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Tema: Pediatría


Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra Todo lo que se necesita conocer sobre el primer año de vida de un recién nacido

Por Olga FADÓN PÉREZ

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©  Olga FADÓN PÉREZ

Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra Todo lo que se necesita conocer sobre el primer año de vida de un recién nacido

Ediciones Morata, S. L. Fundada por Javier Morata, Editor, en 1920 C/ Mejía Lequerica, 12 - 28004 - MADRID morata@edmorata.es - www.edmorata.es


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©  EDICIONES MORATA, S. L. (2012) Mejía Lequerica, 12. 28004 - Madrid www.edmorata.es-morata@edmorata.es Derechos reservados ISBN papel: 978-84-7112-674-0 ISBN e-book (e-pub): 978-84-7112-686-3 ISBN e-book (pdf): 978-84-7112-772-3 Depósito Legal: M-19.363-2012 Compuesto por: Ángel Gallardo Servicios Gráficos, S. L. Printed in Spain - Impreso en España Imprime: ELECE Industrias Gráficas S. L. Algete (Madrid) Fotografía de la cubierta: La Dra. Olga Fadón con Casilda Anoz Feldman.


A Mario e Irene.

La mente va allĂ­ donde el amor la lleva. MarĂ­a Zambrano.



Contenido

Sobre la autora ........................................................................................................................ 12 Agradecimientos ..................................................................................................................... 13 Introducción ............................................................................................................................. 15 Estudio de las áreas de desarrollo, 18. Primera parte. Desde antes del nacimiento 1 Antes del nacimiento ........................................................................................................ 23 Elemento donde se desarrolla el feto. El líquido amniótico. “Flotando en mamá”, 24.— Rotura de aguas. “¡Me voy a caer!”, 24.—¿A qué se denomina “dinámica del parto”? Dispuesto a nacer, 24.—Tipo de parto. “¿Cuál me tocará?”, 25.—El parto múltiple: Parto gemelar, 25.—Anestesía epidural, 26.—El cordón umbilical, 26.—¿Qué es un cariotipo?, “¿quién soy yo?”, 29.—Hábitos de riesgo, 29.—Concepto de “edad gestacional”. “¿Qué edad tendré?”, 30.—Técnicas de reproducción asistida (TRA), 31.—Recién nacidos de riesgo biológico, 32.—Los múltiples: Frecuencia, 34.—El nacimiento, 38.—Transcripción directa de la experiencia de unos padres ante un hijo gran inmaduro, 42. 2 El neonato ......................................................................................................................... 47 El neonato. “¡Ése soy yo!”, 47.—¿Qué pasa por la mente de un recién nacido?, 48.—Test de Apgar, 49.—Reanimación, 49.—¿Qué es el vernix? “¡Qué protegido estoy!”, 50.— Pruebas de control del recién nacido, 50. 3 Actitud hacia el nuevo ser ............................................................................................... 53 Cambios que experimenta la madre. Sentimientos postparto, 54.—El padre y su participación, 56.—Cambios que experimenta el bebé. El “yo global”, 57. 4 El primer mes del bebé. La primera exploración ........................................................... 59 Somatometría. “¿Cómo es mi cuerpo?”, 60.—Inspección general, 62. 5 La vuelta a casa ................................................................................................................ 72 El equipo del recién nacido: Los elementos que conviene tener para el bebé, 72.—Aseo y primeros cuidados, 73.—Para su comodidad, 74.—Para su descanso, 76. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

6 Tipos de alimentación y su importancia ......................................................................... 80 La lactancia materna, una decisión personal, 80.—Ventajas de la lactancia natural, 81.—¿Cuándo se inicia la lactancia natural?, 82.—¿Qué es el calostro?, 83.—¿Cuántas tomas tiene que hacer?, 83.—Cuando la leche materna es muy concentrada: ¿Cómo la diluimos?, 84.—¿Ha comido suficiente? ¿Comería más?, 85.—¿Qué hacer después de las tomas?, 85.—¿Cómo ayudarle a expulsar los aires?, 85.—Cuidados de la madre durante la lactancia, 86.—Lactancia artificial, 87.—Preparación del biberón, 87.—Conclusión, 88. 7 Alteraciones propias del 1er mes ..................................................................................... 89 Ictericia del recién nacido, 89.—Dermatitis del pañal, 90.—Dermatitis seborreica, 90.— Angioma plano, 91.—Los ojos, 91.—La boca, 92.—El tórax, 93.—Llanto excesivo, 93.— Ginecomastia transitoria, 94.—El abdomen, 95.—Regurgitaciones, 96.—Estreñimiento, 96.—Diarrea transitoria leve, 97.—El color de las heces, 97.—Cómo aliviar los trastornos digestivos del bebé, 97.—Bebé con falta de apetito, 98.—Hidrocele, 98.—Fimosis, 99.—¿Cuándo hay que preocuparse? ¿El bebé está sano o enfermo?, 99.—¿Cómo elegir al pediadra?, 100.—Evolución del bebé en su primer mes, 101. Segunda parte: Evolución del bebé: de los 2 a los 12 meses 8 Segundo mes (8 semanas): Bebé desconcertado ......................................................... 105 1. Área del desarrollo, 105.—2. Alimentación, 109.—3. Sugerencias, 111.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 112.—5. Control vacunal, 115.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 115.—7. Juguetes recomendados, 115.—Evolución del bebé en su segundo mes, 116. 9 Tercer mes (12 semanas): Bebé vigilante ...................................................................... 118 Su personalidad, 118.—1. Áreas del desarrollo, 119.—2. Alimentación, 121.—3. Sugerencias, 121.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 126.—5. Control vacunal, 126.—6. Juegos recreativos y didácticos, 127.—7. Juguetes recomendados, 129.— Evolución del bebé en su tercer mes, 130. 10 Cuarto mes. (16 semanas): Bebé reflexivo ..................................................................... 132 Maduración, 132.—1. Áreas de desarrollo, 132.—2. Alimentación, 134.—3. Sugerencias: Actitudes ante la nueva situación, 136.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 139.—5. Control vacunal, 141.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 141.—7. Juguetes recomendados, 142.—Evolución del bebé en su cuarto mes, 143. 11 Quinto mes. (20 semanas): Bebé que se reconoce a sí mismo .................................... 145 1. Áreas de desarrollo, 145.—2. Alimentación, 148.—3. Sugerencias, 148.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 151.—5. Control vacunal, 153.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 153.—7. Juguetes recomendados, 153.—Evolución del bebé en su quinto mes, 154. 12 Sexto mes (24 semanas): Bebé selectivo........................................................................ 156 1. Áreas de desarrollo, 156.—2. Alimentación, 161.—3. Sugerencias, 166.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 168.—5. Control vacunal, 170.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 170.—7. Juguetes recomendados, 173.—Evolución del bebé en su sexto mes, 174. 13 Séptimo mes (28 semanas): Bebé que descubre el no ................................................. 176 1. Áreas de desarrollo, 176.—2. Alimentación, 179.—3. Sugerencias, 182.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 183.—5. Control vacunal, 185.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 185.—Evolución del bebé en su séptimo mes, 188.

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Contenido

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14 Octavo mes (32 semanas): Bebé actor, bebé exigente ................................................. 190 Desarrollo somático: “¡Cómo cambia mi cuerpo!”, 190.—1. Áreas de desarrollo, 191.— 2. Alimentación, 194.—3. Sugerencias, 197.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 199.—5. Control vacunal, 200.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 200.— 7. Juguetes recomendados, 203.—Evolución del bebé en su octavo mes, 204. 15 Noveno mes (36 semanas): Bebé posesivo..................................................................... 206 1. Áreas de desarrollo, 206.—2. Alimentación, 210.—3. Sugerencias, 212.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 214.—5. Control vacunal, 216.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 216.—7. Juguetes recomendados, 218.—Evolución del bebé en su noveno mes, 219. 16 Décimo mes (40 semanas): Bebé aventurero ................................................................ 221 1. Áreas de desarrollo, 221.—2. Alimentación, 225.—3. Sugerencias, 227.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 228.—5. Control vacunal, 229.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 229.—7. Juguetes recomendados, 230.—Evolución del bebé en su décimo mes, 231. 17 Undécimo mes (44 semanas): Bebé que se realirma en el no, retiene y memoriza ................................................................................................................... 233 1. Áreas de desarrollo, 233.—2. Alimentación, 236.—3. Sugerencias, 237.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 239.—5. Control vacunal, 241.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 242.—7. Juguetes recomendados, 242.—Evolución del bebé en su undécimo mes, 243. 18 Duodécimo mes (48 semanas): Bebé protagonista ....................................................... 245 Su personalidad. “¡Soy un bebé estupendo!”, 245.—“¡Qué difícil es crecer!”, 246.— Evolución del desarrollo somático del primer año de vida, 248.—1. Áreas de desarrollo, 248.—2. Alimentación, 251.—Alimentos que no deben darse en exceso, 253.— 3. Sugerencias, 254.—4. Alteraciones propias de los primeros meses, 256.—5. Control vacunal, 257.—6. Juegos recreativos y pedagógicos, 257.—7. Juguetes recomendados, 258.—Evolución del bebé en su duodécimo mes, 259. 19 Temas selectivos .............................................................................................................. 261 1. Exploración neurológica, 261.—2. El apego, 267.—3. Incorporación laboral de la madre, 268.—4. La incorporación a la guardería, 270.—5. Los celos en la más tierna infancia, 274.—6. Cuándo se inicia el ser humano a ser selectivo, 278.—7. Cómo hacer feliz a mi bebé, 279.—8. El bilingüismo, 281.—9. El sentido de los juguetes, 283.—10. Riesgos infantiles, 286.—11. La piscina, 290.—12. Escalas del desarrollo, 291.—13. Las vacunas y las vitaminas, 293.—14. ¿Qué es la Atención Temprana?, 299. Epílogo ...................................................................................................................................... 303 Glosario .................................................................................................................................... 305 Bibliografía ............................................................................................................................... 313

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Sobre la autora La Dra. Fadón se licenció en medicina y cirugía en la Universidad Complutense de Madrid e hizo la especialidad de Pediatría y Puericultura. En 1973 entró a formar parte del equipo de Neonatología del Hospital Gregorio Marañón y posteriormente, en calidad de Médico Adjunto, al Servicio de neonatología del Hospital Universitario Santa Cristina. Se especializó en Policlínica Madurativa del Seguimiento del Recién Nacido y ha sido durante más de 30 años Coordinadora Jefe de dicho Servicio. Se doctoró en 1986 en la Universidad de Santiago de Compostela con su tesis “Influencia de los factores perinatales en el desarrollo psicomotor. Estudio evolutivo a lo largo de cuatro años”. Es socia de número de la Asociación Española de Pediatría y Neonatología y ha participado en varios números de la revista de esta Asociación. Es igualmente Miembro de Honor de la Sociedad de Neonatología, así como de la Sociedad Española de Neuropediatría. En la actualidad es miembro de la ESPR (European Society for Pediatric Research) y de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas. Participa en congresos nacionales e internacionales, imparte conferencias en múltiples universidades y colabora en radio y televisión en programas sobre temas del niño y el recién nacido. Además de escribir en varias revistas especializadas, ha publicado las siguientes obras: Recién nacidos de muy bajo peso. Estudio comparativo. A Coruña, Seri y Fundación Paideia, 1999. Tú con nosotros. Evolución del niño sano en su primer año de vida mes a mes. Madrid, Santillana Ediciones Generales, 2006. Tu bebé. Todo lo que necesitas saber sobre su primer año de vida. México, Santillana Ediciones, 2007. ©  Ediciones Morata, S. L.


Agradecimientos

A Casilda, por nacer en el momento oportuno y tener un magnífico desarrollo madurativo, que sirvió de ejemplo para este libro. A Nicolás, que siendo muy pequeño y con tan escaso peso, decidió luchar por vivir, y lo consiguió. En la actualidad es un niño maduro con un desarrollo físico y psíquico excelente. A todos los niños que he atendido, puesto que de ellos he aprendido casi todo lo que sé. A Ediciones Morata, que me dio la oportunidad de llegar a formar parte de la bibliografía de sus autores.

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Introducción

Todo lo que sucede a lo largo del primer año de vida es un proceso dinámico y complejo, basado en la evolución biológica, psicológica y social. Durante los próximos 12 meses se van a configurar todas las habilidades motrices, cognitivas, lingüísticas y sociales, siempre con la interacción del mundo circundante. Por algo se dice que de estos primeros meses “depende el resto de nuestra vida”. Se puede decir que el desarrollo se inicia con la formación de la primera célula de nuestro organismo, que es la unión del óvulo y el espermatozoide, ese momento sería el auténtico despertar a la vida. A partir de este momento, el crecimiento o desarrollo del ser humano no cesa hasta los 19 o 20 años. En esta evolución influyen numerosos factores determinantes, como la talla de los padres, o los genes de la herencia, cuya incidencia es infinita y caprichosa, de forma que, por ejemplo, en la misma familia, y con los mismos padres, unos hijos pueden ser muy altos y otros muy bajos. Otro factor importante es la alimentación y la influencia del medio en que se desarrolla el bebé. De hecho, un factor ambiental como puede ser la higiene determina otros factores como la presencia o ausencia de enfermedad o el bienestar del bebé. En los primeros meses, la curva de crecimiento del bebé es muy rápida, y se ralentiza a partir de los 18 o 24 meses. Los niños* suelen ser entre uno y dos centímetros más altos que las niñas. *  Siempre deseamos evitar el sexismo verbal, pero también queremos alejarnos de la reiteración que supone llenar todo el libro de referencias a ambos sexos. Así pues, hemos utilizado de forma más habitual el término “bebé” y con menor frecuencia “niños y niñas” y solo “niño” o “bebé-niño” para referirnos a ambos. (N. del E.) ©  Ediciones Morata, S. L.


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Las estimaciones sobre lo que el bebé va a medir de mayor constituyen una idea reiterativa y un pensamiento preocupante para los padres. Existen muchos métodos; sirva como orientación la estabilidad de mantenerse en los mismos percentiles, eso nos dará una idea de lo que será su tamaño en el futuro. Durante el primer año de vida, el aumento ponderal se manifiesta en que el peso se suele doblar a los 5 meses y se triplica a los 12 meses. El aspecto del bebé es el de un ser regordete debido a la grasa subcutánea que lo cubre, y que irá disminuyendo progresivamente hasta el momento de la deambulación liberada, es decir, el momento en el que el niño camina en total libertad. Con estos ejercicios el niño adquiere musculatura, pero pierde grasa y su cuerpo se va transformando en algo muy distinto; con el desarrollo, la grasa corporal se distribuye y localiza de forma diferente, lo que irá modelando las características de su nuevo cuerpo. De la misma forma que evoluciona su cuerpo, se produce el desarrollo psicológico. En el momento del nacimiento, el cerebro es un órgano de mayor tamaño que el cuerpo, con un peso aproximado de 330 a 340 gramos, y llega a alcanzar, a los 12 meses, un peso de 900 o 950 gramos. Durante este tiempo su desarrollo alcanza el 70% del total. Desde el punto de vista funcional o de conducta, la capacidad motora del recién nacido está dominada por reflejos primitivos o arcaicos, como es la succión, la marcha, la prensión o la búsqueda. La evolución de los movimientos se inicia antes en la cabeza y en el cuerpo que en las extremidades superiores e inferiores, que sólo mueve de forma desordenada y asimétrica. Durante los primeros 3 meses de vida van desapareciendo lentamente estos movimientos primarios o automáticos, como “el reflejo de moro” o “la marcha automática”, y permanecen otros como la succión. La transformación de la marcha automática en voluntaria se produce ya alrededor de los 11 o 12 meses. En torno a los 4 o 5 meses, el bebé tratará de coger lo que le guste, y sus movimientos ya no serán tan descoordinados, sino cada vez más cortos y precisos, hasta conseguir una verdadera armonía. A los 6 meses se inician los movimientos voluntarios; el niño coge lo que quiere y ello amplía sus conocimientos, en un proceso que culmina hacia los 12 meses, cuando se evidencia un desarrollo extraordinario, que alcanza logros irrepetibles tales como la marcha o el lenguaje. La evolución psicológica se produce al mismo tiempo que la del resto de las áreas, motora, de manipulación, lingüística, y social. La unión de todas estas áreas aportará un conocimiento imprescindible para la evidencia del desarrollo del bebé, de modo que pueda detectarse lo antes posible la desviación de la normalidad. El conjunto de estas áreas que estudiamos se interrelacionan entre sí, de tal forma que, si una avanza, arrastra consigo a las demás; siempre dirigidas por la inteligencia, que es el área que aporta un sentido de función intencional. ©  Ediciones Morata, S. L.


Introducción

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El feto desde el momento que nace se puede observar su evolución y desarrollo a través de todos estos elementos:

1. Desarrollo A partir del segundo mes, se observarán las metas alcanzadas por el bebé, mes a mes, a través de las áreas del desarrollo. a.  ¿Cómo se transforma su cuerpo? Lo seguiremos en la evolución de todo su cuerpo. El recién nacido presenta la misma postura que tenía dentro del vientre de su madre; se puede decir que casi es redondo, al tener flexionados los brazos y las piernas. En días y meses sucesivos se irá estirando y poco a poco transformándose de forma inexorable, hasta conseguir enderezar todo su cuerpo, ponerse de pie y alcanzar la vertical. b.  ¿Cómo evolucionan sus miembros? Sus piernas y brazos y, sobre todo, sus manos, van efectuando cada vez funciones más complejas y estructuradas hasta tener un verdadero dominio de ellas a los 12 meses. c.  ¿Qué funciones realiza su boca? Su boca, que al nacer tenía como única función el succionar, va ampliando su capacidad hasta llegar, alrededor de los 12 meses, a emitir sílabas y palabras, a la vez que va uniendo las mandíbulas para triturar el alimento y ser capaz de masticar. d.  ¿Cuál es su capacidad social? El hombre, al nacer, manifiesta una verdadera incapacidad para relacionarse con el mundo que lo rodea. A lo largo de sus 12 primeros meses asistiremos a las distintas variaciones de su conducta social y a una verdadera incorporación al medio. El bebé se va adaptando lentamente a todas sus necesidades vivenciales y llega a ser reflexivo con un cierto nivel de autonomía.

2. Alimentación. Conocimiento imprescindible En el libro se especifica el tipo de alimentos que tiene que tomar mes a mes, en función de los niveles de su curva de desarrollo.

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3. Sugerencias. Conocimiento imprescindible Atiende a todo tipo de consejos para prevenir, tratar o corregir, así como para mejorar la atención del bebé.

4. Alteraciones propias de los primeros meses Se exponen los posibles trastornos funcionales que puede manifestar el bebé en sus primeros meses, pero nunca implican una enfermedad o alteración patológica.

5. Control vacunal En cada mes se indican las pautas de vacunación correspondiente.

6. Juegos recreativos y pedagógicos Se proponen distintos juegos que motivan al niño a incorporar nuevos conocimientos, que van a influir en su desarrollo. Se invita a participar en los juegos a niños y padres; éstos encontrarán en este libro muchas ideas nuevas que podrán aplicar con sus hijos, ya que se aprende jugando. Los juegos pedagógicos son un proceso más elaborado y didáctico, encaminado a obtener niños más reflexivos e inteligentes.

7. Juguetes recomendados Son aquellos que corresponden a la edad de desarrollo del niño y en cada cultura pueden ser distintos.

Estudio de las áreas de desarrollo ¿Qué es el área motora? ¿Qué hace su cuerpo? Es la motricidad general del niño, la armonía de movimientos y el nivel de integración según la edad. ©  Ediciones Morata, S. L.


Introducción

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¿Qué es la manipulación? ¿Qué hacen sus manos? Viene del área viso-motora, y es el grado de integración e interacción entre lo visual y lo motriz en la realización de un proceso. Si un bebé quiere coger el chupete que tiene en su cuna, primero observa dónde está, y luego se sirve de los brazos para alcanzar el objeto deseado. Una cosa es la capacidad del niño para manipular objetos, dependiendo de su grado de madurez, y otra es la capacidad que tenga para coordinar la relación de unos objetos con otros, es decir, la orientación espacial o la adaptación de formas simétricas. Tanto una como otra se irán desarrollando en función del grado de desarrollo.

¿Qué es el área del lenguaje? ¿Qué dice el bebé? Es la capacidad de comunicación del niño con el mundo que le rodea, a través de la mímica o el lenguaje preverbal, tanto en lo que se refiere a la expresión como a la comprensión.

¿Qué es el área social? ¿Cómo se relaciona el bebé? El niño es un ser sociable, es decir, con capacidad para relacionarse con el mundo y sus pautas sociales, a través del medio en el que le corresponda vivir. Estas pautas están asociadas a aspectos como la alimentación, la limpieza, la defensa personal, los juegos, etcétera. La capacidad de adaptación a todas las necesidades vivenciales del niño, será uno de los factores más importante de su inteligencia. La exploración de las cuatro áreas nos permite conocer la edad de desarrollo global que el niño alcance, y que en este libro van a ser valoradas mes a mes, desde el primero hasta el duodécimo. Esta obra se ha estructurado de forma que cada capítulo corresponde con un mes, a excepción del primer mes cuya importancia ha requerido una extensión mayor y de los primeros referidos a bebés prematuros de bajo peso y a la preparación al nacimiento. Al final de cada capítulo dedicado a cada mes, se presenta un calendario de evolución del bebé en el que se sintetiza su estado de evolución y se incluye también un enlace a un vídeo en el que de una manera muy gráfica se resume el contenido más importante de ese mes explicado en el libro. A través de las imágenes de estos vídeos podrá conocer la evolución de Casilda, su protagonista, durante su primer año.

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PRIMERA PARTE

Desde antes del nacimiento



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1 Antes

del nacimiento

Este libro trata de reconocer y seguir el desarrollo de un recién nacido normal; por tanto, no aborda la patología, pero sí las posibles alteraciones en cualquier etapa de su vida. El concepto de recién nacido normal es de ser maduro, que implica una edad de gestión de 40 semanas y no tener factores de riesgo que pudieran influir de manera determinante en su desarrollo neurológico. En este capítulo vamos a especificar los distintos factores que intervienen en el proceso del parto, que pueden influir en el desarrollo neurológico del recién nacido. Estos factores son tan importantes, que cuando se alteran se denominan “factores de riesgo prenatal, natal y posnatal”. Vamos a enumerar los factores más significativos que corresponden a la etapa prenatal; es decir, a la anterior al parto. Factores prenatales: • Antecedentes de patología materna. Por ejemplo, un hijo de madre diabética. • Edad gestacional inferior a 38 semanas o bien superior a 40. • Rotura de aguas. • Alteraciones del registro de la monitorización, donde se aprecia la frecuencia y la intensidad de la contracción uterina de la madre, y la respuesta del corazón del feto.

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Factores natales: • Todos los factores de riesgo que actúan durante la dinámica del parto. Por ejemplo, la falta de dinámica. Factores posnatales: • Test de Apgar.

Elemento donde se desarrolla el feto. El líquido amniótico. “Flotando en mamá” Durante toda la gestación el feto se desarrolla en un medio acuoso; es el líquido amniótico, que sirve de protección, amortigua cualquier golpe externo y le aporta los nutrientes necesarios para su desarrollo. Este medio acuoso en el que crece el feto actúa como un circuito cerrado, ya que el niño está deglutiendo continuamente el líquido amniótico que posteriormente elimina por el riñón, para volver a salir y mezclarse en el mismo líquido. Al inicio de la gestación es limpio y transparente, pero a medida que avanza ésta y se incrementa el tamaño del feto, se va oscureciendo y tomando una coloración sucia. Su volumen aumenta según se desarrolla el feto, pero a partir del octavo mes desciende poco a poco hasta el final del embarazo.

Rotura de aguas. “¡Me voy a caer!” Como ya hemos dicho, el feto se encuentra flotando en un medio líquido (líquido amniótico), dentro de una bolsa transparente (membrana amniótica); pues bien, cuando se inician las primeras contracciones uterinas, el feto empieza a deslizarse hacia el fondo del canal del parto, produce una fuerte presión sobre la membrana o bolsa que lo recubre y consigue que ésta se rompa, dando salida al agua que contiene. Esta situación se denomina rotura de aguas, y nos indica que el niño está dispuesto a salir a la nueva vida.

¿A qué se denomina “dinámica del parto”? Dispuesto a nacer Se denomina dinámica del parto al período que transcurre entre la primera contracción y la salida al exterior del feto. ©  Ediciones Morata, S. L.


Antes del nacimiento

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Se puede decir que se divide en tres fases: dilatación, expulsión y alumbramiento. • Fase de dilatación: corresponde al inicio de la primera contracción hasta la dilatación total del cuello uterino. • Fase de expulsión: comienza cuando el feto inicia sus primeros movimientos para avanzar por el canal del parto, previamente dilatado, y termina cuando sale al exterior. • Fase de alumbramiento: es el tiempo que media entre la expulsión y la salida al exterior de la placenta y las membranas.

Tipo de parto. “¿Cuál me tocará?” • El parto vaginal es el más frecuente de todos; por eso se llama normal, e implica la ausencia de patología. • El parto instrumental es el que corresponde a la necesidad de utilizar algún utensilio para provocar un mecanismo determinado y controlado; por ejemplo, las ramas del fórceps o las espátulas. • El parto por cesárea es la operación quirúrgica que se practica para extraer el feto del vientre de la madre. La frecuencia oscila entre el 10 y 20% de todos los partos, pero ha ido aumentando por distintas causas, como son: a. Riesgo fetal. b. Riesgo materno. c. Aumento de recién nacidos de bajo peso (el cerebro de estos niños es tan lábil, que el más mínimo trauma obstétrico puede producir alteraciones cerebrales). d. Embarazo múltiple.

El parto múltiple: Parto gemelar Hablamos de parto múltiple cuando todos los hermanos nacen en el mismo parto. Si bien en este concepto se engloban distintas modalidades: • Cuando están en bolsas distintas, con placentas y cordones umbilicales separados. Estos niños son como dos hermanos que nacen al mismo tiempo y pueden ser de igual o distinto sexo (diamniótica, dicorial y placentas separadas). ©  Ediciones Morata, S. L.


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• Cuando están en la misma bolsa son gemelos univitelinos, genotípicamente iguales. Estos hermanos son muy parecidos, su fenotipo es casi igual, son del mismo sexo e igual grupo sanguíneo (sobre estos niños existen numerosos estudios y curiosidades literarias).

Anestesía epidural Para evitar o minimizar el dolor de parto, en la actualidad se ha impuesto la anestesia epidural. Se administra al comienzo del trabajo del parto, y la analgesia permanece durante toda la fase activa del proceso. Se mantiene a la madre y al feto bajo una constante vigilancia, y serán ellos los que, sin dolor, realicen todo el trabajo del parto. Cada día es más elevado el número de mujeres, que revindican el derecho a elegir el tipo de parto, gozando de gran expansión entre ellas las que desean el parto natural en el domicilio, sin practicar ninguna medida especial. No cabe duda, que esto sería el ideal, siempre que exista un control facultativo y que se tenga previsto el traslado inmediato a un centro que aporte todo tipo de soluciones incluido el quirófano, tanto para el bebé como para la madre. De no ser así, esta “naturalidad” se convierte en una actitud de alto riesgo, no sólo para el recién nacido sino también para la madre, de hecho, cuando a principios del siglo xx surgieron las primeras maternidades y con ello el verdadero control al parto, descendió prácticamente a cero la mortalidad materna así como la parálisis cerebral infantil por causa de parto. Nunca hay que olvidar que la finalidad del embarazo es tener un hijo sano, con toda la responsabilidad que eso lleva consigo.

El cordón umbilical Separación del cordón umbilical. “¡Qué pena!” El cordón umbilical es el nexo de unión entre la placenta de la madre y el ombligo del feto. Es largo y flexible, contiene una vena y dos arterias rodeadas por una sustancia gelatinosa (gelatina de Wharton). Su función es transportar, desde la madre, todos los elementos necesarios para el desarrollo intrauterino del feto. Pero llega un momento en que este elemento tan imprescindible ya no resulta tan necesario porque, después de salir el feto, deja de latir, y concluye así el flujo de la sangre desde la placenta al recién nacido. Es entonces cuando se debe ©  Ediciones Morata, S. L.


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cortar el cordón; en ese instante, el niño adquiere una total autonomía; ya no necesita a la madre para seguir el curso de su vida. Así termina la parte violenta del parto: el grito, la sangre, el dolor y, sobre todo, el gran suspense de la terminación de un acto que se denomina natural, pero que asocia a cada etapa de su desarrollo una gran inquietud. El niño rompe a llorar, nunca sabemos si por entusiasmo o por desolación. Lo que sí es verdad es que este llanto corresponde a su primera respiración, cuando llena los pulmones de oxígeno e inicia la respiración autónoma. En este momento todo cambia. En un segundo se pasa de la tragedia a la comedia. Ahora todo es una fiesta: el llanto de dolor es llanto de alegría; todo es real y tangible, y se hace realidad el enorme suspense de nueve meses.

¿Debo firmar la autorización para donar el cordón de mi bebé? “dí que sí, mamá!” En la actualidad, existen numerosos centros donde se pide la autorización a los padres para conservar la sangre del cordón umbilical. Es muy aconsejable firmar esta autorización, ya que no hacerlo no beneficia ni al bebé ni a la madre, mientras que el conservarlo puede ser determinante para el futuro del niño, para la vida de otras personas o bien para la investigación, que es la forma en que la ciencia avanza y puede llegar a resolver problemas médicos que hasta ahora eran de difícil o imposible solución. Esta decisión de conservar las células madre del cordón umbilical se debe a que éstas se encuentran en la sangre contenida en dicho cordón. Estas células, semejantes a las que se encuentran en la célula ósea, son completamente compatibles con el bebé, en un posible futuro, estas células que han sido producidas por él mismo, podrían ser utilizadas para combatir sus propias enfermedades e incluso donarlas a otro ser muy cercano, como un hermano. Como tienen la capacidad de dividirse infinitamente y también de diferenciarse, producen células especializadas que tienen la capacidad de regenerar las células de la sangre, como glóbulos rojos, plaquetas, etcétera. La investigación actual se centra en utilizarlas como regeneradoras de la médula ósea en los casos en que ésta esté profundamente afectada.

¿Por qué son tan importantes las células madre? Células madre: Su importancia Estas células se encuentran en el cordón umbilical del bebé, tienen una gran capacidad reproductora y se encargan de formar todas las células de nuestro organismo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Las células madre pueden ser importantes para el futuro del bebé al tener una compatibilidad genética exacta al niño, y por tanto, en el futuro pueden servir para varias enfermedades o bien para hermanos o familiares muy cercanos. Con el tiempo cada vez se encuentra mayor utilización a las células madre, de tal forma que la legislación no llega a ponerse al nivel de la demanda social que éstas tienen. Desde hace unos años hay que solicitar permiso a la Comisión Nacional de Reproducción Asistida para poder someterse a distintos tratamientos. Incluidos aquellos que producen grandes problemas éticos; como puede ser la selección de embriones con fines médicos, todos los casos son estudiados de forma individual por el Ministerio de Sanidad, pero como se sabe “la Ciencia no hay quien la pare” sigue yendo más deprisa que la Ley. Cada día existen más demandas de estas células para cumplir funciones por el buen éxito que se obtiene.

Técnica de selección. Elegir el embrión 1. Fecundación Se fecunda la célula a partir de un óvulo de la madre y del espermatozoide del padre por procedimientos en el laboratorio in vitro. 2. Selección De las células seleccionadas se hace una biopsia de cada embrión para estudiar su cadena genética. 3. Elección Una vez seleccionados los embriones se eligen los que sean sanos y genéticamente compatibles. 4. Embarazo Estos embriones elegidos se depositan en el útero de la madre iniciándose su desarrollo de 40 semanas. 5. Nacimiento Al nacer este niño será compatible con un posible hermano enfermo, de tal forma que todas las células que tiene su cordón umbilical son las células madre. 6. Estas células son sometidas a un tratamiento químico en el laboratorio. 7. Trasplante Estas células extraídas y tratadas del cordón umbilical se trasplantan al ser receptor que tiene células patológicas. 8. Fase regenerativa Estas células madre sin patología trasplantadas invaden el nuevo organismo, reproduciéndose de forma natural, a la vez que se va anulando la reproducción de las células patológicas; de forma que podemos decir que el ser al cual se han trasplantado va adquiriendo poco a poco una situación estable de normalidad. ©  Ediciones Morata, S. L.


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En definitiva, se puede decir que guardar el cordón umbilical puede equivaler a conservar un tesoro.

¿Dónde está el tope? Siempre que exista demanda social y haya alguien que lo necesite, tanto ahora como en un futuro inmediato, creo que esta experiencia se debe tener muy en cuenta. Dado el compromiso vital que aportan estos recién nacidos se les podría denominar “bebé rescate”.

¿Qué características tienen las células madre? Estas células tienen la capacidad de dividirse infinitamente y de diferenciarse, de manera que producen células especializadas como las células neuronales o las hepáticas.

¿Qué es un cariotipo?, “¿quién soy yo?” El cariotipo es la serie de cromosomas ordenados de una forma sistemática que constituye la base física de la herencia. Todas las células de nuestro organismo tienen un núcleo donde están depositados unos pequeños cuerpos denominados cromosomas. Estos corpúsculos están constituidos por ácido desoxirribonucleico (ADN). Los genes son los portadores de nuestra herencia y se colocan de forma lineal a lo largo de los cromosomas. Los cromosomas se agrupan por pares; cada par está compuesto de genes que proceden del padre y de la madre. En total, 23 cromosomas, uno de cada clase. Los cromosomas sexuales son muy distintos, el cromosoma femenino x es de igual tamaño que los anteriores, mientras que el cromosoma y, que corresponde al sexo masculino, es más pequeño.

Hábitos de riesgo El recién nacido es un ser frágil y dependiente al que le afecta todo lo que le pasa a su madre y lo que ocurre en su entorno. Por ello, la madre, ya durante el embarazo, debe prestar especial atención a su alimentación y a su salud y, por supuesto, eliminar todo hábito que pueda ©  Ediciones Morata, S. L.


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resultar perjudicial, como el alcohol, el tabaco o cualquier otra droga o estimulante. En el caso del tabaco se ha demostrado que los recién nacidos de madres fumadoras son de más bajo peso y que hay un mayor índice de ingresos de bebés por problemas bronquiales entre padres que fumaban dentro del hogar. Lo mismo ocurre cuando la madre ingiere drogas durante el embarazo. Las probabilidades de que su bebé tenga un peso inferior a su tiempo de gestación, muestre síntomas de hiperactividad, dificultad para dormir, falta de apetito o incluso futuros problemas de conducta, son muy altas. La madre tiene una gran responsabilidad en la salud y la vida de su hijo. Por eso, si se encuentra en una situación de riesgo por consumo de drogas o alcohol debe pedir ayuda a los especialistas para acabar con esa situación. Su hijo necesita una madre sana.

Concepto de “edad gestacional”. “¿Qué edad tendré?” Llamamos edad gestacional al número de semanas que tiene el recién nacido en el momento del nacimiento y consideramos que un embarazo normal corresponde a un tiempo de 40 semanas. Para delimitar mejor esta edad podemos establecer las siguientes divi­siones: Recién nacido maduro. Es el niño que nace a las 40 semanas de edad gestacional. Recién nacido posmaduro. Es el niño que nace en una edad gestacional prolongada, superior a 300 días o a 40 semanas. La placenta se va desprendiendo y se interrumpe el aumento de peso del feto, la piel se deshidrata, se arruga y se seca, y el bebé presenta el aspecto de un “viejo prematuro”, pero con una gran vivacidad en la mirada. La frecuencia de estos casos es de un 4%, pero tiende a disminuir, ya que cuando el embarazo es controlado se practica el parto inducido y se consigue así que el niño nazca en las fechas deseadas. Recién nacido pretérmino. Es el niño que nace con una edad gestacional de 37 semanas. Recién nacido con retraso intraútero (CIR). Es el niño que tiene un desarrollo inferior a su edad gestacional. Recién nacido de bajo peso. Es el niño que nace con una edad gestacional inferior a 37 semanas. Por su peso, puede ser adecuado o no adecuado a la edad gestacional ( AEG). • Premadurez. Es el niño que nace antes de las 37 semanas (a partir del primer día de la última menstruación). Presenta unas características somá©  Ediciones Morata, S. L.


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ticas muy peculiares, como la piel jugosa y frágil, o casi sin tejido celular subcutáneo, por lo que da la impresión de estar muy delgado. • Inmadurez. Es el niño que nace tras poco tiempo de edad gestacional y presenta un peso inferior a 1.500 gramos, por lo que posee escasa energía. Donde más se aprecia esto es en la capacidad de succión y otras características de leve energía vital; de ahí que se considere a este tipo de niños de riesgo biológico. La frecuencia de estos casos está aumentando en nuestra sociedad. En la actualidad se sitúa en torno al 12% de los recién nacidos vivos, y manifiesta una estrecha relación con la reproducción asistida, la denominada fecundación in vitro (FIV). Dado el problema que se le presenta a la mujer cuando su edad biológica de tener hijos coincide con su promoción laboral, entre los 30 y los 40 años, se le ofrece la alternativa de fecundación in vitro. El método consiste en estimular la ovulación y favorecer la fecundación de uno o más óvulos en el laboratorio, que posteriormente se implantarán a la madre, lo que puede producir un embarazo múltiple, con la posibilidad de que los bebés sean recién nacidos de bajo peso, inmaduros o muy inmaduros. Hay que hacer todo lo posible para que el feto salga lo más tarde posible del útero, ya que no se ha inventado ninguna incubadora mejor que el vientre de la madre.

Técnicas de reproducción asistida (TRA) Son variadas y en constante superación, algunas muy sencillas como el test Postcoital o bien la inseminación artificial pasando a las más avanzadas como son la fecundación in vitro con microinyección de espermatozoides (ICSI) y el Diagnóstico Genético Preimplantación (DGP). Existen a su vez unidades de donación tanto de semen (Banco de semen), como de óvulos o embriones, y todos los días se puede decir que surgen nuevas técnicas innovadoras. El Síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO) puede dar origen al llamado embarazo múltiple.

Valoración funcional del recién nacido de bajo peso La valoración funcional del recién nacido de bajo peso se establece de acuerdo con las semanas de gestación. Cuando este período oscila entre las 37 y las ©  Ediciones Morata, S. L.


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38 semanas, existe un buen grado de madurez, si bien ésta no es total ni armónica. Su peso estará entre 2.500 y 2.800 gramos.

Recién nacidos de riesgo biológico El recién nacido con una edad de gestación entre 31 y 36 semanas presenta un peso al nacer que puede oscilar entre los 1.500 a los 2.000 gramos. En el recién nacido de 25 a 30 semanas de gestación, su peso está entre 1.500 y 1.000 gramos, e incluso por debajo de 1.000 gramos. A este niño se le denomina gran inmaduro y es de alto riesgo biológico. Todos estos bebés requieren una atención especial, ya que presentan ciertas características de riesgo biológico que se acentúan cuanto más baja es la edad gestacional. Vamos a citar las más frecuentes: • • • • •

Alteraciones termorreguladoras. Problemas respiratorios. Trastornos de la alimentación. Aumento de la ictericia parafisiológica del recién nacido. Tendencia a la anemia.

Para poder entender las características propias de estos niños, hay que tener en cuenta el concepto de edad corregida, que se calcula restando los meses de la antelación al parto de la edad real (se entiende como edad real la que tiene el niño desde la fecha de nacimiento). Ejemplo. Un niño tiene 9 meses desde el día del nacimiento, pero nació 2 meses antes de lo que le correspondía. Su edad corregida será la edad real 9 meses, menos los 2 meses que se adelantó con respecto a la fecha estimada para el parto; es decir, que tiene una edad corregida de 7 meses. Edad de su hijo

9 ---- meses

Número de meses que se adelantó al nacimiento

2 ---- meses

Edad actual de su hijo

7 ---- meses

Es muy importante no perder de vista este concepto, ya que tanto la capacidad funcional del bebé como la valoración de su desarrollo madurativo, corresponde en realidad a estos meses y no a la edad real del niño. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Los recién nacidos de alto riesgo biológico deben ser controlados mensualmente por un pediatra, que pueda detectar lo antes posible un desvío de la normalidad. Con los niños de riesgo biológico hay que poner mucho interés en que la madurez fuera del útero materno sea los más natural posible. Según van madurando, todas sus peculiaridades se hacen de carácter reversible y por tanto van desapareciendo. En la práctica, y por sus alteraciones térmico reguladoras, acusan una mayor predisposición a sentir el frío. Se aconseja tenerlos muy cerca del cuerpo de la madre, con el máximo contacto, es lo que se llama “mamá canguro”. En cuanto a la alimentación, también hay que recordar que la capacidad de su estómago es muy reducida; en consecuencia, las tomas serán muy frecuentes, a demanda, es decir, cuantas veces lo requiera el niño. Si el bebé tiene largas pausas de sueño, hay que despertarlo con estímulos de pequeños pellizcos en el dedo gordo del pie o bien acariciándole la cara con la mano húmeda. Pero no hay que olvidar que lo fundamental es que coma y no se salte ninguna toma. Se recomienda estimularlo frecuentemente con el chupete, porque eso favorecerá la intensidad de la succión; también es conveniente pasar el dedo alrededor de la boca, para fortalecer los músculos. Estos niños son más exigentes en sus pautas alimenticias y sociales, y se irán normalizando lentamente, siempre de acuerdo con su propia fisiología. Estas características de lento proceso de maduración pueden prolongarse meses e incluso años, pero hay que tener paciencia, ya que todas estas alteraciones son producto de su propia inmadurez. En numerosos estudios realizados a largo plazo sobre recién nacidos de bajo peso, como nota característica siempre se observa que cuanto más bajo es su peso más se­cuelas y alteraciones funcionales tienen, así como una lenti­tud en su desarrollo: • Aumenta la frecuencia de estrabismo. • Se retrasa el proceso de deambulación liberada. Compara­tivamente, si un niño maduro la alcanza a los 11 meses y medio, el recién nacido de bajo peso con una gestación entre 36 y 38 semanas la consigue a los 13 meses. Con una gestación de 30 a 35 semanas la alcanza a los 36 meses. Si el niño es un gran inmaduro con un peso al nacimiento de 1.000 gramos, la deambulación liberada se iniciará alrede­dor de los 3 años. • Todos estos estudios nos indican que es alrededor de los 5 a 6 años cuando el niño deja de tener un desarrollo característico y empiezan a actuar las cargas genéticas de cada uno. • Estos niños siempre tienen que estar en control de atención temprana. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Los múltiples: Frecuencia Para todos es una realidad cotidiana ver cada vez con más frecuencia a padres con niños de la misma edad, bien distintos o muy parecidos, a veces dos, tres e incluso cuatro niños. Pues bien, corresponde a lo que llamamos partos múltiples, peculiaridad que ha aumentado en los últimos años de forma espectacular. Estos embarazos múltiples se producen cuando el útero contiene más de un feto. En el género humano lo que se denomina normal es concebir los hijos de uno en uno, cuando un útero contiene más de un embrión se considera fuera de lo habitual, que sin entrar en el concepto de patológico sí pertenece a un embarazo de mucho más riesgo, por llevar implícito la posibilidad de complicarse con más frecuencia.

¿Por qué estos partos surgen cada vez con más frecuencia? Esta frecuencia viene dada como una demanda social, el hecho de que la mujer empieza a llegar cada vez con más edad al embarazo, necesitando muchas veces las técnicas de reproducción asistida, que consisten en estimular los óvulos (células reproductoras que se encuentran en los ovarios). Estos óvulos son fecundados (ovocitos) aumentando la posibilidad de engendrar gemelos, trillizos o más. Los óvulos fecundados u ovocitos se implantan en la mujer de forma controlada para evitar embarazos con un elevado número de fetos, ya que esto nos llevaría no sólo a un alto riesgo en el embarazo y en el parto, sino también en la salud de los propios fetos, que tienen mayor probabilidad de nacer con menor edad gestacional.

Embriología ¿Cómo sucede? Cuando un espermatozoide logra encontrar al óvulo, penetra y lo fecunda, lo próximo que sucede es que esta célula se dividirá en dos, dando lugar a gemelos que serán muy parecidos o bien idénticos uno al otro, son del mismo sexo, con el mismo código genético o bien parte de él y con el mismo grupo sanguíneo. Cuando es así se denomina embarazo univitelínico o monocigótico (una sola célula). A partir de aquí pueden surgir diferentes características embriológicas: ©  Ediciones Morata, S. L.


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1.  Que cada feto tenga su propia placenta Bicorial (corium=placenta), pero puede suceder que cada feto esté en distintas bolsas amnióticas (biamnióticas). 2.  Que tenga una sola placenta (Monocorial), pero sí puede ser que cada feto esté en una sola bolsa (biamniótico). 3.  Lo mismo puede suceder que se desarrollen con una sola placenta monocorial, pero que los dos fetos estén sumergidos en una sola bolsa amniótica (monoamniótica). 4.  Por último, tenemos el caso de los siameses que son muy poco fecuentes y de un altísimo riesgo. Éstos tienen una sola placenta y los fetos están fusionados en alguna parte de sus cuerpos, desarrollándose en una bolsa única (monoamniótica). Lo más frecuente es que los óvulos sean fecundados, tanto de forma natural o bien por técnicas de reproducción asistida por dos o más espermatozoides, en estos casos se llaman mellizos o bien gemelos no iguales. No hay que olvidar nunca que siempre que nacen uno o más fetos al mismo tiempo se denomina parto gemelar, aunque posteriormente se efectúe una denominación más exacta. En estos casos el embarazo es bicigótico (cigoto es la célula resultante del gameto macho y gameto hembra), siempre se desarrolla en dos placentas y dos bolsas distintas, por tanto se llaman bicoriales y biamnióticos. Sus rasgos físicos y sus características hereditarias son distintas, el parecido entre ellos será como la de dos hermanos que nacen al mismo tiempo, pueden ser de igual o de distinto sexo (mellizos). Se denomina superimpregnación cuando la fecundación se hace en diferentes óvulos y por distintos espermatozoides, incluso en distintos coitos, por tanto los fetos tendrían distinta edad (superfetación).

Manifestaciones ¿Cómo se detecta un embarazo múltiple? En el caso del embarazo múltiple desde muy pronto el útero se distiende más, teniendo la embarazada mayores manifestaciones típicas del embarazo como son naúseas y vómitos. La causa de este aumento de las manifestaciones se debe a que la placenta produce unas hormonas que son las culpables de estos síntomas tan desagradables, por tanto si hay varias placentas se multiplica la cantidad de hormonas y por tanto la de los síntomas que producen. En estos casos, el diagnóstico exacto lo proporciona la ecografía seriada, dando lugar a un diagnóstico muy precoz. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Qué sucede cuando un bebé es más pequeño que el otro? Esto puede suceder cuando un feto recibe mayor aporte de flujo placentario que el otro, por tanto uno crece y se desarrollo más que el otro dando lugar a complicaciones para el que tiene menor aportación.

¿Qué complicaciones tiene el parto gemelar? Lo más frecuente es la posibilidad de que surja un parto prematuro, varios fetos se están desarrollando en un mismo útero, teniendo que repartir un espacio único, en este caso puede existir una desproporción entre el continente y el contenido. Si los fetos se encuentran con muy poco espacio y una deficiente aportación para sus necesidades a través de la placenta es posible que decidan salir al exterior con una edad de gestación inferior a las 40 semanas.

¿Qué hacer en caso de riesgo? Siempre debe realizarse un buen control de la gestación a través de las ecografías seriadas y como primera medida se recomienda el reposo pues aumenta la aportación del flujo de sangre. Si fuera necesario podrían recetarse fármacos que aceleran la maduración pulmonar de los fetos, será el obstetra el que aporte todas las pautas a seguir que serán siempre conservadoras tratando de evitar lo más posible el adelantamiento del parto, pues ya se sabe que la mejor incubadora es el vientre materno.

¿Cómo será el parto, natural o por cesárea? Aunque se aprecia que el tamaño de los fetos es inferior a lo normal y que pueden atravesar con facilidad el canal del parto sí se sabe que tanto su cerebro como su cuerpo son muy lábiles, por ser unas estructuras sin madurar. Se consideran partos de alto riesgo. Estos partos entran en un protocolo, siendo lo más frecuente que termine en una cesárea que proporciona la máxima atención y el mínimo riesgo para los fetos.

¿Cómo se hace la lactancia con varios bebés? El ideal es la aportación de lactancia materna siendo ésta más necesaria en función de la menor edad gestacional. La técnica es proporcionar las mismas pautas a los distintos bebés, pues además del beneficio que produce la leche ©  Ediciones Morata, S. L.


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materna son muy beneficiosas todas las sensaciones de esta inigualable relación como es el calor, el olor y el contacto con la madre.

Recién nacido de bajo peso En la actualidad la aparición de un bebé con una edad gestacional más baja de 40 semanas es algo tan frecuente que la familia lo acepta con toda naturalidad. Que un recién nacido permanezca en una incubadora unos días después de nacer se considera como un hecho natural. El problema solo surge cuando ese bebé que ha nacido es muy bajo de peso, de menos de 1.000 grs. De todos es sabido que ante una perspectiva de futuro el ser humano siempre desea lo mejor. Cuando se espera un hijo es inherente al ser humano el tener el mejor de los deseos aportándole toda la magnitud de nuestros conocimientos. El niño no sólo será el más guapo sino también el más listo; 9 meses, son una larguísima espera para conseguir todo tipo de deseos llenos de promesas y fantasías. Si partimos de este estado emocional no es de extrañar que la aparición de un niño prematuro, que puede llevar implícito un gran riesgo de vida, suponga para los padres un impacto difícil de encajar. Todos sabemos que estas situaciones existen, pero lo que no pueden encajar es que eso les pase a ellos, nadie está preparado para un acontecimiento traumático y que tenga un futuro incierto. Es necesario que exista una adaptación a la realidad; este proceso es lento, produciendo un verdadero estado de angustia, a veces con incapacidad de poder soportarlo, pudiendo existir un rechazo a ese nuevo ser excesivamente débil y conflictivo, “como todo ser humano se tiene miedo a todo aquello que nos va a hacer sufrir”. El entendimiento de los padres, con todo el personal que atiende al bebé es fundamental para poder digerir este trauma, necesitando la madre un apoyo psicológico pues siempre de una forma irracional surge el sentimiento de culpabilidad. A este mal estado de ánimo se asocia el desconcierto que producen los distintos informes médicos de la evolución del bebé. El bebé esta sometido a tantas variantes clínicas que los informes médicos pueden ser muy distintos a través de 24 horas, produciendo en los padres una inseguridad de la atención y de la situación en la cual se encuentra su hijo. Poco a poco los padres se van introduciendo en el protagonismo de la evolución de su bebé, de esta forma atraviesan la barrera de este gran desconocido, en poco tiempo valoraran ellos mismo cómo se encuentra día a día, dando opiniones muy reconocidas por los médicos y por todo el personal asistencial. Los padres ya lo tocan, lo incorporan a la familia y son capaces de ponerle el nombre creando así su propia identidad. La familia empieza a caminar sola con ©  Ediciones Morata, S. L.


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sus propios problemas y resistencias sometida siempre a sentimientos contradictorios, aumentando con el tiempo la gran esperanza de que todo salga bien.

El nacimiento Características físicas del recién nacido de bajo peso A un recién nacido de muy bajo peso, 1.000 grs., lo vemos introducido en una incubadora y lleno de cables conectados a aparatos, esa imagen parece algo irreal, pero si nos fijamos en él, obsevaremos que tiene unas características que son comunes entre ellos, se parecen en función de su edad gestacional, los de 28 semanas son muy distintos de los de 30, observar su maduración día a día puede ser una de las cosas más emocionantes y valiosas a las que puede asistir un ser humano. Lo que más llama la atención al ver un recién nacido prematuro es su aspecto de ser indefenso, su gran fragilidad produce un sentimiento de ternura. Su color es rojizo por la propia inmadurez de la piel, la cual deja traslucir los vasos sanguíneos, al tacto produce una sensación pegajosa, a veces sucede que tiene un bello rubio platino llamado “lanugo” que produce mayor sensación de madurez. Su carita es bella, estéticamente, con un perfil muy demarcado, casi siempre presentan una nariz respingona, si es muy inmaduro sus párpados todavía están unidos y tardarán unos días en abrirse, sus orejitas están pegadas al cráneo, la boca permanece ligeramente abierta como la de un pajarillo esperando la alimentación teniendo un débil reflejo de succión. En su conjunto observaremos una desproporción entre el cráneo y el resto del cuerpo, con la cabeza de gran tamaño y el resto del cuerpo menudo, alargado, con los brazos y piernas decaídos alrededor del tórax. Su aspecto es longilíneo por la carente cantidad de grasa y la mínima musculatura que se apoya sobre sus huesos. En el barón su aparato genital está escasamente desarrollado presentando un micro pene y apenas se palpan los testículos. El tono muscular es muy bajo presentando una hipotonía generalizada; cuando quiere organizar un movimiento este no es armónico, surge como un susto, un sobresalto por falta de coordinación. Según va madurando observaremos que se va produciendo una verdadera metamorfosis, su piel deja de ser transparente y el color se vuelve rosa pálido, sus ojos se abren y sus miembros inertes van adquiriendo tono, siendo capaz de flexionar y coordinar, apareciendo ya de una forma evidente la succión dando paso a una alimentación que produce el ganar peso más rápidamente. En este momento suele ser cuando se empiezan a desconectar los aparatos que el bebé tiene en la UVI (Unidad de Vigilancia Intensiva). ©  Ediciones Morata, S. L.


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Este es el momento más importante tanto para él como para los padres para establecer un contacto físico, aunque todavía exista algo de monitorización. Los padres pueden participar en la alimentación y limpieza, pero lo que sí es seguro es que el bebé se entera de cuál es su madre que la distingue del personal de enfermería, pues no hace mucho tiempo eran un mismo ser, la reconocerá por su piel, por el olor y por el sabor, él lo demostrará relajándose y aumentando su capacidad pulmonar que incluso se puede detectar en los monitores. Se sabe que existen las llamadas “neuronas espejo”, estas neuronas se pueden activar cuando dos personas tienen el mismo sentimiento emocional, creando entre ellas por algunos instantes una corriente única personal e intransferible, siendo ésta una verdadera comunicación entre ambos; esta sensación la madre la percibe como algo propio, pero el niño también, produciendo en él un placer y una estabilidad única.

