Pontificia Universidad Católica de Chile Facultad de Arquitectura Diseño y Estudios Urbanos
Las dimensiones de la vivienda moderna. La Unidad Vecinal Portales y la producción de viviendas económicas en Chile. 1948-1970. Umberto Bonomo Tria
Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos
Profesor Guía: Fernando Pérez Oyarzun
Santiago de Chile | Septiembre 2009
A mio padre e mio nonno per esserci sempre ...
Ă?ndice
LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
TOMO 1 Agradecimientos Introducción
La vivienda colectiva moderna. Proyectos de vivienda colectiva: una lectura crítica. La oficina: Bresciani, Valdés, Castillo y Huidobro. Aproximaciones a la obra. UVP: estado del arte. Las “dimensiones” de la tesis: el enfoque del estudio. Alcances metodológicos de la investigación. La tesis y su estructura.
Capítulo 1 La dimensión teórica de la vivienda moderna. Hacia la unidad vecinal. 1.1 1.2 1.3 1.4 1.5 1.6 1.7 1.8 1.9 1.10
La evolución de los sistemas residenciales en Europa. El surgimiento de la “neighborhood unit”. La contribución de Clarence Perry. El caso de las Siedlungen alemanas. Austria y el caso de la Viena Roja. La contribución de los primeros CIAM: de La Sarraz a Frankfurt. Un análisis a distintas escalas. Holanda: de utopía a realidad. El tercer CIAM de Bruselas. La Ciudad Funcional: hacia la comprensión de la “unidad vecinal”. Las condiciones disciplinares en la postguerra, la Carta del Habitat, el Team X y la disolución de los CIAM. El rol de América Latina: algunos casos. El caso de Chile: desde la teoría a la práctica.
Capítulo 2 La dimensión político-institucional de la vivienda económica chilena.
2.1 2.2 2.3 2.4 2.5 2.6 2.7 2.8
La situación de Chile en la primera mitad de siglo: política e instituciones. La Caja de la Habitación Popular: su papel en el desarrollo político-institucional de Chile. La Corporación de Reconstrucción y Auxilio y la Corporación de Fomento: la emergencia. Las Cajas de Previsión: el rol de los organismos semifiscales. La Caja de Empleados Particulares. Estructura y funcionamiento. La Corporación de la Vivienda y la escala territorial. La ley 9.135 de 1948 y la Ordenanza de Urbanización y Construcciones Económicas de 1944. El contexto regulatorio de la UVP. El DFL nº2 de 1959 y los dos caminos de las viviendas económicas.
Capítulo 3. La dimensión urbana: la Villa en el Parque. 3.1 3.2 3.3 3.4 3.5 6
La Quinta Normal de Agricultura: un temprano experimento de modernización. El parque y su rol urbano. Karl Brunner y su propuesta urbana para la Quinta: modernización a escala metropolitana. Emilio Duhart, propuesta de parque público y unidades vecinales en el sector de la Quinta Normal. La Quinta Normal: del parque de experimentación agrícola al parque de experimentación arquitectónica.
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3.6 3.7 3.8 3.9 3.10 3.11
La UVP en la Quinta: primeros pasos. La morfología del parque y la génesis del proyecto: precisiones. El primer proyecto de la UVP: pragmatismo, topografía y modus operandi. Hacia el proyecto definitivo: perfilamiento de las estrategias. Paisajismo y memoria urbana del lugar: las áreas verdes en la UVP. Los caminos peatonales: el tejido a nivel de suelo.
Capítulo 4. La dimensión morfológica. De la ciudad a la habitación: relaciones, disoluciones y conflictos.
4.1 4.2 4.3 4.4 4.5 4.6 4.7 4.8
La Unidad Vecinal Portales: de la escala urbana a la doméstica. El origen de los elementos. Experimentación y perfeccionamiento de las estrategias arquitectónicas de la UVP. La construcción de la obra: vicisitudes de un largo proceso. Los bloques residenciales: estructura y materialidad. Los departamentos: entre tipo y variante. La escala doméstica de la UVP. Las pasarelas y las calles elevadas, los pasillos distributivos y las cajas de escaleras: entre público y privado. El corazón de la UVP y los locales comerciales: un proyecto inconcluso.
Conclusiones.
Complejidades y contradicciones en la UVP. Nuevas Unidades para la nueva Ciudad. La UVP como cruce de tensiones.
Créditos de imágenes. Bibliografía.
TOMO 2 Anexos.
Análisis planimétrico. Archivos fotográficos.
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Agradecimientos
LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
Los agradecimientos de una tesis son una de las últimas cosas que se escriben, cuando ya no quedan palabras ni fuerza para ordenarlas. Sin embargo, además de ser lo primero que se lee, son quizás una de las cosas más importantes, pues un trabajo como el que se presenta es el resultado de un gran trabajo colectivo. Hubo quien aportó moralmente, quien económicamente, quien aportó con su precioso tiempo, quien con esfuerzo, trabajo, dedicación y quien con su incontenible pasión. A todas estas personas estaré eternamente agradecido por haber logrado lo que, sin ellas, habría sido imposible. No puedo dejar de mencionar a los que yo considero co-autores de este estudio, ya que, de una manera u otra, todos ellos han participado en esta tesis. En primer lugar quiero agradecer a Carolina por creer que lo lograría mucho antes que yo mismo lo hiciera. Me apoyó, soportó y ayudó desde cuando escribía poco castellano y hablaba con acento italiano, hasta ahora. Gracias también a Mia por acompañarme, durante eternas horas, silenciosa y paciente. Gracias a toda mi familia pero sobre todo a Chiara, Marta, Dino, Nonna Vittoria y Zio Marco por su generosidad al no hacerme pesar el que mi camino, por ahora, me esté llevando a vivir tan lejos de ellos. Gracias a todos los colaboradores que aportaron con su dedicación y trabajo a esta investigación: Catalina Marshall, José Pablo Flores, Juan Eduardo Ojeda, Macarena Burdiles, Marco Ávila, Luz María Vergara, Francisca Carreño, Belén Torres, Ignacia Barros y Taneha Kuzniecow. Gracias a todos mis colegas del doctorado pero, sobre todo, a mis compañeros de generación, con los cuales he conversado vivamente y con los cuales he crecido. Un agradecimiento especial a Danilo Lagos y a Rodrigo Booth por ser como hermanos en esta tierra que me ha recibido como hijo. Un agradecimiento especial va a Hugo Mondragón por su apoyo moral, su sabiduría y por las infinitas conversaciones en torno al significado que tienen las cosas. A Horacio Torrent por compartir sus ideas sobre la UVP y, de esa manera, iluminarme sobre cómo escribir las conclusiones de la tesis. A Maximiano Atria por compartir tanto tiempo codo a codo, y por su precisión, la que le ha permitido corregir tan profundamente esta tesis. Un agradecimiento muy especial a la oficina BVCH y, en especial, a Héctor Valdés y a Fernando Castillo por su disponibilidad, generosidad y compromiso, pero sobre todo por haber probado que la utopía puede ser realidad. 10
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Agradezco a la Pontificia Universidad Católica de Chile y, en especial, a la Vicerrectoría Adjunta de Investigación y Doctorado por su apoyo económico. Agradezco a Alfonso Corona Martínez y a Libertad Vigo, de la Universidad de Belgrano, y a la red ALFA, que me han permitido desarrollar una pasantía de investigación y conocer la realidad urbana de Buenos Aires, tan compleja y al mismo tiempo tan italiana. A todo el equipo que constituye el Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos: a María Eugenia Reyes por su eficiencia, a Jacqueline Bigorra por su gentileza, a Loreto Villaroel por sus redes muchas veces tan útiles y a Andrea Masuero por estar tan presente y atenta. Unos agradecimientos muy especiales van a los miembros de la comisión examinadora de esta tesis. A Anahi Ballent por su ejemplo de investigadora apasionada y rigurosa que tanto me ha motivado en estos años y por sus preciosos comentarios en el proceso de desarrollo de este trabajo. A Oscar Figueroa por ayudarme a leer y a entender la ciudad. A Pedro Alonso por las conversaciones enriquecedoras sostenidas en las calles neoyorquinas. A Rodrigo Peréz de Arce por sus comentarios tan inspiradores y cuyas brillantes y atrevidas ideas permitieron que esta tesis tomara vuelo. Por último y por más importante, un agradecimiento particular a Fernando Pérez, quien un día aceptó guiar mi trabajo sin saber en lo que se metía. Los dos sabemos que, si lo he logrado, se lo debo a él. Se lo debo porque es capaz de hacer que las personas se superen, con su ejemplo, su dedicación, su perfeccionismo, su pasión contagiosa y su incansable disponibilidad. Si he logrado este objetivo es por la amistad que nos une y por la estima que le tengo como académico y como persona. En fin, quisiera terminar citando a Violeta Parra, que ya considero como una de mis cantantes populares, cuando dice: “Gracias a la Vida que me ha dado tanto.”
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Introducci贸n
LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
La vivienda colectiva moderna.
Por todos lados la casa del hombre está trizada (si fuese un barco diríamos que hace agua). Por todos lados entran las voces del viento y salen llantos de mujeres y niños. Deberíamos acudir con un ladrillo, una viga, un paño de vidrio y, en cambio, estamos aquí con una revista. Una casa no es una casa si no es cálida en invierno, fresca en verano, tranquila en cada estación para acoger en armoniosos espacios a la familia. Una casa no es una casa si no tiene un rincón para leer poesías, una alcoba, una tina, una cocina. Esta es la casa del hombre. Y un hombre no es verdaderamente un hombre hasta que no posee una casa parecida. Ernesto Nathan Rogers. 1
El contexto político, económico y social en el cual se inscribe el texto de Rogers es el de una Europa destruida por la segunda guerra mundial, cuya subsiguiente emergencia habitacional fue uno de los motores de la transformación disciplinar de la arquitectura y el urbanismo modernos. La vivienda colectiva, en esos años, volvió a ser el centro de las investigaciones formales, estructurales y compositivas de los arquitectos y urbanistas del periodo. La aproximación al problema y las respuestas del momento fueron distintas a las que se dieron en las décadas del veinte y treinta, cuando la vivienda colectiva se consideró como un problema y, al mismo tiempo, una oportunidad para la arquitectura. Ésta tuvo, en aquel momento, la posibilidad de proponer no sólo modelos habitacionales nuevos, sino también nuevas formas de habitar en la casa, en el barrio y en la ciudad, contribuyendo a constituir nuevas estructuras urbanas y sociales. En la cita de Rogers se exacerba, por un lado, la necesidad de construir viviendas para hacer frente a la emergencia generada por la segunda guerra mundial; viviendas que debían ser construidas rápidamente, usando sistemas de prefabricación para abaratar costos y tiempos de ejecución de las obras. Pero, por el otro lado, el autor reconoce y destaca las dificultades conceptuales en las cuales se encontraba la disciplina. Este conflicto está enfatizado cuando afirma que como arquitectos “deberíamos acudir con un ladrillo, una viga, un paño de vidrio y, en cambio, estamos aquí con una revista.” En el discurso de Rogers están presentes las discusiones teóricas alrededor de
1 Ernesto N. “Programma: Domus, la casa dell’uomo,” en Marco Biraghi, y Giovanni Damiani, Le parole dell’architettura. Un’antologia di testi teorici e critici: 1945-2000, Torino: Einaudi, 2009, pp. 14, 16. Traducción del autor. Texto original: “Da ogni parte la casa dell’uomo è incrinata (fosse un vascello diremmo che fa Acqua). Da ogni parte entrano le voci del vento e n’escono pianti di donne e bimbi. Dovremmo accorrere con un mattone, una trave, una lastra di vetro e, invece, eccoci qui con una rivista [...] Una casa non è una casa se non è calda d’inverno, fresca d’estate, serena in ogni stagione per accogliere in armoniosi spazi la famiglia. Una casa non è una casa se non racchiude un angolo per leggere poesie, un’alcova, una vasca da baño, una cucina. Questa é la casa dell’uomo. E un uomo non è veramente un uomo finché non possiede una simile casa.”
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la vivienda —representadas por la revista— que han acompañado la disciplina durante las décadas anteriores y también se mencionan los elementos concretos con las cuales la disciplina se debía hacer cargo del problema — el ladrillo, la viga o un paño de vidrio—. El autor introduce, además, otras variables en su discurso. Se trata de las características que hacen de una vivienda cualquiera una vivienda que, a partir de satisfacer las necesidades básicas del hombre, como por ejemplo el abrigo, trascienda más allá de ellas para constituirse como vivienda para hombres. La vivienda colectiva moderna y en especial, los temas relacionados a las unidades vecinales de la segunda postguerra —su evolución, sus características, sus contradicciones y sus conflictos— constituyen el tema general en el cual se inscribe esta tesis. Específicamente, el desarrollo de la vivienda económica chilena a partir de la década del cincuenta y el caso de la Unidad Vecinal Portales constituyen el centro del trabajo. Las denominaciones con las cuales la historiografía y la misma arquitectura han tratado de identificar y clasificar las diversas iniciativas residenciales producidas en todo el mundo occidental durante el siglo XX han sido múltiples, y cada una tiene un significado preciso. Vivienda mínima, vivienda colectiva, vivienda popular, vivienda masiva, vivienda económica, vivienda obrera o vivienda barata son sólo algunas de ellas y cada una pone el énfasis en un aspecto particular del problema. Sin pretender encontrar una definición a cada uno de estos términos, se considera oportuno mencionarlos ya que de ellos se tiende a hacer un uso inapropiado y en muchas ocasiones se usan como sinónimos cuando no lo son. Probablemente la denominación más amplia y genérica, la que abarca la mayor cantidad de casos y realizaciones, y la que se ha escogido para introducir el tema tratado en esta tesis, es la de vivienda colectiva. Definida básicamente, la vivienda colectiva es aquella que contiene múltiples unidades residenciales en un único edificio. A esta categoría pertenecen los edificios de renta —normalmente financiados por el sector privado— y los pabellones residenciales, también llamados bloques —normalmente financiados por el Estado o, como en el caso de Chile, por una colaboración entre el sector público y el privado. Las Siedlungen alemanas, los Höfen vieneses, las Unidades Vecinales o edificios como la Unité d’habitation de Marsella, de Le Corbusier, se pueden considerar proyectos de vivienda colectiva, a pesar de la gran diversidad urbana y morfológica que existe entre cada uno de ellos, por el hecho de que tienen a la base de su estructura urbana y arquitectónica la idea de que en ellos se pueda constituir una nueva colectividad. Se ha decidido usar el término colectiva, para definir a este tipo de vivienda, por el significado que tiene el adjetivo. Los proyectos de vivienda colectiva tienen en la base la idea de crear una comunidad y, para lograrlo, consideran una serie de programas indispensables como escuelas, centros sociales, equipamiento comercial o deportivo, sean ellos incluidos en un sólo y único edificio o en un conjunto de edificios que forman un mismo sistema urbano. Las transformaciones que estos proyectos aportaron a las ciudades y a las 15
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sociedades del periodo fueron sustanciales. Ya a partir de 1954, con ocasión de la publicación de The Core of the City,2 que contenía las conclusiones del octavo CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna), el panorama disciplinar de la arquitectura y, sobre todo, el centro de las discusiones en torno al problema de la vivienda colectiva se estaban transformando. Había pasado la emergencia habitacional de la postguerra y ya no era aceptable que los problemas habitacionales se solucionaran con el esquematismo de proyectos que sólo pocos años antes habían constituido la base de las propuestas funcionalistas. Los aspectos que relacionaban la comunidad con los proyectos de vivienda colectiva se instauraron al interior de la discusión disciplinar, transformando no sólo la manera de abarcar el problema sino también la forma física de las estructuras residenciales que se estaban proponiendo. La fuerte crítica que se hizo durante las décadas del setenta y ochenta a la arquitectura moderna, pero sobre todo a los proyectos de vivienda colectiva construidos durante las décadas anteriores, llevó a una condición de olvido y estigmatización de tales obras. Todo esto quizás contribuyó a llevar a un estado de profundo abandono social, arquitectónico y urbano a barrios y comunidades que sólo pocos años antes representaron el orgullo de las políticas públicas en el ámbito de la vivienda. A partir de los años noventa, gracias en parte a instituciones como Docomomo, que se ocupa de la documentación y conservación de edificios, sitios y barrios modernos a lo largo de todo el mundo, se está transformando la valoración que se tiene sobre algunas de las más importantes obras de la arquitectura del siglo XX. Además de esto, en los últimos años se multiplican los estudios monográficos, las investigaciones y las publicaciones sobre proyectos de vivienda colectiva moderna con el fin de rescatar el patrimonio que éstas significan y al mismo tiempo contribuir al debate actual sobre la arquitectura de ese intenso periodo histórico. La Unidad Vecinal Portales, construida en Santiago a mediados de la década de los cincuenta, constituye el caso de estudio de la tesis. Esta obra es clave para aproximarse al análisis de la condición disciplinar, político-institucional, y urbana del momento en el cual fue construida. Ha sufrido la crítica y la estigmatización descrita anteriormente y por más de veinte años desapareció por completo del mapa arquitectónico chileno. Este estudio propone una nueva lectura crítica del caso, a la luz de la re-valoración teórica que está teniendo la arquitectura moderna en el ámbito internacional en los últimos años y, por otro lado, gracias a la distancia que da más de medio siglo desde su construcción.
2 E. N. Rogers, J. L. Sert y J. Thyrwhitt, The Core of the City: towards the humanisation of urban life, London, Lund Humphires & co Ltd., 1952.
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Proyectos de vivienda lectura crítica.
colectiva:
una
Uno de los primeros estudios monográficos de la década del ochenta sobre un proyecto de vivienda colectiva moderna es la publicación sobre las Mackley Houses, de Kastner y Stonorov, construidas en Filadelfia entre 1931 y 1935.3 Esta investigación, que forma parte de la serie architettura/opere dirigida por Giorgio Ciucci, es un ejemplo de cómo las líneas temáticas inherentes a la biografía de los arquitectos, aquellas que se refieren a las discusiones arquitectónicas de la década de los treinta y a los aspectos relacionados con la economía post crisis de 1929, se funden en la obra analizada. Otro texto, mucho más reciente, es Viviendas para el Pueblo: Espacio urbano y sociabilidad en el barrio los Perales. 1946-1955, de Rosa Aboy. En él, la autora analiza el conjunto Los Perales de Buenos Aires, abarcando tanto los temas históricos y políticos, como aquellos de orden social relacionados con esta importante obra de viviendas de la Argentina de la década de los cincuenta. En el contexto latinoamericano, a pesar de la gran producción de proyectos de vivienda colectiva que incluyen unidades vecinales y edificios residenciales modernos, los estudios monográficos sobre tales obras no son muy numerosos. En la publicación de la serie Textos publicada por la Universidad Nacional de Colombia se presenta un caso emblemático de la producción de viviendas colectivas de ese país. Se trata del CUAN (Centro Urbano Antonio Nariño), un complejo residencial construido en Bogotá entre 1952 y 1958 por el Banco Popular de Colombia. En el texto se analizan los diferentes aspectos que caracterizan la obra, su escala urbana y sus características morfológicas, todo ello inserto en el panorama cultural del país. Lo que llama la atención es el párrafo que cierra el análisis. En él la autora, Ana Patricia Montoya Pino, con el pretexto de contestar a la pregunta de si el CUAN era o no una vivienda moderna, hace una serie de afirmaciones que además de englobar una evidente contradicción reducen el problema a un juego de éxitos y fracasos. Textualmente: [El CUAN representa] un hecho aislado e individual que tuvo la gran intención de transformar radicalmente las formas de habitar la ciudad y la vivienda. En pocas palabras, un proyecto exitoso pero un modelo fracasado.4 Esta cita demuestra claramente la dificultad que ha tenido y tiene la crítica especializada de considerar el problema desde un punto de vista global
3 Piero Santostefano, Le Mackley Houses di Kastner e Storonov a Philadelphia, Roma, Officina Edizioni, 1982. 4 Ana Patricia Montoya, Vivienda moderna en Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2004, p. 103.
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entendiendo que estas iniciativas, por su carácter experimental, tenían la clara intención de transformar no sólo el contexto urbano en el cual se insertaban sino también eran el reflejo de una profunda transformación de los ámbitos político-institucionales y sociales en los cuales se gestaron. Esta idea estaría corroborada, además, por la misma autora cuando afirma que “a pesar de todas las críticas, con el tiempo la ciudad y la sociedad bogotana fueron asimilando la nueva condición física del CUAN, su nueva silueta urbana, su relación con la ciudad [...] de esta manera se cerró un capítulo de la arquitectura residencial en Colombia, se dejó atrás la vivienda que bien podría llamarse premoderna para implementar una nueva forma de vida, una forma de habitar, una vivienda moderna y como muchos de los ensayos que se hicieron a lo largo de América Latina, el CUAN fue un proyecto que no se repitió textualmente pero si quedó como modelo.” 5 De ejemplos como el CUAN de Bogotá cabe destacar, más allá del posible éxito o fracaso del modelo, el rol modernizador que jugaron estas iniciativas residenciales en todo el mundo occidental.
1 Barrio Los Perales, Buenos Aires. 2 Maqueta del proyecto para el Bajo Belgrano en Buenos Aires.
De otra índole es el trabajo realizado por Anahi Ballent en Las Huellas de la Política. Vivienda, ciudad y peronismo en Buenos Aires, 1943-1955, en el que la autora aborda las complicadas relaciones entre política y técnica para comprender la construcción de la vivienda y la ciudad en la Argentina peronista de los años cincuenta. Esta publicación, más que concentrarse en el análisis de un caso específico, se encarga de hacer luz sobre algunos de los temas que contribuyeron fuertemente al proceso de modernización de la ciudad de Buenos Aires. Los aspectos relacionados a la arquitectura rústica, a las ciudades jardín, a la vivienda en altura o a las residencias tipo chalet, insertos en el contexto político de la época, rico tanto en personajes como en idealismo, marcan una época precisa en el panorama arquitectónico, urbano y social de esta nación.
5 ibid, pp. 104-105.
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En el contexto mexicano, por otro lado, los proyectos de vivienda colectiva de Mario Pani son los que han contribuido con mayor fuerza a la modernización de los sistemas residenciales y urbanos de este país y, actualmente, son objeto de múltiples estudios e investigaciones. Las investigaciones monográficas, tanto sobre Pani como sobre sus obras,6 han puesto en evidencia el valor y la contribución de estos proyectos en la conformación de Ciudad de México como una metrópolis moderna. En el texto Arquitectura Moderna en México, publicación que contiene múltiples ensayos sobre los más importantes arquitectos modernos mexicanos, entre los cuales están Juan O’Gorman, Félix Candela, Luis Barragán, entre otros, Miquel Adrià presenta la figura de Mario Pani y centra su discurso en la vivienda colectiva. El autor destaca que Pani, “pragmático y antisolemne, luchó en todos los campos y apostó a lo grande por soluciones totales, que implican aspectos urbanos, sociales, económicos y políticos. Pani fue el último estratega que se sentó delante del tablero metropolitano para mover las fichas que respondían a un plan.” 7 Cabe destacar que si por un lado la recepción del multifamiliar Miguel Alemán fue positiva desde un principio, por el otro, la Unidad Nonoalco-Tlatelolco, de 1964, otro importante proyecto multifamiliar de Pani, fue definida como un “crimen de la modernidad, sin arraigo territorial ni cohesión social.” 8 Sin entrar a analizar el mérito de si esta unidad fue verdaderamente un crimen de la modernidad o no, hay que evidenciar que las delicadas cuestiones sociales, ligadas a estas iniciativas residenciales que por muchos aspectos fueron experimentales en su momento, pesan también sobre el juicio arquitectónico y urbano evidenciando la estricta relación que liga estos temas. Paola Di Biagi, en su libro La grande ricostruzione, analizando la reconstrucción italiana de los primeros años posteriores a la segunda guerra mundial, muy prolíficos tanto en cantidad de producción habitacional como también en soluciones formales y urbanas, destaca que “la ciudad pública [se refiere a la ciudad construida por el Istituto Nazionale Assicurazioni — INA Casa—] se ha transformado no sólo en el símbolo de las importantes relaciones entre espacio habitado y espacio público; ella se considera también como sinónimo de marginación y degradación, urbana y social. Un problemático estrato de juicios críticos se ha depositado indiferentemente sobre los barrios. En cierta literatura, las intervenciones, sobre todo aquella de los años sesenta y setenta, han devenido más en general el emblema de la mala calidad de las periferias urbanas, frecuentemente descritas como lugares marginales y descalificadas. La ciudad de nuestro tiempo ha sido interpretada como toda difusamente problemática.” 9
6 A modo de ejemplo se recuerda el conjunto Miguel Alemán, una de sus obras más destacadas construida en Ciudad de México entre 1947-1949 (antes de que se terminara la Unité de Le Corbusier). 7 Miquel Adrià, “Mario Pani y la vivienda colectiva,” en Miquel Adrià, et al., Arquitectura moderna en México, Mexico DF, Arquine, 2007, p. 236. 8 Enrique de Anda, Historia de la arquitectura mexicana: la arquitectura despúes de la revolución mexicana. Citado en Miquel Adrià, op. cit., p. 244. 9 Paola Di Biagi, La grande ricostruzione, Venezia, Donzelli Editore, 2001, p.4. Traducción del autor. Texto original: “la cittá pubblica è divenuta non solo simbolo delle importanti questioni relazionate allo spazio abitato e allo spazio pubblico; essa è diventata anche sinonimo di emarginazione e degrado, urbano e sociale. Un problematico strato di giudizi critici si è indifferentemente depositato sui quartieri. In una certa letteratura, gli interventi, soprattutto quelli degli anni sessanta e settanta, sono divenuti più in generale emblema della cattiva qualità delle periferie urbane, spesso anch’esse
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3 Proyecto del barrio La Falchera (1950-1956) en Turín.
4 Foto del barrio La Falchera construido. Los bloques de departamentos, quebrados definen grandes áreas verdes de uso colectivo. La calle principal se inserta en el nuevo barrio y se subdivide en calles de tráfico menores.
Lo que destaca Di Biagi es que un problemático estrato de juicios se ha depositado indiferentemente sobre los barrios. No es casual el hecho de que el juicio crítico se haya depositado de esa manera sobre barrios pertenecientes a ciudades, realidades sociales y urbanas muy distintas. Esta especie de estigma, por cierto en muchos casos justificado, se ha expandido de manera indiscriminada sobre mucha producción habitacional del periodo. Este proceso se ha dado tanto en Italia como en Francia, Inglaterra, en el resto de Europa y también en Norte y Sud América. En el contexto italiano, en el año 2004 se publicó la Guida ai quartieri INA Casa, sobre los proyectos de vivienda colectiva construidos en Roma después de la Segunda Guerra Mundial. Es llamativo cómo en esta ciudad, conocida internacionalmente por su legado histórico, sus ruinas romanas y sus iglesias barrocas, se decida promover la conservación, el debate y la discusión sobre barrios residenciales modernos. Barrios de indiscutida importancia histórica que marcaron una de las fases cruciales del crecimiento económico y social de la ciudad, pero sobre los cuales la historiografía no se había interesado por varias décadas.10 Una de las intenciones de Margherita Guccione, una de las tres autoras del libro, fue poner de relieve “un patrimonio edilicio relevante, compuesto por situaciones más o menos conocidas, a veces de controvertida identificación, singulares arquitecturas o extensas urbanizaciones, con muchas zonas de sombra, en gran parte todavía por explorar.” 11 En muchos casos el
descritte come luoghi marginali e dequalificati. La città del nostro tempo è stata così interpretata come tutta diffusamente problematica.” 10 Hecha la salvedad para los casos más importantes como Tiburtino, o Tuscolano, que fueron reconocidos, estudiados y valorados ya desde su construcción. 11 Margherita Guccione, Maria Margarita Segarra Lagunes y Rosalia Vittorini, Guida ai quartieri INA Casa, Roma, Gangemi Editore, p.12. Traducción del Autor. Texto original: “un patrimonio
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relevante patrimonio representado por estas obras está permeado por extensas zonas de sombra que no sólo demuestran el limitado conocimiento que se tiene sobre ciertas problemáticas o ciertos casos, sino que además deja en evidencia la imposibilidad de emprender procesos de recuperación arquitectónica o social que se basen sobre investigaciones objetivas y exhaustivas.
En el año 2008 Hillary French publicó el libro Key Urban Housing of the Twentieth Century. A pesar de tratarse de un catálogo de obras, que presenta sólo de manera superficial los numerosos casos, cabe destacar la importancia que tiene este texto. Si bien los casos se presentan ordenados cronológicamente y a través de categorías metodológicamente cuestionables, éstos constituyen un amplio espectro y un útil resumen del desarrollo disciplinar de las residencias promovidas por la arquitectura del siglo XX.
5 y 6 Edificio del barrio Tuscolano II (19501960), Roma de Saverio Muratori y Mario de Renzi. El paso estructural del edificio se expresa en la fachada y las perforaciones contribuyen a marcar el ritmo.
7 Conjunto Churchill Gardens Estate, proyecto de Powell y Moya, Londres, 1949. Las cajas de escaleras sobresalen del plomo del edificio y por medio del uso del vidrio entregan liviandad y a un edificio de más de diez pisos de altura.
edilizio rilevante, composto da situazioni piú o meno note, a volte di controversa identificazione, singole architetture o estesi insediamenti, con molte zone d’ombra, in gran parte ancora da esplorare.”
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Aún más importante es que en el texto no se hace alusión a los conflictos sociales que afectaron a las obras sino que éstas se escogen y analizan sólo por su valor formal, distributivo y tipológico. La importancia que tienen publicaciones como éstas radica en que alcanzaron un gran nivel de difusión y demuestran la vigencia de los temas relacionados al housing y a la vivienda colectiva, lo que puede proporcionar nuevas claves para enfrentar el problema en la actualidad. Este último aspecto queda particularmente explícito en el tema que propuso el pabellón británico en la undécima Bienal de Arquitectura de Venecia del año 2008. El desarrollo del Housing en Gran Bretaña entre 1870-2008 fue la base para una exhaustiva investigación histórica sobre la producción habitacional de ese país, pero además de ello se expuso la producción de cinco arquitectos británicos contemporáneos a lo largo de Europa, dejando explícita de esa manera la continuidad entre las propuestas del pasado y las actuales.
8 Vista del barrio Roehampton, Londres, 19501960. Destaca la relación entre los edificios y las áreas verdes circundantes.
9 Algunos edificios del barrio Roehampton. Una trama de pilares destaca el edificio del suelo, arma un plano horizontal en contraposición a la morfología del terreno y despeja la vista en el primer piso.
La exposición estaba acompañada por una publicación cuya sección histórica intenta “trazar la historia de la discusión [política, urbana y residencial] e introduce algunas de las voces dominantes: filántropos, políticos, arquitectos, planificadores” 12 que contribuyeron a la modernización de las ciudades y de los sistemas residenciales europeos. Este intenso recorrido a través de las urbanizaciones europeas, si bien limitada, al ser un escueto resumen de las problemáticas tocadas por cada uno de los casos, muestra claramente la transformación de los parámetros urbanos y arquitectónicos que se sucedieron en este periodo tanto en Inglaterra como en el resto de Europa. Además de esto, es significativa la pregunta que propone la autora: “what next?” 13 ¿Cuál es el futuro de la producción de housing tanto en el
12 Emily Campbell, Home/Away: 5 British architects buid housing in Europe, London, British Council, 2008, p. 27. Traducción del autor. Texto original: “In the following pages, we trace the history of that discussion, and introduce some of its leading voices: philanthropists, politicians, architects, planners and builders.” 13 ibid.
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ámbito inglés como a nivel internacional? La base para contestar a estas preguntas, según los autores del pabellón británico de Venecia, está en un análisis crítico de la arquitectura residencial del siglo XX. Para volver al contexto latinoamericano, siempre en el año 2008, el Grupo de Investigación FORM de Barcelona, coordinado por Teresa Rovira, publicó los resultados de un Seminario sobre la conservación y el futuro de la vivienda social moderna.14 En este texto se presentan varios artículos sobre la vivienda social moderna de América Latina, sobre todo de Brasil, México, Chile y Argentina. La introducción, escrita por Carlos Martì Arìs, enfrenta los temas relacionados a la transformación programática de algunas obras modernas para darles nueva vida. En un artículo sobre Chile, Horacio Torrent propone una sintética pero precisa reseña de las transformaciones políticoinstitucionales que contribuyeron a modernizar el panorama habitacional de este país. Esta tesis se inserta en este ámbito de discusión. Se constituye como un aporte al debate sobre el rol que han tenido los proyectos de vivienda colectiva en la transformación urbana y social de las ciudades en las que se construyeron. Los proyectos que relacionan la política, la ciudad y la vivienda colectiva, en el caso de Chile, entre los años 30 y 60, se promovieron bajo la denominación de viviendas económicas. Es así que esta tesis propone el análisis de las medidas legislativas de las transformaciones político-institucionales y disciplinares que permitieron que en el país, en la década del cincuenta, se cambiara de escala el problema de la vivienda introduciendo un nuevo paradigma en la producción de viviendas económicas. Este nuevo paradigma lo constituyen las grandes unidades vecinales que se construyeron en Santiago y en Chile en la década que va de la mitad del cincuenta a mitad del sesenta. La Unidad Vecinal Portales, construida en Santiago por la oficina de Carlos Bresciani Bagattini, Héctor Valdés Phillips, Fernando Castillo Velasco y Carlos García Huidobro, fue la primera y experimental unidad vecinal de la capital y en ella están sublimadas las tensiones que ligan la arquitectura a la ciudad, a la política y a la sociedad.
14 Teresa Rovira, Seminario sobre la conservación y el futuro de la vivienda social moderna: recopilación de documentos, Barcelona, Grupo de Investigación FORM, 2008.
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10 Bloque 1 de la Unidad Vecinal Portales. En primer plano los jardines incluidos en las รกreas verdes comunitarias.
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La Oficina: Bresciani, Valdés, Castillo, Huidobro.
En Santiago obras como el conjunto Matta-Viel, la Unidad Vecinal Portales, las Torres de Tajamar o el campus para la Universidad Técnica del Estado (actual Universidad de Santiago), han contribuido a transformar el panorama arquitectónico, urbano y disciplinar de la segunda mitad del siglo XX. Estas obras junto con muchas otras, son el producto de una de las oficinas de arquitectura más importantes del país: la oficina compuesta por los arquitectos Carlos Bresciani, Héctor Valdés, Fernando Castillo y Carlos García-Huidobro (en adelante, BVCH) ha contribuido a modernizar tanto el mundo universitario, relacionado a la arquitectura, como también la disciplina misma, gracias a audaces y novedosos proyectos. En su libro monográfico sobre la oficina, Fernando Pérez Oyarzun, antes de dedicarse al análisis específico de algunas obras, encuadra este estudio de arquitectos con respecto al contexto histórico en que ejercía, proporcionando preciosos antecedentes inherentes a la formación académica y profesional de los protagonistas. El autor destaca la importancia del trabajo de esta oficina con estas palabras: No cabe duda que el episodio histórico que representa la acción de esta oficina merece ser registrada en nuestra memoria. Él resiste en primer lugar por la calidad de su producción, pero también como un testimonio ético, político en el mejor sentido, y profundamente humano. Estos cuatro arquitectos, a su manera, colaboraron a pensar y construir, desde Latinoamérica, ese proyecto moderno que ocupa un lugar tan significativo en la historia del siglo XX.15 Como se han encargado de destacar tanto Pérez como Hugo Weibel,16 la producción arquitectónica de BVCH fue complementada por una intensa actividad a nivel administrativo, educacional y político. Además de dedicarse a las labores de la oficina, estos cuatro profesionales ocuparon importantes cargos públicos, académicos y políticos: Carlos Bresciani fue decano por 17 años de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso. Héctor Valdés fue profesor por varios años de la Universidad Católica y ejerció importantes tareas en el ámbito público, siendo presidente de la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales y, posteriormente, vicepresidente de la Corporación de la Vivienda. También participó activamente en revistas y boletines de arquitectura, como Arquitectura y Construcción o el Boletín del Colegio de
15 Fernando Pérez, Bresciani Valdés Castillo Huidobro, Santiago, Ediciones ARQ, 2006, p. 19. 16 Hugo Weibel, Vivienda moderna en Chile 1945-1964. Bresciani-Valdés-Castillo-Huidobro, Tesis de Doctorado, Departamento de Proyectos Arquitectónicos, Universidad Politécnica de Catalunya, Barcelona, 2008.
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Arquitectos de Chile. Por su parte, Fernando Castillo fue también profesor de la Universidad Católica, institución en la cual ejerció como rector entre 1967 y 1973. Fue elegido alcalde de la comuna de La Reina y en 1994 ejerció como Intendente de la Región Metropolitana, demostrando con ello su estricta relación y su interés por la política y la sociedad. Por último, Carlos García-Huidobro fue, de los cuatro, el que se dedicó con más regularidad a las labores de la oficina, encargándose además de la difusión internacional de la misma gracias a sus múltiples contactos en el extranjero. Las tareas que desempeñaron personalmente, pero también como grupo, dejan de manifiesto el papel que estas cuatro personalidades jugaron en el proceso de modernización arquitectónica, disciplinar e institucional del país. La importancia de esta oficina se puede relacionar no sólo con las obras que produjo mientras estuvo activa, sino también con la cantidad de profesionales que pudieron formar tanto en sus años de enseñanza como en el trabajo cotidiano que desarrollaron en estrecho contacto con jóvenes arquitectos e innumerables estudiantes que pasaron por la oficina.
11 Los cuatro arquitectos. De izquierda a derecha: Héctor Valdés Phillips, Fernando Castillo Velasco, Carlos Bresciani Bagattini y Carlos García-Huidobro.
Es un hecho reconocido que gran parte de la labor de la oficina se abocó a resolver encargos de casas unifamiliares para el estrato alto de la sociedad chilena. Se recuerdan, a modo de ejemplo, las casas Mingo y Ravera, ambas en Santiago, o la casa Santos en Papudo. A pesar de ello, es a partir de 195417 que la oficina empezó a recibir encargos de importantes obras residenciales económicas con un interés social más relevante y cuya escala global era
17 A estos nuevos desafíos proyectuales correspondió la incorporación de Carlos Bresciani a la firma Valdés, Castillo y Huidobro, que ya ejercía la profesión. Tal incorporación se consolidó formalmente en 1959.
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mucho mayor a la de las casas unifamiliares. El impacto que tuvieron los proyectos de vivienda colectiva que la oficina desarrolló a lo largo de Chile contribuyó a transformar porciones importantes del suelo urbano y a introducir en el panorama arquitectónico nacional de la década de 1950 los parámetros funcionales, estéticos y urbanos de la arquitectura moderna. Esta intensa e ininterrumpida18 labor, junto con el hecho de tener la oportunidad de poder responder a encargos de escalas muy distintas, permitió que la oficina, en vez de especializarse en un determinado tema urbano o arquitectónico, buscara más bien un método de trabajo y unas operaciones de proyecto posibles de ser repetidas y aplicadas a encargos de naturaleza muy diversa. Este método proyectual, que consideraba el proyecto de arquitectura en relación a su inserción urbana, se puede considerar moderno. Fue esta manera de enfrentar los desafíos la que permitió aportar modificaciones a las estructuras urbanas tradicionales, a los métodos y materiales de construcción y a las formas de vivir en la ciudad, en el barrio, y en la casa. La Unidad Vecinal Portales, el conjunto Estadio de Arica, las torres de la remodelación San Borja o las Torres de Tajamar son una muestra relevante de ello.
12 y 13 Casa Ravera y Torre de la Remodelación San Borja.
14 Casa Santos en Papudo.
18 Se puede afirmar “ininterrumpida labor” ya que, si bien algunos de los proyectos no fueron realizados por los cuatro arquitectos, por lo menos dos de ellos estuvieron siempre presentes, caracterizando los proyectos con un sello muy particular y con una originalidad constante.
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Aproximaciones a la obra.
Las transformaciones político-institucionales y disciplinares que se dieron en los años cincuenta en el ámbito de la vivienda, jugaron un papel fundamental en el proceso de modernización social y cultural de Chile. Un ejemplo que ilustra esas transformaciones, es la Unidad Vecinal Portales (en adelante, también, UVP o Villa Portales). Este conjunto fue proyectado y construido entre 1955 y 1969 (fechas aproximadas) en una zona periférica pero muy estratégica de la capital, prestando particular atención al entorno y a las preexistencias urbanas del lugar.
15 Bloque 1 visto desde el sector de estacionamientos de la parte norponiente de la unidad vecinal.
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La UVP representa, por sus particularidades, un caso capaz de condensar, por una parte la introducción de nuevas ideas arquitectónicas y urbanas con respecto a la vivienda, y por otra, la evolución de las políticas que han permitido el surgimiento, en Chile, de ésta y otras grandes urbanizaciones que constituyen parte del patrimonio arquitectónico moderno, del cual las unidades vecinales son representantes.
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La Unidad Vecinal Portales, por su importancia histórica, ha sido reconocida tanto a nivel académico como disciplinar, en Chile y en el extranjero. Es la obra moderna que más se ha estudiado y publicado tanto en el ámbito nacional como internacional; tanto en la actualidad como a partir de su construcción. Este hecho prueba la relevancia que ha tenido y que tiene el conjunto para el contexto arquitectónico y social del país. El abundante material bibliográfico sobre la obra representa el primer interlocutor con el cual la tesis debate. Las problemáticas relacionadas con la escala de la obra, la radicalidad del proyecto, su carácter experimental dentro de Chile y el resto de América Latina, su inserción en un antiguo parque urbano ornamental y productivo, los aspectos relacionados a la materialidad, a su estructura formal y compositiva y, en fin, las tensiones entre el encargo y los mandantes —la Caja de Empleados Particulares y la Corporación de la Vivienda (en adelante, también, CORVI)— constituyen el ámbito temático en el cual se inscribe el presente trabajo. Por otra parte, la valoración que ha sufrido la UVP ha sido cambiante y oscilante —ella va desde su consideración como una de las obras clave de la arquitectura latinoamericana del periodo hasta su calificación como error urbano y arquitectónico—. Todo esto constituye un polémico y complejo trasfondo que proporciona una oportunidad para aproximarse a esta obra efectuando un examen crítico con la perspectiva que da el paso de medio siglo desde su construcción. Esta tesis aborda, como arco temporal aproximado, las dos décadas comprendidas entre 1950 y 1970, dado que éste es el periodo clave para entender a cabalidad el conjunto. Además, es en este lapso de tiempo que se proyectaron y construyeron, tanto en Santiago como en el resto de Chile, las principales unidades vecinales y se produjo un proceso de significativa difusión de nuevas ideas y formas en el terreno de la arquitectura. Este hecho es el resultado de un importante proceso de modernización urbana, políticoinstitucional y social del país, así como de la elaboración cultural de tales procesos. El periodo examinado en la tesis se inicia en el año 1948 con la aprobación de la ley nº 9135, más conocida como ley Pereira, que abrió las puertas a la colaboración entre el sector público y el privado en la construcción de viviendas económicas; y se cierra en el año 1971, fecha en que, una vez terminada la construcción del conjunto, se empiezan a firmar las primeras actas notariales que definitivamente reconocieron la propiedad de las viviendas a aquellos habitantes que desde hace ya varios años habitaban la UVP. También en este periodo se registran las primeras reacciones de los habitantes frente al conjunto, como es el caso de aquellas recogidas en publicaciones locales editadas y producidas por los mismos vecinos. Los primeros años de los setenta y la llegada al gobierno de la Unidad Popular marcaron, además, el inicio de una nueva etapa para la política habitacional y la sociedad chilena. La UVP ha sido estudiada en numerosas oportunidades a lo largo de su historia. Sin embargo los estudios que se dedican a ella se centran sólo en alguno de sus aspectos, y escasean investigaciones monográficas actuales que 29
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estudien el caso desde un punto de vista amplio, abarcando las problemáticas relacionadas con la ciudad, la arquitectura, la política y la sociedad. Un aspecto no abordado en investigaciones previas se refiere a las escasas referencias sobre los mandantes o los constructores. Estos datos constituyen un elemento fundamental para una adecuada comprensión de las circunstancias históricas en las que surge la UVP. Se trata de la Caja de Empleados Particulares y las Sociedades Constructoras de Viviendas Económicas (Sociedades EMPART), organismos de los cuales no se conoce, de manera suficientemente detallada, el funcionamiento y el rol que jugaron en el proceso de modernización del país y en la conformación de ésta como de otras importantes unidades vecinales chilenas. El impacto urbano del conjunto, a pesar de haber sido uno de los puntos más discutidos, no ha llegado a ser debidamente precisado: no se han profundizado las relaciones entre la unidad vecinal y el lugar de emplazamiento, la antigua Quinta Normal de Agricultura. Desde un punto de vista urbano, la construcción de este conjunto significó un impacto para el parque y una parte de la ciudad que en ese momento era periférica con respecto a la mancha urbana pero, al mismo tiempo, centro de numerosas actividades culturales. Tampoco se conoce en detalle la estructura arquitectónico-morfológica del conjunto, no ha sido debidamente registrada y analizada la estructura compositiva de los distintos tipos de edificios y los más de cuarenta tipos de viviendas (divididos entre casas y departamentos) que componen esta unidad vecinal. En el mismo sentido no se ha profundizado en el proceso evolutivo y de investigación proyectual que realizó la oficina Bresciani, Valdés, Castillo y Huidobro en sus proyectos residenciales. Es así que esta tesis abarca los aspectos referidos al largo proceso de diseño y construcción de la obra, promovida y financiada en una primera etapa por la Caja de Empleados Particulares —en colaboración con las Sociedades EMPART— y en una segunda por la Corporación de la Vivienda. Este cambio de mando tendría importantes consecuencias en la obra misma y sería, eventualmente, motivo de conflictos con respecto a la recepción definitiva del conjunto. Los aspectos recién mencionados constituyen las zonas de sombra que hasta la actualidad afectan tanto a la UVP como a parte de la producción arquitectónica de la oficina. Profundizar en estos temas es uno de los objetivos generales de esta tesis. Hacerlo permite, por un lado, entregar datos para entender a cabalidad la obra y, por otro, proporciona el conocimiento indispensable para proponer un nuevo enfoque interpretativo de este proyecto.
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UVP: estado del arte.
Un catastro preliminar de revistas y publicaciones de arquitectura nacionales e internacionales ha arrojado más de 30 títulos en los cuales se hace referencia directa a la Unidad Vecinal Portales, los que en su mayoría han sido escritos en los últimos años. A ello hay que agregar múltiples referencias indirectas en libros de historia de la arquitectura y en otras publicaciones. A partir de 1961 se cuentan numerosos documentos que retratan el conjunto en distintos momentos. Las primeras publicaciones muestran la obra en sus años de esplendor: destacan, por ejemplo, sus características pasarelas elevadas pobladas de gente, las áreas verdes del conjunto ampliamente utilizadas por sus habitantes, se evidencia la escala urbana de la obra y en fin, su carácter innovador. En los setenta no se registran publicaciones nacionales sobre la obra, quizás a causa del delicado momento que estaba viviendo Chile. Las publicaciones que aparecen en la década del ochenta, por su parte, plantean una fuerte crítica a esta unidad vecinal, sobre todo debido a los aspectos sociales relacionados con sus espacios públicos. Llama la atención cómo solamente a partir de los años noventa este conjunto aparece con mayor frecuencia en las publicaciones de revistas o libros en Chile. Entre ellos son destacables dos artículos de la revista ARQ, uno de Fernando Pérez Oyarzun, otro de Francisco Chateau, y un artículo aparecido en el nº 37 de la revista INVI, firmado por los arquitectos Antonio Sahady Villanueva y Felipe Gallardo Gastelo. En la actualidad esta obra se encuentra incluida en la lista de los 200 barrios que el Gobierno de Chile propone recuperar a lo largo de todo el país y existen varios equipos de investigadores encargados de entender las problemáticas sociales y urbanas que la afectan. Tanto los artículos de revistas internacionales como libros publicados en el extranjero, entre los años sesenta y setenta, destacan esta obra de arquitectura por la radicalidad de su propuesta y por la innovación de su estructura compositiva y formal. Entre éstos se encuentran el libro Bresciani, Valdés, Castillo, Huidobro, de Ricardo Braun Menéndez, publicado en Argentina en 1962, el libro The New Brutalism – Ethic or Aesthetic, de Reyner Banham, publicado en Nueva York en 1966 y reeditado en 1970 en Francia, en el cual se muestra la obra cuando de ésta solo se había construido la primera etapa,o el libro Arquitectura Latinoamericana: 1930-1970, de Francisco Bullrich, publicado en España en 1970, donde, antes de un largo y minucioso análisis, la Unidad Vecinal Portales se presenta usando estas palabras: La Unidad Vecinal Portales diseñada por Carlos Bresciani, Héctor Valdés, Fernando Castillo y Carlos García Huidobro debe considerarse uno de los ejemplos más logrados en
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Latinoamérica dentro de la temática de la vivienda.19 A pesar de las apreciaciones de tipo arquitectónico que le fueron atribuidas por Bullrich, esta unidad vecinal ha pasado por momentos de fuerte crítica. No fue incluida en el libro Otra Arquitectura en América Latina, de Enrique Browne, publicado en México en 1988, ni en el número doble (6-7) de 1966 de la revista AUCA, en la que se presentan varios conjuntos construidos bajo la dirección de la CORVI. El conjunto no aparece tampoco entre las obras presentadas en el número conmemorativo de los cincuenta años del Colegio de Arquitectos de Chile publicado en 1992, en que se repasan las reseñas de personalidades galardonadas con el Premio Nacional de Arquitectura. Carlos Bresciani, Héctor Valdés y Fernando Castillo, tres de los cuatro arquitectos que formaban la oficina, recibieron este premio y entre las obras construidas por ellos que se presentan en el libro no se menciona la Unidad Vecinal Portales.20 En cambio, el conjunto ha sido incluido en la publicación de la editorial ARQ en conmemoración de los cien años de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile, de 1994. Se considera que estas valoraciones oscilantes en el tiempo, reflejan las posiciones cambiantes al interior de la cultura arquitectónica a nivel local e internacional, y no necesariamente se deben a un efectivo deterioro urbano, arquitectónico o social del conjunto. En sus primeros años de vida la UVP fue recibida positivamente en el medio nacional. Con ocasión de la Primera Exposición de Arquitectura del Instituto Chileno-Británico en 1962, Mario Valdivieso Bañado, profesor de Taller de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Chile, dijo: Por fin, y con todo orgullo podemos mostrar arquitectura al mundo.21 El tono con que el arquitecto Valdivieso se expresa demuestra el gran valor y la positiva recepción que se le dio a la Unidad Vecinal Portales en el medio arquitectónico en sus primeros años de vida, cuando las obras de construcción aún no estaban finalizadas. Los primeros títulos que hablan de la obra son un artículo publicado en el nº 31 de la revista Architectural Design (1961), y uno de la revista española Cuadernos de Arquitectura, del mismo año.El nº 44 de esta última, plantea un análisis de distintos proyectos de viviendas, en su mayoría españoles — principalmente de Barcelona— excepto dos chilenos, ambos de la oficina BVCH. El primero es el conjunto residencial Matta-Viel y el segundo la Unidad Vecinal Portales.
19 Francisco Bullrich, Arquitectura Latinoamericana, Barcelona, Gustavo Gili , 1970, pp. 70.
16 Invitación a la Exposición de Arquitectura del Instituto Chileno-Británico de Cultura, con mensaje del arquitecto Mario Valdivieso Bañados.
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20 En una reciente conversación con Héctor Valdés (25-08-2009) el arquitecto subrayó el hecho de que esta obra por ser un producto de la oficina no era oportuno mencionarla entre los premios personales que recibieron tres de sus componetes. 21 Mensaje de Mario Valdivieso Bañado a Héctor Valdés escrito en la invitación a la inauguración de la Exposición de Arquitectura del Instituto Chileno-Británico de Cultura.
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Cabe destacar el reconocimiento que estos dos proyectos tienen, para ser incluidos en el mismo número de una revista extranjera. No es casual, sin embargo, que se publiquen estos dos proyectos y en la secuencia en que se muestran ya que, como los mismos arquitectos afirman, el proyecto de la UVP representa la continuación y el perfeccionamiento de algunas de las estrategias proyectuales propuestas, en un primer momento, en el conjunto Matta-Viel.
17 Vista frontal del bloque 5. Resalta la plástica de las fachadas de los bloques construidos en la primera etapa y la transparencia de las cajas de escaleras. En este momento los jardines todavía son mantenidos por la Caja de Empleados Particulraes.
El texto del artículo publicado en la revista Cuadernos de Arquitectura es prácticamente idéntico, en sus contenidos, al publicado en el primer y único número de la revista Chile Construye de Octubre de 1961, del cual se desconoce el autor.22 A su vez, la publicación chilena recién mencionada constituye la primera ocasión en la cual esta obra de arquitectura se presenta a nivel nacional. En esta revista, además del artículo monográfico dedicado a la Unidad Vecinal Portales, se encuentran otros ensayos sobre los alcances del DFL nº 2 de 1959 —que modificó la ley Pereira de 1948 y ampliaba la participación 18 Foto aérea de la primera etapa de la UVP construida por la Caja de Empleados Particulares. 22 Según Valdés el texto de esta revista nacional fue extraido de la publicación española recién mencionada.
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del sector privado en la construcción de viviendas económicas—, se publica un texto del Presidente del Colegio de Arquitectos Gastón Etcheverry sobre el análisis de las características y las proyecciones del Plan Habitacional y otro artículo sobre las distintas asociaciones de Ahorro y Préstamo para la solución al problema habitacional en Chile. En el artículo dedicado a la UVP se describen las principales características que tiene la unidad vecinal. En primera instancia se introduce la obra desde un punto de vista urbano y se destaca el hecho de que se construye “en los terrenos de la antigua Quinta Normal de Agricultura […] emplazada en una situación céntrica de la ciudad de Santiago, y que es desde comienzo de siglo, en parte importante, un lugar de esparcimiento general.” 23
19 En primer plano las casas en hilera de dos pisos y en segundo plano el bloque 1 de 7 pisos. Los bloques 1 y 2 funcionan como barrera física y visual hacia el poniente encerrando el espacio que antiguamente pertenecía a la Quinta Normal de Agricultura. 20 El bloque 5 visto desde avenida Portales. La horizontalidad del volumen está modulada por los marcos de hormigón superpuestos a la fachada.
En el texto del artículo se evidencia como los arquitectos no se limitaron a proponer un proyecto a la municipalidad sino un verdadero plan urbano, que en aquel momento se estaba realizando sólo parcialmente. A lo largo del tiempo se han levantado muchas críticas al proyecto por el hecho de construirse sobre los terrenos del parque de la Quinta Normal. Los escasos estudios que se han realizado sobre ésta y su relación con la UVP, no se detienen suficientemente en el hecho de que esta unidad vecinal se construyó en los terrenos destinados a viñedos, huertas y árboles frutales. De hecho, la intención de los arquitectos era justamente aumentar la superficie de parque destinada al esparcimiento y por eso propusieron una ocupación de suelo de tan sólo un 20%. La estrategia de los arquitectos contaba con tres importantes operaciones proyectuales. La primera se refería, como ha sido ya mencionado, a la ampliación de la zona destinada a parque público; la segunda se relacionaba con la construcción propiamente tal de la Unidad Vecinal Portales, y la última consistía en la edificación de la Universidad Técnica del Estado (actual Universidad de Santiago), relacionando esta estructura educacional con el conjunto habitacional y el resto del parque. El resto del artículo de
23 Chile Construye 1 (octubre 1961), p. 15.
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la revista Chile Construye se encarga de describir la estructura propia del conjunto, el uso de las pasarelas elevadas y de bloques de cinco, seis y siete pisos complementados por edificaciones bajas de uno y dos pisos con el fin de crear una “variedad atrayente de alturas.” 24 En el año 1963, cerca del fin del gobierno de Jorge Alessandri, se publicó el Plan Habitacional que constituye una muestra de la producción de viviendas económicas por parte del Estado, por parte de las cooperativas de carácter principalmente privado, o por parte de las sociedades EMPART en colaboración con la Caja de Empleados Particulares. Todos los proyectos presentados formaban parte de los proyectos de renovación habitacional del país que se estaban ejecutando bajo el alero institucional de la CORVI. En el texto se exponen los mayores proyectos que se estaban construyendo en ese momento a lo largo de todo Chile. Entre estos aparecen el conjunto del Salar del Carmen, en Antofagasta, de Mario Pérez de Arce y Jaime Besa, la Unidad Vecinal Providencia de Barella y Eskenazi, la Villa Olímpica de Mardones y otros, y la Unidad Vecinal Portales. Esta publicación es importante no sólo por el hecho de mostrar cada obra con una detallada ficha técnica, sino también porque está precedida por un texto que sintetiza la labor histórica del Estado chileno en el ámbito habitacional. En los textos introductorios se describe de manera muy detallada la labor de la CORVI y la contribución de las asociaciones públicas y privadas en la realización de tan ambicioso plan habitacional. En 1968 se publicó un pequeño artículo sobre el conjunto en el nº 140 de la revista L’Architecture d’Aujourd’hui. El artículo abre con una grave equivocación: se sostiene que la UVP constituye el primer premio de un concurso propuesto por el Ministerio de Obras Públicas dentro del programa de construcción de habitaciones de carácter social. Si bien puede ser comprensible este error, ya que se trata de una revista extranjera, cabe destacar que a lo largo de su complicada historia, la UVP ha sido objeto de una serie de aseveraciones erróneas, o por lo menos poco ciertas, que en la actualidad dificultan la tarea de reconstruir el largo proceso de realización de la obra. Se hace referencia, por ejemplo, a los datos contrastantes inherentes a la conformación del terreno en el cual se emplaza el proyecto definitivo o lo motivos por los cuales no se completó la construcción de los locales comerciales y el equipamiento del eje cívico central.
21 Casas y plazuelas construidas durante la primera etapa ubicada entre los bloques residenciales.
22 Espacialidad de las pérgolas que conforman los locales comerciales ubicados en el eje central de la unidad vecinal.
El primer estudio monográfico sobre el conjunto, y hasta ahora el más completo, es el realizado por el arquitecto Fernando Moscoso, colaborador de la oficina BVCH, en un seminario de la Universidad de Chile de 1968. Su trabajo, titulado Estudio social y urbano del conjunto Unidad Vecinal Portales, introduce la obra desde un punto de vista urbano, enfatizando sobre todo los aspectos de localización y conectividad de la obra con el resto de la capital. Después de esta introducción se propone una breve síntesis de
24 ibid., p. 19.
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las distintas etapas de construcción.25 El centro y la verdadera importancia que tiene este trabajo están representados por una encuesta, acompañada por las planimetrías de los departamentos en las que se recogen las primeras impresiones de cómo los habitantes poblaron el conjunto, y de cómo consideraban sus espacios modernos. La orientación social de este estudio expresa las preocupaciones dominantes del momento y encuentra en la encuesta de satisfacción residencial la herramienta adecuada para entender la realidad de la obra. En la encuesta realizada para el trabajo, Moscoso analiza las actividades de convivencia que se desarrollaban en 1968 dentro de la UVP. El resultado que arroja la pregunta sobre “la permanencia dentro del conjunto en los días festivos” es muy significativo, ya que un 87% de los entrevistados afirmó que permanecía dentro de los espacios de la Unidad Vecinal Portales. En tanto que ante la pregunta sobre “el lugar donde viven las amistades,” el 73% dice que en “otro barrio,” lo cual, según el estudio, sería prueba del proceso de erradicación que sufrieron los primeros habitantes de la UVP que provenían de otras comunas de la capital. Estos son sólo dos ejemplos que se pueden extraer de una relectura interpretativa de los resultados de la encuesta que realizó Moscoso. La importancia que tiene esta encuesta es que se efectúa en los primeros años de vida del conjunto y representa una mirada fresca e inédita de la relación entre los espacios propuestos por los arquitectos y sus habitantes. Entre las numerosas investigaciones tanto académicas como de instituciones públicas (principalmente municipalidades) que han estudiado el conjunto, se encuentra particularmente uno de los primeros análisis críticos de la UVP, realizado en 1985 por alumnos del curso de Crítica de Arquitectura, dirigido por Humberto Eliash en la Universidad Católica, y dos tesis realizadas en la década de los noventa que, por su seriedad, representan la bibliografía básica para cualquier investigador que se propone estudiar esta obra. La primera es la tesis para optar al grado de Magíster de la actual profesora de la Universidad de Chile Luz Cárdenas, cuyo título es: La Unidad Vecinal Portales: el disfuncionamiento de los espacios exteriores. ¿Un problema de diseño?, de 1990. Cárdenas se concentra en el estudio de las transformaciones del espacio público del conjunto después de 30 años de vida. En el prólogo la autora dice: La gran mayoría de los espacios exteriores no han cumplido con el rol para el cual fueron proyectados, presentando actualmente, entre otros, un grado de disfuncionamiento. Para explicar esta situación se darán a conocer los objetivos del proyecto original tal como fueron planteados por los
25 Fernando Moscoso, Estudio social y urbano del conjunto Unidad Vecinal Portales, Seminario de grado, Universidad de Chile, 1968. Hay que mencionar que, en el momento en que Moscoso realizó su estudio, la obra no se podía todavía considerar concluida, ya que faltaban todavía las firmas de las actas notariales de compra-venta de los departamentos y la recepción final de los sectores 3 y 4, construidos en la segunda etapa, hecho que acontecería sólo en 1975.
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arquitectos en 1957, los que serán contrastados con los resultados observados tres décadas después, en 1987.26 A lo largo de su trabajo, la autora trata de entender la dinámica de transformación y apropiación de los espacios públicos en el interior de la Unidad Vecinal Portales. Para realizar la investigación utiliza herramientas como encuestas de satisfacción residencial o entrevistas a los habitantes del conjunto, lo cual concuerda con el tipo de estudio que realiza, ya que apunta a entender las maneras en las cuales los usuarios se han apropiado de los espacios públicos en el conjunto. Además de estas operaciones, Cárdenas realiza e incluye un elevado número de láminas y croquis, entendiéndolas como una herramienta de observación espacial de la realidad. Dentro del análisis de la evolución de los espacios públicos, la autora determina algunas fechas que demuestran ser clave para el conjunto, tocando una temática que se ha revelado central para la UVP, como es la propiedad y administración de los espacios públicos. La primera de ellas se refiere a cuando “la Municipalidad de Santiago resolvió declarar Bienes Nacionales de Uso Público las áreas verdes de la UVP en los sectores 1 y 2 mediante Resolución nº676 del 2/11/1970 en sesión extraordinaria. A mediados de la misma década, se aprueba un seccional que modifica el plan regulador de Santiago, en el cual se definen nuevamente las áreas de espacio común y las áreas de uso público en la UVP. Decreto nº 193 de 5/4/1974 Minvu en Plano nº 4661. Sección Quinta normal.” 27 Esta disposición municipal es clave para la obra y demuestra, por un lado, el valor del sistema de áreas verdes que caracteriza este conjunto residencial y, por el otro, la dificultad por parte de la comunidad de hacerse cargo de la mantención de los espacios públicos, un tema que había sido levantado ya por el director de obras municipales de Santiago al momento de otorgar el documento oficial de recepción definitiva del conjunto en los sectores 1 y 2. El estudio de Cárdenas es clave para entender la compleja situación actual de los espacios públicos en la UVP. En él se delinean con claridad los conflictos que afectaron y afectan, también en la actualidad, la situación actual de las áreas verdes en el conjunto. La otra tesis es la de Francisco Chateau, para optar al grado de Magíster en Arquitectura, cuyo título es El espesor del suelo moderno. El problema de articular verticalmente grandes estratos horizontales en la Unidad Vecinal Portales, del año 2002. El autor centra el trabajo en el análisis de los elementos que caracterizan este conjunto: las calles elevadas y las pasarelas que conectan los distintos bloques. El trabajo se divide en dos partes: la primera desarrolla el tema desde un punto de vista más amplio y teórico analizando un gran número de proyectos modernos que se articulan en estratos horizontales superpuestos con el fin de entender la dinámica detrás de esta estrategia proyectual. La segunda se focaliza en el estudio del caso.
26 Luz Cárdenas, La UVP: el disfuncionamiento de los espacios exteriores ¿un problema de diseño urbano?, Santiago, Universidad de Chile, 1990, p. 7. 27 ibid., p. 27.
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Reconstruye y examina la compleja estructura de las pasarelas elevadas presentes en la obra, proponiendo, a modo de ejercicio proyectual, intervenir sobre las circulaciones, los espacios públicos y los estratos horizontales que conforman la estructura del conjunto. En la ya mencionada revista INVI de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, Antonio Sahady y Felipe Gallardo escriben el artículo Valorización patrimonial y conservación del espacio público en conjuntos de viviendas racionalistas: Villa Portales versus Unidad Vecinal Providencia, publicado en 1999. El intento de comparar dos conjuntos tan distintos, emplazados en comunas muy diferentes, adquiere un sentido de valoración competitiva, cuyo resultado —esperado— es la “victoria” de la Unidad Vecinal Providencia, pues los autores enfatizan todos los aspectos negativos de la Villa Portales y resaltan las características exitosas del otro. En uno de los pasajes del artículo los autores dicen: La conjunción de roles tan disímiles como un campus universitario, un extenso parque semipúblico —como es la Quinta Normal— y un eje intercomunal de intensa actividad, ofrecen como resultado un barrio heterogéneo y de pobre identidad. Una suerte de conjunto de islas que no conforman archipiélago. Cada situación es sinónimo de autonomía y exclusión. La Unidad Vecinal Portales, que es una de las islas, se derrama hacia el campus universitario —obra anterior de los mismos arquitectos— no llega a saturarse correctamente con éste. Imposible no concluir que se trata de una arquitectura descontextualizada dentro de la urdimbre convencional de la ciudad.28 Dejando de lado las imprecisiones en las que cae el artículo respecto a la Unidad Vecinal Portales, como cuando se afirma que el proyecto de la Universidad Técnica del Estado es anterior a la UVP, es preciso poner el énfasis en el hecho de que las críticas que este conjunto ha recibido a lo largo de su larga historia se han fundado, por un lado, en aseveraciones poco precisas producto de investigaciones pre-juiciosas que abordan el caso de manera parcial y, por el otro, se han vinculado a concepciones urbanas y arquitectónicas más generales que proponían la revaloración de la ciudad histórica y la crítica al racionalismo, con sus innovaciones tipológicas, de lo cual precisamente la UVP es vista como un caso extremo y paradigmático. A partir de la bibliografía que existe sobre la Unidad Vecinal Portales que se ha presentado, tratando de dejar en claro las lecturas contrastantes que se han alternado desde su creación, y a partir del trabajo de archivo que se ha realizado para esta investigación, se entiende esta tesis como la ocasión para proponer una nueva lectura de la obra entendiéndola como una pieza esencial para la comprensión de las características propias de la arquitectura moderna de Chile y de la importancia de las iniciativas de vivienda económica en la conformación de la ciudad moderna.
28 Antonio Sahady y Felipe Gallardo, “Valorización patrimonial y conservación del espacio público en conjuntos de viviendas racionalistas: Villa Portales versus Unidad Vecinal Portales,” en Boletín INVI 37 (agosto 1999), Santiago, Universidad de Chile, p. 82.
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Las “dimensiones” de la tesis.
Giorgio Agamben abre su texto titulado Che cos’é un dispositivo definiendo las cuestiones terminológicas que están detrás de cada discurso filosófico. Según el autor “la terminología es el momento poético del pensamiento.” 29 En este mismo sentido es necesario aclarar el significado que la palabra “dimensión” tiene en este trabajo. Esta palabra deriva del vocablo latín dimensio, que significa “medida.” A su vez, la medida física de un cuerpo se relaciona con la realidad espaciotemporal que lo identifica. La relación que se establece entre el concepto de “dimensión” y el término “medida” es, por lo mismo, una relación que se basa sobre la conmensurabilidad de un cuerpo, de un fenómeno o, como en este caso, de un ámbito. Esta tesis trata de identificar las dimensiones de la vivienda moderna, entendiendo que estas dimensiones contribuyen a la definición de los ámbitos que hay que identificar y medir para conocer a cabalidad el fenómeno. Algo parecido ocurre con el significado de la palabra “dispositivo” utilizada por Agamben en su libro. Tratando de encontrar el significado de este concepto, el autor analiza el discurso de Foucault recordando una entrevista del año 1977 donde afirma: lo que trato de identificar con este nombre es, antes que nada, un conjunto absolutamente heterogéneo que implica discursos, instituciones, estructuras arquitectónicas, decisiones regulatorias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales y filantrópicas [...] el dispositivo es la red que se establece entre estos elementos.30 Lo fundamental para el dispositivo de Foucault es la red de relaciones que se establece entre conceptos heterogéneos. Asimismo, en esta tesis, el término dimensión es el conjunto dentro del cual se inscriben los múltiples ámbitos que identifican a la obra arquitectónica. Toda producción humana y, por extensión, también toda obra arquitectónica, se inserta en la realidad, modificándola. La realidad, o como la define Bernando Secchi, el contexto, es un elemento fundamental y determinante en arquitectura. La obra responde al contexto, se inserta en él y lo transforma.
