Textos Infantiles Patricia Rodríguez Rosanna Gonzales Jiseett A. Colón
Contenido Fábula con moraleja: ..................................................................................................................... 3 El ciervo, el manantial y el león..................................................................................................... 3 Leyenda: ........................................................................................................................................ 5 El narrador de historias ................................................................................................................. 5 Trabalenguas infantiles ................................................................................................................. 7 Cuento en verso: ........................................................................................................................... 8 Mira como son las hormigas ......................................................................................................... 8 Cuento en prosa: ........................................................................................................................... 9 LA PRINCESA Y LOS GUISANTES .................................................................................................... 9 Canción: ....................................................................................................................................... 11 Para Bañar La Luna ...................................................................................................................... 11 Mito: ............................................................................................................................................ 12 El Conejo de la Luna .................................................................................................................... 12 Adivinanzas para niños................................................................................................................ 13
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Fábula con moraleja: El ciervo, el manantial y el león
Había una vez un bello ciervo que se acercó a un manantial a calmar su sed. El animal bebió de esa agua cristalina hasta que se sintió satisfecho y luego, al ver su reflejo en el límpido manantial, quedó maravillado de su cornamenta, la cual lo convertía en un animal admirado por todos debido a su belleza. Sin embargo, el ciervo siguió contemplándose y al ver sus delgadas patas pensó que sería aún más majestuoso si la naturaleza le hubiese dado unas patas más gruesas y vistosas, que fueran igual de imponentes que su cornamenta. Pensando en todo esto el ciervo se percató que desde un arbusto lo acechaba un león, que estaba listo para ir a atacarlo y convertirlo en su presa. Sin dudarlo un segundo el ciervo se lanzó a la carrera y logró sacar, gracias a su velocidad, una distancia considerable al captor.
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A medida que corría el ciervo se daba cuenta que su fuerza radicaba en sus ligeras piernas y mientras el terreno fue llano, mantuvo una distancia considerable con respecto al león. Sin embargo, la fuerza de este radica en el corazón y nunca se dio por vencido a pesar de la distancia, razón por la que cuando se adentraron en los matorrales del bosque se vio premiado. En ese escenario la cornamenta le hacía perder velocidad al ciervo, pues se enredaba con cuanta rama y arbusto aparecía en el camino. De esa forma la distancia que separaba a ambas animales se fue haciendo cada vez más corta hasta que al final el ciervo quedó atrapado. Su cornamenta se había quedado enredada con unas lienzas. Ya a punto de morir bajo las garras del león el ciervo comprendió cuán equivocado había estado en el manantial. Su principal atributo eran sus delgadas piernas y no la bella cornamenta, que al final le costaría la vida. Para el ciervo fue muy tarde, pero comprender que lo esencial y más valioso no es precisamente lo más bello es algo que nos puede ser de mucha utilidad a nosotros a lo largo de nuestras vidas.
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Leyenda: El narrador de historias
Érese una vez un rey que tenía, por asistente y amigo, a un hombre cuya facilidad para contar historias rebasaba casi lo imaginable. Cuando el rey se disponía a descansar, el hombre tenía el cometido de narrar al monarca varias leyendas y fábulas para facilitarle el sueño. Pero ocurrió que, en cierta ocasión, los problemas del monarca eran tan grandes y numerosos que le resultaba imposible conciliar el sueño con el número de historias acostumbradas. Quiso entonces el rey escuchar más historias, pero el hombre decidió contarle dos menos y muy cortas. -Esta noche me gustaría escuchar una muy larga y tras ella podrás irte a descansar- Dijo el rey a su asistente y amigo, poco satisfecho con aquellas historias tan cortas. Tras aquellas palabras el hombre obedeció, arrancándose de la siguiente forma: «Un campesino tomó cierto día mil libras de monedas de penique, y compró con ellas dos mil ovejas. Cuando las iba conduciendo hacia el refugio, el arroyo que había que cruzar para llegar estaba tan crecido que no se podía de ninguna manera cruzar a la otra orilla. El campesino,
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apesadumbrado, logró encontrar una barca, pero era demasiado pequeña para transportar en ella a todas las ovejas. Dándole vueltas a su cabeza, llegó a la conclusión de que podría transportarlas de dos en dos…» Llegados a este punto de la historia, de repente, el narrador se durmió. Pero poco duró el descanso, ya que el rey no había quedado satisfecho aún con la historia y decidió despertarle al momento: -Cuéntame el final de la historia. -Señor, el arroyo era ancho, la barca muy pequeña y las ovejas numerosas, ya se lo he contado. Y ahora tenemos que esperar a que el campesino las vaya trasladando de dos en dos para que sepamos cómo termina la historiaRespondió el astuto narrador de historias, que no deseaba pasarse la noche en vela. Y pensando y pensado en el final de la historia, que tan extraña le resultaba al monarca, cayó rendido sobre su almohada sin necesidad de más palabras.
