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Cautivada
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Cautiva Carrie Jones
Pixies Series # 2
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Sinopsis
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ara y sus amigos sabían que no había resuelto el problema del duende para siempre. Lejos de ello. Las necesidades del rey crecen más cada día que está atascado en cautiverio, mientras que su control sobre su pueblo se vuelve más débil. Eso lo hacía vulnerable. Y ahora hay un nuevo rey en la ciudad. Una guerra por el territorio es inminente, ya que el rey duende nuevo Astley, se está moviendo rápidamente. Nick casi lo mata en el bosque en el primer día, pero Zara vino a su rescate. Astley jura que él y Zara están destinados a estar juntos, que es uno de los buenos. Nick no se lo cree, aunque Zara no está tan segura - a pesar de sí misma, quiere confiar en el nuevo rey. Pero es mucho más que su relación con Nick lo que está en juego. Es su vida - y la de él.
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Uno Traducido por Carlos
Tip - Duende Los Reyes Duende dejan un brillo como polvo detrás. Esto es supuestamente parte de sus almas. No estoy segura si realmente tienen almas, pero permanezco optimista.
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xisten personas bizarras a las que realmente les gusta la clase de Educación Física. Tú esperas que estas personas gruñan bastante y disfruten el gran arte de la sudoración. Esperas que vistan ropas de diseñador de EF1 y griten cosas como, ―Tío, vamos a romper esta alucinante cancha de voleibol.‖ Mientras yo no hago ninguna de esas cosas, juro que aún así, estoy siendo una de esas bizarras personas que aman-la-EF. Eso es porque Nick está en EF. Pero aun con el factor lindo de Nick, no estoy súper emocionada de estar en el frío y congelante gimnasio aprendiendo las reglas del Ping-Pong, hoy. Estoy muy ocupada estando preocupada. El entrenador Walsh nos ha reunido en un semicírculo alrededor de él y ya ha pasado por su completo discurso de la coordinación: ojo-mano; y ya habló sobre las complicadas reglas de servicio. Estoy acurrucada al lado de mi mejor amiga, Issie, en busca de calor. Mis dientes castañean. El entrenador Walsh casi ha terminado con su pequeña cháchara completa pero Nick aún no está aquí. No quiero preocuparme por él. Simplemente quiero que esté a salvo. Me recuesto aun más cerca de la pequeña Issie, como si ella pudiera hacerme sentir mejor. Nick podría estar roto y apaleado en alguna parte en el bosque. Podría estar sangrando y muriendo. Él podría estar… Sujeto el diminuto brazo de Issie y susurro, ―¿Dónde está él?‖ ―Simplemente se ha retrasado.‖ Ella rebota mientras trata de ser reconfortante. No se aparta. Issie luce tranquila. Está bien con el contacto 1
Educación Física
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humano. ―Él está bien. Cada vez que alguno de nosotros está retrasado imaginas que estamos muertos. Ya no tienes permiso de imaginar que alguno está muerto.‖ ―No estoy imaginando que está muerto,‖ susurro, pero lo imagino sangrando, totalmente moribundo en el nevado suelo del bosque. Las cornejas dando vueltas sobre él. Una flecha de duende resaltando de su hermoso pecho. Es la misma cosa que imaginé sobre Devyn, la semana pasada cuando él olvidó registrarse. ―Eres tan mentirosa, mentirosa con cara de osa2.‖ Is besa mi mejilla en su dulce forma amistosa. ―Pero te quiero.‖ ―Simplemente me preocupo por las personas,― susurro de vuelta. ―No soy la única allí afuera que se siente tan indefensa.‖ El entrenador Walsh nota que estamos hablando. ―Chicas, pongan atención. Y no se estén besando.‖ Todos empiezan a reír disimuladamente. Me suelto del brazo cubierto de golpes-de-ganso de Issie. Mi cara se vuelve caliente, lo que significa que estoy en modo de sonrojo loco. Nick piensa que el modo de sonrojo loco es lindo. Me inclino y verifico mi brazalete de tobillo que Nick me dio. Es de oro y de delgada cadena. Un diminuto delfín guinda fuera de esta. El delfín me recuerda a Charlestón porque ellos nadan directamente por la Batería. Al lado de el guinda un corazón, lo que simplemente me recuerda el amormelodramático pero verdadero. Me asusta perder el brazalete de tobillo, pero no puedo quitármelo. Lo adoro tanto. ―Pagaría por más besos,‖ girita algún idiota. Debería de saber su nombre pero todavía no conozco a todas las personas, aún. No he estado aquí el tiempo suficiente y no soy buena recordando nombres. De su silla de ruedas Devyn señala enérgicamente al tío, quien probablemente pesa más que él por cientos de libras. El entrenador adquiere ese destello malvado en su ojo, luego ignora a todos y comienza a poner a la gente en grupos. Issie, Devyn y yo nos agrupamos juntos en la mitad del brillante piso del gimnasio. Arrastro el dedo del pie de mi zapato de deportes a través de este y enderezo mis shorts3. ―¿Dónde está él?‖ Pregunto en una voz regular cuando el Entrenador Walsh se ha alejado.
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En el original, liar-liar pants-on-fire, es una rima que los niños americanos cantan cuando alguien está mintiendo. // N.d.T. En muchos países la traducen así para conseguir la rima.// La traducción literal es mentirosa, mentirosa con pantalones de fuego. 3 Pantalones cortos
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Los ojos de Devyn permanecen en calma. Él es el más de maduro de nosotros, el más analítico, y el menos probable al pánico, lo que es en parte la razón de que Issie extraoficialmente lo ame. ―Él simplemente está patrullando, Zara. Estoy seguro de que estará aquí en un segundo. Probablemente solo se ha retrasado.‖ Yo mascullo, ―Él no debería salir afuera solo.‖ ―No le puedes decir eso.‖ Devyn estira sus altos brazos por encima de su cabeza como si estuviera extendiendo sus alas. Incluso en una silla de ruedas él ocupa muchísimo espacio, se mueve bastante, parece como si fuera a emprender el vuelo. ―Él se ve forzado a salir fuera solo. Es su naturaleza.‖ ―Lo sé,‖ murmuro. Últimamente Devyn ha estado diciéndome bastante acerca de qué es y qué no es la naturaleza de Nick. Nick se convierte en un lobo. Los lobos son… bueno, ellos cazan pero también protegen. Duermen juntos en masas. Cuidan de los suyos. No son como los humanos. Devyn deja de estirarse. ―No está simplemente en el A.D.N.‖ ―Va en contra de toda la cosa complejo-de-héroe que ustedes los tíos tienen,‖ Issie coincide. Ella salta arriba y abajo, toca sus dedos del pie. Su camiseta de conejito se sube un poco en la espalda, exponiendo su ropa interior naranja brillante. ―¿No es esa una útil sugerencia para la guía? „Cuando tratas con duendes no tengas un complejo de héroe‟.‖ Devyn y yo hemos empezado a escribir esta guía. La llamamos „Cómo Sobrevivir a un Ataque de un duende‟, lo cual es una imitación total de la cosa zombi, pero creemos que es importante dar a las personas algunos tips útiles en el caso de que alguna vez se publique algún día. Con sinceridad, probablemente solo lo postearemos anónimamente en la Internet. Un par de meses atrás no sabíamos que los duendes aun existían. Ahora se siente como si capturar duendes es todo lo que hacemos. ―Añadiré eso‖, dice Devyn, y su atención cambia. Hay movimiento en la puerta. El aire frío entra rápidamente. El invierno en Maine no es divertido. Nick entra sin prisa en el gimnasio y mi corazón básicamente se detiene. Él está ridículamente lindo en sus shorts y su camiseta verde-oscura de EF; y las personas tan guapas parecen vulnerables, casi como si no pudieran ser reales. Él es real sin embargo. Es todo piel oscura, cabello oscuro y ojos oscuros. Ok. Sus cejas, como la nariz de Devyn, están un poco de grandes y si lo miras el tiempo suficiente te das cuenta de que sus labios están un poco torcidos. Yo he besado sus labios. He sentido su aliento en mi oreja y sé sin duda que él es real, incluso si es un hombre lobo. Los músculos macizos en sus piernas se redefinen ellos mismos mientras camina hacia mí. Agita un pase de retraso al entrenador y grita, ―Siento llegar tarde. Tengo un pase.‖
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―No hay problema, amigo,‖ el Entrenador grita de regreso. Él y Nick son unos atletas muy unidos. Nick se mete en el bolsillo la nota, la cual es probablemente una falsificación. Puedo oler su desodorante aunque él aún está muy lejos. Hay estas cosas llamadas feromonas, olores que los tíos emiten para atraer a las mujeres. Juro que sus feromonas tienen mi freaking nombre escrito en ellas. Se concentran y atacan. ―Estás adquiriendo una cara toda derretida,‖ Issie me dice con su voz cantarina. Me hinca en las costillas con su codo, con delicadez. Se vuelve hacia Devyn, quien está sonriendo como hombre loco, simplemente colgado hacia atrás en su silla de ruedas observando la escena. ―Dev. Mira a Zara. Ha adquirido su mirada acaramelada.‖ Como Is miraba fijamente a Devyn con su mirada acaramelada, él dice, ―Sí. El Amor Adolescente. Tan obvio. Tan hormonal.‖ ―No soy hormonal.‖ Finjo una mirada furiosa hacia él. Él simplemente se ríe. Cassidy, la chica con la que Dev supuestamente salió allá por el cuarto grado, lo saluda con las manos. Él sonríe y le regresa el saludo con la mano. Issie se pone rígida y estoy a punto de decirle que Cassidy no es competencia cuando Nick se desliza hacia nosotros. Él envuelve su brazo alrededor de mi hombro, jalándome contra su lado. Instintivamente me apoyo en su sólido pecho. No puedo evitarlo. Aspiro sus feromonas y casi me mareo. Es todo bosque, aire limpio y calor. Besa la parte superior de mi cabeza. ―¡Gente! ¡No hagan DPA4!‖ El entrenador Walsh se dirige hacia nosotros. Él ha conseguido cuatro paletas de ping-pong y un paquete de pelotas. Los dedos de Nick aprietan alrededor de los míos por un segundo y luego me deja ir. ―Ustedes cuatro,‖ El entrenador ladra. ―Tenis de mesa. La mesa lejana. ¿Puedes maniobrar esto, Devyn?‖ Devyn asiente y trata de alcanzar sus bastones. Hasta el mes anterior Devyn realmente no podía levantarse. Ahora él está caminando un poquito. Los doctores dicen que es un milagro. Nosotros sabemos la verdad. Devyn, como Nick, no es muy humano. Él es un were. Puede transformarse en una forma animal –un águila– y eso lo hace curarse más rápido, sanar mejor. ¿Qué hubiera paralizado a un humano normal? Él esta superándolo. Aún así, él no puede esconder qué tan impaciente está con todo lo demás. Algunas veces sus labios tiemblan porque él está tan frustrado. 4
N.d.T.: Demostraciones Públicas de Afecto. En el original estaba PDA que según el texto lo entendí como Personal Demostrations of Affection, no creo q se refiera a una computadora.
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Is me da una paleta y susurra, ―Él solía rockear en el ping-pong.‖ Sonreí. ―¿Cómo rockea alguien en el ping-pong?‖ ―Simplemente observa,‖ ella dice con complicidad y le da a Nick otra paleta. ―Es el ave en él,‖ Nick explica. ―La loca coordinación mano-ojo.‖ ―¿Están alardeando de mí?‖ Devyn pregunta. Él ha puesto la paleta en la adecuada posición de manos apretadas que el entrenador Walsh nos enseñó el otro día. ―Sí.‖ Is está revoloteando sus pestañas. ―Lo estamos.‖ ―No se trata realmente de mano-ojo. Es sobre saber dónde la bola está yendo, dónde quieres que la pelota vaya,‖ Devyn explica. ―Es como la vida. Se trata de propósito y dirección. No puedes preocuparte por ello. Tienes que planear, predecir y reaccionar.‖ Juro que Issie casi se desmaya. ―He estado haciendo algo de investigación acerca de cómo juegan los dudens en los Mitos Escandinavos,‖ dice. ―Es una cosa interesante. Muy oscuro, sin embargo.‖ ―¿Vas a informarnos?‖ Nick sirve. Dev volea de regreso. ―No precisamente aún. Zara, estoy pensando acerca de un capítulo en el libro, sin embargo, sobre la mitología. ¿Es eso apropiado contigo?‖ ―Sip.‖ Giro mi paleta en mi mano y sacudo algunas pelusas fuera de mi clásica camiseta de U2. Nick golpea la pelota otra vez. Dev volea. La pequeña pelota naranja fluorescente vuela de acá para allá tan rápido que realmente no la puedo ver; simplemente escucho el clock-pop de ésta en la dura mesa cuando hace contacto. Me aparto. Así Issie golpea. Los tíos incluso ni lo notan. ―¿Por qué estabas tan retrasado?‖ Pregunto. ―Patrullaje.‖ La muñeca de Nick sacude la pelota de regreso hacia Devyn. Devyn contrarresta.
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―Sabemos eso, Machista,‖ dice Issie. Se acomoda hacia bajo en la mesa como si ella realmente fuera a obtener una oportunidad para golpear la pelota. ―Pero llegaste tarde.‖ Todos nosotros lo miramos. Nick aparta la mirada. ―Tuve un pequeño encuentro,‖ Nick finalmente dice. Su frente se arruga. Devyn pierde la pelota. Ésta brinca fuera de la mesa y al lado. Issie corre para recuperarla, pero rebota y se lanza bajo las otras mesas y se mantiene rodando a través del brillante piso del gimnasio. Aparto el pelo fuera de mi cara así realmente lo puedo examinar. Está allí todo quieto. No está muerto. Pregunto, ―¿Estás bien?‖ Nick encuentra mi mirada y levanta sus anchos brazos como si debiera inspeccionarlo. ―Por supuesto.‖ Issie trae de vuelta la pelota y se la pasa a Dev para servir, aunque no es técnicamente su saque porque él perdió el voleo. ―Cassidy te envió una nota,‖ ella dice, su voz pierde toda su felicidad. ―Gracias.‖ Devyn lo mete en el bolsillo, ajusta sus bastones, y se apoya adelante un poco pero aun así sirve la pelota perfectamente en una diagonal a través de la mesa. Rebota delante de mí, pero incluso realmente no la registro hasta que Nick la golpea por mí. Rebota de regreso al otro lado. Issie cruza sus brazos delante de su pecho y mira al piso. Está atemorizada de que a Dev le pueda gustar Cassidy. Ella es realmente bonita y todo, pero no está hecha de la impresionante forma que Issie lo está. ―¿De qué están hablando chicos?‖ Ella pregunta. ―Lo que me hizo tardar. Era un duende,‖ Nick dijo. ―Me encargué de ello.‖ Nick golpea la pelota un poco demasiado duro y ésta destella sobre la mesa y golpea la pared en el lado contrario del gimnasio cerca de Cassidy. ―Pienso que dejaré ir esa,‖ Is dice. ―Te encontraste con un duende y no me llamaste,‖ le digo, mi voz chillando con frustración. ―¿No llamaste por ayuda?‖ Nick dice todo calmado y tranquilo, ―fue demasiada rápido, nena.‖ ―No me digas nena,‖ dije en broma pero no realmente. ―Conoces las reglas. Llamas por ayuda si vas a estar retrasado. Esa es la regla para todos, no sólo para ti. Estamos todos en peligro aquí.‖
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―Oh-oh,‖ Is murmura. ―Tal vez iré por esa pelota. O si no podría ir a enseñar todo sobre ustedes acerca de cómo usan los hombres el término ‗nena‘ en una manera negativa porque ellos no pueden encargarse del apoderamiento del nacimiento natural y ser celosos. ¡Oops! Comencé ya. Vuelvo enseguida.‖ ―Is tiene algunos asuntos mayores de conflicto-evitación,‖ Devyn dice, como si ya no lo supiéramos. ―No necesitaba ayuda,‖ Nick dice, ignorándolos a ambos. Él se vuelve para confrontarme otra vez. Sus ojos son amables pero su voz no pierde el tono serio. ―No había tiempo.‖ ―Siempre hay tiempo,‖ insisto. ―Toma dos segundos enviar un mensaje.‖ Is regresa con la pelota. ―¿Todo el conflicto ha terminado?‖ Asiento pero eso no es totalmente cierto. Nick tiene que dejar de tomar riesgos innecesarios y yo tengo que hacerle ver eso, pero ahora no es el momento. Estamos en EF. Seriamente. Choco la cadera de Nick con la mía antes de que retornemos a nuestras adecuadas posiciones de ping-pong. ―Gano esta discusión.‖ ―Todo el conflicto ha terminado,‖ Devyn le asegura a ella. Ella le sonríe. ―Yo saco.‖ Ella pierde la pelota. ―Oops. Tú sacas.‖ Devyn lo hace. Voy a golpearla pero Nick la toma en lugar de ello. ―Lo siento,‖ él murmura. Pongo mis ojos en blanco en ironía mientras él y Devyn asumen el control del juego otra vez. Trato de entender donde está yendo la pelota, pero no puedo predecir su dirección, y menos hacerla ir donde yo quiero. No me puedo detener a mí misma de agregar suavemente, ―Siempre estás actuando como el héroe y vas a conseguir que te lastimen.‖ Nick se detiene y me mira. ―Estaban en clases. Yo tenía sala de estudios,‖ él dice con delicadeza. ―Aún así, el protocolo es que detectas uno, llamas por respaldos,‖ Issie dice. ―No pelear o cualquier cosa, pero ese es el protocolo. Wow, amo esa palabra.‖ Dev sugirió ese término. No es que tenga importancia. Lo que tiene importancia es que estamos acorralando algunos duendes perdidos que lideran en nuestra área. Los tomamos y los metemos en una casa grande que hemos
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rodeado con hierro. La casa está en el bosque y oculta por un encanto, que es como un hechizo mágico que impide a las personas ver lo que está realmente allí. No estoy realmente tranquila atrapándolos de esa manera, pero no sé de qué otra forma hacerlo. Eran peligrosos. Estaban matando a los niños hasta que los detuvimos. ¿Tenían estas necesidades –y esas necesidades? Andaban fuera de control porque su rey andaba fuera de control. La sociedad duende es de tipo jerárquica. El rey y la mayor parte de su pueblo local están todavía atrapados allí, pero alguna que otra vez otro duende viene de lejos. No sabemos por qué. Simplemente sabemos que tenemos que detenerlos, también.
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Dos Traducido por Daniela
Tip - Duende Los Duendes no son como Campanilla. Aunque ocasionalmente usen tutús. En serio, ¿y quién no?
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n vez de tomar un verdadero almuerzo en la cafetería, Devyn y yo cogemos unos bagels5 y nos encaminamos a la biblioteca a hacer algunas investigaciones. Saludo con la mano a la bibliotecaria, cuyo nombre nunca puedo recordar, lo cual está muy mal porque ella siempre es súper amable conmigo y los demás, y después pusimos nuestras laptops en una de las mesas pulidas de madera. La madera es tan clara que es casi amarilla. Devyn se golpea fuertemente la cabeza contra ella cuando conecta el cable de su computadora en el enchufe. ―Ouch‖. Deja caer el cable. Yo lo recojo. ―Aquí, déjame.‖ Pequeñas chispas de electricidad saltan alborotadas y Devyn dice, ―Gracias.‖ ―No hay problema.‖ La biblioteca esta medio llena de personas. Nadie está susurrando, pero gritar esta en contra de las normas. Hay un grupo de chicas alrededor del computador de una chica, soltando risitas. El computador cliquea. Creo que están tomando fotos. Un chico con ropa oscura está inclinado sobre su pantalla. Otros dos chicos están tecleando frenéticamente en sus pantallas pero no se en qué están trabajando o jugando. Dev y yo estamos aquí para investigar para nuestro libro sobre duendes. No es fácil. Muchas de las cosas en la Web son sobre Campanilla y un viejo grupo de Indie rock de Boston. ―¿Por qué todos mis links son sobre gatos y bandas de rock?‖ le pregunto.
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Bagels: Panecillos rellenos de crema, mermelada o chocolate.
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―Sé paciente‖. Pruebo con otro sitio y lo ojeo. ―Bien, la paciencia me ha mostrado que este sitio es sobre una mujer que está tratando de obtener un doctorado, quiere retirarse a Escocia y tiene este tipo de imágenes movibles de mujeres trabajando mientras usan faldas cortas‖. Los ojos de Devyn se iluminan. ―Déjame ver eso. Tal vez ella, es realmente una.‖ ―Lo dudo.‖ ―Tu no lo sabes‖. Mira alrededor de su pantalla y parte un bagel. En el último mes hemos visto cerca de veinte blogs que tienen que ver con duendes. Ninguno de ellos han sido duendes reales. La mayoría de ellos han sido de personas que les gusta mucho las novelas de fantasía, lo cual es genial, pero no lo que necesitamos. ―Estoy cansada de esto. Quiero hacer algo. Ser más activa.‖ Él se detiene antes de meterse el bagel en la boca. ―Investigar es activo.‖ Bufo. No puedo evitarlo. ―También lo es patrullar.‖ Mi celular vibra. Sonrió. Tampoco puedo evitarlo. ―¿Nick?‖ Devyn pregunta. ―¿Cuanto hace desde la última vez que te vio? ¿Cinco minutos?‖ ―Cinco minutos,‖ anuncio mientras presiono el botón que recupera el mensaje, ―es mucho tiempo.‖ Él pone los ojos en blanco. ―¿Que dice, te amo, bebé? ―¡Cállate! Dice, ‗Encuéntrame al lado de la poesía.‘‖ Levanto la mirada, buscando. ―Está aquí.‖ Devyn empieza a reír. ―Estás echándome, ¿cierto?‖ ―Sip,‖ le digo, tratando de acordarme donde están los libros de poesía. ―De todas formas eres mejor investigador que yo.‖ ―No es cierto.‖
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Empiezo a caminar hacia la pared más lejana y después volteo hacia Devyn, me inclino sobre la mesa y susurro, ―Busca invasión duende. Hay demasiados de ellos ahora. No es normal.‖ ―Buena idea.‖ Camino rápidamente y paso el escritorio de circulación, donde la bibliotecaria está hablando de citación de la fuente o algo y me agacho bajo una de las filas de ficción Ca-Cz. Después giro a la derecha. Hay muchas pilas aquí. Llegan hasta el techo. A veces tienes que usar un taburete. Realmente es una biblioteca asombrosa para una secundaria, y creo (pero no estoy segura) que los libros de poesía están al final de la esquina a la izquierda. Mi celular vibra otra vez. Miro el mensaje. ‗¿Vienes?‘ Le respondo: ‗Si, impaciente.‘ La biblioteca huele como a libros viejos y nuevos, café y bagels. La luz alumbra a través de una ventana uniformemente espaciada y es esa clase de luz perfectamente dorada que hace que todo parezca como un gran y feliz resplandor. Doy un paso doblando la esquina. Nick me sonríe. Está apoyado contra un gran radiador gris. Su grueso saco negro se frota contra la pared. Por un segundo quiero ser la pared. Vale, es por más de un segundo. ―Hey,‖ dice. ―Hey,‖ le sonrío de vuelta. ―Creí que te estabas saltando el almuerzo para salir a patrullar con Issie. ―Mentí.‖ Se agacha y recoge una pequeña maleta negra que no reconozco. Saca una toalla de playa y comienza a extenderla en el suelo. ―Dame, déjame ayudar.‖ Cojo una toalla azul brillante con el diseño de una ola en ella. Nuestros dedos se tocan. Ambos sentimos un shock pero ninguno se aleja. ―Electricidad estática,‖ murmura. Su boca se mueve cuando lo dice. Se mueve despacio, como si me estuviera besando. Su boca es una línea sexi. Me inclino. Él levanta un dedo. ―Un segundo. Siéntate en la toalla, cariño.‖ ―Mandón.‖ Le replico, pero me siento de todas formas.
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―Tu eres igual de mandona.‖ ―Cierto,‖ le concedo. Él se ríe y saca una gran bolsa Ziploc con algo oscuro y redondo. ¡Galletas! Me inclino hacia delante. ―¿Son de…?‖ ―Chocolate con chispitas de mantequilla de maní,‖ termina por mí. Todavía miro fijamente sus labios, pero abro la bolsita. ―¡Amo estas! Mi mamá siempre las hacía.‖ ―Lo sé.‖ ―¿Cómo lo sabes?‖ ―Me lo dijiste una vez.‖ Se sienta conmigo y antes de que mi corazón oscile demasiado saca una galleta y la levanta hacia mi boca, molestándome. ―¿La quieres?‖ Abro mis labios. Él desliza la galleta dentro un poquito. La muerdo, se derrite en mi lengua. Él susurra, ―Sabes que se supone que no podemos comer aquí atrás.‖ Trago. ―Somos totalmente traviesos.‖ ―Absolutamente.‖ Muerde mi galleta. ―Entonces, hay este baile anual en un par de semanas.‖ ―El Baile de Invierno,‖ interrumpo. ―Hay anuncios por todas partes.‖ ―¿Quieres ir?‖ Lo pienso por cerca de medio segundo. ―¿Te pondrás un traje‖? El asiente. Me acerco de forma que mis manos se apoyan en la toalla y mi cara está mucho más cerca de la suya. Algo dentro de mi pecho se calienta con una agradable clase de calor. ―¿Y bailaremos lento?‖ Él asiente otra vez. Su labio inferior se dobla hacia dentro de su boca por un segundo, apenas desaparece y después se vuelve. Estirando mi espalda de forma que mis labios casi tocan los suyos, digo, ―¿Y te pegarás a mi y nos moveremos muy lento juntos y después tu mano
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apretará la parte de atrás de mi cabeza y tus dedos se enredaran en mi pelo y entonces…‖ Él no asiente. Solo inclina su cabeza hacia abajo, mueve sus dedos hacia mi pelo, y sus labios tocan los míos en un beso inmortal. Sus labios son suaves y duros al mismo tiempo. Su respiración se entremezcla con la mía. Todo dentro de mí se acelera. Solo somos él y yo, y libros y galletas. ―¿Eso es lo que quieres?‖ me pregunta cuando finalmente nos separamos. Tomo aire profundamente y después levanto mis labios al nivel de su oreja. ―Eso es lo que quiero.‖ ―Y si te prometo que eso pasará, ¿irás al baile conmigo?‖ Me siento sobre mis talones. ―Eso y si prometes que no iras a patrullar solo.‖ Se congela por un segundo, después sonríe y cruza los brazos enfrente de él. ―Eres una molestia, un verdadero dolor de…‖ ―Pero por eso es que me amas, ¿cierto?‖ Me lanza otra galleta. ―Por eso y porque me das una excusa para preparar galletas.‖ Atrapo la galleta con mi mano izquierda. ―Buenas razones. ¿Y tu quieres saber por qué te amo?‖ ―¿Por qué soy excelente preparando galletas?‖ rompe su galleta por la mitad y la pone es su boca. ―Es parte de la razón.‖ Admito. Le doy un mordisco a mi propia galleta. Trago. ―Pero no es todo.‖ Una borona6 cae en sus jeans. La limpio por él mientras dice, ―Estás haciendo que tenga que esperar ¿cierto?‖ ―Esta bien. No te voy a atormentar.‖ Cruzo las piernas y le sonrío. ―Te amo por la forma en que te preocupas por todos, por lo testarudo que eres, por cómo quieres a Issie y a Devyn.‖ Él se agacha y besa mi frente y después cada uno de mis párpados. Son tiernos esos besos. Son luz y verdaderos. ―También te amo, Zara.‖ ―Soy tan, tan feliz.‖ Suspiro. Y lo soy. 6
Borona: Migaja.
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El resto del día transcurre sin muchos eventos. Nick trabaja en el hospital después de clases e Issie y Devyn están en un club de Francés, por lo que yo suelo ir a correr sola. Nos dejan salir a correr otra vez por que ya no están desapareciendo niños. La escuela había cancelado la práctica por un tiempo por que Jay Dahlberg y el chico Beardsley habían sido secuestrados por duendes. Nadie sabia que habían sido los duendes, solo sabían que los chicos habían estado desapareciendo en el bosque. Aún ahora, solo unos pocos de nosotros sabemos que fue lo que pasó realmente; todos los demás piensan que fue un asesino en serie. Cada vez que mis pies golpean el suelo, oigo la risa de mi padrastro. Pero correr en la nieve, aún en la dura nieve de Maine que ha sido aplastada por automóviles de nieve, no es tan genial como correr en las calles de Charleston, mi ciudad natal, donde es cálido y huele a flores, aún en invierno. Bedford no es nada como Charleston. Mi mamá me mandó aquí porque yo no podía manejar la muerte de mi padrastro. Fue muy duro adaptarme. Hay cerca de seis mil residentes a lo largo de todo el año y el océano es una fría amenaza que ruge más allá de la península. Todo es árboles, tierra y frío, por lo menos en invierno. Nunca lo he visto en primavera. Ahora las ramas desnudas de los árboles se ven como brazos ahogados estirándose por ayuda. Miro y miro fijamente la corteza y veo formas de espíritus en ella. Los oscuros nudos donde debían estar los miembros me recuerdan a bocas gritando. Aún así, zigzagueo pasando los árboles que marcan la pista, desviándose por encima de la colina detrás de la fuente del edificio Bedford, y continúo siguiendo el rastro. Estoy pensando sobre que será mejor que a Devyn no le guste Cassidy porque él e Issie son uno para el otro. Pienso en como todos en el universo parecen saberlo excepto Devyn. Y ahí es cuando lo oigo. El sonido es ahogado pero definitivamente es humano. Mrphh… Una pequeña sensación de arañas sobre mi piel me recorre. ―Mierda‖ Paro. Escucho. Saco mi celular y marco 9-1-1 pero no llamo. Porque, ¿en serio? ¿Qué les diría?
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Hola operadora. Es Zara. Estoy cerca a las vías del tren justo después de BBS y creo que oigo algo y tengo esta rara sensación en la piel. Es como, mm, bueno…creo que significa que el rey duende está cerca.
Pero no puede ser. Porque el rey duende está atrapado en una casa al otro lado del pueblo, lo que significa… ―Me estoy imaginando cosas,‖ anuncio. Mmrph. Mrupph. El sonido viene de la izquierda. Mi cabeza da un tirón hacia arriba. Exploro el bosque buscando pistas. No hay ninguna. Por lo menos no hay marcas de pisadas, pero algo atrae mi mirada. Me agacho y toco la nieve. Hay polvo, solo un poco. Brilla. Bien. No me estoy imaginando cosas. Los reyes duende dejan escarcha dorada a su paso. ¿Los duendes normales? No mucho. El viento sopla a través de las ramas desnudas de los árboles. Una de ellas cruje como si simplemente la presión fuera demasiada y quisiera romperse de una vez y caer como plomo a la tierra. Conozco ese sentimiento. ¡Mrmph! El sonido es urgente y se lo que es. Es una voz. Es una voz ahogada, lo que significa que probablemente es alguien en problemas. Marco el número de Nick. Está trabajando por lo que no contesta. Los celulares no están permitidos en el hospital. Cierto. Duh. Suena su correo de voz. ―Hey, Nick. Soy yo.‖ Susurro, girando lentamente en círculo, buscando depredadores. ―Estoy cerca de BBS a lado de las vías, corriendo. Creo…que oigo algo. Bien. Si. Voy a ir a revisar. Si no llamo otra vez, probablemente este muerta o algo. Si. Bien. Adiós.‖ Mrmph. Me muevo silenciosamente a través de la crujiente blancura, cuidadosa, mirando hacia arriba a las ramas de los árboles para asegurarme de que nada está esperando para saltar sobre mí y atacar. Es paranoia, lo se, pero la falta de paranoia es peligroso para la salud.
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Empiezo a pensar sobre fobias. Es lo mío. Las recito para ponerme menos nerviosa.
Albuminurofobia, miedo a enfermarse de los riñones. Philemafobia o pjilematofobia, miedo a besar. Genufobia, miedo a las rodillas.
No está ayudando. He caminado cerca de veinte pies cuando ubico la fuente del sonido. Es un hombre. Está atado a un gran pino. Es rubio. Tiene una cinta sobre su boca y su cuerpo está envuelto con un alambre de púas. Lo único que lo mantiene erguido es el alambre y lo que queda de su voluntad, supongo. Los duendes casi lo han asesinado. A menos que él sea un duende. Tal vez él es el que Nick se encontró, pero Nick simplemente no lo ataría y lo dejaría aquí, ¿o si? La respuesta: Tal vez. Mi estómago se revuelve. Los ojos del hombre me ruegan. Se ve como si estuviera a punto de morir. Duende o no, corro hacia él. Me quito los guantes. Caen en el suelo cerca a sus pies, una mancha de negrura al lado de sus botas de cuero. Empieza a nevarnos encima, grandes y pesados copos de nieve del tamaño de mi pulgar. Trabajo en el alambre, pero es tan frío que escose mi piel. Me alejo de un salto. Mis dedos se recogen, protegiéndose. ―Mrrphh…Mrr…..” Su voz es desesperada y concuerda con la mirada en sus ojos. De alguna forma sé que es lo que quiere que haga. Relajo mis dedos y los alzo. ―Esto puede doler.‖ Me siento mal arrancando la cinta de él, pero lo hago. Meto mi uña alrededor del borde y tiro. Sale en medio de una rapidez pegajosa. ―Ponte tus guantes y después desátame.‖ Su voz es baja y tiene un ligero acento que no reconozco. Casi irlandés. Casi no. ―Por favor. Ella viene por…‖ ―¿Fueron los duendes? ¿Ellos te hicieron esto? Vi la escarcha. ¿O tú eres el duende? Necesito saber.‖ La culpabilidad me corroe. Sé que son malos pero ver a uno tan herido, si él es uno… Bien, probablemente si es uno de ellos, pero no importa. ―Necesito saber si todavía estás en peligro.‖
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Cada palabra que pronuncia parece suponer un esfuerzo increíble. Sus labios se mueven tan lentamente. ―¿Qué? Ella es…no estoy preparado para morir.‖ ―No vas a morir.‖ Cojo los guantes de la nieve, poniéndomelos otra vez. Él es un duende, lo sé, pero no puedo simplemente dejar que se muera acá. Algo en mi corazón me duele por él. Sería horrible estar aquí, amarrada a un árbol, esperando la muerte. ―Si prometes no hacerme daño, te prometo que no te dejaré morir.‖ ―No planeo hacerlo, pero si ella viene, entonces…‖ Estoy tirando del alambre cuando su voz se corta. ―¡Cuidado!‖ se las arregla para gritar. Giro de redondo. Un guante se cae. El otro está apenas a medio camino. Una mujer esta parada en frente de mí. Ella es pequeña pero hermosa, con un largo y flotante cabello negro y piel oscura. Creo que doy un grito ahogado. ―Por favor, no dejes que me lleve,‖ él susurra mientras yo retrocedo. ―No lo haré.‖ No estoy segura de cómo voy a mantener esa promesa. Hay algo amenazante sobre ella. Y si, puede ser porque ella tiene este peto acorazado sobre su aterciopelado vestido verde oscuro, pero puede ser algo más, como esa espeluznante e intensa mirada en sus ojos. ―Tu sabes que tengo que llevarte conmigo, guerrero.‖ Su voz es fuerte. Sus ojos centellean. Da un paso hacia adelante. Sus manos son esbeltas y delicadas pero de alguna forma se ven absolutamente mortales. De alguna forma levanto mis propios endebles brazos. ―Espera un segundo. Tiempo fuera. ¿Ok? Ella sonríe. ―¿Estás intentando detenerme, pequeña?‖ ―¿Disculpa? ¿Acabas de llamarme pequeña? ¿Y tú que eres? Como, ¿cuatro pies de alta?‖ le pregunto. Mi temperamento se revela, volviendo mi voz un poco amarga. El hombre detrás de mí da un grito de asombro. ―No lo hagas.‖ La mujer solo sonríe y da otro paso más hacia adelante. ―Es mi deber sagrado llevar a los guerreros caídos conmigo.‖
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―¿Contigo a donde?‖ Tomo el guante y me alejo un paso para seguir trabajando en el alambre otra vez. Lo hago de forma muy casual, como si mi corazón no estuviera latiendo ciento ochenta latidos por minuto ni nada, como si esta mujer no tuviera pequeños colmillos asomándose entre sus labios. ―Valhalla.‖ Busco en mi cerebro. Devyn ha estado contándome sobre mitos, y creo que él mencionó esa palabra anteriormente. La información no se concreta totalmente y continúo, ―¿Valhalla? ¿Cómo en toda esa cosa de la mitología nórdica? Es nórdica, ¿cierto? ¿El dios Odín? ¿Es ese?‖ Ella se apresura hacia adelante. Tiene garras en donde deberían estar los dedos. Una me rasguña la piel de mi mejilla. Me corta la piel. Sus ojos miran fijamente los míos, fríos y duros. Copos de nieve caen en sus pestañas. ―¿Te atreves a mencionar su nombre, humana?‖ dice, con toda esa confianza y amenaza. ―Eres débil e indefensa frente a alguien como él.‖ El pinchazo de su garra parece resonar a través de todo mi cuerpo. Se siente como si algo fundamental ha cambiado de puesto. El vértigo me amenaza pero lucho para mantenerlo bajo control, y desvío mi mirada de ella y en cambio miro fijamente al chico cautivo. Continúo trabajando en el alambre. Es un nudo. Sin embargo soy buena con los nudos. No retiro mi mejilla. No mostraré miedo. ―¿El nombre de quién? ¿Odín?‖ Finalmente el nudo se deshace. Tiro del alambre y el hombre duende cae hacia adelante. Yo salto y lo cojo. Él lucha para mantenerse erguido, apoyándose en mi lado. Mis dos brazos están envueltos alrededor de su pecho. La nieve cruje bajo nosotros. Los árboles a nuestro alrededor se balancean con el viento. La mujer silba, y después olfatea el aire. El mundo es frío y gris y sin color. Ella me mira acusadoramente. ―No eres humana.‖ Lucho para mantener al chico firme. ―Claro que soy humana.‖ Sus ojos se estrechan un poco. ―No…en lo absoluto.‖ Sus rasgos forman una máscara de disgusto. ―Eres una Halfling 7.‖
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Halfling: Mitad ser mítico, mitad humano. Se les llama así a los hijos de seres míticos, con los humanos, o viceversa.
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El hombre se pone un poco rígido y empieza a temblar. Nuestros pies se resbalan en la nieve mientras trato de mantenerlo erguido. Lo apoyo un poco contra la dura y arrugada corteza del árbol. ―Lo que sea.‖ Tomo aliento profundamente, trato de ignorar las garras y los colmillos, y pienso sobre el cuchillo escondido entre mi media. Tendría que soltar al chico para sacarlo. Mi mente está trabajando tiempo extra tratando de descubrir cómo hacerlo de forma casual. Sigo hablando. ―Mi punto es que no puedes llevártelo.‖ Ella cruza sus brazos sobre su pecho. ―¿Y por qué no?‖ Un cono de pino se cae sobre la nieve. Se ve muy extraño con todos sus ásperos bordes marrones rodeados de suave blancura. Trato de pensar en una respuesta. El hombre habla. ―Porque no he caído. Todavía estoy vivo.‖ ―No por mucho tiempo.‖ Una cruel sonrisa atraviesa sus rasgos. Su lengua salta hacia afuera para capturar un copo de nieve. El viento silba a través de los miembros de los árboles. Estamos tan solos aquí afuera. ―Si, por mucho.‖ La miro fijamente. ―Le voy a dar atención médica apropiada y él va a estar perfectamente bien.‖ ―¿Atención médica apropiada?‖ ella resopla. ―¿Sabes que él es un, Halfling? Míralo fijamente.‖ ―No me llames Halfling.‖ ―No tienes ninguna fuerza.‖ Ella pone una mirada en su rostro que rivalizaría con la de una súper modelo arrogante que ha firmado un contrato de cinco millones de dólares. ―Apenas puedes soportar su peso.‖ Ella tiene razón. El mundo espera en silencio. Una insoportable blancura nos cubre mientras la nieve cae de un cielo nublado. Inhalo. Mi nariz respira rápidamente. El hombre duende gime suavemente. El sonido está lleno de tristeza, dolor y desesperación. Él es vulnerable. Duende o no, me necesita. Me estabilizo. ―No lo voy a dejar aquí.‖ Ella alza una ceja, como si se estuviera preguntando qué diablos pasa aquí. También me gustaría reflexionar qué está pasando, pero estoy demasiado ocupada tratando de mantenerme en pie. El frío se cuela por mis pies, hasta mis huesos.
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Ella dice, ―Hay una posibilidad de que el pueda vivir ahora porque tu interferiste.‖ Espero. ―Lo que le ofrecemos es una recompensa, no un castigo,‖ ella clama. ―Lo juro. Después de su muerte él peleará al lado de Odín en la batalla más grande de todas.‖ Sus palabras salen tiesas de entre sus dientes, duras y feroces. ―No estoy listo para morir. Tengo trabajo que hacer aquí. Yo. No. Puedo. Morir.‖ Otro cono de pino se suelta de la rama de un árbol y cae del cielo. Me golpea en el hombro y después cae el resto del camino hacia el suelo. Astillas diminutas se rompen y se pegan a la nieve, quedándose atrás. El viento sopla fuerte y terriblemente contra todos nosotros. Es difícil para mí sostenernos a ambos, pero la mujer no se balancea. ―Ya veo.‖ Plumas brotan de su espalda. La amenaza vuelve sus ojos rojos. Su pelo se levanta en espirales detrás de ella, levantándose en el viento. En vez de ser hermosa, es aterrorizante. Me tambaleo un poco. Los brazos del hombre me rodean la cintura, y aunque él apenas es capaz de mantenerse en pie, es bastante obvio que está tratando de protegerme de ella. El viento riza su pelo rubio. ―No le haré daño a la Halfling.‖ Ella dice. Ahí es cuando me doy cuenta que las plumas en su espalda son alas, elegantes y relucientes como las de un cisne, pero de negro azabache. No sé qué pensar sobre ella. No sé qué decir o hacer. Simplemente me quedo ahí temblando, de frío o de miedo, o de los dos. ―Tu boca está abierta,‖ ella dice, casi sonriendo. ―Dejaré que te quedes con éste porque podría sobrevivir ahora que tu estás aquí. Tú tendrás que decidir si eso es algo bueno o no, Halfling.‖ Empiezo a protestar. Ella sube su mano. ―También, habrá otros guerreros pronto. La muerte está viniendo. Está en el viento. ¿Puedes sentirlo?‖ Mientras lo dice creo que puedo sentirlo, una baja amenaza, una tormenta en espera. La nieve se arremolina a nuestro alrededor. Ella asiente con su cabeza hacia mí y se levanta. Sus alas de cisne se extienden y ella se eleva hacia el aire para encontrarse con la blancura del cielo.
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Me tambaleo de lado y caigo. Él cae encima de mí. Empieza a reír, una risa suave, loca y exhausta. ―Lo siento. Perdón. Wow…wow…eso estuvo cerca. Aunque…‖ el se interrumpe a sí mismo y empieza a reír otra vez. El movimiento lo hace hacer una mueca de dolor y después gemir. Me salgo de debajo de él, preocupada de que esté completamente loco. ―¿Vas a estar bien?‖ Él sacude la cabeza. Después asiente. Una mano temblorosa, cuadrada y rasguñada, se levanta para frotar donde su pelo toca su frente. Sus ojos se encuentran con los míos. Sus labios se mueven. ―Gracias.‖ Después se desmaya. Genial.
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Tres Traducido por Glad
Tip - Duende Los Duendes no son buenos. Son malos. No malos, como-un malvadodía, pero son espeluznantes, como aquellas películas que te dan miedo, aunque tu seas alguien muy malo. ¿Cierto? Mucho peor.
E
l viento sopla fuerte y terriblemente. Los segundos se extienden en dos o tres minutos. Tengo que hacer algo inteligente, algo que no conlleve solo clavar los ojos en un chico que yace sobre la nieve. Él— es muy joven, probablemente un par de años mayor que yo—si es que los duendes envejecen. No tengo la menor idea. No lleva puesto un abrigo, solo un irlandés suéter oscuro y pantalones vaqueros. Él debe estar congelándose. Miro hacia el cielo blanco en busca de la mujer. Los copos de nieve caen en mis ojos, derritiéndose instantáneamente. Ella ha desaparecido. Parpadeo para alejar el agua, y reviso al chico buscando heridas, grandes y sangrantes. Encuentro una gran abertura: Una gran mordida en su estómago. La carne esta dentada y rota. Esta exuda sangre que—roja y profundamente azulada, puede que sea porque esta mezclándose con las fibras oscuras de su suéter, o tal vez es porque así sangran los duendes o algo por el estilo. No lo se. Un segundo después, el parpadea y sus ojos comienzan abrirse. No hay nada a mi alcance con el que pueda envolver la herida con excepción, mi abrigo el cual me quito y lo envuelvo alrededor de su estómago. Ato los brazos e intento aplicarle presión. El olor de la sangre es cobrizo y metálico. Sacando rápidamente mi teléfono, presiono el número de la abuela. Ella es muy buena atendiendo grandes heridas. Ella no es simplemente una EMT, ella también es una were-tigre. Curioso, lo sé. El móvil timbra solo una vez. Su mano sujeta la mía y el teléfono se desconecta. ―¿Qué estás haciendo?‖ Digo, el enojo ondea a través de mí. ―Yo solo estoy pidiendo ayuda‖. ―No. Ninguna ayuda‖. Sus labios están resecos. ―Tengo que esconderme. Hasta que me cure‖.
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―Estas volviendo a hablar en frases‖, explico, ―y eso significa que no estás en posición de tomar esta decisión‖. Él niega con la cabeza. ―Por favor. Nadie más puede saber que estoy aquí. Mátame, mientras soy débil‖. Mi teléfono empieza a timbrar. Es mi abuela regresándome la llamada. Paso mi mano por mi pelo, olvidando que esta completamente ensangrentada. ―Esa no es una buena idea‖. ―Por favor‖. ―No puedo dejarte morir‖. Él tose una risa amarga. ―Si estuviera a punto de morir Thruth me habría tomado‖. ―¿Thruth?‖ ―La Valquiria‖. Mi móvil deja de timbrar. ―Oh. Sí‖. Trago saliva. ―No tengo idea de lo qué es una valquiria‖. Él levanta una de sus cejas y olfatea. ―Eres un duende, ¿verdad?‖ ―No…‖, comienzo a decir, presionando mi mano en contra de su herida. Él gime, pero se las arregla para darme una mirada. ―Bueno. Soy medio duende. ¿Te duele?‖ ―Un poco‖. Él se encoge demasiado. ―Eres medio duende. Es cierto——‖ Él pierde el hilo de la frase, y da un gemido y yo repentinamente me siento muy mal por él. ―Lo siento. Lo siento‖ murmuro hacia él ―No soy mala, y no te hare daño. Necesito sacarte de aquí. Estas muy mal herido. Necesito buscar ayuda para ti. Necesito llevarte a un hospital o algo por el estilo‖. Él gime. ―No al hospital. Mi habitación‖. ―Deberías ir a un hospital, insisto‖. ―No podrán ayudarme‖. Él se pone de pie. La nieve cubre sus pantalones vaqueros oscuros. ―Te necesito para mantener mi balance. ¿Está bien?‖ ―OK‖ le digo, mientras el pasa su brazo sobre mi hombro. Y yo pongo mi brazo alrededor de su cintura. Él es mucho más ligero que Nick, lo cual es una cosa muy buena. Comenzamos a andar en un andar aleatorio a través del
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bosque. Él tose y tropieza un poco. Mi corazón palpita lentamente debido a él. ―No te preocupes. Mi coche no esta demasiado lejos‖. Él asiente y murmura algo. Gotas de sudor bajan por su frente. El viento sopla un poco. La nieve sigue cayendo, cubriéndonos, metiéndose en nuestro pelo, borrando nuestras huellas. Es un largo camino, pero finalmente llegamos al estacionamiento, el cuál, afortunadamente, esta casi vacio. Él parece haber recobrado un poquito de su fuerza. ―Tengo que llevarte a un hospital‖, insisto. ―Me matarán‖. Yo retrocedo. ―Se que no eres humano. Sin embargo, ¿eres un duende normal, o un rey?‖ Él niega con la cabeza. ―No más preguntas, por favor‖. ―¿Eres un rey?‖ Le pregunto otra vez. ―Ya te lo dije‖ ―Sé lo que me has dicho, pero eso no significa que tenga que hacer lo que me ordenas‖. Trago saliva. ―Tenemos un sitio donde solemos poner a los duendes‖. Sus ojos se encuentran con los míos. ―¿El rumor es cierto?‖ ―¿Qué rumor?‖ ―Alguien nos esta atrapando‖. No le respondo. El frío llena mi nariz, cristalizándola. Rebusco en mi bolsillo en busca de mi llave y finalmente logro abrir mi Subaru. Este emite un pitido. ―Eso es una barbaridad‖, él gruñe. Y yo, me doy cuenta que no estoy completamente en desacuerdo con el. Cojeamos más cerca a mi coche, Yoko, el cual esta estacionado junto a un gran camión negro, el vehículo estándar de la población masculina de Bedford. Intento explicarle. ―Ellos estaban matando personas. Les torturaban‖. ―Porque su rey era débil‖. Él niega con la cabeza y tose.
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―Si no estaría lastimado ahora mismo, te pediría que me llevaras con ellos‖. Digo lo obvio. ―Bien, pero tu estas lastimado”. Sus cejas bajan y el enfoca su atención en mí, por un segundo. Después el examina mi cara. ―Tu piel esta azul‖. ―Es por el frio‖, yo tiemblo. Él sonríe y yo resisto el deseo de gritar. No tengo ni idea de qué hacer con él ahora mismo. Quiero decir, el esta herido, sin embargo sigue siendo un duende. Él es un duende herido, posiblemente un rey. Esto no es bueno. Está muy mal, realmente mal. Le susurro, ―te llevare a la casa‖. ―No debes de hacerlo‖. Su voz se vuelve aterrorizada y alta. Su cara se retuerce en el dolor y después se estabiliza. Su mano sujeta firmemente mi muñeca. ―No puedo ir hacia allá en este estado‖. Retuerzo mi muñeca alejándola de su mano y abro la puerta del lado del pasajero de mi coche. ―No puedo dejar que mates gente‖. Él agarra mi brazo, una vez más. ―Yo no mato personas. Solamente a los enemigos. Estoy bajo control. Lo juro. No todos los duendes—no todos nosotros—somos como los de aquí. No puedes juzgar a todos nosotros por tu experiencia con unos cuantos. Es injusto‖. Algo en mi interior se retuerce. Algo dentro de mí se presiona. El mundo parece moverse. Debo de estar enfermándome de la gripe. Me obligo a enfocarme. ―¿Quién te mordió?‖ ―¿Qué?‖ Sus ojos me examinan, buscando. ―¿Quién. Te. Mordió?‖ Su boca se endurece. ―Un lobo‖. Yo estaba en lo correcto, pero el afirmamiento de mi sospecha no me hace sentirme menos enferma. El chico duende observa mi cara buscando una reacción. Realmente me esfuerzo en calmarme. ―Un lobo, ¿huh?‖ ―Le conoces‖. El afirma, y no pregunta. Su mano presiona firmemente mi brazo lo suficientemente fuerte, aunque está herido.
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―Sí, claro. Conozco un lobo‖. Solemos salir y comer pizza mientras acaricio su pelaje. Por supuesto que conozco un lobo, yo soy novia de uno. ―Entra en el coche‖. Él se encoge de miedo cuando entra en el asiento del pasajero. No estoy segura de si es porque le duele o porque el coche esta hecho de acero y hierro. Los duendes no son buenos con el acero y el hierro. Por un segundo considero cuidadosamente si debo ponerle el cinturón de seguridad. Ya que este iría hacia la derecha sobre su herida. Pero omito la idea y comienzo a cerrar la puerta. ―Mira hacia tus pies‖. Él lo hace. Después de que cierro su puerta, rodeo el coche para llegar al otro extremo de Yoko y compruebo mi reloj. Debería ser capaz de llevarlo a la casa de los duendes y estar de regreso antes de que Issie terminara con el francés, pero algo dentro de mí se retuerce. No estoy segura de si el, merece estar allí. No estoy segura de si el, alguna vez ha hecho cosas malas. ¿Cual es su crimen? Todo lo que sé es que él nació siendo duende. ¿Estoy condenando a toda una raza simplemente por lo que sucedió aquí? ¿En realidad son todos ruines, espeluznantes y dementes? Abro mi puerta. Nick no tendría ninguna duda, obviamente. No habría una herida en el estómago de este chico si el tuviera alguna duda. Nick es más blanquinegro cuando él mira las cosas como el bien y el mal. ¿Yo? Yo estaba entre las aéreas grises. Lo cual no era malo. Eso simplemente nos hacia diferentes. Me siento y me abrocho mi cinturón de seguridad. Miro hacia el chico duende. Él esta inclinado en el asiento. Su boca entreabierta. Sus ojos están cerrados. Tenia que estarle doliendo demasiado. ―Siento mucho que estés herido‖, comienzo a decir. Debo estar algo deshidratada, porque de un momento a otro me siento mareada. Pongo la llave en la ignición para encender a Yoko, me giro y miro por encima de mi hombro derecho para poder salir del lugar. ―Quiero decir, no es bueno que estés herido, especialmente ya que eres—‖ Algo parpadea en la esquina de mi ojo y una mano sujeta firmemente mi hombro. El mundo repentinamente se vuelve oscuro.
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Cuatro Traducido por Kmila Corregido por Ryan Archer
Tip - Duende A pesar de lo que dice el folclore, a los duendes no les gusta estar desnudos. Por fortuna ellos usan ropa. Esto evita una gran cantidad de cargos por exhibición indecente y congelación.
C
uando desperté estaba sola en el auto e Issie estaba golpeando la ventana. El pelo—que no llevaba debajo de su gorro de rayas con los colores del arcoíris—volaba con el viento.
―¡Zara!‖ Gritó. Su pequeño puño golpeo duramente contra la ventana. ―¡Zara! ¡Abre la puerta!‖ Abrí la puerta. ―¡Devyn! ¡Date prisa!‖ Tiró de la puerta para abrirla y se inclinó hacia dentro. Estaba casi arrastrándose por encima de mí. ―Oh por Dios. ¿Estás bien? ¿Estás bien? Creí que estabas muerta‖. ―No estoy muerta,‖ me las arreglé para decir, frotando mis ojos con las manos. ―Pero me siento muerta. Groggy 8.‖ ―¡Este no es un buen lugar para dormir! Oh por Dios, no quiero restarte autonomía ni a ti ni a tus decisiones pero esto es peligroso, Zara. Tu auto está a mitad de camino fuera del espacio permitido, pero el motor está apagado,‖ ella termino de hablar. Sus ojos de conejo estaban frenéticamente grandes. ―Él debió haber apagado el motor,‖ dije, aun tratando de tener el control de lo que estaba pasando. ―Tu piel luce graciosa. Casi esta azul. Espera. ¿Él? ¿Quién es él? ¿Nick?‖ Ella se acercó a mi nariz. El aire frió se precipitó por la puerta abierta mientras ella me miraba fijamente. 8
Groggy: Sensación de mareo, adormilamiento.
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Había estado hundida en el asiento delantero y ahí fue donde quedó una vergonzosa mancha de baba en la tapicería gris oscura. Me senté. ―Oh, ese maldito chico duende.‖ Jadeó. ―¿Qué dijiste?‖ Él tenía que haberme aturdido de alguna manera. No sé cómo. Me toqué el hombro pero no había nada ahí. No había señales de dolor. No había sangre. Había una mancha de sangre en la manija de la puerta del acompañante, pero eso era todo. Era el único signo de que alguien había estado aquí. Devyn apareció con Cassidy detrás de él. Su mano enguantada estaba sobre su silla de ruedas como si fuera de ella. Su rostro se llenó de preocupación. ―¿Zara? ¿Qué pasó?‖ Lo miré con los ojos grandes y contemplé la cara preocupada de Cassidy. Sus trenzas se balancearon con el viento. ―Nada. Yo… yo solo me siento algo adormilada― ―Ella piso él freno para estacionarse. El auto rodó.‖ Issie me cubrió. Los ojos de Cassidy se redujeron. Ella es bien parecida y algo oscura. Ella es mucho más alta que Is, y mucho más glamorosa, también, y, parecía, mucho más inteligente. ―No estamos en una pendiente.‖ ―Oh, ¡conoces la gravedad!‖ Issie metió la pata. ―Siempre está sobre ti, ¿cierto?‖ Ella le dio un codazo a Devyn tan fuerte en el hombro que su silla de ruedas se movió hacia un lado. Cassidy lo atrapó. Sus ojos hicieron contacto con los de ella y dijo, ―Gracias.‖ Las cosas parecían ir en cámara lenta, no sabía si era porque estaba un poco mareada o por Issie. Ella miró a Devyn. Él seguía mirando a Cassidy. Cassidy le sonrió con adoración. Mierda. ―¿Estás segura de que nada te pasó, Zara?‖ Preguntó Devyn, una vez que el logró mirarnos de nuevo a nosotras. Estaba claro que cada una de sus
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palabras tenía un doble sentido. Sin embargo, no había manera de que le pudiera decir la verdad, con Cassidy justo aquí. Así que usé el código que habíamos desarrollado. ―Fui tinked 9.‖ ―¿Qué es tinked?‖ Preguntó Cassidy. Ella tiró de la manga de su chaqueta. Por un segundo ninguno de nosotros dijo nada. ‗Tinked‘ es la palabra clave para ‗Tinker Bell‘, que es el nombre en código para interacción sorpresiva con duendes. Devyn mintió con autoridad, con esa voz profesional que tiene. ―Cansado. Fatigado. Agotado. Un estado de extrema extenuación.‖ Cassidy le sonrió. ―Oh, yo siempre estoy tinked después de una de las pruebas del Sr. Burn. ¿Tú también Zara? Ese hombre es malvado. Yo creo que la biología debería ser divertida.‖ Asentí con la cabeza bruscamente ya que el mundo se volvía confuso de nuevo. Issie se inclinó hacia delante. ―Casi te ves azul, Zara. Estás más pálida de lo normal.‖ ―Sí,‖ me las arreglé para decir, ―Esa prueba me mató.‖ Por un segundo todos estuvieron callados e incómodos. Cassidy se hizo cargo, y rasguñó sus jeans. Luego dijo, ―Bueno, Devyn, ¿estás listo para irte?‖ ―Yo…uh…‖ Se agitó nerviosamente con la carpeta en su regazo. Era el libro con el que estábamos trabajando. ―Sí, Cassidy me llevará a casa.‖ ―Sheesh, tío. Lo haces sonar casi como una disculpa.‖ Cassidy estiró sus largos brazos por sobre su cabeza. Arregló su bufanda y le dio a Issie una extraña e inquisitiva mirada. Luego se rascó la piel donde la bufanda acababa de tocar y bromeó, ―¿Acaso ir a casa conmigo es tan malo?‖ ―No,‖ tartamudeó. ―Yo no…no quería decir eso.‖ Él no miraba a Issie. Su cara parecía una bola triturada. Por un momento me olvidé del chico duende. El sufrimiento de Issie eliminó todo lo demás. ―Llámame más tarde, Zara,‖ dijo mientras él y Cassidy se dirigían al auto.
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Tinked: Diminutivo de TINKERBELL: Campanilla, personaje de Peter Pan.
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Issie se colocó en el asiento de pasajero de mi auto. ―¿Estás bien para manejar?‖ ―Sí.‖ ―Entonces maneja,‖ ordenó. ―Tan rápido como sea legalmente posible así podremos alejarnos de aquí.‖ Encendí a Yoko, dirigiéndome de vuelta a la vía para alejarnos del estacionamiento, y pasé sobre algo que crujía horriblemente mientras las llantas pasaban por encima. Empujé la puerta para abrirla un poco y eché una ojeada. Era una lata de gaseosa tirada, aplanada ahora. Cerré la puerta y tan pronto como el auto estaba en marcha me estiré y corrí el mechón de pelo fuera de la cara de Issie. ―Is, ¿quieres…?‖ Comencé. ―No. No vamos a hablar de ello. Mi necesidad de un amor o lo que sea no es importante. Lo importantes es que tú estabas desmayada en el auto. Así que habla. Habla ahora.‖ Puso sus brazos enfrente de su pecho. ―Pero…― ―En serio, Zara. Sólo dime qué paso.‖ Lo hice.