Estancia en UVI La constante pregunta de los padres suele ser si “¿va a sobrevivir este niño?”; esta pregunta tan difícil de contestar por parte de los expertos, no sólo la hacen por el verdadero interés del niño sino también en función de su desconcertada afectividad. Se baten entre el sentimiento de querer incorporar a sus vidas ese ser tan desvalido o bien mantenerlo al margen de su afectividad. La favorable evolución vendrá marcada por la edad de gestación, por el pe­so de nacimiento y, sobre todo, por la falta de complicaciones que aporta el grado de inmadurez, como puede ser la infección, los trastornos respiratorios, la hemorragia encefálica, etcétera. Siempre sucede que cuanto más alto es el riesgo más baja es la edad gestacional, ya que ésta viene dada por la inmadurez de sus órganos. La edad de viabilidad, o sea cuando un feto puede sobrevivir fuera del lecho materno (intraútero), cada vez se acorta más. Si hace unos años eran 25 semanas, en la actualidad está en pág. 17 y en JUL se ha atendido a un prematuro de 22 semanas con un peso de 280 gramos y 24 centímetros de longitud pasando a ser un caso totalmente excepcional.

¿Qué le aporta al bebé permanecer en la UCI? En estas unidades al bebé se le controla a través de monitores; que nos aportaran los siguientes datos: 1.  Frecuencia cardiaca. 2.  Frecuencia respiratoria. ©  Ediciones Morata, S. L.


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3.  Pulsosímetro. Este censor suele tenerlo colocado en el dedo del pie, produciendo una coloración rosada y transparente en el dedo. 4.  Aportación de oxígeno a la piel. 5.  Valoración de la presión sanguínea. 6.  Valoración de la temperatura. 7.  Durante los primeros días tendrá un catéter en la vena umbilical por ser ésta una vía indolora bien para trasfundir o para extraer sangre para análisis. 8.  Valoración de todas las pruebas de diagnóstico por imagen. 9. Valoración de la evolución del diagnóstico y la propia maduración por métodos bioquímicos.

¿Cuáles son los problemas más frecuentes? Estos problemas siempre vienen dados por las características de su propia inmadurez localizadas en las distintas partes de su cuerpo. Sus células inmaduras se pueden degenerar y morir produciendo una verdadera necrosis como sucede en el intestino (enteritis necrotizante), o bien las células se alejan de la normalidad, teniendo unas características distintas de las que se producen normalmente. Otra patología muy frecuente es la denominada enfermedad de las membranas hialinas o bien síndrome de distres respiratorio (SDR). El pulmón del recién nacido produce de forma natural una sustancia llamada surfactante, que reviste la pared de los alvéolos que son como pequeñas burbujas de aire donde está acumulado el oxígeno, y en éstas al abrirse y cerrarse entra y sale el oxígeno. Pero cuando el pulmón es muy inmaduro no es capaz de crear esta sustancia surfactante, de forma que los alvéolos no se pueden abrir para captar oxígeno y por tanto éste no puede entrar en el torrente sanguíneo, ocasionando manifestaciones clínicas muy aparatosas. La imagen del niño es grave, con sed de aire que hace que presente un tiraje en el torax para poder captar el mayor oxígeno posible, produciendo el denominado quejido. En la actualidad esto se corrige con la administración del surfactante. Después de nacer se introduce a través de la tráquea para que se inserte directamente en los pulmones.

La respiración En el niño inmaduro, su pulmón no lleva un ritmo como en un niño maduro. Éstos tienen las llamadas pausas respiratorias que consisten en que después de varias respiraciones rápidas llega una lenta y mantenida. Todo esto es debido a la flacidez o inmadurez que tienen los músculos intercostales, y en algunas situa©  Ediciones Morata, S. L.


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ciones es incapaz de expandirse. Durante este tiempo se utiliza la ventilación mecánica, que aporta la cantidad de oxígeno necesaria para su buena evolución.

Retinopatía del prematuro. ROP Es una secuela patológica, siendo ésta más frecuente, cuanto menor es la edad gestacional del recién nacido Todas nuestras células del cuerpo se nutren de oxígeno. Este elemento es el más importante para la maduración de cada uno de los órganos, en particular los ojos son una zona muy sensible. Los vasos sanguíneos de la retina se pueden ir dilatando por la administración de oxígeno en mayor cuantía, siempre controlado por monitores, pero puede suceder que las paredes de estos vasos sufran por una dilatación excesiva creando una verdadera lesión en sus paredes. Como toda lesión, pasado el momento de la agresión tiende a cicatrizar, las paredes se retraen y se cierran, en este caso deja sin luz los vasos lesionados. Si éstos son muy numerosos pueden llegar a producir una situación grave, como es la ceguera. Los controles del oftalmólogo son imprescindibles, él puede observar la evolución del desarrollo anormal, aportando un tratamiento específico, donde está incluida la cirugía que impedirá el crecimiento anómalo de los vasos, evitando así que el proceso sea irreversible.

La infección Esta complicación del prematuro es una de las más frecuentes. ¿Por qué? a.  La madre a través del embarazo va trasfiriendo inmunidad al feto. b.  Al acortarse la permanencia del feto con la madre deja de percibir estas defensas. c.  El feto va creando su propia inmunidad, pero en este caso está muy poco desarrollada por carecer del tiempo suficiente para crearla por haber nacido antes de tiempo. Los gérmenes en estas circunstancias carenciales de inmunidad están en una situación óptima para introducirse y reproducirse. Estos gérmenes invasores pueden introducirse en el torrente circulatorio invadiendo todo el organismo creando lo que se llama Septicemia: pero si se depositan los gérmenes en el pulmón será una Neumonía, Bronquiolitis. Si es a nivel del líquido que envuelve las meninges será una Meningitis; si se encuentran en el abdomen producirán Enteritis necrotizante (ECM), etc. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Cuáles son las manifestaciones clínicas en el recién nacido? Por su aspecto en general nos daremos cuenta que estamos ante un bebé grave. Todo el mundo es sensible ante un bebé con un color gris séptico con hipotonía generalizada con grandes oscilaciones en sus constantes vitales como el ritmo respiratorio, la temperatura y la tensión arterial. La clave del diagnóstico nos lo proporcionará un análisis de sangre con gran leucocitosis y neutrofilia. La aportación de un adecuado antibiótico puede ser crucial para la mejoría del niño.

Enteritis necrotizante. ECM Cuando surgen alteraciones en la aportación de sangre al intestino, asociadas siempre a una red vascular muy débil y a una infección, se puede producir un cuadro de gran gravedad presentando un abdomen globuloso, duro con muy mal estado general y sangre en las heces. En estos casos lo primero que hay que hacer es suprimir toda la alimentación por boca ya que el reposo del digestivo es no comer, de tal forma que se pasará a una alimentación endovenosa al 100%. Los análisis y las imágenes radiográficas de las lesiones obtenidas de una forma seriada nos van indicando la evolución del proceso, siendo éste la mayoría de las veces de carácter reversible sin que llegue a producirse trastornos intestinales para el futuro.

Transcripción directa de la experiencia de unos padres ante un hijo gran inmaduro Ingreso en el hospital Rocío (madre): Ingreso en el Hospital a las 23 semanas de gestación en las primeras horas de la mañana. Nos confirman que la bolsa se ha roto y no queda líquido amniótico, pero el cerclaje está perfecto, por lo que deciden mantenerme en reposo siempre y cuando la infección remita, o al menos no vaya a más. Me controlan con analíticas diarias, pero me advierten que si la infección aumenta me bajarán al paritorio.

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Antes del nacimiento

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Los médicos nos advierten del riesgo de que nazca tan pequeño, solo tiene 23 semanas, nos planteamos que puede morir o nacer con muchas secuelas. Así que nos dicen que tenemos que pensar si preferimos que nazca por cesárea o por parto natural y también nos preguntan si queremos reanimación. Al mismo tiempo nos informan de que cada día que pasa en el útero materno es un gran avance para el bebé que vas aumentando sus posibilidades de supervivencia. Me tratan con corticoides para acelerar la maduración de sus pulmones. —  Ante toda esta información. Sentimos: • P or un lado esperanza de que todavía pueda sobrevivir el bebé. • Angustia por no entender como puede seguir adelante el embarazo sin apenas líquido amniótico; pues en todas las ecografías nos decían que apenas había líquido. • Miedo a perder al bebé. Pasé la primera noche en el hospital que fue horrible, no dejaron que se quedase nadie conmigo y tuve mucho miedo. A la mañana siguiente, nos sentíamos Pablo y yo más optimistas con más esperanza de que algo saliese bien. Había pasado un día, yo me encontraba aparentemente bien, así como el bebé, intentamos ser positivos y procuramos estar tranquilos “se trataba de aguantar en reposo cuantos más días mejor”. Toda la familia nos apoya y ayuda haciendo compañía, procuran que no esté mucho tiempo sola, vivimos el día a día. Hablábamos —  de cómo me encontraba yo, —  ¿qué tal la ecografía del bebé?, —  de los resultados de la analítica. —  …. Pero no hablábamos de adelantar acontecimientos. Me trasladan a un Hospital con maternidad.

El nacimiento de Nicolás Rocío: Después de estar ingresada una semana en el hospital me pongo de parto. Comienzo con dolores por la tarde-noche, pero no se reflejan las contracciones en la monitorización “sólo estoy de 25 semanas”. A las primeras horas de la mañana llamo por teléfono a Pablo para comunicarle que estoy de parto y darle tiempo para que llegue al hospital, después llamo al médico de guardia (era el puente de mayo), y éste comprueba que estoy de parto, me bajan corriendo al paritorio. —  Les recuerdo que tengo hecha una cesárea anterior. —  Les recuerdo que tengo un cerclaje.

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Cuando despierto de la anestesia en reanimación viene a verme el anestesista. Me dice que Nicolás está bien y que es muy guapo. Yo con angustia le pregunto si le han enchufado a la “máquina” me contesta que no y yo con preocupación le pregunto ¿por qué? Nos habíamos aferrado a la idea que esa máquina le iba a salvar la vida. Me dice que no porque ha respirado bien, y que es mucho mejor que no necesite de la máquina.

Visita a Nicolás con su padre (Pablo) Rocío: No pude subir a verle hasta pasados dos días, por la cesárea necesitaba reposo, a las 48 horas bajé con Pablo a ver a Nicolás y recuerdo con mucha emoción, pero también con dolor al verlo lleno de cables y tubos y no poder “achucharle”. Nos dijeron que al día siguiente podríamos y debíamos acariciarle. Y yo pensé: — ¿Cómo? —  ¿Por dónde? —  Le vamos a hacer daño. Al día siguiente lo acaricié y no dejé de hacerlo un solo día, incluso cuando estaba malito. Mientras estuve ingresada en el hospital nos sentíamos muy cerca de nuestro bebé.

Alta de Rocío Rocío: Nicolás pierde peso y llega a 850 gramos aproximadamente, cuando nos informan que es normal que al principio pierdan peso igual que un niño que nace a término, pero además ahora está a dieta y se le ve desmejorado y como adormilado. Hablamos mucho con los padres que habían tenido una niña en otro hospital que había sido prematura que ya tenía 18 años, y estaba estupendamente, nos comentan la importancia del método canguro. Nosotros consultamos en Internet, pero nos quedamos asustados y decidimos abandonar la búsqueda, todo eran problemas, enfermedades y secuelas horribles. Hablamos con otros padres del hospital y nos consolamos unos a otros, entre nosotros y nos transmitimos documentación, para qué eran todos los aparatos que tenía el niño.

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La luz del dedo ¿Por qué pita la máquina? ¿Cómo podíamos interpretar los números que decía la máquina? Los rayos UVA … Cuando Nicolás estaba malito yo pensaba: ¿Cómo iba a recuperar su peso? Ese tiempo se hizo muy largo, pues tardó casi un mes en volver a pesar un kilo. ¿Cuándo podría empezar a hacer de canguro? Tuve que esperar tres semanas a causa de su enfermedad, yo iba al hospital a sacarme la leche para dársela lo más directamente a Nicolás. Empecé a cogerlo cuando ya estaba en cuidados medios, en ese momento ya empecé a sentir que Nicolás dependía también de mí y que yo podía ayudarle a ponerse bueno, a coger peso, a respirar mejor y entonces me volqué en todo lo que podía para ayudarle. Todas las mañanas llegaba al hospital e intentaba ser lo más positiva posible y pensar que todo iba a salir bien, trataba de transmitirle a Nicolás mi optimismo y ayuda. Pero por las noches aprovechaba para llorar y desahogarme. Para mí hacer de canguro me encantó, me pareció una experiencia preciosa y muy especial. El contacto de su piel con mi piel, hablándole, acariciándole tan pequeñito… Tengo un recuerdo muy intenso de esos momentos. Cuando volvían a meterle dentro de la incubadora y le ponían otra vez todos los cables, todos estos aparatos indicaban que había tenido una gran mejoría.

Leche materna Pablo: Nos aconsejaron darle leche materna. Rocío pensó que era otra cosa con la que podría ayudarle, había que llevarla en una nevera portátil a primera hora de la mañana o de la noche y asegurarse de que ponían el nombre del niño.

Estancia en cuidados medios Pablo: Todos los cambios o novedades nos hacían sentir miedo y angustia. Por ejemplo cuando le cambiaron de la UVI a la UCI ya que eran otros médicos y esto nos daba inseguridad porque pensábamos que no lo iban a cuidar tan bien.

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Le pusieron la primera transfusión de sangre, hubo cambios de incubadora, vimos los cambios de turnos de las enfermeras, todas estas novedades nos asustaban, nos acostumbramos a la variación de los informes entre cada día, o entre el de la mañana y la tarde, porque los médicos nunca decían que estuviese bien, siempre decían que era muy inmaduro y podría darnos una sorpresa. Siempre nos planteaban lo peor, aunque luego no fuese para tanto, yo muchas veces pensé que dependía únicamente de la fortaleza de Nicolás porque surgían nuevos problemas cada día.

Etapa final No queríamos forzar a que nos lo dieran, pero por un lado estábamos deseando llevárnoslo a casa, nos dijeron que cogía más peso y que tenía menos riesgos de infecciones, además le podíamos dar durante mucho más tiempo cariño en casa. Así que con toda esta información, asociada al cansancio de ir y venir varias veces del hospital a casa, deseábamos vivamente que llegase pronto el alta.

El alta: En casa Pablo: Las primeras noches en nuestra casa después del alta, lo vigilábamos constantemente, así como la alimentación ya que no podía saltarse ninguna toma pues tenía que coger peso. Nicolás estaba habituado a comer cada tres horas como un reloj, controlábamos que cuando teníamos visitas no hubiese más de dos o tres personas en la habitación, la higiene de quienes lo tocábamos, tanto es así que su hermana nos dijo un día “por qué no cambiamos a Nicolás por otro niño que no hubiese que lavarse las manos antes de tocarlo”.

En la actualidad Nicolás es un niño precioso fuerte, nada enfermizo y muy inteligente. se caracteriza por reírse constantemente, demostrando en todo momento que se siente feliz de vivir.

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2 El neonato

La neonatología es la especialidad médica que estudia el diagnóstico y las enfermedades del recién nacido. El neonatólogo es el médico que aplica el conocimiento de esta especialidad.

El neonato. “¡Ése soy yo!” Así se denomina al recién nacido durante los primeros 28 días de vida. Durante este tiempo presenta unas características especiales, ya que corresponde a la etapa de adaptación a la vida. Es una fase de transición en la que el bebé es un ser muy vulnerable, por lo que tiene una gran dependencia de la persona que lo cuida. Esta tarea exige una gran responsabilidad y produce un sentimiento de temor ante ese ser tan desvalido. Pero él ya sabe exigir lo que necesita, y no hay más que observarlo para conocer lo que quiere; siempre hay que tener en cuenta que el niño lo cuenta todo. Es un momento irrepetible para comprender y disfrutar de él. En estos primeros días es preferible no trasladarlo ni moverlo mucho, y se recomienda que las visitas no lo cojan en brazos y lo besen; su deseo es que este nuevo medio se parezca lo más posible al que dejó, sin luces ni ruidos. No le gusta que lo molesten, quiere estar tranquilo y pensar. En días sucesivos es bueno que perciba que se encuentra en un medio tranquilo pero alegre, necesita sentirse amado para poder desarrollar la capacidad de amar y disfrutar de los momentos placenteros. Si se le estimula, surge su primera sonrisa social; a un estímulo sigue una respuesta. Este hecho sucederá alrededor de los 20 días de vida. Es entonces cuando también empezará a responder a la mímica, de tal forma que si le sacamos la lengua, observaremos cómo rápidamente hace lo mismo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Se puede decir que, en los primeros días de la vida, el neonato exige una constante atención, y ello crea un ambiente de tensión y de gran impaciencia para la persona que lo cuida. Se recomienda tener mucha paciencia ya que los nervios no se heredan pero sí se contagian. Se trata de que nos adaptemos a él y a su propio ritmo biológico; al hambre, al sueño y a las deposiciones. Se puede decir que la verdadera eficacia sería ir por delante de las necesidades del niño, y nunca esperar a que éstas se conviertan en un drama. Hay que tener siempre presente que cada bebé es distinto del resto, y algunos no reúnen las características del niño deseado. A los padres y a la familia esto les puede producir un oculto rechazo. Se aconseja reaccionar rápidamente a este sentimiento ya que ese niño es el suyo y hay que quererlo tal como es, sin importar que sea diferente a los demás. De este modo, si los padres lo ven bien y lo quieren, el resto de las personas lo verán y lo querrán de la misma forma; esta actitud beneficia al niño, que se desarrollará mejor al sentirse querido y valorado. El ser humano, desde los primeros momentos de su existencia, tiene una enorme sensibilidad para saber quién lo quiere.

¿Qué pasa por la mente de un recién nacido? Se sabe que el neonato ya tiene considerables capacidades sensoriales y afectivas desde su nacimiento. Se ha demostrado que en la etapa intrauterina el feto puede registrar diversas sensaciones y, además, es capaz de recordarlas. Se ha observado que mientras el feto está en el vientre de su madre se siente condicionado por los ruidos del mundo exterior. En imágenes ecográficas se aprecia cómo se sobresalta el feto al golpear bruscamente una puerta. Estas sensaciones intraútero quedan registradas de alguna forma para toda la vida del ser humano. Algunos autores son capaces de afirmar que el recién nacido puede reconocer las melodías que le cantaban antes de nacer, y que éstas serán las que más le agraden y estimulen cuando sea adulto. En los primeros días del nacimiento, el neonato tiene que aprender a distinguir y localizar los estímulos que recibe del mundo exterior, rápidamente tiene que coordinar la orientación, los movimientos y las sensaciones. Memorizará urgentemente el rostro de la madre o de quien lo atiende, e improvisará una respuesta adecuada a los estímulos que se le ofrecen; es decir, va a poner en funcionamiento mecanismos psíquicos básicos. En estos momentos se está iniciando el archivo de su memoria, que en la actualidad almacena escasos registros. Pero ya empieza a ordenar y clasificar por categorías los objetos y sensaciones de su pequeño mundo; de esta forma, ordena las vivencias que le sirven para adquirir otras. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Test de Apgar El primer examen nos sirve para estimar la carencia de oxígeno, la anoxia que pudo existir durante el parto. Es el denominado test de Apgar (ideado por la Dra. APGAR), que valora la frecuencia cardiorrespiratoria, la calidad del tono muscular, la intensidad de respuesta del bebé ante un estímulo irritativo, así como la coloración de la piel y las mucosas. Todas estas pruebas se puntúan de forma cuantitativa de uno a diez; a partir de ocho, se considera al niño vigoroso, con muy buena calificación.

Test de Apgar 0

1

2

Frecuencia cardiaca

ausente

menor de 100

mayor de 100

Frecuencia respiratoria

ausente

lenta, irregular

buena, llanto

Tono muscular

flacidez

alguna flexión de miembros

movimientos activos

Irritabilidad (sonda en nariz)

nula

mueca

tos, estornudo

Color

azul palido

cuerpo rosado, extremidades azuladas

totalmente rosado

Reanimación El producto del embarazo, es decir, el recién nacido, es atendido en el momento de nacer por el neonatólogo o personal especializado (matronas). El denominado Test de Apgar permitirá conocer el estado del niño y si necesita o no una atención especial como es la reanimación. Al nacer, el niño efectúa su primera respiración espontánea y pone así en marcha todo su organismo. Otras veces es necesario utilizar estímulos, tanto físicos como químicos, para mantener una respuesta continuada de la respiración. Las medidas de reanimación se determinan después de haber evaluado el estado del recién nacido en función del test de Apgar, las atenciones son las siguientes: ©  Ediciones Morata, S. L.


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1.  Limpiar la vía área. Se succionan con suavidad la orofaringe y la nariz para limpiar y estimular a la vez una respuesta vigorosa 2.  Aumentar la frecuencia respiratoria, aportando oxígeno a distintas concentraciones. En el caso de que el recién nacido no inicie la primera respiración espontánea, será necesaria la intubación, aplicando la respiración asistida. 3.  Mantener la temperatura a través de una incubadora, aportando calor al niño. Todas estas maniobras darán lugar a un aumento rápido de la frecuencia cardiaca y de la regulación de la respiración.

¿Qué es el vernix? “¡Qué protegido estoy!” Cuando nace un niño, es frecuente observar que éste viene cubierto de una sustancia blanquecina, pastosa, grasienta y resbaladiza; es el denominado vérnix, que tiene la función de actuar como una capa protectora y termorreguladora para protegerle del frío. Se utiliza como deslizante para poder atravesar el canal del parto, así como para evitar las infecciones, además de ser un nutriente de enorme valor. No se debe de limpiar nunca, en pocas horas se reabsorbe a través de la piel por todo el cuerpo incluida la cabeza.

Pruebas de control del recién nacido “Screening”. Pruebas de talón En las primeras 48 horas se efectuará el primer screening, es decir, una valoración cuantitativa de una posible alteración. Es la denominada prueba del talón, que trata de detectar alguna enfermedad trasmitida por la madre a través del cordón umbilical. En España, actualmente (esto siempre está sometido a ampliaciones), se buscan las posibles alteraciones del niño en función de las de su madre, como por ejemplo el hipotiroidismo (0,50/00) o la hiperplasia suprarrenal (0,40/00) de todos los recién nacidos (rn) vivos. Tanto los niveles de hiperplasia suprarrenal como los de hipotiroidismo pueden estar alterados en la madre. En el caso de hipotiroidismo, el niño nace con niveles insuficientes de hormona tiroidea, por lo que necesita un tratamiento inmediato. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Si la madre tiene una hiperplasia suprarrenal y, por tanto, un aumento de la hormona, el bebé tendrá características propias de tener niveles altos de esta hormona, necesitando un tratamiento adecuado. En el caso de que no se efectúen estas pruebas de forma rutinaria, el neonatólogo o el personal que atiende el parto deberá indicar dónde se pueden realizar.

Técnica La sangre del bebé se extrae de un pinchazo en el talón, por primera vez, en el mismo centro en que ha nacido. La segunda prueba del talón se efectúa entre los 8 o los 10 días de vida, cuando el niño ya ingiere alimento, con el fin de comprobar si éste tiene enzimas suficientes para digerir (metabolizar) la alimentación que se le está aportando en ese momento. Por ejemplo, la llamada fenilanina, que es una enfermedad metabólica congénita y hereditaria localizada en el cromosoma 12, en el 0,1 0/00 (rn vivos). En el centro donde se efectúa el screening localizan inmediatamente al niño, para eliminar esa alimentación y evitar el desarrollo de la enfermedad.

Identificación del bebé. Distintos métodos Se utilizan distintos métodos para identificar al bebé dentro de la clínica: • Pulsera con el nombre y apellidos de la madre y fecha de nacimiento, colocada en el pie del niño y en el brazo de la madre. • Huellas. En la misma ficha se imprime la huella del pie del recién nacido y, al lado la huella del índice de la madre. • Identificación por ADN.

Pruebas de control oftalmológicas y otoacústicas En la actualidad existen unidades oftalmológicas en el período neonatal que hacen un control oftalmológico del recién nacido cuando existe algún problema o simplemente cuando el niño pertenece a un grupo de riesgo, como puede ser el nacimiento prematuro, que exige un seguimiento especial durante los primeros seis meses de su vida. En las unidades neonatales se puede efectuar también el screening auditivo (UNSA). Ambas pruebas se practican para detectar lo antes posible una alteración oftalmológica o auditiva. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Es aconsejable también hacer una radiografía de cadera en las semanas siguientes al nacimiento.

Control oftamológico Es fundamental conocer los antecedentes familiares y de todos los posibles factores de riesgo del recién nacido, así como saber las posibles existencias de defectos congénitos, posibles traumatismos de parto y, en el recién nacido de bajo peso, el fondo de ojo. La técnica primero será a través de los reflejos como el de Peiper que es el cierre de los ojos ante el estímulo de golpear el entrecejo del bebé. Así como los fotoestimuladores que hará cerrar los ojos del bebé de forma súbita ante la irritación que le produce la luz. En este momento al bebé se le aportará un antiséptico que irá variando según el momento oportuno. A los recién nacidos de bajo peso es fundamental que se descarte una posible retinopatía del recién nacido.

Control auditivo Las pruebas de emisiones otoacústicas (OAE), se efectúan a través de un audífono que se coloca en el canal del oído del bebé, se estimula con un sonido y se mide el “eco”. Y esta medida nos indica la percepción del estímulo.

Prueba troncoencefálica (ABR) ¿Por qué es tan importante valorar la audición lo antes posible? El hecho de detectar en el bebé la posible pérdida de audición nos pone en camino de que exista la posibilidad de un remedio para que pueda percibir un sistema de comunicación. A través de los primeros días de vida el bebé ya reacciona a los sonidos, no hay más que dar palmas o bien emitir sonidos cerca de él para que el bebé reaccione con movimientos de susto que aumentarán en función de la amplitud del sonido. Si se detecta una pérdida de audición, está podría solucionarse mediante implantes cocleares o bien con audífonos que amplifican el sonido.

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3 Actitud hacia el nuevo ser

El bebé, tras el enorme esfuerzo que ha realizado para nacer, necesita descansar, y puede llegar a dormir hasta seis horas seguidas. Este proceso no se debe alterar ya que el bebé está agotado y se está habituando al nuevo medio, tan diferente del anterior, en el que todo era tranquilidad, sin ruidos, sin luces, sin movimientos bruscos y, sobre todo, sin esfuerzo. En las primeras horas tras el nacimiento, el recién nacido tiene el tono muscular aumentado y está hipertónico, debido al esfuerzo que ha realizado para nacer. Pero lo más frecuente es que, pasadas las primeras 24 horas de vida, ya muestre el aspecto de un ser satisfecho, que sólo tendrá mal humor cuando sienta hambre, frío, calor, esté húmedo o incómodo, es decir, factores que le producen un desasosiego que desaparece cuando se soluciona su causa. Un niño que no presenta problemas al nacer, siempre que manifiesta su descontento y llora es porque le pasa algo, y, de esta manera, la única que hasta este momento conoce, quiere reclamar nuestra atención. Si el llanto es continuo, el niño presentará un aspecto desasosegado y con ceño fruncido, lo que nos puede indicar que tiene alguna molestia, algún dolor, debido a un trastorno funcional, como por ejemplo gases. Hay bebés que lloran con mucha frecuencia y con un llanto agresivo, agudo, molesto, que se denomina llanto irritativo. Este llanto suele mantenerse los primeros meses de la vida y con el tiempo va desapareciendo en frecuencia y en intensidad. Si persistiera de forma continuada, el pediatra puede valorar si existe algún motivo, si bien hay que tener en cuenta que el llanto del bebé es una forma de comunicación, de atraer la atención de sus padres. Pero los bebés también saben expresarse de forma distinta al llanto, y para llamar la atención, para manifestar su alegría y su bienestar mueven sus brazos y sus piernas, como invitando a que se juegue con ellos. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Para todas las madres y todos los padres su bebé es el mejor, es diferente al resto, y evidentemente todos tienen razón. Cada bebé es único, y por este motivo también su desarrollo será distinto al de los demás, sus áreas y su tiempo de maduración neurológica no van a ser iguales y evolucionarán de diferente forma. Dentro de unos parámetros generales, lo principal es que cada bebé se desarrolle de forma armónica según sus propias condiciones. Por ejemplo, los niños que presentan un gran desarrollo físico suelen ser los de dentición más tardía; o los que son muy inquietos por lo general pueden ser más delgados y empiezan antes a caminar. Con el carácter sucede lo mismo. Hay niños que son más difíciles que otros desde el día en que nacen: son más inquietos, más llorones, o sonríen de forma espontánea con sólo mirarlos, llamando la atención y reclamando mimos; mientras que otros, más pasivos, responderán ante los estímulos, pero sin provocarlos. El carácter se empieza a formar desde la cuna, y de su actitud inicial y de la que tengamos nosotros dependerán su forma de ser y nuestras relaciones con ellos. A las madres y a los padres les sucede lo mismo. El nacimiento de un hijo provoca una gran variedad de vivencias que les obligará a actuar de formas diferentes y desconocidas hasta entonces. Sus respuestas, sus actitudes ante los hechos y las actuaciones de su bebé serán las mismas que tengan ante otro hijo o hija. Pero como cada uno es diferente, el comportamiento y las relaciones con ellos serán distintos. Esto explica cómo dos hermanos, hijos de los mismos padres, criados en la misma casa e igual ambiente, adoptan actitudes totalmente distintas ante la misma vivencia.

Cambios que experimenta la madre. Sentimientos postparto Cuando la madre vuelve a casa con su hijo, se siente enormemente feliz. Acaba de vivir el parto, una prueba difícil, no exenta del todo de riesgos y que lleva implícitos esfuerzo y dolor, pero el éxito está en sus manos y su hijo es el mejor trofeo. En un segundo, entre todos los niños del mundo, el suyo pasa a convertirse en el único, y ella deposita en ese nuevo ser toda la afectividad que ha mantenido en espera durante nueve meses. La madre llega al hogar satisfecha pero dolorida. Todo su cuerpo se ha transformado, empezando porque cuando salió era una sola persona y ahora vuelven dos. Se tiene que adaptar a su nuevo cuerpo —que durante unos días está en una constante metamorfosis—, se tiene que adaptar a la nueva vida en casa y a la convivencia con el bebé. ©  Ediciones Morata, S. L.


Actitud hacia el nuevo ser

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De momento, da la impresión de que no hay espacio para nada: todo está desordenado, el bebé lo ocupa todo, no le queda tiempo para sí misma ni para atender a la familia, han desaparecido todas las costumbres anteriores y parece que las 24 horas del día son insuficientes para atender a ese nuevo ser. Pero poco a poco todo se reorganiza en torno al nuevo miembro de la familia y la vida continúa. Esta sensación surge igual en madres y padres no biológicos, ya que para las parejas que adoptan el niño, venga de donde venga, es el suyo y es único. Los sentimientos hacia ese bebé surgen de la misma forma instintiva y espontánea. La sensibilidad y la percepción psicológica de la madre en estos momentos están en alerta y tiene unas dimensiones irracionales, que pasado este tiempo no se volverán a repetir. De forma intuitiva y primaria, establece una relación basada en vínculos de dependencia y protección. El bebé se sabe protegido por la madre, y ella responde a esa necesidad de dependencia. La madre transmite permanentemente a su bebé información y estímulos de gran riqueza sensorial y él, desde que nace, es capaz de interpretarlos y responder a ellos. Puesto que la mayoría de las señales informativas que la madre transmite a su hijo son respuesta a las que recibe de éste, se puede decir que el bebé es un auténtico detector y creador de la información que le aporta su madre, como si tuviera poderes extrasensoriales. Como ya hemos mencionado, para la madre la vuelta a casa es difícil de afrontar. Al hecho de iniciar una nueva vida con muchas más responsabilidades, se añade la obligación de no tolerarse ningún fallo o renuncia ante la nueva situación. A veces, se le despierta un sentimiento de culpabilidad, de no estar capacitada para atender a este ser tan desvalido que ella trajo al mundo, que puede llegar a causarle ansiedad. Conviene afrontar la llegada y los cuidados del bebé con tranquilidad, y no dejarse invadir por ese tipo de sentimientos. La madre perfecta e incansable no existe. Es habitual que a la llegada del bebé los padres pasen una temporada en que todo su interés se centra en el nuevo miembro de la familia. Todas las salidas y actividades que anteriormente se realizaban quedan aparcadas ante el bebé, que absorbe todo el tiempo con sus cuidados. Abandonarse ante esta situación puede conducir a actitudes neuróticas que al final perjudican al bebé. Se trata de intentar no perder el sentido del humor y no hacer un drama de pañales y lloros de lo que, cuando se vive con tranquilidad, puede ser una comedia. Hay que procurar, por todos los medios, encontrar momentos de libertad para que tanto la madre como el padre se dediquen a sí mismos y a tener un tiempo para ellos como pareja. Aprovechar cuando el niño duerme entre toma y toma, turnarse en los cuidados del bebé y en las tareas ayuda a asimilar tanta novedad. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Puede suceder que, al volver a casa, a la madre le invada un sentimiento de infinita tristeza; es lo que se denomina depresión posparto. En la actualidad, se sabe que corresponde al brusco cambio hormonal que se produce tras el alumbramiento y al miedo ante la enorme responsabilidad que acarrea el deseado bebé. Poco a poco, el cuerpo se adapta a su nueva situación hormonal y ese miedo es sustituido por la intensa relación que se establece.

El padre y su participación Es muy aconsejable que el padre pida la baja laboral en estas primeras semanas, pues el niño es cosa de los dos, y de esa forma se debe vivir su recibimiento. El cuidado del bebé ayuda a estrechar lazos, a establecer vínculos afectivos de forma inmediata. Esta parcela del cuidado de los hijos, tradicionalmente encomendada sólo a las mujeres, ha privado a los hombres de ese espacio de afectividad que sí han disfrutado las madres, y conviene compartir desde el principio ese espacio de afectos, cuidados y tareas. Aunque las funciones sean distintas, la responsabilidad debe ser real y totalmente compartida. Para la Asociación de Hombre por la Igualdad de Género (AHIGE), “la nueva paternidad está siendo la puerta de entrada de muchos hombres al nuevo modelo de masculinidad”. Por otra parte, la incorporación de cada vez más hombres a las medidas de baja por paternidad permite a la mujer tener las mismas oportunidades y más libertad a la hora de desarrollar su vida laboral. Durante siglos se ha ignorado al padre como principal colaborador del nacimiento y desarrollo del bebé. La psicología no ha dejado participar al padre, pues mantenía la creencia de que era menos importante que la madre, ya que éste tenía otras empresas de más altura que realizar. La madre y el hijo lactante desarrollaban una vinculación mutua, en la cual no entraba el padre. El padre actual encuentra tiempo para participar en el nuevo conflicto familiar, que surge siempre con la llegada de un nuevo miembro. Su actitud es la de participar y ser necesario, que su hijo no sea un acontecimiento aislado, sino un proceso gradual: poco a poco se irá familiarizando con las exigencias y participará en los placeres que proporciona la paternidad. El padre aporta a la madre un apoyo emocional insustituible, que cuando más se manifiesta es durante su participación en el parto. Esta presencia ya se ha convertido en un hábito que se ha aceptado por todos los profesionales que asisten al parto. Los padres ya llegan muy mentalizados y no surge casi nunca el llamado desmayo del padre (mientras la madre está padeciendo todo el proceso doloroso del parto, hay que atender al padre que se desmaya ante tal acontecimiento). ©  Ediciones Morata, S. L.


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Cambios que experimenta el bebé. El “yo global” Pero, para el bebé, su nueva situación no deja de ser un drama. Dentro del vientre de su madre, que le cubría todas sus necesidades, nunca tuvo sentimiento de soledad. Nunca había sentido hambre, ni frío, ni calor, ni sueño. No sabía lo que era el dolor, y en su estrecho espacio se encontraba a gusto, ya que el medio líquido en el que flotaba tenía una temperatura perfecta. Pero, de repente, todo cambia, sale de ese medio ideal y siente que ha perdido el paraíso: dejan de alimentarlo, el oxígeno se acaba y tiene que buscar la salida por un túnel largo y estrecho, desconoce hacia dónde va, pero como no puede mantener esta situación, sale al exterior por pura necesidad de supervivencia. La recuperación no es inmediata. Se encuentra en un espacio que le sobra, y esto le produce vértigo; además, el medio al que ha llegado es seco y con un aire que no le gusta nada. Debe hacer un gran esfuerzo para regular su propia temperatura, pues empieza a quedarse frío. Al mismo tiempo, se le termina el oxígeno que llegaba a través del cordón umbilical, que acaban de cortarle, y tiene que utilizar sus pulmones, expandiéndolos como cuando se estira un acordeón, hasta que, tras un enorme trabajo, lo consigue y rompe a llorar. No sabemos si es de satisfacción o de desesperación. Pero ese llanto vigoroso produce una gran alegría a la madre y al padre, al neonatólogo, al ginecólogo y a todas las personas que intervienen en el proceso del parto. Es el final de una larga catarsis, casi como una música que estimula al aplauso. Agotado por el esfuerzo, el bebé dormirá durante bastantes horas para recuperarse y adaptarse a su nueva vida. Los cuidados y la atención al recién nacido colocan a los padres en una situación muy diferente de la que tenían hasta entonces. Es fundamental que esta experiencia sea enriquecedora y gratificante, tanto para la madre y el padre como para otros cuidadores del bebé. Al recién nacido no se le puede valorar individualmente, ya que su vida es totalmente dependiente de sus padres y del medio en que se desarrolla. Por este motivo, no podemos analizar y valorar al bebé solo por sí mismo, sino en función de sus padres y su medio, por eso se habla de un conjunto de acontecimientos que es el yo global. Hasta el momento de su nacimiento, el bebé se desarrolla solo. Dentro del seno de su madre no necesita nada ni a nadie. Pero esta sensación de total autogestión le va a durar poco tiempo. No tardará en darse cuenta de que en el nuevo entorno al que ha llegado es imposible permanecer en solitario. Es incompatible con su propia y nueva existencia, ya que para todo necesita de alguien que le ayude, lo que le produce una sensación de ansiedad que expresa con su llanto. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Pero muy pronto le sucederá algo maravilloso: descubre que no está solo, que forma parte de su madre. Cuando ésta lo toma en brazos, nota que huele igual, reconoce su olor, tiene su mismo calor y, además, siente su contacto y su protección cuando lo abraza, pues, sobre todo, le calma el desasosiego de una sensación que desconoce y le incomoda: el hambre. En su regazo, sintiendo su calor y su olor, le proporciona algo que sale de su cuerpo, que introduce en su boca y que está riquísimo; además le da fuerzas cuando se desliza por el interior de su cuerpo, y él se queda tan satisfecho que enseguida se duerme soñando con estas nuevas sensaciones. El descubrimiento de la compañía se irá incrementando en días sucesivos, de forma que toma conciencia de que en este mundo tiene a su madre, a su padre y a aquellas personas que habitualmente también lo cuidan, le hablan y lo miman. En días sucesivos irá reconociendo sus caras, sus voces y sus actitudes. De este modo se inicia el proceso de memorización. Desde el principio, al bebé le gusta que le hablen y que le piropeen; percibe que eso es bueno, lo relaja y le produce una enorme satisfacción. Pero de todo lo que tiene, lo que más le gusta es que siente que forma parte de su madre, se reconoce en ella y este sentimiento le recuerda al “paraíso perdido”, aquél que tenía antes de nacer. Él es ella, y ella no se comparte con nadie. Esto surge con el vínculo, pues para el niño su yo forma parte de su madre. Pero esta sensación tan satisfactoria dará paso a otra más real cuando descubre que su madre y él son dos seres independientes. En este momento se siente muy desvalido, solo está seguro cuando está con ella, por eso la persigue con los ojos, quiere verla, escuchar su voz, y percibir su olor o sentir su tacto. Intuye que de ella depende su propia existencia, que sin ella no es nadie y se puede morir. El bebé está respondiendo al instinto más arraigado de todo ser viviente, el de supervivencia. Cuando ella se marcha se siente abandonado, y el aprendizaje de este sentimiento lo acompañará toda su vida y surgirá en situaciones similares de su existencia.

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4 El primer mes del bebé.

La primera exploración

Lo primero que se observa en el recién nacido normal es que está completamente encogido, lo que se llama flexión global, ya que conserva la postura fetal que tenía dentro del útero de la madre, por lo que presenta un aumento del tono de los músculos flexores sobre los extensores. En horas y días sucesivos se irá desperezando y estirando hasta obtener equilibrio en el tono muscular. Si se estiran suavemente los brazos o las piernas de un recién nacido, se nota una fuerte resistencia, y cada una de esas extremidades volverá inmediatamente a la posición inicial. También se observa que tiene tendencia a flexionar el cuello sobre el tórax, debido al mínimo espacio en el que se ha desarrollado durante nueve meses. Igualmente se valora cómo responde el niño a la motilidad provocada, es decir, a los estímulos táctiles, al pinzamiento y al ruido. Tras el nacimiento, se efectúa un examen detenido de todo su cuerpo y de los datos que nos aporta su fenotipo (que son las características de los rasgos faciales del niño). Interesa detectar si existe simetría corporal, el color de su piel y de las conjuntivas, el modo de respirar, su posición en reposo y las posturas que adopta tanto en reposo como en movimiento. Un porcentaje elevado de bebés tienen al nacer los pies zambos posturales. Esto sucede porque el niño, al tratar de ocupar el menor espacio posible dentro del vientre de su madre, mete los pies y parte de las piernas entre la pared del útero y su propio abdomen. Por esto, cuando sale al exterior mantiene la misma postura y está encantado de esta flexión forzada, ya que así ha pasado gran parte de su vida. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Es recomendable que le vea un traumatólogo y que haga ejercicios de fisioterapia, para que estas contracciones posturales se corrijan lo antes posible. El nacimiento es un momento clave para el desarrollo de la salud, y para saber cómo llega al mundo el recién nacido, tras el paso de su vida intrauterina o fetal a la vida extrauterina o neonatal, será un indicador del que dependerá su salud inmediata y posterior evolución. La primera inspección que el pediatra realiza al bebé aporta una gran cantidad de datos para las posteriores revisiones, ya que es un estudio comparativo de su desarrollo.

Somatometría. “¿Cómo es mi cuerpo?” En las primeras 12 horas de vida se realiza al bebé la primera exploración general en la que se constata el peso, la talla, el perímetro cefálico, así como el tamaño de apertura de las fontanelas. Se detecta la frecuencia cardiaca y respiratoria, la temperatura rectal, la consistencia del abdomen, (que sea blando y depresible), la existencia o no de contorno visceral (que no se palpe reborde ni de hígado ni de bazo) y la prueba de Ortonali para detectar posibles distensiones de ligamentos en la articulación de la cadera, pues esto exige un tratamiento fácil pero inmediato. La exploración neurológica será minuciosa. La labor crítica del neonatólogo es la de reconocer los signos neurológicos y poder así desechar el más mínimo desvío de la normalidad. En la inspección se valora el color de los tegumentos (piel y conjuntivas), el modo de respirar, la posición de reposo, los movimientos espontáneos normales o anormales, y las posturas asimétricas en miembros superiores e inferiores.

El peso y la talla El peso y la talla del recién nacido están condicionados por una serie de factores, como la edad gestacional, el tamaño de los padres (la herencia genética), el estado en que se ha desarrollado en el vientre de su madre, la adecuada alimentación posterior y el medio —tanto físico como psíquico— en que se desarrolla. Para tener conocimiento de la evolución y maduración del crecimiento es imprescindible utilizar como referencia las curvas del desarrollo y los llamados percentiles. A partir de estas curvas se comprueba la evolución personal del niño, pues cada bebé es distinto y siempre se debe comparar con ellos mismos a partir del peso, talla y perímetro cefálico en el nacimiento. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Se puede decir que un recién nacido de 40 semanas de gestación suele tener un peso entre 3.000 y 4.000 gramos, y una talla entre 48 y 52 centímetros. En los primeros 4 meses el bebé engorda como media entre 800 y 1.000 gramos al mes. Alrededor de los 5 meses suele pesar el doble que al nacer y tres veces más alrededor del año. En los primeros días de vida el recién nacido pierde alrededor del 10% del peso que tenía al nacer; esta pérdida se debe al paso del medio líquido en el que estaba al entorno seco en el que se encuentra. A partir de los 8 o 10 días el niño recuperará el peso de nacimiento y empezará a engordar.

¿Qué son los percentiles? Son las tablas o curvas de crecimiento que se utilizan para valorar el desarrollo de los niños, en función de unos valores de referencia admitidos de antemano como normales para niños de una misma edad, sexo y raza. El resultado de estas medidas se expresa en percentiles, que indica el lugar que ocupa el niño entre 100 de su misma edad. En las gráficas de referencia se aprecian cinco ejemplos de peso y talla media (percentil 50). El percentil 50 será la media, y aquellos niños que estén por encima o por debajo serán más altos o más bajos, más gordos o más delgados que esa media. Cuando los percentiles de peso y talla son correlativos, se dice que el niño tiene un desarrollo armónico.

Perímetro craneal La medición y valoración del perímetro cefálico y las fontanelas debe hacerla siempre el pediatra, que constatará que el crecimiento del mismo es el adecuado. Durante los 3 primeros meses el perímetro cefálico aumenta muy rápidamente.

Fontanela Los huesos craneales, aunque no lo parezcan, son duros y durante los primeros días del recién nacido pueden sufrir cambios en su colocación, ya que, por ejemplo, los parietales, suelen estar superpuestos porque se han plegado para poder pasar por el canal del parto. La fontanela es la separación que hay entre los huesos craneales para dejar espacio al cerebro y que pueda crecer. La denominada fontanela mayor suele medirse con los dedos, y su tamaño aproximado está entre 2 cm x 2 cm; 2 cm x 3 cm. A partir de los 4 meses suele estar ya muy reducida, y se le deno©  Ediciones Morata, S. L.


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mina punta de dedo. Alrededor del 6º mes estará casi cerrada, y al llegar a los 12 meses debe estar totalmente cerrada. La fontanela mayor o anterior corresponde a un espacio limitado por el hueso frontal y los dos parietales. La fontanela posterior corresponde a un espacio limitado por los parietales y el hueso occipital.

Inspección general Tono comunicado Un porcentaje elevado de recién nacidos llegan a la vida con el cuerpo modelado, es decir, con la misma postura flexionada que tenían dentro del vientre de su madre para poder adaptarse en ese espacio tan pequeño. Suelen tener la cabeza rotada hacia un lado, los brazos apretados sobre el tórax y las piernas fuertemente flexionadas sobre el abdomen. Poco a poco, en semanas posteriores el bebé se irá estirando hasta colocarse de una forma recta y simétrica.

¿Cómo mejorar su situación? Para mejorar su situación, se puede colaborar estirando muy suavemente las piernas desde la flexión de la cadera, la flexión de la rodilla y la flexión del tobillo. Con estas sencillas maniobras se acelera el proceso de puesta en marcha de los músculos extensores.

Temblores En los recién nacidos con una edad gestacional inferior a 37 semanas se puede producir un temblor natural o fisiológico —cuya causa suele ser la inmadurez del sistema nervioso—, que irá desapareciendo a lo largo del primer mes de vida. Estos temblores o movimientos están siempre localizados en los mismos puntos, como manos o pies, tienen la misma intensidad y se acentúan con el frío, el hambre, la ansiedad y toda situación desagradable para el recién nacido. Suelen estar asociados a movimientos de sobresaltos ante el ruido, el viento o la sorpresa, y ceden cuando el bebé duerme. No hay que intranquilizarse, pues se curan o desaparecen por sí solos a medida que él va madurando.

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Miedo al vacío Hay recién nacidos que, al echar su cuerpo y cabeza hacia atrás, hacen un movimiento espontáneo, que consiste en estirarse hasta ponerse rígidos y en arco, con los ojos muy abiertos, el semblante asustado y abriendo rápidamente los brazos, para luego romper a llorar. Es la reacción o la respuesta a la sensación de vértigo o miedo al vacío.

¿Cómo evitarlo? Para evitarlo, conviene mover suavemente al bebé y nunca echarlo hacia atrás, sobre todo al sumergirlo en el agua del baño, ya que ésta tampoco le gusta y todavía puede asustarse más. Hay que hacerlo de forma suave y paulatina para que no se inquiete ni llore. En días sucesivos estos movimientos asustadizos serán menos intensos y menos frecuentes, hasta llegar a desaparecer, ya que se deben a la inmadurez funcional que aún tiene.

El sueño Durante el sueño los bebés reaccionan con facilidad a los estímulos táctiles, con movimientos involuntarios y descontrolados. Cuando están despiertos hacen movimientos espontáneos que afectan a la cabeza y extremidades. Al dejarlos en la cuna se observa cómo se encogen para recuperar la postura que tenían antes de nacer y hacen muecas de satisfacción con la boca que parecen sonrisas. Tienen un gran sentido de la mímica; por eso, si se les saca la lengua de forma reiterada corresponden y “contestan” haciendo lo mismo.

Cabeza En los primeros días posteriores al nacimiento, el cráneo puede estar modelado por la adaptación de las partes óseas del feto a las partes blandas del canal del parto de la madre. Así que son las partes duras las que se adaptan a las blandas al tener que deslizarse por este estrecho espacio, no le queda más remedio que adaptarse a él, por lo que a veces se le superponen los huesos parietales, cabalgando uno sobre otro. En pocos días la cabeza recupera una forma regular y el tamaño del perímetro cefálico será más exacto, ya que al nacer puede tener edema subcutáneo (debajo de la piel), o bien acumulado en una sola zona (caput succedaneum). ©  Ediciones Morata, S. L.


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Cefalohematoma Entre las posibles alteraciones que puede experimentar el recién nacido, producidas por algún tipo de traumatismo durante el parto, el más frecuente es el cefalohematoma. Pese a lo alarmante de su nombre, no es más que una pequeña tumoración del tamaño de una ciruela o una mandarina. Su consistencia es blanda, y fluctúa si se aprieta: al niño no le duele. Está limitada siempre por el hueso, y se palpa un reborde duro, pero nunca pasa por encima de las fontanelas. Habitualmente se localiza sobre el parietal derecho. Se produce cuando el niño está en el canal del parto y empuja con la cabeza para avanzar. En este avance y retroceso, el periostio (la membrana que recubre el hueso) se desplaza, por lo que se produce una rotura de vasos sanguíneos, y se provoca una hemorragia que queda encapsulada y se asoma al exterior en forma de ese pequeño bulto. No hay que alarmarse porque, tal y como indicará el pediatra, no influye en el estado general del niño y habitualmente se reabsorbe solo, sin necesidad de tratamiento, en el plazo de 15 a 30 días, según el tamaño que tenga.

La piel La piel del bebé tiene que ser lisa, tersa y turgente: la tan nombrada y deseada piel del recién nacido. Puede tener manchas rosáceas localizadas en el entrecejo o en los párpados. Son los llamados angiomas planos, pequeñas dilataciones de los vasos sanguíneos que se transparentan a través de la frágil piel del bebé. Estas manchas no tienen repercusión en el bienestar del niño, e irán desapareciendo a medida que su piel vaya adquiriendo una pigmentación definitiva.

El pelo El pelo del recién nacido suele ser débil, si bien su consistencia y volumen es muy variada. Hay para todos los gustos: el bebé melenas, el bebé pelón, el bebé ricitos… Pero ese primer pelo va cambiando a lo largo de los meses hasta llegar al año. Algunos bebés presentan al nacer gran cantidad de pelo o pelusa en todo su cuerpo, más acentuado en la espalda. Se llama lanugo y poco a poco se caerá hasta desaparecer completamente alrededor de las 6 semanas

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Los ojos Durante sus primeros días el recién nacido permanecerá largos ratos con los ojos cerrados. Tiene sueño, y cuando está despierto todavía le molesta mucho la luz. Pocos días después empezará a abrirlos cada vez más, como si quisiera observar todo lo que le rodea en este nuevo mundo al que ahora pertenece. Un pequeño truco para que abra los ojos es sujetarlo por el cuerpo e incorporarlo lentamente. Cuando tenga la espalda y la cabeza erguidas abrirá los ojos… y verá el mundo con otra perspectiva.

Estrabismo convergente transitorio ¿Qué es? Consiste en que los ojos miran hacia dentro, y sobre todo el ojo izquierdo tiende a mirar hacia la nariz. No, el bebé ni es bizco ni padece problema alguno. Este estrabismo transitorio se debe a que los ojos de los recién nacidos están muy separados (hipertelorismo) porque no tienen casi formado el relieve del tabique nasal. Como además les cuesta fijar la mirada, porque los músculos de sus ojos todavía están inmaduros, al acercarse parece que el niño bizquea, que los ojos tienden a mirar hacia dentro. Esta realidad o efecto óptico dura unos meses y se corrige a lo largo del primer año de vida. ¿Cómo evitarlo? Procurando no acercar mucho la cara al bebé cuando esté de frente, al buscar su mirada, al hablarle o hacerle mimos. Con una distancia un poco mayor, el bebé verá mejor y sus ojos ya no se girarán hacia dentro.

El color de los ojos Una de las grandes incógnitas antes de la llega del bebé, el color de los ojos, tarda unos días, casi 1 mes, en desvelarse completamente. La pupila de los recién nacidos está escasamente pigmentada, y por eso tienen los ojos tan claros y de color indefinido. Con el curso de los días los ojos irán tomando una coloración más nítida, hasta que al cabo de un mes el tono será más intenso y estable. Pueden ser grises, azules, verdes o acerados, o bien estar entre la gama de los colores pardos o marrones. La herencia genética de padres y madres, abuelos y abuelas es la que marcará el color de su mirada. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Cuándo aparecen las lágrimas? Durante el primer mes los bebés lloran sin derramar ni una lágrima. Ni siquiera cuando su llanto parece desesperado (y desesperante para su madre o su padre). Es a partir de la 5ª semana cuando su proceso de maduración funcional ya está totalmente en marcha, cuando las lágrimas hacen su aparición para no desaparecer nunca más.

Aprender a fijar la mirada Al nacer, los bebés no saben mirar. Distinguen imágenes, luces, sombras, pero sus ojos aún no están preparados o entrenados para mirar. Es a partir de los primeros 15 días de vida cuando el recién nacido ya puede empezar a fijar la mirada, a seguir la mirada y el cuerpo de su madre o de su padre y establecer así una nueva forma de relación afectiva. Colocando la cara a una distancia entre 30 y 50 centímetros, para que pueda apreciar el movimiento de los ojos, se toman sus manos, mirándolo de frente, hablándole y buscando sus ojos. En un momento, su mirada se fijará, y si entonces se gira la cabeza lentamente, sus ojos la seguirán. El bebé ha visto, ha mirado y quiere seguir viendo a su madre. Ha descubierto, sin saberlo, el poder de la vista, el placer de la mirada. El hecho tan sencillo de encontrarse con la mirada de sus padres le produce la sensación de sentirse acompañado, de sentirse amado. Su proceso de socialización ha comenzado; su relación con ellos se estrecha, y los busca con la mirada cuando no los ve, al tiempo que reclama su presencia tranquilizadora. Es la puesta en marcha de los mecanismos psíquicos de relación y aprendizaje. Poco a poco el bebé se irá fijando más en los movimientos y objetos de su entorno, y los seguirá con la mirada. Su campo visual será paulatinamente más amplio, y empezará a controlar el movimiento de los ojos para buscar aquello que desea.

