lo
que
seremos
cuando
todo
acabe
He pasado tiempo experimentado con s o y. N o c a b e d u d a , p o r a h o r a , q u e m i s o m b r a o c u p a m u c h o No en mis sueños. T u v e u n s u e ñ o d o n d e e r a u Me sentía sucio y desnudo. Ta m p o c o s é q u e s i g n i f i c a . H e me gustan los caballos blancos. Pero temo y q u e m e d é u n a b u e n a p a t a d a . Te n d r í a n s u s r a z o n e s , ¿s
Los traería a casa y les contaría de aquella vez que me perdí en e le pedí de rodillas que me aceptara como hijo. Orinaba en troncos creía entender el lenguaje de las piedras. Quería ser el niño lobos. Ahora estoy aquí tan lejos de cualquier aullido. No hay nadie m
esto que espacio. n ser sin sombra. comprobado que acercarme a alguno sabes?
l bosque y huecos y criado por más en casa.
Te m u e v e s a t i e n t a s p o r l a c a s a . desde la ventana lo que seremos cuando hierba espesa, un montón el amor es todo eso y anuncia sus formas
Dices que ves de arriba todo acabe de musgo que muere vegetales. Solo ahora recordamos aquel catálogo de hojas que escondimos en todos los libros hacemos de todo eso un bosque ahora que tenemos tiempo de sobra volvemos a mirar los viejos mapas los álbumes de fotografías algo estalla religiosamente entre tus dedos que se tambalean sobre toda esa arqueología.
En los días frágiles, cuando nos encontramos en los pasillos, ninguna pregunta. Estás tan cansada. Hace días que no vemos de qué color es el cielo. Lo hemos dejado desamparado. Ya ni siquiera le suplicas. Antes eras vos la que cerraba la noche diciendo: érase un bosque, érase una casa, érase un río. ¿No son los cuentos una súplica? Para que no llegue la noche, para que no aparezca el humo negro, que alimenta las pesadillas. Poblabas la oscuridad con hombres de arena y mujeres pájaro. Fue hace tanto. La abuela también contaba historias. La abuela vio al hombre llegar a la luna y no le pareció gran cosa. Dijo que cuando apagó la televisión fue directo a almidonar los cuellos de las camisas y olvidó todo ese alboroto. En los días frágiles juntamos el polvo, sacudimos las sábanas y jugamos a las escondidas. Pero nadie nos busca. No suena el teléfono y jamás tuvimos un buzón. Dices que te habría gustado vivir en el bosque. En lugar de cartas, te traigo hojas secas. Una ofrenda inútil. C o m o t o d o l o i n ú t i l , n o s s a l v a . Ta m b i é n nos hemos convertido en adoradoras de polillas. Pueden estarse quietas por horas. Dices que te recuerdan aquello de abrir los baúles cuando eras niña y disfrazarte con ropas viejas y salir al jardín con olor a naftalina.
Por la mañana no hacemos nada salvo buscar entre las cobijas algún sueño de leche que tenga i n d i c i o s un presagio que nos devuelva la mirada de esos niños que paseaban en el bosque bajo la supervisión de las madreselvas.
Quiero A veces que Ta m p o c o Te n g o
que cuando le te h la
Son formas que solo yo he Yo no sé n aunque de pequeña profesora habló Sin embargo, sé que m Ta m b i é n s é , a c i e n c i a c i e Espero que eso
La casa entera se ha vuelto un rincón en el que se esconden los calcetines sucios, los ruidos de la calle y el registro diario de muertos. Has leído en algún lugar que también los suris se están extinguiendo ya es hora de volver a llorar ya hemos echado llave ya hemos apagado todas las luces.
o
í he
sepas despiertas
quiero de hablado mucho convicción
que no hablarte de niña de las de
nos estepa, en apariciones que la
hemos dicho todo. del nombre de una galaxia una enciclopedia. que dejas en las sábanas. podría ser importante. o
e visto. Algo que podría llamar mío, sin riesgo a equivocarme. nada de las teorías de la luz, imaginé incendios en el cielo cuando la de las aberraciones estelares. mi madre sesteaba con una mano bajo la almohada. erta, que no dejabas que tu madre te cortara las uñas. encerrados. alcance para pasar las horas
El niño p e r m a n e c e en el teatro de sombras a l a r g a d a s como los h o m b r e s a n t i g u o s frente al fuego en las cavernas. Ayer hizo un flamingo dijo que fue blanco al nacer que comía algas y cuando miraba los árboles t a m b i é n quería trepar. Por puro i n s t i n t o .
Un árbol Quiero deci El cielo será ab alrededor. Aunque Pero estarán que lo que te cosechar setas y realmente se esc
y unas piedras son suficiente por ahora. ir, tampoco tenemos que imaginar demasiado. bundante y por las noches estará siempre estrellado. Habrá poca gente e el silencio no será insoportable. Quizá deberíamos llevar una radio. los volcanes y me parece recordar que una vez dijiste i m p o r t a b a e r a n l o s v o l c a n e s . Ta m b i é n l o s n i ñ o s p o d r á n a t r a p a r p e c e s , y comer bayas. A veces pienso en ello todo el día. Un lugar donde cuche el viento. Hay momentos que parece ser lo único que me alivia.
E v a d i r s e Esto no es una aberración ni una catástrofe natural. A veces hay belleza en volver a lo cotidiano. Hablaremos largo de tiempo en secreto sobre la muerte y las pérdidas sobre el dolor: ese aullido. Pero ahora, siéntate y escucha el rumor de cada fractura que deja el amanecer cuando agota su luz en tus pupilas.
© intervalo concepto Yolanda Escobar Jiménez fotografías Amaury Martínez Delgado Carlos Noriega Carolina Zambrano Jota Reyes Yolanda Escobar Jiménez texto Natalia García Freire diseño Belén Mena
Este fanzine se publicó gracias al apoyo de la convocatoria Fomento para la circulación y programación cultural “Cultura en Movimiento – EMERGE 2020” del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación. ISBN 978-9942-38-770-7 Quito, 2020
MINISTERIO DE Cultura y patrimonio INSTITUTO DE FOMENTO A LA CREATIVIDAD Y LA INNOVACIÓN