Luego de que dejé a Issie, Devyn llamó, demandando saber que había pasado. ―Es difícil de explicar por teléfono,‖ le dije. ―¿No puedo simplemente ir?‖ Luego me di cuenta. Nunca había estado en la casa de Devyn. Ni siquiera sabía donde vivía. Hubo un gran silencio y luego él dijo, ―No.‖ Puse a Yoko en mi aparcamiento, miré las lindas tejas de madera del Cabo donde mi abuela Betty y yo vivíamos. Lucía tan dulce, tan normal; no como un lugar que había sido saqueado por un rey duende. Devyn había estado cientos de veces aquí, trabajando en nuestro libro de duendes, pasando el rato, investigando. Algo me endureció el estómago. ¿Qué pasa con él? Saliendo con Cassidy, rechazando a Is, nunca me invitaba a mí. No pude mantener la dureza de mi voz.
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―¿Por qué? ¿Está Cassidy ahí?‖ ―No.‖ Ahora era mi turno de silencio. Estacioné a Yoko pero no la apagué. Quería aprovechar el calentador. Parte de mi quería preguntarle qué pasaba con Cassidy. De repente ella está todo el tiempo con él como si fuera un personaje importante en nuestras vidas. Quería darle una paliza por la manera en que trataba a Issie, cómo cada vez que Issie lo ve con Cassidy su corazón se rompe un poquito. En vez de eso dije. ―¿Por qué no?‖ ―Simplemente este no es un buen momento,‖ dijo. ―Lo siento, Zara.‖ Me sentí rechazada. Le conté qué pasó tan rápido como pude. Cuando terminé, descansé la cabeza en el volante. Olía a kétchup por alguna razón. ―Eso es fascinante,‖ se detuvo. ―Esto implica una mitología detrás de weres y shifters, ¿sabes? Eso significa que estaba en lo correcto al empezar a investigar estos mitos nórdicos.‖ ―Sí. ¿Puedes usar estas locas habilidades tuyas para investigar y enfocarte en Valhalla y Valkirias? No puedo creer que exista este tipo totalmente diferente de seres mágicos y nosotros no sepamos nada, Devyn. Me estresa.‖ Levanté mi cabeza del volante. Afuera todo es blanco, frío e infructuoso. El viento golpeaba las copas de los árboles haciéndolas rascar el cielo. ―¿Le puedes decir a Nick? ¿Acerca de lo que pasó?‖ ―Sí, Zara. Le diré que dejaste ir a un duende.‖ Suspiró tan fuerte que lo escuché a través del teléfono. ―Gracias.‖ ―Él sabe que eres blanda, Zara. No te preocupes. No estará enojado por mucho.‖ ―¿Tú crees?‖ Abrí la puerta, escaneando el lugar en busca de alguna señal de duendes. ―Lo sé. Yo me preocupo de eso. Wow. Valkirias y Valhalla. Ni siquiera puedo imaginar lo que esto significa…‖ Colgó el teléfono mascullando y ni siquiera dijo adiós. Cerré la puerta del auto detrás de mí y crucé rápidamente el camino hacia el porche. Subí los escalones de a dos y metí la llave en la puerta. No miré detrás de mí. Nunca lo hacía. Siempre estoy demasiado asustada como
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para ver que hay ahí afuera, que peligros pueden haber escondiéndose detrás de los árboles, esperando.
Después de una hora de tarea busqué Valkiria en google. La primera cosa que apareció fue una película de Hitler del 2008 protagonizada por Tom Cruise. Había una página sobre eso y luego links sobre unas mujeres fisicoculturistas antes de encontrar algo acerca de la mitología nórdica. Probablemente Dev estaría haciendo lo mismo en su casa, pero daba lo mismo… No puedo dejar de intentar aprender cosas. Básicamente, lo que conseguí es que los Valkirias llevaban a los guerreros muertos a Valhalla, el salón de Odín, el que es el cabeza de los dioses. Sí, tengo locas habilidades para la investigación. Lo que no puedo imaginar es si este lugar es un lugar real en la Tierra, como Noruega, o algo más como el Cielo. La puerta de la casa se abrió. No levante la mirada de la pantalla. ―¡Hey, Betty!‖ ―Nop, no es Betty,‖ dijo la voz de Nick. Cerró la puerta detrás de él y se dirigió a la sala de estar. Se quitó de un tirón su chaqueta y la colocó en el perchero al final de la escalera. Puse mi laptop en la mesa del café junto a unos viejos libros de Stephen King que mi padrastro solía leer y salté hacia él, hablando mientras caminaba. ―No puedes estar enojado conmigo, ok. No estaba cien por ciento segura de que él fuera un duende. Estaba muriendo y yo no podía permitir que eso pasara, y cuando esa mujer Valkiria llegó, yo… no sé. No pude dejar que se lo llevara‖. La mano de Nick tomó la parte posterior de mi cabeza. Él olía como el bosque. Sus ojos se detuvieron en mí. Miré hacia abajo y dijo: ―No estoy enojado contigo, Zara.‖ ―¡Bien!‖ ―Solo estoy frustrado. Nunca debí dejarlo ahí, me fui antes de tiempo. Ahora está perdido de nuevo y eso apesta, pero tú… tú sabes cómo eres. Eres alguien que simplemente no puede dejar a alguien morir.‖ Acercó su boca y susurró, ―No estoy enojado. Es parte de porqué te quiero tanto.‖
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Sus labios perdieron su forma recta y se suavizaron. Me incliné. Nuestros labios se encontraron y él fue dulce y tierno. Sus manos se movieron por mi pelo. ―Eres complicada, sin embargo.‖ Nos sentamos en el sofá y nos besamos un poco más. Suspiré de felicidad y me aplasté contra él. ―Tenemos que ir a buscarlo ahora. Lo siento.‖ ―Lo sé.‖ Se dejó caer y puso su cabeza en mi regazo. Sus largas piernas colgaban de un lado, sobre el brazo del sillón. Sonrió y cerró los ojos. Pasé mis dedos sobre su frente y la delicada piel de sus párpados. Él agarró mi mano y la besó, luego la soltó. ―Eres tan buena conmigo,‖ murmuró, y luego se durmió. Chicos. Me las arreglé para llegar a mi laptop y ponerla en el sofá al lado mío. Seguí mirando cosas sobre Valkirias hasta que oí un golpeteo en la ventana. Era un petirrojo. Había un papel colgando de su pico. Golpeó la ventana de nuevo y dejó caer el papel antes de irse volando. Me alejé de Nick con tanta suavidad como pude y caminé de puntillas a través del salón para abrir la puerta principal. Él papel estaba en el banco del porche. Era pequeño y estaba enrollado. Miré alrededor. No había señal del petirrojo. De hecho, no había movimiento en ninguna parte. Desenrollé el papel. La escritura era minúscula y casi caligráfica: “Tu lobo está en peligro. Si quieres saber porqué tendrás que liberarme. Dos días. No traigas al were.” Guardé la nota en el bolsillo y arrastré los pies de vuelta a la casa. Ni se quejaba en su sueño. Toqué sus párpados. No tenía opción, si Nick estaba en peligro. Obvio que no. No tenía ninguna opción. Había sido llamada por un duende vía pájaro. ¿Pájaro? El pánico me llenaba. Si él podía llamarme a través de un pájaro, ¿podría llamar a alguien más? ¿Tal vez ser rescatado? ―Esto no es bueno,‖ murmuré. ―Para nada bueno.‖
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Cinco Traducido por Crystal Corregido por Laumoon
Tip - Duende Los duendes son gobernados por reyes-y por necesidades. Toma precaución extrema. Resulta que ellos puedes usar aves.
D
os días después, Is y yo tratábamos de ahuyentar la locura, en medio de los caminos arbolados.
―No estoy segura de si esto es inteligente‖ dijo Is. ―¿Podemos estar seguros si las cosas son inteligentes?‖ dije filosóficamente. ―Tenemos que ser confidentes, Is. Tenemos que confiar en nosotras mismas para hacer lo correcto‖ ―Uh-huh‖ ella dijo, no muy convencida. La nota me colmó la paciencia. No se lo conté a Nick a pesar de que quería. En lugar de eso, planee-contraté la ayuda de Issie. Desde la parte trasera de la camioneta vino la voz de un hombre cansado. ―Por mucho que me guste el parloteo sobre la inseguridad de las adolescentes americanas, esperaba algo de alivio al volver aquí ¿Van a desatarme? ¿O van a continuar con su simulacro de secuestro? Esa fue mi idea para que me liberaran‖ ―¡No!, ¡no te desataremos!‖ grité. Luego puse mi mano sobre mi boca. ―Eso quería decir ¿no?‖ Issie asintió. ―Está bien, creo. No eres buena para las cosas difíciles. Es por eso que tenemos a Nick.‖ ―Necesito ser buena en eso, no podemos depender de Nick por siempre‖ dije. La voz volvió ―No estoy del todo cómodo atado en un vehículo de hierro y con el motor de acero‖
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―Esa es una gran indirecta‖ Issie gritó ―Y no estamos captándola, Sr. Duende‖ Sujete el volante con la mano derecha, moviéndome rápido sobre las direccional para señalar que estoy por salirme del camino aun cuando no hay ningún signo de coches en ninguna parte, solamente bosques, bosques, más bosques. La casa duende esta escondida muy profundamente allí. Explico a Is, ―Es que no es cool secuestrar personas.‖ ―Ellos no son persona. Son Duendes. Y técnicamente no estamos secuestrándolo porque ya lo teníamos prisionero. Esta vez aceptó ser atado y puesto en la parte trasera del coche ¿No?‖ Issie explicó su lógica ―Es un acuerdo mutuo y no un secuestro del todo‖ ―Bueno, bueno‖ contesto no muy convencida, pero pensando en lo que el otro duende me había dicho. Estaba pensando la generalización masiva basada sólo en mi propia evidencia anecdótica. Ya que ese chico era un tipo diferente y este duende, el duende que habíamos sacado de la casa y que ahora mismo estaba en la parte posterior de Yoko, este duende. Yo sabia que el había hecho algunas cosas malas. Lo sé. No iba a sentirme culpable. Me inclino hacia Is y le susurro ―Me siento culpable‖ Ella me dio golpes falsos ―No lo tienes permitido‖ ―Dime como controlas al pájaro‖ le grité al duende. ―Hablo con él. Algunos de nosotros somos capaces de hacerlo‖ contestó.
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―Entonces ¿Por qué no le has usado para algo bueno, como para que alguien aleje el hierro que rodea la casa?‖ le pregunté. ―¡Zara!‖ Issie suspiró ―No le des ideas‖ El suspira, y nos explica que la mayoría de la gente no sabe enviar notas en los pájaros. El papel era diminuto. Y sería ignorado. Resulta que el había enviado al pájaro por lo menos cinco veces antes de que yo finalmente lo vi. Y luego está el hecho de que es invierno en Maine. No hay una tonelada de aves por aquí, de todos modos. Volvimos a la carretera, tratando de dejar el proceso de las cosas. El pájaro no era mi prioridad, aun. La mayor parte de mi vida pensé que el mundo era normal, redondo, fuerte, poblado por personas (buenas y malas) y animales (salvajes y domésticos), pero ahora resulta que el mundo, no es asi. Realmente no es
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redondo, es plano. Hay bordes desde donde se puede caer y este mes de octubre cuando me mudé a Maine, yo caí por uno de sus bordes. Fue entonces cuando me enteré de los duendes y de los cambiadores de forma ‗Weres‟. Es cuando aprendí sobre necesidad, el dolor y la inseguridad, mientras el mundo parecía seguir girando. ―Les hemos atrapado‖ le digo a Is, tratando de convencerme a mi misma ―Así que la gente puede estar segura. Eso esta muy bien‖ ―No tuvimos elección‖ dijo Issie mordiéndose las uñas ―No una elección del todo‖ ―¿Y estamos hablando con él ahora? ¿Solo por qué nos ha convocado?‖ ―No teníamos opción sobre eso, tampoco‖ Esa era solución, si. Pero últimamente he empezado a preguntarme si es la correcta. Aparqué el coche detrás de Hannaford‘s la cadena de tiendas comestibles de Maine. Grandes muelles de cemento sobresalen de la parte posterior del edificio. Las huellas de mis llantas, estropean la nieve. Un feo contenedor verde cubre el estruendo de la brisa. La madera se arrastra detrás de nosotros. Issie traga mientras yo apagó a Yoko. ―Tal vez, solo debimos de haberle llevado a tu casa.‖ ―No, Nick o la abuela le hubieran olido allí. Sabes de sus narices‖. ―¿Ellos no lo olerán en tu coche?‖ ―Buen punto. Está bien. Buen punto.‖ Pasé mis manos sobre mi cara. ―Pero ellos nunca suelen entrar en mi coche, ¿verdad?‖ ―Eso es porque nadie voluntariamente da un paseo en tu coche porque eres una mala conductora de invierno. Sin ánimo de ofender‖. ―Tú te ofreciste voluntariamente‖ Ella medio sonrió. ―Estoy un poco loca. Además, Te quiero. Además, soy peor piloto que tú‖. Me pongo el sombrero tejido que mi mamá me mandó de American Eagle. No hay tiendas de descuentos aquí. No hay centros comerciales. Es una locura. El gran lugar para pasar el rato es en realidad la tienda de comestibles.
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―Vamos solo hagámoslo‖ le digo. ―Sí.‖ Ninguna se movió. ―Chicas...‖ vino la voz de la parte trasera del coche. ―¡No hables!‖ le grito. ―Si hablas te llevare de nuevo a esa casa y te encerrare de nuevo, ¿lo captas?‖ ―Crees que no te importa lo que yo haga,‖ el dice. La mano de Issie se mueve hacia la manija de la puerta. ―Él tiene razón.‖ El viento sopla nieve suelta en el aparcamiento trasero de manera aleatoria. No hay un camino. No sabe por donde ir. Apenas se mueve y se instala, se mueve y se instala. ―Está bien, lo haré‖ abro mi puerta y me apresuro hacia atrás del coche. Issie hace lo mismo. Allí estábamos, las dos juntas, mirando el fondo de mi Subaru. Está cubierto de la suciedad de la carretera. Arena y fango oscuro de sobre la placa. ―No tenemos que hacer esto‖ Issie suspira. Mientras sujeta con su mano la manga de mi chaqueta. Tomo una respiración profunda ―Dijo que Nick estaba en peligro‖ ―Puede estar mintiendo‖ ―Puede no hacerlo‖ ―Cierto. Pero no confió en él ya que es el Sr. Duende Hombre-Malo‖ ―Nos dejó atarle‖ argumenté ―Cierto‖ Issie dejó ir mi brazo ―Pero tal vez el pensó que le creeríamos‖ Me adelanto y presiono el mango con pestillo que esta por debajo de la parte media de la puerta. No sé cómo llamarle a eso. Por suerte, la palabra no tiene importancia. La acción la tiene. La parte posterior del Subaru lentamente se abre. Ahí, había una manta, una vieja manta acolchada de color rojo. Issie y yo le cosimos algo de hierro, por la noche, estaba lleno de pequeños hierros. Después del hierro, estaba envuelto con alambre alrededor de los pies y las manos.
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―¿Crees que esto es suficiente para sostenerlo?‖ preguntó Issie. ―El no escapó cuando estábamos manejando‖ ―Cierto. No dejaba de pensar en que iba a saltar y estrangularnos‖ ―¡Yo también!‖ ―¿En serio? Estabas actuando tan valiente.‖ Issie echó sus brazos alrededor de su pecho, saltando para mantenerse caliente en el frío. El viento sopló de nuevo. El traqueteo de los contenedores. Los remolinos de nieve. Mi estómago se divide en un lugar distante. ―Voy a tener que acercarme y doblar la manta hacia atrás.‖ Issie deja de saltar. ―Uh-huh.‖ Extiendo la mano y tiro del borde de la manta, doblándola hacia atrás lo suficiente como para mostrar su blanca y tensa cara. Pequeñas líneas de color azul parece trazarse justo debajo de la superficie de su piel, haciendo que se vea menos humano de lo habitual. Solía ser tan guapo con su espeso y negro cabello, sus rasgos angulares y masculinos, con aquellos ojos que se centraban tan intensamente en todo, pero ahora.... Ahora su cara era pálida como los pies de invierno. Ahora sus ojos se encorvan en su cara. Ahora las líneas azules bajo su piel, declaraban su extrañeza. Él parecía estar a punto de morir, y eso básicamente era mi culpa. Sus agrietados labios se subieron en una media sonrisa. Casi tengo ganas de tocarle, de calmarle de alguna manera, pero no lo hago. No puedo. Se lo que es. ―Princesa‖ él suspiró. Asiento hacia él. ―Papá‖
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Seis Traducido por Mekare Corregido por xxeduchisxx
Tip - Duende Si tienes que luchar contra duendes, recuerda utilizar armas con algún tipo de hierro. Al igual que metal. No la cosa que tú usas para desarrugar la ropa.
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uchas personas sufren de vitricofobia, que es un miedo a su padrastro, pero ni Devyn (cuyos padres son psiquiatras y son weres) ni yo, podemos encontrar el nombre para el temor hacia el padre biológico. Y yo diría que en mi caso este miedo no es irracional, ya que mi padre biológico es un duende. Es racional tener miedo a los duendes. ―Dadophobia‖- dije. Los ojos de mi padre brillaron. ―¿Qué?‖ - Issie susurró. Ella estaba medio escondida detrás de mí. ―Dadophobia. Es una palabra que acabo de crear‖ ―Zara, cariño, yo no creo que este sea el momento de…‖ Él la cortó. ―Tu no tiene que temer de mí, Zara‖ Yo no respondí. ―Yo no soy tu enemigo‖ Issie no hizo caso de eso. ―Tío, tu trataste de secuestrarla usando a su madre de carnada para que viniera a ti. Luego, trataste de convertir a su mamá en un duende. ¡Por favor! Quiero decir, no te ofendas, pero tú no eres el padre del año aquí‖. Issie dio un paso un poco hacia adelante. ―¿Además, tu ni siquiera apareces en escena por cuanto? ¿Dieciséis años? Eso es una pobre excusa. En serio. Eso es algo que haría un padre incumplidor aquí‖
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Su mano brotó de debajo de la manta y agarró su muñeca. ―Eso no fue culpa mía‖ Ella chilló de dolor. Yo salté hacia adelante, tratando de aflojar sus dedos. Ahí fue cuando me di cuenta del cable de acero colgando de su muñeca. Yo gruñí. ―Déjala o juro…‖ ―Muy bien‖ Su voz estaba tranquila. ―La estoy dejando ir‖ Cada uno de sus dedos soltó su muñeca, uno por uno. Issie la arrebató de nuevo hacia su pecho y comenzó a frotársela. ―Él es realmente muy fuerte‖ Un camión hizo explosión y Issie y yo saltamos. Él no movió sus manos y piernas, pero hizo una mueca como si tuviese dolor. ―¿El hierro en el coche te molesta?‖ Pregunté, sin molestarse en ocultar la esperanza en mi voz. Él ignoró la pregunta. Había marcas de quemaduras en la punta de sus dedos. Pero él utilizó esos mismos dedos para agarrar el antebrazo de Issie. El era fuerte. Él podía estar débil, pero era muy fuerte. ―No fue mi culpa que yo no estuviese allí...Cuando eras una niña...‖, el dijo, casi jadeando –―Tu madre se fue contigo. Ella te escondió lejos.‖ Yo lo señale. ―Porque eres un rey duende loco que drena la sangre de los individuos y los tortura‖ ―Sólo cuando estoy sin reina‖ protestó. ―Sólo después de años sin una reina. Y sólo porque mi gente estaba inquieta. Tú lo sabes. Esa fue la única manera de mantener el orden. Y ahora... ahora..... Es el caos. No tienes idea de lo horrible que las cosas se han convertido‖. De alguna forma yo sabía que él estaba pensando en la casa grande donde nosotros los atrapamos a todos hace unos meses. Pensé en cómo ellos habían atado a Jay Dahlberg a una cama. El miedo lo hizo enloquecer. Había habido marcas de mordida en todos sus miembros de donde ellos habían tomado su sangre. Los duendes habían estado a su alrededor, a mí alrededor, como si estuviéramos en un altar. ―Sé que piensas que soy un monstruo, Zara. Sé que tu madre también lo cree, pero si lo fuera yo nunca la hubiera dejado ir la primera vez. Yo nunca hubiera dejado que vivieran sus vidas‖ Él tragó. ―Pero la necesidad se volvió demasiado grande. Estaba perdiendo el control. Y ahora...‖
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―¿Y ahora?‖ ―No todos los duendes son como yo. No todos los reyes son como yo.‖ ―¿Qué quieres decir?‖. La esperanza surgió en mi corazón. Tal vez aquel duende tenía razón. ―Me refiero a la mayoría de los que no tienen piedad, ni pensamientos sobre la muerte de humanos o la tortura, ningún remordimiento. No es un último recurso para ellos. Es un hecho cotidiano‖ ¿El duende que tiré del árbol? Él dijo lo contrario. Me encontré con los ojos de mi padre. Teníamos la misma forma de ojos, se inclinaban hacia arriba, un poquito en los bordes. ―¿Qué estás diciendo?‖ ―Están viniendo‖ ―¿Viniendo a dónde?‖ ―Viniendo aquí‖ Issie me miraba con ojos asustados. El viento parecía amoldarse a algo sólido por un momento. A continuación, este se dejo ir, pequeños remolinos y a la deriva contra nosotros. ―Ya están viniendo‖ le dije a él. ―Algunos ya han estado aquí. Los hemos puesto en la casa contigo‖ Él suspiro. ―Ninguno de ellos han sido reyes. Todos ellos han sido exploradores. ¿Sabes la diferencia, Zara? Tu piel reacciona a aquellos de nosotros que son reyes o los que tienen el potencial de serlo‖ ―El sentimiento de arañas‖ Issie jadeo. ―¿Por qué? ¿Por qué mi piel hace eso?‖ ―Es porque tú estás buscando un compañero. Tu respondes al poder‖ él dijo. ―¡Yo tengo un compañero!‖ Me estremecí ante la palabra y corrigiéndome a mi misma. ―Un novio. No nos hemos apareado‖. Él se burló, ―él es un animal‖ Me giré sobre él. ―Él es un hombre. Él es un tipo de hombre héroe. No es un animal.‖
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―No es que haya nada malo con los animales,‖ Issie dijo, logrando que todos resoplaran. ―Yo no entiendo por qué siempre están en la parte inferior de la jerarquía. Al igual que tu vas a la cárcel por menos de un año si matas a un perro, pero matas a una persona y estas en la cárcel para siempre, y los pájaros... Cualquiera puede matar las aves a menos que estén en la lista de especies protegidas‖. Yo la ignoré, siempre divaga cuando está nerviosa, y seguí tratando de avanzar. Le pregunté a él ―¿Por qué vienen?‖ ―Porque ellos saben que estoy perdiendo. Ellos saben que debo estar débil. Todo el mundo quiere a más gente para gobernar, más territorio‖. Puse mis manos en los bolsillos. ―Nosotros sólo vamos a detenerlos. Eso es todo‖ Él negó con su cabeza. ―Uno de ellos encontrará la casa. Van a contratar humanos para derribar los barrotes que ustedes han hecho. Ellos nos liberan, y mi pueblo.... Mi pueblo tiene hambre. Van a ir con él y va a ser un caos. Sin una reina, yo no los puedo controlar. Tú sabes eso, Zara. Es por eso que todo esto ocurrió.‖ Escuché lo que él estaba diciendo, pero esto no era el por qué lo traje aquí. ―¿Qué? ¿Qué tiene esto que ver con Nick? ¿Quiero decir, con Nick más que cualquier otro?‖ ―Ese…‖. Él gruñó en la palabra un poco. ―tu beau‖ ―¿Beau? ― Issie interrumpió. ―Beau. Es una palabra pasada de moda para novio‖ expliqué con impaciencia. Los ojos de mi padre estaban enojados. ―Tu novio/beau es también el protector autoproclamado de la ciudad y de ti.‖ ―Lo que sea.‖ Toda la cosa de Nick protegiéndome me volvía loca. Yo podía protegerme. Sus labios se movieron por un segundo como si estuviera tratando de averiguar las palabras antes de tiempo y luego dijo: ―Cuando otro duende o duendes vengan, su rey.... no va a estar preocupado por tu bienestar o Nick. Y Nick es el mayor obstáculo para ti, así que estará directamente en la línea de fuego, si eso quieren. El rey duende no se preocupará por la muerte de unos. Él sólo va a estar yendo tras los premios.‖
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―¿Los? ¿Has dicho premios, como en plural?‖ Issie preguntó. Ella preguntaba lentamente como si le llevase cuarenta y dos cursos de vida conseguir salir la pregunta de su boca dentro del aire congelado. ―Sí. Plural. Premios‖. Él se movió bajo la manta. Sus ojos estaban vacíos, dolidos. ―¿Y esos son?‖ pregunté. ―Mis duendes, mi territorio, y tú‖ Las ráfagas de viento volvieron, empujando a Issie y a mí hacia él. Yo apoyé mis manos sobre el coche. Mi cabello volaba loco en mi cara. El de Issie también. Cuando fuimos capaces de ponernos derechas de nuevo, lo hicimos. Yo traté de meter mi pelo en el cuello de mi abrigo. ―Estás enfadada‖ dijo mi padre. ―¿En serio? ¿Cómo puedes decir eso?‖ Estaba siendo sarcástica. No me importaba. ―Las llamas saliendo de tus ojos son, probablemente, el inicio‖ Issie dijo. Yo confundida dije. ―Solo no me gusta que la gente piense en mí como un premio. Eso es sexista‖. ―Sexista y repugnante‖ Issie añadió. ―Y realmente representativo del dogma masculino que ha persistido en mantenernos subyugadas‖ ―Exactamente‖ Sus ojos cayeron. ―Es mi culpa, Zara. Tu sangre es la mitad de la mía‖ ―Soy un humano.‖ Mi estomago se encogió. El mal sabor de aquella media mentira en mi boca de alguna manera me daba ganas de vomitar. ―No todos los duendes torturan. Sólo los malos, los desamparados, que no tienen un líder, o los que tienen un líder que es cruel o débil, o sin una reina. Algunos de nosotros estamos en el lado del bien. Algunos en el lado del mal. Algunos, como yo, se encuentran en el medio debido a las circunstancias y el destino‖ Mi padre no parpadeó. ―Zara eres humana. Pero hueles diferente a los humanos. Los weres lo sienten. Los duendes lo sienten. Y si te vuelves…‖ ―¡Nunca me convertiré!‖ Grité. ―Ella podría ser poderosa, una reina poderosa‖
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En cierto modo miré a este hombre ‗Duende‘ quién es mi padre biológico. Él estaba todo agachado sobre la alfombra gris en la parte trasera de mi coche. Se ve casi humano y casi inocente. Pero no lo era. Un viejo envoltorio de una McDonald's cuarto de libra, con queso se enrolló en mi tobillo y se pegó allí. Me agaché y lo agarré, aunque tratara de ser malvada o tonta. No podía dejar que ese pedazo fuera rondando por el mundo para siempre. ―¿Puedo sentarme?‖ Preguntó mi padre. ―No‖ Issie dijo al mismo tiempo que yo dije. ‖Sí‖ Ella me miró fijamente. El viento retorcía el cabello alrededor de su cara. Ella no lo notaba. Traté de explicarme. ―Issie.... El lo pidió. Podría haber estado sentado hace un millón de años. Piensa en cómo sujetó tu muñeca‖ ―Eso es lo que estoy pensando‖ Su boca se convirtió en una línea firme y se aflojó que añadir. ‖Creo que esto es un truco‖ ―No es un truco‖ el dijo. Su voz estaba infinitamente cansada. ―Mis trucos son mucho más interesantes‖ ―Puedes sentarte‖ dije. Él empujó hacia atrás y lentamente llevó a su cuerpo para arriba. Su aliento salía en una nube fría, mezclándose con el aire y la disipación de entonces. Lo alcancé y envolví la manta alrededor de sus piernas. ―Por si acaso‖ El medio sonrió. Un hoyuelo aparecía en el lado izquierdo de la boca. ―Por un momento pensé que estabas siendo maternal‖ ―Paternal sería más apropiado‖ dije. Nos miramos el uno al otro. Sus ojos eran fascinantes, de verdad. Tiraban de ti. Era espeluznante. ―Tu sobreviviste antes porque te deje‖ dijo. Mi cabeza se elevo hacia arriba tan fuerte que algo crujió en mi cuello. ―¿Qué?‖ Él estaba tranquilo, apoyado contra el asiento. ―Te deje sobrevivir. Dejé a tu novio sobrevivir. Estaba fuera de mi mente debido a la necesidad, fuera de mi mente queriendo a tu madre, y aún así te deje, mi hija, sobrevivir. Vi que nos estaban atrapando allí y la dejé escapar a través de los cables al mismo tiempo que me hice el distraído por ti. Eso tiene que darte cierta seguridad de que yo no estoy en contra tuya‖
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―Entonces, ¿cómo es que tú no estas loco ahora?‖ Issie preguntó, con las manos en sus caderas. ―¿Huh? ¿Cómo es que tú no estás arremetiendo contra mí, tratando de darme un beso duendecillo o algo así?‖ ―Tu no estás destinada a ser mi reina‖ él dijo eso con total naturalidad. ―Geesh. Lindo.‖ Issie sopló el aire de su boca. ―No estoy siendo insultada‖ dije. ―Eso es algo bueno‖ Mi padre se quedó mirándola a los ojos. ―Y tu no eres un hombre joven. Tu no eres alguien que puede sangrar‖ Escalofriante tensión cargo el aire. Me estremecí. Algo en mi abrigo comenzó a vibrar y luego lo escuché: Nick y mi canción. ―Mierda‖ Issie puso grandes ojos. ―¿Es él?‖ Saqué el teléfono de mi bolsillo. ―Sólo un mensaje de texto‖ Mi padre nos ignoró y continúo. ―Sé que piensas que soy un monstruo, Zara. Y a lo mejor lo soy. Sin embargo, sé que si mis necesidades no son atendidas, entonces los otros, mi pueblo, ellos son peores, mucho peores‖ ―Entonces, ¿qué se supone que debo hacer? ―Le pregunté. ―Déjame libre‖ ―No puedo hacer eso‖ Mis ojos encontraron los suyos. Sus ojos eran feroces y tristes y cansados. ―Tengo que alimentarme. Esa es la única manera en que puedo ser lo suficientemente fuerte para luchar. Puedo comer y luego te protegeré a ti, a tu lobo y mi derecho a gobernar‖ ―No puedo permitir que tu sólo vayas a torturar a un pobre chico, aún si ello es para protegernos‖ ―Entonces necesito una reina‖ Su cuerpo se puso rígido casi como si él fuera a derrumbarse. Mis manos se convirtieron en puños. ―Pues no. No. Quiero decir que si tú puedes encontrar una mujer extraña que en realidad quiera ser una reina duende, muy bien. Pero tú no vas a tomar a mamá. Ni siquiera está aquí, lo sabes‖ ―Zara.... No hay muchas posibilidades.‖ La piel en su ojo temblaba.
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―Esos no son opciones. Torturar chicos y convertir a mi mamá no son opciones‖ ―Soy el único lo suficientemente poderoso como para detener a otro rey. Soy un rey‖ Issie golpeo el camión cerrándolo, cortando sus palabras. ―Tenemos que llevarlo de regreso, ¿no te parece? ¡Tenemos que dejar que esto se asiente y pensar sobre ello!‖ Me obligué a asentir y comencé a situarme en la parte trasera del coche y la cara de mi padre. Él poco a poco cerró sus ojos, renunciando y dándose por vencido. Estaba estudiándome. ―Estás temblando‖ ―Es el frío,‖ dije. ―Eso no es por lo que estás temblando‖ Issie envolvió su brazo sobre mis hombros, abrazándome. ―No puedo creer que llegue a ser la única fuerte‖ El viento nos golpeaba contra el coche. La suciedad entro en contacto con nuestros pantalones vaqueros, y las chaquetas. ―Eww...‖ Issie dijo. ―La suciedad‖ ―Muy difícil, Issie‖ Ella se rió y abrió la puerta de pasajeros. ―Gracias‖ Pero yo no había terminado con él todavía. Una vez que encendí el coche grite a la parte de atrás, ―¿Qué sabes del Valhalla?‖ ―Esa en la sala mitológica de Odín‖ el respondió. ―¿Odín?― Issie pregunto, subiendo la calefacción. ―Dios nórdico‖. Saqué el coche del aparcamiento. ―¿Así que no es real?‖ ―Por supuesto que no‖ él se burló ―Me gustaría que repensaras tus suposiciones acerca de mí y me liberes Zara. Te lo aseguro‖ ―¿Qué pasa con las Valkirias?‖ Interrumpí, deteniéndome en uno de los dos semáforos de nuestra ciudad. El Sr. Burns, uno de mis maestros, se detuvo a mi lado y agito la mano. Issie y yo sonreímos como si tuvieramos yeso en la cara y devolvimos el saludo. ―¿Valkirias?‖ Esta vez mi padre se río. ‖Mitos‖. Issie empezó a hablar, pero puse un dedo sobre mis labios para impedir que dijera nada. La luz se puso verde.
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―Yo no sé por qué nos preocupamos por él‖ le dije a Issie. Ella encendió la radio. ―Yo tampoco‖.
Cuando fuimos por él, él trato de correr. Me vi obligada a hacerle frente y arrastrarlo dentro del perímetro de acero de la casa. Esto me gano el respeto masivo de Issie, quien dijo que yo era digna del Gran Tazón. Después de entrar a tropel de vuelta el coche nos alejamos rápidamente. Las dos estamos temblando, pero ninguno de las dos hablaba. De vuelta en la casa de Issie, cambié el Yoko a reversa, pero mantuve mi pie en el freno, lista para partir. Esperando una dirección, supongo. ―No es como si creyera totalmente en él, pero estoy súper preocupada por Nick‖ dije. ―Estoy preocupada de que no voy a ser capaz de mantenerlo a salvo.‖ Ella ladeo su cabeza ―Zara, cariño, no todo depende de ti. Todos somos parte de esto, ¿de acuerdo? no estás sola‖ ―Correcto‖. Agarre el volante un poco más firme. Los caminos estaban resbaladizos. ―Ya lo sé, pero aunque sé que puedo contar con ustedes, yo todavía siento que esta en mí de alguna manera, como si todo fuera culpa mía o mi crédito‖ ―Tu no eres tan mala como Nick‖. Ella sonrío tomando el filo de sus palabras. ―El destino del mundo no depende de ti, Zara White‖ ―¿Lo prometes?― Pregunté mientras el aire frío se precipitaba por la puerta de pasajeros. Issie salió y agarro la parte superior de la puerta para ella poder cerrarla. ―Lo prometo‖. Yo salí de allí preguntándome si las promesas significan nada en absoluto. Una vez que me fui comprobé la recepción y llamé a mi mamá mientras manejaba. Ella todavía estaba en Charleston, pero ella se mudaría aquí. Ya había renunciado a su trabajo y todo, pero cuando eres un tipo de persona CEO tienes en tu contrato que tienes que dar una cierta cantidad de notificación entre los días que te das de baja y el día en que realmente tienes que irte. Si te equivocas en eso, la empresa para la que trabaja puede imponer sanciones financieras o demandarte. En este momento, pensando en
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lo que mi padre acaba de decir, estaba contenta de que ella todavía estaba allá. Pero echaba de menos sus abrazos, sus poderosos trajes y su olor a mamá. El teléfono suena y se va al correo de voz. Es probable que esté en una reunión sobre el reclutamiento médico o algo así, algo atrozmente aburrido. Balbuceé un mensaje y colgué el teléfono. Me dije que estaba bien. Conducir no era fácil, así que no debía jugar con el teléfono. Pobre Yoko, sus neumáticos trataban de agarrar la carretera helada. Trate de orientarme y no hacer una bóveda con los bancos de nieve elevados los cuales se atrincheraban a un lado de la carretera, esperando. Al menos lo intentaba, ¿verdad? Eso era todo lo que podíamos hacer en la vida: intentar hacer lo correcto, tratar de sobrevivir la secundaria, intentar conducir sobre traicioneras carreteras de hielo, sólo intentarlo. Devyn siempre citaba a Yoda desde una de las películas originales de Star Wars. Yoda solía hablar con una total voz dura y se supone que debe estar filosóficamente centrado en las cosas buenas. Pienso en él como una especie de monje tibetano cruzado con un tipo de 7-Eleven a pesar de que tiene treinta. Para terminar a la foto le añado un gato verde. De todos modos, esto es lo que dice Yoda: ‗Lo hagas o no. No hay intentos‘. Odiaba eso. A veces uno simplemente no puede hacerlo. A veces todo lo que puedes hacer es intentarlo. Enciendo la radio. Escucho a Bono contar acerca de la pérdida y la necesidad y la esperanza. Es U2 excelente, no es algo de su material más reciente. Por un lado de la carretera, se forman sombras en el bosque. Los cuales lucen como personas. Pero, creo, que solo estoy imaginando cosas, ¿verdad? Cierto. La niebla de invierno se arrastra alrededor de los troncos de los árboles, envolviéndolos y a cualquier otra cosa que podría estar escondida en el lado de la carretera. Es gris. Es peligroso. ―No te estoy mirando a ti, niebla‖ le anuncio, y subo el volumen de la radio a veintidós, que básicamente garantizaba que mis tímpanos dejarán de funcionar, por el momento, ya que ahora estaba en veintitrés. Mi piel empezó a sentir como si miles de arañas se arrastraran sobre ella, danzando algún baile irlandés. Tal vez solo era algún residuo de haber estado con mi padre durante tanto tiempo, o quizás no le habíamos asegurado lo suficiente en la casa. Tal vez el escapo.
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―Mierda‖. Abro mi teléfono. Oprimo el número de marcación rápida dos. Suena y suena. ―¿Issie?‖ ―¿Zara?‖ Su voz sonaba apagada y no estaba segura de por qué sonaba casi como si hubiera estado llorando. ―¿Estás bien?‖ ―Estoy bien. ¿Estás bien?‖ ―Sí. Oky-doky-Pinocchi...‖ Sostuve el teléfono entre mi hombro y la cabeza y puse ambas manos en el volante. ―Tengo la sensación de…‖ ―¿La sensación de duendes?‖ ―Sí.‖ Sigue conduciendo Zara. De cara al futuro. Muévete. ―¿El rey duende está cerca de ti para que tu piel se sienta como si arañas se arrastraran sobre ella?‖, ella me pregunta. ―Sí.‖ ―-Uh-oh―. Ella murmura algo lejos del teléfono y añade: ―Ella tiene la sensación contonearse‖ ―¿Me odiarías si te pidiera que vinieras?‖ ―Vamos a estar ahí. Devyn esta aquí. ¡Llama a Nick ahora mismo!‖ Hago clic en el teléfono de nuevo y pienso por un segundo. No quiero a Nick en peligro. Poniendo el teléfono lejos, me dirijo a la radio otra vez y luego tomo una curva. Estoy apenas a medio camino cuando piso el freno. Hay un hombre rubio de pie en medio del camino, esperando. Oh por favor, no dejes que él este esperándome a mí.
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Siete Traducido por Daniela
Definición Duende-lado: estar perdido, confundido, desviado.
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oko patina fuera de control. Se desliza hacia la izquierda y después hacia la derecha, hacia un árbol. El tronco del árbol es enorme y más grueso que mi carro. ¿Si lo golpeo? No será bueno. Tendré fracturas graves. Voy a golpearlo. ―¡No!‖ Mi voz está gritando la palabra pero no puedo oírla realmente. Estoy presionando más fuertemente los frenos. Los frenos gritan también. ―¡Nick!‖ Grito su nombre sin pensarlo. El carro choca contra algo grande y duro. ¿El árbol? Mi cabeza rebota hacia atrás y hacia delante, o hacia delante y hacia atrás. No sé. La bolsa de aire choca contra mi cara y mi pecho. No puedo ver. No puedo respirar. El mundo es plástico y dolor. Los alambres arden. El olor a ácido golpea mi nariz. Empujo la bolsa de aire. Todo mi pecho me duele. ―¡Sal! ¡Sal de ahí!‖ Me grita la voz de un hombre. La puerta se abre. El aire frío se apresura adentro. Huele peor ahora. Más a quemado. Unas manos me alcanzan mientras grito y me muevo, atascada. ―¿Nick?‖ ―Pretendo ayudarte,‖ dice el hombre. Él no es Nick. Claro. Por supuesto que no es Nick. Concéntrate, necesito concentrarme. Trato de respirar profundamente. ―No me puedo mover.‖ ―Tienes puesto el cinturón de seguridad.‖ ¿Cinturón de seguridad? ¿Qué es un cinturón de seguridad? Mi cerebro no puede pensar en nada.
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―Desabróchalo.‖ ¿Desabrochar? ¿Cinturón de seguridad? Cierto. Mis manos se estiran alrededor de mi cintura. Mis dedos empujan el cinturón de seguridad. Sus dedos también. El tipo en la carretera. No es Nick. Es un duende. El joven, el que estaba herido. ―No puedo alcanzarlo,‖ dice. ―Maldición, odio el hierro. Debería haber tomado mis píldoras.‖ Trato de alcanzarlo también y liberarme, pero mi brazo no esta funcionando bien. Es el mismo brazo que el Ian-el duende fracturó cuando me secuestró y trató de convertirme. Se siente roto o esquinzado otra vez, juzgando por el dolor subiendo vertiginosamente hacia mi hombro. La voz del duende se vuelve más urgente y aguda. ―¡Fuego!‖ ―¿Yoko? ¿Yoko está ardiendo?‖ ―El carro está ardiendo. Por favor, solo quédate quieta para que pueda ayudarte.‖ No me muevo aunque todo en mi interior está chillando, ¡sal, sal, corre! Algo se está rasgando. ¿El cinturón de seguridad? ¿Cómo puede él rasgar el cinturón de seguridad? Unas manos me están jalando fuera del carro, hacia el frío. Pero hay calor presionando mi espalda. El dolor cambia de mi brazo hacia mi pecho. Mi nariz me quema por el olor a metal caliente, el caucho y los químicos quemándose. Él gime y cae de espaldas en la nieve. Me caigo sobre él. Hay toda clase de sonidos metálicos que vienen desde la dirección del carro. Me las arreglo para girar la cabeza lo suficiente para mirar pero mi cuello está todo tieso y lento. Yoko es una masa confusa de acero. La puerta esta completamente abierta. Las llamas salen disparadas del capo. El humo es pesado y oscuro, tóxico y contaminante. El vidrio se rompe y cae en la carretera. ―Puede explotar,‖ digo, sonando como si estuviera dormida o como si seriamente hubiera perdido puntos de mi coeficiente intelectual o algo. ―Los carros pueden explotar.‖ El asiente y se para. ―¿Eres capaz de caminar?‖
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―Yo… no se. Yo… Esa es una buena pregunta.‖ Se agacha y me levanta en sus brazos. Él me alza sobre su hombro y empieza a caminar rápidamente por el banco de nieve. Sus pies apenas tocan el suelo. ―Estas herido,‖ doy un grito ahogado. ―Tu estómago. Te herirás más.‖ Más vidrio se rompe. ―¿De repente te estás preocupando por un duende?‖ se ríe. Es un duro y horrible sonido lleno de dolor. No sé si el dolor es mental o físico, solo desearía poder arreglarlo de alguna forma, hacerlo mejor. Él sonríe maliciosamente. ―¿Qué dirá tu novio sobre eso?‖ Cae sentado sobre el suelo. Me deslizo de su hombro, tosiendo. Mi cadera golpea la dura y compacta nieve. Estamos a la distancia de un campo de fútbol lejos de Yoko. Está aplastada contra un árbol gigante. El capó esta hecho pedazos y envuelto alrededor del tronco. Forcejeo para sentarme. Mi cuello no se siente como si quisiera sostener mi cabeza. ―Tenemos que apagar el fuego. Mi carro…‖ Explota. El sonido explota en mis oídos. Antes de que sepa lo que está haciendo el chico duende me coge y me acerca a él. Sus manos se envuelven alrededor de mi cabeza y él gira, de forma que su espalda está encarando el carro, como si estuviera protegiéndonos del impacto, lo cual esta muy bien de su parte, pero no sé por qué me esta cuidando, por qué… ―Oh Dios. Oh…‖ Ni siquiera puedo empezar a respirar. Su chaqueta está en mi boca. Sabe como a lana, amarga y sucia. Forcejeo para tener más espacio para mirar. Llamas naranjas y negras saltan fuera del cuerpo de Yoko. ¿Las primeras cosas sobre las que pienso? Mi celular. Mi celular está ahí dentro. Y mi iPod. Y mi tarea. Y mi portátil. Mi cabeza palpita. ¿Es normal? ¿Es normal pensar? ―¡Por esto es que odio la tecnología!‖ medio murmura, medio grita. ―Es ridículamente peligrosa.‖ De repente mi cabeza se aclara y estoy furiosa. ―¡¿Qué?! ¡Esto no es culpa de la tecnología, esto es tu culpa!‖ Le grito. ―Estabas en la carretera. Por eso giré bruscamente en primer lugar. Tu hiciste que me estrellara.‖
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Él se burla. Su nariz realmente se contrae. ―¿Por qué estabas en la carretera?‖ demando, tratando de mantener mi brazo estable. ―¿Tratabas de matarme?‖ Él no responde. Un poco de sangre está filtrándose a través de su camiseta gris que está bajo su chaqueta abierta. Me arrastro hacia atrás y me encojo de dolor. Dejo de moverme y trato de controlar mi ira. ―Me noqueaste antes, en mi carro, escapaste….‖ Arranca un pedazo de cinturón de seguridad rascado de su pierna. No sé como llegó ahí. ―Perdiste la consciencia. Aproveché la oportunidad para irme.‖ Sonríe. Es una sonrisa perversa. Agradable pero no amable. Bien parecida pero peligrosa. Casi salvaje. Puedo ver por qué Nick casi lo mata. Nick….la advertencia de mi padre hace eco en mi oído. De todas formas, tengo que llamar a alguien, por lo menos a los bomberos. ―¿Tienes un celular?‖ le pregunto. El toca suavemente mi mejilla. ¿Suavemente? ―Si tengo, pero no puedo dejarte usarlo. Entonces tendrán mi número.‖ Trato de no alejarme. ―Por favor. Estoy herida…‖ Él parece pensarlo y después asiente. Él hace algo. ―Estoy bloqueando el número. He llamado al 9-1-1.‖ Entonces habla por el teléfono. ―Ha habido un accidente de carro en la Ruta 3 cerca de una milla después del Bedford Convenience Store. El carro se incendió. Una persona está herida, pero no mortalmente. Ahí está. Listo.‖ Apaga el celular y me mira fijamente. ―Aún te ves muy débil. ¿Puedes arreglártelas para sentarte?‖ ―Gracias.‖ Caigo de nuevo en la nieve mientras él trata de poner su brazo a mí alrededor para sostenerme. Se queda atrapado bajo mi cuerpo, de forma realmente penosa. ―Lo siento.‖
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―Me disculpo,‖ dice al mismo tiempo. No sabía que los duendes realmente pudieran pedir perdón. Libera su brazo despacio para que no me duela demasiado. Él parece escuchar el bosque. ―Tendré que irme en unos segundos, pequeña. ¿Estarás bien tu sola?‖ ―¿Pequeña?‖ La rabia me inunda de nuevo. ―No sé tu nombre.‖ Me mira de soslayo. Sus ojos son de un hermoso verde profundo, como las copas de los pinos, pero es un encanto. No es así como se ve realmente. Sus ojos son plateados como los de todos los duendes. El encanto lo hace ver humano. Es parte de la magia. ―Debería saber tu nombre ahora que nos hemos rescatado mutuamente.‖ No se lo digo. No quiero que él haga lo que mi padre hizo y empiece a susurrármelo cuando estoy en el bosque, tratando de confundirme. En vez de eso le pregunto otra vez, ―¿Por qué estabas en la carretera?‖ ―Te estaba esperando.‖ Asiento como si tuviera sentido. No lo tiene. ―No me siento bien.‖ ―Estás en shock.‖ Suavemente presiona sus dedos contra mi brazo. ―Estás herida. También te estás poniendo un poco azul.‖ ―Hace frío.‖ Él sube una ceja y cambia de posición, alejándose de nuevo mientras se mueve. ―No creo que sea por eso.‖ ―¿Estás herido?‖ le pregunto. ―Tu estómago….‖ ―Ya está sanando. No estoy al cien por ciento todavía, pero aprecio que hayas preguntado y gracias por haberme salvado ese día.‖ La nieve me da una sacudida eléctrica en la piel de mi palma desnuda. Lo estudio. Él se ve tan normal. Trato de enfocarme en su cara, ese pelo rubio rizado al viento, sus ojos. Trato de ver al duende bajo esa buena apariencia. ―¿Por qué me estabas esperando en la carretera?‖
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―Quiero que me lleves hasta ellos.‖ ―¿A quienes? ¿Los otros duendes?‖ ―Si.‖ ―Eso no va a pasar,‖ le digo. Doy una respiración profunda y mis costillas me pican dolorosamente. Él pone su mano detrás de mi cabeza. ―No respires profundamente. Creo que tienes tus costillas amoratadas.‖ Estamos muy cerca. Su cara está solo a unos centímetros. Paso saliva ruidosamente. ―Tienes que prometer que no le harás daño a mis amigos. Hazme daño si quieres, pero deja a mis amigos en paz.‖ ―Nunca te haré daño.‖ Sus ojos miran fijamente los míos por un minuto. ―Odio dejarte, pero estarás bien.‖ Suena tan sincero, como si realmente quisiera ayudar. ―Cuéntame sobre la Valquiria,‖ lo presiono. Mi pecho quema. ―Lo haré algún día.‖ ―No. Ahora.‖ Deja caer su mano desde la parte de atrás de mi cabeza y después se para y palmea mi hombro como lo haría una madre. Hace eso solo un par de veces antes de decir, ―Tu lobo ya casi está aquí.‖ Toso y después me las arreglo, ―¿Mi lobo? ¿Cómo sabes eso?‖ ―Su olor está todo encima de ti.‖ Él retrocede como si el olor fuera malo, como a brócoli cocinándose o algo así. Por un segundo se ve casi dulce y joven, como si pudiera ver el pequeño niño que era. Hace que quiera consolarlo… casi.
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Forcejeo para acercarme a él. Sólo una mano se queda en la nieve como apoyo. ―¿A qué te refieres con mi lobo?‖ Mi padre me advirtió sobre esto. ―Él no es mío. No me pertenece. Las personas no se pertenecen unas a otras.‖ Pero él ya se ha ido, el idiota, simplemente se fundió en la niebla. Estoy sola en el banco de nieve. Yoko es un desastre ardiente. Se oyen sirenas en la distancia. Apuesto a que ya lo descubrió todo. Los duendes son así: astutos e inteligentes. No son perfectamente malos, solo lo suficiente. Figúrate. ―¡Zara!‖ La voz de Nick me trae de vuelta a la realidad. Es una lucha. Mis ojos se abren. Él está inclinado sobre mí, y bloquea la escena. ―Oh…oh, cariño.‖ ―Estoy bien.‖ Me las arreglo para decir. Alargo mi mano buena para poder tocarlo. Se ve tan cálido. Quiero su calidez. ―Maté a Yoko.‖ ―¿Tienes frío? Estás un poquito azul.‖ Se inclina y me acuna contra su chaqueta. Grito por el dolor. Él afloja su abrazo de inmediato. ―¿Cariño?‖ ―Mi brazo,‖ jadeo. ―Y mi pecho.‖ ―Lo siento tanto. Siento haberte herido.‖ Su cara está llena de shock y preocupación. Hay una pizca de polvo de duende en ella. ―Solo quería sostenerte.‖ ―No fue tu culpa.‖ Me vuelve a dejar suavemente en el suelo. Se quita rápidamente su chaqueta, la pone bajo mis piernas, y después se deja caer en la nieve para que yo pueda recostarme sobre él. Las sirenas se acercan. Los árboles se balancean con el viento. Él huele como a calidez, especias y un poco a antiséptico del hospital. ―Lo siento tanto, cariño.‖ Se balancea hacia delante y hacia atrás. ―¿Qué pasó? ¿Resbalaste sobre el hielo?‖ ―Había un duende. El mismo…el que liberé.‖ El se pone tieso. ―¿Qué paso? ¿Qué te hizo?‖ Su voz se vuelve helada. ―¿Te besó?‖ ―Nada. Él estaba….estaba en el medio de la carretera. Frené demasiado rápido y el carro patinó. Había un árbol.‖ Trato de sentarme. ―Puedo sentarme. Solo me duele un poco.‖
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―Quédate ahí.‖ Nick me examina para ver los daños. ―¿Puedo abrir tu chaqueta?‖ ―Sip.‖ Él me gira de forma que estoy prácticamente acostada sobre su regazo. Desabrocha mi chaqueta y tira de mi camiseta para correr bajo mi cuello un poquito y dice, ―Tienes muchas contusiones. ¿Todas esas sirenas son por ti? ¿Llamaste al 9-1-1? ―Él lo hizo. Mi teléfono esta allá dentro.‖ Hago un gesto en dirección a Yoko. ―También mi portátil y mi portátil y….‖ ―¿Él llamó? ¿El duende?‖ Nick me interrumpe. ―Él me salvo. Me sacó del carro antes de que se incendiara.‖ Nick gruñe. Su espalda se tensa y endereza su cabeza. ―Él no te salvo. Él te hizo chocar. Probablemente solo te dejó porque estabas demasiado herida como para besarte y convertirte.‖ ―Eso no es cierto. Quiere saber donde están los otros duendes. Creo que quiere dejarlos salir.‖ Nick gime. ―Todo esto es mi culpa.‖ Me acerco más hacia él y envuelvo mi brazo bueno alrededor de su cuello, aunque él está temblando de la ira. Palpita a través de él. No quiero discutir. Estoy muy cansada para eso. ―No es tu culpa. Y está bien.‖ Nick toma una respiración irregular y puedo sentir como un poco de la tensión deja su cuerpo. Su mano grande descansa en mi cuello, y él empieza a besarme la cara con esos pequeños y suaves besitos. Al mismo tiempo sus dedos suben y empiezan a acariciar mi mejilla. Se siente muy bien. De repente me siento a salvo. Pero no puede durar, ¿cierto? Claro que no. Un camión de bomberos se para al lado de mi carro. Noto que no patina. Yo soy la que se resbala en direcciones locas porque yo soy la que hace cosas peligrosas y después no lo admite. Los bomberos saltan fuera del camión, transportando mangueras. Uno de ellos camina por la carretera hacia nosotros. ―Nick, aunque lo dejé ir y ahora pasó todo esto,‖ empiezo a explicar, ―aún así no me arrepiento de haberlo liberado. Habría muerto.‖
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―¿Y eso habría sido algo malo?‖ Nick salta. Deja caer su cabeza hacia atrás por un segundo y cierra sus ojos antes de hablar de nuevo, y esta vez su voz es mucho más suave. ―Eres demasiado buena para tu propio bien, Zara. Tienes que aprender a no ser tan amable.‖ Me da un beso en la frente para quitarle hierro a sus palabras. ―Especialmente con los duendes. ¿Trato?‖ Asiento, pero no puedo prometérselo. No puedo decir ‗trato‘. En vez de eso digo, ―Dejaré de ser amable cuando tu dejes de correr riesgos.‖ Sacude la cabeza pero ambos sabemos que lo digo en serio y que ninguno de los dos va a ceder, por lo menos ahora. La abuela Betty salta de la ambulancia y camina fuertemente sobre la nieve, hablando por su radio y arrastrando su maleta EMT. Solo un destello en sus ojos delata alguna emoción. Ella es toda negocios. No hay abrazos de su parte por ahora. Ella se inclina hacia mí, se cierne sobre mi cara y revisa mis ojos. ―Las pupilas se ven bien.‖ Abro mi boca para hablar. Ella me calla con un dedo. Las arrugas en las esquinas de sus ojos se vuelven más profundas. ―Dime tu nombre.‖ ―Zara.‖ ―¿En qué estado te encuentras?‖ ―Maine. ¿O consciente?‖ ―Gracioso. Buen sarcasmo, señorita. Aunque has aprendido de la mejor.‖ Ella empieza a sonreír y después se pone profesional otra vez. ―¿Fuiste lanzada?‖ No entiendo. ―Del vehículo,‖ me explica. ―¿Fuiste lanzada?‖ ―No.‖ Sus ojos se achican de la forma en como lo hacen cuando ella está tratando de entender algo. El viento azota su pelo gris recto sobre su cabeza. ―¿Cómo llegaste todo el camino hasta acá entonces?‖ ―Yo….yo..‖
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Debo tomarme mucho tiempo porque ella me interrumpe. ―¿Tu la moviste, Nick?‖ Nick sacude la cabeza suavemente, creo que es para no hacerme mucho daño. ―No estaba aquí cuando paso. Ella fue sacada hasta aquí.‖ Betty asiente rápidamente y cambia de equipos. ―¿Donde te duele?‖ ―Mi brazo. El que me fracture. Mi pecho. Mi cabeza y mi cuello. Aunque no está tan mal.‖ Le explico a Betty mientras ella dirige al otro EMT, este tipo alto, Keith, quien tiene el pelo de una estrella de cine y una muy mala barbilla. Ellos sacan una camilla. ―Vamos a moverla,‖ le dice Betty a Nick. ―Discúlpame. Yo no soy ‗ella‘. Y estoy justo aquí. Y puedo caminar,‖ me quejo, luchando para pararme. ―No.‖ Betty me pone un horrible cuello. ―No me fracture el cuello,‖ insisto mientras ellos me levantan. ―No voy a correr ningún riesgo,‖ ella ordena. Sus botas resuenan contra la nieve, dura y sin sentido. Nick me da una mirada compasiva. Casi se ve como si estuviera a punto de reír. Arrugo la nariz hacia él, lo que lo hace sonreír. ―¿Puedo ir en la ambulancia con ella?‖ pregunta. Betty lo piensa cerca de un segundo. ―Puedo caminar,‖ repito. ―La gente me esta mirando.‖ ―Los bomberos no son ‗gente‘. Son profesionales, y su trabajo es mirar. Si, puedes venir Nick,‖ dice Betty justo cuando Issie y Devyn llegan. Issie sale volando del carro y se apresura hacia nosotros. ―¡Oh diablos, Zara! ¿Los duendes hicieron esto?‖ suelta Is. La cabeza de Keith se levanta de un salto y su boca se queda abierta. Él la mira fijamente. ―¿Duendes?‖ ―El grupo de rock,‖ la cubre Betty. ―Zara escucha música demasiado fuerte. Los duendes son uno de los viejos grupos alternativos de 1980‘s.‖ ―Muy retro,‖ dice Is, tratando de cubrirse. ―Muy de la vieja escuela. Pero hip. Sip. Zara es hip. Diablos Zara, ¿te rompiste la cadera?‖
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Las manos de Nick aterrizan en el hombro de Issie. ―Is, respira profundo.‖ ―¿Respirar profundo?‖ ―Inhala y exhala,‖ dice Nick calmadamente. Algunos bomberos empiezan a gritar. Hay un fuerte golpeteo al lado de los restos de Yoko, y luego el sonido del metal chocando contra el metal, el remolino de agua a través de las mangueras. Nick cambia su peso y continúa hablándole a Issie como si nada más estuviera pasando. ―Y tal vez da un paso atrás para que ellos puedan poner a Zara en la ambulancia.‖ ―¡Ella se va a ir en la ambulancia!‖ exclama Issie. Ella se estira y coge mi mano. ―Te seguiremos todo el camino. Estaremos justo detrás de ti. No te preocupes. ¿Está bien? No te preocupes.‖ ―Respira, Issie. Estoy bien.‖ Sonrío y aprieto su mano por un segundo antes de soltarla. ―No hay cadera rota. No contusiones graves.‖ ―Gracias a Dios por estos pequeños milagros,‖ murmura Betty mientras me levantan hacia la parte de atrás de la ambulancia. Ella se desliza dentro a mi lado. Todo es un espacio apretado e instrumentos, cajones llenos de medicinas y jeringas, los suministros necesarios para mantener a las personas vivas y estables hasta llegar al hospital. Nick salta adentro también. Agacha su cabeza para caber. Al momento que Keith entra al asiento del conductor, Betty murmura de forma que solo yo puedo oírla, ―Me dirás exactamente que fue lo que paso, ¿cierto?‖ Trato de asentir pero es difícil con el cuello. ―Siento lo del carro, abuela.‖ ―El carro, mi niña, es la menor de mis preocupaciones.‖ Dice. Después hace algo muy anti-Betty. Se inclina y besa mi mejilla. Sus labios son suaves y secos. ―Vas a hacer que me de un infarto.‖ Ella se ríe por lo bajo. Estoy sobre mi espalda, mirando fijamente sus rostros. La luz es tan fluorescentemente brillante que puedo distinguir cada uno de los pelos de las cejas de Nick. Tanta gente ha estado en esta ambulancia muriendo. Algunos de ellos los ha salvado Betty. Ella es una heroína. También lo es Nick, derrotando tantos duendes el solo y sin quejarse nunca, solo tratando de mantener a todos a salvo. Un héroe puede ser cualquiera, pero yo tengo a dos justo aquí, y me aman. Las lágrimas se filtran de mis ojos.
