los dirigentes políticos y empresariales, quienes, tomando sus alucinaciones tecnofuturistas por realidad, la han convertido en la clave imaginaria del equilibrio territorial, la creación de empleo y el desarrollo. La mentalidad desarrollista, heredera legítima del franquismo ideológico, a pesar de los golpes que le ha propinado la realidad, no ha cedido un palmo, y en su discurso febril el TAV sigue siendo el mayor exponente de la modernidad y el progreso. El modelo capitalista español basado en la construcción descontrolada de infraestructuras y en la promoción urbanística especulativa está seriamente en quiebra, pero la alianza establecida entre la casta política, la banca, los medios de comunicación y las constructoras sigue siendo muy sólida y el estandarte del AVE continúa plantado impertérrito, prometiendo para el futuro una nueva tanda de modernidad y progreso del estilo de la anterior. La tarea del TAV en el Estado español no se ha quedado en la función logística que le atribuía la Unión Europea, o mejor, la European Round Table of industrialists, un organismo empresarial impulsor donde están bien representados los lobbys de la distribución, del automóvil, de la aviación y del petróleo. El TAV español no consiste solamente en un medio innecesario de transporte de ejecutivos y mercancías conectando las grandes conurbaciones, un simple “tren de los señoritos”, sino que es un mecanismo de centralización y polarización territorial; una herramienta con más efectos políticos que económicos. El AVE es principalmente un factor de estatización. De entrada descarta las mercancías, que circulan por carretera, salvo para las opciones de velocidad media aparecidas tras la crisis de la deuda estatal que reciben el nombre de TAP, “Tren de Altas Prestaciones”. A decir verdad es antieconómico y fuertemente desequilibrante: la mayoría de las ganancias -si las hay- se quedan en la gran conurbación central, mientras la periferia se agota en vanos intentos de constituir un sistema regional metropolitano envolvente, algo así como el neumático para el eje de la

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rueda. Desde un punto de vista estrictamente económico -y no digamos ambiental o social- el AVE es una pura ruina: no tiene suficientes ingresos por viajero a pesar del precio elevado del billete; además es caro de construir y también de mantener. El Estado no lo puede amortizar. Sin embargo, aunque pierdan el Estado, el territorio y la mayoría, eso no significa que todos pierdan; el negocio está en otra parte, no en la explotación de las líneas, en la intermodalidad o en la especulación asociada a las estaciones, sino en su construcción. Lo que nos lleva a descubrir el rasgo fundamental de la llamada “democracia española”, la inexistencia de un “interés público” formulado en las instituciones por los partidos de la clase dominante, es decir, por todos los partidos. La incompatibilidad absoluta del capitalismo en su fase actual y del sistema profesionalizado de partidos con las formas burguesas democráticas de antaño es demasiado evidente, puesto que en unas instituciones verticales en manos de partidos que funcionan como empresas un interés de clase que pueda presentarse como general, es decir, que pueda separarse un ápice de los intereses privados, es algo sencillamente impensable. En la sociedad de masas envilecidas falta el elemento unificador, el miedo al enemigo de clase, y en su lugar está el botín de los fondos públicos, por lo que se establece una jerarquía de intereses particulares donde predominan las oligarquías económicas sin ningún impedimento, conformando con la casta política a todos los niveles una especie de asociación mafiosa. El interés de la clase dominante es en realidad una yuxtaposición de intereses diversos sin denominador común, que parten tanto de la empresa privada como de la burocracia partidista. La partitocracia es el tipo de parlamentarismo propio de la globalización, en el que la casta política ha ocupado todas los organismos institucionales y se ha apropiado de todo el erario público y de todos los recursos estatales, dilapidándolos de acuerdo con los intereses del partido, corriente, grupo o clan que los gestiona. La corrupción no es necesaria; unas leyes improvisadas ad hoc efectúan limpiamente el trabajo que antaño desempeñaban los sobres, bolsas y maletas repletas de billetes. Lo privado ha invadido lo público de tal forma que cualquier plan “nacional” no trasluce una política de Estado en el sentido pro-


pio sino un proyecto arbitrario de inversiones cuyo beneficiario exclusivo es el lobby correspondiente. De ahí el secretismo de las operaciones y el desprecio por la opinión de los afectados. En lo relativo a las infraestructuras, la riqueza es efectivamente acaparada por las constructoras, el trust del “cemento, ladrillo y arena”, como cantaba Antonio Machín. El Estado es simplemente el encargado de sufragar el despilfarro por la vía de la sangría de otras partidas o directamente a través de la subida de los impuestos. Las consecuencias económicas son siempre desastrosas, sin embargo, la falsa correspondencia entre la prosperidad y la abundancia de infraestructuras ha calado hondo en la conciencia de los súbditos ciudadanos. La popularidad del AVE, apuesta insensata por el transporte elitista de viajeros, es un vivo ejemplo de la persistencia de ese mito. La realidad, en cambio, es exactamente la contraria. España es el primer estado europeo en líneas de alta velocidad y, a pesar del dispendio que eso supone y de las incertidumbres que plantea en un horizonte de crisis, lleva camino de convertirse en el primero del mundo. A finales de 2011 tenía 2.665 km en funcionamiento y quedaban 4.500 en construcción o en licitación. En total, para 2020 se calculaban 9.000 km de vías construidas. Desde 2007 la inversión en el AVE supera la tradicional inversión en autopistas, hasta entonces preponderante. La alta velocidad ferroviaria cierra el ciclo económico que ha transformado el Estado español en la meca del transporte privado: la era del TAV culmina y prolonga la era del coche, consagrando un modelo de movilidad devorador de energía y destructor de suelo cultivable, tremendamente agresivo con el territorio y con la propia economía, puesto que se han multiplicado los costes directos e indirectos de las obras, mientras que la actividad huye de las pequeñas ciudades y pueblos hacia las metrópolis. Concentración de capitales en los sistemas urbanos y acumulación de pobreza en el campo. El transporte local y regional, que ha perdido su carácter de servicio público al ser gestionado por empresas privadas o privatizadas (como RENFE), ha quedado seriamente dañado. Al final el balance de la creación de empleos es negativo: se destruyen muchos más puestos de trabajo al vaciar el territorio de los que se crean al acumular la población en las conurbaciones. Los mitos caen sin dejar de mantenerse, el del empleo, el de la generación de riqueza o el de la vertebración del territorio. ¿Cómo puede estructurar el territorio un tren que casi no tiene paradas? El territorio, redefinido por los expertos ordenadores como “espacio intermedio”, más bien queda fragmentado y enclavado. En suma, desvertebrado. El TAV, y las infraestructuras en general, es un instrumento de la reorganización del territorio a favor de las aglomeraciones urbanas, la forma espacial idónea para el desarrollo capitalista. Es pues un medio al ser-