¿Qué ven los recién nacidos? La visión de los recién nacidos es borrosa, semejante a una cámara de fotos con el objetivo mal enfocado. Los primeros días el recién nacido no es capaz de controlar ese “objetivo”, sus ojos, y su visión está enfocada o desenfocada por movimientos involuntarios. Aproximadamente a partir de las 10 semanas —no hay períodos precisos porque no hay bebés iguales—, controlará sus músculos oculares, será capaz de incorporar nuevos campos visuales y ajustar su enfoque a esas diferentes distancias. ©  Ediciones Morata, S. L.


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La boca El paladar del recién nacido tiene en su parte posterior unos bultitos blanquecinos con aspecto de pequeñas perlas. Son pequeños cúmulos de células epiteliales que desaparecerán a lo largo de los días por el simple rozamiento de su lengua.

La sonrisa Las primeras sonrisas del bebé suelen aparecer cuando está dormido. Más que una sonrisa es una contracción placentera de los músculos risorios, que a veces también se produce cuando están despiertos. Pero aunque no sea una sonrisa de verdad para su madre y su padre es la mejor sonrisa del mundo. A partir de la 8ª semana su sonrisa es ya una respuesta voluntaria y consciente a los agradables estímulos que recibe de sus padres y de todas aquellas personas que le rodean, le miman y le atienden. El bebé ha aprendido —con nuestra risa— una nueva forma de expresarse y de relacionarse.

El oído Redondas y sonrosadas, las orejas de los bebés no suelen diferenciarse más que por su implantación más o menos separada de la cara. Con cierta frecuencia se aprecia en algunos bebés unos apéndices cutáneos en la zona preauricular; que no son sino una pequeña malformación o peculiaridad sin más relevancia que el valor estético. También se puede observar un pequeño relieve en el cartílago auricular llamado tubérculo de Darwin y que tiene idéntica trascendencia.

La capacidad auditiva Una de las cosas que más sobresalta al bebé son los ruidos. Su oído es extremadamente sensible y, además, viene de un lugar de relativo silencio. Pero desde los primeros días el bebé reconoce la voz de su madre y cuando la escucha se tranquiliza. Cuando tiene 2 o 3 semanas se puede comprobar su capacidad auditiva jugando con un sonajero. Al moverlo por detrás de su cabeza, de izquierda a derecha, el bebé girará la cabeza buscando el origen de ese sonido. El espectáculo ha entrado en su vida. ©  Ediciones Morata, S. L.


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El cuello Rotación del cuello. Alteraciones propias de algunos recién nacidos Al nacer, casi todos los bebés tienen la cabeza un poco rotada hacia el mismo lado, debido a la postura forzada por la falta de espacio en el útero materno. Los músculos del cuello están contraídos y le cuesta girar la cabeza. ¿Cómo ayudarlo para que esa contracción desaparezca lo antes posible? • Colocar la cuna de forma que la luz entre por el lado opuesto al que tiene rotada la cabeza para que se vea obligado a girarla buscando la luz. • Durante los primeros días, hay que tomarlo en brazos del lado contrario al de la rotación del cuello para que al mirar buscando la voz que le habla gire la cabeza. • Practicar un pequeño ejercicio aprovechando el cambio de pañales: como el bebé está boca arriba, se le toman las manitas y se le levantan los brazos de forma simétrica; hablando suavemente hasta encontrar su mirada, hay que mover la cabeza de izquierda a derecha para que el niño la siga. Este es un buen ejercicio, ya que mientras recibe mimos y cuidados el bebé mueve la cabeza y ejercita los músculos del cuello, consiguiendo la simetría. Estos mimos-gimnasia se pueden realizar unas tres veces al día, durante un cambio de pañal o después del baño; pero hay que hacerlo de manera pausada, para que sea un ejercicio relajante, que no le moleste y en ningún caso lo haga llorar. Como recomendación, cuando se trate de hermanos gemelos es muy conveniente cambiarlos de sitio con frecuencia, ya que tienden a mirarse constantemente y esto les causa contracciones musculares en el cuello por girarlo siempre hacia el mismo lado.

Fractura de clavícula Esta lesión la puede causar una maniobra realizada para avanzar y salir por el canal del parto. Se detecta a través del tacto manual, rayos X, o bien cuando los reflejos de los miembros superiores no son simétricos. No reviste importancia, ya que puede curarse por sí misma, pero debe atenderse su recuperación.

¿Cómo tratarla? Lo más importante es no tirar nunca del brazo del bebé, y esperar la indicación del pediatra conviene inmovilizar el brazo, bien con una venda o sujetándolo ©  Ediciones Morata, S. L.


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debajo de la camisita. Al cabo de unos días, al pasar los dedos por la clavícula, se apreciará un relieve en la zona de la fractura que indica que ya se ha soldado.

Tórax En los bebés muy delgados es normal que en el centro del tórax se note la punta del esternón, como si fuera un hueso picudo que sobresaliera. No reviste importancia, y desaparece a medida que el bebé vaya aumentando de peso y es recubierto por el panículo adiposo.

La respiración Cuando duerme, el bebé tiene una respiración regular y rítmica, con una frecuencia alrededor de 40 respiraciones minuto. Cuando está despierto aumenta la frecuencia y la intensidad de las respiraciones, según el grado de excitación del bebé, acelerándose mucho si llora. Los suspiros, bostezos y pausas respiratorias, intercaladas en el ritmo natural de las respiraciones, se consideran alteraciones fisiológicas que no indican que el bebé tenga algún problema.

El corazón El corazón de un niño que está tranquilo, que no llora, late a 120/140 pulsaciones por minuto. Una gran velocidad para un ser tan pequeño. Los primeros días se puede percibir un soplo sistólico, que desaparece posteriormente y que se debe a la comunicación de sangre que había entre la madre y el feto. En un momento determinado, cuando ya no es necesaria, esta comunicación desaparece como una puerta que se cierra al nacer.

Abdomen Los bebés no sienten dolor cuando se les palpa el abdomen, pero tampoco les gusta y les produce una sensación desagradable, por eso sólo lo debe realizar su pediatra en las revisiones habituales. Cuando están boca arriba su aspecto resulta enternecedor y divertido. Por una parte, su tripa sobrepasa el tórax, está como abultada hacia los laterales, debido a que todavía le falta tono muscular. Se le llama vientre en batracio (tripa de rana) porque recuerda al abdomen de estos animales. ©  Ediciones Morata, S. L.


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El ombligo La caída del cordón umbilical, su fuente de sustento durante tantos meses, deja para siempre una cicatriz en el centro de su cuerpo: el ombligo. Entre 8 y 12 días después del nacimiento, cuando el tejido del cordón umbilical, que era húmedo y gelatinoso cuando le unía a su madre, ya está seco y apergaminado se desprende y se cae con la pinza que le pusieron al cortarlo. Al bebé no le duele, pero hay que tener ciertas precauciones. Es necesario hacer una cura cada 24 horas, que consiste en separarlo de la superficie de la piel del abdomen, limpiarlo con una gasa estéril en alcohol de 70º y desinfectarlo con Betadine justamente en el medio del cordón. Debe permanecer seco y hay que procurar que nunca se humedezca con la orina del pañal. Durante el tiempo que permanezca el cordón no conviene bañar al bebé. Se puede limpiar su cuerpo con un antiséptico o con una esponja suave y muy escurrida.

Extremidades La cadera El reconocimiento de la cadera se realiza en la primera exploración que se hace al bebé nada más nacer para controlar que durante el trabajo del parto no se ha producido el denominado clic de cadera. ¿Por qué ocurre? Se produce cuando el feto tiene muy flexionados el pie, la rodilla y la cadera; la presión que ejerce le desplaza la cabeza del fémur (articulación de cadera) y fuerza los ligamentos. Esta lesión se conoce con el nombre de subluxación o bien luxación congénita de cadera. La frecuencia es mayor en el sexo femenino y en partos de nalgas. Para detectarla, el pediatra realiza las pruebas de Ortolani.

¿Cómo curarla? Habitualmente basta con poner dos pañales, durante aproximadamente 3 meses, para dejar en reposo la articulación, y que ésta vuelva a su espacio habitual. Pasado este tiempo y cuando el pediatra considere oportuno, se debe efectuar una ecografía de cadera para controlar la evolución. En caso de que exista una lesión de cadera y no se detecte a tiempo, se observa cómo los pliegues de los muslos del bebé en su parte interna no son simétricos, y cuando se le mueve la cadera se aprecia una fuerte resistencia del lado de la lesión. ©  Ediciones Morata, S. L.


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La valoración de la lesión y las indicaciones sobre el tratamiento le corresponden al traumatólogo infantil.

Los pies Pies zambos posturales La falta de espacio en el útero materno también puede producir pequeñas malformaciones transitorias en los pies de los recién nacidos. Una de las más frecuentes es la de pies zambos posturales; es decir, ligeramente rotados hacia adentro. Los pies adquieren esta forma porque durante la gestación el feto ha tenido las piernas cruzadas y dobladas sobre su abdomen, y ha ejercido presión sobre la pared del útero. Es curioso comprobar que si se coloca al bebé en esta postura tan forzada no le molesta nada, ya que así pasó gran parte de su vida.

Genitales Seudomenstruación En algunas niñas se produce una ligera hemorragia vaginal durante los primeros días de vida, causada por el exceso de hormonas femeninas de la madre. A la recién nacida no le causa ningún malestar y desaparece en el plazo de 8 a 10 días.

Testículos Entre los recién nacidos varones es frecuente la ausencia de los testículos en la bolsa o escroto, lo que se denomina testículos ocultos, y se debe a que se quedan localizados al final del canal inguinal. En pocos días descenderán hasta quedar situados en el escroto. A veces ocurre que se mueven y cambian de lugar entre el canal inguinal y el escroto, por lo que se les llama testículos en ascensor. En la edad prepuberal, lo más frecuente es que descienda; sino sucede, se recomienda una pequeña intervención quirúrgica en la cual se desciende y se fija el testículo.

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5 La vuelta a casa

El equipo del recién nacido: Los elementos que conviene tener para el bebé A todas las madres les hace ilusión empezar a preparar el “nido” para el bebé que están esperando. Forma parte de la preparación afectiva, psicológica e incluso práctica del gran acontecimiento que se espera. Además, la llegada del bebé viene acompañada de un aluvión de novedades: es necesario realizar cambios y crear su propio espacio, todo lo que va a necesitar como ropa, cuna, baño… Una deliciosa tarea que habitualmente se recomienda hacer a partir del séptimo mes de embarazo y a la que todas las madres dedican un tiempo, lleno de cariño e imaginación. Por lo general, en las reuniones y charlas de preparación al parto la matrona suele indicar qué cosas son imprescindibles. Es aconsejable no comprar excesivamente ya que muchas veces se duplica lo que ya se tiene. Otro capítulo son las “herencias” de hermanas, primas, amigas, compañeras de trabajo que se ofrecen a pasarte ropa y accesorios que sus hijos ya no necesitan y que generalmente están nuevos, esta es la etapa en que son príncipes o princesas, por estrenar ropa todos los días para reclamar la atención de propios y extraños. En estas páginas vamos a ver cuáles son las principales medidas que hay que adoptar para lograr el bienestar del recién nacido.

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La vuelta a casa

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Aseo y primeros cuidados El baño “seco” Es imprescindible el efectuar la cura del cordón umbilical. Cuando el bebé llega a casa aún lleva colgando la pinza que le pusieron al cortárselo para evitar que sangre. La pinza debe estar aislada de la piel del niño con el fin de que no la erosione. Para evitarlo, hay que cubrir con una gasa estéril la piel del abdomen, tapar con otra gasa y cerrarlo con un esparadrapo antialérgico. Para el aseo, durante estos días hay que utilizar una esponja vegetal con líquido antiséptico o bien agua caliente jabonosa. Al terminar, se le envuelve en una toalla para que no se enfríe, pero sin secarlo. Después de este baño “seco” es el momento idóneo para realizar la cura del ombligo. Es importantísimo que toda esta zona esté siempre seca y limpia; así se evitaran infecciones y acelerará la caída del cordón.

El baño El primer baño es todo un acontecimiento, una experiencia para los padres y para el recién nacido. En los próximos meses será un momento de juegos y ternura, de estrechar lazos con el bebé. Pero lo más seguro es que al principio al recién nacido no le guste, le asuste o, cuando menos, le sorprenda. Suavemente y en poco días se acostumbrará y le ayudará a relajarse antes de irse a dormir. Hasta los 6 meses, es más cómodo bañarlos en una bañera plegable, una bañera de plástico o incluso un barreño o el lavabo.

¿Cómo sujetarlo? Es la pregunta más habitual entre las madres y los padres la primera vez que se enfrentan a la tarea del baño. La forma más segura y más cómoda para el bebé es sujetarlo por debajo de los brazos y agarrarlo por una mano. Para mayor seguridad, se puede poner una toalla en el fondo del baño así no se deslizará, ni originará sustos.

La temperatura del agua Es imprescindible el tener conocimiento de la temperatura del agua donde se va a sumergir el bebé: el agua estará entre 35 y 37º C, aunque si hace mucho calor ambiental, se debe rebajar hasta 34º, ya que el cuerpo del bebé está a 37º C. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

La temperatura ideal de la habitación es entre 22 y 25º C, aunque dependerá siempre de la temperatura exterior. Pero lo que sí se tiene que evitar son las corrientes de aire y los cambios bruscos de temperatura. Durante los primeros días se puede utilizar un termómetro para regular la temperatura del agua y de la habitación, pero al cabo de un tiempo con la práctica, será fácil saberlo simplemente tocando el agua con la mano. En el 1er mes es aconsejable incorporar al agua del baño una disolución de derivados de avena, ya que le fortalecen la piel. Si se utiliza jabón será muy suave, lo mismo que la esponja, que convine que sea natural. Al finalizar se secarán muy bien el cuerpo y la cabeza del bebé, se le hará un masaje con crema hidratante y en la zona glútea se le aplicará crema protectora infantil. En el caso particular de las niñas, no se debe poner cremas en la mucosa genital. No hay que limpiar por dentro, ya que las secreciones que se producen crean un “ecosistema” que no se debe alterar. Es importante secar bien la parte posterior de los pabellones auriculares (orejas) para evitar que se produzca alguna alteración de la piel. Esto también es aplicable a los orificios nasales.

Para su comodidad La ropa Todas las madres quieren que su niña o su niño estén muy guapos. Pero lo principal es que los bebés, además de guapos, estén cómodos. La ropa debe ser amplia, sin lazos, bordados, ni abalorios. Lo más aconsejable es el algodón y la lana, aunque existen actualmente otras fibras para prendas de abrigo que son cálidas y confortables. Hoy día no es problema, y se encuentran todo tipo de prendas infantiles cómodas y preciosas. No conviene utilizar fibras con pelo como las angorinas, ya que hacen bolitas que se quedan en las manos del bebé y éste se las lleva a la boca, lo cual puede entorpecer la respiración, por tanto las angorinas son altamente peligrosas, conviene trozearlas previamente para que no puedan ser utilizadas por nadie.

¿Cómo abrigar al bebé? Es otro de los grandes dilemas de madres y padres primerizos. ¿Tendrá frío? ¿Estará demasiado abrigado? No saben a veces a qué atenerse. Al principio, los bebés tienen el “termostato” de su cuerpo en período de rodaje, de adaptación al nuevo medio y la nueva temperatura, y les cuesta regu©  Ediciones Morata, S. L.


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larse. Pierden calor muy fácilmente y conviene que estén abrigados, aunque siempre en función de la temperatura exterior. Para hacernos una idea de lo que siente el bebé, no tenemos más que observar lo que sentimos nosotros. Si es verano y tenemos mucho calor, es casi seguro que también el bebé tenga calor; de la misma forma, si el medio ambiente es muy frío y nosotros sentimos el frío, hay muchas posibilidades de que él también esté destemplado. Los recién nacidos de bajo peso tienen menos panículo adiposo y esta carencia de grasa les impide regular bien la temperatura corporal, por lo que necesitan mayor protección. Estos niños deben estar bien protegidos y hay que abrigarlos mucho para que no pierdan temperatura. Durante los primeros días es aconsejable ponerles un gorrito, ya que la cabeza es una tercera parte de su cuerpo y una zona por la que se pierden muchas calorías. Igualmente, es importante que las manos y los pies estén también muy abrigados.

La temperatura del bebé Durante las primeras horas que siguen al nacimiento, el recién nacido tiene una temperatura de 37,5 ºC, que irá descendiendo a 36,5 o 37 ºC en días sucesivos. Ésta será la temperatura que nos servirá de referencia cuando pensemos que puede tener fiebre. Los termómetros de mercurio son los más exactos, pero son más frágiles, por lo que hay que tener cuidado cuando se ponen tanto en la boca como en el ano (donde la temperatura es medio grado más alta). Existen, además, los termómetros digitales, bastante precisos y que corren menos riesgo de romperse.

Los pañales El recién nacido no controla todavía sus esfínteres y, además, como su vejiga es muy pequeña, se llena cada vez que come, por lo que orina frecuentemente y está siempre húmedo. Parece que nunca va a terminar de expulsar líquidos de su cuerpo. Los pañales que se fabrican hoy en día son un verdadero adelanto, ya que recogen gran cantidad de líquido y, de ese modo, mantienen siempre seca la piel del bebé. Con ellos ha desaparecido prácticamente el azote de las “dermatitis del pañal”, alteración en la piel muy molesta para el bebé y que causaba gran preocupación a las madres. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

¿Cómo se cambia el pañal? La mejor manera de aprender a cambiar un pañal es ver cómo lo hace otra persona y, después, repetirlo. No tiene más ciencia que la práctica, y podemos asegurar que durante el primer año hay infinidad de ocasiones para ejercitarlo. Es fundamental limpiar muy bien toda la zona de la piel que está en contacto con el pañal con agua jabonosa o bien con toallitas higiénicas, secarlo con cuidado y dar crema para evitar rozaduras o enrojecimientos. Es conveniente limpiar a las niñas de atrás hacia adelante para evitar infecciones. El momento del cambio de pañal es ideal para hablarle, cantarle, hacerle mimos y carantoñas y mirarlo para buscar su mirada hasta establecer esa complicidad que les hace sentirse seguros y queridos. Nunca se debe dejar al bebé sin vigilancia en la superficie sobre la que se le cambia, ya que pueden hacer un movimiento o un giro imprevisto y darnos un gran susto. Ante la duda, lo más seguro es depositarlo en el suelo.

Para su descanso La habitación del bebé Durante los primeros meses la dependencia que hay entre el bebé y su madre y la necesidad que ésta tiene de tener al lado a su hijo se extiende hasta la hora del sueño. Para el bebé el dormir le proporciona un gran bienestar, y para ella es más fácil atenderle cuando la busca. Además, excepto cuando la lactancia es materna y llora por hambre, el padre también está a su lado, puede ocuparse de él y la tarea nocturna se reparte. Conviene poner la cuna orientada hacia la luz, natural o artificial, para verlo y poder atenderlo más fácilmente, y también para que se acostumbre a dormir con luz. No debe cambiarse de sitio, ya que los bebés se habitúan al espacio en el que pasan gran parte de su vida y reconocerlo les proporciona seguridad. El ambiente será ligeramente húmedo, por lo que en lugares secos o con calefacciones altas es recomendable poner un humidificador tan sólo un rato antes de llevar al niño. Han de evitarse fuentes de calor que consuman oxígeno, como chimeneas o estufas de butano. No es aconsejable que durante los primeros meses el niño tenga contacto directo con animales domésticos, ya que pueden suponer un riesgo y aumentar la sensibilidad alérgica.

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La cuna Los primeros meses el bebé pasa la mayor parte del tiempo en la cuna, es como su segunda casa, y por eso es importante que se encuentre a gusto en ella. Es curioso ver, incluso en incubadoras con bebés prematuros o de bajo peso, cómo, pese a su pequeño tamaño, reptan hasta colocar la cabeza pegada al borde de la cuna, o bien se deslizan hasta alcanzar con sus pies el borde inferior. El recién nacido, viene de estar en un medio adecuado a su tamaño y, por tanto, echa de menos ese espacio reducido, que suponía el vientre de su madre. Ahora le sobra sitio por todas partes, se siente perdido en ese gran espacio, en el centro de la cuna, por eso trata de encontrar los bordes, como cuando chocaba con la pared del útero de su madre al cual seguramente esta deseando volver. Si se opta por utilizar como cuna durante los primeros meses un capacho o el cuco o cesto del cochecito de paseo, el bebé estará en un espacio que podrá controlar mejor. Pero si desde el principio se prefiere utilizar la cuna grande, se aconseja colocar almohadas que limiten su espacio. En cualquier caso, se deben poner protectores para evitar que se golpee contra los barrotes de la cuna. El colchón será duro y protegido por un empapador ya que con la saliva, sudor o regurgitaciones se producen humedad y olores que, de esa forma, no pasan al colchón

¿Cuál es la postura más indicada en la cuna? Durante los primeros días de vida, el recién nacido adoptará la postura que tenía en el vientre de su madre, y observaremos cómo si le intentamos cambiar de postura, inmediatamente se colocará en la forma que estaba acostumbrado. Con el paso de los días se irá estirando y ya podremos colocarlo nosotros como deseamos. Lo más aconsejable es ponerlo apoyado sobre el lado derecho. En esta postura —aconsejada por la Asociación Americana de Pediatría (AAP)—, si el bebé tiene regurgitaciones, la leche se deslizará por la boca hacia abajo empapando la almohada, se evitará que aspire la leche por mal sitio. Además, facilita la respiración y se le ve la cara, que es la que nos proporciona la máxima información de bienestar.

El sueño Los recién nacidos no tienen idea del ritmo del tiempo, y para ellos no existen el día y la noche. Empezar desde pequeños a diferenciar estos períodos de tiempo, facilitará que el bebé adquiera buenos hábitos de sueño. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Conviene establecer desde el principio rutinas alrededor del sueño —como el baño a última hora, cambio de ropa, o simplemente dejarlo en la cuna para que se duerma solo—, que enseñarán al bebé desde los primeros momentos de su vida cuál es el momento de dormir o de mimos, comida o paseo. Dormirá a todas horas pero, sin saberlo, empezará a distinguir la noche del día. Es práctico que durante el día se acostumbre a dormir con una radio encendida a escaso volumen. De esta forma, conseguiremos que los ruidos habituales de una casa no perturben su sueño ni lo incomoden —lo que facilita mucho las cosas— y, además, al despertarse, el sonido de las voces lo tranquilizará porque se sentirá acompañado. También es práctico y no perjudica al bebé el que se acostumbre a dormir en penumbra no necesitando la total oscuridad. Por el mismo motivo, es aconsejable que se acostumbre a dormir con la luz ambiente, porque cogerá el sueño en cualquier momento y en cualquier lugar. Por la noche, las luces y la radio se apagan, y poco a poco el bebé se va familiarizando con un ritmo normal, en el que la noche es silencio y oscuridad, y el día, luz y ruidos.

El chupete Chupete, sí; chupete, no. La discusión sobre los beneficios o perjuicios del chupete se repite cada cierto tiempo. Pero como en todo, el bebé manda. Si poniéndoselo se calma, ¿por qué negárselo? Es cuestión de gustos, y el bebé empieza a tenerlos. El reflejo de succión es un instinto primario, de supervivencia, ya que de su eficacia depende su existencia. El recién nacido está siempre deseando succionar y se puede ver cómo se chupa los dedos o la mano en los primeros días de su existencia. Gran parte de sus sensaciones placenteras dependen de la succión —la leche, el pecho de su madre, donde se siente cómodo— y busca permanentemente encontrar ese placer. Un chupete adecuado y a su gusto —porque a veces son sibaritas del chupete— puede tranquilizarlos porque estimula el reflejo, desaparecen los movimientos de búsqueda y, con ellos la ansiedad del bebé. A pesar de las distintas formas que tiene un chupete, se recomiendan aquellos que no tienen la base dura; se trata de evitar que el bebé haga ventosa al succionar y, como consecuencia, junto con la saliva erosione toda la piel que queda sin oxígeno y húmeda. En función del material que lo forma, se habla de los chupetes de silicona, caucho y látex. Cada uno presenta distintas características; por tanto, antes de que se estropee, hay que tratar de que el niño acepte otro nuevo.

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Los pendientes Si se decide poner pendientes a las niñas desde el primer momento, es mejor que se haga en el centro hospitalario donde ha nacido para que se realice con toda la seguridad posible. Por lo general, la enfermera perfora los lóbulos de las orejas y durante ocho días le deja un hilo de algodón hasta que cicatriza. Conviene desinfectarlo y moverlo a diario. Pasado ese tiempo, se le pueden poner los pendientes, pero hay que observar la zona para comprobar que no surge ninguna reacción alérgica al metal que le pudiera producir una molesta dermatitis.

La primera salida Por fin el bebé está en casa y ya han pasado 8 o 10 días. La madre, que lleva encerrada con el bebé y entregada a él desde que nació, empieza a tener ganas de salir, de pasear orgullosa con su hija o con su hijo. Y el padre, evidentemente, se une a la expedición. Será un gran momento para todos. Como la primera visita al pediatra debe hacerse entre los 8 y 10 días, esta consulta representa su primera salida; a partir de este momento ya se puede establecer una rutina de paseos al aire libre, que sólo se romperá cuando el tiempo lo impida.

¿Cómo debe salir? El mejor sistema es el cochecito, donde el bebé va cómodo, protegido y mecido con el movimiento. Boca arriba, con la cabeza en el sentido de la marcha y viendo la cara de su madre o de su padre el bebé se sentirá feliz. El mundo es muy grande y sale a conocerlo. Conviene tener cuidado con el sol y procurar que, sea invierno o verano, no le dé directamente en la cara. En verano debe ir cubierto o con crema de protección absoluta para que no le dañe la piel, enormemente sensible. La mochila no está indicada hasta los 3 meses, porque el bebé no es capaz de mantener la cabeza erguida por sí solo y los movimientos de oscilación pueden perjudicarle gravemente. Además, cuando son muy pequeños, la postura en la mochila puede producir distensiones de los ligamentos de la cadera.

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6 Tipos

de alimentación y su importancia

Es imprescindible prestar una atención especial a la reacción ante el alimento nada más nacer. La inmadurez funcional de los distintos órganos, aparatos y sistemas (digestivo, renal y nervioso) con la que nacen genera a veces ligeras disfunciones que desaparecen en los primeros meses con el rápido desarrollo que experimentan.

La lactancia materna, una decisión personal La decisión de cómo criar al bebé, bien con biberón o con lactancia materna, pertenece sólo a la mujer. No es una decisión que afecte a un día, sino que tiene un desarrollo en el tiempo y vincula afectivamente a la madre de una forma especial con su bebé y les hace gozosamente dependientes. Nadie debe interferir en esta decisión, ya que si la madre se siente obligada a hacer algo que no desea, lo más probable es que esté abocada al fracaso. Pero si la opción es deseada y aceptada tiene muchas probabilidades de que sea un éxito, y la lactancia del bebé sea una etapa feliz para ambos. No existe una leche materna mejor que otra, lo único que hay que tener en cuenta es que cumpla sus objetivos, que alimente bien al bebé y que le guste. Si reúne estas dos condiciones, esta leche será de óptima calidad. Puede darse el caso de que un análisis nos aporte unos resultados muy favorables de la leche, pero si el bebé la rechaza o presenta intolerancia a alguno de sus componentes, no queda más remedio que retirar la lactancia materna y de cambiar de alimentación. La lactancia natural crea entre madre e hijo un apego insustituible. Para el bebé, el momento de tomar el pecho representa mucho más que saciar el ham©  Ediciones Morata, S. L.


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bre —una sensación que le causa desasosiego—; disfruta de un gran bienestar, está en brazos de su madre, nota su olor, siente su piel, escucha su voz y la mira fijamente. Se siente seguro. La madre, por su parte, tiene un sentimiento de plenitud que aumenta su autoestima, puesto que su bebé crece y se desarrolla tan sólo con su ayuda. Ambos cumplen sus expectativas. Si al bebé le gusta y al mismo tiempo presenta buena curva de desarrollo, para él lo que está tomando es lo mejor posible. Si la lactancia materna es buena para todos los bebés, en el caso de los recién nacidos de bajo peso está comprobado que el calostro y la leche de su madre son especialmente necesarios e insustituibles para protegerlo y asegurar su buen desarrollo. Nota: Cuando se tiene un hijo de bajo peso, hay que hacer todo lo posible para alimentarlo con lactancia materna.

Ventajas de la lactancia natural Para el bebé • Es equilibrada en su composición. • Cubre todas las necesidades nutricionales. • Contiene anticuerpos naturales: 1. La leche materna contiene un 88% de agua. 2. Proteínas suficientes para el desarrollo óptimo del niño. Un 30% de caseína y un 70% de proteínas del suero. Contiene inmunoglobulinas la IgA y la IgG, siendo la primera más abundante en el calostro que contiene Lisozima que es un factor antimicrobiano, actúa equilibrando la flora intestinal del lactante con propiedades anti-inflamatorias. 3. Hidratos de carbono. El más abundante es la lactosa, necesaria por contener galactolípidos fundamentales en el sistema nervioso central. La lactosa es necesaria para la absorción de hierro y calcio y crea un ambiente ácido en el intestino, impidiendo el crecimiento de parásitos, bacterias y hongos. 4. Las grasas. Son el 50% de las calorías. El porcentaje de grasa es de 2 g/100 ml en el calostro, pasando a 4,5 g/100 ml a los 15 días del parto. 5. Vitaminas. A través de la leche se aportan todas las vitaminas necesarias para el bebé. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Vitaminas liposolubles como vitamina A y vitamina K, vitamina E y vitamina D. Vitaminas hidrosolubles como la B12, B6. Minerales como calcio, hierro, fósforo, magnesio, zinc, potasio y flúor, con trazas de cobre, cobalto y selenio. Otra propiedad de la leche materna es que actúa como control metabólico tanto somático como psicológico. En su composición entran también las hormonas, prolactina, esteroides, suprarrenales y la GRF (factor de liberación de la hormona del crecimiento). Otros componentes son los nucleótidos y las enzimas. Otras ventajas para el bebé es la menor tendencia a procesos alérgicos e infecciosos. • Previene enfermedades. • Crea y refuerza en el bebé el sentimiento de apego con su madre. • Le produce gran satisfacción y lo relaja.

Para la madre • Parece que hay menor incidencia de cáncer de mama entre las mujeres que han dado de mamar a sus hijos. • La amenorrea es más prolongada, la regla tarda más en bajar. Pero ojo, eso no significa que no exista ovulación, por lo que es posible otro embarazo. • Refuerza los vínculos afectivos con el bebé. • Aumenta su autoestima. • No requiere preparación, está siempre a punto y se lleva puesta. • Es la más económica. No debe aportarse lactancia natural cuando la madre tiene enfermedades que se transmiten a través de la leche, como hepatitis o HIV.

¿Cuándo se inicia la lactancia natural? Lo ideal es iniciarla en la primera hora después del parto. Como durante las primeras 24 horas las glándulas productoras de la leche no funcionan, aunque el bebé no tome nada, se le debe poner al pecho cada tres horas para favorecer la llegada del calostro (Véase a continuación). El tiempo que permanece en el pecho durante estos días debe de ser largo, al margen del reloj, ya que es un ©  Ediciones Morata, S. L.


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tiempo de aprendizaje para el bebé y para la madre. El bebé calma su necesidad de succionar y aprende a buscar y a chupar del pezón, y la madre busca y aprende la mejor manera para alimentarle. Ya en casa, es importante elegir un lugar tranquilo, donde la madre pueda estar cómodamente sentada y con una temperatura adecuada. La música suave ayuda a crear un ambiente de relax que propiciará una toma tranquila. El lactante debe mamar un máximo de diez minutos en cada pecho, ya que prácticamente se vacía la totalidad de la leche en los primeros cinco o siete minutos. En el cambio entre un pecho y otro, es importante incorporar al bebé para que expulse fácilmente el aire que traga al comer, y hacer lo mismo al terminar la toma. Siempre se comenzará la toma por el último pecho que se vacía en la toma anterior.

¿Qué es el calostro? Es el alimento que produce el pecho en el período inmediato tras el nacimiento, y que se segrega durante dos o tres días después del parto. Es muy poco denso, de color amarillento, y por sus propiedades es el alimento ideal para el recién nacido. Su composición tiene 2g/100 de grasa, 4g/100 de lactosa y 2g/100 de proteína. Produce 67 Kcal /100 ml, contiene betacaroteno que es el responsable de la coloración amarillenta que lo caracteriza. Los beneficios del calostro se deben a que es rico en proteínas y bajo en grasas, y aporta todos los nutrientes necesarios —minerales, vitaminas, etcétera— para el bebé en esta fase de transición. Es fácil de digerir, y así se prepara y se inicia el funcionamiento del aparato digestivo y se facilita su eliminación. Otra de sus beneficiosas propiedades está en que contiene gran cantidad de inmunoglobulinas que protegen al bebé de posibles infecciones. Los antioxidantes lo protegen del daño oxidativo y de la enfermedad hemorrágica.

¿Cuántas tomas tiene que hacer? Es imposible fijar el número de tomas que el recién nacido debe hacer, ya que depende de factores como la densidad o cantidad de la leche, del tiempo que ma­ ma de cada pecho o del sueño que tenga. Durante el primer mes el ideal es que las tomas se hagan a demanda, es decir, cuando él quiera. Es difícil saber cuánto come cada vez, por eso conviene dejar ©  Ediciones Morata, S. L.


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que sea el niño el que lo pida, ya que su cuerpo le irá indicando sus necesidades. Además, como ya hemos mencionado, para él la toma significa algo más que alimentarse y necesita esa cercanía con su madre. La madre empleará de tres a cuatro semanas en regular la consistencia y el volumen de su leche, y el bebé tomará toda la leche que tenga. Teóricamente a partir de 4 o 5 semanas, los intervalos entre cada toma serán de tres a tres horas y media, que corresponde al tiempo que tarda en digerir la cantidad que acumula en su estómago durante la toma, pero los horarios no pueden ajustarse de forma estricta. En semanas posteriores, igual que su cuerpo crece por fuera, también crece por dentro, todo su aparato digestivo aumenta de tamaño. Su estómago tiene más capacidad de retención y tarda más tiempo en recorrer el tránsito intestinal, por lo que la frecuencia de las tomas se va espaciando. Si él bebé se duerme y se salta una toma hay que despertarlo suavemente, jugando con él para que esté más reactivo a los estímulos de succión. Si el lactante está siempre haciendo ruido con la boca, inquieto, enrojecido y con cara gruñona, es posible que la leche esté más concentrada de lo debido y le cueste digerirla, en cuyo caso hay que diluirla.

Cuando la leche materna es muy concentrada: ¿Cómo la diluimos? Solamente la madre sabe lo que aporta a su hijo. Si al bebé le cuesta digerir la leche materna, habrá que darle menos cantidad y completar la toma con un biberón de agua. De esta forma la concentración de leche se diluye en el estómago del bebé. La leche materna no es un elemento estable: • Su sabor varía en función de lo que come la madre. • Varía la presión al salir del pecho y se altera en función de las hormonas y del grado de hidratación. • También el volumen varía por circunstancias adicionales como es el cansancio. • Asimismo, la consistencia es vulnerable y en ella inciden distintos factores. Todos estos motivos explican que en una toma la leche esté más concentrada y en otras muy diluida. El bebé nota todas estas diferencias pero se adapta a ellas, bien porque el hambre es más importante que el sabor, bien porque desde pequeños les gusta la variación. Al acabar la toma, es aconsejable ofrecer al bebé un poco de agua, y si la rechaza no quiere decir que no le guste, sino que está bien hidratado. A veces ©  Ediciones Morata, S. L.


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quieren el agua para compensar el exceso de concentración de la leche y se debe dejar que tome todo lo que necesite.

¿Ha comido suficiente? ¿Comería más? No cabe duda de que es difícil saber si el bebé necesita más cantidad, o ya ha comido lo suficiente. Si se observa que el niño se está quedando con hambre, porque llora demasiado a menudo, o porque parece no engordar lo que le correspondería, se puede comprobar administrando durante 24 horas un biberón de leche maternizada (30 centímetros cúbicos de agua con una medida de leche) después de la toma del pecho. Si se lo termina, nos está indicando que necesita un complemento, porque la leche de su madre es insuficiente. En el caso de que solo lo acepte detrás de alguna de las tomas, conviene dárselo, ya que puede tener hambre por las distintas razones, pues el cuerpo de ambos está biologicamente sometido a una serie de fluctuaciones naturales.

¿Qué hacer después de las tomas? El bebé siempre traga aire al succionar, por lo tanto, necesita expulsarlo después de cada toma. Existen distintas formas para ayudarle a expulsar los aires, pero no hay reglas exactas porque cada niño es diferente, así que probaremos hasta ver cuál es la que surte efecto. Algunos bebés no tragan aire al comer, porque tienen buena capacidad de succión y deglución o porque lo reabsorben y no necesitan expulsarlo. Cuando esto ocurre es como si hubiera tocado una lotería, porque se elimina la tarea de suprimir las molestias de los gases y el bebé estará más tranquilo.

¿Cómo ayudarle a expulsar los aires? A veces, la tarea de eliminar los aires después de cada toma ocupa casi tanto tiempo como la misma toma, pero para el descanso del bebé —y de sus padres— es importantísimo que los expulse. ¡Nunca ha habido eructos tan celebrados como los de los bebés¡

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Métodos: • Colocarlo con la tripa sobre el hombro y darle palmaditas suaves en la espalda. Al poco tiempo, un ruido delatador nos anunciará el éxito de la empresa. • Poner al bebé boca abajo con el abdomen —la tripa— sobre las piernas, al tiempo que se aprieta y palmea suavemente en su espalda. El resultado no se hará esperar. • Por último, con el bebé boca arriba a lo largo de las piernas, masajearle la tripa con la mano, en la dirección de las agujas del reloj, la misma que tienen las asas intestinales en su abdomen. Los gases no se le acumularán y se quedará tranquilo. Da igual el sistema que utilicemos; a veces, incluso, tendremos que recurrir a los tres. En realidad forma parte del ritual de la comida, y las comidas deben ser reposadas y con sobremesa. Y ésta es su sobremesa.

Cuidados de la madre durante la lactancia Con la lactancia natural, la madre se convierte en protagonista. Para que la producción de la leche sea todo lo eficaz que se desea, tiene que cuidarse, tanto por el bien del bebé, como por su propia salud y su bienestar. La naturaleza hará el resto. En primer lugar, es fundamental una alimentación sana y variada, ya que de lo que la madre come es de lo que el bebé se alimenta. La lactancia produce un desgaste del que la madre tiene que reponerse permanentemente, ya que el bebé crece y necesita cada vez más de ella, las horas de sueño escasean y el trabajo ha aumentado. Una comida rica en proteínas, vitaminas, minerales —hay que hacer un gran aporte de calcio, puesto que la lactancia favorece la descalcificación de la madre— le dará las energías que requiere su cuerpo en este momento de cambios y novedades. Es importante beber bastante líquido para que la leche tenga la concentración debida, y porque tras las tomas la madre suele quedarse con sensación de estar deshidratada. Damos por supuesto que la madre ha evitado durante el embarazo todo hábito de riesgo —en caso de que lo tuviera— como tabaco, droga, alcohol, estimulantes, cualquier otro tipo de droga, etcétera, que son perjudiciales para ella, pero mucho más para su bebé, al que le llegan estas sustancias a través de la leche. La mama filtra las sustancias que la madre ingiere, y aunque le lleguen dosis mínimas, su hijo puede verse afectado. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Lactancia artificial Cuando la leche de la madre es insuficiente, o no le da el pecho por prescripción médica, motivos laborales o por propia decisión, la lactancia artificial sustituye a la perfección la leche materna. Para el bebé, la hora de comer implica mucho más que alimentarse, y el arrullo en los brazos de su madre durante la toma, poder estar junto a ella, con su olor, su voz, su mirada, forman parte del ritual de la comida, con el biberón igual que con el pecho. Además, tiene la ventaja de dar al padre un protagonismo que sólo disfruta ella al amamantarlo. Actualmente, las llamadas fórmulas adaptadas, con una composición similar a la leche materna, cumplen las necesidades nutricionales del bebé durante toda la lactancia, ya que existen fórmulas de inicio muy parecidas a la leche materna en los primeros meses y leches de continuación más completas, como la que produce la madre en el segundo semestre. Estas fórmulas nos permiten alimentar a los lactantes de forma segura y conseguir un desarrollo adecuado.

Preparación del biberón El biberón y las tetinas deben lavarse con agua y jabón, y aclararlos con abundante agua. Los primeros 6 meses es conveniente esterilizarlos durante 10 minutos en agua hirviendo, o bien por el sistema de vapor o cualquier método químico de venta en farmacias, incluido el microondas. El agua del biberón ha de estar hervida —cuatro o cinco minutos— y lo más cómodo es hervir la correspondiente a 24 horas y dejarla en una jarra con tapa. También se pueden preparar con agua mineral, con un contenido en sodio menor o igual a 100 mg/l.

Sugerencias • Es muy importante respetar siempre la proporción de agua y leche indicada por el pediatra, que suele ser un cacito raso de leche por cada 30 centímetros cúbicos de agua. Asimismo, conviene utilizar siempre el cacito que proporciona cada marca comercial sin intercambiarlos. • Se debe mezclar girándolo en horizontal para que no se formen burbujas ni grumos. • Antes de dar el biberón es conveniente comprobar la temperatura echando unas gotas de leche en el dorso de la muñeca. ©  Ediciones Morata, S. L.


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• Durante la toma, la tetina debe estar siempre llena de leche para evitar que el niño trague aire. • Las tomas se realizarán cada tres o cuatro horas, respetando el descanso nocturno. • Se pueden preparar a primera hora todos los biberones que el bebé tomará en el día y guardarlos en nevera, pero nunca se deben conservar más de 24 horas, ni utilizar en una toma lo que haya sobrado de la anterior.

Conclusión Sea cual sea el tipo de alimentación elegida para el bebé —natural, artificial o mixta— la clave está en que gane peso de forma armónica y con un ritmo adecuado. Si el bebé engorda lo suficiente, sus digestiones son fáciles y está tranquilo, recibe la alimentación que precisa es buena para él y le gusta. No es necesario tener en casa un peso para el bebé. Lo más fácil es llevarlo a la farmacia más cercana una vez por semana, siempre con la misma ropa. La diferencia de peso entre una y otra semana orientará sobre lo que el bebé va engordando. En las visitas de control, el pediatra comprobará la curva de crecimiento y valorará si precisa un aporte de vitaminas, hierro o un cambio en su dieta.

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7 Alteraciones

propias del 1er mes

Se consideran alteraciones a los cambios que puede presentar el recién nacido, pero hay que tener en cuenta que nunca son patológicas, ya que su organismo vuelve a la situación natural, son por tanto un proceso reversible. La vida con el bebé en los primeros días del nacimiento está llena de novedades, sorpresas, incertidumbres. Gran parte de ellas las hemos analizado en páginas anteriores, y algunas de las que aparecen en este mes pueden darse todavía durante algunos meses. Es normal que durante el 1er mes —el llamado mes difícil— se presenten ciertas alteraciones que no implican que el recién nacido tenga enfermedad alguna. Son cambios o variaciones que consideramos normales, debidos al desarrollo y maduración de su organismo y a su adaptación a la vida, y que no revisten importancia. Saber a qué se deben y cómo tratarlas evitará sustos, facilitará la tarea y relajará la ansiedad que toda novedad del bebé produce en sus padres.

Ictericia del recién nacido Es muy frecuente que el recién nacido adquiera una coloración amarillenta (ictérica) en los primeros días de vida. Aproximadamente entre el 50 y el 60 % de todos los recién nacidos vivos la padecen y aumenta la frecuencia cuánto más bajo es el peso del neonato. Se denomina ictericia parafisiológica, porque se produce dentro de la evolución normal del recién nacido. La causa suele ser el exceso de glóbulos rojos que tiene el feto. Este exceso de hematíes se va destruyendo en los primeros días de vida y provoca un aumen©  Ediciones Morata, S. L.


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to de la bilirrubina, causante del cambio de color. Esta coloración tan característica se aprecia primero en la cara, sobre todo en la punta de la nariz del bebé, y después en todo su cuerpo y extremidades, especialmente en las huellas de la palma de la mano y en el blanco (esclerótica) de los ojos. Alrededor del 4º día de vida, se inicia el descenso natural de la bilirrubina sin necesidad de tratamiento.

¿Cómo curarla? Si el día de volver a casa el bebé sigue con coloración amarillenta, lo mejor es colocar su cuna junto a una ventana soleada y dejar que el sol bañe su piel a través del cristal. Le encantará y en unos días tendrá la piel sonrosada.

Dermatitis del pañal Desde que existen los pañales con nuevos tejidos que absorben la humedad, este molesto trastorno de la piel causado por el contacto de heces y orina permanente en la piel del bebé, casi ha desaparecido por completo.

¿Cómo evitarla? Cambiar a menudo el pañal, limpiar y secar muy bien la zona y aplicar una crema protectora infantil.

Dermatitis seborreica Se le llama también costra láctea. Puede aparecer a los pocos días del nacimiento en el entrecejo o en el centro de la cabeza, en las zonas donde están las glándulas sebáceas, encargadas de producir grasa. Su aspecto es de escamas superpuestas, transparentes y nacaradas, y al bebé le molestan porque le causa un cierto picor que le desazona.

¿Cómo evitarla? Es conveniente utilizar champú muy suave y diluir en el agua del baño algún preparado de avena que protege y fortalece la piel. ©  Ediciones Morata, S. L.


Alteraciones propias del 1er mes

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¿Cómo se cura? Al bañar al recién nacido hay que tener cuidado de no arrancar estas escamas, pero conviene reblandecerlas con las soluciones y cremas específicas. Si la dermatitis se prolonga y se pasa a otras partes del cuerpo, como el pliegue detrás de las orejas o los pliegues de los brazos o de las piernas, zonas en contacto “piel con piel”, y además el bebé está irritado y se agita como si quisiera rascarse o llora desesperadamente, y es importante que le vea su pediatra, quien valorará la necesidad de que sea revisado por un dermatólogo.

Angioma plano En ocasiones, aparecen manchas irregulares de color salmón, sin relieve, y que se depositan en el entrecejo en forma de V de victoria, en los párpados y sobre la nuca. Las de la cara suelen ir tomando coloraciones más pálidas hasta que lentamente desaparecen, lo que se asocia al proceso de pigmentación de toda la piel que uniforma las manchas. Las de la nuca pueden permanecer más años, pero no se notan por la implantación de pelo. Normalmente los padres han tenido también esas mismas pigmentaciones. La mancha mongólica se localiza al final de la columna vertebral en la zona sacra, no tiene repercusión alguna y desparece hacia los 2 o 3 años. Las ampollitas blancas que tienen los bebés en las primeras semanas de vida, localizadas en la parte central del labio, se forman con la succión. Cuando se secan quedan unas escamas gruesas que desparecen en días sucesivos sin tratamiento alguno.

Los ojos Alteraciones del canal lacrimal Entre los ojos y la nariz existe un túnel o conducto nasolagrimal por donde se deslizan las lágrimas. A veces, el recién nacido tiene las paredes de este conducto congestionadas y edematosas —inflamadas— de tal forma que la luz de este conducto se estrecha o se obstruye impidiendo que pasen por él las lágrimas hacia la nariz. Esto da lugar a los llamados ojos húmedos o con un lagrimeo constante (dacrioestenosis). ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Cómo evitarlo? Una vez al día se debe de dar un masaje con el dedo índice alrededor de la zona donde está la salida del conducto, haciendo una ligera presión de forma circular. En algunos casos se da una obstrucción total que requiere una sonda para abrirlo, pero salvo que el bebé tenga molestias, es mejor esperar a que cumpla un año, ya que es posible que se le arregle solo a medida que su organismo madure.

Hemorragia subconjuntival Algunos bebés, cuando nacen y en días posteriores, presentan en la esclerótica, la zona blanca del globo ocular, numerosos puntos rojos. Estos puntos rojos se deben a hemorragias de las arteriolas del ojo, que se rompen con el esfuerzo que ha hecho el niño, al pasar por el canal del parto buscado la salida al exterior.

¿Cómo se cura? No requiere ningún tratamiento, ya que al bebé no le molesta y en 15 o 20 días, incluso antes, habrán desaparecido.

La boca Muguet Es como una mancha blanca en la lengua y en la parte interna de la boca. Se da con mayor frecuencia en recién nacidos que toman lactancia natural y se produce por coagulación de leche que queda allí depositada. En algunos casos se pueden producir unos hongos —Cándida Albicans— de fácil erradicación.

¿Cómo evitarlo? Hay que limpiar la boca del bebé —lengua y alrededores— con una gasa con agua después de todas las tomas. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Alteraciones propias del 1er mes

¿Cómo se cura? Limpiando las manchas blancas con un derivado de violeta de genciana, de venta en farmacias.

El tórax Los estornudos Son muy frecuentes, y no implican que el bebé esté resfriado. Se trata de un acto reflejo, por lo general como respuesta a una irritación o cosquilleo que le produce la inspiración de partículas que contiene el aire, la sequedad del ambiente o de sus propias secreciones.

El hipo Suele surgir detrás de las tomas, cuando el estómago del bebé se ha dilatado plenamente y ha irritado al nervio frénico, que tiene como respuesta un reflejo espasmódico del diafragma. También surge cuando el estómago del bebé está dilatado por exceso de gases.

¿Cómo evitarlo? Hay que rebajar la cantidad de alimento o bien hacer varias pausas durante las tomas para que no trague aire y ayudarle a expulsarlo al terminar.

Llanto excesivo Es frecuente que en los días posteriores a la llegada a casa, cuando los padres pensaban que el niño iba a seguir tranquilo como en el hospital, se encuentren, con gran desesperación, con que el bebé no para de llorar y no hay forma de consolarlo. Ha comido, ha echado el aire, está limpio y su médico ha dicho que goza de muy buena salud, pero pese a todo él no cesa de llorar.

¿Qué le pasa? ¿Cómo calmarlo? ¿Le duele algo? A este tipo de llanto incesante e imitativo se le llama cólico del lactante. Va acompañado de una distensión abdominal, con gran ansiedad por la alimentación y aumento del número de deposiciones. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

Se debe a la dificultad que tiene el organismo del bebé para hacer la digestión y es propio de esta epata de transición.

¿Cómo evitarlo? Se trata de modificar las pautas alimenticias establecidas hasta el momento. Es posible que el bebé esté comiendo en exceso o con demasiada frecuencia, y esto impide que regule el tiempo de hacer la digestión. A medida que el niño se va haciendo mayor, el llanto será menos frecuente y menos intenso, y sobre todo los padres se van acostumbrando, se preocupan menos, ya saben que el bebé no está enfermo y distinguen los distintos tipos de llanto. Si el llanto surge siempre a las mismas horas, tanto del día como de la noche, lo podemos llamar llanto irritable periódico, que poco a poco irá desapareciendo. Si el niño llora desoladamente a cualquier hora del día o de la noche, se pone congestionado, agita las piernas y adquiere una postura de rigidez, pero tiene largas pausas de tranquilidad, estamos ante un niño hipertónico que mantiene un llanto irritativo muy difícil de calmar, en cuyo caso tenemos que contar con la colaboración del pediatra. Lo fundamental para calmar a un niño que llora desesperadamente es mantener la calma, ya que los estados de nerviosismo se contagian fácilmente y los bebés son enormemente receptivos. Hay que acariciarle, hablarle suavemente al oído, mecerle, nunca agitarlo y sí aislarlo en una habitación con poca luz y sin ruidos, pero con una música suave; algo que asemeje al estado fetal, que es lo que echa de menos. Una de las causas más habituales del llanto infantil es el cansancio, que no sabe expresar de otra manera.

Ginecomastia transitoria En los primeros días de la vida el recién nacido puede tener un relieve duro debajo de la aureola mamaria. No es nada doloroso para el bebé —aunque no conviene tocarlo— ni interfiere en su estado general, pero resulta inquietante para la familia. Esta tumefacción en las mamas —en las dos o sólo en una de ellas— aparece por el exceso de hormona femenina de la madre, que pasa a la sangre del niño a través del cordón umbilical. Transcurridos unos días, como el recién nacido ya no produce esta hormona, sus niveles en sangre van descendiendo, y con ello desaparece esta alteración a lo largo de este 1er mes. ©  Ediciones Morata, S. L.


Alteraciones propias del 1er mes

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El abdomen Reflejo gastro-cólico Este reflejo surge en los primeros días, cuando al terminar de ingerir el alimento, el bebé hace una deposición espontánea. En días sucesivos y a lo largo del 1er mes de vida las deposiciones se irán distanciando, hasta llegar a una o dos en 24 horas. A partir de los 20 días se puede dar al bebé zumo de naranja rebajado, en una proporción de tres cucharadas soperas de agua y dos de naranja, para que actúe como laxante y, a la vez, le aporte vitamina C.

Gases Hay recién nacidos que por distintos factores forman gran cantidad de aire en su aparato digestivo, lo que les produce una sensación de malestar e inquietud, que suele acabar en llanto. Estos gases se pueden acumular por diferentes motivos: • Puede ser que cuando el niño tiene mucha hambre succione con gran ansiedad e ingiera grandes cantidades de aire. • También se puede deber a que, por su inmadurez, no exista una verdadera coordinación entre la succión y la deglución. • Y a veces se producen porque la alimentación que recibe el bebé tiene un grado de concentración superior a la capacidad de absorción de su aparato digestivo.

¿Cómo evitarlos? Lo primero es regularizar las horas de las tomas y efectuar pausas para que el bebé digiera mientras come. Si se queda dormido durante la toma, hay que hacer todo lo posible para despertarlo y que termine de comer. De lo contrario, la sensación de hambre le causará ansiedad y en la siguiente toma ingerirá muy rápido, por lo que tragará gran cantidad de aire. Si se alimenta con leche artificial, las proporciones entre el polvo y el agua deben ser exactas o bien en la proporción indicada por su pediatra. Es recomendable, en los casos de formación de gran cantidad de gases, diluir la con©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

centración de la siguiente forma 35 centímetros cúbicos de agua, igual a una medida de polvo; de esta forma, facilitamos la digestión del bebé al tener una baja concentración.