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Nick se inclina y besa mis párpados. ―Amarte, Zara, es un trabajo de tiempo completo. Es un trabajo excelente, no me malinterpretes. Es el mejor trabajo de todo el universo. Pero no es fácil, porque tu tiendes a….‖ ―Salir herida.‖ Sugiere Betty. ―¿Meterse en problemas? ¿Desmayarse? ¿Fracturarse los brazos?‖ ―Todo lo anterior.‖ Nick ríe. Mi mano encuentra la muñeca de Nick y la cojo por su parte más gruesa. ―Sabes, yo soy la paciente aquí. ¿Dónde están los modales del acompañante? ¿Dónde está la compasión?‖ ―Zara, la compasión es solo una buena excusa para comprar tarjetas de felicitación y poner ojos de perdón y secretamente regocijarse sobre no ser la persona cuya mierda está expuesta para que el mundo la vea.‖ Dice Betty.
La cuenta del hospital revela: - Una muñeca esquinzada. - Un par de costillas ligeramente amoratadas pero no fracturadas, y - Una pequeña tensión en el cuello que no requiere collarín. La abuela se cambia a su atuendo de civil en el hospital, poniéndose una camiseta de franela y unos pantalones gruesos, y después nos lleva a casa en su camioneta. Estoy en medio del asiento recostándome contra Nick y apretando mis muslos contra los de él. ―Bueno, gracias a Dios.‖ ―¿Gracias a Dios qué? Él pregunta. Su mano lentamente frota arriba y abajo en el lugar donde mi hombro encuentra mi brazo. Hace que me den unos escalofríos agradables. ―Que no tengo que utilizar un collarín. Es difícil hacer ver bien un collarín, especialmente si todavía vamos a ir a ese baile.‖ Él se inclina y me da un beso en la nariz. ―Si alguien pudiera hacerlo, esa eres tú.‖ Inclino mi cabeza de forma que nuestros labios se encuentran. ―Ustedes, hormonales, estoy justo aquí. Yo. La anciana también conocida como tu abuela,‖ dice Betty.
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―Lo siento. Él es simplemente irresistible,‖ digo, recostándome otra vez contra él. ―Bueno, trata de resistir lo irresistible,‖ Betty dice deliberadamente mientras la camioneta golpea contra un bache. ―¡Perdón! No quise empujarte.‖ ―Espera,‖ dice Nick. ―¿Qué significa eso?‖ ―Ella dijo que resistiera lo irresistible,‖ le explico. ―Pero eso significa que soy el irresistible.‖ Betty comienza a reírse de nuevo. ―Tienes una alta opinión sobre ti mismo, ¿no Sr. Colt?‖ Él empieza a tartamudear. ―Pero Zara dijo y entonces….y tu dijiste…..‖ ―No solo me refería a ti, Nick,‖ ella dice, su voz suavizándose por un segundo. Luego se endurece y sé lo que viene ahora. Le contamos sobre el chico duende que liberé. El endurecimiento de voz significa el Regaño Oficial de Abuela. ―Para Zara lo irresistible no es solo tu, es la justicia. Es ser noble. Es ser la mártir. Es sobre acabar con el dolor de otros y olvidarse de ella o de la situación general‖. ―Eso es duro, Betty,‖ me defiende Nick. ―¿Duro? Te diré lo que es duro. Su pequeña buena acción puso a un duende en libertad, posiblemente un rey, juzgando por lo rápido que sanó, y ella casi muere por eso.‖ Ella dobla una esquina y aunque está enojada conmigo la toma muy despacio para que yo no rebote por ahí demasiado. ―Entiendes eso, ¿verdad, Zara? Pudiste haber muerto hoy‖ Mis costillas magulladas remarcaron su punto. Nos paramos en la entrada. Todas las ventanas en la casa están a oscuras. El cielo está oscuro. Todo está oscuro. Los árboles son solo pedazos de sombras. No puedes ver que hay ahí. No puedes saber quien podría estar observando.
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Ocho Traducido por Glad
Tip - Duende El verdadero color de la piel de un duende es azul. La Cookie Monster, Grover, y otros adorables Muppets también son azules. No los confundas. Los Muppets no matan. Usualmente.
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Despierta. ¡Zara! ¡Cariño! ¡Despierta maldita sea!‖. Betty me sacude.
Muevo mi mano inconscientemente tratando de quitarme su agarre, y golpeo la parte superior de su pijama de franela. La cual es suave, y es tan diferente de la fortaleza de Betty. Las luces están encendidas en mi habitación. ¿Huh? Mis párpados revolotean, pero logro abrirlos, y logro sentarme. Mi voz es un caos frenético. ―¿Qué? ¿Qué es eso? ¿Duendes?‖ Ella tiene presionados mis hombros, pero poco a poco afloja su agarre. ―Estabas teniendo otra pesadilla‖. Me dejo caer sobre las almohadas. Mi pecho me duele debido al movimiento. ―¿Otra vez?‖ Las había tenido cada noche, después del accidente. Eso significaba, que ya era una semana con muchas pesadillas. ―¿La recuerdas?‖ Su mano toca mi frente, alejando mi pelo. ―Sí‖. ―¿Quieres contármela?‖ ―Abue, a nadie le gusta escuchar los sueños de otras personas. Es como ver las presentaciones del Powerpoint de las vacaciones de alguien en St. Croix o algo por el estilo. Puedes oír la playa, pero no la puedes sentir, por lo que no le hace interesante‖. Sus ojos se entrecierran mientras me examina. Sus manos masajean mi espalda, lo que más parece que sus dedos están teniendo una lucha en mi espalda. Después ella misma se calma. Ella es tan fuerte y buena, la mejor abuela.
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"Siento haberte despertado‖. Le digo. ―No importa, cariño. Me sucede todo el tiempo‖. Ella se inclina y besa mi frente. Después se endereza y camina rígidamente sobre el piso de madera dura hacia la puerta de mi dormitorio y solo vacila cuando esta cerca al interruptor. ―¿Quieres que apague esto?‖ Mi pulso se acelera. Golpeando contra mi piel, como si mi sangre estuviera tratando de salirse de mis venas. ―No. La luz es buena‖. La puerta se cierra con un clic y yo dirijo mi mirada fija arriba hacia el póster de la Amnistía Internacional que está por sobre mi cama. Allí, esta la imagen de una vela envuelta en un alambre de púas, una llama que permanece encendida. Había llamas en mi sueño. Ardían alrededor de mis pies y yo solo las atravesaba corriendo, subiendo las escaleras de una casa, corriendo hacia alguien. Cada parte de mí necesitaba subir esas escaleras, adentrándome en el fuego. El corredor era igual al de la gran mansión de los duendes donde habíamos atrapado a mi padre y al resto de ellos. Por un segundo creí que era a él a quien yo buscaba, pero repentinamente me di cuenta de que no era él. Nick gritaba mi nombre desde fondo de las escaleras, pero yo no le hacia caso, yo solo corría mas y mas hacia las llamas, donde el rubio duende me esperaba. Entonces Nick gritaba. Yo giré, solo para darme cuenta que el estaba rodeado por duendes, quienes se alimentaban de él, desgarrando su ropa, su carne. Yo dudaba, y esa era la peor parte del sueño, mi duda. Las llamas eran tan tentadoras, me llamaban y me invitaban a adentrarme más en la casa. Pero entonces ignoré mi necesidad y comencé a regresar en dirección a Nick. ¿Y cuándo lo hacia? Bam. Algo me sujetaba. Entonces empecé a gritar. Y ahí fue cuando Betty me despertó. Eso era todo. Fin del sueño. Hombre, odiaba los sueños. ¿Cómo es que me hacia sentirme culpable cuando ni siquiera era real? La preocupación no me deja dormir. Así que salgo de la cama para usar el portátil de la abuela, la cuál ella me deja usar, hasta que vayamos a Bangor y compremos un reemplazo. Abro mi correo electrónico para leer algo sobre la Acción Urgente de la Amnistía Internacional. Se trata de Fidelis Chiramba, Gandhi Mudzinga, y Kisimusi Dhlamini, quienes están en una cárcel en Zimbawe simplemente por ser activistas políticos, aunque todos ellos tienen problemas médicos muy severos. Ni siquiera se les ha permitido asistir a un juicio. Y eso me volvía loca. Envió un correo electrónico al gobierno de Zimbawe y me doy cuenta que ya es hora de prepararme para la escuela.
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Pero, en vez de hacer eso, empiezo a trabajar en el manual de duendes. Me dedico solo al capitulo de ‗Mantenerse a salvo de un Duende‘. Un tiempo después, esto me parece aburrido. Entonces levanto las persianas. El cielo es un azul brillante, un día completamente nuevo. Me pregunto cómo es que los monjes en cautiverio ven el cielo, si aun lo pueden ver, y si su vela de esperanza aun se mantiene viva. El bosque a lo lejos del camino de acceso se bambolea con el viento, y por un segundo me parece que algo se mueve entre los troncos, un hombre. Tiemblo. Me recuerda a mi padre siempre desapareciendo entre los arboles, antes de que finalmente me dijera quién era, y lo que quería. "Él esta encerrado‖, le anuncio a la ventana. Mi aliento empaña la ventana. Uso las puntas de mis dedos para alejar la niebla. "Y me rehúso a dejar que el otro chico duende vaya allí‖. Intento sonar más ruda. "Me rehusó absolutamente". El bosque oscila un poco más y por un segundo yo también me contorneo con ellos, mareada, confundida. Sacudo mi cabeza, e imagino la ancha cara de Nick, la línea de su barbilla, el centelleo travieso de sus ojos. Le doy la espalda al bosque y decido tomar una ducha. Es cuando estoy vistiéndome que llega a mí una idea. Mi padrastro había escrito en los bordes de una vieja novela de Stephen King hace mucho tiempo, y el nos advertía acerca de los duendes. Tal vez el sabia algo más. El hecho de que Betty y mi madre no tuvieran idea alguna sobre el Valhalla o las Valkirias no significaba que el no lo supiera. Corro hacia su viejo dormitorio y busco entre la vieja estantería de libros. Casi todos son de Stephen King. El estante superior inicia con el primer libro de King, Carrie, y sigue cronológicamente hasta su colección de cuentos, las Pesadillas y Alucinaciones, que fue publicado en 1993. Stephen King escribió una buena cantidad de libros después de eso, pero esos no estaban aquí. Probablemente estaban en nuestra casa en Charlestón. Hojee a través de todos ellos, hojeando las páginas, buscando la letra de mi padre en los márgenes; pequeñas notas acerca de las cosas, señales de su existencia. A veces el solo hecho de ver una página con su letra formaba un nudo en mi estómago. Perder a alguien que amas te afecta demasiado. Ese sentimiento se entierra en tu interior y se convierte en un gran hueco, profundo de dolor. No puedes hacerle desaparecer mágicamente, incluso cuando, oficialmente dejes el luto. No quiero que ese hueco se haga más grande. Y yo no queria volver a perder a nadie. Examino rápidamente los libros y no encuentro nada. Deslizo el libro empastado en su lugar. Hay otros libros aquí y se que debo revisarlos también, pero se que no puedo llegar tarde a la escuela. Saco una colección de cuentos de H.P. Lovecraft. En la cubierta está ese monstruo escondido en la parte
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lejana de esa horrenda caverna que va directamente al infierno. La caverna está debajo de una lápida. ―Espeluznante‖, murmuro. Encuentro un par de frases en el margen. El primero es: "Leave Risk Sixty10". El segundo es más largo: "Baa Ebbed Fly Tight Vigor Trolls11‖. Doblo el libro debajo de mi brazo y lo llevo escaleras abajo conmigo y digo en voz alta hacia la habitación, ―Estupendo. Gracias, Papá‖. En el piso de abajo, Betty ha dejado una nota en la refrigeradora:
Buen día. Toma tu medicina para el dolor. No lo vendas en la escuela. ¡Solo es una BROMA! O algo así. Dejo caer mi cuchara al piso. ―Demonios‖. Odiaba los sonidos metálicos. La levanto y me pongo de pie, mareada. Tengo que estabilizarme colocando una mano en la refrigeradora. Lanzo la cuchara dentro del fregadero. El metal golpea el metal. Todos mis órganos parecen estremecerse dentro de mí. Tengo frío instantáneamente mientras me asomo a la ventana. Allí afuera no hay nada, sólo sombras. Intento alejar mi miedo y tomar algunas bocanadas de Chocolate. Este sabe insípidamente en mi boca. Reviso si la pulsera de mi tobillo esta todavía asegurado. Lo esta. ―No hay nada por que preocuparse‖, anuncio. El refrigerador zumba. Y esa es la única respuesta que consigo.
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Anagrama que más adelante descubriremos su significado, por eso no se ha traducido. Anagrama (igual que el anterior)
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Nueve Traducido por Carlos
Tip - Duende Los ojos de un duende se vuelven un poco chiquitos en los extremos.
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ick me ha conducido hacia la escuela durante la última semana, lo cual es bonito porque significa que logramos pasar más tiempo juntos y logro asegurarme de que él no ha sido asesinado por algunos malvados reyes duende. La verdad es, sin embargo, que ninguno de nosotros es del todo bueno en la mañana y ambos pasamos el paseo entero del coche gruñendo, desperezándonos y bostezando. Él estaciona su MINI y agarra mi mochila por mí. Algunas veces tener una muñeca ligeramente torcida es bueno. Esta sanando bien, sin embargo. La tablilla está dañada y está simplemente envuelta ahora. ―¿Tienes que llevar a casa todos tus libros cada noche?‖ Él pregunta, transportando mi nueva mochila de libros sobre su hombro desde el último muerto una muerte fogosa. ―Sip.‖ Le sonrío. Él se inclina de tal manera que puede susurrar en mi oreja. ―Tienes suerte de ser tan linda, nena.‖ Saludo con las manos a Paul y Callie, quiénes están llegando y ambos están en nuestra clase de arte. Tienen iguales Mohawks 12 verde muerto, lo cual es realmente dulce en una forma retro. Jill y Stephanie están sujetando sus manos y lucen muchísimo como personas madrugadoras. Están tan enamorados. Los tortolitos están todos alrededor de nosotros, básicamente, pero ninguno de ellos tiene que preocuparse que su otra mitad sea asesinado por duendes, reyes o normales… o no. Camino más cerca de Nick, pongo mi brazo bueno alrededor de su cintura. Alcanzamos las puertas de cristal al frente de la escuela secundaria. Él la abre para mí. Repentinamente hay aire caliente que proviene desde el calentador y 12
El Mohawk o el Mohican es un peinado que consiste en el afeitar cualquier lado de la cabeza, dejando una tira de pelo perceptiblemente más larga. Los Mohawks fueron de breve duración, pero populares, de moda en los mediados de los años sesenta.
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mucho ruido. Él continúa sujetando la puerta de manera que Paul y Callie y Jill y Stephanie puedan pasar también. ―Estamos tan retrasados,‖ dice Jill. Ella me da una señal de aprobación. ―Amo tus jeans13. Lindos.‖ ―Gracias,‖ digo mientras veo a Issie yendo a gran velocidad a la rampa del segundo piso hacia Devyn. Su transparente blusa se bambolea con el movimiento. ―¡Issie! ¡Devyn!‖ Grito. Devyn da la vuelta y saluda con las manos, sonriendo. ¡Él está libre de su silla de ruedas –ahora simplemente tiene las abrazaderas de metal las cuales se conectan a sus antebrazos! Cassidy está de pie al lado de él. La mano muerta de Nick se cierra alrededor de mi antebrazo. ―¡Él no tiene su silla de ruedas! ¡Zara, él no tiene su silla de ruedas del todo!‖ Él me suelta y salta sobre el pasamano de la rampa. Los brazos de Nick se envuelven alrededor de Devyn y lo mece alrededor formando un gran círculo con la fuerza de su abrazo. Las personas se dispersan fuera del camino. Una de las abrazaderas de Devyn se cae de su brazo y golpea la rampa. Issie salta sobre ello mientras se acerca corriendo. Se abalanza directamente dentro del abrazo grupal. Ella grita, y está tan feliz. Sabíamos que esto vendría, ¿pero verlo? ¿realmente verlo sin su silla? La emoción es de un buen infarto. Recojo la abrazadera mientras troto arriba de la rampa. ―Con razón no querías un aventón hoy,‖ dice Issie. Ella continúa dándole palmadas en la espalda. ―¡No es de extrañar! ¿Condujiste tú mismo?‖ ―Nop. Cassidy me trajo.‖ ―¡Correcto!‖ Cassidy interrumpe, jugueteando con su brillante broche rosado. ―Ella… ¿ella te trajo?‖ Issie chisporrotea. ―Sí, Is. Quise asombrarlos a todos.‖ Devyn me sonríe. ―¿Qué piensas, Zara?‖ Dándole su abrazadera le digo, ―pienso que ésta es una de las cosas más bellas que jamás he visto en mi vida entera.‖
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Vaqueros o pantalones vaqueros.
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Y lo es. ―Ahora finalmente puedo empezar a hacer las cosas que quiero hacer,‖ Devyn dice. Eso me detiene. ―¿Cómo qué?‖ Devyn simplemente sonríe. Cassidy despeja su garganta y le da su propio abrazo pequeño. ―Estoy tan emocionada por ti, Dev.‖ Issie se apoya contra la pared. Su mano está en su garganta. Ella aparta la mirada. ―Gracias,‖ dice Devyn. Se apartan y Cassidy empieza a rascarse detrás de su cuello. ―Sabía que esto ocurriría.‖ La forma en que ella lo dice me detiene en seco. Es casi escalofriante, pero cambia rápidamente antes de que pueda decir algo. ―Todos nosotros estamos retrasados,‖ dice sobre su hombro, calmando su rascadura. ―¡Felicitaciones, Devyn! Hazme saber si necesitas un aventón a casa.‖ Todos nosotros vamos hacia nuestro primer período. Por un pequeñito momento Nick no habla acerca de proteger, duendes y dolor. Por un pequeñito momento sus hombros se relajan y él sonríe, y es en ese mismo momento en que me percato qué tan duro es todo de esto para él. Las lágrimas brotan por mis ojos y no estoy segura de por qué. Pienso que es solo que no quiero que Devyn jamás se vuelva a lastimar. No quiero que cualquiera de nosotros jamás se vuelva a lastimar.
La clase de español solía ser mi parte menos favorita del día. No es porque el cuarto entero huele al perfume lila de nuestra profesora y mi nariz siempre queda instantáneamente viciada. Es a causa de esta niña Megan. Megan solía sentarse delante de mí y de vez en cuando se giraba y resplandecía. Luego le susurraba algo a su amiga Brittney, y ellas se reían como brujas. Si bien ella ya no está aquí, todavía se siente como si ella estuviera. Exhalo, tanto en el borde de mi pluma, y hago una lista.
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COSAS ILEGALES QUE HEMOS HECHO Y POR QUÉ 1. Betty mató a Ian porque él trató de volverme un duende besándome. 2. Megan desapareció, así que la Sra. Nix falsificó sus papeles de transferencia, lo cual está bien porque ella no era simplemente una cruel idiota, ella era una duende. 3. Atrapamos a todos los duendes en una casa porque habrían continuado matando. Ok, no es una lista tan larga y me siento un poquito mejor aunque los delitos incluyen asesinato, falsificación, y secuestro en masa. Doblo la lista y la meto en la parte trasera de La Casa de los Espíritus. Empiezo a traducir otra vez, pero realmente pienso en cómo mi abuela ha matado, cayendo tan bajo, cómo hay una historia de violencia que existe y que no sé cómo tratar con eso. Estoy en la Amnistía Internacional 14. Digo, me preocupo por los Derechos Humanos. Pero, ¿qué acerca de los derechos de los duendes? Son una clase de humanos. Y, ¿qué haces cuando el mundo no tiene ni idea de que existen? No logro progresar con el libro así que arranco una hoja de papel nueva y empiezo a trabajar en el Manual del Duende, garabateando en una entrada que escribiré en el laptop de la Abue de Devyn más tarde. TOP DE LAS DIEZ COSAS PARA RECORDAR CUANDO TRATAS CON DUENDES 10. ¿Si crees que los duendes son como Tinker Bell 15? Piensas mal. 9. Los duendes no permanecen como Peter Pan. 8. Los duendes no duermen en jarras de vidrio ni llevan varitas mágicas. 7. Los duendes odian el hierro y el acero. 6. Los duendes te llamarán por tu nombre y trataran de que consigas perderte en el bosque. 5. Los duendes son grandes peleadores; usan garras y dientes. 4. Los duendes pueden lucir como humanos. No son humanos. 3. Los duendes pueden ir a la escuela o trabajar contigo. No tenemos idea. 2. Los duendes tienen necesidades. 1. Nunca dejes a un duende besarte. Jamás.
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Amnistía Internacional (AI) es una organización no gubernamental (ONG) humanitaria que trabaja para promover los derechos humanos en el marco de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros tratados internacionales. Fundada en 1961 por el abogado británico Peter Benenson. 15 Conocida como Campanilla o Campanita, es un personaje ficticio en la obra de J.M. Barrie y la novela posterior Peter y Wendy, al igual que numerosas adaptaciones incluyendo el ampliamente conocido filme animado de Disney Peter Pan.
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―¿Zara? ¿Estas atendiendo?16‖ Mi profesora de español me divisa. Ella está justo por mi escritorio, sonriendo dulcemente. Su pelo café oscuro está arriba en una alta cola de caballo. Ella arquea una ceja. ―Sí… sí. Digo, si,4‖ trato de corregirme a mí misma. Me golpeo la cabeza con mi mano y el libro cae cerrado. Brittney ríe tontamente. ―Usted no traduce el libro.4‖ Ella golpea ligeramente su dedo sobre mi página medio vacía para el énfasis. ―Usted está mirando por la ventana.4‖ No estaba traduciendo. Estaba mirando por la ventana. Confirmado como culpable. Trato de pensar en algo que decir y sólo puedo salir con lo siento. ―Lo siento. Lo siento.4‖ Lo siento, solo que simplemente no siento pesar por no prestar atención. Lo siento, porque los duendes existen y eso hace que mi existencia ponga a mis amigos en peligro. Lo siento, por todo.
El momento en que la clase termina todos se levantan de un salto y escapan dentro del pasillo, como un montón de ganado en el salvaje oeste marchando de un corral a otro. Chocamos, empujamos y finalmente cada uno obtiene su propio espacio personal mientras tratamos de alcanzar nuestra siguiente clase. Alguien agarra mi codo bueno. Lo jalo bruscamente fuera gritando. ―¿Nena? ¿Qué pasa?‖ Su cara es una bola preocupada de lindo. ―Está bien. Lo siento. Estoy nerviosa,‖ digo, tratando de calmarme. ―Estas asustada por el…‖ él no dice la última palabra porque hay personas alrededor. Mete sus manos en los bolsillos de sus pantalones de carga. ―No lo hemos encontrado aún, pero lo haré. Lo juro.‖ La campana timbra. ―Estamos retrasados,‖ digo, tratando de apartar la mirada, pero no puedo. Sus ojos son tan hermosamente cafés. Aparto un pedazo de pelaje de perro fuera de su camisa azul oscuro. Hoy, él tiene una clase de look medio atleta, medio patinador. Y eso me gusta. Él se encoge de hombros un poco. ―La Sra. Nix nos dará una nota.‖
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Español original.
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Él tira de mi mano y me arrastra dentro del hueco de la escalera. Nos sentamos sobre el rellano por lo alto de la escalera. Callie pasa a gran velocidad cerca de nosotros. Ella sonríe. ―Los tiernos tortolitos.‖ Sonreímos de regreso mientras se va corriendo bajando las escaleras. Su Mohawk ondea desde nuestro sistema de calefacción muy-también-poderoso forzado aire caliente. Hay un charco grande de lodo en el piso justo a la izquierda de mis pies. ―Entonces, ¿estás preocupada por el duende?‖ Él pregunta otra vez. Me encojo de hombros, así no tengo que contestar. ―¿Zara? ¿Estás preocupada?‖ ―Un poco.‖ Mi voz es un quieto aliento en el hueco de la escalera. Él gime un poquito, un medio gruñido, tipo de medio suspiro ruidoso. ―¿Qué no estás diciéndome?‖ ―Nada.‖ ―¿Zara? Trabajamos mejor cuando somos un equipo.‖ ―Somos un buen equipo.‖ ―Sí. Lo somos.‖ Por un momento ningún de nosotros dice algo. Cierro mis ojos en contra las oscilantes luces fluorescentes, contra el feo gris viciado del hueco de la escalera. Me gustaría llevar a Nick alrededor de Charlestón, mostrarle el Battery, observar a los delfines juguetear en el río, la risa de los turistas desprendiéndose de los cruceros vistiendo sus trajes que hacen juego y sus paquetes de bolsas, comprando tantas canastas de hierbas aromáticas mientras se colocan sus bufandas. Cassidy pasa de prisa, sus largas piernas tomando las escaleras dos escalones a la vez. Se detiene abruptamente cuando nos ve. No me mira a mí, sólo a Nick, y su boca cae abierta. Jadea y se tambalea bajando un escalón, agarrando el pasamanos en busca de balance. Me sobresalto, en condición de abalanzarme alrededor y atraparla. Nick da un salto justo detrás de mí. ―¿Estás bien?‖ le pregunto. Ella cierra sus ojos por un largo segundo. Cuando los abre estos están llenos con tristeza. ―Sip. Todo bien. Simplemente sobresaltada. Sí.‖
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Se escabulle en silencio mascullando frases en fragmentos. Me vuelvo a sentar, doy golpecitos a la escalera al lado de mí para que Nick se siente también. ―Eso fue extraño. Espero que ella esté bien. Ella estaba mirándote.‖ ―Tengo ese efecto en las mujeres,‖ dice todo socarrón. ―Las hago tambalearse y escaparse.‖ ―Oh, ¿en serio?‖ Me doy vuelta y trato de arquear las cejas a él. La punta de sus dedos se mueven de mi oreja hacia mi barbilla, siguiendo la línea de mi mandíbula. Algo dentro de mí duele con necesidad, querer y todas esas cosas, todas esas cosas humanas, cosas normales-hormonales. Él sonríe y se inclina, besándome. Le devuelvo el beso, duro, largo y bueno. Cuando finalmente se suelta sus ojos son suaves y llenados de pasión, más oscuros que su rico color moreno normal. ―Eres demasiado,‖ dice. Mi mano se aplana contra su pecho. Su corazón late bajo esta. Un latido. Otro. Un constante ritmo de vida, de comodidad. ―No quiero perderte nunca,‖ logro decir, y luego agacho mi cabeza. Él amablemente levanta mi cabeza hacia arriba así puedo confrontarlo. ―No me perderás nunca.‖ Su voz es ronca. ―¿Lo juras?‖ Susurro, pero incluso aquellas palabras susurradas son un trago que amenazan en jalarme hacia un oscuro hueco de pérdida, desesperación y… Los dedos de Nick acarician mi piel. ―Lo juro.‖
La cafetería de la escuela es una habitación moldeada en octágono con el mostrador del almuerzo y la cocina en tres lados, las puertas de entrada y salida en un lado. El resto de las paredes son ventanas y una salida de incendio de emergencia. El blanco de la nieve combinado con las luces fluorescentes que la hacen ridículamente brillante aquí dentro, lo cual no es algo bueno.
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Is y yo tenemos bagels17 en la fila del almuerzo. Vienen en platos de cartón con cuchillos plásticos. ―No es ambientalmente amistoso.‖ Issie hace un poco de ruido mientras toma su bandeja y desliza su tarjeta de identificación de pago a través de la máquina. Gisell Brown, quien está detrás de mí, dice, ―he estado protestando sobre eso por siempre.‖ Ella sacude su cabeza y sus rastas 18 vuelan por todas partes. Está llevando encima una camiseta teñida-anudada que dice Muerta Agradecida. Es una de las pocas personas que siempre vienen a mis reuniones de Amnistía Internacional los miércoles y por consiguiente la amo aun si ocasionalmente maldice a los dictadores cuando escribe. Lo que sea. Todos nosotros no podemos ser perfectos. Y si vas a maldecir a alguien, un dictador es una buena elección. Giselle se inclina hacia Issie y dice, ―¿Qué pasa con Devyn y Cassidy?‖ Issie se congela. ―¿Qué quieres decir?‖ ―Ella está toda sobre él. Pensé que ustedes dos eran algo,‖ Giselle explica. El plato de cartón que Issie está sujetando se sacude. ―No. No. No lo somos. Somos simplemente amigos.‖ ―Oh. Entonces no voy a odiarla en tu nombre.‖ Ella me sonríe y luego arruga su nariz. ―Huele como a trasero aquí dentro.‖ La señora del almuerzo levanta la vista de sus deberes administrativos y parpadea. ―Eso no es trasero, eso es la col.‖ Giselle salta hacia atrás, andando a tientas. Deja caer su banana. La agarro antes de que golpee el piso. ―¡Oh! ¡Oh! No quise decir eso cruelmente. Estoy tan arrepentida. Estoy realmente, realmente…‖ La señora del almuerzo apunta una pluma blanca Bic 19 a Giselle. Su red de cabello se menea a la izquierda un poco. ―Cállese. Pienso que esto huele a trasero también.‖ 17
Es un pan elaborado tradicionalmente de harina de trigo y que suele tener un agujero en el centro. Antes de ser horneado se cocina en agua brevemente, dando como resultado un pan denso con una cubierta exterior ligeramente crujiente. En algunos países los llaman roscos/as. 18 Son cada una de las trenzas que forman un tipo de peinado característico de los rastafaris. Las rastas son especialmente populares entre la población de raza negra. Un peinado a base de rastas requiere dedicación, tiempo e higiene. 19 Marca de pluma (esferográfico)
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Deslizo mi tarjeta completamente y me encamino a la mesa con Issie. Es una pequeña de cuatro-asientos con la parte superior de un rosado vomito. Nick y Dev ya están masticando su pizza. Me deslizo en el asiento contiguo a Nick. ―Hey, nena,‖ me dice y me besa. Su aliento huele a pepperoni. ―¿Qué pasa?‖ ―Nada.‖ Abro mi bagel con una mano. ―Giselle simplemente le dijo a la señora del almuerzo que esto huele como a trasero,‖ Issie dice justo mientras Giselle camina detrás de ella. ―No lo quise decir cruelmente‖ ella insiste, todavía sacudiendo su cabeza. Ella se deja caer pesadamente a sí misma en una mesa con Callie y algunos otros chicos que están en arte y teatro. Nick esparce queso crema en mi bagel para mí porque es difícil hacerlo con una mano. Necesitas sujetar el bagel y todo. ―Eres el novio más amable jamás conocido,‖ le digo y beso su mejilla. ―Gag20,‖ dice Devyn. ―Simplemente estás celoso,‖ Nick le bromea y apunta su cuchillo de plástico a Devyn. ―Lo que es ridículo porque eres la estrella de la escuela ahora que la silla de ruedas se ha ido completamente. Todos hablan de ti.‖ ―¿Estrella de la escuela?‖ Devyn pregunta. Él toma un trago de Gatorade. ―Todas las chicas.‖ Nick gesticula hacia las chicas que ríen tontamente detrás de ellos. ―A ellas les gustan los milagros. Es sexy. ¿Recuerda cuántas citas consiguió Jay Dahlberg cuando regresó de ser secuestrado?‖ Él no agrega por duendes porque no tiene que hacerlo. ―¿En serio?‖ Devyn hace esta cosa cursi y realmente falsa de menear las cejas así que luce como algún sórdido perro porno. Issie hace un ruido de chillido jadeante y deja caer su botella de agua. La tapa no estaba colocada y se rego en todas partes, por todo la mesa y nuestros platos. ―¡Oops! ¡Oops! Perdón.‖ Ella trata de secar la humedad con su manga. Nick le da servilletas mientras me levanto de un salto y agarro algo más. El agua se escurre fuera de la mesa, y cae sobre el piso.
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Sonido hecho por una arcada.
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―Soy tan torpe,‖ Is dice, frenéticamente secando las cosas. ―Lo siento tanto.‖ Devyn agarra su mano en la de él. ―Issie, amor, está bien.‖ Ella se congela. Sus ojos se encuentran. Sus manos todavía se están tocando. Ella susurra la palabra, ―¿amor?‖ Es como si todo el aire y todo el ruido hubiera salido de la cafetería. Nick, yo y todos los demás somos simplemente testigos silenciosos de la película que son Devyn e Issie. Nick empieza a sonreír súper grande y sé que probablemente estoy sonriendo de la misma manera. La boca de Issie, sin embargo, ha caído en una atontada O. Devyn suelta su mano, llega y cierra amablemente la boca de ella, tocando la parte inferior de su barbilla. ―¡Bésala!‖ Callie grita. ―¡Bésala!‖ Un par de personas empiezan a cantarle. ―¡Bésala! ¡Bésala! ¡Bésala! ¡Bésala!‖ La cara de Issie se vuelve de un rojo brillante. Ella grita de verdad y se levanta. Sale volando de la cafetería tan rápido que por un segundo pienso que ella es la tiene algo de sangre de duende. La cara de Devyn, a diferencia de la de Issie, se drena completamente de color. Las personas empiezan a murmurar y suspirar, obviamente decepcionados. Nick agarra la repugnante aglomeración de servilletas empapadas fuera de la mesa y dice, ―Tienes que hacerlo, hombre. Ella está totalmente enamorada de ti.‖ Devyn sacude su cabeza. Sus ojos son duros. ―No puedo.‖ Me toma un segundo responder. ―Mejor que no te guste Cassidy, Devyn, porque juro que te mataré.‖ ―¿Cassidy?‖ Su voz está entumecida. ―Tío. Todo el mundo está hablando de eso,‖ dice Nick. ―No me gusta Cassidy,‖ él dice. ―Entonces deja de flirtear con ella.‖ Me levanto.
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―¿Flirtear?‖ Devyn mira a Nick, probablemente por ayuda. ―Sí. Flirtear. Estás siempre con ella. Está dándote aventones a la escuela. Siempre estás hablando de ella y chateando con ella,‖ protesto. ―No tengo la más vaga idea de cómo flirtear. Soy un nerd. No tenemos habilidades sociales.‖ No puedo creerle. ―Bien, estás flirteando encima de una freaking tormenta, Devyn.‖ ―Zara, tomate un respiro,‖ dice Nick. ―Suenas celosa.‖ ―No me digas a mí que tome un respiro,‖ digo, y nos miramos furiosamente el uno al otro. ―Puedes ser tan autoritario a veces.‖ Él aparta la mirada primero. ―Simplemente trato de entender a Cassidy.‖ Devyn limpia su cabello, ignorándonos. ―¿Por qué? ¿Por qué es tan fascinante? Siempre se está rascando,‖ pregunto. ―Y tienes a Issie. Ella está justo aquí y te ama. Sabes que ella te ama. Voy a comprobar a Issie,‖ anuncio. Señalo a Devyn. ―Mejor deja de ser un idiota y bésala pronto, o al menos dile que la amas o juro, Devyn, voy a romper tu espalda y te dispare con una flecha la próxima vez.‖ ―Cassidy me necesita…,‖ empieza a decir. Me alejo de allí pero no antes de escuchar a Nick levantándose y a Devyn diciendo en esa gran voz confundida, ―¿Pensé que ella era una pacifista?‖ ―No en lo que se refiere a sus amigos. Así que, ¿Te gusta esta chica Cassidy o qué?‖ Nick dice, y eso es todo lo que escucho porque estoy muy ocupada cerrando de golpe la puerta de la cafetería.
Encuentro a Issie en el baño que está en el pasillo fuera de la cafetería. Hay estos grandes ruidos de sorber viniendo de atrás del cubículo del baño que tiene las palabras 2KOOL4SKOOL21 rayadas en este y entonces trazó lo que parece hecho con pluma negra sharpie22. Ese tiene que ser el grafiti más ridículo que jamás haya visto. 21
Es un graffiti americano, realmente muy popular. 2KOOL4SKOOL=Too cool for school, que significa Demasiado cool (guay o chévere, según el país) para la escuela. 22 Es una marca de marcadores americana.
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Inhalo un gran aliento y doy un golpe en la puerta del cubículo. ―¿Is?‖ Ella sorbe por la nariz. ―¿Issie?‖ Después de un segundo su voz sale baja y agobiada. ―No estoy aquí.‖ ―Oh.‖ Retrocedo así puedo mirar la puerta del baño. No hay pies. ―Entonces, probablemente debería enloquecer porque el inodoro me está respondiendo, ¿huh? Un poco de demasiadas locuras dolorosas para Zara hoy.‖ ―No.‖ Su voz sale enfurruñada de las grietas entre la puerta y el marco de metal. Sus pies caen en el piso. Sus brillantes zapatos rojos se tambalean en los filos, las suelas se encaran la una a la otra. ―¿Estabas parada en el inodoro?‖ Pregunto. Ella abre la puerta lentamente exponiendo una muy triste, muy manchada cara de Issie-Ha-Estado-Llorando. La agarro con mi brazo y trato de abrazarla lateralmente. ―Oh, querida.‖ ―Él no me besará,‖ ella solloza. ―¡Issie!‖ Mantengo mi mano en su hombro pero me aparto, así puedo mirar hacia su cara llorosa. ―¿Quieres que tu primer beso sea en la cafetería de la escuela secundaria con un centenar de miradas cachondas rumiando, observando y animándote?‖ ―¿Rumiando?‖ ―Significa masticar.‖ Ella frota su nariz con el dorso de sus dedos. ―Simplemente quiero–– realmente quiero tener un primer beso, ¿sabes?...Y creo que no me importa si hay una audiencia porque significaría que a él realmente le gusto y piensa que soy besable.‖ Ella mira hacia mí. Su nariz está chorreando. Sus ojos están rojos. ―¿No soy besable? No soy besable, ¿o si? ¿Es Cassidy más besable que yo?‖ ―Issie, eres totalmente besable. Si fuera un tío, un gay, una bi o algo por el estilo, absolutamente te besaría.‖ Ella sorbe por su nariz. ―¿En serio?‖
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―Lo juro.‖ Consigo una toalla de papel café y la doblo un par de veces así que es un cuadrado y luego la mantengo bajo un poco de agua fría. La uso para secar la cara manchada de Issie. Por un segundo está tranquila y luego vuelve, ―Entonces, ¿por qué no le gusto?‖ ―¡Issie!‖ Resisto la urgencia de sacudirla. ―No sabes lo que a él no le gusta.‖ ―No le gusto.‖ Ella tropieza lejos hacia los espejos. ―Oh, hombre… mírame. Estoy hecha un desastre. ¡Mira mis labios!‖ Los empuja. ―¡Son demasiado delgados! Apenas hasta cuentan como labios. Cassidy tiene labios mucho mejores, y a él no le gusto, Zara. ¿Recuerdas cuándo me llamaste justo antes del accidente?‖ Lo recuerdo. Ella había sonado como si estuviera llorando. Incluso después del accidente, nunca le pregunté sobre eso. Wow, ¿qué está mal conmigo? ¿Cómo puedo ser una amiga tan horrible? ―Estaba llorando,‖ continúa, sorbiendo, ―porque simplemente le dije a Devyn que me gustaba, que me gustaba ¿y sabes qué dijo?‖ Ella no me dio oportunidad de contestar. ―Dijo que: ‗actualmente no sé qué hacer con esa información‘. Finalmente le había dicho que me gustaba y él simplemente me dejo ir completamente como si no fuera nada.‖ Trato de ingerirlo. No lo puedo entender. ―¿Te dijo el por qué?‖ ―No. Porque llamaste y yo… yo… nosotros simplemente no hemos hablado de eso otra vez.‖ ―Eso no tiene sentido. Él simplemente está siendo machista, valiente, ultra-nerd o algo parecido.‖ Agarro otra toalla de papel y limpio sus mejillas, tratando de quitarle todas las lágrimas que corrían. ―Él te llamó: ‗amor‘, Issie. Ningún tío llama a un chica amor a menos que a él le guste ella.‖
Después de mucho convencimiento finalmente logré que Is se dirigiera de regreso a la mesa. Durante el camino entero en la cafetería se rehúso a levantar la vista y en cierto modo simplemente se deslizo en su asiento. ―Hey.‖ Su voz es apenas reconocible, es tan baja y susurra suavemente. ―Hey,‖ Devyn dice de regreso en una voz igualmente queda.
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―Entonces‖ Nick busca algo que decir. ―¿Piensas que en todas las cafeterías de escuela secundaria sirven bagels?‖ ―Pues, sí,‖ bromeo en forzado buen humor que es totalmente falso. ―Pienso que tienen que, porque no sólo son carbohidratos y por consiguiente califican como comida, salen de bolsas plásticas congeladas y cuando no son descongelados pueden pasar como armas mortales.‖ ―Tendré que recordar eso la próxima vez,‖ dice Nick. ―En vez de atar a un duende en un árbol cuando no tengo tiempo lo traigo de vuelta a la casa, simplemente puedo dejarlo inconsciente por horas con el poder de un bagel con todo23 congelado.‖ ―Sí deberías,‖ respondo. ―En vez de continuar nuestras lecciones con ballestas, espadas y cuchillos deberías cambiar a bagels y botas L. L. Bean.24‖ Ambos nos damos el uno al otro miradas desesperadas. Issie y Devyn simplemente parecen miserables. El rubio chico duende surge aleatoriamente en mi cabeza, y recuerdo cómo me sujetó cuando Yoko explotó. Alejo el pensamiento con una maldición. Simplemente después de un par de minutos de horrible conversación forzada, Nick y Dev vuelven a entrar en modo ―somos machos, protegemos nuestras hembras‖, y quiero decir, es anticuado y machista, pero hay algo un poquito lindo sobre cómo se agachan, con los codos en la mesa, las espaldas encorvadas, las manos volviéndose puños, volviendo sus dedos puntiagudos mientras ellos expulsan el enojo de sus inquietudes y preocupaciones. Devyn dice, ―Comprobé la casa esta mañana. No había nada. No había polvo en alguna parte.‖ ―No ha habido señales de más duendes nuevos tampoco,‖ dice Nick. ―Tal vez han dejado de venir,‖ digo. ―O tal vez se están volviendo más listos.‖ Nick chasquea un nudillo. Escojo una pasa de mi bagel. ―Bueno, realmente podría ser algo bueno.‖ ―No puede continuar mintiéndote a ti misma que estás a salvo,‖ dice Nick. ―No es bueno para ti, nena. Casi mueres la semana pasada.‖
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Así se llaman a los bagels que pueden estar cubiertos de semillas de sésamo o adormidera, tomate, salvado, queso, comino, muesli, cebollas o ajos secos, sal gruesa, o de todo al mismo tiempo. 24 L.L.Bean es un empresa estadounidense de venta por correspondencia, ventas por internet y retail, con sede en Freeport, Maine, especializada en vestuario y equipamiento recreativo en exteriores.
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―No, no lo hice. Simplemente quedé herida –no fatalmente herida,‖ respondo. ―¿Y qué hay de ti? Siempre estás allí afuera cazando solo. Eso no es seguro tampoco.‖ Issie me patea bajo la mesa. Me pongo de pie. ―Está bien, Zara,‖ Issie dice, tratando de calmarme. Ella pone sus manos encima de la parte superior de la fea mesa de la cafetería. Sus dedos se estiran, blancos y delicados. Los miro por un segundo, pálidos contra la malva parte superior de la mesa, manteniéndose allí cerca de los platos de cartón sujetando medio bagel comido, los cuchillos plásticos, la botella de plástico, los vacíos envases de queso crema. Me quedo mirando, me quedo mirando, me quedo mirando y obtengo este extraño sentimiento, casi como el-sentidoarácnido de cuando los duendes están cerca, pero alguna otra cosa también, algo más, algo diferente. Mis piernas se tambalean. ―Siento… siento… ah…‖ no puedo sacar las palabras. Alguien me agarra por la cintura y me jala de regreso a mi posición sentada. Manos grandes. Manos estables. Las manos de Nick. ―¿Zara? ¿Qué? ¿Qué es nena?‖ ―Algo… uh… alguna… cosa…,‖ Me las arreglo. ―Arañas. Siento arañas.‖ Levanto mi cabeza, miro fuera de la gran ventana que muestra un campo, el borde de bosque. Es la misma ventana a través de la cual una vez dije que mi padre duende estaba parado y apuntándome, regreso, antes de que supiera que era mi padre. El mundo se tambalea. No hay nada allí ahora. Estoy sentada lateralmente en la silla y Nick está acuclillado en el piso frente a mí. Sus manos están en mis rodillas y él mira dentro de mis ojos. Su cara es preocupada, suave y compasiva. Luego cambia en modo comandante. ―Devyn,‖ él ladra. ―¿Hueles algo?‖ Devyn inhala profundamente. ―No. También hay muchos olores aquí dentro. No los puedo aislar.‖ Un gruñido bajo sale de la garganta de Nick. ―Yo tampoco.‖ Él se pone de pie y examina la cafetería. Su cuerpo se estremece. Su mano atrapa lo mía. ―No lo veo.‖ ―¿Nick?‖ Su cuerpo se estremece otra vez. Las personas lo están notando, se quedan mirando.
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―Oh mierda,‖ Devyn dice, totalmente fuera de carácter. ―Está cambiando.‖ Me pongo de pie, arrastro a Nick hacia el baño, caminando rápidamente a través de la cafetería. ―No. Cambies,‖ insisto. ―No puedes cambiar aquí. Nadie está en peligro. No. Cambies.‖ Issie sale volando de su silla y Devyn sale en busca de nosotros pero soy tan rápida que no puede continuar. Una vez que salimos de la cafetería Nick se detiene, se apoya contra la pared, y se estremece. Su voz es una súplica que iguala a sus ojos. ―Zara...‖ Pongo mis manos en cualquier lado de su cara. ―No vas a cambiar. Está bien. Todos están a salvo. No hay duendes. Mírame. Inclina la cabeza, cariño. Escucha: Yo. Estoy. A salvo.‖ Issie y Devyn nos alcanzan. Nick todavía se está estremeciendo como si se estuviera congelando, tratando de controlarse a sí mismo. Mantengo mis manos en su cara y digo, ―Pienso que ha conseguido controlarse.‖ Alguna estudiante de primer año llevando un enorme bolso Lillian Vernon25 rosado pasa caminando y se queda mirando. ―Ey, ¿estás bien? ¿Quieren que consiga a la enfermera?‖ Issie le asegura a la simpática estudiante de primer año de que todo está bien y le ordena que siga su camino mientras Devyn y yo tratamos de conseguir que Nick se calme. ―Eso simplemente no pasa,‖ Devyn dice. ―Tiene que haber una razón.‖ ―El cambia cuando las personas están en peligro,‖ declaro lo obvio. ―Alguien estaba en peligro. Esa es la razón.‖ ―Correcto, pero ¿cuál es el peligro?‖ Devyn pregunta. Nick traga con fuerza y mueve sus labios. Tal parece que se está muriendo de sed, pero dice, ―Ese duende rubio. Él estaba aquí. Él estaba en la cafetería. Lo sé.‖ ―Pero no lo viste,‖ Issie insiste. Las manos de Nick alcanzan a tocar la mía. Me mira, no a Issie, y dice, ―No tengo que verlo. Simplemente lo sé.‖
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Lillian Vernon es una Corporación Americana de mercaderías por catalogo y comerciante online que vende cosas domésticas, y productos y accesorios de moda para adolescentes.
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Diez Traducido por Crystal Corregido por Laumoon
Tip - Duende Los duendes son como los gatos. No son llamados Muffin o Mr. Cocoa Puffs, pero les gusta asustar a sus presas antes de matarlas. Ellos creen que es divertido.
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ecidimos que necesitábamos dejar la escuela y reagruparnos, un plan que hacer después. Las cosas no estaban bien. Sabíamos eso. No ha habido ninguna nueva exploración de duendes en el área después de un flujo constante durante semanas. Además, si el rubio duendecillo estaba en la cafetería, esto ha levantado el juego un poco. Fijé la mirada en el interior de mi casillero por un segundo y dije "El patrullaje ya no es suficiente. Tenemos que averiguar lo que está pasando con la cosa Valkyria, y tal vez cazar al rey duende antes de que nos case" ―Esto no tiene sentido‖ Devyn sacó su abrigo de su casillero. ―Hey. ¿Dónde han estado chicos?‖ Preguntó Cassidy. Ella apareció de la nada, lo juro. Cassidy esbozó una media sonrisa y luego me miro. Sus pupilas se hicieron grandes. Su falda tocó mis jeans ya que ella estaba muy cerca. ―¿Zara? ¿Estás bien?‖ Asentí vigorosamente, de la manera en que hago cuando miento ―Si ¿Porqué?‖ Mis dedos jalaron el cierre de mi chamarra. Me di cuenta de que estaba temblando. La campana sonó pero Cassidy se quedó ahí ―Porqué casi parece como si te estuvieras tornando azul‖ ―¿Qué?‖ Mi pregunta hizo eco en el pasillo. Nick, Is y Dev me miraron fijamente. Sus caras estaban más pálidas que de costumbre. La boca de Nick
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estaba dura, una línea recta. Me jaló lejos de Cassidy y me llevó por el pasillo en un duro caminar. ―¿Qué? ¿Qué? ―seguí diciendo pero nadie respondió. Devyn trato de tranquilizar a Cassidy ―Si, Nick la está llevando a la enfermería. No temas Cassidy, no temas. Sip. Te llamo luego.‖ Nick siguió llevándome por el pasillo y dije ―Espera ¿Qué está pasando?‖ El masticó su labio. Luego se extendió y tiró de mi chaqueta exponiendo mi brazo desnudo. ―¡No la dejes desmayarse!‖ gritó Issie ―No voy a desmayarme‖ Mi voz sonó plana así que miré mi piel. Era como si todas mis venas fueran visibles a través de la capa superficial de mi piel. Y todas mis venas transportaban mi sangre que era luminosa, azul, tiñendo toda mi piel, de la coloración del cielo. ―Es hermoso‖ Issie, quien nos mantenía al tanto, susurró. ―Es raro‖ jalé mi camiseta abajo ―¿Está pasándole a mi cara también?‖ Nick asintió. Sus ojos estaban oscuros. No podía leerlos. ―Oh wow, me veo…me veo‖ No pude conseguir palabras. Mi cuerpo se desplomó contra el suelo, mi espalda presionaba los radiadores demasiado calientes que cubrían las paredes debajo de las ventanas. ―Te ves bien‖ Issie lanzó. Se puso en cuclillas a mi lado y me frotó el hombro que no estaba en el radiador. ―Aun eres bonita. En serio.‖ ―Ser bonita no es de lo que estoy preocupada: No me veo humana.‖ Sacudi mi cabeza como sus movimientos de la mano en círculos diminutos, como la mano de una madre. ―Me veo como un duende‖ Estuvimos ahí por un minuto ―¿Está empeorando?‖ pregunté
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Issie sacudió su cabeza, pero Devyn es toda honestidad sobre los sentimientos y dice ―Parece que la progresión se ha detenido. Y es solo tu piel, no tus ojos o tus dientes.‖ ―¿Progresión?‖ Busqué en mi cabeza y en mis manos. Algo suave se puso en mi contra, me levanta, pero no le miré. ―Ven‖ dijo la brusca voz de Nick ―Vamos a la oficina, ten un pase y sal de aquí‖
La secretaria de nuestra escuela, la señora Nix, es una de las amigas de mi abuela. Ella es redondeada, con el pelo delgado y una enorme y feliz sonrisa. Ella es la clase de secretaria pasada de moda quien hornea galletas y las pone en el mostrador para que los niños las tomen. Tiene los tobillos gruesos y usa sudaderas con imágenes de gatitos esponjados en relieve. Lleva pisos sensibles y pone cosas de goma en ellos cuando camina por el estacionamiento de su Sedán Chevy. Ella es una were, en concreto un oso. No hay nada parecido a un oso sobre ella ahora, aunque ella grita y da pasos hacia atrás cuando me ve. El brazo de Nick se mueve de manera protectora alrededor de mi hombro y ella da un paso adelante. Un paso. El otro. Ella lo hace alrededor del gran mostrador y alarga la mano. Sus dedos tocan suavemente mi brazo. ―Oh, Zara, cariño‖ ella susurró ―¿Qué está pasándote?‖ Sacudo mi cabeza ―No lo sé‖ Me caigo hacia delante y Nick me deja ir con la señora Nix para darme un gran abrazo. Ella huela a rosas. ―Ven, siéntate aquí‖ Me empuja hacia una silla de plástico amarilla ―Nick, toma las galletas‖ Nick medio sonríe y tomó el plato de las galletas. Las pasa a su alrededor. Mastico ―Es realmente bueno. Um, ¿Estoy aun azul?‖
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―No es tan malo‖ dijo la señora Nix ―Nick, se un amor y trae mi monedero‖ Nick fue a la habitación de al lado y regresó con el bolso de la señora Nix. El teléfono suena. Ella le dice a Dev que conteste y pusiera a quien quiera que fuera en espera en lo que ella busca en su enorme bolso. ―Ahí‖ ella agarró algo compacto ―Maquillaje. Issie, ayúdame a poner esto en su cara‖ ―Está muy oscuro‖ dijo Nick ―Bueno, va a tener que ir a la farmacia, ¿verdad? A menos que traiga algo de maquillaje escondido en chaqueta, Señor Colt‖ dijo ―Woa. Rápido‖ susurró Dev Sus ojos café eran igual a los míos pero con obvia preocupación ―Ninguno te ha besado ¿No?‖ ―¿Duendes?‖ susurré. El pensamiento me abrumó. Ella asintió. ―No‖ sacudí mi cabeza y miré a Issie para confirmar. ―Ninguno‖ Pero estuve inconsciente por un rato en mi carro… ―Me enteraría si lo hacen ¿No?‖ ―Por supuesto que sí. Te desmayarías. Y despertarías de nuevo, solo si sobreviviste...‖ incluso la voz de la señora Nix se apago y la oficina de repente fue demasiado silenciosa. Ella finalmente se rompe y dice:‖Bueno, eso es un alivio.‖ Issie extendió un poco mas de maquillaje en la barbilla. Sus dedos se movían con movimientos rápidos y suaves. ―Tienes mejor aspecto‖ ―Ella se ve de color naranja‖ dijo Dev, apoyado en, teniendo otra galleta y, mirando más de cerca. ―¡Devyn!‖ Issie le fulmina con la mirada. ―Es mejor que ese azul‖ él dice.
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―Es cierto‖ Issie está de acuerdo. ―Ahora sólo se parece a esa foto de mi madre en los años ochenta. Se ponía toda la base y no lo frotaba. Y siempre tenia una línea blanca en la barbilla.‖ Todos intercambiamos una mirada porque Issie también hacia eso. La señora Nix se inclina hacia atrás para inspeccionar la cara. Ella limpia sus manos el uno contra el otro.‖Mucho mejor.‖ Me obligo a mirar a Nick. Él asiente con la cabeza.‖Hermoso‖ susurra. Él es un mentiroso. La señora Nix se dirige a nosotros, con los ojos brillantes. ―¿Quieren ser dimitidos?‖ Ella ni siquiera espera la respuesta, sólo nos escribe todas las notas y los archiva lejos rápido como un destello. Ella encuentra mis ojos cuándo ha terminado y dice ―No. Te. Preocupes.‖ ―Pero - ― ―Quiero decir, Zara. No. Te. Preocupes. Estoy seguro que esto es un golpe de suerte al azar y no significa lo que tú piensas que significa.‖ Trago con fuerza y me apoyo contra el mostrador. ―¿Usted no piensa que soy…?‖ Levanta la mano para evitar mis palabras. ―No. No creo que te estés convirtiendo en un duende‖. ―¿Lo jura? Porque no creo que pueda soportarlo. Yo no sería yo. Estaría todo mal y mis dientes se vería como dientes de tiburón y ¿si tuviera esas necesidades?‖ Su mano sube directamente mientras trato de no maldecir. Nick pone su cadera contra la mía. Me apoyo en él. Su boca forma las palabras. ―Te prometo que vas a un ser humano al cien por ciento, Zara. No tengo ninguna duda.‖
Todos viajamos juntos en el coche de Issie. Nick conduce. Su MINI es demasiado pequeño para todos nosotros más las muletas de Devyn.
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Is y yo nos sentamos en la parte de atrás y Nick se abra el otro extremo y le da las llaves a Dev. Él cierra de golpe tras el volante, enojado y angustiado. ―Esto es una locura, Zara. Me siento como que nos estamos perdiendo piezas del rompecabezas.‖ ―Dile‖ Issie dice. Yo no quiero, pero debo. ―Um. Nick ...‖ El saca el coche del aparcamiento. Issie me aprieta la mano más fuerte. ―Nick?‖ Vuelvo a intentarlo. ―Vas a estar bien, nena. Te lo juro. Vamos a llevar a Betty para que resuelva esto.‖ Me trago. ―No es eso‖ Dev se da la vuelta en su asiento para mirar a nosotros. ―¿Qué es, entonces?‖ ―Um...‖ ―¿Zara?‖ La voz de Nick es casi una advertencia. Yo me machaco un poco más en mi asiento. ―El otro día Issie y yo ... Nosotras, eh...Nosotras, eh...sacamos a mi padre de la casa‖ ―Aunque, después le regresamos al mismo lugar,‖ Issie interrumpió. ―Sí. Y lo envolvimos realmente bien en esta manta que tiene costuras de hierro en el interior‖ agrego. Is interrumpe de nuevo. ―Y en el coche. Él odiaba el auto debido al acero y el hierro en el. Espera. Zara, tú no tienes dolor de cabeza ni nada, ¿verdad?‖ Me las arreglo para poner mirar hacia Nick ―No. ¿Por qué? Oh. Porque estoy en el coche y estoy mal, ¿verdad?‖ ―¡Zara!‖ Voz de Nick es un rugido.
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Dev agarra el volante. Él está nervioso. ―Yo lo tengo‖ dice Devyn. Nick tira el coche al lado de la carretera, que es una manera totalmente irrespetuosa para manejar vehículos. Los neumáticos o varillas o algo ahí abajo dan chillidos de protesta. Se frena en seco y se da vuelta para mirarme. Sus ojos son más oscuros que nunca. ―Cálmate, hombre.‖ Dev dice. Nick no presta atención. ―¿Qué estaban ustedes dos pensando?‖ Issie agarra mi mano con más fuerza. ―Estábamos pensando que –― Esta vez soy yo la que interrumpe. ―Sabes qué, señor yo soy el jefe de todo el mundo‖ Dev bufa. No hago caso de él y su discurso enfático.‖El machismo es una mierda. Issie y yo podemos ser a veces demasiado astutas‖ Me solté la mano de Issie así que puede apuntar a él. Él se queda girado como el silbido de coches por nosotros. Él agarra mi dedo en su mano gigantesca. Algo en su mandíbula tira. Trago aire pero no miro lejos. Entonces algo cambio en sus ojos. Su agarre disminuye con más ligereza. ―Tienes razón‖ dice finalmente. Issie suelta este suspiro masivo y se arroja atrás contra el asiento de coche. Ella murmura algo que suena como ―Odio el conflicto‖ Nick roda sus ojos en su dirección por un segundo antes de centrarse en mí otra vez. Su voz sigue siendo paternal y dura, y sus hombros caen un poco, como si estuviera decepcionado de nosotras, de mí. ―Pero era increíblemente peligroso.‖ Asiento con la cabeza. ―Lo sé, pero todos hacemos cosas peligrosas. Nuestras vidas son peligrosas. ― ―Y teníamos que saber algunas cosas‖ Issie agrega. Dev con voz suave y cansado. ―¿Averiguar qué, Issie?‖ ―Cual es el peligro‖ ella dice. ―¿Y lo hiciste?‖ Nick pregunta.
