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El Pensamiento Positivo Más Allá Del Cerebro El pensamiento positivo trasciende al cerebro. Este artículo quiere darte una razón más para pensar que no somos como nos han enseñado a creer que somos. Que ni nuestro pensamiento, ni la conciencia, ni María santísima moran en lo material. En el cuerpo o en la mente.
Que no estamos, sino que somos, más allá de lo real, de lo tangible. Sintetizando el mensaje, lo reduciré a una frase: “Quizá debemos tomar el cerebro no como productor, sino como receptor de la conciencia”. Todo un cambio de paradigma del pensamiento positivo.
Todas las pruebas científicas de monitoreo del cerebro, el electroencefalograma, el magneto encefalograma (MEG), la tomografía axial computarizada (CAT), las imágenes por resonancia magnética (MRI, magnetic resource imaging), la tomografía por emisión de positrones (PET, positron emision tomography), o las imágenes del flujo de sangre con xenón radioactivo por las regiones cerebrales (RCBF), pueden no representar la imagen material y corporal de la generación del pensamiento.
Sino más bien ser la proyección física de la percepción y subsiguiente interpretación de la acción de pensar, posterior al hecho en sí. Para entendernos, la señal del receptor, no del emisor. El modo en que podemos actuar en el mundo “terrenal” por medio de nuestro organismo, en este caso el cerebro.
La herramienta que utilizamos para vivir como mamíferos, primates, simios, catarrinos, homínidos, homo y sapiens.
Vamos, como personas vulgar vulgaris sin pensamiento positivo.
Por ello, no es descabellado deducir que el pensamiento es generado mรกs allรก de nuestro cerebro, de nuestro ego. De lo que pomposamente hemos venido en llamar realidad. Y podemos reafirmar que nuestro cerebro no piensa, que nosotros (sea lo que sea el Yo) pensamos con el cerebro.
Y que no somos ni nuestro cuerpo, ni nuestra mente, ni nuestro carné del paro, ni muchísimo menos esa camisa floreada que te cae como un tiro (alguien tenía que decírtelo).
Somos energía que utiliza temporalmente este envoltorio de carbono para interactuar en este mundo/realidad. En
una interrelación determinada por el estado evolutivo de nuestro ADN. Alcanzamos hasta donde hemos llegado.
No somos un fin, somos un proyecto en desarrollo con el pensamiento positivo. Y al paso que vamos, a un interés (que no determina la prima de riesgo, eso sí que es una trola) que ya no hará falta que nos rescaten. Bastará con que recojan los restos.
De no aceptarlo, de seguir creyendo ser el centro del Universo, y no parte indivisible de él, iremos cayendo hacia el sumidero cósmico. De no utilizar el pensamiento positivo iremos involucionando hacia la transmutación (vaya palabros guapos), y a pasar de estar compuestos por carbono a convertirnos en unidades de “cabrono” (está bien escrito).
Pon la tele y verás como ya estamos infestados de zombis, salvapatrias, chorizos, sinvergüenzas, vividores, criminales y los peores, sus amos que mueven los hilos entre bambalinas. Ponla y dime que no. A ver.
Todo cuanto nos conforma fue creado en el interior de brutales explosione estelares. En esa extraordinaria agonía aparecieron los átomos de los que estamos formados. Quizá exceptuando el hidrógeno, anterior a nuestro linaje adeeneítico.
Como no me han detectado los de las batas blancas, puedo seguir inventando más y más palabros. Uséase, que hay
aprovechar el tiempo y el pensamiento positivo antes de que me trinquen.
Tiempo para decirte que dejes de comportarte como un servil lacayo de un orden al que no perteneces. Al que no debes nada. Al que no tienes porque rendir ciega y absurda obediencia. Nadie es tu amo. No seas una masa de materia autoconsciente al servicio de un prop贸sito que no comprendes.
Eres parte indisoluble del Universo, infinito/a. Eres energía evolucionando en libertad. La esclavitud no está en la materia, solo está en tu mente. Y tú eres el único señor/a de tu pensamiento. El creador de tu propia realidad.
Y paro el carro, que por un momento me he visto a mí mismo dando este discurso apocalíptico de pensamiento positivo. Y la verdad, doy miedo, parezco un ayatolá vendiendo jamón curado del bueno, barrato, siñor, barrato.
Por lo cual me retiraré a mis aposentos sin más dilaciones. No sea que pasen los celadores y me hinchen a tranquilizantes. Si tú no dices nada, yo tampoco. No nos vayamos a hacer daño.
Visto lo visto, de cerebral tengo poco, pero de “celebral” voy sobrado. Me gusta más la juerga que a un tonto un lápiz. Dicho lo cual, usa el pensamiento positivo, con el cerebro de arriba a ser posible, y a ser buenos.
Xavier Arriarán
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