Regurgitaciones Cuando el bebé ingiere más alimento del que admite su estómago, la cantidad sobrante sube por el esófago y acaba saliendo por la comisura de su boca, como un hilito que desciende por el mentón. Otras veces, se puede observar cómo el niño hace una mueca y expulsa suavemente un “buche de leche” que le cae desde la boca al cuello; esto no se interpreta como un vómito, ya que no tiene fuerza a la salida, sino como una regurgitación.

¿Cómo evitarlas? Lo más aconsejable es reducir ligeramente la cantidad de leche en algunas tomas o alargar el tiempo entre cada una de ellas.

Estreñimiento Cuando nos referimos al ritmo intestinal del bebé, es difícil precisar dónde está la normalidad. Sus deposiciones varían continuamente en consistencia, cantidad, color y olor.

¿Cuándo se puede decir que el bebé está estreñido? • Cuando las heces son muy duras y la deposición va acompañada del dolor que produce al deslizarse por el recto. En algunos casos pueden erosionar la mucosa y dar origen a la salida de sangre roja, como de una herida. • Cuando el bebé llora de forma aguda, se cogestiona en los esfuerzos que hace para forzar en el tránsito intestinal y se calma cuando logra hacer la deposición.

¿Cómo evitarlo? Si la alimentación es artificial se puede diluir la proporción (1 cacito por 35 centímetros cúbicos de agua).Cuando la lactancia es materna se aconseja que la madre tome mucha agua para diluir la concentración de su leche. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Alteraciones propias del 1er mes

En caso de que el bebé no hiciese ninguna deposición en 24 horas, se le puede poner un supositorio de glicerina. A partir del primer mes, se puede dar antes de la segunda toma una cucharada de zumo de naranja con tres cucharadas de agua.

Diarrea transitoria leve El concepto diarrea, viene dado más que por la frecuencia de las deposiciones, por la consistencia líquida de éstas. La diarrea o dispepsia en un recién nacido es uno de los problemas que más preocupan a los padres. Las heces pueden tener distinta consistencia y color en función de la alimentación y de la frecuencia de las deposiciones. El tratamiento, en este caso, es dejar descansar al intestino temporalmente, ya que el reposo del aparato digestivo es no comer, y tratar de reemplazar la pérdida de líquidos o electrolitos. Como alimentación, se les debe administrar leche artificial astringente, de las denominadas fórmulas especiales.

El color de las heces A las pocas horas de nacer el bebé expulsa unas heces de color verde botella, de consistencia pastosa y aspecto gelatinoso con un olor peculiar, muy distinto al olor de días posteriores. Es el meconio. En cuanto el niño empieza alimentarse y el intestino a funcionar, el color de las heces es amarillo claro, y de consistencia semilíquida o bien semisólida. El olor será el peculiar de las heces del bebé. Algo que preocupa mucho a las madres, es el cambio de color de las heces del amarillo oscuro al marrón, la explicación real es que su niño va madurando y ha empezado a funcionar la vesícula biliar cuyo líquido esta fuertemente pigmentado proporcionando ese color oscuro a las heces del bebé.

Cómo aliviar los trastornos digestivos del bebé Al principio, todo lo que le ocurre al bebé es desconocido y desconcertante, y provoca la inquietud de los padres. ¿Qué le pasa? ¿Qué hacer? Estos consejos básicos ayudarán a solucionar el problema: ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

• En primer lugar, lo fundamental es mantener la tranquilidad. Lo que le pasa al bebé tiene solución, y los nervios se transmiten y dificultan la tarea. • La toma, sea pecho o biberón, conviene realizarla en lugares relajantes, aislados del ruido y del bullicio general, y coger al bebé de la manera más adecuada para que pueda succionar y deglutir con facilidad. • Si se atraganta, hay que parar y esperar a que se tranquilice antes de que siga comiendo. Después, colocarlo en una posición cómoda para que expulse el aire. • Es importante hacer varias pausas en cada comida. • Asimismo, habrá que revisar el tamaño del agujero de la tetina, para que no sea tan pequeño que tenga que realizar un gran esfuerzo para extraer la leche, ni tan grande que se atragante. • Por último, no hay que olvidar incorporarlo después de las tomas y ayudarle a eliminar los gases. Si el bebé manifiesta alguna de estas alteraciones pero son poco frecuentes, duran poco tiempo y está bien nutrido —como refleja la curva ponderal—, significa que no interfieren en su estado general y que todo lo que le está sucediendo es normal.

Bebé con falta de apetito Las causas pueden ser muy distintas, aunque la más frecuente es el exceso de alimentación, que le produce gases, dolores abdominales y abundantes flemas y mucosidad. El bebé se encuentra tan molesto que, como buena respuesta biológica, decide quedarse en ayunas para poder “reorganizar” la dinámica de su aparato digestivo. Es aconsejable respetar estas pausas, y en 24 horas se habrá normalizado.

Hidrocele Ocurre cuando el líquido abdominal fluye a través del conducto inguinal. Entre el abdomen y el escroto existe un túnel o canal inguinal por donde se desliza el testículo. Después del nacimiento, la parte terminal del abdomen se cierra y forma un fondo de saco, pero, si esto tarda en suceder, se introduce el líquido abdominal por ese canal hasta llegar al escroto. El líquido se almacena, por tanto, aumenta su tamaño y el testículo queda flotando; esto es el llamado hidrocele. ©  Ediciones Morata, S. L.


Alteraciones propias del 1er mes

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Al bebé no le duele, aunque se nota el aumento de tamaño cuando lo incorporamos, mientras que disminuye cuando está tumbado en horizontal. Lo más aconsejable es no tocarlo más que lo imprescindible durante su aseo, ya que se irá reabsorbiendo durante el primer mes de vida.

Fimosis Cuando la piel que recubre la cabeza del pene (glande) es demasiado grande y casi no se ve el orificio, se produce la denominada fimosis. El pediatra indicará si precisa la revisión por un urólogo, aunque en la mayoría de los casos no es necesario.

¿Cuándo hay que preocuparse? ¿El bebé está sano o enfermo? Según van pasando los días y las semanas, los padres van sabiendo más cosas de su hijo. Conocen su conducta, su llanto, sus pautas alimenticias, su sueño. Cuando cualquiera de estos aspectos cambia, los padres lo notan y habitualmente se preocupan. Pero no siempre hay motivo para la preocupación. Las siguientes líneas son comportamientos que pueden ser síntoma de algún trastorno pasajero. Reconocer pronto esos síntomas facilita que se apliquen antes las soluciones. • El primer indicador de que algo ocurre es el cambio en la actitud general del bebé. • Si tiene temperatura superior a 38º. • Si presenta llanto irritativo, movimientos lentos y rigidez en el cuerpo y en la nuca, o si su llanto es lento y quejumbroso. • Cuando disminuye repentinamente el apetito. • Si presenta vómitos intensos y rápidos (no la regurgitación). • Cuando tiene diarrea con deposiciones intensas, seguidas y de consistencia líquida y olor putrefacto. • Si las heces son de color oscuro —con sangre digerida— o impregnadas de sangre roja. • Si tiene el abdomen distendido o doloroso al tacto. • Cuando al tocar una determinada zona de su cuerpo el bebé se pone a llorar. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

• Si tiene la respiración agitada o entrecortada. • Cuando tiene la cara enrojecida o le aparecen pequeñas manchas en el cuerpo. Con cualquiera de estos síntomas es pertinente la visita al pediatra, sobre todo si se mantienen en el tiempo. Si, además, concurrieran varios de ellos, aunque sea de forma leve, se recomienda la consulta con el médico, ya que cualquier trastorno es más fácil de solucionar en un estadio inicial. La existencia de varios síntomas y si éstos se mantienen implica un estado de alarma. En bebés menores de 3 meses, cuando se presenta fiebre elevada, llanto quejumbroso y alteraciones posturales, lo más idóneo es llevarlos a un centro de urgencias pediátricas.

¿Cómo elegir al pediadra? El pediatra o la pediatra, va a ser una compañía permanente en la crianza de los niños. Por eso su elección es importante. Los dos factores que se han de tener en cuenta a la hora de escogerlo son que inspire confianza y que esté cerca del hogar. Es fundamental que mantenga una relación fluida con los padres o cuidador primario, ya que debe informarles con claridad de todo lo que concierne a la salud y al bienestar del bebé. La frecuencia en las revisiones debe marcarla el profesional, pero lo habitual es realizar la primera consulta aproximadamente a los 10 días del nacimiento; la siguiente pasados 10 días, y, a partir de ahí y hasta los 6 meses, una visita mensual hasta cumplir los 12 meses. Es conveniente que el recién nacido esté dentro de los programas de control de salud.

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Alteraciones propias del 1er mes

EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU PRIMER MES

Vídeo resumen en http://www.edmorata.es/Shop/Product/Details/2088

CUERPO • Se indica colocar al bebé sobre el lado derecho. • El cuerpo está flexionado. • Brazos y piernas pegados al cuerpo. • Boca abajo apoya los brazos y las manos sobre la superficie. • Levanta la cabeza unos segundos

EXTREMIDADES • Manos y pies flexionados. • Abre y cierra la mano. • Se indica hacer curar del ombligo cada 24 horas. Éste se suelta entre los 10 y 14 días de vida.

SENTIDOS • Puede fijar la mirada. • Sigue el sonido. • Tiene mucho olfato. • Inicia comunicación con el llanto y la mirada. • Solo quiere comer y dormir (de 12-17 horas).

SOCIAL • Imita los gestos. • Se comunica con sonidos guturales, con la mirada y con el llanto. • Llora por hambre o por insatisfacción. (No tiene lágrimas.).

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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

ALIMENTACIÓN • Natural, artificial, mixta. • Número de tomas “a demanda” 6 a 7 tomas ± (más o menos). • Se recomienda un espacio tranquilo sin ruido, hablarle suavemente o bien poner música. • No forzar el alimento.

JUEGOS Y JUGUETES • Caricias, masajes, susurros, piropos. • Música, móviles, cajitas de música. • Mascota. (No cambiarla con frecuencia, les gusta la misma.)

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Indicaciones de su pediatra. • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Baño con agua 37º (sujetarle muy bien.) • Fija mirada a partir de 24 días ±. • Tono corporal en flexión. • Solo quiere comer y dormir. • Puede salir al exterior a partir de los 10 días (1 hora ±). • No abrigar demasiado, una referencia es nuestra temperatura.

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SEGUNDA PARTE

Evolución del bebé: de los 2 a los 12 meses



8 Segundo mes

(8 semanas): Bebé desconcertado

1.  Área del desarrollo A.  ¿Qué hace su cuerpo? “¡Que sustos!” En esta etapa, el bebé es como una masa blanda que se mueve, se estremece y se sobresalta constantemente. Si lo colocamos hacia arriba (posición dorsal), observamos cómo su cabeza oscila y se cae hacia los lados, con escasa rotación de cuello. Si lo ponemos hacia abajo (posición ventral), observamos cómo durante algunos segundos es capaz de mantener la cabeza elevada haciendo movimientos de oscilación. Si lo sentamos, su espalda no queda recta, ya que sus músculos no aportan la suficiente energía como para tensarla. La fontanela anterior presenta aún una apertura, que puede oscilar entre 2 cm x 2 cm, 2 cm x 3 cm ó 1 cm x 1 cm. Al cumplir el primer mes, ya puede fijar la mirada e iniciar un seguimiento, al igual que con los sonidos, además de rotar el cuello, aunque todavía con gran dificultad. En general, y en comparación con el primer mes, el niño está ahora más relajado, pero sus músculos están elevando el desarrollo del tono. En los miembros superiores (MMSS), el codo aparece flexionado, con tendencia a manos cerradas. Si el bebé llora, vemos cómo aprieta los puños. En los miembros inferiores (MMII), el muslo y la pierna aparecen flexionados y mantiene aún lo que se llama tono comunicado, que corresponde a la postura ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

en la que estaba dentro del vientre de su madre, es decir, intraútero. Si el bebé llora, observamos cómo pone los pies en garra. El “reflejo de moro” se mantiene. El grasping, o capacidad para agarrarse con fuerza, disminuye, y el bebé ya no es capaz de mantener todo el peso de su cuerpo haciendo garra con las manos.

B.  ¿Qué hacen sus manos? “¡Yo quiero coger lo que veo!” El bebé, al ver dónde está su chupete, intenta cogerlo, pero le resulta imposible realizar este deseo, ya que la coordinación de la vista y los movimientos de la mano no son armónicos.

C.  ¿Qué ve el recién nacido? “¡Veo borroso!” Actualmente se sabe que desde los primeros días, a una distancia de 30 a 50 centímetros, el bebé puede identificar los bultos y verlo todo, si bien de forma borrosa. Pero en un momento determinado, como en un lento proceso de acomodación, es capaz de enfocar (como si fuese el objetivo de una máquina de fotos) y ver los objetos delimitados. No obstante, esta visión perfilada se pierde en unos segundos, y pasa de nuevo a ser borrosa. Con la maduración de todo el sistema ocular, entre la 4ª y la 6ª semana de vida, el enfoque se va prolongando, y si miramos fijamente a los ojos del bebé, éste ya es capaz de vernos y fijar su mirada en la nuestra. Este hecho podemos percibirlo claramente, porque durante unos segundos, la expresión de su cara permanece inmóvil y atenta, para mantener la imagen. El bebé parece estar en estado de alerta, e inicia un seguimiento con la mirada, girando la cabeza de izquierda a derecha para conectar con los ojos de quien lo mira.

D.  ¿Qué oye mi bebé? “¡Yo sé dónde está lo que suena!” Cuando el bebé estaba dentro del vientre de su madre ya oía su voz, por lo tanto, es fácil para él reconocerla fuera. También reconoce los sonidos que oía dentro como los golpes, los latidos del corazón, los ruidos intestinales o el sonido de la respiración. En consecuencia, sabe distinguir rápidamente los tonos agudos y los graves, los intensos y los suaves, y tiene un amplio conocimiento de los sonidos.

E.  ¿Qué dice el bebé? “¡Si lloro me entienden!” El bebé se comunica a través del llanto, es el medio que tiene para expresar sus deseos. Desde el momento en que llega al mundo, llora para expresar sus ©  Ediciones Morata, S. L.


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Segundo mes (8 semanas): Bebé desconcertado

necesidades y deseos, desde obtener comida o que lo cojan en brazos. Con el tiempo, la madre, el padre o el cuidador primario aprenderá a interpretar el tipo de llanto, y el bebé aprenderá también a sonreír, a mover el cuerpo y a imitar sonidos guturales para llamar la atención. Ya sale a la calle, va de visita, permanece varias horas al aire libre, y cada día que pasa tiene la oportunidad de conocer nuevos rostros. Estas vivencias ponen a funcionar su memoria, de forma que incluso ya es capaz de manifestar sus preferencias, y pone buena cara a quien le gusta, llora estrepitosamente si le disgusta, o expresa la gran satisfacción que le producen los piropos que le dedican. Cuando está boca abajo intenta levantar la cabeza unos instantes para poder otear las distintas dimensiones del espacio en que se encuentra.

F.  ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡Si algo me gusta yo sonrío!” En esta etapa, el niño comienza a tener conocimiento del mundo exterior. Ya se le puede transportar, se le saca de paseo, al pediatra, o de visita, y así va adquiriendo información sobre el entorno y tomando una actitud definida ante el medio que le rodea.

La primera sonrisa Se ha demostrado recientemente que el bebé es capaz de sonreír dentro del vientre de su madre. Fue Campell, en el año 2001, quien hizo este descubrimiento: a través del escáner de ultrasonido se podía observar que a las 15 semanas el feto era capaz de mover los dedos, y a partir de las 26 semanas era capaz de sonreír. Campell definía esta sonrisa como un movimiento muscular que expresaba la satisfacción de todo su organismo. Por tanto, cuando el niño sonríe está repitiendo un gesto que ya tenía dentro del útero materno. Esa sonrisa, o estiramiento leve de los labios, se produce durante el sueño y nos hace pensar en una respuesta placentera del bebé ante la música o las voces conocidas de los seres queridos. Si bien la sonrisa se inicia con un simple movimiento muscular, ésta se irá transformando en un gesto de alegría hasta convertirse en una respuesta clara ante las sensaciones más gratificantes. Su primera sensación afectiva tiene lugar cuando coincide su mirada con la de su madre, padre o cuidador primario. Se abre así una puerta al exterior que le permitirá abandonar su aislamiento y comenzar a distinguir entre su mundo y el mundo que le rodea. Ahora experimenta unas sensaciones que lo llenan de placer, por ejemplo, comer. Y al mismo tiempo, otras de angustia, como la posibili©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

dad de que no le den de comer cuando vuelva a tener hambre. Da comienzo así en su organismo un circuito cerrado de sensaciones contradictorias. Pero un día determinado, su vista madura y en un instante es capaz de ver unos ojos que le devuelven la mirada, y hay una nariz que lo huele y una boca que le sonríe y que le habla, y ese sonido es mejor que la música que él ya reconocía. Ya no olvidará jamás el esquema mental de ese rostro humano. Ante este despertar a una sensación satisfactoria efectúa un acto reflejo, tiene una respuesta para este estímulo y esa respuesta es la sonrisa. Esta situación se irá repitiendo porque ya identifica el objeto del placer, y su respuesta surge ante ese factor desencadenante que le proporciona tanta satisfacción: le dan de comer, le cogen en brazos y le hablan, y entonces él reacciona y sonríe. Por tanto, para que el bebé responda con una sonrisa resulta imprescindible que la madre, el padre o el cuidador primario inicien este proceso, que solo tendrá efecto si el niño se siente amado.

¿Cuándo surge? Como ya sabemos, cada niño es distinto, porque sus padres y el ambiente que lo rodea son también distintos. No obstante, hacia la 5ª o 6ª semana, se suele dar en todos los niños lo que se conoce como sonrisa social, que irá convirtiéndose en un hábito a fuerza de repetirse, de tal modo que llegará el momento en que el bebé sonría de forma voluntaria en cuanto vea la cara de las personas que previamente le han estimulado, porque ya ha aprendido a reconocer el rostro humano y a tener sensaciones contagiosas y cómplices del bienestar. A las 7 semanas, el bebé no sólo sonreirá a los padres, sino también a las personas que le proporcionan semejantes estímulos de placer. Pero siempre responderá de manera distinta ante la que le proporciona su madre, padre o cuidador primario, y esto se apreciará claramente porque la respuesta al estímulo aparecerá antes y la satisfacción durará más. Se aconseja a los padres o cuidadores primarios que mantengan diariamente esta conducta estimulante, para poder conseguir un proceso de satisfacción permanente, y lograr que de repente, un día, esta sonrisa que primero fue automática y luego social, se transforme en una explosiva carcajada. Cuando esto ocurra, lo identificaremos como un hito histórico, porque cuando nuestro estímulo le arranque esa carcajada, nosotros responderemos con nuestra risa, y se producirá un intercambio de satisfacción global. En resumen, un bebé que ríe, será un adulto que también se reirá. Un bebé que no sonríe, será un adulto serio. Hacer reír al bebé y que éste nos devuelva la sonrisa, mejora su bienestar y su desarrollo, al tiempo que fortalece la unión de una forma insustituible, pues no hay una distancia más corta entre dos personas que la risa. ©  Ediciones Morata, S. L.


Segundo mes (8 semanas): Bebé desconcertado

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2. Alimentación Durante este 2º mes, el bebé no se alimentará más que de leche, ya se haya aportado por la lactancia materna, artificial o mixta. No tomará ningún otro tipo de alimento. Sea cual sea el tipo de lactancia, hay que tener en cuenta que el bebé está creciendo y su estómago también; por tanto, este “recipiente” va aumentando su capacidad para contener un mayor volumen de alimento. Al aumentar la cantidad, el alimento tarda más en recorrer el tránsito intestinal y, en consecuencia, disminuirá el número de tomas. En función de este desarrollo orgánico del bebé, iremos adaptando las pautas alimenticias. Así pues, hay que ir abandonando la alimentación a demanda del 1er mes, e ir espaciando las tomas porque no es el niño el que se adapta al pediatra, sino que es el pediatra el que se adapta al niño.

¿Qué número de tomas le corresponde hacer? Hacia la 6ª semana de vida, y siempre en función del peso, el bebé puede hacer cinco tomas. De forma orientativa, estas cinco tomas corresponden a desayuno, comida, merienda y cena, más otra en torno a las doce de la noche. La madre debe mentalizarse de este nuevo horario para transmitirlo así a su hijo, de manera que sea algo cómodo para los dos. El método consiste en fijar una hora determinada para iniciar el proceso. Se aconseja que la primera toma sea después del baño, más o menos al atardecer. La siguiente toma se hará en torno a las doce de la noche, lo que permite una larga pausa de sueño, tan necesaria para todos los miembros de la familia. La primera toma de la mañana tendrá lugar cuando el niño se despierte, sobre las siete o las ocho. La segunda, en torno a las doce o la una, y la tercera, entre las cuatro y las cinco de la tarde. Este sistema regula la función fisiológica del bebé. Tanto en la lactancia materna como en la artificial, a la madre siempre le asalta la duda de si su bebé se quedará con hambre. El niño, con su evolución de aumento de peso y de talla, dará la respuesta a estas dudas. En ocasiones hay que utilizar leche comercial, bien como complemento de la leche materna o como sustituto completo de ésta. La decisión sobre el tipo de leche más indicado, depende del pediatra, pero también se debe tener en cuenta que es el propio bebé quien en definitiva tiene que aceptarla (y el bebé siempre tiene razón o, al menos, sus razones). ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

En términos generales, es tal la competencia industrial de las leches artificiales que se puede decir que todas tienen un alto nivel de aceptación. La mejor será aquella que le siente bien y que le guste al bebé, y tampoco hay motivos para tener que mantener siempre la misma marca, ya que el niño debe ir acostumbrándose a sabores distintos.

¿Cuánto tiempo se conservan los biberones? Los biberones pueden conservarse en la nevera 24 horas y calentarse en el momento de la toma, bien al baño María, bien al microondas. La utilización con frecuencia de este método (el microondas) acelera el proceso de envejecimiento del caucho y de la silicona, pues los transforma en un elemento de más elasticidad y debilita su consistencia; por tanto, se recomienda renovar las tetinas y los chupetes. Las tetinas deben de ser suaves, para facilitar su adaptación a la cavidad bucal y que el bebé succione mejor, y con un orificio suplementario para que no se haga el vacío dentro del biberón. El orificio se irá adaptando a la capacidad de succión del niño y a la consistencia de la fórmula (no será igual el agujerito de la tetina cuando pasa por él una leche diluida o agua que si se trata de cereales o fruta). El orificio de la tetina ha de ser el adecuado, ya que si es demasiado grande, el niño puede tragar aire en cada succión, lo que provocará una alteración de la deglución y, como consecuencia, el atragantamiento o el vómito. Si, por el contrario, el orificio de la tetina es muy pequeño, el bebé se cansará de succionar y corremos el peligro de que se convierta poco a poco en un niño inapetente, porque asociará el biberón al enorme esfuerzo que le supone succionar, por lo que acabará rechazando la comida. Con la lactancia artificial se seguirá la misma pauta que con la natural. Debe propiciarse un ambiente relajado y sin interferencias, para hacer comprender al bebé que comer es algo muy serio. Seguir este procedimiento desde el principio es imprescindible para sentar las bases que garanticen que en el futuro el niño permanezca sentado y quieto durante las comidas. Nunca debe alimentarse al niño mientras esté dormido: es la fórmula más rápida para crear un niño inapetente.

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Segundo mes (8 semanas): Bebé desconcertado

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3. Sugerencias ¿Dedo o chupete? La succión es un instinto que ya existe en estado fetal; todos conocemos la imagen de un feto chupándose el dedo. Se asocia a la necesidad de comer; sin embargo, ya antes de las tomas el bebé también trata de succionar y se acerca la muñeca o los dedos a la boca. Es el llamado reflejo de búsqueda o de puntos cardinales que tiene todo recién nacido y que se aprecia cuando al estimular con el dedo cada lateral de la boca, observamos que la respuesta del bebé es un desplazamiento de su boca y su cabeza en esa dirección con un movimiento repetitivo y característico que nos mueve a darle el alimento o bien a ponerle un chupete para que se tranquilice. No obstante, muchas veces observamos que se queda dormido sin necesidad de darle nada, y es que el bebé actúa de una forma selectiva y sólo él decide lo que más le gusta, ya sea el chupete o su propio dedo, que siempre tiene cerca. Los bebés alimentados con lactancia materna, son menos receptivos a chuparse el dedo. El bebé suele tardar poco en extraer la leche del pecho, aproximadamente ocho minutos; el resto del tiempo lo emplea en satisfacer su ansia de succión.

Chuparse el pulgar El bebé alimentado con biberón suele chuparse el pulgar al terminar la toma. Cuando le sacan de repente la tetina necesita de inmediato un sustitutivo, para seguir experimentando esa sensación tan placentera. A medida que se desarrolla su reflejo de succión y éste es más potente, acaba antes su biberón. Siente entonces una especie de frustración y para tranquilizarse utiliza el dedo. Con el tiempo, este dedo que introduce en la cavidad bucal va haciendo presión hacia fuera y es capaz de una protusión, que aparenta una retracción de la mandíbula inferior (retronatia). Pero este proceso no altera en absoluto la implantación de los dientes fijos. La succión del pulgar puede considerarse como un vicio, ya que al ser un hábito placentero, el niño acaba dependiendo en cierto modo de él. La duración de este hábito es algo imprevisible y varía en cada niño. En un momento determinado, el bebé siente calmada esa sensación de angustia, y abandona esa costumbre, sin embargo, siempre puede volver a recurrir a ella, ya que, y nunca mejor dicho, es algo que tiene a mano. Es aconsejable acostumbrarlo al chupete desde las primeras horas del nacimiento, ya que así se estimula la succión y se hace a él; además, para el bebé ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

es mucho más fácil dejar de usar el chupete que abandonar la costumbre de chuparse el dedo y, aunque parezca mentira, es más limpio y deforma menos el paladar.

4.  Alteraciones propias de los primeros meses El estornudo Algo característico de esta edad es el estornudo del bebé, que a veces nos desconcierta porque puede parecer indicativo de un catarro. Sin embargo, este estornudo no es más que un acto reflejo que surge como respuesta a un cosquilleo que se produce en la mucosa nasal, por la inspiración de partículas que se encuentran suspendidas en el aire, ante las cuales su organismo no estaba acostumbrado, o por la sequedad de sus propias secreciones mucosas en la nariz. Para evitarlo, se pueden poner unas gotas de suero fisiológico por cada orificio y hacerle, a la vez, un ligero masaje en las aletas de la nariz. Si los estornudos son muy repetitivos y observamos que el niño se cansa mucho, puede deberse a un proceso alérgico, en cuyo caso hay que consultar con su pediatra.

Distintos tipos de llanto. ¿Cómo interpretarlos? A esta edad los padres ya empiezan a diferenciar los distintos llantos de su bebé y a saber así lo que le pasa. El llanto vigoroso puede ser una respuesta al hambre que siente antes de las tomas; a este llanto lo consideramos normal, porque instintivamente es que llore cuando tiene hambre y reclama su alimento.

Llanto irritativo. Cólicos del lactante Se denomina así al llanto mantenido que surge a determinadas horas de la tarde, cuando el bebé tiene de todo: ha comido, y se encuentran cerca las personas amadas. No obstante, no para de llorar, se congestiona, se le pone roja la cara y presenta distensión abdominal. Todos estos datos pueden indicar que nos encontramos ante los denominados cólicos del lactante, tan característicos durante el 2º mes de vida.

¿Qué hacer? Debemos pensar, en primer lugar, si algo de lo que hemos hecho ha podido desencadenar el llanto del niño. Estudiaremos si hemos preparado el biberón en ©  Ediciones Morata, S. L.


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las proporciones adecuadas, para darle agua si la cantidad de leche artificial ha sido excesiva, con el fin de diluirla en su estómago. Si la lactancia es natural tendremos que considerar si lo hemos tenido al pecho el tiempo suficiente, porque podría haberse quedado con hambre.

Llanto irritativo por dolor Suele surgir entre las pausas de sueño, o incluso cuando el bebé está más relajado. Podemos observar que mientras succiona, el niño echa de repente la cabeza hacia atrás, deja de mamar, se pone rígido y comienza a llorar. Es posible que se deba a dolor de oídos, algo muy frecuente en el bebé, y que ocasiona un circuito cerrado de dolor, porque cuando el niño llora, presiona la membrana timpánica del oído y produce una mayor molestia; en otras palabras cuando al bebé le duele el oído, llora propulsando el tímpano y a más llanto más dolor. Por eso es tan difícil calmarlo, aunque de manera inesperada, en ocasiones deja de llorar y se tranquiliza de repente.

Pautas de actuación Durante el tiempo en que le damos de comer, es conveniente hacer pausas para que ingiera poca cantidad de leche y le sea más fácil digerirla. Pero como tiene hambre, es posible que la próxima toma la haga con tal ansiedad que trague bocanadas de aire y eso le cause gases y, como consecuencia, dolor.

¿Qué hacer? Hay que tranquilizarlo con suaves movimientos. Masajear su abdomen en dirección a las agujas del reloj es un método muy eficaz. También acariciarle los pies, haciendo presión en la planta. Colocar al bebé en espacios pequeños. Si la cuna es grande, se le pueden poner almohadas alrededor, o bien envolverle en una manta.

Llanto irritativo difícil de calmar Cuando el llanto surge a cualquier hora del día o de la noche y el bebé tiene la cara congestionada, aspecto agresivo y mueve las piernas sin parar al tiempo que pone su cuerpo rígido, podemos encontrarnos con un aumento hipertónico generalizado. En este caso, el llanto irritativo se debería a esa inmadurez funcional. Es un fenómeno frecuente en recién nacidos con edad gestacional menor a la que le corresponde, niños de bajo peso y, por tanto, inmaduros (recién nacidos de bajo peso-prematuros). Estos niños se vuelven muy difíciles pues suelen ser muy exigentes y exagerados; no pueden esperar y todo lo acaban convirtiendo en un drama: el sueño, el hambre, el cansancio, etcétera. Es algo así como ir por delante de sus exigencias. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Espasmos del sollozo Puede suceder que alguno de estos llantos sea el factor desencadenante del llamado espasmo del sollozo. Sucede que mientras el niño llora desesperadamente, en un momento determinado y como de repente, deja de hacer ruido, desaparece el sonido, el bebé retiene la respiración, su piel cambia de color y empieza a ponerse morado, o bien muy pálido, surgiendo una pequeña ausencia que es como la pérdida transitoria de la conciencia, se queda sin tono, e incluso es posible que haga unos movimientos con contracciones musculares no armónicas llamados movimientos desorganizados. Este es un momento de gran angustia, de insufrible impotencia, pero de la misma forma que surgió súbitamente desaparece, y el bebé vuelve a la normalidad: respirando otra vez de forma rítmica, apareciendo el buen color en la piel.

¿Qué hacer? No asustar al bebé ni antes ni después del episodio. Movilizarlo suavemente y mojarle la cara con agua fría. Finalizada la crisis, mantener la misma actitud que el bebé “como que no ha pasado nada”; no dramatizar. Dejar al niño tranquilo, acostado y acompañado. Llevarlo al reconocimiento del pediatra para efectuar diagnostico diferencial y, si cree oportuno hacer un electroencefalograma. Se aconseja que este episodio no justifique el actuar de modo distinto ante el niño, pues ello puede derivar en una sobreprotección. Una actitud normal conduce a la normalidad.

¿Cómo calmarles? Lo más importante es que la persona que lo atiende esté tranquila. Hay que mecerlo y acariciarlo sin movimientos bruscos que puedan excitarlo más. Se trata de adelantarse a las exigencias del bebé, es decir, hay que ir por delante de él. Es conveniente tenerlo aislado, para que no reciba demasiados estímulos externos, y tratar de relajarlo con luz y música suave, y en ese mismo espacio, darle de comer y evitar las visitas para que no se excite. A medida que el bebé madura, este cuadro irá siendo menos frecuente, y en el caso de producirse, durará menos tiempo, ya que la causa de este llanto es un proceso de maduración de su organismo, que necesita un tiempo de adaptación para que tanto el sistema nervioso como el digestivo se vayan adaptando, puesto que han nacido antes de lo que les correspondía. En el vientre de su madre tenían todas sus necesidades cubiertas y estaban a salvo de novedades y estímulos externos perturbadores. El bebé prematuro, a pesar de su inmadurez, debe cumplir como un ser autónomo con las funciones que antes le eran facilitadas. ©  Ediciones Morata, S. L.


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5.  Control vacunal • • • • • • • • •

Hepatitis B(1) (H. B). Hepatitis B(2) (H. B). Difteria. Tetanos. DTP. Tos ferina. VPI – poliomelitis. Antihepatitis B. (H.B). (Hib) – vacuna frente Haemophilus influenzae tipo b. MCC – frente a meningococo.

6.  Juegos recreativos y pedagógicos • • • • • •

Caricias. Besos. Sonrisas. Provocar la carcajada. Complicidad a través de la mímica y las miradas. Conseguir un niño feliz.

Como estamos asistiendo al despertar al mundo del bebé, no debemos escatimar ningún esfuerzo para aportarle estímulos que faciliten el desarrollo de los sentidos. Para estimular la vista, es importante que tengan a su alrededor colores vivos y diferentes, desde las paredes de su habitación, hasta los móviles y sonajeros con los que juega. Las canciones y el parloteo estimulan su oído: también el tacto, a través de caricias, besos y masajes. Todos estos estímulos contribuyen a crear y reforzar el vínculo afectivo.

7.  Juguetes recomendados • Móviles. • Música. • Mascotas.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU SEGUNDO MES

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CUERPO • Cabeza oscilante (la mantiene unos segundos). • Se estira el cuerpo, los brazos y las piernas. • Mueve los pies y las manos. • Se asusta mucho con los ruidos.

EXTREMIDADES • Boca abajo apoya brazo, antebrazo y manos. • Abre las manos y las mueve. • Los pies ya no están flexionados.

SENTIDOS • Fija y sigue la mirada. • Mueve la cabeza ante el sonido. • Ve borroso y en algunos segundos ve muy bien. • Aparecen las lágrimas y la sonrisa social. • Busca el sonido.

SOCIAL • Puede reírse a carcajadas. • Se comunica con sonrisas y mueve el cuerpo cuando se le habla. • Cuando se le estimula emite sonidos de gozo y gorgoritos.

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ALIMENTACIÓN • Número de tomas = 5. • Desayuno, comida, merienda, cena —3 de la madrugada ±. • ¡Ofrecer agua! (Si no la quiere es que no la necesita.)

JUEGOS Y JUGUETES • Se pueden cortar las uñas con tijera de punta roma. • Hablarle, caricias, masajes, risas, piropos. (Siempre mirándole a los ojos.) • Juguetes, móviles, música, radio, mascota pequeña.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Indicaciones del pediatra. • Calendario vacunal (los datos los escribe la familia).

RESUMEN DEL MES • Mueve el cuerpo, las manos y los pies. • Tiene sonrisa social y lágrimas. • Da pasos de forma automática. • Sigue el sonido. • Duerme menos.

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(12 semanas): Bebé vigilante

Su personalidad En esta etapa el bebé empieza a descubrir lo que le rodea; no hay más que observarlo para darse cuenta de lo que le interesa. Guía su cabeza, que ya mantiene erguida, como si se tratase de un periscopio, la gira con un movimiento armónico hacia lo que desea ver u oír, mueve los ojos y es capaz de seguir objetos y personas que se desplazan. Ahora ya aguanta un tiempo sin dormir ni comer, actividades que hasta hace muy poco le ocupaban todo el día. Ha descubierto que sus manos y sus pies son algo maravilloso, y los contempla durante largo rato, pues apenas sabe que forman parte de su cuerpo, pero sí es consciente de un hecho sorprendente: que cuando él quiere se mueven. Así, cuando lo bañan, chapotea en el agua y los movimientos de sus extremidades producen un ruido que le resulta muy interesante y divertido. También se da cuenta de que cuando le colocan un objeto en la mano puede mantenerlo con los dedos un ratito, aunque tampoco está completamente seguro de si esto forma o no parte de su cuerpo. Pero lo que, sin duda, más le gusta es ver la cara de su madre; se fija en sus ojos cuando la mira, le gusta tirarle del pelo y tocarle la nariz, explorar todas las facciones de su cara, sobre todo centra la atención en la boca de donde salen sonidos que sabe que van dirigidos hacía él. Se puede decir que el bebé está todo el día aprendiendo: percibe intensamente el tacto, por eso pasa los objetos por su cara y los contempla por todos los lados; escucha los sonidos y se interesa por las voces que reconoce... En realidad, lo que está haciendo es fijar la base de sustentación del aprendizaje. Cada madre es diferente, igual que cada hijo, pero ambos deben coincidir en sus deseos, porque de esa coincidencia partirá el buen entendimiento entre ©  Ediciones Morata, S. L.


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ambos, y les proporcionará un valioso vehículo de conocimiento y aprendizaje. Es muy importante el “charloteo”, intentar emitir los mismo ruidos y sonidos que hace el bebé. Debemos tratar de hacerle reír, manteniendo la sonrisa hasta provocar su carcajada, el niño que no ríe será un adulto que no ríe. El bebé emitirá sonidos de verdadera alegría cuando se le acaricie y se le bese. Estas demostraciones de afecto hay que repetirlas para que surja una verdadera empatía. Le beso para que se ría y, cuando se ríe, me dan ganas de besarlo.

1.  Áreas del desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Ya pongo la cabeza erguida!” Al colocar al bebé boca abajo, sobre una superficie plana y dura, observamos cómo eleva la cabeza durante unos minutos, sin oscilación. Ésta es, sin duda, la característica principal y más significativa de la fase de su crecimiento. Al ponerlo sentado, apreciamos que parte de la nuca y parte de la espalda forman un bloque con la cabeza, que permanece erguida. Esto supone un gran avance en su desarrollo, de tal forma que si un bebé llega a los 4 meses y no mantiene la cabeza, ha de ser valorado por su pediatra. En cuanto al control postural, al situarlo en el borde de una superficie dura, el bebé nota que pierde la gravedad y trata de agarrarse para no caerse, pero este reflejo es ya más débil que en los meses previos Al poner al bebé hacia abajo, sobre una superficie dura y plana, observamos cómo se sostiene sobre sus antebrazos y es capaz de elevar la cabeza sin oscilación. El grasping o garra ha desaparecido, ya no sostiene todo su peso con las manos. El reflejo de moro es ahora más débil, pero sí cierra los brazos como si abrazase el aire. El bebé, tumbado hacia arriba, se entretiene en doblar y estirar las piernas. Si lo colocamos hacia abajo, flexiona las piernas en línea continua con el vientre, como si hiciese la plancha. Sentado, mantiene la cabeza erguida y rota lentamente el cuello, como si fuese un periscopio. El salto de obstáculo se mantiene. Conserva el reflejo patelar, pero de forma más torpe, entrecruzando los pies. ©  Ediciones Morata, S. L.


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B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Toco el sonajero, pero se cae!” “Contemplo mis manos” Si ponemos un objeto dentro de la mano del bebé —un sonajero, por ejemplo—, éste abrirá y cerrará su mano, presionando al contacto, pero aún de forma débil.

C. ¿Qué ve el bebé? “¡Ya sigo lo que veo!” Ya es capaz de coordinar los movimientos de la cabeza junto con la rotación de los ojos, lo que le permite seguir los objetos o personas que se desplazan. Descubre que puede ver sus manos y le encanta contemplarlas. Es capaz de pasar muchos ratos mirándolas. Le gustan los colores fuertes y luminosos, y los contempla ensimismado largo rato. Se empieza a dar cuenta de que unas cosas se encuentran más cerca que otras, y quiere ver lo que está lejos. También aprecia los distintos olores de las personas que tiene a su alrededor, y por el olor las reconocerá.

D. ¿Qué oye el bebé? “¡El sonido sale de la boca!” Cada vez tiene más interés por averiguar de dónde procede la fuente de los sonidos y ruidos que percibe. Ya sabe que las voces salen de la boca, y por eso se fija tanto en ella.

E. ¿Qué dice el niño? ¡Cuando estoy contento lo expreso!” El bebé emite sonidos y gorgoritos de satisfacción.

F. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡Cuando quiero algo, me muevo!” El bebé se siente encantado con el mundo que lo rodea, y no está dispuesto a perderse nada. Ya no llora tanto por el día, prácticamente solo si tiene hambre. Sus largas pausas de vigilancia las dedica justamente a vigilar y observar todo lo que ve. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tercer mes (12 semanas): Bebé vigilante

Cuando quiere algo, trata de transmitir su deseo con el cuerpo, que en estos momentos es su único vehículo de comunicación. Intenta incorporarse para que lo cojan en brazos y, si lo consigue, demuestra su satisfacción con gritos de alegría. Cuando está sentado y le apetece que lo cojan, inclina el cuerpo hacia delante y se retuerce de rabia cuando quieren acostarle. Ha creado un verdadero lenguaje corporal.

2. Alimentación Durante el 3er mes no hay cambios alimenticios. Se continúa con la lactancia natural, artificial o mixta al 100 por cien. —  El número de tomas será entre cuatro y cinco; en total, más o menos un litro de leche en 24 horas.

3. Sugerencias Cómo estimular al bebé a través de los sentidos El niño se irá desarrollando a través de los sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto.

Vista. “¿Es real lo que veo o me lo he inventado?” El niño, desde que abre los ojos, intenta matizar la luz que lo ciega. En los días sucesivos se irá acostumbrando a ella y la asociará al calor. También distinguirá la percepción ajena de su propia imagen. Empieza a ver por zonas, enfoca su mirada y ve las cosas en su sitio, pero de repente su mirada se desenfoca y ya no ve nada. Esta capacidad de enfoque irá madurando hasta que el bebé pueda seguir la imagen que se desplaza. En este proceso de maduración, el bebé irá pensando de forma inconsciente sobre todo lo que ve, hasta que llegue el momento en que coordine el cerebro con la imagen y se cerciore que aquello que ve es la realidad.

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¿Cómo estimular la vista? La vista es una de las más importantes ventanas abiertas al mundo exterior del bebé. Desde los primeros días de vida, podemos jugar a comprobar si él nos ve a nosotros. El método consiste en poner al niño hacia arriba y fijar simétricamente sus brazos con nuestras manos. En esta posición, lo llamamos o estimulamos con sonidos para que centre su atención en nuestra cara, a una distancia entre 30 y 50 centímetros; fijaremos nuestra mirada en su pupila e iniciaremos un desplazamiento de nuestra cabeza sin dejar de mirarlo, rotando de izquierda a derecha, y en un momento determinado nos daremos cuenta de que fija la mirada; él ya nos ve, aunque de repente, deje de hacerlo. Y gire la cabeza en otra dirección. Este juego maravilloso debe repetirse con mucha frecuencia.

Oído El bebé se inicia en la percepción de los sonidos, que es un instinto inmediato al nacimiento. Es capaz de hacer un seguimiento con rotación de cuello hacia la fuente del sonido, y tratará de memorizar las voces de quien lo cuida.

¿Cómo estimular el oído? El sentido del oído está muy desarrollado en el bebé, porque ya en el vientre de su madre recibía muchos estímulos auditivos; por eso reconoce tan pronto su voz. Los bebés son muy sensibles a los sonidos agudos, y para jugar con ellos haremos que nos oigan a nosotros. La mejor comunicación es cantarles y decirles piropos, que es lo que más les gusta; ellos perciben esta sensación con gran alborozo. Como ejercicio, se puede poner al bebé boca abajo, con los antebrazos flexionados sobre una superficie, y pasar una campanilla de un lateral a otro. Observaremos cómo el recién nacido es capaz de rotar su cabeza en las dos direcciones, buscando siempre el origen del sonido.

Gusto Se puede decir que es el sentido más desarrollado de todos, por ser el más necesario para su propia supervivencia. Desde los primeros días de su existencia, el bebé ya se ha decantado por un sabor: el de la leche materna. Como se trata de un alimento dulce, al niño le ©  Ediciones Morata, S. L.


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apasiona este sabor; no hay más que darle un chupete mojado en agua dulce y notaremos el entusiasmo que le produce algo tan sustancioso. (Sólo se hace como prueba.)

¿Cómo estimular el gusto? A través de las papilas gustativas, que tienen una gran sensibilidad, el bebé percibe los más mínimos cambios de la lactancia materna o artificial, de tal forma que de ellas depende la buena o mala tolerancia a los cambios alimenticios.

Olfato Es, curiosamente un sentido muy desarrollado al nacimiento que se va debilitando con posterioridad, en función de las propias necesidades de supervivencia. Por instinto, el bebé reconoce rápidamente el olor de la madre o bien el de la persona que le atiende con más frecuencia. Es impresionante observar que, cuando la madre de un recién nacido que se encuentra aislado en una incubadora introduce su mano para acariciarle, el monitor detecta cómo se acelera el ritmo cardiaco y aumenta la frecuencia respiratoria del bebé. Esto nos indica que el bebé reconoce el olor y el tacto de su madre y que se emociona con sus caricias (este misterioso proceso no es igual con otras personas).

¿Cómo estimular el olfato? Como el bebé tiene el sentido del olfato muy desarrollado, puede reconocernos fácilmente, y entre todos los olores que percibe, el más gratificante para él será, sin duda, el olor de su madre. Para estimularlo, podemos acercar a su nariz olores suaves, como el de las flores.

Tacto El recién nacido se inicia rápidamente en el conocimiento del mundo que lo rodea. Para él, todas las texturas que hay alrededor de su cuerpo son desconocidas, y percibe que existe una gran modificación en el espacio. Unas cosas son ©  Ediciones Morata, S. L.


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distintas de otras, tienen diferente temperatura, unas se encuentran cerca y otras lejos… A él le gustaría tocarlo todo. El recién nacido siente un placer especial ante determinadas sensaciones táctiles y se encapricha por una determinada textura. Todos conocemos niños que tocan reiteradamente un trapito, que llevan siempre consigo. La familia colabora en esta dependencia porque, cuando le falta, llora desconsoladamente. Este objeto seleccionado parece formar parte de su propio cuerpo, por eso su ausencia le produce una gran angustia.

¿Cómo estimular el tacto? El estímulo de este sentido proporciona un gran placer en el bebé e influye notablemente en su desarrollo emocional, ya que a través del tacto se siente amado. Estimularle es contactar su piel con nuestra piel, cara con cara, acariciar su cuerpo después del baño, untarle cremas y masajear todo su cuerpo. Siempre intentaremos que su mirada se fije en nuestros ojos, porque el hecho de vernos potencia todos los sentidos.

Medios de transporte Salir con mochila. “¡Voy encantado!” A los 3 meses, el bebé ya puede estar varias horas expuesto al aire libre. A esta edad ya se puede portar al niño en la mochila, porque su cabeza ya no oscila de un lado para otro, con la ventaja de que el portador aprecia todo su cuerpo, le ve la cara y es consciente de todo lo que le pasa al niño. Hay que aclarar que esta postura no implica ningún riesgo para las caderas; solo si el bebé es de pequeño tamaño puede existir alguna posibilidad de distensión de ligamentos. Es un sistema no indicado para un peso menor a cinco kilos. La mochila deberá ir siempre delante, bien pegada al cuerpo por la parte del tórax, nunca cerca del abdomen. Al bebé le gusta mucho esta postura, porque a la vez que siente el cuerpo de los padres cerca del suyo, puede moverse mucho.

¿Se puede viajar con el bebé? Al bebé se le puede transportar en coche siempre que se cumplan todas las medidas de seguridad indicadas para su protección. Pero lo más importante es que se conduzca despacio y sin brusquedad. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Hay que tener en cuenta la temperatura del coche y la del exterior, y tratar de que no se produzca un cambio brusco. El bebé puede viajar en avión, tren y otros medio de locomoción, ya que esto no interfiere en su organismo; no obstante, conviene mantener el horario de las tomas e intentar llegar al hogar u hotel a la hora del baño. Si se cumplen todas estas medidas el niño será el que menos se entere del desplazamiento.

¿Cómo llevar al bebé en el coche? La seguridad en un medio de locomoción es objeto de continuo estudio. Las últimas recomendaciones señalan, como la postura idónea, la de colocarles en sentido contrario a la marcha por ser la más segura. • Se descarta por completo que el niño viaje en los asientos delanteros. • Si no está elevado el asiento que porta al niño, no se deben colocar los cinturones de seguridad. • El tamaño de las sillas estará adecuado al del niño. • Las sillas de seguridad tienen que estar homologadas. Ante cualquier accidente que surja, la primera medida es mantener la calma y así poder pensar en cómo tenemos que actuar para no cometer errores que empeoren la situación. Lo más indicado es llevar al niño, lo antes posible, al centro de urgencias más cercano.

¿Cómo llevar al bebé en avión? Puede que de esta novedad el bebé ni se entere, que duerma pacíficamente todo el viaje. Se aconseja dar el mismo alimento y a la misma hora que le corresponde, pero la mitad de la cantidad habitual (que el estómago no esté ni lleno ni vacío). En caso de que el vuelo sea de larga distancia, se puede hacer un biberón con infusión de tila y ofrecérselo al bebé durante el viaje, lo que le producirá somnolencia y tranquilidad, y creará un estado de relajación familiar. Se recomienda que lleve a mano su trapito, varios chupetes y su juguete preferido. Cuando el avión se eleve o descienda, es preferible que el bebé esté despierto y succione líquido, bien biberón de leche o bien agua, para que haga la maniobra de deglución, que le evitará el dolor de oídos en los cambios de presión (algo parecido a cuando los adultos mastican chicle).

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4.  Alteraciones propias de los primeros meses El pelo A partir de los 3 primeros meses podremos valorar el pelo del bebé, porque hasta esa fecha no están claramente definidos ni el color, ni la cantidad, ni la consistencia. Sobre la conveniencia o no de cortar el pelo en esta etapa, últimamente se recomienda afeitar la cabeza del bebé varias veces, hasta notar que al pasar nuestra mano por ella sentimos la resistencia del pelo. Se entiende que, si éste se ha rasurado, se vasculariza el folículo piloso, y el cabello se hace más resistente. La cantidad de folículos pilosos está en cierta medida relacionada con el color; así, un cabello oscuro suele ser más abundante que un cabello claro o pelirrojo.

El frenillo Es un pliegue membranoso que limita los movimientos de la lengua, tanto en la parte superior de la boca como en la cara interna del labio inferior. Si este repliegue membranoso es corto, puede impedir al bebé una correcta succión, en cuyo caso habría que ponerse en manos de un cirujano infantil que corrija el problema. Si el frenillo es corto pero no interfiere en la alimentación del niño, se puede esperar tranquilamente hasta que cumpla 1 año o más; pues se ha comprobado que cuando salen los dientes inferiores, éstos van rompiendo fibras del repliegue membranoso y llegan a reducirlo a un tamaño que no molesta para la succión y la deglución. No obstante, puede quedar algún problema en la dicción, en cuyo caso debe ser valorado por un logopeda.

5.  Control vacunal Durante el 3er mes no hay pautas de vacunación, únicamente las que se puedan establecer en el ámbito estatal, a causa de alguna epidemia. La Organización Mundial de la Salud dará las pautas oportunas.

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Tercer mes (12 semanas): Bebé vigilante

6.  Juegos recreativos y didácticos Ejercicios para estimular la interrelación entre la vista y el sonido Para participar en este juego, dos personas se pondrán frente al bebé con la boca tapada con un trapo, separada una de la otra. Una de ellas, sin hacer ningún gesto, empezará a cantar y a hablar al bebé. A continuación, hará lo mismo la otra persona. Observaremos entonces cómo el bebé trata de localizar la voz que pertenece a la persona más conocida, el padre o la madre. Este juego es muy eficaz para colaborar en el desarrollo de sentidos como la vista y el oído, y en la relación entre ambos. Otro juego consiste en darle distintos juguetes, con distintos colores, para observar cuál es el que prefiere, que será aquel que se moleste en coger. En estas fechas, el bebé suele ser muy selectivo, tanto con los juguetes como con la gente, y puede manifestar también un verdadero rechazo hacia una persona determinada. Los tres meses son una etapa ideal para jugar con el bebé pues celebra mucho todo lo que se hace con él y participa activamente.

¡Que me lo como! Este juego es muy interesante en esta etapa. Consiste en sentarse frente al bebé; cuando nos mire nos iremos acercando lentamente hacia su cuerpo o hacia su cara emitiendo sonidos como de deglución, hasta llegar a tener contacto con su cuerpo, y besarlo y tocarlo haciendo ruidos. Es muy posible que, ante estas sensaciones, el bebé se ría a carcajadas.

Ejercicios para mantener la cabeza erguida Se coloca al bebé simétricamente, boca arriba, sobre una superficie plana y dura. Sujetamos con nuestras manos sus muñecas y lo atraemos hacia nosotros, hasta que se quede sentado. El bebé oscilará la cabeza con suavidad. Trataremos de volver a colocarlo sobre la superficie con la cabeza estirada para que no la deje caer. Este ejercicio se hará cada 12 horas hasta conseguir que mantenga la cabeza erguida.

Ejercicios para la vista A esta edad, el niño tiene que fijar la mirada y seguir los movimientos con la rotación de su cuello. Para facilitar este ejercicio hay que repetir varias veces la siguien©  Ediciones Morata, S. L.


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te maniobra: colocarnos a unos 30 centímetros del bebé, intentar que su mirada coincida con la nuestra, e iniciar un movimiento lateral con nuestra cabeza, de izquierda a derecha.

Ejercicios de rotación Colocar al bebé estirado boca arriba, le sujetamos los pies al borde de la superficie y ponerle un brazo debajo del cuerpo, en la misma dirección hacia la que le vamos a rotar. Cuando el bebé esté boca abajo, tratará de elevar el brazo que tiene bajo su cuerpo. Esta maniobra será lenta, pero finalmente conseguirá colocar los dos brazos extendidos y simétricos.

Ejercicios para aprender a beber Hay que intentar que el niño beba agua en un vaso; si no se atraganta hay que insistir. Esta maniobra le servirá para armonizar la deglución.