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―Sí‖ digo en voz baja. ―Lo hicimos‖ Nick frena de nuevo en la carretera para que yo pueda explicarles lo que había sucedido, mientras nos dirigíamos a la sede de los EMT. Le contamos lo que mi padre nos dijo, acerca de cómo otros duendes vendrían porque él estaba débil y ellos reclamarían este territorio, que en realidad se extiende desde Nueva Inglaterra y el este de Canadá. Otro rey duende iba a pedir el mando, aquí en nuestra ciudad, y él no iba a preocuparse por la gente. Me reclamaría como un premio, supuestamente, porque yo soy medio duende y hija del rey. ―Lo cual te pone en peligro‖ Finalmente digo, mientras entramos en el estacionamiento de ambulancias. El gran camión de Betty está aparcado tan lejos de la puerta de entrada como puede. A ella le gustaba caminar. ―¿Por qué me pone en peligro?‖ Nick pregunta. Es la primera pregunta que él ha hecho en todo este tiempo. Devyn, sin embargo, ha sido el Sr. ChicoPregunta—hacia preguntas sin detenerse. ―Porque... ‖ No sé cómo decirlo, lucho con las palabras. ―Porque tú y yo somos algo y tú eres una amenaza. ― ―Ya lo creo que soy una amenaza‖ Nick gruñe. El coche entero parece temblar con su energía. Los pelos de mis brazos se erizaron y vibran. ―Él va de macho otra vez‖ dice Dev con total indiferencia, mientras él abre la puerta. ―Él siempre va de macho‖ Is agrega. ―Debe ser la cosa lobo.‖ ―No voy de macho. Siempre soy un macho‖ dice Nick, y por un momento los trinquetes de tensión bajan, pero luego sus músculos de la cara se vuelven rígidos de nuevo. ―No puedo creer que él te haya utilizado de esa manera. Te ha manipulado por completo, asustándote para conseguir una especie de paseo feliz y enfermizo. Pensé que mis padres eran malos, pero mierda, tu padre a exagerando, Zara‖ Nick le cierra la puerta y le brinda apoyo a Dev. Mientras a mi se me escpa un susurro hacia Is ―¿Qué dice Nick sobre sus padres?‖
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La cara de Issie luce sorprendida. Ella susurra de nuevo ―¿Él no te ha dicho?‖ ―Decirme, ¿qué?‖ Estoy casi silbando. Guijarros bajo nuestros pies. Uno se enrolla para formar un charco de barro helado. ―Te digo después‖ Ella asiente con la cabeza hacia los chicos. Dev estaba de pie, esperando. Un camión de dieciocho ruedas llevaba agua de manantial Primaveral de Polonia e iba por el camino. Hace aproximadamente un año tres personas de Myanmar dieron un poco de agua a los monjes que caminaban en la calle protestando por los derechos y los abusos. El gobierno dijo que el dar agua era un acto de apoyar al terrorismo. Durante un segundo lamente no poder mágicamente transportar aquel camión hacia aquellos monjes. Durante un segundo lamento no poder mágicamente explicarle al gobierno de Myanmar acerca de los duendes y demostrarles lo terroríficos que son. ―¿Zara? ¿Estás ahí?‖ Is me toma por el brazo. ―Sí. Lo siento. ¿Sigo siendo azul?‖ Me mira ―Un poco, pero realmente no se puede decir por el maquillaje. Creo que estas cada vez mejor.‖ Mis dedos tocan el borde de su coche sucio, haciendo marcas sobre el, sólo pequeñas líneas. Levanto mis dedos lejos, examino la suciedad. ―¿Estas mintiendo porque eres mi mejor amiga y no quieres asustarme?‖ Ella le sonríe a mis líneas. ―Sí.‖ Nos dirigimos al edificio y una vez dentro de la oficina, Josie se levanta de su viejo escritorio, metal monstruoso y nos sonríe. ―Bueno, mira quién está aquí. ¿Han salido con algún permiso de la escuela o debo llamar a uno de los diputados para llevar a todos por cargos de absentismo escolar?‖ ―Permiso. Tenemos una nota‖ dice Nick. Él salta; demasiada energía dentro de él no tiene a dónde ir. ―Debería haberlo sabido. El sistema de trabajo, ¿verdad?‖ Josie asiente con la cabeza hacia la cafetera. ―¿Todos ustedes quieren algo de beber? ¿O simplemente a Betty?‖
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‖Tomaré un poco de agua‖ Devyn dice. Él agarra una taza y la pone bajo el gran y azul pote del agua. Josie presiona un botón y dice:‖Betty, tienes visitantes, un grupo entero de ellos‖. La voz de mi abuela cruje sobre el intercomunicador. ―¿Quién es?‖ ―Zara, su hermoso chico-juguete‖-Josie mueve las cejas y Nick comienza a ruborizarse al lado de mí mientras, Is agrega ―y sus amigos.‖ ―Diles que vengan aquí,‖ ordena. ―Gracias, Josie‖ digo. Le doy un beso en la mejilla. ―Hueles a coco.‖ ―Mi crema hidratante‖ dice. ―¿Qué tal si tu chico-juguete me da un beso?‖ Nick lo hace. ―Chico-juguete‖ Dev se burla mientras caminamos el estrecho pasillo a la sala de atrás. ―Estás celoso‖ gruñe Nick. Dev suelta una risa de aquellas en las que también participa su nariz que lo hace lucir de una manera absolutamente muy geek. ―Sí Chico-juguete. ¿Eres un Señor Cara de Papa, o una figura de acción de Wolverine? ¡No! ¡Espera! Un transformer.‖ ―Cállate‖ Nick y yo hacemos contacto visual. Él sonríe. Yo me libero de Is así ella y Dev pueden estar un poco más cerca, y también pueden abrir la puerta a la sala de descanso donde los técnicos sanitarios pasan el tiempo cuando no está atendiendo una llamada. Nick me abraza. Él abre la puerta y la sostiene allí para que todos nosotros podamos pasar. ―Gracias‖ le digo, aspirando el olor de él mientras camino cerca a él. ―En cualquier momento‖ Su mano toca la parte baja de mi espalda muy ligeramente. Me hace temblar. Es un tipo bueno de escalofrío. El se da cuenta. ―¿Estás bien?‖
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―Sí‖ Inclino mi cabeza hacia él. Is y Dev ya están en la sala. Nick me toma del brazo y suavemente tira de mí hacia el pasillo. Estamos solos. Él susurra bajo ―No es necesario ser valiente conmigo, Zara. Ese es el punto de una relación, ¿no? Tenemos que decirnos las cosas. Dejas ver algunas cosas que nadie más sabe o ha visto.‖ Trago con fuerza. ―Yo no quiero.... No quiero que te preocupes. Siento mucho haber ido con mi padre.‖ El toca suavemente mi mejilla. Su pulgar roza mi piel, lento y ligero y resistente a la vez. ―Lo sé. Y lo siento me siento tan machista‖. Presiona mis labios. Él asiente como si estuviera tratando de contener una emoción grande. ―Vamos, vamos a entrar y ver a Betty. ― Las feas luces amarillas donde están Mike y Betty, les hace lucir amarillos, como si tuvieran algún tipo de enfermedad de hígado. Mike está sentado en el sofá destartalado marrón viendo CNN, distraído, mientras coge un poco de cinta adhesiva que envuelve alrededor del brazo del sofá. La TV zumba escándalos sobre el sexo y políticos. Hay una caja de Dunkin 'Donuts en el centro de la mesa a la izquierda de la sala. Betty está haciendo lo que mejor sabe hacer. Está caminando en la caminadora con una copia de The Economist extendidas delante de ella. Ella solía ser presidente de la compañía de seguros. Se retiró antes de que ellos comenzaran a hacer ochocientos millones de dólares al año. Eso era lamentable. Estoy segura que si ella seguía siendo la director general ya tendría un nuevo coche y un nuevo ordenador portátil. ―¡Bien, Devyn! Mírate ya estas de pie de nuevo. Esa es una bendición para los ojos doloridos‖ Su pelo gris rebota con fuerza a cada paso que da mientras nos sonríe. ―Tengo treinta segundos antes de llegar a las quinientas calorías. Adivinen mi pulso‖ ―¿Estable?‖ Nick pregunta. ―Como una roca.‖ Ella sonríe y aprieta un botón. La inclinación de la cinta baja. Intenta ponerse su camisa de uniforme, metiendo los extremos blancos más claramente en los pantalones azules horrible, mezcla de poliéster-que tiene que llevar. ―¿Huyendo de la escuela?‖
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Trato de sonreír, pero yo no puedo hacer que funcione. Nick se encuentra a mi lado. Su brazo se envuelve alrededor de mi cintura. ―Zara se siente un poco azul‖ Él pone un poco de presión extra en las palabras ‗siente‘ y ‗azul‘. Betty toma un trago de su botella de agua. Ella entrecierra los ojos en nosotros. ―Realmente azul‖ Issie subraya, antes de mirar hacia a Mike, con un poco de pánico. Betty espera fuera de la caminadora. Ella pone sus grandes manos sobre mis hombros y se inclina un poco para mirar fijamente en mis ojos. ―Azul, ¿eh? ¿Deprimida?‖ La huelo. Su desodorante está trabajando horas extras. Es muy bonito y todo, pero un poco demasiado bebé-dulce para mí. ―Mike‖ dice en voz más alta. ―Sí‖ Vuelve la cabeza para mirarnos. Después nos saluda. Dev e Is devuelven el saludo. ―¿Esta bien si te pido que vayas a ayudar a Josie por un minuto mientras hablo con mi nieta aquí?‖ Betty pregunta. Pero cuando Betty pregunta cosas como esa, es más bien una orden. Créanme, lo sé. Ella utilizaba ese mismo tono para hacerme hacer la colada. No hay elección cuando ella habla así. Era una orden. ―Por supuesto. Necesito más café de todos modos‖ Mike se levanta y se estira. Él es bastante alto como Nick, sólo que más delgado, como un espantapájaros. Mike señala un dedo como si me estuviera apuntando con un arma. La puerta se balancea detrás de él. En el momento en que se ha ido, Betty salta en la acción. ―Devyn, tráeme el kit detrás de los abrigos‖ ordena.
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Dev agarra el cuadro de la alarma roja que se ve como algo que arrastra señuelos de pesca en todo, sólo tiene símbolos médicos en ella. ―Quítate el abrigo, Zara‖ Betty abre el equipo y lo cierra de golpe dejándolo abierto. Nick me ayuda con mi abrigo. ―Enrolle sus mangas‖ Betty insiste. Yo las enrollo. ―Eres azul‖ dice. Se detiene por un segundo. Sus ojos se encuentran con mis ojos. ―Lo sé‖ ―Era peor antes‖ dice Nick. Betty saca una aguja y un frasco en la cual almacena la sangre. Su voz suena aturdida ‖Nunca he visto nada como esto‖ Issie agarra mi mano. ―¿Te sacaran sangre?‖ ―Claro‖ digo, alejando su diminuta mano. ―¿Por qué me sacaras una muestra de sangre?‖ Betty sumerge la aguja en la parte inferior de mi codo ―Para ver si te has convertido.‖ Me estremezco. ―Quédate quieta‖ dice mientras la muestra se llena. ―¿puedes hacer pruebas con mi sangre?‖ le pregunto, mirándola "¿No notaran que es rara? ¿Mala o algo así? ― ―Avísenme cuando hayan terminado‖ Issie dice. Ella es quien cambia de color ahora. Está pálida y luciendo como si estuviera a punto de desmayarse. ―No puedo soportarlo. No me gusta la sangre y las agujas. Incluso no me gusta la palabra‖
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Sujeto su mano. ―Esto no duele. Mucho.‖ ―Siempre estás tratando de ser tan valiente, Zara. No tienes que serlo.‖ Betty saca la aguja. ―Nick, pon un poco de gasa en eso. Una ligera presión. ― Ella tapa el vial y se gira hacia nosotros. ―Voy a enviar esta para algunas pruebas.‖ ―¿Hacia dónde?‖ le pregunto. ―Mis padres‖ Dev contesta. ―Son un tipo de expertos.‖ Yo no comprendo. ―Pensé que tus padres eran psiquiatras.‖ ―Lo son. Pero, bueno, tienen algunos campos secundarios en los que trabajan‖ ―¿Como qué?‖ ―Criptozoología. Investigación médica sobre las diferencias de sangre por así decirlo, duendes, y otros‖ Trago. ―Otros.‖ Él asiente con la cabeza. ―Ya que fui atacado, mis padres se han convertido en un poco... Um. Celosos‖ ―Son gente brillante‖ Issie interrumpe ―Sí, pero se han vuelto un poco locos por esto. Han convertido el sótano entero en un laboratorio. Están en línea 24/7 investigando ya que ni siquiera sabían que existían duendes hasta este otoño‖. Bajo mis mangas. ―Y ¿por qué nadie me dijo esto antes?‖ Todos miran a Devyn, que está sentado en una silla plegable de metal con esa mirada introspectiva sorprendentemente en su rostro. ―Porque me están protegiendo.‖
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Me resisto a la tentación de preguntar por qué y solo me dedico a esperar. El se levanta y dice: ―Mis padres no son precisamente la gente más normal y mi casa es una pocilga. ― ―Más allá de una pocilga, de verdad‖, Issie dice. ―Ya sabes lo contrario de mierda. Sin ánimo de ofender, Dev‖ Lentamente estiro las piernas delante de ellos. ―No suelo llevar a nadie a casa a excepción de Nick. ― ―Y me tomó muchos años acercarme‖ dice Nick. ―Fuiste quien primero me dio una paliza.‖ Devyn sonríe. ―Fue en séptimo grado. Éramos amigos desde la guardería‖ Trague con fuerza. Sintiéndome muy excluida. Me hacían sentir como la chica nueva a la que aun no tenían confianza, como si no perteneciera al grupo. Una parte de mí quiere poner mala cara sobre ello pero me animo y digo: ―¿Cómo esta mi piel, Abue?‖ Ella se inclina y mira detenidamente en mis ojos. Sus manos fuertes descansan sobre mis hombros. ―Nadie va a entrar en pánico por esto. Solo es cuestión de maquillaje. Además ya está desapareciendo‖ ―Si, te has decolorado mucho‖, Nick contesta. ―¿Cuando empezó?‖ ella pregunta, y suelta mis hombros. Me recuesto contra el pecho de Nick. Se siente sólido y bien. ―¿Puedes decirle?‖ Pregunto El envuelve un brazo a mí alrededor y le dice acerca de la extraña sensación que tenía. Le dice como Issie y yo sacamos a mi papá de la casa (y le regresamos) y también le conto sobre el otro duende. Ella escucha todo antes de decir nada y cuando lo hace, ella sacude la cabeza. ―Esto es malo.‖ Ella se gira hacia mí e Issie. ―No puedo creer que ustedes dos lo hicieran. No se puede confiar en los duendes‖ ―¿Así que no puedes confiar en mí?‖ le pregunto.
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―Tú no eres un duende. Eres humana.‖ Hace resonar su botiquín médico mientras le cierra. ―Bueno. Lo digo porque mi piel ya es de color azul‖. Mi estómago amenaza con eliminar a un agujero a través de mi piel y sale del cuerpo en señal de protesta. ―Zara...‖ la voz de Nick es una advertencia. ―Ella sólo está triste‖ dice Is. ―Es por qué está siendo toda insolente. O bien es el dolor y las medicinas‖ ―Ellos están alterando su estado de ánimo‖ Dev está de acuerdo. ―Yo no soy insolente. Estoy enojada porque nadie me está escuchando‖ Mis manos se han convertido en dos puños. ―¿Qué? Sólo porque no quieras creerlo, Nick, no significa que no sea cierto. Me acuerdo de cómo actuaste cuando te enteraste de quién era mi padre. Te recuerdo escapando. Sé cómo odias a los duendes y si soy un duende, obviamente, significa que tu…‖ Sus brazos llegan a mí, pero sus manos son dos puños. ―Zara ― ―Solo. No lo hagas. Di. Lo que sea.‖ Miro a todos ellos, doy un paso atrás. ―Si nadie dice nada. Este no es su problema. Este es mi problema. El mío. Soy el monstruo aquí. ‖ Betty empieza a reírse.‖Zara, piensa en lo que estas diciendo‖ ―Tu también lo crees. Excepto Is. No todos son malos, ¿de acuerdo?‖ Grito. Agarro el pomo de la puerta de salida de emergencia y la giro. Está cerrada. Quito el mecanismo de bloqueo en medio de la perilla. Mis dedos hurgan y tiemblan, pero finalmente lo logro. ―¿A dónde vas, cariño?‖ Issie pregunta. Ella se mueve un paso más cerca de mí. ―No‖ Doy un tirón abriendo la puerta. El frío entra precipitadamente ―Solo me estoy yendo ¿sí? Solo me estoy yendo‖ Salgo precipitadamente por la puerta, la cierro de golpe detrás de mí, y salgo corriendo del estacionamiento hacia el borde fangoso donde se
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encuentra el bosque. Antes de que la puerta se cierre oigo decir a mi abuela, ―Solo dejarla ir. Ella necesita estar sola. Siempre ha sido así desde que…‖ Y salgo huyendo, tropiezo debido al barro, que chapotea en mis jeans, pero sigo corriendo hacia los bosques. Huyo, pero la verdad es que, no tengo a donde ir.
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Once Traducido por Glad
Tip - Duende Los duendes susurran tu nombre y tratarán de que te pierdas—usualmente en el bosque. No los escuches. Ya que nunca más vas a regresar. En general, es mejor evitar el contacto con voces incorpóreas.
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engo la madurez emocional de un niño de dos años de edad. ¡Lo sé! Lo sé, pero ese conocimiento no me hace detenerme mientras trato de huir de mi abuela, mis amigos, la piedad en sus ojos y la mirada de Nick. Que soy capaz de leer. Así que corro lo mejor que puedo, a través de la espesa nieve y el barro. Mis pies me llevan lo suficientemente lejos, en el bosque. Tanto, que ya no oigo los autos. Ya no escucho nada. Ni siquiera el viento, que suele soplar a través de las altas ramas de los abetos y los pinos. Sus delgados troncos, pálidos y marrones, no crujen por el peso de la nieve y el hielo. Ningún ave canta. Ninguna ardilla gorjea ni chilla, ni hacen todos esos ruidos que las ardillas hacen. Nada. No hay ruido. Ninguno. Eso no es normal. Inhalo y exhalo. Solo puedo oler la vieja madera mojada de pino. Olfatofobia es el miedo de olores. Sin embargo, para mí, es el olor al miedo. Bromidrosifobia es el miedo al olor de uno mismo. Ya sabes, el olor corporal. Afortunadamente, no tengo esa fobia. No hay ningún nombre—de los que se—para el miedo a la falta de olor. Tampoco un nombre para la falta de sonido. El miedo a los sonidos es acusticofobia. ¿Por qué no hay ningún nombre para el miedo de la ausencia de las cosas? ¿Por qué hay ningún nombre para la falta de humanidad? Porque, ahora mismo, ese es mi miedo. Me preocupa estar perdiendo mi humanidad. He visto lo que ocurre después. Jay Dahlberg fue torturado y desangrado y mordido cuando le encontré en un dormitorio del segundo piso de la mansión de mi padre. Jay no recuerda nada de eso. Yo si. Recuerdo que su cuerpo
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temblaba y se sacudía mientras trataba de ayudarle a bajar el largo tramo de escaleras de mármol. Recuerdo el olor de su miedo que lo impregnaba todo. Los duendes le hicieron eso. Y al parecer, soy una de ellos. ¿Lo soy? Aparto las imágenes de mi cabeza y me detengo, me apoyo contra un árbol alrededor de media hora, tratando de entender porque escape, pero la verdad es que no hay mucho que entender: yo no quiero que mi rostro se vuelva azul. Mis huellas muestran el camino de regreso al estacionamiento, a la ambulancia, a la realidad. Camino, mirando fijamente mis huellas oscuras imprimidas en la nieve. Y es allí, cuando sucede: Arañas arrastrándose por mi piel. Y algo diferente: dolor. Me doblo en dos. Mi mano se presiona contra mi estómago. "Incluso tus gemidos son preciosos", dice una voz. Es de un hombre, profunda, ronca pero melodiosa, como un cantante de música country. Yo conozco esa voz. "No debería de sorprenderme‖. Los sentimientos se intensifican. Las impresiones de nieve van borrándose. Me apoyo contra un tronco del árbol para ayudarme a permanecer de pie. Mi garganta se cierra, casi atrapando mis palabras. ―Oh Dios, no tu otra vez". "Suenas asustada". Los árboles me rodean. La nieve va desapareciendo. Todo parece verde, marrón, gris y blanco. No hay lugar para mi voz. Le contesto con dificultad, "no estaría asustada, si no estuvieras escondido". ―¿Qué forma prefieres?‖ ¿Qué forma? Eso me toma un segundo. ¿Duende o humano? Eso es lo que significa. Me contoneo hacia el árbol. Mi mano resbala de los toscos bordes del tronco. "Humano" "Humano será". Sus manos me agarran, me estabilizan. Me alejo rápidamente de él, pero son sorprendentemente suaves. El no sonríe mientras veo su cara. Sólo está allí, dejándome mirarle. Él es alto con una frente ancha y oscura. Su pelo es corto y rubio. Sus ojos verdes lucen profundamente sabios bajo su frente. Sus labios son anchos y robustos como el resto de él. Sus
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manos tienen enormes nudillos como si fuera un boxeador y su trabajo fuera golpear paredes. Él luce igual a como lucia cuando me sacó del coche, pero más fuerte, más alto en cierta forma. Parecía completamente curado. Luce como de mi edad y se ve bien, como un chico cualquiera de la escuela secundaria, incluso los maestros lo amarían. Sacudo mi cabeza, y retrocedo un paso, poniéndome contra el árbol. "Eres el otro rey, ¿verdad?‖ ―En realidad, soy el rey, desde que tu padre ya no desempeña sus deberes". "¿Por qué piensas eso?" Logro decir. Buscando armas. ¿Una rama? ¿Podría romper una rama? ¿Pero en realidad necesito un arma? Él me había salvado. Trato de ganar tiempo, e intento pensar. "¿ya sabes quién soy?" Él suspira, pasa sus manos sobre su pelo, y cambia de tema. ―Hace frío aquí en Maine. Si tu padre se ha quedado con este territorio, significa que el debió de haber molestado a alguien‖. Él frunce la cara como si todo le desagradará. "Puedes irte de aquí", le sugiero. Miro a ambos lados. Me tomaría aproximadamente tres minutos correr de regreso al estacionamiento, ¿pero para qué? Él me atraparía. "Te atraparía," él dice. ―¿Leyendo pensamientos?‖ ―Adivinando‖. Mis dientes rechinan. ―¿Ves?‖ Él dice. ―A ti también, no te gusta este lugar. He investigado. Eres una chica sureña, ¿cierto? Charlestón. Soleado. Te gusta descansar en un caliente y soleado porche. Pero estas atrapada aquí, comiendo bagels26 de esta gente". ―Yo elegí estar aquí‖. Él eleva una ceja. Lenta y calculadoramente. Su voz parece coincidir con su gesto. ―No lo creo. Estás aquí porque tienes que estar. Igual que yo‖.
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Bagels: Panecillos
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Miro hacia sus ojos. Que parecen ser profundos y fascinantes. ¿Ya dije profundos? Sí, ya lo dije. Pero no es así. Parecen tirar de mi, como si fuera un terrible torbellino, como un Velcro o algo por el estilo, completamente cautivador como cuando ves que un descapotable en la carretera se volcó y hay bolsas con cadáveres, que no quieres mirar, pero sin embargo las miras. No puedes evitarlo. Espera. Detente Zara. ―¿Me dejaras ir?‖ Pregunto y muevo mi cabeza hacia las ambulancias y la estación. ―Por supuesto. No soy la clase de duende que hace que las personas se pierdan y luego las atrapa‖. ―MM-hmm. Ok. ¿No llamas por su nombre a las personas que se pierden en el bosque?‖ ―Eso es arcaico. ¿Realmente hicieron eso?‖ Su voz pierde su calidad hipnótica y parece sigilosamente curiosa. Él parece muy joven en comparación con mi padre, demasiado joven para ser un rey. Comienzo a andar. La nieve invade mis zapatillas. Mis pies están empapados, congelados. Él camina justo detrás de mí. Su aliento choca contra mi pelo, porque esta muy cerca a mí. Tanto, que estoy segura, que si me detengo—justo ahora—el se chocaría contra mí. ―Nada de secuestros, ¿verdad?‖ Le digo. ―Porque no quiero ser secuestrada‖. ―No secuestros‖. Él levanta su mano. Luciendo divertido. ―Promesa de duende‖. Bufo. "Promesa de duende. Vale. Para que lo sepas, ya he sido secuestrada antes. Sé todo acerca de las promesas de los duendes‖. Él sujeta mi hombro y me hace girarme, repentinamente, luce alarmantemente feroz. Me estremezco. Su boca se mueve fuerte y rápida con sus palabras. ―Sé que no has tenido buenas experiencias con nosotros, princesa, pero ten en cuenta que tu padre fue débil. Sus súbditos apenas pudieron controlarse. Se supone, que no deberíamos de reinar de esa manera‖. ―¿En serio?‖ Me alejo de él bruscamente. ―Lo siento, pero no me parecen confiables‖.
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Él me mira. Su voz se hace más profunda, y casi suena preocupada. ―Te estas poniendo azul. Apenas lo noté cuando te vi la primera vez, y no estaba del todo seguro, pero es muy claro ahora‖. El viento repentinamente sopla. Me tambaleo de nuevo, desfalleciendo. Estoy muy mareada. Sus brazos me cogen. ―¿Quieres que te lleve de regreso?‖. ―No‖, protesto, pero él no me escucha. Me carga. ―Dije que no‖. ―No puedes evitarlo‖. Él me jala en contra él como si no pesara nada. El mundo se mece de un lado hacia el otro, sin control, imprevistamente. ―¿Queee?‖ ―¿Qué te sucede?‖ Él termina. ―No es que sea algo positivo. Pero creo que estas reaccionando a mí. Mi presencia saca a relucir tu sangre duende, la evoca. No hay tantos medios-duende27 como tu, Zara. Y no solo es eso, sino que también eres descendiente de un rey. Tienes un antecedente‖. ―Yo no me vuelvo azul, cuando estoy cerca de mi padre‖. Me sobresalto. ―Eso es porque es tu padre. No es que-um-sientas atracción por él, no de esa manera‖. Él dice eso torpemente con ningún tipo de seguridad. ―Pienso que hay algo en mi sangre que evoca la tuya. Nos atraemos‖. Niego con la cabeza. ―No me siento atraída por ti. Yo amo a Nick‖. ―Nick‖, él murmura. ―El lobo—¿ese es su nombre?‖ ―No le hagas daño‖. Gimo debido al movimiento. ―Te matare si le lastimas‖. Él deja de caminar por un momento. ―Sólo haré lo que tenga que hacer, Zara‖. Permanece en silencio por un momento. Le dejo pensar. Un momento después él dice, ―Lo que importa ahora eres tú, tu piel. Tus ojos parecen desorbitados‖. ―¿Me estoy convirtiendo?‖ Susurro. ―¿Me estoy convirtiendo en algo como tú?‖ Él camina a grandes pasos a través del bosque, girando un poco cuando los árboles están demasiado cerca. Es fuerte y elegante. ―No. No lo creo. Tienes que ser besada. Y aun hueles como humana. Sin embargo no estoy del todo seguro. Intentaré averiguar‖. 27
N.T: Recordemos que Zara, es mitad humana, y mitad duende.
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Mi mente parpadea, y recuerdo cuando Ian intentó besarme. Él me había secuestrado, e intentó convertirme, para así poder derrotar mi padre, y tomar su poder. ―No vas a besarme‖, le digo, golpeando su pecho para darle énfasis. ―Promételo. Promete que no vas a besarme‖. Su boca se eleva y forma una sonrisa, media traviesa, sin mostrar sus dientes, arrugando su cara en algo que parece feliz, pero tampoco no tan triste. ―No puedo prometer eso, pero prometo no besarte a menos que tu no lo quieras‖. ―Eso nunca ocurrirá,‖ le digo, señalándole. ―Y no lastimes a Nick‖. ―Ok‖ Él se ríe y yo giro mi cabeza, mirando mis manos. Mis manos son casi totalmente azules. Parecen ser una propagación del material de mi chaqueta. Las presiono y agito. Y eso es lo último que veo: Mi piel azul, agitándose. Me despierto en el coche de Issie. La puerta trasera esta abierta, estoy en el suelo del asiento trasero. Mi mano pelea con uno de los viejos exámenes de francés de Issie, que esta doblado y embarrado, igual que el, que esta de pie, fuera del coche. El chico duende tiembla. Permanece simplemente fuera de la puerta. Posa su mano en mi brazo. ―No trates de levantarte aún. Te desmayaste. Creo que si permanezco cerca a ti, causo un shock en tu apariencia humana‖. Él me guiña el ojo como un completo idiota, como una especie de duende conquistador. ―No te lleve al interior, porque no estoy de humor para un baño de sangre. Creo que deberías de entrar cuando dejes de estar tan azul‖. Él extiende la mano y toca mi cara, solo con la punta de sus dedos en contra de mi mejilla. Tiemblo. ―También odio los autos. Todos nosotros lo hacemos‖. Él dice. ―¿Es por eso que estoy temblando?‖, insisto, sentándome derecha, meciendo mis piernas para salir afuera, e intentando no temblar. ―Imagino que debo de darte las gracias por traerme aquí y no convertirme, o comerme o cualquier otra cosa‖. Su cara se vuelve sombría. Su mandíbula se aprieta, así como sus puños. ―Esa no es la manera en la que jugaré‖ ―Jugar‖ Mi mano avanza lentamente a través de la tapicería del coche, golpeando de nuevo el viejo examen, rompiéndole un poco más. ―Yo no soy como los demás, en serio. No lo soy. No todos somos así‖
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―¿Cómo quién?‖ le pregunto. ―Como tu padre‖. ―Continuas diciendo eso‖ ―Porque tu aun no me crees‖. Su cara cambia de nuevo y puedo vislumbrar un tinte azul debajo de su piel. Agarro el examen, e intento suavizarlo un poco, para que no este tan arrugado y desgastado. Le doblo en cuadrados, deliberadamente, simplemente para tener algo que hacer con mis manos. Finalmente le digo, ―No entiendo lo que tratas de decirme‖ Sus manos presionan mis rodillas. Me hace recordar a uno de esos antiguos boxeadores, todo poder bajo la piel y sus palabras. ―Si habría querido matarte, ya estarías muerta‖. Elevo mi cabeza, y sujeto sus muñecas. El examen cae fuera del coche en un helado charco de lodo. ―No le hagas daño a nadie, ¿ok?. Incluso a mi padre, no lo dañes‖. ―No deberías de preocuparte por mí‖. Niego con la cabeza. ―¿Qué? ¿Qué quieres decir? Por supuesto que debo de preocuparme por ti". Él se mueve solo un poco y mis dedos se desprenden de sus muñecas. El se aleja, hombros rectos, luciendo diferente. Hay algo en el, parece comprensivo y preocupado. No lo sé. No le entiendo. ―¡Hey!, ¿tienes un nombre?‖ Le llamo. Mi voz es débil pero le detiene. Él da la vuelta. Esta vez él tiene una enorme sonrisa para mí, dientes perfectos son revelados, muy blancos. Su cara se transforma en algo bello, de la misma manera que Nick _ cambia de cara. ―Astley‖. Mis pies tocan el suelo, y repito lo que me ha dicho, ―¿Astley?‖ Él alza sus hombros y sonríe. ―No tenemos oportunidad de escoger nuestros propios nombres, desafortunadamente‖. ―¿Qué quiere decir? ¿Significa algo?‖
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―Estrella‖. Él se gira y desaparece en el bosque como si nunca hubiera estado aquí. ―¡Espera! ¿Puedes contarme sobre las valquirias?‖ Grito hacia él. Pero no hay respuesta. Me recuesto sobre la tapicería del coche y observo como mi piel gradualmente vuelve a ser normal, como si nada hubiera ocurrido. Casi. ―Nunca te besaré‖, susurro. ―nunca besare a nadie, excepto a Nick‖. Por supuesto, nadie me escucha.
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Doce Traducido por Carmen
Tip - Duende Los duendes no sólo comen polen y miel. Ni de cerca.
H
e tenido amigos que se quedaron en Charlestón quienes fueron completamente anuptafobicos28. Ustedes saben, aterrorizados, absolutamente cien por ciento aterrados, de no ser parte de una ‗pareja‘. Están tan asustados de terminar solos que son capaces de salir con alguien que tenga pulso o cualquier cosa que respire simplemente para asegurarse de no quedar solteros y solos. No los entendía. Quería abofetearlos pacíficamente y decirles que salir con el futbolista—que inhalaba pegamento con su madre y que también se acostaba con la chica de la banda que se saca las costras del codo—no es mejor que estar solo, especialmente cuando su aliento siempre, siempre olerá a salsa para ensalada de queso azul. Nunca he sido así. Pero ahora que he conocido a Nick, puedo comprender el miedo. El pensar que nunca podría besar a alguien otra vez, que nunca podría ser abrazada por unos sólidos brazos y aspirar el olor a jabón y sentir la fuerza y el olor a árboles, que nunca podría oír las palabras ―te amo‖ y tener a alguien verdadero, real. Tiemblo. Me apeo del auto de Issie. Mis pies encuentran lugares firmes para estar de pie pero aun así, me tambaleo un poco. Me estabilizo a mí misma y la suciedad se introduce en las puntas de mis dedos. El auto de Issie necesita un lavado. Me obligo a seguir y vuelvo sigilosamente hacia la estación. La puerta se abre repentinamente justo cuando estoy a punto de sujetar la manija. Nick me mira. No puedo descifrar su expresión facial del todo y odio eso. Sus pupilas parecen cambiar un poco–volviéndose más ovaladas–como un lobo. Su voz es ronca. ―¿Te encuentras bien?‖ ―Sí, gracias.‖ Trago saliva. ―Lo siento me comporte como la reina del drama‖. ―Está bien. Tú…tú…tú tienes mucho con que lidiar‖.
28
anuptafobia, miedo a quedarse soltero
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Él extiende su mano pero Issie lo empuja apartándolo, y se acerca furtivamente hacia mí, y dice con su monótona voz, ―Ella se avergüenza. Está bien avergonzarse, Zara, pero tus emociones son normales, perfectamente normales. Está bien estar afectada por esto, en serio, pero tienes que valorarte por tus rasgos positivos, no en las cosas espeluznantes de duendes‖. Únicamente la miro. ―Psicología 101‖ añade. ―Deberías de haberla tomado. Es una A asegurada.‖ Me da un empellón, y Dev sale afuera también y explica, ―Betty tuvo una llamada.‖ Es la primera vez que noto que la ambulancia falta. ―Oh‖ me las arreglaré. ―Bien.‖ Issie me conduce hacia el coche. ―Vamos a llevarte a tu casa. No te preocupes. Todavía te amamos. ¿Cierto Nick?‖ Nick pone nuevamente su brazo a mí alrededor y se detiene. Su voz es como un buen trozo de dolor. ―¿Zara?‖ Yo trago. Sus fosas nasales se mueven. Dev se acerca más. ―Mierda‖ ―¿Qué? ¿Qué sucede?‖ Issie pregunta. ―Ella huele‖ Nick dice. Está congelado, sin saber si acercarse o retroceder. Issie todavía no lo entiende. ―Duh. Todos olemos. A eso se le llama feromonas o perfume.‖ Ella huele mi cabello. ―Zara huele a Acondicionador de Almendra y Miel con una pequeña mezcla de la loción diaria para el cuerpo—de mango. ¿Estoy en lo correcto?‖ Apenas logré asentir con la cabeza. ―Issie, ella huele a duende,‖ le explica Dev. ―¡Oh!‖ exclama Issie. Me sujeta firmemente aun más cerca, que es, el porque amo a Issie. ―Oh. ¿Eso quiere decir que ella se está convirtiendo?‖
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Nick no quiere mirarla. Esos ojos dorados se estrellan en mí. ―Ella huele como al hombre del bosque.‖ ―¡Zara! ¿Qué está mal contigo?‖ Devyn pregunta. ―¿Estas saliendo con duendes?‖ Sus palabras me pegan en mi intestino como balas, como el puño de un torturador. Pero él no es un torturador. Es simplemente Dev, y soy yo la que esta ocultando información. Soy yo. No él. ―No‖ respondo, ―¿Y por qué ustedes nunca olieron a Ian o Megan? Eran duendes.‖ Nick me relumbra. ―¿Qué?‖ le pregunto. ―Porque no sabia a qué olían para entonces‖ Nick explica. Da un suspiro. Es obvio que está tratando de tranquilizarse a sí mismo. ―Ahora lo sé. Huelen a jabón Dove.‖ ―El problema.‖ Dice Devyn, ―es que una buena cantidad de no duendes usan jabón Dove. El olor no es una apuesta segura. Es ridículo, en verdad. El jabón Dove.‖ Amablemente me aparto a mi misma de Issie y abro la puerta lateral del pasajero. ―Porque no nos protegemos del frio y te contaré lo que pasó, ¿Ok?‖ Los ojos de Dev y Nick se encuentran. Ojalá supiera lo que están pensando, pero finalmente Nick asiente con la cabeza y al menos su mano confía en mí lo suficiente como para cepillar el pelo lejos de mi cara. ―Vale.‖ Nick acelera tan rápidamente que los árboles son una mancha borrosa para nosotros y les digo lo que me sucedió con Astley. ―¿Astley? Eso significa ‗estrella‘‖ Devyn anuncia desde el asiento delantero. ―¿Cómo sabes eso?‖ Issie se inclina hacia adelante, entonces recapacita y retrocede. ―Él es un genio. Devyn, mi hombre, eres un genio‖ indica Nick. Se le acerca y alborota el cabello rizado de Dev. Ese es el primer indicio que Nick no va a explotar. ―No soy un genio. Sólo retengo cosas, en su mayor parte cosas inútiles,‖ Dev dice, pero él sonríe y no se molesta en arreglarse el cabello.
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―Entonces, ¿qué crees que signifique todo esto?‖ Nick pregunta mientras jala bruscamente al coche rodeando una curva muy cerrada. Is y yo nos bamboleamos en el asiento trasero. ―¿Yo? no lo sé‖ responde Dev. ―Bien, él es el padre de Zara, el rey del que se habló,‖ le explica Issie, intentando no golpearse, mientras se sujeta del respaldar. ―Polvo de oro. Sentimientos arácnidos‖ ―¿Me pregunto por qué es tan insistente en que él no se parece al padre de Zara?‖ Devyn pregunta. Sus palabras salen despacio. ―¿Saben? ¿Por qué él así… no les parece como que él estaba tratando de decir algo pero sin decirlo? ¿No nos has dicho todo, Zara?‖ Él voltea y nuestras miradas se encuentran. Estoy molesta. ―Por supuesto que te dije todo.‖ ―¡Bien, bien! Excepto que tú e Is no nos dijeron lo de la pequeña excursión con tu papá‖ respondió sarcásticamente. Issie se repliega en si misma. Nick bufa. ―¿Qué hay a continuación?‖ ―Cállate.‖ Dev golpea a Nick en el brazo. ―Saque sobresaliente en mi SAT de Lectura Crítica. No hay nada que me haga sentir humillado.‖ ―Siéntete orgulloso, Hombre de Agudeza Lingüística,‖ Son alegrías falsas. Sus palabras caen en la vacuidad. ―¿Hombre de Agudeza Lingüística?‖ repetí, intentando hacerlo mejor. ―Oh, es…‖ Devyn desvió su mirada hacia ella. ―Puede ser tu nombre de superhéroe‖ replico. Condujimos en un silencio embarazoso. La tensión de Issie era bastante densa. Sé que es difícil para ella estar en el coche con Devyn porque quiere que él la invite al baile y se siente extraña por toda la situación con Cassidy. Pasamos los árboles y los camiones de tala forestal. Subimos colinas y rodeamos curvas y en ese momento Nick da un frenazo. Mi cabeza rebota en el reposacabezas. ―¿Qué es eso?‖ Issie grita. ―Santa…‖ Nick salta fuera del coche. Él contempla el cielo. Nos apeamos del coche también. Estiro mi cuello y levanto mi cabeza. Hay algún tipo de
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vuelo gracioso en lo alto. Se parece a dos figuras moviéndose juntas, con gigantescas alas. ―Es la valquiria‖ susurro. ―Ella tiene a alguien.‖ Permanecemos ahí, con la mirada fija por un segundo y luego exclamo, ―¿Devyn? ¿Puedes cambiar?‖ Él asiente con la cabeza.‖Creo que sí.‖ ―Bien, inténtalo. Síguela. Ve adónde se dirige‖ le pido. Devyn se agacha súbitamente. Issie viene a mi lado del coche y Devyn comienza a lanzar su ropa sobre este. No tarda y se convierte en un pájaro. Él levanta vuelo, una súper águila grande que se desliza sobre sus alas aleteando enérgica y fuertemente en el blanco y frio cielo. Las nubes son altas y parecen anunciar tormenta. ―¡Mantente a salvo!‖ le grita Issie. ―¡No salgas herido, Hombre de Agudeza Lingüística!‖ Él sólo se eleva y se aleja. Issie se apoya en mí y la empujo rápidamente hacia el coche. Nick coge las ropas de Devyn y entra también. Subimos la calefacción y esperamos. Ninguno de nosotros habla de nada; Nada acerca de duendes o bailes, nada acerca del amor o la prueba de ciencia o de pieles azules. Afortunadamente, no pasa mucho tiempo antes de que Devyn este de regreso. Él se vuelve humano a un lado del coche, se viste, y se estremece de frio. Manteniendo sus manos en los ductos de calefacción, nos cuenta lo que vio: Una mujer con alas de cisne. Sujetando a un duende femenino en sus brazos. ―La perdí. Ella entró en las nubes y luego desapareció.‖ Pasa una mano temblorosa sobre su cabeza. ―No puedo creer que la perdí.‖ Devyn y Nick teorizan diciendo que es bueno que la valquiria está aquí porque si ella esta atrapando duendes, entonces habrá menos duendes con los que debemos tratar. Piensan que podría ser el porqué no hemos visto tantos en la última semana. ¿Y yo? La he visto de cerca, y no estoy tan segura.
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Trece Traducido por Carlos
Tip - Duende Los duendes son más fuertes en la noche. Quédate dentro. La noche no es el momento adecuado para cazar duendes.
―
Sencillamente es la cosa más friki que jamás he visto,‖ dice Issie.
Estamos de regreso en mi casa y les muestro el libro que encontré escaleras arriba y lo que mi padre escribió en ellos. ―¿Leave Risk Sixty? ¿Baa Ebbed Fly Tight Vigor Trolls?29 Esas no son las mejores pistas,‖ Nick dice juguetonamente. ―Lo siento, nena.‖ Lo atizo directamente por encima de la trabilla del cinturón y paso el libro a Devyn. ―Creo que son anagramas.‖ Devyn lo toma. ―Probablemente estás en lo correcto. Déjame pensar. Lo único que puedo sacar de la parte superior de mi cabeza es A Evil Sexy Skirt, lo cual no es gramaticalmente correcto. Debería ser: An Evil Sexy Skirt.30‖ ―Hay un servidor de anagramas en la Red,‖ dice Issie, abriendo la laptop de Betty. ―Veamos lo que obtenemos.‖ Ella llega al sitio y teclea adentro: ―Leave Risk Sixty.‖ Hay 14,683 resultados. Todos nosotros nos apretujamos alrededor de la laptop mientras ella empieza a leerlos en voz alta. “Relatives XI Sky. Relative Xis Sky. Relative Six Sky. Relaxes Skit Ivy. Relaxes Kits Ivy. Leaver Ski Sixty. Reveal Ski Sixty…”31 ―Esto no está funcionando,‖ Nick gruñe. Él comienza a alejarse, pero toco su brazo y él exhala lentamente. Es casi como domar a un caballo.
29
No están traducidos porque son anagramas y necesito las letras de cada una después.// Traducción: ¿Deja el riesgo sesenta?¿La bala decaída vuela con el vigor apremiante de los troles? 30 Traducción: Una Mala Falda Sexy. 31 Traducción: Parientes Cielo XI. Parientes del Cielo XI. Parientes Seis Cielo. Desahogar Chiste de Ivy. Desahogar Equipos de Ivy. Dejar Chiste Sesenta. Revelar Chiste Sesenta.
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Devyn está de acuerdo. ―Hay también demasiados resultados. Y no los muestra todos, sólo los primeros cien. No hay manera de acceder a los otros.‖ ―No nos rendiremos. Podría no tener nada que ver con algo, pero podría ser importante.‖ digo. ―Leave Risk Sixty. Eso tiene todas las letras de Valkyrie, (Valquiria) ¿no? Issie, abre un documento en blanco.‖ Ella lo hace. La hago escribir: Leave Risk Sixty Luego tachamos las letras en: ―Valkyrie.‖ Leave Risk Sixty ―Entonces eso deja –oh, exist, (existe)‖ Devyn dice. Sus labios hacen este extraño tipo de medio ruido de frambuesa. ―Las valquirias existen. Eso no es tan útil.‖ ―Basura.‖ Mis esperanzas parecen quedarse en nada. Nick aprieta mi mano. ―No. Todavía queda el otro. No te rindas.‖ No nos rendimos, pero no llegamos a ningún lado tampoco. Eventualmente Devyn va a casa para investigar y darle a sus padres mi sangre. Nick sale patrullando con Is de respaldo. En vez de ovillarme con un espejo y doblarme toda fetal, escribo cartas a Georgia Board of Pardons and Parole32, enviando mails con información adelantada, deseo poder hacer más por los derechos humanos. En la parte trasera de mi cabeza están estas preocupaciones tronando alrededor, estáticas, insistentes: ¿qué resultado tendrá la prueba de sangre?, ¿por qué el chico duende en el bosque fue bueno conmigo?, ¿qué hará Nick y Devyn si soy duende ahora porque, seamos realistas, son bastante intolerantes en contra de los duendes, y viendo lo que he visto, realmente no los puedo culpar?. ―No pienses,‖ me ordeno a mí misma. ―Has pensado en esto una y otra vez. Es auto-indulgente. Simplemente investiga.‖ Así que esto es lo que estoy haciendo, estrujada con la laptop de mi Abue buscando en google ‗cómo no volverse duende‘, cuando mi abuela se pavonea a través de la puerta, toda con uniforme, toda alta, valiente y audaz –toda diferente a mí.
32
La Junta Estatal de Perdones y Libertad Condicional es una parte de la rama ejecutiva del gobierno de Georgia, autorizada para conceder una palabra de honor, perdones, indultos, condonaciones, conmutaciones y para restaurar los derechos políticos y civiles. En servicio continuo desde su creación por la ley constitucional en 1943, el Consejo de Georgia es uno de los más experimentados de USA, con innovadoras y respetadas autoridades del parlamento.
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―Hey,‖ dice, pateando la puerta cerrándola detrás de ella. ―¿Aún malhumorada?, ¿Aún…Cuál es la palabra? ¿Emo?‖ ―Emo es una palabra despectiva.‖ Cierro la laptop, dirigiendo mi mano a través de la fría, blanca superficie. Ella se ríe. ―¿Por qué? ¿Porque es una abreviatura para emocional? Nada hay de malo con ser emocional. Hay muchas buenas emociones allí afuera, tú lo sabes.‖ El teléfono timbra. Abue lo agarra. ―¿Hola?‖ Espero. Las imágenes de Astley destellan en mi cabeza. Las saco a la fuerza pensando en Charlestón, delfines rompiendo la superficie del agua, aire caliente, flores. ―No. Acabo de llegar a casa, Josie. ¿Qué pasa?‖ Abue pregunta. Enchufo el cordón de corriente para recargar la laptop y luego encuentro a mi abuela, quien se ha metido en la cocina, todavía hablando por teléfono. ―Voy a tomar una ducha,‖ susurro. ―Tengo una cita esta noche con un hombre lobo que odia a los duendes. Tengo que oler a humana.‖ Ella hace un falso, exagerado olfateo y luego una sobreactuada mímica de grosería. ―Linda,‖ me recupero. ―Eres una abuela tan linda.‖ Ella agita las manos escaleras arriba. Despidiéndose.
Mi teléfono celular timbra cuando estoy en la ducha y desde que soy una esclava total a la tecnología, lo contesto. ―¿Zara?‖ ―Hey, Nick.‖ ―¿Qué estás haciendo?‖ Mi brazo bueno chorrea agua golpeando encima de la pequeña alfombra que está justo en frente del inodoro. Ahondando el color. ―Um..‖ ―¿Estás tomando una ducha?‖
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―Sí.‖ Él no dice nada. Yo no digo nada. Su aliento es tan fuerte que lo puedo oír sobre el agua. Estoy desnuda. Él sabe que estoy desnuda. Esto me vuelve loca. Veo las toallas y finalmente digo, ―Ya no estoy azul.‖ ―¿Eso es porque estás roja?‖ ―¿Huh? ¿Cómo sabes que estoy roja?‖ ―Porque te estás ruborizando.‖ Él se ríe. El agua salpica caliente contra mi tobillo, el cual está todavía bajo el chorro de ésta. Él no dice nada. Yo no digo nada. Estoy desperdiciando el agua. No me importa. Mal Zara. Mala seudo-ecologista, mala seudo-humana Zara. ―No estás realmente de pie en la ducha con el teléfono celular, ¿lo estás?, porque eso es peligroso.‖ Él carraspea. Presiono mis labios juntos por un segundo y arruino el ambiente. ―No confías en mí del todo, ¿cierto?‖ ―Lo hago,‖ él contesta demasiado rápido. ―Sip. Ah-hah. Correcto.‖ Aunque la ducha está haciendo tanto ruido puedo oír su aliento salir rápidamente, exasperado. El desagüe succiona el agua hacia abajo. ―Sabes,‖ él dice. ―Realmente, impresionantemente, asombrosamente te amo.‖ ―Dice las cosas de un novio perfecto.‖ Me salgo de la ducha, agarro una toalla. Él se ríe. ―Digo las cosas de un novio perfecto, pero ¿qué hay de lo que hago? Digo, siempre te estás quejando de las completas cosas machistas del perro alfa.‖ ―Bueno, sí, está eso y tu completo amor secreto por los snausages33.‖ ―Prometiste que nunca mencionarías eso‖ dice todo molesto en burla. 33
Comida para perros que vende una compañía norteamericana. Esta misma compañía fueron los creadores de las Scoobygalletas.
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―No, prometí nunca mencionar el asunto completo de la boca de incendios34.‖ ―¡Zara!‖ Él sufre una crisis nerviosa. ―O el ladrido hacia la aspiradora.‖ ―No vayas hacia allá,‖ él advierte, pero aún está riéndose fuertemente. ―A pesar de tu naturaleza vil aún tenemos una cita esta noche. Y todavía vas a ese baile conmigo‖. Lo imagino sujetando con fuerza su caliente estómago mientras se ríe. Cierro mis ojos. ―¿Piensas que puedes obligar a Dev pedírselo a Issie, también?‖ ―Lo intentaré.‖ ―Estupendo.‖
Nick me recoge más tarde. Ni siquiera golpea la puerta, simplemente entra directo como si viviera aquí o algo así, lo cual prácticamente él hace. ―Estoy secuestrando a su nieta,‖ él grita hacia Betty. Ella está en la cocina limpiando los platos de la cena. Deje el oficio de lavar los platos por todo el asunto del brazo herido. ¡Puntuación! ―Bien. Secuéstrala un rato. Está sobre mi computadora tan malditamente mucho que sus dedos están enroscados en estado perpetuo de tecleo.‖ Ella da un paso en la sala de estar, sonríe, limpia sus manos en un brillante paño amarillo de secar platos. ―Diviértanse. No estén de regreso muy tarde.‖ Atravieso rápidamente el cuarto y beso su mejilla. Ella palmea la mía y dice, ―Eres un caramelo.‖ Nick atraviesa la sala de estar y hace lo mismo, dándole a ella un gran beso excesivamente exagerado. La agarra hacia arriba en este gran abrazo lobuno y la hace girar alrededor. ―Y tú eres simplemente fresco, 35‖ ella se ríe, aplastándolo con el paño de secar platos. ―Ahora márchense.‖
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La boca de incendios es esa especie de bomba roja que los bomberos usan para colocar las mangueras de incendio y sustraer de allí el agua. Aquí es donde los perros, ya saben, hacen sus “necesidades” xD 35 En el original, you are just fresh, es un juego de palabras, que también quiere decir: eres simplemente insolente.
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Saltamos al MINI Cooper de Nick, el cual huele débilmente a perro. Trato de colocar mi hebilla y mi mano está tan fría que realmente no la puedo cerrar. Además, todo el asunto de la muñeca herida lo hace difícil. Nick llega y lo hace por mí. Sus dedos tocan mis dedos. Todos mis órganos internos se arremolinan, se derriten y hormiguean. Sus labios son bellos. Estoy mirando… estoy mirando hacia sus labios. Debería besarlo. Me inclino arriba y hacia adentro. Sus labios se abren un poquito. El mundo entero se va. Es simplemente su boca y mi boca. Su mano va a la parte más baja de mi espalda. Está fuertemente allí, sólido. Muevo mi cuerpo hacia él. ―¿Dónde están tus mitones36?‖ murmura. Su aliento golpea mis labios. Murmuro de regreso, ―Olvídalos.‖ ―¿Quieres que vaya por ellos?‖ Sacudo mi cabeza pero él salta fuera del MINI de cualquier manera. ―Un segundo.‖ ―¡Nick!‖ ―No dedos congelados para mi novia.‖ Él sonríe abiertamente y corre a la casa, salta arriba de las escaleras, y desaparece. Me instalo, descanso mi espalda contra la fría tapicería del Cooper y cierro mis ojos por un segundo. Ha sido una par de semanas duras. Secuestré a mi papá; Accidentalmente salvé a un duende; Mi coche estalló; Mi piel cambió de color; Sin mencionar que tengo una prueba de Español, un merecido proyecto de arte y no tengo nada que vestir para el baile excepto camisetas y el baile es semi-formal. Soplo sobre mis manos y me estremezco porque… ¿Por qué este sentimiento? ¿Hormigueo arácnido? Estoy sintiéndole de nuevo. Es como si centenares de arañas hormiguean-desagradablemente sobre mí. Algo grita. No es completamente animal, no es completamente humano. Definitivamente no es un buen ruido. Es un ruido de dolor. No está terriblemente cerca. Sujeto la agarradera de la puerta, aferro el frío metal en mis dedos, escucho… Nada. ―¿Astley?‖ Susurro dentro de la oscuridad. No hay respuesta. La puerta a la casa se abre y Nick regresa rápidamente al MINI. Espero que cosas salten fuera de la oscuridad y lo muerdan. Espero miedo, sangre y pelea.
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Especie de guante de punto, que solo cubre desde la muñeca inclusive hasta la mitad del pulgar y el nacimiento de los demás dedos.
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Nada ocurre. Él cierra de golpe la puerta, sonríe, y me da mis mullidos mitones azul pálido, mis favoritos. ―Allí. Mucho mejor.‖ Él se inclina y besa mi nariz, presiona el botón de arranque, y pone en marcha el calentador. El motor no está calentado lo suficiente aún así solo está realmente soplando aire medio-frío. Está solo reciclando aire frío vagando hacia atrás y adelante desde el motor hacia la cabina, hacia nosotros y hacia afuera, vagando. ―¿Zara? ¿Estás bien?‖ Él pregunta. Empujo mis manos en mis mitones, siento el calor, trato de volverme alguien normal, no alguna cosa hibrida. ―Sí.‖ Él yergue su cabeza un poco, me mira. ―¿Estás segura?‖ ―Estoy segura‖ ―¿Ningún sentido arácnido?‖ ―Uno pequeño tal vez.‖ Agarro su mano en mi mitón. ―Creí escuchar un grito.‖ Se yergue de golpe y sale del coche otra vez. Esta vez salgo disparada detrás de él. Yergue su cabeza, escuchando. ―No escucho nada,‖ dice finalmente. Los bosques son tan oscuros. Una niebla entra arrastrándose, escondiendo todo en neblina, escondiendo secretos. Tiro de su brazo. ―Probablemente lo imaginé. Regresemos al coche.‖ Trepamos de regreso adentro y ambos tomamos un aliento. Nick se inclina otra vez y susurra en mi oreja. ―Te amo.‖ Digo eso de regreso y es la verdad más grande que conozco. ―Te amo, también.‖ Él sonríe súper ampliamente. ―¿De verdad?‖ ―De verdad.‖
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Catorce Traducido por Glad
Tip - Duende Los duendes no necesitan una invitación para aparecerse en lugares públicos como boleras o cafeterías. Estar en público no te mantendrá a salvo.
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ratamos de mantenernos del todo dentro del coche y tratamos de no pensar en el azul duende o de mujeres llevando gente, mientras vuela por los cielos. Sólo pienso en mi mano tocando su mano. Pienso en cómo amar a alguien puede hacer a tu corazón sentirse como una especie de helado brownie, caliente, pegajosa, dulce, y buena. El sube por la colina hacia el Este y se estaciona. ―¿Un boliche?‖ le digo. Él asiente. ―¿Estas llevándome a jugar bolos?‖ Él asiente otra vez y una sonrisa mentecata se propaga a través de su cara. ―A veces eres una diva‖. ―No soy una diva. Tengo un esguince en mi muñeca y una monstruosa magulladura en todo mi pecho‖. Suelto su mano. ―Sep. Yo creo que piensas, que eres demasiado buena para una fecha de Downeast Maine37‖. ―No creo que soy demasiado buena para un campeonato de bolos en Maine o cualquier otra parte, muchas gracias‖, le digo, tratando de abrir bruscamente la puerta. El aire frío entra en una ráfaga. Retrocedo de un salto, cierro la puerta, y me encuentro con él en la parte frontal del MINI "Creo que el campeonato de bolos es ummmm…". Él presiona el botón del llavero. ―Yo puedo hacer de esto algo romántico‖. Bufo y sujeto su mano. Nuestros dedos se entrelazan otra vez y me siento atrapada, conectada, mejor. Esa es una parte de la verdad. Porque aun siento 37
Downeast Maine: Campeonato de bolos en Maine.
