Los Caballos de América

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LOS CABA ALLOS DE D AMÉ ÉRICA

Parecee ser que los caballoss del contiinente ame ericano dessaparecieron hace más de 10.000 años, habitaban en llo que hoy es Norteam mérica. Se saben esto os datos dibujos y restos r enco ontrados en n grutas y yacimiento os arqueolóógicos de la a época, por d desccubiertos por esas tierrras de Am mérica del Norte N y máss concretam mente cercca de los terriitorios de Alaska. A A pe esar de elloo, algunos historiador h res americaanistas, uru uguayos y arggentinos, asseguran qu ue también los había en e Sudamérrica. No se sabe s porqu ué causa, esstos caballo os primitivos que erann de muy pequeña p estattura (asegu uran que co omo grandees perros),, fueron em migrando haacia el nortte, hacia Alask ka y como o todavía el e estrechoo de Berin ng era un istmo trannsitable pa asaron a Siberria y a trav vés del conttinente asiáático pasaron a Europ pa y al nortee de África.. En éstte primer plano p se p puede ver lo que acttualmente es el estre echo de Berin ng, después de habersse hundidoo el istmo que q unía loss dos continnentes. Los hombres dee la edad de e piedra, que vivieron een el con ntinente ameriicano en aquella época remotta, conocieeron los caballos, c los mataban m parra alimentarse sin pensa ar en ddomesticarrlos ni usarlo os como montura, ni tan siquie era para otrros fines. Sabemos S el asp pecto de aaquellos an nimales, porqu ue los artiistas prehistóricos los re eprodujeroon en las paredes de laas cavernaas, como ya a he dichoo antes. Según estos dibujos eeran de miiembros pesaados, criness encrespad das y de pooca alzada. En Europa ya se e usaban en el siglo o II a.C. Las L tribus nómadas de Asia intro odujeron, durante d loss 800 añoss siguientess, los estrib bos y las hherraduras, que se clavaaban en loss cascos de e los caballoos. Estos in nventos se propagaroon a occidente. Los herreros, que forjaban f lass herraduraas y las fijaaban a las plantas p dell animal, se e habían convvertido en maestros de d esta actiividad. Dessde entonces, los pueeblos de differentes partees del mu undo empezaron a criar las castas que mejor rrespondían n a sus neceesidades. Los áraabes, que vivían v en u un país cáliido, polvorriento y areenoso, produjeron un ccaballo peq queño y fue erte que p podía avanzzar con sorprendentee rapidez. Un tipo muyy distinto de d animal se s obtuvo en Europaa: corpulento y muy vvigoroso capaz de transsportar a lo os caballero os pesadam mente armaados y carg gas enormees. En 151 19, Hernán n Cortes, eexplorador y conquisstador, cuaando partió ó desde Cubaa para Méjico lleva aba 16 coorceles; cu uando los pueblos mexicanos veían semeejantes mo onstruos con c faldon es, cascab beles y a su jinete con arma adura y fuerttemente arrmados, se asustaban n y corrían n despavoridos creye ndo que ca aballo y cabaallero eran una misma a cosa.


Eran com mo máquinas de guerra totalmennte desco onocidas para ello os. a Tal vez, essas razas actuales del caba allo siberiiano, de muy m pequeña estatura pero trement e fuerte y m muy adapta ado a las damente bajas te emperaturaas, provie enen de esos éq quidos quue emigraron de Norteam mérica y Alaaska hacia Siberia. Diez milllones de e años fueron necesarioos que pasaran, p q el hom mbre primiitivo los desde que pintara en las pareedes de lass grutas, paraa que el cab ballo evoluccionara y teenga el aspecto que tie enen en la actualidad. El estrecho de Be ering, antess de hundirse y dejarr de ser unn istmo tran nsitable, fue p por dondee el hombrre pasaba de un lado a otro y a través de los sig glos, fue poblando todo el continen nte americaano. Esta plenamente p e probado que a trravés de este e istmo pasaron muchas espeecies de an nimales, con n muchas cosas en común, c que e pueblan aactualmente estos dos ccontinentes. A amb bos lados del d estrech ho, que acttualmente tiene 58 K Km., hay razas r de hom mbres con un u gran pa arecido, sob bre todo caazadores y pescadorees que han n tenido poco o contacto con c el resto o de los hum manos. En estee plano se puede ver una teorría de cómo el hom mbre del paleolítico o, por distintas rutass, llegó al continen nte americano y poco p a y popoco o se fue instalando i blando estas tierras. t Colón en su p primer viajje se dio cuenta que en ningu una de lass islas desccubiertas existían estos anim males tan útiles ú para a todo; paraa la guerraa, para trabajar, paraa conquistar etc. El hom mbre cambió su form ma de vida utilizando la fuerza y la velociidad del cabaallo. El cab ballo tenía an una estrrecha unió ón con el hombre h mooderno de aquella épocca, indispen nsable en determinad d das profesiiones, por tanto, nadaa más regrresar de su primer viajee, nuestro Almirante, A se lo comunicó por carta a los Reyes Cattólicos y estoss mandaro on seleccion nar de sus cuadras reeales de Grranada, veiinte caballo os entre semeentales y yeguas y y cin nco doblad duras (cinco o más de repuesto, poor si algun no moría en laa dura traveesía) para que q salieraan con Colón en su seg gundo viajee. El 25 de d Septiemb bre de 149 3 salieron los l primero os caballoss para Amérrica.