29 Giorgio Agamben, Che cos’e un dispositivo?, Nottetempo, Avellino, 2006, p. 5. Traducción del autor. Texto original: “Ciò che io cerco di individuare con questo nome, è, innanzitutto, un insieme assolutamente eterogeneo che implica discorsi, istituzioni, strutture architettoniche, decisioni regolative, leggi, misure amministrative, enunciati scientifici, proposizioni filosofiche, morali filantropiche […] il dispositivo è la rete che si stabilisce fra questi elementi”. 30 Michel Foucault, entrevistado en 1977. Citado en Giorgio Agamben, op. cit., p. 6.
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LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
El término contexto —que por un momento se había considerado como el hilo conductor para esta investigación— tiene valencia múltiple, ya que con él se entiende al mismo tiempo el contexto urbano, el contexto social, y el contexto político-institucional del cual surge la obra y en el cual se inserta. A pesar de la valencia que tiene la palabra contexto, en esta tesis se ha decidido usar el término dimensión ya que, aplicándolo al estudio de un caso específico, se pueden abarcar aquellas porciones de realidad que la primera no incluye. Las dimensiones de una obra son las variables de la ecuación que da como resultado un proyecto preciso y único. Analizar una obra desde sus múltiples dimensiones constituye la metodología con la cual se efectúa la lectura analítico-crítica del proyecto, destacando tanto sus características y especificidades como aquellas del contexto en la cual se insertó. Las dimensiones de la vivienda moderna son aquellas condiciones que hicieron que en el Chile de mitad de siglo XX se transformara la manera de financiar, proyectar y construir las viviendas económicas para el estrato medio y bajo de la población. Las dimensiones por medio de las cuales se analiza el caso de estudio son cuatro y a cada una de ellas corresponde un capítulo de la tesis. Esta tesis parte analizado la dimensión teórica de la vivienda moderna entendiendo con ello las contribuciones tanto teóricas como prácticas (constituida por urbanizaciones, edificios y obras construidas en Europa, Norte y Sud América durante las primeras décadas del siglo pasado) que han contribuido a formar el background cultural y disciplinar gracias al cual se desarrollaron las unidades vecinales de la postguerra entre las cuales está la Unidad Vecinal Portales en Santiago. La dimensión político-institucional, en cambio, se refiere a las transformaciones en el ámbito político-institucional y legislativo del país que posibilitaron el surgimiento de grandes operaciones residenciales de tipo económico. Con la dimensión urbana se analizan los datos del contexto en el cual se implementó la UVP, el que por sus condiciones especificas fue, además, un elemento importante al momento de proyectarla. La presencia del parque de la Quinta Normal, la pendiente constante del terreno, los árboles existentes, las antiguas avenidas, y la fuerte presencia de equipamiento en el sector influenciaron y, de cierta manera, guiaron las intenciones de los arquitectos. La dimensión morfológica de la obra analiza las dimensiones físicas y los materiales que constituyen las estructuras residenciales de la UVP: los espacios de las viviendas, los lugares comprendidos entre los bloques residenciales, la forma de las pasarelas elevadas o de los caminos peatonales. Todos estos elementos, con sus dimensiones y características, son partes de la obra misma y como tales, son las páginas que hay que descifrar y ordenar para permitir una comprensión completa del caso de estudio. 40
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Cada una de estas dimensiones, relacionadas con la hipótesis del trabajo, permiten entender cómo la UVP constituyó un intento por cambiar la escala al problema de la vivienda económica, en un momento en el cual la ciudad de Santiago, que también cambiaba de escala, se enfrentaba a un proceso de metropolización. Este cambio de escala imprime un cambio en las dimensiones de la obra que, como artefacto, se tensiona entre el sistema urbano tradicional por un lado y la voluntad de promover modelos nuevos por el otro. Dicho artefacto inicia, con radicalidad considerable, una serie de unidades vecinales similares tanto en Santiago como en el resto de Chile. La Unidad Vecinal Portales condensa en su estructura formal, constructiva y social, aquellas relaciones que se encuentran a escala mayor en la ciudad que ella pretende constituir y es en la UVP, como idea de organización urbana y como proyecto arquitectónico, que la indisolubilidad entre arquitectura y urbanismo o entre vivienda y ciudad encuentra una emblemática expresión. La UVP puede verse como un módulo urbano experimental tensionado entre la unidad de vivienda y el conjunto urbano, así como entre los criterios de una radicalidad técnica y los de una preexistencia urbana privilegiada asociada a la centralidad y al parque. Experimentación y radicalidad constituyen, a la vez, fortalezas y debilidades del conjunto en su intento por inventar una ciudad nueva que no fuera ajena a la realidad y al lugar en que surge. La obra se somete a un análisis crítico que, según lo que afirma Manfredo Tafuri, debería “encargarse de recoger la flagrancia histórica de los fenómenos, someterlos a una rigurosa evaluación, revelar mistificaciones, valores, contradicciones íntimas y dialécticas, y hacer explotar la entera carga de significados.” 31 Los modelos, las discusiones disciplinares, las relaciones con el lugar y la sociedad, los conflictos que se han expresado en la forma del edificio, representan las líneas temáticas que se cruzan en la obra construida. El desarrollo de cada una de éstas permitirá una comprensión más profunda de la obra de arquitectura y de los contextos generadores de la misma. La obra en este caso, es el producto de la intrincada red de relaciones que componen la realidad en que se implementó y su forma estética deriva de tales condiciones. Las principales preguntas que han guiado la investigación son las siguientes: ¿Qué representa la UVP en la evolución de las ideas sobre viviendas económicas en Chile? ¿Qué relaciones establece con la ciudad y con el contexto inmediato? ¿Cuáles son los componentes del modelo de ciudad que representa? ¿Cuáles son las tensiones que se generan entre las dimensiones de la obra?
31 Manfredo Tafuri, Introduzione a Teorie e storia dell’architettura, en M. Biraghi y G. Damiani, op. cit., p. 151. Traducción del autor. Texto original: “cogliere la fragrancia storica dei fenomeni, sottoporli al vaglio di una rigorosa valutazione, rivelarne mistificazioni, valori, contraddizioni e intime dialettiche, farne esplodere l’intera carica di significati.”
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Alcances metodológicos de la tesis.
La opción metodológica que caracteriza esta investigación tiene dos componentes. El primero es uno de tipo histórico-crítico sobre la situación de la arquitectura moderna residencial a nivel internacional, en las primeras décadas del siglo XX y en los años posteriores a la segunda guerra mundial en los países latinoamericanos y en Chile. Con ello se propone aclarar los puntos que explican la aparición de las grandes unidades vecinales tanto en Chile como en el resto de los países de la región. Además se propone una revisión de las políticas habitacionales del Estado chileno que contribuyeron a la modernización de los sistemas residenciales del país. El segundo componente, en cambio, contempla un trabajo de tipo analíticomorfológico de la obra. Las fuentes que se han utilizado en cada una de las partes de la tesis son de origen muy diverso. En la primera parte de la tesis se ha considerado el estudio de fuentes principalmente secundarias, tratando de proponer un marco interpretativo original de las mismas. Se han revisado publicaciones de tipo histórico, libros, revistas y boletines, tesis doctorales e investigaciones que relacionan la arquitectura a la política y, más en general, a la sociedad de la época. Estas fuentes, tanto actuales como del periodo estudiado, se utilizaron para ahondar en los aspectos inherentes al desarrollo de las propuestas residenciales que llevaron, después de la segunda guerra mundial, a la creación de unidades vecinales como la Unidad Vecinal Portales. Las fuentes y documentos analizados en la segunda parte del trabajo, en cambio, son de otra índole. Se trata de fuentes principalmente primarias: textos de leyes, planimetrías, documentos municipales oficiales, apuntes, notas de los arquitectos y archivos fotográficos inéditos, algunos de los materiales que se han registrado, digitalizado, catalogado, analizado y, en algunos casos, re-dibujado para proponer una lectura crítica de la misma y develar el significado de la obra. Los más de 400 planos y las numerosas fotografías encontradas en la Municipalidad de Estación Central, en el Fondo Bresciani, Valdés, Castillo y Huidobro pertenecientes al Archivo de Originales Sergio Larraín GarcíaMoreno de la Biblioteca de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile y otros documentos pertenecientes a archivos privados, han sido igualmente catalogados y digitalizados, constituyendo un expediente que, por primera vez desde la construcción de la obra, recoge la mayor parte de los materiales existentes sobre ésta. La operación de re-dibujo de los planos de cada vivienda y departamento del conjunto muestra la obra como nunca se había visto. No existían, antes de esta tesis, plantas generales del primer piso de la UVP con los departamentos 42
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dibujados en su distribución interior, que mostraran la relación entre éstos, las áreas verdes del conjunto y la ciudad que lo rodea. La inexistencia previa de estos documentos se debió a las limitaciones físicas de las tecnologías a disposición de los arquitectos al momento de la construcción de la obra. La necesidad de producir numerosas heliografías de las planimetrías obligó a los arquitectos a subdividir los bloques en tres y, a veces, cuatro tramos. No existe, por ello, un plano único de los bloques con sus plantas dibujadas, que muestre la relación entre la distintas unidades. El uso de programas de dibujo digital permitió la digitalización de las planimetrías, originalmente subdivididas en tramos, permitiendo constituir planos globales y al mismo tiempo detallados de la obra. El proceso de re-dibujo significó un extenso trabajo y una compleja organización de los expedientes encontrados. El largo proceso de digitalización de la obra ha dejado en claro un aspecto por sobre todos los demás: se trata de la dificultad organizativa que debe haber significado para la oficina emprender una obra de tales dimensiones con las tecnologías de la época. El re-dibujo completo de la Unidad Vecinal Portales ha permitido encontrar cada uno de los tipos de departamentos que componen el conjunto, lo que ha otorgado claridad sobre el número exacto de unidades que contiene y sobre los conflictos generados por la complejidad constructiva y formal de la obra. Para cada uno de los tipos de vivienda, tanto casas como departamentos, se ha realizado una ficha técnica que incluye una planta a escala 1:100 de la unidad y los datos técnicos de la misma: como superficie total del departamento, superficie útil, número y tipo de vanos, y superficie útil por habitante. Además de esto se ha creado una imagen axonométrica de cada uno de los departamentos. Estos documentos, compuestos y organizados según un patrón común, permiten dominar la complejidad y diversidad de las viviendas, encontrar patrones comunes y establecer los parámetros para realizar comparaciones con otras obras del periodo.
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La tesis y su estructura
La tesis se compone de cuatro capítulos más un apartado de conclusiones, cada uno de los cuales abarca una línea temática distinta. El primer capítulo introduce el desarrollo de las temáticas relacionadas a la vivienda que se dieron en términos disciplinares y prácticos en el ámbito internacional. A lo largo de este capítulo se trata de mostrar cómo la unidad vecinal, como tipología de la postguerra, se puede considerar, por un lado, como la síntesis del proceso de modernización de los instrumentos políticoinstitucionales y económicos referidos a la producción de viviendas; y por el otro, el ápice de un proceso de perfeccionamiento de las estrategias proyectuales, técnicas y constructivas propias de la arquitectura moderna. Este capítulo, caracterizado por el análisis de distintos proyectos realizados en Europa y América, se cierra con la revisión de la dinámica de financiamiento y gestión de algunos grandes proyectos residenciales en los principales países de América Latina y sobre todo de Chile. Estos casos constituyen el trasfondo teórico y el contexto más próximo con el cual la obra se relaciona. El segundo capítulo explora las transformaciones político-institucionales que a partir de las primeras décadas del siglo XX, impulsaron un fuerte proceso de modernización de los parámetros y de los tipos de viviendas económicas en el contexto chileno. Se estudian las primeras leyes en el ámbito habitacional aprobadas en el país, como la ley de Habitaciones Obreras de 1906 o la ley de Habitaciones Baratas de 1925, para pasar a las leyes de Fomento a la Habitación y concluir en aquella ley que constituye el marco legal en que se desarrolló la Unidad Vecinal Portales: la ley Pereira de 1948. Además de esto, se analiza la estructura de la Caja de Empleados Particulares, de las Sociedades Constructoras de Viviendas Económicas EMPART y de la CORVI para conocer la relación que se generó entre estas entidades, que promovieron y financiaron la construcción de la UVP, y la oficina de BVCH. El tercer capítulo estudia el proyecto desde un punto de vista urbano. Se introduce la UVP en sus características generales, entendiéndola como una única entidad para el sector poniente de Santiago. Se analiza su programa específico y su correspondencia con el entorno más próximo. Se estudia la relación entre las estructuras residenciales y el parque de la Quinta Normal de Agricultura. Se ahonda en el significado que tuvo para la oficina la posibilidad de construir viviendas en una quinta de experimentación agrícola, y se muestra el alto grado de innovación tipológica y conceptual que el proyecto aportó al lugar y a la arquitectura de Chile. Se estudia el proceso evolutivo del proyecto de la UVP y con ello se reconstruyen los momentos a través de los 44
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cuales se modificó el sitio y se adaptó el proyecto a las exigencias de quienes encargan la obra. El cuarto capítulo analiza y presenta el proyecto en sus aspectos arquitectónicos. Con esto se entiende el análisis morfológico de los distintos tipos de edificios, de departamentos, o de casas unifamiliares. Además, se profundiza en la manera de articular estos elementos arquitectónicos a través del uso de las pasarelas elevadas y de caminos peatonales que incursionan en las macro-manzanas verdes. Se efectúa un análisis del proceso de experimentación tipológica y de perfeccionamiento de las estrategias arquitectónicas en los proyectos de la oficina BVCH. Se buscan en los proyectos realizados previamente por parte de la oficina aquellos patrones que forman parte de la estrategia proyectual que se aplicó en la UVP y da cuenta de la investigación arquitectónica producida en la oficina BVCH. Se efectúa un análisis específico de los elementos que componen la UVP considerados de manera singular: desde el edificio hasta el departamento. Se realiza un examen morfológico de los más de cuarenta tipos residenciales que existen, con el fin de encontrar las estrategias proyectuales que justifiquen y posibiliten la gestión de tantos y diferentes modelos de viviendas, y se investigan los motivos que empujaron a los arquitectos a proponer esta gran cantidad de variaciones, tratando de entender si se trató de una adaptación al encargo o si, por otro lado, fue sintomático del proceso de transición que estaba sufriendo la disciplina en esos años. Estas mismas consideraciones podrían ser la base que permitieran entender lo que motivó que un proyecto tan racional y radical en su forma estética, no presente la misma radicalidad con respecto a la repetición y estandarización del modelo habitacional. Se estudia el funcionamiento total y global de la “máquina” edilicia. Con esto se entiende reconstruir la dinámica de flujos y de relaciones entre las partes: las viviendas, las zonas comerciales, las pasarelas elevadas, las áreas verdes y la ciudad alrededor. Con respecto al proceso de construcción de la obra se investigan las distintas etapas en las cuales ésta se ejecuta con el fin de dar claridad sobre un punto, entre otros, que aún no ha sido bien comprendido: el hecho de que el proyecto quedó inconcluso. Además, en el momento en que la construcción de la UVP pasa de las manos de la Caja de Empleados Particulares a las de la CORVI, se cambia y modifica el proyecto original, no se completa parte de las áreas verdes y por más de 3 años no se firma la recepción definitiva del conjunto.
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Cap铆tulo 1 La dimensi贸n te贸rica de la vivienda moderna. Hacia la unidad vecinal.
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1.1 La evolución de residenciales en Europa.
los
sistemas
Desde las primeras décadas del siglo XX, los sistemas residenciales habían dejado de responder de manera adecuada a los nuevos estándares de higiene y desempeño requeridos por la vida moderna, a la vista de la cual se consideraban obsoletos e inhumanos. Esta situación cambió radicalmente el rol y la influencia de arquitectos, urbanistas e ingenieros en los procesos de transformación en este ámbito de la disciplina. Las transformaciones en el ámbito de la producción habitacional fueron el resultado de la toma de conciencia por parte del mundo político-institucional, en general, y de los arquitectos, en particular, de las problemáticas sociales que se relacionaban con la vivienda. Estas transformaciones introdujeron en el panorama arquitectónico de la época nuevas tipologías tanto urbanas como residenciales, que en la segunda mitad del siglo se condensaron con diversas implicancias en las unidades vecinales, construidas en todo el mundo occidental. De hecho, fue desde principios del siglo XX hasta fines de la década del veinte, que en diversos países de Europa, se llevaron a efecto las primeras grandes iniciativas residenciales. En este periodo, además, se estrecharon y consolidaron los vínculos entre la planificación urbana y la arquitectura. Como se ha encargado de señalar De Carlo, “con extrema claridad y gran conciencia crítica, por primera vez en la historia de la cultura [los racionalistas] han introducido el principio de la indisolubilidad entre arquitectura y urbanismo, como elemento típico de la condición socioeconómica contemporánea.” 32 La indisolubilidad mencionada por De Carlo implica que, al hablar de nuevos sistemas residenciales, se tenga necesariamente que referir a las dimensiones urbanas, sociales, económicas, políticas y técnicas de los contextos en que éstos se desarrollaron. Así, la historia de la evolución de los sistemas residenciales modernos en la ciudad es una Historia trazada transversalmente que cruza ámbitos disciplinares diversos. Las propuestas residenciales construidas, y los estudios teóricos que estuvieron en su base, contribuyeron a la modernización del ámbito cultural de cada país. En este panorama las unidades vecinales de la segunda mitad del siglo XX constituyeron uno de los hilos conductores que, a la manera
32 Giancarlo De Carlo, Questioni di architettura e urbanistica. Quaderni di differenze. Urbino, Argalia Editore, 1965, p. 45. Traducción del autor. Texto original: “con estrema chiarezza e grande consapevolezza critica, hanno [i razionalisti] per la prima volta nella storia della cultura introdotto il principio della indissolubilità tra architettura e urbanistica, come tipico della condizione socioeconomica contemporanea.”
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planteada por De Carlo, relacionaron de manera indisoluble las exploraciones sobre la ciudad con aquellas que se estaban dando sobre la vivienda y más en general, sobre la arquitectura. Cabe destacar que las obras que se desarrollaron durante las décadas del veinte y treinta en Europa —las Siedlungen alemanas, los Höfen vieneses, las urbanizaciones anglosajonas, así como las experiencias en Francia y los Países Bajos— siguieron líneas de desarrollo independientes y sus resultados formales fueron sensiblemente diferentes. A pesar de ello, hay que detenerse en el hecho de que todas estas intervenciones tuvieron, en su base, una problemática común: las malas condiciones en las cuales vivían las poblaciones menos adineradas en la ciudad y la ausencia de los temas relacionados con la vivienda colectiva en la disciplina arquitectónica. Las primeras urbanizaciones del siglo XX tienen una importancia estratégica en múltiples aspectos. Ellas son, por un lado, propuestas residenciales con pretensiones urbanas, pero también son barrios experimentales —como el Weissenhofsiedlung de Stuttgart o el Siemestadt de Berlín—. Son iniciativas de gobierno, y presentan diferencias respecto a su localización en la ciudad: algunas de ellas rodean los centros habitados, otras son complemente periféricas y otras internas a la trama urbana. A la luz de estas consideraciones, se puede afirmar que alrededor de las problemáticas relacionadas con la vivienda se creó un debate disciplinario amplio, de alcance internacional y cuyas consecuencias permearon todos los ámbitos culturales de la sociedad del siglo pasado. Todo esto aparece ya en los primeros estudios de Unwin, enfocados en demostrar la dependencia entre densidad urbana y opciones precisas de especulación, lo cual se expresa claramente en las nuevas urbanizaciones construidas en las décadas del veinte y treinta en los principales países europeos. Una de las importantes instancias de discusión y debate en torno a estos temas, sobre todo en Europa, fueron los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM).33 En ellos, entre 1928 y 1959, se analizaron las problemáticas relacionadas con la ciudad y la vivienda, y se propusieron nuevos métodos analíticos capaces de arrojar luz sobre tales problemáticas. Por último, se plantearon y construyeron nuevos tipos residenciales que, en opinión de algunos de los exponentes del movimiento racionalista, eran capaces de solucionar los problemas que afectaban a las ciudades y a sus habitantes. Del análisis de los contenidos propuestos y desarrollados en algunos de los CIAM es posible descubrir relaciones entre una parte del mundo disciplinar de la arquitectura y el contexto político-económico del periodo. A través de este análisis quedan en evidencia algunas de las líneas temáticas que aparecen en las obras de arquitectura residencial del periodo estudiado.
33 Cabe destacar la importancia local de los Congresos Panamericanos de Arquitectura o las Exposiciones de la Vivienda (o la Semana de la Vivienda) que se tuvieron tanto en Chile como en otros países.
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Entre tales obras se encuentran las unidades vecinales que se construyeron en el mundo occidental en los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial. Estas obras se creyeron capaces de solucionar los problemas de la reconstrucción (en Europa), de la expansión urbana y de saneamiento de los barrios deteriorados de las principales capitales del mundo occidental. La unidad vecinal de la postguerra se puede considerar, entonces, como la síntesis del proceso de modernización de los instrumentos políticoinstitucionales y económicos referidos a la producción de vivienda y, también, como el vértice de un proceso de perfeccionamiento de las estrategias proyectuales, técnicas y constructivas propias de la arquitectura moderna. La unidad vecinal condensa en su estructura formal, programática y social aquellas relaciones que, a escala mayor, se encuentran en la ciudad que ella pretende constituir. Es en ella, como idea de organización urbana y proyecto arquitectónico, que la indisolubilidad entre arquitectura y urbanismo —o entre vivienda y ciudad— encuentra también una expresión emblemática. Aquí están contenidas todas las dimensiones del proyecto moderno, y con ellas, las problemáticas tan debatidas por una disciplina que en pocas décadas fue capaz de cambiar la estructura de la ciudad, y parafraseando a los Smithson, el arte de habitar. Es un hecho conocido que la Revolución Industrial aportó enormes cambios en la forma de vivir la ciudad y en su conformación espacial a finales del siglo XIX. Sin embargo, es cierto también que la fuerte expansión urbana y las pésimas condiciones de vida de la clase obrera hicieron que, a principios del siglo XX, resultara necesaria la búsqueda de nuevas soluciones tanto arquitectónicas como urbanas para controlar y mejorar las condiciones de vida de aquellos que, en aquel momento, representaban una buena parte del capital económico de un país: los obreros. En este particular momento histórico, pleno de activismo político y social, se hizo espacio en la sociedad europea (como en el resto del mundo occidental), un fuerte movimiento higienista que proponía mejorar, entre otras cosas, las viviendas y los barrios de la población obrera considerados insalubres y no adecuados para el correcto desarrollo de una vida moderna. Las primeras leyes que se ocuparon de corregir la dramática situación higiénica de las viviendas de la clase obrera en la ciudad —las llamadas “leyes higienistas”—, se remontan, en la mayoría de los países occidentales, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, cuando se produjo un incremento de la inmigración hacia las principales ciudades, debido a los fenómenos involucrados al proceso de industrialización. Las cuestionadas viviendas habían sido proyectadas y construidas por compañías privadas que buscaban sacar el máximo provecho a costa de ofrecer a la población, que no tenía otra opción, viviendas o “alojamientos generales” de muy mala calidad. Para situar el problema de este momento, un testimonio valioso es el polémico texto publicado en el volumen XXV de The Builder, en 1877, que sostiene: Señores, señoras y público en general”, exclama el apóstol 50
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moderno, no en el desierto sino en una metrópolis de cuatro millones de almas singulares, “vengan conmigo por los paseos y calles de esta colosal ciudad, a las asfixiantes viviendas de los pobres. Vean de qué modo está alojado el artesano, cómo su frente sudorosa y sus manos encallecidas por el trabajo no encuentran descanso en sus inconfortables alojamientos, cómo las habitaciones de los trabajadores generalmente son un reproche para sus patrones, quienes, sin embargo, les pagan adecuada y constantemente.34 De este texto vale la pena subrayar dos aspectos. El primero se refiere al uso de la palabra “asfixiante” en relación a las viviendas de los pobres. Adjetivo, éste último, que asociado a las imágenes de los suburbios de las ciudades inglesas del siglo XIX, logra definir con precisión la espacialidad, la estructura y las condiciones de vida ofrecidas por tales viviendas. Los slums, que en aquel momento constituían la mayor parte de los sectores residenciales de las ciudades industriales, proporcionaban pésimas condiciones higiénicas y hasta ese momento, habían sido considerados como la principal manera de solucionar el déficit habitacional de las ciudades en rápida expansión.
23 y 24 Hacinamiento y pésimas condiciones higiénicas eran una constante en los suburbios de las ciudades industriales europeas.
El segundo aspecto destacado en el texto de The Builder se refiere a la relación entre las horas de trabajo y aquellas dedicadas al descanso. Es justamente éste uno de los puntos que más adelante se tomará en consideración, por ejemplo, durante los CIAM para plantear la construcción de viviendas dignas, emplazadas cerca de los lugares de trabajo y en relación a grandes áreas verdes (parques) en las cuales fuera posible el descanso y la recreación. Ernst May, importante figura de este periodo, y uno de los arquitectos que en 1929 organizó el CIAM de Frankfurt-am-Main, refiriéndose a las viviendas que normalmente se construían en este momento, afirma: Antes de la guerra 35 se construían en la grandes ciudades cientos de miles de viviendas que satisfacían en pequeña parte las justificadas exigencias mínimas, y cuya escasa calidad era una de las causas principales de la disminución de la salud en las grandes ciudades muy pobladas.36 En esta misma línea de pensamiento se inserta el libro de Josep Luís Sert Can Our Cities Survive? 37 publicado en 1942 durante la Segunda Guerra Mundial. En este texto se resumen los principales temas que se debatieron en los congresos CIAM anteriores a la Segunda Guerra Mundial. 38 A pesar de los límites de la publicación —que según Eric Mumford carecía de precisión analítica y documentación detallada sobre los contextos estudiados, valores que sí tenían otras importantes publicaciones del periodo— cabe destacar la importancia de la postura propagandística del texto que, además de ser uno de los primeros libros que se publicaron en Estados Unidos sobre los CIAM,
34 Citado en Martin Pawley, Arquitectura versus vivienda de masas (Título original: Architecture versus Housing), Barcelona, Blume, 1977, p. 7. 35 En este caso el autor se refiere a la primera guerra mundial. 36 Ernst May, “La vivienda para el mínimo nivel de vida,” en Carlo Aymonino, La vivienda racional. Ponencias de los congresos CIAM 1929-1930. Barcelona, Gustavo Gili, 1973, pp. 108-110. 37 J.L. Sert, Can our Cities survive? Cambridge (Mass.), The Harvard University Press, 1942. 38 En especial se reportan los resultados de los CIAM 4 y 5.
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mostró de manera muy efectiva los problemas de los slums de ciudades como Nueva York, Londres o París, y los relacionó con el desarrollo de las propuestas residenciales y de las teorías que estaban detrás de ellas, que en aquel momento promovía la arquitectura moderna. La importancia de esta publicación, como de otras del mismo ámbito, fue la de difundir e introducir, en la discusión disciplinar del momento, nuevos parámetros estéticos, constructivos e instrumentos proyectuales de vanguardia que se contraponían a las estructuras económicas tradicionales, promoviendo novedosas estructuras urbanas y arquitectónicas.
25 Fragmento extraído de la publicación de Sert “Can Our Cities Survive?” en el cual se condenan los slums y se muestran los dos lados de la gran ciudad: uno limpio para los turistas y uno insalubre para los pobres.
A los problemas estructurales y morfológicos de las viviendas obreras de siglo XIX se suma el hecho de que, en la mayoría de los casos, los obreros tenían que pagar arriendos muy altos para poder acceder a ellas. Este factor empeoraba considerablemente las condiciones de vida de la población. La especulación inmobiliaria, que buscaba altas rentas, se empeñaba en proponer mayores densidades y sistemas constructivos más “baratos.” 39 El factor de los arriendos caros y la participación de la iniciativa privada en la producción de viviendas económicas fueron algunos de los motivos que estimularon el surgimiento de políticas e iniciativas estatales capaces de controlar tanto la producción, como la calidad, la forma y el costo de tales viviendas. Al respecto, Tafuri y Dal Co tratan el tema de la vivienda obrera alemana no sólo bajo el punto de vista de las transformaciones arquitectónicas, sino también en relación a la intervención estatal en la planificación urbana y en la construcción de viviendas. Según estos autores, en el caso de Alemania no fue suficiente eliminar del sector edilicio la presencia de inversionistas privados para poder controlar los costos del producto final. Entre 1929 y 1930 el costo de los materiales aumentó hasta en 190%, lo que hizo colapsar el sector de la construcción. Karel Teige, en el congreso CIAM de Bruselas (1930) señaló:
39 Es preciso en este caso usar el término ”barato” y no ”económico,” ya que este último sería posteriormente utilizado con una acepción positiva por los arquitectos que trataron de solucionar el problema de las viviendas obreras durante los primeros congresos CIAM a partir de 1930.
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Se considera como normal o conveniente que el alquiler represente aproximadamente del 15% al 25% del ingreso promedio. Esta relación se adapta a las clases proletarias medias y mejor pagadas, especialmente en los países de alto nivel de vida. Por otra parte, es muy dudoso que las personas cuyas condiciones de vida se acercan al límite más bajo del nivel de vida mínimo, puedan pagar para la vivienda el 10% o el 15% como máximo.40 Teige subraya un concepto importante para comprender la situación de aquel momento: se trata de la relación entre la capacidad de pago de los inquilinos y los estándares de las viviendas ofrecidas. Un aspecto que en la literatura no se ha desarrollado con particular énfasis es el hecho de que no todas las propuestas de urbanizaciones construidas por los arquitectos modernos, con nuevos estándares, estaban pensadas para el nivel de vida mínimo de la población. Existe una distancia sustancial entre las posturas más teóricas representadas, por ejemplo, por los estudios sobre el existenzminimum de Alexander Klein y algunas urbanizaciones construidas en la década del veinte en Europa o en Estados Unidos. A modo de ejemplo se recuerdan dos de éstas: Friedorf, de Hannes Mayer (1919-1921), cerca de Basilea y Oberschöneweide, de Peter Behrens (1915), en Berlín. Si bien se trata de urbanizaciones para un estándar medio de la población, y no necesariamente para el nivel mínimo de ingresos, estos casos representan uno de los primeros pasos hacia la voluntad de estandarizar el proceso de construcción del tipo edificatorio con el fin de poder controlar el costo de los arriendos y, al mismo tiempo, garantizar viviendas higiénicas que entreguen una buena calidad de vida.
26 Freidorf, de Hannes Mayer, compuesto por casas en hilera de tres pisos.
27 Oberschöneweide, de Peter Behrens. Significativa es la existencia de antejardines y huertas enfrentadas a las casas en hilera de tres pisos.
40 Karel Teige, citado en Carlo Aymonino, op.cit., p. 254.
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1.2 El surgimiento de la “neighborhood unit”. La contribución de Clarence Perry.
Algunas de las características que constituyen la unidad vecinal de la segunda postguerra tienen sus orígenes en los primeros villorrios obreros proyectados en las afueras de las ciudades inglesas sometidas a un importante proceso de industrialización a principios del siglo XIX. En su libro Storia dell’urbanistica europea, Donatella Calabi afirma que “en una primera fase, el pueblo operario, un conjunto compacto de viviendas y servicios comunes (escuelas, baños, lavatorios, restaurantes, consultorios médicos), es una de las pocas soluciones programadas” 41 con el fin de hacer frente a las problemáticas relacionadas a las pésimas condiciones de vida de los obreros y al costo de los arriendos excesivamente elevados.
28 El Familisterio de Guisa en Francia constituye una de las primeras iniciativas que incluyen programa comunitario, alternativo a la vivienda, para consolidar la vida comunitaria.
Entre los edificios y villorrios descritos por Calabi destaca el Familisterio de Guisa, proyectado y construido por el empresario Jean Baptiste André Godin entre 1859 y 1877. Este conjunto era una estructura rectangular compuesta por edificios que encerraban un espacio central que contenía la zona para el juego de los niños, espacios para la socialización y otras infraestructuras para la comunidad. Lo que cabe destacar sobre la importancia de estas primeras iniciativas experimentales privadas, son los aspectos sociales que se relacionaban a esta particular estructura residencial. Estas construcciones, en directa relación con las propuestas de urbanizaciones utópicas de Robert Owen o Charles Fourier, “se basaban en la creencia de que fuera posible mejorar las condiciones de vida de la clase obrera a través de la organización racional de los modos de habitar.” 42 Después de estos primeros ejemplos de estructuras residenciales que incluían en su interior un programa adicional a la vivienda y que se planteaban como uno de sus fines constituir una comunidad residencial, durante los primeros años del siglo XX surgieron, tanto en Europa como en América, medidas legislativas y pequeñas iniciativas que tenían como objetivo mejorar las condiciones de vida de los estratos más bajos de la población. Sin embargo, hubo que esperar hasta la segunda década del siglo XX para encontrar una de las personalidades que más ha contribuido a la definición del concepto de neighborhood unit (unidad vecinal): Clarence Perry. En los años veinte Clarence Perry introdujo el concepto de neighborhood unit en el séptimo volumen del “Regional Survey of New York and Its Environs.” Para Perry, una neighborhood unit es “la zona que incluye todos los servicios
41 Donatella Calabi, Storia dell’urbanistica europea. Milano, Mondadori, 2004, p. 14. Traducción del autor. Texto original: “In una prima fase, il villaggio operaio, un insieme compatto di abitazioni e servizi comuni (scuole, bagni, lavatoi, ristoranti, ambulatori medici), è una delle poche soluzioni programmate.” 42 Donatella Calabi, Storia della Città. L’età contemporànea. Venezia, Marsilio, 2005, p. 118.
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de utilidad pública y las condiciones requeridas por la familia media para su adecuada comodidad y desarrollo dentro de las proximidades de su vivienda.” 43 La neighborhood unit es una estructura urbana independiente, delimitada por calles vehiculares principales, de las cuales se desprenden calles vehiculares secundarias. En el centro de la neighborhood unit se encuentran aquellas estructuras programáticas aptas para el desarrollo de la vida social de la comunidad, tales como pequeños parques, áreas de juegos infantiles, tiendas de ámbito local y escuelas básicas. Entre estos programas comunes, son las escuelas las que permiten definir el tamaño de una neighborhood unit. De hecho, es la población escolar, es decir el número mínimo de habitantes que permite el funcionamiento de una escuela, calculado en alrededor de 7500 personas, la que define el límite físico de una neighborhood unit. Este límite se calculaba, además, en relación a la distancia que existía entre una vivienda y las áreas centrales equipadas de la unidad vecinal a la cual pertenecía, que estaba entre 400 y 800 metros, una medida fácilmente recorrible a pie en quince minutos. Cabe destacar que si para Perry la neighborhood unit se podía considerar como un barrio independiente y autónomo, relacionado al resto de la ciudad, para los urbanistas anglosajones la aplicación sistemática de esta estructura urbana representaría una solución alternativa al “gigantismo de la metrópolis superconcentrada.” 44 El prototipo de neighborhood unit proyectado por Perry tiene algunas de las características de la estructura urbana de la ciudad jardín propuesta por Ebenezer Howard: calles curvas y arboladas, viviendas unifamiliares ubicadas en el centro del lote y retranqueadas con respecto al límite de la calle. Las casas que conforman una unidad vecinal de Perry no presentan un mayor desarrollo tipológico con respecto a las de residencias unifamiliares para la clase media usadas durante todo el siglo XIX, pero al mismo tiempo la estructura urbana propuesta es novedosa en cuanto considera a la vivienda como el elemento fundamental de una vecindad y, a su vez, a ésta como la célula base para una posible expansión urbana. En la urbanización de Radburn, proyectada por Clarence Stein y Henry Wright junto a un grupo de arquitectos del Regional Planning Association of America —uno de cuyos fundadores fue el mismo Clarence Perry junto a Lewis Mumford— e iniciada en 1928 en New Jersey, queda explícito justamente este último aspecto. Aquí, en un radio de una milla, se deberían haber construido tres distintas unidades vecinales independientes en cuanto a áreas verdes y equipamiento, pero al mismo tiempo conectadas entre sí por la vialidad principal que las delimitaba. El conjunto no se terminó debido a que, como subraya el mismo Clarence Stein en el libro Toward New Towns
29 Detalle de una de las calles cul-de-sac que componen la estructura de las neighborhood unit de Clarence Perry.
43 Clarence Perry, citado en Planificación de la Unidad Vecinal, traducción inédita de American Public Health Association, Planning the Neighborhood, Illinois, Public Administration Service, 1960. (La cita original se encuentra en Clarence Arthur Perry, Housing for the Machine Age, Nueva York, Russell Sage Foundation, 1939, p. 50). 44 Paolo Sica, Historia del urbanismo. El siglo XX, Madrid, Instituto de Estudios de Administración Local, 1981, p. 176.
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for America 45 (1957) los primeros habitantes de Radburn habitaron la parte de la urbanización que se había construido sólo unos meses antes de que empezara la gran crisis de 1929. En ese momento las obras de construcción de Radburn se paralizaron y la City Housing Corporation, la sociedad fundada por Alexander Bing para construir ciudades jardín en Estados Unidos, fracasó dejando trunco el proyecto de esta nueva ciudad. Stein y Wrighten, en Radburn, en vez de tomar como referente a la tipología de las neighborhood unit de Perry, tomaron como modelo los estudios de Ebenezer Howard, lo mismo que harían los autores de otras importantes nuevas ciudades diseñadas con los principios de las ciudades jardín. Como el mismo Stein afirma: En Inglaterra las “New Towns” y las “New Towns de postguerra” intentaban trazar un nuevo camino: Welwyn estaba en ese entonces en construcción. Cuando volví a América era un convencido seguidor de Ebenezer Howard y de Raymond Unwin.46
30 Las tres neighborhood units de Radburn inscritas en una circunferencia de una milla de radio. El acercamiento sobre una de ellas permite apreciar el trazado urbano irregular.
Más allá de esta inspiración declarada en los postulados de Howard, es posible ver en sus proyectos para nuevas ciudades en Estados Unidos muchos de los aspectos que habían sido teorizados y definidos por Perry en esos mismos años, tales como el tamaño de las comunidades residenciales que no debían superar la media milla o la separación total del tráfico vehicular y peatonal. Esto último se logró creando calles cul-de-sac de bajo tráfico, desde las cuales se accedía a las viviendas, y en las cuales podían jugar los niños con seguridad.
45 Clarence Stein, Toward New Towns for America, Cambridge (Mass.), The MIT Press, 1966. 46 ibid. Traducción del autor de la versión italiana. Texto original: In Inghilterra le “New Towns” e le “New Towns dopo la guerra” tentavano di tracciare una nuova strada: Welwyn era allora in costruzione.”
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Los estudios de Perry para las neighborhood unit y las propuestas urbanas de Stein, que son un híbrido entre aquéllas y las ciudades jardín teorizadas por Howard, serán un referente prácticamente directo para algunos de los parámetros tipológicos usados en la segunda mitad del siglo XX en los proyectos de unidades vecinales.
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1.3 El caso de las Siedlungen alemanas.
Si los trabajos de Perry estaban introduciendo nuevas estructuras urbanas en el contexto norteamericano, también en Europa arquitectos y urbanistas se estaban haciendo cargo de las problemáticas urbanas relacionadas a los sistemas residenciales. Entre los países en los cuales este proceso de transformación se expresó con mayor fuerza, y donde se dieron las condiciones políticas y económicas para proponer nuevos sistemas residenciales y urbanos, destaca Alemania. Manfredo Tafuri, refiriéndose a las posiciones de Stübben, Eberstadt o Unwin respecto a la posibilidad de una restauración urbana, afirma: Las metrópolis que ellos tratan de reglamentar o reformar es, explícitamente, aquella del capitalismo del siglo XIX: la planificación, para ellos, es un instrumento de previsión para corregir el laissez-faire en el marco de intervenciones públicas llamadas a cumplir —como es el caso de la edilicia popular— una función anti-conflictiva y equilibrante.47 Lo que destaca Tafuri en este texto es, con todo, la postura de los arquitectos y urbanistas clasicistas. Éstos no creían, al contrario de personalidades como Bruno Taut, Martin Wagner o Ernst May, en la posibilidad de re-estructurar drásticamente tanto los sistemas de la producción habitacional, como la estructura urbana de la ciudad o las formas de vida de las personas. El mismo Tafuri, hablando de Martin Wagner y de su rol dentro de lo que sería después la República de Weimar, destaca cómo este arquitecto propuso extraer de las manos del sector privado la construcción de viviendas —consideradas para él un bien social y no solamente un bien de consumo — para transferirla al Estado. El problema de la vivienda, anteriormente considerado desde un punto de vista principalmente constructivo y de escasa importancia para la disciplina de la arquitectura, se transformó, a partir de este momento, en un tema central y de alto interés para los arquitectos. Esto se debió a una creciente sensibilidad y sentido de responsabilidad, por parte de la disciplina, hacia esta problemática, pero también a un hecho coyuntural especial: una serie de arquitectos para los cuales el problema de la habitación era central al desarrollo de una nueva manera de entender la arquitectura accedieron a importantes cargos políticos y administrativos que les permitieron formar
47 Manfredo Tafuri y Francesco Dal Co, Architettura Contemporanea, Milán, Electa, 1977, p. 149. Traducción del autor. Texto original: “Le metropoli che essi tentano di regolare o riformare è esplicitamente quella del capitalismo ottocentesco: la pianificazione, per loro, è strumento di previsione atto a correggere il laissez-faire, nelle maglie di interventi pubblici chiamati a svolgere —come nel caso dell’edilizia popolare— una funzione anticonflittuale ed equilibrante.”
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parte activa de las nuevas políticas social-demócratas que se hicieron espacio en la Alemania de la República de Weimar. Así, en una Alemania en medio de una profunda transformación, se pudieron llevar a cabo los innovadores proyectos residenciales y urbanos llamados Siedlung. Estos proyectos, sobre todo los construidos en Frankfurt am Main por Ernst May, son fundamentales para entender el aspecto sub-urbano de islas verdes contiguas a los centros urbanos consolidados que tendrán en la segunda postguerra algunas de las más importantes unidades vecinales. Estos ejemplos alemanes mostraron el gran potencial que tenían estas estructuras en conformar porciones independientes de ciudad; esta última sería, también, una característica de las unidades vecinales de la segunda mitad del siglo XX.
31 Römerstadt, Frankfurt am Main, de Ernst May. 1927-1929. 32 Praunheim, Frankfurt am Main, de Ernst May, Herbert Boehm, Wolfgang Bangert. 19271929.
Cuando Ernst May fue nombrado Dezernent für Bauwesen, logró concretar en Frankfurt —de las ciudades alemanas aquella en la cual la política y los sindicatos tuvieron mayor influencia y poder— un gran número de Siedlungen de extrema importancia para el panorama arquitectónico alemán y, posteriormente, internacional. Entre éstas se destacan aquí dos ejemplos: los conjuntos de Praunheim y Römerstadt. Ernst May tenía, como menciona Tafuri, una particular posición social y política: Entre 1925 y 1930 […] May puede gestionar, en plena simbiosis con el poder político, las oficinas relacionadas con la edificación comunal; es supervisor de la entera actividad edificatoria de Frankfurt; autor de la ampliación del plano regulador general; vicepresidente y después presidente de una de las empresas constructoras, de la cual el Ayuntamiento posee el 90% del capital accionario, destinada a la construcción de nuevas Siedlungen de bajo costo.48
48 ibid., p. 151. Traducción del autor. Texto original: “Tra il ‘25 e il ’30 May trova a poter gestire, in piena simbiosi col potere politico, gli uffici connessi all’edilizia comunale; è supervisore dell’intera attività edilizia di Francoforte; estensore del piano regolatore generale; vicepresidente e poi presidente di una delle due imprese edilizie, di cui il Comune detiene il 90% del capitale azionario, preposte alla costruzione delle nuove Siedlungen a basso costo.”
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33 Praunheim, Frankfurt am Main, de Ernst May, Herbert Boehm, Wolfgang Bangert. 19271929.
Esta confluencia de roles y acumulación de poder, junto a las políticas y estructuras institucionales adecuadas, permitieron a May, como Jefe de Sección de Obras Públicas, influir sustancialmente en el mercado habitacional de la ciudad y promover la construcción de nuevos tipos urbanos y residenciales. Según dicen Peter Gössel y Gabriele Leuthauser en el primer volumen de Arquitectura del siglo XX: El fin declarado en el proyecto de nuevas urbanizaciones en el Nuevo Frankfurt era la combinación de la funcionalidad con la forma más escueta, renunciando a una concepción demasiado ostentosa. Las viviendas, pensadas para cumplir con los requisitos mínimos, debían tener una cierta calidad estética sólo mediante la intencionada ordenación de partes iguales.49 Las Siedlungen construidas en Frankfurt tuvieron la capacidad de constituir un nuevo modelo urbano: un sector de la ciudad compuesto por una red de “barrios-ciudades,” verdaderos puntos interconectados por infraestructuras de transporte, que orbitaban como satélites en torno al centro urbano consolidado. Las nuevas Siedlungen estaban situadas en las afueras de la ciudad, pero estaban estrictamente relacionadas tanto con ésta como con los
49 Peter Gössel y Gabriele Leuthauser, Arquitectura del Siglo XX, Madrid, Taschen, 2005, p. 208.
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lugares de trabajo de sus habitantes. En Frankfurt, producto de la construcción de varias Siedlungen, se puede apreciar cómo estas nuevas urbanizaciones conectadas entre sí, fueron capaces de acelerar el desarrollo urbano de la ciudad. Se puede apreciar la concordancia entre los tipos propuestos en Alemania y aquellos que Perry estaba introduciendo en Estados Unidos con las neighborhood units. Otro importante exponente del periodo, que desarrolló una larga investigación sobre las tipologías y los sistemas de agrupaciones urbanas con el fin de aprovechar a pleno la iluminación y ventilación al interior de las viviendas, fue Walter Gropius. Temas como la repetición en serie y el uso de formas simples y privadas de ornamento, que fueron propuestos por Gropius en el conjunto de Dammerstock, en Karlsruhe, o en el de Torten, en Dessau, corresponden tanto a nuevos parámetros estéticos planteados por el arquitecto, como a una evolución de la rowhouse tradicional. Además, estos conceptos constituirían un argumento recurrente en toda la arquitectura del periodo. Estas proposiciones, presentadas por el mismo Gropius en una de las conferencias del tercer CIAM de Bruselas en 1930, ponen énfasis en un aspecto que hasta el momento no se había evidenciado con suficiente claridad y que se revela como especialmente avanzado: se trata del estudio tipológico de las casas en hilera de dos y más pisos y el desarrollo de nuevas células residenciales. Estos ejemplos determinan un punto de quiebre en relación a las tipologías residenciales utilizadas en las neighborhood units teorizadas por Perry, en las cuales primaban las viviendas unifamiliares aisladas.
34 Walter Gropius, Torten. 1926-1928. 35 Walter Gropius, Dammerstock. 1928. Viviendas en hilera de dos pisos con antejardines.
Otra importante urbanización del periodo es el conjunto de Britz, en Berlín (1925-1927), proyectado por Bruno Taut y Martin Wagner, entre otros. Este conjunto destaca tanto por su gran tamaño como por el gran número de tipologías residenciales, demostrando con ello cierta búsqueda de nuevas organizaciones planimétricas de las viviendas. Además esta urbanización destaca por el particular trazado urbano que la caracteriza. Aquí los arquitectos, a través de la disposición de los bloques residenciales perimetrales, delimitan el frente externo de la intervención y con tipologías 61
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residenciales aparentemente de tamaño menor, delimitan parques y definen los espacios colectivos para la comunidad. Un sector en forma de herradura, formado por cuatro bloques curvos, constituye un gran acceso al complejo residencial. Desde una mirada superficial esta urbanización recuerda por ciertos aspectos las primeras neighborhood units de Perry: áreas verdes concentradas en la zona central y calles que penetran en el sector. Pero con una mirada más atenta, la distancia entre los dos ejemplos —a pesar de ser prácticamente contemporáneos— es notable. En Perry el trazado de las calles vehiculares que penetran en la unidad vecinal responde a una estructura orgánica, mientras que en el caso de Britz, si bien no presenta la racionalidad de Dammerstock, el trazado de las calles es bastante regular y cruza el sector de un lado al otro con calles rectas. No obstante, la diferencia más sustancial se refiere a las tipologías arquitectónicas usadas. En la neighborhood unit, las viviendas son de tipo unifamiliar y se encuentran ubicadas al interior del lote, mientras que en Britz se usan casas en hilera y bloques residenciales curvos, ambos situados en el frente de la calle.
36 y 37 Siedlung Britz en Berlin Bruno Taut y Martin Wagner. 1925. La forma a herradura de los bloques centrales contiene una parte de las áreas verdes para la comunidad.
La densidad y la voluntad de liberar espacio para dedicarlo a áreas verdes y equipamiento es uno de los motivos por los cuales se pasa del uso de la vivienda aislada al uso de la vivienda en hilera o del bloque residencial. Al respecto, Leonardo Benevolo cita un texto muy significativo, escrito por Taut, en el cual se aprecia lo que éste pensaba respecto de la vivienda colectiva y de las nuevas agrupaciones residenciales. Dice Taut: La casa, en su conjunto, igual que sus elementos, pierde el aislamiento y la separación. Así como las partes viven en la ciudad de las relaciones recíprocas, la casa vive en relación con los edificios que la rodean. La casa es el producto de una disposición colectiva y social. La repetición no debe ya considerarse como un inconveniente que hay que evitar, sino que, al contrario, constituye el medio más importante de
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expresión artística.50 Los proyectos que se han presentado hasta aquí son sólo una pequeña muestra del conjunto de urbanizaciones construidas en Alemania en la década del veinte. Cuando en 1927 se inaugura el Weissenhofsiedlung de Stuttgart, probablemente la más conocida experiencia de este tipo, lo que se tiene es la culminación de una serie de procesos que habían empezado en las décadas anteriores. Esta experiencia, definida por el propio Tafuri como un “manifiesto a posteriori de políticas ya maduras,” 51 refleja el eclecticismo tipológico de las propuestas habitacionales de los distintos arquitectos. Los proyectos y las obras que componen el Weissenhofsiedlung de Stuttgart son muy diferentes entre sí. Predominan, como tipología, las casas unifamiliares. Sin embargo hay ejemplos de viviendas pareadas, en hilera y también un bloque de departamentos proyectado por Mies van der Rohe. En su condición de conjunto expositivo este barrio, así como el Siemensstadt de Berlín, son las primeras ocasiones en las cuales se reúnen los mayores representantes de “la nueva arquitectura” con el fin de proponer soluciones al problema de la vivienda colectiva en la ciudad. Si bien el Weissenhofsiedlung no corresponde precisamente a una de las urbanizaciones más importantes en términos de tamaño, es la más relevante en términos publicitarios e informativos. Con respecto a ella, Paolo Sica afirma lo siguiente: visitada diariamente por 20.000 personas, constituye un momento importante de la afirmación entre el gran público del gusto propio de la arquitectura moderna y de fomento del conocimiento de sus posibilidades.52 Con la experiencia de Stuttgart se definen claramente las apuestas y los desafíos que estaba planteando, en el campo de la vivienda, la nueva arquitectura moderna.
38 Weissenhofsiedlung,de Stuttgart. 1927. En segundo plano el bloque de departamentos proyectado por Mies Van der Rohe. 50 Leonardo Benevolo, Historia de la arquitectura moderna, Barcelona, Gustavo Gili, 1994, p. 510. 51 Tafuri y Dal Co, op. cit., p. 348. Traducción de autor. Texto original: “manifesto a posteriori di politiche già mature.” 52 Paolo Sica, op. cit., p. 159.
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1.4 Austria y el caso de la Viena roja.
Como Alemania, si bien de forma muy distinta, también Austria constituye uno del los casos que permiten entender la relación entre mundo político y arquitectónico. En un país con un régimen socialista potente, que consideraba la vivienda como un bien social, y gracias a la aplicación de leyes que dieron al Estado el control casi total de la producción habitacional, se llevaron a cabo proyectos muy revolucionarios que, por tamaño, escala, densidad y planteamiento urbano, constituyen un referente para toda la producción habitacional de la segunda postguerra, representando un precioso aporte para la definición de la unidad vecinal como tipo edificatorio. Ahora bien, si los trabajos de Perry definieron los parámetros programáticos de la neighborhood unit y las Siedlungen alemanas fueron fundamentales para la definición de los nuevos prototipos urbanos y tipológicos habitacionales modernos, en la Austria Socialista de principios del siglo XX se realizaron proyectos habitacionales de características urbanas, formales y estéticas radicalmente distintas, tanto en relación a las construcciones económicas del periodo, como a las investigaciones tipológicas que se estaban experimentado en las Siedlungen alemanas, pero con el mismo grado de innovación y fuerza expresiva.
39 Karl Marx Hof, Viena. 1927. La alta densidad de la propuesta permite que se construya solo un 20 % del terreno a disposición, destinando el espacio libre como áreas verdes comunitarias.
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Estos proyectos son los Höfen, bloques cerrados o semi-abiertos realizados con técnicas constructivas tradicionales pero con una alta y revolucionaria complejidad programática. Paolo Sica destaca, desde un punto de vista crítico, cómo este modelo habitacional se diferencia drásticamente de las rigurosas y tipológicamente novedosas urbanizaciones alemanas, afirmando que aquí “las soluciones compositivas impiden una rigurosa repetición y a veces crean descompensaciones y arreglos forzados en la distribución
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interior.” 53 Sin embargo, en el caso de los Höfen, la innovación no se encuentra tanto en la disposición y regularidad de las tipologías residenciales sino más bien en la complejidad programática que los caracteriza, en la ubicación particularmente central en el contexto urbano y en la alta densidad habitacional utilizada, más relacionada con los ejemplos anglosajones neobrutalistas de los años ’60 que con las contemporáneas Siedlungen alemanas. Justamente, las operaciones proyectuales relacionadas a la densidad serán un factor relevante en la definición de las grandes unidades vecinales construidas dentro de las ciudades a partir de la década del cincuenta. Aquí se propondrán grandes edificios residenciales para poder albergar un gran número de personas y, al mismo tiempo, liberar suelo para destinarlo a espacios comunes, áreas verdes y equipamiento. Los Höfen de Viena son edificios o complejos de edificios de gran tamaño, cuya ocupación de suelo varía entre el cincuenta y el cuarenta por ciento, con la excepción del Karl Marx Hof, que ocupa el suelo sólo en un 20 por ciento.54 Este complejo, proyectado por Karl Ehn en 1927, mide más de un kilómetro de largo y contiene 1325 viviendas junto con equipamientos como jardines infantiles, lavanderías colectivas, una biblioteca, oficinas, tiendas, un consultorio médico y áreas verdes para la comunidad.
Si por un lado las Siedlungen —como las neighborhood units de Perry—, se
40 Karl Marx Hof, Viena. 1927. Vista de uno de los patios del proyecto.
53 ibid., p. 616. 54 Es curioso que un edificio como el Karl Marx Hof de Viena no mencionado por Kenneth Frampton en su Historia crítica de la arquitectura moderna. Quizás esto se deba al hecho de que la estructura y la estética de este edificio no presentan las características típicas de edificios “modernos.” En cambio, aquí se considera que estos casos son esenciales para entender las características de varios proyectos que se construyeron en todo el mundo occidental en las décadas siguientes.
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ubicaban en las afueras de los centros habitados, estos enormes conjuntos se erigieron en pleno centro urbano. Gracias a una importante operación de expropiación de viviendas insalubres, el Estado socialista pudo expropiar terrenos y edificios para disponer de grandes predios pertenecientes a la trama urbanizada de la ciudad, en los cuales alojar a la clase medio-baja de la población. La ubicación dentro de la ciudad constituye la primera gran diferencia entre los sistemas residenciales mencionados hasta aquí. La primera consecuencia es la densidad propuesta por los sistemas habitacionales. Los sistemas alemanes, como la neighborhood unit propuesta por Perry, prevén una extensa ocupación del suelo disponible mientras que los Höfen se elevan en altura para dejar la mayor cantidad de terreno libre, entregando de esta manera grandes parques y áreas verdes a la comunidad y al resto de la ciudad.
41 Adolf Loos, Hof en Viena. Destaca la regularidad de la fachada y el ritmo regular Entre llenos y vacíos. 41 Adolf Loos, Hof en Viena. Destaca la regularidad de la fachada y el ritmo regular Entre llenos y vacíos.
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Otra importante diferencia se relaciona con la expresión estética de estas estructuras urbanas. Si por un lado las Siedlungen presentan una estética coherente a la nueva arquitectura, y son el medio de expresión a través del cual se hacen espacio los conceptos propuestos por ésta, los Höfen presentan una estética no demasiado acorde a los nuevos alcances de la disciplina arquitectónica.
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42 Adolf Loos, Hof en Viena. Elevaciones, los pasillos exteriores Entregan horizontalidad al volumen.
Estos se entonan más bien con los principios políticos del socialismo. Estos individuos, como los define Tafuri,55 se contraponen por su escala al contexto urbano, muy cargados de simbolismo y monumentalidad, para demostrar la fuerza del régimen político dominante y quizás también, la grandeza y la fuerza expresiva de las políticas de vivienda.
55 Tafuri y Dal Co, op.cit., p. 162.
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1.5 La contribución de los primeros CIAM: de La Sarraz a Frankfurt. Un análisis a distintas escalas.
Además de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, tanto en Europa como en América hubo otras importantes instancias de discusión y de avance profesional y disciplinar entre las décadas del treinta y el sesenta. Para mencionar sólo algunas de éstas, se recuerdan las Exposiciones Universales, los Congresos Panamericanos de Arquitectos o las actividades de la Unión Interamericana de Arquitectos. A pesar de esto, está ampliamente reconocido que los CIAM constituyen uno de los más importantes campos de debate y de experimentación arquitectónica en torno a las problemáticas que afectaban a la ciudad y a las viviendas económicas urbanas, no siendo, sin embargo, necesariamente las instancias en las cuales participaron el mayor número de arquitectos de la época. Los distintos temas que se trataron en estos encuentros contribuyeron a transformar profundamente las ideas urbanas que cambiarían la cara de la mayoría de las ciudades del mundo occidental. Asimismo, favorecieron el estrechamiento de vínculos entre el mundo político y el entorno arquitectónico. Estas temáticas, además, impulsaron el proceso de estandarización de los sistemas constructivos y tipológicos residenciales, transformando radicalmente la manera de vivir en la casa, en el barrio y en la ciudad. De las múltiples lecciones que la literatura se ha encargado ampliamente de subrayar sobre los CIAM, aquí se propone una interpretación de aquellos aspectos que han contribuido a definir la unidad vecinal como tipo edificatorio residencial y como elemento constituyente de la ciudad funcional a partir de la segunda postguerra y hasta toda la década del sesenta. Esta tipología es producto de modernizaciones tanto a nivel político-institucional como técnico-constructivo. Además, encierra en sí tanto las problemáticas relacionadas a la escala urbana, como aquellas relacionadas a la escala del barrio, a la doméstica y, finalmente, a la social. El primer Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, realizado en La Sarraz, Suiza, en 1928, constituye una importante instancia de consolidación de los conceptos de la nueva arquitectura. En este encuentro, en el cual participaron varios de los arquitectos mencionados hasta ahora, quedan explícitos los nuevos ámbitos que proponía abarcar la nueva arquitectura y las modalidades a utilizar para lograrlo.
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Bajo esta óptica, si se analizan algunos de los puntos que constituyen la Declaración de La Sarraz, se puede apreciar la tónica y el grado de expectativa que permeó este encuentro. Los primeros cuatro puntos de la declaración dicen lo siguiente: 1. La idea de la arquitectura moderna incluye el vínculo entre el fenómeno de la arquitectura y el del sistema económico general. 2. La idea de la “eficiencia económica” no implica que la producción ofrezca un beneficio comercial máximo, sino que la producción requiera un mínimo esfuerzo de trabajo. 3. La necesidad de una eficiencia económica máxima es el resultado inevitable del Estado empobrecido de la economía general. 4. El método más eficiente de la producción es el que procede de la nacionalización y la estandarización actuando directamente sobre los métodos de trabajo, tanto en la arquitectura moderna (concepción) como en la industria de la construcción (realización).56
43 Foto de grupo durante el primer encuentro CIAM en el castillo de Madamme de Mandrot. La Sarraz. 1928.
Estos conceptos, si bien en este momento se expresaron de manera muy esquemática, se contraponían fuertemente a la especulación edilicia descontrolada cuyos resultados se consideraban negativos tanto por la repartición de las plusvalías provenientes de la venta de terrenos, como por el hecho de que ella no garantizaba que se conformaran espacios aptos para el desarrollo de las actividades sociales de los hombres. Los cuatro puntos de la declaración de La Sarraz no se relacionan, sin embargo, ni con la estructura ni con la morfología de las experiencias de las neighborhood units del periodo, en cuanto se enfocan más bien en los aspectos económicos e industriales que, en aquel momento histórico, representaban un tema de profundo interés para la arquitectura y para la
56 Según aparecen en Kenneth Frampton, Historia crítica de la arquitectura moderna, Barcelona, Gustavo Gili, 1996, p. 273.
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sociedad en general. Los arquitectos que suscriben la declaración de Suiza exhortan a los profesionales que creen en la nueva arquitectura a levantarse contra la arquitectura de la academia, ya que ésta no se ha hecho cargo del principal problema de la población: la vivienda. En el documento se incentiva a los arquitectos para que formen, ya desde la escuela primaria, nuevas generaciones de personas que en el futuro serán los clientes capaces de vivir en una casa moderna. Las problemáticas abordadas en este primer congreso no se refieren específicamente a la vivienda ni a algunas específicas tipologías arquitectónicas que se estaban ya experimentando en varios países europeos. En este momento los puntos tocados en La Sarraz se refieren, más bien, a la relación entre economía y producción arquitectónica. No cabe duda que claramente los problemas relacionados a la vivienda, como problema social y arquitectónico, ya subyacían en la declaración firmada en este primer congreso. Éste, a diferencia de los otros que cada vez tratarán un tema específico distinto, constituye una primera aproximación general a los problemas que afectaban a la población obrera y a la ciudad, define las coordenadas y propósitos de la nueva arquitectura, estableciendo nuevas líneas de investigación y propone una fuerte crítica a la arquitectura de la academia. El segundo congreso se realizó en Frankfurt en 1929. No es casualidad, una vez demostrada la importancia de los casos de Siedlungen alemanas y de arquitectos como Ernst May o Gropius, que este congreso se realice en Alemania y que sea expresamente elegida esa ciudad, por el mismo Ernst May, quién tendrá la oportunidad de inaugurarlo con una breve ponencia titulada “El alojamiento para el nivel mínimo de vida.” 44 y 45 Portadas de algunas publicaciones producidas con los resultados del segundo Congreso CIAM de Frankfurt.
En este segundo congreso se estudian las distintas posibilidades de organización de la habitación mínima en sintonía con las propuestas de Alexander Klein, personaje central en esta ocasión. La estrategia propuesta por Klein en Frankfurt, para tratar de solucionar los problemas habitacionales, se basaba en encontrar un sistema para relacionar la arquitectura con la producción industrial, con una nueva manera de construir casas: eficiente, económica y logrando el máximo resultado con el mínimo esfuerzo. Las búsquedas de Alexander Klein en torno a la sistematización de la planta de la vivienda van entendidas en esta dirección. Se estudian las distintas dimensiones de los ambientes que componen la vivienda: el cuerpo de escaleras, la sala de estar, las habitaciones, la cocina y la sala de baño. Esta matriz muestra las distintas combinaciones posibles para lograr alcanzar un uso satisfactorio y eficiente de la superficie de cada vivienda. La contribución de Klein es clave para entender el proceso de estandarización, sistematización y perfeccionamiento de los tipo residenciales aplicados en los nuevos barrios residenciales, en una novedosa síntesis entre disciplinas diversas. Klein no se limita sólo a analizar la distribución en planta de los ambientes, sino que toma en consideración también la concentración de las superficies libres y los recorridos para vincular los espacios de la casa.
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En los estudios de Klein la matemática, la arquitectura, la ingeniería y la economía se mezclan, constituyendo un nuevo método proyectual y no sólo herramientas de análisis de la realidad.
Como destaca Matilde Baffa Rivolta,57 la figura de este arquitecto ha sido considerada sólo marginalmente dentro del panorama arquitectónico del periodo. Es importante destacar que los estudios sobre el existenzminimum de Klein constituyen, quizás, el aporte teórico más importante con respecto a la voluntad de definir un método científico cuyos resultados fuesen prototipos residenciales que se pudiesen construir en serie.
46 y 47 Análisis de los recorridos al interior de la vivienda y matriz de disposición de los ambientes al interior de la vivienda mínima.
Esta línea de investigación será desarrollada más tarde por varios arquitectos durante el siglo XX. En la misma dirección, por ejemplo, hay que incluir el trabajo de Ernst Neufert que, después de haber estudiado en la Bauhaus con Gropius, producirá los manuales arquitectónicos que hasta hoy día llevan su nombre y que han constituido un valioso auxiliar de los arquitectos proyectistas por décadas en las más variadas latitudes. A la luz de estas consideraciones, cabe destacar cómo la problemática relacionada a la vivienda mínima fue abarcada por los distintos profesionales, con distintos enfoques. Esta diversidad de posturas y propuestas formales tenía, a pesar de todo, un mínimo común denominador: la economía constructiva y la posibilidad de repetir la célula habitable hasta conformar un edificio y, a través de éste, un nuevo elemento urbano. La unidad vecinal de la postguerra, como se verá más adelante, entre otras formas de agrupación, presenta todas estas características. Este aspecto ha sido destacado también por Donatella Calabi: la presumida coherencia del periodo inicial de los CIAM, en el definir una idea de espacio que a partir de la vivienda se amplía hacia el barrio, la ciudad, el territorio, ha contribuido a hacer pensar que las investigaciones de los protagonistas del Movimiento Moderno hayan sido conducidas deductivamente [...] un proceso que parece poner la vivienda como primer elemento, fundador y condicionante de la proyectación a las escalas sucesivas.58
57 Matilde Baffa Rivolta y Augusto Rossari (eds.), Vivienda Mínima: 1906-1957, Barcelona, Gustavo Gili, 1980, p. 7. 58 Donatella Calabi, Storia dell’urbanistica…, p. 192. Traducción del autor. Texto original: “la presunta coerenza del periodo iniziale dei CIAM, nel definire un’idea di spazio che dall’alloggio si amplia verso il quartiere, la città, il territorio, ha contribuito a far pensare che le ricerche dei protagonisti del Movimento Moderno siano condotte deduttivamente […] un processo che sembra
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Para Frampton los congresos II y III de Frankfurt y Bruselas son los más “doctrinarios,” en cuanto fueron encabezados por los profesionales de habla germana, centrando la atención, en el problema de la vivienda, el primero, y en la óptima organización de los distintos edificios residenciales dentro de la manzana, el segundo. Este progresivo cambio de escala en la aproximación hace hincapié en la necesidad de disgregar las problemáticas arquitectónicas y urbanas con el fin de reducir la complejidad, hacerlas conmensurables y más fáciles de comprender.
porre l’alloggio come elemento primo, fondativo e condizionante la progettazione alle scale successive.”
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1.6 Holanda: de utopía a realidad. El CIAM III de Bruselas.
Si en Alemania tuvieron un rol dominante arquitectos como Ernst May, Walter Gropius o Bruno Taut, en Holanda las figuras más influyentes de este periodo fueron, J. J. P. Oud en Roterdam y Cornelis van Eesteren en Amsterdam. Entre 1918 y 1935 el Estado holandés, a través de una importante política a favor de la edilicia subvencionada, es el primer actor en la construcción de viviendas. Hasta 1925 interviene en el 75% del total de las viviendas construidas en el país. Estas importantes iniciativas públicas y el análisis de algunos de los casos holandeses permiten mostrar el alcance del proceso de transformación urbana acontecido en la ciudad de Amsterdam gracias al trabajo y al poder político de van Eesteren. Antes de analizar lo acontecido en Amsterdam, merece la pena examinar el caso de Rotterdam y el trabajo que aquí desarrolló J. J. P. Oud, ya que este último vivió más profundamente el cambio disciplinar y de los parámetros tanto estilísticos como funcionales de la arquitectura. Manfredo Tafuri, hablando de algunas de sus principales obras, afirma lo siguiente: En el barrio de Oud, Mathenesse, impostado sobre una área triangular, resuelta formalmente, las casas aisladas de uno o dos pisos con techo a dos aguas revelan aún más la indecisión del arquitecto [...] El purismo ascético de Oud, mucho más refinado que el de Gropius, es la otra cara de la escasa incidencia de sus barrios a nivel urbano.59
Contemporáneo al proyecto de Mathenesse, se recuerda la urbanización Tusschendijken en Rotterdam, del mismo autor, construida entre 1920 y 1924, cuyos edificios residenciales se desarrollan alrededor de un patio central destinado a esparcimiento y en el que se encuentran pequeños huertos para
48 y 49 El barrio de J. J. P. Oud, Mathenesse, Rotterdam. 1923.