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que todo es peligroso, y que podríamos ser atacados de un momento al otro, por alguna mujer guerrera que podría bajar en picada desde el oscuro cielo y podría llevarnos lejos. Caminamos por el estacionamiento. Intento no pisar los parches de hielo, y zigzagueo a su alrededor, si bien sé que si me caigo Nick me atrapará. Hay un letrero de luces de neón señalando la cancha de boliche. Está increíblemente mal hecho y luce del tipo retro. Él me empuja hacia las puertas de vidrio y agarra el mango metal. Toco su brazo. ―¿Nick?‖ ―Si‖ ―En serio, yo nunca he…umm…jugado boliche antes‖. ―¿Y?‖ ―Así que, bueno yo probablemente sea malísima. Además, tu sabes, tengo la muñeca desguinzada". Trato de probar mi punto. Él se inclina y besa mi frente. ―Yo te ayudare. Sera entretenido‖. ―Odio ser malísima en las cosas‖. ―Eso es bueno para ti. Te mantiene siendo humilde‖. ―Si, claro. Eso lo dice alguien quien no es malo en nada‖. Él abre bruscamente la puerta de metal. ―No es cierto‖. Le contesto, mientras entro en el lugar. ―Es completamente verdad. Nombra algo en lo que seas malísimo‖ ―Estando tranquilo. Por no ser condescendiente‖. ―Bueno, al menos estas consciente de eso, ¿verdad?‖ Riéndome, doy un paso dentro de la cancha de boliche. Issie y Devyn y una montón de personas de la escuela están allí, ya. Issie alquilando los zapatos en un largo mostrador. Cassidy ya esta jugando los bolos. Una bola de discoteca cuelga del techo. Las luces alternantes brillan intermitentemente a través de todo el campo y la música de retro de los años ochenta se escucha a alto volumen. ―¿Qué te parece?‖ Nick susurra. ―¡Me encanta!‖
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Y el ‗encanto‘ no dura mucho tiempo, porque—está bien—afrontémoslo. Jugar a los bolos es malo. ―He desarrollado una fobia a los boliches‖, le digo a Issie antes de ir a mi siguiente turno. Si, hay un nombre para el miedo al dolor intestinal (defecaloesiophia), y creo que también debería de haber una palabra para el miedo a jugar bolos. Jugar a los bolos es definitivamente una fobia digna. Sujeto la bola en mí mano. Afortunadamente, esta hecha de pìno liviano, y es una clase de mini-bola que suelen usar en New England. Y eso le hace más ligera y otras cosas. Trato de pensar en la física, la alineación y todo eso, lo cuál Dev me repitió sin parar durante mi curso intensivo. Eso no me ayuda. La molesta mini-bola de color oscuro se sale completamente del curso, hacia la izquierda mientras va haciendo sonidos metálicos todo el tiempo. ―¿Por qué no hace lo que se supone que debe de hacer?‖ Grito mientras me giro. Nick empieza a reírse, doblándose en dos. La mano Dev cubre su boca y sus hombros se agitan, mientras ambos tratan no reír histéricamente. Issie los señala. ―No se rían‖. ―Esa cosa no permanece en el carril‖, digo. Asegurándome que el pestillo de mi tobillera este asegurado. Me aterroriza perderlo. ―Tienes que lanzar directamente‖, me dice Nick. Se pone de pie y agarra una pelota cualquiera, del deposito. Una bola de boliche tumba todos los pinos, en otro carril. Cassidy grita, ―¡Chuza!‖ ―¡Buen trabajo, Cassidy!‖ Devyn grita. Issie comienza a tratar de atar sus zapatos, moviendo lentamente sus cordones. ―Ok. Primero, cuando lances la pelota con tu mano derecha tienes que poner tu pie izquierdo al frente. Y en sentido contrario, si eres zurda‖, dice Nick. Él pone la bola en mi mano. Nuestros dedos se tocan. Algo eléctrico pasa entre ellos. Inhalo por la nariz. Él huele tan bien, como árboles, menta y pastel. ―Uh-huh‖. Más pinos caen. Más bolas truenan por las vías de madera. Él toma mi brazo bueno y lo mece a cámara lenta. ―Tienes que conservar tu muñeca y tu palma rígidas, no las dobles‖.
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Los dedos de Nick rozan constantemente contra mi piel. El calor estremece mis tendones y ligamentos. Intento no temblar. ―Las bolas no comen, Zara‖, dice Dev. Él tiene una bola en su regazo, pacientemente esperando su turno, pero, obviamente pensando que soy una completa tonta. ―No son bolas enormes‖. Issie comienza a bufar. ―Son enormes‖. Bufo también. Dev gime. ―Ustedes dos, no parecen chicas maduras‖. ―Ok, intentémoslo, te ayudare‖ Nick dice. Él esta justo detrás de mí, meciendo mi brazo por mí. Estoy tan enfocada en el calor que emana de él que estoy a punto de girarme y abrazarle. Luego recuerdo. Suelta la bola. Suéltala. Y la suelto, pero muy tarde. La pelota se mueve pesadamente a través del aire y hace algunos ruidos secos en su recorrido. Chasquea. La gente me mira. ―¡Tu!, ¡ya no hagas lanzamientos!, puedes dañar el piso‖ el asistente de bolos, grita detrás del mostrador. Escondo mi cara detrás de mis manos y corro hacia Issie. ―¿Tumbe alguno, por lo menos?‖ ―No cariño. Lo siento‖. ―Creo que es tu turno‖, Nick le dice a Dev. ―Ella ya no hará lanzamientos‖ ―Ella no es buena para los bolos", Dev está de acuerdo. ―La trayectoria lo es todo‖. Me dejo caer en un asiento y cruzo mis brazos sobre mi pecho. ―Muy bien. Es agradable escuchar vuestras opiniones, cuando aun estoy tratando de recuperarme. Estoy lesionada. ¿Recuerdan?‖ Dev se sonroja. ―Lo siento, Zara‖. Le doy un par de golpes amistosos en el brazo. ―Solo estoy bromeando‖. ―¿Sabes lo que me gusta de los dioses escandinavos?‖ Él pregunta al azar. ―Me gusta ese tipo, Odin quien era el Dios principal y no es porque el era el más sexi o más fuerte. El era el más sabio, y con mejor magia‖. ―¿Y eso que tiene que ver con los bolos?‖ Pregunto mientras Issie consigue una bola sórdida fantástica.
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―Porque en el gran esquema de las cosas_lo físico, no siempre domina", Devyn dice. ―Estar en esta silla de ruedas, me ayudo a comprender eso. Prefiero perder mis piernas a mi cerebro. No me mal interpreten. Estoy feliz de que estén de regreso, de nuevo‖ Devyn esta en lo correcto. No importa si soy una mala jugadora de bolos. No debería de sentirme triste por haber lanzado diez bolas a la canaleta, ya que sinceramente, Issie era peor que yo. ―¡Once!‖, ella grita. ―Once lanzamientos a la canaleta‖ ―Esto es tan normal‖, murmuro al oído de Nick. ―Es maravillosamente normal‖
A mitad de la noche, me dirijo hacia el cuarto de baño de chicas a solas, lo cual es muy valiente de mi parte, aparentemente. Cassidy está allí lavándose las manos en el fregadero azul. ―¿Zara? ¡Hey!‖ ―Hola, Cassidy‖. Intento ser simpática porque en realidad no tengo ninguna razón para odiarla. Solo que, ella es una amenaza para el posible amor de Is y Devyn. Ella entrecierra sus ojos hacia mí un par de veces, cierra el agua, y dice, ―¿Todo bien con Nick?‖ ―Sí. ¿Por qué?‖ Pregunto mientras ella comienza a menear sus manos en el aire para secarlas. Ella tropieza en torno a sus palabras. ―Si…solo que…los vi hoy en la escuela. ¿Algo ocurrió en el almuerzo?‖ ―Todo esta bien‖, le digo. ―Honestamente ustedes son una linda pareja‖. Asiento. Tengo que orinar pero espero que ella diga más. ―¡Tu eres!‖ Ella dice, rascando su cuello. ―¡Tienes suerte! No me mires de esa manera. Sé que te mudaste desde Charleston y todo, pero…este…no se como decirlo…tu e Issie son así‖. Ella junta dos de sus dedos.
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Asiento y trato de responderle enfáticamente, ―Ella es mi mejor amiga‖. ―Además, junto a Dev_ustedes son una pandilla de cuatro‖. Ella sigue hablando. ―Y eso me pone celosa, ¿sabes? Tu tienes a Nick, y el obviamente te tiene a ti. Él siempre esta mirándote y sonriéndote. Es como un guardaespaldas―. Agarro la manija de la puerta y miro fuera de la diminuta ventana que esta en el lado contrario del cuarto. Es simplemente un rectángulo oscuro. Un guardaespaldas. ¿Es que por qué me ama? ¿Por qué alguien puede protegerme, entonces? ―Y eres inteligente, pero no como una nerd. Eres una excelente corredora‖. Cassidy termina de echarse su brillo para los labios, se relame los labios, y lanza el tubo en la parte trasera de su bolso, el cual parece una imitación del de Kate Spade. ―Lo que sea, tal vez todo lo que te estoy diciendo son tonterías, pero es como si tu vida ya ha comenzado y el resto de nosotros solo estamos esperando, Tu sabes ¿Esperando a salir de aquí o algo por el estilo? ¿Encontrar a alguien? ¿Algo? Ser algo‖. No tengo idea alguna de si ella me esta hablando de su gusto por Devyn o de algo en general. Supongo que tarde demasiado tiempo en contestarle, ya que ella solo sonríe, y niega con la cabeza. ―Obviamente soy un idiota. Necesito una vida‖. Toco su brazo con mi mano libre. ―Tienes una vida, Cassidy‖. ―Sí, claro‖. Ella bufa. ―Tengo la impresión, de que la mitad del tiempo, escondo quien soy‖ ―Se a lo que te refieres‖ ―¿En serio?‖ Estira sus largos brazos por encima de su cabeza. Me recuerda a un gato despertándose. ―Devyn es una de las pocas personas que realmente—me entiende. Ya sabes, porque somos solitarios‖. ―¿Qué _ solitarios?‖ ―Las personas no suelen comprendernos‖. ―Pues bien, tu podrías…pues…abrirte a los demás‖. Por un segundo me pregunto si ella es un duende, pero sabía que Devyn y Nick ya la hubieran sentido. Y después, me pregunto si ella es gay. O no lo se, a lo mejor esta es una especie de talk show, y soy la única que no sabe que decir. ―¿Es algo serio? ¿Algo con lo que necesites ayuda?‖ ―Oh, Zara. Eres es tan dulce. Estoy completamente segura que no necesito ayuda. Estoy bien‖. Ella mira mi mano, que aun esta sujetando la
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manija de la puerta. ―Oh, wow. Aun no has ido a orinar. Lo siento mucho. Cuida de Nick, ¿Ok?‖ Ella sale por la puerta rápidamente, antes de que pueda responderle. Así es que hago lo que debo de hacer en el baño, y después me lavo las manos. Enciendo el agua y golpeo ruidosamente el dispensador de jabón para lograr que funcione. Le presiono de nuevo. Una pequeña llovizna de jabón líquido de rosado rosa se filtra. ―Hermoso‖. El jabón huele a vómito. Mi piel tiembla, casi puedo sentir a las arañas recorriéndola. La froto y pongo mi mano debajo del agua. Es allí, cuando levanto mi mirada y me veo en el espejo. Yo soy azul. Azul otra vez. Estoy tan azul, que casi parezco parte de las puertas del aseo. Mi trasero golpea las puertas tratando de apoyarme en algo. Trato de abrir las puertas, pero no puedo, jalo algunas toallas, y las pongo bajo el grifo, mojándolas. Después refriego mi cara. ―Eso no va a funcionar‖, una voz por encima de mí dice. Grito, apoyo mi cadera en contra del fregadero, y giro, mis manos forman dos puños. Astley está colgando a través de la ventana que ahora esta abierta. ―¡Vete!‖ le ordeno. Él cae al piso. Sus zapatos apenas hacen ruido aunque él luce pesado. Casi tan grande como Nick. Sus músculos son más voluminosos, también. Parece como si se mantuviera creciendo. ―Aparición al azar. ¿No es genial?. Espeluznante‖. Él me observa. ―Luces azul de nuevo‖. ―Obviamente‖. Él traga. En verdad le puedo ver tragando. Da un paso en mi dirección. ―Apenas he llegado, y ya estas azul‖. Le doy la espalda, clavo los ojos en el monstruo en el espejo. ―Ojala, no hubieras venido‖ ―Si fueras un duende, nadie notaria como eres. Podrías ocultarlo‖ ―No soy un duende‖, le gruño. Me inclino hacia adelante. Mi frente toca el espejo. Es muy frio. Pero no me importa. Clavo los ojos en el fregadero; La porcelana blanca, agrietada en algunos lugares, feo. Sus dedos rozan mi hombro y yo salto. ―¿Zara?‖ ―¿Qué?‖
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―¿Siempre eres tan nerviosa?‖ ―No. Sí. No lo se‖. Mi mano roza mi cara violentamente. Él sujeta mi mano. ―Necesitas calmarte‖. ―¿Cómo puedo calmarme? Soy azul. Y mi novio odia a los duendes‖. ―¿A todos los duendes?‖ ―¿Le puedes culpar?‖ ―Si, puedo. No todos somos malos‖. Sus ojos son obscuros, profundos. ―Cierto‖ en cierta forma quiero creerle. ―En serio. No lo somos, Zara. Y creo que en alguna parte, en lo más profundo de ti, sabes eso‖ Él suelta mi mano. Intento disolver la cólera y el miedo que parecen envolverme. Tomo un gran respiro y pregunto, ―¿Por qué estás aquí?‖ ―No empecemos de nuevo‖ Él suspira. ―No. Quiero decir ahora mismo. ¿Por qué estás aquí en el cuarto de baño de las chicas, conmigo?‖ Él muerde sus labios antes de hablar. ―Quería advertirte‖ ―¿Advertirme?‖ ―Cosas peligrosas están ocurriendo. Necesitas ser precavida. Debes permanecer en grupos. Intenta quedarte en el interior. Adviérteles a tus amigos, también. Y a tu abuela‖ ―¿Advertirles de que?‖ ―Otro rey ha llegado‖
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Quince Traducido por Carmen
Tip - Duende Los duendes tienen dientes como los tiburones. Desafortunadamente, a diferencia de los tiburones pueden respirar fuera del agua.
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¿Qué?, ¿otro rey?‖ Me giro alejándome del espejo para afrontarle. El movimiento giratorio continuó aún después de haberme detenido. Mi voz aumenta unos decibeles con la histeria pero no la puedo detener. ―¿Cuántos de ustedes hay allí afuera? ¡Hombre! Esto se parece a una maldita plaga de duendes.‖ Él sujeta mis brazos. Me alejo bruscamente, apartándome. ―No. Me. Toques.‖ Él se encoge de miedo y levanta sus manos sin sujetar nada. ―Parecía que ibas a caer. Estaba tratando de ayudarte.‖ ―¿Quieres ayudarme? Me dirás sobre los otros reyes, el peligro y luego te marcharás para que mi cara deje de ser azul, ¿de acuerdo?‖ Me balanceo y apoyo mi cadera contra el fregadero para estabilizarme. ―Cuéntame sobre la valquiria también.‖ Se acerca un paso. ―Creo que te provoco el mareo, también.‖ ―No lo sé. Tal vez.‖ Mi cabeza que daba vueltas parecía estar de acuerdo. Su rostro se suaviza. Y eleva una de sus manos como si fuese a tocar mi mejilla. ―No lo hagas‖ insisto. Ya que tengo la impresión de que estoy engañando a Nick tan solo por habla con él, lo cual tiene poco sentido ya que converso con otros tipos todo el tiempo. ―Por favor. Simplemente cuéntame sobre el rey.‖ Su mano cae. ―Él está aquí. Es vicioso, un granuja, sin apoyo de nuestra federación.‖ ―¿Federación?‖
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―La Federación de Duendes.‖ Él rechaza la idea. ―Es complicado. Cada reino está aliado en una federación, la cual es regida por un parlamento de reyes. Intentamos mantener las cosas en orden, mantenernos a salvo de los humanos y a los humanos a salvo de nosotros, pero algunas veces las cosas se ponen difíciles, y no todos estamos a favor de la federación. Y algunos de nosotros queremos más poder‖ ―¿Cómo este pícaro?‖ termino. ―Él luchará en mi contra por el territorio de tu padre. Es de esperar que sea de corta duración. Ya ha comenzado. Perdí a uno de los míos ya. Ella era un médico.‖ Sus ojos se entristecieron. ―No estoy segura de cómo sentirme sobre esto.‖ El fregadero está frío al contacto con mi cadera. La frialdad es tan real que cruza la barrera de mis pantalones y estremece mi piel. ―Zara, no hay otra opción. Tu padre está débil. Tú lo encarcelaste. Lo encarcelaste junto con algunos de mis exploradores. Tengo que liberar a mi gente pero también necesito controlar el territorio. Para hacerlo necesito derrocar al Rey. Ya ha sido sancionado.‖ El cuarto se estremece porque alguien uso el sanitario en el baño de chicos. Las tuberías parecían estar conectadas. Hago mi pregunta lentamente. ―Por derrocarlo, ¿te refieres a matarlo?‖ Él asiente. ―No puedo dejar que le mates.‖ No hay emoción en mis palabras. Simplemente la verdad. ―No puedes detener esto, Zara. Si no lo hago, el otro rey lo hará. Es simplemente cuestión de quien llega primero. ¿Y honestamente? ¿Crees que el asesinato es un peor destino que lo está pasando en esa casa en estos momentos?‖ No contesto. ―El rey ha enviado a otros exploradores a revisar el terreno también.‖ Su cara se endurece. ―Y Zara–él no es como yo. Él no es incluso como tu padre. Él es mucho, mucho peor.‖ ―¿Por qué no lo matas entonces? ¿Y después vas por su territorio?‖ ―No soy lo suficientemente fuerte para hacer eso. Necesito la fuerza de tu padre. Necesito números.‖ ―Números‖ susurro entre dientes, intentando entender.
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―Él es fuerte. Es oscuro‖ – su voz se vuelva amarga – ―Siempre es difícil conseguir números, tropas, como quieras llamarlo.‖ ―¿Pero estas del lado del bien?‖ Trago, le doy la espalda, y abro el agua. Se precipita hacia mis manos, mis manos azules. ―¿No crees que todo el mundo piensa que están del lado del bien? ¿Cómo esa mujer valquiria?‖ ―Ella no esta de ningún lado.‖ toca mi hombro. Respingo hacia atrás. Me gira para mirarlo de frente. El agua sigue corriendo. Sale por el grifo. Sale velozmente. ―Y yo estoy del lado del bien, como tu. Tu lobo aún estará al lado del bien. Todos tenemos un papel que desempeñar‖ me dice. ―Tu rostro revela ese destino.‖ Estamos quietos durante un segundo, luego él deja caer su mano. Me acuerdo de respirar. ―¿Entonces que debo hacer?‖ le pregunto, volteándome y cerrando el grifo. Él casi se ríe. Regresa hacia los compartimientos y se apoya contra ellos, como si esto fuera atractivo o algo por el estilo. Nota: ¿Apoyar contra los cubículos en los baños públicos? Nunca es atractivo. ―Bien, si fuera decisión mía, me mostrarías donde mantienes a los duendes, me dejarías besarte, y entonces estarías bajo la protección de cualquier federación. Saldríamos de aquí e iríamos a mi casa.‖ ―Tu estas loco‖ le respondo. ―No saldría contigo ni en un millón de años. No se puede confiar en los duendes.‖ ―Puedes mantenerte diciéndolo, pero pienso que no lo crees más.‖ sonríe. ―Déjame explicarte. Las cinco razas de faes luminosas tienen diferencias y desviaciones. Algunas se ponen del lado de la oscuridad, otros con la luz. Eso es a lo que refería cuando dije que todos los duendes no son lo mismo.‖ ―¿Estás diciendo que mi padre esta del lado de la oscuridad?‖ Tenia sentido. Los duendes no son únicamente buenos o malos de la misma forma que la gente no es simplemente buena o mala. Eso no era tan difícil de entender. ―Digo que tu papá se inclina a la oscuridad, pero él no esta comprometido del todo. Así que muchos de nosotros no estamos comprometidos. A los weres especialmente les falta organización. Dudo que tu lobo aún conozca de la federación.‖ Casi se burlaba.
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Me dio por la vía equivocada. Jalé mi brazo cerca de mi pecho y lo sostuve allí con mi otra mano. ―Bueno, no es como si alguien hubiera venido a decírselo.‖ ―Escucha, Zara. ¿Por qué querría quedarme aquí contigo por tanto tiempo?‖ Se enderezó a si mismo. ―Sería peligroso. Él te rastrearía.‖ El comenzó a trepar y salir por la ventana pero yo sujeté su manga. ―… ¿deberíamos mis amigos y yo…. deberíamos marcharnos?‖ ―Él te encontraría eventualmente.‖ mueve su cara lo suficiente como para verle el perfil: Duro, decidido, no del todo humano. ―Podrías venir conmigo. Podría protegerte.‖ Todo mi aliento se esconde en mi interior. Sé lo que quiere decir con el ir con él. ―No podría.‖ ―Pensé que esa sería tu respuesta. Tengo que irme.‖ Su cara se entristece y entonces salta por encima de la pared de la ventana, parkour-style38, simplemente apoya un pie en la pared, y sale disparado de la ventana, desapareciendo en el aire. Estoy de pie allí. Mi aliento regresa. Me giro hacia los espejos. Aún estoy azul. Si fuera capaz de tejer un encanto podría ocultarlo, pero no puedo. El azul no es mi magia. Es suya – del rey –de ellos, de todos modos. Apoyo mi frente contra el vidrio frío, e intento calmarme. ―Respira profundamente‖ murmuro entre dientes. ―Toma respiraciones profundas.‖ No está funcionando en realidad. Las paredes del cuarto de baño se acercan a mí. La ventana se cierne allí, un gran, oscuro cuadrado de peligro. Él pasó a través de esa ventana. Eso quiere decir que cualquier cosa puede hacerlo, también. Lo que sea. Me estremezco y busco armas. ¿Podría defenderme con qué? ¿Las toallas de papel? ¿Un rollo del papel higiénico? Este papel es bastante rígido, ¿pero en serio? ¡Y no puedo salir al callejón porque estoy azul! 38
Parkour, también conocido como l'art du déplacement (en español: el arte del desplazamiento), es una disciplina que consiste en desplazarse de un punto a otro lo más fluidamente posible, usando principalmente las habilidades del cuerpo humano.
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Un gemido escapa de mis labios. Le envió un mensaje de texto a Issie: Ven a los baños. Tan pronto como sea posible. Le doy a Enviar. Luego me percato que lo había mandado en tono mandón, así que vuelvo a escribirle diciendo: ¿Por favor? Ella llega al aseo cinco segundos más tarde. La puerta se abre repentinamente contra la pared de concreto. La boca abierta de Issie demuestra su preocupación. ―¿Qué sucede? ¿Necesitas ayuda? Recibí tu…‖ Su frase se interrumpe mientras ella patina sobre un poco de agua que hay en el suelo, balanceando sus brazos mientras intenta mantener el equilibrio. Me muevo hacia delante intentando sujetarle y evitar que caiga en el lavabo. La sujeto con mi brazo bueno. ―¡Oh!‖ Ella jadea. ―Estas azul nuevamente.‖ ―Ajá.‖ Mi voz es una mezcla de niñita asustada con la frustración de una chica grande. ―No puedes ir por ahí azul.‖ ―Lo sé.‖ Sus ojos resplandecen con una luz malvada y se aparta de mí. ―Bien, tengo un gran plan.‖ ―¿Lo tienes?‖ ―MM-hmm.‖ Me da una gran sonrisa. ―Sé que soy una socia y nunca consigo en verdad tener grandes planes o ni nada por el estilo porque ese no es mi papel–― ―Tu no eres una compañera‖ la interrumpo. ―¿Zara? ¿Duh?‖ Se apunta a su misma en el pecho. ―Soy la humana torpe en nuestra pandilla de cuatro. Esa es una frase de la vida de una socia, ¿de acuerdo?‖ ―Pero –― ―Ningún pero. Estoy bien con eso.‖ Ella saca un paquete de su bolso demasiado grande, el cual es rosado, con lunares, y totalmente lindo. ―Los compañeros de aventuras normalmente consiguen sobrevivir, y no tienen todos esos grandes dilemas morales que los héroes siempre experimentan. Estoy totalmente de acuerdo con eso. ¡Voila!‖ Ella los extrae expertamente de un paquete con etiqueta adhesiva del Wal Mart.
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―¿Crayones?‖ le pregunto. ―No, tonta. Estos son demasiados gruesos para ser crayones. Es pintura facial.‖ Ella espera. La miro fijamente. ―¿Lo entiendes?‖ agita el paquete frente a mí. Señala sus mejillas. ―Lo haremos como si fuese intencional. Pintaré mi cara también y luego pintaremos la de todos los demás. Será el tema de la noche. ¡Lo preví por si acaso esto ocurría otra vez!‖ Doy saltos y luego la abrazo. Ella es tan diminuta para abrazar. No como Nick en absoluto. O como Astley. ―Estas ahorcándome‖ me dice mientras la dejo ir. ―¿Lo tomo como que te gusta?‖ ―¡Es brillante!‖ Ella me da una sonrisa aun más grande y rasga el paquete. ―¿Ves? ¿Los socios en la aventura? Brillante.‖ examina los colores. ―Creo que me gustaría ser verde.‖ Agarro el verde. ―Hecho.‖
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Dieciseis Traducido por Glad
Tip - Duende Los duendes pueden ser irritantemente crípticos. No hables con ellos. Te confundirán y se reirán como lo hacen los villanos de la película y los maestros de física.
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espués de jugar a los bolos, lo cuatro (más la abuela Betty) platicamos sobre la maldita advertencia de Astley y ellos creen que simplemente es una gran manipulación. Betty, Dev, y Nick votan que sí. Is y yo estamos indecisas. Devyn investiga en Internet sobre las valquirias y esa mujer Thruth mientras simultáneamente le envía mensajes instantáneos a Cassidy. Issie se la pasa actuando que es feliz. Se van a casa y finalmente Betty le da permiso a Nick para que pase la noche como invitado en nuestra casa a las tres de la mañana. "Tu abuela…", él habla entre dientes contra mi pelo mientras nos acurrucamos en el sofá, ―…es estupenda". Nos quedamos dormidos allí, acurrucados, completamente vestidos, obviamente porque aun no hemos tenido sexo real y, bueno, mi abuela está en casa. En la mañana, ella ya está levantada y ausente pensando en los desayunos de Sylvia, donde sirven la comida que a ella le gusta o en su ambulancia, incluso antes de bostezar y desperezarse. Es mi hombro el que me despierta. Le he usado como almohada de alguna forma y ahora mi mano derecha y mis dedos están adormecidos y el mismo hombro esta duro y no quiere moverse. Gimo y me alejo lentamente de Nick. Su cuerpo es tan caliente, él-es caliente, y estiro mi hombro. Él se despierta inmediatamente. Su brazo se extiende a mí alrededor, y me acerca a el, para acariciarme con la nariz. ―Parece—que ya es hora de levantarse‖. ―MM-hmm‖, le digo, plegando mis piernas contra mi pecho. Él extiende su mano y sus dedos rosan la línea de mi pulsera-tobillo. Me acurruco contra su camiseta gris. Froto un lado de mi cara contra su pecho y por un segundo me siento muy segura, tan completamente segura, como cuándo era una niña y mi padrastro me cubría con las sabanas al acostarme. Él
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solía poner una barrera de almohadas a mí alrededor porque me daban miedo los monstruos que venían por la noche. Aunque sabía que no vendrían, no si él estaba cerca a mí. Así era como me sentía con Nick. Pero en realidad, se que es un falso sentido de seguridad. Porque finalmente, depende de nosotros mismos sentirnos seguros. Y los intentos de Nick de mantenerme a salvo sólo me hacia más vulnerable. La vida no es como las películas de terror donde existen las damiselas en apuros. "La Amnistía, ¿En qué estas pensando?‖ Él murmura contra mi pelo. Sus dedos dan un golpecito al delfín en mi pulsera para el tobillo. "Nada". "Mentirosa". ―Estaba pensando en que eres lindo y desalineado por las mañanas‖. Él sonríe. ―Incluso con mi aliento de perro‖. ―Goauf‖. Él se cubre la boca y se levanta para sentarse. ―En realidad, ¿en que estabas pensando?‖ ―Estaba pensando en mi padre‖ ―¿Cuál?‖ ―El único, el duende. Cuando él irrumpió aquí. ¿Recuerdas?, y volteo el sofá porque estaba tan disgustado porque no le dejé entrar a mi cuarto‖. Me estremezco. ―Eso fue horrible‖. ―Fue malvado‖, él dijo. Desperezándose, agrega. ―Pero se que aun te sientes culpable por encerrarle a él y al resto de los monstruos en esa casa, ¿verdad?‖ No le contesto. "No teníamos otra opción, Zara. Era eso, o ellos iban a matarnos‖. ―No creo en la muerte‖. ―Ni siquiera para mantener a alguien más a salvo‖. "No. Jamás, y no voy a dar marcha atrás con eso, Nick. Odio el hecho de que estuviste a punto de matar a ese duende. Lo odio‖. ―Él me habría matado‖. ―No lo sabes en realidad. Solo asumiste que sí, porque él era un duende. ¿Fuiste el primero en atacar?‖
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Él no me contesta y baja la mirada, lo cual quiere decir que estoy en lo correcto. Satisfecha, me pongo de pie y caminando lentamente me dirijo a la cocina. ―¿Quieres desayunar?‖ ―¿Tienes frituras?‖ Hay papas en una bolsa sobre el mostrador, del tipo Yukon Gold39. ―Si‖. Él sonríe otra vez. ―¿Huevos cocidos?‖ Abro el refrigerador, me quedo con la mirada en su interior. Una caja de huevos esta felizmente esperando, listos para ser rotos. ―Sí‖. ―¿Jugo de naranja?‖ Saco un envase plástico. ―De arándano y manzana‖. Él frunce el ceño con preocupación falsa, y se levanta del sofá, acercándose hacia mí, a grandes pasos. ―Oh, no sé. El arándano y la manzana son…‖. ―¿Son qué?‖ ―No son para hombres‖ ―¿Qué?‖ ―El jugo de naranja es para hombres‖ ―¿El jugo de naranja es más viril que el jugo de manzana?‖ Él toca el borde del envase y retrocede, estirando sus pantorrillas. Yo vuelvo a colocar el envase en la nevera. Pero sus ojos me examinan, luciendo confusos. ―En realidad Nick, eso es tonto. Ya tienes los huevos cocidos‖ ―¿Y?‖ ―¿Cómo es que los huevos cocidos son viriles?‖ Él inclina su cabeza. ―¿No lo son? El Quiché40 no es para hombres, lo sé. Porque tienen forma de pastel. Los huevos cocidos me parecen mejor. Aunque los huevos fritos son probablemente más viriles. Tal vez deberíamos de freírlos‖. Pongo agua en la cacerola para cocer los huevos, fingiendo que aun no he notado sus manos calmadas. Cierro el grifo. Y rompo un huevo en una de las tazas del escalfador. Es de plástico oscuro. Este contiene el huevo, evita que 39
Yukon Gold: Es una variedad de patatas conocida como la Finn Amarilla. Provenientes de Finlandia, esta patata tiene el centro dorado, y de una variedad grande. Suele saber mejor al horno o cocida. 40 Quiché: Tarta salada, hecha con huevos, puede ser combinada con muchas verduras, o frutas según el gusto de quien lo prepara.
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se resbale en todas partes. Entonces suelto lo que llevo dentro- ―Creo que lo mejor es que huyamos‖. ―¿En serio?‖ Su tono es lacónico, embarazoso. ―Tengo un mal presentimiento‖. ―Zara, siempre tienes presentimientos. A lo que solemos llamarles preocupación‖. Él se mueve detrás de mí. Me giro, y le traigo más cerca a mí, entonces le abrazo tan fuerte como puedo, y le digo, ―Les combatiremos. Sacaremos a mi padre. Y así podremos tener todo bajo control. Y encerraremos a los nuevos que están viniendo, también‖. ―Nunca dejaré que te pase nada‖, Nick gruñe contra mi pelo. ―Moriré antes de que alguien vuelva a lastimarte. Lo juro por Dios, Zara, moriré‖. ―Yo también‖. ―¿Qué?‖ "Prefiero morir antes de que alguien te lastime a ti o a Issie o a Dev o a mi Abuela—‖, me detengo y elevo mi cabeza desde su pecho así puedo contemplarle. ―Esta lista esta poniéndose cada vez más larga y melodramática, ¿verdad?‖ Él se ríe. Su mano avanza lentamente por mi columna vertebral. Él comienza a inclinarse hacia mí para un beso. ―Sí. Así es‖.
Después del desayuno, nos dirigimos hacia ellos, e intento asegurarme de que no estamos siendo seguidos. Odiaba ir a alimentarlos porque sabia lo que iba a ver, lo que he visto cien millones de veces: dientes gruñendo desde las ventanas, ojos salvajes de cualquiera de los weres observándonos, movimientos sensuales y retorcidos, pupilas que no transmiten bondad sino una necesidad—la necesidad pura—sólo necesidad. Yo no quiero convertirme en eso.
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Durante todo el camino, presiono fuertemente mi cinturón de seguridad, excepto que mi cabeza esta descansando sobre el hombro de Nick. Él mantiene su brazo a mí alrededor, conduciendo con una mano. "El chico-duende Astley me da pena‖, le digo, tocando el velocímetro circular en medio de la consola con mi dedo índice. Me gusta cómo la línea indica exactamente lo rápido que vas, todo lo que tienes que hacer es mirar. ―¿Cómo?‖ dice Nick. "Él—simplemente…hace que me pregunte si todo lo que estamos haciendo esta bien, y él es…no sé que—pero es quien causa que yo me vuelva azul‖. ―Sólo porque el te dijo que lo era‖. ―Sí‖ ―¿Y crees todo lo que él te dice?‖ Dejo caer mi dedo. ―Se que…‖ ―Confías en los demás con demasiada facilidad, Zara‖. ―Y tu desconfías con demasiada facilidad, señor‖. Sus hombros se relajan. ―Así es. Estoy trabajando en ello, sin embargo‖. Dejamos muchos arboles atrás. Así como también dejamos atrás una casa blanca que esta despintándose, y tiene trampas para langosta en el frente. Estamos adentrándonos cada vez más en el bosque. Los dedos de Nick se mueven lentamente por mi brazo. La tela de mi abrigo hace un ruido suave de cepillado. Mi móvil timbra. Es Devyn. ―Tengo noticias para ti‖, él dice. La recepción es bastante mala aquí afuera y los restallidos telefónicos parecen enloquecidos. Cruzo mis dedos. ―¿Qué?‖ ―No tienes atributos de duende en tu sangre‖. ―¿Ninguno?‖ Presiono mi mano fuertemente contra la rodilla de Nick. La mezclilla es áspera y dura debajo de mi mano. Devyn ni siquiera hace una pausa. ―No. Ninguno en absoluto‖. Lanzo un grito. Devyn se ríe y se queja de que le he lastimado sus oídos. Le corto y le digo a Nick las noticias. Su sonrisa es la más grande que alguna vez he visto y él eleva su puño en el aire, festejando. Me besa aunque sigue manejando al timón. ―¡Eso es tan fantástico!‖ ―¡Lo sé!‖ Ahora mismo, siento que estoy saltando más que Issie. ―No puedo creerlo‖.
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―Pues…yo si puedo‖. Él me mira con orgullo. Su mano llega a un lado de mi cara. Su dedo roza mi mejilla. ―Estoy tan feliz por ti, nena‖. La felicidad relaja mis músculos. No recordaba lo estresante que había sido; Qué tan tensos estaban mis hombros. Era como si me hubieran dado un buen masaje. Presiono la mano de Nick en la mía. ―Estoy muy feliz también‖. Nos detenemos en la carretera secundaria y nos estacionamos. Hay una moto-nieve escondida detrás de un montón de árboles. Nick y yo la montamos, poniendo los cascos sobre nuestras cabezas. El motor truena a la vida. Y nos adentramos al bosque. Me presiono contra la cintura de Nick. ―Sujétate, ¿ok?‖ Él dice. No le contesto. Serpenteamos por algunos árboles, siguiendo la pista. El bosque está calmado y tranquilo, quieto, lleno con luz blanca. Cuando entramos en el claro Nick finalmente baja la velocidad y sacude la moto-nieve haciendo eco de toda mi felicidad de ser totalmente humana, y siento como si estuviéramos volando. La voz de Nick atraviesa el silencio. "Santa…" Salto de la moto-nieve. ―¡Esto a sido derribado!‖. La barricada de metal que habíamos construido alrededor de la casa lucia como si un tornado habría pasado por encima. Destellos repentinos de metal brillan a través de la nieve. Las varas y rieles estaban en el suelo. El alambre de púas retorcido como las colas de serpientes; moviéndose con el viento como si llevaran el compás de alguna horrible canción silenciosa. La casa todavía estaba allí, alta y desesperada. La platería y el alambre que habíamos puesto sobre las ventanas, todas habían sido destrozados, rotos, lanzados hacia un lado. Los metales estaban retorcidos, probando que no habíamos sido capaces de mantenerlos aquí por algo más de tiempo. Ya no más. Me estremezco. El viento susurra en mi oído algunas advertencias. ¿Mi padre seguía aquí? ¿Estaba muerto? ¿Había algunos duendes todavía en el interior? Antes de si quiera saber lo que estoy haciendo, corro en la nieve hacia nuestra barricada rota. Nick me alcanza en dos segundos, me agarra por el hombro. "Zara, no vayas allí‖. ―¿Qué?‖ Aquí había habido una batalla. Probablemente había ocurrido anoche. ―Nick, mi padre a lo mejor sigue allí‖. "Siempre andas diciendo que él no es tu padre". Él me mira fijamente. "No podemos dejar que muera allí dentro‖.
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"Por supuesto que podemos". Él se detiene y olfatea el aire. Parece haber susurros en la casa grande, susurros que están más allá de nuestra audición. Una contraventana cae al suelo junto a un brazo. Salto. Nick no se mueve. ―¿Qué?‖ demando. ―Huelo sangre‖. Él dice toda la palabra lentamente, quedamente, como un maleficio. ―¿Qué clase de sangre?‖ ―Duende‖. No sé cómo lo hago pero logro separarme de él. Giro y me abalanzo hacia la puerta principal de la blanca casa victoriana. La puerta cuelga abierta, fuera de sus goznes. Aunque me cuesta entrar, logro hacerlo para luego detenerme. Nick está justo detrás de mí. "¡Oh no…‖. Susurro. Él me jala contra su pecho, pero ya lo he visto. Ya he visto y se queda atorado dentro de mi cerebro como el pánico y el terror, como una mala imagen de una película de terror que no podré olvidar: cuerpos retorcidos en el mármol, la sangre salpicada en las paredes como arterias que han sido cortadas, brazos cortados en medio del piso que no están conectados a nada, ojos abiertos, boca abiertas en gritos silenciosos. Me alejo de Nick y me quedo con la mirada fija. Entonces entro en movimiento. Conteniendo el aliento voy de un cadáver hacia otro. ―Zara, ¿qué estás haciendo?‖ ―Buscando a mi padre‖. Sus ojos se están llenos de dolor pero lucen vivos, vacíos, pero en movimiento. Me pregunto si mis ojos lucen de ese mismo modo también, o si son como los ojos de un duende muerto, arrugado en el piso. ―Tengo que ver si él… Nick‖. Su boca se cierra y me dice. ―Buscare contigo‖. ―No tienes que hacerlo‖. Subo por la gran escalera arqueada, un paso más allá veo a un duende rubio, un varón, joven…que no es Astley. Su garganta ha sido cortada totalmente. Algo sube desde mi estómago y choca contra mi lengua. Trato de estabilizarme apegándome a la barandilla pero también allí hay sangre. Hay sangre en todas partes. Mi mano se presiona en contra de mis labios. Nick se mueve rebasándome. ―Iré primero. Saca tu cuchillo‖.
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Con la misma mano que sujeta mi cuchillo, sujeto la parte trasera de su chaqueta, le sigo subiendo las escaleras. Alcanzamos la cumbre. No hay ninguna luz en el corredor que nos muestre ambas direcciones. ―¿Puedes oler algo?‖ Susurro. ―Muerte. Huelo muerte‖. Él toma mi mano. ―¿Alguien ha sobrevivido?‖ Susurro. ―Siento como si por mi piel corren miles de arañas‖. Él toma aire. La calefacción está encendida aquí dentro, pero aun así me estremezco. ―¿Nick?‖ Él asiente lentamente, me da una seña para que me mueva detrás de él un poco más. No lo hago. Suelto su chaqueta, pero me quedo junto a él mientras nos abrimos paso por el pasillo. Mis botas aplastan algo. Espero que sea sangre, o agua…derramada de una botella de Poland Spring que alguien dejó caer desde una puerta de algún dormitorio. Todo esto me recuerda a cuando mi padrastro murió, a tan solo unos minutos después de que fuéramos a correr. Él había dejado caer una botella en el piso de nuestra cocina. Nick me hace señas para que yo guarde silencio, llevando un dedo a sus labios. Él da un paso dentro del dormitorio. Levanto mis cejas. La luz está encendida aquí dentro, pero no hay nadie a la vista. No hay ningún cuerpo en el piso. La cama, estaba rebosante de raso y terciopelo de las sábanas, no incluía moños. El pasillo es oscuro, espeluznante, teñido con los olores de sangre y la pasada carnicería. Nick frunce el ceño y hace un movimiento con la mano, diciéndome que me quede. Sacudo la cabeza y le sigo de cualquier manera. Sus ojos se encuentran con los míos. Sus ojos me imploran. Mis ojos parecen implorar de regreso, porque él asiente lentamente y toma mi mano entra la suya. Nuestras manos empuñan juntas el cuchillo. Damos otro paso adentro. Hay dos grandes puertas de madera fuera de la habitación, más allá de la cama. Asiento con la cabeza hacia las puertas lejanas y todo el cuerpo de Nick se estremece. Su mano atrapada entre la mía, tiembla también para luego relajarse y presionar de regreso. Él iba a cambiar. Suelta mi mano mientras los espasmos regresan, entonces es que lo siento, por simplemente un segundo, sus dedos se acortan y se transforman en algo extraño, algo más pequeño, algo con pelo. Me da miedo siquiera susurrar. Retrocedo contra la pared. Mientras las costuras de los pantalones de Nick se rompen en rasgones. No miraré. No miraré. Mientras él cambia es vulnerable. Yo también soy vulnerable. Me quedo con la mirada fija en el cuarto, buscando amenazas, para poder protegerle. Nick gruñe desde algún lugar en el piso. Si bien sé que él no va a lastimarme, algo dentro de mi estómago se revuelve. Obviamente, habíamos sido descubiertos. Chasqueo mis dedos para obligarlo a acercarse a mí, y sé que recibiré una buena reprimenda más adelante. Él odia cuando le trato como a un perro. Pero él se pone de pie y se presiona en contra de mí.
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―¿Qué sucede?‖ Susurro. Él contesta con un gruñido bajo. Sus dientes están al descubierto. Sus ojos miran fijamente la puerta recluida. Empujo mi mano libre entre su pesado pelaje entre su espalda. Sus músculos ondean, listos. Esta a punto de saltar, para atacar algo. Mis dedos pasan por su cuello, tratando de buscar algún collar o algo que me permita detenerlo, mantenerle a salvo. La puerta se abre repentinamente. ―Ah, Zara, ¿o debería de decir…princesa? ¿Aun eres humana?‖ Dice el duende de pie allí. És alto, pálido, de pelo oscuro como yo, más viejo que nosotros. Él se relame los labios con una lengua ensangrentada. No es Astley. Él no es mi padre. És otro y exuda mucho poder. ―No por mucho tiempo, sin embargo. Mira ese tono azul precioso. Ya casi estas lista‖. No quiero ver mis brazos o mis manos. Solo le miro fijamente hacia sus ojos. ―Probablemente quieras ver a tu padre‖. Él sonríe. Los músculos de la espalda de Nick se tensan. Mi corazón cae. El pelo por debajo de mis dedos se ha ido. ―¡No, Nick! Quédate‖. Nick salta sobre la cama y hacia el duende, quien también ha saltado. Ambos se reúnen en el aire. El pelaje se mezcla con la carne. Las mandíbulas de Nick chasquean mientras el duende abre su boca para mostrar sus dientes. Ambos se mueven tan rápidamente que son solo un borrón. La fuerza de los saltos los manda hacia los lados. Ellos rompen una ventana y se van por allí. ―¡Nick!‖ Mi voz es un grito. Trato de correr hacia la ventana. Ellos están en el suelo, luchando. No puedo saltar. Es demasiado lejos. Me giro para salir corriendo. Pero algo gime desde el cuarto de baño. ―Zara‖. Mi padre tropieza contra la puerta. Su cuello esta cortado profundamente y sangra demasiado. Hay coágulos de sangre en su pelo oscuro. Me quedo sin aliento, y tiendo mi mano. ―Vete. Voy a estar bien. Zara…‖, su voz se quiebra. ―¿Qué?‖ Trato de llegar a él, le pongo encima de la cama a pesar de que todo lo que quiero es bajar, para ayudar a Nick, hacer un millón de cosas al mismo tiempo. ―Se precavida. Adviértele a tu madre por mí, si yo_‖. Asiento con la cabeza. ―Quédate aquí. Ya vuelvo‖. Sus ojos se encuentran con los míos. Él aparta la mirada.
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Bajo corriendo las escaleras tan rápido que parece que estoy volando. Salgo al patio, donde el lobo y el duende se apartan. Ambos están sangrando y sin aliento. Sus ojos son salvajes e indomesticados. El rey duende de pelo oscuro sonríe. Las garras brillan intermitentemente donde las uñas deberían de estar. El lobo brinca. ―¡Nick!‖ La palabra escapa de mi boca antes de que me de cuenta, y él voltea en mi dirección por un segundo. Eso es todo lo que el rey necesita. Los alocados dientes afilados barren en contra del pelaje de Nick, rasgándole el cuello. Los dientes de Nick se cierran en torno al brazo del duende, pero no es suficiente. El duende araña el pecho de Nick, lanzándolo al suelo. El cuerpo de Nick se retuerce en espasmos y la sangre sale a borbotones de su cuello. El miedo me alcanza. ―¡No!‖ Corro. Corro por la nieve, mis pies crujiendo en ella. Agarro una vara y me pongo a mí misma entre el duende y Nick. El duende alza la esquina de su boca en una sonrisa lenta, degradante. ―Qué divertido, hierro en una mano. Un cuchillo en la otra‖. La cola de Nick se mueve junto a mí. Él hace un diminuto ruido de lobo, para luego lanzar resoplidos de aliento. ―No vas a lastimarle‖. Elevo la vara mucho más alto. ―¿Me oyes? No vas a lastimarle más‖. ―Oh, una espeluznante chica humana. ¡Que miedo!‖. El duende se ríe y se abalanza en nuestra dirección a pesar de que su brazo esta sangrando. Elevo la vara y la lanzo en su dirección. Un sonido metálico se produce, le he dado en la cabeza entonces él retrocede. Una marca gigante de quemadura se muestra en contra de su pálida piel, perfecta. Su mano llega hasta su cabeza. ―Recordaré esto‖, dice. Él sonríe—arrogantemente. Y me recuerda, por un segundo, a mi padre. ―Princesa‖. ―¡Basta ya con esa mierda de princesa!‖ Levanto la vara de nuevo, me muevo al frente de la forma derrumbada de Nick. La vara luce estable entre mis manos. Mi muñeca distendida late pero la adrenalina me mantiene en marcha. Mi voz es estable también, y por un segundo no la reconozco a pesar de que esta sale de mi boca. ―Te daré más para recordar si lo deseas‖. Sus ojos se amplían, pero también lo hace su sonrisa. Él da un paso hacia atrás y sube sus manos en señal de rendición. ―Regresaré por lo que es mío‖. Pero no quiero que él se vaya. Quiero lastimarle y esta voz que sale de mí, burlona, lo hace más difícil, ―¿Por qué te vas ahora?, ¿huh? ¿Por qué no lo tomas de una vez?‖
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Su cabeza se inclina ligeramente hacia mí, elevando el mentón ligeramente en dirección a mí. Él está sangrando desde su oído y cuello. ―Me complace más dejarte aquí observando como tu lobo va a morir. Disfruto del melodrama. Y estaré de regreso por ti. No te apresures‖. Él parpadea hacia el cielo y desaparece. Nick hace un suave ruido de dolor y eso rompe mi corazón. Dejo caer la vara, y me dejo caer a mí misma junto a él, trato de levantar el pesado cuerpo de lobo de Nick entre mis brazos. ―Lo siento mucho, no pude mantenerte a salvo‖ le susurro. ―Lo siento‖. Su pecho se mueve de arriba hacia abajo, irregularmente. Toco sus costillas; al menos una de ellas debía de estar hecha pedazos. Sus ojos se abren lentamente. Son grandes y cafés y están llenos de reproche. Una lágrima cae por encima de su nariz. Es mi lágrima. Su lengua se extiende y suavemente lame mi mejilla. Me quito mi chaqueta, y la presiono contra su herida en el cuello. ―¡No fue mi intención lastimarte!‖ Le digo. ―Nunca quise que nadie te lastimará‖. Él trata de elevar su cabeza, pero esta vuelve a caer. Él cierra sus ojos otra vez, dejándose caer en la inconsciencia. Le tranquilizo mientras esta tendido por encima de la nieve, agarro mi móvil, y velozmente le marco a Issie, pero por supuesto no hay señal. Las estúpidas montañas de granito y las malas torres de teléfonos lo hacen imposible. Cambio de posición, intentando jalar a Nick por encima de mi regazo y así ejercer presión sobre sus heridas. ―Voy a sacarte de aquí,‖ le susurro. ―Te lo prometo‖. Cuando los duendes mueren pierden su glamour. Este hace que ellos parezcan que tienen piel de personas. En su muerte su piel es de un azul claro cubierto con puntos diminutos que parecen hiedras cruzando sus venas más oscuras, rodeando sus brazos, atravesando sus rostros. Era hermoso de una manera severa, exótica. Para poder sacar a Nick de aquí tengo pasar por encima de varios cuerpos. Para poder sacar a Nick tengo que regresar a la casa y encontrar algo con lo que pueda arrastrarle, porque no soy lo suficientemente fuerte como para llevarle hasta la moto-nieve, y la moto-nieve no puede traspasar los barrotes de hierro ni los alambres retorcidos. Doy un paso dentro de la casa y escucho. No hay movimiento en cualquier parte. Ningún gemido. Solo muerte. ―¿Papá?‖ Grito subiendo las escaleras que están cubiertas de una alfombra roja adornada meticulosamente y duendes muertos. Nada. Nunca antes le había llamado Papá.
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―¿Rey duende?‖ Grito otra vez. Nada otra vez. Subo las escaleras corriendo, procurando evitar pisar extremidades azuladas, y sangre. Me abro paso por la fuerza hasta el corredor y el dormitorio. Él se ha ido. "Estupendo," mascullo. "Otra nominación para el Papá del Año aquí mismo‖. Agarro el edredón de la cama y lo cuelgo por sobre mis hombros, para bajar corriendo las escaleras y salir afuera. Nick sigue desplomado sobre la nieve en su forma de lobo y sigue sangrando. Colocando el edredón en el suelo, intento tirar de él lo más suavemente posible, pero es difícil. Él me contempla con sus ojos marrones adoloridos. El fracaso me duele con vergüenza mientras trato de ponerle sobre la manta. ―Lo siento‖, susurro. ―Estoy tratando ser amable. Te lo juro‖. Él gruñe, solo un poco de una manera agradable. Cuando le tengo sobre el edredón, lo sujeto fuertemente y comienzo a arrastrarle lentamente. Aristóteles escribió, ‗Hacemos la guerra para que podamos vivir en paz‘. No sé qué pensar de eso. No lo sé en absoluto. Todas las guerras, todos los peligros que siempre han ocurrido, me habían parecido tan lejanos. Sin embargo, el peligro estaba justo aquí, ahora. Trabajo metódicamente aunque se que mi cara debe de estar en blanco por el miedo. Mi corazón parece ser una caja de tambores, aporreando horrendamente duro. Todo el tiempo escaneo el cielo en busca de depredadores, duendes con dientes afilados, mujeres con alas negras. ―Aguanta‖, le digo a Nick. ―Aguanta. Te sacaré de aquí‖. Logro fabricar un tipo de trineo con el edredón y algunas varas atadas fijadas a la moto-nieve con algunas cadenas. Mis dedos están congelados y adormecidos y hacen que me mueva torpemente, más de lo que usualmente soy, pero al final funcionan. ―¿Estas bien?‖ Le pregunto pero él no me contesta, apenas lloriquea. ―Estarás bien‖, le digo de cualquier manera. ―Ésta es la única vida que tenemos, así que vas a estar bien‖. La superficie de su cuerpo se levanta en busca de algo de aire, es desconcertante. Sus ojos se cierran y abren. Hundo mi mano en su pelaje y trenzo mis dedos entre el, mientras le acaricio profundamente. Estamos destinados a estar juntos. Yo se eso. Yo lo se.
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―No voy a perderte‖, le susurro y eso es una orden, no sólo para él sino también para mí. Antes de subir al trineo e irme, me tomo un segundo y giro mi mirada hacia la casa de duendes. Es invisible otra vez, protegido por un viejo encanto que lo esconde de los ojos humanos. Pero sé que la mitad de ese campo no es alguna escena idílica de nieve rodeando pinos y bla, bla, bla. No, yo sé que la mitad de ese campo esta lleno de sangre y muerte. Es todo lo que quedaba de los seres que yo había atrapado allí. Todo esto era mi culpa. O por lo menos parte de mi culpa. Ese conocimiento se presiona en contra de mis costillas como un peso horrible, que parece succionar toda la esperanza de mí interior. Y lo hace. Lo hace. Todos estaban muertos y Nick estaba muy herido. No había nada que yo pudiera hacer para cambiar eso. Así es que sólo enciendo la moto-nieve y acelero al máximo, mirando una vez más hacia atrás para asegurarme si Nick esta seguro, e intento mover mi estúpido móvil para conseguir recepción y así llamar a Issie y Betty y obtener ayuda para Nick; para después intentar averiguar dónde esta mi padre y cómo podemos detener el nuevo chico duende. Porque es obvio—muy, muy evidente—que él estará de regreso, porque la guerra recién estaba comenzando.
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Diecisiete Traducido por Ginnytash
Tip - Duende No dudes en matar un duende. Solo mátalo.
M
e lleva como media hora pero al final llego a la recepción. Detengo la moto de nieve, presiono la marcación rápida, y vuelvo corriendo a donde esta Nick.
―¿Abue?‖ -Suelto tan pronto como escucho un clic. ―Nop. Habla el Oficial Clark. ¿Es Zara?‖ ―Sip. Sí‖.- Miro fijamente el cielo grisáceo asomándose por encima de los árboles como si fuera a arreglar las cosas. ―¿Esta ahí Betty?‖ ―Um.‖ –El Oficial Clark se aclara la garganta. ―Las cosas andan mal ahora, Zara. Hemos tenido…Bueno, ha habido un accidente.‖ ―¿Qué?‖ -Me giro bruscamente, casi se me cae el móvil. ―¿Mi Abue está bien?‖ ―Ella está bien. La están atendiendo. Es solo que…esto es malo. Me tengo que ir. Haré que te llame‖. ―Espera. Su—‖Él cuelga. Una ardilla brinca haciendo cabriolas a lo largo de una rama como si fuera un emperador loco. Hace un ruido extraño. ―Lo sé, lo sé. Está bien‖. Le devuelvo el gruñido. Compruebo como esta Nick. Apenas respira. La sangre le cubre la chaqueta que le puse, empapando su ropa. Refunfuño para que luche y entonces llamo a Issie. Suena y suena. ―Hola, Zara‖. – Su voz suena aburrida pero familiar.
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Trago con fuerza, aliviada. Voy y me pongo de rodillas junto a Nick, toco su forma dormida con la palma de mi mano, escaneando el cielo en busca de enemigos. ―¿Zara?‖ – Su voz me despierta, solidificándome en algo más. ―Issie‖. Tenemos un problema. Un gran problema. ―¿Qué?‖ Mi mano que está tocando su piel empieza a temblar, en realidad a sacudirse. No puedo controlarla. – ―Es Nick. Él está herido, realmente herido. Y los duendes—están muertos y algunos se han ido‖. ―¿Qué quieres decir? ¿No estaban en el autobús, verdad?― ―¿Qué autobús? ¡Issie, escucha! Había otros duendes. Atacaron a Nick y—― Paro porque se escucha como si Issie hubiera dejado caer el teléfono. ―¿Issie? ¿Issie?‖ Los ojos de Nick pestañean un poquito. Sus hermosos labios de lobo se mueven solo un poco. A través de mi preocupación, a través de mi miedo, puedo verle intentando desesperadamente de resistir. ―Zara, aquí Dev. Issie acaba de desmayarse. ¿Puedo llamarte después?‖ La voz de Dev parece distraída. ―¡No!‖ Chillo hacia el teléfono. ―No puedes volverme a llamar. Nick esta…‖ Pero él se ha ido. Vuelvo a llamar pero nadie contesta. ―¡Mierda!‖ – La palabra sale exasperada, fuerte y haciéndose eco. Lamento gritarlo de inmediato. Podría haber más duendes pasando el rato en el bosque. Podían haberme visto atravesando despacio el bosque con la moto nieve; haber visto a Nick tumbado detrás de mí, esperando el momento perfecto para atacar. A un lado de la moto nieve hay un atizador para fuego. Esta hecho de hierro. No es la mejor arma, pero es algo. Arranco la cinta adhesiva que lo mantiene en su lugar y lo sostengo con mi brazo bueno. Después corro de vuelta hacia donde esta Nick. Se está volviendo humano. ―¿Nick?‖ – Mi voz es un susurro. Dejo caer el atizador en la nieve y caigo de rodillas, tocando su cara. Su piel ha perdido todo el color. Muevo las
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mantas para poder ver sus heridas. Esta magullado y sangrando por todas partes. Lo cubro de nuevo ―¿Cariño?‖ Él gime. ―¿Nick?‖- Algo húmedo cae de mi cara y golpea su mejilla. Lágrimas. ―Te estoy consiguiendo ayuda, ¿vale?‖ ―Me estoy muriendo‖. – Susurra. ―No, no es horriblemente.
verdad‖,
- insisto.
Beso
su frente. Esta
ardiendo
―No vas a morir‖. Sus ojos se cierran. Se agita. Aprieto mi mano contra su hombro. Casi me quema. ―Tienes que quedarte inmóvil, cariño. Tienes que quedarte quieto. Empeoraras‖. Pestañea y su cuerpo se queda inmóvil. Parece como si fuera una gran batalla pero al final consigue abrir de nuevo los ojos. Me inclino hacia abajo y presiono mis labios contra los suyos. ―Vas a estar a salvo. Lo juro. Te protegeré.‖ Sus labios se mueven bajo los míos. ―Te amo‖. – Sus ojos son, por un segundo, los ojos fuertes e intensos de Nick. ―Siempre te amaré. No importa el qué.‖ ―Siempre nos amaremos el uno al otro‖, - digo. ― ―¿Vale? Tengo que hacerte volver. Vamos a llegar a esta calle e iré a buscar una ambulancia y estarás bien. ― Sus ojos se cierran. ―No….te preocupes….tú…..siempre… ― Sostengo su cabeza con mi mano y la alzo. ‖¡Mantente despierto! Nick, cariño, tienes que quedarte conmigo.‖ Detrás de mi llega la voz de una mujer. ―Él no puede.‖ Mi cuerpo entero se estremece. No me giro. No la quiero mirar. Sé quién es. La Valkiria. Thruth. Algo dentro de mí se agita salvaje. ―Aléjate de nosotros.‖ El aire se mueve detrás de mí. Salta por encima de nosotros y aterriza al otro lado de Nick. Sus alas son enormes. Ella brilla. Pero su cara está lejos de ser la de un feliz ángel. Es más como un frío cuchillo. Me parte el alma.