Ejercicios de sociabilidad Al bebé le gusta ir reconociendo las voces; las que más le gustan son las agudas. Es conveniente cantarle e insertar algún sonido agudo, como de soprano. Esto asombrará al bebé, que intentará imitarlo. A esta edad el bebé se hace selectivo; a veces demasiado. Suele echarse a llorar estrepitosamente cuando llega una persona determinada. Es recomendable que, cuando deje de llorar, tratemos de que perciba que existe una buena relación con esa persona que rechazó tan violentamente, dándole abrazos y cogiendo la manita del niño para que lo acaricie. Sorprenden en esta etapa las actitudes corporales y expresiones del bebé. Observamos cómo se acerca a un objeto para intentar reconocer su olor, porque tiene una gran memoria olfativa, y ya distingue el olor de los padres, los hermanos y las colonias variadas de cada uno, por eso quiere oler los objetos y se los acerca a la cara. El bebé ya mueve las manos y los pies voluntariamente y le encanta el agua, chapotea y grita de satisfacción. Hay que dejar que disfrute el mayor tiempo posible, porque este mundo de sensaciones gratificantes estimula sus sentidos. ©  Ediciones Morata, S. L.


Tercer mes (12 semanas): Bebé vigilante

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Al bebé le encanta ir reconociendo el efecto que producen en su piel las distintas texturas de los tejidos; es recomendable pasarle por las manos y la cara distintos tejidos, como lana, algodón o seda.

7.  Juguetes recomendados • • • •

Sonajeros de vivos colores. Cajitas de música que emitan distintos sonidos o canciones. Muñecos tentetieso que el bebé tratará de sujetar para que no se caigan. Mascotas.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU TERCER MES

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CUERPO • Mantiene la cabeza. • Marcha automática. • Levanta las piernas. • Mueve el cuerpo.

EXTREMIDADES • Descubre las manos, las mira mucho rato. • Utiliza las manos buscando el chupete. • Abraza el aire.

SENTIDOS • Se ríe cuando reconoce a las personas. • Intenta tirar del pelo. • Se reafirma el apego. • Se comunica con sonidos o movimientos, expresión en la cara y hace “gorgoritos”. • Sigue la dirección de los ojos de la persona que lo está mirando • Gira la cabeza en dirección a sonidos más lejanos.

SOCIAL • Puede ir en mochila, así siente el corazón de quien lo lleva. • Reconoce a la madre y al padre. • Desplaza la cabeza hacia el sonido y las personas.

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Tercer mes (12 semanas): Bebé vigilante

ALIMENTACIÓN • Número de tomas = 5. • Desayuno, comida, merienda, cena y propina. • Exige estar siempre en brazos. • Se inicia la educación creando hábitos de conducta (siempre lo mismo a la misma hora). • Come con menos frecuencia pero más cantidad.

JUEGOS Y JUGUETES • Hacer ejercicios de rotación y movimiento. • Efectuar caricias, masajes. • Radio, música y cajas de música. • Mascota.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Indicaciones del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Mantiene la cabeza. • Estrecha el vínculo con los padres. • Se comunica con el cuerpo, con las manos, con la cara y el sonido. • Vitaminas. • Se puede viajar con el bebé en coche, en avión, en barco. (Conservando los horarios.) • Se indica cortar el pelo muy cortito.

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10 Cuarto mes

(16 semanas): Bebé reflexivo

Maduración La evolución normal del proceso de maduración del bebé es un cambio muy claro a los 4 meses. Consiste en la desaparición definitiva de unas formas de actividad dominante y en la aparición de otras nuevas, o bien el perfeccionamiento de las ya existentes. El niño empieza a tener movimientos voluntarios, que los utiliza cuando quiere.

1.  Áreas de desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Abrazo el aire!” El bebé ya tiene la cabeza erguida, pero su espalda aún no está recta. La zona lumbar es muy débil y, por tanto, no se puede mantener sentado porque no es posible que todo su peso grave sobre la columna vertebral; la espalda debe de estar apoyada sobre una superficie dura. Si lo colocamos boca abajo (posición ventral), el bebé es capaz de elevar la cabeza apoyándose en los antebrazos e incluso trata de elevar un brazo, mientras que sus piernas, a partir de la rodilla, se hallan en continuo movimiento Si lo ponemos boca arriba, en posición dorsal, observamos que sus miembros inferiores continúan flexionados, pero no para de moverlos. Mientras sus piernas se mueven en un constante pedaleo, con sus brazos parece querer abrazar el aire. ©  Ediciones Morata, S. L.


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B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Ya sé ponerme el chupete!” La capacidad visomotora del bebé, en otras palabras la relación que existe entre lo que ve y lo que puede sujetar con su mano, es cada vez más precisa. Por ejemplo, el niño ve su chupete en una zona de la cuna e intenta avanzar poco a poco con el brazo hasta alcanzarlo y cogerlo de una forma precisa y llevárselo a continuación a la boca. Esta organización de movimientos indica que su cerebro está desarrollándose y va adquiriendo cierta capacidad intelectual. Ya posee la acomodación ocular necesaria para ver e ir hacia los objetos que están lejos y observar los pequeños detalles cercanos.

C. ¿Qué ve el bebé? Cada vez tiene más agudeza visual y empieza a distinguir las cosas y las personas desde lejos, lo que explica que su interés esté más despierto que en el mes anterior.

D. ¿Qué oye el bebé? “¡Ya sé dónde están!” Como sabemos, la capacidad auditiva del bebé siempre fue muy elevada y ahora, a los 4 meses, ya puede identificar de dónde proceden los ruidos y girar la cabeza en esa dirección. Esta mayor agudeza auditiva le permite identificar las voces que conoce, sobre todo las de sus padres o cuidador primario.

E. ¿Qué dice el bebé? “¡Si chillo me oigo!” El bebé ya es capaz de darle cierta entonación a su voz, y balbucea utilizando algunas vocales (u –a). Acaba de descubrir que si emite sonidos consonánticos y, sobre todo, si chilla muy agudo, se escucha a sí mismo, y esto le produce tal satisfacción que lo repite con frecuencia y cuanto más alto mejor. Esta manifestación lingüística ha de ir acompañada por un estímulo de sus seres queridos, en lo que será una especie de intercambio de afectividad. El niño sabe que los sonidos guturales y los posteriores balbuceos y risas provocan una respuesta positiva de sus padres, que le premian con gestos y palabras cariñosos. Por tanto, ese intercambio afectivo es fundamental en la evolución lingüística del niño. ©  Ediciones Morata, S. L.


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F. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡Tardan mucho en darme de comer!” El bebé está descubriendo sus manos y las contempla reflexivamente, durante largo rato. En esta etapa, el niño empieza a mostrar su satisfacción y le gusta estar en una postura vigilante, por eso prefiere permanecer semisentado antes que boca arriba, para saber por dónde andan todos los miembros de la familia y ver lo que hacen. Todo lo que ocurre a su alrededor le interesa, sobre todo cuando su madre entra y sale de la habitación. Sus pausas de sueño son cada vez más cortas, y más largas las de vigilancia. Además, ya no llora cuando se despierta, y controla muy bien el tiempo que precede a la comida, porque su organismo funciona como un reloj de precisión: suele despertarse unos 30 minutos antes de que le toque la toma, y la reclama anticipándose a la hora para que se la preparen y se la den cuando corresponde. Le gusta observar cómo preparan su comida, como si quisiese enterarse de todos los detalles. Si tiene mucha hambre, se muestra impaciente y se golpea las manos mientras succiona fuertemente el chupete.

2. Alimentación Pautas alimenticias. “Me dan fruta, ¡qué rica!” A los 4 meses, el bebé hace unas cuatro o cinco tomas al día, normalmente tres biberones y dos tomas de cereales sin gluten. Si hace calor, una de las tomas de cereales se puede sustituir por una papilla de frutas variadas (pera, manzana, naranja). La cantidad oscila entre 200 a 250 centímetros cúbicos, siempre siguiendo las indicaciones del pediatra. Hay que comprobar el tamaño del orificio de las tetinas para que el bebé no necesite hacer un gran esfuerzo a la hora de succionar, si es pequeño, ni se atragante si es demasiado grande. Las tomas se distribuyen en función del horario de la madre y del bebé. Se suele dejar la papilla de frutas para la tarde, porque así se puede preparar en el momento de tomarla, cuando la madre sale del trabajo. En la actualidad, las leches artificiales se han perfeccionado mucho y son idóneas para favorecer el crecimiento y desarrollo del bebé, en aquellos casos en que la lactancia natural es insuficiente o está contraindicada por alguna circunstancia. Estas leches aportan nutrientes que ayudan a digerir y a absorber las grasas, y vitaminas para favorecer la función visual, así como nucleótidos y minerales que incrementan las defensas naturales del bebé. En este mes, el niño ya puede tomar papillas de cereales sin gluten; muchas de ellas ya vienen preparadas, y no hay más que proporcionar la dosis indicada ©  Ediciones Morata, S. L.


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por el pediatra y aceptada por el bebé. Estas papillas contienen todas las propiedades de los cereales, pues están hidrolizadas y facilitan la digestión. En la papilla de frutas, las proporciones se irán ajustando al gusto del niño. En los primeros días, es aconsejable que la pera y la manzana sean en compota, porque son menos ácidas y el bebé las tolera mejor, ya que no supone un cambio demasiado brusco en los sabores que conoce y la consistencia es también más fácil de digerir.

¿Cómo se hace la compota? Para elaborar la compota, se debe hervir entre 15 a 20 minutos la pera y la manzana previamente troceadas. Posteriormente, se bate la mezcla procurando dejar siempre aparte dos o tres cucharadas, que machacaremos con el tenedor, para conseguir que la textura final no sea tan suave como la del yogur, sino que tenga algún grumo y que así el bebé se vaya acostumbrando y no rechace en el futuro los alimentos sólidos.

¿Qué es el gluten? Es la mezcla de proteínas de origen vegetal que se encuentra en determinados cereales, sobre todo, en el centeno. Existe un porcentaje de niños y adultos que manifiestan una intolerancia permanente al gluten. Si lo ingieren, presentan síntomas como pérdida del apetito, y como consecuencia, bajo peso, retraso en el desarrollo y alteraciones del carácter. Es la llamada enfermedad celíaca. La carencia total de esta proteína en la alimentación es el único tratamiento de esta enfermedad, según se concluyó en el I Congreso de la Federación Española de Sociedades de Nutrición Alimentación y Dietética (FESNAD), que se celebró en Madrid en el 2004. El término celíaco viene de la palabra griega koiliakós, que significa “perteneciente al vientre”. De esta enfermedad se han descrito casos tanto en la infancia como en los adultos desde el siglo II a. C., Pero la asociación entre los síntomas y la causa fue perfectamente descrita por un pediatra holandés, el profesor Dicke, en la Universidad de Utrecht, en 1950. En su tesis doctoral, Dicke demostró cómo los niños celíacos mejoraban de una forma extraordinaria cuando se excluían de su dieta el trigo, el centeno y las harinas, pues desaparecían los síntomas y reaparecía el apetito. Se trata en realidad de una anormalidad del intestino delgado, que impide a su mucosa absorber los alimentos y conducirlos hacia la corriente sanguínea. Los niños que padecen esta disfunción acusan una intolerancia permanente al gluten. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Estos niños sufren constantes diarreas, y sus heces son características: brillantes y grasientas. Presentan vómitos y falta de apetito permanente, que cursan con cambios de carácter y estacionamiento de la curva de peso; su cara tiene un aspecto triste y se irritan con gran facilidad. Una vez diagnosticado, el tratamiento consiste en erradicar para siempre el gluten de su dieta. A la primera semana del tratamiento ya se aprecia la mejoría y vuelve el apetito, se normalizan la frecuencia y la consistencia de las deposiciones, cede la distensión abdominal y asciende la curva de peso. El carácter del niño también se transforma: tiene menos rabietas y está más alegre. Como media preventiva ante la posible aparición de esta patología, los pediatras no introducen el gluten hasta que no han transcurrido los primeros 12 meses de vida, para evitar que un porcentaje de niños sufra de forma tan precoz una enfermedad que impediría su normal desarrollo, y porque no tomar gluten en este 1er año no interfiere en absoluto en la normal evolución del bebé.

3.  Sugerencias: Actitudes ante la nueva situación La rutina crea el hábito: “¡Siempre igual!” Cuando existe un verdadero orden a su alrededor, el niño siente que todo es conocido, y esto le proporciona estabilidad y seguridad. Esta rutina le permite intuir lo que va a pasar durante el día, empieza a darse cuenta de la hora a la que vienen sus padres a despedirse de él, aunque esté dormido. También sabe que, a pesar de que se vayan, le van a dar de comer, aunque sea algo distinto de lo que le daba su madre. Sabe que le van a llevar a dormir cuando tenga sueño y que esto sucederá después de cada toma. Esta jornada estructurada es beneficiosa para la madre, para quien atiende al niño en su ausencia y, sobre todo, para el bebé. Es necesario crear un hábito y repetir mucho una situación hasta que se convierta en una rutina, sin que ello implique una disciplina rígida e inamovible, porque no hay que olvidar que el niño y sus razones forman parte de un contexto global en el que debe existir armonía.

Él lo cuenta todo Para averiguar si las necesidades básicas del bebé, como comer y dormir, y las afectivas están bien cubiertas, no tenemos más que observarlo, porque él lo cuenta todo. El niño nos hará saber si tiene hambre, si está cansado, si tiene sueño o si está aburrido. Esto obedece a una ley biológica que actúa en todos los seres ©  Ediciones Morata, S. L.


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humanos, si bien cada bebé es distinto. Por algo dicen los padres: “Mi niño es único”, y es verdad.

Actitud al salir de casa. “¿Volverán mis padres?” Es aconsejable que el bebé sepa que sus padres se van a trabajar, aunque sea susurrándoselo en el oído. Es necesario que comprenda que aunque se vayan, no le abandonan, sino que volverán por él. Este mensaje llega al subconsciente del niño, y deja de tener esa sensación de abandono, pues puede pensar que cuando se marchen sus padres no los volverá a ver. En días sucesivos, el niño estará más tranquilo y aceptará mejor la ausencia. De todas formas, durante los primeros días muchos niños presentan una actitud vigilante, pues están pendientes de cómo va a transcurrir su día y en qué momento van a aparecer sus padres. Es necesario crear un clima de confianza, sobre todo a la hora de comer y de dormir.

Actitud ante la comida del bebé Desde los primeros meses, hay que incorporar a la mentalidad del bebé que comer es algo muy serio, que hay que estar concentrados y no hacer otra cosa mientras se come. Si se adquiere ahora este hábito, evitaremos el horror de estar detrás de un niño para darle la comida mientras él juega a rechazarla. Si el niño asimila esta actitud, no tardará en darse cuenta de que comer supone una gran satisfacción, no sólo porque le desaparece el hambre, sino porque le ponen siempre en el mismo sitio, lo colocan de la misma manera y, mientras come eso que tanto le gusta, oye la misma música y le dicen cosas muy agradables. En el caso de que el bebé se duerma y se canse al comer, hay que observar si el tamaño del orificio de la tetina es el adecuado y hacer todo lo posible para que se despierte, dándole pequeños pellizcos en el dedo gordo del pie o pasándole la mano mojada por la cara, ya que la toma no debe prolongarse demasiado, porque en el estómago se mezcla la leche medio digerida con otra sin jugos gástricos y esto altera el tiempo de digestión. Las tomas no deben durar más de media hora. La persona que se queda al cargo del bebé tiene que hacer todo lo posible para conquistarlo, para que entre ella y el bebé exista una verdadera empatía. Enseguida se nota si esto es así, porque cuando el niño ve a la persona que lo cuida se ríe y se pone contento. Puede suceder que el bebé haga más caran©  Ediciones Morata, S. L.


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toñas a esa persona que a su propia madre; esto no debe ser nunca motivo de celos sino todo lo contrario, tiene que producir la sensación de que el niño está en buenas manos y hay que demostrar una gran satisfacción ante este hecho. Es importante contarle al niño todos los acontecimientos que van surgiendo en su pequeña existencia —“te voy a dar la comida, voy a bañarte”—, y procurar que siempre tenga cerca sus objetos preferidos; éstos se deben llevar cada vez que se salga de viaje o de paseo, aunque sea con sus padres. Cuando se sale de casa hay que dejar todo perfectamente planificado: dónde están los chupetes, los biberones, la ropa, y un teléfono para comunicarse en caso de que sea necesario. Actualmente, los móviles son un medio de comunicación imprescindible. Si la madre desea mantener la lactancia al incorporarse al trabajo, tiene que extraerse la leche antes de salir de casa y dejar los biberones preparados con la cantidad que corresponda, durante su ausencia. La leche de mujer se conserva en el frigorífico de 24 a 48 horas, e incluso se puede congelar.

¿Qué hacer con la lactancia natural? Es aconsejable llevar un sacaleches en el bolso mientras se está fuera de casa, pues la biología es imprevisible y delatadora en muchas ocasiones. Al iniciar la vida laboral, la mujer tiene que ser consciente de que pasa a una nueva etapa, y debe empezar a cuidarse físicamente, hacer ejercicio, planificar su alimentación, pensar que está mejor que antes de tener el bebé y conseguir que sea así. Ha de ser consciente de que si trabaja es porque ha decidido hacerlo y porque le interesa promocionarse, por tanto el tiempo que pasa en el trabajo tiene que rendir con una autonomía total, sin pensar en los problemas caseros.

¿Cómo crear el hábito del sueño? “¡Si lloro lo consigo!” Conseguir que el niño duerma por la noche y esté espabilado durante el día es una tarea difícil, pero no imposible. El bebé acaba de descubrir que la madre desaparece y aún no sabe en qué momento puede surgir esa situación. Es muy posible que duerma mal y no logre conciliar el sueño, o bien que se despierte a media noche para vigilar lo que está sucediendo, o porque sabe que a esa hora seguro que están sus padres e imagina que es el momento apropiado para jugar con ellos. Pero para los padres no es precisamente el momento oportuno puesto que están cansados y tiene que madrugar al día siguiente. Esta situación puede prolongarse casi hasta la desesperación, pues el niño puede recurrir a llorar muy alto y despertar a los vecinos. Con esta actitud hace un verdadero chantaje a los padres, ya que sabe que recurrirán a lo que sea para ©  Ediciones Morata, S. L.


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que se calle. Cuando esto ocurre, es preciso tener mucha calma y una enorme paciencia para tratar de crearle seguridad y convencerlo de que no está solo, que sus padres están cerca de él y lo protegen. No hay que cogerle en brazos desde el primer llanto, porque así se siente inmediatamente compensado y piensa: “Si lloro, me cogen en sus brazos y me llevan a su cama”, con lo que obtiene una enorme rentabilidad del llanto. Debemos tratar de tranquilizarlo, y pasar así de la tragedia a la comedia. Hay que darle el chupete, atenuar la luz, poner música suave y, poco a poco, se conseguirá la armonía y más tarde el sueño.

¿Cuántas horas tiene que dormir? Un neonato duerme casi las 24 horas del día, y sólo se despierta para comer. Pero a medida que crece se va regulando el tiempo que tarda en hacer la digestión. Según crece exteriormente, su estómago también crece, y al tener más volumen permite que ingiera más cantidad de alimento, con lo que tarda más en recorrer el tracto intestinal. Así se irá espaciando el tiempo en el que el niño siente hambre, lo que conlleva la prolongación de las pausas de sueño, ya que el bebé duerme siempre después de cada toma. —  A las 8 semanas duerme entre 19 a 20 horas. —  A las 20 o 24 semanas duerme entre 16 a 18 horas. —  Alrededor de las 24 semanas duerme unas 14 horas.

4.  Alteraciones propias de los primeros meses Sarpullidos En los primeros meses, el bebé puede presentar una variedad de sarpullidos leves en la cara. Es muy frecuente, y suele tener una sencilla solución con el paso de los primeros días de vida. Las llamadas perlitas son unos puntos blancos anacarados y brillantes que no guardan relación alguna con la piel de alrededor. Suelen aparecer en períodos de aumento de peso del niño, por eso se conocen popularmente como engordaderas. Desaparecen a los pocos días sin ningún tratamiento, ya que son grasas acumuladas en los folículos pilosos. Otra característica es un punteado rojizo en las mejillas que corresponde a pequeñas vasodilataciones que aparecen y desaparecen sin tratamiento alguno. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Eczemas de contacto La lesión de la piel denominada eczema cursa con eritema más edema, y puede originar una descamación. Se trata de una dermatitis debida a causas mecánicas y físicas. Durante la lactancia es muy frecuente este tipo de alteraciones en distintas zonas del cuerpo del bebé. • Las heces y la orina en la región glútea e inguinal producen la dermatitis del pañal. La saliva y las regurgitaciones actúan como un elemento extraño en la cara y en el cuello. El sudor actúa sobre las axilas, y existe cierta predisposición en las zonas de la piel fina de la cara, como las mejillas y el cuello. • Es muy frecuente el eczema por contacto al metal de pendientes y piercings, que aparece a los 10 ó 15 días de la perforación. Del contacto del metal con la piel surge una irritación con edema, que posteriormente avanza a la parte posterior del pabellón auricular y del cuello, y que se acompaña con una descamación en esa zona, que puede ser el origen de los llantos injustificados del bebé. • En estos casos, hay que suprimir rápidamente la causa que lo produce, el pendiente o piercing, y pasar un hilo de algodón por el orificio, hacerle un nudo y cerrarlo como si fuese un anillo. Así permanecerá hasta que se normalice por completo la alteración de la piel, lo que suele suceder alrededor de los diez días. A partir de este momento se puede volver a introducir el metal, y hay muchas posibilidades de que no se produzca una reacción negativa. • Otra dermatitis por contacto es la que causa el plástico duro del chupete, que produce una especie de ventosa en su boca al succionar con fuerza el bebé, lo que origina que esa zona poco aireada presente una erupción de forma y dimensiones similares a la plataforma del chupete.

Dermatitis del pañal Observamos cómo la piel que cubre el pañal presenta un área enrojecida y edematosa, más acentuada en la parte baja del abdomen. Esto sucede cuando, por distintas circunstancias, la piel del niño entra en contacto con la orina o las heces. Al ser una zona tan sensible, si además se une al calor, la piel se erosiona. Este problema se agrava cuando el niño ingiere alimentación variada, ya que su orina es más concentrada, y sus heces pueden contener sustancias de excreción lesivas. La solución es fácil: se lava la zona con agua jabonosa, se deja secar la piel al aire libre y se cambian los pañales con más frecuencia. ©  Ediciones Morata, S. L.


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5.  Control vacunal • DTP. Vacuna trivalente: difteria- tétanos- tos ferina. • Hib. Vacunación contra el haemophilus influenzae tipo b. Se debe incorporar al calendario vacunal a partir de los 2 meses.

6.  Juegos recreativos y pedagógicos ¿Es bueno darle masajes? “¡Qué gustito!” El masaje es uno de los juegos que más favorece la salud del bebé, al tiempo que crea una óptima relación entre el niño y quien lo ejecuta. Entre los sentidos: vista, oído, olfato y gusto, el tacto es igual de importante, pues a través de la piel el bebé recoge una gran cantidad de información, y reconoce a quien lo masajea. Desde los primeros días, cuando se cambia el pañal, se debe pasar la mano acariciando todo el cuerpo del niño y simultáneamente se le debe hablar y tratar de comunicarse con él, ya que estos ejercicios tienen que ser placenteros y gozosos tanto para él como para quien los ejecuta. El mejor momento para dar masajes suele ser después del baño o bien por las mañanas. Para empezar, siempre hay que contar con el bebé, y si llora está claro que no es el momento apropiado. Debe buscarse un ambiente relajante y untarse las manos con cremas o aceites que faciliten el deslizamiento sobre su cuerpo. Esta técnica contribuye al aprendizaje del bebé y aumenta su capacidad respiratoria. Además, los masajes en el abdomen colaboran en la expulsión de los gases, sedando los posibles dolores.

Técnicas elementales Colocar al bebé sobre una superficie dura mirando hacia arriba; sujetarle las manos y presionar lentamente en dirección del tórax del bebé. Repetir esta maniobra varias veces. Si ponemos al niño boca abajo, la presión se hará sobre los laterales de la columna vertebral. Con nuestro dedo pulgar presionaremos el centro de la planta del pie, describiendo movimientos circulares. En el abdomen presionaremos con la palma de la mano toda la masa abdominal, siguiendo suavemente la dirección de las agujas del reloj y en el mismo sentido de sus movimientos intestinales, lo cual facilita la digestión. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Juegos tradicionales Un juego muy apropiado para esta edad es esconder su cara con un trapo y posteriormente tirar de él para que nos pueda ver: “Cucú- tras- tras”. Otro juego indicado es ponernos con él delante del espejo, para que se reconozca y juegue mirándose. También resulta muy adecuado ponerle un trapo fino por la cabeza y observar cómo responde. En este mes lo más posible es que el niño se mantenga con el trapo puesto y que no sepa deshacerse de él, de manera que acabará por echarse a llorar. En meses sucesivos, a través de esta ingenua maniobra podremos observar la evolución de su carácter. En términos generales, todos los juegos tendrán como objetivo establecer una comunicación con el bebé y tratar de estimular sus sentidos. • Contestar a su parloteo con sonidos parecidos a los que él emite. • Acercar sonajeros a su mano, que él arrojará al suelo inmediatamente, porque en realidad lo que más le gusta del sonajero es el ruido que hace cuando llega al suelo. • Emitir sonidos y tratar de cantar con el bebé. • Reírse y abrazarle.

7.  Juguetes recomendados • • • • • •

Móviles. Cajitas de música. Animales para chupar. Libros para chupar y jugar en el baño. Trato social con niños y adultos. Mascotas.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU CUARTO MES

Vídeo resumen en http://www.edmorata.es/Shop/Product/Details/2088

CUERPO • Boca abajo levanta la cabeza, se apoya sobre los antebrazos y mano. • Gira la cabeza hacia el objeto deseado. • Su cuerpo está en un continuo movimiento.

EXTREMIDADES • Tiene apoyo plantar. • Con las manos ya puede coger el chupete y llevárselo a la boca. • Reconoce sus manos y las mira largamente.

SENTIDOS • Se ríe cuando reconoce a las personas. • Le gustan los objetos de vivos colores y los observa largo tiempo. • Identifica los sonidos más lejanos girando la cabeza hacia ellos.

SOCIAL • Le satisface ver su imagen en el espejo. • Cada día está más vigilante. • Se ríe de las novedades. • Puede rechazar violentamente a las personas y las cosas que no le gustan.

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ALIMENTACIÓN • Número de tomas 4-5 ±. • 3 biberones. • 2 cereales sin gluten. • 1 papilla de fruta, pera-manzana, naranja-uvas. Cantidad 200-250 cc ±.

JUEGOS Y JUGUETES • Juegos tradiconales. (Cucú, tras-tras.) • Contestar al parloteo con sonidos parecidos. • Emitir sonidos y tratar de cantar al bebé. • Risas y abrazos. • Le gusta salir a la calle (2 horas ±). • Cajitas de música. • Música y canciones.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Indicaciones del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Cada vez duerme menos horas. • Mantiene la cabeza continuamente. • Se entretiene solo. • Reconoce sus manos y las personas. • Puede variar de alimento.

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(20 semanas): Bebé que se reconoce a sí mismo

1.  Áreas de desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Ya me apoyo sobre mis pies!” Características de esta etapa: • Tiene apoyo plantar, y si lo sostenemos de pie soporta el peso de todo su cuerpo. • No es capaz de hacer una rotación total de su cuerpo, pero hay veces que casi lo consigue. • Controla su cuerpo, lo mueve por zonas. • Boca abajo, se apoya en las manos y los pies e intenta arrastrarse y avanzar, sin conseguirlo. • Se desliza hacia delante y hacia atrás. • Casi se mantiene sentado de una forma inestable. • Si le sostenemos sentado con apoyo, se mantendrá muy erguido. Es una etapa en la que el niño desarrolla una gran actividad, no para de mover las piernas haciendo movimientos de natación y pedaleo. Agita los brazos, los une, y parece que abraza el aire. Es capaz de elevar la cabeza y el tórax apoyándose en los antebrazos, e incluso ya puede apoyarse en un antebrazo, y con el brazo libre tratar de coger algún objeto que esté a su alcance. ©  Ediciones Morata, S. L.


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B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Ya sujeto mi sonajero!” Es el momento en que el bebé va hacia lo que le gusta y lo sujeta. Observamos cómo cuando le interesa un sonajero es capaz de asirlo, lo aproxima mucho a los ojos para verlo bien, lo acerca a la cara y la nariz para olerlo, y lo pasa por la boca para chuparlo, puesto que quiere conocer la consistencia, el olor y la superficie del objeto, es decir, que desea adquirir una total información sobre éste. Ya es capaz de pasar el sonajero de una mano a otra y, al final, llevárselo a la boca. En esta maniobra tan breve han participado todos sus sentidos y le ha proporcionado una valiosa información; ya sabe que el sonajero no forma parte de su cuerpo. En general, el bebé trata de coger todo lo que se le ofrece, para conseguirlo hace una prensión palmar y se acerca el objeto con los tres últimos dedos y el pulgar. Es lo que se denomina pinza posterior. Se inicia, además, una etapa de cierta perfección en el control visomotor, es decir, una armonía entre lo que ve y lo que puede coger con su mano. Si lo colocamos en una superficie dura y le ponemos el chupete a una distancia que esté a su alcance, observaremos cómo el bebé lo mira mucho, rota su cuerpo en dirección al chupete y por último estira la mano, lo coge y se lo lleva a la boca.

C. ¿Qué ve el bebé? “¡Qué guapo soy!” Se asombra ante el espejo, pero se ríe, se gusta y se reconoce.

D. ¿Qué oye el bebé? “¡Me están regañando!” En esta etapa, el bebé escucha atentamente cuando lo llaman, hace un gesto de entendimiento. Diferencia los sonidos y le interesan, sobre todo, los nuevos, que trata de descubrir e identificar. Empieza a comprender alguna palabra, como su nombre, el de su perro o el de su muñeca. Ya entiende, por la entonación, lo que está prohibido y comienza a desentrañar el sentido del mensaje que le dan, aunque no sea capaz de ejecutarlo. Reconoce alguna canción repetitiva.

E. ¿Qué dice el bebé? “¡Me gusta parlotear!” Emite nuevos sonidos consonánticos e inicia el balbuceo. Es una etapa de gran aprendizaje. El bebé se ha dado cuenta de que los sonidos salen por la boca de quien los emite y por eso siempre mira y se fija en las ©  Ediciones Morata, S. L.


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bocas, le gustan las distintas entonaciones y los sonidos que se repiten, empieza a conocer a las personas por la forma como hablan, las sigue con la mirada y, cuando están enfrente mira insistentemente hacia la boca para saber qué dicen. Le gustan los gestos, y con la gente que gesticula al hablar, inicia un verdadero parloteo. Ya ha creado la comunicación gestual y corporal e inicia la prelingüística. Este es un momento idóneo para estimular al bebé al lenguaje, siempre con expresiones afectivas que provoquen la respuesta al habla. Se dice que el niño que no habla es porque no se siente querido.

F. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡En el parque, tengo mucho sitio para moverme!” El bebé ya ha alcanzado la edad en la que empieza a dominar el espacio, lo que sin duda estimula su imaginación. El espacio es ahora un poco más amplio. En el parque, por ejemplo, puede iniciar nuevos ejercicios, dar vueltas, estirarse y llegar a los objetos deseados, se siente muy satisfecho de sus grandes proezas, que desea repetir una y otra vez y que espera sean celebradas, lo que le dará pie a nuevas experiencias. Características de esta etapa: • Cuantas más novedades descubre, más deseos tiene de sentirse protegido en los brazos de su madre, porque sólo allí estará seguro de que no le va a pasar nada malo. Cuando no lo tienen en brazos el tiempo que él desea, llora desoladamente, porque además tampoco quiere dormirse, lo considera una pérdida de tiempo ante tantas novedades que esperan. De todas formas, hay que poner todos los medios para que él no domine la situación, sin ceder nunca, y acostarlo a la hora indicada, lo que no impide que pueda entretenerse un ratito con los juguetes de su cuna, o que se chupe el dedo pues, ante este exceso de vivencias, se pone nervioso y necesita un tiempo de transición hasta conciliar el sueño. Por encima de todo, hay que mantener la disciplina del horario. (Bebé educado, niño delicioso; bebé maleducado, niño insoportable.) • Es una etapa muy rica en todo tipo de comunicaciones, es una provocación constante. • Empieza a hacer gracias. • Imita sonidos; por ejemplo, la tos. • Sostiene el final de las entonaciones. De estos aprendizajes saca mucho rendimiento, porque suelen ser muy celebrados: lo abrazan y lo piropean. Siempre hay que ensalzar sus progresos; de lo contrario, quedará desolado y tardará más tiempo en iniciar otra nueva experiencia, puesto que le fascina el mundo que lo rodea. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

2. Alimentación Este mes es de transición alimenticia, pues hay que ir preparando al bebé a los cambios de sabor y consistencia, y eso requiere una etapa de adaptación. Hará cuatro tomas diarias, que se corresponden con el desayuno, la comida, la merienda y la cena. En cuanto a la cantidad, no debe pasar de 1.000 centímetros cúbicos cada 24 horas.

Menú • Desayuno: antes del biberón, tres cucharadas soperas de zumo de naranja más dos cucharadas de agua. • Comida: cereales sin gluten. • Merienda: se pueden incorporar las frutas (pera, manzana y naranja). • Cena: biberón. Nunca ha de ser licuado, pues la pulpa de la fruta tiene fibra y favorece la digestión. Es el momento indicado de administrar las vitaminas u otros medicamentos.

3. Sugerencias ¿Con quién está mejor atendido el bebé? Los abuelos Hasta mediados del siglo XX, la unidad familiar estaba compuesta por tres generaciones. Los abuelos, los hijos y los nietos, que convivían en el mismo espacio. La misma arquitectura de las casas burguesas de la época disponía de un espacio determinado para albergar familias de este tipo: en el piso principal vivían los abuelos; en el primer piso, los hijos, y en el segundo y ático, los niños y el servicio. No tenemos más que fijarnos en las casas rurales para darnos cuenta de que en ellas todavía se mantiene esta disposición. La sociedad está cambiando, y ya no es viable esta distribución familiar, empezando porque los hijos ya no quieren vivir con sus padres, sino ser libres y organizar su propia vida. En la actualidad existe, por parte de las madres, una verdadera añoranza de dejar al bebé con sus padres. Son muchas las mujeres que se incorporan a la ©  Ediciones Morata, S. L.


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vida laboral y sienten miedo de dejar a su hijo entre personas desconocidas, aunque estén perfectamente capacitadas para desempeñar la tarea. Sin embargo, la madre y la hija suelen compartir una misma actitud, pues además de ser madre e hija, se ha creado entre ellas una buena amistad, ambas son cómplices en muchos secretos familiares. Cada vez es más frecuente el ver la imagen de una abuela joven con una madre tardía; estas dos personalidades se entienden muy bien, suelen tener los mismo gustos, se visten de forma parecida y cada una desea algo que tiene la otra, así que ésta suele ser la persona ideal para cuidar la joya que deja en casa durante el tiempo que trabaja. Toda esta situación idílica es perfecta, siempre que no se dé la circunstancia que la abuela también trabaje. A los padres les llega además la información de que una prestigiosa revista científica confirma que “los niños que conviven en su infancia con los abuelos son más sanos, son más sociables, tienen mayor numero de conocimientos y hasta viven más años”; así que tener abuelos significa, actualmente, poseer un tesoro.

¿Qué aportan los abuelos? Los abuelos disponibles colaboran a la crianza de sus nietos. El mensaje del estudio anteriormente mencionado indica que el contacto con la abuela es beneficioso para los nietos y para la perpetuación de los genes familiares. Es como si ellas fuesen las responsables de cuidar sus propios genes. Los abuelos, suponen una valiosa aportación a la autoestima del niño; ellos son los encargados de transmitirles las canciones populares, las costumbres tradicionales, los eventos y anécdotas familiares, lo que proporcionará al niño una referencia histórica y le dará las claves para entender el lugar que ocupa en el mundo. Algunos aspectos importantes son: • Los niños atendidos por los abuelos, según las estadísticas, tienen un menor porcentaje de ingresos en urgencias. • Estudios longitudinales a largo plazo demuestran que los niños con abuelos tienen mejor adaptación social. • También presentan una mayor autoestima y seguridad en sí mismos. • Estos niños, al ser más sociables, se adaptan mejor a las guarderías. • Presentan lazos muy firmes con la familia y sus tradiciones. Por tanto los abuelos contribuyen a crear la propia identidad del niño. Los padres no lo son todo, el niño necesita saber que forma parte de una cadena generacional, pues así tiene conocimiento del lugar que ocupa en su historia. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

¿Qué aportan los nietos? Es como abrir una puerta a otra existencia, que no interesaba pero que engancha como una buena novela que te están contando bien, y a la vez que te proyectas en ella, eres consciente de que te han reservado un papel importante. Es un papel cómodo, ya que sólo se trata de dar lo que te sale de dentro, afectividad hacia ese ser tan desvalido del que eres un familiar muy cercano. Los abuelos deben recordar que sólo son “temporeros”, que estarán ahí mientras se los necesite, en esa etapa de transición que terminará cuando llegue el momento de ir a la guardería. Algunos autores han dejado constancia escrita de esa gratificante experiencia como abuelos, por ejemplo, Confesiones de una abuela, de Josefina ALDECOA, o El diario de una abuela de verano, de Rosa REGAS. Sin embargo, no podemos olvidar que no siempre se trata de una experiencia afortunada, es incuestionable que esta tarea supone un sobreesfuerzo importante para unas personas que ya habían iniciado una merecida pausa en su larga vida de trabajo. Esto explica que actualmente se hable del llamado síndrome de la abuela esclava. En esta línea, el doctor GUIJARRO MORALES, ha publicado un libro donde cuenta, a través de sus experiencias clínicas, lo duro que se hace para numerosas abuelas tradicionales renunciar a su propia vida para poder atender a sus nietos. No obstante, a veces se convierte en una necesidad vital, pues el sustento familiar depende de la madre de esos niños, y ellas tienen que suplirlas cuando se van al trabajo. Se sienten abrumadas, porque poco a poco se van dando cuenta de que cada vez tienen más obligaciones y responsabilidades y, como dice el doctor Guijarro, aún ejercen las claves primordiales de la educación, por esto resulta tan agotador. La abuela es tan importante, que si no existiese habría que crearla. Si bien hemos valorado las excelencias de la abuela, el personaje del abuelo tiene para el niño la misma categoría e importancia, pues existe entre ellos una verdadera complicidad. El nieto imita sus formas y, además, le encantan todas las historias y las batallitas que le cuente. Esta comunicación amplía su imaginación y siente un gran respeto y admiración por él, de forma que percibe que su propia existencia encaja generacionalmente en la del abuelo. Los cuentos e historias familiares de los abuelos serán los que más gusten al niño, que pedirá insistentemente que se las repitan una y otra vez.

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Quinto mes (20 semanas): Bebé que se reconoce a sí mismo

4.  Alteraciones propias de los primeros meses El falso resfriado En zonas de temperatura alta y ambiente seco, tanto exterior por el clima, como interior por calefacción o aire acondicionado, el bebé acumula gran cantidad de secreciones en las vías altas, laringe y nariz, y éstas se quedan resecas y se condensan en zonas de la mucosidad de la nariz, con lo que semiobstruyen el canal del paso del aire; ello puede provocar síntomas respiratorios, como respiración agitada. Si estos síntomas se mantienen con frecuencia, hay que consultar con el pediatra, el ideal es solucionar el problema en el momento, cuando se produce, introduciendo en las fosas nasales suero fisiológico, bien directamente o con aparatos especiales que presionan hacia arriba las pequeñas condensaciones y así arrastran el obstáculo dejando libres las vías respiratorias. También hay que tratar de modificar lo antes posible el ambiente seco. Ya no se recomienda mantener el humidificador constantemente, puesto que favorece la formación de hongos, sino encenderlo más o menos durante 15 minutos, varias veces al día; otra opción es dejar esponjas mojadas encima de los radiadores. El bebé puede tener tos y estornudos a determinadas horas del día, generalmente por la mañana. Aunque no es un síntoma infeccioso, hay que evitar que, si algún miembro de la familia está constipado, se acerque al bebé, lo bese, y mucho menos en la boca. Si no existe subida de la temperatura, puede ser una infección respiratoria leve y fácilmente reversible que no necesita tratamiento específico; habrá que limitarse a suprimir las dolencias del bebé. Las consecuencias negativas de estos leves constipados son que al niño le resulte difícil armonizar la deglución y la succión, por la dificultad en la entrada de aire; es muy posible que el bebé se atragante, lo pase mal y deje de comer. Lo mismo le sucede cuando le acuestan a dormir; al respirar mal se asusta y no quiere dormir, porque asocia una situación con la otra. Para solucionarlo, lo indicado es buscar los orígenes del mal, darle el biberón o el pecho en una postura más elevada y más recta, tratar de interrumpir el tránsito de la alimentación con más frecuencia, conseguir que esté tranquilo y respire bien después de ponerle unas gotas de suero fisiológico. Durante el sueño se puede elevar parte de la cabeza, colocando por ejemplo una almohada debajo del colchón, pero lo principal es siempre calmarlo y que nunca se sienta solo. También existen las peras de extracción de mucosidades, pero no conviene abusar de ellas, pues pueden producir erosiones en las mucosas de los orificios nasales. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

En resumen, existen numerosas pequeñas alteraciones que deben saber manejar los padres o la persona que cuida del bebé, quienes han tener confianza en sí mismos y pensar que están mucho más capacitados de lo que creen. Si existe una verdadera duda, conviene acudir al pediatra, sobre todo cuando estos llamados síntomas leves se prolonguen en el tiempo, cuando el bebé pierda el apetito y cuando su temperatura sobrepase los 37 grados.

Deformaciones congénitas de los pies Pies zambos El llamado pie zambo en su forma leve se origina en la vida intrauterina (en el útero de su madre) y se manifiesta al nacer por una mala posición de los pies respecto a las piernas, actitud viciosa que impide el apoyo del pie en el suelo por sus puntos normales. El pie zambo clásico (equino-varo) se produce cuando el feto se desarrolla en un espacio pequeño, tuerce el tobillo y la planta del pie la adapta a su abdomen. Los dos pies suelen estar perfectamente encajados y al salir al exterior los pies se pueden poner de la misma forma sin que el niño sienta ninguna molestia. Lo primero que hay que saber es que no son lesiones del hueso, y mucho menos que el niño vaya a estar incapacitado. Desde el primer día se tratará de relajar los músculos contraídos y ejercitar los que se han distendido. Esta corrección es fácil, a través de ejercicios de fisioterapia que se pueden indicar a los padres, y controlar periódicamente, hasta alrededor del 3er mes, en que ya se apreciará una buena corrección. De todas formas, será el traumatólogo infantil quien establezca las pautas que deben seguirse.

Pies planos También denominados pies calcáneo-valgo. Junto con los pies zambos posturales son las dos alteraciones más frecuentes. Se deben, igualmente, a una mala posición fetal intrauterina. Esta forma benigna del pie plano al nacer se caracteriza por una contractura de los extensores del pie que impide la flexión plantar. Desde los primeros días hay que efectuar estiramientos de los tejidos blandos, pequeña maniobra con la que se consigue una excelente corrección. Para todos los bebés que inician la deambulación liberada, aunque no tengan ninguna alteración, es aconsejable que cuando empiezan a caminar, lo hagan descalzos o con calcetines antideslizantes, ya que esto les obliga a utilizar el pie como garra y así se forma la curvatura. ©  Ediciones Morata, S. L.


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5.  Control vacunal Al 5º mes no se aplica ninguna vacuna.

6.  Juegos recreativos y pedagógicos • Cantar canciones sencillas de forma repetitiva. Es el momento en que se puede empezar a hablarles en otro idioma distinto al materno. El niño, aunque no entienda, irá asimilando la fonética y las distintas inflexiones de la voz, de forma que aprender otro idioma le resultará, posteriormente, mucho más fácil. • Iniciar la educación, ya que el niño está capacitado para comprender el mensaje aunque no sea capaz de ejecutarlo. Entenderlo amplía su conocimiento. • El trapo. Consiste en ponerle al niño una gasa o un trapo encima de la cara, de forma que ésta quede bien tapada. El pequeño tratará de quitárselo; si no lo consigue en este mes, lo hará en meses posteriores, pero ahora conviene introducirlo en este aprendizaje. Cuando logra finalmente retirarse el trapo, siente una gran satisfacción, que debemos celebrar. • El espejo. A los 5 meses, al bebé le divierte mirarse en el espejo; aún no distingue muy bien si es él o es otra persona la que aparece reflejada, pero ya inicia el conocimiento de su cuerpo, se asombra ante el espejo, se reconoce, se ríe y se gusta mucho.

7.  Juguetes recomendados • • • • • •

Aros para chupar. Cajitas de música. Animales para chupar. Libros para chupar y meter en el agua. Mascotas. Pero lo que más le gusta: los niños y los adultos.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU QUINTO MES

Vídeo resumen en http://www.edmorata.es/Shop/Product/Details/2088

CUERPO • Rota su cuerpo sobre sí mismo ±. • Tiene apoyo plantar. • Intenta avanzar con el cuerpo.

EXTREMIDADES • Trata de agarrar lo que le gusta. • Aproxima los objetos a los ojos, los chupa y los cambia de mano.

SENTIDOS • Trata de ver y oír lo que le interesa, se ayuda con el cuerpo. • Está muy atento a los sonidos desconocidos, mira a la boca de quien le habla, ya sabe que por ahí sale la voz. • Imita sonidos y parlotea.

SOCIAL • La familia, los abuelos son los encargados de transmitir las tradiciones orales. • Le gusta participar en la vida de los mayores. • Pasa largos ratos en el parque.

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ALIMENTACIÓN • Número de tomas 4. • Desayuno, comida, merienda y cena. • Cantidad = 1.000 cc-24 horas. • Nota: nunca dar de comer al bebé cuando está dormido.

JUEGOS Y JUGUETES • Cantar canciones con estribillos repetitivos. • Insistir en sonidos musicales. • Darle gusto, observarle, “el niño lo cuenta todo”. • Aros de chupar, cajitas de música. • “El mejor juguete son los niños y los adultos”. • Música y canciones.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Pautas del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Mantiene la cabeza continuamente. • Cada vez duerme menos horas. • Se entretiene solo. • Reconoce sus manos y las personas. • Puede variar de alimento. • Nota: se inicia la educación con costumbres y horarios repetitivos.

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1.  Áreas de desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Ya puedo estar sentado!” Empieza a reptar Si colocamos al boca abajo observamos que ha descubierto cómo puede llegar a lo que quiere moviendo su cuerpo. Ha inventado un medio de locomoción que le transporta de un lado para otro: se arrastra sobre su tripita y avanza cogiendo impulso. Durante los primeros días este invento le salía mal y le suponía mucho esfuerzo, porque en lugar de avanzar, iba hacia atrás y se alejaba del objeto deseado, ya que los miembros inferiores son más poderosos en tejido muscular que los miembros superiores. Pero ahora que ya se ha concentrado y ha equilibrado todo su cuerpo, es capaz de andar hacia delante: va directo hacia la meta para alcanzar el objeto que desea. Otro medio de desplazamiento, que pone en práctica cuando ya es capaz de mantenerse sentado, es arrastrar el trasero, impulsándose con las piernas y los pies. Este movimiento, que al principio ejercía torpemente, lo hace a la perfección en pocos días, cada vez lo efectúa a mayor velocidad, lo que le permite llegar más lejos y antes. Cuando el niño se sienta sobre una pierna y su cuerpo no está simétrico, debemos tratar de corregirlo sacando la pierna sobre la que se sienta y ayudándole a que inicie el gateo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Sexto mes (24 semanas): Bebé selectivo

Tiene apoyo plantar y da saltitos Otra importante novedad de esta etapa es el que el niño se eleva. Cuando está sentado y hacemos que agarre nuestras manos para tratar de elevarlo, él inicia un proceso de enderezamiento de todo su cuerpo y lentamente se levanta hasta alcanzar la vertical con apoyo plantar. Pasado el primer momento, y una vez conseguida la estabilidad, empieza a perfeccionarla, y en pocos días su eje corporal puede soportar gran parte del peso de todo su cuerpo durante unos segundos. No se debe forzar el mantenimiento de esta postura, pero tampoco evitarla. Sabemos que si forzamos al niño a permanecer así mucho tiempo, no sólo peligra el arqueo de sus piernas sino también el de la columna vertebral, que es más peligroso porque no se detecta inmediatamente. Cuando el niño logra el apoyo plantar y puede mantener enderezado todo su cuerpo, siente tal entusiasmo que es capaz de manifestar su alegría dando saltitos sobre un pie.

Se mantiene sentado estable. Tiene apoyo lateral con las manos La característica más importante del 6º mes en el área motora es que el bebé se mantiene sentado estable. Al principio, al sentarlo, todo su cuerpo oscila hacia los lados, hacia adelante y hacia atrás, como si fuese un tentetieso, pero rápidamente observamos que no se cae ni hacia delante ni hacia atrás, y que si lo empujamos lateralmente busca un apoyo con la mano. Este apoyo lo hará al principio con el puño cerrado, pero poco a poco irá abriendo la mano, hasta poner los dedos en abanico para adquirir así la máxima estabilidad.

Se coge los pies con las manos El bebé desarrolla una enorme actividad, pero para descansar y entretenerse ha descubierto algo importantísimo: que con sus manos puede coger sus propios pies. Éste es un descubrimiento fascinante y un juego que le va a mantener entretenido durante largos ratos, sobre todo cuando ya sea capaz de llevar el dedo gordo a la boca y chupárselo con verdadera fruición. Le divierte mucho comprobar que, al unir sus manos y pies, forma una especie de circuito cerrado con todo su cuerpo. Todo empieza y termina en él, y esto es algo positivo en un principio, pero es una actitud que no debe mantenerse mucho tiempo; hay que romper ese círculo para que el niño comience a observar el exterior.

Se eleva sobre las manos Si ponemos al bebé boca abajo observaremos cómo se eleva sobre sus manos, echa la cabeza hacia atrás y es capaz de elevar el tórax y parte del vien©  Ediciones Morata, S. L.


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tre cuando quiere ver algo que le interesa y que está a una altura superior a la suya. Además, en esta postura ya puede soltar una mano y tratar de coger con ella un objeto. La cabeza también ha evolucionado; no la gira solo en la dirección que le interesa como en un acto reflejo, sino que la mueve hacia el objeto deseado, de forma consciente y racional.

B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Ya mantengo en las manos lo que yo quiero!” A los 6 meses, los movimientos del niño ya no son actos reflejos, sino actos voluntarios que responden a sus deseos. Esto quiere decir que tanto la información que recibe como el deseo que siente, pasan por su cerebro y se traducen en movimientos: cambia los objetos de mano, golpea los juguetes y los tira al suelo. Ahora ya es capaz de controlar todos sus movimientos. Con su cerebro anticipa la acción de una forma reflexiva, el objeto que desea se lo pone muy cerca de los ojos, se lo pasa por la cara para así poder identificarlo, lo huele y luego se lo lleva a la boca, que es su finalidad. Pero todo este proceso está organizado, de forma que si chupa el objeto, lo hace para terminar de reconocerlo; de este modo ya tiene información sobre la forma, la consistencia, el color, el calor, el sabor y el olor del objeto deseado. Cuando quiere una cosa, va a por ella y la presiona con sus manos, esto es lo que se llama presión voluntaria. Ya ha descubierto las manos y los pies, e inicia el proceso de asignarles funciones y actividades a ambos, bien por separado o bien juntos: cuando se coge los pies con las manos y se lleva el dedo gordo a la boca. Destrezas características de esta etapa: • Hace la pinza inferior: coge un vaso o un biberón con la base del pulgar y los tres últimos dedos, corazón, anular y meñique. • Puede sostener dos cubos. • Hace ruidos golpeando la cuchara contra la mesa, y trata de coger objetos de mayor tamaño que su propia pinza; estos se caen al suelo y le encanta el ruido que hacen. • Todo se lo lleva a la boca, todo lo quiere chupar, las encías le escuecen, le pican, le raspan, y el contacto con los juguetes fríos le calma estas molestias. Él tiene sus razones: al morder se le calma el dolor.

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Sexto mes (24 semanas): Bebé selectivo

C. ¿Qué ve el bebé? “¡Yo lo miro todo!” ¿Sabes que tu bebé es capaz de seguir la dirección de tu mirada? Si el que explora se pone delante del bebé y, después de cerciorarse de que está centrado, dirige su mirada a un objeto determinado, observamos con asombro cómo el niño sigue esa mirada hacia el mismo objeto, y llegan a encontrarse las dos miradas en el mismo punto. Por esto es recomendable señalar lo que se desea con la mirada, pues será un buen ejercicio para el desarrollo intelectual del bebé. Diversos estudios de investigación interrelacionan esa capacidad de seguir con la mirada, con la adquisición de mayor número de palabras en el vocabulario entre los 18 y los 24 meses.

D. ¿Qué dice el bebé? “¡ Repito el final de lo que oigo!” Los sonidos del bebé son cada vez más variados, a los 6 meses, algunos ya son capaces de repetir sílabas que les gustan y que han oído reiteradamente como ma, ma, ma, lo que hará las delicias de los padres, que piensan que les está llamando. Estos sonidos están producidos por las cuerdas vocales, y como al niño le encanta escucharse a sí mismo, las repite constantemente, e incluso chilla para oírse mejor. Cuando el bebé oye a alguien que conoce, sobre todo si se trata de una de esas personas que considera sus favoritas, se pone muy nervioso, y para demostrarlo agita sus manos y sus pies e incorpora su cuerpo hacia esa persona que es ahora su objetivo. Cuando es capaz de repetir sílabas, hay que corresponderle en la misma forma que él lo hace, aunque también podemos empezar nosotros a decirlas y repetirlas para que él nos imite. Pero lo que nunca se debe hacer —como ocurre en todo aprendizaje— es esperar a que el niño conteste a lo que nosotros esperamos que nos diga. Cuando él oye una palabra o un sonido, si lo acepta y le gusta tratará de incorporarlo a su lenguaje, lo archivará en su memoria y en un momento determinado y siempre cuando él lo desee, lo utilizará. En esta etapa el niño es muy sensible al ritmo, ya sea el ritmo de la música, el de los golpes, las palmas o la propia fonética de su lenguaje. Le gusta que le hablen y, sobre todo, que le canten; él responderá imitando el ritmo de la conversación que le acaban de entablar. Es capaz de repetirse para crear un ritmo En este mes suele surgir el aleo, que aparece porque al niño le ha gustado el sonido de su propia voz y repite el final de las palabras oídas, las alias; repite las vocales y, al mismo tiempo, su cara y su cuerpo expresan regocijo, pues acaba de descubrir otro medio de comunicación, aparte de la corporal: la mímica del lenguaje. Cuanto más parloteo, más posibilidades tiene el niño de hablar correctamente y de comunicarse sin inhibición. ©  Ediciones Morata, S. L.