59 Tafuri y Dal Co, op. cit. Traducción del autor. Texto original: “Nel quartiere di Oud Mathenesse, impostato su un’area triangolare, risolta formalisticamente, le case isolate a uno o due piani e tetti spioventi rivelano ancor più l’indecisione dell’architetto [...] Il purismo ascetico di Oud, ben più raffinato di quello di Taut o di Gropius, è la contropartita della scarsa incidenza dei suoi quartieri a livello urbano.”
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los residentes. En este caso, particularmente, la distinción entre casa en hilera y bloque se hace ambigua, lo cual es significativo de las transformaciones que estaban afectando a las estructuras urbanas.
50 y 51 El barrio Tusschendijken en Rotterdam de J.J.P.Oud. 1920-1924. Son llamativas Las huertas y los jardines comunitarios incluidos al interior de los patios de los edificios residenciales.
La estructura urbana de este complejo, que podría constituir un referente para los casos austríacos —generalmente posteriores— es muy distinta de las otras urbanizaciones holandesas relevantes. Este es uno de los primeros ejemplos en que un proyecto residencial consta de un programa complejo que no considera sólo viviendas sino también espacios públicos o, como en este caso, huertos productivos para la comunidad. La resolución al problema de la vivienda en Tusschendijken supera la pura atención sobre la unidad de vivienda y se propone enriquecer de programa y servicios el sector urbano en el cual se ubica. Si se analiza un tercer proyecto de Oud, el de Kiefhoek (1925), se aprecia la tensión a la cual fueron sometidos los arquitectos de este periodo histórico —personalidades caracterizadas por su apego a técnicas constructivas, formas tradicionales e importantes avances en cuanto a materiales, tecnologías, programas y estéticas modernas—.
52 y 53 J. J. P. Oud, Kiefhoek, Rotterdam. 1925.
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Kiefhoek presenta, tanto en su desarrollo planimétrico como en las limpias líneas de sus elevaciones, una claridad ejemplar. Aquí los edificios se curvan siguiendo el perfil de la calle y constituyen una fachada continua en la cual se alternan viviendas de dos pisos y locales comerciales ubicados estratégicamente en las esquinas. El caso de Amsterdam y el aporte de van Eesteren es muy distinto al de Oud en Roterdam. En Amsterdam, van Eesteren logra concretar un plan urbano sin precedentes, tanto para esta ciudad como para el resto de Europa. Es en Amsterdam, cuya área urbana era sustancialmente inferior a la de capitales europeas como Berlín o París, donde se aprueba un proyecto de expansión urbana que, por dimensión y estructura, representa una importante novedad para el momento. Como dice Tafuri, en Amsterdam “el ‘movimiento moderno’ parece pasar del reino de la utopía a aquel de la realidad.” 60 La principal característica, en este caso, es la magnitud que alcanza la construcción de nuevas urbanizaciones. De hecho, si por un lado, tanto las Siedlungen como las neighborhood units se pueden considerar como nuevas urbanizaciones externas al contexto urbano, y los Höfen, por el otro, son fábricas completamente urbanas con densidades mucho mayores y una estética tradicional, en Amsterdam se propone una verdadera extensión del límite urbano a través de la construcción de barrios residenciales. Al contexto urbano ya consolidado de la capital holandesa se añaden 17.000 hás. de terreno obtenido por la municipalidad a través de la absorción de polders61 rurales periféricos. Estos terrenos se edificaron con urbanizaciones para 10.000 habitantes rodeadas de corredores verdes. Las estructuras sumadas debían albergar 250.000 personas en total, y estaban servidas por una importante red de infraestructuras que conectaba los nuevos barrios con el resto de Amsterdam, Rotterdam o La Haya.
54 La envergadura del proceso de urbanización en la ciudad de Amsterdam alcanza una escala sin precedentes en las ciudades europeas del periodo.
60 ibid., p. 169. Traducción del autor. Texto Original: “Il “movimiento moderno” sembra passare dal regno dell’utopia a quello della realtá.” 61 Terrenos ganados al agua y saneados.
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La nueva estructura de expansión urbana realizada en Amsterdam se inscribe en el ámbito temático desarrollado en el tercer CIAM, organizado en Bruselas en 1930. Este congreso se desarrolló bajo el título “El loteo racional.” Las discusiones, esta vez, se centraban en la búsqueda de las posibles y mejores disposiciones de los edificios residenciales. Se buscaba, con esto, aprovechar al máximo la aireación y el asoleamiento de los edificios, conceptos que se consideraban clave para una buena higiene de las viviendas. En este congreso se propuso un cambio de escala en el análisis de la problemática relacionada a la vivienda. El énfasis se puso no tanto en la estructura de la vivienda sino más bien en la del bloque, compuesto éste por células mínimas cuya reproducción modular permitiría disminuir los costos de construcción y acelerar el tiempo de ejecución de las obras. Se consideró, además, como punto fundamental la disposición del bloque en el terreno de modo de obtener un “loteo racional.” Queda clara, con este cambio de escala, la interrelación entre los aspectos relacionados a la vivienda y aquellos que se refieren a la ciudad. Con esto se hace referencia a la posibilidad de los nuevos barrios residenciales de expandir el núcleo urbano a través de la construcción de nuevos barrios residenciales. Hay que subrayar la importancia de la contribución, sobre todo en los aspectos urbanos, de los estudios y de las urbanizaciones construidas en Holanda en este periodo. Es justamente la dicotomía entre utopía y realidad lo que hace de la experiencia holandesa del periodo un gran aporte para la arquitectura moderna. Aquí, en los años anteriores a la segunda guerra mundial, e incluso antes de que se desarrollaran los dos CIAM que lograron definir con precisión los aspectos y las características de la ciudad funcional, se había logrado promover y construir, con una fuerte dosis de realismo, una nueva ciudad completamente distinta en estructura, densidad y tipo edificatorio a lo que se había conocido hasta ese momento. Cornelis van Eesteren, protagonista del plan regulador de Amsterdam, se consagra, en el congreso de Bruselas, como el arquitecto y urbanista holandés del momento. Será el mismo van Eesteren el que inaugure el IV CIAM que se desarrollará en 1933 entre Marsella y Atenas, en el cual se discutirán los temas sobre la ciudad funcional que, en cierto sentido, ya se habían experimentado en Amsterdam.
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1.7 La Ciudad Funcional: hacia comprensión de la “unidad vecinal.”
la
En 1933 y 1937 se desarrollaron dos de los congresos CIAM más influyentes en la definición de las características de la ciudad funcional que llevaron a la comprensión de la unidad vecinal tal como se concretó después de la segunda guerra mundial. El cuarto congreso CIAM se desarrolló entre Marsella y Atenas, a bordo del Patris II en 1933, y el quinto en París en 1937. Son los últimos congresos antes de la segunda guerra mundial y aquellos que dieron como resultado algunas de las publicaciones mayormente cargadas de axiomas doctrinarios y reglas para solucionar los problemas de la ciudad. El cuarto congreso se tituló “La Ciudad Funcional” y se centraba en la “corrección de las ciudades que hoy hacen la desgracia de los hombres.” 62 Para proponer una solución a las problemáticas de las grandes ciudades modernas había que saber, primero, cuáles eran los problemas que las afectaban. Para esto se estudiaron, dibujaron y analizaron las planimetrías de treinta y tres ciudades.63 Los planos, algunos de los cuales medían dieciséis metros cuadrados de tamaño, estaban pegados a soportes de aluminio de módulo estándar. La Carta de Atenas es el resultado depurado de las discusiones y de los debates del cuarto CIAM. Redactada por Le Corbusier, se publicó en Europa sólo en 1941 y en Estados Unidos diez años después, hecho que no deja de llamar la atención en cuanto éste era un documento fundamental para la definición de los parámetros y conceptos de la nueva arquitectura. A pesar de su tardía publicación, los resultados del cuarto CIAM empezaron a circular en el ámbito arquitectónico a partir ya de los años inmediatamente siguientes al congreso. De hecho, como menciona Eric Mumford, las primeras publicaciones llegaron sólo pocos meses después del mismo. Se trata de Resolutions y Constatations. La primera publicación, redactada por Brunon-Guardia, se publicó en septiembre de 1933 en París, y la segunda, que encontró mayor difusión al publicarse en España, Italia, Suiza, Holanda y Bélgica, fue redactada por Giedion, Moser y Steiger.64 El impacto del congreso del ‘33 se hizo sentir de manera muy temprana en todo el mundo occidental, incluyendo América Latina y Chile. De hecho, en
62 Carta de Atenas, Buenos Aires, Editorial Contemporánea, 1954, p. 31. 63 Las ciudades analizadas en el cuarto CIAM fueron: Amsterdam, Atenas, Bruselas, Baltimore, Bandoeng, Budapest, Berlín, Barcelona, Charleroi, Colonia, Como, Dalat, Detroit, Dessau, Frankfurt, Ginebra, Génova, La Haya, Los Ángeles, Littoria, Londres, Madrid, Oslo, París, Praga, Roma, Rotterdam, Estocolmo, Utrecht, Verona, Varsovia, Zagreb, Zúrich. 64 Más información en Eric Mumford, The CIAM discourse on Urbanism; 1928-1960, Cambridge (Mass.), The MIT Press, 2000, p. 87.
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el primer número de la revista ARQuitectura, de agosto de 1935, se plantean de manera muy directa algunas de las temáticas que sólo dos años antes se habían discutido en Marsella y Atenas.
55 y 56 Portada del Nº 1 de la revista ARQuitectura y primera página del artículo con los resultados del CIAM de 1933.
Ahora bien, como destaca Donatella Calabi, “los puntos alrededor de los cuales se escribe la Carta de Atenas son todavía aquellos expuestos por Cerdá, según el cual las funciones fundamentales son las de la estaticidad y movilidad para ritmar la vida de los hombres y para generar la forma del espacio urbano, pero también aquellos de Tony Garnier cuando describe, con sus dibujos, la ciudad industrial. También el retranqueo del edificio desde la calle, la desaparición de la calle corredor, el uso del espacio abierto y de la áreas verdes son principios ya afirmados y aplicados no sólo en las ciudades jardín, sino preanunciados por los modelos de las ciudades utópicas del siglo XIX.” 65 A pesar de que probablemente los temas contenidos en la Carta de Atenas no constituyeran una novedad total en la doctrina de ese periodo, cabe destacar cómo por primera vez se logró definir, condensar y publicar, tanto en la Carta de Atenas como en las otras importantes publicaciones, aquellos conceptos que definen el “instrumento por el cual será enderezado el destino de las ciudades.” 66 Sin duda era demasiado pretencioso creer que un documento como la Carta
65 Donatella Calabi, Storia dell’urbanistica…, p. 193. 66 Carta de Atenas, p. 30.
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de Atenas pudiera solucionar los problemas de las ciudades, por cuanto los aforismos que la componen, por el hecho de poderse aplicar a cada ciudad en general, no podían hacer referencia a ningún caso específico y a ninguna condición particular. De hecho, una de las principales críticas que se hizo a este documento, y más en general al urbanismo de los CIAM, es su extrema y simplificada esquematización de la realidad urbana y social. Sin entrar en el mérito de tales críticas, es importante evidenciar cómo tal esquematización pudo iniciar el proceso de comprensión de la dinámica de funcionamiento de la ciudad moderna. Ahora bien, vale la pena analizar la estructura de la Carta de Atenas y algunos de sus aforismos, ya que éstos incluyen las características que debían tener los nuevos barrios residenciales a construirse en la ciudad. El texto se divide en tres partes: la primera introduce la ciudad en relación a su región; la segunda analiza las condiciones de las ciudades actuales bajo las cuatro funciones, y la tercera presenta las conclusiones con los puntos doctrinarios. Los primeros aforismos referidos a la habitación se encargan de introducir, una vez más, las problemáticas relacionadas a la densidad, estructura y localización de las viviendas en el barrio y en la ciudad. Higiene, falta de áreas verdes, densidades demasiado altas, distancias muy elevadas entre las viviendas y las escuelas y, finalmente, la mala calidad de construcción de las casas construidas en la periferia, son algunos de los temas que, con gran énfasis, son denunciados en la Carta de Atenas. A esta parte de denuncia, a veces justificada sólo por motivaciones puramente estéticas, siguen los aforismos propositivos. A continuación un ejemplo para mostrar la tónica usada en la Carta de Atenas: Hay que exigir que los barrios de habitación ocupen, de aquí en adelante, los mejores emplazamientos del espacio urbano, sacando partido de la topografía, haciendo caso del clima, disponiendo del más favorable asoleamiento y de adecuadas superficies verdes. 67 La interrelación entre los barrios de habitación y el emplazamiento en la ciudad queda definitivamente explícita en este aforismo. Una vez más se puede apreciar un ulterior cambio de escala en el proceso lógico de planificación urbana aplicado a la vivienda. Primero la célula mínima, después el loteo racional y ahora, la localización y la estructura del loteo en la ciudad. A pesar de esto, en este aforismo no están contenidos ninguno de los parámetros que puedan definir cuáles serían los mejores emplazamientos o las características más adecuadas de las superficies verdes. Se puede afirmar, entonces, que, en cierto sentido, la Carta de Atenas es un tratado teórico y conceptual que más que pretender introducir soluciones arquitectónicas y urbanas concretas y pre-establecidas, se proponía fijar un método capaz de dirigir la discusión en torno a la planificación urbana utilizable tanto por un
67 ibid., p. 64.
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arquitecto como por un alcalde o presidente de una nación. Por ello los fundadores de los CIAM exhortan a sus colegas a que la Carta de Atenas se coloque sobre la mesa de los políticos y de las municipalidades, recalcando el vínculo, ya estrecho, entre el mundo político y el arquitectónico. En este sentido se puede afirmar que los ejemplos más radicales y claros de nuevos proyectos residenciales y urbanos son los que se han planificado en conjunto entre el ámbito arquitectónico y el político-institucional. Se recuerdan, a modo de ejemplo, las intervenciones de Mart Stam en Rusia, de Ernst May68 en Alemania, de Cornelis van Eesteren en Amsterdam incluso el caso de los Höfen vieneses, todos éstos realizados en la Europa de entre guerras. Si el IV CIAM tuvo una importancia fundamental en la definición de los problemas urbanos relacionados a la vivienda, el siguiente congreso, realizado en París en 1937 y titulado “Logis et Logiris,” es aquel que más claramente permite delinear, con precisión, las características de la unidad vecinal. A propósito de este congreso, Eric Mumford afirma lo siguiente: CIAM 5, en cambio, remarcó el rol de la planificación urbana para generar una sociedad bien constituida. El foco se centra más en las estrechas relaciones entre las circunstancias ambientales y de habitabilidad, con particular importancia hacia el esparcimiento, preocupaciones que eran similares a las de Frente Popular.69 Se trata de la capacidad de la nueva arquitectura, su ciudad funcional y sus barrios residenciales, para configurar entornos urbanos, nuevas viviendas capaces de estrechar las relaciones entre las circunstancias ambientales y de habitabilidad, para así generar una sociedad bien constituida. Estas condiciones de habitabilidad —la relación entre las viviendas y los lugares de esparcimiento equipados— tenían el potencial de constituir aquella vecindad en un sentido muy similar al perseguido por Perry en sus neighborhood units. En una unidad vecinal, por la explícita voluntad de constituir una vecindad, se proponen programas específicos como jardines infantiles, escuelas básicas y lugares de esparcimiento donde sea posible conocerse, compartir y sociabilizar. Bajo este concepto de vecindario, cobran un nuevo significado los ejemplos mencionados hasta ahora ya que este tema estuvo presente desde los falansterios de Fourier hasta la Unité d’habitación de Marsella o la Unidad Vecinal Portales en Chile, entre otros. 57 Unitè d’Habitation de Le Corbusier en Marsella. 1946-1952.
68 En su libro Formas Urbanas: de la manzana al bloque, Panerai, Castex y Depaule dedican un capítulo entero a la figura de Ernst May y su contribución disciplinar a la temática de la vivienda. Dicho capítulo empieza con esta afirmación: “El vínculo entre la política urbana y la arquitectura conquista en esta ciudad un nivel no igualado en otras de Alemania.” 69 Eric Mumford, op. cit., p. 110. Traducción del autor. Texto Original: “CIAM 5 instead stressed the importance of town planning in producing a well-rounded society. The focus was more on the close connection between environmental circumstances and life possibilities, with leisure-time pursuit given particular importance, concerns that paralleled those of the Popular Front.”
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58 L’Unià d’Abitazione Orizzontale de Adalberto Libera en el barrio Tuscolano, Roma. 1950-1954.
59 Brasilia con algunas de sus Supercuadras.
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60 Forte di Quezzi, Luigi Carlo Daneri, Genova. 1956-1957. Este edificio se adapta y se curva con la morfología del terreno vinculándose estrechamente con el territorio y el paisaje.
En cada uno de los ejemplos nombrados destaca no solamente una nueva estructura arquitectónica y de agrupación urbana, sino, sobre todo, aquellas estructuras programáticas e infraestructurales que pudiesen garantizar también un nuevo modo de vivir en sociedad. En el CIAM de París se analiza el problema habitacional desde un punto de vista distinto: se lleva a cabo a una escala mayor. Si en el segundo CIAM lo que se buscaba eran nuevas tipologías de viviendas mínimas, y en el tercero se propusieron novedosas organizaciones de viviendas para constituir edificios bajos, medios o altos, en el cuarto y quinto CIAM se plantea la posibilidad de constituir la ciudad y el territorio a partir de unidades vecinales, entendidas como piezas urbanas independientes y autosuficientes, desde un punto de vista social, arquitectónico y urbano, pero estrictamente relacionadas con el resto de la ciudad. Estos conceptos en sí no son nuevos, pues ya constituían la base de las neighborhood units de Perry o de algunas otras urbanizaciones europeas. Lo que es nuevo es que a través de estas ideas, después de la segunda guerra mundial, se propuso solucionar los problemas urbanos y metropolitanos a partir de las unidades vecinales. Las unidades vecinales se creyeron una alternativa viable al desarrollo urbano y a la reconstrucción, en contraposición a algunos casos de las décadas anteriores que tenían más bien un carácter experimental (como por ejemplo el Weissenfosiedlung, entre otras Siedlungen). En la Carta de Atenas en ningún momento se hace referencia directa a la unidad vecinal como tipología edificatoria. Sin embargo, en el libro Can our Cities Survive? hay un capítulo completo dedicado a ella. No sorprende la metodología utilizada por Sert al explicar la unidad vecinal: aquí el cambio de escala, que ya se ha mencionado, es continuo y va desde la casa hasta la región. Sert, con una suerte de visión social orgánica, comienza considerando a la familia —y, con ésta, a la vivienda— como el núcleo fundamental de la
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sociedad. De allí pasa a describir la unidad vecinal con su programa específico bien detallado. Sert, al igual que Perry, subordina su tamaño al número mínimo de personas que permiten el funcionamiento de una escuela básica. En este caso, el autor usa como referente un estudio del MARS, grupo inglés de los CIAM, que había calculado en seis mil habitantes el número mínimo para constituir una escuela básica. Hasta este momento, el desarrollo programático de la tipología no parece presentar muchas novedades en relación a los casos propuestos por Perry. La unidad vecinal descrita por Sert contiene una sala cuna, un jardín infantil, una pequeña escuela y espacios públicos internos y externos tanto para niños como adultos. Este programa, al igual que en la neighborhood units de Perry, se debía ubicar cerca del centro de la unidad y debía estar circundado por parques. En cambio, otros programas como cine, garajes y pequeños almacenes, se debían situar cerca de las calles vehiculares principales, de manera tal que fueran fácilmente alcanzables en automóvil y al mismo tiempo sirvieran para distanciar los sectores residenciales de las calles con mayor tráfico. Pero el salto entre un sistema urbano y el otro se da cuando las ideas de Perry, referidas a la medida humana de una unidad vecinal, a la protección del peatón y a la disponibilidad de equipamiento básico, se cruzan con la idea de liberar el suelo e incorporar el uso de bloques de viviendas. Todo ello, acompañado por el uso de nuevos materiales y tecnologías constructivas junto con ingentes programas de inversión del sector público, produjo un cambio en el tamaño y entidad de las propuestas y de las realizaciones que en este momento adquieren una escala mayor. Este es el sustancial aporte de los estudios de Sert sobre la unidad vecinal. Sert propone, definitiva y conscientemente por primera vez, la posibilidad de constituir borough units. Este concepto se compone de varias unidades vecinales y presenta un programa de escala mayor. En la borough unit se podían encontrar oficinas de administración, auditorios para conferencias y conciertos, teatros, cines, estadios, escuelas secundarias, bibliotecas centrales, grandes tiendas de supermercado y clínicas médicas. En definitiva, una borough unit es un cluster de escala urbana mayor: una porción de ciudad absolutamente independiente a la consolidada. En el plano de la borough unit propuesta por Sert se usan tipologías residenciales variadas. Aquí priman los bloques bajos de departamentos, dispuestos en sentido norte-sur para aprovechar al máximo el asoleamiento, mientras que las torres residenciales han sido puestas prevalentemente en la zona central del área. Las consideraciones funcionalistas de Sert no terminan aquí. El autor trata de analizar algunos de los motivos que impiden la proliferación de nuevas borough units en las ciudades modernas. Él considera que esto se debe a los límites constituidos por la subdivisión de los predios territoriales privados y por la elevada presencia, en las ciudades consolidadas, de calles de tamaño pequeño, aptas para ser recorridas en carruajes, pero absolutamente inadecuadas para un sistema de transporte como el automóvil. Sert propone 83
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un método para poder financiar la construcción de grandes borough units y así solucionar los problemas relacionados a la plusvalía exigida por los propietarios de los terrenos.
61 La estructura de un borough unit según Sert.
Hay que mencionar todavía dos aspectos que justifican la construcción de una unidad vecinal y que al mismo tiempo contribuyen fuertemente a definir su estructura urbana y formal. Thomas Sharp, urbanista inglés de este mismo periodo, en su libro Urbanismo, de 1947, recoge varios de los postulados funcionalistas contenidos en la Carta de Atenas y los expresa y resume de manera muy precisa. En su texto hace un detallado análisis de la unidad vecinal y destaca, entre otros aspectos, el punto relacionado a la peligrosidad de las nuevas arterias automovilísticas, levantando con ello el conflicto que existía entre el peatón y el automóvil. Sharp afirma que, si por un lado una arteria principal sirve para conectar distintos puntos en la ciudad, también ella tiene la capacidad de cortarla en partes “bien definidas.” De ello deriva la peligrosidad de cruzar los caminos para moverse de un sector al otro. Llama la atención el proceso deductivo usado por Sharp para definir la estructura urbana de una ciudad: La división de la ciudad en distritos es un hecho inevitable.
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Por lo tanto, uno de los fines principales de las urbanizaciones debe ser el de lograr que esos distritos sean capaces de funcionar en forma adecuada para llenar las necesidades de sus habitantes, es decir, que puedan ser organizados y considerados como unidades vecinales.70 Es importante subrayar que si para algunos la unidad vecinal se entiende como una nueva estructura urbana compuesta voluntariamente como una isla peatonal verde, contenida entre grandes arterias de tráfico, para Sharp es también una medida correctiva de sectores urbanos ya consolidados, que se fragmentan y separan de acuerdo al aumento del tráfico vehicular. El último aspecto a mencionar se refiere, como ya se ha señalado, a la presencia predominante del verde en estas nuevas estructuras urbanas y residenciales. Por un lado, las primeras neighborhood units, las Siedlungen alemanas y las nuevas urbanizaciones en Holanda ya contaban con sectores de parques internos en los nuevos barrios, o con corredores verdes capaces de separar las diferentes unidades. Por el otro lado, los Höfen vienenses, con sus altas densidades, más bien delimitaban y contenían grandes áreas verdes para la comunidad. En cambio las grandes unidades vecinales de la postguerra se caracterizan por ser, en la mayoría de los casos, una compleja estructura urbana y residencial proyectada en concomitancia con las áreas verdes. Éstas últimas, en estos casos, son el contenedor y también el contenido del proyecto. Ejemplo máximo de esto son las supercuadras de la ciudad de Brasilia en las cuales las áreas verdes fueron creadas ad hoc con minuciosos proyectos, algunos de los cuales fueron realizados por el destacado paisajista Roberto Burle Marx.
62, 63 y 64 Imágenes extraídas del texto La Ville Radieuse de Le Corbusier que sintetizan la relación de conflicto entre el peatón y los vehículos en las grandes ciudades.
65 y 66 Maqueta y plano para el nuevo barrio Hansa, en Berlín. Destaca la importancia de las áreas verdes en la urbanización.
70 Thomas Sharp, Urbanismo, Buenos Aires, Lautaro, 1947, p. 107.
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1.8 Las condiciones disciplinares en la postguerra: la Carta del Hábitat, el Team X y la disolución de los CIAM.
La realización periódica de los CIAM se vio interrumpida por la segunda guerra mundial y, con posterioridad al quinto congreso de París, realizado en 1937, ésta sólo se reanudaría en 1947. Este lapso de tiempo es decisivo para el panorama disciplinar de la arquitectura moderna, ya que es en este momento cuando se redefinen las posiciones y las áreas de influencia y de acción de algunos de los arquitectos más importantes del periodo. Después de Gropius, también Sert y Giedion irán a trabajar a Harvard. Además de ellos, otros arquitectos europeos como Antoni Bonet, Lina Bo Bardi, Hannes Mayer, Wladimiro Acosta o Tibor Weiner, mayormente por motivos políticos, se trasladan del viejo continente a América del Norte y del Sur. Cabe destacar la importancia de esto ya que en la postguerra América, pero sobre todo América Latina, dejó de ser, un continente periférico en cuanto al centro de la discusión disciplinar del momento, para ganarse un lugar dentro del medio. Como destaca claramente Anahi Ballent, refiriéndose al intercambio arquitectónico entre Europa y América Latina: El momento de intercambios más fluidos y extendidos se observa entre 1945 y 1955. Es decir, se producen en la segunda etapa de desarrollo de los CIAM, correspondiente a la postguerra: un momento tan breve como intenso de interés mutuo, viajes y trabajos locales y figuras claves de los CIAM.71 Además, como destaca la autora, los CIAM no constituían la única instancia de debate disciplinar de la época. Además de las iniciativas mencionadas al principio de este capítulo se podían encontrar la International Federation for Housing and Town Planning, los CIA (Congrès Internationaux des Architectes) y todas aquellas iniciativas internas a los distintos países que, si bien a una escala menor, lograron poner en el centro de la atención las temáticas urbanas relacionadas a la vivienda. En 1947 se organiza en Bridgwater, Reino Unido, el sexto CIAM. Este congreso se caracteriza por no tener, a diferencia de los anteriores, un tema específico, sino que se plantea como la instancia para retomar los debates suspendidos a causa de la segunda guerra mundial.
71 Anahi Ballent, El diálogo de las antípodas: los CIAM y América latina, Buenos Aires, Secretaría de Investigaciones en Ciencia y Técnica, FADU-UBA, 1995, pp. 11-12.
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Las discusiones que caracterizan este congreso son relevantes para entender el desarrollo que tendrán los CIAM a partir de ahora, pero sobre todo, algunas de las características de la unidad vecinal que, a partir de este momento, parece ser una concreta solución a los problemas de la reconstrucción de las ciudades europeas destruidas por la guerra, o aquellas ciudades americanas en rápida expansión. Sigfried Giedion, en este congreso, introduce el concepto de “nueva monumentalidad.” En su libro Arquitectura y comunidad afirmaba que los edificios construidos bajo la nueva monumentalidad “permitirían que la arquitectura y el urbanismo lograsen ese grado de fuerza creadora y de libertad que, en los últimos decenios, se ha puesto de relieve en el ámbito de la pintura, de la plástica, de la música y de la poesía.” 72 Aparecen claramente expresadas, en las palabras de Giedion, aquellas relaciones entre arquitectura y arte que se encuentran en muchas unidades vecinales construidas en el periodo: los murales de Cándido Portinari en Pedregulho, los bajorrelieves de Ricardo Irarrázaval en la Unidad Vecinal Portales construida en Santiago, y los bajorrelieves de la Unité d’habitation de Le Corbusier, en Marsella, entre otros.
Para Giedion era fundamental la contribución artística en la arquitectura y, específicamente, en las grandes iniciativas residenciales. Éstas podían servir como telón de fondo y soporte físico para creaciones artísticas, pero también como caja de resonancia con el fin de educar y elevar el sentido de la arquitectura, una disciplina que, para él, se había vaciado de todo simbolismo. En este sentido, cobra un significado especial otro párrafo de Giedion, en el cual se refiere en los siguientes términos a la importancia de la vivienda como cluster elemental de una unidad vecinal y de una ciudad: Tanto desde el punto de vista humano como del arquitectónico, las casas y manzanas no son unidades aisladas. Están organizadas dentro de unidas mayores. Un arquitecto que no concentre su interés tanto en el grifo de agua como en el plan 67 y 68 Murales de Cándido Portinari en la escuela de Pedregulho, Rio de Janeiro. 1948. 72 Sigfried Giedion, Arquitectura y Comunidad, Buenos Aires, Nueva Visión, 1957, p. 45.
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regional no ha captado el sentido de la arquitectura de hoy.73 La cita de Giedion pone énfasis en la multiplicidad de escalas que integraban el proyecto de las nuevas viviendas urbanas. Según él existía unidad entre una casa o una manzana, un grifo y un plan regulador general. El proyecto debía ser total, abarcando tanto la escala doméstica como aquella territorial. En este congreso se planteó por primera vez dentro de los CIAM un debate de tipo estético. Giedion consideraba en aquel momento que se podía debatir sobre la estética en arquitectura, y es posible que un tema tan subjetivo como éste tuviera como resultado aumentar la distancia entre los ya divididos componentes de los CIAM. En este congreso surge también una importante discusión sobre los “nuevos regionalismos.” Probablemente impulsada por la presencia de nuevos países dentro la organización,74 este tema es sumamente relevante al momento de proyectar. La especificidad del lugar, las condiciones climáticas, disciplinarias, constructivas, sociales y políticas de un país, informan el proyecto de manera siempre única y nueva. Ya desde las reuniones del CIRPAC (Comité Internacional para la Resolución de los Problemas de la Arquitectura Contemporanéa), previas a este congreso, existió un indicio de esto. El grupo sueco planteó como tema de discusión a tratar en el CIAM el hecho de que “el término ‘unidad vecinal’ significaba diferentes dimensiones en diferentes países, y propone que el congreso intentara “definir todas las unidades” usadas en las iniciativas de planificación residencial urbanas, y que usara un sistema estandarizado de símbolos para mostrar las funciones comunitarias.” 75 El análisis de la unidad vecinal propuesto por el grupo sueco demuestra que en este momento la discusión disciplinaria de los grupos periféricos de los CIAM ya se centraba en tratar de definir las características de este nuevo tipo urbano que se estaba utilizando en los distintos países. Las problemáticas diametralmente opuestas presentadas hasta aquí son, por un lado, la introducción de temas estéticos planteados por Giedion y, por el otro, la exigencia de estandarización de medidas y simbologías de las unidades vecinales planteada por el grupo sueco, que dejan en claro la dicotomía temática que se estaba produciendo al interior de los congresos. Esta diversidad, que por el momento se puede considerar positiva en cuanto aporta nuevos temas y conceptos a la discusión, se convertiría de a poco en uno de los motivos que llevaría a la disolución de los CIAM. Ahora bien, el CIAM 7, que se desarrolla en Bérgamo en 1949, es clave para
73 ibid., p. 31. 74 A este congreso asistieron por primera vez delegados de Cuba, Argentina e India. 75 Eric Mumford, op. cit., p. 170. Traducción del autor. Texto Original: “the term “neighborhood unit” signified different sizes in different countries, and proposed that the congress attempt to ‘define all the units’ used in planning urban housing, and use standardized symbols to show community functions.”
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entender las características de la unidad vecinal tal como se presenta después de la segunda guerra mundial. En este congreso se exhibe el plan regulador de la ciudad de Buenos Aires en conjunto con el proyecto para la nueva ciudad de Chimbote en Perú y el plano para Lima: los casos de unidades vecinales latinoamericanas que se han venido desarrollando hasta entonces ocupan un lugar significativo. Pero los verdaderos protagonistas de esta instancia serán los proyectos y las realizaciones de las primeras grandes unidades vecinales: se presentan, entre otros, los proyectos de Pedregulho, de Affonso Eduardo Reidy, construido en Rio de Janeiro en 1948; QT8, de Bottoni y otros, un proyecto para un barrio residencial experimental en Milán; Sotteville-les-Rouen, de Marcel Lods, de 1946; la unidad vecinal en Paddington, de Denys Lasdun, miembro del grupo MARS; y la Unité proyectada por Le Corbusier y presentada por Georges Candilis junto con el grupo ASCORAL.
69 Marcel Lods, Sotteville-les-Rouen, de 1946.
70 Bottoni, Urbanización QT8, Milán.
Los proyectos enumerados hasta aquí presentan características morfológicas y urbanas muy distintas. Entre todos, vale la pena analizar brevemente dos de ellos. Se trata del plano urbano para la ciudad de Chimbote en Perú y la 89
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urbanización QT8, de Milán. En Chimbote, además de proyectar el centro de la nueva ciudad, Sert y Wiener proponen para la zona residencial la construcción de dos unidades vecinales, cada una de seis mil habitantes. La construcción se compone de casas-patio de dos pisos que, unidas entre sí, crean le tapis urbain. La estructura urbana y constructiva propuesta por Sert y Wiener trata de adaptar la edificación a las tecnologías constructivas y a las costumbres del pueblo peruano, lo que se nota especialmente en el uso predominante del ladrillo y en la presencia de patios privados en los cuales los habitantes podían criar animales o cultivar hortalizas. Aquí la arquitectura y la planificación se adaptan a las características específicas del lugar, acogiendo las aportaciones teóricas sobre el neo-regionalismo propuestas por Giedion en el CIAM anterior. En Chimbote el uso de casas patio, más que una alternativa morfológica ligada al racionalismo de los bloques, significa aquí el manejo cualitativo y funcional de un trozo de ciudad que, procurando ser sensible a las condiciones geográficas, asume la condición de tapiz urbano.
71 Plano para la ciudad de Chimbote, Sert y Wiener.
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En el caso de QT8, lo que cabe mencionar es la gran variedad de tipologías residenciales utilizadas. Esta variedad no es una característica exclusiva de este proyecto, pero aquí se realiza con particular énfasis. Esta urbanización, compuesta por cuatro unidades vecinales, se inscribe en un terreno de aproximadamente 65 hectáreas y se compone de casas en hilera de dos pisos, viviendas unifamiliares (cabañas, cottages), bloques de departamentos de dos a cuatro pisos compuestos de módulos prefabricados y bloques de seis y diez pisos. Además de esto, el barrio propuesto por Bottoni en Milán tenía un
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centro cívico con una iglesia, un cine y una sala cuna.76 En las urbanizaciones presentadas hasta ahora ya se habían encontrado tipologías residenciales variadas, pero hasta ahora no se había encontrado un caso con tantos tipos edificatorios y de soluciones constructivas tan diversas. La mayor parte de las obras presentadas en Bérgamo formarán parte de la publicación A decade of new architecture, de Giedion. Anahi Ballent, respecto a esta publicación y a su importancia en el ámbito disciplinar, afirma que “allí se exaltaba la diversidad y la diferencia como fundamentos de valor.” 77 La diferencia y la diversidad de los proyectos presentados en el congreso CIAM y en aquella publicación son el reflejo de las distintas posturas frente a la resolución de los problemas por parte de arquitectos que pertenecían a contextos políticos, constructivos, sociales y económicos muy distintos. Ballent, con respecto a esto último destaca cómo, a partir de este momento, algunos de los grupos CIAM de América Latina78 toman distancia de la asociación. Estas fricciones, que se agudizarán en el CIAM de Hoddesdon de 1951 en Inglaterra, son justificadas según Ballent, entre otros motivos por el hecho de que “una parte importante de los arquitectos latinoamericanos esperaba encontrar en los CIAM los temas abordados por ellos en la etapa anterior a la guerra.” 79 Los grupos latinoamericanos pretendían seguir enfatizando los aspectos relacionados a la ciudad funcional contenidos y resumidos en la Carta de Atenas, demostrando así una actitud más conservadora, mientras que nuevos arquitectos, más jóvenes, proponían complementar el esquemático análisis de las ciudades modernas propuesto por la Carta de Atenas con conceptos más relacionados a la sociología, la psicología o la antropología. Justamente estos conceptos son los que se proponían contener y sintetizar en un documento que pretendía ser tan doctrinario como la Carta de Atenas, pero cuyo foco principal estaría en el “ambiente” en el cual se desarrollaba la vida moderna. Este documento fue la “Carta del Hábitat.” La dicotomía temática recién evidenciada se exacerba aún más cuando Le Corbusier presenta en Bérgamo la “Grilla CIAM.” 80 Según el mismo Le Corbusier, la grilla o retícula “servía de instrumento para pensar y de instrumento para transmitir el pensamiento.” 81 Esto demuestra cómo las principales autoridades de los CIAM, entre las cuales estaba Le Corbusier,
76 Más informaciones en Eric Mumford, op. cit., p. 183. 77 Anahi Ballent, op. cit., p. 47. 78 Por ejemplo el grupo argentino y cubano. 79 Anahi Ballent, op. cit., p. 46. 80 Un instrumento presentado por Le Corbusier y Sert que choca con la voluntad de los más jóvenes de constituir una carta del hábitat más encentrada en los aspectos sociológicos relacionados a la vivienda que en aquellos técnicos morfológicos. La comisión que analiza los casos mostrados en la grilla no sólo pone en duda este instrumento como un método de análisis y de representación de las problemáticas relacionadas a la vivienda, sino que pone en jaque también la extrema esquematización de las propuesta habitacionales propuestas. Los casos analizados en la grilla no eran fáciles de comparar y necesitaban ser explicados. 81 Ernesto N. Rogers, J. L. Sert y J. Tyrwhitt, El corazón de la ciudad: para una vida más humana de la comunidad, Barcelona, Editorial Científico Médica, 1961, p.174.
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se concentraban todavía en métodos y herramientas proyectuales de tipo funcionalistas, mientras que otra parte del grupo estaba planteando una profunda crítica a este método, al discurso y a los resultados arquitectónicos logrados. A la luz de estas consideraciones queda clara la distancia y la evolución de la disciplina entre los primeros CIAM y los de la postguerra. En la primera parte del capítulo se ha destacado cómo Le Corbusier, Gropius o Alexander Klein enfatizaban las dimensiones objetivas y cuantitativas del problema: un problema de números, de estándares, de medidas, coeficientes de iluminación, ventilación, cantidad de metros cuadrados construidos por persona o de cantidad y calidad de instalaciones. Ahora el tema se centra en el hábitat, un concepto mucho más efímero, pero sumamente importante y capaz de aportar a las unidades vecinales aquellas características que posibilitaban y potenciaban la vida comunitaria. Según Mumford, el CIAM 8 de Hoddesdon fue el más importante de los congresos desarrollados después de la segunda guerra mundial. El tema era “El corazón de la ciudad.” Según Giancarlo de Carlo, uno de los más firmes oponentes del estancamiento en que se encontraban los CIAM en ese momento, la importancia del congreso radica en el hecho de que éste “representa uno de los primeros esfuerzos para discutir el tema del espacio público en las transformadas circunstancias en que se encontraba la arquitectura moderna después de la guerra.” 82 Las conclusiones que surgieron de este congreso “en otras sedes menos brillantes y calificadas —pero más directamente relacionadas con la realidad de las situaciones— habían ya sido juzgadas vanas y decididamente superadas.” 83 Las críticas que, a partir de mediados de los cincuenta, llevan adelante arquitectos como Aldo van Eyck, Alison y Peter Smithson, y Ernesto Nathan Rogers contra las detenidas investigaciones relacionadas a los CIAM, se agudizaron y concentraron sobre todo en los CIAM 9, en Aix-en-Provence, de 1953, y 10, en Dubrovnik, de 1956. Los autores coinciden en afirmar que haber puesto el énfasis en aspectos más relacionados a la civitas que a la urbis84 hizo que se vinieran a menos aquellos aspectos sobre los cuales se fundaban los CIAM. Ya no se confiaba en la eficiencia del método que se había perfeccionado hasta aquel momento y no existían tampoco los presupuestos para que los CIAM siguieran existiendo. Al respecto, Giancarlo de Carlo es muy crítico con respecto al programa que el Team X desarrolló para el décimo congreso de Dubrovnik: Fue un programa confundido y ecléctico, híbrido de argumentaciones objetivas, de veleidades poéticas y de declaraciones pseudo-filosóficas, en el característico modo que se había afirmado después de Hoddesdon. Su único mérito fue de conducir el Congreso al más profundo fracaso y de
82 Eric Mumford, op. cit., p. 215. 83 Giancarlo De Carlo, op.cit., p. 63. 84 Benedetto Gravagnuolo, Historia del urbanismo en Europa, Madrid, Akal, 1998, p. 427.
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poner, como consecuencia, en términos explícitos el problema de la supervivencia de los CIAM.85 Es un hecho que los miembros del Team X pretendieron incluir en el discurso arquitectónico moderno aquellos aspectos que consideraron necesarios para entender las relaciones humanas que se desarrollaban en la arquitectura y sobre todo en las grandes unidades vecinales que empezaban a aparecer en todo el mundo. Al respecto, Josep María Montaner, en el libro Después del Movimiento Moderno, sostiene: El slogan que plantearon los miembros del Team 10 en el último CIAM fue el de encontrar una relación precisa entre forma física y necesidad socio psicológica de la gente. Se trataba de introducir conceptos que permitieran a la arquitectura reflejar más exactamente la diversidad de los modelos sociales y culturales, planteando ideas como la “identidad,” modelo de asociación, vecindad, etc.86 La crítica radical a los postulados de la arquitectura moderna está resumida en un fragmento del significativo discurso que Aldo van Eyck y los Smithson realizan durante el CIAM 9 de Aix-en-Provence: El formar parte de algo es una necesidad emotiva fundamental, sus asociaciones son del orden más simple del formar parte —la identidad— deriva el sentido de la comunidad, que enriquece. La corta callejuela del slum enriquece allá donde la amplia reestructuración frecuentemente fracasa.87 Este discurso deja en claro el ataque directo a los postulados de la Carta de Atenas, que criticaba los suburbios insalubres (slums) de las metrópolis modernas, y a los discursos modernizadores contenidos en publicaciones emblemáticas como Can our Cities survive?
72, 73 y 74 Candilis, Josic y Woods, ToulouseLe–Mirail. En las imágenes que los arquitectos escogen para la publicación del libro sobre el proyecto incluyen personas habitando el espacio.
De esto deriva la tácita aceptación de tales críticas por parte de los arquitectos baluartes de la arquitectura moderna quienes—a excepción de Le Corbusier— a través de un comunicado, reconocen públicamente el fin de una época. Esto significó no sólo la disolución definitiva de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, sino también el inicio de un fuerte periodo de crítica, tanto interna como externa, a los ideales arquitectónicos y urbanos modernos. En especial, a los principales y más radicales productos de tales principios: las unidades vecinales.
85 Giancarlo De Carlo, op. cit. Traducción del autor. Texto original: “Fu un programma confuso ed eclettico, ibrido di argomentazioni oggettive, di velleitá poetiche e di dichiarazioni pseudofilosofiche, nel caratteristico modo che si era affermato dopo Hoddesdon. Il suo único e involontario merito fu quello di condurre il Congresso al piu profondo fallimento e di porre, per conseguenza, in termini espliciti il problema della sopravvivivenza dei CIAM.” 86 Josep María Montaner, Después del movimiento moderno. Arquitectura en la segunda mitad del siglo XX, Barcelona, Gustavo Gili, 1998, p. 30. 87 Benedetto Gravagnuolo, op. cit., p. 427.
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1.9 El rol de América Latina: algunos casos.
En América Latina las principales metrópolis estaban viviendo un periodo de intensa expansión debido a dos tipos de migraciones. El primero se refiere a la migración desde los países más pobres de Europa como Italia, España o Portugal, mientras que el segundo flujo migratorio importante estaba constituido por la población que desde el campo, cada vez más pobre, se transfería a las ciudades en busca de nuevas oportunidades. Éstos, entre otros factores, impulsaron en el continente un cambio sustancial con respecto a las formas tradicionales de construir viviendas económicas por parte del Estado o de los privados. De esta manera se promovió la proliferación de grandes unidades vecinales, extensas urbanizaciones y nuevos conjuntos de viviendas. En este preciso momento histórico, en Argentina, Brasil, México, Perú, Colombia, Venezuela y Chile, principalmente, la construcción de grandes unidades vecinales impuso un drástico cambio en la conformación de las principales capitales del continente. Estos tipos urbanos fueron posibilitados, al igual que en Europa, por profundas transformaciones de los aparatos institucionales del Estado, también, ellos mismos, en profunda transformación. Anahi Ballent define la relación entre el contexto político y el arquitectónico, dos ámbitos que en este periodo se entrecruzan profundamente para proponer nuevas soluciones al problema del déficit habitacional: [los] arquitectos modernistas que consideraban tal programa arquitectónico como el principal objetivo de su trabajo [en este caso la autora se refiere al programa de la vivienda masiva] aceptaban un “desafío” o un “reto” lanzado por la política; esa operación implicaba una apropiación, por parte de la técnica, de ideas originalmente elaboradas por la política.88 Ahora bien, los textos que se dedican al estudio de grandes unidades vecinales o conjuntos modernos de América Latina no son muy numerosos. Los datos sobre tales conjuntos se encuentran más bien dispersos. La importancia de estas obras reside en el hecho de que estas realizaciones son la manifestación patente del rol que tuvieron en la conformación de las ciudades latinoamericanas y el papel que jugaron en el proceso de modernización de la sociedad y de la arquitectura del continente. Al respecto, Alan Colquhoun, en Arquitectura moderna y cambio histórico, dedica un capítulo al superbloque destacando algunas de las características
88 Anahi Ballent, Las huellas de la política. Vivienda, ciudad, peronismo en Buenos Aires, 19431955, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2005, p. 269.
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morfológicas que caracterizan los edificios que componen varias unidades vecinales o conjuntos de viviendas. Si bien este texto no se refiere explícitamente a los casos latinoamericanos, es un hecho que en esta parte del continente existen varios ejemplos extremos como los que describe Colquhoun. El autor, en el texto, afirma: Una característica notable, que salta a la vista en cualquier ciudad moderna, es el hecho de que amplias zonas de la misma están formadas por enormes inmuebles, cada uno de los cuales ha sido financiado, programado y diseñado como una entidad única. El tamaño de cada unidad —o superbloque, como he decidido llamarla— no está determinado por ningún factor físico; en algunas ocasiones puede ajustarse a la trama viaria; en otros puede invadir una o más manzanas adyacentes, bien cerrando una calle, bien pasando, como un puente o como un túnel, por encima o por debajo de ella; puede constar de un único edificio o de varios edificios.89
75 Affonso Eduardo Reidy, Conjunto Residencial Marquês de São Vicente, 1952 (conocido como Gávea) en Río de Janeiro.
76 Affonso Eduardo Reidy, Pedregulho en Rio de Janeiro. 1948.
Es evidente que, sin coincidir exactamente con ellos, en el imaginario de Alan Colquhuon están impresas algunas de las particularidades morfológicas de estos complejos residenciales. Éstos, por sus dimensiones, no se podían insertar en la trama consolidada de la ciudad y nacían como eventos urbanos puntuales, compuestos por uno o más edificios, y cargados de una identidad muy fuerte. Estas urbanizaciones, equipadas con escuelas, jardines infantiles, lavanderías, y áreas verdes, se podían considerar piezas urbanas unitarias e independientes. Un caso emblemático es el conjunto Pedregulho, de Affonso Eduardo Reidy, construido en Rio de Janeiro en 1948. Pedregulho es, justamente, representativo de la relación entre el poder político y el ámbito disciplinar de la arquitectura brasileña. Carmen Portinho, compañera de trabajo y de vida de Affonso Eduardo Reidy, creó en 1946 el Departamento de Habitación Popular del Estado de Río de Janeiro. Esta
89 Alan Colquhoun, Arquitectura moderna y cambio histórico, Barcelona, Gustavo Gili, 1978, p. 94. En especial el capítulo titulado “El Superbloque.”
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institución se encargó de la construcción de varios conjuntos residenciales destinados, en la mayor parte, a funcionarios estatales con bajo poder adquisitivo. Después de su estadía en Inglaterra, Carmen Portinho se dio cuenta de la importancia de las unidades vecinales y de la capacidad de éstas de conformar entornos urbanos compuestos por “viviendas dignas, que respeten al trabajador, poniéndolo al alcance de todas las comodidades de la vida moderna integrándolas también a las artes.” 90
77 Affonso Eduardo Reidy. escuela y gimnasio de Pedregulho. Los murales de Candido Portinari recubren las fachadas del gimnasio y transformando la arquitectura en soporte para el arte.
Desde el punto de vista administrativo, según una disposición estatal, para poder vivir en Pedregulho las familias tenían que superar un examen médico para averiguar el estado de salud de cada uno de los componentes que se iban a instalar allí. Además de estas normas preventivas, el Estado proveía de funcionarios que efectuaban visitas sorpresa en los departamentos para averiguar las condiciones de vida y el número de inquilinos que compartían la casa. Esto demuestra la dificultad de introducir en el panorama cultural tradicional nuevas construcciones que, de una manera u otra, chocaban con las formas de vida de las personas. Al respecto Lauro Cavalcanti, en el libro Quando Brasil era Moderno, sostiene que “el deseo de civilizar a los más pobres a través de la sofisticación de los espacios residenciales chocó con la ignorancia de las tradiciones y de las costumbres de los que los fueron a habitar, que dieron un uso distinto o modificaron algunos de los elementos previstos por los arquitectos.” 91 Uno de los casos más emblemáticos de la relación entre contexto políticoinstitucional y arquitectónico está representado por la nueva capital de
90 Carmen Portinho, Affonso Eduardo Reidy, Lisboa, Blau, 2000, p. 82. Traducción del autor. Texto original: “moradias dignas, respeitando o trabalhador, pondo-lhe ao alcance todas as comodidades da vida moderna, integrando-as também as artes.” A propósito de la relación con el arte, en Pedregulho los dibujos de Burle Marx y Cándido Portinari hechos en azulejos en el muro de la planta baja y en la fachada, además de tener un fin decorativo, poseen también un rol educativo en cuanto incitan a la participación y la vida grupal en comunidad. 91 Lauro Cavalcanti, Quando Brasil era moderno: guia de Arquitetura 1928-1960, Río de Janeiro, Aeroplano, 2001, p. 35.
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Brasil: Brasilia. Esta ciudad promovida por el presidente Juscelino Kubitschek y realizada en base al proyecto del arquitecto urbanista Lucio Costa a partir de 1956, demuestra la radicalidad del método moderno que aquí se aplica para conformar los distintos sectores de la ciudad. Cuando Costa propuso la construcción del eje residencial a partir de la sumatoria de supercuadras, se obtuvo una estructura compuesta de grandes porciones urbanas con cierto grado de independencia, pero que funcionaban como un sistema unitario. En el punto número 16 del documento anexo a su proyecto para Brasilia, Lucio Costa afirmaba respecto a la estructura residencial de la ciudad: En cuanto al problema residencial, como solución se propone crear una secuencia continua de grandes cuadras dispuestas en orden doble o simple, a ambos lados del eje rodoviario, enmarcadas por una larga cinta densamente arborizada, árboles de gran tamaño, prevaleciendo en cada cuadra una determinada especie vegetal, con el suelo de pasto y una barrera suplementaria intermitente de arbustos.92 Para Lucio Costa era fundamental que el eje residencial estuviese sumergido en una cortina verde de árboles y arbustos de distintas especies, con una intensa red de caminos peatonales en su interior. La radicalidad del caso de Brasilia es ejemplar no sólo por el hecho de ser una nueva capital moderna construida desde cero, sino por la sencillez de la estructura urbana y de las supercuadras que la componen. Aquí pocos elementos se suceden en el espacio logrando constituir un entorno urbano que, si bien uniforme, entrega al peatón libertad de movimiento y resguardo de las calles vehiculares principales. Brasilia, en su plan piloto, ha sido reconocida por la crítica como uno de los pocos ejemplos en los cuales los patrones y las características de la ciudad funcional se expresaron con especial ortodoxia. Aquí las supercuadras, que se pueden considerar una variante de la unidad vecinal, logran constituir el tejido urbano a una escala metropolitana.
78 y 79 En los Edificios de las supercuadras de Brasilia., las plantas libres otorgan transparencia y profundidad visual al espacio público.
El caso de Argentina no es ajeno a las transformaciones descritas hasta este momento. Aquí, en el proceso de modernización del país, tuvo particular importancia el Banco Hipotecario Nacional. Como destaca Ballent en el Diccionario de Arquitectura en la Argentina, esta institución, fundada en 1886 y activa hasta hoy, dependía directamente del poder ejecutivo y su fin era en un primer momento “fomentar las inversiones inmobiliarias
92 Lucio Costa, Arquitetura, Río de Janeiro, José Olympio, 2002, p. 131. Traducción del autor. Texto original: “Quato ao problema residencial, ocorreu a solução de se criar uma seqüência contínua de grandes quadras dispostas, em orden dupla ou singela, de ambos os lados da faixa rodoviária, e emolduradas por uma larga cinta densamente arborizada, árvores de porte, prevalecendo em cada quadra determinada espécie vegetal, com chão gramado e uma cortina suplementar intermitente de arbustos.”
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en las ciudades.” 93 Durante el Peronismo (1946-1955) aumentaron considerablemente las funciones de este banco, pasando a actuar directamente en los planes de vivienda bajo la dependencia de la Administración Nacional de la Vivienda. Jorge Francisco Liernur relata cómo en la década del ’50 se alcanzó el peak histórico de inversión por parte del Estado: El instrumento más importante para esta iniciativa fue el Banco Hipotecario Nacional, que de este modo pasó de 5.838 créditos escriturados en 1945 a 62.590 en 1954.94 A las actividades del Banco y de las otras instituciones privadas y públicas que constituyen el sustrato institucional en trasformación, hay que agregar aquellas actividades organizadas por el ámbito disciplinar que retroalimentaban desde un punto de vista teórico y tipológico los varios modelos de vivienda y de habitar. Una de estas actividades fue, por ejemplo, el primer Congreso Panamericano de la Habitación Popular, organizado en Buenos Aires en 1939. No todos los tipos de viviendas propuestos en este periodo eran de tipo colectivo (o, como se les llama en Argentina, “pabellones”). Buena parte de la producción de viviendas de tipo económico y social eran de tipo unifamiliar. La dicotomía entre vivienda colectiva y vivienda unifamiliar, entre alta densidad y baja densidad o entre ciudad y campo se exacerba en un caso emblemático construido entre los años cuarenta y cincuenta en Argentina. Se trata de Ciudad Evita, una nueva ciudad planificada en las afueras de Buenos Aires, con 5.000 viviendas: “era el conjunto de mayor envergadura encargado en la historia del país.” 95 En Ciudad Evita se impuso como tipología arquitectónica el chalet de tipo californiano, muy en boga en la Argentina del periodo. Esto se dio en contraposición a las ideas del proyecto original del arquitecto y urbanista italiano Luigi Piccinato, que había propuesto principalmente edificios residenciales colectivos.
80, 81 y 82 Ciudad Evita y su organización a partir de sectores residenciales menores.
93 Anahi Ballent, “Banco Hipotecario Nacional” en J. F. Liernur y F. Aliata, Diccionario de Arquitectura en la Argentina, vol. 1, Buenos Aires, Clarín Arquitectura, 2004, p. 123. 94 Jorge Francisco Liernur, Arquitectura en la Argentina del siglo XX. La construcción de la modernidad, Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes, 2001, p. 271. 95 Anahi Ballent, Las huellas…, p. 147.
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El hecho de que se escoja la construcción de chalets de tipo californiano en contraposición a los pabellones colectivos demuestra la dificultad de introducir esta última tipología en aquellos lugares en los cuales la densidad no lo exigía. Esto se modifica en la década de 1960 con la construcción de importantes conjuntos habitacionales de alta densidad, como son por ejemplo Lugano 1 y Lugano 2, construidos en la periferia de Buenos Aires a partir de 1965. El caso argentino complejiza el panorama de las iniciativas residenciales, demostrando que las líneas con las cuales avanza este tema son múltiples y en ellas tiene particular relevancia la composición social y cultural del país. Con respecto al uso del término “conjunto habitacional,” Ballent destaca algunos conceptos que son clave para entender las relaciones entre política y arquitectura: El diseño y la reflexión sobre los conjuntos habitacionales ha estado condicionado por tres cuestiones: 1) las políticas de vivienda del Estado, ya que el encuadre de las operatorias tendían a favorecer o limitar el desarrollo de tendencias arquitectónicas y urbanísticas; 2) el debate sobre la ciudad, ya que se ha considerado a los conjuntos como modelos de una ciudad posible; 3) las representaciones de la sociedad elaboradas por la disciplina, provenientes tanto del debate político como la reflexión tipológica.96 Uno de los instrumentos legislativos que potenciaron la construcción de viviendas colectivas y de conjuntos habitacionales dentro de Argentina, pero sobre todo en la ciudad de Buenos Aires, fue la promulgación de la ley de Propiedad Horizontal de 1948. Según Ballent, esta ley “eliminó las relaciones entre la casa colectiva y el alquiler, al permitir la subdivisión de la propiedad, [lo que] planteaba un nuevo debate tipológico referido a aspectos urbanísticos. En efecto cada tipo de vivienda estaba ligado a una idea de ciudad.” 97 En el caso de Buenos Aires se introdujeron dos ideas de ciudad sustancialmente diferentes. Una densa en el centro y una más coincidente con la idea de ciudad jardín en la periferia. Sin embargo, cabe destacar el que fuese el punto en común entre estas estructuras urbanas distintas. Ballent reconoce en la unidad vecinal el elemento urbano que estaba detrás de la planificación de los nuevos conjuntos residenciales, estén éstos compuestos de “pabellones,” como en el barrio Los Perales, o de casas unifamiliares, como en Ciudad Evita. Las unidades se debían equipar “con todos los elementos necesarios para la vida cotidiana, convirtiendo [estas nuevas urbanizaciones] en un sector urbano con un fuerte grado de autonomía.” 98
83 y 84 Los pabellones de tres pisos del Barrio Los Perales en Buenos Aires .1946.1955.
De esto se desprende que la idea de unidad vecinal, como una suerte de módulo urbano complejo, no sólo trascendía las alternativas morfológicas
96 Anahi Ballent, “Conjunto Habitacional,” en J. F. Liernur y F. Aliata, op. cit., vol. 2, p. 143. 97 Anahi Ballent, “Vivienda de Interés Social,” ibid., vol. 6, p. 183. 98 ibid., p. 177.
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puestas en juego en los distintos casos, sino que se refería más bien al grado de autonomía de las nuevas urbanizaciones. Particular relevancia tienen para el contexto argentino, y también para esta tesis, los proyectos de barrios residenciales que se propusieron en la capital argentina con ocasión del Estudio del Plan de Buenos Aires (EPBA) de 1947. Este estudio, en el cual participaron Ferrari Hardoy, Bonet y Kurchan, entre otros, tenía como finalidad proponer un sistema de planificación urbana a nivel capitalino y entre otras medidas propuso la construcción de grandes unidades vecinales llamadas, en el contexto bonaerense, “barrios.” Al respecto, Ballent, citando el número 329 de la Revista de Arquitectura, destaca que desde un punto de vista disciplinar, la elección del término “barrio” en vez del de “unidad vecinal” o, por ejemplo, el interés que se puso en definir la plaza como el tradicional centro de relaciones sociales o, incluso, considerar que las dimensiones de las viviendas derivasen de las dimensiones tradicionales de los lotes ocupados por una familia tipo, demostró “la importancia que dio el EPBA al estudio histórico de la ciudad [y que éste] poco tenía que ver con un urbanismo de tabula rasa. Es necesario remarcar el esfuerzo puesto por los proyectistas en lograr inflexiones locales de problemas universales: es posible que el conocimiento de la importancia de haber logrado un espacio privilegiado dentro del Estado, unido a la conciencia de la fragilidad de esa colocación, tensara las posiciones hacia la búsqueda de un equilibrio entre interlocutores en pugna: políticos locales y colegas y maestros del debate internacional.” 99
85 Imágenes que acompañan el proyecto para el nuevo plan de Buenos Aires. En ellas se muestra como la ciudad vuelve a mirar el río.
86 EPBA. Proyecto para el Bajo Belgrano en Buenos Aires: en el panfleto se anuncia como la “3ª fundación de Buenos Aires.”
La posición privilegiada de los arquitectos en el mundo político-institucional argentino, junto con el estudio de las condiciones históricas del contexto social y urbano de Buenos Aires contribuyó, por un lado, a concretar el proceso de modernización urbana y residencial y constituyó, por el otro, un
99 Anahi Ballent, Las huellas…, p. 236.
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aporte al debate disciplinar sobre la arquitectura y el urbanismo modernos. Particular interés tiene el proyecto (no realizado) para el sector Bajo Belgrano. Este proyecto “ejecutado por el equipo de Zonas residenciales del EPBA, tenía valor como operación ejemplarizadora, capaz de persuadir sobre las ventajas del Plan [ y, además, constituía] un ensayo de la transformación de la ciudad a través de sus partes.” 100 El proyecto propuesto para el sitio proponía restablecer la relación perdida entre la ciudad y el río y, si bien es cierto lo que destaca Ballent al sostener que las condiciones teóricas que apoyaron esta propuesta derivaron de las características sociales y urbanas de la ciudad tradicional, es cierto también que, desde un punto de vista de trazado urbano y características morfológicas, la radicalidad del planteamiento propone un quiebre drástico con la ciudad tradicional. Lo que se acaba de mencionar no tiene una acepción negativa. Al contrario, demuestra, por un lado, la voluntad de introducir nuevas formas urbanas y residenciales capaces de modernizar la sociedad argentina y, por el otro, muestra el desarrollo que tuvo la disciplina, que ya no se limitaba a aplicar “recetas” 101 sino que consideraba los proyectos de manera más orgánica con respecto a las condiciones sociales, geográficas y políticas propias del lugar. Venezuela no escapa de lo que sucede en el resto del continente en este momento. El libro La vivienda popular en Venezuela 1948-1952, publicado en 1952 por Carlos Raúl Villanueva y Carlos Celis Crespo, los arquitectos que en aquel momento estaban vinculados más profundamente con el poder del Estado, constituye un importante documento sobre las obras realizadas por el Banco Obrero de aquel país dentro del Plan Nacional de la Vivienda, entre los años 1948 y 1952. El Banco Obrero construyó en Venezuela una gran cantidad de unidades vecinales que tenían como fin mejorar las condiciones de vida de las clases obreras y medias. En este momento el Estado venezolano propuso aumentar considerablemente la labor del Banco Obrero para hacer frente a la rápida expansión demográfica de las principales ciudades del país. Con respecto a esto, Villanueva y Celis afirman: Al estudiar los sectores nuevos de la ciudad se observa: Que la condición constructiva y la disposición interna de las viviendas no ha mejorado para hacerlas más cómodas e higiénicas; Que las manzanas de la trama de las calles se formaron quedando grandes lotes libres, determinando bajísima densidad por hectárea con gran desperdicio de la tierra y resultados antieconómicos para los servicios colectivos. La solución al problema analizado tiene su máxima expresión técnica en los Planos Reguladores, y la expresión mínima en la Unidad Vecinal.102
100 ibid., p. 235. 101 ibid., p. 236. 102 Carlos Raúl Villanueva y Carlos Celis Crespo, La vivienda popular en Venezuela 1928-1952, Caracas, Miangolarra Hnos., 1952, p. 7.
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Los autores dan cuenta del proceso de introducción de estas nuevas tipologías arquitectónicas y urbanas en un contexto que hasta ese momento no había sido sometido a un proceso de transformación importante. Las consideraciones que están detrás de estas nuevas iniciativas residenciales modernas eran consecuencia de un proceso de higienización y educación de la sociedad. Los datos provenientes de la realidad venezolana que entran a formar parte de las incógnitas del proyecto son ejemplares en cuanto al interés social, a las características morfológicas y geográficas del lugar y, también, en cuanto a las características tipológicas de las nuevas estructuras residenciales modernas.
87 y 88 Carlos Raul Villanueva, conjunto habitacional 23 de Enero (Caracas) en contraste con la ciudad informal circundante.
89 Proyecto de Villanueva y Celis, unidad habitacional Cerro Grande en Caracas.
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Llama la atención la particular aproximación al proyecto que aplicaron los arquitectos. En el caso de la Unidad Vecinal San Cristóbal, para llegar a definir el proyecto, se analizaron varios factores entre los cuales estaba la familia como núcleo fundador de la comunidad, tomando en consideración los aspectos relacionados a las costumbres. Se analizaron también las condiciones climáticas que podían influenciar el proyecto, se tomaron en consideración los factores topográficos que caracterizaban la región en la cual se debía emplazar la nueva unidad vecinal y por último, se abarcaron los aspectos que relacionaban la unidad vecinal con la ciudad. Este método que para los arquitectos podía considerarse casi científico, iba desde las estructuras del nuevo plan regulador, de carácter territorial, hasta las conformación de las viviendas. De la labor del Banco Obrero de Venezuela, dentro del marco del Plan Nacional de la Vivienda, se puede apreciar cómo se lograron introducir en este país un gran número de nuevas urbanizaciones que tenían, por lo menos en las intenciones de sus creadores, la difícil tarea de modernizar el tejido social y cultural del pueblo a través de la implementación de nuevas formas residenciales.
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En el caso venezolano destaca la distancia que existía entre la voluntad de modernizar y al mismo tiempo de recuperar los valores culturales tradicionales. Estos temas se inscriben en la misma línea de los debates disciplinares que se estaban dando en aquellos mismos años al interior de los CIAM (Bridgewater, 1947) bajo el concepto de “nuevos regionalismos.” En el año 1955 Henry-Russell Hitchcock publica el libro Latin American Architecture since 1945.103 Este documento, que fue el resultado de una exposición que organizó el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1955 sobre la arquitectura latinoamericana de los primeros años posteriores a la segunda guerra mundial, constituye un importante referente para entender la importancia que tuvo la arquitectura moderna y, sobre todo, las iniciativas residenciales colectivas —unidades vecinales y unidades habitacionales— en la transformación urbana y social del continente. En la introducción del libro, el autor destaca cómo “en determinados ámbitos, en particular en las ciudades universitarias y en las viviendas públicas, los Estados Unidos en los últimos años han tenido poco que ofrecer que se equipare en amplitud o en calidad de diseño al mejor trabajo de América Latina.” 104 Los dos ámbitos mencionados por Hitchcock son aquellos en los cuales se exacerba más claramente la relación entre arquitectura y urbanismo: las ciudades universitarias y los conjuntos residenciales de Caracas y Ciudad de México o, también, los casos brasileños, argentinos, chilenos y peruanos son un claro ejemplo de ello.
9o Proyecto del Centro Urbano Presidente Juárez de Mario Pani en Ciudad de México. 1950.
91 y 92 Bloques residenciales del Centro Urbano Presidente Juárez. La habitacional de los bloques permite que grandes porciones de suelo sean destinadas a áreas verdes comunitarias.
103 Henry-Russell Hitchcock, Latin American architecture since 1945, Nueva York, MoMA, 1955. 104 ibid., p. 13. Traducción del autor. Texto original: “in certain fields, notably university cities and public housing, the United Sates in recent years has had little to offer as extensive in scope or as brilliant in design as the best Latin American work.”
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En su texto Hitchcock presenta varios casos de unidades vecinales, entre los que se encuentra el Centro Urbano Presidente Juárez, de Mario Pani, construido en Ciudad de México, en el cual la disposición de los bloques y el uso de tipologías edificatorias distintas entrega amplitud y variedad en las vistas y valoriza el espacio público en el cual se inserta. Se presenta también el caso de Pedregulho, de Affonso Eduaro Reidy, la Unidad de Habitación Cerro Grande y los Multicelulares de Cerro Piloto, realizados por el Banco Obrero. Además se expone un caso emblemático de la arquitectura moderna peruana: se trata de la Unidad Vecinal Matute, de Santiago Agurto Calvo, construida en Lima en 1952. Hitchcock destaca este caso como “quizás la mejor urbanización de vivienda social extensiva emprendida por la Corporación Nacional de la Vivienda.” 105 93 y 94 Vviviendas a dos pisos y maqueta de la Unidad Vecinal Matute de Santiago Agurto Calvo en Lima. 1952-1953.
95 . Bloques residenciales de la Unidad Vecinal Matute. Los edificios se integran a los espacios públicos por medio de una estructura de pilotes.
Esta unidad vecinal, que se inserta en un trazado regular, a diferencia de los casos de Caracas que, por el hecho de ubicarse en los cerros, presentan un trazado irregular, se compone de tipologías residenciales variadas. Los bloques residenciales de cuatro pisos siguen una disposición ortogonal y encierran espacios de tamaño menor en los cuales se ubican casas de dos pisos. En el centro de la unidad vecinal se emplazaron las estructuras deportivas, una cancha de fútbol con pista de atletismo y el equipamiento comunitario.
105 ibid., p. 133. Traducción del autor. Texto original: “perhaps the best of the extensive housing developments undertaken by the Corporación Nacional de la Vivienda.”