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―No puedes salvar a este guerrero‖, - dice. Cada palabra rebana en mi estomago. Cada palabra es una sentencia de muerte que me niego a escuchar. Agarro el atizador y lo paso con cuidado por encima de Nick para enfrentarla. Tendrá que atravesarme para cogerle. Mis dedos se cierran fuertemente alrededor del frio hierro. ―No dejaré que te lo lleves. ― ―No tienes elección. ― ―Siempre hay elección‖. No estoy tocando a Nick. Quiero estar tocándolo de alguna manera, asegurándome de que está ahí. Doy un paso hacia atrás lo suficiente para que el talón del pie roce su brazo. No se mueve. Las alas de Thruth me recuerdan a la oscuridad, al contrario de un corazón enamorado. Dice, ―No, estás equivocada. No siempre hay elección.‖ El viento cambia a nuestro alrededor. La nieve se bate hacia mis ojos, fría y frágil, y me pregunto si ella de alguna manera lo está haciendo. ―¿Lo dejarías morir aquí, en vez de continuar su existencia como un guerrero para siempre en las altas esferas de Valhalla?‖, se burla de mí. ―Eres tan avariciosa y egoísta, típico de los humanos‖. ―Él no se va a morir.‖ - Insisto. Ella asiente. Por un segundo una emoción benévola sacude sus facciones. ―Sí, sí que lo hará. Pronto.‖ Algo dentro de mí se rompe. La desesperación llena mi cabeza, mi corazón. Mis manos tiemblan y mis dedos aflojan su agarre en el metal. Nick se está muriendo. Se está muriendo y no puedo salvarle. Esta tan pálido y apenas respira. Su cuerpo es como un caparazón, como un abrigo colgado en una percha, vacío y sin vida. Mi cuerpo se encoge por la mitad y entonces me las arreglo para ponerme de nuevo derecha. Intento tenderle el atizador. ―Entonces mátame. Llévame a mí también. Yo—yo solo no…no puedo perderle. ― Ella sacude su cabeza. Su cabello se ondea detrás de ella, atrapando el viento. Sus ojos se endurecen. ―Tú no eres una guerrera. Solo eres una chica, una chica humana.‖ Alguien solloza. Soy yo. Suplico. ―Por favor. ―
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Ella no se mueve. El viento se detiene. Todo está despejado, sin obstáculos por los cristales de nieve que caen. Puedo verlo todo en Thruth; cada pelo, cada pluma. Aún así, suplico y me niego a aceptarlo. ―Por favor….Soy medio duende. ¡No soy humana!‖ Frenéticamente empujo el atizador hacia ella. ―Me vuelvo azul. Eso es de duendes. Llévame. ¡Si tienes que llevártelo a él, llévame a mí también!‖ ―No, tu padre es un duende. Tú sigues siendo humana, susceptible a la magia de los duendes, tal vez destinada a ser un duende, pero eres una chica—solo una chica‖. Sus hombros se mueven un poco y ella se acerca. ―Tú no has sido una guerrera. Nunca has matado‖. Algo dentro de mí se arma de valor. ―No. Te. Acerques‖. Muevo el atizador y lo apunto hacia ella. ―O serás la primera‖. Sus labios tiemblan casi como si estuviera a punto de sonreír. Ella no cree que sea para nada una amenaza. Olfatea el aire. ―Pequeña, los duendes se acercan‖. Señala detrás de mí. No me giro. No caeré en eso. ―No me vas a distraer‖. Ella suspira. ―El tiempo de tu guerrero ha llegado. Necesito darme prisa antes que ambas lo perdamos‖. Su postura cambia. Me armo de valor contra ella y la encaró con el atizador. Me pasa rozando como si fuera un cachorrito. Su brazo me tira a un lado. ―¡No!‖ Grito la palabra como si fuera una maldición, como una oración, y me giro hacia ella. Embistiéndola, le agarro del tobillo justo cuando ella coge en brazos a Nick. Mis uñas arañan su piel. Ella sangra. Utilizo mi mano herida para intentar agarrar mejor. ―No te lo puedes llevar‖. Sus alas se tensan y se reajustan encima de nosotros. Atrapan el viento y se alza. Se levanta del suelo, llevándome con ella. ―Suéltame‖, -dice. ―¡No!‖- mi pie deja el suelo. ―¡No!‖ Nos estamos elevando. Un pie. Otro. Su voz suena frustrada. ―¡Suéltame, chica! Los humanos no pueden entrar en Valhalla‖.
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―No te lo puedes llevar‖. Mis dedos se resbalan. Mi brazo herido cuelga inútilmente. Maldita sea. Maldita sea. ―Lo necesito‖. Nos elevamos más. Estamos a seis pies del suelo. No me importa. No tengo miedo a las alturas; Solo tengo miedo de perder a Nick. ―Déjale ir‖, Ruego. ―Puedo cuidar de él. Por favor…‖ Ella agita su pierna. ―Eres peor que un perro, suplicando. ¿Dónde está tu honor?‖ ―¡Él es mío!‖ grito. Mis dedos tiemblan con la tensión de mantener mi peso. ―Lo amo‖. Por favor. ―Lo siento‖, susurra. Agita su pierna de nuevo. ―Necesitamos al lobo para la batalla. Él no es útil para nadie muerto y podrido en la tierra. Ahora suéltame.‖ Ella me golpea con el pie que tiene libre. Su talón da de lleno a mis dedos. Estos dan unos espasmos. Es solo por un segundo que pierdo mi agarre, pero es suficiente: me caigo. Mi pie golpea primero. El choque de la gravedad y el contacto hacen un ruido sordo todo el camino hasta llegar a mi cabeza, pero casi no me desplomo. Mis rodillas se doblan. Permanezco en el suelo, después un segundo después me dejo caer hacia donde está el extremo del atizador. La dura fría línea de este está justo a la izquierda de mi columna vertebral. Miro hacia arriba. Se han ido. No le pude salvar. No se pudo quedar conmigo. ―No‖. No logre gritar la palabra. Lo susurré. Lo susurré una y otra vez hasta que se volvió una especie de canto alocado. ―No. No. Nono. Nononononononono….‖ Todo en mi interior se queda vacío como el cielo. Solo está este grandísimo agujero que crece desde mi estómago y que cada vez se hace más y más grande, borrando todo en mí. Nick. Nick se ha ido.
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Dieciocho Traducido por Anelisse Corregido por Loredana
Tip - Duende Los duendes no se preocupan por tu pérdida. No te van a enviar flores o sostener tu mano. Olvídate también de las tarjetas de simpatía. Prefieren morderte.
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e ha ido. Su cuerpo sangrante y roto, su hermoso cuerpo, está en algún lugar dónde yo no puedo alcanzarlo. Su voz gruñona profunda ya no resonara en mis oídos. Nunca voy a sentir sus labios presionarse contra los míos. Sus dedos jamás se enredarán en mi pelo. Nunca seré capaz de tomarle el pelo41 sobre Snausages42 o grifos de incendios. Paso un rato en el suelo, mirando fijamente hacia el cielo blanco, mirando, mirando, y no viendo nada. Algo se mueve fuera de los árboles. Mi mano se extiende por debajo de mi espalda, encontrando el atizador de hierro. Hace frío en la nieve. Mis dedos se envuelven alrededor de ella, moviéndose por un instinto que no tenía nada que ver con mi corazón. ―Ella está herida‖, dice alguien. Giro la cabeza hacia la izquierda, pero permanezco acostada. Era un duende. Su glamour se había ido. Ella era todo ojos plateados, piel azul, y dientes. El vestido de diseñador esta hecho jirones. No tiene ni abrigo ni zapatos. Esta sangrando por la pierna y el brazo. Otro se acerca por la derecha. También tengo que girar la cabeza para poder verlo. Él es más alto, es por su glamour. Viste ropa deportiva, pantalones de viento, una sudadera con capucha verde y blanco. Tienen ojeras bajo sus ojos. Ambos me miran... hambrientos.
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Tomarle el pelo: Bromear. Alimento o bocadillos de perros.
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―Herida será más fácil de matar‖ se dicen entre si. ―Y nos gusta ahora es más fácil‖ Calculo mis opciones. Creían que estaba herida y no lo estaba. Si me sentaba verían el atizador. Perdiendo mi única ventaja, que era la sorpresa. Ellos se acercaron a mí. Yo sabía lo rápidos que podían ser, pero estos eran lentos. Actuaban como los gatos, atormentando a sus presas. ―Ella perdió a su niño lobo‖, dice la mujer con una falsa voz compasiva. El hielo gotea de sus palabras. ―Pobre cosa indefensa‖ El agujero en mi interior se hace aún más grande, pero los bordes del mismo adquieren algo oscuro y feroz. Creo que es odio. Era culpa de ellos. Por ellos había perdido a Nick, por causa de los duendes. El odio dentro de mí es frío, pero el dolor parece aminorarse solo un poco, gracias a este. Era un fin para mí. ―Debe de ser difícil perder algo tan apestoso, peludo y caliente‖ dice el tipo. Saltando hacia adelante trata de sujetar mi cabeza, su mano se extiende y me seca las mejillas. Su tacto es duro. ―Oh, ella está llorando.... Tan dulce. No te preocupes. El dolor no durará demasiado tiempo. Y de todos modos, vamos a darte un dolor totalmente nuevo en que pensar‖ Unos gritos de cuervo se oyen en la copa del árbol. El hombre abre la boca. Su glamour de repente se había ido y sus dientes son como clavos, puntiagudos y mortales. ―Oh, ella está temblando, pobre nena‖, se burla. Nick era el único que podía llamarme nena. Pensé. La mujer era casi como nosotros, pero cojea escabulléndose demasiado lejos. Tenia que atacar primero al hombre. ―¿Por qué tiene el brazo de esa manera? Tal vez este roto. Qué divertido‖ se ríe la mujer ―Podríamos torturarla‖ ―¿La caída del cielo mientras su lobo era llevado, no es suficiente tortura?‖- Se pregunta él. ―Ella nos encarceló. Nada es suficiente‖ silba la mujer. Él se gira de nuevo hacia mí. Sus ojos brillan. ―Es cierto‖ Él abre la boca y se inclina hacia adelante. Sus manos están a ambos lados de mi cabeza. El cordón de su sudadera con capucha cuelga hacia abajo, golpeándome en la mejilla. Muevo mi cabeza para dejar al descubierto mi cuello. ―¿Tal vez al estilo vampiro?‖
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Por un segundo no contesto. Por un segundo pienso ‗Tal vez es mejor así. Es posible que simplemente lo mejor sea darme por vencida‘ Y sí, tal vez podría ser mejor. Pero no es así. Yo no quiero esto. Mis dedos se tensan alrededor del atizador. El duende se inclina, la mujer salta hacia adelante. Aterriza a mi lado y gime, obviamente demasiado herida para el movimiento rápido. Bien. ―Sólo cógela‖ ordena la mujer ―Apúrate si vas a ir primero‖ ―Cállate‖, él silba de nuevo. Sus manos presionan mi cara. Sus dientes se acercan. Esta era mi señal. Moví mis caderas hacia arriba. Mis piernas lo patean y mi brazo salió de detrás de mi espalda. El atizador se estrelló en su cabeza. Sus ojos bombearon y se cerraron. Rodé lejos y me levanté. Las risas de la duende me llenaron de rabia. ―Bonita sorpresa, pequeña princesa‖, ella escupió las palabras. ―Será tan bueno probarte‖. ―Correcto‖. No era un buen regreso. Estaba más allá de buenas remontadas. Estaba más allá de cualquier cosa. Los ecos del nombre de Nick resonaban dentro de mí y eso es todo lo que escuchaba en este momento, todo lo que sentía. Estoy en automático. Una rápida mirada me asegura de que el hombre duende no se mueve. La mujer sigue mi mirada. ―Él no está muerto, ¿ves? Su pecho se levanta. Eres débil como tu padre. Tú no tienes la suficiente fuerza para matarnos, ¿verdad? Sólo nos atraparás, para enloquecernos poco a poco con la necesidad, porque no tienes las agallas para hacer lo que tienes que hacer. ¿Sabes cuántas veces he querido matar a tu padre con sus preocupaciones sin fin? Pero yo no podía—oh no—no pude hacerlo porque es nuestro rey‖ Ella sería hermosa si no fuera un duende. Su cabello largo y negro fluía con el viento. ―Estás atrapada por los monstruos‖, forcé las palabras a salir. ―Mi padre es un monstruo‖ ―¿Monstruo? ¿Por qué? ¿Debido a que admitió el dolor que causo? ¿Por que admitió que nos gusta? En lugar de pretender que somos una especie de héroes guerreros como tu lobo‖ se burló ella. Su postura tensa. Ella iba a saltar hacia mí. ―Él es un héroe, él protege a las personas de las cosas como tú‖
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―Y tú‖ Ella huele. Y sonríe. ―Puedo oler al duende en tu interior‖ ―No soy cómo tú‖, le gruño. ―No. No lo eres. Tú encubres tu maldad, tu violencia, con la máscara del bien. Yo soy malvada‖, ella salta. Cambié el atizador de manera de que la lengüeta estuviera hacia afuera y la metí tan duramente como pude. La golpeé en el pecho. Se escuche un sonido enfermo de succión, ya que pasó a través de su piel. Su boca formó una O. Su rostro sonrió y luego hizo una mueca. Sus manos buscaron mi cuello. Las uñas largas me arañaron. Tiré el atizador y di un paso atrás. Ella cayó. Todos caemos hoy. Ella ya no respira. He matado algo. He matado. Moviéndome en cámara lenta, echo un vistazo al otro duende—el hombre. Se había girado. Sus ojos aún no estaban muy enfocados, pero estaría bien si lo dejaba. En su lugar, levanté el atizador. ―Esto es por Nick‖ le di un empujón, incrustándoselo. Haciéndolo de nuevo. ―Y esto es por mí‖.
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Diecinueve Traducido por Carol (Lilith)
Los duendes le tienen miedo al metal. Metallophobia.
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ay sangre sobre en mis manos, sangre sobre el abrigo alrededor de mi muñeca, sangre sobre mis pantalones vaqueros. Probablemente hay sangre en mi cara. No me importa. Dejo las manchas de sangre allí para que pudran y se vuelvan costra y se endurezcan. Subo de nuevo en la moto de nieve. Conduzco a la carretera, llego al mini de Nick. Sus llaves. Están siempre en el bolsillo. ―¡Dios!‖ sollozo la palabra entre mis manos y no estoy jurando, Se trata de una suplica, una suplica real y entonces lo pierdo. Simplemente lo pierdo. Apago el trineo y sollozo y sollozo y sollozo sobre la estúpida moto de nieve. No sé cuánto tiempo paso. No sé nada. Sólo sé que Nick se ha ido como mi padre. Estoy sola. El mundo está quieto. No hay sonidos de coches o viento o animales. Incluso los árboles están quietos y solitarios. Estoy murmurando palabras en voz baja a mí misma—o a este que soy yo pero no soy yo, sin Nick. Sin Nick. Sin. Nick. Estoy murmurando palabras a mí misma, a Dios, a Nick, pero no creo que nadie las escuche. ―No puedo hacer esto‖, susurro. Limpio mi cara con la mano buena, tratando de deshacerme de las lágrimas. ―No puedo‖, No puedo hacer esto. ―Por supuesto que puedes‖. Mi cabeza se levanta y muevo mi cuerpo lo suficiente para verlo. Él está allí, la nieve ondula hacia abajo a su alrededor. Su chaqueta de cuero no está
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rota o rasgada. Los vaqueros no están sucios. No hay heridas. No estaba en la casa en absoluto. Copos de nieve caen en su pelo y se pegan, transformando el rubio a negro. Inclina la cabeza mientras nos miramos el uno al otro, entonces extiende su mano. ―Zara‖. ―No vine a ti‖. Mantiene su mano levantada. ―No lo hiciste Zara,. Tú lo hiciste todo. Todo este poder atrapado y contenido, listo para ser explotado. Tenía que explotar‖. Tiene razón. Por supuesto que tiene razón pero no me atrevo a decirle nada. ¿Qué sentido tiene, en realidad? Ni siquiera estoy callando sobre algo. Ya he terminado de buscar el significado, dejado de preocuparme por lo que va a pasarme, porque lo peor ha pasado ya. La gente sigue muriendo alrededor mío. Primero mi padrastro, ahora... Imágenes se fijan en el aire. A lo lejos, en la distancia algo grita. Inhalo, el aire frío se abre camino hasta acabar en mi cara. Las lágrimas son de hielo contra mis mejillas. Exhalo. Astley mira todo. Sus ojos brillan con el reflejo de la nieve. Su nariz brilla. ―Puedo oler a otro rey en ti—no tu padre‖. Suena al algún tipo de emoción. ¿Preocupado? Sí, creo que eso es todo. ―Él estaba allí‖. Me domino. ―Le hizo daño a mi padre. El m-m-mató a Nick. Y la estúpida Valkyria se lo llevó‖. Empiezo a perder el equilibrio. El mundo a mi alrededor da vueltas. Astley avanza tan rápido que apenas lo noto y me atrapa contra el. El suave cuero se arruga sobre mi cara. No tiene ninguna textura. Es simplemente elegante y huele a vaca muerta. ―No estas bien‖, dice. ―¿Cómo puedo estar bien?‖ Tengo hipo. Lucho contra él. ―Puedo estar de pie por mí misma, sin embargo‖. No me hace caso y me arrastra en sus brazos. ―Debes dejar de mentirte a ti misma.‖ Lucho durante un segundo y luego me rindo. Los copos de nieve se encrespan camino a la tierra, a la espera de algo por venir, de explicaciones, de significados. Aterrizan, uno tras otro, acumulándose, abarcando las cosas.
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No me dan respuestas. Simplemente nadie me da respuestas. Siempre tengo que llegar a ellas. ―¿Qué quieres decir, con mintiéndome a mí misma?‖ Olfatea el aire. Ladea la cabeza y escucha el viento y el bosque de la misma manera que Nick solía hacerlo. Los ojos de Astley cambian. ―¿Qué es?‖ pregunto. ―¿Hueles algo?‖ No responde. En su lugar aprieta sus brazos a mí alrededor. ―Dime. ¿Qué es?‖ ―Muerte‖, dice en voz más baja. Me empuja contra su pecho. Sus dedos se adaptan donde sostienen mis rodillas. Su voz es pesada con tristeza. ―Oh, Zara. Puedo oler su muerte. Has tenido un shock, una tragedia. Vamos. Vamos a ir a un lugar seguro.‖ No respondo. No puedo responder. Tener a alguien que sabe sobre Nick hace que sea aún más real y no quiero que sea más real. Mi garganta se cierra. Deja caer mis rodillas y me presiona contra él, los dos brazos alrededor de mi cintura, y nos elevamos en el aire. Sus palabras son suaves al oído. ―No te asustes‖. El mundo a nuestros pies se desdibuja. Los árboles se funden unos con otros, sólo una masa de color blanco. Viajamos en el bosque, tan rápido. El viento azota contra mi mejilla. Mis ojos beben de la fuerza fría de ello. Finalmente puedo encontrar mi voz. ―Esta no es la primera vez que vuelo‖. ―¿Tu padre?‖ ―Sí. Cuando me secuestro. Olía como hongos cuando sucedió. Tu también. ¿Por qué es eso?‖ ―Es la tierra que nos llama de nuevo. No pasará mucho tiempo‖, dice. ―Cierra los ojos si lo necesitas‖. No lo hago. Quiero ver. A lo lejos, sobre la Ruta 3, creo, son las luces intermitentes de los vehículos de rescate. La abuela esta allí. Ese debe ser el accidente. Hay un gran autobús inclinado sobre su lado, pero antes de que pueda enfocar hemos pasado. Las imágenes de Nick y el duende fuerzan su camino en mi cabeza. Sangre. Flashes de dientes. Rasgando la piel. La horrible voz del duende y su sonrisa. Temblando, le pregunto a Astley, ―¿Eres más fuertes que el otro?‖
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Sus brazos se aprietan. ―Espero que sí. Algún día tendrá que ser. No puedo creer que encontrara la casa primero. Nunca me perdonaré por eso. Estoy demasiado distraído‖. Trago fuerte. Un sollozo amenaza con llegar a mi garganta. Lo empujo hacia atrás y digo: ―Creo que es culpa mía también‖ No responde por un momento y luego dice: ―Sabes, eso es lo que yo pensaba también, cuando te conocí y cuando me enteré de la situación, pero ahora.... No tenías muchas opciones, ¿verdad? No hemos manejado bien las cosas. Tu padre debió haber sido tratado por su propia clase hace mucho tiempo‖ No sé cómo responder. A pesar de que el frio pica inclino mi cabeza y exploro el cielo en busca de Nick a medida que comenzamos a bajar. Estamos cerca de mi casa. La casa donde Nick y yo dormimos y nos besamos e hizo el desayuno. No fue hace mucho tiempo. Se sentía como eterno. Las manos de Astley cambian. ―Espera, aterrizaremos. No soy el mejor en aterrizajes.‖ Un golpe sordo es el aterrizaje y caemos sobre su trasero. La mitad de mi esta encima de él. Se sonroja y luego sonríe. ―Oh‖. Ruedo fuera de él. ―En realidad no lo eres‖. ―Todos tenemos nuestras debilidades‖, explica, saltando hasta sus pies. Miro fijamente a casa. Se ve tan tranquila y normal. Parece que nada hubiera sucedido. Se ve bien y hermosa y segura, pero nada es bueno y hermoso y seguro. Camino lentamente por las escaleras del porche. Astley me sigue hasta la puerta. Mantiene su brazo alrededor de mí, pero sin tocarme, dispuesto a cogerme si me caigo, imagino. Busco a tientas el pomo de la puerta. ―Aquí, déjame‖. Inserta mi llave y lo gira para mí. Camino al interior. Inclina la cabeza. ―No puedo dejarte entrar‖. Mis palabras salen lentamente. Cierra los ojos por un breve segundo. ―No confías en mí.‖ No respondo. Estoy demasiado cansada, demasiado triste para responder. El sol se asoma detrás de una nube. La luz brilla en la nieve. Protejo mis ojos con la mano. Es demasiado brillante. Nada debería ser tan brillante.
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Empiezo a entrar. La mano de Astley agarra mi brazo. ―No puedo dejarte así. Eres apenas capaz de comunicarte.‖ ―Tienes que hacerlo‖. Por un instante ninguno de los dos no movemos. Por un instante el mundo parece pararse muerto todavía. Su mano se desliza hacia arriba en el brazo y me sujeta por los hombros. No tengo la energía para encogerme de hombros. ―No dejes entrar a nadie aquí. Es peligroso ahora.‖ Estuve a punto de reír, eso era como un eufemismo. Detrás de él, las huellas de neumáticos del MINI se habían ido, cubiertas por la nieve. El aleja las manos de mis hombros y saca un pedazo de papel de su bolsillo. Escribe un número en él y lo pone en mi mano. Cierra mis dedos alrededor de él. ―Mi celular. Llama si me necesitas‖, dice. ―No te necesitare‖, digo, mirando el papel, un recibo de Holiday Inn, y dando un paso al interior, ―pero gracias‖. ―Zara‖. Su voz me detiene. Doy la vuelta. ―Fuerza‖. Cierro la puerta tras de mí, pero no la bloqueo, porque no tiene sentido. El único duende que puede entrar aquí es el que ya ha sido invitado y es mi padre. Es una extraña regla de duendes, una de las muchas. Todos los duendes se alborotan ya que son finalmente libres. Van probablemente en busca de alimento, de venganza. El deseo debe ser fuerte a través de sus cuerpos débiles. Sé lo que se siente. Se libero a través del mío, también. La venganza: ése es el tipo de sentimiento que pertenece a un lugar seguro, aislado del resto del mundo, lejos de madres abrazando bebés, lejos de niños en los columpios, lejos de la humanidad. Me quedo en el sofá, presiono mi rostro contra la tela roja, y respiro profundamente, tratando de captar el olor de Nick en alguna parte, algo que haya quedado de la noche anterior, pero no puedo oler nada. Mi nariz no es muy buena. Olfateo una almohada sobre mi cara, pero aún nada. No hay ningún Nick: no en donde estoy sentada, no en su MINI que sigue estacionado al lado de la carretera, no esta trabajando en el hospital, no esta cazando en el bosque, no esta en cualquier sitio. Él no está aquí, aunque quiero enredar mis dedos en su pelo oscuro, respirar profundamente en el, dejarle respirar profundamente en mi, simplemente lo quiero aquí conmigo en este momento, todo el tiempo, para siempre. Aunque él no este aquí.
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Me incorporo y escribo un mensaje a Issie. Debes llamar. Los duendes han escapado. No puedo hablarle de Nick. No en un mensaje. Simplemente no puedo. Puedo enviarle un mensaje idéntico a Betty. Mi teléfono celular de alguna manera se sale de mis dedos y cae en el sofá. Lo dejo ahí. Espero. No pasa nada. No tengo idea de cuánto tiempo pasa. No hay nada que esperar. Los duendes mataron a Nick. No hay camas de flores y vallas blancas para nosotros. Nunca le besare de nuevo. Nunca lo abrazare de nuevo. Nunca lo oleré otra vez. A causa de los duendes. La culpa es mía también. De alguna manera, mi cuerpo se levanta del sofá donde dormía. De alguna manera, mis pies caminan hacia la cocina y a la puerta del sótano. Mis dedos se envuelven alrededor de la perilla y la giro. Abro, bajo las escaleras. Mis pies hacen ruidos mientras golpean la madera. Tenemos un armario de armas aquí. Está lleno de cosas con hierro forjado. Nunca he sido la mejor luchadora. Nick dice que es porque me falta el impulso de matar. Mis manos empujan abriendo la tapa del armario de metal. Mis dedos agarran una espada. La envaino y la fijo a mi cinturón con la gran hebilla con el signo de la paz. Es pesada en contra de mi pierna. Me muevo por la casa, en silencio como los muertos. No hay poder en mi elección. Mi historia ha perdido a su protagonista masculino, su papel romántico. No soy más que un caparazón. Así que mi muerte no será una gran pérdida y matare a tantos de esos hijos de puta como me sea posible, por lo que habrá menos para hacer daño a la abuela y a Issie, y a mi mamá, y a Devyn. Este es mi plan. Voy a vengarlo y a morir haciéndolo. Salgo y me dirijo al bosque.
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Veinte Traducido por Neriisa Corregido por Loredana
Tip - Duende Fingir que no existen, no funciona.
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as nubes de la tormenta se habían ido. El brillante cielo azul se burla de mí mientras cruzo el césped. De alguna manera todavía tengo mis botas. No me había dado cuenta. Hay sangre en una costra. No me había dado cuenta de eso. No importa. Pongo mis pies en la nieve, haciendo caso omiso de la sangre, ignoro el cielo y entro entre los árboles. La nieve es un poco menos profunda aquí, debido a la cubierta de las agujas de pino sobre mí. Ellas cogen la mayor parte de la nieve entre sus ramas. Les pesa. Todos sentimos el peso 43. Me paseo por el bosque, escucho los sonidos de invierno, de los cuervos graznándose las noticias unos a otros, duras verbalizaciones de las verdades de los pájaros. Ardillas que chillan nerviosas cuando paso. Los duendes no siempre dejan rastro. No sé exactamente como sucede esto. No me importan los cómos, no importa nada ¿verdad? Camine durante diez minutos antes de que alguien me llamara por mi nombre. ―Zara…‖ Es una voz baja y ronca de mujer, como la de las cantantes de jazz que Betty escucha cada noche en su ipod. Dejo de caminar, pero no cojo mi espada. La sensación de miedo hace que un cosquilleo recorra la parte de atrás de mi cuello. Eso es lo que quería, o pienso que quería. Lo que quiero es una pelea. ―Zara… ven a mí…‖. Esta vez la voz es masculina, alta y clara, viniendo de la izquierda, creo. Ellos están tratando de que yo me pierda. Idiotas ―Zara…‖ 43
N. del Traductor: Todos estamos abrumados.
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Sacudo la cabeza. ¿No se dieron cuenta de la espalda que cuelga de mi cinturón? ¿O es que son tan despreocupados que no les importa? ¿Parezco una amenaza tan pequeña? Sigo las voces. Ahora vienen de todos lados, alrededor mío, por encima, detrás, enfrente. “Zara…” “Princesa…” “Zara…” Los cuervos y las ardillas se han quedado completamente en silencio. Mi respiración salió al exterior, formando una nube en el aire. Se ha vuelto más frio. Sin embargo, yo no lo siento. No siento nada. Doy otro paso hacia delante y ahí está un duende. Lo reconozco como uno de mi padre. Su pelo es de color rojo salvaje, fuera de control. Su boca es una trampa gruñendo. Lleva una bata sobre un pijama para gatos, lo cual es ridículo, pero cierto. ―Princesa…‖ ella sonríe. A mi derecha dos duendes más aparecen, hombres altos y delgados. A mi izquierda, una rama se rompe. Tres duendes más aparecen: una mujer y dos hombres. Más respiraciones a mi espalda. Una de ellas está cerca de una de las raíces de un pino. No digo nada, simplemente saco mi espada. Oigo las risas del duende pelirrojo y alguien detrás de mí dice: ―¿La mato ahora? ¿o dejamos que vea como matamos a sus amigos?‖ Parecen creer en eso por un momento. Mi espada espera pesada en mi mano. Por un momento nadie se mueve y después un chico a mi derecha dice: ―Yo voto por herirla y después la hagamos ver‖. ―Una decisión razonable‖. Dice otro. Yo sacudo mi cabeza. ―Todo lo que hacen los duendes es hablar‖. Bla, Bla, Bla. ―Es tan aburrido‖. Antes de que puedan hacer nada me lanzo hacia mi izquierda blandiendo mi espada. Es extraño, pero funciona. Le clavo la espada en el estomago a un duendecillo, es blando como la mantequilla. Ellos estocan a la vez. Puedo coger mi espada, pero no estoy lo suficientemente cerca y la pelirroja la aleja de mis manos. Su piel se quema. Y emite un olor a ácido increíble. Ella suelta una maldición, y uno de los duendes tira de mi cabeza hacia atrás. ―Atenla‖ ordena, ―Vamos a hacer esto lentamente‖.
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Tienen una cuerda de nylon azul. Algo cae a través de las ramas y aterriza justo enfrente de mí. Una pila de cuero, tejanos y pelo rubio. ―Maldita sea‖ -Murmura Astley. Él se pone en pie antes de que yo pueda saber que pasa. Se gira, me arranca de los brazos de los dos duendes y grita: ―Sujétate‖. Lo hago. El se lanza al aire. Agujas de pino rasgan la ropa. Yo pongo mi cara sobre su pecho. Los duendes están debajo de nosotros. Lo abrazo, para conseguir un mejor agarre. El tiene un brazo alrededor de mi cintura. La otra está tratando de proteger nuestras caras de las ramas. Una flecha pasa cerca, falla por centímetros, y luego está despejado, por encima de la línea de los árboles y el cielo. ―¿Qué diablos crees que estás haciendo?‖- Dice en el momento que estamos sobre los arboles. Su brazo baja para unirse con el otro alrededor de mi cintura. ―¿Qué te pasa? ¿Estás tratando de matarte?‖ Mis manos golpean su pecho. ―Yo no necesito ser rescatada. Solo dame un arma y déjame abajo. ¡O pelea conmigo!. Déjame ir‖. ―Zara todos tenemos a quien rescatar y todos tenemos que ser rescatados‖. El mundo a nuestros pies, es distante y frio. Nos remontamos en el espacio de la nada sobre los arboles, bajo el verdadero cielo. ―No puedo vivir sin Nick‖- digo. El se queja.-―Claro que puedes. Todos vivimos con nuestras pérdidas. No queremos, pero podemos‖. Soplo fuera de mi algo de moralidad y me obligo a mi misma a recordar los acontecimientos de esta mañana, la casa del duende, la lucha, la mujer llevándose lejos a Nick. Tengo que llegar hasta el Valhalla de alguna manera, así tal vez pueda traerlo de vuelta. ―Háblame de la Valkiria‖. –Insisto. Se niega a hablar más ya que estamos volando, y finalmente aterriza torpemente en el callejón detrás del café de Martha y el estudio de danza Riverside. Una fina capa de nieve cubre el asfalto. Los ladrillos de la pared posterior están cayéndose. Los toco de todos modos, tratando de permanecer en el suelo.
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―¿Por qué estamos aquí?‖ – pregunto. Se mete la camisa inmaculada con gestos rápidos y dice: ―Porque tengo hambre. Un restaurante debe ser seguro‖. El empieza a caminar alrededor del edificio. : ―Es demasiado público. Si bien, estoy lo suficientemente hambriento como para ser valiente. No lo sé. El hambre y la necesidad pueden distorsionar el juicio‖. Corro tras él y le agarro de la manga de su chaqueta.: ―¿No tienes necesidades?‖ ―Las tengo‖. ―¿Cómo puedes controlarlas?‖ ―Soy un rey, pero soy aun joven, Zara‖. La emoción nubla su cara. ―Mi padre murió hace poco y yo soy nuevo en esto. Y las necesidades que se apoderan de otros reyes aun no me afectan hasta dentro de un par de años‖.– El me mira y mira de reojo. ―Vamos a arreglarte el cabello. Tienes ramas en él y sangre seca en la cara‖. ―Mi papá – mi padrastro – murió hace poco también‖. –Le digo. ―Lo sé y lo siento mucho‖. – Dos de sus dedos tocan suavemente mi cara. Yo trago y digo: ―yo también lo siento mucho‖. Sus manos se mueven rápidamente y hace una cola caballo. El quita algunas ramas de mi pelo y mi ropa y las deja caer al suelo. El frota con un poco de nieve los restos de sangre de mi cara y los arañazos con sangre seca de mis manos. Me da su chaqueta para que oculte algo de la suciedad y la sangre de mi camisa. Empezamos a caminar y yo también recuerdo. ―Estoy azul‖ - digo. ―¿Y qué?‖ Me seco las manos en los pantalones y aprieto mi hebilla de la paz. Busco una razón: ―No puedo ir a un restaurante así‖. Me toma por el codo –―Claro que puedes‖. ―No, la gente vera que estoy empapada en nieve, los cortes…‖ ―Todo estará bien. Me inventare una historia‖. El me empuja en el restaurante antes de que pueda objetar mucho.
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El gran cartel marrón en la parte frontal dice que encontremos asiento nosotros mismos. Caminamos sobre las baldosas blancas y negras, pasando por los cubículos de color rojo oscuro y carteles con imágenes de grandes estrellas de cine que fueron muy conocidos hace medio siglo. El se desliza dentro de un cubículo en la pared del fondo, que se encuentra bajo una foto de John Wayne con su traje de Vaquero. ―Me gusta este lugar‖ –dice. Pongo los codos sobre la mesa y bajo mi cabeza, tratando de proteger mi piel del resto del mundo. ―Me encantan los panqueques‖. El me da una servilleta de papel. ―Trata de hablar, Zara. ¿De verdad no te comunicas? Es preocupante‖. Aprovecho la servilleta, y la coloco sobre mi regazo y lo intento. ―Es difícil imaginar a los duendes viniendo aquí y comiendo como todo el mundo‖. Él me sonríe y me entrega un menú. ―Bueno si‖. Parece un problema tonto, pero lo digo. ―No tengo nada de dinero‖. ―Será un regalo. Esto es lo menos que puedo hacer hoy‖. Lo miró. ―Como es que no persigues a los duendes malos, en este momento. Es lo que Nick haría‖. ―Yo no soy Nick‖. Lo dice con tal dureza que me sobresalta. ―Obviamente‖. Levanta una ceja. ―Yo estaba ocupado buscándote, Zara. Para mí, tú eres la prioridad‖. Espero. A través de la sala una niña, acaba su torta y se da la vuelta para subirse al regazo de su padre. Ella le susurra algo al oído. Se agarra a su cintura y se acerca más, buscando la seguridad. En otra mesa, una pareja engancha sus piernas por debajo de la mesa. Entrelazando sus dedos. Todo es tan frágil. Quiero gritarles que disfruten de eso, que se mantengan uno cerca del otro, ámense unos a otros ahora que pueden. Ajusto la servilleta en el regazo. ―¿Porqué soy tu prioridad?‖ ―Porqué no estás segura‖. Agarra el agitador de azúcar y lo mueve en círculos a través del cristal. ―Y porque creo que estas destinada a ser mi reina‖.
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Los duendes y su obsesión por las reinas. Estoy tan cansada de ello. Agarro el paquete de azúcar tratando que la gente no nos vea. ―Yo nunca estuve segura. ¿Qué hay de diferente ahora?‖ Deja de girar el azúcar. ―Que tan diferente es ahora. Tu padre y sus duendes están sueltos. Frank está aquí. Eso es lo que es tan diferente. ¿Sabes lo que eso significa para ti?‖ ―¿Indecible horror y mal?‖ Suspira y antes de que pueda preguntarle, quien es Frank, la camarera se acerca con agua. En realidad es Martha, la dueña. Ella tiene una pequeña y dulce brecha entre sus dientes delanteros. Lo puedo ver ahora, porque su boca cuelga abierta. ―Zara, estas azul, cariño‖. Asiento con la cabeza. ―Pintura de cara‖. Astley explica. ―Es que no sale como queríamos, lo hemos intentado todo‖. ―Oh‖, Marta se ríe y saca el lápiz y cuaderno de tomar nota. ―Así que ahora estas atascado buscando algo similar al monstruo de las galletas‖. ―Es que no es tan malo‖, Dice Astley. ―Un matiz mucho más ligero‖. ―Pobrecita, cariño‖. Martha se ríe con una sonrisa sofocada. ―Déjame ir por unas toallas y tal vez un poco de pintura más suave‖. Ella guiña un ojo. Astley le devuelve una sonrisa. Ni siquiera puedo hablar. Todo en mi interior esta hueco. Wow. Echo de menos a Nick. Después de que ella se ha ido, por un momento se aclara la garganta y dice: ―Me permites empezar, contándote sobre la guerra, ¿está bien? Sobre lo que está escrito es lo más grande‖. ―Quiero hablar acerca de la Valkiria‖, Insisto ―La guerra es uno de los motivos por los que ella está aquí. La guerra se llama Ragnarok u ocaso de los Dioses. Es la leyenda, pero real. ¿Lo entiendes? Durante este tiempo, hermanos pelean con hermanos, Hijos matan a sus padres. La gente empieza a actuar sin moral‖. Él empieza a girar el envase de azúcar de nuevo. Me recuerda a un globo de nieve. Pone el envase boca abajo. ―Lo siento, tú aun estas en estado de shock. Crees que te puedas enfocar‖.
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La gente murmura en otras mesas. Toman y murmuran. Tomo un poco de agua. ―Lo intento‖. ―Ya lo sé. Muy bien. Yo realmente siento no poder tener más tiempo. Pero realmente creo que tú deberías saber sobre esto.‖ ―No importa. Prefiero saber. Odio no saber las cosas.‖ ―Yo también. Somos iguales en eso‖. El sumerge la punta de su dedo en el agua con hielo.- ―La leyenda dice que Ragnarok, la guerra, sucede después de que el peor de los inviernos, Fimbulvetr. Un invierno de tres largos años sin verano. Y luego la guerra—, la guerra más horrible, la definitiva‖. Su voz se apaga, toma un trago y continúa. ―Quiero decir este lugar. Bedfor, Maine, Es un faro para las hadas, los duendes y los lobos. Piensa en cuantos hay. Ellos están aquí, porque este es el lugar de la batalla final‖. ―No, no lo es‖; Insisto ―No voy a dejar que eso suceda‖. ―No estoy seguro de que se pueda detener‖. Frota sus dedos sobre mi mano que aun esta agarrada a la copa. Siento un calor eléctrico y una sacudida de nuevo. ―¿Por qué hiciste eso?‖ El se sonroja, y mira hacia otro lado. ―No pude evitarlo. Lo siento.‖ Estamos en silencio. El resto de las personas del restaurante, hablan sobre un accidente de autobús. Capto algunas palabras como: Horrible, banda y Summer – La cual, es otro instituto estatal, que está en lo alto de la costa a unos 45 minutos. Aclarando su garganta, el continua. ―Por lo tanto, todo el pueblo morirá. Ellos no son lo suficientemente fuertes. Y esas son las dos caras. Aun sin saberlo las hadas ya han escogido un lado. Los hijos de Odin, las fuerzas del bien, creo que se nos llama, héroes‖. ―Que no son malos en absoluto‖ ―Es cierto. ¿Tú no piensas en tu lobo como un héroe?‖ Cierro los ojos. El dolor envuelve su brazo alrededor de mi pecho apretándolo fuerte. ―Por favor no hables de él‖. ―Pido disculpas de nuevo, Zara, pero tengo que hacerlo. Él es parte de la razón por la que estás aquí.‖ Abro los ojos y sé que mi mirada es feroz, pero no me importa. ―Él es el único motivo por el que estoy aquí.‖
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El se deja hundir. Se echa hacia atrás en el cubículo, extiende los brazos hacia delante de él, une sus manos y hace crujir sus nudillos. He visto a Nick hacer eso mismo un millón de veces. ―Los héroes son llamados a la batalla. Ellos vienen de todos partes del mundo, para liberar a este lugar llamado Vigrid. Se profetizo que en este el lugar es donde se librará la última batalla. Este es el lugar‖. Bedfor es el lugar. Yo miro el resto de los cubículos. La gente charla. El olor a tocino. La forma en que las luces zumban y brillan con su resplandor ambarino. Este lugar parece tan seguro, tan normal, cualquier cosa, menos un lugar donde se llevara a cabo la última batalla. Es difícil de creer. Decido cambiar el tema a lo que es ahora mismo importante para decir. ―La valkiria dijo, que se llevaba a Nick porque él era un guerrero‖. ―Para Odín y para Thor, si. Es necesario que haya 800 guerreros‖. ―¿Y quieren que Nick sea uno de esos guerreros?‖ ―Ellos lo hacen así y luego si, él estará en Valhalla hasta la batalla‖. Entonces me pongo de pie y se me olvida susurrar. ―Entonces tenemos que ir allí. Tenemos que ir a buscarlo. Él nos ayudara a detener esto, antes de que comience‖. ―La gente está mirándote‖, Él me toma del brazo. ―Siéntate‖. No quiero pero lo hago. ―Eso no es sencillo‖, dice. ―Ella dijo que lo humanos no pueden ir al Valhalla‖. Él espera. Él quiere que yo lo diga. Así que lo hago. Y dejo escapar. ―¿Vas a besarme, no? ¿O ya no lo deseas?‖ ―Prefiero no hacerlo esta vez‖. ―¿Por qué lo estoy haciendo para ayudar a Nick?‖ Asiente con la cabeza. ―Solo lo haría por qué quieres ser mi reina‖. ―Salvar a Nick es la única razón por lo que nunca lo haría‖. Sus pies tocan los míos bajo la mesa y sucede de nuevo la sensación cálida del cosquilleo. Yo pliego mis pies bajo la mesa.
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El me mira estudiándome. ―No te conozco desde hace mucho tiempo, Zara, pero según lo que yo sé de ti, es una mentira.‖ ―¿Me estas llamando mentirosa?‖ ―No. Estoy diciendo que eso es una mentira. Creo que tú harías lo mismo por cualquiera de tus amigos. Que tratarías de salvar a tu abuela, a tu madre tal vez incluso a un extraño, ¿no?‖ Cuando no respondo él continua. ―Que a su vez, es tú destino para convertirte en…‖ - él dice suavemente. ―Es tú destino ser mi reina‖. ―El destino no tiene importancia‖. Yo rompo un paquete de azúcar y lo hecho en mi agua. El remolino de pequeños granos da vueltas, atrapados en el movimiento del agua. Finalmente se depositan en el fondo. ―Déjame hablar con Issie y Devyn, decirles lo que pasó, hablar con mi abuela. Entonces lo haremos‖. ―No tenemos mucho tiempo‖. El sonríe, casi por como estoy haciendo girar mi azúcar. ―Voy a ser rápida‖. Mi mente va mucho más rápido. ―Tengo que llamar a mi mamá, debo avisarle de que papá está suelto de nuevo. Ella está en peligro‖. ―Ella no es la única‖. ―¿Qué quieres decir?‖ ―A pesar de sus necesidades, los duendes que estuvieron presos van a querer su venganza‖. ―Nadie le hace daño a mis amigos‖. Rasgo un poco de azúcar, esta vez real. Lo pongo todo en la cuchara y lo veo desaparecer, siendo tragado, llevado. Dejo que se hunda en un minuto y luego continúo. ―Muy bien. Perfecto. Acerca de los besos‖. Lo miro fijamente a los ojos. ―¿Dime que tengo que hacer?‖
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Veintiuno Traducido por Narumyta Corregido por Glad
Tip - Duende Es un mito que los duendes brillen. Solo los reyes dejan un rastro brillante. Los demás no centellan o brillan a nada parecido a eso. Tal vez ellos sufren por envidia al querer brillar.
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espués de que él termina de comer, no me deja volver a mi casa. En vez eso nos dirigimos al callejón nuevamente. El pavimento está roto luciendo mal. Parches de hielo cubren las piezas de fealdad.
―Puedo correr de regreso‖, le digo, aun cuando se que es peligroso y que me llevaría una vida llegar, pero ahora había un pequeño grano de esperanza en mí y me sentía energizada, como si pudiera hacer cualquier cosa. Tal vez podría traer a Nick de vuelta. Podría encontrarle. Eso sólo, si Astley estaba diciendo la verdad, y todo no era una gran treta horrible. ―No tienes idea de lo hambrientos y furiosos que están‖, el dice desdeñosamente cuando sugiero irme corriendo. ―Ellos te encontrarían‖. Así que volamos a casa. Mantuve mis ojos cerrados durante todo el camino entero, pensando en Nick, preguntándome como se sentiría acerca de todo esto. Él no tomaba mis decisiones cuando estaba aquí y no iba a empezar a hacerlo ahora. Pero aun así, me preguntaba. ¿Me seguiría amando si me transformaba? Mis cambios de humor: desde la esperanza hasta la desesperación cambiaban de ida y vuelta con cada ráfaga de viento. ―Agárrate, estamos aterrizando‖, gruñó Astley. Quien se dejo caer en la nieve. Mientras yo intento que mi brazo no lo presioné demasiado fuerte. Me levanto de un salto y empiezo a correr a casa. El aun esta recostado en la nieve. Uno de sus brazos esta hundido en la nieve hasta el hombro. El resto de él estaba tirado y luciendo muy indigno. ―¡Gracias!‖, grite mientras subía las escaleras.
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―Te veré al caer la noche‖, dijo, sentándose, y sacudiendo sus ropas. Mis manos fueron a la puerta. ―Ten cuidado. La luz del día no los aleja cuando están así‖, el me dice. Corro dentro de la casa y empujo la puerta para cerrarla. Recostando mi espalada contra ella, trato de tomar respiraciones profundas. Mis manos tiemblan y están sucias. Todo en mi esta sucio y contaminado. ―Nick‖, susurro su nombre. No hay respuesta. Cierro mis ojos y trato de sentirle. Podía jurar que casi podía hacerlo. Me enderezo de la puerta y me dirijo hacia el baño. Iba a darme una ducha. Iba a ducharme para luego pensar. Iba a ducharme y pensar y me imaginaria lo que sería ver a Nick de nuevo. Como seria sostenerle contra mí, y besar su rostro. Eso tenía que ser posible, tenía que serlo. Y es en la ducha donde realmente pienso como se sentiría un beso duende. No iba a ser yo misma nuevamente. No iba a ser humana. Mis dientes, mi piel, la forma en que mi mente trabaja, probablemente iban a cambiar toda. Pero, ¿podría tener la misma alma, no? Tengo que creer que si. El agua traquetea cuesta abajo, quemando. El cuarto huele a dulce y limpio. Agarro el gel de ducha y lo echo en la esponja vegetal para pasarla sobre mi cuerpo hasta limpiarle. Hay tantas variables. Astley tal vez estaba mintiéndome. Tal vez iba a morir debido a su beso. Tal vez no podría encontrar un camino hacia el Valhalla. A lo mejor, Nick no iba a querer regresar. El peso del agua presiona contra mi piel. Cierro la manija de la ducha y me quedo parada allí, con el agua goteando de mi cuerpo. No había otra opción. Finalmente me seco y cojo unos pantalones flojos y mi sudadera rosada favorita con cremalleras que decía CHARLESTON en grandes letras blancas en la parte delantera. Cuando bajo a la sala me sorprendo de ver a Issie y Devyn sentados en el sofá. Issie esta temblando. Y Devyn tiene el brazo alrededor de ella. Ambos me miran. Los ojos de Issie estan angustiados, llenos de temor. Devyn luce como si estuviera encadenado a una grieta o algo así. Al parecer ya habían oído hablar de Nick de alguna manera. ―Estas azul‖, ambos dijeron. ―Lo sé‖, alejo sus palabras y me siento en el siguiente sillón cerca de Issie. ―¿Ya lo han escuchado?‖
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Al mismo tiempo Issie dice: ―¿Lo que le sucedió a Nick? ¡Oh hombre!, ¿El no estaba en el autobús cierto? No claro que no estaba en el autobús. Aquellos eran los niños de la banda de verano. Nick no pertenece a la banda de verano‖. Frustrada, me arrodillo frente a ella, tratando de unir su información con la que yo había oído de Martha, y sobre Betty estando en un accidente. ―Se ha producido un a—‖ ella se detiene. Su cuerpo se inclina hacia adelante para esconder su cabeza entre sus manos. Devyn frota pequeños círculos en su espalda. ―Se ha producido un ataque. Issie lo vio. Había un bus y los duendes lo atacaron‖. Trato de poner sus palabras juntas con lo que oí sobre mi abuela y las luces que vi sobre el camino cuando volé con Astley. Aun así no tenía sentido. ―¿Ellos atacaron a un autobús entero?‖ ―Fue una emboscada. Uno se paró en mitad de la carretera. Sus ropas estaban sucias y hechas jirones‖, Devyn explico. ―Lucia como si hubiera sido lastimada‖, Issie susurró. ―Estaba llamando por ayuda. El conductor del bus se detuvo‖. Mantuvo la cabeza entre sus manos. ―Sigo viéndolo una y otra vez. Yo venía por el carril contrario. Fue en la parte larga y recta de la Ruta 3‖. Su voz tembló. ―¿Quieres algo de agua? Déjame conseguirte un poco de agua‖. Devyn se levantó y camino sin bastón hacia la cocina. ―El autobús se detuvo. La puerta se abrió. Un par de personas salieron a ayudar la duende. Ella se dejo caer sobre el pavimento. Y fue entonces cuando…simplemente te diré que fue malo. Salieron del bosque. Viniendo de todas partes. Y los gritos... podía escucharlos a pesar que estaba dentro de mi carro‖, empezó a sollozar. ―¿Te detuviste?‖, le pregunte. ―¡Claro que ella no se detuvo!‖ Devyn gritó. Se calmó y dijo, ―Tengo algo de agua para ti Is‖. Ella miro hacia arriba y la tomo. La mano de Issie temblaba tanto que tal vez hubiera votado el vaso. ―Llame al 911 y dije que había un accidente y llame a Betty, pero seguí manejando‖. Devyn tomo el vaso de su mano y lo coloco en el suelo.
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―Fue tan horrible‖, Ella gimoteo. ―Shh…‖ Devyn la alivio. ―Lo sé, lo sé‖ Ella lloró por un minuto y después sus lamentos se silenciaron un poco. Eventualmente, empezó a hipar. ―Lo siento‖. ―No hay nada de que lamentarse‖, Devyn dijo. El me miro y me aparto hacia un lado. ―Un segundo Issie‖. No paramos detrás del lavadero. Había manchas en el metal brillante. ―¿Qué está mal en ti?‖, el graznó, ―Ni siquiera la estas consolando‖. Trague fuerte. ―Lo siento. Yo…‖ Ahora era mi tiempo de perderlo. No sabía que decir. Mi boca se movió. Nada salió de ella. Issie entró y abrió el grifo para llenar su vaso de agua. ―Espera. ¿Dónde está Nick?‖ ―¿Y por que estas azul de nuevo?‖, la voz de Devyn sonó acusadora. Cerré mis ojos por un momento, inhale aire, y les conté. Tomo su tiempo, pero se los dije. Les conté sobre Nick siendo llevado lejos, sobre como no pude salvarlo, no entonces. Devyn palideció y se balanceo. Paso sus manos por su cabello, frenéticamente una y otra vez como un loco. Su teléfono dio una alerta de mensaje. El no lo reviso. Solo siguió con las manos en el cabello. ―¿Quieres decir que esta muerto?‖ ―Casi muerto. No lo…ella se lo llevo. Dijo que no había manera de salvarlo‖. Trate de explicarme. Cada palabra dolía en mi boca. Issie sacudió su cabeza. ―Pero Nick no puede morir. Es nuestro héroe. Nuestro macho alfa. Nuestro—― ―¡Issie!‖, Devyn trato de interrumpirla. Ella lo miró ―¿Qué? ¡Él lo era! ¿No tengo permiso de estar molesta?‖ Tembló, poniendo sus brazos alrededor de ella misma. ―No puedo creer que no este. Oh Zara, lo siento muchísimo‖. Trató de abrazarme, pero no quería abrazos ahora mismo. Yo quería planes y acción. ―Hay una posibilidad de traerlo de vuelta si me convierto en una duende‖.
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―¿Qué?‖, la boca de Issie cayó abierta y comencé a dar la explicación larga. Mientras estaba hablando, las lágrimas caían del rostro de Devyn e Issie. No podía caer en lo mismo. Cuando logré terminar, Devyn gimió. ―El odiaría esto‖. ―No me importa‖, insistí. ―Ni siquiera me importa si el llega a odiarme, solo tengo que hacerlo. Tengo que traerlo de vuelta‖. Issie cepillo su cabello fuera de su rostro y se limpió los ojos. ―Oh Zara, serás un duende. Eso es lo que siempre has temido‖. Asentí tanto que toda la parte superior de mi cuerpo se bamboleo de arriba hacia abajo. ―Lo sé‖. Me miraron y me dieron todas las contras que yo ya sabía. Que estaba herida. Que podría morir si el beso salía mal. Y si salía bien mi cambio seria para siempre. ―Nosotros ni siquiera sabemos que significa‖, serás atada al Rey‖.
Devyn insistió. ―Leí que
―¿Como su esclavo?‖, Issie preguntó. ―Espeluznante‖. ―El no haría eso‖, dije. ―Astley no es así‖. Devyn se recostó en el sofá. Su voz filtrada con frustración. ―No lo conoces. Podría estar engañándote‖. ―Podría‖, estuve de acuerdo. Pero mi mente ya había tomado la decisión. Sabían eso. ―Tengo que tratar. Saben que tengo que tratar‖. ―Pero—‖ Devyn empezó. ―Es Nick‖. Mi voz se rompió. La manos de Issie cogieron las mías. ―Lo sé, Pero Zara ¿Cómo sabes que no te estás engañando a ti misma que—que—no es posible?‖ ―No lo hago‖. Busque sus miradas. Estaban llenas de preocupación, y dolor. ―Tenemos que llamar a sus padres‖, les dije. Devyn e Issie intercambiaron miradas. ―¿Qué?‖ Issie tragó. Ella se levantó y dijo, ―Zara, los padre de Nick murieron‖.
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―Ellos no están muertos. Son fotógrafos. Están en África o en alguna otra parte tomando fotos para Animal Planet o algo así‖. Subí la cremallera de mi sudadera todo el camino hasta mi cuello. Nick diría que estaba en modo tonto. ―No dulzura. Esa es una mentira‖. Is palmeo mi pierna. ―La verdad es que ellos están muertos‖. Pero—pero—mi cerebro no podía agarrarse a sí mismo a lo que ella estaba diciendo. ―Nosotros hemos hablado acerca de ellos—hablado acerca de ellos viniendo a casa y como se sentiría Nick cuando los tuviera aquí‖. Señale a Devyn. ―Tú hablaste de lo mismo también‖. Devyn se encogió. ―Él quería que le siguiéramos el juego, así que lo hicimos‖. ―¿Pero porque? Eso no tiene sentido‖, mire de uno a otro. ―Bueno fue lo que él nos dijo a todos‖, Issie empezó a explicar. ―¡Yo no soy todos!‖ Caí sobre mis rodillas, golpeando el sofá. ―Yo soy el amor de su vida. A eso me refiero—‖, perdí totalmente mi compostura. ―— Supongo que soy el amor de su vida‖. ―Ah, Zara, cariño…‖, Issie vino tras de mí, envolvió sus brazos a mi alrededor. ―Sin duda lo eres. Tú eres el amor de su vida‖. ―¿Entonces por qué me mintió?‖ Mis palabras se elevaron en un gruñido, furiosas, fuertes y confundidas. Ella miro a Devyn por ayuda. ―Por qué no siempre fuiste el amor de su vida y no confiaba en ti al principio. Así que, el te dio la misma línea que le dio a todos los demás‖. ―¿Y después no confió lo suficiente en mí para decírmelo?‖ ―Las personas quedan atrapadas en sus mentiras‖, quedó atrapado. Estoy seguro que quería contártelo‖.
Devyn explicó. ―El
Deje que las palabras se hundieran por un segundo. No me hicieron sentir nada mejor. ―¿Entonces qué les paso a sus padres?‖, pregunte. Issie tembló como un pájaro nervioso. ―Murieron en su casa. Creo—Bueno, está bien—La verdad es que el papa de Nick enloqueció. Cambio y atacó a su mama. Luego Nick lo mató‖.
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Eso me detuvo. ―¿Nick mato a su papa?‖ ―Él le disparó‖, Devyn explico. ―No tuvo opción. Su padre se volvió una fiera. Eso—‖, le lanzo una mirada a Issie, ―—pasa algunas veces, no solo a los lobos sino a todos nosotros. Es como un virus, como el resfriado. Pero golpea a los weres‖. ―Pero el… ¿El lo asesinó? ¿Asesinó a su padre? ¿Y su padre asesinó a su madre?‖. Mi mano cubrió mi boca y me tambalee hacia atrás. Mis hombros golpearon la chimenea. Me quede allí y deje que me sostuviera. ―El. No. Lo. Asesino‖. La cara de Devyn se puso roja. ―Tuvo que hacerlo‖. ―¿Qué quieres decir con ‗tuvo que hacerlo‘?‖ Me moví hacia adelante. ―Porque esa es siempre la única opción ¿verdad? ¿Todo es matar o morir, cierto? Al diablo con la ciencia y la medicina o incluso la vieja cárcel normal y la policía ¿verdad?‖ ―No tuvo opción‖,- Devyn insistió. ―Su padre era un lobo. Era una fiera. No hay cura. Habría matado a Nick en cualquier momento. Las reglas son diferentes para nosotros Zara‖. ―¿Para los weres?‖ Hice comillas en el aire. ―Realmente Zara‖. Devyn soltó. ―Deja de ser tan idiota‖. Issie se levantó. ―¡Devyn! ¡No la llames idiota!‖ ―Está siendo una‖, el dijo. ―Eso es malo‖. El labio de Issie tembló. ―Estas siendo cruel. Se supone que somos amigos. Tenemos que mantenernos juntos‖. ―Tienes razón‖. El hizo un obvio esfuerzo de recobrarse a sí mismo. ―Lo siento Zara. Es solo que estoy lleno de preocupación. Lo siento‖. Aleje sus disculpas. ―No importa‖. Issie cerró sus ojos un segundo como lo hace cuando está tratando de no ser molestada y dijo, ―No estamos seguros de porque Nick no contrajo el virus, pero realmente es bueno que no lo hiciera, tampoco lo tiene Devyn ni sus padres y ahora sus padres están tratando de encontrar una cura en su monstruoso laboratorio‖. ―Ellos están tratando de hacer muchas cosas Is‖. Devyn se rascó el cuello el cual estaba rojizo donde su camisa se encontraba con su piel.
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Issie vino hacia mí y puso su mano en mi hombro. ―Siento mucho que él no esté Zara‖. Me aleje de ella. ―El no se fue. Lo voy a traer de vuelta, aunque me haya mentido como un total idiota‖. Sus manos cayeron a su costado. Sacudiendo su cabeza. ―Zara—‖ ―Estoy muy enojada ¿de acuerdo Is? Siempre estamos hablando de lo mentirosos que son los duendes, pero míranos. Nick mintió—una gran mentira—Devyn nunca me dijo sobre sus padres y su casa. Tú y yo mentimos por omisión cuando no les contamos haber hablado con mi padre‖. ―Les dijimos después‖. Issie protestó. ―Son mentiras por omisión pero mentiras al final de todo y la de Nick fue bien grande‖. Parpadee fuerte un par de veces y tome un respiro profundo. ―Aun así, lo necesitamos para pelear y ustedes saben que puedo traerlo‖,Insistí. ―Puedo ir allí y regresar con el‖. ―Ese duende podría estar tendiéndote una trampa‖, Devyn dijo. Se paró y cogió su bastón. ―Es el escenario más probable, tú sabes eso. No puedes confiar en los duendes. Piensa en toda la manipulación que uso tu padre para conseguir a tu madre‖. ―Astley no es como mi padre‖. ―Oh Dios Zara, ¿Confías en él?‖. Is pregunto. ―¿Lo haces cierto? Por favor, por favor, por favor dime que no lo haces‖. ―Zara piensa‖. Devyn me miro. ―No me digan que piense. ¡Estoy pensando! Tú no eres el único capaz de pensar Devyn. No soy una idiota. Mis elecciones tal vez no sean las tuyas. Nuestros valores morales tal vez no sean los mismos, pero no soy tonta‖. Mi voz se torno chillona. Trate de calmarme. Estos eran mis amigos después de todo. ―Tengo una posibilidad de traerlo de vuelta‖. ―A lo sumo, si esto no es una gran farsa, ¡tú te convertirás en duende!, Devyn dijo. ―No serás tu misma y Nick odia a los duendes‖. ―Tengo que tratar—―, susurre. ―Tengo que tomar esa oportunidad de salvarle‖. Devyn sacudió su cabeza. ―Te necesitamos aquí, peleando‖.