vicio de la expansión urbana ilimitada, o sea, al servicio de la urbanización generalizada. Es una exigencia de la mundialización económica, una demanda de los mercados globales. Facilita la penetración de las multinacionales en los estados y ayuda a convertir en multinacionales a las empresas y monopolios estatales. La oposición al TAV es por consiguiente una lucha contra el capitalismo globalizador. Pero no solamente a escala europea. El TAV es también un requerimiento de los dirigentes políticos y económicos nacionales y autonómicos: el capitalismo con nombres y apellidos de casa. Por eso la oposición al TAV es en primer lugar una lucha contra la mafia político-empresarial nacional. Es la expresión más clara de la moderna lucha de clases, y conviene tener esto muy en cuenta de cara a la acción. Llamar a la reflexión sobre el presente y futuro de las redes transeuropeas al Parlamento Europeo, a la Comisión o a los gobiernos francés, español e italiano, tal como hizo la Declaración de Hendaya en enero de 2010, es un completo sinsentido. Es como pedirle a los responsables del desaguisado de las infraestructuras que renuncien a sus intereses particulares en tanto que instituciones políticas de la globalización y consideren de nuevo los intereses generales de los habitantes en tanto que representantes impostores de los mismos. Si es imposible que dichos intereses puedan formularse desde dichas instituciones en la presente etapa globalizadora, ya que la economía o el impacto ambiental en las condiciones actuales simplemente no importan, entonces los intereses que pasan por públicos producen necesariamente engendros como el TAV. La lucha contra el TAV ha sido posible porque una parte importante de la sociedad civil ha sabido desligarse de las instituciones y elaborar aparte, en su territorio, sus genuinos intereses. Es a ella a quien corresponde defenderlos en su propio terreno, lejos de instancias exteriores que además le son hostiles. Si los combatientes contra el TAV han de buscar aliados en todas partes, conviene que los contendientes menos rupturistas, o simplemente menos presentables, no marquen el ritmo del conflicto, ni mucho menos impongan procedimientos capituladores. La proliferación de infraestructuras es la prueba de la guerra total que el capitalismo se ha visto obligado a emprender contra el territorio y la población, cuyas avanzadillas vienen representadas por los lobbys partidistas y los grupos de presión mediáticos, financieros y empresariales. Ellos son la expresión más auténtica del enemigo implacable, la personalización del desarrollismo depredador. Nunca se rinden ni dan cuartel y suponen una amenaza permanente. No tienen raíces. Maniobrando como lobos hambrientos los dirigentes se han echado literalmente al monte, o mejor dicho, han enviado allí a sus excavadoras y bulldozers, escoltados por las fuerzas del orden, dándolo todo por la aniquilación de territorios que nunca han conocido y apreciado. El resultado está a la vista de todos.

La oposición al TAV es en primer lugar una lucha contra la mafia políticoempresarial nacional. Es la expresión más clara de la moderna lucha de clases

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G.E.L. Una historia del ecologismo valenciano (III) G.E.L.

EMILIO GARCÍA CALVO SEGUNDA PARTE EL ECOLOGISMO

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a lucha ecologista se enfrenta a la aberrante filosofía del crecimiento indefinido, que tiene su objetivo en la abundancia. El delirante ritmo del crecimiento económico es el origen del desgaste nervioso de las poblaciones sometidas a ritmos de actividad cada vez más agitados. Al mismo tiempo las injusticias sociales se amplifican puesto que los ricos siguen enriqueciéndose. Los dos tercios mal alimentados de la sociedad asisten al despilfarro acelerado de las riquezas naturales que les pertenecen, por parte de un pequeño número de aprovechados. La pobreza creada en los países industrializados no tiene su origen en una insuficiente producción sino en la manera de producir y en la naturaleza del producto. La lucha ecologista se plantea en favor de la producción "cualitativa" (para cubrir las verdaderas necesidades), la humanización de la producción y unas buenas condiciones de la producción y del producto. O sea, que la producción se haga "a escala humana”. Una producción "cuantitativa", como la del actual sistema capitalista de mercado, no puede tener en cuenta las cuestiones humanas, ya que tiene su objetivo en unos mayores beneficios. Por otra parte la producción cuantitativa esclaviza: por su sistema capitalista de producción, por los mecanismos para aumentar el consumo (ya comentados) y por los efectos del modo de producción industrial.1 No se puede concebir la lucha ecologista como algo abstracto, como una lucha aislada y un tanto romántica. Hay que situar al ecologismo dentro del marco de la revolución social. El ecologismo, al luchar contra el sistema de producción capitalista, no puede olvidar al poder que lo mantiene. Los grupos ecologistas tienen la función de concienciar e informar (o mejor, contrainformar), en el contacto directo con la gente, de unos problemas

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existentes en la sociedad capitalista actual, mientras plantean la alternativa de una sociedad diferente, concienciada de la necesidad de respetar a la naturaleza, sin dejar de atacar al actual sistema de producción. Los ecologistas plantean la descentralización del poder de producción. Por ejemplo, no se lucha contra las centrales nucleares solamente porque atenten contra la salud, sino también porque implican centralización. El ecologismo reivindica el autoabastecimiento, en la medida de lo posible, de los pequeños grupos o colectividades, en favor de un mejor aprovechamiento de los recursos naturales. No puede rechazarse el empleo de un molino de viento, o un pequeño salto de agua, suficiente para la comunidad que lo use, por el hecho de que no sea rentable a Hidroeléctrica Española. Los ecologistas planteamos una vida más sencilla frente al consumismo actual. No se trata de consumir estrictamente lo justo, sino lo necesario. No se puede seguir creando grandes aglomera-

Continuamos contando, con esta TERCERA entrega, la historia del Grupo Ecologista Libertario (GEL) y, como decíamos en números anteriores, es posible que algunas posturas suenen algo anacrónicas, vistas desde la óptica actual y contando con la información de que hoy disponemos. Lo que no ha perdido ni un ápice de vigencia es la crítica al modelo desarrollista y consumista que el GEL lanzaba hace 35 años

ciones urbanas, que es donde se hace necesaria una burocracia administrativa, se consume mucha más energía, se mantiene el sistema de mercado capitalista con sus grandes estructuras de distribución, se tiene que producir mucho más y se generaliza el despilfarro. Las ciudades son mucho más costosas que los pequeños núcleos (transportes, carreteras, cloacas, agua, electricidad, etc.) y dan lugar a la centralización del poder. Tan solo en las comunidades "a escala humana" puede producirse el ajuste de la producción a las necesidades y de las necesidades a los recursos, al igual que la posibilidad de aprovechar y preservar el medio ambiente, porque solo en estas comunidades las opciones humanas pueden reposar en decisiones colectivas y no en imposiciones burocráticas y políticas. Estamos viendo cómo el capitalismo, basado en el crecimiento indefinido, no es el medio para superar el desempleo, la brecha entre países pobres y ricos, la crisis ecológica... Asimismo, observamos cómo la moderna tecnología y la utilización masiva de recursos materiales y energéticos tiene como consecuencia la concentración del poder de producción, la acentuación de la división del trabajo, la jerarquización y el control autoritario. Vemos, en fin, cómo el Estado va asumiendo cada vez, y sin contestación, mayores actividades, destruyendo la capacidad autónoma de las personas y las pequeñas comunidades. Las personas se ven frustradas porque la posesión de más cosas (para cuya consecución debe esclavizarse trabajando más) no le produce más felicidad. Empiezan a ser conscientes de que las están convirtiendo en una simple mercancía. Reclamamos el máximo protagonismo para el pequeño grupo, la colectividad, el barrio, el municipio… por encima de cualquier otro nivel institucional, ya que su estructura es la única que puede permitir a sus vecinos disminuir el poder tecnocrático del ejecutivo en provecho de las asambleas, así como controlar los