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Los casos que se han presentado en este primer capítulo, tanto europeos como latinoamericanos, revelan el clima de profunda modernización de la región y cómo los temas de vivienda adquirieron múltiples dimensiones, reflejando además las tensiones internas a los distintos contextos políticos y sociales. En esta misma óptica también la unidad vecinal se perfila como un concepto variable que asume distintas formas dependiendo de las condiciones culturales en los cuales se inserta. Estas modificaciones fueron impulsadas por las transformaciones sociopolíticas, económicas y disciplinares que se estaban dando en los distintos países del continente. Todo esto significó un cambio importante de las estructuras urbanas y de las formas de vida colectiva en las ciudades. En este panorama las unidades vecinales de la segunda postguerra jugaron un rol dominante ya que, como se ha dicho anteriormente, por su conformación urbana, espacial y funcional, contienen las principales problemáticas que relacionan la forma de la ciudad con la estructura de la vivienda y con el mundo político-institucional que las promovió.
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1.10 El caso de Chile: desde la teoría a la práctica.
El proceso de modernización del panorama político-institucional relacionado a las iniciativas de vivienda que afectó a los países de América Latina se dio también en Chile. En el contexto chileno tuvieron particular importancia, en el proceso de modernización de las estructuras urbanas y residenciales, los debates y los temas que se trataron en revistas especializadas y boletines ya desde la década del 30. Un primer caso lo constituye la revista ARQuitectura, de la cual se publicaron seis números entre 1935 y 1936. En ella, además de recogerse los mejores ejemplos de innovación de la disciplina en el contexto nacional, se presentan los avances que estaba teniendo la arquitectura moderna en Europa, se traducen artículos publicados en revistas y libros extranjeros y se presentan temas inherentes a la transformación urbana de Santiago junto a las características que debían tener las viviendas consideradas modernas. Diez años más tarde, partir de 1945, con la publicación de la revista Arquitectura y Construcción, el tema de la vivienda colectiva en la ciudad se instaló fuertemente en el ámbito político-institucional y cultural chileno. En esta revista colaboraron los principales arquitectos modernos del país, como Jaime Bendersky, Manuel Marchant, Enrique Gebhard y Waldo Parraguez, entre otros. En ella se publicaron también obras de Sergio Larraín GarcíaMoreno, Emilio Duhart, y de la naciente oficina Valdés, Castillo y Huidobro, entre otros. También se publicaron fotografías de Antonio Quintana, destacado fotógrafo y colaborador estable de la revista. Mientras duró su publicación, la revista tocó aquellos temas que preocupaban al mundo arquitectónico en sintonía con lo que se estaba debatiendo en el contexto internacional. Se trataron temas relacionados al problema de la vivienda, a la industria, al uso de nuevos materiales en arquitectura, al diseño de interiores y se presentaron obras y artículos sobre el estado de la disciplina. Los números de Arquitectura y Construcción constituyen documentos de gran utilidad para mostrar el estado de la disciplina arquitectónica en Chile en la mitad de siglo XX. Además, algunos de los artículos publicados en las páginas de la revista representan una importante contribución teórica a los aspectos relacionados con la “unidad vecinal.” 106 Hay dos artículos de esta revista sobre los que conviene detenerse: contenidos respectivamente en el nº 4 (Marzo de 1946) y en el nº 6 (Mayo de 1946), ellos
106 Un completo análisis de esta revista ha sido efectuado por Hugo Mondragón y Andrés Téllez en el libro Arquitectura y Construcción: Chile 1945-1950 Una revista de Arquitectura Moderna, Santiago, Editorial Universidad Central de Chile, 2006.
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representan, por lo que se pudo constatar, los primeros testimonios de la utilización del término “unidad vecinal” en el contexto chileno. De los dos, el publicado en el nº 4 de la revista es un extracto de los artículos sobre tugurios y sobre las unidades vecinales publicados originalmente en los números de junio y septiembre de 1945 de la revista El Arquitecto Peruano. En el texto se expone la gravedad de la situación de la vivienda en Perú y, en especial, en Lima. En el artículo se destaca cómo en Lima las principales actividades industriales se habían trasladado de las zonas centrales a la periferia en las cercanías del puerto. Como consecuencia de esto, los trabajadores estaban obligados a efectuar largos traslados para llegar al trabajo: el obrero se ha convertido en esclavo de los medios de transporte cada vez más deficientes y tiene que hacer penosas peregrinaciones diarias hasta el lugar de trabajo, con no menos extenuantes recorridos de regreso a un hogar que no merece el nombre de tal.107 De estas palabras quedan claros los principales problemas relacionados a las transformaciones urbanas producto del aumento demográfico y las condiciones de vida de las clases más pobres de la población. Asimismo, en este artículo subyacen los conceptos de la Carta de Atenas —y no sólo de ella— que habían empezado a circular e influenciar las políticas y las propuestas urbanas. De hecho, como solución a estas problemáticas, se deciden construir varias unidades vecinales cerca de las zonas industriales con tal de disminuir los tiempos de traslado y ofrecer nuevas viviendas a la población. El segundo paso de la renovación urbana prevista para la ciudad de Lima constituía la rehabilitación de las zonas centrales dejadas vacías por la demolición de las viviendas insalubres. El punto más importante del texto es, sin duda, la parte en la cual se explica “qué es” y “cuáles son” las características básicas de una unidad vecinal: Una unidad vecinal es una ciudad en miniatura, en la cual están resueltos los problemas de habitación, de educación, de sanidad, de vivienda, de recreación, de comercio, para un número previamente determinado de habitantes, en este caso, ascenderá a 5.000 por unidad. Es una célula urbana, un elemento de descentralización, es una ciudad dormitorio que facilita a los centros de trabajo la mano de obra necesaria para la producción. Sus habitantes no son ya los esclavos de la gran ciudad, sino sus servidores.108
96 y 97 Relación entre las unidades vecinales en Lima y estudio de una de ellas.
La unidad vecinal queda definida nuevamente: es una ciudad en miniatura, una célula urbana, un barrio en el cual los habitantes se transforman de esclavos de la metrópolis, sobrepoblada y caótica, en “servidores,” destacando con esta palabra una cierta distancia de los conflictos irresolutos de la gran ciudad.
107 “El problema de la vivienda en Lima,” en Arquitectura y Construcción 4 (marzo 1946), p. 80. 108 ibid., p. 82.
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El artículo cierra con una comparación entre los problemas de la ciudad y los logros y oportunidades ofrecidas por la unidad vecinal. Por ejemplo, “a la madre de familia, esclava del ómnibus y del tranvía para llegar al mercado” se contrapone “la madre que se dirige a pie, a través de un parque, por un pintoresco camino, hacia el centro de compras, donde la atienden más pronto y paga menos.” 109 O, de nuevo, al niño que juega en la calzada, y se expone al peligro, se contrapone el niño que juega en el parque infantil adyacente a su edificio. La unidad vecinal es retratada en este artículo como el lugar idílico donde desarrollar todas las actividades de la vida humana —menos el trabajo—; el lugar perfecto donde el hombre moderno podía finalmente ganarse un espacio en la sociedad y rescatarse culturalmente.
98 Síntesis de los elementos comparativos entre la Unidad Vecinal y la crítica situación urbana actual.
Si este artículo representa una de las primeras ocasiones en el cual se
109 ibid.
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introduce en el contexto chileno el concepto de unidad vecinal, en el nº 6 de la revista, de mayo de 1946, se presentan 5 ejercicios académicos de proyectos de unidades vecinales desarrollados por los alumnos del 5º año de la Facultad de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile bajo la dirección del profesor Sergio Larraín García-Moreno y los profesores auxiliares Emilio Duhart, Manuel Marchant y Mario Pérez de Arce. Estos estudios consistieron en encontrar 5 sectores de Santiago en los cuales se pudiesen demoler viviendas inseguras y malsanas para proponer proyectos residenciales de calidad cuyo diseño arquitectónico y urbano fuese, además, rentable desde un punto de vista económico. El artículo se abre con algunas consideraciones sobre la gravedad de la condición habitacional de Santiago, una ciudad que, por trazado de calles y forma de las manzanas, no permitía separar las viviendas de las calles, caracterizadas por tener un alto tránsito de vehículos. El encargo del taller consistía en identificar un sector de la ciudad, y proyectar por lo menos 800.000 metros cuadrados habitables, con un diseño eficiente y que asegurara una rentabilidad mínima del 7%. Las otras “únicas” reglas del ejercicio consistían en que el proyecto del sector debía contemplar “todas las facilidades fundamentales de la población: habitación, trabajo, recreación, y circulación.” 110En este caso la relación entre el encargo del taller y los postulados de la Carta de Atenas queda más que explícita.
99 Plano del centro de Santiago con los sitios escogidos para el desarrollo del taller de la Universidad Católica. 110 “Reestructuración de cinco sectores de Santiago,” en Arquitectura y Construcción 6 (mayo 1946), p. 32.
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Después de un trabajo de análisis se escogieron para el ejercicio los sectores de Av. Matta —comprendido entre esta avenida, San Diego, Copiapó y Santa Rosa—, Plaza Brasil —delimitado por Manuel Rodríguez, García Reyes, Santo Domingo y Moneda—, cerro San Cristóbal —entre el río Mapocho y el cerro y entre las calles Pío Nono y Loreto—, Av. Independencia —limitado por las calles Pérez Cotapos, Guanaco y Centenario— y el último entre avenida Matucana, Mapocho, San Pablo y Villasana. La extensión de los sectores escogidos era variable e iba desde las 22 hás. del primer sector de avenida Matta a las 72 hás. del de Plaza Brasil, pasando por las 39 hás. del sector del cerro San Cristóbal, las 27 hás. del sector de Matucana y las 24 hás. del sector de Independencia. Sin entrar en el análisis específico de cada uno de los proyectos que, por cierto, presentan un cierto grado de homogeneidad, se exponen a continuación los principales aspectos que definen la metodología proyectual aplicada. En cada uno de los sectores se suprimieron algunas calles vehiculares conformando grandes manzanas en las cuales ubicar los bloques residenciales, de alturas y dimensiones variables. Al centro de las macro-manzanas se ubicaron los servicios comunitarios —en los casos en que el sector no los ofreciera—, y se proyectaron calles vehiculares de bajo tráfico para poder alcanzar los estacionamientos vehiculares. En todos los proyectos se utilizaron pabellones residenciales que iban de los 4 a los 12 pisos para poder proponer un elevado número de viviendas con una baja ocupación del suelo. En general, se propusieron tipologías residenciales variadas, acompañando al uso de bloques también las casas en hilera con jardines privados. Todas las propuestas estuvieron, además, muy atentas a los aspectos relacionados con la mantención de las grandes áreas verdes. En algunos casos se propuso fraccionar los jardines para destinarlos a uso exclusivo de algunos bloques, los que en ese caso se habrían hecho cargo de la mantención. Con respecto al programa comunitario, en el caso del proyecto para el sector de avenida Matta se ubicó una escuela para 1.200 alumnos en el centro del conjunto, un mercado, un club social, un servicio de restaurante y un gimnasio con una piscina y se incorporó, también, una iglesia existente.
100 Propuesta de renovación urbana para el sector de avenida Matta. Los bloques residenciales no siguen el trazado urbano existente sino que buscan la mejor orientación.
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Lo que demuestra la atención que se tuvo en el trabajo de análisis previo a las propuestas es el hecho de que, en cada caso, se trató de relacionar, espacial y funcionalmente, los nuevos barrios residenciales con las áreas colindantes. Por ejemplo, en el caso del sector de la Plaza Brasil se propuso valorizar la plaza existente construyendo los edificios residenciales en los bordes del sector para crear alrededor de la plaza un importante centro comunitario con locales comerciales y un teatro.
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101 Propuesta para el sector del cerro San Cristóbal. En esta propuesta se identifican dos escalas a nivel arquitectónico: una mayor constituida por los bloques residenciales a los pies del cerro y otra menor conformada por las casa en hilera hacia el río Mapocho.
102 Propuesta para el sector de plaza Brasil con un gran espacio comunitario de carácter público al centro del nuevo barrio.
En el caso del sector del cerro San Cristóbal, la atención al contexto se demuestra en el hecho de que el sector se provee sólo de un pequeño centro social, un sector comercial y una escuela, todo esto ubicado en los pies del cerro, ya que al lado opuesto de la urbanización se encontraban el Mercado Central y la Vega, importantes polos comerciales a escala metropolitana. En este artículo no se usa el término “unidad vecinal” para referirse a los proyectos realizados en estos sectores de la capital. A pesar de esto, es un hecho que las características de estos proyectos corresponden a los parámetros y estructuras urbanas propias de las unidades vecinales que habían sido primero teorizadas por Perry y luego en las discusiones que se dieron al interior de los CIAM, específicamente en aquellos congresos sobre la ciudad funcional. Dado que estas exploraciones académicas no tenían todavía una contraparte clara en el terreno de las realizaciones, adquiere importancia la difusión que tuvo esta revista en el contexto chileno. Es muy probable que los materiales expuestos en estos dos artículos sobre las unidades vecinales y las ventajas que se podían obtener de remodelaciones urbanas como éstas, constituyeron un antecedente fundamental para la transformación del contexto urbano y para la introducción, en Chile, de las ideas urbanas y arquitectónicas modernas relacionadas a la unidad vecinal. Uno de los primeros casos de grandes urbanizaciones construidas en Chile es la Población Presidente Ríos, promovida por la Caja de la Habitación Popular que se publicó en el nº 7 del Boletín del Colegio de Arquitectos en 1945. Las obras de construcción de la Población Presidente Ríos se extendieron hasta la década del sesenta y tanto el trazado urbano como las tipologías residenciales usadas se modificaron en el tiempo destacando la evolución de los sistemas residenciales del periodo.
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103 Primera propuesta para la Población Presidente Ríos.
104 Últimos edificios construidos por la CORVI en la Población Presidente Ríos.
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Al respecto, vale la pena subrayar la diferencia que existe entre las tipologías residenciales mostradas en la imagen del proyecto, publicada en la revista de 1945, y las estructuras urbanas y residenciales de las tipologías de la última etapa. Las primeras se constituían de bloques de tres pisos en hilera con una limitada superficie vidriada. En cambio, los bloques de la última etapa, construidos a partir de 1959 por la CORVI, se componen de dos cuerpos unidos para formar una “T.” En la unión entre los volúmenes, se encuentra el cuerpo de escaleras completamente vidriado que, al mismo tiempo, conecta los cuerpos, dejando clara la independencia entre éstos.
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La Población Presidente Ríos es un claro ejemplo de la evolución de la arquitectura residencial económica en Chile entre 1940 y 1960, y contiene las transformaciones que, desde un punto de vista teórico, se incluyeron en las revistas analizadas en esta sección de la tesis. Si las revistas ARQuitectura y Arquitectura y Construcción contribuyeron a difundir los temas relacionados a las viviendas colectivas en Chile, a partir de la década del sesenta, otras publicaciones se encargaron de difundir las importantes obras que se estaban construyendo en el país. El primer número de la revista AUCA proponía como tema el estudio sobre el estado de la vivienda en Chile y se presentaron las discusiones sobre la vivienda económica que se desarrollaron en el Foro sobre la Vivienda. Además, en la revista se publica una extensa entrevista a Héctor Valdés Phillips, en ese entonces Vicepresidente de la Corporación de la Vivienda (CORVI),111 la institución pública que a partir de la mitad del cincuenta tendrá un rol dominante en la producción de viviendas económicas. En el artículo titulado “Cara y sello de la nueva arquitectura chilena” se mencionan las principales medidas legislativas que contribuyeron a potenciar las atribuciones de la CORVI y, de esa manera, posibilitar la construcción de una gran cantidad de viviendas económicas. En el artículo se afirma que “las 120.000 unidades habitacionales que en los últimos cuatro años se han construido han cambiado, a veces sustancialmente, la cara de nuestros pueblos y ciudades, comprometiendo la responsabilidad de los arquitectos que han debido encarar esa tarea.” 112 De estas palabras, del contraste entre ellas y de las imágenes que se presentan queda explícita la transformación urbana que estaba afectando a Chile por medio de la construcción de grandes urbanizaciones, conjuntos habitacionales y unidades vecinales. Entre los proyectos de viviendas económicas presentados en esta sección destacan la Unidad Vecinal Providencia y la Villa Olímpica.
105 Unidad Vecinal Providencia en Santiago. 106 Imagen significativa del estado de las viviendas informales de Chile.
111 La Corporación de la Vivienda (CORVI) fue creada en 1953 a partir de la fusión de la Corporación de Reconstrucción y Auxilio y la Caja de la Habitación Popular, por el Gobierno de Carlos Ibañez del Campo. La CORVI se hizo cargo de la construcción de la segunda etapa de la UVP. 112 “Cara y sello de la nueva arquitectura chilena,” AUCA 1 (1966), p.35.
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Además de esto, no todos los proyectos financiados y construidos por la CORVI en este periodo eran de tipo colectivo y de estética racionalista. Sobre todo en regiones se cuentan numerosas poblaciones compuestas de casas unifamiliares y pareadas. Cabe destacar la descripción que acompaña la imagen de la Población Abate Molina de Talca en el mismo artículo: En pueblos y ciudades que durante muchos años mantuvieron la misma fisonomía, irrumpen las poblaciones CORVI modificando las estructuras urbanas. La ausencia de una clara política de planificación origina a menudo mayores conflictos que los que se procura resolver al fijar emplazamientos inadecuados o programas de viviendas contradictorios con las demandas existentes. Sin embargo, el balance general establece una clara contribución al mejoramiento del estándar urbano a lo largo del país.113 En la cita quedan explícitos dos puntos fundamentales: el primero se refiere al hecho de cómo la irrupción —y el uso de esta palabra no es casual— de las nuevas urbanizaciones modifica las estructuras urbanas consolidadas; el segundo a la dificultad de enfrentar los proyectos según un proceso de planificación preciso tanto en los aspectos urbanos como en aquellos relacionados a la gestión entre la institución y las diferentes comunidades. A pesar de esto, en el artículo se declara que no obstante estas limitantes, las iniciativas promovidas por la CORVI tenían un balance positivo en el contexto chileno. Si a la transformación del panorama disciplinar de la arquitectura se le agregan las modificaciones que se estaban dando en el país en el ámbito político-institucional se aprecia cómo en las tres décadas que separan la publicación de la revista ARQuitectura (1935) y la revista AUCA (1965) Chile fue sometido a un proceso de modernización importante. Si por un lado es esperable que en treinta años se produzca tan sustancial transformación de las estructuras urbanas y residenciales, cabe destacar que, en el caso de Chile, ese proceso haya sido tan vasto al abarcar extensas porciones de Santiago y de las principales ciudades de las regiones a lo largo de todo el país. Una muestra de esta trasformación está contenida en una publicación clave para el periodo. Se trata del Plan Habitacional de la Corporación de la Vivienda, publicado en 1963. Esta singular muestra de proyectos y obras, evidencia el alto nivel de compromiso del mundo institucional con los parámetros de la arquitectura moderna. A pesar de las complejidades administrativas y logísticas que tuvo la CORVI durante su labor a partir de 1953, es indiscutido su rol modernizador en el panorama habitacional de Chile. Las realizaciones presentadas en la publicación fueron escogidas por constituir un abanico bastante completo de los tipos de intervenciones que se estaban construyendo en Chile en ese momento. Al inicio de la publicación llama la atención la siguiente afirmación:
113 ibid., p.37.
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A iniciar su mandato presidencial, el Excmo. Señor Jorge Alessandri Rodríguez puso en práctica una de las medidas de gobierno más trascendentales para encarar el problema habitacional de Chile, con la dictación de Decreto con Fuerza de Ley nº 2, instrumento legal de características sin precedentes en la historia económica y social del País, destinado a movilizar, encauzar y fomentar los recursos estatales e institucionales, el ahorro y el crédito público y privado a favor de la vivienda popular.114 En el texto se presentan tanto los proyectos ejecutados por la CORVI y aquellos que habían sido emprendidos por las diversas Cajas de Previsión,115 como también aquellos ejecutados por las múltiples Cooperativas activas en aquel momento. Cabe destacar la sensibilidad que tenían en general los proyectos frente a las condiciones climáticas, geográficas u orográficas de los lugares de emplazamiento. Los arquitectos autores de los principales proyectos eran profesionales destacados dentro del rubro,116 lo cual hizo que las propuestas arquitectónicas tuviesen, en la mayor parte de los casos, características compositivas, estructurales o formales novedosas para la época. Del norte de Chile se presenta la Población EMPART en Iquique, que destaca por la complejidad de tipologías propuestas y por la capacidad que tiene este conjunto de viviendas de conformar una plaza interior destinada al esparcimiento de la comunidad. Además destacan las características morfológicas de las casas de dos pisos, las que si bien por ciertos aspectos se asimilan a las casas de la Población Salar del Carmen de Antofagasta, presentan una estética parecida a las casas de las zonas desérticas del norte de África, cuyo clima se acerca mucho al de esta zona de Chile.
107 Población EMPART, Iquique de 1968. 114 CORVI, Plan Habitacional, Santiago, 1963, p. 3. 115 Las Cajas de Previsión eran instituciones semifiscales que, además de ofrecer servicios de previsión, a partir de la década del treinta se dedicaron a construir viviendas económicas para sus imponentes. El análisis del rol de las Cajas de Previsión, junto con la importancia de la CORVI, será presentado en el segundo capítulo de la tesis. 116 Se citan como ejemplo: Sergio Arias, Alberto Sartori, Mario Pérez de Arce, Isaac Eskenazi, Carlos Barella, Carlos Bresciani, Héctor Valdés, Fernando Castillo, Carlos García Huidobro, Jaime Beza, Gonzalo Mardones, Julio Mardones, Oscar Zaccarelli, Jaime Bendersky entre muchos otros.
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Otro proyecto destacado en el norte es la recién mencionada Población Salar del Carmen, proyectada por los arquitectos Jaime Besa y Mario Pérez de Arce. Este conjunto, construido en un terreno de 228.000 m2, estaba situado en el límite urbano de la ciudad de Antofagasta. Tipológicamente, esta obra presenta casas en hilera de uno y dos pisos que, descendiendo hacia el mar, aprovechan la pendiente del terreno para tener una vista privilegiada del panorama. El programa de este conjunto contemplaba plazas arboladas para el esparcimiento, jardines infantiles, locales comerciales, una iglesia, un club social, canchas de fútbol y básquetbol y una sede para la administración y oficina de correos.
108, 109 y 110 Jaime Besa y Mario Pérez de Arce. Población Salar del Carmen, Antofagasta. 1959.
Aquí los arquitectos supieron reinterpretar la arquitectura tradicional del lugar y, más en general, de los países desérticos, para crear con nuevos materiales y con una estética claramente “moderna,” una arquitectura actual y al mismo tiempo atenta a las necesidades de los habitantes y a las características geográficas y climáticas del lugar. Entre 1958 y 1963 se proyecta y construye en Santiago un conjunto muy particular. Se trata de la Remodelación República. El número 6-7 de la revista AUCA dedica una sección completa al análisis del conjunto. Éste, construido por la CORVI sobre proyecto de los arquitectos Vicente Bruna, Víctor Calvo, Jaime Perelman y Orlando Sepúlveda, se compone de dos bloques de departamentos paralelos y traslapados con orientación norte-sur. Los bloques se disponen sobre los bordes de una manzana de forma irregular dejando libre una esquina del sitio para ubicar allí los locales comerciales. Cabe mencionar la descripción que se hace de la expresión del conjunto en el artículo de la revista AUCA:
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Al expresar con absoluta honestidad el juego de combinación de departamentos, circulaciones verticales y horizontales, se logra una gran fuerza y riqueza de volúmenes, lo que se refuerza con los amplios balcones de que se dotó a los departamentos. Esta riqueza volumétrica se compensó con el tratamiento sobrio de las fachadas en las que resalta el revestimiento de cerámico blanco contra un fondo en pintura para estuco de color gris.117
Otro proyecto de la zona central está constituido por la Unidad Vecinal Providencia. Esta, entre las unidades vecinales propuestas por la Caja de Empleados Particulares, es la más céntrica de la capital.
111 Bruna, Calvo, Perelman y Sepúlveda. Anteproyecto de la Remodelación República.
El proyecto se compone de bloques habitacionales de distintas dimensiones. Con la aprobación del D.F.L. nº2 los bloques de departamentos proyectados frente a la calle Providencia fueron sustituidos por torres de veinticuatro pisos de altura. El primer proyecto de esta unidad vecinal contaba con 1.493 viviendas y 85 locales comerciales para un número de habitantes estimado en alrededor de 8.210. En la publicación Plan Habitacional de la CORVI se especifican algunos de los criterios que se aplicaron para realizar el proyecto de la Unidad Vecinal Providencia: La Unidad Vecinal Providencia obedece a un criterio de remodelación urbana o renovación, pero con una característica diferente a lo usual; se trata en este caso de modificar en barrio floreciente un sector que por diversos motivos constituye un foco antiguo y decrépito. Se abordó el problema con miras a establecer una unidad habitacional con un cierto grado de autosuficiencia, en lo que a comercio menor y esparcimiento infantil se refiere. No se contemplaron elementos como cine, mercado, iglesia y similares, dado que
112 Plano general de la Unidad Vecinal Providencia, antes de que se aprobara el DFL nº 2 y se incluyeran las torres frente a la avenida Providencia.
117 “Panorama de la arquitectura chilena, 1966,” AUCA 6-7 (1966), p. 41.
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en el sector ya existen en cantidad suficiente para satisfacer la demanda producida por cerca de 10.000 habitantes.118
113, 114 y 115 La Unidad Vecinal Providencia en Santiago.
La Villa Olímpica, cuyo nombre oficial es Unidad Vecinal Exequiel González Cortés, construida en Santiago entre 1960 y 1963 (ca.) con proyecto de los hermanos Mardones, P. Hegedus, R. Carvallo, R. Bravo y J. Poblete, se compone de 23 bloques de dos pisos, 32 bloques de cuatro pisos, 48 bloques de cinco y una torre de quince pisos para un total de 2.601 viviendas. Esta unidad vecinal cuenta con un supermercado, locales comerciales, un cine, una iglesia y una escuela para 500 alumnos. Los bloques se disponen en macro manzanas conformando, en la mayor parte de los casos, plazas centrales destinadas al esparcimiento. El programa comunitario de la unidad vecinal está dispuesto en el centro de la misma para ser fácilmente accesible por los habitantes. En la revista se presenta esta unidad vecinal de la siguiente manera: Durante los últimos cinco años han surgido los grandes conjuntos urbanos. Verdaderas unidades vecinales uno de cuyos ejemplos más característicos es la Villa Olímpica, de la que exhibimos una vista poco conocida que muestra las viviendas que se introducen en los patios originados por los grandes bloques en altura, dinamizando así el espacio exterior.119
116 Mardones, Mardones, Hegedus, Carvallo, Bravo y Poblete. Unidad Vecinal Exequiel González Cortés (Villa Olímpica). 118 CORVI, op. cit., p. 37. 119 “Cara y sello de la nueva arquitectura chilena,” AUCA 1, p. 38.
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En la zona central, la CORVI no edificó sólo grandes unidades vecinales sino que propuso también urbanizaciones compuestas de casas de uno y dos pisos en loteos cuya estructura urbana más tradicional —conformadas de casas pareadas o en hilera—, caracterizará la mayor parte de la producción habitacional de Chile hasta la actualidad. Tal es el caso de la Población Los Castaños, construida en Santiago sobre un proyecto de Ángel Hernández y Vicente Bruna. Aquí las casas pareadas se disponen a forma de esvástica encerrando una plaza de escala familiar. Este sistema, reproducido, forma la estructura urbana de la población. La idea de proponer urbanizaciones de baja densidad, como la recién descrita, se aplicó comúnmente en la zona central, pero también en el sur del país. Esto se debe a que, siendo en estos lugares el costo del terreno mucho menor que en las zonas urbanas, la CORVI pudo construir viviendas unifamiliares emplazadas en un lote de propiedad, proponiendo así densidades muy lejanas a los 350 hab/há., como en la Unidad Vecinal Portales o, inclusive, de 650 hab/há., como en la Unidad Vecinal Providencia.
117 y 118 Hernández y Bruna. Población Los Castaños.
En las regiones, el material predominante con el cual se construyeron las poblaciones CORVI fue la madera. Esto se debe a la disponibilidad de este recurso en la zona y por las buenas respuestas de aislamiento que ofrecía. Otros casos son la Población Lebu, en la que se propone nuevamente un sistema de plazas familiares, o la Población Huachocopihue, en Valdivia. Ésta última es una urbanización bastante completa en la cual, además de viviendas, se propone la construcción de un centro comunitario provisto de un mercado, un teatro, una escuela y equipamientos colectivos.
119 Axonometría de la poblacion Lebu en la zona sur de Chile.
Este último caso introduce un tema muy importante con respecto a la labor de la CORVI: se trata de las propuestas de nuevos planos reguladores o de ciudades satélites. Prueba del primer caso es el plan regulador y la Población Puerto Saavedra, que había sido destruido totalmente por el terremoto de 1960. El segundo caso —el de nuevas ciudades satélites— está constituido 119
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por el Conjunto Habitacional Villa San Pedro, en Coronel, situado en las proximidades de la ciudad de Concepción. Aquí cabe destacar el alto nivel de detalle de la propuesta de esta verdadera ciudad satélite, un entorno urbano independiente equipado con un estadio, áreas verdes, barrios residenciales con tipologías y densidades distintas y un centro comunitario con plazas, iglesia, teatro, etc.
120 Conjunto habitacional Villa San Pedro, Coronel. Esta vista a vuelo de pájaro muestra la complejidad y heterogeneidad de esta nueva ciudad
Es fundamental entender la magnitud de las intervenciones y los desafíos aquí planteados para lograr captar plenamente la labor de esta institución. Este organismo, híbrido, absorbió en su interior por un lado, la labor de la Caja de la Habitación Popular y, por el otro, la labor de la Corporación de Reconstrucción y Auxilio. La diferente naturaleza de estas instituciones, la primera consolidada, que se hacía cargo de viviendas para los estratos medio y bajo de la población y la segunda, creada en consecuencia a un sismo destructor que proponía la construcción de viviendas de emergencia, normalmente hechas de madera con estándares de calidad bajos, caracterizará las obras de la CORVI durante las décadas del cincuenta y sesenta. En el caso de la CORVI es complejo, pero sobre todo muy limitado, tratar de encontrar una sola línea temática que refleje su producción arquitectónica y urbana. Los años en los cuales actuará esta institución serán aquellos en que se dará en Chile un alto grado de experimentación de tipos habitacionales y urbanos y, al mismo tiempo, se logrará un alto grado de estandarización constructiva y tipológica al interior de las diferentes propuestas.
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Cap铆tulo 2 La dimensi贸n pol铆tico-institucional de la vivienda econ贸mica chilena.
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2.1 La situación de Chile en la primera mitad de siglo: política e instituciones.
Los cambios que acontecieron en el panorama político-institucional de Chile durante la primera mitad del siglo XX constituyen las bases para las iniciativas residenciales de la segunda postguerra. Durante las primeras décadas del siglo XX instituciones como las Cajas de Previsión, la Caja de la Habitación Popular, la Corporación de Reconstrucción y Auxilio y la Corporación de la Vivienda tuvieron un papel fundamental en el proceso de modernización del país. Estos organismos ejercitaron su labor en periodos precisos, a veces con superposiciones temporales en sus funcionamientos. Es por ello que el orden con el cual se expone el rol de cada uno de estos organismos en este capítulo no sigue necesariamente un orden cronológico. Se ha decidido proponer, en cambio, un orden argumental dirigido a concentrarse, en la segunda parte del capítulo, en la Caja de Empleados Particulares y en la aprobación de la ley nº 9.135 que tienen un nexo más directo con el caso de estudio de la tesis. En Chile, a partir del inicio del siglo XX, organismos privados e instituciones semi-públicas —como las distintas Cajas de Previsión— y estatales —como la Caja de la Habitación Popular, la Corporación de Reconstrucción y Auxilio o la CORVI— tuvieron un rol fundamental en el intento de reducir el déficit habitacional del país. Estos organismos reestructuraron y modernizaron los tipos residenciales, las formas de agrupación de las viviendas e introdujeron en el panorama nacional nuevas estructuras urbanas, como las unidades vecinales o urbanizaciones llamadas, comúnmente en Chile, “poblaciones.” En este sentido el texto de Rodrigo Hidalgo La vivienda social en Chile y la construcción del espacio urbano en el Santiago del siglo XX propone un interesante análisis del desarrollo político-institucional de Chile y de las leyes de vivienda que se promulgaron para solucionar el déficit habitacional que afectaba a las clases más bajas de la población.
121 Los conventillos en Chile.
Este texto es clave para entender que, en la primera mitad del siglo XX —pero principalmente en los años posteriores a la segunda guerra mundial—, y tal como en el resto de los países de la región, también Chile fue sometido al intenso proceso de modernización cultural que se estaba dando en el resto del mundo. Este proceso estuvo impulsado por las actividades económicas relacionadas a la producción residencial, que fue considerada un motor para el crecimiento económico y social del país. Para fortalecer esta actividad y, al mismo tiempo, contribuir a solucionar los problemas relacionados a la escasez de viviendas, se crearon y transformaron las herramientas legislativas, se formaron nuevas instituciones fiscales, semifiscales o privadas y se financiaron proyectos residenciales de distinta envergadura. Entre los años 50 y 70, la compleja articulación entre el contexto políticoinstitucional, urbano-arquitectónico y tecnológico tuvo como consecuencia la
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construcción, tanto en Santiago como en otras ciudades de Chile, de grandes urbanizaciones entre las cuales están las unidades vecinales. Proyectos como la Unidad Vecinal Portales sintetizan los desafíos inherentes a una nueva idea de ciudad, de vivienda y de sociedad y, al mismo tiempo, reflejan la modernización de los sistemas institucionales y legislativos capaces de permitir la construcción de estas enormes piezas urbanas. Las relaciones que ligan la producción de viviendas económicas con el mundo político e institucional del momento —en especial aquellas que se refieren a las grandes iniciativas residenciales modernas construidas en Chile por la Caja de Empleados Particulares y la CORVI—, permiten entender el sustrato legislativo e institucional que posibilitó la realización de estos proyectos residenciales, tanto en términos de gestión como de inversión —sea ésta de tipo público, privado o mixto. Anahi Ballent, refiriéndose a la producción de viviendas colectivas promovida por el gobierno de Juan Domingo Perón y llevada a cabo por el Banco Hipotecario Nacional —entre otras instituciones públicas— destaca un aspecto que es clave para entender la sincronía ideológica y de intenciones que compartían tanto los sectores institucionales y políticos de la sociedad, como aquellos propios de la arquitectura: “racionalidad, eficacia, adaptación a las nuevas condiciones urbanas, incorporación de la tecnología eran valores compartidos no sólo por los arquitectos modernos sino por sectores políticos, que consideraban al peronismo como una instancia de modernización del país a través de la planificación.” 120 La simbiosis entre mundo político y arquitectónico que se hace evidente en Argentina, dinámica que forma parte de las experiencias tanto europeas como latinoamericanas de inicios del siglo XX, se puede encontrar también en Chile. Aquí, la labor de la Caja de la Habitación Popular y las distintas Cajas de Previsión, antes, y la Corporación de la Vivienda, después, se encargaron de la construcción de la mayor parte de las residencias, conjuntos de viviendas y unidades vecinales para los sectores medios y bajos de la población. Las leyes que muestran el desarrollo de las políticas del Estado121, la labor de la Caja de la Habitación Popular y la estructura de la Caja de Empleados Particulares —una de las instituciones de previsión que durante toda la década de los cincuenta se hizo cargo de la construcción de viviendas para sus contribuyentes— son el centro de esta parte de la investigación. Por otro lado, la reconstrucción del panorama institucional adquiere particular utilidad para identificar las ideas de ciudad y de sociedad vigentes
120 Anahi Ballent, Las huellas de la política. Vivienda, ciudad, peronismo en Buenos Aires, 19431955, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2005, p. 186. 121 Leyes como la Nº 9.135, conocida también como ley Pereira, establecieron los parámetros y los nuevos estándares arquitectónicos que definían la forma y las características de las viviendas económicas que se estaban construyendo a lo largo del país. Además, esta ley es fundamental porque es a partir de su promulgación, en 1948, que se consolida la colaboración entre los sectores público y privado en la construcción de viviendas económicas.
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en Chile en ese periodo. Por ejemplo, para la particularidad del caso de estudio de esta tesis, el hecho de que la CORVI, a partir de 1959-60, absorbiese los departamentos técnicos de las principales cajas de previsión y se encargase de terminar aquellas obras iniciadas por las mismas, proponiendo además nuevas urbanizaciones, implicó modificaciones en el proyecto de la UVP y en los estándares arquitectónicos de muchos otros proyectos. Asimismo, la estructura de funcionamiento de las Sociedades EMPART,122 que se encargaron de la construcción de la UVP, y de una gran cantidad de conjuntos residenciales, remite a los aspectos inherentes a las dificultades de gestión propias de un proyecto como la UVP. En definitiva, la reconstrucción de la dimensión político-institucional y legislativa de la época permite entender no solamente las dinámicas de funcionamiento del Estado en materia de vivienda, sino que también arroja luz sobre la construcción de la Unidad Vecinal Portales. De acuerdo a los estudios de Rodrigo Hidalgo las primeras iniciativas residenciales a favor de las clases obreras fueron realizadas bajo la iniciativa de privados o de instituciones de beneficencia de la Iglesia Católica, a modo de demostración de que este problema se había instalado primero en las esferas pertenecientes a la cultura del mundo privado, para pasar posteriormente a convertirse en un asunto público. El primer paso que el Estado chileno da en dirección a una mejoría de las condiciones de vida de los más pobres está definido por la ley de Habitaciones Obreras de 1906, que se inserta dentro de un movimiento higienista que se estaba desarrollando de manera contemporánea, con mayor o menor énfasis, en todos los países del viejo y del nuevo mundo. Para entender las características de los proyectos de vivienda de la segunda mitad del siglo XX y la importancia que éstos tuvieron en la modernización del tejido urbano, arquitectónico y social del país, es indispensable conocer esta ley y otras que el estado chileno promulgó en sus primeras décadas. Hay que precisar que, tal como indica el título que introduce esta sección, las primeras leyes residenciales aprobadas por el Estado chileno constituyen unos inicios inciertos de las políticas orientadas a la superación del déficit habitacional, ya que, en la mayoría de los casos, los objetivos propuestos no se lograron. Específicamente, la ley de Habitaciones Obreras de 1906 “intentó fomentar la edificación de viviendas higiénicas y la demolición de aquellas declaradas inhabitables […] Además, intentó promover la construcción de habitaciones para obreros.” 123 Si bien estaban claras las intenciones declaradas de esta ley, los resultados fueron bastante decepcionantes. De hecho, si por un lado logró
122 Las Sociedades Constructoras de Viviendas Económicas EMPART eran sociedades compuestas por la Caja de Empleados Particulares y empresas constructoras privadas. 123 Rodrigo Hidalgo, La vivienda social en Chile y la construcción del espacio urbano en el Santiago del siglo XX, Santiago, DIBAM, 2005, p. 17.
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mejorar las condiciones de vida de algunas familias, por el otro aumentó el déficit habitacional. De acuerdo a estimaciones de Hidalgo, bajo esta ley se demolieron alrededor de quince mil habitaciones y se construyeron poco menos de diez mil. El mayor mérito de esta normativa se encuentra en haber elevado el problema de la vivienda obrera a un problema de Estado. Con ello se inicia un importante proceso evolutivo, tanto legislativo como institucional, que intentó mejorar las condiciones de vida de la mayor parte de la población del país. Este proceso evolutivo y su aparición en el debate político y disciplinar implicó, además, que se comenzaran a desarrollar investigaciones en los ámbitos más diversos, con el fin de definir estándares y clasificar las distintas tipologías de viviendas, entre las cuales estaban las viviendas higiénicas, las viviendas inhabitables, las viviendas obreras, las viviendas de interés social, las viviendas económicas, etc. Los años que separan la ley de Habitaciones Obreras de 1906 con la segunda norma de este ámbito, la ley de Habitaciones Baratas de 1925,124 son de grandes dificultades económicas tanto para Chile como para el resto del mundo debido, entre otros factores, al primer conflicto mundial.
122 Población Huemul I
En los casi veinte años que separan las dos leyes, operaron instituciones de ahorro como la Caja de Crédito Hipotecario y la Caja Nacional de Ahorros (fundada en 1907) y, posteriormente, la Caja del Seguro Obrero Obligatorio (fundada en 1924) que, a través de créditos a personas y sociedades privadas, otorgaban préstamos para la construcción de nuevas viviendas dirigidas tanto a los sectores bajos como medios de la población. Un caso emblemático entre éstos es el de la Población Huemul I, construida en Santiago por la Caja de Crédito Hipotecario en 1911, bajo el amparo de la ley de Habitaciones Obreras de 1906.
124 El término “baratas” deriva del concepto decimonónico francés societé a bon marché que se usó en muchos países de habla hispana hasta la década del 30.
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En paralelo a estas iniciativas legislativas, hay dos acontecimientos que dan un fuerte impulso al proceso de modernización del contexto políticoinstitucional: la Exposición de la Habitación Económica de 1922, bajo el primer gobierno Alessandri, en la cual se exponen las pésimas condiciones de vida de la clase obrera y se debate sobre el rol que le corresponde tanto al Estado, como a los privados, en la mejoría de tales condiciones; y la creación, en 1924, del Ministerio de Higiene, Asistencia, Trabajo y Previsión Social que, según Hidalgo, fue “el eje articulador de la política asistencial del Estado […] Promulgó la ley de Previsión Social que constituyó el marco para la creación de la Caja del Seguro Obrero Obligatorio.” 125 Ahora bien, si por un lado las conclusiones que se generaron en la Exposición de la Habitación Económica iban en la dirección de marcar una distancia importante entre la acción del Estado y la de los privados en el ámbito habitacional, por el otro el Gobierno creó un ministerio cuyo fin tenía, justamente, el objetivo de superar los problemas y los conflictos relacionados a las viviendas económicas. Esto demuestra la diferencia de posturas e intereses del sector público frente al privado respecto a este tema. Fue, quizás, la dificultad de articular estos dos ámbitos uno de los principales motivos que dificultaron el diseño de herramientas legislativas realmente efectivas y capaces de solucionar el déficit habitacional que, mientras tanto, seguía aumentando. De hecho, una de las principales medidas sugeridas por la Exposición fue la modificación de “la ley de Habitaciones Obreras, principalmente en el sentido de proporcionar a la iniciativa privada capitales abundantes y baratos,” y además “que el Estado no entre a competir con los particulares en esta materia, pues mataría la iniciativa privada, sino que se limite a proporcionar a aquellos los medios y facilidades necesarias.” 126 Es en este clima que se aprueba, en 1925, la ley de Habitaciones Baratas. José Salas, Ministro de Higiene, Asistencia, Trabajo y Previsión Social, presenta la ley con estas palabras: El Gobierno cree resolver el problema mediante el consorcio de los particulares con el Estado. El éxito va en esta unión. El Estado, independiente de las fuerzas privadas de la nación, no ha llegado en ningún pueblo ni llegará en Chile a solucionar el problema. La ley protege la inversión de grandes capitales nacionales y extranjeros bajo la garantía del Estado para el interés y la amortización.127 Esta ley, por lo planteado en relación a la participación entre el sector público y el privado en la construcción de viviendas, se puede considerar la precursora de lo que será, en 1948, la llamada ley Pereira, que aumentará aún más la
125 Rodrigo Hidalgo, op. cit., p. 112. 126 ibid., p. 109. 127 ibid., p. 118.
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participación de los privados en la construcción de viviendas, y su sucesor, el DFL nº 2 de 1959. A pesar de las intenciones que tenía la ley de 1925, tampoco en esta ocasión los resultados fueron proporcionales a las expectativas. Si bien, por una parte, las nuevas intervenciones fueron sustancialmente mayores a las que desencadenó la ley de 1906, gracias también a la creación de cooperativas obreras y sociedades constituidas con el fin de producir viviendas “baratas,” las nuevas poblaciones, por su organización urbana, dimensión predial y de las viviendas, se empezaron a dirigir al sector medio de la población. Debido a ello, la ley empezó a perder gran parte del sentido por la cual había sido propuesta. De hecho, llama la atención cómo al cambiar el nombre de habitación obrera a habitación barata, aumentó considerablemente el sector de posibles beneficiarios que podían ser favorecidos por una ley que ya no restringía los beneficios a la clase obrera. Es oportuno, en este momento, aclarar el uso que se dio, en Chile, a la palabra “barato” en relación a “económico” o “social.” Si se analizan estos conceptos en relación a los estudios del existenzminimum de Alexander Klein o a las ponencias presentadas en el segundo CIAM de Frankfurt, precisamente titulado La vivienda mínima, se puede apreciar una primera y sustancial diferencia. Estos trabajos se referían a la vivienda mínima y no a la habitación obrera, la habitación barata o la habitación económica. Los trabajos desarrollados por los arquitectos CIAM planteaban la discusión en términos morfológicos, funcionales y racionales sin centrarse, como punto de partida, en cuestiones de clase o en el costo de la habitación usando adjetivos como “barata” o “económica.” Con esto no se está afirmando que para los arquitectos CIAM no fueran importantes los conceptos relacionados a las necesidades de las clases obreras, o aquellos relacionados a la economía en las iniciativas de viviendas; por el contrario, está claro cómo, en el primer caso, las aproximaciones al problema son el resultado de una búsqueda interna a la disciplina arquitectónica, mientras que en el segundo —el caso chileno— el uso de conceptos como “obrera,” “barata” o “económica” es el resultado de un proceso de modernización propio del sistema político-institucional en el cual el ámbito arquitectónico no fue necesariamente el dominante.
123 y 124 Portada del segundo número de la revista ARQuitectura y primera página del artículo de Parraguez en cual se analizan los flujos de transito al interior de las viviendas.
De hecho, como subraya Mondragón en su trabajo, este punto fue levantado ya en 1935, en la revista ARQuitectura, por el arquitecto Waldo Parraguez.128 En un artículo titulado Habitación, el arquitecto propuso que se cambiara el uso del adjetivo “barata” por “mínima.” Para Parraguez, “la casa mínima no es la que suprime las piezas que la necesidad humana ha generado. Eso es la casa incompleta. La casa mínima es aquella en que cada uno de los aposentos ha alcanzado su justo valor tiempo-espacio.” 129 Ahora bien, es muy difícil pretender que en Chile se pueda hablar de vivienda mínima
128 Waldo Parraguez y Enrique Gebhard fueron, entre los arquitectos chilenos de su tiempo, los que se relacionaron directamente con el circuito de los CIAM. 129 Waldo Parraguez, “Habitación,” en ARQuitectura 2 (octubre 1935).
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referida a la producción de viviendas promovida tanto por el público como por el privado. Las propuestas chilenas del periodo presentaban un cierto grado de racionalidad, y existen ejemplos que demuestran cómo el ámbito disciplinar de la arquitectura actuó acorde a los patrones propios de la arquitectura moderna. Sin embargo, las leyes que se estaban promulgando consideraban como viviendas económicas a las casas o departamentos de hasta 100 metros cuadrados y establecían un estándar de hasta 17,5 metros cuadrados por cama, destacando con ello que, en algunos aspectos, los estándares nacionales se alejaron de los mínimos a los que habían llegado algunas de las discusiones internacionales como, por ejemplo, la de Frankfurt. La idea de vivienda económica que se utiliza en Chile, entonces, refleja el complejo proceso mediante el cual se fue afincando en el país la necesidad de una vivienda de interés social que pudiese abarcar tanto las necesidades de las clases obreras más pobres como aquellas de las capas medias de la sociedad representadas por ejemplo, por lo empleados particulares o públicos. Es a la luz de estas consideraciones que el concepto de vivienda económica que se usa en esta tesis, además de referirse específicamente al tipo de vivienda que era financiada por el Estado, tiene un significado más amplio. La vivienda económica en Chile ha representado, entre las décadas del treinta y sesenta, el tipo de vivienda y de sociedad que tanto el Estado, como las instituciones semipúblicas o las organizaciones privadas, estaban proponiendo para la mayor parte de la población chilena.
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2.2 La Caja de la Habitación Popular: su papel en el desarrollo políticoinstitucional de Chile.
Fue la ley nº 5.950, del 8 de octubre de 1936, la que dio origen a la Caja de la Habitación Popular. En términos concretos, la principal novedad que aportó esta ley fue que, a partir de este momento, la Caja de la Habitación Popular pudo proporcionar subsidios directos a las familias de más escasos recursos que, gracias a estos fondos, pudieron construir su propia vivienda. La Caja de la Habitación Popular se encargó, además, de la construcción directa de viviendas que destinó a las familias obreras más numerosas. Las facultades que tenía la Caja eran muy amplias: según lo que se afirma en el número 11 de la revista Arquitectura y Construcción de diciembre de 1947, “adquiere terrenos, construye, fiscaliza, distribuye, repara, administra y vende, por lo cual en su organización incluye servicios jurídicos, administrativos y técnicos.” 130 Además de esto, uno de los factores que merece ser destacado es el rol modernizador que tuvo la Caja para el contexto chileno. Como dice Luis Valenzuela, “el modelo de la Caja de la Habitación Popular refleja la tendencia de modernización cuyo objetivo central es lograr un desarrollo nacional mediante la reforma institucional, los incentivos a la inversión y el desarrollo de los sectores productivos.” 131 Ahora bien, a pesar de constituirse como un paso adelante en el fin del déficit habitacional, la Caja de la Habitación tampoco lograría las metas propuestas. De hecho, los arquitectos en general e incluso aquellos más conectados a las propuestas de vanguardia eran bastante críticos con respecto a la labor de la Caja. En el número 8 de la revista Arquitectura y Construcción se plantean muy claramente algunos ataques puntuales a la Caja. Éstos se dirigen principalmente a criticar la ubicación periférica de los nuevos barrios residenciales, lo cual aumentaría el área urbana, agravando el problema de la movilización y de segregación urbana. Además, en el mismo artículo, el gremio denuncia la mala calidad de las construcciones, en relación a los costos de la edificación particular.132
130 Arquitectura y Construcción 11, p. 19. 131 Luis Valenzuela, “La Caja de Habitación popular: el rostro cambiante de la vivienda en Chile, 1936-1952,” en M.J. Castillo y R. Hidalgo, 1906/2006 Cien años de política de viviendas en Chile, Santiago, Universidad Andrés Bello, 2007, p. 72. 132 En el artículo titulado “Realidad de la labor desarrollada por la Caja de la Habitación” se señala lo siguiente: «En cuanto a la ubicación de las poblaciones de la Caja, no se precisa un ojo de urbanista para darse cuenta de que ningún plan racional ha decidido la ubicación de ninguna de ellas en el plano de la ciudad. Se nota sí, como factor de todas ellas, los detalles que se indican:
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125 Gira del Vicepresidente de la Caja de Empleados Particulares.
Las críticas levantadas por algunos sectores del mundo disciplinar a la labor de la Caja dejan en evidencia un aspecto fundamental: la ubicación de las nuevas urbanizaciones en la periferia de la ciudad, donde el suelo era más económico. Estas primeras críticas a las consecuencias del crecimiento urbano y la ubicación periférica de las viviendas habría aumentado los tiempos de traslado y creado segregación en la distribución de la población en el territorio. Además se afirma que la Caja ofrecía viviendas más económicas reduciendo los estándares edificatorios de las viviendas, de modo que el menor costo de las viviendas es proporcional a la menor calidad de las mismas. De todos estos factores, el más interesante es probablemente el que se refiere a la distribución de las nuevas urbanizaciones en el suelo urbano. Esto demostraría cómo Santiago comenzaba a experimentar los problemas causados por la expansión urbana, un cambio de escala que llevaba consigo temas relacionados a la movilidad, la segregación social y el desarrollo urbano. En 1943, durante el segundo Gobierno del Frente Popular, se propuso modificar la ley de la Caja de la Habitación Popular. Estas transformaciones produjeron una ampliación de las atribuciones de este organismo estatal para que pudiese disponer de más recursos para la creación directa de viviendas. La modificación a la ley de 1936, conocida como ley orgánica nº 7.600 de 1943, estableció el programa mínimo que debía tener una vivienda unifamiliar. En el texto de la ley se establecía que una vivienda económica debía contemplar, por lo menos, sala de estar, cocina, dormitorio principal, otro dormitorio y servicios higiénicos; los dos primeros locales podrán reemplazarse por una sala de estar-cocina, donde las condiciones climáticas lo aconsejan, previo pronunciamiento del Consejo. En los grupos, conjuntos o poblaciones de viviendas
1º Todas las poblaciones están ubicadas en los terrenos más periféricos de la ciudad es decir, en los de menor valor por metro cuadrado, lejos del centro urbano; 2º Todas ellas están ubicadas en lo que se puede llamar Santiago Antiguo; no se ve ninguna en los barrios nuevos —Ñuñoa, Providencia, Las Condes, El Golf— pese a que en todos estos barrios existen industrias; 3º Si se compara la ubicación de las poblaciones de la Caja con un plano de Santiago de 1935, se podrá comprobar que dicha ubicación corresponde exactamente a los huecos del plano no edificados entonces. Lo que significa que: 1º La Caja de la Habitación ha contribuido a fomentar la plusvalía del terreno urbano; la Caja ha agravado el problema de la movilización; 2º La Caja ha ubicado sus poblaciones en la ciudad con un criterio clasista; por lo tanto, anti urbanístico; 3º La Caja se ha adaptado a una pésima y arcaica realidad urbana; se ha hecho cómplice de una aberración que por ley de la República debió empezar por abolir. […] El menor valor numérico del costo por metro cuadrado construido por la Caja se debe a que: 1º La caja realiza enfierrdaduras para concreto armado con piezas de ½” en primer piso y de 3/8” en segundo, a diferencia del particular, que está obligado a hacerlas con pieza de 5/8” en primero y de ½” en segundo. 2º La Caja construye albañilerías de 0,20 m. en ambos pisos, mientras que el particular debe usar de 0.30 en ambos. 3º La Caja construye casas cuya altura de pisos es de 2,40 m., a diferencia de la edificación particular, que debe tener como altura mínima 2,60. 4º La Caja construye un numeroso grupo de casas en un mismo terreno, lo que abarata, lógicamente, las partidas de fletes, de instalaciones, de instalaciones de faenas, de inspección de obras y el costo de materiales al ser adquiridos por grandes partidas. En resumen: el menor costo del metro cuadrado de construcción realizado por la Caja es el justo equivalente de la inferior calidad del producto que entrega.» El artículo aparece en Arquitectura y Construcción 8, pp. 31-33.
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económicas unifamiliares, este programa mínimo se aumentará en uno o más dormitorios en la relación de porcentajes que en cada caso determinará el Departamento Técnico de la Caja de la Habitación. Por cada vivienda unifamiliar, en la ciudad, se consultará como mínimo, los siguientes artefactos: un WC, un baño lluvia [ducha], un lavaplatos con interceptor de grasas, un lavatorio.133 Además, la ordenanza que modificó la Caja de la Habitación Popular estableció los estándares de los conjuntos de vivienda: la altura, el total de los pisos, el asoleamiento, la ventilación y las circulaciones entre los edificios residenciales. Se definieron además los criterios para el trazado de las poblaciones, las áreas verdes y el sistema de agrupamiento. A pesar de la mayor cantidad de recursos, tampoco la modificación a la ley de la Caja de la Habitación Popular —a pesar de sus buenos resultados— logró cumplir con las metas que habían sido fijadas en su origen. El número 11 de Arquitectura y Construcción se refiere a las labores de este organismo estatal afirmando que: la Caja de la Habitación ha recibido hasta la fecha menos del 45% de los fondos que contemplan sus leyes, lo que significa que se ha realizado menos de la mitad de lo que pudo haberse. Ello no obstante, la obra cumplida coloca a la institución a la cabeza de las organizaciones estatales similares del resto del mundo.134 A pesar de las críticas que fueron levantadas hacia esta institución durante todo su funcionamiento, es indiscutida la importancia que tuvo en la dimensión político-administrativa de esos años. La Caja no sólo participó activamente en la eliminación del déficit habitacional, sino que estableció estándares edificatorios, propuso nuevas tipologías arquitectónicas e introdujo nuevas formas de vida comunitaria. Valenzuela centra el problema de manera precisa: la Caja –a pesar de funcionar en condiciones políticas adversas, de contar con problemas de financiamiento y de tener escasos canales de planificación— se dedica a cada proyecto como un potencial generador de un nuevo trozo de ciudad. Cada propuesta es una oportunidad para transformar efectivamente la trama de la ciudad en una versión de tejido urbano más denso y con mayor variedad de espacios colectivos integrados. En su esfuerzo por adaptarse y ajustarse a nuevos requerimientos de una ciudad y un barrio determinados, la Caja explora gran variedad de diseños.135
126 Población Arauco de la Caja de la Habitación Popular.
Como señala Valenzuela, se puede afirmar que la gran variedad de diseños arquitectónicos y urbanos propuestos y el grado de innovación que caracterizó a la producción habitacional de este periodo histórico se constituyó en
133 Rodrigo Hidalgo, op. cit., p. 169. 134 Arquitectura y Construcción 11, p. 19. 135 Luis Valenzuela, op. cit., p. 81.
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un factor de modernización fundamental para ciudades como Santiago, Antofagasta, Concepción o Valparaíso. Dos de los proyectos residenciales más importantes que realizó la Caja de la Habitación Popular durante su labor fueron las poblaciones Huemul II y Arauco, ambas en Santiago. Huemul II es considerado como uno de los primeros conjuntos habitacionales de Chile.
127, 128 y 129 Julio Cordero, población Huemul II, 1941-1943.
Proyectado por el arquitecto Julio Cordero y construido entre 1941 y 1943, se compone de bloques rectilíneos de distintas alturas y se emplaza en las cercanías de la población Huemul I, construida en 1911. Los bloques más largos delimitan la superficie ocupada por el conjunto disponiéndose en el frente hacia las calles y conteniendo los bloques de inferior tamaño. Todos los bloques, gracias a la orientación favorable, aprovechan a pleno el asoleamiento y la ventilación. Esta disposición, además, despeja el centro de la manzana para situar allí el programa dedicado al esparcimiento de la comunidad. La superficie edificada es de 5.640 m2 para un total de 186 unidades. En el lado norponiente del conjunto, con frente a la calle Franklin, se encuentran ocho locales comerciales. Los pabellones habitacionales presentan circulaciones externas en cada piso lo cual entrega una imagen clara de la arquitectura propuesta. La población Arauco, construida en 1945 en las cercanías del Parque O’Higgins, se ha escogido por la estructura de los bloques habitacionales, en los que destacan, de manera particular, las circulaciones verticales de los edificios, y por el hecho de que en este caso se usan tipologías residenciales distintas. Las escaleras de los bloques, que comunican la planta baja con los distintos pisos, constituyen un elemento reconocible, que se destaca por encontrarse externo al bloque, lo que ritma y fracciona visualmente el edificio.
130 Uno de los bloques de la población Arauco.
La población Arauco, que ha sido estudiada extensamente por Valenzuela en su estudio sobre la labor de la Caja de la Habitación,136 por la dimensión y disposición de sus edificios residenciales, muy parecida a las Siedlungen alemanas de las décadas anteriores, constituye uno de los primeros caso en los cuales, en el contexto chileno, se trata de racionalizar el trazado urbano en un predio de forma irregular.
136 Luis Valenzuela, Mass housing and urbanization on the road to modernization in Santiago of Chile, 1930-1960, Cambridge (Mass.), Harvard University Press, 2005.
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2.3 La Corporación de Reconstrucción y Auxilio y la Corporación de Fomento: la emergencia.
Tal como ocurrió en muchas latitudes, en Chile la constitución de organismos públicos vinculados a la producción de viviendas se debió a los intentos de reconstrucción como consecuencia de desastres naturales o causados por el hombre. Este es el caso, por ejemplo, de la reconstrucción de postguerra en Europa y la creación de instituciones públicas como el IRI (Instituto di Ricostruzione Italiana), en el caso de Italia. El terremoto de 1939 afectó gran parte de la zona sur del país, destruyendo parcialmente las ciudades de Chillán, Concepción, Cauquenes y Parral, entre otras. Esto impulsó al gobierno de Pedro Aguirre Cerda a promulgar, el 29 de abril de 1939, la ley de Reconstrucción y Auxilio y Fomento de la Producción, que creó dos instituciones de especial relevancia en este proceso: la Corporación de Reconstrucción y Auxilio, y la Corporación de Fomento de la Producción (en adelante, también, CORFO). La primera se ocupó mayormente de la construcción de viviendas, acompañada de ordenamientos territoriales, a través de la creación de planes maestros para la mayor parte de los centros destruidos por el terremoto, y la segunda, de otorgar apoyo a las iniciativas de industrialización y fomento productivo, ya fuera a través de la creación bajo su alero de empresas estatales como CAP, ENDESA y ENAP, entre otras, o a través del apoyo financiero para iniciativas productivas de privados. Ahora bien, en el tema de la vivienda, la labor de la Corporación de Reconstrucción y Auxilio se superpone a lo que, de acuerdo a la aún vigente ley nº5.950, estaba haciendo la Caja de la Habitación Popular. Como evidencia Valenzuela, “pese a que estos organismos (refiriéndose a la Corporación de Reconstrucción y Auxilio y a la CORFO) les conciernen los temas de vivienda, en cierto modo se sobreponen a las responsabilidades de la Caja, y de esta forma el desarrollo de los proyectos de vivienda se vuelve progresivamente más complejo.” 137 Éste se puede considerar uno de los motivos que llevaron a la posterior creación de la Corporación de la Vivienda en 1953, a partir de la fusión de la Caja de la Habitación Popular y la Corporación de Reconstrucción y Auxilio. Uno de los principales aspectos que justificaron esta fusión fue el de concentrar al interior de un mismo organismo institucional las distintas iniciativas de vivienda que se estaban desarrollando en todo el territorio nacional, aumentando así la eficiencia y disminuyendo los ítemes burocráticos.
137 ibid., p. 77.
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2.4 Las Cajas de Previsión: el rol de los organismos semifiscales.
En la década del 30 se aprobaron en Chile algunas leyes fundamentales para la definición de los instrumentos político-institucionales que posibilitaron el surgimiento de las unidades vecinales en el territorio nacional. Las leyes de Fomento de la Edificación Obrera, promulgadas en 1931, reemplazaron a la ley de Habitaciones Baratas de 1925 e introdujeron importantes modificaciones a las estructuras de financiamiento de las iniciativas residenciales económicas. Podían favorecerse con los beneficios de estas leyes las siguientes asociaciones y personas: “los industriales, agricultores y comerciantes, sean personas naturales o jurídicas; los propietarios de parcelas en colonias agrícolas; las asociaciones con personalidad jurídica y las cooperativas, para construir habitaciones para sus socios: la Junta Central de la Habitación Popular, las Cajas de Previsión, la Caja Nacional de Ahorros y las Municipalidades y el Ejecutivo, para construir habitaciones fiscales para los empleados públicos inferiores de la administración.” 138 Por primera vez el sistema legislativo chileno se dirige a los privados — industriales, comerciantes, propietarios agrícolas—, a las instituciones semifiscales como las Cajas de Previsión y al Ejecutivo o a los municipios, exhortándolos para que construyan viviendas, acudiendo así a los beneficios que tales medidas preveían. En el número 8 del mes de marzo de 1947, la revista Arquitectura y Construcción se dedica a presentar algunas de las principales Cajas de Previsión. Éstas eran organismos semifiscales que, impulsados por las medidas contenidas en las leyes de Fomento de la Edificación Económica, además de ofrecer el servicio previsional a sus afiliados, asumieron la construcción de viviendas económicas ofreciendo créditos hipotecarios a sus imponentes. Las principales cajas eran las siguientes: la Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas, la Caja de Previsión de Empleados Particulares (EMPART), la Caja de Seguro Obrero Obligatorio, la Caja de Retiro y Previsión Social de Ferrocarriles del Estado, la Corporación de Reconstrucción y Auxilio y la Caja de Previsión de Carabineros de Chile.139 Con respecto a la
138 Rodrigo Hidalgo, op. cit., p. 149. 139 En el Boletín EMPART se incluye un extenso listado de las instituciones de previsión existentes en Chile en la década de 1950: 1) Caja Nacional de Ahorros 2) Caja Nacional de Empleados Públicos y Periodistas 3) Caja de Previsión de Empleados Particulares 4) Caja de Ahorros de Empleados Públicos 5) Caja de Previsión y Ahorro de los Empleados Municipales de Santiago 6) Caja de Retiro y Previsión Social de los Empleados Municipales de la República 7) Caja de Retiro y Montepío de las Fuerzas de Defensa Nacional 8) Mutualidad de Carabineros de Chile 9) Caja de Retiro y
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Caja de Empleados Particulares, el cliente que encarga en 1954-55 el proyecto de la Unidad Vecinal Portales a la oficina de arquitectura Bresciani, Valdés, Castillo y Huidobro, en la revista se menciona lo siguiente: Creada por Decreto ley Nº 857, de 11 de noviembre de 1925, cumple su finalidad de previsión mediante la acumulación de imposiciones de empleados y patrones no dependientes del Estado, destinando estos fondos a la formación de un fondo de retiro, a indemnizaciones por años de servicio, a fondos de cesantía, a la atención médica a través de un Servicio Coordinado con la Caja de Empleados Públicos y Periodistas, a pago de asignaciones familiares, a préstamos de asistencia e hipotecarios, etc.140
131 Planta y foto del Colectivo de la Caja de Seguro Obrero para la zona norte del país.
Previsión Social de los Ferrocarriles del Estado 10) Sociedad de Protección Mutua de Chile 11) Caja de Previsión de Carabineros de Chile 12) Caja de Crédito Hipotecario 13) Caja de Colonización Agrícola 14) Caja de Retiro y Previsión Social de Preparadores y Jinetes 15) Caja de Retiro y Previsión Social de los Empleados del Club Hípico de Santiago 16) Caja de Retiro y Previsión Social de los Empleados del Hipódromo de Chile 17) Caja de Retiro y Previsión Social de Empleados del Valparaíso Sporting Club 18) Caja de Previsión de la Marina Mercante Nacional 19) Departamento de Previsión de la Caja de Crédito Agrario 20) Empleados en servicio activo y jubilados de la Caja Nacional de Ahorros 21) Caja de Previsión y Estímulo del Personal de la Caja Nacional de Ahorros 22) Caja de la Habitación 23) Sección de Previsión del Banco Central de Chile 24) Caja de Previsión de los Empleados del Salitre 25) Sección de Retiro de los Empleados de Gildemeister y Cia. 26) Sociedad de Previsión Social “La Inmobiliaria” 27) Sección de Retiro de los Empleados de M. Hochschild y Cía. 28) Sociedad de Previsión Social de los Empleados de la Cía. de Consumidores de Gas Santiago 29) Sección de Previsión Social de los Empleaos de la Cía. Cervecerías Unidas 30) Caja de Previsión de Estímulo del Banco de Chile 31) Caja de Ahorros y Retiro de la Sociedad Rural de Magallanes 32) Caja de Previsión de la Mutual de la Armada 33) Caja de Previsión Social de los Empleados Municipales de Valparaíso 34) Caja de Previsión y Ahorros de los Jornaleros Municipales de Santiago 35) Caja de Retiros y Previsión Social de los Preparadores, Jinetes y Empleados de Corral del Club Hípico de Concepción 36) Caja de Ahorros y Retiro de los Empleados del Club Hípico de Concepción 37) Caja de Ahorros y Retiro de los Empleados del Club Hípico de Antofagasta 38) Departamento de Previsión de la Caja de Crédito Hipotecario 39) Caja de Ahorros y Retiro de los Preparadores, Jinetes y Empleados de Corral del Club Hípico de Antofagasta 40) Sociedad Mutual de la Armada 41) Corporación de Reconstrucción y Auxilio 42) Caja Bancaria de Pensiones. 140 Arquitectura y Construcción 8 (marzo 1947), p. 38.
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Son los préstamos hipotecarios uno de los ítems más importantes de la actividad de ésta y de las otras Cajas. Con la posibilidad de acceder a un crédito para construir o comprar una vivienda, aumentó considerablemente el número de personas que quería renovar su hogar específicamente dentro de las capas medias de la población. Algunas de las principales construcciones financiadas por las Cajas en Chile y en Santiago demuestran que la adopción de los patrones arquitectónicos modernos constituye una elección estratégica entre los múltiples “estilos” de la época. Las propuestas modernas coincidían con las formas de actuar de instituciones nuevas, cuyos fines eran transformar la sociedad y el país. De esto deriva que estas instituciones asumieran la “vanguardia arquitectónica” como herramienta expresiva. Tal hecho se puede encontrar tanto en las sedes administrativas de las Cajas, construidas en el centro de Santiago, como en los proyectos habitacionales que desarrollaron.
132 y 133 Sede de la Caja de Amortización.