La flota que organizó Colón estaba compuesta por 16 naves y en ellas embarcaron 1500 tripulantes de los cuales 1200 eran soldados y 300 civiles dispuestos a poblar las nuevas tierras. Respecto a este envío de caballos, Colón se quejó a los reyes porque parece ser que los propios cuidadores que los transportaban desde Granada a Cádiz cambiaron algunos de los briosos corceles por “pencos motolones” (así lo refiere Colón en su carta). A parte de estos caballos reales, algunos particulares también llevaron sus propios caballos, concretamente un amigo de Colón llamado Andrés Bernáldes con el que tenía una gran relación, embarcó 24 caballos y 10 yeguas. En su tercer viaje, que salió de Sanlúcar el 30 de Mayo de 1498 con una flota de 8 navíos y 226 tripulantes, también embarcaron caballos, pero en número indeterminado porque no aparecen en el manifiesto de carga, pero debían de ser bastantes porque a partir de este tercer viaje la Corona quiso monopolizar el transporte de estos animales. La Corona al poco tiempo se dio cuenta de que no tenían caballos suficientes para enviar, ya que la demanda era tremenda. Ante tal necesidad de équidos, se liberalizó el sistema en el año 1503. El libre comercio de los caballos creó un nuevo negocio muy lucrativo para San-lúcar, de cuyas playas partieron decenas de embarcaciones adecuadas para el transporte de caballos. Entre ellos, Hernando de Soto, embarcó centenares de equinos en la expedición que zarpó de este puerto sanluqueño el día 6 de Abril de 1538. Los caballos eran necesarios además de, para la defensa de los territorios, para las labores de la tierra y para transportar los materiales necesarios para la construcción, por lo que se hicieron indispensables en las nuevas tierras conquistadas y por conquistar. Con tan lucrativo y buen negocio, se construyeron barcos especiales, dedicados exclusivamente al transporte de caballos, mulos y burros y fue tal el traslado de estos animales, sobre todo de los caballos, que en 1507, otra vez, el Rey tuvo que prohibir la exportación descontrolada. La última remesa de transporte libre zarpó del puerto de Sanlúcar de Barrameda en Diciembre de ese año con 106 yeguas y 10 sementales, con destino a la isla de Santo Domingo. Esta veda no fue más que un control burocrático para que la corona diera las licencias y permisos a personas allegadas, como los oficiales reales o personas de interés, como el propio Diego Colón que tenía una de las licencias. Naturalmente toda esta trama, vedas y prohibiciones, dio pie al contrabando y a la especulación de caballos con el consiguiente riesgo que esto conllevaba, también en aquella época. En la siguiente lámina se puede ver la sección transversal de un galeón dedicado al transporte de caballos y lo laborioso que debía ser cargar estos animales tan asustadizos en las embarcaciones.


Secció ón de un naavío dedicaado al transsporte de caaballos

de ver como o los inmov vilizaban coon unos bragueros En estaa otra lámina se pued y traabas en las patas para a que no see movieran n durante el e embarquue, una vezz dentro del rreducido espacio don nde los collocaban deebían de ag guantar todda la dura y larga traveesía.


Ressulta fácil imaginnar el estado eentumecimiiento y deb bilidad en qque llegaría an estos aanimales, trras 40 o 50 0 días inmoovilizados, después d d de atravesar todo el occéano Atlánntico. En 1519, He ernán Corttes, explorrador y c onquistado or, partió desde Cuuba para Méjico 1 corcelles, cuanddo los pueblos lllevando 16 m mexicanos vieron semejantes monstruos con faaldones, caascabeles y a su jinette con arm madura y fu uertementee armados se asusstaban y corrían d despavorido os creyend do que caaballo y ca aballero eeran una misma m cosa. Eran coomo máqu uinas de gguerra totaalmente desconocida d as para aquellos a in ndios, aco ostumbrado os tan sollo al arco o y las fllechas.

Eduardo Otaolaurruc O chi lo escrib bió. Alfonso Sáez Aguiar llo ilustró.


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