actos de los elegidos y del aparato administrativo. Pretendemos que las comunidades cuiden de sus servicios colectivos. Las personas se han convertido en elementos productores-consumidores a los que hay que alimentar, curar, educar y proteger. La escuela actual se ve absolutamente incapaz de formar seres humanos, y es lógico, puesto que no está programada para ello. Nos enseña que para cada actividad hay una autoridad competente, un especialista (lo que perpetúa la competitividad y las relaciones de dominio y jerarquía), además de inducir a los pobres a aceptar muchas desigualdades sociales son consecuencia de los diferentes rendimientos escolares. No se trata de volver a la Edad de Piedra, sino de luchar por las condiciones humanas de la vida. Tampoco se trata de abandonar los descubrimientos de la ciencia, sino de adaptarlos a escala

Cine

humana, en lugar de destinarlos al aumento de los beneficios económicos. Ante la pregunta de si la ciencia es buena o mala, es interesante recordar las palabras de Bertrand Rusell: "El hombre hasta ahora se ha visto impedido de realizar sus esperanzas, por ignorancia de los medios. A medida que esta ignorancia desaparece, se capacita cada vez mejor para moldear su medio ambiente, su medio social y su propio ser, según las formas que juzga mejores. Mientras sea sensato, este nuevo poder le será beneficioso. Pero, si el hombre es necio, le será contraproducente. Por consiguiente, para que una civilización científica sea una buena civilización es necesario que el aumento de conocimiento vaya acompañado de un aumento de sabiduría. Entendiendo por sabiduría una concepción justa de los fines de la vida. Esto es algo que la ciencia por sí misma no proporciona. El aumento de la ciencia en sí mismo no es, por consiguiente, bas-

tante para garantizar ningún progreso genuino, aunque suministre uno de los ingredientes que el progreso exige".2 NOTAS 1 Tomemos como ejemplo el caso de una central nuclear. Se ha dicho que el efecto de la contaminación de una central de este tipo en un cuerpo humano equivale a fumarse una cajetilla de cigarrillos diaria. Este dato es totalmente falso, pero sigamos con el ejemplo. Al margen de que no todos los recién nacidos tienen por costumbre fumar esa cantidad, yo puedo fumarla o no, pero eso es cuestión mía, sin embargo, una central nuclear, si este dato fuese cierto, equivaldría a la obligación de fumar un paquete de tabaco diario. Cabe hablar aquí también de las neurosis por los ritmos de trabajo, las enfermedades profesionales (asbestosis, silicosis, etc.), las enfermedades no profesionales (resultado del tipo indirecto de producción)… 2 La perspectiva científica, Bertrand Russell, Ariel quincenal, 1969, pág. 9.

Amor bajo el espino bla

los gestos de los protagonistas y el China, 2010. Drama. Color. 114 miradas, m. soberbio paisaje rural. Tampoco falla la interDirecci n: Zhang Yimou Gui n: Yin Licuan y Gu Xiaobai pretación de unos actores, noveles en su mayoría, que bordan y hacen absolutamente Fotograf a.: Zaho Xiaoding creíbles y entrañables los personajes que Mœsica.: Chen Qigang representan; aunque sean los mediocres, porque en esta historia no hay malos de una rgumentar que el cineasta chino Zhang pieza: todo el mundo intenta cumplir las órdeYimou ha ganado casi todos lo festivanes del Partido, por poco consistentes o étiles (Berlín, Cannes o Venecia) y algunos por partida doble, no serviría de nada si no cas que parezcan. se tratara de un director genial, cuya delicadeza La historia es en sí una dramática e intensa historia de amor juvenil, como se han contado y sensibilidad para reflejar los sentimientos tantas, aunque no todas con la misma calidad. humanos y la belleza del particular paisaje El encuentro de los dos jóvenes, su proceso chino están fuera de toda duda. de enamoramiento, los conflictos familiares En esta nueva película Yimou nos cuenta la que representa y el desenlace inesperado ya apasionante y sencilla historia de amor entre harían de AMOR BAJO EL ESPINO BLANCO dos jóvenes de distinto estrato social; ella hija una muy digna obra cinematográfica. de unos profesores destituidos por desviacionismo ideológico y él hijo de un militar de alto Pero es que además, durante las casi dos horas de puro sentimiento amoroso y recorrirango. Historia sentimental y relaciones familiares y sociales en el contexto de la otrora ala- dos tanto por el bucólico paisaje campestre como por las abigarradas calles de las ciudabada Revolución Cultural China por parte de la des, esta cinta señala –con una exquisitez y ortodoxia comunista occidental. Para empezar, no queremos olvidarnos de des- una ternura poco usuales- el espinoso y todavía censurado tema de la represión ideolótacar (¡y hay tantos aspectos destacables!) la gica ejercida por el PCCh y sus patéticas formúsica y las canciones que acompañan y mas de controlarlo todo, desde la economía al adornan las escenas más emotivas, así como pensamiento de las personas y su vida social. una excelente fotografía que se regocija en las

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Y en esta suave pero clarísima denuncia de los excesos del maoísmo oficial es donde radica el gran valor del film de Zhang Yimou. No le ha hecho falta un profundo análisis político para dejar en ridículo al régimen; le ha bastado con contar experiencias y actitudes cotidianas, manifestaciones esperpénticas de ese poder incontestable e inmisericorde.

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CUS DE SUCIEDAD

Guía de supervivencia para familias en paro

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odos hemos recibido con desbordada alegría el gesto de generosidad del gobierno que preside don Mariano Rajoy, al que Dios y Emilio Botín guarden muchos años, al conceder un suculento subsidio de 450 euros mensuales para aquellas familias que, contando con cuatro miembros en el paro, demuestren llevar un año buscando trabajo y no tengan ningún otro ingreso. Pensando en ayudar a esos afortunados perceptores del subsidio, el Ministerio de Economía ha preparado una útil guía de ayuda a las familias que no han sabido afrontar esta crisis con el trabajo y la suerte de un Iñaki Urdangarín o una Ana Botella (sin ir más lejos), para que puedan sobrevivir en una economía de guerra como la que España ha puesto en marcha. 450 euros es una fortuna que, si se administra bien, puede permitir a una familia aguantar con dignidad hasta que el PP, el PSOE o el Banco Central Europeo nos saquen de la crisis. Veamos cómo el señor Del Guindo nos planifica los gastos mensuales y nos aconseja incluso cómo convertirnos en unos astutos inversores, gracias el capital sobrante. Gastos fijos mensuales familia tipo (o sea sin trabajo ni esperanza de encontrarlo) formada por un matrimonio cristiano y sus dos hijos, con estudios y todo: 120 barras de pan de 250 gramos: 25 kilos de patatas: 20 kilos de lentejas: 12 kilos de arroz: 4 pollos (para la paella dominical): 2 litros de aceite de girasol: 1 bombona de butano:

60´00 25´00 36´00 8´52 25´20 2´56 15´00

1 bono-metro (zona A): Recibo agua: Recibo luz (con contador “averiado”): Línea y 10 llamadas teléfono: 8 Pagas hijos (para mini-botellón): 4 paseos y helado padres por C. Comercial: Impuestos vivienda 74 m2 (250/12): Gastos escalera, sin ascensor: Ropa mercadillo y parroquia: Reparación calzado: 1 botella anís barato (por si hay visita): “Las Provincias” (por las ofertas empleo): Pago medicinas (Aspirina y poco más): Total gastos mes: Superávit familiar:

Como la ética profesional (es un decir) y el compromiso político con el pueblo que nos sigue votando inexplicablemente aconsejan no recomendar la fuga de capitales a cualquiera de los solventes paraísos fiscales que todos (nosotros mayormente) conocemos, el Ministerio que encabezo sugiere que el beneficio mensual de la familia precaria española se destine (con el tiempo, claro) a comprar acciones de cualquiera de las empresas del IBEX 35. Así los ricos nos lo volvemos a quedar todo. Si el año va bien y no hay desvíos del presupuesto, se permite un décimo de Lotería de Navidad y/o algún óbolo en el cepillo de la parroquia.

Libros De la ilusión a la indignación 35 años de Ford en España ¿Obreros felices y sindicalistas resignados? Antonio Pérez Collado L'Eixam edicions, Col. Tábano No era fácil tomar la decisión de cómo abordar la escritura de este nuevo libro sobre la ya larga historia del movimiento obrero y sindical en la principal fábrica valenciana, que -por otra parte- no deja de ser la misma historia que la del resto de la clase trabajadora. Si en 1976 existía una ilusión colectiva por mejorar nuestras

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7´20 40´00 11´34 50´09 40´00 15´50 20´83 10´00 28´00 12´50 7´20 8´10 20´00 443´04 6´96

condiciones y conquistar cada vez mayores parcelas de libertad y bienestar, con la entrada del tercer milenio hemos inaugurado un modelo donde se ha renunciado a todas aquellas esperanzas y se vive con angustia la pérdida de gran parte de nuestros derechos, al tiempo que estamos sufriendo los coletazos asesinos del modelo de economía neoliberal, tras su estrepitoso fracaso como sistema para regir las relaciones humanas. Espero que os resulte grata su lectura y que, modestamente, ésta suponga una aportación a la reflexión y el debate sobre nuevas formas de vivir y convivir.

Luis de Findus


Citas Cítricas BERTOLT BRECHT (1898-1966) - "La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer."

- “Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse tendrá que pasar al ataque.” - “Desgraciado el país que necesita héroes.”

- "El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el coste de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del calzado y de las medicinas, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan ignorante que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales." Poeta y dramaturgo alemán. En 1918 escribió su primera obra, "Baal". Con el ascenso de los nazis, sus ideas lo obligaron a exiliarse sucesivamente en Dinamarca, Finlandia, Rusia, Estados Unidos -donde trabajó como guionista en Hollywood (Cada mañana, para ganarme el pan / voy al mercado donde se compran mentiras / lleno de esperanza / me pongo a la cola de los vendedores) y fue perseguido por McCarthy en la caza de brujas- y finalmente Suiza. De la época del exilio datan importantes obras teatrales de corte social y político y ánimo satírico: "Tambores en la noche" 1922, "La ópera de cuatro cuartos" 1928, "Galileo" 1939, "La buena persona de Sezuan" 1940, "Madre Coraje" 1941 y "La inevitable ascensión de Arturo Ui" 1942, entre otras. Inauguró un método de trabajo teatral conocido como “distanciamiento crítico” según el cual, los actores no debían identificarse con los personajes sino distanciarse y contemplarlos desde el propio juicio individual. También escribió poesía y numerosos artículos de prensa, siempre de corte antifascista y anticapitalista. Falleció en agosto de 1956.

- “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.” - "Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?”

- "Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime." - “Muchos jueces son absolutamente incorruptibles, nadie puede inducirlos a hacer justicia.” - “No aceptéis lo habitual como cosa natural pues en tiempos de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar.” - “¡Contra la injusticia y la impunidad! Ni perdón ni olvido.” - "En los tiempos sombríos, ¿se cantará también? También se cantará sobre los tiempos sombríos." - "¿Qué delito es el robo de un banco comparado con el hecho de fundar uno?"

Hay muchas maneras de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre. Quitarte el pan. No curarte de una enfermedad. Meterte en una mala vivienda. Empujarte hasta el suicidio. Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo. Llevarte a la guerra, etc… Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado.

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Antonio Díez http://antoniodiez.blogspot.com.es ZAPPING un partido de baloncesto un documental de música anuncios anuncios sálvame de luxe un serie americana una película de nazis homenaje a miguel ángel blanco viernes 13 la película pesca extrema street fighter la película cine bíblico terminator anuncios anuncios anuncios un partido de tenis fútbol anuncios anuncios manolo y benito programa de parapsicología intereconomía (que conecta con la manifestación un minuto para denunciar que es una reunión de cuatro violentos antisistema y me intereso por ver qué ponen en el resto de canales) algo parecido a operación triunfo misa evangélica sudamericana un telepredicador norteamericano que habla castellano sissi emperatriz una contertulia justifica los recortes consultas del tarot DEMOCRACIA IMPERSONAL una serie española de humor una serie americana se desalojan las plazas dibujos animados se desalojan las viviendas canal disney se desalojan los hospitales anuncios se desalojan los colegios canal religioso anuncios se desalojan las calles telepromociones se desalojan las cabezas la tienda en casa se desalojan las conciencias tarot se llenan los parlamentos críticas a cuba se llenan los hoteles anuncios se llenan los comercios anuncios se llenan las misas del papa videoclips se llenan los campos de fútbol anuncios de contactos para adultos se llenan los platós de televisión vídeos impactantes de accidentes se llena todo de policías tarot se renegocian las deudas pantalla en negro se renegocian las coaliciones telepromociones se renegocian los acuerdos de paz y anuncios se renegocian los convenios laborales se renegocian los estatutos autonómicos esto se renegocian las condenas es lo que había se renegocian los libros de texto hoy se exige orden en mi televisión se exigen principios a la vez que en la plaza de cibeles se exigen resultados -en el centro de madridse exigen explicaciones la policía española se exigen rectificaciones disparaba se exigen disculpas contra los manifestantes se exigen condenas que protestaban se dan excusas por la serie de recortes se dan largas brutales se dan promesas anunciados tras el consejo se dan engaños de ministros se dan eslóganes hoy se dan lecciones 13 de julio de 2012