Algunos de los arquitectos que trabajaron para las distintas Cajas en esos años fueron los mismos que impulsaron la arquitectura moderna en el país. Aquellos mismos arquitectos que, con su labor tanto profesional como institucional, entre los años 30 y los 60, impulsaron un fuerte proceso de transformación disciplinar y de modernización de los procesos productivos y técnicos de la arquitectura chilena. Algunos ejemplos de esto lo constituyen la sede de la Caja de Amortización o la sede de la caja Nacional de Ahorros, ambas proyectadas por el arquitecto Héctor Mardones Restat.141 Cabe destacar, además, entre otras obras, la sede de la Caja de Empleados Particulares proyectada por el departamento técnico de la misma, que si bien
141 Arquitectura y Construcción 11 (diciembre 1947).
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en su exterior tiene un grado declaradamente menos moderno, en su interior presenta las líneas típicas de la arquitectura institucional racionalista italiana.
134 Sede de la Caja Nacional de Ahorros.
Por otro lado, en el ámbito habitacional, entre las Cajas más activas en este periodo destacan la Caja de Seguro Obrero Obligatorio y, nuevamente, la Caja de Empleados Particulares.
135 Sede de la Caja de Empleados Particulares.
Una de las realizaciones más importantes de la Caja de Seguro Obrero Obligatorio a finales de la década del 30 fue el Colectivo de Antofagasta,
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construido entre 1939 y 1942.142 De esta obra cabe destacar sobre todo la organización que tiene el complejo a nivel urbano. Éste no se inscribe en la trama de la ciudad sino que, encontrándose en una condición de borde, aprovecha el predio disponiendo los edificios en forma semicircular para conformar una plaza de esparcimiento común. Además, como destaca Claudio Galeno, “[éstos] fueron los primeros edificios de viviendas con servicios higiénicos modernos de Antofagasta, y fueron considerados un paradigma de salubridad y una significativa referencia urbana.” 143
136 El Colectivo de Antofagasta.
Por otra parte, entre las construcciones más relevantes del periodo construidas por la Caja de Empleados Particulares, cabe destacar la población El Salvador, construida en Santiago entre las calles Salvador, Sur, Diagonal (actual avenida Grecia) y Suárez Mujica. Este conjunto habitacional constituido por 27 pabellones de cuatro pisos, de 237 departamentos de dos y tres dormitorios cada uno y 12 locales comerciales es, junto con las poblaciones Arauco y Huemul II, construidas por la Caja de la Habitación Popular, uno de los primeros ejemplos de conjuntos habitacionales de pabellones construidos en Santiago. Con respecto al conjunto El Salvador, en la revista Arquitectura y Construcción se afirma que “es el plan más importante que ha afrontado la Caja y, por las experiencias recogidas, será probablemente una de las soluciones que adoptará en el futuro, porque abarata notablemente el valor del terreno.” 144 Ahora bien, las actividades inmobiliarias de las cajas de previsión, que empezaron con la creación de las mismas a mitad de la década del veinte siguieron durante toda la década del cincuenta hasta que, en 1959, la CORVI (fundada en 1953) absorbió en su estructura administrativa los departamentos técnicos de las principales cajas de previsión y con ello se hizo cargo de la labor residencial que éstos estaban desarrollando. Cuando en 1936 se fundó la Caja de la Habitación Popular, varias cajas
137 y 138 Población El Salvador. 142 La Caja de Seguro Obrero Obligatorio construyó, además del edificio de Antofagasta, otros tres edificios colectivos en las ciudades de Arica, Tocopilla e Iquique. 143 Claudio Galeno, “Arquitectura Moderna para el territorio desértico de Antofagasta, Chile,” en Docomomo Chile, Desafíos del Patrimonio Moderno, Actas del 2º Seminario Docomomo Chile, Antofagasta, 2007, p. 13. 144 Arquitectura y Construcción 8, p. 40.
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de previsión ya estaban actuando en el país. La coexistencia de estas instituciones fiscales y semifiscales en el contexto chileno causó conflictos desde el principio. Los protagonistas políticos que personificaron este debate fueron, entre otros actores, Santiago Labarca,145 administrador de la Caja de Seguro Obrero Obligatorio, y Alejo Lira Infante, senador que presentó el proyecto de ley para la creación de la Caja de la Habitación Popular. Los conflictos que animaron la disputa se referían al sistema de financiamiento de la nueva Caja de la Habitación Popular. El proyecto de Lira proponía que esta institución fuera un organismo completamente público y, “según los datos suministrados por Labarca, a partir de la creación de la Caja de la Habitación Popular, la Caja de Seguro Obrero había comenzado a recibir cerca de un 28% menos de aportes fiscales.” 146 Ahora bien, los acontecimientos que han caracterizado este intenso periodo de transformación del aparato político-institucional del país, que hasta aquí se han presentado sólo parcialmente, demuestran, por una parte, la dificultad de hacer frente a una necesidad cada vez más creciente de viviendas y, por otra, muestran la intricada red de responsabilidades y de actores que durante este periodo propusieron solucionar el problema del déficit habitacional aportando modificaciones importantes a las estructuras urbanas de las principales ciudades chilenas.
145 Santiago Labarca es quien fundará posteriormente la Universidad Técnica del Estado y encargará el proyecto a la oficina BVCH. 146 Hugo Mondragón, Tres debates del discurso de la arquitectura moderna en Chile. 19301950., tesis de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos FADEU PUC, Santiago, 2009 (en redacción).
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2.5 La Caja de Empleados Particulares. Estructura y funcionamiento.
De todas las organizaciones e instituciones activas y presentes en el sistema político-institucional y económico chileno, la que inició el proyecto de la Unidad Vecinal Portales, en 1955, fue la Caja de Empleados Particulares. Si, como se verá más adelante, la CORVI aportó un alto grado de estandarización a sus propuestas habitacionales, la Caja de Empleados Particulares —organismo cuyo departamento técnico será absorbido147 por la CORVI a finales de 1959— se caracterizó por prestar particular atención a las exigencias de los usuarios finales. Probablemente, la Caja de Empleados Particulares, por el hecho de disponer de una cantidad considerable de recursos, pudo financiar urbanizaciones, edificios residenciales y unidades vecinales particularmente audaces en los cuales se priorizase la calidad y la diversidad de propuestas a la cantidad de viviendas. Todo esto tiene particular sentido si se piensa que los imponentes de la Caja de Empleados Particulares, las personas que recibían las viviendas financiadas por la Caja, eran prevalentemente de clase media con ideas bien claras con respecto a las viviendas que se aprestaban a adquirir.148 Para entender la estructura y el funcionamiento de la Caja de Empleados Particulares se presentan a continuación las filosofía que inspiraba su funcionamiento y las reglas a las que se sometía, contenidas en el Boletín EMPART,149 que establecían la dinámica de adjudicación de las viviendas y, al mismo tiempo, dejaban explícitas las intenciones de la Caja hacia sus imponentes. En este sentido, es muy significativa la portada con la cual se inaugura el Boletín EMPART en enero de 1953. Aquí, en un artículo escrito por el Vicepresidente Ejecutivo de la Caja se expresan las finalidades del boletín.
147 A pesar de que 8 de los Departamentos Técnicos de las principales Caja de Previsión fueron absorbidos por la CORVI a finales de 1959 con la aprobación del DFL nº2, la Caja de Empleados Particulares siguió existiendo en Chile hasta 1975, tanto con sus actividades de previsión como con aquellas relacionadas a la edilicia económica y popular. 148 Esto estaría demostrado tanto en la encuesta de Fernando Moscoso de 1968 como en la investigación realizada en 1964 por los alumnos de 5º año de la Escuela de Arquitectura de la PUC y dirigida por los arquitectos Ramón Venegas Carrasco y Luis Bravo Heitmann. 149 Publicación que se empieza a difundir entre los imponentes de la Caja a partir de enero de 1953, dado que “es necesario mantener unidad de criterio en orden a apreciar los diversos problemas, que en su trato con los imponentes o los empleados de la Caja, o a lo largo del país; que para satisfacer esta finalidad, es necesario que cada empleado conozca los informes y resoluciones, las leyes y reglamentos, etc., que emanan de los organismos ejecutivos; que la manera, más económica y general de dar a conocer esos antecedentes, es editar un boletín interno, donde se publiquen las materias de interés general,” en Boletín EMPART 1 (enero 1953).
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Estas palabras tenían además un gran poder educativo sobre los destinatarios. En los principales pasos, el texto afirma lo siguiente: Cuando el hombre anexa a la condición de ser inteligente, la de ser sensible, tiene la virtud de entrever y descubrir con facilidad, cuales son las características del tiempo en que está viviendo. […] Una lucha inevitable y necesaria entre lo viejo que trata de permanecer y lo nuevo que aspira a encontrar un sitio justo en los acontecimientos y en la conducta de los individuos. Hoy día una nueva modalidad cobra forma de vida, un principio de austeridad y sobriedad rige todos los actos de la nación, porque esa es la línea de combate que se propuso y está llevando a cabo el gobierno del Excmo. Señor Presidente de la República, don Carlos Ibáñez del Campo, al asumir sus altas funciones gubernativas. […] Son los propósitos del Vicepresidente hacer comprender que tan indispensable para la vida de un funcionario como la puntualidad, prontitud en el desempeño de la labor, respeto a la jerarquía y buen trato al imponente, hay algo que es, también, válido para la correcta convivencia de todos los empleados y para el bien ganado prestigio de la Caja: la prescindencia absoluta de preocupaciones ajenas al servicio.150 La inteligencia y la sensibilidad son las características del empleado particular mencionadas en la apertura del artículo; la lucha inevitable entre la permanencia de lo viejo y lo nuevo que busca su sitio, reflejan la actitud de vida y la frenética transformación imperante en ese momento. Conceptos como la “austeridad” y la “sobriedad,” marcan la línea de combate del nuevo gobierno y más allá de las posibles interpretaciones políticas de este texto, cabe destacar cómo el mismo se vincularía a la reforma política nacionalista y modernizadora propuesta por Ibáñez en contraposición a los políticos radicales que lo habían precedido. Así se inauguran los Boletines EMPART. Es complejo poder imaginar el efecto que tales explosivas afirmaciones tuvieron en la conducta y en las vidas de las personas que recibían esta publicación, es decir, los imponentes. Sin embargo, queda zanjada definitivamente la labor de esta institución en el marco de la modernización urbana, arquitectónica y social del país.
139 y 140 Portada del nº 1 del Boletín EMPART y articulo sobre la importancia de la Caja.
Si, por un lado, la Caja de Empleados Particulares había escogido la arquitectura moderna como herramienta expresiva para sus realizaciones de vanguardia, por el otro aportaba positivamente a la educación cívica de sus imponentes y proponía una nueva manera de “correcta convivencia” y “respeto,” tanto en los lugares de trabajo como en las nuevas unidades vecinales que se encontraban en fase de proyecto o construcción. Para permitir que los imponentes de la Caja de Empleados Particulares se dedicasen exclusivamente al trabajo y que fuesen liberados de las “preocupaciones ajenas al servicio,” la Caja disponía de una serie de servicios a los contribuyentes, entre los cuales estaban: el seguro de vida, el seguro contra incendio, el servicio médico y el bien más preciado para un trabajador:
150 ibid., p. 1.
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una vivienda digna. Además de estos servicios, los beneficios a los cuales accedía un imponente de la Caja de Empleados Particulares eran los siguientes: a) Pensión de jubilación por invalidez; b) Pensión de jubilación por antigüedad; c) Pensión de jubilación por vejez; d) Reajuste de pensiones, y e) Retiro de fondos Se concederán también, al cónyuge sobreviviente y a los descendientes de sus imponentes, los siguientes beneficios: Pensión de viudez y orfandad; Reajuste de pensiones; Retiro de Fondos, y Cuota Mortuoria.151 Ahora, si éstos representaban los principales beneficios, con respecto a los servicios complementarios mencionados anteriormente cabe destacar que el seguro de vida era obligatorio para todos los empleados particulares, y las primas ofrecidas por la Caja eran sensiblemente inferiores a las ofrecidas por las compañías comerciales. Como se destacaba en el Boletín, “el seguro de vida cumple hoy y mañana con la misión de resguardar, por lo menos por algún tiempo, la tranquilidad de los suyos.” 152 Claramente, medidas como el seguro de vida estaban pensadas también para garantizar a la Caja entradas adicionales a las que ya percibía por las imposiciones de previsión o como intereses por los créditos hipotecarios. Además del seguro de vida, la Caja de Empleados Particulares constituyó una Compañía de Seguros EMPART con el fin de asegurar contra el riesgo de incendio los bienes muebles o inmuebles, otorgando un 20% de descuento sobre las tarifas de las primas de seguros de las compañías de seguros cuando los bienes asegurados fuesen destinados exclusivamente a vivienda.
141 y 142 Seguros ofrecidos por la Caja de Empleados Particulares y por compañías privadas.
A pesar de todas estas actividades secundarias, la principal actividad de la Caja de Empleados Particulares era la inmobiliaria. El artículo 82 del “Reglamento para la aplicación de la ley 10.475 sobre jubilación de los empleados particulares” estipulaba que los fondos excedentes de las cantidades necesarias para pagar los beneficios y los gastos de administración debían invertirse en los siguientes fines: a) Construcción de casas de habitación aisladas o en colectivos, con el sólo objeto de transferirlas a sus imponentes, para lo cual podrá adquirir sitios eriazos y urbanizarlos; b) Concesión de préstamos con garantía hipotecaria a los imponentes para adquirir o construir casa de habitación.153 Con estos excedentes se financiaron obras como la población El Salvador, la Unidad Vecinal Portales, la Unidad Vecinal Providencia, entre otras. Con respecto a este punto es clave mencionar el artículo contenido en el número
151 ibid., p. 62. 152 ibid., p. 31. 153 ibid., p. 68.
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4 del Boletín EMPART, de abril de 1953. En este texto quedan explícitas las motivaciones que llevaron a la Caja a preferir la construcción de grandes edificios colectivos en lugar de casas individuales: En lugar de la construcción individual, que a la postre resulta sumamente cara en relación con las grandes masas de construcciones, la Caja propenderá adoptar en lo sucesivo, la política de los “monobloques” iniciados con éxito en la Capital, en los conjuntos de av. Sur con av. Salvador o del Estadio Nacional, en Ñuñoa, y en la ciudad de La Serena.154
143 Población Esmeralda, en Quilpué, de la Caja de Empleados Particulares.
El Reglamento de Préstamos Hipotecarios, por el cual se regía la Caja, era claro y definía tanto las responsabilidades de la institución como del contribuyente al momento de suscribir el contrato. Su artículo nº 5 definía los requisitos con los cuales debía cumplir el imponente para poder contratar el préstamo. Éste debía tener por lo menos cinco años de antigüedad dentro de la institución, no podía ser deudor hipotecario, el préstamo solicitado no podía exceder del 30% de su sueldo durante los últimos 12 meses y que, no hubiese ya obtenido otro préstamo. Cumplidos todos los requisitos, siguiendo una tabla de prioridades, se otorgaban los créditos hipotecarios. El primer punto contemplado en la tabla era la antigüedad como imponente, con ello la caja se garantizaba de otorgar créditos a imponentes cuyo trabajo fuese estable y que por varios años ya hubiesen cotizado en la institución.
154 ibid., p. 105.
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El segundo punto se refería a las cargas de familia. Se consideraban cargas familiares los hijos menores de edad, o aquellos con una edad comprendida entre los 18 y 23 años que estudiaran en la Universidad de Chile o en la Universidad Católica, en cualquiera de las Escuelas de Agricultura del Estado o reconocidas por el Estado, en la Escuela Naval de Aviación o Militar y en todos los establecimientos dependientes de la Dirección General de Enseñanza Profesional. Este aspecto destaca cómo, para este organismo, fue prioritaria para el desarrollo del país, la formación de nuevos profesionales en las principales escuelas del país, contribuyendo de esta manera al adelanto social de Chile. El tercer punto que conformaba la tabla de prioridades se refería a la clase de operación, considerando con ello la compra de propiedades, la edificación de nuevas viviendas en terrenos de terceros o en terrenos propios.
144 Publicidad de la Caja de Empleados Particulares.
El cuarto y el quinto punto de la tabla establecían el monto del sueldo y la prioridad que se le otorgaba al postulante de acuerdo a la reiteración de las solicitudes. La aplicación de la tabla de prioridades era particularmente importante ya que los postulantes tenían el derecho de escoger las viviendas ofrecidas por la Caja de acuerdo al orden en el que aparecían en la lista. En el caso de la Unidad Vecinal Portales, por la diversidad de las viviendas ofrecidas, distribuidas entre casas y departamentos, este sistema de atribución de viviendas tenía aún mayor interés. Particular utilidad para esta tesis tienen aquellos artículos que establecían las responsabilidades del Servicio Técnico de la Caja. De hecho, el artículo nº 26 del Reglamento establecía que “el servicio técnico de la Caja practicará la tasación del terreno, estudiará los planos y demás antecedentes presentados, y ordenará las modificaciones que estime conveniente introducir para mejorar la construcción o adaptarla a las exigencias reglamentarias, o rechazará el proyecto si éste no cumpliere con los requisitos exigidos o adoleciere de defectos técnicos insubsanables.” 155 El artículo nº 29 determinaba que los arquitectos contratados por la Caja tenían prohibido trabajar para los imponentes beneficiados por créditos hipotecarios. Con ello, todo imponente que quisiera postular a un crédito de la Caja debía entregar un proyecto que tenía que estar suscrito por un profesional que reuniera las condiciones establecidas por la Ordenanza General de Construcciones. Este profesional se tenía que hacer cargo de la
155 ibid., p. 108.
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obra hasta su recepción final. Ahora bien, el 29 de diciembre de 1953 se publicó en el Diario Oficial la ley Nº 11.475 que se considera vital para las instituciones de Previsión Social ya que otorgaba al Presidente de la República el poder de vender por un precio igual al avalúo fiscal, predios urbanizados disponibles para que en ellos se construyeran viviendas para los imponentes de los diferentes organismos de previsión. Con dicha ley se destaca la relevancia del problema habitacional para los estratos medio y bajo de la población. Esta medida era necesaria para sanear el gran déficit de viviendas que tanto el Gobierno como los varios institutos se habían comprometido a solucionar. Probablemente uno de los puntos que mejor clarifica las intenciones de este organismo a nivel urbano es establecido en la sesión ordinaria del 30 de noviembre de 1954, en el sentido de que “el departamento técnico estableciera el radio urbano que la Caja considerara para la adquisición de terrenos por las sociedades constructoras ya formadas.” 156 Con esto, se debía constituir un informe en el cual se expresaban los motivos por los cuales las Sociedades Constructoras EMPART157 ya constituidas pudiesen comprar terrenos y proponer nuevos proyectos para nuevas urbanizaciones. Viendo lo acontecido en el caso de la Unidad Vecinal Portales o en el caso de otros edificios residenciales propuestos por las EMPART, ubicar un proyecto en zonas centrales, o por lo menos bien conectadas con los sectores administrativos o productivos de los centros urbanos, era una decisión dictada por una clara planificación urbana y social, más que una simple consecuencia dictada quizás por la disponibilidad de terrenos libres. De hecho, en el acta se destaca la “conveniencia de que dichas sociedades se abstengan de adquirir terrenos fuera de esos límites y edifiquen, primeramente, todos los terrenos aptos que actualmente posee la Caja.” Es en esta óptica que la Caja de Empleados Particulares adquiere, en parte de la antigua Quinta Normal de Agricultura, los terrenos que pertenecían en ese momento a la Facultad de Agronomía de la Universidad de Chile y que constituían un gran vacío urbano en la trama regular de esa parte de Santiago. En el mes de marzo de 1955 la Superintendencia de Seguridad Social recomendó a la Caja de Empleados Particulares que realizara una exposición de maquetas del Plan Habitacional, con las distintas propuestas que ésta estaba desarrollando a lo largo del país. En la Biblioteca Nacional de Chile hay una fotografía de Antonio Quintana, de 1958, que muestra la maqueta del primer proyecto de la UVP. No existe prueba de que esta maqueta haya sido realizada para la exposición del Plan Habitacional, pero cabe destacar, con este hecho singular, la continua preocupación, tanto por parte de la Superintendencia de Seguridad Social como de la Caja misma, por informar al contribuyente sobre el funcionamiento
156 ibid., p. 810. 157 Las Sociedades EMPART 2, 3 y 4 se hicieron cargo de la construcción de la UVP. El rol de éstas será analizado más adelante en este capítulo.
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del sistema y las propuestas habitacionales que se estaban proponiendo. Parece ser que la política de la Caja de Empleados Particulares fuese la de sensibilizar el imponente concientizándolo del aporte que significaba para el desarrollo del país su participación activa en una caja de previsión, cuyos principales fines eran justamente llevar adelante “una lucha inevitable y necesaria entre lo viejo que trata de permanecer y lo nuevo que aspira a encontrar un sitio justo en los acontecimientos y en la conducta de los individuos.” 158 Toda esta actividad inmobiliaria promovida por la Caja de Empleados Particulares se asentó, a partir de 1954, sobre la asociación entre esta institución y algunas de las principales empresas constructoras del país, para constituir las que se conocieron como Sociedades Constructoras de Viviendas Económicas EMPART, comúnmente conocidas como Sociedades EMPART o simplemente EMPART. Estas sociedades estaban sometidas al reglamento establecido por la Caja de Empleados Particulares. Una de las medidas que éste preveía establecía que los arquitectos de la Caja de Empleados Particulares no podían trabajar para las Sociedades EMPART, ya que ello habría significado un conflicto de intereses que afectaría al prestigio de la institución. A partir de 1954, fueron trece las sociedades constructoras que se asociaron a la Caja y que trabajaron a lo largo de todo el país. En el Boletín EMPART se encuentra un listado en el cual aparecen las principales sociedades de este tipo. De hecho, la publicación recién mencionada contiene un artículo de vital importancia para entender la estructura y el peso de las EMPART para la Caja de Empleados Particulares. En este documento, titulado “Sociedades Constructoras de Viviendas Económicas Empart Ltda. formadas por la Caja,” se evidencia la necesidad de encontrar una forma de construir viviendas económicas de manera rápida y eficiente, ya que los créditos a personas individuales que este organismo estaba entregando, en algunos casos, se demoraban hasta diez años en transformarse en viviendas. Es por esto que, en un primer momento, la Caja planificó constituir una “Sociedad Anónima de Construcción” en la cual ella tendría la mayor parte de las acciones. Pero considerando los riesgos de quiebra que corría en involucrarse tan directamente, se optó por la alternativa de “formar diversas sociedades de responsabilidad limitada con distintas firmas constructoras de reconocida solvencia.” 159 Según la Caja de Empleados Particulares, las principales ventajas de este sistema habrían sido las siguientes: Primera: Economía en la construcción, ya que la casi totalidad
158 Boletín EMPART 1 (enero 1953), p. 1. 159 ibid., p. 1011.
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de los materiales se comprarían al momento de comenzar la obra, impidiendo así, que obrara sobre ellos la constante alza de los precios, amén de que es evidente que a mayor número de construcciones tienen que ser menores los precios; Segunda: rapidez en la edificación, pues, ella estaría a cargo de empresas que durante muchos años se han dedicado a estas actividades, teniendo todos los elementos técnicos y materiales necesarios para obrar con la mayor rapidez posible; y Tercera: seguridad en la calidad de la construcción, ya que es evidente que empresas de esta naturaleza están más capacitadas para efectuar una buena construcción que los contratistas particulares que, por tener escasos capitales, carecen de las máquinas y elementos necesarios para hacer una edificación de óptima calidad.160 Ahora bien, para la Caja, temas como la economía, la rapidez o la seguridad en la construcción, no se debían subordinar a la calidad de la edificación. Es por ello que para escoger las empresas constructoras se hizo un llamado a nivel nacional, publicado en los diarios, con el fin de encontrar los mejores oferentes y garantizar todos los puntos recién expuestos. Es sorprendente cómo esta estructura administrativa dio en el blanco. La mayor parte de los conjuntos de viviendas, urbanizaciones y unidades vecinales construidas por la Caja de Empleados Particulares, en cooperación con las Sociedades Constructoras de Viviendas Económicas, fueron ejemplos muy positivos en cuanto a la novedad de las propuestas proyectuales y calidad de los materiales ocupados en la construcción. Esto se debe probablemente a que las mejores oficinas de profesionales del momento se vieron involucradas en proyectos muy atractivos desde un punto de vista tanto disciplinar como financiero. Para las EMPART en este momento trabajaban las más importantes oficinas de arquitectura del país. Entre éstas se recuerdan, sólo a manera de ejemplo, Barella y Eskenazi, y Bresciani, Valdés, Castillo, Huidobro. Con ellos entraron de manera preponderante en el quehacer arquitectónico de las viviendas económicas el urbanismo y la arquitectura modernos. En este particular momento histórico la participación entre el sector público y el privado supo involucrar al mundo arquitectónico para que propusiera nuevas formas de organización del habitar, constituyendo de esta manera nuevas estructuras urbanas y arquitectónicas usando técnicas constructivas innovadoras y materiales de vanguardia. De todas estas sociedades, las que se encargaron de la construcción de la Unidad Vecinal Portales161 fueron: la nº 2 —Valdivieso, Vergara y Cía. Ltda.— la nº 3 —Forteza Hnos. y Cía. Ltda.— y la nº 4, —Guillermo Ledermann—
160 ibid. 161 Hay que recordar que para la ocasión BVCH se asociaron con los arquitectos J. Bravo, H. Novoa y A. Urzúa.
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.162 Según los documentos encontrados hasta este momento también la EMPART nº 1 —Neut Latour y Cía. Ltda.— habría sido involucrada en un primer momento para la construcción del conjunto, sin embargo, se habría retirado del proyecto para encargarse de la construcción de la Unidad Vecinal Providencia. Las Sociedades EMPART disponían de un capital de cien millones de pesos, de los cuales noventa eran aportados por la Caja de Empleados Particulares y los restantes diez por las Empresas Constructoras. Esta disponibilidad económica era la garantía de que las EMPART dispusiesen de los recursos suficientes para emprender la planificación y construcción de las poblaciones entregando a los imponentes las viviendas terminadas “en alrededor de la mitad del tiempo que emplearía el mismo imponente al efectuar la construcción por su cuenta.” 163 El proceso de construcción de las obras estaba controlado por arquitectos designados por la Caja, lo que justificaba la prohibición por parte de los arquitectos de la Caja de Empleados Particulares de trabajar para las EMPART. Con este sistema de funcionamiento se emprendieron en Chile una gran cantidad de obras destinadas a la clase media y medio-baja de la población. Según un cálculo de la Caja de Empleados Particulares, correspondía invertir entre el año 1955 y 1959 en todo el país una suma total de $ 33.000.000.000, de los cuales un tercio correspondía a la inversión para el año 1955 y para el primer semestre de 1956 la suma de $ 10.639.206.799,50.164 Esta suma correspondía a una considerable cantidad de intervenciones de las cuales las principales eran, en Santiago, la Unidad Vecinal de las Monjas de la Providencia, la Unidad Vecinal Quinta Normal (probablemente la misma Unidad Vecinal Portales), Serrano Esquina Cóndor, y el edificio Serrano esquina Eyzaguirre (otro proyecto desarrollado por la oficina BVCH), entre otros. Fuera de Santiago, un caso relevante es, en Antofagasta, la Unidad Vecinal Gran Vía, del año 1957, proyectada por el arquitecto Ricardo Pulgar y construida por la EMPART nº 5, de Edmundo Pérez Zujovic. La descripción de la obra que entrega el Boletín EMPART es significativa: …el nuevo Edificio Curvo Huanchaca, construcción monumental que se encuentra frente al mar, observándose desde su ubicación una esplendida visión panorámica de la bahía de Antofagasta, especialmente al ponerse el sol.165
162 El listado de las principales Sociedades EMPART incluía: EMPART nº 1 Neut Latour y Cía. Ltda.; nº 2 Valdivieso, Vergara y Cía. Ltda.; nº 3 Forteza Hnos. y Cía. Ltda.; nº 4 Guillermo Ledermann; nº 5 Edmundo Pérez Zujovic; nº 6 Ignacio Hurtado Echeñique; nº 7 Domínguez Dualde y Cía.; nº 8 Salinas, Fabres y Cía. Ltda. Y así hasta llegar a la número 13 con Fernández Coma y Cía. Ltda. 163 Boletín EMPART 1, p. 1013 164 ibid., p. 1017 165 ibid.
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Este complejo de 380 metros de longitud se compone de 286 departamentos dispuestos en edificios de diez pisos de altura. El programa complementario a la vivienda corresponde a un gran local comercial y 91 estacionamientos. El total de viviendas a construir en alrededor de cuatro años por la Caja de Empleados Particulares en colaboración con las distintas EMPART era de 16.000, aproximadamente. Al momento de estipular su presupuesto, las Sociedades EMPART estaban actuando ya desde seis meses y en Santiago se estaban concretando las construcciones de varios conjuntos de viviendas. 145 y 146 El Curvo, Huanchaca (Unidad Vecinal Gran Vía), de Ricardo Pulgar en Antofagasta, 1957.
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2.6 La Corporación de la Vivienda y la escala territorial.
El año 1953 se puede considerar un año clave para el contexto políticoinstitucional del país, ya que es en este momento que se constituye la Corporación de la Vivienda, CORVI. Este organismo, dependiente inicialmente del Ministerio de Obras Públicas, fue el protagonista, durante las décadas del 50 y del 60, de la producción habitacional pública del país. Como destaca Hidalgo: “la CORVI se convirtió en la encargada de la urbanización, de la reestructuración, de la remodelación y de la reconstrucción de barrios y sectores, comprendidos en el Plan de la Vivienda y en los Planos reguladores elaborados por el Ministerio de Obras Públicas.” 166 Esta estructura institucional se mantuvo estable hasta que en 1959 se promulgó el DFL nº2, que amplió las atribuciones de la CORVI, transformándola en el organismo centralizador de la política habitacional. Una de las medidas de esta normativa establecía que la CORVI se haría cargo de los Departamentos de Inversiones y Departamentos Técnicos de las distintas Cajas de Previsión. El principal motivo de esto era “sistematizar y unificar los métodos, procedimientos y tipologías de las viviendas económicas a entregar a los postulantes.” 167 Este punto es fundamental para entender la importancia que ha tenido la CORVI para Chile. Al respecto, Alfonso Raposo afirma que “la legislación promulgada representa una drástica modificación del estatuto del sector, que responde a un propósito de vasto alcance en materia de racionalización planificadora modernizante, no sólo de la acción del Estado, sino del conjunto de actividades económicas del país ligadas a la construcción habitacional. Se advierte, por una parte, un claro propósito concentrador, alineador y unificador de la acción pública en materias habitacionales, como asimismo, una decidida orientación destinada a lograr la incorporación más amplia y orgánica del sector privado de la construcción y en el proceso de producción habitacional del Estado.” 168 La necesidad de concentrar y centralizar la producción habitacional a escala nacional y, al mismo tiempo, la voluntad de abarcar todo el territorio, ha sido una de las características clave que han contribuido a consolidar la importancia de esta institución pública en el país. En las décadas anteriores sólo la Caja de la Habitación Popular tuvo
166 Rodrigo Hidalgo, op. cit., p. 212. 167 Amador Brevia y Lionel Bastías, DFL 2, de 1959. Leyes y reglamentos para la construcción de viviendas económicas, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1982, p. 15. 168 Alfonso Raposo, Espacio Urbano e Ideología. El paradigma de la Corporación de la Vivienda en la arquitectura habitacional chilena. 1953-1976, Santiago, Universidad Central, 2001, p. 117.
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propósitos tan ambiciosos, pero la escasez de recursos con los cuales contaba no le permitió transformar el panorama habitacional tanto como lo hizo la CORVI a partir de mediados de la década del 50. La CORVI, siguiendo la misma línea expresiva de las Cajas de Previsión, demuestra cómo los parámetros arquitectónicos modernos constituyen una respuesta eficiente y capaz de construir un gran número de viviendas, constituyendo al mismo tiempo entornos urbanos de gran actualidad. Es esta novedad de espacios, de materiales y de formas de agrupación, la que causará, en algunos casos, un movimiento de resistencia de los habitantes frente a las viviendas entregadas por la CORVI. Muestra de esto es una investigación que se realizó en la Universidad Católica en el año 1964. Este trabajo, dirigido por los profesores Ramón Venegas Carrasco y Luis Bravo Heitmann, titulado Vida Familiar en algunos conjuntos CORVI de la Metrópolis, muestra, a través de un preciso trabajo de observación de la realidad y por medio de la aplicación de encuestas, las condiciones de vida de las familias que se adjudicaban una vivienda CORVI. En el trabajo se analizaron la Población Germán Riesco, la Remodelación San José, la Población Juan Antonio Ríos, la Unidad Vecinal Portales, la Unidad Vecinal Providencia, la Villa Olímpica y la Población Llano Subercaseaux. De las múltiples lecturas e interpretaciones que se pueden extrapolar de este documento vale la pena destacar que, por un lado, las principales quejas a la arquitectura se relacionaban a los espacios exiguos de las viviendas, sobre todo en los casos de familias numerosas. Por el otro, el emplazamiento de estos conjuntos en zonas centrales de la capital, como es el caso de la Unidad Vecinal Providencia, era un valor reconocido y destacado casi unánimemente por los habitantes. En este mismo sentido, los habitantes reconocían que equipar los conjuntos habitacionales o las unidades vecinales con áreas verdes, plazas o juegos, alejando lo más posible las circulaciones vehiculares, constituía una buena oportunidad para que los niños jugasen libremente sin que los padres se tuviesen que preocupar de vigilarlos. 147 La Unidad Vecinal Providencia recién inaugurada y fotografiada en el estudio de Venegas y Bravo. .
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Los aspectos relacionados al equipamiento y a la estructura urbana de los principales proyectos promovidos por la CORVI demuestran cómo esta institución tomaba en consideración aquellos elementos urbanos que, yendo más allá de la simple vivienda, pudiesen garantizar una buena calidad de vida a los habitantes. En relación a la construcción de viviendas económicas, en el contexto chileno no predominó el sector público, como sí ocurrió en Venezuela o Argentina, pero tampoco predominó el privado. Los mejores resultados, tanto en número de viviendas construidas como en la calidad y características de éstas, se obtuvieron en aquellos casos donde hubo una profunda y articulada colaboración entre los sectores público, semi-público y privado de la economía chilena. Además de esto, cabe destacar la buena cooperación entre los arquitectos y el mundo político-institucional. El mundo disciplinar, por su lado, estaba desarrollando complejos proyectos, capaces de entender la vivienda como el elemento fundacional de un barrio y, a su vez, de una porción de ciudad, en la misma línea de los proyectos que se estaban realizando en esta época tanto en Europa como en América del Norte. Por el otro lado, el contexto político-institucional, representado por la CORVI, se encargaba de promover la construcción de grandes iniciativas residenciales cuyas características estaban sintonizadas con la tónica de las propuestas del mundo disciplinar. A la luz de estas últimas consideraciones es evidente la distancia que existe entre la obra de la CORVI, de las Cajas de Previsión, de la Caja de la Habitación Popular y las primeras iniciativas de vivienda promovidas por la ley de Habitaciones Obreras, de 1906, o la ley de Habitaciones Baratas, de 1925. Esta distancia se debe, obviamente, a los cincuenta años que separan las primeras —y tímidas— iniciativas promovidas por las leyes de 1906 y 1925 de las potentes obras promovidas por la CORVI que, como institución pública, tenía a disposición una cantidad de recursos mayor y una cobertura total del territorio nacional. El proceso evolutivo de las políticas del Estado en el ámbito habitacional, fue acompañado por una transformación de las estructuras institucionales creadas a propósito para solucionar el importante déficit habitacional que existía en Chile. Las Cajas de Previsión creadas en la década del 20, la Caja de la Habitación Popular creada en la década del 30 y la CORVI creada en la década del 50 fueron las responsables introducir en el país las formas urbanas y arquitectónicas modernas a escala territorial. Y si las primeras propuestas, como la Población Huemul II o la Población Arauco, tenían una envergadura que se podía resolver a escala barrial y de bloque, los casos promovidos por las Cajas de Previsión en colaboración con las EMPART y, posteriormente, por la CORVI, se resolvieron con proyectos urbanos complejos en los cuales se tuvieron que considerar tanto las problemáticas arquitectónicas relacionadas a las formas de las viviendas como aquellas urbanas relacionadas a la inserción de los proyectos en la ciudad o en el territorio. 152
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2.7 La ley 9.135 de 1948 y la Ordenanza de Urbanización y Construcciones Económicas de 1944. El contexto regulatorio de la UVP.
Entre la creación de la Caja de la Habitación Popular en 1936, que llegó a definir los estándares y la características de la viviendas económicas que financiaba, y la creación de la CORVI en 1953, que a su vez propuso nuevos estándares edilicios, se promulgó, en 1948, la ley nº 9.135, mejor conocida como ley Pereira, cuyo nombre constituye un homenaje a su autor, Ismael Pereira Lyon. Esta ley no sólo cambió la estructura fiscal y tributaria en el ámbito de la vivienda, sino que aumentó y consolidó la participación del sector privado, facilitando de esta manera la entrada de nuevos capitales en importantes iniciativas habitacionales. También posibilitó la construcción de conjuntos habitacionales y unidades vecinales cada vez más grandes, tanto desde el punto de vista de la inversión económica, como desde el arquitectónico y urbano. Será gracias a estas iniciativas que algunos barrios de la capital, así como de otras ciudades chilenas, se transformarían drásticamente. En las principales ciudades del país se reconocen, hasta hoy mismo, extensas porciones urbanas edificadas siguiendo los patrones arquitectónicos de la ley Pereira. Se trata de edificios de departamentos que, en su mayoría, se edificaron para la clase media o, en algunos casos, la clase medio alta de la población. Parte de los complejos residenciales que se proyectaron y edificaron en Chile gracias a esta ley fueron grandes unidades vecinales. Entre éstas destacan la Unidad Vecinal Providencia, la Población Estadio, en Arica, y la Unidad Vecinal Portales.
Esta ley establecía que “las habitaciones económicas que se construyan de acuerdo con los requisitos de la presente ley estarán exentas de todo impuesto que grave la propiedad raíz [… Además] las sociedades que se constituyan con el exclusivo objeto de construir habitaciones económicas, de
148, 149 y 150 La Población Estadio de Arica y la Unidad Vecinal Portales en Santiago
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acuerdo con los requisitos de la presente ley, estarán exentas del impuesto de tercera categoría de la ley sobre Impuestos a la Renta y del cincuenta por ciento de los impuestos que gravan su constitución.” 169 Es interesante notar que de los ocho artículos que definen esta ley, seis se ocupaban de definir las herramientas de deducción fiscal para promover la participación del sector privado en la construcción de viviendas económicas. Para los efectos de esta medida legislativa, se consideraban viviendas económicas aquellas construcciones que cumplieran con los siguientes requisitos: a) Que sus planos y especificaciones estén de acuerdo con los reglamentos, ordenanzas y especificaciones de la Caja de la Habitación Popular y sean aprobadas por ella. b) El costo de edificación de estas construcciones, por metro cuadrado, no deberá exceder de un 75% del sueldo vital del departamento de Santiago. c) Los proyectos que se ejecuten con arreglo a las disposiciones de la presente ley podrán consultar locales comerciales siempre que su ubicación o importancia lo justifique a juicio del Consejo de la misma. La superficie de los mencionados locales no podrá en ningún caso exceder del 20% del total edificado que consulte el respectivo proyecto.170 Si bien la ley Pereira fue la medida que permitió que proyectos como la UVP se realizaran, ya que significó una consistente participación del sector privado en las iniciativas residenciales económicas, para entender los estándares a los cuales estos proyectos debían atenerse hay que remontarse al año 1944, cuando se aprobó la Ordenanza de Urbanización y Construcciones Económicas, bajo gobierno de Juan Antonio Ríos. Esta ordenanza, que sucedió a la ley orgánica Nº 7.600 de 1943, definió con precisión los estándares que tenían que cumplir las viviendas económicas. Estos estándares fueron aplicados desde 1944 hasta 1959, año en que se aprobó el D.F.L. nº 2. Es así que los parámetros que se aplicaron al proyecto y construcción de la Unidad Vecinal Portales fueron los correspondientes a la Ordenanza de 1944. La Ordenanza de 1944 establecía, en su primer artículo, que cada proyecto de construcciones económicas tenía que ser aprobado por el Consejo Superior de la Caja de la Habitación Popular y, dentro de treinta días, por la Dirección de Obras Municipales respectiva. Esta práctica, si bien parece obvia en la actualidad, constituyó un importante paso adelante en la fiscalización y control, por parte de las municipalidades y de las instituciones competentes, de las nuevas construcciones económicas que se estaban llevando a cabo en el país.
169 Ley Nº 9.135, en A. Brevia y L. Bastías, op. cit., p. 182. 170 ibid., p. 87.
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Para la Ordenanza de Urbanización y Construcciones Económicas se consideraban viviendas económicas todas las construcciones que cumplieran con ciertos requisitos, como que su dividendo o renta mensual no superara el 30% de dos veces y media el sueldo vital de entonces. Además la superficie útil de una vivienda económica debía estar entre los 35,65 y los 100 metros cuadrados, excluyendo los closets. El artículo 5 de la Ordenanza determinaba tres zonas en el país —norte, centro y sur— en las cuales las viviendas económicas debían construirse prestando especial atención a las condiciones climáticas locales y aprovechando la disponibilidad de materiales que se produjeran o usaran habitualmente en la zona. Esta medida, que sería retomada también por la CORVI, demuestra la voluntad, por parte de la administración pública, de respetar las condiciones constructivas locales, reconociendo que en Chile, un país climáticamente muy diverso, era impensable proponer una misma política habitacional y la aplicación estéril de unos estándares pensados para la zona central, pero inadecuados para la zona norte con clima desértico o la sur, con clima austral. El artículo 6 establecía el programa mínimo de una vivienda unifamiliar. En este se consideraban una sala de estar, una cocina, un dormitorio principal, otro dormitorio y servicios higiénicos. Las superficies mínimas de los locales recién mencionados eran las siguientes: Sala de estar Cocina Sala de estar-cocina Dormitorio principal Otros dormitorios Servicios higiénicos
12 m2 3 m2 14 m2 10.5 m2 8 m2 3.15 m2
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La ordenanza fijaba, por persona, una superficie mínima útil de 8.43 metros cuadrados y un volumen de 17 metros cúbicos. El artículo 8 establecía la altura mínima, máxima y media por piso, indicando con ello el volumen de aire que, según estos estándares, garantizaba que una vivienda pudiese considerarse saludable. Estos coeficientes eran los siguientes: altura mínima libre de 2.10 metros, altura máxima libre de 2.70 metros y la altura media libre de 2.40 metros. La ordenanza establecía, además, que todos los locales habitables debían tener por lo menos una ventana que tomase luz y aire directamente del exterior sin la interposición de pórticos, galerías o corredores. Todos los locales habitables se debían proyectar de tal forma que a cada uno de ellos pudiese entrar el sol directamente, por lo menos durante tres horas al día. Este estándar disminuía a dos horas desde Puerto Montt hacia el Sur. Las circulaciones y pasillos debían tener un ancho mínimo de 0.80 metros, cuando su longitud fuese inferior a dos metros en las viviendas unifamiliares,
171 Caja de la Habitación Popular, Ordenanza de Urbanización y Construcciones Económicas, Santiago, 1944, p. 7.
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y de 1.20 metros en edificios colectivos cuando éstos sirvieran como máximo un número de 12 departamentos. Este valor aumentaba en 5 centímetros por cada dos departamentos en exceso. Además, la distancia máxima entre la puerta de un departamento y la caja de escaleras no debía superar los 40 metros. El artículo 11 es clave, ya que en él se clasifican los distintos tipos de edificios que se podían considerar económicos. Este elenco incluía edificios de: Clase A: cuya estructura total es de madera, pudiendo tener las fundaciones de otro material. Estos edificios no podrán tener más de dos pisos y una altura mayor de 5.50 metros… Clase B: Se comprenden en esta clase de edificios aquellos cuyos muros soportantes o no sean de adobe. Estos edificios no podrán tener más de un piso, y la altura máxima de los muros será de 2.60 metros… Clase C: Edificios construidos de muros de contorno de albañilería de ladrillo provistos de cadenas de hormigón armado y con divisorios interiores de ladrillos, madera u otros materiales. Clase D: Edificios de albañilería de ladrillo, provistos de cadenas y pilares de hormigón armado, con divisorios interiores no soportantes de ladrillo u otros materiales. Clase E: Edificios de albañilería de ladrillo, provistos de cadenas, pilares y losas de entrepisos de hormigón armado, con divisorios interiores no soportantes de ladrillo u otros materiales.172
Los edificios de la UVP correspondían a la Clase E en todas sus acepciones, desde viviendas unifamiliares, pareadas o en bloque, variando desde bloques de cien metros hasta bloques de más de doscientos metros de largo. Los edificios de esta clase debían estar construidos con muros y tabiques soportantes de albañilería de ladrillo y estar provistos de pilares, cadenas y losas de hormigón armado con muros interiores no soportantes de mamparas, bloques o ladrillos en pandereta. Los entrepisos, así como el suelo del primer piso y el cielo del último, debían ser de hormigón armado, en tanto que el entramado de la techumbre podía ser de madera o de hormigón. Estos edificios no podían tener más de cinco pisos de altura, o su equivalencia en 13.50 metros,173 medidos desde el nivel del terreno definitivo adyacente hasta el nivel inferior del envigado de cielo del último piso. A pesar de estas restricciones, el Consejo Superior de la Caja de la Habitación Popular, previo informe del Departamento Técnico, podía aprobar otras clases de sistemas de edificación u otros materiales distintos a los recién mencionados.
172 ibid., pp. 9-11. 173 Este punto es fundamental para enteder la estructura de la UVP y será analizado en detalle más adelante.
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La Ordenanza de Construcciones Económicas establecía, en sus artículos 14, 15, 16 y 17, las características que debían tener las fundaciones, los sobrecimientos, los muros, los tabiques, las cadenas y los pilares, respectivamente. La ley en cuestión era muy precisa con respecto a los materiales que se podían utilizar para pavimentos, tanto en los locales habitables, donde podían ser de madera, como en las cocinas y los W.C., donde se debía usar un material impermeable, lavable y no absorbente. Las puertas y las ventanas podían ser de madera, especialmente seca, y todas las maderas que quedasen en contacto con albañilería de cualquier especie debían estar protegidas de la intemperie. Ahora bien, el Título III de la Ordenanza establecía los trazados urbanos que se podían implementar en los grupos o en las poblaciones de viviendas económicas. Respecto a este punto, el artículo 33 establecía que “en los trazados de grupos o poblaciones de viviendas económicas, deberán considerarse la orientación favorable con relación a los vientos reinantes y el mejor aprovechamiento de la luz solar, disponiendo los ejes de las vías en posición conveniente y tomando en consideración, además, la altura y destino de la edificación, su carácter de continua o aislada y la distancia entre los edificios.” 174 La definición de estos estándares de dimensiones y disposición de los bloques derivaba sin duda de las experiencias teóricas europeas de la primera postguerra, descritas en el capítulo 1 de esta tesis, que ya habían derivado en conocimiento común, recogido tanto en las normas como en las leyes. Al respecto, es difícil no mencionar el conocido estudio de Gropius acerca del distanciamiento de edificios utilizado en su Siedlung Dammerstok, presentado en el segundo CIAM, que constituyó un referente para toda la arquitectura del periodo. El artículo 34 determinaba que los nuevos grupos o poblaciones se debían emplazar, de preferencia, en los radios urbanos y dentro de las zonas destinadas a viviendas económicas. Además de esto, aspectos como el rendimiento y la utilidad social eran importantes al momento de financiar o aprobar una nueva población de viviendas económicas. Las plazas, calles, pasajes o en general, los espacios libres de uso público, podían variar entre un mínimo del 25% hasta un máximo del 40% de la superficie total del terreno. Sin embargo, el Departamento Técnico de la Caja estaba autorizado para aprobar un porcentaje menor de espacios libres, siempre y cuando la densidad total del conjunto no superara los 300 habitantes por hectárea. A propósito de densidad, la Ordenanza establecía que la densidad máxima de nuevas poblaciones en las ciudades con más de 100.000 habitantes podía ser de 700 habitantes por hectárea, mientras que en las otras ciudades ese valor disminuía a 400. Con respecto a la UVP, cabe mencionar cómo estos valores referenciales se distanciaron mucho de lo que se construyó. En ella la superficie de suelo libre —
174 Caja de la Habitación Popular, Ordenanza…, p. 22.
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incluyendo las áreas verdes—, alcanzó un 80% de la superficie total del terreno y la densidad llegó a 350 habitantes por hectárea. Esto demuestra, por un lado, la flexibilidad del Departamento Técnico de la Caja al aceptar proyectos en los cuales se aplicaran variaciones de los estándares establecidos por la ley y, por otro lado, la estrategia proyectual de los arquitectos, determinados a construir una unidad vecinal dentro de un parque. La densidad de población en la Unidad Vecinal Portales es exactamente la mitad de lo que establecía la ley. El artículo 38 establecía que en los edificios de viviendas económicas no era necesario instalar ascensores o rampas, siempre y cuando el acceso a las viviendas superiores no quedase a una altura mayor a los 10.80 metros considerados desde el nivel de la calle. Es esta norma la que motivará, en la UVP, la creación de las pasarelas elevadas y de la calle corredor de los bloques.175 La separación entre los edificios, en sentido perpendicular a ellos, estaba determinada por una grilla de medidas dependientes de su altura. Estas relaciones cambiaban entre el norte y el sur del país. Para la zona central las reglas eran las siguientes: a) En edificios de un piso, dos y media veces la altura. b) En edificios de dos pisos, dos veces y media su altura. c) En edificios de tres o más pisos, una y media veces la altura. Cuando el sentido de los bloques no fuese de norte a sur, estas relaciones se debían aumentar de un 33%.176 La ordenanza establecía, finalmente, que las empresas de agua potable, electricidad, alcantarillado y gas, debían abastecer las nuevas poblaciones con sus servicios a partir del momento en el cual se terminasen las obras de construcción. Una vez terminadas las obras y que éstas fueran recibidas por la municipalidad correspondiente, se podía proceder a la inscripción de las propiedades en el Conservador de Bienes Raíces,177 para lo cual era suficiente presentar un certificado que demostrase que las viviendas se habían construido de acuerdo a la Ordenanza de Construcciones Económicas. En este sentido, en su libro El problema de la vivienda a través de su legislación (1906-1959), y refiriéndose a la Ordenanza de Urbanización y Construcciones Económicas de 1944 que diferencia de manera importante la obra del sector público de la del privado, Luis Bravo Heitmann afirma: En un aspecto cuantitativo, la Ordenanza produjo sus frutos, resumidos en 3.163 viviendas entre 1944 y 1954. Desde el punto de vista cualitativo sus resultados fueron más bien unilaterales ya que orientó la construcción económica hacia estándares demasiado elevados, fenómeno debido sin duda a su imprecisión para definir los máximos tolerables
175 Este punto será analizado con precisión en el cuarto capitúlo de la tesis. 176 Caja de la Habitación Popular, Ordenanza…, p. 25. 177 Se analizarán en el capítulo siguiente los problemas relativos a la recepción final de las obras en la UVP.
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de superficie a través de un concepto de “superficie útil.” En efecto, entre las viviendas aprobadas por la Caja de la Habitación hubo “viviendas económicas” hasta de 145 m2 totales que cumplían perfectamente con los 100 m2 útiles exigidos.178
178 Luis Bravo Heitmann, El problema de la vivienda a través de su legislación (1906-1959), Santiago, Editorial Universitaria, 1959, p. 36.
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2.8 El DFL nº2 de 1959 y los dos caminos de las viviendas económicas.
A partir del 31 de julio de 1959 se comenzó a aplicar en Chile el Decreto con Fuerza de Ley nº 2, más conocido como DFL 2, que incorporaba algunas importantes modificaciones a la ley nº 9.135. Con el DFL nº 2 se redujeron algunos de los estándares que se aplicaban para la construcción de viviendas económicas y otros fueron aumentados. Este punto, que ha sido siempre analizado de manera parcial, presenta algunos aspectos paradójicos con respecto a los resultados que tuvo su aplicación en los proyectos de vivienda del momento. Uno de los parámetros que aumentó fue la dimensión máxima de una vivienda. Para la ley Pereira se consideraban viviendas económicas aquellas de un máximo de 100 m2; el DFL 2 aumentó este estándar a 140 m2 máximo por vivienda, considerando en cualquier caso, como máximo, unos 17,5 m2 por cama. Esta modificación es relevante ya que, sumando el aumento de los metros cuadrados máximos de una vivienda económica al hecho de que el DFL 2 anulaba las restricciones establecidas por la Ordenanza de 1944, que definía los estándares de una vivienda económica de manera muy precisa,179 el negocio de las llamadas “viviendas económicas” tomó nuevo vuelo. A partir de este momento la producción de viviendas económicas a nivel nacional toma dos caminos diametralmente opuestos. Por un lado, las empresas constructoras privadas empezaron a construir viviendas económicas aplicando estándares más altos, utilizando materiales para las terminaciones claramente dirigidos a un público de estándar medio o medio alto. Por el otro lado, la CORVI, u otras cooperativas sociales, empezaron a aplicar los estándares en su nivel más bajo, construyendo viviendas para las clases más bajas y cuya calidad no estaba a la altura de lo que habían hecho hace algunos años las Cajas de Previsión. Con la aprobación del DFL 2, que eliminó el límite de cinco pisos para las viviendas económicas, se modificaron algunos de los proyectos de unidades vecinales que se encontraban en fase de construcción, y se empezaron a incluir torres o edificios en altura a las propuestas de viviendas económicas. Prueba de ello es el proyecto de la Unidad Vecinal Providencia que inicialmente no contemplaba los edificios de altura construidos finalmente frente a avenida Providencia.
179 Esta ordenanza establecía, entre otras medidas, que los edificios de viviendas económicas no podían tener más de 5 pisos, y se definían los tipos de agrupación y de disposición de los edificios en el predio, entre otras medidas.
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151 y 152 La Unidad Vecinal Providencia los escalímetros y los bloques de once pisos.
Un estudio realizado en 1959 por el Instituto de la Vivienda, Urbanismo y Planeación de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile180 destaca las consecuencias producidas por las modificaciones de los estándares de una vivienda económica. El nuevo Plan Habitacional definía 17,5 m2 por cama, como máximo, y 7 m2 como mínimo. Según afirman los autores del estudio, “pasados apenas dos meses de la promulgación del DFL. 2 o Plan Habitacional, se ofrecen viviendas que tienen menos de 10 m2 por cama.” 181 Probablemente uno de los factores que motivó la reducción de los estándares efectivos, aplicados a las viviendas construidas directamente por la CORVI, puede estar relacionado con la gran cantidad de iniciativas residenciales emprendidas por esta institución. Esto hizo necesario, como subraya Raposo, economizar los procesos productivos, centralizar y estandarizar las propuestas y disminuir los tiempos de realización de las obras. De hecho, la Unidad Vecinal Portales, cuya primera etapa fue construida y financiada por la Caja de Empleados Particulares, presenta edificios con una crujía de alrededor de 16 metros de ancho, mientras que los edificios de la segunda etapa, construidos por la CORVI, además de tener un aspecto formal distinto, presentan una crujía de alrededor de 13 metros, lo que corresponde a una evidente disminución de los metros de superficie libres dentro de las viviendas.
180 Los arquitectos encargados de redactar este informe, para llegar a las conclusiones sobre los estándares y tamaños mínimos de las viviendas, tomaron en consideración los estudios de Alexander Klein y analizaron, además, los estándares de dos urbanizaciones europeas: una construida en Alemania por Block y Hochfeld y otra en Holanda por J. J. P. Oud. Esto reafirma nuevamente el hecho de que los arquitectos modernos, que estaban definiendo patrones constructivos y residenciales para Chile, se encontraban alineados con las propuestas europeas en términos de exposición solar, alineación de bloques residenciales, superficies mínimas o máximas, etc. 181 Convención Nacional del Colegio de Arquitectos de Chile, Algunos Estudios de los aspectos urbanísticos del plan habitacional impulsados por el supremo gobierno en 1959, Santiago, Ediciones Instituto de Vivienda, Urbanismo y Planeación de la Universidad de Chile, 1959, p. B8.
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Con la aplicación del DFL 2, al aumentar la superficie máxima de las viviendas económicas, la producción de habitaciones se dividió en dos. Por una lado la CORVI empezó a construir viviendas para el estrato medio bajo de la población, aplicando los estándares pero acercándose a su nivel más bajo; mientras que por el otro, las empresas constructoras privadas que se dedicaban a construir viviendas económicas, para beneficiarse de los descuentos en los impuestos, aplicaron los estándares en su nivel más alto edificando de esta manera, viviendas que en vez de ser accesibles para los sectores más pobres, empezaron a ser apetecibles por el estrato medio, medioalto de la población que compraba de esta manera viviendas de calidad pero a un precio controlado.
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Cap铆tulo 3
La dimensi贸n urbana: la Villa en el Parque
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3.1 La Quinta Normal de Agricultura: un temprano experimento de modernización.
Entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX el tema de las áreas verdes se consideraba una cuestión central en el discurso sobre la ciudad. Son destacables, por ejemplo, los estudios de Howard sobre la Ciudad Jardín de finales del siglo XIX, los estudios de Le Corbusier sobre la Ville Radieuse de 1933, o la importancia que tenía el esparcimiento en el urbanismo moderno, considerado como una de las cuatro funciones básicas de la vida del hombre en la Carta de Atenas.
153 Le Corbusier, Ville Radieuse, croquis.
Un punto que no ha sido suficientemente destacado por la literatura es el hecho de que a partir de la segunda postguerra, grandes urbanizaciones se construyeron en terrenos que habían sido excluidos de las operaciones de expansión urbana durante las décadas anteriores o que constituían zonas centrales destruidas por los bombardeos de guerra. Estos vacíos urbanos eran, en algunos casos, sitios eriazos, en otros ruinas o –y esto se dio sobre todo en las ciudades latinoamericanas— parques o antiguas haciendas que todavía presentaban características y trazados rurales pero que por su localización eran, para todos los efectos, áreas que habían quedado rodeadas por el desarrollo urbano sin que fueran incorporadas en las dinámicas de urbanización. En Santiago, uno de estos terrenos correspondía a la Quinta Normal de Agricultura, la estación experimental agrícola en la cual se construyó la UVP. 164
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Su estructura urbana y los aspectos inherentes a la conformación de sus predios forman parte de la relación que establece el proyecto con el sitio y con la ciudad a su alrededor.
154 Fotografía de la Quinta Normal en la época de la construcción de la UVP.
Fundada el 3 de febrero de 1841, la Quinta Normal de Agricultura se vio transformada e intervenida drásticamente a mediados del siglo XX al incorporarse distintos programas en sus terrenos: escuelas, dos universidades, edificios de la administración estatal, del ejército y una unidad vecinal. El rol modernizador que tuvieron los parques urbanos, incluyendo la Quinta Normal de Santiago, ha sido destacado por Adrián Gorelik en su libro La Grilla y el Parque. En él Gorelik, analiza el proceso de modernización urbana y cultural que fue impulsado por la construcción del parque que Sarmiento proyectó para el barrio de Palermo en la ciudad de Buenos Aires, identificando a la Quinta Normal de Agricultura de Santiago como uno de los referentes usados: El parque como dispositivo químico capaz de amalgamar nuevos lazos sociales y culturales, como máquina educativa para la vida ciudadana moderna, como principal 165
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dinamizador, en fin, del gran crisol en el que pudieran abandonarse como viejos ropajes las múltiples identidades nacionales, las persistentes tradiciones rurales, las atávicas prácticas productivas y políticas, para dar lugar a una síntesis nueva, nacional, social y cultural.182 La Quinta Normal de Santiago, al igual que otros ejemplos tratados por Gorelik en su libro, se constituyó con el fin de fomentar el progreso de la agricultura, rubro muy importante para el Chile del siglo XIX, pues representaba buena parte de las entradas económicas del país. Gorelik se refiere a los parques urbanos y a su capacidad modernizadora y educadora del siguiente modo: La función de la Quinta Normal en la campaña debía ser, entonces, la de un centro educativo y productivo, experimentación de las últimas tecnologías y vidriera de los avances económicos y sociales; una avanzada de la civilización en la pampa, es decir una muestra de lo mejor de la ciudad en el campo: un oasis de cultura.183 La palabra “oasis” 184 hace referencia a la providencial capacidad que tenían los parques urbanos de modernizar la sociedad. Tal capacidad se potenciaba al ubicarlos en los sectores próximos al centro de las ciudades, así estas entidades se podían transformar en parques disponibles para toda la población. La Quinta Normal, al momento de su creación, se encontraba en las afueras de la ciudad de Santiago. En ese momento representaba un oasis para la sociedad chilena dada la singularidad y riqueza de su programa y, una vez que fue incluida en la trama urbana de Santiago, se transformó en oasis por el hecho de representar un gran predio libre de construcciones, no afectado por las lógicas de urbanización tradicional y por mantener, dentro de la trama cada vez más urbanizada, un aspecto absolutamente rural. La Sociedad Nacional de Agricultura es el organismo que desde 1856 se ocupó de la administración del parque ornamental, de la Escuela Normal de Agronomía, y organizó las actividades culturales que se desarrollaban dentro de este recinto. Se recuerda, entre ellas, la Exposición Internacional de 1875 y las exposiciones anuales de animales. La Sociedad Nacional de Agricultura, que se relacionaba directamente con el Ministerio de Agricultura, supo plasmar en la Quinta Normal un laboratorio científico en el cual la experimentación agrícola, la mejora de maquinarias para el cultivo de la tierra y la educación escolar agrícola, eran considerados importantes adelantos modernizadores para una sociedad que se encontraba en profunda transformación.
182 Adrián Gorelik, La grilla y el parque, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1998, p. 58. 183 ibid., p. 68. 184 Palabra que será asociada a la Quinta Normal de Agricultura de Santiago tambíen en otras ocasiones.
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El contar con una «quinta experimental» similar a las «haciendas modelos» existentes en Inglaterra y Francia –que tantos beneficios reportaban a esos países para enriquecer el conocimiento de los fenómenos de la naturaleza viviente— se convirtió en uno de los objetivos más anhelados para los dirigentes de la Sociedad Nacional de Agricultura, desde el primer día de su existencia.185 El plano de 1915, contenido en el artículo que Patricio Gross y Olga Llobet escriben para el libro Sustentabilidad ¿Un desafío imposible?,186 muestra claramente los aspectos que caracterizaban a la Quinta Normal. El parque se dividía, desde un punto de vista programático, en dos partes: la zona de los jardines, abierta al público, y la zona productiva destinada a huertos, viñedos, viveros y praderas. Es en los terrenos dedicados a huertos y viñedos de la Quinta que, en 1955, se iniciará el proyecto de la Unidad Vecinal Portales.
155 Plano de la Quinta Normal de Agricultura, 1915. En verde claro las superficies destinadas a cultivo de la Quinta.
185 María Angélica Apey, Historia de la Sociedad Nacional de Agricultura, Santiago, Sociedad Nacional de Agricultura, 1998, p. 25. 186 Patricio Gross (ed.), Sustentabilidad: ¿un desafío imposible?, Santiago, Surambiente, 2002.
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Los aspectos relativos al nacimiento, evolución y morfología del parque, y aquellos sobre la localización del mismo, junto con la importancia que tuvo la Quinta en el desarrollo de la ciudad y de las infraestructuras de transporte en la parte poniente de la capital, son datos clave para entender la directa relación entre la estructura de la Quinta y la morfología urbana de la obra. En el arco de tiempo que va desde su creación hasta nuestros días, la Quinta Normal ha sido sometida a modificaciones sustanciales tanto en su morfología como en la utilización de sus espacios: Los Ministros de la Tesorería General […] por escritura pública suscrita ante el Escribano Público de Santiago, don Gabriel Muñoz, con fecha 3 de febrero de 1841, compraron a Don José Diego Portales, la hijuela de tierras compuesta de dieciséis cuadras y varas que le cupo en la partición de los bienes de sus finados padres.187 Los terrenos de la familia Portales en el siglo XIX se encontraban en el límite poniente de la capital. El plano de Santiago de 1826, dibujado por John Miers, muestra cómo el lado poniente de la ciudad, a partir de la actual avenida Brasil, marcaba el inicio de la propiedad de la familia Portales. En el texto titulado Santiago Poniente. Desarrollo urbano y patrimonio se afirma lo siguiente: La acción del Estado y de los particulares fue determinante en el proceso de desarrollo urbano hacia el poniente de la ciudad. Al adquirir el Estado los terrenos para la creación de un campo de experimentación agrícola, la Quinta Normal de Agricultura contribuyó a que durante la segunda mitad del siglo XIX el desarrollo de los nuevos barrios se orientara en esa misma dirección.188
156 John Miers, Plan de la ciudad de Santiago en 1826.
187 F. C. Gómez, La Quinta Normal de Agricultura, Santiago, SAG-Ministerio de Agricultura, 1967, p. 6. 188 M. Saavedra y N. Starkman, Santiago Poniente. Desarrollo urbano y patrimonio, Santiago, Andros Productora Gráfica, 2000, p. 60.
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Desde su creación, la Quinta Normal tuvo la capacidad de orientar el desarrollo urbano de la ciudad y de contribuir a expandir la trama urbana hacia el poniente, impulsando la creación de nuevas avenidas como la actual avenida Matucana, que conectaba el antiguo camino a Valparaíso con la Alameda de las Delicias.
En 1840, la propiedad de Portales no se podía considerar parte de la ciudad consolidada, por tanto la Quinta Normal se encontraba fuera del centro urbano. Sin embargo, ya en 1875, la expansión de la trama urbana y la creación del barrio Yungay hicieron que la Quinta, ya establecida, se convirtiera en el límite poniente de la ciudad.
157 y 158 Esquemas que muestran la ubicación y la conformación de la Quinta Normal en relación a la mancha urbana de Santiago. En amarillo se muestra el terreno de la familia Portales, y en rojo los terrenos de la Quinta Normal de Agricultura.
Una elaboración efectuada sobre un plano de Fuentes de 1897, destaca la interrupción de la trama urbana en correspondencia de las tres grandes áreas verdes del Santiago de ese entonces: el Parque O’Higgins, el Club Hípico y la Quinta Normal de Agricultura.
Quinta Normal
159 Estudio Nolli de la mancha urbana de Santiago; grandes vacios urbanos se insertan en la trama. 160 Las líneas de ferrocarril y de tranvía se desarrollan principalmente en sentido oriente poniente relacionando la Plaza de Armas con el Barrio de Yungay y la Quinta Normal de Agricultura.
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Estas estructuras urbanas se encontraban en una condición periférica con respecto al centro de la ciudad. Sin embargo, las líneas de tranvía existentes en el Santiago de ese entonces se desplegaban principalmente en sentido oriente-poniente, es decir, entre el centro, representado por la Plaza de Armas, y el parque de la Quinta Normal. Por otro lado, en sentido norte-sur, la avenida Matucana con la línea de ferrocarriles que vinculaba la Estación Central con la Estación Mapocho, pasando por el barrio y la estación de Yungay, constituía el otro medio de transporte presente en el sector. La Estación Central, la avenida Matucana y las líneas de tranvía representaban una estratégica infraestructura de transporte en la ciudad y constituían algunos de los puntos estructurantes de la trama urbana de Santiago. Varios estudios han tratado de reconstruir la evolución morfológica e histórica de la Quinta. Sin embargo, es complejo definir con precisión las fechas y las dimensiones de los lotes que con el tiempo fueron comprados y vendidos para añadirse o substraerse de ésta. Los estudios más detallados acerca de la Quinta son los de Armando de Ramón, Patricio Gross y Olga Llobet. Sin embargo, ninguno hace referencia a una publicación, encontrada durante el desarrollo de esta tesis, realizada por el Ministerio de Agricultura a través del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en 1967. Titulado La Quinta Normal de Agricultura y escrito por el abogado Humberto Roa Alvarado y el topógrafo Carlos Gómez Formas, el documento revisa las actas referentes a la compra de los terrenos que formaron la Quinta, depositadas en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago,189 y permite definir con precisión el proceso evolutivo de la Quinta Normal de Agricultura.
El primer lote comprado por parte del Estado es el de José Diego Portales, de una superficie aproximada de 20 hás. Los deslindes del terreno eran los siguientes: por el sur, la hijuela de Teresa Portales; por el norte, el camino a Valparaíso; por el oriente, la hijuela de Paula y Manuela Portales; y por el poniente, la hijuela de Josefa Portales. La segunda gran expansión se realizó en 1850. En el texto La Quinta Normal de Agricultura se relata: El Presidente de la República, Manuel Bulnes, por decreto de fecha 18 de enero de 1850, autorizó a los ministros de la Tesorería General para comprar, en representación del Fiscal, una «…suerte de tierras…» de propiedad de doña Teresa Portales «…contigua a la Quinta Normal de Agricultura para
189 Los planos que se presentan en esta página son una reconstrucción que cruza los datos inherentes a la formación del parque con planimetrías históricas publicadas en varios artículos de libros o revistas. Las fechas que marcan esta secuencia de planimetrías corresponden al año en que se realizaron los planos originales. Estas planimetrías se han intervenido añadiendo, en cada una de ellas, el área del parque (polígono de color rojo) que representa la ocupación de la Unidad Vecinal Portales una vez construida.