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E. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¿Es niño o es niña?” A los 6 meses, el bebé ya tiene un gran conocimiento de las personas que forman parte de su pequeño mundo y, sobre todo, conoce muy bien a sus padres. En esta etapa, se inicia en la diferenciación de sexos y en la reafirmación del suyo a través de la imagen que tiene de su padre (masculina) o de su madre (femenina). Los conoce por la actitud y por sus gestos, pero especialmente por el sonido que sale de sus labios; podemos observar que si se eleva la voz simulando una discusión o reflejando cierta violencia, el niño lo percibe, y no sólo deja de emitir sonidos sino que se queda quieto con una actitud expectante y asustada. Cuando cesa esta situación, le cuesta volver a la normalidad, y es muy posible que rompa a llorar desconsoladamente. A esta edad el niño está constantemente pendiente de la expresión de las caras que le rodean, puesto que éstas le dan información del estado de ánimo de las personas que él sabe que le cuidan y le protegen. Del mismo modo, será ahora cuando comience a echar de menos, de una forma racional, tanto a los padres como a su cuidador principal cuando no los tenga cerca, y demostrará una gran alegría cuando los vuelva a ver aparecer. Si el apego es muy fuerte, el niño se siente más libre para explorar nuevas sensaciones, porque está seguro de estar protegido; por eso se dice que cuanto mayor sea el apego en esta edad, más independiente será en el futuro. Características de esta etapa: • Éste es el momento de empezar a llamarlo para que eche los brazos y que todo su cuerpo trate de avanzar hacia la persona elegida (echar bracitos). • Es muy típico de estos meses la gran habilidad anímica del bebé, que pasa en un momento de estar contento y pacífico a estar enfadado y rabioso. Con frecuencia, la causa de estos inestables cambios de ánimo son los tirones dolorosos del desplazamiento de sus primeros dientes, que están rompiendo fibrillas musculares en las encías para ir perforando y hacer un verdadero túnel hasta llegar a la superficie. • Es el momento de repetir con él su propio nombre, puesto que necesita oírlo a menudo para aprender que ése es el que le corresponde. De la misma forma usaremos y repetiremos los nombres de las personas y de las cosas. • A los 6 meses, el niño se incorpora al mundo social; puede asistir y tomar parte en las fiestas de los cumpleaños de sus hermanos, primos o amigos, y ya no representa un papel pasivo y asustadizo. Ahora él desea participar soplando y cantando, como todos los demás, y estas vivencias quedarán registradas en su memoria emocional para toda la vida, aunque no lo recuerde nunca. • Si de bebé ha sido un niño feliz, existen muchas posibilidades de que también sea un adulto feliz. ©  Ediciones Morata, S. L.


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• Las relaciones sociales favorecen las emocionales creando vínculos entre el niño y los abuelos, entre el niño y los amigos, entre el niño y los desconocidos; empieza a tener actividades distintas con cada uno de ellos y se acostumbra a ver personas desconocidas. Ya es consciente de lo que le pasa y su temperamento se delata; así ante una persona desconocida reacciona primero observándola, luego reflexiona para saber si la conoce o no la conoce, y por último decide si la acepta o la rechaza.

2. Alimentación En este mes se produce un gran cambio en la alimentación, porque el bebé ha ido mejorando su percepción de las cosas y le gusta también jugar con los alimentos, verlos, olerlos, tocarlos y saborearlos. Está listo para ingerir alimentos sólidos, pues sus dientes se han ido desarrollando y ya está preparado para poder morderlos y masticarlos. En un principio rechaza todas las novedades, le cuesta aceptarlas porque suponen no sólo un cambio en la consistencia del alimento, sino también una variación total en los sabores, que ahora comienzan a ser fuertes y desconocidos, algunos ácidos y otros agrios, nada comparables al sabor suave y la consistencia líquida de su alimento principal hasta el momento: la leche. Su nueva comida le produce, inicialmente, escalofríos y le obliga a poner cara y gestos de desagrado. La leche, tanto la materna como la artificial, era hasta ahora el alimento más indicado y el que completaba todas las necesidades nutricionales del niño, porque tiene minerales, vitaminas y todos los factores necesarios para el crecimiento. Pero su cuerpo ya ha cambiado, tiene encimas y jugos gástricos para poder digerir otros alimentos distintos más completos: esto significa que ha llegado el momento de iniciar otras pautas de alimentación. No obstante, debemos procurar no forzar nunca la situación, porque no es bueno que el bebé se sienta obligado y presionado ante estas novedades, y no hay que olvidar que el niño siempre tiene razón o sus razones. Ejemplo: hay niños que en esta etapa de transición presentan intolerancia a determinados alimentos, manifestando un agresivo rechazo o bien llegando al vomito repetitivo. Un ejemplo es la intolerancia al huevo. Esto es un estado de alarma, es necesario no insistir y hacer caso al niño que está pidiendo que lo lleven al médico. Los cambios se han de iniciar con una actitud de tanteo: en primer lugar, se le ofrecerá el alimento nuevo y, después aquello que a él le gusta y conoce. Hay que tener en cuenta que es él quien tiene que adaptarse a los nuevos sabores, y llegará un momento determinado en que los acepte. Cada niño es distinto y como tal hay que tratarlo y respetarlo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Hay niños que a los 5 meses toman la fruta sin problema e incluso demuestran que les gusta, hasta que de repente, según van creciendo, en torno a los 6 meses cierran la boca y la rechazan. Esto se explica porque a esta edad normalmente empiezan a romper las encías para facilitar la salida de los dientes incisivos, así que el bebé rechaza los cítricos de forma natural porque le irritan las encías, que están muy sensibles, casi en carne viva. Cuando esto ocurre, lo mejor es sustituir los cítricos por zumo de uva y dejar la naranja para otro momento. Puede suceder algo muy curioso: que se tome sin problemas un zumo de naranja en el biberón y que, sin embargo, muestre una clara repulsa de la papilla con naranja. “Sus razones” son que el zumo de naranja lo toma a través de una tetina y este líquido no se introduce en el interior de la boca, ni toca las encías, ni llega a la parte inferior de la lengua. Si la naranja va mezclada en la papilla y se la damos con cuchara, el alimento entra en contacto en toda la boca, las encías y la parte inferior de la lengua, donde se sitúan precisamente las papilas gustativas que perciben el sabor de los cítricos, y por eso no lo tolera; ésas son “sus razones”. Por tanto, para hacer frente a este rechazo, se puede dar el zumo de naranja en el biberón antes de la segunda toma, que consistirá en una papilla de frutas compuesta de uvas, plátano, peras y manzanas muy maduras. (Cuanto más madura es la fruta es más fácil de digerir, sobre todo el plátano.)

¿Qué hay que introducir antes, la verdura o la fruta? Se debe empezar por la fruta, porque es la que más le gusta al bebé, y es recomendable hacerlo de forma paulatina, con un tiempo de tanteo de unos ocho días, para detectar cualquier intolerancia e ir venciendo el posible rechazo del niño ante los nuevos sabores. A los 6 meses se puede incorporar una papilla de verduras, compuesta en un principio por judías verdes (las congeladas tienen las mismas propiedades que las frescas), zanahoria, puerro y patata. Todas estas verduras se baten y se incorpora medio tomate crudo y media cucharadita de aceite de oliva virgen. Es lógico que en los primeros días el niño no quiera el puré, pero acabará aceptándolo con gran gusto, no hay que olvidar que nunca debemos alimentarlo a la fuerza, pero hay que tener mucha paciencia. Los rechazos que hace el bebé a distintos alimentos suelen ser pequeñas intolerancias o simplemente por inmadurez funcional. Por ejemplo, no tiene los jugos gástricos necesarios para sintetizar esta determinada alimentación. Todos los cambios alimenticios, así como las proporciones, estarán indicadas por su pediatra.

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Las golosinas. “¡Me estoy poniendo muy gordito!” El sobrepeso puede surgir ya en la etapa de la lactancia. En las fiestas infantiles está de moda gratificar a los niños con paquetes de golosinas, de consistencia y formas muy distintas y envueltas en papeles de colores muy atractivos, que se hacen irresistibles para ellos. Si se da el consentimiento de los padres, ellos las tomarán sin pensarlo, una detrás de otra, a veces con el beneplácito de los propios padres y amigos, que ven como algo gracioso que el niño tome tantas golosinas y esté tan feliz. Cada niño recibe un cucurucho o un bote lleno de estas pequeñas y tentadoras golosinas antes de irse a casa. De esta forma, tienen la posibilidad de guardarlas e ir tomándolas a lo largo de la semana, hasta que llega una nueva fiesta, ya sea particular o en el propio colegio, donde volverá a repetirse la misma escena. Pues bien, éste es el camino más corto para crear niños gordos, pero no sólo eso, sino también se corre el riesgo de tener un nivel elevado de glucosa en sangre, que puede ir elevándose hasta generar una enfermedad como es la prediabetes, o bien la diabetes. En la actualidad, el número de niños obesos o prediabéticos está aumentando de forma alarmante. En nuestras manos está evitarlo, simplemente no proporcionándoles esa glucosa excesiva que se encuentra en las golosinas. En las familias es muy frecuente que se haya introducido como un hábito que el niño desayune, cene o meriende galletas, magdalenas, donuts, etcétera. Estos productos, tanto caseros como industriales, satisfacen el apetito pero no aportan vitaminas, minerales, proteínas o fibra, sino que más bien carecen de todo lo necesario para el desarrollo. Simplemente se trata de alimentos que sacian su apetito y crean en ellos el hábito por un producto rico en sabor pero muy poco saludable y dañino. Es característico de estos niños que desprecien la fruta y sigan comiendo diariamente productos de harina con azúcar, que les hace engordar de forma paulatina y deteriora su dentadura, con dientes más pequeños y oscuros, puesto que el exceso de glucosa provoca caries y estropea los dientes para el futuro. Esta situación es verdaderamente alarmante, porque supone forzar el metabolismo del niño, que cada vez es más inestable hasta que llega un momento que salta, porque las cifras de glucosa en sangre aumentan y llegan a exceder de un gramo. Por tanto, no a las golosinas. Entre las cuales se incluye toda la bollería. Es bastante fácil alejar a los niños de esta dependencia; sólo hay que ser conscientes de su gravedad y tener una actitud colectiva en contra de esta moda, algo similar a lo que ocurre con los fumadores en los lugares de trabajo. Tanto los profesores, como los abuelos, la familia y las personas que rodean al ©  Ediciones Morata, S. L.


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niño, deben implicarse en este problema y comenzar a sustituir esa gratificación de las chucherías por otro tipo de premios como pueden ser globos, recortables de colores, lápices, etcétera; creando así una verdadera campaña en contra del exceso de glucosa de graves consecuencias: crear bebés, niños y adultos enfermos para toda la vida. En las casas deben desaparecer las galletas y las cómodas magdalenas. No se podrán comer porque no existen, hay que sustituirlas por panes variados y frutas para introducir al niño en distintos sabores y el gusto por el pan, que sólo tiene “cereales, fibra y agua”, así como por la fruta, que contiene todo tipo de vitaminas, minerales, fibra y también la glucosa necesaria para satisfacer su organismo. También debemos mencionar que el consumo de refrescos de cola, gaseosas y numerosas bebidas, llevan un alto porcentaje de glucosa, que se suma a la de otras golosinas. Es necesaria y urgente una divulgación apropiada de este riesgo infantil para que se dispongan mecanismos que coordinen una auténtica concienciación social y administrativa para educar a los niños en hábitos alimenticios saludables.

El exceso de glucosa. Hiperglucemia, diabetes Para poder entender qué es la glucosa, es imprescindible hablar primero de la insulina, una hormona que se fábrica en el páncreas y cuya misión principal es regular el nivel en sangre de la glucosa. Si esta máquina se altera o se estropea, surge la diabetes, que es el aumento de glucosa en la sangre o hiperglucemia. Cuando sucede esto, el organismo lo manifiesta a través de síntomas como los siguientes: sed, hambre, ganas de orinar o la tendencia a infecciones.

¿De dónde sale la glucosa? Todo nuestro organismo es una perfecta máquina y para que funcione necesita energía; pues bien esa energía es la glucosa. Los alimentos que tomamos contienen hidratos de carbono o azúcares. Ejemplo son las papillas del bebé, las patatas, los cereales y, sobre todo, las golosinas. Estos alimentos, al llegar al estómago y a través de la digestión, se transforman en glucosa, ésta circula por la sangre de nuestro organismo y es regulada por la insulina, que al introducirse en las células produce la energía. Cuando se toman grandes cantidades de hidratos de carbono o bien de golosinas, mantenidas durante largos períodos la insulina se hace insuficiente y aparece la hiperglucemia = diabetes. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Qué la puede ocasionar? • • • •

A través de la herencia, una predisposición genética. La diabetes gestacional. La ingesta excesiva de glucosa. El sobrepeso.

¿Cuáles son las cifras normales? • Para los lactantes: 80-90 mg/dl. • Adultos: 100 mg/dl-109 mg/dl. • Alarma: superior a 100 mg/dl.

¿Cuáles son los factores de riesgo? Para el lactante, la madre diabética.

¿Cómo se previene la hiperglucemia y la obesidad infantil? Desde la más tierna infancia hay que crear en el niño la costumbre de una alimentación equilibrada sin exceso de azúcar, ya que de lo contrario estaría expuesto al llamado sobrepeso.

¿Cómo evitarlo? El control del peso y la talla es uno de los más importantes que se efectúa desde el momento de nacer el niño. Este primer peso nos servirá como referencia de punto de partida para poder comparar con los restantes controles durante los primeros 12 meses de vida. Las cifras de los pesos y las tallas se compararán con la anterior creando así las llamadas curvas del desarrollo; en cada control se tiene en cuenta cuál es el percentil que le corresponde, y de ese modo adaptaremos la cantidad y el número de tomas al régimen alimenticio del bebé y posteriormente del niño. El peso siempre estará en función de la estatura, del sexo y de la edad corregida —en caso de recién nacido de bajo peso—; asociados al percentil que mantenía anteriormente considerar a un niño gordo o flaco depende de muchos factores. Últimamente se sabe la relación que existe entre la hiperactividad y el azúcar, aunque esto no quiera decir que un niño que toma mucha azúcar se haga hipe©  Ediciones Morata, S. L.


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ractivo; pero sí es verdad que intensifica la actividad, sobre todo si se ingiere gran cantidad y con frecuencia. Se encuentra una relación en que el aumento de glucosa interfiere en la talla.

3. Sugerencias Como sabemos con respecto a la alimentación del niño, comer es mucho más que introducir el alimento en la boca. Cuando se inicia este proceso en el recién nacido, surge el momento de tener que sincronizar las pautas alimenticias con su apetito. Lo primero que tenemos que hacer es conseguir que esté tranquilo, tanto él como quien le suministra el alimento, y tratar de evitar en todo momento los forcejeos o estímulos desagradables, para que el niño jamás pueda asociar la comida con el castigo. Hay que tener en cuenta su situación, su predisposición y su estado de ánimo: si está cansado o soñoliento no es ése precisamente el momento oportuno para darle de comer, habrá que esperar a que descanse y, sobre todo, conseguir que no coincidan estas dos situaciones, el agotamiento con la toma. Cuando el niño tenga fiebre, nunca se le debe dar de comer, pues es muy posible que vomite y se atragante. Lo mejor es esperar a que haga efecto el antipirético y aprovechar entonces para darle la comida que haya indicado su pediatra.

La autonomía alimenticia Es muy recomendable iniciar la autonomía del bebé a través de la alimentación. ¿Cómo? En un principio, a través del biberón; después, enseñándole a que agarre el vaso, y pasando posteriormente a la etapa denominada guarreo, que consiste en sentarlo y ponerle un babero amplio de plástico, colocarlo enfrente a un plato con trocitos pequeños de la comida que posteriormente va a tomar en papilla. Observaremos cómo al principio se fija en los distintos alimentos y será capaz de cogerlos con la mano, los estrujará, los chupará y los tirará al suelo; a continuación se chupará sus propios dedos, e iniciará así el llamado proceso de degustación. En pocos días nos daremos cuenta de que ya es selectivo, y el primer bocado que se lleve a la boca y muerda será el que haya elegido porque prefiere su sabor. Esto nos dará la pista para saber qué alimento ha de ser predominante en su papilla. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Cómo iniciar el rechazo a la suciedad Es el momento de iniciar al niño en la higiene y la limpieza; lo primero que tiene que pasar es que no acepte la suciedad de la comida alrededor de la boca. Siempre que le demos una cucharada y los restos queden pegados en su cara, hay que limpiarlos. Hay muchos niños que dejan de comer automáticamente cuando están sucios, y sólo siguen abriendo la boca cuando se les limpia. Hay que enseñarles a que coman sin mancharse y crear así un hábito de rechazo a la suciedad.

Cómo iniciar la autonomía del espacio La incorporación al parque Al niño le gusta estar por el suelo, pero, por supuesto, en un suelo confortable ya que le estamos educando como a un príncipe. Allí colocaremos una colcha o un elemento aislante, bien sea una tela de lana o de algodón, en función de la temperatura ambiental. Procuraremos que sea en el mismo espacio que ya conoce pues, como ya lo ha memorizado y archivado en su memoria, le da seguridad. Puede estar también en el parque o corralito, donde tiene un espacio limitado, situación que proporciona seguridad tanto a él como a la persona que lo cuida, que puede permitirse no estar a su lado pero sí observarle. Este pequeño espacio es su gran mundo, donde puede hacer ejercicios, desarrollar sus músculos, distender sus ligamentos, y adquirir una armonía de movimientos de todos los miembros y de su cuerpo, además de sentirse contento y seguro.

¿Cómo sabemos que está cansado? El cansancio es una respuesta que surge como un reflejo lento; ante la sensación de cansancio el niño ofrece una enorme variedad de respuestas, en función de su temperamento. Cuando un niño de temperamento tranquilo está cansado lo manifiesta en principio quedándose muy quieto; después empieza a frotarse los ojos porque le escuecen. No quiere jugar, ni participar, relaja su cuerpo y busca un punto de apoyo para la cabeza, con el fin de no tener que hacer el esfuerzo de mantenerla erguida. Es muy posible que también se autoarrulle y se ponga a cantar bajito. Otro grupo de niños demuestra su cansancio perdiendo la compostura, y pueden llegar a llorar desesperadamente. Esta conducta es más bien característica de niños hiperactivos, que expresan su agotamiento con movimientos reiterativos de su cuerpo, se chupan el dedo con fruición y se frotan los ojos con ©  Ediciones Morata, S. L.


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rabia. Puede suceder que, de puro cansancio, el bebé no duerma lo suficiente y tenga pesadillas. Tenemos que conocer bien al niño para impedir que llegue a la situación límite, y procurar que descanse ante los primeros síntomas de agotamiento.

4.  Alteraciones propias de los primeros meses ¿Por qué muerde tanto? Proceso de dentición El bebé, que hasta ahora sólo se chupaba el dedo o el chupete, ha pasado a ser capaz de morder, y en poco tiempo percibirá que puede utilizar sus dientes como armas de defensa cuando esté enfadado o rabioso, y quiera atacar. La aparición de los dientes es un testimonio evolutivo que nos indica que el niño ya se está preparando para satisfacer otras experiencias gastronómicas. Morder le permite sujetar con fuerza el objeto que no quiere que se le vaya, pero también es un elemento que le proporciona una amplio abanico de conocimientos nuevos e interesantes, como rasgar una tela, arrancar una cuenta del collar de su madre y, sobre todo, dar pequeños mordiscos en los brazos o en la cara como una verdadera taladradora. De alguna forma, se está iniciando en un proceso de defensa personal, que es natural en el ser humano: cuando al hombre lo atacan se defiende con uñas y dientes (los hermanos ya pueden escapar). Pero este proceso es también doloroso para el bebé, que siente que las encías le duelen, le pican y le rascan. Los primeros dientes suelen llevar un orden, aunque si todo proceso de desarrollo del niño tiene su lado misterioso, el orden en que salen los dientes ya es verdaderamente conflictivo. Lo más frecuente, sin embargo, es que salgan alrededor de los 6 meses, y que el primero que aparezca sea el incisivo central inferior izquierdo; luego, surgirá el incisivo central inferior derecho; en días posteriores, el incisivo central superior izquierdo y, a continuación, el derecho; después, los laterales de los incisivos y los acompañantes de los incisivos inferiores, para pasar seguramente a la aparición del molar superior e inferior y, por último, a los colmillos, dando paso a los premolares y molares. No podemos, por tanto, fijar una fecha fija de aparición de los dientes, pues pueden surgir en cualquier momento, entre los 4 y los 12 meses. Pueden darse algunos trastornos asociados a la dentición, como babeo, hebras laxantes en la deposición, falta de apetito, inquietud, o que el bebé se muerda intensamente un dedito en una zona determinada de la boca, lo que probablemente nos llevará a pensar que le va a salir un diente, y sin embargo esto no suceda hasta 4 o 6 meses después. Pero ninguno de estos síntomas se puede considerar patológico, son simples alteraciones del proceso de dentición. ©  Ediciones Morata, S. L.


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El núcleo de los dientes, tanto el de la primera como el de la segunda dentición, está implantado en el maxilar inferior. Si vemos una radiografía de los maxilares, tanto superior como inferior, nos encontraremos los pequeños bulbos de los futuros dientes. A partir del 4º mes inician un proceso de ascenso, estos bulbos caminan de forma rectilínea hacia la encía, lo que produce verdaderos trastornos al bebé, aunque cuando rompan la encía hayan pasado días y meses. No es recomendable dar calmantes locales cuando ya apunta el diente, pues al tener estos una funda porosa, el calmante se mete dentro y oscurece la dentina. Tampoco se debe mojar nunca el chupete del niño en agua azucarada, pues podemos provocar que tenga los dientes oscuros y predisponerle hacia una posible hiperglucemia. Si queremos darle un calmante, que sea por vía digestiva o rectal. También podemos ayudarlo proporcionándole objetos fríos, suaves y firmes para que pueda chupar y masticar. Otra forma de aliviarle el dolor es frotarle las encías con nuestros propios dedos.

La fimosis Cuando la piel del pene cubre por completo el prepucio, está indicado intervenir quirúrgicamente, siempre bajo control del cirujano infantil.

¿En qué momento? La indicación será inmediata si esta alteración influye en infecciones reiteradas de vías urinarias. De no ser así se puede esperar a la indicación tardía. La circuncisión es la operación más frecuente en todo el mundo, el grado de seguridad de este método es excelente cuando se realiza de forma correcta.

¿Qué es el hipospadias? Se produce cuando el orificio uretral no corona el glande, sino que está colocado en una porción distal del cuerpo del pene. La solución es exclusivamente quirúrgica.

Hernia inguinal Consiste en la apertura del músculo tensor del abdomen que da salida a parte de un asa intestinal localizada justamente sobre esa zona. Es algo relativamente frecuente en los lactantes, sobre todo en los varones. Existen casi siempre antecedentes familiares. ©  Ediciones Morata, S. L.


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El signo clínico es la aparición de un bultito duro en la zona inguinal que suele ser bilateral, con un tamaño de 0,5 a 1,5 centímetros. Es posible que remita de forma espontánea, lo cual deberá ponerse de inmediato en conocimiento del cirujano infantil. Puede darse una buena evolución, con una alta probabilidad de curación espontánea que encarcela al asa intestinal, en cuyo caso el cierre quirúrgico se puede aplazar hasta la pubertad. ¿Cuándo es el momento indicado para intervenir quirúrgicamente en el caso del lactante? Cuando se produce el diagnóstico y lo indica el cirujano; la intervención es sencilla y solo exige 12 horas de ingreso. Si bien este proceso no interfiere en el estado general del niño, ni tampoco en su desarrollo, suele venir acompañado de llantos irritativos y desconcertantes que responden al dolor que el niño siente, con el inconveniente añadido de que cuanto más llora, más dolor siente, por eso es tan difícil de calmar. Debemos tener mucha paciencia y tratar de que se relaje, pues con el llanto fuerza su respiración, propulsa el diafragma y su masa abdominal hacia el exterior, lo que provoca el aumento del tamaño de la hernia.

¿Qué hacer? • Tratar de evitar el llanto. • No darle de comer ni de beber hasta que se calme. • Evitar que tenga la cabeza más elevada que el resto del cuerpo, colocando la almohada hacia los pies, en la posición que se conoce como Trendelenburg. • No aplicar nada en la zona, ni calor ni frío. • Lo mejor es esperar y seguir las indicaciones del médico.

5.  Control vacunal • • • • • •

HB. DPT. VPI. Hib. MC. Pn7v. (Neumococo).

6.  Juegos recreativos y pedagógicos Si ponemos un sonajero cerca del bebé y lo movemos de derecha a izquierda, observaremos que al poco tiempo acaba cogiéndolo en movimiento. ©  Ediciones Morata, S. L.


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En este período está recomendado estimular sus sentidos con diversos juegos y ejercicios, como encender y apagar luces, iniciar e interrumpir sonidos, darle a tocar objetos de materiales diversos, mostrarle los alimentos —sobre todo la fruta— con el fin de que los toque, los huela o los chupe. Podemos darle, por ejemplo, una mandarina para que la huela y la coja, y después la pelaremos delante de él; a continuación, le dejaremos que espachurre un gajo con las manos y luego llevarle los dedos a su boca para que lo saboree. Con esta sencilla experiencia aprenderá infinidad de motivaciones e iniciará el proceso de interrelación del conocimiento. Hay que tratar de que perciba en nuestra expresión que se le está prestando toda la atención que demanda. Cuando quiere comunicarnos algo a través de los sonidos, su expresión será corporal. El bebé tiene en este período una gran capacidad mímica, tanto de la voz como de los gestos de la cara, y ensaya continuamente para tratar de mejorar tanto los sonidos como las expresiones.

Juegos Dar palmas: “palmas palmitas”. “Cu-cu, tras-tras”: juegos en los que aparece y desaparece la cara. Canciones simples y repetitivas. Verbalizar con una expresión o palabra las demostraciones de placer. Por ejemplo, cuando le gusta un alimento, salir a la calle o meterse en el baño, decir algo como: “Qué rico, qué bueno”. En estas exclamaciones sintetiza sus emociones que posteriormente expresará con palabras. Está muy indicado también jugar al reconocimiento de su propio ser. Para ello se le mostrarán fotos de varias personas, se señalará con el dedo quiénes son y, sobre todo, dónde está él y decir su nombre, para que se descubra y reconozca entre los demás. Poco a poco le encantará este juego, porque se siente protagonista en las fotos. Pensará ¡Ese soy yo! Hay que contribuir ahora a que el bebé sea un niño y, posteriormente, una persona alegre. Para conseguirlo, podemos ponerle canciones y música, bailar con él en brazos llevando el ritmo, y animarle a que celebre esta situación lúdica dando palmas y riéndose. Si no lo hace ahora, de mayor le va a costar mucho más manifestar las sensaciones externas de alegría y de afectividad. Se recomienda además besarlo y abrazarlo, con el fin de obtener su respuesta, aunque no venga a cuento y no esté dentro del contexto de la situación. Otra actividad muy recomendable es enseñarle a que sea él quien inicie el juego. Por ejemplo, con un juguete que puede ser un camión con ruedas, coge©  Ediciones Morata, S. L.


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remos el dedito del bebé y daremos vueltas a las ruedas consiguiendo que sea él el primero que dé impulso y haga girar la rueda. Hasta ahora, el niño cogía los objetos con el pulgar y los tres dedos —meñique, anular y corazón—, formando lo que se llama pinza inferior; pero ha llegado el momento de enseñarle a hacer la pinza superior con los dedos pulgar e índice. A los 6 meses comienza a reconocer a nuevos miembros de la familia, y se le debe educar para que no tenga una conducta irracional y se ponga a llorar desesperadamente al ver a una determinada persona. Cuando esta situación tenga lugar, hay que tranquilizarlo y hacer manifestaciones externas de afectividad hacia esa persona rechazada, para que él, que es un gran experto en mímica, nos imite y actúe igual. Otro juego aconsejable es taparle la cara con un trapo, o bien esconder su juguete favorito; él buscará y se descubrirá, lo que celebraremos con grandes muestras de alegría. Cuando el niño se encapricha con algo que el adulto ha decidido que no debe hacer, por ejemplo coger un objeto, no se le debe quitar de repente, sino cambiárselo suavemente por otro objeto distinto y metérselo en la mano a la vez que se razona. Si todavía no es capaz de entender el mensaje, sí que entiende y comprende el tono de la voz que utilicemos para corregirle. Los juegos de ritmo, como las palmas o las canciones, aunque sean repetitivas para él, contribuyen a desarrollar su sentido de la armonía. Pero lo que de verdad le gusta no son los propios juguetes, sino tirarlos al suelo y oír el sonido que hacen al caer. Si le observamos, podemos comprobar que a veces cierra los ojos antes de que el objeto llegue al suelo, anticipándose al susto que sabe le provocará el ruido. Este hecho supone una verdadera evolución de su cerebro: ante un determinado estímulo, se ofrece una respuesta concreta.

Los juguetes Se debe jugar siempre con el niño y enseñarle que los juguetes no son objetos arrojadizos, sino que cada uno es algo determinado y tiene sus funciones: todo es y sirve para algo. También hay que enseñarle a percibir las metas que ha ido alcanzando con su cuerpo, por ejemplo la de permanecer sentado con la máxima estabilidad, algo que ha tardado 6 meses en alcanzar. Son recomendables los siguientes juegos: • Algo que le gusta mucho es estar sentado al lado de sus padres, delante de una mesa. Observaremos cómo le divierte palpar sus bordes y golpearla. Si queremos organizar una fiesta, haremos lo mismo que él, llevando un ritmo y cantando al mismo tiempo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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• Si le damos un objeto, enseguida tratará de golpear con él la mesa y si tenemos varios objetos sobre la mesa intentará moverlos y deslizarlos sobre ella. • Durante el juego de darle un objeto y luego quitárselo, también podemos dejarlo sobre la mesa para que él trate de sujetarlo y no abandonar su presa. • Sentado sobre nuestras rodillas, pero de espaldas a nosotros, de tal forma que abracemos su cuerpo con el nuestro, trataremos de mover alternativamente una pierna y luego la otra, para que el bebé, en cada movimiento trate de recuperar el equilibrio. Este ejercicio contribuye a afianzar su estabilidad. • Cuando el bebé permanezca más estable, tomaremos sus manos mirando hacia nosotros y moveremos nuestras piernas, él se afanará en buscar el equilibrio en cada uno de sus movimientos, de manera que fortalecerá sus músculos y creará una estabilidad simétrica corporal.

Juegos de palabras Ya hemos dicho que es bueno repetir expresiones vocales al niño, pero lo que nunca se debe hacer es repetir sus sonidos defectuosos como chillidos, gruñidos o chupeteos. De todas formas, y para no decepcionarlo, nos limitaremos a sonreír cuando lo haga. Hacia los 6 o 7 meses comienza a ser consciente de su nombre, lo reconoce y responde cuando se le nombra. Hasta ahora también respondía, pero era una respuesta al propio sonido. Por fin ha llegado el momento de enseñarle a asociar los sonidos con los objetos y las personas: el tic tac del reloj, el guau guau del perro, etcétera. Pero lo que más nos interesa es que gire la cabeza hacia el objeto nombrado, porque este es el momento en el que surge la asociación. Este juego podemos realizarlo en un espacio que conozca bien y comenzaremos, por ejemplo, con el nombre de su mascota preferida. Él mirará hacia su mascota, luego le nombraremos otro objeto conocido, como su perrito, y él volverá a girar la cabeza en esa dirección. Ese intercambio de direcciones y objetos nos irá indicando que el niño ya asocia las cosas con los nombres que tienen.

7.  Juguetes recomendados • • • •

Aros para la boca. Animales y libros para chupar y meter en el agua. Cajitas de música. Mascotas. ©  Ediciones Morata, S. L.


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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU SEXTO MES

Vídeo resumen en http://www.edmorata.es/Shop/Product/Details/2088

CUERPO • Sentado estable con apoyo lateral. • Puede reptar. • Cuerpo simétrico con apoyo plantar de puntillas. • Le sale el primer diente ±.

EXTREMIDADES • El niño ya puede ser selectivo. • Le gustan los objetos y las personas unas más que otras. • Agarra objetos, se los cambia de mano, se los lleva a la boca.

SENTIDOS • Se sujeta los pies con las manos, se chupa el dedo gordo. • Mira todo con mucho interés. • Da golpes para oír el sonido. • Repite el final de los sonidos laleo (ma, ma, ma ...).

SOCIAL • El niño se puede incorporar a una vida más amplia y social, y esto aumenta su capacidad intelectual. • La sociabilidad facilita los vínculos afectivos. • Esta incorporación estimula el que el niño sea más selectivo con las personas y las cosas.

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ALIMENTACIÓN • Número de tomas 4. • Desayuno, comida, merienda y cena. • Cantidad = 1.000 cc-24 horas. • Desayuno = Leche II. • Comida = papilla de verduras. • Merienda = papilla de frutas, más plátano. • Cena = cereales.

JUEGOS Y JUGUETES • Juega con varios objetos a la vez. • Es más selectivo. • Le gusta el movimiento, el ritmo, dar palmadas con sus manitas. • Debe jugar a dar y quitar. • Juguetes: aros para chupar, libros para chupar, cajitas de música, canciones.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Pautas del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Aprende a jugar solo. • Se chupa los pies. • Le sale el primer diente. • Gran cambio de alimentación. • No obligar a aceptar los cambios alimenticios, no ser rígidos. • El niño siempre tiene razón y sus razones”.

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1.  Áreas de desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Me siento y no me caigo!” Cuando el bebé ha cumplido 28 semanas, se mantiene sentado y puede avanzar rápidamente gracias a su fuerza corporal y a su capacidad de manipulación, mucho más seguro que cuando se inicio el proceso a los 6 meses. Es capaz de permanecer sentado erguido algunos minutos, sin la necesidad de apoyarse sobre ningún punto. Al conseguir esta proeza nos mira con cara de satisfacción para que la reconozcamos. Inicia también una gran aventura en el espacio: se tira al vacío y apoya los brazos sobre la superficie inmediata; a esta postura se la denomina en paracaídas (flexiona los miembros inferiores y extiende los superiores). Esta característica de iniciar el gateo (postura de gato) hacia atrás, suele ser más frecuente en niños fuertes y corpulentos, cuyos miembros inferiores son como unos remos muy potentes. Como el niño ha hecho un enorme esfuerzo de movilización para dirigir su cuerpo hacia el objeto deseado, logra después de muchas oscilaciones hacia delante y hacia atrás la dirección correcta, y gatea hacia delante con gran armonía en su propia marcha. Conseguir gatear hacia la dirección deseada es un momento de rotundo éxito porque ya domina el espacio y en pocos días no habrá quién lo pare. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Séptimo mes (28 semanas): Bebé que descubre el no

Otra importante destreza que adquiere alrededor de estos meses (pues ya sabemos que en el ser humano nada es exacto) es poder mantenerse de pie unos instantes; es lo que se llama apoyo plantar. Al mantener esta postura, consigue estar erguido y alcanzar una posición de poder, porque desde ahí ve todo lo que quiere, llega antes a lo que desea y, además, está protegido, pues en toda nueva hazaña que emprenda buscará la mirada y el beneplácito de su madre. La postura de apoyo plantar no se debe mantener aunque el niño la reclame, porque puede perjudicar tanto a la columna vertebral como a los huesos largos de las piernas, ya que todo el peso de su cuerpo gravita sobre ellos.

B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Utilizo las dos manos, pero una me gusta más!” Las manos son unas poderosas herramientas de conocimiento, ya que a través de ellas el niño amplía de forma extraordinaria su capacidad de integración en el mundo que le rodea. Todo objeto que en estos momentos cae en las manos del niño es motivo de profundo estudio, pues ya no se limita a sostenerlo, sino que lo cambia de mano, lo chupa, lo aprieta, lo huele y lo observa, de tal forma que quiere identificarlo a través del tacto, de su calor, de su textura lisa o rugosa, de la materia de que está compuesto. En otro aspecto también ha avanzando y empieza a darse cuenta de que cuando una cosa que ha visto desaparece no significa que ya no vaya a volver a verla más en su vida, como creía hasta ahora, sino que en cualquier momento puede recuperarla. Esta sensación vale para los objetos y también para las personas, que ya no desaparecen para siempre. Como se puede imaginar, este es un gran logro para su estabilidad emocional. Es también el momento de saber cuál es la mano dominante, aunque esto sea determinante en fechas posteriores, alrededor de los 15 meses o los 3 años. Para tener una idea anticipada de qué mano va a utilizar más nuestro hijo, podemos hacer una sencilla prueba: colocar al niño simétricamente hacía arriba y ponerle un objeto que a él le guste mucho y que tenga colores, a una distancia de 8 a 10 centímetros, de forma que quede exactamente a la mitad de camino de cada mano; él hará esfuerzos para llegar con las dos manos, pero solamente una alcanzará el objeto deseado, esa mano es la dominante. Hay que repetir esta acción hasta cerciorarnos de cuál es la que domina (y por favor si ésta resulta ser la izquierda, no se deben iniciar maniobras para corregirlo, algo tan frecuente). No hay que pensar que un zurdo está mal visto en la sociedad, ese es un pensamiento falso y retrógrado. Lo que sí es verdad es que la sociedad está preparada para los diestros —los pupitres, los cuadernos, las tijeras...— y para estrechas mentalidades. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

El ser diestro o zurdo sólo indica cuál es el hemisferio cerebral que predomina. Las vías nerviosas se cruzan al salir del cerebro hacia las terminales, que son las manos y los pies. Si predomina el hemisferio izquierdo utilizará la mano derecha, si predomina el hemisferio lateral derecho, el niño utilizará con más facilidad la mano izquierda y dará patadas al balón con el pie izquierdo. Si tratamos de corregir esta tendencia, hay muchas probabilidades de que el bebé-niño-adulto tenga una falta de orientación espacial. Un ejemplo característico es el de las personas que al dar marcha atrás en el coche lo hacen al revés.

C. ¿Qué dice el bebé? “¡Hablo mucho pero no me entienden nada!” A esta edad ya se puede utilizar el lenguaje de los signos para comunicarnos con el bebé; esto ayuda a aumentar la capacidad receptiva y expresiva del niño. Podemos expresar siempre de la misma forma y con el mismo gesto una determinada actividad, como ir a comer, ir a dormir, salir a la calle, ir a ver a papá y a los hermanos… El niño dará respuesta, de alguna forma, a este estímulo tan gratificante. Nuestro bebé habla mucho, pero no se le entiende nada. Podríamos denominar a esta fase prelingüística: cuando emite sonidos guturales y gorjeos, con el denominado laleo (es capaz de repetir el final de la palabra que ha oído varias veces). El bebé hace esto porque ha encontrado una vía de comunicación, ya no utiliza solo la expresión corporal o los brazos, o bien el llanto para llamar la atención; ahora ya desea que le contesten y, si no lo hacen, sentirá una gran frustración. La palabra estimula la respuesta del bebé, que tratará de contestarnos imitando nuestras propias palabras, de ahí el laleo. A su vez, nosotros podemos hablarle del mismo modo, o de forma seria y correcta, incluso con una canción. En este momento, la música les produce una gran satisfacción (por ejemplo los sonidos musicales de cascabeles, cajas de música o las campanas de un reloj), que ellos demuestran claramente poniendo cara de embelesamiento.

D. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡No, no, y no!” Es muy posible que durante este mes, o bien al siguiente, el niño descubra un arma que tiene una enorme fuerza: decir que no. Cuando descubra este concepto negativo, lo utilizará reiteradamente, bien con gestos de la cabeza, cuando se le da una cosa y no la quiere; en momentos en que se le hace algo que no desea, como vestirse; o bien cerrando la boca y haciendo gestos con la cabeza para indicar que no desea comer más. En este momento estamos perdidos con ©  Ediciones Morata, S. L.


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el bebé; ya él solito y siendo físicamente una menudencia, con esta actitud negativa deja de ser un ser desvalido. Con el no y los dientes posee dos poderosas armas con las que a partir de ahora, interferirá y manipulará nuestros deseos. Lo más característico es el aumento de su propia autonomía; así, ya coge el biberón de agua y se lo lleva a la boca. Identifica lo desconocido, y puede aceptarlo o rechazarlo. Cuanta más autonomía tiene, más dependiente es de su madre y necesita protección para mantener tanta libertad, necesita la presencia de su madre para todo lo que hace, es lo que denominamos “mamitis”. Manifiesta un deseo insaciable de conocer cómo es su madre o la persona que lo protege; por esto, le mete los deditos en los oídos, le toca la nariz, le tira de los pelos, o bien le chupa la cara, para así reconocer su relieve, la consistencia de su piel, el olor y el sabor. Empieza a reconocerse a sí mismo y se chupa los pies con los que pasa largo rato jugando. Se reconoce ante el espejo y se gusta mucho. En esta etapa lo muerde todo, ya que coincide generalmente con los problemas de dentición; desea cosas duras y frías para poder romper las encías. Inicia la alimentación con cuchara. Esta novedad suele gustarle mucho y es aconsejable que mientras se prepara la papilla, se ponga a su alcance un plato con trozos de alimentos como patatas, zanahorias, judías verdes, etcétera. El niño cogerá los trozos, los chupará y los tirará pero al final terminará llevándoselos a la boca; a esto se le llama guarrear, y es un acto que amplia sus conocimientos y le produce gran satisfacción. Hay que observar lo que toma primero, pues ése será el alimento que más le guste.

2. Alimentación “¡Esto está más rico!” Al principio de los 7meses el bebé come lo mismo que a los 6, incorporando las proteínas, la carne, el pescado y el huevo. Las proteínas son fundamentales para el crecimiento del niño. El cerebro, los riñones, el corazón y los músculos están formados casi por completo de agua, proteínas y minerales, así que el niño necesita tomar de estas sustancias para que estos órganos aumenten de tamaño y se desarrollen. La incorporación a las verduras de carne de pollo o carne roja no debe de pasar de 50 gramos, porque no es cierto que cuanto más se dé al niño, éste será más grande. Es un error con riesgo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

En la actualidad, hay cada vez más familias que desean que el niño sea vegetariano, porque ellos lo son. Sin embargo, no es éste un momento adecuado para imponer esta exigencia al bebé, porque puede perjudicar la evolución de su desarrollo. Si se desea que esto sea así, deberán seguirse las indicaciones profesionales del pediatra. El bebé necesita minerales porque se están formando los dientes y creciendo los huesos por las zonas distales, y precisa calcio, fósforo, magnesio y zinc. Cada envoltura o superficie de los glóbulos rojos que salen del pulmón transporta una molécula de oxígeno y se dirige a todas las zonas del cuerpo, y para lo cual necesita hierro y cobre. Por su parte, las glándulas tiroideas necesitan yodo. Como podemos observar, para el desarrollo evolutivo del niño es imprescindible aportarle todos estos nutrientes. Incluida la carne.

¿En qué productos se encuentran todos los nutrientes que necesita? Están en los alimentos más elementales y comunes, como son las frutas, las verduras, la carne, la leche, los cereales, etcétera. Estos productos deben ser hervidos en poca agua, para evitar que queden suspendidos en ella todos esos elementos y luego se tiren. Cada mineral se encuentra en mayor proporción en distintos alimentos; los lácteos son grandes depositarios de calcio; en el hígado y el huevo existen grandes cantidades de hierro; en las algas y productos del mar, el yodo, sobre todo en el pescado. Por esto, en las zonas del interior no costeras era casi crónico el hipotiroidismo, como lo fue en una época en Ourense, en la zona de Verín y en las Hurdes, carentes de mar y, por tanto, de yodo. Como solución inmediata a este problema se aportó sal yodada, pero con la divulgación, el transporte y el nivel de vida se ha erradicado por completo este problema. La vitamina A está contenida en la zanahoria y las patatas. La vitamina B —riboflavina, tiamina, niacina y piridoxina— se encuentra depositada en el huevo, los cereales, los lácteos, las carnes, las verduras y la fruta. El ácido ascórbico, o vitamina C, está, sobre todo, como sabemos, en los cítricos y el kiwi, y es necesario para la formación del hueso y los vasos sanguíneos, así como para iniciar el funcionamiento de todas las células corporales. Para la formación de los dientes y el crecimiento de los huesos es necesaria la vitamina D, que hace posible que se fije el calcio en los huesos. El sol ejerce sobre la piel la elaboración en directo de la vitamina D, de aquí su gran importancia. Los baños de sol tomados de una forma controlada son necesarios y recomendados para el crecimiento y satisfacción del bebé. ©  Ediciones Morata, S. L.


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El agua Como el recién nacido estuvo en un medio acuoso, se podría decir generalizando que es de agua, y es que un 60 ó 70 % de su cuerpo está compuesto por agua, por ello, al bebé hay que ofrecérsela con mucha frecuencia, sobre todo si hace calor. No hay que preocuparse si no la quiere, sólo significa que no la necesita porque está bien hidratado.

Las fibras En la actualidad, se recomienda comer alimentos ricos en fibra porque ayudan a estimular el funcionamiento digestivo y colaboran al movimiento intestinal; por eso son tan beneficiosas y el bebé ya se inicia en ellas cuando empieza a digerir las frutas y las verduras. Los azúcares, grasas y almidones son necesarios para la enorme y perfecta masa corporal de nuestro organismo. La alimentación que el bebé viene tomando desde los 6 meses es completamente adecuada y equilibrada, pues contiene todos aquellos elementos necesarios para su desarrollo. Los alimentos congelados tienen las mismas propiedades que los frescos. La estructura química se puede alterar con la cocción, pero a su vez pueden aguantar días congelados sin que se alteren. Los lácteos y derivados se alteran rápidamente. Si es posible, es mejor que las papillas de verduras y frutas sean hechas en el domicilio aunque luego se congelen en un período máximo de cinco días; de ese modo, se mantendrá la eficacia de las vitaminas.

¿Qué hacer para que aprenda a comer? Lo más importante, para empezar, es enseñarle a que mantenga una buena compostura. Es necesario que esté bien sentado, y que sepa desde el primer día que no vamos a tolerar que abandone ese espacio antes de que termine. Hay que tratar de centrarlo, hacerle intuir que va a asistir a algo serio e importante, como es comer, y no hay que poner a su alcance ni juegos ni televisión. Es preciso que el ambiente que le rodea sea agradable, sin gente ni nada que le disperse. Es bueno hablarle, conversar sin tensiones y transmitir que lo que está pasando es algo gozoso. Debe existir una rutina de vida en la cual, a una hora determinada, se encuentra el tiempo de comer. Por ejemplo, la primera toma será cuando se despierte ©  Ediciones Morata, S. L.


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el niño, la segunda entre la una y las dos de la tarde; la tercera toma o merienda será alrededor de las seis de la tarde y, por último, lo que corresponde a la cena, después del baño. De esta forma resulta que, sin que sea exacto, el niño hace cuatro tomas: desayuno, comida, merienda y cena. Hay que adaptarse a su ritmo: hay niños que toman rápidamente una cuchara detrás de otra y hasta son capaces de llorar si se retrasa la dosis, mientras que otros necesitan una pausa entre cuchara y cuchara. No es conveniente que el plato tenga grandes cantidades de alimento: es mejor dejarle repetir en caso de que quiera más. No se debe saltar nunca ninguna toma. En estos meses se darán vitaminas y minerales con flúor para la formación de la dentina, siempre dependiendo del tamaño de las fontanelas y de la indicación del pediatra.

3. Sugerencias Las actividades Vamos a profundizar en las actividades del niño como medio de expansión. Las actividades hay que programarlas y seleccionarlas siempre en función de lo que le guste al niño. También es preciso regularlas, ya que no es bueno que tenga muchas y variadas actividades, sin tiempo para jugar a lo que él quiera. Estamos viendo cómo muchos niños están sometidos a un exceso de actividades y llegan a casa exhaustos, sin apetito y con tal exceso de vivencias que no pueden conciliar el sueño. Es necesario que permanezcan también mucho tiempo en casa, porque eso les proporciona placer y colabora en su capacidad de concentración. Ellos necesitan su propio espacio, donde encuentran sus juguetes favoritos, donde puedan oler sus cosas y jugar con los objetos que saben que son suyos, que forman parte de ellos mismos, y que todo esto constituye parte de su hogar. Hay niños que presentan un estado de ansiedad y de hiperactividad que puede estar generado por ese exceso de actividades y de vida muy organizada, normalmente porque pasan mucho tiempo en la guardería o en la escuela infantil con horarios que equivalen a una larga jornada laboral. Los niños trabajan mucho y necesitan recogerse en un espacio lúdico que han creado como su propia existencia. Se sabe que durante el tiempo que pasan en cada actividad diferente ellos no se comunican; solamente están desarrollando una función educativa, reciben unas órdenes y las cumplen lo mejor posible, pero no hablan con nadie. ©  Ediciones Morata, S. L.


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El niño entra y sale de una actividad a otra: ha entrado en yudo y sale de natación, pero en todo este tiempo no ha articulado palabra ni le ha hablado nadie, solo ha recibido órdenes. Es necesario que el niño juegue y participe con otros niños, porque eso le ayuda a crear su propia identidad y a verse reflejado en el compañero. Aprenden a divertirse unos con otros y van tomando la iniciativa en los juegos, al tiempo que se crea entre ellos una complicidad colectiva, de la que son, a su vez, responsables.

4.  Alteraciones propias de los primeros meses La temperatura alta. La fiebre.

¿Cuál es el termómetro más indicado? Creemos que los digitales son fiables y de menor riesgo, puesto que no llevan mercurio.

¿Dónde se le debe colocar al bebé? Al recién nacido lactante y hasta los 6 meses se le debe tomar la temperatura en el recto, ya que esa valoración es real, es la que tiene el cuerpo del niño por dentro y, por tanto, hay que suprimir 5 ºC. La temperatura del recto es igual a la de la boca.

¿Cuál es la temperatura normal? Debemos saber que en un niño sano la temperatura no se mantiene estable en 36,5 ºC, sino que puede oscilar entre 36º y 36,7º según diversos factores, desde las diferencias horarias y los propios ejercicios que realice el niño antes o después de comer, hasta su estado emocional, pues suelen tener más alta la temperatura cuando se enfadan o cuando están impacientes por ver a sus padres, situación que se normaliza cuando vienen.

¿Cuánto tiempo debemos dejar puesto el termómetro? En los de mercurio se suele tardar aproximadamente un minuto, y en los digitales, la lectura es más inmediata. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Cuántos días se debe controlar la temperatura? Después de una infección, la temperatura suele descender de una forma radical a la normalidad, y es aconsejable seguir tomándola unos tres días más desde que el niño esté oficialmente sano; a continuación, nos olvidaremos del termómetro, salvo si el pediatra nos lo indica por precisar algunas pautas sobre la salud del niño.

¿Por qué sube la temperatura? La causa más frecuente es la infección, que suele venir anunciada, pues encontramos al bebé menos activo, con una expresión distinta en la cara, más triste, menos participativo, e incluso pueden aparecer temblores en su cuerpo: los llamados escalofríos, que ocurren cuando está subiendo la temperatura. A veces, se siente cansado y apoya la cabeza, y si en ese momento lo tocamos en la frente o detrás de las orejas, observaremos cómo empieza a estar más caliente.

Pautas de actuación Cuando un niño acusa una alta temperatura, sea de la causa que sea, la primera medida es suprimirle la alimentación, sobre todo las proteínas de la carne, el pescado o el huevo, porque con la fiebre se facilita la formación de acetona. Se debe suprimir el alimento hasta que la situación esté controlada, ya que la temperatura alta que tiene la piel superficial se la roba al proceso digestivo, y ello entorpece la digestión. Por tanto, es necesario evitar la comida en las subidas de fiebre, pues el vómito puede suponer toda una tragedia familiar. A veces, la fiebre puede obedecer a causas tan simples y respetables como las emocionales. Hay niños muy sensibles y con mucho apego a sus padres que por misteriosas vías transensoriales adivinan que éstos van a hacer un viaje, y justamente esos días amanecen con fiebre alta, y se curan espontáneamente cuando regresan.

¿Qué hacer? Lo más inmediato es tratar de que descienda la temperatura, pues la fiebre produce cierta irritación en el cerebro. Se actuará siguiendo las pautas que indique el pediatra, tales como: ©  Ediciones Morata, S. L.


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• Dar un antipirético. • Sumergir al bebé en agua a una temperatura agradable para él (que no llore al introducirlo) y gradualmente ir bajándola con agua fría, hasta que llega un momento en que se iguala la temperatura del niño con la del agua. Éste debe ser un proceso lento, pero muy eficaz y gratificante, puesto que el niño en pocos minutos, queda despejado de la fiebre. • Envolver al bebé en una sábana húmeda. • Mojarle las manos, los pies y la cara. • Poner un collarín con alcohol y agua alrededor del cuello. Cuando desciende la temperatura, el niño se despeja, se pone contento y vuelve a su actividad normal. Si tarda en descender, el niño se va deteriorando: cada vez está menos activo, no quiere comer y no le gusta que le molesten. En este caso, hay que llamar al médico o llevarle directamente al centro de salud que le corresponde.

5.  Control vacunal En el 7º mes no corresponde ninguna vacunación.

6.  Juegos recreativos y pedagógicos Vamos a explicar varias formas de jugar con el niño para colaborar en su desarrollo y su creatividad. Coger al bebé en brazos y sentarse con él frente a una mesa. Cuando le damos objetos, no dejará de darles golpes fuertes y descoordinados contra la superficie de la mesa. Observamos cómo al ir pasando los meses estos golpes empezarán a ser coordinados y suaves. Para jugar con el niño a que coja objetos y los devuelva, hay que sentarse frente a él y enseñarle algo pequeño y largo, como un lápiz, y ponerlo en el centro de su tórax, un poquito lejos para que trate de alcanzarlo con una mano o con otra. Este ejercicio nos permite saber qué mano predomina. Luego, le pediremos que nos devuelva el objeto, lo que al principio no le gustará nada, pero una vez transcurridas algunas semanas lo hará con delicadeza. Este juego implica ya totalmente la participación directa del niño y nos indica cuál es la mano que utiliza con mayor destreza. Si le ponemos un pañuelo por delante de la cara, demuestra su descontento e intentará quitárselo, al tiempo que revela su contrariedad con cara de enfado. ©  Ediciones Morata, S. L.