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se dan homenajes se condena la violencia se condena el terrorismo se condenan guerras se condenan asesinos se condenas robos se condenan criminales se condena el fascismo se justifica la violencia se justifica el terrorismo se justifican guerras se justifican asesinos se justifican robos se justifica el crimen se justifica el fascismo se esconde lo feo se esconde lo sucio se esconde la pobreza se esconde la ignorancia se esconde el dolor se esconde la miseria se esconde la verdad se patrocinan olimpiadas se patrocinan iglesias se patrocinan ellos mismos se patrocina la ambición se patrocinan inversiones se patrocina el odio se patrocina la chapuza se venden suelos se venden cielos se vende amor se vende techo se venden alimentos se venden drogas se venden personas se compran favores se compran amigos se compran trabajos se compran muertes se compran ideas se compran títulos se compran órganos y así es todo en nuesta democracia: todo se desaloja o se llena todo se renegocia todo se exige o se da todo se condena o se justifica todo se esconde o se patrocina todo vende o se compra de manera impersonal no se deja participar al resto de pronombres ni a mí ni a ti ni a él ni a ella ni a usted etcétera: y nos dicen: democracia y democracia sí: democracia impersonal


Batania http://neorrabioso.blogspot.com

EL SEMEN Frecuente y triste historia la del poeta elegido, afable y partenonio, nacido entre cornalinas y el ocho de la abundancia, humilde con aeroplano, matrícula en la solapa, mezclado en polietileno y clases particulares, laborioso, aplicado, brillante, con facultades, de familia democracia y viajes alejandrinos, erasmus, griego, piano, biblioteca centenaria, a salvo de taras físicas o relámpagos sexuales, un muchacho inmaculado, un muchacho ejemplar, un orgullo y un modelo que, sin embargo, todavía no ha firmado una sola línea propia, un solo verso distinto, una púa de talento, y sus trivios y cuadrivios solamente le han servido para nada que decir, su gramática exacta para nada que decir, nada sabe del sufriendo, nada sabe del llorando, no tiene resentimientos, nunca hambres ni violencias, ningún afán de venganza, qué cosa sea el miedo, le falta semen, el semen...

LA GOLFA

LA ESCUELA

Dejas a tu hijo en la escuela con la sola bujía de tronchar su clavel y matarle a Ícaro, para que entre mercurio astronauta y salga ajedrecista de 3´1416. Le mandas a vivir a un corredor forrado de coroneles, donde batallones de maestros adiestrados conspiran para ahogar al increíble que oculta su camisa: hay que cortar su trenza alazana, hay que arrancarle los faetones, hay que granar su rostro de muérdago, hay que: amante del punto medio y el punto miedo, domador aventajado del viento, hombre de azules provechos, sobresaliente en física y práctica.

¿Sabéis lo que voy a hacer ahora, yo que fui millonario de su rostro yo que probé su mirlo y su voluta yo que sus labios verdes su melena que se extendía truena y maligna yo que en su boca el gato y la gata yo que rebauticé la Tierra toda y la llamé Iratxe yo que rebauticé la patria entera y la llamé Iratxe yo que al sol Iratxe al fuego Iratxe yo que el sésamo y la clorofila yo que la seguía por los vestíbulos y admiraba su lengua limonera y a su paso las lilas se frotaban y los niños traviesos se empalmaban yo que le dije siempre siempre siempre yo que la amaba en todos sus peligros yo que juré y cumplí y juré y cumplí sabéis lo que voy a hacer ahora sabéis lo que voy a hacer ahora sabéis lo que voy a hacer ahora si la supiera odiar si aprendiera a incendiar los tejados si lograra olvidar que esta golfa era mi golfa y por golfa la amaba sabéis lo que voy a hacer ahora?

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Pasamos revista

Y

a tocaba, pero lo habíamos ido aplazando. Y es que comentar cualquier número de DIAGONAL implica el riesgo de quedarse cortos en los elogios. La aparición de este medio escrito, de edición quincenal y buena distribución en la península e islas, ha representado para los movimientos sociales y para cualquier persona con espíritu alternativo la posibilidad de contar con una fuente rigurosa de información, difusión y debate. Además de la venta en quioscos (Madrid) librerías y locales alternativos, cuenta con unos 5.000 fieles suscriptores y un buen puñado de pequeños anunciantes, lo que le permite una cierta estabilidad y acercarse sin sobresaltos al envidiable número 200. Para esta reseña hemos tomado como referencia el nº 180 (primera quincena de septiembre de 2012), que tiene 32 completas e intensas páginas, con buenas fotos a color y artículos o reportajes tan interesantes y críticos, que no los vas a encontrar en los medios convencionales. Por si esto no fuera suficiente, el lector puede disfrutar también con el clásico dosier sobre “Culturas”, otras 8 páginas impagables en las que se abordan las más actuales y rompedoras miradas sobre el amplio mundo del arte. Como ya nos adelantan en su moderna y atractiva portada, este número contiene crónicas sobre las ocupaciones del SAT en Andalucía y otras manifestaciones de lo que acertadamente denominan “LA NECESIDAD DE DESOBEDECER” frente a los recortes. Otro de los reportajes más documentados nos informa sobre las SICAV y la fuga de grandes capitales. Del panorama internacional nos traen el anuncio del plan de Monti para despedir a 300.000 empleados públicos en Italia, un informe sobre la represión de Israel sobre la Intifada (que ha llevado a 700

menores a la cárcel) y el acoso que sufren las poblaciones indígenas de Colombia por parte del ejército y la guerrilla. No podían faltar, tratándose de este siniestro verano, las críticas al modelo urbanístico que arrasa nuestras costas y la denuncia contra los recortes de las diferentes administraciones en materia de prevención de incendios forestales. Sus últimas páginas se dedican a colaboraciones externas sobre los temas de más actualidad o controversia y a cartas de los lectores. Son destacables también sus secciones sobre salud, deportes, ciencia o humor; eso sí, con un estilo y una mala leche muy propios. Y otra cosa que se agradece, por lo mucho que aporta, es que en la parte superior, inferior o lateral de las páginas se incluyan pequeñas y sabrosas notas y fotos relacionadas con el tema principal, que ayudan a comprender en toda su amplitud el alud de buena información que se está ofreciendo. Un lujo en tiempos de austeridad… y por dos euros. www.diagonalperiodico.net