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el ensanche de este establecimiento.»190 Según lo relatado por Gross y Llobet, con esta expansión la Quinta logró una extensión de 55 hás. Entre 1850 y 1889, fecha en que René Le Feuvre, director del instituto agrícola —organismo que impulsaba el desarrollo agrícola en el país— publica el libro La Quinta Normal de Agricultura. Exposition Universelle de Paris,191 la Quinta había aumentado considerablemente su tamaño. Las transformaciones que se registraron en este lapso de tiempo fueron fundamentalmente dos: la adjudicación en remate del fundo “La Merced,” de propiedad de la sociedad Núñez y Compañía en 1883, y la adjudicación, también en remate, de las hijuelas de la sucesión de María Portales. El mencionado texto de Le Feuvre representa un completo testimonio de todas las actividades que se realizaban en la Quinta Normal de Agricultura desde los primeros años de su formación hasta la fecha publicación (1889). Entre 1915 y 1926 la Quinta alcanzó su máxima expansión y los terrenos que ya le pertenecían se consolidaron por completo, llegando a tener una superficie total aproximada de 134 hás., de las cuales 79 eran de verde productivo y 55 de verde ornamental.192
161-165 Secuencia que muestra en desarrollo morfológico de la Quinta Normal de Agricultura en ralación a la ubicación, en el parque, de la Unidad Vecinal Portales.
190 F. C. Gómez, op. cit., p. 7. 191 René Le Feuvre, La Quinta Normal de Agricultura. Exposition Universelle de Paris, París, 1889. 192 Patricio Gross y Olga Llobet, “Metamorfosis de la Quinta Normal de Agricultura: creación, esplendor, y posterior degradación,” en Patricio Gross (ed.), op. cit., p.153.
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3.2 El parque y su rol urbano.
De los distintos aspectos relacionados con el parque analizados hasta este momento, falta mencionar aquél que se refiere directamente con la imagen que éste tenía para la sociedad. La revisión de los testimonios provenientes de la literatura entrega una visión más completa de lo que representaba la Quinta para los santiaguinos de finales del siglo pasado. Para éstos, los espacios de la Quinta llegaron a ser una constante en los paseos diurnos: la gente gozaba de la sombra y de los beneficios que el parque entregaba. Fidel Araneda, en el libro Crónicas del barrio Yungay, dedica un pasaje muy sugerente a la Quinta: La generación de mi madre, de la cual quedan poquísimos sobrevivientes, recordaba con nostalgia el tradicional paseo de las tardes, en los imperiales coches victoria, de hace más de medio siglo. Los elegantes mozos de entonces, «bien trajeados» donde Pineaud, de «chaqué», lanzaban flores, desde sus carruajes, a las jóvenes, vestidas con largos ropajes primaverales, y tocadas de amplios sombreros emplumados.193 La imagen presentada por el autor, de las mujeres vestidas con largos trajes primaverales, da la idea de los paseos ociosos que hombres y mujeres realizaban en este sitio donde ciencia, agricultura, modernización y cultura convivían en armonía. Sin embargo, no todos compartían esta visión de la Quinta: Benjamín Subercaseaux, en su libro Chile o una loca geografía, se refiere a ella de esta forma: La Quinta Normal es un Hyde Park con añoranza de viejas exposiciones, de plantas exóticas con nombres latinos y de una extraña agronomía que nunca sabemos en qué puede consistir. La Quinta Normal retiene su pasado de esplendor como una vieja matrona que, en la vejez, abre al pueblo el parque de su mansión, y el pueblo lo llena y lo ensucia, indiferente a sus bondades, ignorando todo de la vieja historia. 194 La romántica y nostálgica lectura que en 1940 Subercaseaux propone de la Quinta da cuenta de cómo las profundas transformaciones en la estructura, en el programa y en la administración del parque, afectaron a su imagen
193 Fidel Araneda, Crónicas del barrio Yungay, Santiago, Carrión e Hijos, 1972, p. 87. 194 Benjamín Subercaseaux, Chile o una loca geografía, Santiago, Ercilla (11ª edición), 1956, p. 158.
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deteriorando aquello que para el autor era su “pasado de esplendor.” En otra entrada de su libro, Subercaseaux pone el énfasis en un punto particularmente significativo que ayuda a entender un aspecto que será especialmente valorizado en el proyecto de la UVP. Se trata de la condición rural que tenía esta parte de la capital. El autor la definía así: Los guasos (sic) y provincianos que llegan a la vecina Estación Central y que tardan meses en alejarse de ella, frecuentan “la Quinta,” su inseparable avenida Matucana y el bajo San Pablo. Para muchos, es la única visión de la capital que se llevan de vuelta al campo. Es también la que menos desentona con su imaginación.195 Un último testimonio aparece en el número 306 de la revista En viaje, de abril de 1959, en un artículo cuyo título era “La Quinta Normal: oasis de Santiago”. La palabra “oasis” vuelve a usarse nuevamente referida a la Quinta y, en este caso, hace alusión a la condición espacial que tenía el parque en ese momento. Se describen los árboles, que proveían de sombra en los calurosos días de verano y su laguna, por la gran novedad que en ese entonces representaba. Atrás quedaron las piezas estrechas, las calles flagelantes de sol, los sitios y patios desnudos de árboles. Quizás por eso esa estallante alegría es anticipo de un más general jolgorio cuando estén en amplia posesión de la Quinta Normal con sus abovedadas sombras y su laguna de verdes aguas.196
166 y 167 La laguna y el museo del ferrocarril al interior de la Quinta Normal.
168 Museo de Ciencias Naturales al interior del parque.
195 ibid., p. 157. 196 David Ojeda L., “La Quinta Normal, oasis de Santiago,” En Viaje 306 (abril 1959), Santiago.
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Una foto aérea de Santiago, tomada en 1944 —en el mismo periodo en que Subercaseaux escribe su libro—197, muestra la relación de la Quinta con respecto a la trama urbana de la ciudad y deja en evidencia cómo para esa fecha ya había sido completamente rodeada por la expansión urbana de Santiago. Sin embargo, como destaca Subercaseaux, por su tamaño y por sus condiciones estéticas, funcionales y urbanas, esta parte de la capital proporcionaba a los visitantes que llegaban desde el sur una imagen algo similar a la del campo desde el cual provenían.
169 Santiago poniente, 1944. En el ángulo inferior derecho se puede apreciar el vacío urbano de la Quinta Normal de Agricultura.
En los documentos analizados se sugiere la idea de que quienes intervendrían en la Quinta debían tener conciencia de su significación urbana, social y de su presencia en el imaginario santiaguino.
197 El libro de Subercaseaux fue publicado en 1940.
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3.3 Karl Brunner y su propuesta urbana para la Quinta: modernización a escala metropolitana.
Karl Brunner, urbanista austríaco, publicó en el libro Santiago de Chile. Su estado actual y su futura formación, del año 1932, un proyecto para el mismo sector de la Quinta Normal que preveía la construcción de viviendas y edificios públicos. Este documento merece ser analizado en profundidad ya que el texto que acompaña la propuesta demuestra el alcance de escala metropolitana que pretendía la misma. La propuesta exhibida por Brunner es una urbanización de tipo tradicional, pero que el autor define como “moderna.” Así se refiere a ella: Las entradas de la venta en parcelas de una población moderna, situada tan favorablemente al lado del parque de la Quinta Normal, aseguraría sin duda —además del capital necesario para la fundación de la Escuela de Agronomía en otro lugar— medios suficientes para la expropiación y creación de los numerosos pequeños jardines públicos, que algunos sectores de la ciudad necesitan.198 En 1932 ya se había planeado el traslado de la Escuela de Agronomía de la Universidad de Chile y, con una clara visión empresarial, el urbanista proponía construir pequeños jardines públicos en los barrios necesitados de la capital con los fondos provenientes de la parcelación de los sectores productivos del parque. Según Brunner, dado que la parte poniente de la ciudad era menos densa que la parte oriente, y dado que en el sector de la Quinta las viviendas ya estaban provistas de áreas verdes, se podía proceder a la supresión de la parte productiva de la estación experimental y con el dinero proveniente de dicha venta se podría financiar la construcción de la Escuela de Agronomía de la Universidad de Chile en otra ubicación y “dotar a los barrios necesitados con jardines dispersos en todo el territorio urbano.” 199 Las tipologías de vivienda que se utilizan en el proyecto de Brunner son variadas. Los terrenos que conforman los cabezales de las manzanas rectangulares presentan un predio bastante amplio y, en éstos, las viviendas unifamiliares se ubican aisladas en el centro del lote. Las calles secundarias, perpendiculares al boulevard central, presentan predios angostos y largos con edificios en hileras dispuestos en el borde de la calle. Probablemente el referente más directo para las viviendas, en este caso, fueron las row houses
198 Karl H. Brunner, Santiago de Chile. Su estado actual y su futura formación, Santiago, Imprenta La Tracción, 1932, p. 54. 199 ibid., p. 54.
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inglesas de finales del siglo XIX e inicios del XX.
170 Proyecto para el sector de Quinta Normal, firmado por Brunner y publicado en el libro de 1932.
En este proyecto el boulevard paralelo a la avenida Exposición (actual avenida Portales) remataba por los dos lados con edificios de uso público cuya escala era sensiblemente mayor a la residencial. La nueva parte de urbanización que daba al oriente (que hoy día está ocupada por la Universidad de Santiago) se constituía por predios más amplios que los recién descritos, y presentaba viviendas unifamiliares ubicadas al centro de los mismos. En total este proyecto ocupaba una superficie de 48 hás., de las cuales 37 estaban destinadas a viviendas —con respectivos jardines privados—, 2 a edificios públicos, 2.6 a parques y áreas verdes y 6.7 a nuevas calles y paseos. Sin el afán de comparar proyectos que pertenecen a periodos históricos distintos es interesante verificar cómo, sólo veinte años más tarde, BVCH propondrán justamente lo opuesto que Brunner: urbanizar una pequeña parte del terreno a su disposición para entregar a la ciudad y al consolidado parque de la Quinta Normal, una gran porción de verde para la comunidad del conjunto y del sector y, de esa manera, aumentar la cantidad de parque público destinado a esparcimiento.
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3.4 Emilio Duhart, propuesta de parque público y unidades vecinales en el sector de la Quinta Normal.
En el año 1957, mientras se estaba definiendo el proyecto de la UVP, Emilio Duhart, profesor de la Universidad Católica de Chile en el marco de una actividad académica denominada “Seminario del Gran Santiago,” realiza un estudio titulado Visión gráfica del Gran Santiago 200 en el cual analiza el desarrollo urbano de la ciudad de Santiago desde sus orígenes y, lo que es más importante, a una escala que considera todo el territorio del valle central de Chile. Este estudio muestra el crecimiento de Santiago y las transformaciones que la industrialización, la densificación y el tráfico automovilístico aportaron a la estructura urbana de la parte central de la ciudad. Las causas principales de esta transformación según el estudio fueron “1, el fin del sistema patriarcal de ocupación y división de la cuadra colonial; 2, la pérdida del verde dentro de los solares ultra divididos; 3, el gran desarrollo industrial dentro de la ciudad y 4, el impacto del transporte motorizado.” 201 Como propone el estudio, la transformación de la estructura urbana de Santiago “hacía necesaria la creación de una nueva malla urbana.” 202
171 Lámina incluida en el estudio de Emilio Duhart para la ciudad de Santiago que estudia los principales problemas urbanos de la capital. 200 Emilio Duhart, Visión gráfica del Gran Santiago, Seminario del Gran Santiago, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1957. Documento inédito contenido en el Fondo Documental Emilio Duhart, CID-SLGM, FADEU, P. Universidad Católica de Chile. 201 ibid. 202 ibid.
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La estructura de la nueva malla urbana propuesta se basaba en cuatro principios básicos que definían lo siguiente: 1º se requiere de un nuevo espacio urbano, 2º jerarquizar las diversas categorías de transito para que no se interfieran, 3º aumento de la densidad media de Santiago sin aumentar el radio urbano, 4º facilitar desarrollo social y cultural y la organización administrativa y municipal.203
172 Elementos urbanos que constituye la metrópoli según Emilio Duhart.
Duhart tenía particular interés en el desarrollo social y cultural de la comunidad y estos dos factores estuvieron en la base de sus propuestas urbanas para Santiago. La ciudad que proponía debía estar compuesta de diferentes estructuras sociales a las cuales correspondían específicas estructuras residenciales y
203 ibid., lámina 31.
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agrupaciones urbanas. La primera estructura era la familia, definida como el núcleo fundamental de la sociedad a la cual correspondía, como estructura residencial, una vivienda unifamiliar. La segunda estaba compuesta por el vecindario, una agrupación de familias con un número aproximativo de personas que iba de las 800 a las 2000 y a las cuales correspondían, como estructuras habitacionales, las viviendas unifamiliares, comercio, un parvulario, juegos infantiles, canchas y un espacio social. El tercer elemento constitutivo de la ciudad era la unidad vecinal, conformada por la agrupación de vecindarios que incluía un número de personas que iba de las 5000 a las 12000. Los elementos propios de la unidad vecinal eran, desde un punto de vista habitacional, los bloques residenciales de varios niveles. Como programa alternativo a la vivienda, una unidad vecinal debía considerar una escuela primaria y media, un mercado, una biblioteca-museo, un teatro, una parroquia, artesanado-talleres y áreas para el deporte. Las estructuras propuestas por Duhart para la unidad vecinal estaban claramente alineadas con las propuestas de unidades vecinales que se venían perfeccionando ya desde las décadas anteriores a nivel internacional. Sin embargo, lo que llama la atención es que su propuesta no se limita a definir la unidad vecinal como la sumatoria de vecindarios; en la misma línea de lo que se teorizó en el libro Can our cities Survive?, el arquitecto proponía que, de la agrupación de varias unidades vecinales, se pudiese obtener un barrio al cual correspondían entre 30.000 y 40.000 personas y cuyo programa debía considerar escuelas secundarias, normales e industrias livianas. A su vez, de la multiplicación de barrios se podía obtener una ciudad, entendida como “una agrupación y federación de barrios en una entidad política de primera importancia que define a su vez una región propia. Los elementos de la ciudad eran los municipios, las universidades, el gran comercio y la industria zonificada pesada.” 204 El último paso de la propuesta de Duhart establecía que cuando una ciudad se transformaba en una ciudad de primer nivel ésta adquiría el nombre de metrópolis. La metrópolis, entonces, es “una ciudad de primera importancia. Centro de atracción e irradiación a escala territorial y es la sede gubernamental.” 205 Este estudio destaca cómo la idea de unidad vecinal había penetrado el mundo académico y profesional instalándose como un concepto clave para una posible estructuración urbana. Las propuestas residenciales que tenían implicancia en la forma de la ciudad ya se consideraban en una escala que trascendía la intervención misma y podían tener consecuencias de escala territorial. Esta manera de considerar la ciudad, a pesar de ser bastante esquemática y, por momentos, reductiva, tiene una gran fuerza comunicativa y su simplicidad radica en considerar la unidad vecinal, con sus edificios residenciales en forma de pabellones y su programa anexo, como el elemento base, no sólo del barrio o de la ciudad, sino también de la metrópolis. Por primera vez en los documentos analizados para este estudio se asocia aquí el concepto de unidad
204 ibid. 205 ibid.
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vecinal al de metrópolis. Una vez realizado este trabajo analítico-teórico, Duhart propuso la completa transformación de 40 hás. de suelo urbano comprendido entre las avenidas Matucana, Cumming, Catedral y Portales —frente a la Quinta Normal de Agricultura—, un sector de la ciudad aledaño al sitio del proyecto de la UVP. Para este sector de la capital propuso la supresión completa del trazado existente y el abandono del sistema de damero tradicional para sustituirlo por la construcción de dos grandes unidad vecinales. Éstas proponían una ocupación del suelo de tan solo el 14% y se caracterizaban por ser grandes islas peatonales verdes que, en primer piso, contaban con generosas áreas de espacio público y equipamiento comunitario.
173 Propuesta de Duhart para el sector Matcucana con avenida Portales. En este lugar se consideraba la construcción de grandes unidades vecinales.
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La nueva malla urbana mencionada al principio de su estudio estaba compuesta por edificios residenciales más altos en los bordes de las macro-manzanas, bloques de menor tamaño al interior y el equipamiento comunitario puesto al centro para facilitar la accesibilidad desde los distintos sectores de la nueva urbanización.
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El segundo proyecto contenido en el trabajo de Duhart se ubicaba precisamente dentro de la Quinta Normal de Agricultura. En el diagnóstico que acompaña la propuesta Duhart destacaba cómo en los sectores centrales de Santiago se había perdido el contacto con el verde a causa de la densificación edificatoria y de la “desmesurada extensión urbana.” 206 Según el autor, para la salud de los habitantes de Santiago era necesario revertir esa condición y, para ello, la solución se componía de dos operaciones: inyectar “verde a los pies de las casas” 207 y equipar la ciudad de mayores parques urbanos.
174 Vista a vuelo de pajaro de la estructura de las unidades vecinales propuestas por Duhart.
El esquema consistía en una cinta verde desarrollada sobre lo que era conocido como el anillo de fierro”208 que conectaba una serie de parques distribuidos tanto al interior como en los bordes del centro de Santiago. Estos parques eran la Quinta Normal de Agricultura, el Parque O’Higgins con el Club Hípico, el Parque Sur-Oriente, una franja de parque a los pies del cerro San Cristóbal, el Cerro Blanco, el cerro Santa Lucía, el parque Forestal (con lo que actualmente sería el parque de Los Reyes) y una franja verde que conectaba este último con la Plaza de Armas que, para Duhart, representaba el “corazón” de la ciudad.
206 ibid., lámina 52. 207 ibid. 208 El anillo de fierro había sido planeado por Benjamín Vicuña Mackenna y consideraba la creación de una línea de ferrocarril urbano que rodeaba lo que en ese entonces era el centro de la ciudad de Santiago.
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175 Esquema de cinturas verdes para el centro de Santiago según Duhart.
La importancia de este proyecto está en considerar el problema del verde como un tema relevante para el desarrollo urbano. La novedad de esta idea reside en pensar una solución a escala metropolitana con un proyecto paisajístico para nuevas zonas verdes de la capital. Duhart, en su propuesta para la Quinta, propone demoler todas las edificaciones presentes en los bordes del establecimiento de manera tal de hacerlo accesible, tanto física como visualmente, por todo su perímetro. Propone construir edificios de altura en los costados Sur y Poniente, extender la superficie del parque hasta incluir la iglesia de Lourdes (superando el límite histórico de la Quinta constituido por la calle Santo Domingo) y destinar toda la superficie del parque a actividades culturales, de esparcimiento y deportivas, sin incluir en ella viviendas. La nueva Quinta Normal habría contenido un pequeño jardín zoológico, una zona cultural compuesta por los museos existentes en esa época, una laguna como la existente pero extendida, un jardín botánico y una zona para exposiciones permanentes. Se habría suprimido la zona productiva de la Quinta y demolido la antigua escuela de Artes y Oficios.
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Es el carácter utópico de esta propuesta lo que pone en evidencia la importancia estratégica que tenía la Quinta Normal para Santiago. Fue el carácter rural de la zona lo que sugería que las posibles intervenciones a realizarse en ese particular contexto urbano debían considerar la posibilidad de potenciar y ampliar la oferta de verde ornamental par el sector, enfatizando con ello que este era un sector estratégico para la posible renovación y modernización urbana de la ciudad.
176 Proyecto para la Quinta Normal de Duhart. El arquitecto propone destinar toda la extensión de la antigua quinta a un gran parque público abierto a la comunidad.
Así como la Quinta está en el imaginario de Santiago como paisaje también está en el imaginario de los arquitectos como un campo propicio para la experimentación y renovación urbana.
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3.5 La UVP y la Quinta Normal: del parque de experimentación agrícola al parque de experimentación arquitectónica.
La localización de la UVP en la Quinta Normal de Agricultura pone de relieve las conexiones entre un proyecto residencial y un importante polo de innovación científica y cultural a nivel nacional. Este tradicional campo de experimentación agrícola se transformaría, a mediados de los años 50, en el laboratorio de un nuevo tipo de ensayos: la experimentación de nuevos sistemas de planificación urbana y de producción de viviendas económicas, experimentación que se estaba dando tanto en Santiago como en el resto del país. Nuevamente se puede aplicar para este sector de la capital el concepto de “oasis” pero esta vez referido a la estructura del proyecto que la oficina de Bresciani, Valdés, Castillo y Huidobro presentó a la Caja de Empleados Particulares. Este proyecto se podía considerar un oasis de experimentación arquitectónica, un laboratorio que daría origen a un paradigmático proyecto tanto para Chile como para el resto de América Latina. A la luz de estas consideraciones adquieren nuevo significado las palabras de Gorelik relacionadas a las quintas experimentales y los parques urbanos con su potencial modernizador, “experimentación de las últimas tecnologías y vidriera de los avances económicos y sociales,” 209 siendo, en este caso, una experimentación de tipo arquitectónico y urbano. Los proyectos que realizará la oficina en este lugar constituirían una vidriera de los avances económicos, sociales, político-institucionales, arquitectónicos y técnicos para Chile. Otro aspecto que potencia la condición de la Quinta Normal como campo de experimentación corresponde a la construcción, en 1957, en estos terrenos, de los nuevos establecimientos de la Universidad Técnica del Estado. El hecho de que se empezara el proyecto de la Universidad Técnica del Estado en los terrenos aledaños a los de la Unidad Vecinal Portales y, que en las actas de esta misma institución previas a la construcción del establecimiento se decidiera referirse a la nueva universidad con la expresión de “unidad universitaria” es, sin duda, llamativo. No hay pruebas de que la idea de denominar la universidad como una unidad universitaria 210 tenga relación con el proyecto de la unidad vecinal que se estaba proyectando en el sector,
209 Adrián Gorelik, op. cit., p. 68. 210 Catalina Jara, Innovaciones Tecnológicas en la Construcción del Espacio Moderno, Tesis de Magíster, PUC, 2009. El estudio de Catalina Jara pone en evidencia el hecho de que las Instituciones Universitarias se referían al nuevo campus con el nombre de unidad universitaria.
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pero sí es un hecho relevante el que, en un terreno en el cual era evidente una cierta unidad de tipo territorial y urbano, se piense la construcción de dos proyectos desarrollados por una misma oficina.
El nuevo establecimiento universitario se caracterizó por ser una universidad estatal cuyo enfoque era principalmente técnico, siguiendo la tradición de la Escuela de Artes y Oficios —que estaba ubicada en terrenos adyacentes a la Quinta—. Para darle el carácter tecnológico que la distingue, en el diseño los arquitectos utilizaron materiales como el acero y el vidrio, materiales de condición novedosa para la época en relación a este tipo de programas, mientras que limitaron el uso del hormigón armado. Esto la diferencia de la materialidad propuesta en la Unidad Vecinal Portales, en la cual el hormigón a la vista juega un rol protagónico y entrega al entorno ese carácter brutalista destacado en su momento por Reinher Banham.211
177 Anteproyecto de la Unidad Vecinal Portales y de la Universidad Técnica del Estado.
El campus se compone de edificios mayores y de pequeños pabellones de clases de escala doméstica. Estas estructuras están tejidas por un sistema de parrones y caminos perpendiculares que conforman un sistema. En su trabajo de investigación sobre la Universidad Técnica del Estado, Catalina Jara destaca de esta manera los desafíos inherentes al uso de materiales tan diversos en este conjunto universitario:
178 Edificio de Matemáticas de la UTE.
Aquí están presentes expresiones del hormigón armado, del vidrio, del acero e incluso del ladrillo prefabricado, todos ellos pensados, manipulados y distribuidos de manera estratégica, buscando ser una solución económica, optimizando el
211 Reyner Banham, The New Brutalism: Ethic or Aesthetic?, Londres, Architectural Press, 1966.
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tiempo de construcción y a la vez introduciendo nuevas materialidades.212
179 Cabecera poniente Matemáticas de la UTE.
del
edificio
de
Es así como en este entorno urbano bien definido se pueden apreciar distintos grados de experimentación. Hay una experimentación a nivel urbano, con la introducción de la primera unidad vecinal de la capital, otra a nivel tipológico, en el sentido que se conforma el proyecto utilizando tipos de agrupación residencial variada, y hay un intenso trabajo de experimentación tecnológica, entendiendo con ello el uso de nuevos materiales o de materiales pertenecientes a la tradición pero usados de manera novedosa.
212 Catalina Jara, op. cit., p. 177.
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3.6 La UVP en la Quinta: primeros pasos.
Que el proyecto de construir una unidad vecinal en los terrenos de la Quinta Normal de Agricultura constituyese un adelanto para el sector, cuyos efectos se habrían hecho sentir a escala metropolitana, estaba claro antes de que se emprendiese la iniciativa y de esta responsabilidad estaban conscientes tanto la Caja de Empleados Particulares, cuando el 13 de abril de 1955 compró los terrenos a la Universidad de Chile, como los mandantes —la misma Caja a través de las Sociedades EMPART 2, 3 y 4—, la Municipalidad de Santiago y, por último, los arquitectos que lograron plasmar un proyecto unitario y convencer a las Sociedades EMPART a construirlo.213 Para reconstruir este proceso es útil referirse a una serie de documentos que acompañan la aprobación del proyecto de la UVP. El primero de éstos es un documento fechado 9 de julio de 1956, dirigido por la oficina de Valdés, Castillo y Huidobro junto con Carlos Bresciani214 al Director de Obras Municipales de Santiago. En él los arquitectos expresan su voluntad de construir un “nuevo barrio” en los terrenos de la Quinta Normal de Agricultura ocupados en ese entonces “por los potreros de experimentación de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Chile.” 215 Para este terreno ellos proponían construir 23 bloques de 5, 6 y 7 pisos y 276 casas unifamiliares de uno y dos pisos. Además, proponían completar la construcción con la edificación de dos escuelas, un centro comercial, donde debían estar ubicadas las oficinas generales de la administración, 28 locales comerciales y un local para el mercado. Los arquitectos proponían mantener todo el arbolado existente y servir el sector con calles a nivel de suelo y otras hundidas para permitir a los peatones circular libremente. El terreno restante tenía que ser dedicado a jardines que serían mantenidos por la Caja de Empleados Particulares con lo proveniente del arriendo de los locales y de la zona comercial. Con fecha 1 de agosto de 1956, Osvaldo Buccicardi, Director de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, se dirigió al Director de Obras de Santiago, Alfredo Johnson, destacando que el proyecto presentado por los arquitectos
213 Según afirma Héctor Valdés, cada una de las Sociedades EMPART tenía un equipo de arquitectos que realizaban los proyectos que éstas se adjudicaban. En el caso de la UVP la oficina BVCH supo convencer a las otras empresas constructoras para realizar un solo proyecto para todo el terreno comprado por la Caja de Empleados Particulares. 214 Cabe destacar que este documento está firmado por Valdés, Castillo y Huidobro y por Bresciani. Esto, debido que a la fecha todavía no se había incorporado formalmente Carlos Bresciani a la oficina compuesta por los tres socios. 215 Dirección de Obras, Municipalidad de Estación Central, expediente Unidad Vecinal Portales, Caja 56 J.
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estaba conforme a lo establecido por el DFL nº224 de 1953, que establecía que las municipalidades podían autorizar a los particulares la apertura de vías o espacios públicos que no se contemplasen en el Plano Regulador, previo informe favorable de la Dirección de Arquitectura del MOP. En su análisis, previo a la aprobación de la propuesta, Osvaldo Buccicardi destaca dos aspectos importantes del proyecto de VCH y B. El primero se refiere al hecho de que las calles propuestas en el proyecto —que no estaban consultadas en el Plano Regulador— correspondían a aquellas existentes en la Quinta Normal. El segundo punto se refería al ensanchamiento de la calle Apóstol Santiago debido a que esa vía, en ese momento, se consideraba ya de carácter intercomunal. La apertura de nuevas calles no contempladas en el plano regulador, y el ensanchamiento de otras, que se transformarían en el futuro en autopistas urbanas,216 junto con la intención de mantener el arbolado existente, destinando el suelo dejado libre de construcciones a jardines y áreas peatonales, da cuenta de la complejidad de la iniciativa. Si bien no se está aún en presencia de la propuesta definitiva el proyecto, sometido a la aprobación de la Dirección de Arquitectura, muestra ya las consecuencias que su construcción significaría para el sector. Además hay que pensar que, para esta fecha, todavía no se había planificado la instalación, en los sectores aledaños al conjunto, de los establecimientos de la Universidad Técnica del Estado. Cuando ello ocurra, en 1957, la oficina BVCH estaría a la cabeza, proyectando una nueva pieza urbana de 55 hás. ubicada en una zona estratégica de la capital. El Director de Obras de Santiago escribe, el 13 de noviembre de 1956, a la Alcaldesa de la Municipalidad de Santiago y además de mencionar que el Ministerio de Obras Públicas ya había aprobado la creación de nuevas calles en el sector, comunica el hecho de que ese departamento estaba de acuerdo con el proyecto presentado, afirmando que: se considera la formación de este nuevo barrio, como un gran adelanto en el sector y […] que se podría autorizar la urbanización siempre que ella sea de exclusivo costo de sus propietarios.217 Sólo dos días después, en la sesión ordinaria nº 457 del 15 de noviembre, la alcaldesa María Prado de Molina aprueba el proyecto de construcción de la Unidad Vecinal Portales. Los arquitectos estaban conscientes, por su lado, del rol urbano representado por el sitio debido a su ubicación en la ciudad. Para la monografía que Braun218 publicó en Argentina en 1961, sobre la labor de la oficina, los autores
216 La calle Apóstol Santiago pasará a ser la avenida General Velásquez y, posteriormente, la Autopista Central. 217 Dirección de Obras, Municipalidad de Estación Central, ibid. 218 Ricardo Braun Menéndez, Bresciani, Valdés, Castillo, Huidobro, Buenos Aires, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas de la Universidad de Buenos Aires, 1962.
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del proyecto realizaron un esquema en el cual destacaron claramente aquellas características que definían el sitio como muy significativo. En ese diagrama mencionaron sólo aquellos elementos urbanos considerados vitales para el nuevo barrio residencial: la Universidad Técnica del Estado (nº3), el parque Quinta Normal (nº1), la Carretera Panamericana —la actual Autopista Central— (nº5), la Estación Central de Ferrocarriles del Estado (nº6), la Alameda (nº7) y el Barrio Cívico con el Palacio de la Moneda (8 y 9), el Parque Forestal (nº11) y la Estación Mapocho (nº10). Si bien los arquitectos no tuvieron la posibilidad de elegir el lugar donde proyectar el conjunto los elementos urbanos que ellos destacan aclaran la escala metropolitana que, para ellos, tenía el proyecto del nuevo barrio residencial y la importancia histórica y urbana del sitio comprado por la Caja de Empleados Particulares. Moscoso, en su trabajo publicado en 1968, a pocos años de finalizar las obras de construcción del conjunto —cuando la segunda etapa del mismo no había sido todavía recibida por la Municipalidad de Santiago— identifica también aquellas actividades, instalaciones de servicios y de transporte presentes en el sector. Estos datos enfatizan nuevamente la importancia estratégica de este sector para la capital y además sugieren la dinámica de relaciones que debió producirse entre el nuevo barrio residencial y la ciudad circundante.
180 Esquema, realizado por BVCH, de las relaciones entre el sitio de proyecto de la UVP y la ciudad.
Uno de los diagramas realizados por Moscoso demarca con un círculo segmentado el área de influencia del centro de la ciudad, ubicando a la UVP justo en ese límite y, con una línea blanca, la presencia de la carretera Panamericana, destacando con ello la privilegiada conectividad que tenía el sector. Además, el esquema muestra la presencia de una diversidad de programas considerados clave para el funcionamiento de una unidad vecinal (establecimientos de enseñanza primaria, secundaria y técnica, retén de Carabineros, hospitales e iglesias).
181 Esquema de localización de la Unidad Vecinal Portales en relación a los programas presentes en el sector en 1968.
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Se puede suponer que la Caja de Empleados Particulares, al momento de decidir urbanizar el sector de la Quinta estuviera al tanto de los factores que habrían de contribuir al bienestar de la población que habitaría en la Unidad Vecinal Portales. Si además se piensa que una de las principales labores del departamento técnico de la Caja de Empleados Particulares era la de definir los límites urbanos, dentro de los cuales podían actuar las Sociedades EMPART, queda de manifiesto el rol modernizador a nivel urbano que tuvo esta institución para el país y para Santiago. En el caso de la UVP y de la UTE, la actuación de BVCH en la Quinta Normal, resuelve el proyecto a escala urbana como un verdadero plan que, más allá de resolver los problemas específicos, propuso una solución unitaria para el sector. Los problemas de escala del conjunto y su localización hicieron presente, desde el comienzo, no sólo que las dimensiones urbanas de la propuesta obligaban a inscribirla en un plan, sino también que el conjunto, por su tamaño y localización, debía entenderse a una escala urbana mayor, incluso metropolitana.
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3.7 La morfología del parque y la génesis del proyecto: precisiones.
Una foto aérea del sector poniente de la capital, tomada durante un vuelo de 1954, muestra la condición de la Quinta Normal pocos meses antes de que se iniciaran las obras de la Unidad Vecinal Portales. La imagen muestra claramente la importancia que tenía, desde un punto de vista urbano, la Quinta Normal para el sector. Es evidente la dicotomía morfológica entre el damero tradicional de la ciudad, con sus cuadras de una hectárea de superficie aproximada, y las grandes islas verdes que caracterizaban a la Quinta Normal (se calcula que el promedio de cada uno de los lotes de la Quinta Normal era de alrededor de 12 hectáreas).
Es aquí, y específicamente en la parte sur-poniente de la estación experimental, antiguamente destinada a viñedos y huertas, donde se insertan los edificios de la Unidad Vecinal Portales. Las nuevas estructuras habitacionales, por el hecho de pertenecer a un sistema en el cual no estaba presente la grilla, se dispondrán con una lógica distinta a la de la ciudad
182 Sector poniente de Santiago en 1954. Grandes vacíos urbanos destacan en la ciudad regular.
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circundante.219 Un plano de Santiago, contenido en una publicación del Departamento de Tránsito de la Municipalidad de Santiago, de 1926, muestra claramente las condiciones del sitio, con sus calles, tal como lo encontraron los arquitectos al momento de empezar el proyecto. El particular proceso de conformación de la Quinta, a través de un proceso de agregación de lotes en sentido oriente-poniente, definió una estructura compuesta por dos áreas principales. Una al oriente de avenida Las Encinas (calle que se desarrolla en sentido norte-sur) que contenía el parque ornamental, y una al poniente de esta misma avenida que correspondía a la parte productiva. Junto con la definición de avenida Las Encinas se consolidó también el eje oriente-poniente de la Quinta: la avenida de la Exposición (actual avenida Portales).
183 Plano de la Quinta Normal de Agricultura en 1926.
184 y 185 Esquemas sobre la apertura de avenida La Exposición y conexión en sentido orienteponiente a través de la Quinta.
En 1915 el sector oriente de la Quinta Normal estaba dividido en dos partes por la avenida de la Exposición. El cuadrante al norte de esta avenida era parque ornamental (predio que permanecerá prácticamente sin variaciones hasta la actualidad), mientras que la parte al sur estaba destinada al cultivo de huertas y viñedos. En esa época la avenida de la Exposición remataba en avenida Las Encinas por lo que la Quinta Normal era un límite urbano claro que aislaba el centro de los barrios al poniente de ésta. Esta condición fue superada en 1926 con la prolongación de la avenida de la Exposición, lo que permitirá la continuidad entre los dos sectores de la ciudad atravesando los terrenos productivos de la Quinta. Así, la Quinta quedaba atravesada de oriente a poniente sólo por la avenida de La Exposición y estaba delimitada al sur por la avenida Sur (actual avenida El Belloto) y al norte por avenida Norte.
1919
1926
EXPOSICIÓN
LAS ENCINAS
LAS ENCINAS
EXPOSICIÓN
219 Este punto será analizado más adelante es este capítulo.
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En sentido norte-sur la Quinta estaba atravesada por tres avenidas y estaba delimitada al oriente por la avenida Matucana y al poniente por la avenida Poniente, paralela a la calle Apóstol Santiago. Las calles que la atravesaban en sentido norte-sur eran (de oriente a poniente): la avenida Le Feuvre y su prolongación Gran Avenida (actuales Las Sophoras y Las Palmas), la ya mencionada avenida Las Encinas y, por último, la avenida de Las Acacias. Limite de la Quinta Avenida Nor te
Avenida la Exposición
Avenida Sur
Avenida Matucana
Avenida Oriente
Avnida Le Feuvre
Avenida Las Encinas
Avenida Las Acacias
Avenida Apostol Santiago
Avenida Ecuador
186 Estructura urbana de las calles que atravesaban la Quinta Normal de Agricultura en 1926.
Lo anterior permite entender la estructura del sitio de proyecto producto de su especial génesis morfológica. Sin embargo, los estudios que se han realizado hasta este momento sobre la UVP presentan incongruencias con respecto a la conformación del terreno definitivo en el cual se construyó la obra. Este es uno de los muchos “mitos” que rodean la Unidad Vecinal Portales y que demuestran la dificultad de reconstruir la historia de una obra arquitectónica compleja como ésta. En estudios tan valiosos como los de Moscoso de 1968, el de Cárdenas de 1990 o el de Chateau de 2002, es posible encontrar imprecisiones al momento de establecer la dinámica de definición del sitio en el cual se construyó el proyecto definitivo. Moscoso muestra dos esquemas que dan cuenta del predio originalmente comprado por la Caja de Empleados Particulares, parte del cual será vendido a la Universidad Técnica del Estado. 193
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El primer dibujo muestra el predio de la Quinta destinado a la UVP. Éste, según Moscoso, se desarrollaba entre la calle Apóstol Santiago (actual General Velásquez) al poniente y la avenida Las Encinas al oriente. Según esta reconstrucción, el terreno destinado a la construcción de la UTE (Universidad Técnica del Estado, actual Universidad de Santiago) era aquél comprendido entre avenida Las Encinas al poniente y avenida Oriente al oriente.
187 y 188 Primero y segundo esquema realizados por Moscoso en su estudio.
En el segundo esquema Moscoso muestra cómo se transformó el terreno destinado a la construcción del conjunto. Ahora los predios destinados a la construcción de la unidad vecinal iban desde la calle Apóstol Santiago al poniente hasta avenida Oriente y avenida Sur, al sur. En este momento, entonces, la UVP se desarrollaba al norte de esta última, mientras que las instalaciones de la UTE se desarrollaban longitudinalmente por toda la extensión de la Quinta entre las avenidas Sur y Ecuador. La documentación a que esta investigación tuvo acceso permitió comprobar que el primer esquema de Moscoso presenta una conformación urbana que no calza ni con la primitiva ni con la definitiva estructura del terreno dedicado a la UVP; mientras que lo que para Moscoso es el sitio definitivo corresponde a lo que será el sitio para el primer proyecto de la Unidad Vecinal Portales. A pesar de estas imprecisiones, cabe destacar cómo las flechas dispuestas por Moscoso en sus esquemas dan cuenta de las relaciones entre la unidad vecinal y la ciudad circundante. La marca del primer esquema propone la relación de la obra con la parte de ciudad al poniente de la calle Apóstol Santiago. Esta condición nunca se consideró para el proyecto de la UVP por el hecho de que los arquitectos siempre pensaron relacionar, tanto visual como funcionalmente, esta unidad vecinal con la parte oriente de la ciudad. Esta condición, en cambio, está bien señalada por la flecha contenida en el segundo esquema de Moscoso. Cárdenas, quien en 1990 realiza el estudio La UVP: el disfuncionamiento de los espacios exteriores: un problema de diseño urbano, presenta otro esquema de propiedad del terreno en la primera etapa del proyecto. En este caso, el esquema se basa sobre una entrevista que la autora realizó a Héctor Valdés en 1988.
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189 y 190 Esquemas de Cárdenas. El achurado inclinado a la derecha corresponde a los terrenos de la UVP, mientras que el inclinado a la izquierda a los de la UTE.
Aquí, al igual que en el esquema de Moscoso, se preveía la construcción de la UVP en los predios comprendidos entre Apóstol Santiago y Las Encinas. Sin embargo, Cárdenas define de manera distinta a Moscoso los terrenos que le correspondían a la Universidad Técnica del Estado. Cárdenas sostiene que la UTE se desarrollaba desde Las Encinas hasta avenida Oriente y al norte la universidad llegaba hasta la avenida Portales. En el segundo esquema propuesto por Cárdenas, en cambio, se muestra por primera vez con precisión la estructura del sitio definitivo en el cual se construyó la UVP. Por otro lado, en su tesis El Espesor del Suelo Moderno: el problema de articular verticalmente grandes estratos horizontales en la UVP, Chateau propone la misma conformación del terreno que Cárdenas con la única diferencia que él atribuye a los terrenos de la UTE también el lote que se enfrentaba a avenida Matucana.220
191 y 192 Esquemas realizados por Francisco Chateau en su estudio.
220 Esta investigación no encontró ningún documento que mencionara que este terreno haya pertenecido en algún momento a la Universidad Técnica del Estado.
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El trabajo de archivo que se ha realizado para esta investigación ha permitido determinar con precisión los límites y deslindes de los lotes comprados y vendidos por la Caja de Empleados Particulares. Estos datos definen el sitio destinado al conjunto en la primera y segunda fase, es decir, antes y después de vender parte de los terrenos destinados al proyecto a la Universidad Técnica del Estado. Se considera importante definir con claridad estos límites ya que, a partir de éstos, se puede proponer un análisis detallado de las estrategias proyectuales y urbanas propuestas por los arquitectos. La escritura de compraventa entre la Caja de Empleados Particulares y los habitantes del conjunto hace referencia con precisión a los predios sobre los cuales se construyó. Las informaciones contenidas en este documento coinciden con la publicación realizada sobre la Quinta Normal en 1967. Estos datos han sido cruzados también con los planos que la oficina produjo para las distintas etapas del proyecto confirmando, ulteriormente, la hipótesis que se muestra a continuación. En la escritura se menciona lo siguiente: La Caja de Previsión de Empleados Particulares es dueña de los siguientes terrenos ubicados en la comuna de Santiago y que forman parte de la Quinta Normal de Agricultura: Primero. Lote “B” Praderas; Segundo. Lote “C” Huerto frutal; Tercero. Lote “E” Viñedos y Cuarto. Lote “J” Viñedos.221 El plano, que forma parte de la carpeta de antecedentes sobre la Unidad Vecinal Portales depositada en la Dirección de Obras de Estación Central, realizado por la oficina al momento de presentar el primer proyecto a la Municipalidad de Santiago, muestra claramente la presencia de cuatro lotes.
AVENIDA PORTALES
LOTE B
LOTE C
LOTE E LOTE J
193 Diagrama de los lotes que originalmente conformaban los terrenos destinados a la construccion del conjunto. El lote J será vendido a la UTE por parte de la Caja de EE. PP. LAS SOPHORAS
LAS ENCINAS
LAS ACACIAS
APOSTOL SANTIAGO
AVENIDA SUR
221 Escritura de compraventa, notaría de José Valdivieso Muñoz, en Santiago, 26 de septiembre de 1975.
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El lote nº 1 (correspondiente al lote B del documento de compraventa), deslindaba al oriente con la avenida Las Acacias; al poniente con la calle Apóstol Santiago; al norte con la avenida de la Exposición y al sur con la avenida Sur. El lote nº 2 (correspondiente al lote C del documento de compraventa) deslindaba al oriente con la avenida Las Encinas; al poniente con la avenida Las Acacias, al norte con la avenida de la Exposición y al Sur con la avenida Sur. El lote nº 3 (correspondiente al lote E) deslindaba al poniente con la avenida Las Encinas, al oriente con la avenida Las Sophoras (lo que antiguamente era la avenida Le Feuvre), al norte con otras propiedades (entre las cuales estaba la Casa de Moneda) y al sur con la avenida Sur. Por último, el lote nº 4 (correspondiente al lote J) comprado por la Caja de Empleados Particulares, y el que será vendido posteriormente a la Universidad Técnica del Estado, deslindaba al poniente con la avenida Las Sophoras, al oriente con avenida Oriente, al norte con otras propiedades de la Quinta Normal de Agricultura, y al sur con la avenida Sur. Si se cruza esta planimetría con otra contenida también en la carpeta de antecedentes de la Municipalidad de Estación Central, queda definitivamente establecida la conformación del sitio definitivo y se hace luz sobre el lote que fue vendido a la UTE. Este es el lote J ubicado en la parte sur-oriente de la Quinta y cuya dimensión era de 5,4 hás., aproximadamente. Los lotes de la parte poniente, aquellos incluidos entre la avenida Las Encinas y la calle Apóstol Santiago, se dibujan en este plano como un único gran predio de alrededor de dieciocho hectáreas de extensión. Este punto es fundamental y demuestra la voluntad de considerar el sitio de proyecto como un sistema compuesto por grandes islas peatonales en las cuales los habitantes pudiesen moverse libremente. De hecho, como se mostrará más adelante, la evolución del proyecto dejará intactas estas grandes islas incursionando en ellas sólo con calles de bajo tráfico a cul-de-sac.
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3.8 El primer proyecto de la UVP: pragmatismo, topografía y modus operandi.
La reconstrucción de la historia del proyecto de la UVP, en términos urbanos, es larga y compleja. En ella se cruzan intereses provenientes de distintos ámbitos: por un lado están las apuestas de los arquitectos que reflejan la ideología que en esos años impregnaba la disciplina y, por el otro, están los intereses de los mandantes que impusieron un cierto grado de pragmatismo al proyecto. En este complejo panorama, una de las tareas más complejas ha sido la de ordenar los documentos que muestran el desarrollo del proyecto. Desde las primeras propuestas, cartas, permisos y planimetrías correspondientes a la definición de la primera versión del proyecto de 1958, hasta la aprobación del proyecto modificado en 1961 después de que la Caja vendiera el lote J a la Universidad Técnica del Estado. El primer plano oficial encontrado corresponde al año 1955, y el último al año 1961. Durante estos seis años cambió el proyecto, cambiaron las condiciones del sitio, cambió la estructura institucional y la relación entre la Caja de Empleados Particulares y la CORVI. Por último, cambiaron también los estándares de las viviendas lo que llevó a modificaciones sustanciales del proyecto a nivel urbano pero, sobre todo, a nivel de los espacios residenciales. La evolución del proyecto, en cuanto se ha podido determinar, corresponde al proceso de perfeccionamiento de las estrategias urbanas propuestas, que intentaron adaptar el proyecto a la estructura morfológica y topográfica del lugar y, al mismo tiempo, a los requerimientos establecidos por los mandantes. En esto tuvieron un rol protagónico las características paisajísticas del lugar y las ideas sobre la unidad vecinal con su programa y su estructura básica. En el artículo dedicado a la UVP, publicado en el nº1 de la revista Chile Construye, de 1961, se describen las principales características de la obra y se indican las estrategias proyectuales que siguieron los arquitectos para definir el proyecto. En primera instancia se introduce la obra desde un punto de vista urbano y se destaca el hecho de que se construye “en los terrenos de la antigua Quinta Normal de Agricultura […] emplazada en una situación céntrica de la ciudad de Santiago, y que es desde comienzo de siglo, en parte importante, un lugar de esparcimiento general.” 222 La estrategia proyectual constaba de tres operaciones: la primera se refería a la “ampliación” de la zona destinada a parque público. Para efectuar esta
222 Chile Construye 1 (octubre 1961), p. 15.
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operación se previeron demoliciones de antiguos edificios y una faja de viviendas de un piso que encerraban el parque hacia el norte. La segunda se relacionaba con la construcción de la Unidad Vecinal Portales “en forma tal que sus áreas sean la prolongación del mismo parque y tengan el carácter de públicas,” 223 todo en una superficie de 31,6 hás. La última operación era la edificación de la Universidad Técnica del Estado (actual Universidad de Santiago) relacionando las nuevas edificaciones con las antiguas, las que habrían sido a propósito refaccionadas.
En esta maqueta, fotografiada por Antonio Quintana y correspondiente a la primera propuesta para la UVP, se aprecian las intenciones de los arquitectos. Sobre todo la segunda operación antes mencionada, de aumentar las hectáreas de parque ornamental, está claramente expresada en la materialidad utilizada para mostrar las áreas verdes presentes en el sector. Toda la Quinta se representa, en primer piso, como una gran área verde, con la arborización original que se desprende desde la parte norte del parque y se inserta entre los bloques residenciales.
194 Maqueta del primer proyecto de la UVP.
Entre los documentos presentes tanto en el Fondo Documental BVCH224 como aquellos depositados en la Dirección de Obras de Estación Central, se han
223 ibid., p. 16. 224 El Fondo Documental BVCH pertenece al Archivo de Originales del Centro de Información y Documentación Sergio Larraín García-Moreno (CID-FADEU) de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
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podido encontrar varios planos a escala 1:1.000 que muestran la evolución, desde el punto de vista urbano, del proyecto. La primera versión está fechada 27 de julio de 1955 y, a pesar de ser el primer documento oficial del proyecto, muestra ya la estructura urbana del conjunto. Entre este plano y el aprobado, primero por la CORVI el 20 de enero de 1956 y después por la Municipalidad de Santiago el 15 de noviembre del mismo año, no aparecieron modificaciones sustantivas con respecto a la disposición de los bloques residenciales, a la disposición de las viviendas de uno y dos pisos, al trazado de las calles principales y secundarias o a la definición del área de equipamiento en el sector central de la UVP.
195 Plano del 27 de julio de 1955.
La versión fechada 16 de agosto de 1956 presenta el mismo proyecto que la anterior, sólo que en este caso, las técnicas de representación permiten una comprensión más profunda del proyecto propuesto. El plano de agosto muestra la estructura urbana del nuevo barrio residencial. En este momento el lote número cuatro de la parte oriente todavía formaba parte del proyecto, que se componía de 23 bloques residenciales de 5, 6 y 7 pisos y 276 casas unifamiliares de 1 y 2 pisos, más dos escuelas básicas, un mercado y un centro cívico. Las cotas, en este plano, están bien marcadas y evidenciadas dando cuenta de que el desnivel entre el extremo oriente y el poniente del terreno jugó un rol en la configuración del proyecto tal como se lo conoce hoy en día. La pendiente entre la zona central del conjunto y la parte poniente del mismo genera un desnivel de aproximadamente tres metros. Esto permitió, gracias a la construcción de un sistema de pasarelas elevadas que avanzaban
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horizontalmente desde la parte central de la unidad vecinal, alcanzar en el sector poniente una altura de 5,6 metros, correspondientes al tercer piso de los bloques 1 y 2.
Esta decisión proyectual fue motivada por dos factores: el primero era la normativa (la Ley Pereira) que establecía que un edificio de viviendas económicas no podía tener más de cinco pisos o, en sustitución, 13 metros de altura.
196 Plano del 16 de agosto de 1956.
197 Corte esquemático de la propuesta publicado en la revista Chile Construye de 1961.
El segundo respondía a la decisión de disponer los bloques de mayor altura en los lados sur y poniente de manera tal de delimitar el espacio destinado a la unidad vecinal y orientar los edificios y todo el conjunto hacia la cordillera de los Andes . Además, esta decisión permitió alcanzar la densidad necesaria para lograr el número de viviendas establecido por la Caja y, al mismo tiempo, liberar espacio en primer piso para destinarlo a áreas verdes. 201
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Fueron las condiciones topográficas del sitio las que permitieron conjugar las decisiones proyectuales con los requerimientos de los mandantes respetando las restricciones impuestas por la ley. El sistema de pasarelas elevadas que cruza todo el sector poniente de la obra, una infraestructura proyectada para poder justificar la construcción de un edificio de siete pisos, tuvo mucho éxito y fue utilizado ampliamente por los habitantes.225 Las dos versiones presentadas hasta aquí tienen varios aspectos en común: el dibujo de la arborización existente en el sitio —correspondiente a los árboles existentes en el sitio de proyecto y pertenecientes a la antigua Quinta Normal— el trazado de las calles vehiculares, el proyecto de los jardines y la estructura de los caminos peatonales que atraviesan todo el conjunto comunicando las varias partes del mismo.
198 Las pasarelas elevadas en el sector poniente de la UVP.
199 Estructura de la UVP según el primer proyecto de 1955.
Cada uno de estos elementos, que será analizado en destalle más adelante, se puede considerar como parte estructurante del modelo urbano propuesto para la UVP y cada uno de ellos será modificado y perfeccionado en las distintas etapas del proyecto.
Con respecto a la disposición de los bloques dentro del sitio se dispusieron, en su mayoría, en sentido norte-sur para aprovechar a pleno el asoleamiento. Aquellos bloques del borde sur frente a la avenida El Belloto (antigua avenida Sur), por el hecho de desarrollarse en sentido oriente-poniente, con orientación desfavorable, tenían una crujía más angosta que los otros lo que permitía el ingreso de sol hacia el interior de los departamentos.
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Es probable que la disposición de los bloques dentro del sitio, además de todos los motivos vistos hasta ahora, sea parte de un modus operandi que la oficina había experimentado ya en el proyecto del conjunto Matta-Viel, construido en Santiago sólo un año antes que se empezara el proyecto de la UVP. Respecto al conjunto Matta-Viel, Fernando Pérez afirma “el partido adoptado —en peineta— plantea la apertura del conjunto hacia el parque vecino.” 226 AVENIDA SUR
200 El espacio del conjunto está contenido por los bloques largos, que conforman una barrera al sur y al poniente.
Esta estructura urbana, y sobre todo la relación con el parque situado al frente, constituye un referente directo usado al proyectar el tejido urbano de la UVP. De hecho, en ella los edificios se disponen perpendiculares a la
225 Estas estructuras serán estudiadas en detalle en el capítulo 4 de esta tesis. 226 Fernando Pérez Oyarzun, Bresciani Valdés Castillo Huidobro, Santiago, ARQ, p. 38.
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avenida Portales permitiendo que la ampliación del parque ornamental, que los arquitectos habían propuesto para todo el sector, penetrara dentro del nuevo barrio residencial.
En estos dos proyectos se le otorgó un papel relevante a los parques colindantes. En Matta-Viel y en la UVP los arquitectos evitaron edificar frente a la calle, con edificios de fachada continua, de modo de impedir que algunos departamentos tuvieran una vista privilegiada del parque y, al mismo tiempo, crearan una barrera física y visual entre el resto del conjunto y el parque. En ambos casos la “peineta” mencionada por Pérez permite la abolición de cualquier límite físico o visual entre las áreas verdes y las estructuras residenciales, permitiendo que el verde entrara física y visualmente dentro el conjunto y que, a su vez, desde los interiores de las viviendas se percibiera la extensión de los parques colindantes.
201 Esta imagen muestra la relación visual entre el interior del conjunto Matta-Viel y el Parque O’Higgins.
Por otro lado, el modus operandi de la oficina se reconoce en otro aspecto común a varios proyectos contemporáneos. Tanto en el conjunto Estadio de Arica como en la UVP e inclusive en la UTE (que presenta esta característica aún no tratándose de un proyecto residencial), los bloques y edificios de escala mayor conforman espacios de escala menor que, a su vez, contienen elementos interiores de tamaño doméstico. En el conjunto Estadio los bloques mayores, que van de los 4 a los 6 pisos, se disponen en la parte externa del sitio conformando una gran plaza central ocupada con casas de un piso y casas patio. En este proyecto no todos los bloques siguen la orientación favorable norte-sur, sino que se disponen en diagonal, permitiendo que siempre se tenga una vista hacia el interior del conjunto desde las calles circundantes hacia el lugar en el cual se encuentran las casas. En este caso, la disposición de los edificios mayores parece seguir un patrón de permeabilidad visual más que solamente un planteamiento funcionalista. 203
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202 y 203 Permeabilidad visual en el conjunto Estadio de Arica en relación al sector urbano en el cual se ubica.
En la Unidad Vecinal Portales este esquema se replica. Los bloques se separan y traslapan de manera tal de constituir numerosas plazas menores, en las cuales se emplazan las viviendas de uno y dos pisos. Esta particular estructura logra conformar espacios de una escala doméstica: en el interior de las plazas se pierde la percepción de estar en un conjunto de viviendas de 31 hás. y 11.000 personas para, en cambio, sentirse contenido en un patio de una casa unifamiliar.
204 Vista del bloque 2 desde la cabecera del bloque 1. La separación entre los volumenes dejar fugar la vista y abre el espacio.
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La capacidad de conformar espacios de escala doméstica en proyectos de grandes dimensiones encuentra su mayor desarrollo en el proyecto para la UTE. Aquí, largos edificios que contienen la rectoría y las facultades dividen el sector oriente del campus en dos partes. En estos dos sectores se emplazan las salas de clases que corresponden, principalmente, a dos tipos: el primero, y más numeroso, está compuesto por pequeños edificios cuya dimensión y forma es muy parecida a la de una casa unifamiliar; el segundo, en tanto, por volúmenes irregulares que presentan un nivel de investigación estructural y morfológica elevada. En la UTE la plasticidad de los edificios mayores se alterna con la dimensión humana de las salas de clases.
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205, 206 y 207 Imágenes de los jardines de la UVP. La relación entre las casas de uno y dos pisos y los espacios comunitarios es de absoluta transparencia.
208 En las instalaciones de la UTE los espacio restringidos y cubiertos se alternan con áreas libres de construcciones y abiertas.
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Si se considera, por ejemplo, el trazado urbano que está a la base de las propuestas para a UVP y la UTE se nota cómo el principio utilizado para ubicar los bloques mayores en el espacio es el mismo en los dos casos. Tanto en el primero como en el segundo largos, bloques puestos en “L” encierran y delimitan áreas internas a las macro-manzanas en las cuales se ubican edificaciones de tamaño menor.
209 Proyecto preliminar de la UTE en el cual ya se aprecia la estructura urbana del proyecto; la alternancia de espacios amplios y reducidos y el sistema de parrones que une las salas de clases.
Si se considera el sistema de pasarelas peatonales y caminos en la UVP y el sistema de pérgolas de la UTE, se puede establecer una relación que responde al problema de relacionar y unir, en el espacio, edificios, estructuras y programas distintos. El sistema urbano compuesto por edificios traslapados aumenta sensiblemente el campo visual del usuario que vive o transita por esos lugares. Tanto en la UVP como en la UTE —e incluso en el conjunto Estadio—, esta particular conformación espacial y urbana entrega una cierta profundidad de campo, proporcionando una sensación de amplitud y libertad, y logrando conformar, al mismo tiempo, lugares más pequeños aptos para las funciones menores que albergan. Este aspecto es particularmente notorio en las fotografías realizadas por René Combeau y Luis Ladrón de Guevara, a quienes se encargó en repetidas ocasiones, retratar las obras de la oficina. En estas fotografías, que por lo demás son tomadas desde las pasarelas elevadas que permitían dominar el espacio, se presentan visiones globales en las cuales la naturaleza y la geografía expresan espacios más privados y restringidos donde todo parece estar pensado y construido a escala humana.
MANZANA 100x100
210 El Sistema de áreas verdes entre los bloques es asimilables por dimensiones a una cuadra de la ciudad tradicional .
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Esta alternancia de espacios mayores abiertos y espacios domésticos más contenidos se potencia en la UVP encontrando quizás su máxima expresión. Aquí, los bloques residenciales contenidos entre la avenida Las Sophoras y los bloques 1 y 2, que se desarrollan en sentido norte-sur, miden alrededor de
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cien metros de largo227 y están separados entre sí por cien metros. En estos espacios vacíos, asimilables a manzanas verdes, los arquitectos proyectaron un sistema de viviendas de uno y dos pisos dispuesto de manera tal de constituir, en esta versión,228 diecisiete plazas de escala doméstica mayormente controlables por los habitantes.229 Esto permite dar cuenta de que, al planificar la estructura urbana de la UVP, se entremezclaron criterios propios del urbanismo que se había impuesto en algunos de los CIAM, con alusiones a la ciudad tradicional y un esfuerzo de inserción en el contexto circundante. En el caso de la UVP se aprecia una racionalidad modificada que se adapta a las condiciones propias del lugar y da paso a un proceso de adaptación múltiple: a las necesidades de los mandantes, a los desafíos propios de un credo arquitectónico, a los trazados existentes en el sitio y a los patrones urbanos de la ciudad existente, demostrando con ello un alto grado de sensibilidad histórica y espacial.230
211 Imagen que muestra el sistema de pasarelas que atraviesa los bloques residenciales y pasa por encima de las casas.
227 La medida de los bloques es de 94,27 metros. 228 El número de plazas disminuirá a 15 con la venta del sector oriente de la UVP a la UTE. 229 La inclusión de viviendas en primer piso ha sido definida como un aspecto contradictorio en el “Informe crítico de la obra Unidad Vecinal Portales” que Humberto Eliash realizó en 1985. Sin embargo, esa decisión permitió, por un lado, ofrecer una gran diversidad de viviendas con el fin de satisfacer las necesidades de los distintos núcleos familiares —tema muy importante para la Caja de Empleados Particulares—, y por otro logró formular espacios públicos más reducidos que otorgan al lugar, a pesar de su gran extensión, una condición de jardín privado doméstico acogedor y tranquilo. 230 Estas consideraciones pueden abrir paso a nuevas interpretaciones sobre el urbanismo moderno que por mucho tiempo ha sido apuntado como el responsable de destruir los valores de la ciudad tradicional.
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3.9 Hacia el proyecto definitivo: perfilamiento de las estrategias. Entre la versión del proyecto de 1956 y la definitiva de 1961 se han registrado múltiples variantes, algunas de las cuales merecen ser analizadas en detalle. Existe un plano, de fecha desconocida pero probablemente realizado entre 1956 y 1959, que presenta un estado intermedio entre la primera versión y el proyecto definitivamente construido.
212 Plano de la propuesta intermedia del proyecto (sin fecha).
La primera modificación importante que se aprecia es la inclusión en el cuarto sector de la UVP de las instalaciones de la UTE. El proyecto del campus aquí representado corresponde, sin embargo, a una versión previa a la definitiva.
213 Maqueta de la UVP con propuesta de UTE en el lote J.
En esta etapa se redujo el número de bloques residenciales de 23 a 19 y también el número de las viviendas de 276 a 244. Otro elemento que desaparece es el jardín infantil de la parte oriente de la UVP que se ubicaba en el predio vendido a la UTE. 208
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Este plano presenta, además, la apertura de una calle casi paralela a avenida Portales (ex avenida Exposición) que, cruzando toda la parte norte del predio de la UTE, conectaba el equipamiento central con la avenida Matucana. Aparte de estas modificaciones el trazado de las calles vehiculares a cul de sac, que incursionaban en las grandes islas peatonales, permanece sin variaciones. Tampoco cambia el proyecto de los recorridos peatonales que distribuía el movimiento de los habitantes, ni la estructura de las pasarelas elevadas que se desprendían de la parte central del conjunto hasta llegar a los bloques 1 y 2 de la parte poniente.
214 Relaciones entre el sistema vial y las estructuras residenciales en la segunda propuesta de anteproyecto.
215 Estructura urbana de proyecto en esta fase.
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Uno de los planos que mejor muestra la situación global del plan que se estaba proponiendo es aquél en el que se presenta el proyecto de la UVP en conjunto con el proyecto de la UTE y con el predio completo de la Quinta Normal, todo inserto en un mismo contexto inmediato. Este plano ha tenido gran difusión lo que atestigua la importancia que se le concedió en la historiografía. Por sus características merece ser analizado en detalle. El sector de la Quinta Normal está delimitado por el trazado de las principales calles vehiculares. Entre éstas se aprecia la avenida Matucana al oriente y la Carretera Panamericana al poniente. La Carretera Panamericana, lo que era antiguamente la calle Apóstol Santiago y que será, sucesivamente, la avenida General Velásquez y la Autopista Central, tiene un ancho mayor en correspondencia con la UVP y se vuelve a estrechar después del sector ocupado por el conjunto. Esto se debe a que una de las medidas que fueron presentadas al momento de aprobar el proyecto de la UVP era el ensanchamiento de la calle Apóstol Santiago que, ya en ese entonces, estaba considerada como una arteria de escala metropolitana. Con respecto al trazado de las arborizaciones, al igual que en la maqueta descrita anteriormente, las avenidas principales que atravesaban el parque en sentido norte-sur eran arboladas y delimitaban los grandes predios consolidados de la Quinta. El rol de los árboles es fundamental: a la vez que subdividen los lotes del proyecto, definiendo las macro-manzanas peatonales, proponen continuidad entre el nuevo proyecto y la parte de parque ornamental. El proyecto de la Universidad Técnica del Estado se muestra en una de sus versiones más completas. La parte de universidad que se desarrollaba al sur de avenida Sur incluía la remodelación de la antigua Escuela de Artes y Oficios, la construcción del complejo deportivo, nuevos edificios para los laboratorios y la construcción de un sector central comunitario. Las relaciones entre esta parte del campus y la UVP son prácticamente nulas y eso se debe, probablemente, a que los bloques de la UVP que se enfrentaban a la avenida Sur constituían un muro que impedía la relación entre el sector central del conjunto con el equipamiento universitario. La parte del proyecto de la universidad que fue efectivamente realizado, en cambio, se ubicaba al oriente de la avenida Las Sophoras y presenta relaciones más directas con las estructuras del conjunto. Algunas de éstas fueron expuestas en las páginas anteriores a las que se agrega la relación entre algunos de los recorridos peatonales techados, que atraviesan la universidad en sentido oriente poniente, con la prolongación de la avenida Norte, presente en la UVP, y el camino peatonal que define el Paseo Oriente del conjunto. Además de ello, las viviendas para los profesores que se proyectaron en el sector norte del campus, hacia la avenida Portales, tienen la misma volumetría y disposición que tenían las viviendas unifamiliares dentro de la UVP.
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216 Propuesta intermedia de la UVP y de la UTE. En este plano destaca la relaci贸n entre la Quinta y la UVP. La arborizaci贸n es un elemento unificador.
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217 Proyecto definitivo de la UVP, 1961.
De esta serie de versiones la que merece ser analizada con mayor profundidad es la que se aprueba en 1961, una vez que se aprobó el DFL nº 2 y que la CORVI absorbió en su interior los departamentos técnicos de la Caja de Empleados Particulares.
La versión del proyecto presentada en este plano, fechado 13 de septiembre de 1961, es la que determina la estructura definitiva del proyecto de la UVP. Hay que considerar que para esta fecha la parte poniente de la obra, aquella contenida entre la avenida Las Encinas y la calle Apóstol Santiago, ya había sido construida casi en su totalidad.
218 y 219 Modificación del sector sur-poniente entre el proyecto de 1955 y el definitivo de 1961.
Son varios los puntos que muestran el proceso de adaptación del proyecto a las nuevas condiciones del sitio y de los mandantes. La primera modificación corresponde a la conformación de los bloques residenciales. El Bloque 3, que en los proyectos anteriores excedía los trescientos metros de largo y pasaba por encima de las avenidas Las Encinas y Las Acacias, aparece más corto y en el terreno dejado libre por esta operación se dispone una hilera de casas de dos pisos sobre las cuales corre la pasarela que conecta este nuevo bloque con el bloque 2. Por otro lado, el bloque 19, que se enfrenta a la avenida El Belloto, se alarga ocupando el espacio dejado vacío por la supresión de los bloques que anteriormente se encontraban en el cuarto lote vendido a la UTE. En general, todos los bloques del sector oriente de la UVP, que fueron construidos por la CORVI, presentan una crujía más angosta que aquellos construidos por la Caja, y en ellos los estándares aplicados a las viviendas
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son sensiblemente menores.231 Además de construirse con otros estándares, los bloques construidos por la CORVI presentan una estética distinta a los que había construido la Caja. En éstos desaparecen las loggias, los balcones, y los ventanales de piso a cielo, las fachadas pierden transparencia y color al no utilizarse las persianas azules y amarillas que se emplearon en la primera etapa. Otra modificación sustancial se refiere a la variedad de tipos de departamentos que, en este sector, es menor que en la parte de conjunto construida en la primera etapa.232 El número total de viviendas llegó a 302, contra las 276 de la primera versión. Para lograrlo, los arquitectos proyectaron dos grupos de viviendas frente a la avenida Norte la que se extendía entre las avenidas Las Encinas y Las Sophoras. La ubicación de estas viviendas hizo que el sector oriente de la Villa Portales se presente mucho más cerrado hacia el exterior que el sector poniente. De hecho, como se mostró anteriormente, si se presta atención a la disposición de los bloques y de las viviendas construidas en la primera etapa, sobre todo a aquellos que se enfrentan a la avenida Portales, se puede notar cómo la dirección propuesta tanto para los bloques como para las viviendas, permite que el conjunto, en ese sector, sea permeable visual y físicamente cumpliendo, de esa manera, con la idea de plan que preveía la prolongación del parque en los terrenos del conjunto.
220 Estructura urbana del proyecto definitivo de 1961.
231 Moscoso hace el cálculo de que el estándar de la superficie de las viviendas cambió, entre el sector poniente y el oriente, desde 17,5 a 13 m² por cama. 232 Estos aspectos serán analizados con detalle en el capítulo 4 de esta tesis.
