María y César jugaban contentos en le parque Mientras que su mamá leía entusiasmada un libro. Llegaron después Laura y Aldo, también con su mamá. Al encontrarse se saludaron y los niños se fueron a jugar.
Aldo comenzó a saltar sobre una de las bancas. Sus amigos se reían al verlo, “vengan, suban, verán que es divertido”, les dijo. Solo Cesar se animo a subir.
Saltaron tantas, pero tantas veces, que la banca, que era de madera, se rompió. Se asustaron mucho y pensaron que seria mejor irse a casa antes de que los vea el guardián. Las mamás que habían observado lo sucedido, se acercaron y le dijeron: “los columpios, bancas y plantas y todo lo que hay en el parque, hacen que este se vea mejor. El parque que es de todos los que vivimos en este barrio, debemos cuidarlo para poder seguir disfrutando de el. Será mejor que busquemos al guardián
para contarle lo ocurrido”.
Los niños acompañados de sus, mamás fueron a ala caseta, le contaron todo al guardián y se comprometieron a reparar la banca. Sus padres en premio a su honestidad, los ayudaron. Hasta ahora continúan visitando para jugar en el. Los vecinos dicen que es uno de los parques mejor cuidados del distrito.