COLABORACIONES PARA EL PRÓXIMO NÚMERO

FUNDAMENTALISMOS Frente a las crisis, sobre todo si también son crisis de valores como la actual, la gente suele agarrarse con desesperación y actitud irreflexiva a ideas o creencias que, al menos, le permitan tener algo aparentemente seguro que le identifique y le integre en un grupo o proyecto mucho más amplio. Para ese fin igual vale la patria, la religión, el equipo de fútbol o la idea política. A todo el mundo le habrá venido a la cabeza inmediatamente las reacciones de movimientos integristas musulmanes ante una película sobre Mahoma o las iras que ha levantado por aquí la posibilidad de que se plantee la independencia de alguno de los territorios del Estado. Pero no es precisamente sobre esos dos temas, tan tratados en medios y barras de bares, de lo que pedimos colaboraciones, aunque serán bien recibidas. Nos gustaría más que, en lugar de hablar de los fundamentalismos “normales” y aceptados por la opinión publicada, reflexionáramos y escribiéramos sobre esos otros fundamentalismos que no por falta de reconocimiento oficial son menos peligrosos y excluyentes. Queremos atrevernos a publicar opiniones sobre fundamentalismos de casa, incluso familiares; de ese integrismo que salta en cuanto escuchamos propuestas y teorías que chirrían en contacto con nuestras personales creencias o ideas. El fundamentalismo religioso no se da únicamente en la religión musulmana, ni el nacionalismo se manifiesta exclusivamente en los Estados en formación. Y no solo se prestan al integrismo la religión y la nación, puesto que también hay gente fundamentalista cuando defiende el sistema democrático, la propiedad privada, un determinado tipo de alimentación, el amor eterno, el gimnasio y la vida saludable casi por decreto o su peculiar visión del anarquismo, por poner ya un caso mucho más próximo.

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EL EMBUDO Encuentro del Libro Anarquista de Salamanca Del 10 al 12 de agosto se celebró en Salamanca la sexta edición del Encuentro del Libro Anarquista. En el campus de la universidad nos encontramos un grupo de personas que pese al calor y la dificultad de hacerla en agosto, en un campus sin estudiantes, desarrolló las actividades previstas con notable éxito. Las charlas, debates, presentación de libros y actuaciones musicales tuvieron un nivel medio muy estimable. Por lo que respecta a los medios de comunicación libertarios, tuvimos una interesante mesa redonda en la que nos presentamos diferentes proyectos que iban desde radios libres a revistas y periódicos en los más variados formatos, tanto en papel como en la Red. Sólo nos resta felicitar a los compañeros que la organizaron y animarlos para que volvamos a encontrarnos el año próximo. A principios de octubre se ha realizado la primera Mostra del Llibre Anarquista de Castelló. Saludamos esta nueva iniciativa y le deseamos larga vida. Es evidente que estamos asistiendo a un importante crecimiento de este tipo de encuentros y este hecho tiene diversas caras. La primera es bien alegre pues este auge es claro síntoma de que cada vez hay más grupos de afinidad activos que encuentran en la difusión de la literatura anarquista un motivo para trabajar pero, por otra parte, echamos en falta nuevas ideas a la hora de programar este tipo de actividades. Los formatos suelen ser bastante repetitivos, la visibilidad hacia el público no militante muy limitada, el aprovechamiento de la ocasión para generar nuevos proyectos, posiblemente, no se potencia lo suficiente, en ocasiones las fechas se solapan… Animamos a todos los grupos a seguir adelante con estas iniciativas, a debatirlas y compartirlas y a hacerlo con amplias miras e imaginación a raudales. Ahora y siempre ¡lee y difunde la Idea!

Homenaje a Mujeres Libres La Universidad de Valencia acogió entre los días 24 y 28 de septiembre el merecido homenaje a la organización Mujeres Libres, con motivo del 75 aniversario de su fundación (Valencia, 1937). Estas jornadas (promovidas por la Secretaria de la Mujer de CGT) han constituido el colofón a una serie de actos en diversas ciudades para resaltar la labor de las mujeres dentro del anarquismo y el sindicalismo libertario. Charlas y talleres trataron sobre diversos aspectos de la lucha por la emancipación total de la mujer y su papel en la transformación social, tanto durante la Revolución Española como en el oscuro túnel de la Dictadura o los confusos tiempos de la Transición. Emotiva también resultó la nueva proyección del documental “Indomables, una historia de Mujeres Libres”. Mujeres Libres llegó a contar con más de 20.000 asociadas y con federaciones en casi todos los territorios de la península, aunque lamentablemente nunca llegó a ser considerada como la cuarta pata del Movimiento Libertario (las otras eran CNT, FAI y FIJL). Y ello a pesar de que muchas de sus componentes tuvieron un papel muy activo en los sindicatos, ateneos y las juventudes libertarias. También editaron una revista con su mismo nombre y publicaron infinidad de libros y folletos divulgativos. Mujeres Libres contó entre sus fundadoras y militantes con obreras autodidactas (Concha Liaño, Sara Berenguer, etc.) y también con destacadas intelectuales y artistas (Lucía Sánchez Saornil, Mercedes Comaposada o Amparo Poch Gascó) y trabajó en pro de la formación y liberación de las mujeres (en aquellos años mayoritariamente analfabetas y sometidas a sus padres o maridos). Sus campañas sobre el amor libre, el derecho al aborto, la generación consciente o la higiene y salud de la mujer tuvieron una influencia decisiva para su incorporación al mundo del trabajo, la cultura y la vida social. El levantamiento fascista truncó aquella trayectoria, pero Mujeres Libres siguió trabajando en el exilio y trasmitió todo su bagaje a las nuevas generaciones de compañeras libertarias.

NUESTRA PÁGINA WEB: ateneoalmargen.org 29 29


EL EMBUDO Otoño caliente ¡por fin! La amenaza de un otoño caliente es tan clásica como la Tomatina. Seguramente se viene repitiendo anualmente desde los tiempos de Marcelino Camacho, sin que en ningún caso haya pasado de las palabras grandilocuentes, muy a pesar de que los trabajadores han tenido motivos sobrados para echarse a la calle y no solo en otoño. Pero este de 2012 sí que parece va a ser un otoño caliente de verdad. Las sucesivas reformas laborales y todos los recortes sociales que vienen aplicando los últimos gobiernos han puesto a las clases populares en una situación extremadamente grave, lo que inevitablemente está provocando un gran malestar social e infinidad de respuestas de lucha. Lo más esperanzador de estas movilizaciones es su carácter autónomo y asambleario. Los grandes partidos y sindicatos (PSOE, IU, UGT y CCOO) a duras penas pueden disimular y se ven obligados a promover alguna iniciativa, más simbólica que efectiva, para no verse desautorizados y superados por la calle. Ahí están su engendro de cumbre social, el referéndum propuesto para estas fechas o la manifestación del 15S en Madrid. Frente a la desorientación de la izquierda oficial, los movimientos sociales derrochan imaginación y presentan batalla en todos los frentes de la ofensiva neoliberal: impiden desalojos de viviendas hipotecadas, denuncian los recortes en la sanidad, sacan a la calle la marea verde de los profesores despedidos, abortan las aperturas de curso en las universidades, toman la bolsa, los bancos y ocupan fincas y supermercados. Citas como la Huelga General en Euskadi (Jornada de Lucha en el resto del país) del 26-S, la campaña de “Rodea el Congreso” promovida a través de las redes sociales y la convocatoria de Huelga General y de Consumo para el 31 de Octubre (lanzada por CGT, y abierta al resto del sindicalismo alternativo y a los movimientos sociales) suponen también hitos importantes en este OTOÑO CALIENTE, que puede ser el principio de una nueva época para los que buscamos un verdadero cambio social.