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En esta última versión cobra mayor fuerza el sistema de pasarelas elevadas no tanto en el sentido de que aumenten los metros de extensión del mismo, sino por el hecho de que los metros de pasarelas a cielo abierto son mayores que en las versiones anteriores. Esto demostraría que esta infraestructura jugó un rol indispensable para el funcionamiento de la UVP tanto desde un punto de vista funcional como normativo. Las últimas modificaciones al proyecto, que se presentan a continuación, se inscriben en una temática común: se trata del proyecto de suelo entendido como la estructura de calles, recorridos peatonales y áreas verdes. La primera de estas modificaciones corresponde a la absoluta desaparición, en el sector oriente, de las calles a cul-de-sac que incursionaban en las islas peatonales. Este punto se considera relevante también desde un punto de vista disciplinar ya que con esta medida se radicalizaron profundamente las macro-manzanas peatonales constituyendo un manto verde que debiera haber albergado los bloques y las viviendas.
221 Esquemas comparativos de la relación entre las estructuras residenciales y la estructura urbana en los tres proyectos presentados.
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Consecuencia directa de esta medida fue el hecho de que, en esta última versión, el sistema de caminos peatonales se densificó llegando a servir a cada una de las viviendas y los departamentos situados en primer piso.
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Las transformaciones aportadas al proyecto, desde la primera versi贸n a la definitiva de 1961, demuestran una particular actitud por parte de los arquitectos. La 煤ltima versi贸n manifiesta la voluntad de radicalizar ciertos temas explorados en el primer proyecto, como por ejemplo el trazado de los caminos peatonales y el hecho de hacer desaparecer las calles cul-de-sac desde las macro-manzanas. La coherencia con la cual esto se lleva a cabo hace que las modificaciones al proyecto se lean como una soluci贸n de continuidad a las ideas urbanas planteadas en el primer proyecto de 1955.
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3.10 Paisajismo y memoria urbana del lugar: las áreas verdes en la UVP.
Las áreas verdes que conforman y caracterizan a la UVP constituyen uno de los puntos con los cuales se constituyó la valorización del parque ornamental existente. La relación entre las estructuras residenciales y las áreas verdes tiene una procedencia teórica conocida que se ha analizado al principio de este capítulo. Su concreción como proyecto se debió a que ella fue asumida como válida, no sólo por los arquitectos sino también, por las instituciones que promovían y financiaban la construcción de conjuntos habitacionales y nuevas unidades vecinales.
222 Las áreas verdes de la Unidad Vecinal Providencia.
En Chile existen pruebas de ello en las múltiples urbanizaciones construidas en todo el país en el mismo periodo. Pero en los casos considerados contemporáneos a la UVP, como la Unidad Vecinal Providencia, la Villa Olímpica o la Villa Frei (esta última algo posterior), se puede apreciar cómo este tema constituyó una constante en Santiago. En el proyecto de la Unidad Vecinal Providencia, por ejemplo, situada en un barrio que a finales de 1950 era quizás uno de los más importantes de la capital, se destinó la mayor parte del suelo disponible para la creación de un gran parque de carácter público en el cual situar los bloques residenciales. Para lograrlo se propuso una elevada densidad habitacional (alrededor de 647 habitantes por hectárea).233 En la actualidad, la fuerza y radicalidad de estas decisiones se percibe aún con gran potencia y este espacio urbano presenta características únicas para el sector en el cual se encuentra. Otro caso emblemático lo constituye la Villa Presidente Frei, proyectada en 1965 por los arquitectos H. Larraín, O. Larraín y D. Balmaceda. Ubicado al interior de una antigua chacra —y, en este aspecto, un caso muy parecido a la UVP—, el conjunto presenta, en su parte norte, ocupada por bloques residenciales y torres de viviendas, una ocupación de suelo muy baja (inclusive inferior a la que se usó en la UVP) de 320 personas por hectárea. De hecho, actualmente, el eje central se encuentra en buen estado y constituye un parque muy utilizado por la comunidad de la Villa y de todo el sector. A la luz de estas consideraciones, el aforismo de la Carta de Atenas, presentado en el primer capítulo de esta tesis, sobre los nuevos barrios residenciales que se debían emplazar en lugares privilegiados desde un punto de vista de su localización y en los cuales se pudiesen explotar provechosamente la
233 Casi llegando al límite de 700 establecido por la Ordenanza de Urbanizaciones Económicas.
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topografía, el clima, el asoleamiento y las superficies verdes, cobra una nueva relevancia. De las 31 hectáreas que conforman la UVP sólo el 20% está ocupado por edificios mientras que el resto de la superficie está ocupada por calles, avenidas, caminos peatonales y lo que debían ser áreas verdes.234 Una gran porción de las áreas verdes de la unidad vecinal estaba constituida por dos grandes paseos peatonales que dividían el conjunto en cuatro cuadrantes. El primer paseo se desarrollaba en sentido norte-sur a lo largo de la avenida Las Encinas. Este gran eje verde debía separar los sectores oriente y poniente de la UVP y, en él, debían estar ubicados los servicios para la comunidad como el supermercado, la iglesia, la sala de reuniones comunitarias, los locales comerciales y el teatro, entre otros.
El segundo paseo peatonal proyectado se desarrollaba en sentido orienteponiente. La parte oriente del mismo se debería haber ubicado entre los bloques que fueron construidos en la segunda etapa por la CORVI. La parte poniente, en cambio, se desarrollaba desde el centro de la UVP, en correspondencia con el centro cívico, hasta la calle Apóstol Santiago, enfrentándose a los bloques 1 y 2.
Locales comerciales
Las dificultades inherentes a la construcción del conjunto, que serán analizadas en el próximo capítulo, hicieron que el Paseo Central nunca se ejecutara tal como había sido proyectado dejando incompleto el proyecto original. Es así que el lugar estratégico del conjunto, aquel en el cual se debía desarrollar la vida pública de los residentes, dejó de ser una oportunidad para convertirse en un lugar degradado, una “tierra de nadie” que, en la actualidad, es usada para estacionamientos informales.
223 Histogramas de la densidad en las principales unidades vecinales de Santiago.
Paseo Poniente Plaza Mayor
Paseo Oriente Paseo Central
La otra función del Paseo Central que se desarrollaba entre las avenidas Portales y Sur era la de constituir el acceso principal a la unidad vecinal. Este paseo había sido pensado como una extensión del parque de la Quinta Normal, el que, según lo que proponían los arquitectos en el proyecto, debía fusionarse con el conjunto. La idea de los arquitectos era aprovechar la arborización existente en el sitio implementándola con jardines y prados y, de esta manera, conformar un paseo parecido a los que caracterizan —aún hoy— el parque de la Quinta Normal.
224 Esquema de los paseos al interior de la UVP.
Los dos tramos del Paseo Oriente-poniente remataban en el Centro Cívico o Plaza Central y allí se deberían haber juntado con el Paseo Central. El Paseo Poniente, por el hecho de ubicarse en los sectores uno y dos, aquellos que fueron construidos a partir de 1958 por la Caja de Empleados Particulares, logró ser construido. La Caja, después de la construcción del conjunto, se hizo cargo también de la mantención de las áreas verdes de la UVP, consolidando en esos primeros años la estructura de los jardines al interior del conjunto.
234 El proyecto de las áreas verdes, sobre todo los dos grandes paseos en el interior de la UVP, no se ejecutaron tal como habían sido proyectados.
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225 Imagen áerea de la UVP en 1980.
La imagen satelital, tomada en 1980, muestra el Paseo Poniente aún con una abundante cantidad de prados y jardines en relación a lo que había sido proyectado originalmente. De hecho, si se compara la fotografía con el trazado propuesto en el proyecto se nota una correspondencia casi completa.
226 y 227 Imagen de las áreas verdes en el sector sur-poniente de la UVP en relación a la propuesta del proyecto definitivo. Entre las imágenes hay congruencia.
Por otro lado, en el sector oriente, aquél incluido entre los sectores tres y cuatro construidos en la segunda etapa a partir de 1964 por la CORVI —institución que, a diferencia de la Caja de EE.PP. no se hizo cargo de la construcción y mantención de los jardines—, las áreas verdes son muy limitadas en relación a lo proyectado y priman los sitios eriazos por sobre los prados.
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228 y 229 Las áreas verdes en la segunda etapa no se concretaron tal como muestra la imagen del proyecto definitivo.
Es oportuno, en el caso de la UVP, afirmar que el proyecto de las áreas verdes es un item clave en el proyecto y que la estructura orgánica del trazado de los jardines proyectados contrasta con la racionalidad que define la disposición de los bloques y las viviendas. Asimismo, en este caso, un papel relevante lo juega la arborización existente. Una fotografía de Combeau muestra un abedul existente en el sitio que encuentra un lugar en una de las pasarelas elevadas. Al construir la losa de la pasarela se incluyó el árbol, dejándole además el espacio para crecer. Si, por un lado, este ejemplo puede parecer anecdótico, por otro tiene un cierto valor simbólico. En cierto sentido, es la demostración de la importancia que tenían los antiguos árboles de la Quinta Normal para los arquitectos en la conformación del conjunto arquitectónico.
Si desde un punto de vista arquitectónico existe una relación dialéctica entre los bloque residenciales de mayor tamaño y las viviendas unifamiliares que se ubican entre ellos, también desde un punto de vista paisajístico se replica esta condición. Los paseos, al igual que los bloques, tienen una escala urbana
230 Árbol incorporado en la pasarela que unía el bloque 3 con el bloque 2.
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y las plazuelas, al igual que las casas unifamiliares, tienen una escala más bien doméstica. Estas pequeñas plazas —15 en total— llevan los nombres de algunas de las principales especies de árboles frutales presentes en el sitio antes de la construcción del conjunto, constituyen lugares a disposición de toda la comunidad y, por sus dimensiones, conforman espacios íntimos dentro de un conjunto de 31 hectáreas de extensión. El primer proyecto tenía prevista la construcción de 17 plazuelas, dos de las cuales desaparecieron cuando la Caja de Empleados particulares vendió la parte oriente del terreno a la Universidad Técnica del Estado. En el primer sector se cuentan 5 plazuelas: del Ciruelo, de los Manzanos, del Peral, del Nogal y de los Sauces. Entre éstas cinco y las del segundo sector se encuentra el paseo poniente, que divide la parte poniente de la UVP en dos partes. En el segundo sector se encuentran otras 5 plazuelas: de los Plátanos, del Peumo, de los Duraznos, del Jacarandá y de los Cerezos.
231 Esquema de la estructura de las plazuelas y su ubicación en el espacio.
232 Vista de la plazuela “El Peumo.” Se aprecian las copas de los árboles presentes en el sitio y las cubiertas de las casas con vegetación.
En algunas de estas plazas se lograron mantener los árboles frutales preexistentes en el terreno. Así sucedió, por ejemplo, en la plazuela del Peumo ubicada en el segundo sector de la UVP. Las fotografías de René Combeau, que retratan el conjunto en sus primeros años de vida, muestran la mantención de los árboles frutales existentes en las plazuelas y la creación de techos jardín sobre las casas de uno y dos pisos, entregando una imagen acabada al conjunto a pesar de tener pocos años de vida. La estructura típica de estas plazas, que una y otra vez se replica con pequeñas modificaciones, se basa en la disposición en forma de esvástica de las casas de un piso ubicadas en los espacios contenidos entre los bloques residenciales. Las casas rodean las plazuelas manteniendo una distancia de alrededor de 40 metros entre ellas. El acceso a cada casa se produce desde el exterior de las plazuelas con lo cual el vacío interior mantiene una cierta intimidad. Esto, junto con la habilitación de juegos infantiles comunitarios, contribuye a constituir un espacio de esparcimiento para los habitantes. 220
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Algunos documentos fotográficos, pertenecientes a la familia Benvenuto, una de las primeras familias que habitó la UVP, muestran la relación entre las viviendas unifamiliares y las plazuelas colindantes. Estos espacios eran los lugares donde se podía jugar o se hacía jardinería; eran las zonas donde las familias que vivían en las casas —pero sobre todo aquellas que vivían en los departamentos—, podían establecer un contacto directo con la tierra, un aspecto perteneciente a la cultura del pueblo que históricamente se daba en los terrenos de la Quinta Normal de Agricultura y que desde ese momento se empezó a dar de nuevo en los prados que se alcanzaron a construir en la UVP.235
233 Fotografías de la familia Benvenuto que muestran la vida al interior de los jardines de la UVP.
235 A la luz de las consideraciones acerca de la importancia del verde, se entiende la recomendación que Alfredo Johnson, Director de Obras de la Municipalidad de Santiago, hizo a la Caja de Empleados Particulares antes de la recepción definitiva de la primera etapa. El director sugirió al alcalde que se estipulara algún tipo de contrato entre la Caja de Empleados Particulares y la compañía de aguas para que ésta se hiciera cargo del riego de las áreas verdes de la Unidad Vecinal Portales. Éstas se deterioraron desde el momento en el cual la Caja vendió las propiedades a los particulares.
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3.11 Los caminos peatonales: el tejido a nivel de suelo.
La superación del conflicto entre automóvil y peatón en la UVP se enfrentó con dos operaciones. La primera, que se analiza ahora, es la que se refiere a las creación de grandes áreas verdes a las cuales no tenían acceso los vehículos y la segunda es la creación de un suelo elevado, constituido por las pasarelas y las calles elevadas tanto peatonales como vehiculares, que será analizado en el próximo capítulo. Entre las plazuelas y los paseos existe, en la Unidad Vecinal Portales, un complejo sistema de caminos peatonales que comunican los diversos sectores del conjunto distribuyendo a sus habitantes tanto en el interior del barrio como en los sectores urbanos circundantes. El tejido de caminos peatonales, situado al interior de las grandes islas peatonales, cubre toda la superficie del conjunto. Esta estructura, que se ha caracterizado como un “tejido,” alcanza una longitud de casi 5 km., casi el doble de las calles vehiculares. El diseño de estos recorridos sigue una lógica muy precisa: los caminos comunican los bordes externos de los distintos sectores con las partes centrales de los mismos. Cada una de las veredas, construidas con pastelones de cemento, conforma un acceso directo a las viviendas unifamiliares, a los departamentos ubicados en el primer piso de los bloques o a las rampas de escaleras de los mismos bloques. Los recorridos bordean las plazuelas, tratando de atravesarlas lo menos posible, con el fin de preservarlas como espacios de permanencia y no de flujo. La conformación de este trazado es más heterogénea en los sectores de la parte poniente que en la parte oriente del conjunto. Una vez más las diferencias entre la parte de conjunto construida por la Caja y aquella construida por la CORVI se hacen presentes y, en este caso también, la estructura de los caminos presenta en la parte oriente un mayor nivel de estandarización. Entre el sector 1 y 2 (en la parte poniente de la UVP) los caminos peatonales del sector al norte del Paseo Poniente se comunican con el segundo sector, ubicado al sur del paseo, sólo en los extremos: en proximidad al bloque 2 y junto a la avenida Las Encinas. Probablemente este aspecto es prueba del hecho de que, para los arquitectos, estos paseos, tanto el Poniente como el Central —o el Oriente—, eran lugares de esparcimiento en los cuales primaba el verde y donde se podía jugar o, simplemente, estar. En esta etapa el proyecto consideraba interrumpir la avenida Las Acacias y conformar, de esa manera, dos calles cul-de-sac que llevaran el flujo vehicular hasta el centro de la macro-manzana verde pero sin atravesarla por completo
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234 Sistema capilar de caminos peatonales en la UVP.
Esta intención no se mantuvo por mucho tiempo: una de las primeras transformaciones efectuadas al proyecto por sus habitantes fue la de juntar los dos tramos de la avenida Las Acacias constituyendo, de esa manera, una calle paralela a la avenida Las Encinas que atravesaría todo el conjunto en sentido norte-sur. Esta transformación reconstituyó el antiguo trazado presente en la Quinta pero fragmentó el Paseo Poniente en dos partes. En el tercer y cuarto sector (construido por la CORVI, correspondiente a la parte oriente del conjunto), en cambio, los caminos peatonales presentan un tejido mucho más capilar que en los sectores uno y dos. Lo que llama la atención es la transformación que se aprecia entre uno de los proyectos preliminares y el diseño de la propuesta definitiva. En la planimetría que da cuenta de las etapas anteriores del proyecto se evidencian con mayor énfasis los caminos que cruzan el sector por el eje oriente de la UVP. A partir de este trazado rectilíneo se desprendían, de manera perpendicular, lo caminos que llevaban a los bloques residenciales. Estos caminos remataban en las cabeceras de los bloques que estaban abastecidos, también, por una calle a cul-de-sac que, desde las avenidas posteriores, penetraba en las macromanzanas peatonales. Esta situación cambió sustancialmente en el proyecto definitivo de 1961. Desde el trazado rectilíneo que cruza la UVP de oriente a poniente (único elemento que permanece invariable) se desprenden un gran número de caminos que abastecen a los bloques sin rematar en ellos y a las plazuelas con las casas unifamiliares. En esta última propuesta, además, el Paseo Oriente está atravesado por caminos diagonales que tenían la finalidad de acortar trayecto desde un punto de la UVP al otro. La transformación más importante que se aplica en el proyecto definitivo se refiere a la completa supresión de todas las calles a cul-de-sac presentes en las otras versiones. Éstas se sustituyeron por estacionamientos en las partes externas del conjunto y de este modo se refuerza la macro-manzana cobrando sentido la operación de aumentar la capilaridad de los caminos peatonales.
235 y 236 Radicalización de los recorridos peatonales entre las propuestas iniciales y la definitiva de 1961.
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Cap铆tulo 4 La dimensi贸n morfol贸gica. De la Ciudad a la habitaci贸n: Relaciones, disoluciones y conflictos.
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4.1 La Unidad Vecinal Portales: de la escala urbana a la doméstica.
La escala que trae consigo el proyecto de la UVP implica que, al hablar de ella, se deban considerar las tensiones que se producen entre la dimensión urbana, que explica la organización y el funcionamiento del conjunto, y aquella arquitectónica que explica sus edificios, los departamentos y las viviendas que la componen. Estas dos escalas establecen un campo de estudio intermedio, una serie de fenómenos y problemáticas que son típicos de una tensión difícil de resolver tanto en la escala urbana como en la escala arquitectónica. Francisco Chateau, refiriéndose a la UVP en el Primer Seminario de Docomomo Chile, afirmó que “lo que caracteriza este conjunto es el hecho de que los arquitectos, cuando lo proyectaron, lo pensaron como si se tratara de un único edificio.” 236 Aunque esta afirmación no tiene una base empírica, es fundamental contrastarla con la complejidad y la variedad de tipos residenciales propuestos. En otras palabras, los departamentos, las calles, las pasarelas elevadas, los pasillos, los espacios colectivos y las áreas verdes, son parte de un proyecto unitario cuya dinámica de funcionamiento global refleja la simplicidad conceptual de la estructura urbana propuesta y, por otro lado, la diversidad de los espacios que la conforman reflejan su complejidad efectiva. Tal como fue pensada y construida, esta unidad vecinal se puede considerar como una verdadera porción de ciudad. En cada ciudad, el tejido que la conforma y los edificios que la componen son variados. En la Unidad Vecinal Portales los edificios, las viviendas, las infraestructuras y la estructura urbana sobre la cual se ubica, son variables y complejas. Un aspecto particular de la UVP es el hecho de que aquí todo ello responde a un proyecto unitario. Hasta el momento, se ha referido a la Unidad Vecinal Portales enfatizando sus aspectos macro, los que destacan la uniformidad del proyecto urbano. Ahora se pretende ahondar en los elementos específicos, como los edificios, los departamentos o los materiales usados, con el fin de analizar la heterogeneidad y variedad de la obra. De la dimensión urbana de la UVP se pasa al análisis de la dimensión morfológica de la misma, entendiendo con ello la complejidad de formas, materialidades, medidas, tamaños, estándares y variaciones de tipos que
236 Francisco Chateau, “Infraestructura, hormigón y poesía. La Unidad Vecinal Portales y el espesor del suelo moderno, 1954-2005,” en Docomomo Chile, Patrimonio Moderno, Actas del 1er Seminario Docomomo Chile, Santiago, 2005.
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por un lado, permiten su comprensión y, por otro, hablan de su paradójica condición. Esto último en el sentido de que la estandarización estructural y la homogeneidad estética de las fachadas entran en conflicto con la diversidad de tipos de departamentos y de edificios construidos. Es bajo esta tensión que se analizan las características propias del proyecto: las tipologías residenciales, los tipos de agrupación, los tipos de edificios y los tipos de departamentos. Se profundizan los aspectos aparentemente contradictorios que relacionan la economía de la construcción con la voluntad de proponer la diversidad como un valor para el conjunto. En el texto L’habitat collectif, probleme urbain, Charles Rambert expone las características que debían tener los nuevos edificios residenciales colectivos a construirse en Francia. En el texto, además, se analizan los problemas relacionados a la introducción de los nuevos espacios de las viviendas modernas, como una cocina reducida y un estar-comedor más bien amplio en vez de una cocina y una sala de estar de las mismas dimensiones, y se estudian las formas de los edificios o la manera de agruparlos para lograr una urbanización eficiente y moderna.237 A pesar de sus consideraciones generales lo que caracteriza principalmente a esta publicación es la importancia que se le dedica a los aspectos relacionados con los métodos constructivos, el uso de materiales prefabricados y la implementación de nuevas tecnologías para lograr viviendas confortables. Entre las medidas y coeficientes sugeridos en el texto estaban, por ejemplo, las dimensiones de huellas y contrahuellas de una escalera, el coeficiente máximo de transmitancia térmica de una pared o la temperatura ideal de una vivienda, que debía ser de 18ºC en las habitaciones de uso diario y de entre 10ºC y 12ºC en los dormitorios. Todas estas indicaciones, que en la actualidad pertenecen al sentido común, para la época eran parte de una disciplina que pretendía desarrollarse sobre base científica y que estaba incorporando importantes transformaciones a las tecnologías constructivas aplicadas a los proyectos, por lo que no era conocida por todos los profesionales. Los estudios sobre las alternativas de calefacción al interior de las viviendas, como cielos, pisos o muros radiantes, son sólo algunos de los adelantos en este ámbito y significaron sustanciales modificaciones en las formas de proyectar y de construir los edificios residenciales. Un aspecto sobre el cual, tanto este texto como los principales de la época ponen el énfasis, es la economía de la construcción. El concepto de economía aplicado a la arquitectura y, en especial modo, aplicado a las construcciones de tipo residencial fue, como se sabe, una constante en la producción residencial del siglo XX. Este aspecto fue también la base sobre la cual se promovieron y definieron los estándares para las viviendas destinadas a los estratos medios y bajos de la población, que en Chile se llamaban, precisamente, “viviendas económicas.”
237 Charles Rambert, L’habitat collectif, problème urbain, París, Vincent Frial et Cie., 1955.
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Al respecto, Rambert afirma: Aquello que hemos dicho es lo mejor que conviene para la vida sana del hombre, considerando sólo relativamente la economía. El arquitecto es todavía quien decide, en última instancia, sobre el equilibrio necesidad-posibilidad. El tiene la palabra.238 Según lo que se afirma en el texto la economía es un concepto relativo y al arquitecto le corresponde la posibilidad de equilibrar necesidad y posibilidad. A los arquitectos les corresponde la tarea de equilibrar las variables que entrarían en juego en un proyecto. Con respecto a la UVP un aspecto que merece destacarse es la contradicción que existe entre la gran variedad de tipos de departamentos o el uso de las pasarelas elevadas y la economía constructiva del proyecto. Este punto, que ha sido levantado también por Moscoso en su trabajo, es la base sobre la cual se han fundamentado buena parte de las críticas a la UVP. Moscoso sostiene que “el precio que pagaron los ocupantes por sus viviendas se pudo haber disminuido ejecutando una menor cantidad de jardines en cada sector y eliminando el costo que significó crear las circulaciones peatonales elevadas. Éstas últimas no aportan nada esencial para el habitar en la UVP sin dejar de reconocer que ellas constituyen un gran aporte arquitectónico al tratamiento de las vías [...] El hecho de ejecutar tanta diversidad de tipos de viviendas en un conjunto que no se diferencian fundamentalmente unas de otras, trae como consecuencia una mayor demora en la planificación de una solución arquitectónica y una mayor dificultad en su construcción, dada la poca probabilidad que supone el estandarizar elementos y faenas de construcción disímiles.” 239 Desde el punto de vista de la economía constructiva del proyecto es legítimo considerar innecesarios los jardines, las pasarelas o los departamentos variados pero, desde el punto de vista de los arquitectos, estas variables fueron precisamente las que garantizaban el confort y una buena calidad de vida a los habitantes. Es así como, gracias también al apoyo de la Caja de Empleados Particulares, el concepto de economía —que tiene una relación directa y estricta con el concepto de necesidad— se consideró, en la UVP, sólo de manera relativa. Primaron las nuevas ideas de sociedad, las nuevas fronteras de la arquitectura y del urbanismo, primaron las condiciones geográficas y topográficas del lugar y primaron, por último, las condiciones arquitectónicas que posibilitaron la construcción de estructuras que se podrían considerar solo aparentemente innecesarias. Difícilmente es posible coincidir con Moscoso cuando afirma que “las circulaciones elevadas no aportan nada esencial para el habitar en la UVP.” Y si es cierto que las circulaciones elevadas, por un lado, fueron fuente de
238 ibid., p. 23. 239 Fernando Moscoso, Fernando Moscoso, Estudio social y urbano del conjunto Unidad Vecinal Portales, Seminario de grado, Universidad de Chile, 1968, p. 155.
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conflicto por motivos de convivencia civil (ruido que se producía en los techos de las viviendas, por ejemplo) y por problemas de tipo constructivo (las casas, sobre cuyos techos corrían las pasarelas, se llovían) es cierto también que desde que fueron cortadas las comunicaciones entre un bloque y el otro, el conjunto se vio privado de uno de los elementos que lo caracterizaba.
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4.2 El origen de los elementos. Experimentación y perfeccionamiento de las estrategias arquitectónicas de la UVP.
La oficina BVCH, en el periodo que va desde 1953 hasta 1961 (año en que se cerró el proyecto de la UVP), se hizo cargo de proyectos de las más diversas escalas en la zona norte y central del país. Entre ellos, se puede hacer referencia a proyectos como el ya mencionado conjunto Matta-Viel, proyectado por la Caja de Previsión del Banco del Estado en 1954-1955 o el edificio proyectado en 1956 en la esquina de las calles Serrano y Eyzaguirre, en Santiago, por encargo de la Sociedad EMPART nº3, de Forteza Hnos. Además de ellos, hay otros casos que, por fecha o por sus características, son particularmente importantes para la comprensión de la Unidad Vecinal Portales. Estos son: la Unidad Habitacional proyectada en Independencia (Santiago) por encargo de la Sociedad EMPART nº2 de Valdivieso y Vergara en 1955, la Población Chinchorro y el Conjunto Habitacional Estadio, ambos en Arica, proyectados entre los años 1955 y 1957.
237 y 238 Población Chinchorro y Conjunto Estadio en Arica.
Todas estas obras, relacionadas a institutos previsionales, representan un campo de experimentación tipológica, a nivel urbano y habitacional, que se puede considerar único a nivel nacional. Estas obras, aparte del conjunto Matta-Viel, se proyectaron contemporáneamente a la Unidad Vecinal Portales y, considerando que en el caso de ésta última el proyecto se enmarca entre 1955 y 1961, es posible encontrar rastros de cada uno de ellos en el caso que es objeto de estudio de esta tesis. A continuación se muestra una matriz cuyo objetivo es exponer algunos de los múltiples elementos comunes en las obras de BVCH y, además, mostrar algunos aspectos de la metodología proyectual propia de esta oficina, perfeccionada a lo largo de su carrera entre 1953 y 1961. Estos elementos se implementaron de manera siempre novedosa pero, al mismo tiempo, constituyeron una constante capaz de crear el sello distintivo propio de las obras de BVCH.
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239 y 240 Edificio Serrano en Santiago.
Las categorías analíticas propuestas en la matriz incluyen la presencia de locales comerciales en los primeros pisos de los edificios, el uso de hormigón a la vista moldeado en obra, el uso de departamentos duplex o de una planta, hasta el uso de casas patio. Temas
Proyectos Holanda
Matta-Viel
UVP
Chinchorro
Independencia
Estadio
Serrano
Locales comerciales Uso de edificios traslapados Edificios traslapados, y unidos por cuerpos de escaleras Plaza en la esquina Se toma el frente calle Orientación norte-sur Sinceridad Estructural Uso de colores en las fachas Bajorelieves y expresiones artisticas Uso de ladrillos de manera decorativa Uso de baldosas decorativas Caja de escaleras de vidrio Caja de escaleras como vacio Hormigón pintado blanco Hormigón en tablas Hormigón en moldes Uso de Duplex Departamentos en un piso Tipos variados de edificios Presencia de casas junto a Bloques Presencia de Logias y balcones Pasillos distributivos externos Pasarelas elevadas Uso de ladrillos estructurales Casas patio Proyecto de Jardines Zocalos revestidos de piedra Uso de cerramientos correderos tapasol Aprovechamiento del desnivel en el suelo Presencia de parrones Uso de Machones estructuarale de hormigón armado
Analizar por separado cada uno de los casos escogidos significaría desviarse parcialmente del centro del trabajo, por lo que se ha pensado presentar en primera instancia aquellas características comunes en la mayoría de los
241 Matriz comparativa de las características morfológicas de algunas obras de BVCH.
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casos y, en un segundo momento, se propondrá un análisis más específico de los principales temas atingentes a la UVP, en relación a algunos de estos proyectos. Casi en la totalidad de los proyectos la estructura soportante de los edificios es exclusivamente de machones, vigas y cadenas de hormigón armado — excepto en la población Chinchorro de Arica compuesta de casas de un piso y que presenta un sistema estructural de ladrillos con cadenas de hormigón armado—. Esta tecnología fue aplicada por la oficina tanto en los encargos públicos, semi-públicos o privados, como por ejemplo el edificio Holanda (ubicado en calle Holanda con la avenida Providencia). En todos los casos en los cuales se usó este sistema constructivo los edificios presentan una expresa sinceridad estructural. Este aspecto, mencionado también por Pérez Oyarzun en su libro, hace que la grilla estructural se exprese en las fachadas, ritmándolas y privilegiando claramente el paso estructural por sobre la claridad programática. De todos estos casos es probablemente la Unidad Vecinal Portales el ejemplo en el cual cuesta mayormente identificar, desde las fachadas, la distribución de los departamentos. En la UVP se alternan
242 La rampa de acceso del bloque 1 en primer plano y en segundo el bloque 4.
243 Uno de los bloques del Conjunto Estadio de Arica..
232
departamentos dúplex y departamentos de un piso sin que esa alternancia aparezca expresada en la fachada. Aún más, a los machones estructurales de 35 cm. de espesor se alternan unos marcos superpuestos de 7,5 cm. que sirven para dividir visualmente un departamento de otro, pero que también se usan para dividir en dos el balcón de un mismo departamento.
Otro elemento común a todos los edificios y urbanizaciones es la ubicación de los locales comerciales al interior de los varios proyectos. Esto demuestra la importancia que tenían estas infraestructuras comunitarias para la oficina. En el edificio Holanda, por ejemplo, los locales comerciales se encuentran frente a la avenida Providencia, conocida por su carácter fuertemente comercial; en el edificio Matta-Viel se ubican hacia la avenida Matta, proponiendo continuidad al sistema existente en el barrio. Por otro lado, en las nuevas urbanizaciones de tamaño mayor, como el conjunto Estadio o la población Chinchorro, los locales comerciales se emplazan en los bordes externos,
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constituyendo áreas destinadas a estacionamiento y comercio, fácilmente alcanzables desde los sectores aledaños. Es la Unidad Vecinal Portales la que constituye una excepción. Aquí, los locales comerciales se ubicaron en la parte central del conjunto, dividiéndolo en dos partes por medio de una larga galería comercial que se extendía a lo largo de la avenida Las Encinas, desde la avenida Portales hasta el centro de la unidad vecinal. Esta infraestructura comercial debía rematar en un centro cívico, el corazón del nuevo barrio residencial, que debía albergar además, una iglesia, un teatro y una sala para reuniones comunitarias. Probablemente, el hecho de que en el caso de la UVP la zona comercial se ubique en el centro del conjunto —como una cuña que se inserta en el mismo— se debe al tamaño de la obra en relación a las otras mencionadas: tanto la población Chinchorro como el conjunto Estadio tienen una dimensión muy inferior a las 30 hectáreas con que cuenta la UVP. Si bien los años que separan los casos analizados son solamente ocho —lo que para una oficina activa por tres décadas es un periodo de tiempo más bien corto—, la Unidad Vecinal Portales representa el climax del proceso de experimentación tipológica y morfológica de la oficina. Es así como en la UVP se encuentran aplicados la mayor parte de los temas que se han escogido para armar la matriz. De este modo, esta obra no solamente es el proyectos más relevante realizado por la oficina BVCH en términos de tamaño, sino que también fue un importante laboratorio para explorar y proponer nuevas estructuras urbanas, constructivas y sociales y, al mismo tiempo, reiterar otras ya experimentadas en otros proyectos.
244-248 Esquema de ubicación del equipamiento y los locales comerciales en relación a las estructuras residenciales. En orden: Edificio Holanda, Conjunto Matta-Viel, Población Chinchorro, Conjunto Estadio y UVP.
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4.3 La construcción de la vicisitudes de un largo proceso.
obra:
La Unidad Vecinal Portales es producto de un largo y complejo proceso de diseño. La misma condición se dio también para la construcción; proceso en el cual participaron múltiples actores, cada uno con competencias y responsabilidades específicas. 5
4
1
7
6
12 8
249 Estructura urbana de la UVP.
14
10
9
2
13
11
3
16
15
18
17
19
Del material que conforma la carpeta de antecedentes depositada en la Municipalidad se han catalogado más de doscientos documentos relativos a los permisos de edificación y los consecuentes certificados de recepción definitiva de la UVP. De todos estos documentos se han extrapolado los pasos clave que conciernen la construcción de la obra. Las obras de construcción de la UVP empezaron en 1958 y se extendieron durante toda la década de 1960. La dinámica de edificación del proyecto consideró dos etapas principales de construcción, cada una subdividida en dos sectores. La primera etapa se inició en 1958 y la segunda en 1964. Los trámites para la aprobación del proyecto de la UVP se extendieron desde 1955 hasta el 21 de noviembre de 1956, fecha en que la Municipalidad de Santiago aprobó el proyecto de la UVP. A partir de ese momento habría que esperar aún dos años para que empezaran las obras de construcción del conjunto. Al respecto, ha sido curioso constatar que las obras se empezaron el 15 de julio de 1958 pero los permisos de edificación llegaron sólo un año más tarde, el día 18 de julio de 1959, cuando ya habían sido recibidas las obras gruesas por parte de la Municipalidad de Santiago. Si bien no quedan claras las razones de este atraso con respecto al permiso de edificación, al menos demuestra la falta de coordinación entre la Municipalidad, la institución y las empresas constructoras, desorganización esperable quizás también por la dificultad de la puesta en marcha de una obra compleja como ésta. 234
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El primer sector, iniciado en 1958, comprendía los bloques 4, 5, 6, y 7 (con un total de 284 departamentos), 25 casas del tipo B, 28 del tipo C y 10 del tipo D. El segundo sector, en cambio, comprendía los bloques 1, 2, 8, 9, 10, y 11 (con un total de 689 departamentos), 32 casas del tipo B, 24 del tipo C, 8 del tipo D, 6 locales comerciales y una oficina para el conserje. La construcción de la primera etapa se cerró oficialmente solo diez años más tarde cuando, el 26 de abril de 1968, la Municipalidad de Santiago otorgó la recepción definitiva de las obras de construcción de los sectores uno y dos de la UVP. 240
250 Bloques y casas construidos durante la primera etapa. En rojo los bloques del primer sector, en gris los del segundo.
A pesar de esto, los primeros habitantes ya se encontraban habitando en el conjunto desde los primeros años de la década del sesenta. Las fotografías de René Combeau o de Luis Ladrón de Guevara que se publicaron en Argentina y en revistas de otros países a principios de los años sesenta muestran dos aspectos: que a esa fecha el conjunto ya estaba habitado y que sólo se mostraba la primera etapa de la UVP —la única construida en ese momento—. Por lo mismo, esta etapa es la más conocida de las dos y la más publicada en la historiografía. La recepción municipal, sin embargo, tuvo más problemas. Alfredo Johnson, Director de Obras de Santiago, afirmó que las primeras solicitudes de recepción de la obra fueron presentadas en diferentes ocasiones entre el 21 de diciembre de 1961 y el 10 de octubre de 1962. Todas ellas fueron rechazadas con fecha 4 de julio de 1962 “por reparos referentes a omisiones en las labores de urbanización, y a la falta de centros comerciales y sociales que figuran en el plano general aprobado.” A pesar de esto, se afirma en el documento que “el problema principal que queda pendiente es que falta el certificado de alumbrado público, que debe otorgar la Cía. Chilena de Electricidad, la que no lo ha otorgado por cuanto no acepta el tipo de luminaria que instaló la Caja de Empleados Particulares. Con respecto a las áreas verdes, que sería otro de los reparos hechos para la Recepción Final, faltaría un convenio entre la Caja y la I. Municipalidad, aclarando las obligaciones en el futuro en cuanto a mantención de dichas áreas verdes.”
251 Segunda Etapa, en amarillo el tercer sector en verde el cuarto.
Pero a estos problemas propios de la obra se sumó un evento impredecible: el 8 de marzo de 1965 se produjo un terremoto en la zona central que provocó diversos daños en la estructura del conjunto ya construido. En el mismo documento, Alfredo Johnson relata que mientras los problemas descritos recientemente estaban en fase de resolución, otros se habían sumado por causa del sismo. Éstos se añadieron a los anteriores constituyendo los items a resolver necesariamente antes de obtener el certificado de recepción definitiva a la obra: En atención a una nueva visita, efectuada esta vez por el Ingeniero Calculista de este Departamento, al conjunto en referencia, esta Dirección solicita la modificación del decreto Referido en la forma siguiente:
240 Municipalidad de Santiago, Certificado de Recepción Final de 26 de Abril de 1968.
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1º Deberán demolerse los cortavistas de yeso que separan los balcones del block nº 5, pero se mantendrán los cortavistas de concreto de los otros blocks. 2º Deberán demolerse las vigas de hormigón armado exteriores de las cajas de escaleras a la altura de las losas del último piso. 3º Con respecto al resto de las cajas de escaleras, deberá presentarse un proyecto de reforzamiento. 4º Deberá cambiarse el sistema de afianzamiento para impedir la caída de las persianas de correderas en las fachadas de los blocks. 5º A los quebrasoles, ubicados en las logias de servicio, deberán colocárseles fierro cada dos hiladas de ladrillo princesa, puesto que solo parcialmente cumplen con este requerimiento. 6º La inhabilidad de los referidos edificios no es necesaria por peligro a la vida de los moradores, pero debería mantenerse, por carecer estas construcciones de la Recepción Final o parcial correspondiente.241 Las obras de saneamiento de la UVP, exigidas por la Municipalidad, tuvieron un desarrollo complejo porque algunos trabajos no se hicieron con los permisos correspondientes y las obras fueros suspendidas por ésta. En algunos casos, incluso, se propuso el desalojo de las personas que vivían en los departamentos para permitir que se efectuaran las obras de reparación. Todas estas complejidades generaron un sentimiento de decepción y malestar por parte de los habitantes hacia la Caja de Empleados Particulares. Formalmente, ellos estaban pagando por viviendas que, en estricto rigor, no eran suyas y que, además, presentaban problemas estructurales. Esta situación se desbloqueó cuando, el 22 de septiembre de 1967, el Vicepresidente Ejecutivo de la Caja de Empleados Particulares escribió al alcalde de Santiago exhortándolo a que emitiera el certificado de Recepción Final de la obra para poder así vender las propiedades a los imponentes. En el documento el Vicepresidente afirmaba que todas las obras de remodelación exigidas con posterioridad al sismo de 1965 habían sido realizadas y que “la instalación de luminaria de mercurio encargada a la Cía. Chilena de Electricidad Ltda. se efectuará conforme al proyecto aprobado por la Ilte. Corporación y su costo será pagado por esta Caja tan pronto se le haga llegar la correspondiente factura.”242 Finalmente, el 20 de abril de 1968 se extendió el certificado de Recepción Final de los sectores 1 y 2, pertenecientes a la primera etapa de construcción de la UVP, sin incluir referencia alguna a la situación de los jardines y de las áreas verdes del conjunto.
241 Municipalidad de Estación Central, Expediente de DOM, Caja I. 242 ibid.
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En 1970, sin embargo, la Municipalidad de Santiago declaró las áreas verdes de los primeros dos sectores de la UVP como bienes nacionales de uso público para, de esa manera, poder financiar las labores de mantención y de riego ya que éstas no estaban siendo efectuadas por los habitantes. Si bien estas medidas fueron tomadas para garantizar cierto estado físico de los espacios comunes, entraron en conflicto con la ley nº 6.071 de venta por pisos, que establecía que las áreas verdes de la UVP, como de cualquier otro edificio que se adscribiera a la ley de propiedad horizontal, eran una copropiedad perteneciente a todos los habitantes y, por lo mismo, no podían ser consideradas bienes nacionales de uso público.
252 EMPART Nº 2 de Valdivieso Vergara
Con respecto a las etapas sucesivas, tres años después de la aprobación del permiso de edificación original, es decir, el 29 de abril de 1963, la Municipalidad de Santiago emitió el permiso de edificación de la segunda etapa de la UVP que comprendía la construcción de los sectores 3 y 4, ubicados en la parte de conjunto al oriente de la avenida Las Encinas. La construcción de esta segunda etapa fue distinta a la primera. La llevó a cabo la CORVI en vez de la Caja y, no necesariamente por ello, el proceso de construcción fue mucho más lineal y no sufrió los conflictos que se dieron en la primera etapa. En este caso las obras de construcción empezaron en 1964 y se terminaron entre 1968 y 1969 (no se ha podido precisar una fecha determinada en la cual se terminaron las labores de construcción). Fueron recibidas definitivamente por la Municipalidad el 22 de julio de 1975. Es evidente la importante diferencia en la gestión de los dos sectores de la UVP. Las dificultades relacionadas a la construcción de la primera etapa se debieron, en parte, al hecho de que, al cambiar la institución encargada de la construcción —pasando la UVP de las manos de la Caja de Empleados Particulares a la CORVI—, no quedaron explícitas las responsabilidades inherentes a la finalización de la primera etapa del conjunto. Esto no ocurrió en la segunda etapa que fue financiada, construida y entregada a la Municipalidad por un solo actor, la CORVI. Los actores que participaron en el proceso de construcción de la UVP son numerosos, muchos de los cuales ya han sido mencionados en este estudio, pero hay otros que hasta el momento no han aparecido, tales como las empresas constructoras que se hicieron cargo de la construcción de la segunda etapa o, por ejemplo, la oficina de ingenieros Muggli, Del Sol y Vogel, que se hizo cargo de los cálculos estructurales de toda la obra. Tema central para la comprensión del proceso de construcción de la UVP es la subdivisión de las obras de edificación de los bloques y de las viviendas unifamiliares entre las distintas Sociedades EMPART. Como se mencionó en el segundo capítulo, las empresas constructoras que se hicieron cargo de la construcción de la UVP fueron 3: la sociedad EMPART nº 2 de Valdivieso y Vergara, la nº 3 de Forteza Hnos., y la nº 4, de Guillermo Ledermann. Ésto corresponde para la construcción de la primera etapa de la UVP. Para la construcción de la segunda etapa, financiada por la CORVI, dos de las tres EMPART fueron sustituidas por otras empresas constructoras.
253 EMPART Nº 3 de Forteza Hnos
254 EMPART Nº 4 de Guillermo Ledermann.
255 Sociedad Marinovic
Constructora
de
Santiago
256 Sociedad Constructora de A. Bereguer.
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LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
En la Boleta de Permiso para Edificar nº 1.359, del 29 de abril de 1964, fecha en la que se da inicio a las obras de construcción de la segunda etapa, se declara que las empresas a cargo de la construcción fueron la sociedad de Santiago Marinovic y Cía., la empresa de A. Berenguer y Cía. y la de Guillermo Ledermann y Cía., la única que había participado también en la primera etapa. En los esquemas que muestran los bloques y viviendas construidos por cada una de las empresas se nota una cierta lógica de organización del trabajo. Cada una de las EMPART desarrolló indistintamente casas y bloques, con la condición esperable de que éstos se ubicaran cerca uno del otro. Si se pone atención a la distribución de las obras se nota que, en el caso de la EMPART nº 4 de Guillermo Ledermann, los bloques y las casas no se ubican cerca los unos con las otras y que la cantidad de construcciones de esta empresa es menor a la de las otras EMPART. Es probable que esta situación se haya debido a que esta constructora se adjudicó también la construcción de la Universidad Técnica del Estado, cuya carga de trabajo debió obligar a reducir su participación en la construcción de la UVP.
257 Permiso de Edificación de la segunda etapa.
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4.4 Los bloques residenciales, estructura y materialidad.
su
Los diecinueve bloques que componen la UVP tienen funciones distintas al interior del conjunto. Algunos de ellos se justifican en la lógica de aumentar la densidad y delimitar el macro espacio del conjunto y funcionan como muros. Otros reflejan las consecuencias de tener una orientación desfavorable y otros fragmentan las treinta hectáreas en porciones menores, fácilmente reconocibles y ocupables por sus habitantes. Estas funciones diferencian los bloques morfológicamente y esta diversidad refleja la tensión que se produce entre la utilización del bloque como un elemento específico, con el cual se compone y dimensiona el espacio en la UVP, y el bloque como la tipología canónica a través de la cual se concretaron muchas de las iniciativas residenciales colectivas durante el siglo XX. La primera clase de bloques que se analiza es la que se encarga de subdividir el espacio al interior del conjunto. Los bloques 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11, en la parte poniente del conjunto, fueron construidos en la primera etapa, mientras que los bloques 12, 13, 14, 15, 16 y 17 fueron construidos por la CORVI en la segunda etapa. Del primer grupo, los bloques 4 al 7 son iguales: miden 16,4 mts. de ancho por 94,2 de largo y son de cinco pisos. Los primeros pisos presentan una crujía de ancho inferior a la de los pisos superiores lo que hace que el bloque se perciba más liviano en su llegada al suelo.
258 Bloques que conforman el primer sector de la Primera etapa.
En el primer piso se ubican departamentos de una planta, a los cuales se accede desde las áreas verdes comunes. Estos departamentos presentan, por el lado oriente, unas terrazas semi-privadas constituidas por un terraplén. Este espacio conecta visualmente las áreas verdes comunes con los espacios más bien privados de las viviendas. La ambigüedad que los caracteriza es el elemento que permite destruir el límite que normalmente existe entre un espacio público y uno privado. El zócalo de piedra, revestido de huevillo, integra los espacios privados e interiores de las viviendas con los jardines de carácter público de la UVP.
259 Planta del primer piso del bloque 4.
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LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
260 Relación entre los departamentos en primer piso y las áreas verdes.
En estos bloques los segundos y terceros pisos están compuestos por departamentos de un piso, a los que se accede por un pasillo ciego. Los departamentos tienen orientación oriente o poniente, dependiendo de a qué lado del pasillo se encuentren. Para iluminar parcialmente estos pasillos, los arquitectos proyectaron una ventana corrida en la parte superior de los recintos adyacentes a éstos. Por último, el cuarto y el quinto piso contienen departamentos duplex. La tipología duplex, como se verá, es la más común en la UVP.243 Formalmente, estos cuatro bloques se encuentran divididos en dos partes por una caja de escalera que, por el hecho de constituirse por un gran espacio vacío de cinco pisos de altura, permite que la vista atraviese el bloque y que la arborización presente en los dos lados del bloque se perciba unitariamente. Este elemento está concebido como un “espacio” por el cual transitar pero que, al mismo tiempo, invita a la permanencia. Desde allí se tiene una vista de las estructuras arquitectónicas del conjunto y de las condiciones geográficas del paisaje próximo y lejano.
261 Imagen de los espacios vacíos incluido en los cabezales de los bloques.
En todos sus proyectos los arquitectos prestaron particular atención a las cajas de escaleras. En algunos casos estos lugares, contenidos en cajas vidriadas, se usaron para unir edificios adyacentes como en el caso del edificio Holanda. En otros casos estos espacios, dejados abiertos, fueron ubicados estratégicamente con lo que, además de cumplir una función práctica,
243 El análisis específico de ésta como de las otras tipologías de departamentos será desarrollada en la próxima sección.
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lograron fachadas particularmente dinámicas. En el caso de la UVP estas estructuras se intervinieron, además, con bajorrelieves abstractos, obras del artista plástico Ricardo Irarrázaval. En los extremos estos bloques presentan, por un lado, escaleras exteriores construidas alrededor de un pilar soportante que contiene los ductos de la basura y las chimeneas de los incineradores y, por el otro, un espacio vacío que contiene el acceso al departamento ubicado en la cabecera del segundo piso. El hecho de vaciar los primeros pisos de los bloques podría reforzar la idea de que estos elementos, dispuestos racionalmente dentro del sitio, debiesen funcionar como filtros, como estructuras capaces de limitar la vista y el espacio, pero que al mismo tiempo dejaran percibir la continuidad espacial del lugar. De acuerdo a Moscoso, en algunos bloques estos vacíos estaban destinados a albergar juegos infantiles. El principal material usado es el hormigón armado a la vista, moldeado en obra con tablas de 5” puestas en sentido vertical. Esta particularidad entrega verticalidad a las fachadas laterales que son, por lo general, ciegas —excepto por pequeñas aberturas que sirven para ventilar los baños o iluminar con luz directa a los pasillos internos—.
Además del hormigón, en los bloques se usaron ladrillos dispuestos en pandereta, tanto en las fachadas exteriores como en los quiebrasoles frente a las loggias de los departamentos. También en las calles elevadas se usaron ladrillos en pandereta como mamparas para cubrir visualmente los medidores de gas. En el bloque 2 estas estructuras están dispuestas en ángulo, lo que otorga un particular movimiento a los más de doscientos metros de largo que tienen estos espacios. Los ladrillos se usaron también como paredes interiores de separación entre los distintos recintos de los departamentos. Todas las ventanas tienen marco de acero y paños lisos de vidrio. Las puertas de acceso y las interiores son de madera.
262 Sistema de escaleras exteriores puesto en una de las cabeceras de cada bloque.
263 y 264 Espacialidad de las cajas de escaleras y bajorrelieve de Ricardo Irarrazaval.
265 Elementos plásticos compuestos de ladrillos en pandereta, sirven de juego para niños.
En todos los bloques de la primera etapa, tanto en las fachadas oriente como poniente, se usaron quiebrasoles realizados con persianas plásticas 241
LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
correderas, de color amarillo y azul, montadas sobre rieles de acero. Estas persianas tenían como función proteger las viviendas del sol, pero también cumplieron con la tarea de aportar variaciones cromáticas a las largas fachadas principales de los bloques.
266 Fachada poniente del bloque 2.
Al cerrar las persianas se obtienen fachadas principalmente lisas y “llenas,” en las cuales resalta la horizontalidad de las losas, las que fueron revestidas, en su cara expuesta, con baldosas blancas.244 Con las persianas abiertas, en cambio, aparecen en las fachadas principales las loggias de los departamentos, resaltando en estos casos, el juego de llenos y vacíos que caracteriza a los bloques construidos en la primera etapa.
267 y 268 Fachadas lisas de los bloques de la primera etapa.
244 Éstas se fijaron a la losa al momento del moldaje, razón por la cual la mayor parte de ellas todavía se conserva, a pesar de los cincuenta años que tiene la obra.
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Durante la primera etapa se construyeron también los bloques 8, 9, 10, 11, 1 y 2. Los bloques 8, 9, 10, y 11 cumplen la misma función de filtro que los cuatro bloques analizados anteriormente, con la diferencia de que por tres de ellos (8, 9 y 10) pasan las pasarelas elevadas que conectan el centro de la UVP con la parte poniente de la misma.
Los bloques 1 y 2, en cambio, por el hecho de conformar el límite poniente de la UVP, tienen una estructura formal específica que merece ser analizada en detalle.
269 Bloques que componen el segundo sector de la primera etapa.
Éstos son bloques de 242 metros de largo, 16,4 de ancho, y siete pisos de altura. Dispuestos uno a continuación del otro, conforman un límite a nivel urbano de casi quinientos metros de largo. La intención de los arquitectos, al conformar esta barrera física por el costado poniente del conjunto, fue la de proteger la zona interna del predio y lograr que las estructuras residenciales se relacionaran con la cordillera de los Andes. El bloque 1 se compone de departamentos de una planta, desde el primero hasta el quinto piso incluido. El sexto piso contiene departamentos duplex que se extienden hasta el séptimo y último piso del edificio. Los materiales empleados en este bloque son los mismos que se han descrito hasta ahora.
270 Planta del bloque 1.
El bloque 2 es, probablemente, el más complejo de los que componen la UVP, no tanto por el número de tipos de departamentos utilizados (son sólo 8, mientras en el bloque 1 son 13), sino que por el hecho de que los distintos tipos se ordenan en el bloque de manera compleja. En el primer piso existen departamentos de una sola planta y duplex. Los departamentos que dan al oriente, hacia la parte interior del conjunto, se desarrollan en dos pisos,
243
LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
mientras que los que miran hacia el poniente se desarrollan en horizontal, es decir, en una planta. En el tercer piso el bloque está atravesado en su lado oriente por la calle peatonal y vehicular interior. Desde ésta se accede a un entrepiso de departamentos duplex desde el que se puede bajar a la zona estar-comedor-cocina, o subir a la de los dormitorios. El cuarto y quinto piso de este bloque se componen de departamentos de una sola planta a los cuales se accede a través de pasillos que sirven a alrededor de 40 departamentos (12 departamentos por cada cuerpo de escaleras). La distancia máxima que debe cubrir un habitante para alcanzar las cajas de escaleras más próximas a su vivienda es de 27 metros, respetando con ello lo que establecía la normativa de la época. Las cajas de escaleras, que fraccionan los largos edificios en toda su altura, se ubican en estos dos bloques cada 60 metros aproximadamente. A las escaleras internas se suman unas escaleras externas a los bloques, que conectan las calles interiores del tercer piso con las áreas verdes comunes. Además de esto, en el extremo norte del bloque 1 y sur del bloque 2, se acumularon dos terraplenes, derivados de las excavaciones, que se pavimentaron para crear, sobre ellos, dos accesos vehiculares que rematan en un área de estacionamientos ubicada estratégicamente en los extremos norte y sur-poniente del conjunto.
271 Planta del bloque 2.
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El bloque 2, en su extremo sur, tiene una rampa helicoidal que, desde la zona de estacionamientos, lleva a un pasillo amplio ubicado en el tercer piso. Es así como este pasillo interior se transforma en una calle vehicular que permitía el acceso a los vehículos de emergencia, taxis o servicios de mudanzas; además de proporcionar un paseo privilegiado desde el cual poder apreciar las áreas verdes del conjunto. Las cabeceras de estos dos bloques se vaciaron en los tres primeros pisos, la misma lógica que se aplicó en los otros bloques de la UVP.245
272 y 273 Cabezales vacíos de los bloques 1 y 2.
Estos lugares, que actualmente han sido cerrados para dar lugar a algunas salas para reuniones comunitarias, antiguamente eran estacionamientos cubiertos y lugares de reunión para los habitantes. Durante la segunda etapa se construyen los restantes nueve bloques de la UVP. Las modificaciones al proyecto incorporadas en esta última etapa fueron sustanciales. Si, desde el punto de vista urbano estos cambios fueron numerosos,246 desde un punto de vista morfológico las transformaciones a los bloques fueron mucho mayores. Se modificó la estructura de los edificios, el uso de los materiales y se aplicaron otros estándares para definir los distintos departamentos. Los dos grupos de bloques que se erigieron en esta etapa fueron el 12, 13, 14, 15, 16, y 17 en la isla peatonal incluida entre las avenidas Las Encinas y Las Sophoras, y los bloques 18, 19 y 3, frente a la avenida Sur.
274 Bloques construidos durante la segunda etapa.
245 En la primera etapa, construida por la Caja de Empleados Particulares, estos vacíos tienen dimensiones mayores que en la segunda etapa, construida por la CORVI. Este hecho podría ser sintomático de la voluntad de este organismo de disminuir el costo de construcción y aumentar el número de departamentos por bloque. 246 Ellos fueron analizados en el tecer capítulo de la tesis.
245
LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
El grupo de bloques, del 12 al 17, como en el caso de los bloques construidos en la primera etapa, por el hecho de ubicarse al interior de la isla peatonal tienen la función de subdividir el espacio y albergar las viviendas unifamiliares. Estos bloques presentan una crujía inferior a los bloques que van del 4 al 11. Esto se debe a que la CORVI disminuyó el estándar correspondiente al número de metros cuadrados libres por persona. Según Moscoso, este estándar pasó de 17,5 —el coeficiente máximo permitido por la ley—, a 12-13. En todos los bloques construidos en la segunda etapa (en adelante bloques CORVI) desaparecieron las loggias y los balcones, elementos importantes para las viviendas, ya que allí las familias podían guardar aquellas cosas que encontraban difícil ubicación al interior de la viviendas, como balones de gas, bicicletas o tendederos. Junto con las loggias, también desaparecieron las persianas coloreadas que daban un ritmo cromático a las fachadas. Los bloques CORVI pierden en transparencia y los marcos verticales, superpuestos y despegados de la estructura, que servían para separar visualmente un departamento de otro, se empotran en el muro y sobresalen del plomo de la fachada. Esto da como resultado fachadas más rígidas y estáticas en las cuales se lee con más facilidad el paso estructural, pero en las cuales se pierde dinamismo y flexibilidad.247 Al respecto, Moscoso afirma: “en los bloques correspondientes a la 2ª etapa se ha perdido el efecto del empleo del hormigón a la vista combinado con el color de las persianas, ya que todos los bloques de este sector se nos presentan grises; en ellos se ha eliminado el blanco de franjas horizontales en primer piso y las persianas de colores. Predomina sólo el hormigón a la vista, lo que hace que en estos bloques, frente a los del 1º y 2º sector, aparezcan como sin haber sido terminados, desmereciendo su calidad plástica, al compararse con los primeros.” 248
275 y 276 Diferencia en la transparencia entre los bloques de la primera y los de la segunda etapa. 247 Llama la atención que en ninguna de las publicaciones sobre la UVP se publican las imágenes de los bloques construidos durante la segunda etapa. Esto se debe a que, cuando la UVP encontró mayor grado de difusión en los primeros años 60, la segunda etapa todavía no estaba construida. Desde ese entonces la UVP se mostró siempre utilizando las fotografías tomadas en ese periodo. Aparte del estudio de Moscoso, pocos estudios mencionan el hecho de que los dos sectores del conjunto presenten una estética distinta. 248 Fernando Moscoso, op. cit., p. 63.
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A pesar de las interpretaciones personales de Moscoso, sobre el hecho de que estos bloques se perciban “como sin terminar,” queda claro que en los bloques CORVI se modificaron sustancialmente las estructuras residenciales, recortando presupuesto no sólo en los materiales aplicados, sino también buscando racionalizar tanto la conformación propia de los edificios como la de los departamentos. Los bloques CORVI se componen principalmente de departamentos duplex y la diversidad de tipos utilizados es menor que en la etapa anterior. Con ello se alcanzó una elevada estandarización en la construcción de la obra, que trajo como consecuencia una mayor velocidad constructiva y economía del proyecto. Los bloques del 12 al 17, todos de 5 niveles, se componen, en el primer piso, de 20 departamentos duplex y dos de una planta. Desde la caja de escaleras interna, situada aproximadamente en un tercio del largo del bloque, se accede al segundo piso en el cual se encuentran, junto a otros cuatro departamentos de una planta y de mayores dimensiones, los segundos pisos de los duplex. El tercer piso, por su parte, tiene departamentos de una planta, mientras que desde el cuarto piso, compuesto por departamentos duplex, se accede al quinto y último piso.
277 Plantas del bloque 12.
Si se comparan los cortes esquemáticos de los bloques de la primera etapa con los de la segunda, se aprecia claramente cómo, en este último caso, la estructura portante del edificio presenta un nivel de racionalidad mucho más elevado. Las trasformaciones al proyecto incorporadas en la segunda etapa, imprimieron rigidez y opacidad en las fachadas, lo cual contrasta con la plasticidad y liviandad de las fachadas de los bloques de la primera etapa. Los últimos tres bloques que componen la UVP (3, 18 y 19) son aquellos que enfrentan la avenida Sur (actual El Belloto). Estos son muy particulares ya que condensan la tensión de constituir al mismo tiempo el límite sur del conjunto y la desventaja de tener orientación desfavorable.249 Estos tres bloques se caracterizan por tener largos pasillos distributivos externos en el lado sur —el más desfavorable en cuanto a orientación—, y por estar compuestos exclusivamente por departamentos duplex. El bloque 3, con siete pisos, es el único que en el tercer piso, presenta departamentos de una planta por el hecho de tener allí el pasillo que se integra al sistema de pasarelas y calles elevadas de la parte sur-poniente de la UVP. A cada departamento se accede a través de puentes que se desprenden de los largos pasillos externos al plomo del edificio. Todos los elementos distributivos internos y externos (que serán analizados más adelante en este capítulo) tienen una justificación que va más allá de la simple funcionalidad. Aquí, las calles elevadas —peatonales y vehiculares—, las pasarelas, las cajas
278 y 279 Entre los bloques construidos en la primera etapa y aquellos construidos en la segunda se aprecia una contracción de las dimensiones de los espacios colectivos como de los recintos de las viviendas.
249 Los bloques 18 y 19 miden 88,7 metros de largo y 11,2 de ancho, mientras que el bloque 3 mide 182,4 mts. de largo y tan sólo 9,6 mts. de ancho con orientación oriente-poniente, razón por la cual tienen una crujía más angosta que todos los otros bloques.
247
LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
de escaleras y los elementos estructurales, se usan con un sentido plรกstico, transformando, por ejemplo, un simple pasillo en un lugar desde el cual mirar el paisaje, donde permanecer con los vecinos o por el cual, simplemente circular.
28 0y 281 Espacialidad y usos de las calles y de las pasarelas elevadas.
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4.5 Los departamentos: entre tipo y variante.
En la Unidad Vecinal Portales se han identificado 36 tipos de departamentos distintos (de un total de 1.638), 7 tipos de casas unifamiliares (de un total de 302 viviendas), 2 tipo de casetas de guardia y 2 tipos de locales comerciales. Este es el abanico completo de locales habitables que componen las diferentes estructuras de la UVP. De las investigaciones que se han realizado anteriormente sobre la UVP, sólo Fernando Moscoso trató de identificar los diferentes tipos de departamentos. Esta tarea, en su caso, fue realizada de manera precisa pero incompleta debido a la complejidad y multiplicidad de variantes y excepciones que se encuentran en la obra. Para el desarrollo de esta tesis se han usado herramientas de dibujo digital que han permitido reconstruir virtualmente, y en su totalidad, las estructuras residenciales de la obra. Esta operación permitió tener el control total sobre la UVP y, gracias a ello, se han podido encontrar tipos de departamentos que no habían sido registrados en estudios anteriores, dando cuenta, con ello, de la tensión que se genera en la obra entre el uso del tipo y sus múltiples variantes. De las 36 variantes de departamentos catalogados, algunos son la evolución de un mismo tipo, al cual se le agregó, por ejemplo, un baño, una loggia o balcones, mientras que otros presentan una estructura base muy distinta. Lo que llama la atención es la organización de los departamentos al interior de los distintos bloques. Si se descompone la UVP piso por piso se obtiene una imagen de la heterogeneidad de combinaciones y de condiciones espaciales, que reflejan la complejidad de la obra. Esta condición es expresión de la tensión que se produce en el proyecto entre la voluntad de ofrecer una gran variedad de unidades residenciales (que, según lo que se ha podido establecer, era parte del encargo de la Caja de Empleados Particulares) y la necesidad de insertar tales viviendas en una malla estructural sujeta a una modulación, aunque no siempre regular. Si se analiza sólo el segundo piso de la UVP, por ejemplo, se aprecia una gran variedad de tipos utilizados. Los bloques 1 y 2, a pesar de responder a la misma función de delimitar al poniente el conjunto y tener las mismas dimensiones físicas, presentan una estructura interna muy distinta. El bloque 1 contiene (en este segundo piso) sólo departamentos de una planta, mientras que el 2 sólo departamentos duplex.250 Los bloques 4, 5, 6 y 7 constituyen
250 En una reciente conversación con Héctor Valdés, realizada el día 19 de agosto de 2009, el arquitecto afirmó que el uso de tantos tipos en la UVP se debe a que éstos se usaron en condiciones específicas, en las cuales la estructura del bloque exigiera el uso de un tipo excepcional de
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LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
un grupo homogéneo, pero si se analizan en comparación a los bloques 8, 9 y 10, construidos en la misma etapa, por el hecho de estar atravesados por las pasarelas peatonales elevadas se componen de tipos de departamentos distintos a los bloques recién mencionados. En este caso la irrupción del sistema de circulaciones elevadas modificó la estructura base del bloque, aportando diversidad espacial al conjunto. Dentro de este grupo de bloques, el 8 y 9, por ejemplo, presentan departamentos duplex de crujía angosta y doble frente, cuando ninguno de los otros bloques lo hace.
PISO 2 TIPO 2 TIPO 5 TIPO 6 TIPO 7 TIPO 9 TIPO 14 TIPO 16 TIPO 17 TIPO 18 TIPO 20 TIPO 23 TIPO 24 TIPO 27 TIPO 28 TIPO 29 TIPO 31
282 Distribución de los tipos de departamentos en el segundo piso de la UVP.
Como se ha destacado en más de una ocasión, los bloques CORVI presentan un grado de estandarización mayor. Aquí no hay excepciones y todos los bloques, si bien presentan también un uso múltiple de departamentos, son iguales entre sí. La forma de encajar y de disponer los departamentos en esta segunda etapa es muy distinta a la primera: aquí se minimiza el uso de pasillos internos —que se usan sólo en segundo y cuarto piso— y las cajas de escaleras están puestas en el centro del bloque, encajadas la una con la otra para formar una columna vertebral central ubicada estratégicamente en la zona menos iluminada.
departamento. Esta afirmación es cierta si se analiza piso por piso y bloque por bloque, pero entra en crisis al analizar la estructura del conjunto en su totalidad, ya que en este caso las excepciones y las variantes son tantas que, en cierto sentido, llegan constituir una regla.
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Al analizar ahora el quinto piso, la situación cambia nuevamente. En este nivel el grado de estandarización es mayor. Aparte de los bloques 1 y 2, en los cuales se usan tipos muy variados, en todos los otros bloques se usa un limitado número de tipos de departamentos. Los bloques de la isla peatonal poniente se componen sólo del tipo número 12 (el más común en la UVP). Los bloques del sector oriente presentan la misma organización estructural que ya se había utilizado en el segundo piso, pero con otro tipo de departamento. El ápice de la estandarización se logra en los bloques que se enfrentan a la avenida Sur, bloques 3, 18 y 19, que se componen, todos, solamente con dos tipos de departamentos duplex.251
PISO 5 TIPO 10 TIPO 11 TIPO 12 TIPO 13 TIPO 20 TIPO 23 TIPO 25 TIPO 32 TIPO 33 TIPO 34 TIPO 35
Al analizar cada uno de los pisos de la UVP,252 se destacarían otras diferencias, anomalías y particularidades, sin embargo lo que se ha mostrado hasta aquí es suficiente para desarrollar ciertas consideraciones generales relacionadas
283 Distribución de los tipos de departamentos en el quinto piso de la UVP.
251 En el contexto internacional, se ha podido constatar que, en algunos casos, los bloques residenciales construidos durante la década del 30 también presentaban varios tipos de departamentos, pero el número de variaciones, en estos casos, era más exiguo. El edificio para la Siemensstadt de Berlín, de Hans Scharoun (1930), contiene tres tipos de departamentos distintos. El número de dormitorios es el elemento determinante de la diferenciación tipológica de los departamentos. Otro caso está constituido por el edificio Bergpolder, construido en Rotterdam en 1934 por Williem van Tijen, en el cual todos los pisos presentan el mismo tipo de departamento. Otro caso que merece ser analizado, por su particularidad e innovación, es el edificio de cuatro pisos que Mies van der Rohe diseñó para el Weissenhofsiedlung de Stuttgart en 1927. El arquitecto en este caso propuso algo muy novedoso para la época: una estructura portante de columnas de acero que permitieron que las subdivisiones internas de los departamentos fuesen muy variadas de acuerdo a los usos y las necesidades de las familias. En el edificio de Mies se exacerba la tensión entre la diversidad de tipos de departamentos y la racionalidad estructural del edificio. Los ejemplos internacionales de la segunda postguerra, a diferencia de los casos recién mencionados, muestran una mayor diversidad de tipos de departamentos. 252 En los anexos de la tesis se presentan todos los planos que muestran la variedad de departamentos y su ubicación dentro de la UVP.
