Zazen: postura corporal, actitud, respiración y precauciones generales Postura a) Postura de loto completo (Padmasana). También útiles: medio loto y loto birmano. Las dos rodillas empujan hacia abajo y nuestras nalgas se apoyan en el cojín, formando un trípode estable. Variantes: seiza o sentados en una silla. b) Nos sentamos en el Zafú (cojín). c) Columna vertebral recta y pelvis basculada ligeramente. d) La cabeza empuja hacia el cielo con ojos cerrados o semicerrados (dirigidos 45° hacia el suelo, sin punto focal). Labios: sonrisa leve. e) Mentón entrado y hombros sin contracciones ni tensiones. f) Codos y brazos cercanos al cuerpo, en contacto directo con los costados del abdomen. g) La mano derecha sostiene a la mano izquierda (o al revés). Palmas hacia arriba y los pulgares tocándose las puntas (Hokkai-join mudra).
Facilitación y texto: Ezequiel D´León Masís, 2016.
Actitud a) No hay ánimo de provecho (Mushotoku): meditamos sin tener un objetivo. Simplemente, nos sentamos alertas. Observamos nuestra respiración, escaneamos y cuidamos la postura adecuada. b) Cuerpo, mente y espíritu abandonados hacia abajo (Shin jin datsu raku): meditamos con la sensación de que los intestinos pesan hacia abajo, nuestra mayor atención se dirige a la zona baja del ombligo (Dan tieng). c) Mientras meditamos estamos presentes en el plano de la conciencia como si fuéramos un observador que se da cuenta, sin juzgar, de los pensamientos que pasan como si fueran nubes en el cielo, sin evaluar nuestras sensaciones corporales (sólo las sentimos). No juzgamos las emociones ni como buenas ni como malas.
Respiración a) En primer término, recién nos sentamos en Zazen, observamos atentamente la respiración que ya tenemos. Si es lenta, es lenta. Si es corta, es corta. Si es larga, es larga. Sólo la observamos. b) En un segundo término, vamos poco a poco propiciando la “respiración del bambú”, es un tipo de respiración diafragmática. Ésta consiste en exhalar muy fluida y lentamente, con sonidos imperceptibles en lo posible. Aprendemos a prolongar la expiración hasta vaciar los pulmones. Al expulsar todo el aire, nuestro vientre se contrae. Una vez vaciados los pulmones, nos permitimos un corto lapso intermedio (medio segundo o un segundo). En seguida, expandimos el vientre hacia fuera, de manera que la inhalación, con la práctica cotidiana del Zazen, la vamos notando más involuntaria, más natural y más fluida (como cuando apretamos y soltamos la goma de una pipeta de gotero).
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