Autogestión, de la teoría a la práctica Después de decenios de travesía del desierto, las ideas y propuestas libertarias (aunque sea con otros nombres) vuelven no solo a estar vigentes y frescas, sino a ponerse en práctica por infinidad de colectivos que, hartos de las mentiras de los políticos o expulsados del sistema consumista, ven la autogestión como una salida personal y colectiva a sus inquietudes y hasta a sus necesidades. No es solamente por las prácticas asamblearias y las alternativas anticapitalistas del 15M y otros movimientos sociales, es también –y sobre todo- por la eclosión de iniciativas autogestionarias de todo tipo de proyectos: bancos de tiempo, cooperativas de producción y distribución de productos ecológicos, recuperación de pueblos abandonados, okupación de edificios y viviendas vacíos, ferias alternativas y de trueque, librerías asociativas, talleres de reparación de bicis y todo tipo de aparatos, etc. Crear redes que hagan posible el conocimiento y colaboración de todas estas iniciativas es el nuevo reto a lograr, ya que muchos de estos proyectos tienen dificultades (sobre todo al principio) por falta de experiencia y recursos. El apoyo mutuo es el complemento ideal para la autogestión. Es imposible dar cuenta de todos los proyectos autogestionarios que se ponen en marcha, pero todos tienen nuestras simpatías y nuestras páginas disponibles para informar de sus iniciativas. De la zona de Valencia, que es la que mejor conocemos, podemos dar cuenta de algunas de estas propuestas autogestionarias de reciente creación. A todos los locales okupados y centros sociales en funcionamiento se están uniendo infinidad de huertos urbanos y cooperativas agroecológicas (Benimaclet, Godella, Alaquàs, etc.). La más reciente iniciativa, por ahora, ha surgido en el pueblo de Alcàsser. Allí un grupo de personas vinculadas en su mayor parte al CSA el Montó ha puesto en funcionamiento una cooperativa autogestionaria de producción y distribución de verduras, conservas, huevos, pan y otros productos de elaboración artesanal. Están trabajando una finca que les ha cedido un viejo agricultor y se han puesto el nombre de L´AIXADA COM EIXIDA (la azada como salida) que lo explica todo.

Plataforma de prácticas de agroecología Como anunciábamos en el número anterior, los días 20 y 21 de julio se desarrolló la XI Universitat d’Estiu de l’Horta. Este año fue en Benimaclet, antiguo pueblo hoy absorbido por la conurbación de la megalópolis valenciana. Se debatió sobre las posibilidades de aprovechar la coyuntura para dar un paso al frente en la batalla contra el crecimiento urbanístico a costa de la huerta. Se realizó una cata comparativa de productos ecológicos y convencionales. Esther Vivas nos habló de la agroecología como alternativa al tinglado que se tienen montado las transnacionales y l@s politicuch@s. Hubo una mesa redonda sobre certificación social participativa de producto ecológico. La asociación vecinal de Benimaclet nos contó su experiencia con los huertos colectivos autogestionados y la batalla ganada al Ayuntamiento y al BBVA… En definitiva, hubo de todo y bueno, incluso tiempo para comer y deleitarnos con la buena cocina del centro social Terra, aprender y divertirnos con un taller de baile popular y con el impresionante pasacalle que nos brindó la Xinta Rodera.

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Pero finalmente el objetivo de esta edición de la Universitat d’Estiu de l’Horta era presentar la plataforma de prácticas de agroecología que se ha puesto en marcha. Desde ya puedes acceder a una plataforma de prácticas en la comarca de l’Horta y alrededores directamente en experiencias en funcionamiento de producción ecológica. Para informarte más y poder participar consulta la web de la asociación Per l’Horta (http://perlhorta.info/questionari) y rellena el cuestionario. Las prácticas se completarán con un calendario actualizado de talleres, charlas, encuentros, etc. relacionados con la autoformación en agricultura tradicional y ecológica para que las personas interesadas puedan construirse un itinerario formativo según sus necesidades. Además existirá un fondo bibliográfico, tanto en formato electrónico en la misma web como en formato papel en las estanterías de nuestra Biblioteca Anarquista Al Margen, para consulta abierta. Pues nada, lo dicho, ahí queda esa oportunidad para quien pueda y quiera. En defensa del patrimonio agrícola, mirando a los ojos de especuladores canallas y consumidores idiotizad@s.


PUBLICACIONES

Nuestro Ateneo viene editando una serie de libros (bien en solitario o en colaboración con otras organizaciones y colectivos) de cuya distribución nos hacemos cargo modestamente. De momento disponemos de los siguientes títulos que podemos enviar previo pago (ingresando el importe del pedido en nuestra cuenta en Bancaja nº: 2077-000127-3102260473 y remitiéndonos el justificante del citado pago): II CERTAMEN DE CUENTOS, 5 III CERTAMEN DE CUENTOS,5 IV CERTAMEN DE CUENTOS, 5 V CERTAMEN DE CUENTOS, 5 VI CERTAMEN DE CUENTOS, 6 VII CERTAMEN DE CUENTOS, 6 VIII CERTAMEN DE NARRATIVA SOCIAL, 7,50 IX CERTAMEN DE NARRATIVA SOCIAL, 6 X CERTAMEN DE NARRATIVA SOCIAL, 6 PEPE EL OKUPA, A. Ibáñez/E. Corzo, 3 PROBLEMAS DEL SINDICALISMO Y DEL ANARQUISMO, Juan Peiró, 3 ERICH MÜHSAM, Agustín Souchy, 2,50 ARTICULOS PERECEDEROS, Antonio Pérez Collado, 4 BREVIARIO PARA OVEJAS NEGRAS, Antonio Pérez Collado, 5 MANERAS DE OLER LA MUERTE, Voro Puchades, 5 ASCONA, Erich Mühsam, 2,50 QUERIDAS CADENAS, A. Pérez Collado, 5 SOBRE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA, La Boétie, 2 TIEMPO AL TIEMPO, Rafa Rius, 6 PLATOS Y RELATOS, Varios autores, 6 OASIS EL DESIERTO Y OTROS POEMAS INCIVILIZADOS, Voro Puchades, 10 GUIX D´ATZUCAC, Vicent Martínez i Aguilar, 8 CENESTESIA, José Mª Nunes, 10 DIARIO E IDEARIO DE UN DELINCUENTE, Gabriel Pombo da Silva, 5,5 LA CÁRCEL MODELO DE BARCELONA (1904-2004), obra colectiva, 2,50 EL INRI, El Bobo de Koria, 5 EL ENTIERRO DE TARÍN, DVD, 6 VAGOS Y MALEANTES, CD de Caldito, 7 DESDE EL PUENTE DE ADEMUZ A ZAPADORES, DVD, 5 RUMBO AL MARGEN, DVD, 5 LA VESPA VERDE, DVD, 5 TARÍN: TIERNO, ANARQUISTA, REBELDE, ICONOCLASTA, NUESTRO, DVD, 5