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LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
al uso de los distintos tipos de departamentos en el conjunto. La diversidad de tipos presentes en la UVP, y su uso en el espacio, habla de cómo los arquitectos se enfrentaron al proyecto. La heterogeneidad de situaciones refleja la tensión que se generó frente a la voluntad de encontrar un “tipo” estándar replicable y la necesidad de modificarlo para adaptarlo a las condiciones específicas de cada bloque. Esta tensión se percibe sobre todo en los bloques construidos en la primera etapa, en los cuales la diversidad de tipos usados es mayor. No hay prueba de ello, pero eso indicaría que la Caja de Empleados Particulares dejó cierta libertad a los arquitectos para explorar nuevas soluciones compositivas y formales en la disposición de las plantas de los departamentos. Por otro lado, en los bloques CORVI —que tenían como preocupación abaratar los costos y racionalizar la construcción— se ocuparon 15 tipos de departamentos para un total de 674 unidades, contra los 21 que se usaron en los bloques construidos por la Caja para un total de 974. Otro aspecto que llama la atención es el hecho de que ninguno de los tipos usados en la primera etapa se utilizó en la segunda. Este dato, sumado al hecho que en los bloques CORVI se aplicaron nuevos estándares edificatorios, que se cambió la estética de las fachadas y que se suprimió el uso de las persianas, permite afirmar que, en realidad, la Unidad Vecinal Portales está compuesta de dos unidades vecinales independientes que desde un punto de vista urbano conforman un proyecto unitario, pero que desde un punto de vista morfológico se pueden considerar dos proyectos distintos que comparten sólo algunos elementos arquitectónicos y materiales, como las cajas de escaleras y el uso del hormigón a la vista. La Unidad Vecinal Portales se puede considerar la primera y experimental unidad vecinal construida en Chile. El hecho de ser la primera y de ser experimental, incluyendo el sistema de circulaciones elevadas en su interior, son algunos de los motivos por los cuales en esta obra el número de departamentos usados es tan alto. Las otras unidades construidas en el periodo, si bien se componen de departamentos distintos, no presentan tanta variedad. Hay dos casos que merecen ser mencionados y que presentan una realidad opuesta a la UVP. La Remodelación República, construida por la CORVI entre 1958 y 1963, se compone sólo de dos tipos de departamentos: uno de una planta y otro duplex. En este caso la particular disposición en corte de los departamentos permitió ubicar el pasillo interno cada tres pisos —como en la Unité de Le Corbusier—. En la Remodelación República el uso de los balcones entrega a las fachadas un carácter particularmente plástico y modulado. 284 y 285 La Remodelación República.
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Otro ejemplo de este tipo son los edificios construidos por la CORVI en la segunda etapa de la Unidad Vecinal Providencia, que en sus 24 pisos de altura presentan sólo tres tipos de departamentos.
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286, 287 Imágenes de las torres construidas en la Unidad Vecinal Providencia después de la aprobación del DFL nº 2 en 1959.
A continuación se procede a analizar algunos de los departamentos de la UVP que han sido agrupados por familias según las características morfológicas y funcionales que los caracterizan. Se ha creado un sistema de catalogación de los departamentos, ya que no se ha encontrado un registro completo del sistema de letras usado por investigaciones anteriores. Moscoso, en su estudio, también usó un sistema de letras, pero no registra todos los tipos presentes en la obra. Por ello se ha optado por usar números para identificar los varios tipos usados. Los 36 tipos se subdividen en dos familias principales: departamentos de una planta y departamentos duplex —los primeros son 24 y los segundos, 12—. Los doce departamentos duplex presentan características morfológicas distintas entre sí, en cambio de los 24 departamentos de una planta, algunos son la evolución de un mismo tipo al cual se le agregó o suprimió un baño, un balcón o una pieza.
Para definir los diferentes tipos se han usado dos parámetros fundamentales. El primero se refiere al número de recintos funcionales que componen la vivienda, considerando que, por ejemplo, una vivienda sin balcones es distinta a una vivienda que presenta la misma subdivisión de los espacios interiores pero que presenta puertas correderas que dan a balcones con seis metros de largo. El segundo parámetro se refiere a los metros cuadrados útiles de cada unidad, ya que una vivienda que tiene dos dormitorios amplios en los cuales se pueden ubicar seis camas es muy distinta a una vivienda con el mismo número de dormitorios, pero en los cuales caben sólo cuatro camas en total. Aparte de estos parámetros generales, existe otro tipo de variaciones menores dentro de un mismo tipo que han sido registradas pero que no llegan a constituir tipos independientes. Se hace referencia, por ejemplo, a la existencia de un shaft en un ambiente cuando en el mismo ambiente de otra unidad de la misma tipología no aparece (lo que no alcanza a constituir otro tipo). Otra variación podría corresponder a pequeñas modificaciones en la subdivisión interna de los departamentos, como una cocina o un baño más angostos respecto a los mismos locales en otro departamento del mismo tipo. Estos “sub-tipos,” que no son parte de los 36 registrados, son la prueba de la complejidad constructiva
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LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
y del carácter experimental de la Unidad Vecinal Portales.253 Debido a la gran cantidad de tipos de departamentos, se analizarán en detalle sólo algunos éstos. En un análisis planimétrico completo, la totalidad de variantes se presenta en los anexos de la tesis. Los 24 departamentos de la primera familia (de una planta) se subdividen en tres categorías distintas. La primera contiene los departamentos en primer piso, ya que ellos presentan una relación particular con los espacios públicos. La segunda contiene los departamentos que se desarrollan a lo largo de los pasillos distributivos internos y frente a las calles elevadas tanto peatonales como vehiculares. La tercera contiene los departamentos ubicados en el piso zócalo del bloque 19, los que se deben considerar como una categoría por la particularidad que constituyen al no tener acceso directo a las áreas verdes — sino rebajadas con respecto a éstas— y no se ubicarse a lo largo de los pasillos distributivos. Por otro lado, de los 12 tipos de la segunda familia (duplex), cuatro corresponden a la etapa construida bajo la Caja de Empleados Particulares y ocho a la etapa construida por la CORVI. Dadas las diferencias que existen entre los primeros y los segundos, los duplex se subdividen en dos categorías distintas, correspondientes cada una a las etapas de construcción. La primera categoría de la familia de departamentos de un piso, es decir, aquellos ubicados en primer piso, contiene 6 tipos distintos. A cada uno de estos tipos le corresponde, además, un departamento espejado. El departamento tipo 1 —perteneciente, entonces, a la primera familia y a la primera categoría— tiene una superficie de 88 m², con capacidad para cinco camas. La vivienda se compone de dos dormitorios principales más uno de servicio, dos baños, cocina y estar-comedor. Desde el estar se accede a la terraza, contenida en un terraplén que se comunica directamente con las áreas verdes comunes del conjunto. A cada una de las viviendas de tipo 1 se accede a través de los caminos peatonales que atraviesan las áreas verdes del conjunto. La puerta de acceso, dispuesta en la parte central del departamento, entrega directamente al estar-comedor. Este acceso se enfrenta al baño principal y, a los lados de éste último, se encuentran dos dormitorios. El tercer dormitorio se ubica en el área de servicios, al otro lado del estar-comedor. El área de servicios contiene la cocina, otro baño completo y la pieza de servicio que, en la mayoría de los casos, es utilizada como tercer dormitorio. Este departamento presenta una estructura similar a las casas unifamiliares que se usaron en el conjunto, las que también tienen terrazas semi-privadas anexas y son de doble frente. Los departamentos que pertenecen a la segunda categoría (primera familia,
253 Una observación de Moscoso en su trabajo concierne al excesivo gasto que significó proyectar tantos tipos de viviendas en vez de estandarizar las modelos y así racionalizar tanto la fase de proyecto como, sobre todo, la fase de construcción de la obra.
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que se desarrollan en una sola planta), son catorce en total. Esta categoría incluye tipos de departamentos que se ubican en los segundos, terceros, cuartos y quintos pisos de los diferentes bloques residenciales. A modo de ejemplo se ha decidido mostrar las variantes pertenecientes a esta categoría mostrando uno de los departamentos construidos por la Caja en contraposición a uno construido por la CORVI. El primer departamento seleccionado es el tipo 9. Esta es una de las unidades que componen el cuarto y quinto piso del bloque 2, y tiene 98,46 m², con capacidad para seis camas. El departamento tiene dos dormitorios, un estar-comedor —que tiene la posibilidad de ser subdividido con una pared corredera o una cortina para ubicar allí otro dormitorio—, una cocina y un baño. Todos los departamentos pertenecientes a este tipo disponen de un largo balcón que se extiende a lo largo de todo el departamento, y al que se accede desde los dos extremos: el dormitorio principal y el estar-comedor. Estructuralmente, el departamento se subdivide en dos partes. Entre la cocina y el segundo dormitorio se ubica un muro estructural de hormigón armado que constituye uno de los ejes que se encuentran cada 6,23 metros en los edificios construidos por la Caja. Este muro delimita dos áreas bien definidas: por un lado, un área de servicios y circulaciones, paralela al sentido del bloque y adyacente al pasillo de distribución sin luz natural y, por otro lado, todos los recintos que, dispuestos en sentido perpendicular a este pasillo, se enfrentan al largo balcón de la vivienda desde el cual reciben luz natural.
288 Planta del Tipo 1.
289 Planta del Tipo 9.
El otro departamento escogido corresponde al tipo 26, ubicado en el tercer piso de los bloques 12 al 17. Este departamento tiene 67,31 m² y capacidad para 6 camas, con una distribución de tres dormitorios, dos baños, una cocina y estar-comedor.
En relación al tipo anterior, aun manteniendo la misma capacidad de camas, este tipo tiene alrededor de un tercio menos de superficie: si el primero tenía alrededor de 16 m² libres por cama en este tipo éstos bajan a 11. Estructuralmente está dividido en tres partes por muros de hormigón armado, lo que produce una percepción de los espacios mucho más reducida que en el caso anterior. Desaparece el balcón corrido y el estar-comedor se dispone en el centro del departamento, delimitando dos zonas privadas en la unidad: una con el baño principal, de uso casi exclusivo del dormitorio más grande, y la otra con un baño que sirve a los otros dos dormitorios. 255
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290 Planta del Tipo 26.
La última categoría de la primera familia se compone sólo de dos tipos de departamentos. En total, las unidades de este tipo son sólo 4 y se ubican, como se decía anteriormente, en el zócalo del bloque 19. El acceso se produce desde la avenida El Belloto a través de escaleras que bajan desde el nivel de la calle por un talud. Se ubicaron en el “piso zócalo” —así lo definen los arquitectos— porque el bloque 19 tiene seis pisos de altura en su extremo oriente y, por la pendiente natural del terreno, el lado poniente adquiere mayor altura, lo que hizo posible incluir cuatro unidades sin tener que necesariamente excavar un piso entero bajo el suelo. El tipo 35 (identificado con la letra P por los arquitectos y no mencionado en el trabajo de Moscoso), tiene capacidad para cinco camas. A esta unidad se accede por un pasillo al lado del cual se ubica la cocina y el dormitorio de servicio, con un baño. El pasillo de entrada entrega al estar-comedor, de orientación norte, desde el cual se puede salir al jardín compartido por estas viviendas y contenido por el talud. Los dos dormitorios, también con orientación norte, reciben luz natural desde el exterior, mientras el baño principal es ciego y se ubica al final del pasillo central de la vivienda.
291 Planta del Tipo 35.
Los cuatro departamentos pertenecientes a la primera familia —de una sola planta— presentados aquí se han escogido por constituirse sobre bases distributivas muy distintas uno del otro. El departamento tipo 1 tiene una relación especial con las áreas verdes públicas que lo acerca más a una casa que a un departamento. El departamento tipo 9, muy amplio, se estructura entre una zona de distribución adosada al pasillo interno y un balcón de más de 12 metros de largo. Aquí todas las habitaciones tienen una relación directa con el exterior gracias al uso de grandes ventanales 256
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y puertas correderas. El tipo 26, en cambio, por construirse en los bloques CORVI, que tienen un paso estructural menor a los otros, se subdivide en tres partes con la zona de programas más públicos en el centro y las habitaciones más privadas en los lados. Por último, el tipo 35 se ubica en un zócalo, presenta un largo pasillo de acceso y su disposición se estructura en tres franjas paralelas, una de las cuales, la central y menos iluminada, contiene el baño principal y el pasillo distributivo. Esta diversidad tipológica no termina aquí: también los departamentos duplex, que constituyen la segunda familia, presentan características espaciales variadas. El departamento duplex más usado en la UVP es el tipo número 12. Existen 336 departamentos de este tipo en el primer sector — todos los últimos pisos de los bloques del 1 al 11, con excepción del bloque 3, se proyectaron con este tipo de departamento— y no se usó en ninguno de los bloques de la segunda etapa. Este tipo tiene una superficie de 86,79 m² y capacidad para 5 camas. El acceso se produce por un espacio de distribución en el cual confluyen el estar-comedor —con salida al balcón—, la cocina, desde la cual se accede a una amplia loggia, y las escaleras que llevan al segundo piso. En el primer piso se ubican, además, un baño y una pieza de servicio. En el segundo piso se ubican dos dormitorios y un baño.
292 Planta del Tipo 36.
En este tipo el primer piso tiene una planta cuadrada de un solo frente incluida en la malla estructural. El segundo piso, en cambio, es de doble frente, con una crujía que se reduce a la mitad. Otro tipo de departamento duplex que se utilizó en la primera etapa de construcción es el número 16, que se ubica en el tercer piso del bloque 2. El acceso se produce desde la calle elevada del tercer piso del bloque. Debido a una particular diferencia de niveles, el acceso al departamento se produce
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LAS DIMENSIONES DE LA VIVIENDA MODERNA
en el descanso de la escalera que une ambos pisos. Esta particularidad en el corte del bloque se debe a que la calle vehicular elevada tiene un alto de 3,5 metros, lo que equivale a la altura de un piso y medio. Por lo tanto, estos duplex sirven para regularizar los niveles de las losas con los otros pisos del edificio. En el piso inferior se encuentra el estar-comedor, con la cocina, un baño y una pieza de servicio, mientras que en el piso superior se ubican dos dormitorios y un baño.
293 Planta del Tipo 16.
En la segunda etapa de la UVP se construyeron 9 de los 19 bloques del conjunto, y se construyó una gran cantidad de departamentos duplex. De hecho, los bloques 18, 19 y 3, los únicos que se desarrollan en sentido oriente poniente, se componen sólo de departamentos de esta familia, con la excepción del tercer piso del bloque 3 que, por el hecho de albergar la calle peatonal elevada, tiene sólo departamentos de una planta.
294 Corte del bloque 2.
295 Corte del bloque 3.
Los departamentos duplex que conforman estos bloques pertenecen al tipo 20, que tiene 80 m² y capacidad para siete camas, con un total de 11 m² libres por cama. El acceso se produce a través de un puente que conecta con los pasillos de distribución exteriores ubicados en el lado sur del bloque. Se accede al departamento a través de un pasillo central a un lado del cual se encuentra un dormitorio de servicio, con un baño y, al otro lado, la cocina. El 258
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pasillo entrega al estar-comedor, y a la escalera. En el segundo piso se llega a un espacio de distribución central desde el cual se accede a los tres dormitorios y al baño principal. Estas viviendas, por estar ubicadas en bloques de sólo 11,2 metros de ancho, se desarrollaron con doble frente.
296 Planta del Tipo 20.
Si se compara la estructura de los bloques de la UVP con la que Le Corbusier utilizó en su Unité d‘habitation, se nota cómo el esquema usado en la UVP fue el resultado del uso de departamentos diversos, duplex y de una planta. En la UVP se priorizó la disposición y diversidad de los tipos por sobre la racionalidad constructiva o la definición de un patrón replicable. En la Unité d‘habitation la diversidad de tipos de departamentos (23 en total) se logra con operaciones simples que no consideraban la modificación de la malla estructural. En la Unité, por ejemplo, gracias a la utilización de paredes laterales no portantes, se obtuvieron departamentos de distintos tamaños, pero cuya estructura básica se puede considerar uniforme. En la UVP, en cambio, la diversidad está planteada dentro de una estructura portante que no siempre es regular. En ella hay accidentes, como las calles elevadas, las pasarelas, la pendiente del terreno o las cajas de escaleras, que modifican la malla estructural y, con ello, justifican la creación de nuevos tipos de departamentos y variantes de un mismo tipo.
297 y 298 Planta tipo y corte de la Unitè de Le Corbusier.
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4.6 La escala doméstica de la UVP.
La inclusión de las casas en la UVP constituye una de las complejas incógnitas del proyecto. Según Humberto Eliash, la inclusión de las casas en los terrenos de la UVP es un hecho que contradice la voluntad de aumentar las hectáreas de parque ornamental de la Quinta, que se deberían haber implementado entre los bloques de vivienda. Esta afirmación, que de por sí es coherente, devela otro de los puntos de tensión de la obra. La motivación más simple que justificaría la inserción de casas en el conjunto es que, tales viviendas, fueron una exigencia expresa de la Caja de Empleados Particulares para poder ofrecer múltiples alternativas a sus imponentes. Sin embargo, en la Unidad Vecinal Providencia, por ejemplo, proyecto contemporáneo a la UVP y financiado también por la Caja de Empleados Particulares, no se incluyeron viviendas entre los bloques. Estos datos indican que no existía al momento una posición clara entre los arquitectos y los mandantes sobre la necesidad de incluir viviendas o no en las unidades vecinales. Si bien no quedan claros los motivos y el origen de la idea de construir casas en la UVP, no deja de ser relevante la forma que éstas tienen y la función que cumplen en la propuesta total del conjunto. Las casas en la UVP pueden ser vistas bajo múltiples puntos de vista. Por un lado, ellas podrían reflejar la voluntad de construir un entorno urbano nuevo y heterogéneo que pudiese reflejar la diversidad espacial de la ciudad. Por otro lado, las casas podrían verse también como una herencia de la ciudad tradicional, como un elemento típico de Santiago que en esa época era una ciudad extensa compuesta principalmente de viviendas unifamiliares. Aquí las casas en hilera, que conforman grupos de 2, 4 y 8 unidades, se construyen con los mismos materiales que los bloques y se incluyen en la organización espacial del conjunto. La heterogeneidad espacial obtenida por la inclusión de las casas parece calzar con la idea que los arquitectos tenían de constituir un plan para el sector de la Quinta Normal. Un plan que se componía, en este caso, de bloques residenciales, de casas, de locales comerciales, de parvularios, de áreas verdes y de una nueva universidad, todos ellos organizados según reglas comunes. En la tensión continua que se genera en la UVP entre las dimensiones del proyecto los bloques responden a la escala urbana y se relacionan con la ciudad, mientras que las casas corresponden a la escala doméstica de la obra. Si los bloques tienen la función de fragmentar las 31 hás. del sitio para constituir espacios más reducidos, se asemejan, por dimensiones a las manzanas tradicionales. Las casas se encargan de subdividir estas 260
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“manzanas,” constituyendo las plazuelas. Las casas, además, sirven de soporte para las pasarelas elevadas que cruzan el sector sur-poniente de la UVP lo que enfatiza, aún más, la importancia y el nivel de integración que tienen con el resto del conjunto. Las casas unifamiliares construidas en la Unidad Vecinal Portales son 302 en total, subdivididas en siete tipos distintos: B, C, D, E, F, E1 y F1. Esta nomenclatura es la misma que usaron los arquitectos en los planos del proyecto. Para esta investigación se ha decidido mantener el nombre original de cada tipo, ya que el reducido número de variantes lo permite. Las casas B, C, F y F1 (variante de la tipología F) son de un piso, mientras que las D, E y E1 (variante de la tipología E), son de dos pisos. Todas las casas se agrupan en espacios contenidos entre bloques residenciales. La disposición de las viviendas, en estos espacios, logra conformar áreas más reducidas con respecto a los grandes paseos oriente-poniente de la UVP o del paseo central que se desarrolla en sentido norte-sur. En las plazuelas, las viviendas se disponen a una distancia aproximada de 40 metros con tal de proporcionar vistas parciales del contexto, lograr puntos de reunión a escala menor y contener programas como juegos infantiles o bancos para sentarse al aire libre bajo la sombra de los árboles existentes.
299 Totalidad de las casas de la UVP.
Todos los grupos de viviendas, excluyendo los dos grupos de la tipología D — que se disponen en hilera—, se agruparon de a dos o de a cuatro, con desfases para evitar la constitución de grandes líneas continuas. A cada casa se accede desde las áreas verdes comunes a pesar de que, como se verá enseguida, se proyectaron lugares de filtro entre los sectores más públicos del conjunto y las viviendas de modo que, a pesar de estar en primer piso, tienen un discreto nivel de privacidad. A continuación se describirán dos tipos de casas, uno construido por la Caja y uno por la CORVI, con tal de destacar las diferencias que el cambio de la primera a la segunda institución dejó en la estructura de las viviendas. Las casas tipo B, construidas por la Caja, tienen una superficie de 97,94 m², se desarrollan en un piso y tienen orientación oriente-poniente. Esta tipología se usa 60 veces en 9 de las 15 plazuelas del conjunto. Cuentan, por el lado opuesto a las plazuelas, con un antejardín parcialmente techado, desde el cual se accede por medio de una pequeña escalera de tres peldaños. Este acceso se produce por un pasillo que llega hasta la mitad de la vivienda y la separa en dos partes. En la parte izquierda se encuentran la cocina, un pequeño patio trasero privado y el dormitorio y baño de servicio. Todos estos ambientes están delimitados por un muro estructural que conforma un núcleo dedicado a los servicios.
300 Casas Tipo B.
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A la derecha de este pasillo se ubica un dormitorio con capacidad para dos camas. En el centro del departamento se encuentra un espacio de distribución por medio del cual se accede, a la izquierda, al estar-comedor. Desde aquí se puede salir a la pequeña terraza-terraplén posterior que se encuentra parcialmente techada por las pérgolas descritas anteriormente en este capítulo. Estas estructuras conforman el filtro visual que otorga privacidad a las viviendas. La parte derecha de este espacio de distribución central sirve a los tres dormitorios y al baño principal. Con respecto a los materiales utilizados en las viviendas de uno y dos pisos, Moscoso afirma: Planta
Casa B
Elevación principal
En las viviendas los materiales se presentan a la vista, destacando entre ellos, el ladrillo con su color característico, el hormigón armado en las estructuras de pilares y vigas, al igual que en los muros terminales de cada vivienda y la piedra que se ocupó en pequeños muros para separar las terrazas y jardines propios de cada vivienda [...] El color en pintura se elimina de las viviendas y en ellas solo se juega con los colores y las texturas propias de los materiales a usar. 254 La relación dialéctica entre los distintos materiales utilizados y la sinceridad estética de la arquitectura propuesta es una característica fundamental en la UVP y, por extensión, una constante en las obras de BVCH.
Elevación patio
No se pintan los edificios ni se usan colores para proponer diversidad; sólo se utilizan materiales cuya textura y color sea capaz de mostrar su función y su importancia en la obra completa. Este valor tienen, por ejemplo, las baldosas que representan unos “pétalos” aplicadas tanto en los pilares estructurales de las calles elevadas de los bloques, como en los antepechos de las casas unifamiliares.
Corte longitudinal
301 Planta, corte y elevaciones de la casa B.
302 Materialidad de las casas.
254 Fernando Moscoso, op. cit., p. 46.
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Las casas tipo E y E1,255 construidas por la CORVI, tienen una superficie de 84 m² aproximadamente y se desarrollan en dos pisos. En toda la UVP existen 130 casas de este tipo: 100 del tipo E y 30 del tipo E1. Estas viviendas se diseñaron en grupos de 4 y 8 unidades, desfasadas también las unas de las otras. Las viviendas tienen orientación mixta, es decir, 64 viviendas del tipo E tienen orientación oriente-poniente, 36 tienen orientación norte-sur y se enfrentan a la avenida Norte. En cuanto a las 30 viviendas del tipo E1, todas tienen orientación norte-sur y se ubican en el Paseo Poniente frente a la avenida Sur. Las agrupaciones de viviendas del tipo E, que se encuentran en las plazuelas del tercer sector, están compuestas por grupos de 8 viviendas conformando con ello un frente continuo de 40 metros de largo. Cada grupo de 8 se descompone, a su vez, en 2 grupos de 4 conformados por dos pares de viviendas espejados el uno respecto del otro.
303 Casas Tipo E.
A estas viviendas se accede a través de un camino peatonal que avanza por un antejardín entre el patio de servicio —protegido detrás de un muro— y un pequeño terraplén. Se ingresa a un pasillo desde el cual se accede respectivamente a la cocina, por un lado, y al dormitorio de servicio, de dimensiones muy reducidas, por el otro. En las viviendas que conforman los cabezales de cada agrupación, el baño de servicio tiene además, una ventana al exterior. El área de acceso entrega directamente al estar-comedor, proporcionando ya desde la puerta de acceso una vista a los jardines y las áreas verdes posteriores. Desde el estar-comedor se accede al segundo piso por una escalera de dos tramos. En el segundo piso el baño principal se enfrenta a la escalera, mientras que los dos dormitorios tienen vista al exterior. Sobre el techo de las viviendas del tipo E1 corren las pasarelas que conectan los distintos bloques residenciales. En las porciones de techo adyacentes a estas estructuras los arquitectos plantaron jardines compuestos de plantas que necesitaran de escasos cuidados. Estas pasarelas presentaban barandas de alrededor de 45 cm. de altura, permitiendo que allí se pudiesen sentar personas a conversar. Este sistema de recorridos elevados, sobre los techos de las viviendas, estaba complementado con faroles que permitiesen la libre circulación de los peatones también por la noche. En término de materiales usados no existe diferencia entre las casas construidas por la Caja y aquellas construidas por la CORVI. También el número de viviendas construidas por ambas instituciones es prácticamente el mismo. En lo que sí varían es en los metros cuadrados libres por vivienda: al igual que en los departamentos, también en las casas hubo una sensible disminución de los estándares de habitabilidad entre un mandante y el otro.
Planta
Casa E
Elevación principal
Elevación patio
Corte longitudinal
304 Planta, corte y elevaciones casa E. 255 La diferencia entre la casa E y la E1 corresponde al hecho de que, sobre la segunda, pasan las pasarelas elevadas del conjunto.
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4.7 Las pasarelas, las calles elevadas, los pasillos distributivos y las cajas de escaleras: entre público y privado.
Entre las casas y los departamentos de los bloques hay un sistema integrado de infraestructuras que articula los flujos y los movimientos de las personas en el conjunto. Además de los caminos peatonales, estudiados en el capítulo anterior, se encuentran las pasarelas y las calles elevadas. En repetidas ocasiones, a lo largo de esta tesis, se ha hecho mención a las pasarelas como un elemento característico del conjunto. Este sistema de recorridos elevados,256 desde un punto de vista pragmático, representa el expediente que ha permitido la construcción de edificios de 7 pisos en la parte sur-poniente de la unidad vecinal.257 Desde un punto de vista teórico-disciplinar, como sostiene Pérez de Arce, “el desprendimiento de los recorridos y el suelo natural plantea incógnitas que van más allá de su aparente lógica funcionalista, y que se manifiesta tanto en obras de arquitectura aislada como en propuestas urbanas.”258 Aquí este suelo virtual, además de un medio de comunicación, constituye la multiplicación efectiva del espacio público del primer piso. Para lograrlo, los techos de las casas se usan como jardineras y las barandas de las pasarelas se rebajan para conformar asientos y zonas de estar.
305 y 306 Sistema de pasarelas elevadas en la zona central de la UVP. En las fotos, los bloques 1 y 2. 256 Un estudio exhaustivo de este sistema se puede encontrar en el trabajo de Chateau citado en esta tesis. 257 La ordenanza no hacía alusión expresa al uso de ascensores para las viviendas económicas, pero establecía que los edificios de este tipo no podían tener más de cinco pisos de altura, con un máximo de 13 metros de altura. Ya que lo arquitectos habían decidido proyectar un edificio de siete pisos en el extremo poniente de la UVP para alcanzar la densidad requerida sin aumentar la ocupación de suelo, usaron el sistema de las pasarelas y de la calles vehiculares de los bloques 1 y 2 para establecer una nueva cota cero al interior del conjunto desde la cual empezar a contar los 5 pisos o los 13 metros de altura. 258 Rodrigo Pérez de Arce, “El jardin de los senderos entrecruzados” en Wren Strabucchi (ed.), Cien años de arquitectura en la Universidad Católica, Santiago, ARQ, 1994, p. 158.
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Las características de este sistema de recorridos elevados son variadas. Algunos tramos se constituyen por pasarelas apoyadas sobre pilares cilíndricos de acero, otros pasan por encima de las casas, otros se insertan en los bloques residenciales y se ensanchan para convertirse más bien en calles peatonales. Por último, este sistema en los bloques 1 y 2 se transforma en una calle vehicular elevada a la que podían acceder vehículos desde la rampa helicoidal en el cabezal sur del bloque 2. A este sistema se accede por varios puntos ubicados por todo el sector surponiente de la UVP. Uno de los accesos principales está constituido por un puente-rampa que se ubica sobre la avenida Las Encinas, en el centro geométrico de la UVP. Este lugar, conocido por los habitantes como el “sube y baja” y fotografiado también por Combeau en 1961, ofrece una visión privilegiada del complejo. La ubicación del “sube y baja” en este punto estratégico se debe al hecho de que en ese lugar estaba prevista, en el proyecto original, la construcción del centro comunitario y la plaza central, en la cual se concentraban los servicios a la comunidad.
Este sistema de recorridos elevados se extiende por todo el sector surponiente de la UVP. Desde el área central del conjunto, empezando por el “sube y baja,” el recorrido de las pasarelas se extiende en forma paralela al paseo poniente de la UVP pasando por encima de la casas tipo F1, de un piso, en un primer tramo, y por encima de las casas tipo E1, de dos pisos, en el segundo tramo. Este recorrido rectilíneo remata en la cabecera del bloque 1 pero, antes de hacerlo, se junta con la prolongación de las pasarelas provenientes del bloque 2. A este eje central, que se desarrolla en sentido
307 El ”Sube y Baja”.
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oriente-poniente, corresponde otro eje paralelo que comienza en la cabecera del bloque 3, junto a la avenida Las Encinas, y que atraviesa todo el bloque a lo largo de su tercer piso pasando por encima de las casas tipo E1 y remata en la cabecera del bloque 2. Estos dos ejes horizontales están unidos, a su vez, a dos ejes norte-sur. El primero pasa por el segundo piso del bloque 10 (el único bloque que contiene el recorrido de las pasarelas elevadas en el segundo en vez del tercer piso), atraviesa la plazuela del Peumo, todo el bloque 9 por su tercer piso y, pasando por los techos de 4 casas tipo E1, se junta con el otro eje que une el bloque 3 con el 2. El otro eje norte-sur es el que atraviesa, en todo su largo, los bloques 1 y 2, conformando un paseo elevado de más de 400 metros de extensión.
308 Sistema de pasarelas en el sector surponiente.
Este sistema se justificó funcionalmente para poder superar los límites impuestos por la normativa con respecto a la altura y las dimensiones de los edificios de viviendas económicas. Sin embargo, esta operación proyectual supo plasmar en la UVP un entorno urbano especial en el que la relación con el suelo y la arquitectura encontró nuevas expresiones funcionales y estéticas. Como manifiestan los documentos fotográficos de la época, y también los mismos habitantes, estos espacios fueron utilizados extensamente por la población hasta el momento de su cierre por motivos relacionados a problemas de convivencia en los años noventa. Hay testimonios, en el estudio de Moscoso, con respecto a las maneras en que fueron utilizados estos espacios por la comunidad, principalmente por los jóvenes que en ellos jugaban a la pelota o andaban en bicicleta. Además, constituían lugares de encuentro y de reunión para los vecinos que en ellos encontraban lugar para sentarse. Como menciona Moscoso, “hasta mayo de 1968 se hacían tres misas los días domingos y festivos en uno de los pasillos del bloque 10, al que se bautizó como “la Catedral” del conjunto.” 259
259 Fernando Moscoso, op. cit., p. 32.
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Otros elementos fundamentales para la UVP son las escaleras que fragmentan los largos bloques residenciales. Estas estructuras se han proyectado con particular cuidado, intentando elevar las características espaciales y plásticas que las conforman. En el bloque 2, al igual que en el bloque 1, las rampas de escaleras que conectan el tercer piso con el sexto presentan descansos en la parte central del bloque. A éstos se accede a través de escaleras de dos tramos, que penetran en el espacio asomándose primero hacia la parte poniente de la ciudad, y después hacia la parte interior del conjunto, proporcionando vistas privilegiadas del paisaje urbano, del conjunto mismo y de la cordillera en segundo plano. Estos lugares, constituidos por grandes vacíos de hasta cinco pisos de altura (13 metros, aproximadamente) están fragmentados por la continuación de las losas de los pisos, que de esta manera encuadran y muestran el paisaje.
En el bloque 3, en cambio, estos espacios tienen una estructura y una espacialidad distinta. Aquí, desde el nivel del suelo, una primera escalera en dos tramos, completamente externa a la estructura del bloque, conecta con la pasarela elevada, mientras que a los pasillos externos de los pisos cuarto y sexto se accede por medio de una escalera situada en el centro del bloque. Este sistema produce una fluidez espacial con la cual se pasa de condiciones interiores a espacios completamente abiertos y flotantes en el espacio.
309 Vista de la ciudad desde las cajas de escaleras del bloque 1 en el cual se aprecia la relación entre el bloque y el paisaje. 310 Una de las cajas de escaleras de los bloques de 200 metros vistas desde la autopista.
311 y 312 Pasillos exteriores del bloque 3.
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En los bloques 4 a 17, en cambio, los sistemas de comunicación vertical utilizados son diferentes y de dos tipos. El primero se ubica en un tercio del bloque, es techado, y en él las rampas de escaleras se desarrollan paralelamente al sentido del bloque. El segundo es exterior, se desarrolla alrededor de un pilar central que contiene las chimeneas de los incineradores y se conecta a los bloques a través de puentes.
313 y 314 Vista de la caja del escaleras del bloque 4 corte del mismo.
Esta heterogeneidad de sistemas se da entre un bloque y otro pero también al interior de cada bloque. El sistema de pasillos distributivos internos del bloque 2, por ejemplo, presenta en los cabezales del primer piso dos áreas despejadas desde las cuales se puede acceder al pasillo central que lleva a los departamentos. Este pasillo, de más de doscientos metros de largo, está subdividido en cuatro partes desiguales producidas por las cajas de escaleras: lugares abiertos pero techados que —en primer piso— se conectan con el sistema de caminos peatonales. En el tercer piso,260 la estructura del bloque cambia. Aquí se ubica la calle elevada peatonal y vehicular. En este piso el área ocupada por esta calle corresponde a un 60 % aproximado del total, lo que demuestra la importancia que esta infraestructura tenía para el proyecto. La estructura del pasillo cambia de nuevo en el cuarto, quinto y sexto piso. Aquí el pasillo vuelve a ubicarse centralmente al bloque ya que sirve departamentos distribuidos a cada lado del mismo y está también, como en el primer piso, interrumpido por las cajas de escaleras. Al analizar el bloque 3, que fue construido por la CORVI en la segunda etapa en el cual se racionalizaron los tipos de departamentos, se percibe una mayor racionalización estructural y, con ello, los pasillos distributivos al interior del bloque alcanzan un mayor grado de uniformidad.
260 En segundo piso este bloque no tiene pasillo, porque los departamentos del primer piso son duplex.
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En el bloque 3 no hay pasillo distributivo en el primer piso pues a cada uno de los departamentos se accede directamente desde la calle. En el segundo piso tampoco se usa el pasillo por el hecho de albergar los segundos niveles de los duplex del primer piso. En el tercer piso el pasillo, que por dimensiones se puede considerar una calle peatonal elevada, pertenece al sistema de recorridos en altura que atraviesa toda la parte sur-poniente del conjunto y que se extiende por todo el largo del bloque. En este caso, el ancho de la calle es inferior al de los bloques 1 y 2, principalmente por dos motivos: el primero es que no estaba presupuestado que accedieran automóviles y el segundo, que este bloque, por tener orientación oriente-poniente, tiene una crujía menor a la de los bloques con orientación norte-sur por lo que también esta calle se reduce en dimensiones. La orientación desfavorable y la necesidad de explotar al máximo los metros cuadrados construidos son la razón por la cual en el piso cuatro y seis del bloque 3 los pasillos distributivos son externos al plomo del edificio, constituyendo una nueva tipología y un nuevo espacio dentro la UVP.
315 Estructura de los pasillos del bloque 2.
Al analizar los espacios compartidos de los edificios de vivienda colectiva, Sebastián Irrarrázaval sostiene que “en países como Inglaterra [...] el departamento es, de alguna forma, una prolongación del espacio común. En el interior de estos edificios el suelo cubierto por alfombras se extiende confortablemente hacia el interior de los departamentos,” mientras que en Chile “los espacios comunes son [...] no la prolongación del interior doméstico, sino la extensión de la calle.” 261 Esta observación sobre las características de los espacios comunes de los edificios de vivienda colectiva se adapta oportunamente al caso de la UVP. Lo que se ha podido notar es que, en este caso, no sólo estos espacios corresponden a la extensión de la calle sino que, de alguna manera, es la calle misma la que constituye los espacios colectivos de los bloques. Pasillos distributivos, cajas de escaleras y calles elevadas —tanto peatonales como vehiculares—, conforman el espacio de transición entre los espacios públicos y los espacios privados. En esta misma óptica, los bloques residenciales mismos son aquellos elementos que recogen la diversidad que la ciudad presenta a escala urbana, y en ellos se funden las tensiones producidas por la vida en comunidad.
316 Estructura de los pasillos del bloque 3.
Como sostiene Pérez de Arce, “un edificio es un recorrido en tres dimensiones, a través de lugares compartidos en copropiedad: ni tan público como la calle ni tan privado como el departamento, su origen es la puerta de entrada y su destino, cada departamento.” 262 En la UVP esta condición es más ambigua, porque no está claro el límite entre los departamentos y los espacios en copropiedad o aquellos completamente públicos.
261 Sebastián Irarrázabal, citado por Rodrigo Pérez de Arce en El domicilio urbano, Santiago, ARQ, 2006, p. 87. 262 ibid., p. 90.
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En algunos casos, por ejemplo, la conformación misma del bloque hizo que su cabecera fuera compartida sólo por dos departamentos, de modo que el pasillo distributivo, por el hecho de ser utilizado sólo por dos familias, se transformó en una extensión misma de los departamentos, adquiriendo un sentido más privado. Del mismo modo, la transición entre los espacios en copropiedad no está claramente definida en la UVP. Por ley, las áreas verdes, que parecen ser espacios públicos de la ciudad, son parte de la copropiedad por lo que no existe diferencia entre los pasillos, las cajas de escaleras, las pasarelas elevadas, las áreas verdes o los jardines. Esta ambigüedad no se da en la ciudad consolidada, donde hay un claro entendimiento de cuándo termina un espacio de carácter público, y cuándo empieza otro de carácter semi-público o privado. Las excepciones y la multiplicidad de espacios seguirían aumentando al extender este tipo de análisis a todos los bloques del conjunto;263 sin embargo, los analizados hasta ahora dejan explícita la complejidad espacial y la diversidad de estos lugares. En la UVP hay calles que hacen de pasillos y pasillos que hacen de calles, de pasarelas elevadas o de caminos peatonales. Elementos de dimensiones diversas, a veces techados, a veces abiertos, que se relacionan visualmente con el interior del conjunto y a veces con el exterior, con las copas de los árboles, los techos de las casas o con la cordillera de los Andes en segundo plano. Estas estructuras, que se comprimen en los oscuros pasillos interiores, y que se descomprimen en las amplias cajas de escaleras, constituyen la columna vertebral de los bloques residenciales y del conjunto en su totalidad.
263 En la sección de anexos de la tesis se puede apreciar el trabajo completo que se refiere a la estructura y espacialidad de los pasillos distributivos al interior de los diversos bloques.
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4.8 El corazón de la UVP y los locales comerciales: un proyecto inconcluso.
La idea de centro encierra en sí dos nociones, una geométrica (con respecto a un determinado diseño urbanístico) y la otra más propiamente funcional (con respecto a la destinación y al uso). A menudo los dos términos coinciden: eso significa que generalmente el baricentro es, al mismo tiempo, el corazón de la ciudad; pero esta no es una regla absoluta.264 Ernesto Nathan Rogers usa estas palabras para referirse a las características físicas y a la importancia estratégica del corazón de la ciudad. Aunque parezca azaroso analizar el equipamiento de la Unidad Vecinal Portales bajo la categoría de “corazón de la ciudad” (ya que esta categoría Rogers la aplicó a los centros de las ciudades consolidadas y nuevas que se estudiaron en el libro) esto adquiere sentido si se considera que la Unidad Vecinal Portales, como otras unidad vecinales, contiene las complejidades propias de una pequeña ciudad. En términos de cantidad de población, por ejemplo, la UVP es mucho mayor que varios pueblos de Chile. Además, tal como lo plantea Rogers, se ha decidido hacer mención al equipamiento proyectado de la UVP como el corazón, ya que éste es el elemento vital del cuerpo humano entendiendo que su vitalidad es física pero también social. En el paseo central de la UVP confluían las pasarelas elevadas y desde allí se podía penetrar, a través de los caminos peatonales, a cualquier parte del conjunto. En la zona central se deberían haber construido el mercado, el centro cívico, los locales comerciales, el terminal de buses y el paseo central con un parque. Las teorías sobre las unidades vecinales de la segunda postguerra confiaban en el equipamiento para que se constituyera la vecindad o comunidad, considerada la base social de una unidad vecinal. La escuela básica, el equipamiento dedicado al comercio, las zonas para el deporte y las áreas verdes eran indispensables para que la población pudiese encontrar en el nuevo barrio todo lo que necesitaba: desde la mercadería a la iglesia, desde el teatro al consultorio médico. Probablemente tanto la CORVI como la Caja de Empleados Particulares, decidieron no construir el equipamiento por escasez de recursos, pero normalmente se ha presentado como causa de esta falencia a una supuesta imposibilidad legal por parte de los mandantes de construir instalaciones de carácter distinto al residencial. Estas informaciones son imprecisas ya que, como establecía la ley nº 9.135 (ley Pereira), “los proyectos que se ejecuten con arreglo a las disposiciones de la presente ley podrán consultar locales
264 E. N. Rogers, “Il cuore un problema umano della città en Rogers,” en J. L. Sert y J. Thyrwhitt, Il cuore della città: per una vita piú umana della comunità, Milán, Hoepli Editore, 1954, p. 69.
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comerciales siempre que su ubicación o importancia lo justifique a juicio del Consejo de la misma. La superficie de los mencionados locales no podrá, en ningún caso, exceder del 20% del total edificado que consulte el respectivo proyecto.” 265 De hecho, tanto en la Villa Olímpica como en la Unidad Vecinal Providencia —unidades vecinales que tuvieron el mismo desarrollo que la UVP, en el sentido que fueron promovidas y financiadas por la Caja de Empleados Particulares y terminadas por la CORVI— se construyeron locales comerciales y supermercados. No se sabe con precisión el motivo por el cual en la UVP se construyeron sólo 6 de los 28 locales comerciales y por qué no se construyeron la iglesia, la sede social, los jardines infantiles, el mercado y el resto del eje cívico central. Moscoso entrega importantes indicios al respecto: “la política iniciada por la Caja, de recuperar sectores urbanos céntricos en decadencia que contaban con una infraestructura y un equipamiento establecido, llevó a la elección de ubicar la UVP en los terreno contiguos a la Quinta. Como una de muchas ventajas, este lugar contaba con equipamiento de tipo comercial en dos sectores importantes: el Sector Estación Central, Matucana y Chacabuco, y el Sector San Pablo Matucana. El primero ubicado más o menos a 1.000 metros y el segundo a unos 2.000 metros de distancia del centro de la UVP.” 266 La presencia, en el sector de emplazamiento de la UVP, de programas tanto comerciales como educacionales, junto con la escasez de recursos de la Caja de Empleados Particulares y de la CORVI, podría haber sido el principal motivo por el cual los locales comerciales y el equipamiento no encontrara realización. Si por un lado es legítimo pensar que mil o dos mil metros, la distancia entre el centro de la UVP y el equipamiento comercial aledaño, no es una distancia considerable, es también cierto que estas medidas superan por mucho el radio de 400 metros que está en la base de los estudios de la Neighborhood Unit de Perry acerca de las distancias máximas entre equipamientos y viviendas, y propuestos también en el libro de Sert. Otra prueba, de que la Caja de Empleados Particulares se había comprometido hasta el último momento a construir los equipamientos en la UVP, está contenida en el reglamento de copropiedad firmado por los habitantes ante el notario Alfredo Astaburuaga el 26 de enero de 1971. El punto tercero establecía “que en el primer y segundo sector falta por construirse el parvulario, ubicado en la plazuela del Peumo, un mercado y otras obras [...] Las obras por construirse se incorporarán al presente reglamento y al dominio de los copropietarios una vez que se constituyen y sean entregados a éstos.” 267
265 Amador Brevia y Lionel Bastías, DFL 2, de 1959. Leyes y reglamentos para la construcción de viviendas económicas, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1982, p. 87. 266 Fernando Moscoso, op. cit., p. 142. 267 Reglamento de copropiedad firmado ante notario, 26 de enero de 1971
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A pesar de que no se haya concretado, vale la pena analizar el proyecto del equipamiento de la UVP ya que él muestra la estrategia planteada por los arquitectos y refleja las lógicas de funcionamiento del espacio público en el conjunto. Una de las últimas plantas dibujadas por la oficina es del 19 de octubre de 1967. Este plano, en el cual se presenta la UVP junto con la UTE, detalla también la estructura del equipamiento de la UVP en el eje central.
La estructura urbana planteada es muy sencilla. Todo el equipamiento se desarrolla al lado oriente de la avenida Las Encinas, la que divide a la unidad vecinal en dos partes. Desde la parte norte, en el encuentro entre la avenida Portales y la avenida Las Encinas, donde se ubicó el terminal de buses que conectaba la calle Apóstol Santiago con Matucana y el centro de la capital, se desprende una batería de locales comerciales.
317 Plano general de 1967 que muestra la relación entre el conjunto y la Universidad Técnica del Estado.
Éstos constituían un largo edificio de un piso de altura cuyo frente medía alrededor de 150 metros de largo. Este edificio de frente continuo hacia la avenida Las Encinas contemplaba, en su parte trasera, un sistema de techos y una estructura de parrones de hormigón que proporcionaban sombra y conformaban un lugar de encuentro comunitario. Esta infraestructura servía de apoyo para el terminal de buses y, por su particular condición de “vacío,” incluía en el proyecto la arborización existente en el sitio de proyecto. Todos estos aspectos se han podido identificar gracias al hecho de que de los 28 locales comerciales proyectados se construyeron 6 y, en las fotografías de la época, tanto de Combeau como de Moscoso, se aprecia la conformación de estos espacios como la ocupación de los mismos. 273
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318, 319 y 320 Imágenes de los locales comerciales de la UVP, del paradero de microbuses y de las estructuras livianas con las cuales se conforma el espacio.
Entre los documentos revisados no se han encontrado planos que muestren el proyecto de los locales comerciales a una escala más detallada, sin embargo se ha hallado una planta a escala 1:50, fechada el 13 de diciembre de 1968, en la cual se muestra la estructura de los seis locales comerciales construidos. Cada uno de los locales tiene una planta rectangular de 5 metros de ancho por 9,8 metros de largo —de la unión de dos locales se obtiene un cuadrado de cerca de diez metros de lado—. Estos cuadrados se unen desfasados en un cuarto de su lado. Eso habría garantizado, en un edificio de 150 metros de largo, un frente fragmentado en el cual el juego de sombras habría garantizado movimiento en la fachada. La estructura de los locales comerciales es muy simple. Su planta está conformada por machones de hormigón y grandes paños vidriados. Los baños de tres locales se agrupan en un único cuerpo que, además, es el único que interrumpe la libertad de la planta. Todos los locales se abren completamente hacia la parte opuesta al acceso, proponiendo continuidad entre interior y 274
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exterior, precisamente en la parte del conjunto que había sido pensada como paseo peatonal.
321 y 322 Estructura y espacialidad de los parrones que se encuentran en la parte posterior de los locales comerciales. Los arboles existentes se mezclan con el sistema de pilares de acero.
El resto del programa que se proyectó para el eje central de la UVP correspondía al centro cívico, que se debería haber ubicado alrededor de la Plaza Mayor268 del conjunto, en el encuentro entre el Paseo Orienteponiente y el Paseo Central. En este lugar se deberían haber emplazado la sala de reuniones comunitaria y las oficinas de administración. En las plantas generales del conjunto se aprecian dos volúmenes. El primero es un cuerpo de planta rectangular y en disposición perpendicular a la avenida Las Encinas, conectado con los locales comerciales descritos anteriormente. El segundo, en cambio, es de planta circular y se ubicaba casi en el centro de la gran plaza central del conjunto. En ninguna de las plantas estudiadas se ha podido encontrar registro de lo que debían contener precisamente tales volúmenes; sin embargo, de la lectura de estos documentos, se desprende que estas infraestructuras, por su localización y por el hecho de estar conectadas una con la otra, debían haber funcionado como un todo, adquiriendo un valor simbólico para el barrio. Como se ha mencionado en el capítulo anterior, al lugar central del conjunto confluían los caminos peatonales, la avenida Las Encinas y, además, se desprendían las pasarelas elevadas que respondían a una nueva manera de vivir el espacio público. La Plaza Mayor se consideraba el verdadero centro cívico de la comunidad y, para retomar las palabras de Rogers, ese centro cívico, en el caso de la UVP, coincidía con el centro físico y geométrico del barrio. El último de los programas proyectados en el eje central era el mercado. Este
268 No es casual el uso del nombre “Plaza Mayor” aplicado a la plaza central de la UVP. En algunas de las plantas confeccionadas por la oficina se nombra de este modo a este espacio. Esto tendría un claro significado ya que la Plaza Mayor, en las ciudades coloniales, es al mismo tiempo el corazón de la ciudad, el lugar fundacional de la misma y el elemento por el cual una ciudad o un pueblo se puede identificar. En este caso, la plaza central de la UVP es lo que justifica el hecho de que este conjunto se pueda considerar, en definitiva, como una verdadera ciudad de pequeñas dimensiones.
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se encontraba en la parte sur del Paseo Central, como remate de la parte oriente del Paseo Oriente-poniente. Tanto los locales comerciales como el mercado debían haber estado servidos estratégicamente desde la avenida Las Encinas. Es por ello que, tanto los primeros como el segundo, se ubicaron adyacentes a la calle, con un área de estacionamientos que debería haber favorecido las operaciones de compra al interior de ellos. El caso de la UVP, con sus áreas comerciales y de equipamiento, no es nuevo en el contexto chileno; ya en la década de los cuarenta uno de los primeros conjuntos habitacionales construidos en Chile, la Población Huemul II, del arquitecto Julio Cordero, contaba con locales comerciales y una piscina para la comunidad. También en la Población Juan Antonio Ríos, construida por la Caja de la Habitación, cuyo primer proyecto remonta a mediados de la misma década, se consideró la construcción de servicios generales tales como escuelas, canchas de deporte, dispensarios, servicios de incendio e instituciones de crédito prendario. Además, esta población se emplazó en un sector de la capital de carácter industrial y la cercanía entre el nuevo barrio residencial y las fábricas era considerada positivamente ya que limitaba el tiempo de desplazamiento desde la zona residencial a los lugares de trabajo. Por otro lado, también en la Población El Salvador, construida por la Caja de Empleados Particulares, junto con la construcción de los pabellones residenciales se construyeron 12 locales comerciales. Todas estas experiencias previas al proyecto de la UVP, promovidas tanto por el sector público como por el semi-fiscal, demuestran que estaba bastante asentado en la época el hecho de que las nuevas urbanizaciones debían contemplar programas de servicio a la comunidad. Aparte de los ya mencionados, otro de los motivos por los cuales probablemente no se construyó el equipamiento en la UVP se relaciona al hecho de que, en este caso, el programa de equipamiento comunitario tenía una escala y un peso distinto para el proyecto, que en el caso de la Población Salvador o la Población Huemul II. En estos proyectos los locales comerciales se proyectaron en el primer piso de los pabellones residenciales. En la UVP, en cambio, las infraestructuras comunitarias se deberían haber emplazado en edificios construidos para esa función específica y a ellos se les debería haber sumado el costo de las obras de urbanización del eje central. Todo ello habría significado, para la Caja de Empleados Particulares, un gasto de inversión mucho mayor. En el contexto latinoamericano son muchos los casos similares pero una de las primeras experiencias la constituye el conjunto Pedregulho, de Affonso Eduardo Reidy, que había encontrado un gran nivel de difusión a nivel internacional. Este caso significó probablemente uno de los primeros ejemplos en los cuales se dio prioridad a la construcción del equipamiento comunitario por sobre la construcción de todos los pabellones habitacionales269 y gracias a la construcción de ese corazón funcional del proyecto se logró activar la vida comunitaria del conjunto.
269 En este proyecto no se construyeron todos lo edificios residenciales.
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Estos lugares tenían un rol monumental y, en algunos casos, simbólico. Los locales comerciales y el equipamiento de la Unité d’habitation por ejemplo, más allá de estar justificados por motivos funcionalistas, tienen la carga simbólica de representar la diversidad programática propia de la ciudad misma. En la Unité se lleva a un extremo el concepto de unida vecinal ya que aquí todo el programa está contenido en un único edificio: espacios públicos como el techo jardín, los locales comerciales en una calle-corredor destinada a esa función, una jardín infantil y múltiples tipos de departamentos. El equipamiento, las plazas y los espacios públicos en estos proyectos tuvieron, en definitiva, una importancia que va más allá del rol funcional para el cual fueron pensados. En proyectos como Pedregulho, la Unité o la UVP, los elementos propios de la ciudad y del espacio doméstico se funden y rebarajan encontrando una ordenación nueva en la cual la articulación entre la casa, el edificio, el espacio público, los servicios o el equipamiento en general son producto de un único proyecto total.
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Conclusiones
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Complejidades y contradicciones en la UVP.
Se ha querido en esta sección conclusiva señalar algunas claves interpretativas que podrían contribuir a clarificar los materiales generados por la tesis. Entre ellas destacan la cuestión de la nueva escala de las unidades vecinales, la manera en que ésta fue asumida en la UVP, y los conflictos generados por las tensiones, no siempre resueltas, puestas en juego en la obra. Estos factores derivan de la condición inaugural de la UVP con respecto a las unidades vecinales que se construyeron en Chile en los años siguientes. Tal condición está marcada tanto por la ausencia de experiencias previas como por la voluntad de radicalidad que contribuyó a aumentar su inevitable complejidad. Por último, se han querido subrayar los problemas que tocan la inserción urbana de la UVP, localizada en un entorno particular y de características excepcionales. El modo en que los arquitectos procuran articular la lógica asociada a la racionalidad funcional y técnica del conjunto con los cruciales problemas de su inserción en el contexto urbano constituye sin duda, una de las posibilidades de lectura más interesantes de la obra. Ello, tanto para explicar sus lógicas de proyecto, como para comprender el modo en que ella asume algunos de los desafíos arquitectónicos y urbanos que aparecen en las ciudades latinoamericanas del período.
Nuevas Unidades para la nueva Ciudad.
El primer plano con el cual puede contrastarse la UVP es la propia ciudad de Santiago y su desarrollo. La fuerte expansión sufrida por la ciudad en la década del cuarenta trajo consigo un aumento de la población hasta superar el millón270 de habitantes, y la construcción de la Carretera Panamericana
270 El censo de Población de 1940 arroja, para el Departamento de Santiago, una población de 1.1oo.725 habitantes, primera oportunidad en que supera el millón (en 1930 era de 836.928 habitantes).
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en 1949 “trajo el gran movimiento generador de una red vial urbana para Santiago”271 y un aumento considerable del parque vehicular. Estos son algunos indicadores del proceso de modernización que estaba afectando a la capital en los años anteriores a la construcción de la Unidad Vecinal Portales. En 1952 el Gran Santiago había superado el millón y medio de habitantes, “el estándar de vida subía lenta pero continuamente, el país exigía nuevas viviendas, nuevos equipamientos, nuevos esparcimientos, nuevos centros de actividad, [...] nuevos centros cívicos y comerciales, nuevos campos deportivos, nuevos hábitos.”272 En este momento se efectuaron los primeros estudios que consideraron Santiago en su escala regional, tales como el Seminario del Gran Santiago de 1958, que puso en evidencia la conciencia de esta nueva situación urbana en los medios académicos y profesionales. Dicha situación provocó, también, profundas transformaciones en la organización institucional: se fundaron nuevas comunas y se realizaron cambios en la estructura administrativa, social y cultural de la ciudad. Frente a la complejidad de esta dinámica de metropolización, con los consiguientes resultados de transformación y fragmentación urbana, las unidades vecinales pueden verse como un intento de generar piezas a la escala de esta ciudad nueva, que pudiesen actuar como módulos autónomos y, a la vez, reconocibles en este nuevo panorama urbano. La Unidad Vecinal Portales y las que le siguieron constituyeron las nuevas piezas con las cuales se intentó construir, desde la vivienda, la nueva Santiago en torno a las décadas del cincuenta y del sesenta. En este periodo, tanto en Chile como en el resto de las principales metrópolis occidentales, las unidades vecinales se posicionaron como una alternativa viable para el crecimiento urbano. Nuevas estructuras arquitectónicas que garantizaban suficiente grado de simplicidad, para poder controlar el caos de las metrópolis y, al mismo tiempo, la suficiente complejidad y diversidad programática para poder considerarse verdaderos trozos de ciudad. Las unidades vecinales constituyeron una tipología capaz de conjugar de manera armónica la densidad habitacional, que se había convertido en una prerrogativa de las metrópolis modernas, con la voluntad de destinar vastas áreas verdes para el esparcimiento y la recreación de los habitantes. Las unidades vecinales se configuraron entonces, como un instrumento para manejar la complejidad de la ciudad, transformándose en el emblema de las nuevas ciudades funcionales. Ciudades que se deberían haber ordenado a partir de principios elementales, planificadas y construidas por arquitectos y
271 Juan Parroquia, Santiago en el tercer cuarto del s. XX., Santiago, Editorial Antártica, 1979, p.27. 272 ibid., p. 33.
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urbanistas que proponían intervenir el contexto a partir de módulos urbanos unitarios. Los proyectos de la oficina BVCH para el sector de la Quinta Normal de Agricultura son prueba de ello. Éstos reflejan la voluntad de ordenar 55 hás. de terreno libre intramuros a partir de edificios heterogéneos, pero insertos en un sistema de reglas urbanas potencialmente extensibles a escala metropolitana. En la Quinta Normal de Agricultura la relación entre la UVP y los establecimientos de la nueva Universidad Técnica del Estado muestra cómo las reglas que ordenaron los bloques y las casas formaron la base para la ordenación de las estructuras de esta última. Los dos proyectos, si bien mantienen autonomía en términos de materiales y programa, pueden ser leídos como un único modelo urbano. El esfuerzo inicial realizado por BVCH de reunir en un solo proyecto tres EMPART independientes puede verse también como la operación de proyecto fundamental para dar lugar a esta nueva pieza urbana, con el tamaño y la complejidad que el nuevo Santiago metropolitano requería, cambiando, de paso, la escala al problema de la vivienda económica en Chile. Horacio Torrent, al referirse a la UVP, propone una clave de lectura que ayuda a entender la relación entre las dimensiones metropolitana y arquitectónica de la obra: En la Unidad Vecinal Portales los bloques de 240 metros de largo significaron una nueva conciencia metropolitana: la arquitectura se hacía cargo, por primera vez en Chile, de una confianza en la forma arquitectónica para asumir condiciones urbanas.273 Dicha confianza se expresa, además, en las calles elevadas, en las pasarelas que articulan el proyecto y en la diversidad de unidades habitacionales. Al analizar la dimensión urbana de la obra se han mostrado las características que hacen de la UVP un proyecto unitario, en base a los elementos del plan que la organiza, y su relación con el contexto geográfico y la ciudad circundante. Sin embargo, al analizar la dimensión morfológica apareció, como constante, la diversidad y heterogeneidad de condiciones, de formas, de estructuras y de espacios que la conforman. Homogeneidad y heterogeneidad conviven en la obra. Estos conceptos antitéticos son la primera clave de lectura que permite entender la complejidad de la obra y delinear la contribución de las unidades vecinales al proceso de modernización urbana y cultural de las ciudades del siglo XX.
273 Horacio Torrent, 20 años no es nada, versión preliminar de artículo inédito.
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La UVP como cruce de tensiones.
Las condiciones experimentales de módulos urbanos que caracterizaron a las unidades vecinales de la segunda postguerra acarrearon también una serie de tensiones difíciles de resolver. La primera es una tensión de tipo escalar, que en la UVP se expresa en la convivencia entre la escala urbana y la doméstica; la segunda se produce entre la experimentación, a través del uso de un nuevo modelo habitacional y urbano, y un cierto arraigo a las preexistencias y a los sistemas tradicionales.
LA TENSIÓN ESCALAR
La tensión escalar es el reflejo de la indisolubilidad entre arquitectura y urbanismo, planteada por De Carlo, que fue citada al principio de esta tesis. En este sentido las unidades vecinales pueden verse, también, como el esfuerzo por dar una respuesta a esta indisolubilidad. Estas piezas urbanas están tensionadas por las dimensiones que en ellas conviven: por un lado la escala urbana, con sus problemáticas específicas, y por el otro la escala doméstica de las viviendas que la constituyen físicamente. La UVP es la primera unidad vecinal de Santiago, y su condición de “primera” supone cierto grado de experimentación. Ello implica no sólo aprendizaje en el manejo de la relación entre la vivienda y el conjunto urbano, sino también el aprendizaje en el manejo de un ambicioso programa que va desde la unidad de vivienda, conformada por un alto número de departamentos, hasta el manejo del espacio público, con el equipamiento, las pasarelas, las calles elevadas y las áreas verdes. La UVP refleja, por otro lado, un esfuerzo de inserción en el contexto, tratando de responder a cada una de estas escalas: desde las geográfico-paisajísticas hasta aquellas urbanas y domésticas. En el terreno más pragmático, la tensión entre ciudad y vivienda se denota por la forma en que debió representarse el proyecto, pasando de la escala 1:1000, propia de los planos generales que se usan para mostrar las relaciones entre un proyecto y la ciudad, a la 1:50, una escala decididamente constructiva, con la que se representan lo espacios internos de las viviendas. Representar los bloques, tanto en planta como en elevación, a escala 1:50, obligó a los arquitectos a fraccionar las estructuras residenciales en tramos y fragmentos. Esta actitud refleja la confianza en que, una vez establecida la regla, ésta se pudiese repetir hasta constituir un trozo de ciudad. 282
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El proyecto va desde el trazado urbano, con la propuesta de extensión del parque ornamental existente, una universidad y la disposición de los bloques y las casas en el sitio —todos representados a escala 1:1000— hasta los detalles de la escalera de los departamento duplex de los bloques, o el sistema de persianas correderas —todos representados a escala 1:10—. Entre estas escalas se utilizó sólo la 1:50. Esto, si por un lado indica gran oficio por parte de los arquitectos, capaces de dominar el espacio sin necesidad de recurrir a escalas intermedias, por el otro podría ser uno de los motivos que explican las ambigüedades de la obra: pasillos que sirven sólo a dos departamentos y treinta y seis variantes de departamentos (más las ulteriores variaciones menores), por citar sólo dos ejemplos. El cambio de escala entre la ciudad y la vivienda obliga a un recorrido que va desde el bloque hasta la casa unifamiliar. Este cambio de escala propone, en la UVP, además un cambio de plano con la posibilidad de elevar la calle y construir un sistema de recorridos elevados. Este cambio de plano es físico y también conceptual: la ciudad nueva propone elementos urbanos que se articulan, con encuentros y desencuentros, con la ciudad tradicional. Las infraestructuras que unen los bloques y las viviendas unifamiliares, las calles elevadas, las pasarelas, y los caminos peatonales ubicados en primer piso, constituyen el tejido conectivo que a escala mayor está constituido por las calles vehiculares, las veredas, los pasajes o los puentes de la ciudad histórica. En la UVP tales infraestructuras heterogéneas, en cuanto a uso, dimensiones y trazados, son parte de un proyecto unitario, planificado y construido desde cero.
LA TENSIÓN ENTRE LÓGICA TÉCNICA Y LÓGICA CONTEXTUAL.
La segunda tensión presente en el proyecto responde a dos lógicas diversas y simultáneas. Por un lado, hay una lógica técnico-funcional propia de la disciplina y, por el otro, el proyecto se acoge a cierta lógica contextual que lo relaciona con el paisaje, con el parque y con las características de la ciudad tradicional. La UVP presenta una condición dialéctica que oscila continuamente entre un arraigo profundo al contexto y la voluntad de despegarse de éste para inscribirse en los temas urbanos que las unidades vecinales estaban planteando a nivel internacional. En ello se inscribe la voluntad de configurar una nueva unidad parque-vivienda utilizando los bloques y las viviendas en distintos sentidos: por un lado, los bloques tienen una ordenación regular, gobernada por la orientación dentro del sitio y, por el otro, actúan en relación al entorno. Los bloques varían su tamaño y su dimensión de acuerdo a la función que cumplen. Algunos de ellos fraccionan el espacio de las macro-manzanas y 283
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otros encierran el espacio entregando direccionalidad y conformando un espacio urbano peculiar. Asimismo, la relación que las estructuras residenciales establecen con el lugar de emplazamiento es precisa. La obra constituye la ocasión para mostrar los elementos propios del territorio, de la ciudad misma y del sitio de proyecto. Inventar una nueva topografía plana, contraponiéndose a la pendiente del 2% propia del valle central, es la herramienta con la cual se evidencian las características del territorio. Al construir pasarelas y calles elevadas, la pendiente de Santiago se transforma en un elemento arquitectónico y de proyecto. La escala territorial informa la estructura y la organización del conjunto. Igualmente forma parte de la lógica contextual que el largo de los bloques y la separación entre los mismos corresponda a las dimensiones de las manzanas tradicionales. En la UVP, estas manzanas se construyen con vacío; el aire incluido entre dos bloques permite percibir y reconocer las distancias y los trazados tradicionales de la ciudad. La nueva ciudad es, entonces, la evolución de la ciudad tradicional, sólo que a lo construido se contrapone el vacío y a lo pavimentado se contraponen áreas verdes peatonales. El proyecto representó la oportunidad de mostrar la excepcionalidad del sitio y su condición de quinta experimental. Las características rurales se destacaron al construir una unidad vecinal capaz de responder, al mismo tiempo, a la necesidad de urbanizar y a la voluntad de expandir el parque ornamental existente. En el mismo sentido, el hecho de respetar la arborización, junto con la decisión de crear jardines en primer piso y jardineras sobre los techos de las casas, refleja la radicalidad con la cual se trató de dar forma a esta idea. Las dificultades relativas al tamaño y al manejo escalar, sumadas a la multiplicidad de tipologías usadas, a la inclusión de elementos nuevos como las circulaciones elevadas, a la rampa para automóviles, al uso de materiales inusuales como las celosías o las baldosas de revestimiento en el intento por dar una calidad plástica a la obra, reflejan el grado de experimentación propuesto. Esta situación se comprueba si se compara la UVP con las unidades que la siguieron, que parecen haber resuelto aun más exitosamente los problemas que enfrentaron, pero que no sólo tenían más referencias sino que también se propusieron un conjunto más acotado de problemas. La experimentación y la radicalidad en la UVP se miden y controlan. Esto contribuye a desmontar la versión excesivamente simplificada de lo que significaron estas obras modernas para las ciudades del siglo XX. La UVP, que comparte puntos con otras unidades vecinales latinoamericanos del periodo, no puede ser incluida tan sencillamente en el urbanismo de tabula rasa tan criticado y estigmatizado por cierta historiografía y las tensiones recién descritas que se cruzan en la obra, sus dimensiones, sus complejidades y contradicciones lo demuestran. Al momento de escribir las conclusiones de la tesis, se hace evidente que la complejidad contextual en la cual se inserta el caso de estudio constituye un 284
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terreno, por muchos aspectos, todavía poco explorado. La investigación realizada abrió el campo hacia nuevas preguntas que podrían contribuir ulteriormente al estudio de las unidades vecinales y a su contribución al proceso de modernización urbana, tales como: ¿Cuál es la relación entre el desarrollo de los sistemas técnico-constructivos y el surgimiento de las unidades vecinales a mediados del siglo XX? ¿Qué modificaciones aportaron a la vida en comunidad los nuevos espacios residenciales de las unidades vecinales? ¿Cómo fueron recibidos estos nuevos espacios domésticos por habitantes no acostumbrados a ellos?
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Créditos de Imágenes
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Archivo Iconográfico Biblioteca Nacional Archivo Iconográfico René Combeau Colección Fotográfica Familia Benvenuto Colección Fotográfica Pierina Benvenuto Colección Fotográfica Umberto Bonomo Colección Fotográfica Humberto Heliash Colección Fotográfica Manuel Moreno. Colección Fotográfica Jorge Torrico.
Documentos oficiales inéditos
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Entrevistas
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Héctor Valdés Phillips. Fernando Castillo Velasco. Mario Pérez de Arce. René Combeau.
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