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Trabalenguas infantiles El Rey de Constantinopla
Cuando cuentes cuentos
El Rey de Constantinopla esta constantinoplizado. Consta que Constanza, no lo pudo desconstantinoplizar El desconstantinoplizador que desconstantinoplizare al Rey de Constantinopla, buen desconstantinoplizador será.
Cuando cuentes cuentos, cuenta cuantos cuentos cuentas, porque si no cuentas cuantos cuentos cuentas nunca sabrás cuantos cuentos cuentas tú
Pepe Pecas Pepe Pecas pica papas con un pico, con un pico pica papas Pepe Pecas. Si Pepe Pecas pica papas con un pico, ¿dónde está el pico con que Pepe Pecas pica papas?
No me mires que nos miran No me mires que nos miran, nos miran que nos miramos, miremos que no nos miren y cuando no nos miren nos miraremos, porque si nos miramos descubrir pueden que nos amamos.
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Cuento en verso: Mira como son las hormigas Cuando las hormigas
de la más chiquita
caminan en fila
al bicho más largo.
cargadas con cosas el frío se avecina. Saben que muy pronto tendrán que esconderse por eso han buscado Están preparando
donde guarecerse.
con perseverancia
Cuando paseando
su hogar y no hay tiempo
las veas desfilar
para la vagancia.
ten mucho cuidado,
Todas contribuyen
las puedes pisar.
todas llevan algo
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Cuento en prosa: LA PRINCESA Y LOS GUISANTES Andersen (Versión de «El huevo de chocolate») Había una vez un príncipe que quería casarse con una bella princesa. Pero quería que fuese una princesa de verdad. ¡Había muchas princesas falsas! Un día se marchó a dar la vuelta al mundo para buscar una princesa con la que casarse pero a todas las princesas que encontraba les veía algún defecto. Había muchas princesas pero nunca podía asegurarse que fueran de verdad, a todas les faltaba alguna gracia real. Finalmente cansado y desilusionado volvió a su casa muy triste porque no había encontrado a la princesa de sus sueños. Una noche se desató una fuerte tormenta con muchísimos truenos y relámpagos. El rey mandó cerrar todas las puertas y ventanas del castillo y toda la familia real se reunió alrededor de la chimenea. Al príncipe le gustaba mucho oír las historias que contaba su padre. De pronto se oyeron unos golpes en la puerta del castillo. El príncipe bajó a abrir y se encontró a una jovencita guapísima que dijo ser una princesa que iba de viaje hacia otro reino y que, debido a la tormenta, había perdido a su comitiva. La pobre chica estaba mojada y muy cansada y dijo que quería irse a dormir. La reina, que era muy lista, quiso averiguar si era una princesa de verdad y sin decirle nada a nadie se fue al cuarto donde dormiría la chica y puso tres guisantes debajo del colchón. Después colocó veinte colchones más, uno encima del otro, y además veinte edredones. En esta cama pasó la noche la princesa.