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A esta edad, el niño comienza a echar los bracitos cuando se le llama y a poner la carita para ser besado. Con este juego le enseñamos a manifestar su afectividad y canalizamos y motivamos sus emociones. El niño está recibiendo estímulos constantemente y ello le produce un impulso global que se conservará y actuará durante todo su desarrollo. Si a esta edad el niño no repta ni gatea, podemos hacer unos ejercicios para iniciarlo, que consisten en que el padre y la madre se sitúan sentados en el suelo con las piernas extendidas en dirección contraria al niño, al que se coloca en el medio y se le estimula para que trate de reptar, y más tarde gatear sobre las piernas. A fin de que este ejercicio resulte más gratificante, podemos poner en el suelo un juguete que le guste mucho, para que se deslice por las piernas de su padre hasta alcanzarlo. También debemos animarlo con palabras o dándole empujoncitos con la mano. Con este ejercicio aumentará la musculatura de los brazos y las piernas, además de hacer muchos más movimientos que exigen esfuerzo y fortalecen los músculos abdominales.

¿Qué hacer para fortalecer sus manos? Durante el 7º mes, es como si hubiese desaparecido el interés por las características de los juguetes. Aunque se los pase de una mano a otra, la finalidad es golpearlos, tratar de conseguir que esos objetos hagan más ruido. Si bien poco a poco el niño abandonará esta actitud, mientras tanto, para que no sea tan molesto para los adultos, se le pueden facilitar cubos o muñecos de goma que pueda golpear sin lastimarse las manos. Otro estímulo para fomentar la habilidad de sus manitas es jugar a dar palmadas, con canciones cortas y reiterativas que finalicen con palmaditas. Este ejercicio favorecerá mucho la participación y la integración del niño en la situación presente. Es conveniente enseñarle a decir adiós, cosa que no se sabe por qué es lo primero que aprende. Para conseguirlo, hay que hacer mímicas y gestos exagerados, de manera que entienda e imitar el gesto que queremos que él ejecute. Otro juego recomendado es el del escondite, que será para siempre uno de sus preferidos y que seguirá practicando, aunque de distinta forma, cuando sea adulto. Al bebé le gusta muchísimo ver cómo aparecen y desaparecen las cosas. Acaba de descubrir, o está descubriendo, que los objetos cuando se ocultan, pueden volver a aparecer. Es un momento en que se fija muchísimo en los adornos que lleva la persona que le coge en brazos, le gusta tocar los collares, los pendientes y el tacto de la ropa de su padre. Esta curiosidad es un medio muy adecuado para establecer, de entrada, una buena comunicación con él. La finalidad de estimular estos ©  Ediciones Morata, S. L.


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deseos es potenciar sus nuevas actividades, y nosotros debemos escucharlo y hacer un buen papel de interlocutores. Para tratar de saber el número de palabras que comprende, hay que ir conociendo cuántas de ellas tienen para él un sentido real. El niño repite las sílabas, que percibe sólo como expresiones vocales; cuando esas mismas sílabas sean de carácter voluntario y deliberado, pasarán a adquirir la categoría de palabras.

7. JUGUETES RECOMENDADOS • • • • • • •

Anillas para morder. Juguetes que alivien y ayuden a romper las encías. Anillas y triángulos, llaves multicolores. Cajas de música. Juguetes con pivotes para iniciar la pinza superior. Puzzles simples. Juguetes de colores con movimiento y sonido.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU SÉPTIMO MES

Vídeo resumen en http://www.edmorata.es/Shop/Product/Details/2088

CUERPO • Flexiona los miembros inferiores y extiende los superiores, se llama “postura de paracaídas”. • Repta hacia atrás y adelante.

EXTREMIDADES • Puede utilizar las manos para taparse “si no veo, no me ven”. • Perfecciona los movimeintos de las manos y de todo su cuerpo.

SENTIDOS • Le gusta lo desconocido. • Observa los objetos tocando, chupando y oliendo. • Se comunica a través del cuerpo. • Parlotea y chilla continuamente.

SOCIAL • El niño se puede incorporar a una vida más amplia y social, y esto aumenta su capacidad intelectual. • La sociabilidad facilita los vínculos afectivos. • Esta incorporación estimula el que el niño sea más selectivo con las personas y las cosas.

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ALIMENTACIÓN • Número de tomas 4. • Desayuno, comida, merienda y cena. • Cantidad = 1.000 cc-24 horas ±. • Se incorpora a la papilla de verduras 50 gramos de carne, pescado blanco. • “Los congelados tienen las mismas propiedades que los alimentos frescos”. • No olvidar ofrecer agua entre tomas. • Ir aumentando la cantidad de alimento sin forzar.

JUEGOS Y JUGUETES • Hay que iniciar al niño en sus juegos y juguetes. • Practicar actividades placenteras, no someterlo a actividades excesivas. • Juguetes: música, cascabeles, maracas, campanas de reloj, cajitas de música.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Pautas del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Juega con varios juguetes. • Almacena. • “Surge el sentido de la posesión”. • Reconoce sus juguetes y su cuarto. • Reconoce a varias personas. • Se inicia la educación: cuando un niño entiende una orden, ya se puede corregir. • Comer es algo muy serio.

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(32 semanas): Bebé actor, bebé exigente

Desarrollo somático: “¡Cómo cambia mi cuerpo!” Se produce un importante cambio en la fisonomía del niño. Si antes su figura recordaba a la de un rombo, se inicia ahora una transición hacia una silueta de niño, en la que empieza a formarse la cintura, aumenta su peso óseo y su desarrollo muscular, y surge un bebé con aspecto atlético; ya no engorda al ritmo que lo hacía durante los meses anteriores, el proceso se ha ralentizado, pero sin duda crece con más proporción. En este mes, el bebé sufre una profunda metamorfosis porque inicia el lento pero inexorable proceso que acabará convirtiéndolo en un niño, abandonará, poco a poco, su aspecto de bebé. Tampoco es ya ese ser indefenso que se transporta y se deposita donde uno quiere. Alrededor de este mes, el bebé comienza a manifestar sus deseos y, además, quiere ejecutarlos él. Para conseguir esto, recurrirá a utilizar todos sus conocimientos y subterfugios. Ya es capaz de razonar, y sabe que si llora obtiene todos sus deseos; sabe que el llanto tiene un enorme poder, que es muy rentable y, como tal, lo utiliza en todas las variantes que conoce. Cuando consigue lo que quiere, se pone muy contento, se llena de satisfacción; es un gran actor que pasa de la comedia a la tragedia en un segundo.

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Octavo mes (32 semanas): Bebé actor, bebé exigente

1.  Áreas de desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Me pongo como los osos!” Características de esta etapa: • • • • • • •

El niño puede reptar; primero hacia atrás y, luego hacia adelante. Inicia gateo. Inicia la postura de oso. Sentado, es capaz de agarrarse y elevarse. Juega con los pies. Imita los gestos de otras personas. Da algún pasito con ayuda.

En este mes, el bebé presenta un gran avance en todas las áreas; vamos a estudiar el cambio en cada una de ellas. Permanece sentado estable. Su columna vertebral ya es recta, y si le damos empujoncitos hacia los lados también tiene apoyo lateral. Su cuerpo ya es capaz de girar sobre sí mismo, tanto si está mirando hacia arriba como hacia abajo. Ya no le gusta tanto reptar, se quiere despegar más del suelo y, para lograrlo, eleva el abdomen. En días posteriores iniciará una carrerilla, desplazándose a gran velocidad con las rodillas y las manos. Le gusta gatear hacia adelante, pero este esfuerzo debe tener siempre una finalidad, un incentivo o un interés, ya sea por una persona o por un objeto que le guste. Intenta ponerse en posición vertical y, aunque no lo consiga, trata por todos los medios de elevarse. Lo que sí ha conseguido es mantenerse sobre las manos y los pies, en la llamada postura de oso. Otra de las habilidades que puede alcanzar el niño hacia las 36 semanas es que si le estiramos las piernas, se las sujetamos por la zona de los tobillos dejando libre todo el cuerpo, es capaz de elevar todo su tórax y quedarse sentado. Como se aprecia, el niño ya no se limita a reptar hacia delante, sino que eleva el abdomen e inicia el gateo, término que procede de que se adopta una postura que recuerda a la de los gatos. De repente, el mundo se ha hecho inmenso, pero él solito puede descubrirlo porque es capaz de dirigirse a todos los rincones de la casa.

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B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Junto los juguetes!” Características de esta etapa: • • • •

Inicia pinza superior. Reafirma pinza inferior. Juega con más de un juguete. Se inicia en almacenar objetos.

Su afinidad motriz, tanto fina como gruesa, es sorprendente. Si le enseñamos un objeto en movimiento, como puede ser un sonajero, ya es capaz de cogerlo en el aire. Tiene una perfecta coordinación visomotora; es decir, una precisión perfecta entre lo que ven sus ojos y lo que es capaz de precisar y controlar su mano para alcanzarlo. Empieza a hacer pinza superior, cada vez agarra mejor los objetos redondos con el pulgar y el índice. Día a día, esta destreza se irá perfeccionando y podrá sujetar objetos cada vez más pequeños; de esta forma, ejercita el control visomotor con la habilidad motriz de los dedos. Ejemplo: si le acercamos bolas de distintos tamaños, comenzará sujetando primero con dos dedos las más grandes y en pocos días le gustará coger las más pequeñas y diminutas. Le gusta ir hacia el objeto deseado utilizando su personal medio de locomoción de esos momentos, pero ya tiene desarrolladas medidas de autodefensa; podemos observar cómo se detiene al borde de la mesa y se agarra con las dos manos sin pasar de ahí, mientras mira expectante el espacio vacío que se abre delante de él. Se ha iniciado algo inherente al ser humano, que es la autodefensa. Si le colocamos un pañuelo sobre la cara, se lo quitará con facilidad y nos demostrará que le molesta. Ya es capaz de hacer pinza inferior —sujeta un vaso con el dedo meñique y pulgar— y, además, puede beber sin atragantarse. Se pone de manifiesto su capacidad selectiva: lo que le gusta lo observa, lo explora y se lo lleva a la boca. Cada vez coordina mejor la relación que tienen sus ojos y sus manos. Juega él solo con el sonajero, pero no con uno, sino con dos o tres, porque además se está iniciando en el proceso de almacenamiento, de querer guardar y acaparar lo que le gusta. Protege su objeto deseado, e incluso lo esconde para que no se lo quiten.

C. ¿Qué dice el bebé? “¡Ya digo alguna palabra!” El bebé ya es capaz de retener sonidos y palabras; es como si memorizase una información que, con el tiempo, utilizará cuando sea capaz de pronunciar palabras. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Se recomienda empezar a leerle cuentos, que al principio han de ser muy cortos y repetidos, porque le gusta que le repitan muchas veces algo que empieza a conocer. Con este lento proceso irá reconociendo lo que sucede en el cuento, y así lo demostrará con gran entusiasmo. Empieza a decir alguna palabra aislada para expresar sus emociones, y lo hará con gestos exagerados, moviendo el cuerpo y chillando de forma aguda; utiliza para comunicarse todos los medios que conoce. Al final del 8º mes, es posible que pueda decir alguna palabra, aunque puede que la pronuncie al revés o utilizando sólo la fonética; en este caso se debe celebrar siempre la expresión utilizada, nunca corregir puesto que él no lo entendería. El perfeccionamiento del lenguaje es posible cuando hay lenguaje. Es posible que el niño reconozca varias palabras, y que sea capaz de demostrarlo dirigiendo la mirada hacia el objeto o la persona a que se refiere. En este momento, posee y utiliza varias vías de comunicación: además de la corporal (la risa, el llanto, los gestos) inicia el lenguaje pre-lingüístico, y emite sonidos y alguna sílaba aislada. Nunca se debe interrumpir al niño cuando está tratando de comunicarse. Es muy importante atender a estas manifestaciones y participar en el intercambio, porque el niño necesita un interlocutor y porque, además, es enriquecedor y placentero no sólo para él, sino para toda la familia.

D. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡Voy a chillar para que me lo den!” Al niño le gusta reconocer a las personas que quiere y manifestarles su alegría o su enojo. Cuando esté enfadado, lo hará saber, y desarrollará su agresividad dando pequeños mordiscos, intensos y dolorosos, con sus diminutos dientes. Si le regañamos, se quedará muy sorprendido porque no entiende que eso que hace sea algo malo. Cuanto más seguro y menos sobreprotegido haya ido creciendo, más alta será su capacidad social; aceptará mejor a las personas y las situaciones desconocidas, y ésa será una plataforma fundamental para sus relaciones sociales, ahora y en su futuro de adulto. A los niños no les gustan nada las emociones negativas, se sienten paralizados ante la violencia, las palabras y los gestos fuertes. Ante una situación violenta o agresiva, sentirá temor y se mostrará asustado y expectante, e iniciará en ocasiones un llanto que puede durar todo el día, sin que sepamos muy bien qué le pasa. Por la actitud del niño nos daremos cuenta enseguida de cómo le tratan y cómo se siente en ausencia de los padres. Durante esta etapa les gusta imitar los gestos y actitudes de las personas cercanas, incluidos los sonidos. Suelen copiar a los hermanos o a un determinado miembro de la familia. ©  Ediciones Morata, S. L.


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El niño manifiesta no sólo su temperamento, sino también su personalidad. Es capaz de llorar rabioso cuando no alcanza lo que quiere, y no para hasta que lo consigue, momento en que cambia de cara y se pone contento. También puede reírse a carcajadas. En ocasiones, muestra su total rechazo hacia alguna persona que intenta acariciarle, y se tira al suelo con una enorme rabieta. Ante esto, lo mejor es reaccionar acariciando y haciendo gestos cariñosos a la persona a la que rechaza, hasta conseguir que él también lo haga. No podemos consentir que el niño, por muy atractivo que sea, consiga todo lo que quiere en el momento que lo desea, pues estaremos colaborando a convertirle en un tirano que tiene a toda su familia pendiente de sus gustos y caprichos. Cuanto más libre es, más desea tener cerca a sus padres o a su cuidador primario, pues intuye que ellos le protegen de todos los riesgos posibles. También hay que impulsarlo a que demuestre su afectividad; jugando a pedirle que nos dé un beso o a que aprenda a poner la cara para ser acariciado o besado. Un niño que a esta edad tiene un rostro inexpresivo, que no manifiesta la alegría cuando vienen sus padres, o bien tiene “carita triste”, es algo inquietante, y hay que saber si está enfermo o se siente solo y aislado. Es necesario investigar las causas de esta actitud.

2. Alimentación “¡Ya me alimento como un mayor!” A los 8 meses, el bebé ya hace cuatro tomas, que corresponden a desayuno, comida, merienda y cena. Su alimentación es muy completa; ingiere de 30 a 50 gramos de proteínas (carne o pescado), medio huevo y frutas variadas. También toma un complejo vitamínico y de minerales que lleva incorporado el flúor para los dientes. A medida que va madurando, su nivel de exigencia disminuye; es conveniente que todos los días ingiera todo lo que haya indicado su pediatra, pero ya no supone una tragedia que nos falte plátano en la nevera para la merienda, porque los alimentos se pueden sustituir e intercambiar. No es que el niño sea un transgresor de la alimentación, pero ya puede ir adaptándose a distintos alimentos, texturas y consistencias. En caso de que los padres salgan un fin de semana y suponga una gran dificultad hacer el puré, se le pueden dar tarritos que, además, suelen gustarle más que las papillas que hace mamá. Por eso, no debe suscitarnos ninguna duda la decisión de incorporar estos alimentos industriales, y observaremos con asom©  Ediciones Morata, S. L.


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Octavo mes (32 semanas): Bebé actor, bebé exigente

bro que se relame de gusto, porque tanto el sabor como la consistencia son iguales a los alimentos que él toma y conoce, así que no tiene que adaptarse a nada nuevo. Las papillas de inicio tienen una textura muy suave y nada ácida, y por eso le gustan tanto. Sin embargo, conviene ir preparando papillas que contengan algún trozo de alimento sólido para estimular la masticación y acostumbrarlo a una consistencia granulada, lo que será muy importante para que no rechace más adelante aquellos alimentos de consistencias más duras y difíciles de masticar y digerir. Por tanto, la textura de las papillas nunca debe ser como la de los yogures, porque el niño se acostumbra a realizar un esfuerzo mínimo y rechazará cualquier otro alimento que exija mayor esfuerzo. Tampoco hay que preocuparse si tragan el bolo alimenticio sin haberlo masticado lo suficiente, pues en esta etapa existe una enzima trituradora que sustituye la labor de las muelas, y que es tan sabia que cuando el niño ya tiene dientes y sabe triturar, desaparece.

¿Qué contienen los productos preparados? Tienen todos los elementos indicados en la fórmula que exponen. Suelen llevar un producto espesante a base de almidón y alguna proporción de sal o azúcar. Por regla general, llevan los mismos ingredientes que las papillas preparadas en casa, pero al bebé le gustan más porque son menos ácidos y consiguen un sabor muy similar al de los lácteos, que es a lo que ellos están acostumbrados, y una consistencia muy suave y blanda que ellos tragan con gran facilidad. Sin embargo, no hay que olvidar que la papilla preparada en casa tiene la ventaja de conservar todas las vitaminas y los minerales. No se debe incorporar ningún ingrediente más, pues sus proporciones están perfectamente equilibradas, y se pueden calentar en el microondas, o al baño María. Se debe comprobar la fecha de caducidad. Conservar en lugar fresco. Una vez abierto el envase, conservar en el frigorífico alrededor de 48 horas. La comida se prepara en casa y hasta cumplir el año los cereales serán siempre sin gluten. El número de tomas será cuatro. MENÚ DESAYUNO: biberón. Leche II en igual proporción 30 cc de agua por cada medida. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tu bebé. Guía práctica de tu pediatra

La cantidad será la que indique el pediatra y admita el niño, manteniendo la dosis si el bebé tiende al sobre peso y aportando más si las medidas del bebé son insuficientes para su edad. COMIDA. Puré de verduras: judías verdes, zanahorias, puerros, patatas, medio tomate crudo, una cucharadita de aceite de oliva virgen, 50 gramos de carne roja, pollo, pescado o medio huevo. La cantidad de patata y zanahoria estará relacionada con el peso; en el caso de tener exceso se le aportará menos cantidad. Las espinacas y las acelgas no se deben dar antes de los 11 ó 12 meses por el exceso de minerales que contienen y que pueden afectar su función renal. MERIENDA. Papilla de frutas: Todas menos melón, sandía y tropicales. 50 gramos de queso fresco (Burgos). Media cucharadita de miel. Mordisquear pan duro. Jamón de York. Jamón serrano. Se pueden introducir yogures apropiados para su edad. También se le puede dar trocitos de pan duro para que los muerda y rompan las encías, ya que el pan contiene muy poca cantidad de gluten. Se le puede dar jamón de York y serrano cortado en pequeñas porciones para que vaya tomándolo lentamente, sin perderlo nunca de vista. Es importante saber cuáles son los sabores que más le gustan para acentuarlo en las papillas que se preparan. Puede tomar toda la papilla con la cuchara, pero si vemos que se cansa, podemos darle menos cantidad y terminar con una dosis de biberón. CENA: Papilla de cereales sin gluten. Algunas cucharadas de papilla de fruta. Por estas fechas, ya no tiene sentido hervir biberones ni tetinas y, por tanto, tampoco esterilizar. Se puede dar agua del grifo siempre que sea potable. ©  Ediciones Morata, S. L.


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3. Sugerencias Hay que estar alerta ante las diversas conductas que pueda desarrollar el niño en esta etapa, porque algunas de ellas pueden ser una señal de alarma. Hay que ayudarlo. • • • • • •

Niño que no repta. Niño que no gatea. Niño que rechaza a las personas. Niño obsesionado con los juguetes. Niño que ve los juguetes, pero no a las personas. Niño que se mantiene horas jugando con los pies, o bien mirando sus manos.

En cualquiera de estos casos, hay que llevar al bebé al pediatra. En este mes, se debe seguir activamente el proceso de educación. Nuestro hijo es capaz de entender una orden y, además, es capaz de ejecutarla. El niño, que ha alcanzado tanta autonomía, puede sentirse desprotegido y mostrarse muy sensible, con momentos de angustia que terminan en crisis de llanto desolador. Ante estas manifestaciones de angustia o ansiedad, hay que recurrir al sentido común, no se pueden ni se deben dar normas rígidas. Por un lado, no se le puede abandonar con esa sensación, pero tampoco protegerlo tanto que consiga ser siempre el protagonista y logre todo lo que se proponga. Para comer, el niño debe permanecer sentado en una silla o en la trona, de forma que se mantenga erguido y suficientemente sujeto para no caerse ni desplazarse. Es conveniente ponerle en el plato distintos trozos de comida para que empiece a comer solo y seleccionar lo que más le guste. Nunca se irá detrás del niño para darle el alimento, pues inmediatamente se convertirá en su juego más divertido y preferido: cuanto más corre más le persiguen. Sin duda lo pasará muy bien pero no será una forma correcta de ingerir el alimento ni de abrir el apetito. A esta edad, debe beber directamente del vaso. En esta etapa de gateo, hay que tratar de olvidarse de los hervidos y del temor que supone el que se lleve todo a la boca. El bebé ha descubierto gateando que en el suelo se encuentran todo tipo de objetos y cosas fascinantes que se lleva a la boca y que tienen distintos sabores. Esta conducta será la misma si está en la guardería, donde tocará y saboreará todas las sustancias de sus compañeros y, además, las encontrará sabrosísimas. En este momento debemos consolarnos pensando que está desarrollando su propia inmunidad. Esta etapa también coincide con su propia inestabilidad corporal: se dará fuertes golpes y caídas y necesitará que le consuelen y protejan. De esta situa©  Ediciones Morata, S. L.


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ción tan contradictoria surge el gran interés que tiene el bebé por estrenar autonomía y la fuerte necesidad de ser protegido de ella. Este juego es muy difícil de seguir por los padres o las personas que le cuidan; por un lado, tienen que darle seguridad para que utilice la libertad, que le irá dando un grado cada vez mayor de independencia, pero a la vez es necesario protegerle de esta situación. Sin embargo, poco a poco se tornará más sociable, tanto con los adultos como con los otros niños, y así alcanzará su poder de autonomía.

Niño sobreprotegido. ¿Cómo educar y no sobreproteger? Es cierto que el bebé-niño necesita de un tope para sus deseos; está descubriendo tantas cosas que no sabe dónde está el límite, pero los padres y los adultos sí lo saben. Pues bien, ese concepto es el que tiene que prevalecer: de aquí no se pasa; hay que hacerlo y ejercerlo. Nada es fácil, y mucho menos hacerle entender algo si todavía no razona. Pero los niños tienen sus razones y entienden, sin que se les explique por qué no necesitan un contexto para dar sentido a sus vivencias, eso que los adultos entendemos como argumento. Para crear en el niño una comprensión hacia lo prohibido, tenemos que mantener con seguridad la prohibición; y esa prohibición no puede mantenerse solo con un miembro de la familia, tiene que ser una actitud común. No se puede indicar exactamente cuál es la actitud que debe ejercitarse, puesto que cada familia tiene sus costumbres y ésas tienen que ser inculcadas en el bebé desde los primeros meses. Al mismo tiempo que el niño exige la comida, los juguetes o el cariño, necesita mantener un afecto que sea siempre seguro; tiene que saber que siempre habrá una persona para defenderlo y protegerlo. Y atender esta necesidad no supone, en absoluto, malcriarlo. Por ejemplo, si el niño se despierta por la noche, ¡claro que hay que saber lo que le sucede y por qué llora!, pero no hay por qué cogerlo en brazos y nunca llevarlo a la cama de los padres, porque se sentirá enormemente desconcertado si de repente le permiten hacer aquello que antes tanto le gustaba y a lo que aprendió a renunciar. La mal crianza del primer hijo se puede decir que está casi justificada, porque los padres proyectan sobre ese nuevo ser todas las esperanzas y temores que tuvieron sobre sí mismos, se cargan de responsabilidad y sienten la angustia de no ser capaces de aportar seguridad a un ser tan indefenso; sienten miedo de demostrar su propia incapacidad. Unos padres sobreprotectores formarán un niño sin capacidad de defensa, un niño débil que buscará eternamente la protección paterna. Los niños entienden perfectamente los cambios en el tono de voz, por eso es conveniente tratar de mantener siempre el mismo tono para que él sepa en qué momento le van a coger en brazos, o cuándo le van a llevar a comer, porque ©  Ediciones Morata, S. L.


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aunque no entienda las palabras sí comprende lo que queremos a través del tono de voz; poco a poco (nunca en el primer día) se dará cuenta de que no le van a tener en brazos aunque no pare de llorar, y esta será una actitud básica para una buena educación.

4.  Alteraciones propias de los primeros meses La otitis El hecho de que frecuentemente exista una alteración de oídos, -gargantanariz-amígdalas, tiene su razón de ser, puesto que una se comunica con las otras por espacios comunes y canales con aire, y por ellos pueden circular libremente los gérmenes depositándose en distintas localizaciones al mismo tiempo.

¿Por qué surge la infección? La infección surge cuando desciende la propia inmunidad del niño, que puede ser lo más frecuente por un golpe de frío; en ese momento la inmunidad de su cuerpo se debilita y es sorprendido por el agente infeccioso, bien bacilos, o bien virus. También puede suceder que los gérmenes no patógenos que existen de forma normal en el cuerpo se activen y pasen a desarrollar una patología que da origen a la enfermedad. Las infecciones leves son muy frecuentes, acentuándose en la etapa de inicio a la guardería. El niño está creando su propia inmunidad.

¿Qué hacer ante un dolor de oídos? Normalmente, el bebé al que le duelen los oídos deja de comer, porque al deglutir o bien al tragar siente dolor. Es muy posible que llore, y que el llanto sea agudo y de tipo irritativo, echará las manitas hacia la zona dolorosa y tratará de buscar calor para que le calme la molestia apoyando su cabeza lateralmente sobre una superficie dura; generalmente, buscan el calor del cuerpo de su madre. En este caso, hay que ponerle calor en la zona dolorosa, asociado a un calmante; también habrá que tranquilizarlo y procurar que se duerma. Si el episodio se repitiese y surgiese la fiebre, tendrá que verlo su pediatra. Cuando la fiebre surge de una forma súbita superior a 38 ºC, lo primero que tenemos que hacer es tratar de que descienda la temperatura; para ello se le ©  Ediciones Morata, S. L.


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pueden aportar antipiréticos al bebé, tantas veces como sea necesario hasta conseguir que no pase de 37 ºC. Tanto las otitis, la faringitis y las amigdalitis son infecciones que cursan con inflamación (tal es el significado del sufijo -itis), si la infección es de oído, hablamos de otitis; si la infección es de la faringe diremos que el niño tiene faringitis, y si es de las amígdalas, tendrá amigdalitis. Tanto unas como las otras son más frecuentes con el frío, cuando el niño inhala un aire que está a una temperatura baja, tomando contacto con la faringe y amígdalas dirigiéndose a los bronquios; por esto, es muy aconsejable que en el invierno tanto el bebé como el niño se acostumbre a llevar bufanda, ya que entre ésta y la boca se crea una cámara de aire templado antes de ser aspirado.

¿Cómo tratarla? Siempre supervisado por su pediatra se tomarán medidas como las siguientes: Es insistir en que ceda la temperatura y el dolor. • Evitar que el niño ingiera gran cantidad de comida y suprimir la ingesta de carne, pescado y huevo. (Ya sabemos que la fiebre facilita la formación de acetona.) • Aportar al niño un estado de bienestar, y conseguir que nunca tenga miedo a la enfermedad. • Tratar específicamente la dolencia y que ingiera mucha agua.

5.  Control vacunal En esta etapa, no hay control vacunal.

6.  Juegos recreativos y pedagógicos Vamos a dar una serie de pautas de cómo jugar con el niño y fomentar sus habilidades. Nos colocamos cerca de una mesa y le sentamos sobre nuestras piernas. Con los objetos que le proporcionemos él dará golpes descoordinados sobre la mesa; en días posteriores, y según vaya madurando, estos golpes serán más coordinados y suaves. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Le daremos objetos para que él los coja y luego los devuelva (“toma, dame”). Al principio, lo normal es que no quiera devolver el objeto, pero pasado un mes aproximadamente, comenzará a entender el juego y lo devolverá. Si jugamos a ponerle un pañuelo por la cara, observaremos que es capaz de quitárselo y, además, demostrará su descontento. Hay que enseñarle a que eche los bracitos cuando se le llama y a que ponga la cara para ser besado. Es necesario acostumbrarlo a que manifieste abiertamente su afectividad para que sea capaz de canalizar sus emociones. La estimulación directa que se efectúa diariamente produce un impulso global que se conservará durante todo su desarrollo.

Ejercicios para estimular el acto de gatear El padre y la madre se sentarán con las piernas extendidas y en dirección contraria al niño; se trata de que éste vaya saltando sobre sus piernas y se dirija hacia la dirección donde se encuentra el juguete deseado. Los padres colaboran empujándolo con la mano y jaleándolo para que avance. Este ejercicio fortalece la musculatura de brazos y piernas, así como los músculos abdominales.

¿Qué hacer para estimular las manos? Alrededor del 7º mes, el niño deja de tener interés por las características de los juguetes, lo que más le gusta es golpearlos para saber cómo suenan, y los pasará de una mano a otra. Hay que darle cubos y muñecos de goma para que los golpee y aprisione entre sus manos. Para coordinar sus momentos de gateo hay que enseñarle objetos que le gusten (por ejemplo, un balón), de manea que sienta el impulso de dirigirse hacia ellos. Cuando el niño sea capaz de gatear con facilidad, se le pueden poner objetos que obstaculicen su trayecto, como sillas y cajas; el niño tendrá que dirigir sus movimientos intentando evitar estos obstáculos, lo que aumentará su coordinación.

¿Cómo se facilita el que haga la pinza? Es fácil, cómodo y pedagógico hacer bolitas con miga de pan mojándolas en agua. Se hacen bolas de distinto tamaño, desde el de una nuez al de una avellana. Cogemos la mano del niño y se la intentamos cerrar con nuestra mano, pero ©  Ediciones Morata, S. L.


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dejamos suelto el dedo índice y pulgar; así lo incitamos a que coja las bolas, una a una, de la más grande a la más pequeña. Según va aprendiendo se observa cómo comienza a interesarse por coger las más pequeñas. Este ejercicio facilitará su habilidad manual, y se repetirá a lo largo de los meses hasta que consiga hacerlo correctamente. Es una edad perfecta para enseñarle juegos de expresión corporal asociados a canciones (por ejemplo, la de los cinco lobitos), en las cuales su voz entra en un momento determinado, normalmente al final de una estrofa; el bebé, cuando se le indique, tiene que mover la muñeca con los dedos extendidos.

Otros juegos Otro juego que les gusta mucho es el de ocultar y exponer la cara tapándola con un trapo: el famoso “cu-cu, tras-tras”. Hacia las 35 semanas, si es verano y está en la playa, disfrutará mucho buscando objetos escondidos en la arena. Jugar a que arrastra un camión con una cuerda amplía su conocimiento del espacio. Los padres pueden hacer un corro y poner al niño dentro para estimularle a que entre y salga del corro. Si a esta edad no gatea, se recomienda poner una pelota de goma espuma y colocar al bebé a cuatro patas con la pelota en el centro; al empujarlo para que avance, se verá obligado a colocar sus manos, y al avanzar, la pelota pasará por el eje de su cuerpo, lo que contribuye a la simetría corporal. Es el momento de enseñar al niño a decir adiós con un gesto de mímica que signifique llegar y marchar. Es conveniente saber el número de palabras que comprende o que tienen algún sentido para él. El niño ya repite sílabas, que no son sino expresiones vocales; cuando esos mismos sonidos ya sean voluntarios y deliberados será capaz de construir una palabra. Jugar al escondite será siempre uno de sus juegos preferidos; es algo mágico para él ver cómo aparecen y desaparecen los objetos y las personas. En este momento al niño le interesa muchísimo tocar los collares y pendientes que lleva quien lo tiene en brazos, y es éste un momento muy adecuado para establecer con él una buena relación, En resumen, toda la estimulación está basada en potenciar sus actividades, escuchar lo que dice es ahora fundamental, ya que él necesita en todo momento un interlocutor.

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7.  Juguetes recomendados • • • • •

Animales o aros de goma para chupar. Cubos, hacer torres (que favorece la manipulación final). Puzles de grandes dimensiones (que estimulan un esfuerzo mental). Puzles con pivotes para hacer la pinza superior. Posibles mascotas.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU OCTAVO MES

Vídeo resumen en http://www.edmorata.es/Shop/Product/Details/2088

CUERPO • Tiene postura de paracaídas. • Repta boca abajo, va hacia delante y hacia atrás. • Inicia gateo. Postura de gato. • Utiliza el cuerpo para desplazarse.

EXTREMIDADES • Inicia postura de oso, con las extremidades sin flexionar. • Con las manos juega con los juguetes. • Coge varios sonajeros. • Las extemidades ya las utiliza para avanzar. • Todo su cuerpo lo utiliza para incorporarse y conseguir la vertical.

SENTIDOS • Memoriza los sonidos más frecuentes y las voces de las personas. • Imita los gestos de los seres queridos, expresa sus emociones con los gestos de la cara y con todo el cuerpo. • Trata por todos los medios de llamar la atención, sobretodo diciendo “NO”.

SOCIAL • Participa con entusiasmo en todo lo que le enseñan. • Tiene lenguaje pre-lingüístico. • Ya dice ta-ta-ta, gua-gua-gua, etc. • Los abuelos son los encargados de transmitir las canciones tradicionales.

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ALIMENTACIÓN • Número de tomas 4. • Desayuno, comida, merienda y cena. • Cantidad = 1.000 cc-1.200 cc-1.300 cc24 horas ±. • Papilla de inicio leche II. • Papilla de verduras-carne-pescado-1/2 huevo (uno por semana). • Papilla de frutas igual al mes anterior. • Se incorpora queso fresco 50 grs., yogurt para bebés. Natillas, flan.

JUEGOS Y JUGUETES • Juega con varios juguetes a la vez. • Inicia pinza. • Empieza a entretenerse solo con sus juguetes. • Juguetes: camión de arrastre, aros con pivote, matruscas, música, maracas.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Pautas del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Paso del bebé al niño. • Él es capaz de crear gestos, sonidos y actitudes. • Pone postura de paracaídas, postura de gato y postura de osos. • Los ocho meses son muy significativos, pues son el final de la fase de bebé, a partir de ahora se inicia la de bebé-niño.

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1.  Áreas de desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Puedo estar de pie un ratito!” Características de esta etapa: • • • • • • •

Bebé sentado estable con apoyo lateral. Tiene apoyo plantar. Se mantiene de pie inestable en puntillas. Trepa sobre los muebles. Gira sobre sí mismo. Consigue la vertical. Empieza a dar pasos con ayuda.

Alrededor de los 9 meses el bebé abre las piernas buscando un punto de equilibrio, todo su cuerpo vibra para mantenerse estable y de esta forma logra alcanzar, por fin, la vertical. Él está encantado de su proeza, ha intentado conseguir esta postura tan cotizada a lo largo de 9 meses, y piensa que ha merecido la pena, porque desde arriba ve todo lo que le rodea desde otra dimensión; estaba acostumbrado a verlo todo desde el suelo y ahora el suelo está muy abajo. El niño se siente feliz de esta heroicidad, y nunca más querrá volver al suelo; tratará por todos los medios a su alcance de mantenerse en vertical. Primero buscará el apoyo, y no cesará hasta conseguir permanecer el mayor tiempo posible en esta postura. En poco tiempo descubre que desde esta dimensión se puede desplazar con sus pies, y a partir de este momento se agarrará a las manos de los ma©  Ediciones Morata, S. L.


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yores para poder dar algún paso: ha descubierto el mejor medio de locomoción, que es andar con ayuda. Igual que a los 8 meses, el niño ya no sólo juega con un sonajero, sino que utiliza dos o tres al mismo tiempo y, además, empieza a almacenarlos; piensa que son suyos, los reúne y los guarda. En poco tiempo, su objetivo fundamental será ponerse constantemente en pie; ha encontrado un medio muy útil para elevarse: los muebles y las sillas por las que trepa, que le permiten ver desde arriba todo lo que le gusta. Esto lo intentará una y otra vez, y sus caídas serán frecuentes, pero es posible que antes de caerse ya haya sido capaz de dar un pasito.

B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Todo es para mí!” Características de esta etapa: • • • • •

Coge objetos haciendo pinza superior. Coge objetos haciendo garra. Observa los juguetes y estudia el espacio y la profundidad. Da objetos con dificultad. Los agarra pero no los devuelve. Le gusta quedarse con todo. Sentido de la posesión.

El bebé, que a los 8 meses iniciaba la pinza superior, (coger los objetos con el índice y el pulgar), ha experimentado un gran avance este último mes: su motricidad fina ha mejorado y agarra objetos cada vez más pequeños, hasta que llega a buscar miguitas de pan en el mantel de la mesa o en el suelo, y cada vez lo hace mejor. Su finalidad será siempre llevarse todo a la boca, y tendrá que estar, por tanto, muy vigilado. Ya sabe muy bien para qué sirven sus manos y las utiliza para taparse la cara: si no veo no me ven. Cuando algo no le gusta, se tapa la cara, y así se esconde para que no lo vean. Su capacidad visomotora es cada vez más fina y ya coloca grandes objetos en grandes espacios, como puede ser un cubo sobre una zona de la mesa. Ya es capaz de sostener el biberón y beber de él. Puede agarrar la cuchara y tratar de llevársela a la boca, pero la mayoría de las veces no calcula la distancia y, como no sabe soltar la cuchara, la moverá llena de alimento vertiendo todo su contenido.

C. ¿Qué dice el bebé? “¡Ya me entienden!” Suele repetir insistentemente una sílaba: mamá, papá, pato. Surge la palabra mágica, una sílaba o una palabra que para el niño significa todo lo bueno que desea, por ejemplo: el agua, la calle, viene papá. ©  Ediciones Morata, S. L.


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El bebé ya hace gestos cuando intenta hablar; las voces que emite son inflexiones con distintos sonidos, pero parece que está hablando de verdad. Es conveniente responder a lo que dice tal y como él lo dice; él solito se encargará de su propio perfeccionamiento, hasta que surja el lenguaje.

D. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡Lo mío es mío!” Características de esta etapa: • • • • •

Le gusta todo. Lo quiere todo. Puede estar en el parque largo tiempo. Puede estar en el columpio. Demuestra lo que le gusta y rechaza violentamente lo que no le satisface, es exageradamente selectivo.

Alrededor de este mes, su cerebro experimenta un espectacular brote de maduración; el niño ya está preparado para adquirir nuevos conocimientos. Su desarrollo lo ha llevado a alcanzar la tan cotizada posición vertical, pero este privilegio, por ahora, le produce malestar, y desea más que nunca estar protegido por su mamá; la quiere controlar en todo momento, porque sabe que puede desaparecer y no sabe cuándo va a volver. Esto lo angustia y puede originar pesadillas y hasta falta de apetito. Para paliar esta situación, es conveniente darle un juguete de peluche (algo que le guste y le proporcione seguridad), que él tendrá agarrado durante el día y la noche. En torno a este mes, el niño comenzará a tener sentido de la posesión: empieza a almacenar los juguetes que más le gustan, y éstos que ha elegido ya no quiere compartirlos. Lo mío es mío; este nuevo sentimiento le va a acompañar a lo largo de toda su vida. Otro sentimiento novedoso que se puede apreciar en su conducta es el de los celos. Manifiesta claramente que no le gusta nada que sus padres cojan en brazos a otros niños, sobre todo si éstos son menores que él; exigirá que le hagan lo mismo que le han hecho al otro niño. Como se puede apreciar, su cerebro está en una constante y sorprendente evolución. En esta etapa, el niño, a la vez que manifiesta su alegría y su gozo, sufre también sentimientos de decepción, fracaso o descontento que inmediatamente traduce en un no, que expresado con la cabeza o a través de gestos rotundos, como cerrar la boca para no comer más. Poco a poco se está formando su personalidad. Hace gestos para defenderse de los ataques de sus hermanos; así inicia su participación en los juegos. ©  Ediciones Morata, S. L.


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La personalidad. ¿Cuándo se forja? Aunque parezca insólito en un ser tan pequeño, un bebé de 8 a 9 meses ya inicia el desarrollo de su futura personalidad. Hasta ahora sólo oía, veía, paladeaba y tocaba lo que le venía impuesto; pero a partir de este momento, él mismo puede buscar estas sensaciones con independencia y con una visión selectiva. Entre las distintas cosas que tiene a su alcance ya puede elegir y seleccionar la que más le gusta, ya tiene sus preferencias y está más sensible o dotado para unas que para otras. Así que, desde ahora, él solo buscará sus propias motivaciones, y con ellas irá construyendo su propio mundo, el mundo que más le gusta. Cada vez que descubre algo nuevo, lo registra y lo archiva, de manera que crea en su mente un espacio organizado, que será en el futuro su conocimiento. A partir de este primer módulo del conocimiento, va a ir adquiriendo otros que irán pasando a formar parte de sus preferencias; se irá conformando y esculpiendo así su propia personalidad.

¿Cómo colaborar? En este nuevo mundo de entendimiento y de comprensión hacia el bebé, podemos y debemos colaborar para ayudarlo a ampliar sus conocimientos. Debemos explicarle lo que sucede a su alrededor, pero siempre teniendo en cuenta el nivel mental del niño y el tiempo de comprensión. Hay que frenar el carácter compulsivo que desarrolla cuando puede alcanzarlo todo. Es importante participar de sus nuevas experiencias, pero sin forzarlo nunca: por más que nos creamos que nuestro niño es muy listo o el más listo del mundo, no se le debe bombardear para aumentar sus conocimientos porque perturbaríamos el desarrollo de su personalidad. Conviene enseñar al niño la textura, el color y el sabor de las frutas. Si no es fácil encontrar árboles frutales, que sería lo ideal, siempre se les puede llevar a una frutería; éste sería el inicio o la toma de conciencia del sentido de la realidad. En la medida que se pueda, es importante que vean, huelan y toquen algún animal doméstico. Si aún no va a la guardería, hay que intentar que tenga relación con otros niños. El bebé no debe desarrollarse sólo en contacto con personas adultas; para reconocerse a sí mismo tiene que ver a otros seres que son iguales que él, de pequeño tamaño y que hablan mal. Le gusta mucho jugar al escondite y ya es capaz de ocultarse. ©  Ediciones Morata, S. L.


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2. Alimentación El niño, en los últimos meses, toma una gran variedad de alimentos; le dan de comer cosas muy distintas y le dejan probar otras que le aportan un auténtico caudal de sabores, que pueden gustarle o, por el contrario, resultarle desagradables. Estas variaciones y cambios en su alimentación, tan costosas al principio, y a las que terminará por acostumbrarse, lo ayudarán a madurar, no sólo su mentalidad, sino también su sistema digestivo. Los jugos gástricos y las enzimas se irán incorporando en cantidades funcionales, de modo que harán digeribles alimentos que hace sólo ocho días el niño rechazaba; esto quiere decir que no siempre que rechaza un alimento obedece a una reacción caprichosa sino que es el producto de su capacidad funcional, que se está reorganizando día a día en función de los alimentos y del desarrollo madurativo de sus órganos. De esta manera va madurando su deseo y poder de autonomía, de forma que él ya empieza a querer alimentarse con sus propios dedos, o bien utilizando la cuchara, pese a que tire todo porque no tiene una coordinación perfecta. No tiene que comer con sal, ni ahora ni nunca, sólo la tomará cuando se incorpore a la alimentación social. En este momento en el que el niño desea comer solo, hay que colaborar en sus gustos, hay que dejar que disfrute; es bueno que estruje el alimento con las manos, que lo chupe e incluso que lo tire al suelo. Al final, se chupará los dedos y esto ampliará el conocimiento de los sabores y las texturas que contienen y hasta descubrirá su olor. Por estas fechas, algunos niños ya están cansados de alimentarse a través de un plástico que tiene un agujerito, que al chupar de él siempre sale una papilla del mismo sabor. Él ya tiene dientes y papilas en la boca para saborear nuevas sustancias, que se diluyen por debajo de la lengua y que, al mezclarse con la saliva, ofrecen sabores distintos y muy sabrosos. (Ya tiene formadas las papilas gustativas que están debajo de la lengua y dan distintos sabores al bolo alimenticio). Si estimulamos a nuestro hijo con sabores, texturas y olores distintos en su alimentación, estaremos iniciando una buena estrategia contra la inapetencia, o incluso la anorexia; pues cuando el niño no tiene estímulos para comer, no come. Otra forma de estimular su apetito es dejarlo tomar solo el biberón, como propina al finalizar la papilla y como premio por haber colaborado mientras se le enseñaba a coger la cuchara.

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¿Qué hacer cuando el niño come lento? Cada niño es distinto y resulta muy difícil conseguir la fórmula de la perfección, mucho menos en un ser que está sometido a una constante transición; lo que un día se consigue otro día no se hace. Suele guardar alguna relación el tiempo en que se tarda en comer y el temperamento del niño. Si el bebé es muy inquieto y gozoso, es posible que coma deprisa, pues está deseando terminar para hacer otras actividades que le interesan muchísimo más. Este niño del que hablamos, que come tan rápido, presenta el inconveniente de que, en cuanto termina, se quiere marchar. Lo contrario es el niño lento, que tarda mucho en tragar y hace perder la paciencia mientras se decide a abrir la boca para tomar otra cucharada. Estos son los niños que posteriormente harán bola, que consiste en no tragar el bolo alimenticio que han organizado en su boca, o bien los que cuando se cansan de comer dejan el puré sin tragar y hasta abren la boca para que veamos que no tragan. Ante tamaña impertinencia hay que tener paciencia, tratar de empujar el alimento moviéndole la mandíbula, o bien estimularle a que termine el alimento para llevarle a un sitio determinado que sabemos que le gusta mucho; cualquier estímulo vale, menos dejar que no haga esa toma, o bien permitirle que se desplace de un sitio para otro. Es necesario mantener las pautas horarias y, sobre todo, pensar que es el pediatra el que se adapta al niño, y no el niño al pediatra. Sucede que el tiempo entre toma y toma se va prolongando, porque el estomago del bebé va aumentando de volumen en función del desarrollo que ha adquirido. El recipiente del estómago cada vez admite más volumen y por tanto tarda más en digerir, el tránsito intestinal dura más horas. Por eso es fundamental no comer entre horas, para no alterar el proceso de digestión. Los espacios donde se da el alimento deben ser siempre tranquilos y sin grandes estímulos. No se debe forzar al niño y meterle una nueva cuchara cuando aún tiene la boca llena y no ha tragado la anterior. Hay que iniciar la asociación de comer: silla-plato-babero. Cuando estos elementos están juntos en un medio que hemos dispuesto para que no se distraiga, debemos demostrar, con nuestra actitud, que esta puesta en escena está destinada a que el niño responda comiendo seriamente. Tendremos que sugerir, desde un principio, que esto tiene un tiempo limitado, entre cinco u ocho minutos; si el niño no quiere comer se le quitará el plato, y ya comerá en la próxima toma.

El niño que vomita Al bebé le resulta muy fácil vomitar, por la cantidad de flemas que tiene al estar desarrollándose la dentición. Puede incluso llegar a tener un absoluto dominio ©  Ediciones Morata, S. L.


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para provocarse el vómito. Esto quiere decir que ese vómito no tiene nada que ver con la enfermedad, ni con un trastorno digestivo, tan sólo responde a una intolerancia leve transitoria y sobre todo a una respuesta psíquica de descontento o de llamada de atención. Ante la eterna pregunta de si se debe seguir dando el alimento al bebé a continuación de que haya vomitado, en principio no está indicado; es conveniente dejar reposar el aparato digestivo y pasar a la otra toma, de esta forma hacemos una pausa en la dieta que también nos servirá para informarnos de si el niño tiene alguna dolencia. Si en la segunda toma el niño se come todo y no le hace daño, hay que olvidarse de que exista un problema; si, por el contrario, no quiere comer o inicia un vómito reiterado, hay que avisar al pediatra. Pero muchas veces el vómito es una fórmula para llamar poderosamente la atención, por el revuelo que provoca. Si esto lo repite varias veces, se acostumbrará a hacerlo y es posible que cuando aparezca la madre u otra persona de interés vomite, o bien lo utilice para conseguir algo que no le dan; primero llorará mucho y al final vomitará, siempre en presencia de la persona que le interesa que lo vea, nunca en solitario.

¿Qué hacer? Como siempre, lo más importante es permanecer tranquilos, porque ya sabemos que no existe ninguna enfermedad. A continuación, debemos tratar de ignorarlo por completo; es fundamental que el niño no se entere de si eso que hace nos gusta o nos disgusta. Simplemente, le limpiamos la cara con agua fría dejándola mojada, sin secar; a continuación, depositamos al bebé en una silla, como si no hubiera pasado nada. Esta actitud le producirá tal desconcierto, que en poco tiempo abandonará este hábito.

3. Sugerencias Retrasos madurativos Conviene recordar que en la evolución del bebé que estamos siguiendo mes a mes, hemos partido de un neonato a término; es decir, el que nace tras 40 semanas de gestación y cuya edad real coincide con su fecha de nacimiento. Si el bebé nació antes de tiempo, para interpretar su desarrollo hay que tener siempre en cuenta la edad corregida. Se dice que existe retraso madurativo cuando el desarrollo evolutivo del niño no coincide con su edad real; este niño va más lento, pues en su maduración tiene una edad inferior a la que le corresponde. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Es al pediatra o al neurólogo infantil a quien le corresponde el diagnóstico. Pero, muy posiblemente, el niño necesite una ayuda para acelerar su evolución y para que la maduración de todas las áreas sea armónica. En estos casos está indicada la atención temprana, que consiste en hacer ejercicios que estimulan esas áreas del desarrollo en las que el niño está más atrasado. Sabemos que una parada en el proceso evolutivo del bebé implica un retroceso, ya que su cuerpo y su mente están en constante evolución. Enseguida apreciamos que un niño de su misma edad empieza a hacer cosas que él todavía no es capaz, lo que supone no sólo una parada, sino un claro retroceso en su evolución. Los patrones de la evolución del desarrollo neurocinesiológico y psicomotor según los estudios comparativos del profesor Vojta son unos movimientos posturales que facilitan la evolución madurativa del bebé, pero siempre tienen que ir acompañados de la dirección o actuación de los fisioterapeutas y personal especializado.

Signos aislados de posibles retrasos madurativos En este libro, a través de juegos recreativos y pedagógicos, trataremos de dar respuesta a algunos interrogantes, aportando información sobre cómo aprender jugando. Se trata de utilizar el juego como remedio preventivo, con una serie de ejercicios enriquecedores tanto para los bebés y los niños como para los padres, que observarán con asombro la capacidad de respuesta de sus hijos, quienes en poco tiempo son capaces de incorporar correctamente funciones que en días anteriores no podían ejecutar. A su vez los padres se sentirán orgullosos de los éxitos obtenidos, aumentando su autoestima. En el caso de que sea necesaria la atención temprana, trataremos de proporcionar una serie de indicaciones que tienen por objetivo dar respuesta lo antes posible a retrasos transitorios, o bien si existe algún riesgo de llegar a padecerlos en un futuro, como por ejemplo en el caso de los recién nacidos de bajo peso. Es preciso plantear una orientación lo antes posible, para así conseguir resultados y evitar posibles retrasos en el desarrollo. Se puede contactar con centros especializados y administraciones que tienen relación con la prevención y atención con niños en situación de riesgo y cuyo principal objetivo es la coordinación de servicios y centros, para buscar la optimización máxima de los recursos existentes. (Centros bases de las comunidades a las cuales pertenezca el niño.) Algunos signos de posibles retrasos madurativos pueden ser detectados alrededor de los 9 o 10 meses de edad: ©  Ediciones Morata, S. L.


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• No mantenerse sentado estable. • Que sus manitas no agarren el sonajero y juegue a pasarlo de una mano a otra. • Que emita escasos sonidos. • Que permanezca mucho tiempo sin jugar, mirando sus manos, o bien jugando con sus pies, sin mantener el interés durante largo rato y con una actitud ausente. • Que no manifieste emoción o entusiasmo cuando llegan los padres o seres queridos. • Que sus ojos no sean vivaces y su cara aparezca inexpresiva. • Que no haga gestos o mímica de gusto o de disgusto. • Que no le interesen las personas y que no las mire, o bien que cuando llaman su atención vuelva los ojos en dirección contraria. • Que demuestre un gran interés por un juguete, pero inmediatamente coge con la mano otro y a continuación lo tira para agarrar un tercero. • Que no juegue con los juguetes, no le interesen y todos los tire al suelo.

4.  Alteraciones propias de los primeros meses Alergia ¿Qué es la alergia? El organismo de cada persona tiene distintos grados de sensibilidad hacia determinadas sustancias que actúan como agentes físicos. La alergia viene a ser una manifestación de protesta del organismo hacia determinadas noxas o alergenos. Estos elementos provocan un malestar en el organismo y el cuerpo reacciona contra ellos.

Frecuencia Es cierto que cada vez existen más casos de alergia, sobre todo la rinitis alérgica, y ésta puede surgir desde las primeras salidas del bebé al exterior, cuando se expone al contacto de los alergenos ambientales. El bebé lo detecta y responde manifestando síntomas como el picor de nariz, una cascada de estornudos, o que sus ojitos se llenen de lágrimas como si tuviese una conjuntivitis que cursa con enrojecimiento de la esclerótica (enrojeciendo la zona blanca de los ojos). Otro síntoma es una tos seca irritativa muy difícil de calmar. Puede ser que el bebé no presente ninguna otra manifestación y que goce de buen estado gene©  Ediciones Morata, S. L.


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ral, sin retraso en la curva ponderal y gozando de buen apetito. Ésta sería una alergia respiratoria leve, que se produce al aspirar el aire ambiental por la nariz, sirve de filtro a través de sus papilas y pelos, que impiden la entrada de partículas y convierten el aire frío en caliente. El aire atraviesa las vías respiratorias, y a través de los bronquios llega a los alvéolos, donde hace el intercambio a través de la membrana: los glóbulos rojos recogen el oxígeno y lo transportan a todos los lugares del organismo. Si se estrechan los bronquios, se reducen los alvéolos de la misma forma que un globo deshinchado y ya no se puede producir el intercambio de oxígeno; surge entonces la sed de aire, así como ese característico sonido que se llama sibilancia, similar al sonido del aire al pasar por una flauta. El niño puede presentar esta alteración en su estadio más leve o transitorio, pero también puede sufrirla con cierta frecuencia, cuando aparece el alergeno que la causa. En cualquier caso, es preciso ponerse en manos del pediatra.

Bronquiolitis ¿Qué es la bronquiolitis? Alrededor de los 6 meses en adelante, o bien a los 2 o 3 meses de estar el niño en la guardería puede suceder que tenga frecuentes infecciones. Es lo que se denomina como “itis” o inflamación; por ejemplo, amigdalitis, otitis, laringitis, y faringitis, en lo que se refiere a la inflamación de las vías áreas superiores, bien por el contagio con otros niños infectados o por entrar aire frío en las vías áreas y tener el bebé muy disminuidas sus defensas por la reiteración de enfermedades. Una de estas alteraciones es la que se denomina bronquiolitis, enfermedad que altera los bronquios y los alvéolos, y que se produce con más frecuencia en invierno; en los países en que no hay cambio climático estacional, puede estar presente durante todo el año.