LA INTERNET barriodelcarmen.net Daremos noticia en este número de una página web que tenemos muy cerca, tanto de nuestro ateneo como de nuestro afecto: barriodelcarmen.net Se trata de una página de fuerte compromiso social que da cuenta de lo que pasa desde el barrio hasta el último rincón del planeta, haciéndose eco de todas aquellas informaciones que son habitualmente ninguneadas en los grandes medios. Recientemente rediseñada y con una maquetación muy atractiva y funcional, da cuenta en sus diferentes secciones –usos, plaza, expo, tienda, login- de todo aquello que acontece en la lucha por una transformación revolucionaria de esta inicua sociedad, desde convocatorias y eventos a enlaces con otros medios alternativos y columnas de opinión. Aparte de todo esto, en el apartado tienda tiene un interesante mercado popular así como de trueque e intercambios varios y en el apartado expo puedes encontrar enlaces a revistas y radios libres así como vídeos, dibujos, músicas y libros, todos ellos muy interesantes. Por su parte, el apartado plaza intenta reflejar en la red lo que son las plazas ciudadanas como ágoras cuyo uso venimos recuperando de un tiempo a esta parte. Por último en usos podemos encontrar distintos recursos como mapas, enlaces, y otras diversas informaciones de interés. Ya digo: nos congratulamos de la nueva andadura de barriodelcarmen.net y le deseamos larga vida a la página y a su creador.

PUNTOS DE DISTRIBUCI N Bar LA MANOLA - C/ Corona, Barrio del Carmen-Valencia/ Librería ENTRELINEAS - Frente al Instituto de Sedaví/ CGT - Avda. del Cid, 154 - Valencia/ AKELARRE - C/ Derechos, 34 Valencia/ Distribuidora SOROLL - C/ Barraca, 57b - Valencia (jueves de 20 a 22h)/ Librería PRIMADO - Primado Reig, 102 -Valencia/ CNT - C/ Progrés, 126 - Cabanyal/ Llibreria SAHIRI - C/ Danzas, 5 - Valencia/ Papereria ANDRÉS - C/ Valencia, 4 - Canals/ ZAPATENEO - C/ Zapatería Kalea, 95, Gasteiz/ VIRUS - C/ Aurora, 23, Barcelona/ TRAFICANTES DE SUEÑOS C/ Embajadores, 35, Madrid/ LA TAVERNAIRE - Chaflán C/ Denia-C/ Sevilla, Ruzafa - Valencia/ ESTEL NEGRE - C/ Palau Reial, 9-2n, Ciutat de Mallorca/ LA MALATESTA - C/ Jesús y María, 24, Madrid/ LA ROSA DE FOC - C/ Joaquín Costa, 34, Barcelona/ QUIOSCO INMA - C/ Císcar, 43, Valencia/ COMERCIO JUSTO - C/ Carnissers, 8 B, Valencia/ LIBRERÍA BAKAKAI - C/ Tendillas de Santa Paula, 11, Granada/ GENERACIÓN-X - C/ De la Vila de Muro, 5, Valencia/ RAYUELA CAFÉ CULTURAL - C/ Isaac Peral, 67, Burjassot/ ESPAI VEGÀ “LA MANDRÀGORA” - C/ Mare Vella, 15, Barrio del Carmen-Valencia/ LA REGADERA - C/ Progrés, 23 - Cabanyal.

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Cabeceras libertarias CARLES SANZ

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espués del largo túnel de los ochenta para libertarios y anarcosindicalistas a causa del desencanto y los desencuentros, a principios de los noventa algunos grupos anarquistas se encargaron con sus acciones y sus publicaciones de mantener viva la llama. Un ejemplo es el caso que hoy reseñamos del Grupo Revuelta, que publicó una revista del mismo nombre entre 1990 y 1995. Este grupo es una de las bocanadas de aire fresco que nos recordaron que los presos libertarios se estaban pudriendo en las cárceles. En efecto, en su revista hay una denuncia constante de la situación en los penales y dos de ellos, Pablo Serrano y Andrés Torrijos, escribieron sobre ello, y de otros temas, en casi todos los números de la publicación. Promovieron campañas a favor de esos dos presos en comunicados conjuntos con la CNT y con KAP (Kolectivo Anti-Prisiones), sin olvidar la solidaridad con presos de otros países, así encontramos varios textos de apoyo a Mazokopos en Grecia y de denuncia de la situación de libertarios en las cárceles belgas. Revuelta editó 17 números. Bien presentados y diseñados, con tapas a color, entre naranja y amarillo limón –uno de sus distintivos- y con el sugestivo subtitulo de “Plataforma de divulgación del pensamiento libertario”. Inserta en su cabecera la A en el círculo con un guerrillero “metralleta en mano”. La editorial del primer número jus-

tifica su salida por “el desconcierto ideológico” al que se había llegado. Revista de tamaño reducido pero muy amena ya que incluye viñetas y dibujos. La acción directa pasa a un primer plano en algunos de sus artículos, así como la página de “sabotaje” que nos ilustra sobremanera en cada número. De todas maneras encontramos un largo texto sobre la “No-Violencia y la lucha armada de la Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG)” desde Berlín. La revista inició su andadura en Igualada para cambiar a partir de 1992 a Barcelona. Revista muy equilibrada en su contenido, destaca por algunos de los temas que tocó. El ateísmo es uno de los principales, con varios textos de Faure (“Doce pruebas de la inexistencia de Dios”), contra los evangelios del Marqués de Sade y otros extraídos de la publicación El Sembrador de Andorra (Teruel) que fue pionero en los ochenta con esos temas. El Grupo indica que su finalidad es el antiteologismo junto con el antiautoritarismo. Otros temas que tocaron fueron la lucha contra el Proyecto de la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana, destruir las leyes está naturalmente entre sus prioridades, varios textos sobre anarquismo y comunicación, otros sobre anarcofeminismo –interesantes los artículos sobre Rote Zora y el movimiento de la mujer en la Alemania Oriental-, la enseñanza es otro de los temas que está presente con varios textos de José Martín

Luengo de la Escuela Paideia. De los clásicos, destacar textos de Rudolf Rocker y Kropotkin. Hay poca cosa sobre conflictos laborales y algo de okupaciones, autodefensa, contra los actos del 92 y antifascismo. Con el mismo título también se editó una publicación, sin concretar lugar, del Comité pro-presos de la CNT de Andalucía en 1977 y otra, en Granada, de CGT, en dos épocas: 1994 y 2001, esta última con la particularidad de llevar la R de Revuelta invertida.

LA TAPIA

ra) o h a r o p ( is t a r g s e r Soæa

a un d r a t o l o s e l b Lo imposi mos no a s o r t s e u n a Escoger menos esclavos nos hace ´

2+2= 4,84 (I VA incluido)

EL TABACO ADVIERTE QUE EL USO DEL ESTADO ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD


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