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―Lo sé, pero…‖, Tartamudeé buscando razones. ―Mi abuela estará aquí. La Sra. Nix. Y yo traeré a Nick y seremos más fuertes. Seré mucho más fuerte como una duende, y peleare mejor‖. ―Podrías ir toda loca como los que atacaron el autobús‖. Issie se estremeció. ―¿Has pensado en eso? Podrías herirnos o a cualquier otra persona‖. ―He pensado en eso‖, dije. Devyn levantó una ceja. ―Y…‖ ―Y si eso pasa… a la más diminuta señal de que eso va a pasar—ustedes tendrán que matarme‖.
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Veintidos Traducido por Pilar
Tip - Duende Los duendes no sólo están en Inglaterra. Es una gran mentira. Están en todas partes.
L
lamo a mi madre para advertirle. Porque, seamos sinceros, mi padre biológico está hambriento y siente la necesidad llamándole y cuando esto sucede, tiende a querer a mi muy humana y vulnerable madre, la humana que él decidió que debería ser su reina. Es como esperar un milagro, porque ella está tras los límites de Maine y la recepción es horrible. Ya que allí, al igual que aquí prácticamente no hay torres telefónicas. Odio eso. Le cuento lo que pasó pero evito narrarle ciertas partes sobre Nick y mi plan. Ya tengo suficiente con enfrentarme a Devyn e Issie. En lugar de contarle eso, intento centrarme en darle información sobre el accidente de bus y lo que puede sucederle. Ella se aclara la garganta. Siempre lo hace. ―Cuando el rey duende necesita alimentarse toma a un hombre joven y lo desangra. Lo viste con Jay Dahlberg‖. ―Bien. Entonces explícame porque causaron ese accidente‖. ―Supongo que esto es lo que pasa cuando el rey es débil o no muestra interés y los duendes se vuelven locos. Di lo que quieras acerca de tu padre, Zara, pero el tuvo cierto control sobre sí mismo y sobre los duendes que gobernaba‖ ―Estás hablando como si te gustara‖. Ella suspira. ―No es eso, es sólo que…Él se está esforzando muchísimo para ser civilizado, bueno, ya sabes que esto no es tan fácil para los de su naturaleza. Tengo que darle algo de mérito por estar intentándolo‖.
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―Sí. Es como si le estuvieras dando el mérito a un asesino sólo por matar a gente cada pocos meses‖. ―Zara, no es lo mismo‖. ―¿No lo es?‖ La conozco también que puedo predecir lo que está haciendo. En este momento a cruzado sus piernas sobre sus tobillos, y se está pasando una de sus pequeñas manos por el pelo. ―Eres igual que tu padre‖. Sé que se refiere a mi padrastro, el que me crió, el que murió. ―Espero que sea verdad‖. ―¿Por qué?‖ ―Porque él era un héroe‖; dejo que las palabras se asienten. Coloco mi mano sobre mi estómago. Las cosas no parecen calmarse. Quiero decirle lo que voy a hacer, pero no puedo. ―¿Vas a intentar averiguar lo que sucedió?‖, pregunta. ―Sé que estás preocupada por mí, pero…pero yo estoy preocupada por ti, cariño‖. ―Estaré bien‖. Miento descaradamente. Eso es lo que Issie diría. Entablo contacto visual con ella a través de la habitación. Ella está en la cocina poniendo agua en una tetera. Su cara está roja e hinchada de tanto llorar. Devyns está colocando agujas y cuchillos sobre la mesa de la cocina. Parece como si estuviese en estado de shock, moviéndose como un autómata. Esas armas no le servirían para luchar cuando esté en forma de águila, pero podrían ayudarnos a Issie y a mí. Aunque, ¿honestamente? Ahora que el tiempo había pasado, ninguno se sentía con ganas de batallar. Devyn levanta su espada, la cual le pesa en la mano. Sus ojos ya no son iguales. Sus ojos son penetrantes, enojados y vacíos a la vez. Se vuelve hacia Issie. ―Se los haremos pagar‖. Ella no dice nada. ―Se lo haré pagar, Issie, por lo que dices… por Nick‖. Ella responde con una cita: ―‘La gente duerme tranquilamente en sus camas por la noche sólo porque afuera hay hombres rudos dispuestos a
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emplear la violencia‘ dijo el hombre que escribió Rebelión en la Granja, creo. El tipo de Orwell‖. ―¿Zara?‖ La voz de mi madre vuelve a centrar mi atención sobre el teléfono. ―Lo siento, lo siento. Me distraje‖, le dije. ―Tenemos que pensar en cómo mantenerte a salvo, mamá. ¿Vale?‖ Su voz suena falsamente fuerte. ―Cuida de ti misma. Yo sé manejarme. ¿Cómo está Nick?‖ ―Nick está bien‖. Al escuchar eso, veo como la mentira ahoga a Issie, que empieza a sollozar. Salgo de la sala para regresar al salón y evitar que mi madre lo escuche. Pienso en Astley y en cómo he confiado en él. ―¿Crees que todos los duendes son malos?‖ ―Sí, Zara‖; dice mi madre. ―Sí, lo creo. Y no sólo lo creo. Lo sé‖. ―¿Y nunca confiaste en ninguno?‖ ―Cariño, no. Nunca. Confiaba en tu padre y mira lo que hizo. El vino después de que tu padrastro muriese y no lo hizo de una manera agradable. Te secuestró‖; su voz se vuelve fuerte ahora. No es falsa en absoluto. Es real. ―Nunca puedes confiar en un duende‖. Pero yo, tengo que confiar en uno. No tengo opción. Si no confío en él significaría que he renunciado a Nick y eso no puedo hacerlo jamás. Después de haber colgado, llamamos a la Sra. Nix y le contamos lo que ha pasado. Ella grita, solloza, se preocupa y termina por exclamar: ―¡Vamos a tener que cerrar filas!‖, su voz se convierte en un gruñido de oso. ―Estaré allí‖. Cuelgo la llamada y anuncio: ―Nix ya viene‖. ―¡Genial!‖ Issie suena casi alegre pero la tristeza parece no ser capaz de mantenerla quieta. Sirve el té en las tazas. Parecer estar bien. ―Y Betty llamó y debería estar en el hospital tan pronto como pueda. Y mi madre está escondida‖. Devyn se apoya en la encimera. Su rostro parece mucho más pálido de lo habitual. Debe de resultarle difícil desplazarse sin sus muletas. Tiene el ordenador portátil de la abuela tras él y pronto me percato de que ha estado investigando. ―¿Les has dicho a ambas lo de Nick? ¿O lo que vamos a hacer?‖
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―No‖, mi voz se quiebra. ―No puedo contárselo porque entonces…‖ Él me mira con su mirada de águila. Yo bajo la mirada y trato de reunir fuerzas. No se dónde se fueron. Presiono mis labios juntos y echo los hombros hacia atrás. Su voz suena como la de un maestro o la de un tenso padre. ―¿Estás segura de esto?‖ ―No‖. ―Oh, Zara‖.- Issie deja de empapar la bolsa de té y se acerca para tomar mis manos entre las suyas. ―No tienes que al Valhalla. Puede haber otra manera‖. ―Yo podría ir‖.- dice Devyn. ―No‖.- insisto. ―Podrían retenerte‖. ―¿Por qué van a retenerme a mí y no a ti?‖ ―Porque tú eres un guerrero‖. ―Un guerrero malherido‖, se burla. ―No seas ridículo‖, Issie se gira hacia él. ―Por supuesto que no van a retenerte‖, el horror que le produce la idea la hace palidecer. ―¡Tú no irás!‖ ―Yo soy la que va a ir‖, digo con toda la calma que me queda. ―Soy la peor luchando. No puedo ayudar mucho aquí‖. ―En realidad, creo que yo soy la peor guerreando‖, dice Issie. No le digo el hecho de que yo ya había asesinado. En lugar de eso, miento y digo: ―Vale, estamos peleando por ver quién es la peor luchando. Pero yo tengo un duende en mí. Puedo sobrevivir al cambio mejor y él es… él es mi novio‖. Devyn asiente con la cabeza, como si estuviese empezando a asimilar mi plan. Cojo una taza que tiene grabada la imagen de un caballo a un lado. Quito la bolsita de té y la pongo sobre una servilleta de papel. El líquido marrón se extiende sobre la superficie blanca absorbente dejando una mancha como una especie de placa. ―Pero bueno… digamos que él está realmente allí. ¿Y si prefiere estar allí?‖, pregunto. ―¿Y si se enfada por traerlo de vuelta?‖ ―Oh, ¿Cómo en Buffy? ¿Cuando Willow la trajo de vuelta de otra dimensión cuando ella murió y Buffy estaba triste y vacía porque no había ido al infierno, sino que había estado en el cielo? ¿Cómo eso?‖, Issie se detiene por unos segundos. ―Me sentí muy mal por Willow entonces… me refiero, como el mal
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mayor. Ella estaba jugando con los poderes del universo y todo ese rollo, pero lo hizo para arrancar a su mejor amiga de alguna dimensión que era un agradable cielo después de que le saliese la serpiente de la boca y todo eso. Yo también haría eso por vosotros. Totalmente. No penséis en lo que estoy diciendo‖. Cojo la servilleta de papel. ―Issie, no sé de qué estás hablando‖. ―Es una serie de televisión‖, explica Devyn. ―Clásico de culto desde la década de los noventa‖. ―Oh‖. ―Pero, ¿pillas lo que quiero decir? ¿De cómo entiendo que estés asustada de sacarlo del cielo?‖, pregunta Issie. Me seco las manos en los pantalones. ―Sí‖. Los ojos de Devyn se encuentran con los míos. ―Zara, he estado investigando y todo lo que el duende…‖- escupe la última palabra como si se tratase de una maldición. ―…te dijo parece ser verdad. Si el Valhalla existe es porque Odin y Thor están reclutando guerreros de cada batalla para la guerra. No puedo creer que ellos simplemente dejen ir a Nick. Ni siquiera estoy seguro de que puedas encontrar su camino‖. ―¿Por qué no?‖ ―Bueno, la única información que he podido encontrar dice que las Valquirias son las que se llevan a los guerreros a ese lugar‖. ―Tiene que haber otra manera‖, digo. ―Siempre la hay‖ La Sra. Nix aparece en nuestra cocina. ―Me permití el lujo de entrar por mí misma. Ahora, ¿por qué no me contáis por qué quieres ir a Valhalla?‖, ella mira la cocina, calculadoramente. ―¿Dónde está Nick?‖. Esta vez su voz se vuelve un poco más gruñona. ―¿Conoces el Valhalla?‖, me intereso. ―Así que… ¿es real? ¿Cómo es que nunca antes habíamos escuchado hablar de ese lugar?‖ ―Yo sólo sé de él porque mi madre lo nombró y cuando lo hizo…‖ ella se detiene. Sus manos se alzan en el aire como si tratase de capturar las palabras adecuadas. ―Era más bien como un cuento de hadas. No te había hablado al respecto porque no era necesario, y tú, Zara White, estás intentando cambiar de tema. ¿Dónde está Nick?‖ Algo fuera grita. Es agudo y fuerte. Issie salta a los brazos de la Sra. Nix. Devyn se mueve hacia ella, protectoramente. Corro hacia la ventana, tiro de la cortina y me asomo al jardín.
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―¿Qué es?‖, pregunta la Sra. Nix. Su voz está llena de alarma. ―Duendes‖, respondo. ―Muchos duendes. Ellos debieron de haberte seguido‖. Los duendes estaban dando vueltas creando una especie de danza alrededor de mi casa. Sus pies giraban sobre la nieve, como pisadas salvajes. Alzaban los brazos hacia el cielo. Eran figuras que giraban en la noche, bailando alrededor de algo. ―¿Están intentando entrar?‖, pregunta Issie. Intento darme cuenta de lo que está sucediendo. ―El único que puede venir hasta aquí es mi padre‖. ―¿Y si lo hace?‖ pregunta Devyn. No lo dudo. ―Entonces tendré que matarle‖, le busco entre los duendes que bailan, le encuentro. ¿Cómo no pude percibirle de inmediato? Doy un salto hacia atrás para separarme de la ventana. ―Dadme un arma‖. ―¿Qué?‖ ―Dadme un arma‖.- insisto. Mi mano buena está alargada. ―Una daga, NO… mejor una espada‖. La Sra. Nix pone la empuñadura de una sobre mi mano. Entonces corro hacia la puerta principal. ―Quedaos aquí. Excepto la Sra. Nix. Es posible que quieras cambiar‖. ―Uh, oh… ¿Has entrado en modo militar, Zara? ¿Por qué te has puesto así?‖, Issie está retorciéndose las manos, pero no tengo tiempo para hablar. Devyn va hacia la ventana. ―Santo cielo…‖ ―¿Qué es esto?‖, grita Issie, pero ya estoy en la puerta, abriéndola y saliendo al exterior. ―Es Betty‖.- responde Devyn. ―Le han hecho una emboscada. Está rodeada‖.
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Veintitres Traducido por Yosbe
Definición: Héroe: quizás quieres ser un héroe cuando tú y tus amigos están siendo atacados por duendes. Recuerda, a pesar de eso, los héroes mueren con frecuencia.
E
l viento me golpea primero, trayendo olas de nuevo que oscurecen mi visión con un blanco puro. Dura solo un segundo. La nieve golpea mi piel y se derrite. Sacudo el agua de mis ojos y embisto, solo me lanzo de cabeza hacia los duendes. Mi espada guía mi camino. Ellos gritan. Uno se voltea, es un hombre. Betty toma la oportunidad y ataca. Ella salta sobre su espalda. El se tambalea hacia atrás solo un paso, tratando de mantener el balance. Sus dientes de tigre muerden su cuello. Incluso con todos los gritos escucho sus colmillos penetrar la carne, le escucho rasgar la carne, escucho los huesos rompiéndose cuando ella sacude el cuerpo del duende entre sus fauces. El cae sobre el suelo, lánguido, retorciéndose en sus jeans de Wal-Mart. ―¡Betty!‖ Grito advirtiéndole. Tres más se le acercan. Ella salta de entre el duende muerto y gruñe. Sus largas patas dejan la nieve otra vez mientras se voltea, rugiendo. No puedo creer que esta sea mi abuela. Ella no se suele cambiar frecuentemente, pero cuando lo hace es asombroso. Algo me golpea desde atrás. Estoy cayendo. Saco mi espada y corto todo en el aire antes de ver que es lo que me esta agarrando. Es un duende. Una mujer.
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Ella sonríe. La nieve se derrite en su cabello rojo, y salpica por encima de su pijama de gato y bata de baño. ―Princesa… tenemos que agradecerte‖. Me abalanzo hacia ella con mi espada. Ella la esquiva y una de sus manos agarra mi cuello. La otra mi brazo. Maldición, ella es fuerte. ―¿Cómo se siente ser la que esta atrapada?‖. Susurra. ―¿Cómo se siente ser la que es débil? ¿La que esta a punto de morir?‖ ―No lo sé‖, gruño. Su mano en mi cuello esta cortándome el aire. El mundo da vueltas. Me ahogo, ―Tu dime‖. Mis pies dan una patada en un movimiento totalmente ninja que Nick nos enseño. Su fuerza hace que mi pecho se aleje de ella y así logro romper su enganche. No es mucho pero es lo suficiente para permitirme rodar fuera de su camino. Ella se cae a un lado. Los duendes gritan alrededor de nosotras. Betty gruñe, bajamente amenazantemente. La duende se lanza otra vez sobre mí. Mi espada esta blandiéndose en el aire antes de que lo piense. El peso fuerza mi hombro. La cuchilla golpea. Y traspasa el algodón de su bata de baño. Su estómago comienza a sangrar. Mancha de azul rojizo. El color se extiende a los gatos de su pijama. Pero ella solo se ríe. La sangre se derrama y se derrama. Alguien esta gritando. Alguien esta levantando una espada a través del aire y la pone debajo de un cuello. Ese alguien soy yo. La retiro. Trato de mantenerme de pie. Una vida, había tomado nuevamente una vida entre mis manos. Mi tercera vez. Ya había matado tres veces. Me volteo, levanto mi espada, y me mantengo gritando. Las cosas se mueven lentamente. Todo menos yo. Devyn vuela fuera de la casa y se precipita, inmovilizando a un duende con pelo azul silvestre y algún adorno en la nariz. Sus garras le rozan los ojos. El se tambalea pero no cae. Sus ojos se vuelven más salvajes, incluso mas plateados. El se ríe. Mi espada traspasa otro estomago de duende. El es más grande, como un leñador. Pero este me embiste en respuesta. Levanto mi espada pero no la bajo. En vez de eso, un gran oso se estrella contra el. La Señora Nix. Ellos caen sobre la nieve, rodando. La señora Nix hace un ruido. Ella toma su cabeza entre su boca. Entonces me volteo.
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Son muchos. Nos sobrepasan. Betty esta tratando de pelear contra cuatro al mismo tiempo. Su gran garra se agita con coraje. Ella esta sangrando en su hombro. Me hago camino hacia ella. Todavía estoy usando mis zapatillas. Mis pies iban a lamentarse perderles después. Ahora, no siento nada—solo ira y esta salvaje, salvaje necesidad de proteger y vengar. Una flecha zumba a través del aire y apuñala un costado de Betty. Ella se estremece del impacto y el dolor. Un rugido llena el aire. ―Zara…‖, uno de ellos susurra detrás de mi, desde el bosque. ―Ven a mi…‖ Lo ignoro. Es un viejo truco y ya no iba a caer en él ahora mismo. Otra flecha relampaguea a través del aire. Devyn salta de cabeza y la atrapa entre su pico. La tira al suelo. Me apresuro hacia Betty. Los duendes están acercándose. Acuchillo a uno de los que esta mas cerca de mi y fallo. El retrocede. Su larga chaqueta negra de cuero ondea en el viento. La moda de imitación no es conveniente, me burlo. Me abalanzo hacia adelante y retiro la flecha de la piel de Betty. Ella grita y se voltea hacia mí. Nuestros ojos se encuentran. El miedo me quita la respiración. Retrocedo un paso. Algo se envuelve alrededor de mi muñeca. Los músculos de Betty se tensan y ella salta sobre mi cabeza. Todo lo que veo es la piel blanca de su panza, grandes garras, y a ella yéndose. Volteando, veo que aterriza—entre sus garras—hay otro duende. La señora Nix se dispara hacia la casa, aplastando un completo sendero de duendes. Ella los deja retorciéndose y sangrando en su camino. Issie se mantiene en la puerta agarrando una ballesta. Ella no esta diciendo nada, entrecierra los ojos, enfocándose. Ella lanza una flecha. No tengo chance de ver a donde va. Un duende a mi derecha tira de mi brazo. Otro muerde mi muñeca. El dolor sube vertiginosamente a través de mi brazo. Dejo caer mi espada. Le doy una patada y la toco. El agarre no se afloja. ―¡Retrocede!‖ Grita Issie. ―¡Retrocede! ¡Hay más! ¡Metete!‖ La señora Nix sube pesadamente las escaleras del porche. Devyn baja en picada después de que el duende me ataca. Sus garras rasgan la piel. El aleteo de las alas desgarra el aire que nos rodea. El duende me suelta para huir de Denvy. Pero el otro todavía esta chupando de mi muñeca. No tengo nada con que golpearla. Mis rodillas. Levanto una de mis rodillas y la estrello en contra su pecho. Nada. Grito, tratando de alcanzar mi espada, que esta enterrada en la nieve.
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―¡Tienen a Zara!‖. Grita Issie. ―¡Maldita seas, estúpido duende del demonio!‖ Alguien grita. No puedo decir si soy yo o Is. ―¡Betty!‖ Una de las flechas de Issie silba en el aire pero pasa de largo. Pateo al duende. Ella no me suelta. Sus dedos se vuelven garras. Y ella se agarra de mi muñeca, empujándome hacia abajo. El dolor es perturbador. Estoy tratando de causar un gran dolor al duende, pero estoy fallando a gran medida. ―¡Zara!‖ Es una voz masculina. ¿Nick? No, no es Nick. Es algo menor. Es una voz un poco mas ronca. Algo salvaje y azul tira a la duende lejos de mí. Es un hombre. Un hombre duende. El esta aullando furiosamente. Su antebrazo golpea a la mujer duende en la cara. Los huesos se rompen. El sonríe, satisfecho y se voltea hacia mí. Hay sangre en su boca. Hay manchas en sus dientes. El se abalanza hacia mí. ―¡No!‖ Grito. El me atrae hacia él. Golpeo mi brazo contra su pecho. El dolor se estremece a través de mí. No me importa. Me lanzo de nuevo. ―Zara, no‖, su voz es profunda y familiar. Sus ojos, sus ojos plateados, se encuentran con los míos. ―Se supone que ibas a llamarme‖. Lo reconozco sin su glamour envolviéndole. ―¿Astley?‖ ―Aguanta‖. El insiste. Estoy aferrándome a el lo mejor que puedo, pero la herida de mi muñeca me lo hace difícil. El me empuja hacia su pecho. El dolor me hace gemir. Cada parte de mi ser siente dolor, mas agudo, mientras toda la locura alrededor de mi se vuelve una neblina. Es solo el y yo. ―¡Zara, sujétate!‖, ordena. Mi cara se aprieta en su pecho. Su pecho es más pequeño que el de Nick. El no huele como Nick tampoco. El no es Nick. Es Astley. Mis zapatillas no tocan más la tierra. El estaba sacándome de allí, ¿llevándome a algún lugar a salvo? Pero rescatarme no es suficiente. Lucho contra el, tratando de empujarlo. ―¿Que va a pasar con Issie y mi abuela? Tengo que ayudarles‖. ―Ellas ya han entrado en la casa. Mira‖. El dobla su cuerpo para que yo pueda mirar abajo. ―Ellos estarán bien‖.
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No puedo ver a Betty y la Sra. Nix. Solo Devyn circulando alrededor de los duendes, que están rondando afuera otra vez. ―El me esta buscando‖. ―No puede verte. Glamour. No puedo volar a ningún lado sin él‖. Astley sonríe. ―¿Quieres que te vea? Puedo hacerlo‖. Lo pienso por un segundo y sacudo mi cabeza. ―No. Estoy segura que podría seguirnos‖. Me imagino a Devyn discutiendo conmigo, sus ojos oscuros y condescendientes. Sus largos dedos señalando y gesticulando. Solo retrasaría el proceso. La caja torácica de Astley se mueve en cuanto toma un largo respiro y luego comienza a volar más rápido, corriendo sobre la copa de los arboles. Escondo mi cara en su pecho así no tengo q lidiar con el frio. Los dedos de mis pies me duelen con el frio. Había perdido mi zapatilla izquierda en alguna parte. Mi muñeca todavía sangra pero el dolor agudo y punzante se ha transformado en un torpe latido. Cuando él me dice que me está llevando a su habitación de hotel, no hace que ese latido sea mejor. Él aprieta sus brazos alrededor de mí. ―Algo en tu bolsillo está vibrando‖. ―Mi móvil. No creo que pueda agarrarlo ahora‖. ―No lo intentes, puedo tirarte‖. Echo un vistazo a la tierra debajo de nosotros. Estamos a unos veinte metros por encima de las pequeñas agudas copas de los arboles. No quiero ser tirada. ―No te dejare caer, Zara. Te lo prometo‖. Sus músculos se mueven. ―Agárrate. Estamos aterrizando‖. ―¿Me puedes hacer un favor?‖, le pregunto. Mi teléfono comienza a vibrar otra vez. ―Salvarte, ¿no cuenta?‖ ―No bromees. No nos conocemos muy bien como para que bromees‖. ―Soy el rey. Se me debe estar permitido bromear‖. ―Un rey. No EL rey. ¿Ok?‖ ―Ok‖, hace una pausa. ―No bromear contigo es el favor?‖
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―No. El favor es—¿podrías no llamarme princesa?‖ ―Pero lo eres‖. Me estremezco. Sus brazos se aprietan a mi alrededor y le digo, ―lo sé, pero, mi padre me llama así y sabes que yo…‖ El termina por mí. ―¿No quieres que te recuerde a tu padre?‖ ―Sí‖. El asiente. ―Buena idea. Prepárate, estamos aterrizando. Agárrate‖. Y yo lo hago.
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Veinticuatro Traducido por Gioelevicrose
Tip - Duende Los Duendes pueden ser desagradables ante los peores, incluso en un buen día.
A
stley se inclina hacia adelante para tocar mi cara, tal vez para disculparse por el horrible mal aterrizaje, no estoy segura. Doy un paso para alejarme. Su mano cae. El movimiento es lento, como si los dos fuéramos los sobrevivientes de un accidente, muy aturdidos, mirándonos el uno al otro para reconfortarnos, pero con miedo de movernos, con miedo de siquiera existir. Por un momento no dice nada. Entonces mi teléfono celular vibra de nuevo. Y yo no puedo sacarle de mi bolsillo porque mi brazo está sangrando. Astley se agacha y lo saca por mí. ―Te sonrojaste de nuevo‖, dice. ―Tu acabas de alcanzar mi bolsillo. Eso es algo íntimo.‖ Sonríe con una maliciosa sonrisa y me da el teléfono. ―Tienes dulces allí.‖ ―Skittles44,‖ le explico. ―Me gustan.‖ Entonces compruebo la pantalla de mi móvil. Tengo cinco mensajes perdidos, todos del teléfono de Issie. Todos dicen lo mismo. ¿Estás Bien? ¿Dónde estás? Cuando le contesto, le digo que estoy bien. Sus dedos parecen un pequeño mamut en el teclado del teléfono. De inmediato vuelve a vibrar. Con pequeñas injurias. ¿Dónde estás? Eso no iba a contestárselo porque entonces tendría que hacer frente a un rescate. Sin embargo, miro a mí alrededor, en el contenedor de basura, la gran pared blanca de dos pisos, la nieve, la unidad de calefacción. Astley se inclina hacia atrás sobre sus talones y espera. Espero también. No estoy segura de qué hacer. Le echo un vistazo a la escena un poco. 44
Skittles: Bolitas de caramelo.
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El está alojado en el Holiday Inn, que es un poco raro. Nunca esperas que los duendes fueran capaces de hacer cosas normales, pero supongo que lo hacen... o al menos algunos de ellos. Megan e Ian habían asistido a la escuela secundaria. Estoy segura de que algunos hasta pueden tener puestos de trabajo, o de lo contrario ¿cómo es que obtenían la ropa? No lo sé. Hay tantas cosas que no sé acerca de ellos. ―¿Te quedas aquí? " Le pregunto cuándo nos paramos detrás del contenedor de basura. ―Tengo que admitir que no hay hoteles elegantes, pero no hay muchas opciones en tu ciudad," dice él, rompiendo mi teléfono cerrado. ―Puedo hacer que volemos a otro lugar mejor si quieres." ―No." Niego con la cabeza. Sacudo la nieve de mis brazos, y eso hace que mi muñeca sangre más. ―Estoy bien." ―Tú estás lejos de estar bien." Su abrazadora mano se presiona alrededor de mi muñeca, presionando sobre la herida, tratando de detener la sangre. ―Estás temblando. Has perdido sangre. Es peligroso intentar besarte ahora." Mi corazón se detiene. ―Tienes que hacerlo. Tenemos que apurarnos‖. ―No hay certezas aquí, Zara", dice mientras me guía hacia la puerta del vestíbulo del hotel, más allá de todos los coches en el estacionamiento que están cubiertos de nieve. Soy un poco lenta debido a que tengo un pie desnudo, pisando sobre la nieve. Él se da cuenta. ―¿Quieres que te lleve?" ―¡No!". Era suficiente para mí, haberle abrazado durante el vuelo ―Vas a sufrir una quemadura en los dedos." ―No, no me pasara." Se detiene y empieza a quitarse los zapatos. ―Toma estos." Mi boca se abre. Está en cuclillas abajo y empujando mi pie desnudo en el zapato de cuero. ―Te vas a congelar," me regaña. ―Estoy bien. Tus zapatos son demasiado grandes de todos modos." Él tira de mi pierna y pone el pie en el otro zapato como si yo fuera un bebé. ―Entonces, intercambiaremos." Yo protesto, porque la verdad me siento mal al respecto, aunque sé que los duendes pueden manejar el frío muy bien. Intercambiamos más adelante. Con sus pies descalzos y vulnerables, camina junto a mí más allá de un grande y viejo Chevy Suburban y algunos otros coches. El llavero de alguien hace clic en un vehículo sin llave. El pequeño beep resuena como un eco en el estacionamiento. El mantiene la puerta abierta para mí.
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Al entrar en el vestíbulo, la mujer en la recepción nos mira y se tambalea hacia atrás. Se pone una mano temblorosa sobre su boca. Tiene sus ojos abiertos como un ciervo asustado y juega un poco con su pelo largo de la parte superior. Su otra mano se extiende y nos señala. Sus pulseras tintinean unos contra otras, porque sus manos están temblando mucho. ―Tú eres, e-e-eres," tartamudea. Se pasa posiciones y toca algo pesado al suelo con las caderas. Astley se inclina hacia mí y susurra: ―Me olvidé de reafirmar mi glamour y tu estas azul." ―Además, estoy sangrando y estás descalzo. ¿Se ve raro?," Estoy de acuerdo en que pasemos más allá del salón de sofás cubiertos de rosas del hotel. ―Pobre señora." La mano de la mujer, la que ha estado señalándonos, cae a su lado. Ella hace un pequeño ruido lloriqueando. ―¡Hey!" Busco su nombre con la mirada, sobre su pecho mientras me acerco al escritorio en mi extraño paso suflé. ―Deidre, Está bien. Acabamos de regresar de la más salvaje fiesta de todos los tiempos. Fue tan loca. Echa un vistazo a mi piel. Para morir, ¿no? Espero que el colorante anormal salga." ―Oh...," Ella chispea, tratando de recuperarse. ―Wow. Wow. Los dientes..." ―Lo sé. Su traje es mucho mejor que el mío. Totalmente injusto." Yo asiento y uso mi brazo para empujar a Astley más allá del escritorio. Entonces en broma tiro hacia arriba mi hombro de niña mala. ―Es tan anormal va a pagar por eso." ―Eso es cierto, cariño," Ella me grita. ―Hazlo que pague muy bien." Nos apresuramos por el pasillo alfombrado y un par de pasos hacia donde las habitaciones comienzan en ambos lados. Astley me mira con una expresión completamente divertido. ―¿Por qué estás diciendo todas esas tonterías? " Dejo escapar un suspiro. Lo había estado guardando, supongo. ―Eso es lo que los adultos esperan escuchar de los adolescentes. ―Todo tonterías". Él sonríe. Y muestra un montón de dientes. ―Tus dientes son de miedo‖, le digo. ―No quiero tener los dientes de esa manera." ―Así que... ¿estás diciendo que no quieres hacer esto?". Él me deja con un poco de presión extra en mi muñeca. Estamos en el pasillo de las habitaciones 125 y 127, según el número en las placas de bronce en las puertas. ―Esta es tu elección, Zara".
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Mis piernas no se sienten estables. En silencio comienzo a recitar fobias, tratando de conseguir un manojo de cosas, como alejar mi miedo, pero no lo estoy haciendo bien. Me apoyo contra la pared. ―Dame un segundo ". Él parpadea y se vuelve para que pueda ver mi rostro mejor, entonces parece cambiar de opinión. Su voz es tranquila, pero sus ojos están mirando súper concentrados y duros. ―Es una decisión enorme." Tragando saliva, tomo mi celular de nuevo y llamo a mi abuela. El teléfono suena poco antes de que ella lo coja. Su voz es como un tridente pinchando a través del aire. ―¡Zara! ¿Dónde diablos estás? ¿Estás bien? " ―Sí. Estoy bien. ¿y tú?" ―Bien. Bien. Puedo tomar más de esa mierda que repartieron. Pero, ¿dónde estás?‖ ―Estoy con Astley." ―Ella está con Astley," ella dice. El sonido es sordo. Parecía haberse apartado del teléfono. ―¿Él es el rey? ¿Estás con el rey? ¿Te ha secuestrado?" ―Él me salvó", digo en voz baja. ―Zara White, estas muy lejos de ser una niña inteligente si crees que el rey duende alguna vez va a salvarte. No dejes, repito, no dejes que te bese", Me ordena. ―Voy a ir a Valhalla para buscar a Nick. Entiendo lo que estás pensando, pero todo esto es una manipulación. No eres lo suficientemente fuerte para hacer esto. Piensa en las repercusiones a largo plazo". Le interrumpo. ―Te quiero, Abue. Lo sabes, ¿verdad? " ―¡Zara!" ―Quiero a Issie, a Dev y a la señora Nix también, y a mamá, ¿de acuerdo?" Mi corazón salta en mi pecho. Es como una mano metida en mi pecho con un dolor frío en carne viva. ―Te quiero." Hago clic en el teléfono antes de que pueda entender lo que está gritando. Su voz viene de detrás de mí. ―¿Estás bien?" ¿Estoy bien? La sangre de mi muñeca se filtra por entre sus dedos y gotea en el suelo. No tengo más remedio que estar bien: tengo que ser la que debe hacer esto porque soy la única responsable. Fui yo quien entro en esa casa. Nick solo me siguió allí y luego murió. Y si no hago que vuelva, entonces todo dentro de mí moriría y ya nada volvería a ser igual. Sí, estoy bien. Estoy aterciopelada. Empujo los pensamientos a un lado, cuando empezamos a caminar por el
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pasillo un poco más: ―Me siento mal por la sangre que esta goteando. Está cayendo en la alfombra." Se ríe. ―Estás bromeando, ¿verdad?. Estás a punto de cambiar y ¿te preocupan las manchas de sangre?" Él craquea con la cabeza y me estudia, lo que me hace sentir súper consciente de sí mismo, y él dice ―¿no te preocupa ser mi reina?" Hago una respiración profunda. ―Mira. Tengo miedo a la loca muerte por todo esto, ¿de acuerdo? Estoy aterrorizada por lo que significa ser un duende, de ser tu reina y las repercusiones a largo plazo de lo que estoy haciendo. Estoy asustada por el Valhalla, puede ser que no logre traer a Nick, que él no me quiera una vez que me convierta de todos modos. Tengo miedo de que todos los duendes anden sueltos. Tengo miedo de que me estés mintiendo. Estoy tan locamente asustada. Pero sólo tengo que hacer esto. Tengo que hacerlo, un paso a la vez y si lo pienso demasiado, entonces no voy a ser capaz de hacer nada. El miedo me paraliza, ¿sabes? " Él se ríe y tira para abrir una puerta en la escalera. ―Tú has dicho loco dos veces". ―Estoy molesta". ―La mayoría de gente maldice cuando están molestos." ―No soy como la mayoría de la gente. " Él toma mi codo. ―Lo sé." Él inclina la cabeza y me mira fijamente. Lo miro fijamente a él también, sus ojos plateados, su piel azul, su cabello grueso y sus afilados dientes de miedo. ―¿Estás segura de esto?" ―¿Crees que voy a sobrevivir?" Susurro. ―¿El beso?" Susurra hacia mí. No lo miro a los ojos. ―Sí. El beso. Todo ello". ―Me aseguraré de que sobrevivas, Zara. Te lo prometo." Sus pupilas no parpadean. No hay movimientos obvios que demuestran que miente. ―Necesito que estés bien. Si vas a ser mi reina, entonces voy a necesitar que sobrevivas, para ser fuerte, para ayudarme a pelear." ―Para los buenos chicos, ¿verdad?" Digo de broma en voz alta. ―Si". Desde detrás de nosotros una voz de mujer grita: ―¡Ahí están!" Ambos nos giramos. Deidre, la mujer de la recepción, está de pie con un alto y delgado guardia de seguridad del hotel con un uniforme gris y que está
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apuntando hacia nosotros, lo cual es ridículo porque somos las únicas personas en el pasillo. ―Señalar es grosero", le susurro a Astley. ―Tenemos que correr". Él niega con la cabeza. ―Mantente firme. Tal vez pueda manejar esto." El guardia de seguridad causa un estruendo por el pasillo hacia nosotros, sus mejillas le cuelgan como si fuera un perro, y yo gimo, ―¿Tal vez? ¿Qué quiere decir, tal vez?‖ Astley coge mi mano y da un paso delante de mí. ―¿Señor? ¿Puedo ayudarle?" El vigilante de seguridad tiene las pupilas en llamas. ―Usted manténgase allí." ―¿Mantenerse en donde?‖ Astley pregunta, y puedo asegurarle que él sabía lo que significaba. ―Es una expresión," le siseo. ―Significa: quédate quieto". ―No te pongas sarcástico conmigo, punk." El guardia de seguridad se endereza. Empieza a hacernos preguntas. ―¿Qué clase de demente eres, que vistes así?" Me señala dando un paso adelante. ―¿Se encuentra bien, señorita? ¿Le ha hecho daño?‖ La sala parece repentinamente minúscula y llena con agua de colonia del guardia de seguridad. Es claustrofóbico. La claustrofobia es el temor de… ―¿señorita?" Su voz ladra. ―¿Me está escuchando? Necesito que dé un paso adelante." ―Ella está en estado de shock", dice Deidre. Por un instante me pregunto si hay alguien al frente. Miro alrededor mientras Astley empieza a hablar otra vez. ―Realmente, señor. Estamos bastante bien. Fuimos a una fiesta de disfraces. Mi novia se mareo un poco y…" ―¡Chico! Te dije que dejaras ir a la chica." El tipo de seguridad se vuelve a Deidre. ―Anda, llama a la policía. Los voy a retener aquí". Mis dedos aprietan alrededor de Astley. El tensa la espalda. ―Señor, yo puedo asegurarle…" ―¡Ahora!, ¡ve!" La boca del guardia se abre cuando le grita a Deidre. Ella se va corriendo. Da un paso hacia nosotros y saca su radio. ―El Glamour, úsalo en el guardia de seguridad," le susurro a Astley.
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―Estoy tratando", silba de nuevo. ―No soy el mejor en esto del glamour." El guardia se detiene justo antes de volver a levantar su radio a la boca y nos da una mirada dura. Bueno, mira a Astley, de verdad. ―Coincides con la descripción de esos dementes que fueron tras el autobús Sumner. ¿Eres uno de ellos? No respondas. Ponte contra la pared." Astley empieza a moverse hacia delante, pero yo le tiro hacia atrás. ―¡Corre!" Grito y tiro los Skittles de mi bolsillo a la cara del guardia. Astley realmente me escucha. Se vuelve y le indico hacia la señal de salida detrás de nosotros mientras el guardia de seguridad habla en su radio, frenéticamente pidiendo refuerzos, y así comienza la persecución.
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Veinticinco Traducido por Yosbe
Definición: El Beso Piss: Es el esencial acto de cambiar de humano a duende. Es comúnmente mortal, raramente sexy.
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os precipitamos corriendo a las escaleras que nos lleva hacia otro pasillo con la aburrida alfombra de hotel y papel tapiz beige. Corremos de puerta en puerta hasta que nos detenemos en el cuarto 259. El desliza la tarjeta y me da un tirón cerrando la puerta detrás de mí. Nos recostamos de la pared tapizada, inmóviles. Aguanto mi respiración. Treinta segundos después el sonido de unos pies corriendo llena el pasillo. ―Ellos no han visto en que cuarto hemos entramos,‖ dice él. ―Deberíamos estar a salvo.‖ Trago en seco, fijándome en las dos camas dobles con edredones marrones en combinación, almohadas gemelas, y la alfombra felpuda. Hay una luz de latón. Hay cortinas, un aire acondicionado. Luce muy normal. Solo un cuarto cualquiera de hotel. Otro ordinario cuarto de hotel, pero allí era donde iba a perder mi humanidad y convertirme… convertirme en algo más. ―¿Qué pasa si lo soy?‖ digo abruptamente. Él agarra una toalla blanca del cuarto de baño y se la envuelve alrededor de mi muñeca. ―¿Qué pasa si eres qué?‖ ―Como mi padre.‖ ―El no es el peor de nosotros. Ni un poco.‖ —Ata los bordes de la toalla juntos. ―Lo sé‖. Recuerdo al rey que estuvo a punto de matar a Nick, hoy. No había nada humano en el en lo absoluto. ―¿Qué pasa si me vuelvo como él?‖
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El toca mi barbilla. ―No serás así, Zara.‖ ―¿Estás seguro?― ―No lo permitiré‖ El no iba a permitirlo. Ereutofobia, el miedo a sonrojarse. Ergofobia, el miedo al trabajo. Eremofobia, el miedo a ser lo que eres. ―¿Qué estas canturreando?‖ —pregunta. Me siento en el piso. Él estira sus piernas hasta que toca el edredón de la cama que cae entre el colchón y el box spring. ―Fobias. Lo hago cuando estoy asustada‖. Cruzo mis piernas y luego las alejo porque ni rodilla está tocando su pierna. Nick odiaría esto. Un nudo estaba formándose en mi garganta. ―Siento que estés asustada.‖ ―Si. Bueno, sería raro si no lo estuviese, ¿no es cierto?‖ ―Lo sería.‖ Felinofobia, miedo a los gatos. Francofobia, miedo a Francia. Frigofobia, miedo al frió, o a las cosas que son frías. Eremofobia, miedo a ser lo que eres. ¿Cuál era el nombre de la fobia por tener miedo en convertirte en un monstruo? ¿Cuál era el nombre de perder lo que eres por siempre? ¿De tu cuerpo cambiando tan completamente que ya no serás capas de reconocer a tu antiguo yo? Porque esa era la fobia que estaba revolviéndose en mí, arrancando todo pensamiento racional, toda esperanza. ¿Quién voy a hacer si hago esto? ¿Seré cruel? ¿Más fuerte? ¿Seguiré siendo yo? ¿Si mi cuerpo cambia seguiré siendo Zara White?. ―Debería escribir un libro llamado Como Sobrevivir a un Ataque de Duendes,‖ le digo. Inclino mi cabeza hacia atrás para descansarla contra la pared. ―Gracioso, ¿no?‖
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―¿Gracioso por qué?‖ —Su voz suena fuerte y clara a pesar de lo cerca que estamos, a pesar de la amargura que inunda mi propia voz. ―Porque si, ya que estaría diciéndole a la gente cómo sobrevivir a mí misma.‖ Cuando el no responde levanto mi cabeza para poder verle la cara. El se sonroja. ―¿Qué pasa?‖ le pregunto. ―Estas tan asustada que estas temblando.‖ ―Pienso que debemos hacerlo,‖ —digo abruptamente. ―Solo bésame antes de que sea muy tarde para hacer lo que está bien.‖ ―¿Estás segura?‖ Lo pienso, pienso acerca de lo que iba a pasarme. Mi humanidad esfumada. Mis dientes no serian los mismos. Genufobia, miedo a las rodillas. Eremofobia, miedo a lo que eres. ―¿Me ayudaras?‖ le pregunto frenéticamente. ―¿Cuándo vuelva? Me ayudaras así no sea un monstruo como los que… los que…. Amo a Nick‖, insisto. Mi corazón se agita desesperadamente en mi pecho. Las lágrimas amenazan en la comisura de mis ojos. ―Por supuesto que lo amas,‖ el dice suavemente, pero no tanto como un susurro. Lo digo otra vez. ―Estoy haciendo esto porque amo a Nick.‖ ―Lo sé.‖ Entonces descubro mi cuello. ―Okey, lo haré.‖ El se ríe. El realmente se está riendo. ―Así no es como funciona. No somos vampiros.‖ ―Entonces, ¿Dónde tienes que besarme? Ese duende idiota lo intentó una vez. No puedo recordar que paso muy bien.‖ ―Es en tus labios. No en tu cuello.‖
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Lo recuerdo ahora. La cara de Ian acercándose más y más. El demonio en el era casi una gaseosa sustancia en el aire. Él me había roto el brazo. Quería destruirme. Expulsé el recuerdo de mi cabeza y pregunté, ―¿Dolerá?‖ ―Probablemente. Estas destinada‖ —Alguien golpea la puerta. ―Seguridad.‖ Astley se endereza, maldiciendo. ―Tenemos que escondernos.‖ Me hace un gesto para que ruede debajo de la cama. Él también lo hace. Sus ojos son grandes y encantadores. Por encima de nosotros las motas de polvo se mezclan con resortes metálicos. El golpeteo regresa. ―Seguridad.‖ Astley pone un dedo por encima de sus labios y agarra mi mano. Estamos terriblemente cerca aquí abajo y soy súper alérgica al polvo. Mi nariz se contrae. Sus ojos se ensanchan. Una tarjeta se desliza en el mecanismo de la cerradura. ―Ponnos Glamour‖, susurro frenéticamente, ―Como cuando vuelas, así nadie nos verá.‖ Él se encogió como si no pudiera creer no haber pensado en eso por el mismo y luego presiona sus ojos por un segundo. Cruzo los dedos esperando que funcione. Unas fuertes pisadas llenan el salón. Un radio de seguridad crepita. Las puertas del closet se deslizan. Las pisadas se hacen más fuertes mientras los pasos del guardia van al baño con piso de linóleo. Mi nariz explota. No puedo evitarlo. Empiezo a estornudar. Astley presiona mi nariz entre sus dedos. Mis oídos estallan. El dolor ondea a través de mis ojos. Pero no hay sonido mientras el estornudo sale de mí. Sin embargo, unos dedos aparecen al final de la cama y el polvo se alborota. Dos ojos marrones y una delgada nariz aparecen. Si él fuera a meter las manos podría tocar nuestros pies. Trate de enviarle al guardia de seguridad un mensaje telepático: No metas las manos. No metas las manos. El edredón volvió a caer en su lugar. Los pies se alejaron hacia el pasillo. La puerta se cerró de golpe. Recline mi cabeza para dejar mi nariz libre. ―Eso estuvo muy cerca.‖ Sus manos agarraron los dos lados de mi cara. ―¿Estas segura que quieres hacer esto?‖ Asiento, hago que las palabras salgan de mi boca. ―Estoy segura.‖
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―No hay vuelta atrás, Zara.‖ Sus dedos se deslizan por mis mejillas, y por entre mi cabello. ―Lo sé.‖ Sus ojos plateados están muy cerca de los míos. Su aliento rozaba la piel de mis labios, apenas por encima de mis labios, en realidad. ―¿Tu lobo se merece esto, Zara? ¿Merece que pierdas tu humanidad?‖ ―Si, el lo merece.‖ ―Cierro mis ojos, imaginándome a Nick y luego a Is, la abuela, y Devyn. E incluso me imagino a Cassidy, Callie y Giselle. ―Todos ellos lo merecen.‖ Mis palabras se quedan en el aire por un minuto. Nos deslizamos fuera de debajo de la cama y nos sentamos allí. Mis manos reposan en mi regazo. Mi muñeca sigue sangrando. Todo lo que importa es que tenía que apresurarme para hacer esto, y luego sobrevivir, sobrevivir para traer a Nick de vuelta, sobrevivir y mantener mi humanidad también. No había cabida para el fracaso. ¿Y mis miedos? Solo tenia que alejarlos. Astley huele como a hongos y a hombre. El huele como la tierra y el viento frío. Abro mis ojos por un momento, pero su cara esta tan cerca que incluso me parece borrosa. ―Voy a hacerlo ahora.‖ ―Sus labios están tan cerca de los míos que logran tocarse mientras el dice las palabras ‗voy‘ y ‗hacer‘. Empuño mis manos. La sangre parecía correr más rápido por mi muñeca. ―Relájate, Zara. Sera mucho menos peligroso si te relajas. Te lo prometo.‖ El retrocede media pulgada más o menos. Podía sentirle. El aire se mueve con él. Juro que incluso puedo sentir su anhelo, sintiéndole tratando de esperar, de ser fuerte. ―Siento que estoy engañando a Nick,‖ ―dejo escapar. ―¿Por besarme?‖ Abrí mis ojos. ―Si.‖ El tiene puesto su glamur otra vez. Es un hombre guapo otra vez. Su nariz se arruga un poco mientras me observa, tratando de descifrarme. ―¿Piensas que él va a amarte después de esto? Tu lobo es un poco intolerante.‖ ―Yo era intolerante también.‖
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―Ya no.‖ Me encojo de hombros. ―No lo sé. La intolerancia no es así de simple y fácil. No es que de repente esta allí y de repente se ha ido. Es como un germen malo esperando para echarse encima e infectarte cuando piensas que un antibiótico lo ha erradicado de tu sistema. Pero ese no es el punto. Lo que es el punto es….es…. ¡Oh! ¿Podemos solo hacerlo?‖ Sin siquiera pensarlo, alcanzo su cara y la tomo con mis manos. No soy súper poderosa porque afrontémoslo, un brazo lo tengo lastimado, el otro brazo está sangrando, pero me las arreglo para tirar de su cabeza y moverla hacia mí. Nuestros labios se encuentran. Nada pasa. Es solo un toque de labios. Mis ojos observan fijamente sus grandes ojos verde-grama. El ya no es tan borroso. No sé por qué. Comienzo a apartarme. E iba a preguntarle porque no había pasado nada. Pero no tengo chance. Sus manos, sus manos ilesas, se envuelven atrás y alrededor de mi cabeza. Y atrae mi cara más cerca a la suya. Nuestros labios se presionan uno al otro. El mundo pesa menos. Solo eran nuestros labios, nuestros labios tocándose uno con otro. Es humo. Es polvo. Es luz y tierra y viento. El mundo gira, perdiéndose capa por capa. Conocía esto. Lo conocía, pero no puedo parar. No puedo parar nada. Todo lo que se es que el beso esta pasando. Necesidad. Eso era todo lo que había. Si pudiera moverme, presionaría sus labios más cerca de los míos. Si pudiera moverme, le suplicaría que no parara. Palabras. Sus labios se mueven contra los míos, todavía besándome, pero murmurando palabras en un lenguaje de alas y dioses; el lenguaje de los duendes. Tenía que serlo. Sus dedos se deslizan en mi cabello. Todo mi cerebro zumba con palabras que no podía darles sentido. Dolor. Y luego todo cambia. Las palabras se vuelven fuego que apuñala dentro de mi cabeza. Mi piel quema con una especie de llama que parece dispararse
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justo en mis neuronas. Sus labios dejan mis labios y estoy sola. Y consumida. Estoy adolorida. Estoy perdida, perdida, perdida. ―¡Astley!‖ Lanzo un grito apagado su nombre. Sus manos se meten por debajo de mí, levantándome hacia la cama. Me retuerzo. Sé que me estoy retorciendo. El aparta el cabello de mi frente. ―Ha comenzado. Todo saldrá bien, Zara. Estaré aquí todo el tiempo.‖ ―Haz que pare,‖ ―gimo. ―No puedo. Solo puedo compartir mi fuerza, hacértelo más fácil.‖ ―¿Esto.Es.Mas.Facil?‖ El se ríe. Es un sonido triste. Trato de abrir mis ojos y verlo, pero casi no puedo. Es como si alguien estuviera frotando tierra roja en un millón de pequeños cortes por toda mi piel. Jadeo las palabras. Los cortes van más profundos que mi propia piel. Se arrastran hacia mis venas, mis músculos, mis huesos. ―El proceso va rápido,‖ el me tranquiliza. Su mano descansaba en mi frente. ―Te lo prometo. Sobrevivirás a esto. Siente mi mano. Siente mi fuerza. Es tuya ahora, mi reina. Te lo prometo. Soy tuyo.‖ MI cabeza da vueltas. Las imágenes destellan en mis ojos. Issie saltando arriba y abajo en el pasillo porque consiguió una C en su prueba física. Mi padrastro abriendo sus brazos en un gran abrazo después de que rompí la marca de cinco minutos de milla por primera vez. Mi mamá cepillando mi cabello con mi peine de la princesa Barbie. Mi mama nadando conmigo en la piscina. Marcoll con sus ojos cerrados, riendo, buscándome. Betty quemando los espaguetis y de alguna manera despegándolos del fondo de la cacerola. Nick. Los hermosos ojos marrones de Nick. Nick escribiendo cartas de Amnistía Internacional conmigo, sus súper grandes manos haciendo que el lapicero desapareciera debajo de sus dedos. Los labios de Nick, cálidos, salvajes y reales. Nick volando hacia el cielo. Grito. Las manos de Astley tapan mi boca. ‖Voy a hacer que te desmayes ahora, Zara. No puedes gritar. Estamos en un hotel y la gente se dará cuenta. Es mejor de esta manera.‖ La última cosa que escucho es el prometiéndome que todo estará bien.
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La última cosa que pienso es en el nombre de Nick, una silaba que significa todo en mi mundo. Nick. Me aferro a ese nombre, me aferro a él, mientras mi cuerpo da vueltas descendiendo lejos. Pero luego pierdo eso también y la última cosa que pienso es en mi, Zara. ¿Cómo será cuando despierte? No sé si sobreviviré y si lo hago…todo podría ser espantoso, tan horrible, que Devyn tendrá que matarme, o tendré que suicidarme. Un gigante gimoteo llena mi alma. Quizás haya cometido el más grande y espantoso error. Quizás me había entregado.
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Veintiseis Traducido por Yosbe Corregido por Loredana
Tip - Duende Muchos duendes esconden su apariencia a través del uso de la magia llamada glamour. Eso es algo bueno.
N
o tengo idea de cuanto tiempo ha pasado cuando me levanto, el cuarto de hotel luce exactamente como un cuarto de hotel, solo que las sabanas de la cama están hechas trizas, hay sangre salpicada en el rojo teléfono en la mesa de noche, y hay un hombre rubio con aspecto cansado agarrando mi mano. Hay grandes y significativas discrepancias. Alguien se queja. Me toma un segundo darme cuenta de que soy yo y que los quejidos son porque mi piel se siente como si estuviera encogida y aplastada. Mi boca me duele y todo sabe a cobre, como sangre. Mi estomago gruñe y se encoje. Este es un sentimiento familiar… hambre. Astley se apoya sobre el codo, pero no suelta mi mano. ―Hola, hermosa.‖ ―No me des saludos aduladores‖ —susurro. Mi voz es ronca. Aclaro mi garganta pero mi voz todavía sale débil—. ―No soy hermosa.‖ El sonríe—. ―Cree lo que tengas que creer.‖ ―¿Funcionó?‖ Él asiente. Voltea los ojos—.‖Tuvimos éxito.‖ ―Te ves cansado.‖
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El sigue asintiendo, en el más sutil de los movimientos—. ―Se supone que lo estoy.‖ Todo el cuarto del hotel se ve viejo y sucio ahora. Las cortinas se cierran sobre la ventana. El calentador resuena, emergiendo moderadamente aire caliente. Astley se encuentra en forma humana y usando una camisa gris y jeans como cualquier persona no-duende. Su cara es rígida. Diría que luce triste y atemorizado. Mi corazón se suaviza. ―¿Pensé que querías esto. Pensé que te haría más, poderoso, te haría más, estable o algo así?‖ —Aclaro mi garganta otra vez. ―Wow, sueno como si hubiese estado fumando por quince años.‖ ―Soy un rey duende. Es lo que tengo que querer. El se levanta y se va al baño.‖ El debió de abrir el grifo, porque escucho el agua correr. Mi lengua se escapa de mis labios. Se frota en mis dientes, mis muy afilados dientes. El pánico me ataca. Tengo que verme. Me siento. Todos mis músculos protestan. Cosas explotan en mis hombros y se extienden a lo largo de mi espina dorsal. Mis dedos parecen que tuvieran artritis de repente. Estiro mis piernas. La tobillera que Nick me dio todavía está allí. La frágil cadena no se ha roto. El delfín y el corazón todavía cuelgan en mi piel. Empiezo a rodar mis piernas a un lado de la cama. ―¿Qué estás haciendo? ¡Acuéstate! ¡Quédate quieta!‖ —Astley se abalanza con un vaso de agua. Su cabello esta despeinado y sus ojos abiertos. Él me empuja hacia la cabecera de la cama, coge algunas almohadas en el piso, y dice: ―he guardado estas. No podía permitir que destruyas almohadas buenas.‖ Mientras las pone detrás de mi espalda pregunto ―¿Le hice esto a las sabanas?‖ ―Indudablemente lo hiciste. También me has rasguñado.‖ Él me muestra las marcas de su antebrazo. Están comenzando a sanar ya, pero es obvio que eran profundas y dolorosas. Mi estómago amenaza con explotar. ―Oh…dios….Lo siento.‖ ―Es normal.‖ —El agarra el vaso y lo pone en mis labios—. ―Lo que no es normal es que seas capaz de sentarte ya. Eso es extremadamente rápido. Menos de treinta horas. La mayoría de las personas están bien en cincuenta días al menos. No mi reina.‖ ¿Su reina? ¿Qué he hecho?