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Por la mañana temprano cuando se levantó la chica lo primero que le preguntó la reina fue qué tal había dormido y su respuesta fue: - ¡Oh, muy mal, muy mal! Había algo debajo del colchón que se me clavaba en la espalda y no me ha dejado dormir en toda la noche. ¡Tengo el cuerpo lleno de moratones! La reina sonrió. El príncipe también sonrió. ¡Por fin había encontrado una princesa de verdad!. Estaba claro que sólo una verdadera princesa podía tener la piel tan delicada para notar tres pequeños guisantes debajo de veinte colchones y veinte edredones. El príncipe y la princesa se casaron y fueron muy felices. Los tres guisantes fueron expuestos en el museo del castillo para que todo el mundo pudiera verlos.
Y colorín, colorado este cuento se ha acabado, si quieres que te lo cuente otra vez cierra los ojos y cuenta hasta tres.
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Canción: Para Bañar La Luna María Elena Walsh
A empolvarse con azúcar la nariz Ya la luna baja en camisón A bañarse en un charquito con jabón Ya la luna baja en tobogán Revoleando su sombrilla de azafrán Quien la pesque con una cañita de bambú Se la lleva a siu kiu Ya la luna viene en palanquín A robar un crisantemo del jardín Ya la luna viene por allí Su quimono dice no, no y ella sí Quien la pesque con una cañita de bambú Se la lleva a siu kiu Ya la luna baja muy feliz
Ya la luna en puntas de pie En una tacita china toma té Quien la pesque con una cañita de bambú Se la lleva a siu kiu Ya la luna vino y le dio tos Por comer con dos palitos el arroz Ya la luna baja desde allá Y por el charquito-quito nadará Quien la pesque con una cañita de bambú Se la lleva a siu kiu
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Mito: El Conejo de la Luna Hace mucho, el buen Dios Quetzalcóatl fue de viaje por el mundo en forma de un Hombre. Tras haber caminado todo el día, él estaba cansado y con mucha hambre pero continuó su caminata por mucho tiempo hasta ver las estrellas y la Luna brillar en el cielo. Decidió sentarse y mientras descansaba, vio a un pequeño Conejo que estaba comiendo.
El Dios le pregunto que estaba comiendo, el Conejo le respondió "Zacate" (varias especies de hierba que sirven de pasto y forraje) y si quería un poco. El Dios le dijo que no le gustaba pero le agradecía su bondad. Nuevamente el Conejo le preguntó que hará, y el Dios le dijo que quizás morir de hambre. El Conejo en su máxima bondad le dijo: "No soy más que un pequeño conejo, pero si tienes mucha hambre, cómeme y aliméntate". El Dios, conmovido por su gran gesto, le dijo que sería recordado por todos. Luego lo tomó y elevándolo hacia la luna su figura quedó estampada en ella. Luego de esto, el Conejo bajó nuevamente a la tierra y el Dios le dijo: "Ahí está tu retrato para que todos te recuerden por mucho tiempo".
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Adivinanzas para niños No hay ningún día del año en que pueda descansar; en tu pecho cantando ando, con mi rítmico tic-tac.
Somos más de una y salimos con la Luna; si te pones a contarnos seguro que no contaras a más de una.
Es redonda como un queso y nadie puede darle un beso.
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Poesía: LOS RATONES REVOLTOSOS
Dentro de su ratonera dos ratones revoltosos, ven al gato adormilado que está cerrando los ojos. Cada uno por un lado, le están tirando del rabo, el gato se ha dado cuenta pero se hace el despistado.
Le tiran de las orejas, le dan pequeños mordiscos, el gato con gran paciencia las mueve a modo de aviso. Le han cogido los bigotes le están haciendo cosquillas, el gato mueve el hocico y en su boca un ratón pilla. El otro se vuelve loco, grita dando grandes saltos: 'Suelta a mi amigo ratón que sólo estamos jugando'. El gato de buen humor, riéndose a carcajadas, saca el ratón de su boca después le sopla a la cara. Huyendo a la ratonera, los dos corriendo se han ido, el gato cierra los ojos y se duerme divertido.
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