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Sorbo agua y lo observo. El luce orgulloso de mí. Echándole una vista a mi piel azul, noto que la herida de mi muñeca se ha ido. ―¡Espera! Mis heridas se han ido.‖ Pongo el vaso en la mesa de noche y comienzo a darle vueltas a mi brazo en el aire. No está desgarrado. ―Un beneficio extra cuando te conviertes en rey. Te curo. Si…‖, se avergüenza, ―…no te mato.‖ Balanceo mi peso, ruedo mis piernas sobre la cama. Me quejo, ―Tengo que ir a salvar a Nick.‖ ―No todavía,‖ —insiste. Sus manos van a mi hombro. Sé que él me empujaría si trato de pararme. ―No estás lo suficientemente fuerte. No estamos ni siquiera seguros de cómo ir a Valhalla. Descansa por un minuto, al menos.‖ El mundo se detiene. La ira pulsa a través de mí, fría, azul, y helada. La puedo escuchar en mi voz. ―¿Qué?‖ El no mueve sus manos. ―Te estoy pidiendo que descanses un momento. Acabas de pasar por un significante cambio y…‖ ―¡No! ¿A que te refieres con que no sabes cómo llegar a Valhalla?‖ — Doy un empujón hacia un lado para alejarme de sus manos. ―¡¿Me dejaste cambiar y ni siquiera sabes cómo demonios llegar allí?!‖ El se ríe. ¡Se ríe! ―Dijiste: ‗demonios‘, ¡otra vez!‖ ―No te burles de mí.‖ —Comienzo a farfullar. Estoy muy molesta. Ruedo lejos de el al otro lado de la cama. ―¡No puedo creer que me engañaste! Eres como todos los otros duendes. Nunca debí de creer en ti.‖ ―No soy como tu padre.‖ Su boca se endurece. ―¡Mentiroso!‖ Me empiezo a levantar pero el está allí antes de que mis pies puedan tocar el suelo. Los bajo de todas maneras y lo veo directamente. El es todo dorado y apuesto con su glamour encima, pero no es real. No es humano. Es un duende. Y él me había engañado. ―No te he engañado, Zara. Solo te he dicho la pura verdad. Su mano se mueve como si fuese a tocar mi cabello, pero las aparto. Su cara se apaga—. ―Encontraremos una manera de llegar a Valhalla.‖
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―No puedo creer que me haya transformado en esto por nada.‖ Levanto mis manos. Las uñas son diferentes, más largas, mas fuertes, mas como garras. Me doy asco. ―No es por nada. Encontraremos a tu lobo.‖ Escucho su garantía y trato de creerle. Trato de encontrar fe en lo que he hecho. ―E incluso si no lo hacemos, estabas destinada a convertirte, Zara. Eres más fuerte ahora. Estarás más segura‖. Le da golpecitos a mis uñas. ―Se extienden cuando peleas. Tu sentido del olfato estará desarrollado. No querrás comer carne nunca. Mi gente no tiene sed de sangre, porque yo no tengo sed de sangre.‖ ―¿De verdad no?‖ —lo cito. ―No es importante.‖ Me echa un vistazo ―Sabes, no tienes que verte como un duende. Solo puedes ponerte glamour ahora. Durara un tiempo. Luego tienes que afianzarlo de nuevo.‖ Me animo un poco, pienso, pero todavía estoy dándole vueltas a la cuestión de Valhalla. Tal vez no lo necesitaba a él para llegar allí, tal vez Devyn y Issie podían ayudarme a adivinarlo, así que ahora tengo que calmarme, forzar el hielo en mis venas, mis extrañas venas de duende y obtener información de Astley. ―¿No tengo que verme a mí misma como un duende?‖ ―Serás todavía un duende. Solo que no tendrás que verlo. Y el mundo tampoco lo hará, lo cual es bueno. El mundo no está listo para nosotros.‖ El salta y se apresura al closet con sus puertas deslizantes. El revuelve algunas cosas por ahí un momento y vuelve con una rama de una especie de árbol. De pronto se vuelve mucho más alto. ―Aguanta esto.‖ Lo tomo en mis manos. Puedo sentir la energía viva que solía tener. Es como un sonido. Una resonancia. Es sorprendentemente bello. ―Cada uno de nosotros tiene un árbol que representa nuestra línea. Tu árbol ahora es el abedul. El representa un purgamiento o un renacimiento, lo cual es apropiado dado a que tú eres quien eres.‖ Entiendo lo que quiere decir, pero no lo presiono. Hago que se esfuerce por ello. Mi estomago gruñe. El aclara su garganta, corre su mano por su cabello, y la deja caer. ―Eres la hija de un duende que ha perdido su camino a la verdad. Ahora eres la
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reina de un duende que cree en el honor. Eso es una señal de esperanza, de renovación para nuestra gente. El abedul representa eso.‖ ―¿Pero el abedul es ya tu árbol?‖ El asiente—. ―Es mi línea hereditaria. Tenemos la esperanza de la raza.‖ ―Muy noble‖ bromeo. Un momento. ¿Yo bromeando con él? ¿Por qué estoy bromeando? Estoy molesta. Estoy muy molesta pero al mismo tiempo me siento cómoda, como que finalmente pertenezco a algún lado. El se sonroja. ―Lo sé. Solo espera, Zara. Hay una ceremonia que necesito hacer.‖ Una ceremonia. No sé por qué pensar de eso. Aguanto la respiración. Nací aguantando la respiración. Es lo que dice mi mamá. Ella dijo que ellos tuvieron que incitarme a respirar. Fue como tratar de suicidarme cuando era bebe, pero cuando finalmente tome aire lo aspire tan fuerte y profundo como si estuviera hambrienta por vivir, por respirar, por solo ser. Así es como me siento ahora. Parte de mi quiere aguantar la respiración y no dejar a esta duende ser real. Esa parte es repulsiva, aferrándose a mi humanidad. La otra parte esta respirando en grandes bocanadas de aire, llenando de nuevo mis pulmones con el, sintiéndome lista para salvar a Nick, lista para encarar lo que sea. Parpadeo con esfuerzo, tratando de sosegar mis pensamientos, y pregunto. ―¿Esta cosa de la ceremonia me va a doler?‖ ―No. El dolor terminó, te lo juro. Esto sin embargo es importante.‖ El coge un largo y oscuro cabello de la manga de su camisa y la tira en el suelo. ―No estoy exactamente seguro de como llegar a Valhalla, pero estoy seguro de que tienes que hacer esto y estoy seguro de que debemos encontrar la manera de que llegues allí, así que ayúdame Zara. No debo defraudarte.‖ Le creo. Pienso que es la manera en cómo sus ojos penetran en los míos o la manera en que sus labios se mueven tan misteriosamente cuando dice las palabras, pero lo creo. No le creo un 100 por ciento. Solo confío en Nick, Issie, Devyan y Betty de esa manera, pero creo que él quiere ayudarme. ―Okey.‖ Aprieto la rama tan fuerte que hace un crujido. Antes de que el pueda responder, todo mi cuerpo se tuerce del dolor. Jadeo. ―Pensé que habías dicho que el dolor se había terminado.‖
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―¡Lo ha hecho!‖ Gentilmente el afloja sus dedos de la esbelta rama. ―Pero esta rama es tuya ahora. Tienes que mantenerla a salvo. Si se quema, tú te quemas. Si ella se rompe, tú te rompes.‖ La rama de repente se ve muy delicada, muy preciosa. No puedo creer que el hable en serio. ―¿Entonces todos nosotros tenemos una rama? ¿Todos los duendes?‖ escupo la palabra. Cuando el asiente continuo con mi pensamiento. ―Así que si quisiéramos matar al rey que hirió a Nick todo lo que tenemos que hacer…‖ ―Es encontrar su rama y destruirla,‖ el termina por mí. ―Pero no es tan fácil. La mayoría de nosotros tiene una muy elaborada salvaguardia‖. Alzo la cabeza. Nuestros ojos se encuentran. ―No lo…‖ ―Lo sé. La tradición es que el rey y la reina mantengan las suyas juntas‖. Su agarre no vacila. ―Me estas pidiendo que confié en ti con mi vida.‖ Trago fuerte. Las vertebras en el cuello craquean y se estiran, tratando de acostumbrarse al movimiento. El hace un ademan. ―Ya lo has hecho, Zara.‖ ―Cierto.‖ Me recuesto en la cama y cierro mis ojos. El mundo gira. Todos los olores del cuarto son más intensos de lo que solían ser. Los químicos con imitación de limón de los edredones, el olor a blanqueador y a baño, un viejo olor a cigarro, la mezcla de Astley de setas y viento. Mis manos se contraen en contra de la suave madera. He decidido qué hacer con mi vara, tal vez confiar en Astley con mi vida otra vez. Se siente como si cada decisión que hago me aleja más de Nick. Emito un gemido. ―¿Estas adolorida?‖ La voz de Astley me indica que él esta rondando cerca de mí. Su olor es muy intenso. Debo evitar derrumbarme. Debo evitar adentrarme en el mito y la fábula y mantenerme en Zara. Debo seguir siendo Zara. O bien estos dientes míos rasgarían el mundo entero. O bien esta piel azul brillaría con necesidad y maldad. ―¿Los duendes tienen almas?‖ susurro. Juro que puedo oler mis palabras como si flotaran por el mundo. Huelen como el dolor apresado en una calle solitaria.
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La cama se mueve en cuanto Astley se sienta a mi lado. ―Creo que sí.‖ ―Así que no tengo por qué ser mala.‖ Su sonrisa es forzada, tensa. ―Nadie tiene porque ser malo. Ningún duende u hombre lobo.‖ ―Todos los hombres lobos son buenos‖, protesto. ¿Esas palabras? Huelen a amarillo como una vieja pena. ―No todos ellos. Así como no todos los humanos son buenos. Sabes eso, Zara.‖ Pienso en todas las cartas de Amnistía que había escrito, tratando de salvar gente, tratando de convencer a los líderes y dictadores de hacer las cosas bien. Luego pienso acerca de cómo he matado. He matado al menos tres duendes. Soy tan asesina como salvadora. ―¿Qué es ser bueno?‖ —pregunto. ―Actuar con honor. Tratar de alejar a los otros de ser heridos. Tratar de proteger a tu familia y amigos del daño de otras personas. ― ―Incluso si eso significa herir a otros.‖ ―Algunas veces debemos hacerlo.‖ Me quejo nuevamente, pongo mi vara hacia mi corazón, y me mantengo con los ojos cerrados. Las palabras se estacan. Golpean en mi cabeza y huelen. Las palabras huelen como las cosas. Sus manos alejan algunos cabellos lejos de mi cara. No me agito. No tengo esa energía. ―¿Todavía te quieres ver?‖ Sacudo la cabeza fuertemente como un niño de tres años. ―Okey. ¿Te gustaría aprender cómo usar el glamour?‖ ―Sí‖. Esa es una decisión fácil. Estaría bien con no verme así. El azul de mi piel parece gritarme. Se ve tan fea ahora y sé que es porque Nick pensaría que es fea. Observo mis dedos con las uñas que están listas para alargarse en garras y todo en mi interior se estremece con lo que he llegado a ser. Las manos de Astley me tocan el hombro ligeramente por un segundo.
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―Zara, vas a tener que lidiar con lo que eres.‖ ―Un paso a la vez. Primero enséñame como hacer lo del glamour. Luego vemos como llegar a Valhalla. Dime qué hacer.‖ ―Es bastante simple‖. —Sonríe una pacífica, dulce sonrisa y su rostro se transforma en algo hermoso. Él toca un lado de mi cara con su dedo. ―Cuando eras humana ¿alguna vez cambiaste la presión de tu oído al mover tu mandíbula un poco, sólo apretando los músculos?‖ ―Um…déjame pensarlo. ¿Si? Eso creo. Hace como un click, ¿no?‖ ―¡Exactamente!‖ Su voz adquiere un tono de un profesor feliz. El presiona un poco mi piel. ―Entonces lo que quiero que hagas….‖ ―Ya lo he hecho.‖ ―¡Increíble!‖, dice, dando una impaciente pero una rápida aprendiz.‖
palmada,
―eres
increíblemente
Abro mis ojos y veo mis manos. ―Son manos humanas. Mis dientes se sienten normales.‖ ―Deberían. El glamour te afecta también. Puedes ver a través de tu glamour y del glamour de otros duendes, vernos como lo que realmente somos si quieres.‖ El se levanta y se estira, inspecciona el desastre que es su habitación de hotel. Tomo la decisión en ese momento. ―Toma mi vara.‖ ―¿Estás segura?‖ Sus ojos se amplían. ―Estoy segura.‖ La estiro hacia él. El la toma reverentemente, la carga como si fuera una especie de recién nacido, y la pone en el closet. El desliza las puertas de vidrio hasta cerrarse. Murmura unas palabras en un lenguaje que no entiendo y sus manos parecen brillar. El cuarto se vuelve más cálido. El olor de la miel y las setas se vuelve más amplio. El brillo se desvanece. ―¿Eso es todo?‖ —susurro, temerosa de perturbar algo. ―Esa es la primera parte. Ate nuestras varas. Nuestros destinos están ahora unidos, el dice solemnemente. ― ―Unidos‖. Me paro. Mi cuerpo protesta. El se apresura, con los brazos extendidos. El está listo para agarrarme supongo.
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―¿Cómo te sientes? ¿Estás mareada?‖ —suelta. ―Un poco‖. —Me equilibrio para pararme—. ―Pero bien. Así que vamos.‖ ―¿Vamos?‖ ―Tengo que salvar a Nick‖. Camino a través del cuarto, agarro mi celular del tope del televisor, chequeo los mensajes de texto y las llamadas perdidas. Hay como mil. El mundo se derrumba. Comienzo a desplazarme por los textos. Todo es acerca de mi regreso, yo diciendo donde estoy, de no hacer nada estúpido hasta que Betty hable conmigo, y así y así. Mi cabeza da vueltas un poco más y no es por la transición a duende. Es del stress. ―Vámonos.‖ El estado de mi ropa, como sea, no es el mejor. Me doy cuenta de repente y me sonrojo. El se da cuenta y me enseña un bolso de Cadillac Mountain Sports y saca unas medias verdes con caras felices y un par de zapatos deportivos. Alguien de su gente los obtuvo mientras me transformaba. Dándole las gracias, tome las medias y los tenis y me los comencé a poner. ―¿Puedo tener un minuto para mí?‖ le pregunto y luego que me doy cuenta de lo que estoy haciendo, le estoy preguntando como si él me controlara. El puede controlarme, pienso. El me enseñó eso. No quiero eso. Así que antes de que él pueda responder mi débil pregunta me voy al baño como si no tuviera importancia si él fuera el rey duende, si mis necesidades, mis emociones estén ligadas a sus necesidades y emociones. Además, si iba a entrar en pánico iba a entrar en pánico en privado, maldición. Cerré la puerta detrás de mí. La manija dorada estaba fría y temblando. No, es mi mano la que esta temblando. Tomo respiros profundos, y me recuesto contra la puerta, agarro el toallero para balancearme. Apesta. Aparto mi mano. Debía de tener un pequeño imán en el. ¿No podía tocar nada? Los bastidores de las toallas son de un metal plateado. El grifo del lavabo es de metal. Todo el bendito mundo tiene metal en él y un montón de metal contiene hierro y acero. Tomo otro respiro profundo. Otro. No me puedo calmar. El baño es típico de hotel. Un espejo cubre la pared entera. Está ubicado arriba del lavamanos. Hay un inodoro y una ducha de colores beige muy sosos. No todo es así, pienso. Las toallas blancas en el suelo tienen rayas rojas de sangre. Las cosas en el bote de basura están aglutinadas y de color carmesí.
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Incluso hay una raya de sangre a través del espejo, seca ahora, pero sigue siendo desagradable. Toda esta sangre es mía, supongo. Astley tenía rasguños pero...temblando, agarro un trapo rojo repugnante y lo utilizo para abrir el grifo. Meto las manos bajo el chorro de agua tibia y empiezo a frotar la piel. ¿Es si quiera mi piel? El agua solo me hace sentir un poquito mejor porque debajo de esa piel esta la piel de duende. A pesar de que luzco como humana no lo soy más. Soy algo completamente diferente. ―¿Qué he hecho?‖ Susurro la oración a mi misma y cada palabra toma peso, y se apodera, llevándome a la rabia. Lo digo otra vez, —―¿Qué he hecho?‖ La ira me ataca. Mi puño golpea el lavabo de granito. El polvo vuela por el impacto. Muevo mi mano. Hay una abolladura. Había abollado la piedra. ¿Cómo podía haberlo hecho? Porque soy un duende, así es como lo hice. ¡Wow!. Simplemente…!wow! Inspecciono mi mano. Nada está roto. Si fuera humana estuviese rota. No soy humana, me digo. No miro al espejo. No quiero observar, desanimarme y cuestionar. Bueno, parte de mi realmente quería observar, desanimarse y cuestionar, pero otra parte quiere simplemente celebrar. Soy fuerte. No. Soy increíblemente fuerte. Si hubiese sido así de fuerte antes podría haber ayudado a Nick a pelear con aquel duende; podría haber protegido a Issie, Betty y Dev y a muchos más. Cautelosamente, toco el pomo de la puerta dorada. No me hacia daño. Abro la puerta y echo un vistazo. Astley está en el otro extremo de la habitación, mirando por la ventana, pero se voltea cuando me aclaro la garganta. ―Soy realmente fuerte‖, —digo. ―Si lo eres.‖ ―No, me refiero a fuerte de verdad. Abolle el lavamanos.‖ ―No te preocupes por eso Zara‖. —Su rostro apenas se mueve y su tono de voz no cambia—. ―No es un problema.‖ ―¿No es un problema? Okey…‖ Comienzo a cerrar la puerta. ―Me voy a la ducha‖. Allí esta, se lo dije. No le pregunté. Le echo seguro a la puerta detrás de mí, pero sé que él podría arrancar sus bisagras. Yo podía romper sus bisagras.
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Examine mis brazos, use mi mano izquierda para tocar mis bíceps y tríceps derechos. Son duros como el granito. Es frío, pero se sienten peligrosos. Mi felicidad se esfuma de inmediato porque sabía que podía herir a los chicos malos, pero también podía herir a los chicos buenos. Golpeo la repisa sin siquiera pensar en ello. ¿Qué pasaría si me molesto con Devyn y lo hiero? ¿O a cualquiera? ¿Qué pasaría si no puedo controlarme a mí misma, como el Increíble Hulk o algo así? Astley luce estar en control de sí mismo, pero esos otros duendes, mi padre… me estremezco otra vez, me quito la ropa, agarro un desagradable y ensangrentado trapo y lo uso para abrir el grifo. Al entrar en la ducha, comienzo a implorar por agua caliente para quitar todas mis dudas y miedos. Se siente bien pero no está funcionando muy bien. Descanso mi frente en contra de la fría pared de la ducha. Todavía eres tú, me digo a mi misma, el agua, el aire, Dios. Seré todavía buena. Cruzo los dedos. Tengo que serlo.
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Veintisiete Traducido por Anelisse Corregido por Loredana
Tip - Duende En realidad los duendes pueden controlar sus necesidades. Crucemos los dedos por eso.
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espués de mi ducha me visto y entro en el dormitorio de la habitación del hotel. No podía creer cuánto tiempo había estado aquí a solas con él. Mi estómago tironea. Él esta pasándose un peine por el pelo rubio. Se ve tan bien, tranquilo. Un músculo de su ojo izquierdo esta contraído. ―¿Están mis estados de ánimo ligados a los tuyos?‖ pregunto, torciendo mi cabello en una coleta luciendo casual cuando en realidad mi corazón estaba latiendo ochocientos latidos por minuto porque estoy tan nerviosamente asustada. O tal vez así es como los corazones de los duendes laten. ―En realidad no‖ dice ―Si nos apareamos lo estarían‖ Alzo las cejas para decirle que eso no iba a pasar y que siguiera con la cuestión más importante. ―¿Voy a lastimar a alguien? ¿Quiero decir, voy a ser capaz de controlarme?‖ ―No todos los duendes somos monstruos con lujuria de sangre‖ ―No todos, no es suficiente‖ Comencé a agarrar las hojas del suelo y tratando de ponerlas en los pequeños basureros de plástico que tenían las habitaciones. ‖Quiero saber si voy a ser mala‖ Él cruza la sala hacia mí, su rostro esta contraído de preocupación, o al menos eso me parece. ‖Zara‖ ―Mira esto‖ Pongo una hoja rota frente a su cara. ‖Lo hice, ¿no? Esto parece un basurero. Soy ridículamente fuerte y he visto lo que pueden hacer
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los duendes, Astley. Mataron a Nick. Secuestran a los chicos. Ellos… ¡no puedo ser así!‖ Sus manos me agarran por los hombros. ‖No lo serás‖ ―¿Cómo lo sabes?‖ ―No voy a dejarte‖ Sus dedos se mueven ligeramente pero se mantiene en control sobre mí. Sus ojos se suavizan. ‖Y, más importante, no te dejarás ser así. Eso no es lo que eres, Zara‖ Por un minuto nos quedamos allí, sin movernos, sin decir nada. ‖¿No lo crees?‖ Él deja escapar uno de mis hombros y se pone alguno de mis cabellos mojados detrás de mi oreja. Es algo íntimo, pero no me alejo. ―Te lo prometo, Zara. Tendrás necesidades, pero las podrás controlar‖ ―¿Así que mis amigos estarán a salvo si estoy cerca de ellos?‖ ―Por supuesto‖ Tenia sentido. Cuando Megan y Ian iban a la escuela secundaria con nosotros, no tenían que ir matando a todos constantemente. Le expliqué eso a Astley quien se sentó en la cama, escuchándome. ―Eso es porque su gobernante tenía cierto control sobre sus necesidades. Ocasionalmente algunos duendes que están desunidos se conviertan en.... Implacables en sus deseos, pero por lo general se los coge con mucha rapidez. Es cuando un rey como tu padre pierde su control, y las cosas se vuelven mortales‖ Él parece estar escogiendo sus palabras cuidadosamente.‖Eso no va a pasar conmigo‖ Lo miré a los ojos. ―¿Me lo prometes?‖ Él asiente con la cabeza. ―Te doy mi juramento‖ Las hojas en mis manos parecían muy pesadas. Trato de doblarlas pero son indisciplinadas, demasiado cortantes y con la sangre endurecida que evita que obedezcan mis necesidades. ―Tienes que matarme si me hago malvada. Eso es lo que también les dije a Devyn y Issie. Prefiero morir que herir a las personas‖ ―No sé si seré capaz de matarte, Zara‖ susurró. Se levantó y me quito la hoja de papel. ―Sé que no vas a lastimar a la gente. Tú puedes utilizar la fuerza duende, sus reflejos, para el bien‖
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Las hojas son una prueba de mi cambio. La forma en que mi cerebro bulle con fuerza y mis sentidos están sobrecargados son sólo más pruebas. ¿Qué sé yo? Hasta hace unos días yo era un ser humano. Ahora que soy un duende es mucho más fácil. Sé que las cosas que la gente común solo imagina como imposible, como: que hay duendes y weres e incluso valquirias existiendo en nuestro mundo, hay un mal que es tan denso y real que produce escalofríos en tu piel tan sólo como pensarlo. Sé que las necesidades se pueden controlar por años y años dentro de los corazones de los seres vivos, que pueden tomarse su tiempo a medida que vamos a la escuela o el trabajo, acurrucarse en nuestras camas calientes, correr con nuestros papás en las cálidas calles del sur. Ellos toman su tiempo y luego atacan. Deseo que, en un futuro aquellas necesidades fueran capaces de controlarse por completo para que la gente no esté en peligro, pero el tiempo no es ahora, el tiempo no ha llegado aún. ―Estamos en lucha con ellos, ¿no es cierto? Después de recuperar a Nick, pondremos a los duendes bajo control‖ le digo. ―Una vez que determinemos exactamente cómo recuperar al lobo, sí‖ enrolla sus dedos en su jersey, y aunque siempre suele mirarme a los ojos cuando me habla, esta vez no lo hace. Encuentro su mirada. ―Todavía estoy enojada contigo por eso‖ Pasa su mano por sus ojos. Él parece estar cansado, porque incluso su voz suena cansada, mientras me dice: ―Lo sé‖ Hay un golpe en la puerta. Astley levanta la mirada y pasa frente a mí. ―Un momento‖ Se mueve con pasos de gato hacia la puerta y la abre. Hay una hermosa mujer, alta, tal vez de unos cuarenta años, de cabello largo y negro con rastas. Cojo el olor de ella, madera y a setas, al igual que Astley. Ella murmura en voz baja ―¿Sobrevivió?‖ ―Ella lo ha hecho‖ responde Astley. ―Notable. Tengo la información que usted solicitó‖ Da un paso hacia el hall y cierra la puerta detrás de él. Yo me doy prisa por llegar hacia mis zapatos. He estado fingiendo sobre lo bien que me siento. La verdad es que siento como si mi piel se hubiera roto y vuelto a poner de nuevo torcida-mal. No importa. Lo que importa es que estoy a un paso más cerca de salvar a Nick.
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De pie de nuevo, miro alrededor de la habitación, tratando de encontrar algún tipo de pista, algo que me ayude a averiguar el siguiente paso. Voy hasta la puerta y la abro. Astley todavía anda por ahí hablando con la mujer. Ella comienza al verme comienzo a doblarse, con una rodilla directamente en piso, doblando sus largas y elegantes piernas. ―Mi reina‖ ―¡Oh! ¡No hagas eso!‖ La cojo por los hombros con las manos y tiro de ella hacia arriba. Sus ojos brillan con lágrimas que no han logrado llegar a las mejillas, pero de pie. Ella es una poco más de medio pie más alta que yo. No tengo más remedio que soltarle los hombros. Le doy la mano. ―Zara. Es un placer conocerte‖ ―Amelie‖ Ella toma mi mano entre las suyas. Algo eléctrico pasa entre nosotras, casi como un choque. Ella luce como si estuviera a punto de besar mi mano en lugar de sacudirla, pero Astley se aclara la garganta y desvía su atención. En cambio, ella sólo dice: ―Es un honor conocerte. Te ves muy bien. Por lo general, el cambio no es tan…‖ mientras busca una palabra y la encuentra, supongo ―fácil‖ Dejo ir su mano. Una mirada pasa entre ellos mientras estamos de pie en medio del hall. Algo están ocultando. Lo sé porque el aire prácticamente brilla con ellos, estaban ocultando algo de mí. ―Entonces, ¿qué estáis hablando?‖ pregunto. Astley me estudia. Por último, respira y dice: ―Ella me estaba dando una información actualizada sobre la situación‖ ―¿Con los duendes?‖ Me corrijo ―Los duendes malos?‖ Él asiente con la cabeza. ―¿Y...?‖ pregunto. ―Parece que se están calmando un poco después del incidente del autobús escolar‖ Su voz y sus ojos son duros ―Tu padre, sin embargo, ha desaparecido. La última vez que se le vio al otro rey fue en un Wall Mart‖ Estuve a punto de ahogarme ―¿Wall Mart?‖ ―Lo sé‖ Sus ojos mostraron una mirada pícara que se desvaneció rápidamente. ‖Él es una amenaza increíble, Zara. Si sigue atrayendo a la gente de tu padre, como lo ha estado haciendo, él será más fuerte‖
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―Es por eso que contamos contigo‖ dijo Amelie. ―Porque haré más fuerte a Astley‖ Empujé mi cabello detrás de las orejas. Me detuve por el movimiento. Eso era familiar. Eso era algo que siempre había hecho. Quise tranquilizarme a mí misma que seguía siendo yo. Pero ya no lo era, ¿verdad? Astley se aclara la garganta. ‖Ya lo entenderás. Pero todo eso será para cuando vuelvas del Valhalla, por lo que necesitamos asegurarnos de que vuelvas‖ Al final de la sala, una mujer de limpieza empuja su carro hacia una puerta. El carrito se desbordaba con toallas de papel, papel higiénico, vasos limpios y toallas de baño regulares. Las pilas parecían bastante desiguales y listas para caerse. Quería ir a ayudarla. Ella nos mira y eleva una ceja. Me pregunto quién va a ayudarla. Si todo el peligro que se supone va a suceder, finalmente ¿sucederá?, si iba a haber algún tipo de guerra masiva, ¿quién iba a ayudar a los humanos? ¿Quién ayudaría a los que están en el fuego cruzado? ¿Quién mantendrá a Issie, a mi mamá, y a la gente de la clase de español, también a esta señora de la limpieza y a todos los demás, a salvo?
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Veintiocho Traducido por Sera Corregido por Glad
Tip - Duende Si sospechas que alguien es un duende malvado no lo invites a quedarse en tu casa. ¿Duendes guays? Imposible. Recuerda: un duende no puede entrar a tu casa a menos que sea invitado.
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e ninguna manera podía hacer esto sin Devyn e Issie. Los necesitaba. Debido a sus habilidades de investigación super fuertes. Dev a lo mejor ya sabía como llegar al Valhalla. ¿E Issie? Issie era capaz de alentarme y darme ánimos por todo lo que había pasado, decirme que Nick todavía estaba vivo, y que no he sido engañada totalmente por Astley. Así que, hago que este rey… mi rey… me lleve a casa de Issie. Volamos ahí de nuevo. Casi, ya estaba acostumbrada a estar en el aire. Un beneficio de ser un duende es que el frío no importa tanto. Es alucinante. Hay algo tan consolador en la casa de Issie, de aspecto americano. El garaje esta justo al lado de la casa y tiene esos dulces postigos verdes. Nunca los he visto en primavera pero apuesto a que hay toneladas de flores plantadas a lo largo del camino de piedra. Apuesto a que hay narcisos, tulipanes y margaritas. Me reanima sólo pensar en ello, incluso aunque estoy tan asustada de ver a Issie, tan asustada de lo que vaya a decir una vez que sepa lo que realmente he hecho. Es mi mejor amiga. No podía perderla a ella ni a Nick. Sería demasiado. También tengo miedo de mí. Incluso aunque me siento bajo control, estoy aterrorizada de algún tipo de necesidad loca dominandome, y sólo… ― Estarás bien, Zara, ―dice Astley.
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― ¿Estás leyendo mi mente de nuevo? ―pregunto mientras me tira el sombrero hasta las orejas. Sus manos tiemblan ahí un poco demasiado antes de retirarlas. Este tío me ha besado. Sé lo que significaba en un nivel transformacional, pero no sé lo que significa o si significa algo en un nivel normal chico-chica…no es que tuviera realmente tiempo para pensar sobre eso ahora mismo. Se quita algo de pelusa de su chaqueta de pana verde. ―No. Sólo tus emociones. Hago que Astley se quede fuera. Él esta de pie sobre la entrada, envolviendo sus brazos sobre su pecho, lo que hace que su chaqueta se abra un poco en el cuello. ―Esto va a tomar al menos algunos minutos ―le digo. Miro hacia arriba a la habitación de Issie. Una luz amarilla brilla desde allí. Puedo oler a Issie y Devyn ahí dentro. Issie huele como a mariposas, vainilla y narcisos amarillos. Devyn huele como a plumas, viento y algún tipo de almizcle. Me vuelvo a concentrar. Hay otro olor que no puedo reconocer… lavanda, creo. No sé de quién es. La puerta delantera me espera. No quiero tocar en ella. No quiero despertar a los padres de Issie. ―¿Puedo volar? ―le pregunto a Astley, quien parece estar esperando a que me vaya antes de irse, lo que es educado. ―Probablemente no. Quizás. No lo intentes todavía ―tropieza con su frase―. Normalmente, sólo los reyes pueden volar. Es una parte de lo que nos hace diferentes. Aunque puedes saltar. ―¿Saltar? ―Saltar. Grandes saltos. Muy largos o muy altos dependiendo de lo que necesites. Inténtalo ―me hace señales para que salte, usando sus manos y elevándolas en el aire. Doblo las rodillas y me y ruido en el alfeizar de la equilibrio y me agarro a regocijarme en el hecho ¿honestamente? Wow.
concentro en coger algo de impulso. Dejo el aire ventana. Mi pie gira hacia un lado en busca de la moldura. Estoy demasiado asustada para de que acabo de saltar diez pies, pero,
―¡Excelente! ―grita―. Voy a volar un poco. Hay un montón de duendes en el bosque. Puede que intente convencer a alguna de ellas para comprometerse conmigo.
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―Bien. Genial. Uh-huh. ―No sé que decirle, así que sólo lo intento, ―Ten cuidado. Mis dedos se están volviendo blancos por la fuerza del agarre. Hay algunos pedazos de pintura en las contraventanas. Me pregunto si son de plomo. ¿Daña el plomo a los duendes? Vuelvo mi atención hacia dentro de la casa de Issie. Su habitación es totalmente verde y tiene un montón de conejitos de peluche sobre la cama y revistiendo el suelo. Eso es suficiente para hacerme jadear normalmente, pero eso no es por lo que estoy jadeando ahora. Estoy jadeando porque Issie está dentro con Devyn. Ambos están muy elegantes, lo que debe significar que hoy es la noche del baile, y están cogidos de la mano. ¡Cogidos de la mano! Quiero hacer un baile feliz justo aquí, colgando del alfeizar, pero entonces miro más adentro de la habitación. Cassidy está también ahí. Parece sumida en sus pensamientos y está estudiando un montón de cristales como si fueran hojas baratas para los SAT 45 o algo. No tiene sentido. ¿Por qué está Cassidy aquí? ¿Cuándo empezaron Issie y Devyn a cogerse de la mano? Tengo que descubrirlo, pero primero tengo que probarme. ¿Estoy anhelando algo? ¿Me siento fuera de control? ¿Salvaje? ¿Tengo necesidades? No. No. No. Y no. Golpeo en la ventana con la rodilla porque me da miedo caerme. Issie se gira y su boca se abre en una gran O. Se apresura hacia mí y su dulce cara redonda aparece en la ventana. ―¡Zara! Abre la ventana, y se aparta de la cortina. Devyn la agarra del hombro. ―Espera. No la dejes entrar. ―¿Qué? Devyn arruga la nariz de una forma totalmente fea. Sus ojos se enmarañan. ―Se ha convertido. Lo huelo. Además, mira, hay polvo por todo alrededor del alfeizar. Echo un vistazo. Me pregunto si es mi polvo o es el de Astley. ¿Las reinas hacen polvo? ―¿Y? ―La frente de Issie se arruga. ―Y, es un hada. Podría herirte ―insiste, mirándome con cautela.
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SAT: Exámenes.
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Su mano se mueve para agarrar el brazo de Issie. Es el brazo que usa para abrir la ventana. Cassidy retrocede contra la pared. Está agarrando un cristal negro bastante fuerte en la mano. La cara de Issie se pone irritable. ―Tío, eres un idiota a veces, Devyn. Es decir, te quiero, pero eres un idiota y no eres bastante confiador. ―Tú eres demasiado confianzuda ―razona. ―¡Es Zara! ―Exclama Issie. ―Puede atacarnos ―dice Cassidy. Sus ojos se estrechan mientras me mira―. Es un duende. No sabemos… ―¡Le contaste sobre los duendes! ―Me balanceo en el alfeizar e intento darle unos ojos rogantes―. ¿Chicos? ¡Por favor! Me voy a caer. Devyn alarga la mano sobre la cama y agarra dos cuchillos y una espada. Les da ambos cuchillos a Cassidy e Issie. Toma la espada para él mismo. Él y Cassidy apuntan las armas hacia mí. Issie apunta hacia la alfombra. ―¡De acuerdo! Entra ―Issie me hace un gesto para que salte dentro de la habitación. Devyn empieza a proteger de nuevo y ella se limpia su mano libre sobre la tela brillante de su vestido negro―. Mi casa. Yo decido. Aunque no me comas, Zara. ¡Prometido! ―Nunca. ―Me deslizo hacia dentro a través de la ventana. Quiero abrazar a Issie pero puedo decir que todavía está nerviosa por la forma en la que da pequeños saltitos en su lugar, así que le digo―. Gracias. Devyn se mete entre nosotras dos, probablemente para proteger a Issie o algo. Apunta la espada hacia mí. ―¿Cómo te sientes? ―Dolorida. Fuerte. Bien. ―¿Te sientes obligada a herirnos? ―Su mano sujetando la espada no tiembla. Su voz es toda fuerte. ―No. ―Quiero decirle que se calme pero Cassidy está todavía melancólica contra la pared de atrás, mirándome como si pudiera en realidad ver a mi yo duende, e Issie se está poniendo habladora otra vez. ―Wow. ¿Es eso todo lo que toma? Estaba esperando que tuviera que murmurar algunas palabras en latín antiguo o recitar algo en celta o quizás, ya sabes, hacer un baile especial o algo con el fin de dejar entrar a un duende. Parece tan decepcionante. ¿De qué estoy parloteando? ―niega con la cabeza, deja el cuchillo en la cama y se lanza hacia delante, abrazándome.
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―¡Issie, no! ―Grita Devyn. ―Devyn, cállate. ―Ella tiene unos huesos delgados y frágiles, pero abrazarla es todavía cálido. Se siente como en casa. Sonríe con una sonrisa super grande cuando me deja ir―. ¡Estoy tan feliz de que hayas vuelto! ―Me alegro de volver ―le digo y luego pregunto―. ¿Así que todavía confías en mí? ―¡Por supuesto! ―exclama Issie mientras Devyn dice categóricamente―. No. Cassidy se ha movido más cerca, su cuchillo listo. ―Issie, deberías coger tu cuchillo otra vez. ―¿Por qué? No me va a hacer daño, ―contesta Issie―. Es Zara. ―La duende Zara ―corrige Devyn―. No nuestra Zara. No su Zara. Cierro los ojos un segundo, intentando no dejar mi frustración abrumarme. Las emociones son mucho más fuertes ahora que casi están solidas. Abro los ojos y reúno el esfuerzo suficiente para decir, ―No sé que hacer para convenceros de que no voy a haceros daño. Cassidy da unos pasos hacia delante y se desliza entre Devyn e Issie hasta que llega a mí. Lleva puesto una falda larga y plisada, y un par de correas delgadas en negro y púrpura envolviendo su pecho. Sus pulseras repiquen en sus muñecas y levanta la mano hacia mi cara. Devyn empieza a coger su brazo. ―Ten cuidado. Ella lo aparta. ―Seré capaz de decirlo. No tengo ni idea de lo que va a hacer o incluso por qué lo está haciendo pero elijo quedarme en pie perfectamente quieta y dejar que pase lo que tenga que pasar. Sus ojos son marrones y profundos. Me recuerdan a los de Nick y eso me tranquiliza de alguna forma. Alarga la mano y le da a Issie su cuchillo. Tanto sus manos como las yemas de sus dedos tocan mi frente. Por un segundo nada ocurre y luego siento como si estuviera en un spa. El mundo es caliente y húmedo y mi tensión arterial disminuye sobre unos cuarenta. Ella sonríe. ―No intenciones malvadas. Su alma es pura. Deja caer sus dedos y sonríe triunfantemente mientras tartamudeo, ―¿Qu- qu- qué? ¿Cómo lo sabes?
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Issie levanta las cejas. ―Resulta que Cassidy es medio elfo. Su tataratatarabuelo era hada. Eso la hace capaz de hacer ciertas cosas. ―¿Elfo? ¿En serio? ―niego con la cabeza y entonces empiezo a reír porque es tan salvaje y guay y no de la forma que lo esperaba para nada. ―No tanto ―explica Cassidy―, pero lo suficiente para leer a la gente, decir si son buenos o no, hacer un poco de magia para ver lo que la gente está haciendo, ver el futuro a veces. ―Eso es por eso que siempre estaba mirándonos todo el tiempo. Los elfos tienen reacciones a las fibras sintéticas en la ropa humana. Es también por lo que ha estado saliendo con Devyn todo el tiempo ―explica Issie, descansando sobre la cama. Me hace gestos para que me una a ella y lo hago―. Podía sentir que él y Nick eran diferentes también. ―Quería averiguarlo ―explica Cassidy. Va hacia atrás y se sienta en el suelo, rodeada de conejos de peluche y cristales. ―Pero pensé… ―no término mi frase porque es demasiado embarazoso. Issie la termina por mí. ―Que le gustaba Devyn. Sí. Eso es lo que pensé también, obviamente, y pensé que a Devyn le gustaba ella, pero eso no era lo que estaba pasando en absoluto. ―Oh ―digo porque no puedo pensar en otra cosa que decir. Quiero preguntarle por Devyn e Issie cogidos de la mano. Quiero preguntar sobre eso tanto que no sé cómo. ―Devyn y yo somos una pareja ahora ―deja escapar Issie. Devyn asiente. Todavía tiene un agarre mortal en la espada, pero al menos no está señalándome. ―¿En serio? ¡Eso. Es. Tan. Guay! ―grito y me lanzo contra Is. Nos abrazamos fuerte y ella se ríe. Me vuelvo hacia Devyn. ―Era cuestión de tiempo. ―Lo sé ―se queja Devyn y se recuesta al lado de Issie―. Tan sólo estaba tan asustado de arruinar nuestra amistad, y preocupado por las interacciones lobo-hombre, y luego perdimos a Nick… El dolor choca de nuevo en mi pecho, duro y rápido. Algo va picando en mi corazón.
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―El se dio cuenta de que la vida es demasiado corta y demasiado preciosa, bla bla bla ―dice Cassidy―. Eso no es lo importante. Lo que es importante es nuestro siguiente paso y puesta al día. ¿Cierto? Casi sonrío. Me gustaba Cassidy.
―Todo se ha ido a la mierda ―dice Devyn. Su mano repasa la parte de arriba de su pelo. En realidad hay gomina en él. Hace todo lo posible para Issie. ―Que bien que no seas la Zara zombie/no comunicativa ahora. Es raro que ser un duende sea una mejora, pero supongo que es porque estás esperando poder traer de vuelta a Nick y… ¡Lo siento! ―Issie toma un gran aliento―. Hemos estado un poco estresados desde que desapareciste. ―Sí ―digo―. Yo también. Entonces me lo dicen todo. Me dicen que los duendes han estado salvajes. Hay dos chicos de octavo grado desaparecidos. Los duendes han rodeado la casa de Betty todo el tiempo. Ella tiene que inventarse excusas y compartir el coche con un policía para ir y venir. ―Me preocupa que esto sea todo un truco, Zara. ―Devyn se inclina hacia delante―. Es decir, puede que haya duendes buenos, Zara, pero no lo sabemos seguro. No sabemos si podemos confiar en ellos. No sabemos nada. Honestamente, todavía paso un rato difícil confiando en ti y tu transición a pesar de la tranquilidad de Cassidy. Nuestra falta de conocimiento es ridícula. Pensarías que, siendo weres, tenemos ventaja, pero no. Estamos descubriendo cosas todo el tiempo. ―¿Cómo? ―indico.
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―Como… ―se para un segundo, pensando―, como que Cassidy es medio elfo. Cojo una de las almohadas de Issie y la abrazo a mi pecho. Huele tan humana, tan Issie. Por un segundo sólo quiero esperar aquí para siempre y dejar lo que sea que tenga que pasar que pase, ya sabes. Pero eso no traería de vuelta a Nick. Eso sólo sería malgastar todo el cambio-duende y quiero que signifique algo. Issie y Devyn han estado haciendo esta cosa de los mensajes por contacto visual telepático/psíquico y Devyn finalmente pierde su postura agresiva y vuelve a su ser normal idiota. ―Así que estaba haciendo algunas investigaciones… ―empieza Issie lo interrumpe, toda orgullosa. ―Encontró un profesor especializado en mitología nórdica, lo que es simplemente tan guay. Encontró su número y habló con él por Skype en Suecia y todo. ―¡Guay! ―asiento. Estoy impaciente por oír más. Él continúa. ―Y le estaba preguntando todas esas preguntas vagas hasta que finalmente él tan sólo soltó, ―¿Estás viendo duendes? ¿O weres?‖ Y estaba bastante vacilante sobre eso, pero le dije la verdad. ―¡Y no pensó que Devyn estuviera loco! ―Issie se cubrió la boca con su mano―. Ups. Interrumpo. Lo siento. ―Bueno, por lo que reuní, el profesor no es un duende, pero él cree, lo que es raro ―empieza Devyn. Is se aclara la garganta. ―Con nuestra querida Is como excepción ―añade y acaricia su cabeza. Ella casi se mueve―. De todos modos, él se refirió a este antiguo libro, Las Homilías de Vercelli, que hablan de Satán siendo la boca de este dragón de goliat elevándose para tragarse el mundo. Se referencia primero en el 800 a.C. como la Grieta del Destino. Fenrir era este monstruo lobo antiguo que será asesinado por Vidar. Ese es el mito que pasó primero. Los cristianos adoptaron la imagen. ―No tengo pistas de lo que estás hablando ―le digo. ―Es el mito. Es el mito detrás de lo que está pasando ahora. Ya sabes, con la cosa de Valhalla. El mito dice que habrá una lucha masiva. Fenrir intentará tragarse el mundo. ―Devyn mira a Is en busca de ayuda.
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―¡También está en Buffy! ―Issie empieza a hablar―. El instituto estaba justo en la boca del infierno y cada temporada Buffy tenía que detener el Apocalipsis y esas cosas para que Sunnydale no fuera absorbido con el resto de la Tierra siguiéndole. ―¿Qué? ―no lo pillo. ―¿Por qué no ves Buffy? ―Issie pone mala cara―. Tengo toda descargada. Siempre te lo estoy suplicando. Entenderías esto totalmente si lo hicieras. ―Yo no… yo… em, ¿porque siempre estaba liándome con Nick? ―digo Aprieta los labios juntos, sonriendo, y luego dice, ―Buena respuesta. Cassidy estaba de acuerdo pero Devyn se impacienta. ―Pero no creemos que eso sea exactamente lo que está ocurriendo aquí. ―¿No hay lobos gigantes esperando bajo el instituto para tragarnos? ―digo sarcásticamente. Issie le da un codazo a Devyn. ―¡Mira! Incluso volviéndose un duende no ha hecho de nuestra Zara en una verdadera creyente. Su nivel de escepticismo continúa. ¡Sí! Señalo hacia ella. ―Sin bromas. Tan sólo suena ridículo. ―Es que es ridículo. ―El hecho de que soy un águila es ridículo, pero lo es, Zara. Tan sólo lo es. ―Devyn se pasa la mano por el pelo, frustrado―. De todos modos, todo esto está en el POETIC EDDA46. Puedes mirarlo. Sin embargo, puede ser sólo una metáfora masiva para el mal tomando el control del mundo y no la boca de un lobo literal que nos comerá a todos nosotros. Sé que esto es difícil para ti. Es difícil para todos nosotros sin Nick. Y pensábamos que te habíamos perdido.
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Poetic Edda: La Edda poética o Edda mayor es una colección de poemas escritos en nórdico antiguo preservados inicialmente en el manuscrito medieval islandés conocido como Codex Regius. Junto con la Edda prosaica de Snorri Sturluson, la Edda poética es la fuente existente más importante sobre mitología escandinava y leyendas heroicas germanas. El Codex Regius fue escrito en el siglo XIII pero no se supo nada de su paradero hasta 1643 cuando llegó a las manos de Brynjólfur Sveinsson, obispo de Skálholt. Por ese entonces las versiones de la Edda de Snorri eran bien conocidas en Islandia, pero los eruditos especulaban que había otra, una Edda mayor que contenía los poemas paganos que Snorri cita en su libro. Cuando se descubrió el Codex Regius se creyó que esta había sido probada. Brynjólfur atribuyó el manuscrito aSæmundr el sabio, un sacerdote islandés del siglo XII. Sin embargo, aunque esta atribución es rechazada por los eruditos modernos, el título La Edda de Sæmundar aún puede verse en ocasiones. El obispo Brynjólfur envió el Codex Regius como un regalo al rey danés, y de ahí el nombre. Ha sido guardado durante siglos en la Biblioteca Real Danesa pero en1971 fue devuelto a Islandia.
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Su voz se quiebra. Issie y yo saltamos y lo abrazamos. Cassidy frota su espalda. Todos estamos ahí en pie durante un segundo. Él se separa primero y continua. ―Esto se relaciona con nosotros porque Nick fue llevado a Valhalla para ser un guerrero cuando pasa Ragnarok. ―Este es el gran final de la lucha mundial donde todo es destruido, incluido el cielo y el infierno ―interrumpe Cassidy, poniendo su sudadera a su alrededor. ―Astley me dijo esto. Lo entiendo ―Me aparto de Issie y voy a la ventana y miro afuera. El mundo es frío y callado. No puedo ver a Astley. No puedo ver a los otros duendes escondiéndose en el bosque para atacar súbitamente cuando esté oscuro, pero puedo olerlas―. Y esta gran lucha… ¿Crees que va a pasar pronto? Devyn se aparta el pelo de la frente. ―Espero que no. ―Siempre tienes que pelear contra el Apocalipsis ―dice Issie―. Ya sabes. ―Lo sé ―suspiró―. Así que todo lo que tengo que hacer es traer de regreso a Nick y entonces, ya sabes, salvar el mundo. Incluso aunque Cassidy está ahí suelto todo: les cuento sobre Astley, y lo furiosa que estoy porque ni siquiera sé si Nick está vivo; lo raro que era convertirse en hada; lo asustada que estaba de heriros pero lo guay que era ser tan fuerte, y no ser callada o fría. No les cuento todos los locos y mezclados sentimientos que tengo sobre besar a Astley; sobre cuanto echo de menos a Nick. ―Podemos averiguar si está vivo, creo ―dice Cassidy cuando termino. ―Cassidy hizo eso por nosotros antes, contigo ―explica Devyn. Él la mira como un padre orgulloso o algo―. Nos mostró a ti, en la habitación del hotel. ―Estabas gritando ―dice Issie―, y temblando. Daba miedo porque eras tan duende, ya sabes. Sin ofender. ―Nada ―digo, pero ni siquiera estoy poniendo atención. Estoy totalmente concentrada en Cassidy―. ¿Puedes hacer esto? Ella asiente y empieza a jugar con sus cristales, pasando uno pequeño hacia delante y atrás entre sus dedos. ―Puedo intentarlo. Vosotros chicos hablad. Necesito un minuto para prepararme. ―Odio cuando hace esto, en realidad ―dice Issie, y su piel palidece como si fuera a desmayarse o algo. Empieza a abrazar fuerte unos de sus conejos de
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peluche, un Peter Rabbit con un abrigo azul―. Los duendes han estado rastreándonos. Probablemente haya algunos en el bosque ahora. Cada vez que salimos, tenemos que tener cuidado. Una cogió a la señora Nix. ―Ella se escapó ―dice Devyn. ―Ha sido horrible ―continua Issie―, este ultimo par de días y estábamos tan preocupados por ti. Preocupados de que hubieras muerto…. De que te hubieras… ―¿Convertido en malvada? ―sugiero. Ella asiente. ―Sí. Trago fuertemente. El silencio en la habitación es insoportable. Pienso en la ceremonia por la que acabo de pasar. Pienso en el plan, lo que tiene que pasar después. Me aclaro la garganta. Mi respiración se corta a través de mi pecho. Me presiono la mano en el estomago y acepto lo que he hecho. Lo he hecho por una razón. He abandonado mi yo anterior para salvar a Nick, y eso vale la pena. Sin remordimientos. A Issie le da hipo de la forma en que lo hace cuando está intentando no llorar. ―Así que… ―digo, intentando hacer que se vayan, deshacerme de los sentimientos del entierro―, el otro anagrama… ¿lo descifrasteis? ―No. Devyn viene a donde estoy sentada en la cama y me agarra de la mano. ―Crees que está muerto, ¿no? Crees que has sido engañada. Todo lo que puedo hacer es asentir un poco arriba y abajo. ―Sí. ―Mi voz es pequeña de nuevo, sólo un susurro frenético y desesperado―. Y en realidad… no, quiero creer… que esta vivo, esa es la única cosa que me mantiene unida, ¿sabes? Porque simplemente no quiero… No puedo imaginar existir sin el. Sé que puedo existir sin él, pero sería tan difícil. Me inclino hacia Issie. Ella envuelve sus brazos alrededor de mis hombros y da unas palmaditas en mi cabeza. ―Estoy lista ―dice Cassidy. ―Quizás no deberíamos ―empieza Devyn. ―Tenemos que hacerlo ―interrumpo, sentándome recta de nuevo pero todavía cogiendo su mano.
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Cassidy ha limpiado una esquina del suelo de la habitación así que no hay conejos de peluche o ropa. Ha colocado cristales en un circulo a su alrededor y parece como si hubiera puesto algo de agua en un bol de ensalada delante de ella. Salpica agua alrededor del círculo y luego alarga sus largos brazos y cierra los ojos, murmurando algo. El aire de repente te siente diferente, cargado, de la forma en la que es antes de una tormenta eléctrica. Su pelo empieza a moverse alrededor de su cara como si hubiera viento ahí, centrados justo en ella. La mano de Devyn se tensa alrededor de la mía. Un pequeño ruido de lloriqueo se escapa de la boca de Issie y entonces es como si el viento que ha estado centrado en Cassidy se moviera y nos golpeara, sólo que no es sólo viento. Es más como una energía eléctrica, cargada y buscando poder. Todos mis átomos parecen zumbar y drenar y brillar de alguna forma. ―Nos está drenando ―jadeo. ―Va a estar bien ―me asegura Devyn. Cassidy ya no parece estar consciente de nada. Su cuerpo tiembla como si estuviera abrumada con electricidad. Las luces en la habitación se rompen sin nadie tocándolas y hay un brillo fantasmal justo donde está Cassidy. Salgo de la cama. ―No puedo verla. Devyn me contiene. ―Es parte del proceso. Y entonces de repente el brillo cambia. Las líneas grises cambian, convirtiéndose en formas. Hay una imagen de una cama, y algo hay en la cama. Por un momento, creo que puedo ser yo en la habitación del hotel de nuevo, pero la cama está equivocada. Ésta parece que esté hecha de troncos de árbol. La colcha no es de edición estándar de hotel. Está hecha de piel. Bizqueo en la imagen. Mi corazón se para. Hay un chico familiar en esa cama. Sus cejas son un poco demasiado grandes en su cara perfecta. Sus mejillas están hundidas como si hubiera perdido peso pero su boca está moviéndose. Su boca se está moviendo. ―Está vivo ―Sollozo las palabras y todos los órganos dentro de mi parece estrellarse contra otro en algún tipo de danza loca feliz. El agujero que el terror hizo se llena de esperanza―. Issie. ¡Mira! Está vivo. Ella está llorando también. La mano de Devyn libera la mía y toma un gran y desgarrador aliento. La boca de Nick sigue moviéndose.
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―¿Qué esta diciendo? ―pregunto y me acerco. La imagen no es perfecta. Es confusa y ni siquiera en color, pero no me importa porque es Nick, mi Nick, y está vivo. Me quedo mirando a sus labios. Aquellos labios que he besado y me he perdido cien millones de veces. Se mueven y forman una palabra: Zara. ―Estoy yendo, nene. Iré a encontrarte, lo juro. ―Doy un paso hacia el. El no me escucha. El gime dolorosamente y la imagen se estremece. Me agarro a él, pero soy empujada hacia atrás, asombrada por la magia que Cassidy está haciendo, y entonces toda la cosa se ha ido. En solo un segundo se va con un parpadeo y las luces se encienden de nuevo. EL ordenador zumba de vuelta a la vida. Nuestros teléfonos móviles pitan. En ese mismo instante Cassidy empieza a caerse hacia delante pero llego hasta ahí y la agarro antes de que golpee el suelo. La envuelvo en mis brazos, y la llevo a la cama, intentando dejarla tan gentilmente como puedo. Issie jadea. ―Eres tan fuerte. ―¡Lo se! Hay ventajas de duende. Huelo todo también y puedo saltar. ―Pongo una almohada bajo la cabeza de Cassidy y le arreglo el pelo. Parece como si hubiera perdido de repente diez libras. Nick lucía así también. Me vuelvo y me enjuago las lágrimas que todavía están bajándome por la mejilla―. Está vivo, chicos. Nick esta vivo. ¿Saben lo que eso significa? Los ojos de Devyn están humedeciéndose y empieza a contestar pero parece demasiado shockeado para ser capaz de hablar por una vez e Issie sólo me hace gestos para que sigua, para que yo lo diga, probablemente porque sabe que me muero por decirlo. Quiero gritarlo desde lo alto de una montaña y cada único y miserable cliché del universo. ―Eso significa que soy un duende por una razón. Significa que voy a encontrar a Nick y traerlo a casa ―digo. Devyn e Issie se cogen de la mano. Sus dedos se entrelazan. Me doy cuenta de ello. Creo que Cassidy se da cuenta también, porque murmura desde la cama, ―Que monos. ―Te has olvidado de una parte ―me dice Issie. No sé de lo que está hablando. Mis dedos se flexionan, largos hasta los dedos de Nick, y digo, ―¿Cuál es? Devyn termina por ella. ―Que te vamos a ayudar. ―Todos nosotros ―insiste Cassidy.
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―Todos nosotros ―repito sus palabras y me permito sonreír por primera vez en días. Toco la tobillera que Nick me dio. Todavía está ahí. No se ha roto. ―Bien. Issie comprueba su reloj. ―Vamos totalmente tarde para el baile. Cassidy jadea. ―Cierto. Devyn más o menos pone los ojos en blanco. ―Mejor que me vaya ―digo, pero Issie me agarra por el brazo. La ira fluye a través de mí, irracional y fuerte. Podría liberarme totalmente de ella. Podría estrangularla. Podría matarla. Me estremezco. Eso es lo que puedo hacer… la nueva yo. Puedo matar fácilmente. Pero no lo haré. Exhalando, la ira se disipa. ―Vienes con nosotros ―insiste Issie. ―No lo creo ―Le lanzo a Devyn uno ojos en pánico pero él sólo levanta las manos en el aire. ―Hey, estoy buscando ayuda aquí. ―Nick querría que fueses ―dice Cassidy, levantándose―. Necesitas un vestido. ¿Tienes un vestido? ¿O es todo el tiempo camisetas de antiguas bandas? ―No es bonito ―dice Issie, entrecerrando sus ojos―, pero cierto. Y no tenemos tiempo para que Zara vaya a casa a por un vestido. Habría una gran escena con Betty. No estás interesada en eso justo ahora, ¿no? ―Antes de que pueda contestar dice―, No, no lo creo. Me echo en la cama. Devyn dice, ―No creo que Nick quisiera que ella fuera sin él. ―Gracias. ―Le sonrío. ―No hay problema ―responde. ―Bueno, Nick no es su jefe y no está aquí y yo quiero que vaya ―Issie ha ido hacia su armario―. Ahora, lo que puede que no sepas sobre mí, Zara, es que cuando era estudiante de primer año tenía una cosa para los vestidos. ―Ella sólo llevaba vestidos ―Cassidy coincide. Va al armario con Issie. Empiezan a murmurar sobre colores y tallas. ―No hay lucha contra esto, ¿no? ―le pregunto a Devyn.
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Se deja caer sobre la cama a mi lado, se echa hacia atrás, y pone sus manos bajo la cabeza. ―Nop. Es más difícil que matar a un duende. Sin ofender. ―No te preocupes ―Le doy un codazo a un lado. Entonces todo el aire se escapa de mí. Soy un duende. Todo el mundo actúa como si estuviera bien y quizás lo está, pero las cosas… las cosas son diferentes. Soy diferente. Cassidy se da la vuelta sujetando un vestido verde oscuro con un escote de novia bajo con todos esos círculos adornando alrededor de la cintura. ―¿Qué tal éste? ―Está bien ―Intento sonreír. Debo haberme equivocado, porque Issie sigue, ―¿Qué está mal? ¿No te gusta el vestido? Es bonito. ―No. No es eso… Es súper bonito, Issie… ―Me esfuerzo para encontrar las palabras. Me siento. Y así lo hace Devyn―. Yo… Yo no se como va a funcionar todo esto. Soy diferente ahora. Cassidy deja el vestido sobre la silla en la mesa de Issie. Viene y se agacha delante de mí. Su mano agarra la mía. ―Lo has dicho antes: eres un duende por una razón. ―¿Cómo lo sabes? Ladea la cabeza. ―El elfo en mí. ―Esa es su excusa para todo ahora que está fuera ―explica Issie―, pero casi siempre tiene razón. ―Debes sentirte diferente, Zara ―dice Cassidy, ignorándola―. Sé que crees que todo esto es por Nick, pero no lo es. Es por ti también. Cambiaste por él, pero tú eres la que ha cambiado. Eras valiente, loca y proactiva, y Betty y Devyn han estado monumentalmente fastidiándote todo el tiempo, pero Zara, tú lo hiciste y estaba destinado a ser. Sus palabras hacen eco en mi cabeza. Siempre pienso en Nick como el valiente, pero yo también lo soy. ―Quiero que tengas razón ―digo finalmente. ―Bueno, bien. ―Me suelta las manos―. Porque lo soy. Devyn por favor saca a tu parte chico de la habitación para que podamos vestir a Zara. ―Echo. ―Sale pitando a través de la puerta, cerrándola detrás de él.
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Issie aplaude. ―Bien. Vamos a ponerte presentable, princesa duende. Mi corazón hipa mientras la oigo decir esa palabra, princesa, y es como si toda la verdad del universo se estuviera cayendo, como la caída de copos de nieve tomando el último viaje desde el cielo a la Tierra antes de resolver la realidad de lo que son en verdad. Susurro mi pregunta, mirándome a mí misma en el espejo en la pared. ―¿Crees que puedes? ―Todo es posible. ¿Verdad? ―Issie hace una pausa y responde a su propia pregunta, coge un cepillo del pelo―. Verdad. Y la cosa es… que tiene razón. Todo es posible. Soy un duende por una razón. Soy Zara… una Zara diferente, pero todavía Zara. Lo que nos pasa a todos nosotros es parte de mí y es mi trabajo, mi deber, proteger a mis amigos. Así que es lo que haré. Eso es lo que el duende en mi me hace capaz de ser. ―Ponedme presentable, chicas ―digo, levantándome―. Hacedme lucir como una reina.
Fin
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Proximamente
ENTICE
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Sinopsis
Z
ara y Nick son almas gemelas, destinados a estar juntos por siempre. Pero no es así como las cosas han resultado. Para empezar, bueno, Nick está muerto. Supuestamente, él ha sido llevado a un lugar mítico de guerreros conocido como el Valhalla, por lo que Zara y sus amigos tendrán que recuperarle. Pero eso les va ha tomar tiempo, mientras tanto un grupo de duendes malos devastan Bedford, y más adolescentes desaparecen todos los días. Una guerra total parece inminente, y los buenos necesitan a todos los guerreros que puedan encontrar. Pero, ¿cómo llegar al Valhalla? E incluso si Zara y sus amigos descubren la forma, existe un pequeño problema: Zara ha sido besada por un duende. Cuando ella encuentre a Nick, ¿Aún querrá regresar con ella? Sobre todo por que ella no se ha convertido en cualquier duende…Ella es la reina de Astley. 47
Entice: Puede ser traducido como: Atraer, seducir, tentar.
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