Síntomas El bebé presenta pérdida de sueño, palidez, no quiere comer, no quiere jugar, tiene una tos constante y, a las pocas horas, sin anunciarse, aparece la fiebre y surge la dificultad respiratoria: el bebé respira mal, y se nota porque se le mueve la tripita, que asciende y desciende mientras su tórax se hunde con respiraciones cortas y agitadas, y a veces se oye como un suave silbido (quejido). En este caso se debe llevar al niño a un centro de urgencias pediátricas. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Adenoides Las adenoides están formadas por un tejido parecido al de las amígdalas, se encuentran como escondidas detrás del paladar y pueden sufrir procesos inflamatorios e infecciosos: la adenoiditis.

¿Para qué sirven? Al igual que las amígdalas, forman parte de las defensas inmunológicas del cuerpo; son capaces de desarrollar los llamados anticuerpos contra los gérmenes. Están situadas en la puerta de entrada de nuestro organismo y tratan de impedir que los gérmenes o virus lo invadan. Por su localización, cuando se inflaman impiden el buen drenaje del oído y pueden provocar otitis de repetición. Síntomas de la adenoiditis: • • • • •

El bebé duerme con la boca abierta. El bebé hace ruido cuando respira. Emite sonidos o sibilancias, como si tuviese tapada la nariz. Tiene tos nocturna. Tiene otitis de repetición.

Si el niño presenta estas características, existe motivo suficiente para ser atendido por su pediatra o por el otorrinolaringólogo.

5.  Control vacunal En este mes no se realiza control vacunal. Véase el calendario vacunal.

6.  Juegos recreativos y pedagógicos Es importante no perderlo nunca de vista Empieza a ser una edad de mucho riesgo, porque el niño ya es capaz de desplazarse a los lugares que más le llaman la atención, pero su cerebro todavía no ha adquirido un proceso de razonamiento y, por tanto, no tiene conciencia del riesgo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Para ayudarlo en este momento existen muchas estrategias, todas ellas dirigidas a muy distintas áreas en las que ya interviene la educación de la conducta. Se le deben explicar al niño los cambios que está experimentando el mundo que le rodea, pero siempre teniendo en cuenta su nivel mental y su tiempo de comprensión. Hay que procurar frenar un poco los deseos compulsivos del niño. Es importante participar en sus nuevas experiencias y celebrar sus proezas. No se puede esperar que el niño realice lo que se le pide en el momento indicado; no quiere decir que no pueda o no quiera hacerlo, sino que él se mueve en otros registros y en otros tiempos. Hay que colaborar para que se ponga de pie desde la posición de rodillas. Con este fin, se pondrá una silla cerca del niño de manera que pueda agarrarse a los barrotes e iniciar así el ascenso de todo su cuerpo, hasta alcanzar la vertical. Podemos ayudarlo a que se mantenga de pie apoyado en una sola mano. Una vez en esta posición, le daremos un juguete para que lo tome con una mano y se apoye solo en la otra. Debemos tratar de que recoja cosas del suelo; este juego le va a gustar mucho, y así se elevará y se agachará infinitas veces fortaleciendo sus músculos y adquiriendo un buen control corporal. La maniobra es sencilla: le pondremos juguetes pequeñitos en el suelo para que él se agache, los recoja y nos los dé, o los vaya metiendo en un recipiente.

Ayudarlo a dar sus primeros pasos Colocar los pies descalzos del bebé sobre los pies, también descalzos del padre, la madre o cualquier otra persona adulta, y dar unos pasitos manteniendo los pies del niño. Colocar una toalla por debajo de los brazos del niño y sujetarla con nuestras manos. Cuando le animemos, él iniciará unos pasitos y se dará cuenta, con gran sorpresa, de que está caminando sin que nadie le sujete las manos. Este método de iniciación a la marcha le gustará mucho, y servirá para que se oriente en el espacio y equilibre su cuerpo de forma simétrica. Ayudarlo a que dé pasos hacia adelante sujetándole las manos y llevarlo hacia donde él quiera. El tacatá se puede utilizar cuando el niño ya ha gateado y se inicia él solo en dar pasos, pero nunca antes de gatear.

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7.  Juguetes recomendados • • • • • • •

Bolas de colores. Cajitas chinas. Matruskas. Objetos que ejerciten la manipulación fina. Objetos que se mueven. Objetos que suenan. Objetos de los que se puede tirar con una cuerda.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU NOVENO MES

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CUERPO • Tiene apoyo plantar. • Trepa por las personas y por los muebles. • Trata de conseguir la vertical.

EXTREMIDADES • Las manos y los brazos los utiliza para agarrar los objetos que le gustan. (Que suelen ser todos.) • No quiere devolver lo que tiene. • Tanto los brazos como las piernas los utiliza para desplazarse.

SENTIDOS • El niño descubre que ya le entienden. • Descubre el sentido de la posesión. • Mantiene la cabeza y el interés hacia los sonidos que le gustan es muy selectivo. • Es capaz de sostener el biberón y beber de él sin ayuda. • Imita el sonido de los animales. (Perro: gua, guau.)

SOCIAL • Le gusta estar con otros niños. • A esta edad ya se manifiesta su personaldiad en lo que le gusta y en lo que no le gusta. • Quiere quedarse con todo lo que le gusta. “Lo mío es mío”. • Se entretiene solo en el parque con sus juguetes. ©  Ediciones Morata, S. L.


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ALIMENTACIÓN • Número de tomas 4. • Desayuno, comida, merienda y cena. • Cantidad = 1.300 cc-24 horas ±. • Papilla de inicio leche II. • Papilla de verduras-carne-pescado-1/2 huevo. De consistencia más granulosa. • Igual que en los ocho meses.

JUEGOS Y JUGUETES • Quiere participar en el juego con otros niños. • Le gusta estar en el parque y salir a la calle. • Le gustan los animales e imita sus sonidos. • En los juegos: libros para chupar, libros para pasar las hojas, libros de animales de muchos colores. • Libros con imagen y sonido.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Pautas del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Se indica que le cuenten cuentos, el mismo reiteradamente. • Surge el sentido de la posesión. • Utiliza el no de forma reflexiva. • Le gusta llamar la atención constantemente.

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(40 semanas): Bebé posesivo

1.  Áreas de desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Trepo por los muebles!” Características de esta etapa: • • • •

Gatea rápido. Se eleva con ayuda. Se desplaza de un mueble a otro. Tiene apoyo plantar de puntillas.

El bebé-niño se mantiene sentado estable, se puede inclinar con facilidad hacia delante puede, tener un juguete en cada mano sin necesidad de apoyo. Sin apoyo, es capaz de girar la cabeza y el tronco hacia donde se emite algún sonido o ve algo que le interesa. Gira todo su cuerpo, especialmente si está situado hacia arriba, y se pone hacia abajo con gran facilidad. Puede sentarse si está boca arriba. Realiza grandes esfuerzos para crear el equilibrio de su cuerpo y hace todo lo posible para conseguir la posición vertical. Manifiesta constantemente su deseo de que le ayuden a andar. Se da cuenta de que al alcanzar la posición vertical ha conseguido desplazarse, y ha encontrado el mejor medio de locomoción, puesto que de todos los ©  Ediciones Morata, S. L.


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sistemas conocidos es el que ocupa menor espacio y, además, con el se llega antes. Desea dar algún paso sin ayuda y así, sentado en el suelo, se arrodilla, se agarra a la pata de una silla, trepa por ella y consigue situarse en posición vertical. Desde allí dará un pequeño pasito hacia otra silla, proeza que repetirá constantemente, aunque se cae muchas veces y se da infinitos golpes; pero no llora, porque esta experiencia es para conseguir un gran objetivo: alcanzar la vertical por sus propios medios, algo que lleva intentando desde hace meses. Una vez puesto en pie, es capaz de agacharse primero y sentarse en el suelo después. Para ejecutar este ejercicio sólo precisa de un mueble que le permita deslizarse y apoyarse en él. Hay niños que a esta edad ya son capaces de iniciarse en andar sin ayuda pero, por lo general, la edad de la deambulación liberada se sitúa entre los 11 y los 12 meses. Cuando el recién nacido es de muy bajo peso, para esta valoración —como para todas—, hay que tener en cuenta la edad corregida. En estos niños, la edad en que empiezan a andar libremente se sitúa en torno a los 18 meses. Éste es el momento en que el niño tiene un alto riesgo, pues hace de todo y no piensa en nada, se da todo tipo de golpes y nos asombra lo poco que se queja.

B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Todo lo del suelo esta riquísimo!” El niño domina muy bien la relación de lo que ve con su capacidad motriz; acierta, y con gran precisión, el objeto que desea coger. Está aumentando y mejorando su motricidad fina. Sigue tirando las cosas al suelo, pero ya es capaz de precisar el momento y de soltarlo de la mano justamente cuando él lo desea. Cada vez agarra mejor las cosas con el índice y el pulgar, y manipula también con mayor destreza todos los objetos. Puede coger el rotulador y utilizarlo dando golpes sobre un papel; éste es un gesto importante, pues indica que empieza a encontrar una cierta asociación entre las dos cosas.

C. ¿Qué dice el bebé? “¡Aquí, aquí!” El bebé-niño, a esta edad, puede decir papá, mamá, hola, adiós y ha aprendido, sobre todo, perfectamente a decir que no. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Cómo se llega a hablar? Es posible que los primeros sonidos que emite el feto a partir de los 8 meses sea el inicio en un futuro del lenguaje. Con el paso de los meses, el niño experimenta un proceso continuo de percepción de lo inmediato, pero llega un momento en que se detiene y es capaz de empezar a pensar antes de actuar, se inicia lo que se llama conducta reflexiva. Esta transición tan importante, dará paso al concepto de los símbolos que, a su vez, dará origen a la aparición del lenguaje. Cuando el bebé comienza a interpretar los gestos, los sonidos, las manifestaciones de dolor y de alegría de las personas que tiene a su alrededor, empieza a asociar las imágenes; por ejemplo, los animales y los sonidos que emiten: la vaca muge, el perro ladra. Además, empieza a expresar y trasmitir todos estos conocimientos de alguna forma: a través de mímica y gestos, con signos e imágenes, o utilizando ya la lengua hablada. Para iniciar el lenguaje es necesario que previamente el bebé solo mantenga el chupete por las noches, ya que con la boca tapada no se puede hablar.

La orquesta del lenguaje La Dra. Kathy Hisph-Pasek en su libro Einstein nunca memorizó, utiliza un ejemplo para explicar la organización del lenguaje, que voy a transmitir de forma literal: “Lo que va aprendiendo el bebé a través de los meses en el desarrollo lingüístico se puede comparar con una orquesta. El lenguaje consta de muchas partes que funcionan conjuntamente para llegar a producir un sonido unificado. De la misma forma que una orquesta que está compuesta por distintos instrumentos, cuerda, aire, percusión, en el lenguaje existen igualmente una serie de instrumentos, los sonidos, los significados, las palabras. El niño está aprendiendo a que todos estos elementos empiecen a funcionar al mismo tiempo, cosa que le cuesta mucho esfuerzo, pero hay que ejecutar la partitura del habla humana”. Por lo tanto, el proceso de adquisición del lenguaje durante el 1er año, estará centrado en aprender los sonidos de los instrumentos de la orquesta. El niño entiende y se inicia en las palabras, se fija en aquellas que sintetizan algo determinado y además indican una situación deseada como calle, nos vamos, adiós, bien con la palabra o con el gesto o solamente utilizando una sílaba. Lo que está claro es que ellos aprenden primero lo que les resulta más placentero; por ejemplo, marcharse a la calle.

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D. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡Ya sé quien es, me escondo!” Características de esta etapa: • Reconoce las expresiones faciales, los gestos. • Se inicia en el conocimiento de la identidad de los gestos y el grado de éstos. • Actitud intencional. • Es sumamente sociable, le gustan las personas y las cosas. • Persigue todo lo que le gusta, ignorando por completo el riesgo. • Le gustan las despedidas, sobre todo, decir adiós con la mano. • Le entusiasma que le celebren todo lo que hace. • Memoriza el orden de las cosas. A medida que transcurren los meses, el bebé va adquiriendo nuevos conocimientos. Ya sabe cómo es la expresión de la cara de su madre, sabe cuándo está triste o tiene alegría, y también si está enfadada. Hay estudios que demuestran que los bebés entre 3 y 6 meses ya distinguen entre las distintas expresiones faciales y hasta el grado de intensidad alrededor de los 7 meses; posteriormente entre los 10, 11 y 12 meses según el niño y sus experiencias, ya no sólo vive lo inmediato, lo que le sucede en ese momento, ya ha memorizado la conducta anterior de la persona que le está hablando y relaciona su comportamiento con el que él recuerda. Podríamos decir que empieza a adquirir cierto conocimiento cronológico o histórico sobre determinadas personas. El bebé- niño hace entonces un avance social importante al imaginarse cómo se va a comportar una persona, pues ya tiene establecida previamente una relación con ella que ha memorizado. Ante esto, él se prepara para contestarle, lo que supone una actitud intencional: él y los demás empiezan a tratarse como seres racionales. Por ejemplo, cuando un niño entra en la consulta del médico, lugar al que ha acudido periódicamente desde que nació, durante los primeros meses no siente ningún miedo; sin embargo, alrededor del 10º mes ya ha memorizado, no le gusta nada estar en la consulta porque, sin saber el motivo, una persona desconocida lo toca por todos lo sitios; ante esta situación es muy posible que, ya antes de entrar, se ponga a llorar desoladamente. Entonces, la madre, le habla también como a un ser racional y le explica que no le van a hacer daño y que le van a curar. Cuando el niño está en la guardería, o bien con otros niños, se aprecia muy bien su conducta, la relación que mantiene con los objetos y con las personas. Con el conocimiento que han adquirido, ellos juegan y participan, con la ventaja de saber cómo van a responder las demás personas. Se inicia así una autén©  Ediciones Morata, S. L.


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tica comprensión de la gente y de las situaciones. A veces, por ejemplo, el niño rechaza a alguien en cuanto que lo ve, porque ha reconocido en ella a la persona que le regañó hace unos días. De la misma forma recibe con alegría a esos niños o personas con quienes se ha reído y lo ha pasado muy bien en alguna ocasión. Está recordando, y ha establecido una línea de conducta previamente creada. El niño ya tiene una magnífica preparación física, y mentalmente está dispuesto a explorar todo lo desconocido, sobre todo aquellos lugares que son prohibidos.

2. Alimentación A los 10 meses, la alimentación del niño es muy parecida a la de 2 meses atrás. El menú consta de cuatro tomas: desayuno, comida, merienda y cena; sólo varía en la cantidad, que aumentará según el desarrollo del niño y del nivel de exigencia, o disminuirá en función de su propia maduración, puesto que se puede sustituir las frutas y las verduras unas por otras, ya es capaz de digerirlas todas. Se pueden incorporar al menú las acelgas y las espinacas, pues el sistema renal del niño ya debe estar maduro para aceptarlas. Deben continuar con las papillas sin gluten hasta los 12 meses. La cantidad idónea será aproximadamente de 250 a 300 gramos en cada toma, lo que corresponde entre 900 y 1.200 calorías en 24 horas.

Características alimenticias del niño Puede masticar Ya hace movimientos hacia arriba y hacia abajo con las mandíbulas: ya mastica.

Hace bolo alimenticio • En la boca, lleva los alimentos hacia los laterales del paladar duro, los mezcla con la saliva y, de esa manera, forma el bolo alimenticio. • El bolo alimenticio lo dirige hacia el final del paladar duro y, así, deglute. • Es capaz de chupar el zumo de las frutas y los vegetales. • Puede mordisquear las frutas y los vegetales. ©  Ediciones Morata, S. L.


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• Bebe solo de una taza con dos asas guardando el equilibrio y no derrama el líquido.

Distintos tipos de alimentación vegetariana ¿Influye la dieta vegetariana en el desarrollo del niño? A pesar de la gran variedad de dietas que existen para el bebé en la primera infancia, y por encima de las tradiciones culturales o religiosas, todas tienen que estar basadas en proporcionar lo más adecuado a la salud y al desarrollo del niño. El porcentaje más alto de personas que utilizan una determinada dieta son lo vegetarianos, que se caracterizan por eliminar determinados nutrientes de su alimentación diaria. Si hacemos una clasificación general de vegetarianos, encontramos que hay personas que se alimentan preferentemente de vegetales y se abstienen del consumo de carnes. Pero entre ellos, existen los vegans, que excluyen toda carne animal y derivados, como pueden ser las grasas animales y los huevos; también están los lácteo-vegetarianos, que sí toman leche y derivados. Los ovo-lacto-vegetarianos toman huevos, leche y derivados. Los semivegetarianos sólo incorporan carnes blancas y pescado. Los frugívoros tienen una alimentación muy limitada, ya que sólo toman fruta, semillas y frutos secos. Cualquiera de estas dietas está contraindicada en los niños, pues durante un largo período de tiempo (años) están en constante proceso de desarrollo. Si la madre embarazada está sometida a una dieta de las mencionadas puede perjudicar el desarrollo del feto, ya que de no alimentarse con productos animales, el feto acusará una carencia de proteína animal que influye en su tamaño y será un bebé con retraso intrauterino, es decir, más pequeño de lo que correspondería a su edad gestacional. De la misma forma, la leche de mujer que es vegetariana vagans tampoco es un alimento completo para el lactante, pues tendrá carencia de algunas vitaminas. Como sabemos, los niños necesitan grasa para su desarrollo normal, y también necesitan minerales como hierro, calcio, magnesio y cinc. Estos minerales están incluidos en las frutas, pero la vitamina B12 sólo está presente en los alimentos de origen animal; lo mismo ocurre con la vitamina D: cuando los niños no se exponen al sol, presentan un déficit de vitamina D y tendencia al raquitismo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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3. Sugerencias No dejarlo solo un momento Se recomienda que el niño ande descalzo por la casa, o bien con calcetines antideslizantes. En su origen, nuestros pies eran garras para subir a los árboles; poco a poco, han ido perdiendo sus funciones y casi los utilizamos como elementos rígidos, por eso el pie tiene cada vez menos arco. Al estar descalzo, el pie no resbala y hace una contracción, como una ventosa, que fuerza el arco. Es un ejercicio, que si se repite, va corrigiendo el pie plano. Para que el niño se mantenga erguido hay que colaborar en su equilibrio y sentarlo sobre superficies duras y sobre superficies blandas. (Mesa-cojín.) Hay que colaborar para que aprenda a adaptarse a las nuevas situaciones. Para mantener su interés, todo lo que le indiquemos y deseemos que haga, tiene que tener un objetivo inmediato. Tenemos que observarlo, porque con su conducta y sus gestos nos está indicando lo que quiere hacer y cuáles son sus preferencias. No se le puede perder de vista un momento. Ahora el niño se desplaza con facilidad, ha aprendido a esconderse, y busca espacios que le son totalmente desconocidos y que serán ahora sus preferidos, lo que implica un enorme riesgo. Para él, por ejemplo, el basurero es una caja llena de objetos distintos y que huele; no se lo dejan tocar, pero a él le gustaría abrirlo y meter la mano. Si el niño ya dice papá o mamá, hay que procurar que siga ampliando su vocabulario. Es conveniente que asocie las palabras con las ideas; por ejemplo, comer y hacer el gesto.

Hay que enseñarle a obedecer Esta etapa de enorme expansión de su personalidad puede coincidir con un gran cambio en su carácter: se vuelve muy exigente y desea mandar y rebelarse contra las costumbres establecidas. Es el momento adecuado para se inicie en la costumbre de obedecer; él ya comprende el mensaje, lo sabe interpretar, y ahora tenemos que enseñarle a que lo ejecute. Para ello, se deben utilizar palabras cortas, como el sí y no, y hacerlo con una voz especial, firme y segura, para que el niño interprete que no queda más remedio que hacerlo. Indicaciones cariñosas, pero nunca ceder a las exigencias del niño.

Hay que tener un botiquín Es conveniente tener un botiquín, tanto en casa como al salir de viaje. El botiquín estará compuesto de los siguientes materiales: ©  Ediciones Morata, S. L.


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Caja con gasa estéril, algodón. • Vendas de 3 metros y venda adhesiva (tiritas) de 1 y 3 centímetros. • Un antiséptico (Mercromina). • Analgésico, antiinflamatorio y antitérmico. • Un termómetro (mejor si no es de contacto). • Apósito líquido, que puede aplicarse a pequeños cortes, rasguños y picaduras, a poder ser, resistente al agua. • Spray anti-hemorrágico (hemostático local) para hemorragias de la piel. • Agua oxigenada. • Alcohol de 90º. Qué hacer ante una herida • • • • • • •

Limpiar la zona con agua fría, para que actúe como factor de arrastre. Secar con gasa estéril. Limpiar con agua oxigenada. Curar la hemorragia con hemostático local. Cubrir la herida con un apósito líquido o con Mercromina. Tapar la herida con gasa, esparadrapo o tirita. Si ha tenido lugar una caída que afecte a alguna articulación o hueso largo, y que el niño acusa con llanto doloroso, debe ser supervisado por un especialista.

Ante un dolor abdominal, nunca poner calor.

4.  Alteraciones propias de los primeros meses Hemorragia nasal. Epistaxis espontáneas Es algo poco frecuente que un niño menor de 12 meses tenga una hemorragia espontánea, pero puede suceder, bien por un golpe de calor o simplemente por un pequeño golpe en la nariz, fruto de las infinitas caídas que sufre el bebé.

¿Cómo cortar la hemorragia? Lo primero que hay que hacer es sujetar al niño para que esté quieto unos minutos; mejor sentado, con la cabeza hacia delante y elevada. Presionar un pañuelo contra las fosas nasales, pero nunca mover las aletas de la nariz; éstas no se deben desplazar, pues en el caso de que se esté formando el tapón del coágulo, al moverlo se desplaza y vuelve a sangrar. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Hacer una bolsita con un pañuelo e introducir hielo triturado. Colocarla intermitentemente sobre la zona hemorrágica y sobre la nuca. Es conveniente tener siempre en el domicilio un cuentagotas antihemorrágico, que es vasoconstrictor local; también existen unas esponjas que se introducen en el orificio nasal, que se dilatan con la sangre y hacen de tapón cortando la hemorragia.

5.  Control vacunal Mirar calendario vacunal del 3er mes.

6.  Juegos recreativos y pedagógicos Hay que motivar al niño a que se siente y se ponga de pie. Para ello, colocaremos juguetes en la superficie del suelo, y luego los pondremos encima de una silla. Así, el niño tendrá que subir y bajar, sentándose y elevándose repetidas veces. Se debe seguir perfeccionando el jugar al escondite; a él le encanta esconderse y que alguien lo encuentre y se asuste mucho al verlo. En este juego, hay que tener en cuenta que el niño ha aprendido a encontrar espacios cada vez más pequeños y poco luminosos, los llamados verdaderos escondites, donde el niño juega sin ser visto. Se puede jugar a “dame y te doy”. Para él, agarrar es muy fácil, pero le cuenta mucho trabajo soltar un objeto en el momento preciso, porque piensa que si lo suelta se queda sin él y nunca más se lo van a devolver. Al repetir muchas veces este juego se asegura que sí le devuelven el objeto que él entrega, y además le sirve para utilizar con precisión los extensores de la mano. Es importante jugar a que aprenda su nombre y el de sus familiares, bien a través de fotos o simplemente indicando el nombre de cada persona. También es aconsejable jugar a la fotografía familiar, que consiste en enseñar al niño la foto y hacer que indique el nombre de cada miembro de la familia, y que se encuentre a sí mismo y se identifique. Cualquier motivación dicha con cierta gracia puede causar la risa del niño y desencadenar grandes manifestaciones de alegría. Tanto al bebé como al niño, ver reír a sus padres y familiares le transmite un estado de bienestar y seguridad.

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7.  Juguetes recomendados • • • •

Juegos recreativos y caseros. Juegos participativos. Juegos de lenguaje. Juegos de encajar objetos.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU DÉCIMO MES

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CUERPO • El niño con el cuerpo se desplaza hacia el espacio deseado. • Ya gatea, se arrastra y se eleva trepando por los muebles. • Puede ponerse de puntillas. • Puede sentarse.

EXTREMIDADES • Utiliza los pies y las manos para desplazarse. • Las manos las utiliza para lanzar los objetos al suelo.

SENTIDOS • Busca continuamente lo desconocido. • Dice 2-3 palabras ±. • Le gusta escuchar música, puede mover el cuerpo al mismo tiempo, casi con ritmo. • Quiere tocarlo todo, personas, cosas, etc. • En el suelo encuentra infinitos objetos para llevar a la boca (cuidado).

SOCIAL • En esta etapa el niño es muy sociable, demuestra que le gustan las personas y las cosas. • Ignora el riesgo. • Memoriza las personas y los espacios. • Demuestra mucho las preferencias tanto por las personas como por las cosas.

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ALIMENTACIÓN • Sigue con 4 tomas. • Desayuno, comida, merienda y cena. • Se incorporan acelgas, espinacas, flan, natillas, queso fresco, jamón de york, jamón serrano. • Cantidad entre 250-300 cc ± por toma. • 1.000-1.300 cc ± en 24 horas.

JUEGOS Y JUGUETES • Al niño ya le gusta participar en todo tipo de juegos. • Hay que enseñarle los espacios y crearle el hábito de la limpieza. • Jugar a la identificación del yo. Enseñándole reiteradamente que “él es él”.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Pautas del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Es la edad del riesgo. El niño quiere descubrirlo todo pero es totalmente irracional. • Riesgos: La electricidad, cubos de basura, objetos pequeños, gases, agua, ventanas, líquidos tóxicos... • NO DEJARLO DE VER NI UN MOMENTO. • “SI ALGO SUCEDE LLEVARLO A URGENCIAS”.

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17 Undécimo mes (44 semanas):

Bebé que se reafirma en el no, retiene y memoriza

1.  Áreas de desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Ya doy pasitos, si me agarro!” Características de esta etapa: • • • • •

Inicia pasos con ayuda. Se levanta y agacha con facilidad. Tiene “marcha de oso”. Adopta postura de paracaídas. Crea una acción organizada.

El bebé-niño ya da pasos apoyándose en los muebles. Si ponemos varias sillas en línea, hace el recorrido de una a otra; puede que se caiga, pero seguirá dando pasos sin soltar una mano del mueble, aunque ya está a punto de no necesitar estar sujeto. Con el mismo interés se tirará al suelo y volverá a elevarse, cada vez con más facilidad y menos apoyo. Comienza a utilizar los juguetes de manera organizada, bien formando torres con los cubos o bien introduciendo uno dentro del otro. Sus juegos son ya actos organizados.

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B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Suelto el sonajero cuando yo quiero!” Características de esta etapa: • • • • • • • •

El niño coge el sonajero con la mano y es capaz de soltarlo cuando quiere. Utiliza bien la pinza y le gusta coger objetos cada vez más pequeños. Explora pequeños espacios. Es consciente de lo que está alto y de lo que está bajo. Distingue el contenido del continente. Sabe lo que está separado y lo que está unido. Le gusta hacer torres. Siente predilección por lo difícil.

A esta edad, ya es muy hábil con las manos y sabe muy bien cómo utilizarlas, es consciente de su capacidad: se da cuenta de que algunos objetos son muy grandes y no puede cogerlos con una sola mano; entonces, maniobra y coordina sus manos hasta sujetarlo bien.

Área viso-motora Su sistema neuronal ya está maduro. Su psicomotricidad es perfecta, así como la capacidad de adaptación visual; puede seguir un objeto con la mirada con una perfecta capacidad visual y con una gran destreza. Ya es capaz de controlar su motricidad, y hace cosas hasta ahora impensables para él. Puede, por ejemplo, dejar caer lo que tiene en la mano en el momento en que lo desea, e incluso —gracias a la motricidad fina— señalar con el dedo todo lo que quiere tener.

C. ¿Qué dice el bebé? ¡Mis papás hablan como yo ayer! Se caracteriza por las palabras asociadas a gestos y a una situación determinada. En estos momentos, todos los adultos de la casa hablan igual que el bebé: se ha adoptado un tono de voz lleno de inflexiones y un vocabulario que imita el del niño. Pero ha llegado el momento de empezar a hablar de forma normal. Es conveniente utilizar las palabras más usadas —como adiós, calle, agua...— de forma completa y con la entonación adecuada; así, el bebé se irá acostumbrando a escuchar las palabras correctamente, y pronto será capaz de decirlas a su ©  Ediciones Morata, S. L.


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vez de la manera adecuada. Si, por el contrario, continuamos imitando su particular pronunciación, estaremos contribuyendo a inhibir su desarrollo lingüístico. El lenguaje irá evolucionando en forma de brotes. Durante un tiempo no incorpora ninguna nueva palabra o sílaba y, de repente, pronuncia dos palabras nuevas o más. Esto es normal, porque el niño necesita un tiempo para entender una palabra, seleccionarla y separarla de todas las demás y, posteriormente, enriquecer con ella su escaso vocabulario. Es importante demostrarle que no entendemos lo que nos dice, aunque sí seamos capaces de hacerlo, para incitarle así a que hable y se esfuerce en pronunciar correctamente las palabras, pues hay muchos niños que no hablan porque se les entiende todo.

D. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡No quiero que me digan no!” Por estas fechas, el niño suele ser muy inquieto y, por tanto, está sometido a situaciones de riesgo, lo que conlleva que los adultos no hagan otra cosa que corregirlo: “¡Eso no se hace! ¡Por ahí no se pasa! ¡No, te he dicho que no!” comienza a desarrollarse en él un inédito sentimiento que le hace pensar: “Pues no lo voy a hacer y paso por donde me dicen”. Esta novedosa reflexión lo conduce a una especie de autocontrol; ya no es un ser atolondrado, sino reflexivo y capaz de dominar en cierta medida sus instintos. Comienza así a reafirmarse en el no, entre otras cosas porque es lo que más oye: “¡No te subas! ¡No vengas! ¡No hagas eso!” Por tanto, durante esta etapa, moverá la cabeza negativamente ante casi todo lo que se le diga.

“¡Esa persona no me gusta!” El niño tiene cada vez más fórmulas para actuar en sociedad. Cuando ve a una persona, la sonríe, va hacia ella y la seduce, pero esto lo hará cuando quiera, nunca cuando se lo pidan. Retiene y es capaz de memorizar. El niño avanza en el conocimiento sin tener experiencia acumulada, por eso empieza a organizar su memoria; él necesita que los objetos que conoce permanezcan siempre en el mismo lugar. Por ejemplo, el niño coloca su osito sobre la silla y desea volver a encontrarlo en el mismo sitio. Inicia el conocimiento de la unidad. Es capaz de iniciar los juegos. Por ejemplo, toma de la mano a su madre, la lleva delante de un determinado juguete y señala con el dedo para indicarle que juegue con él y con ese juguete. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Se reafirma en el no. Ante cualquier duda, él siempre dirá que no. Prevé lo que va a pasar. Por ejemplo, cuando tira un objeto al suelo, cierra los ojos, consciente del ruido que hará al caer.

“¿Es niño o niña?” Es posible que el niño ya sea capaz de distinguir el sexo de la persona que tiene delante, por los rasgos faciales, la voz y las actitudes empleadas hacia él. Cada vez conoce mejor a cada persona de forma individual: distingue su voz, su actitud, sus ademanes y su comportamiento hacia él y hacia las otras personas. Sabe distinguir al que chilla del que se ríe mucho. De esta forma, inicia el proceso de reafirmación de su propio sexo.

2. Alimentación Surge una nueva etapa. “¡Huy, qué cosas más distintas me dan de comer!” A esta edad el niño ya lo prueba todo, y es importante variar mucho los alimentos y observar sus reacciones para saber cuál es el que más le gusta. Se inicia así un lento proceso hacia su incorporación a la alimentación familiar. Hay que tener paciencia porque si el niño no quiere, de nada sirven las indicaciones alimenticias del pediatra, pues ya sabemos que son los médicos los que se adaptan al niño y no al revés. En esta etapa se completa prácticamente la maduración del sistema digestivo, así como la renal. Por eso, si hasta ahora se mantenían de una forma rígida el número de tomas y los alimentos correspondientes, ahora se entra en una etapa de transición. El niño seguirá comiendo lo mismo, pero tiene una puerta abierta para incorporar nuevas texturas y sabores, se aumenta la variedad de los alimentos y la forma de tomarlos. Es muy posible que presente alteraciones del apetito a causa del proceso de dentición, y pasará de comer de forma compulsiva e insaciable a períodos de inapetencia en los que muestra un carácter irascible y llora por todo.

¿Cuántas tomas debe hacer? La frecuencia sigue siendo la misma: cuatro tomas repartidas en desayuno, comida, merienda y cena.

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¿Hay que aumentar la cantidad con frecuencia? En esta edad, el niño ya crece más lentamente, no sube de peso con la facilidad que lo hacía en los primeros meses de su vida. Su estómago tampoco aumenta tan rápidamente de tamaño, e irá más lento todo su desarrollo corporal. Observamos que come proporcionalmente menos que antes, y esto se debe simplemente a que crece menos, no a que esté inapetente. Aunque él está deseando que le incorporen a la nueva sociedad, eso de que le consideren y le traten como a un mayor, le ocasiona grandes dificultades. Para alimentarse, ya no le basta con succionar; ahora tiene que masticar sustancias de muy distintas consistencias y sabores, como cremas, purés y más adelante pastas, patatas y arroces. A esta edad, el sentido del gusto, al igual que el resto de los sentidos —como la vista, el olor y el tacto— lo tiene bien desarrollado, por esto insistimos tanto en que el mejor método para que el niño perciba el acto de comer como una situación gozosa es darle alimentos variados, que se le mezclen distintos tipos de frutas, que él las chupe, las huela, las toque y observe el color que tienen. No debemos olvidar que le gusta mucho tocar los objetos para conocer su textura, tamaño, dureza o peso. No hay más que observar cómo juega el niño, para ser conscientes de lo que está aprendiendo (y nosotros con él). En todas estas experiencias el niño está incorporando, a su memoria gustativa, una gran cantidad de sabores distintos; cada vez los trozos son más grandes, ha pasado del líquido al semilíquido, de la papilla a los alimentos semisólidos, y ahora ya a los sólidos, con lo que está casi preparado para comer en la mesa, con el resto de la familia. Es aconsejable que pruebe un poco de todo lo que come la familia, y celebrar cuando chupe y trate de masticar estos nuevos alimentos, porque ya está a punto de poder comer de todo, aunque no coma de nada nuevo, y éste es un paso muy importante.

3. Sugerencias Hay que observar al niño. ¡Él niño lo cuenta todo! Pero no hay que dejar que el niño nos domine a nosotros y tampoco hay que dramatizar las caídas.

El sueño. ¿Cuándo duerme el niño? Hay que adaptar los horarios del bebé, adecuarlos a su edad y a sus nuevas circunstancias. • El recién nacido duerme entre 16 y 18 horas porque, además de comer, es lo único que hace. ©  Ediciones Morata, S. L.


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• Hacia los 6 meses duerme entre 14 y 15 horas. • Alrededor de los 11 meses duerme una media de 12 a 13 horas. • Sobre los 12 meses duerme seguidas unas 6 ó 7 horas, más 2 horas de siesta. No se pueden tomar estas pautas con total exactitud, porque los bebés y los niños tienen pausas de días en que duermen menos y otros en que duermen más horas, como si existiese una ley de compensación. Esto se aprecia muy bien cuando el niño está muy cansado y ha tenido un exceso de vivencias, porque de repente se duerme profundamente y reposa muchas más horas de las que son habituales en él. Desde su más tierna infancia el niño tiene sus propios biorritmos de sueño, vigilancia e intensidad del sueño; esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de querer establecer un orden: se trata del sueño del niño.

¿Cómo dormir al que no duerme? A algunos niños les resulta muy difícil conciliar el sueño, mientras que otros se duermen enseguida, aunque se despierten varias veces entre la noche. También los hay que duermen bien pero son muy madrugadores, y a las seis de la mañana llaman muy contentos para que se les saque a la calle. Todas estas variedades de costumbres y horarios tienen una finalidad común: despertarse para estar con los papás, a ser posible dentro de su cama y, aún mejor, colocado entre los dos. Para conseguir esta idílica situación son capaces de llorar inconsolablemente. Lo único importante para ellos es estar acompañados, sentirse queridos y protegidos; pero como esta situación es inviable tendremos que establecer una tregua para tratar de solucionar el bienestar familiar. Por desgracia, para esto no existe ningún manual. Además, cuando hemos entendido por qué llora el niño una noche, puede suceder que a la siguiente llore por otra causa. Lo que sí suele llegar a suceder, peligrosamente, es que el llanto se convierta en un hábito, algo así como poner el despertador a distintas horas.

¿Cómo parar el despertador? El niño, por la razón que sea, está angustiado, se siente solo y abandonado; por lo tanto, hay que tratar de tranquilizarlo y relajarle hablándole desde el pasillo con voz pausada y cariñosa, pronunciando su nombre o el apodo familiar que él conoce. Es posible que con esta primera medida el niño se calme y empiece a sentirse seguro. No hay que olvidar nunca que el niño no diferencia la ausencia, la desaparición o el abandono, por tanto, ese sentimiento de seguridad se lo tenemos que proporcionar nosotros, siempre que surja. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Si el niño sigue llorando, es probable que reclame el contacto físico, que en los últimos meses ha disminuido mucho; él no entiende por qué, y desea que le besen y acaricien como antes. En este caso, se le debe decir que al día siguiente haremos algo juntos, por ejemplo, pasear. Si el niño persiste en un llanto violento, agudo, mantenido y acompañado de enrojecimiento de la cara, y movimiento agitado de las piernas, estamos ante un berrinche o rabieta, y no nos queda más remedio que cogerlo y abrazarlo con ternura tratando de trasmitirle un estado de seguridad, hablándole suavemente al oído y diciéndole las cosas que a él le gusta oír. Las rabietas suelen ser la respuesta a un deseo no logrado; se consideran normales aunque sean muy difíciles de aguantar, pero no hay que darles demasiada importancia. Esta crisis de angustia irá remitiendo en la medida que el niño se sienta comprendido y amado.

Bebé agotado Puede suceder que, alrededor del año, y si ha empezado a acudir a la escuela infantil desde muy pronto, el niño pase por una etapa de agotamiento orgánico. Cuando ha sufrido infecciones repetidas, lo cual, en cierto modo, enlentece su desarrollo, es muy posible que el niño aparezca agotado de tanto madrugar y a causa de sus largas jornadas “laborales”. En estos casos está indicado que se tome un descanso, que se quede en casa y no vaya al cole, y que lo vea su pediatra.

4.  Alteraciones propias de los primeros meses Bebé nervioso e inquieto, con escasa atención A esta edad, suelen descubrir la decoración de su casa, sobre todo de su propia habitación. Es normal, e indicativo de su buena capacidad intelectual, que se distraigan mirando alternativamente los distintos cuadros y objetos que pueblan su espacio, porque esta actividad de reconocimiento les gratifica y reconforta (como cuando los adultos estamos en un museo). Esta actitud no se debe corregir; al contrario, se recomienda celebrar todas sus manifestaciones. Cada niño tiene un temperamento distinto, pero todos pueden calificarse de normales. No tenemos más que observar una escuela infantil durante el recreo y contemplar cómo cada niño mantiene distinta actitud: unos permanecen sentados como si estuviesen esperando a que alguien haga algo con ellos, mientras otros tratan de elevarse, se mueven y se desplazan continuamente, la mayoría de ©  Ediciones Morata, S. L.


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las veces por el simple hecho de moverse. Todas estas conductas se consideran normales: tanto el niño con actitud pasiva como el niño inquieto y activo están dentro de los patrones de la normalidad.

Bebé hiperactivo Existe un porcentaje de niños que desde que son bebés, casi desde la cuna, tienen un dinamismo un poco inquietante, porque no cesan de moverse. Cuando tratamos de conseguir que presten atención a algo determinado, prácticamente no miran en esa dirección, sino que desvían su mirada hacia otro sitio. Serán esos niños los que posteriormente echen las manos de un juguete a otro, sin quedarse con ninguno. A estos niños tan activos y carentes de atención y concentración se les puede denominar niños hiperactivos (TDAH o TDA). No es conveniente calificar de hiperactivo al niño ante un rasgo de actividad o de falta de concentración esporádica, ya que todos los niños presentan en ocasiones falta de concentración, según las circunstancias. Para que un niño sea diagnosticado como hiperactivo tiene que reunir varias características, principalmente no tener tiempo para hacer nada. Estos niños, desde edad muy temprana, aún sin saber andar, desarrollan una actividad motriz exagerada que les impide centrar su atención durante un tiempo y poder seguir practicando un juego que acaban de iniciar. Es hiperactivo el bebé-niño que trata de desplazarse en todas las direcciones, de tocar todos los botones, pero sin finalidad alguna. Es también el niño que no tiene tiempo para comer aunque tenga hambre. Cuando se sienta para empezar a comer se levanta porque necesita hacer otra cosa. Esta incesante actividad termina con la paciencia de los padres o cuidadores y con la suya propia, porque su actitud le impide relacionarse y llevar una vida placentera: se siente agotado de su propia actividad. Suelen ser niños inteligentes, que cuando van a la guardería o escuela infantil inician muy bien sus actividades, pero nunca las terminan por falta de tiempo, y su inquietud los lleva a emprender otra misión. Es como si el pensamiento y la acción funcionasen a la vez y no les quedase tiempo para pensar. Es comprensible que los padres se sientan preocupados y agotados ante un niño tan inquieto, pues este exceso de actividad es irritante; ellos han sido los primeros en darse cuenta de que la movilidad de su hijo es excesiva.

¿Qué hago si pienso que mi hijo es hiperactivo? Cuando los padres consideran que han fracasado en su intento de disciplinar al niño, hay que consultarlo con el pediatra, quien hará las preguntas necesarias para recoger una buena información y poder diagnosticar si el niño tiene trastor©  Ediciones Morata, S. L.


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nos del comportamiento; el pediatra prescribirá el tratamiento más adecuado, con la ayuda de un psicólogo clínico.

Adenopatías Es muy posible que el pediatra descubra que el niño padece adenopatías, que constituyen uno de los hallazgos más habituales de la práctica pediátrica.

¿Qué son las adenopatías? Es el aumento del tamaño de los ganglios linfáticos: al incrementarse el número de células del ganglio, aumenta su volumen. Éstos ya están formados pero, en condiciones normales, no se ven ni se palpan. En la edad infantil se considera normal y fisiológico. A menudo se manifiesta con un adelgazamiento evidente del niño, que permite percibir la superficie de la adenopatía. El niño no tiene una inmunidad natural, todavía no ha tenido tiempo de defenderse de los gérmenes. Cuando esto sucede y aparecen los gérmenes patógenos, el organismo trata de defenderse, estimulando las células de los ganglios linfáticos, que actúan como verdaderos controles de alarma, los ganglios aumentan de volumen y se hacen apreciables.

Dónde se localizan • • • •

En la zona submaxilar. En la zona cervical y occipital. Cadena ganglionar de cuello. Supraclavicular, preauricular.

¿Por qué aumentan de tamaño? Aumentan de tamaño cuando existe un foco inflamatorio, generalmente bacteriano-infeccioso. También cuando hay amigdalitis de repetición, adenoiditis, infección de oído o infección de algún molar o diente.

5.  Control vacunal Este mes sí tiene control vacunal. Véase el calendario vacunal. ©  Ediciones Morata, S. L.


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6.  Juegos recreativos y pedagógicos ¿Cómo entretenerlo? Es un momento perfecto para contarle cuentos breves y repetitivos. El niño se los aprende y, con una enorme facilidad, se anticipa a las secuencias o pronuncia el nombre del animal que protagoniza su cuento. Ya retiene, memoriza y relaciona, y expresa lo que más le ha gustado, lo que le produce una gran emoción. También se puede jugar con él a poner gestos distintos con la cara, y algún pañuelo o sombrero poco usual. Se reirá mucho ante estas novedades. Cuando salgamos de casa, como no quiere que nos vayamos, es aconsejable que la persona que se quede con él lo entretenga o le enseñe su juguete preferido. Pero siempre hay que despedirse. Si el niño no sigue a distancia un objeto que se mueve y no mantiene la mirada ante un dedo que se aleja, debemos consultarlo con el pediatra. Es aconsejable jugar con el niño a saborear distintas frutas y verduras. Asimismo, conviene que huela colonias y flores. Es bueno proporcionarle objetos de tacto y texturas diferentes para que aprenda a distinguir y para que, al mismo tiempo, verbalice el nombre de cada cosa. Se recomienda situarlo frente a un espejo e irle tocando las partes de su cuerpo al tiempo que decimos el nombre de cada miembro: cabeza, tripa, brazos, piernas, etc. Posteriormente, se le indicará dónde tiene sus ojos, su nariz y su boca; no tardará mucho tiempo en señalar él solo la parte que nosotros le indiquemos. Un juego muy didáctico y que le gusta mucho es que le enseñemos un peluche y le pidamos que nos diga dónde están sus ojos, su tripa, sus piernas… Él irá señalando estas zonas sin problema.

7.  Juguetes recomendados • • • • •

Juguetes recreativos y caseros (véanse sugerencias). Juegos participativos. Juegos en que se encajan objetos, unos dentro de otros. Juegos de poner uno detrás de otro (trenes). Ver granjas y árboles frutales.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU UNDÉCIMO MES Vídeo resumen en http://www.edmorata.es/Shop/Product/Details/2088

CUERPO • Ya puede con su cuerpo adoptar muchas posturas. • Tiene marcha de osos. • Postura de paracaídas. • Postura de gato. • Aprende a andar con ayuda.

EXTREMIDADES • Puede utilizar sus manos y sus pies para hacer lo que quiere y cuando quiere. • Hace pinza ±. • Intenta dar pasos sueltos.

SENTIDOS • Memoriza los sonidos más frecuentes y señala lo que le gusta. • Chilla mucho para oírse a sí mismo. • Dice alguna palabra. • Reconoce varias palabras. • Parlotea continuamente.

SOCIAL • Ha logrado la vertical y desea experimentarlo todo. • Le gusta salir a la calle. • Le gusta participar en juegos con otros niños. • Ya decide lo que le gusta y lo que no le gusta.

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ALIMENTACIÓN • Número de tomas 4. • Desayuno, comida, merienda y cena. • Intentar que la consistencia de las papillas sea más espesa y granulada. • Que pruebe nuevos alimentos, aunque los rechace. • Intentar que mastique. • Intentar que chupe las frutas.

JUEGOS Y JUGUETES • Enseñarle a andar. • Aprendiendo a jugar con iniciativas propias. • Indicarle imágenes de cuentos. • Leerle el cuento que le gusta.

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Pautas del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • Ya es capaz de mantenerse en la vertical. • Está aprendiendo a jugar, cantar, bailar. • Desea que lo miren, que le celebren las gracias y ser siempre EL PROTAGONISTA. • Suele coger rabietas y tratar de conseguirlo todo a través del llanto. • Es el momento de iniciar la educación, a través de la limpieza, de los horarios y de nunca consentir los caprichos.

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Su personalidad. “¡Soy un bebé estupendo!” La personalidad es una característica del niño en la que se integran todos sus rasgos peculiares, y que va siempre asociada a las vivencias que experimente a lo largo de su vida, pues el individuo va incorporando conceptos que la harán variar constantemente. En cambio, el temperamento es una constitución particular de cada niño y poco puede hacerse para cambiarlo; casi se puede decir que el niño mantiene el mismo temperamento desde que nace. A los 12 meses ya tiene suficiente e intensa experiencia emocional y ésta va a condicionar todas sus vivencias. El niño suele ser muy expresivo emocionalmente, y es habitual que pase de la risa al llanto rápidamente y que exagere sus expresiones cuando se da cuenta de que es observado; si, además, le ríen la gracia, se mostrará encantado, porque él desea que todo el mundo celebre lo que hace. Esta es la causa por la que muchos niños desean estar rodeados por adultos, pues son ellos quienes aplauden sus gracias, mientras que los bebés de su edad ni se enteran de lo gracioso que es. A medida que su cerebro va madurando y sus neuronas se van diferenciando, empieza a tener capacidad para distinguir, clasificar y diferenciar unas situaciones de otras en el gran mundo que ahora lo rodea. Para él, antes todo era genérico y sólo tenía la capacidad de diferenciar el ser humano del mundo animal; sin embargo, ahora ya sabe que los animales son muy distintos también unos de otros, y como le interesa mucho su mundo, cuando le preguntan qué hace el perrito, él rápidamente contesta: “¡Guau, guau!” En esta etapa, los niños poseen muchos más conceptos y tienen muchísimos más conocimientos de lo que son capaces de transmitirnos; ellos están siempre aprendiendo lo que los adultos están continuamente enseñándoles. ©  Ediciones Morata, S. L.


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A esta edad, un niño es capaz de imitar los gestos y las caras de otras personas, y puede que ya lo haga con una finalidad determinada, puesto que la relación causa efecto no es desconocida para él, y ya sabe que lo que hace produce una consecuencia. Por ejemplo, cuando viene su abuela a verlo suele abrir el bolso y darle un regalo, por tanto, él, cuando ve a su abuela, hace el gesto de abrir un bolso. También nos damos cuenta de que nuestro bebé-niño ya no es sólo un elemento destructor que rompe y tira al suelo todo lo que ve, sino que comienza a descubrir el concepto de acumular, y lo que eso significa. El niño es consciente de que para poder tener varias cosas primero debe ordenarlas, es decir: hay que pensar antes de ejecutar una acción; esto demuestra que se está volviendo un ser reflexivo, que piensa primero lo que va a hacer y después lo ejecuta. Ejemplo: No hay más que observar a un bebé tratando de meter un aro dentro de otro, poniendo juguetes en fila o haciendo torres. Observaremos cómo se concentra y transcurren unos segundos antes de ejecutar la acción. Este es un gran avance en su desarrollo mental, que una vez descubierto no hará sino aumentar su sed de conocimiento: exige que jueguen con él y que continuamente le enseñen nuevas habilidades. Él no se cansa nunca, siempre está dispuesto a aprender. A esta edad se reafirma el no, porque el niño afianza su autonomía. Si antes giraba la cabeza de izquierda a derecha sin finalidad, ahora sí sabe lo que quiere decir y el efecto que produce al hacerlo. Ha descubierto la fórmula para poder dominar, porque conoce la actitud que hay que tener para lograr lo que desea. Sabe que si hace gracias, se ríe y baila, va a conseguir todo lo que quiera. Por tanto, hay que tener mucho cuidado para que este bebé-niño no se empiece a convertir en un ser dominante, al que ni la familia ni los amigos se atreven a contradecir por miedo a que reaccione con una rabieta, o incluso vomitando. No obstante, y pese a todas estas precauciones, el niño ha de sentirse siempre protegido y querido, para que siga avanzando en todas sus experiencias. Esta es la difícil labor de ser padres.

“¡Qué difícil es crecer!” En este momento, el niño desea hacer todo él solo, pero sucede que su organismo no madura de una forma sincronizada, lo que le obliga a mantener una lucha constante de superación. Y esto sucede en todas sus áreas de desarrollo; cuando él alcanza una meta, se inicia una lucha para tratar de alcanzar otra. Ejemplo: cuando después de 12 meses de tratar de conseguir la vertical, ha logrado caminar con ayuda, intenta hacerlo solo y se afana en trepar por la silla, ©  Ediciones Morata, S. L.


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pero se cae continuamente y se da golpes que le duelen, pero él no protesta y vuelve a arriesgarse para tratar de conseguirlo hasta que da un paso de una silla a otra y logra caminar sin ayuda. La manipulación no es perfecta, porque no ha llegado aún a dominar lo que se conoce como la psicomotricidad fina. Desea hacerlo todo solo, pero no es posible; tienen que ayudarlo, y él se siente herido por su propia incapacidad. Se inicia así su sentimiento de frustración. Por lo general, le sucede que lo que quiere no lo puede hacer porque carece de las habilidades físicas que exigen sus deseos. El lenguaje le plantea también otro importante problema: no sabe pedir con claridad todo lo que desea conseguir, nadie entiende lo que quiere decir el bebé.

La memoria de su cuerpo También le entorpece su tamaño —que continuamente está cambiando— para ejercer infinitas funciones, ya que todas están llenas de obstáculos que tiene constantemente que resolver; es posible que este momento sea uno de los más difíciles de solventar, porque el crecer no es un acto voluntario, crece a su pesar y le está resultando muy difícil hacerlo. Sin embargo, esta difícil situación en que el niño se ve obligado a resolver cada obstáculo que le sale al paso, supone un importante y gran avance en su evolución madurativa. Para los padres, tampoco es fácil dejar que el niño afronte solo sus propios obstáculos y que supere sus propios errores; únicamente se debe colaborar con el estímulo y con mucho sentido del humor, dando un giro a la situación cuando hay un riesgo o bien cuando el niño está demasiado obstinado en conseguir lo que no puede. Muchas veces, esta obstinación frustrada produce hiperactividad, tensión y rabietas que es necesario atajar proporcionando ayuda, comprensión y sentido del humor. Con los niños casi todo se resuelve riendo, no hay más que observar el poder que tiene un padre o una madre que mande con voz suave, sonriendo y que a la vez sea enérgica; a este personaje tan difícil de encontrar es al que obedecen todos los niños. El niño va memorizando el volumen de su cuerpo, sus manos y sus pies, y día a día se tiene que ir adaptando al distinto tamaño que ocupa. Quien suele poner solución a estos cambios es mamá, que aumenta cada cierto tiempo la talla de su ropa, pero él solito tiene que asumir el espacio que va ocupando, de tal forma que a la dificultad de andar, de mantenerse en vertical, se le suma ahora el tamaño de sus propios pies, que no acaba de reconocer ni de asimilar: cambia tan rápidamente que no le da tiempo a precisar el tamaño que tiene hoy y el espacio que ocupa en el suelo, porque en unos días esto ya no es igual. Por eso anda torpemente, tropieza con sus pies y se cae al suelo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Esta suele ser la causa que justifica la torpeza del niño, siempre asociada a la inmadurez funcional del sistema nervioso. Este aprendizaje de crecer, en todas sus dimensiones —intelectual, emocional y somática—, tiene un impacto directo sobre la salud y el desarrollo físico en el futuro del niño.

Evolución del desarrollo somático del primer año de vida El bebé se ha hecho grande; mes a mes y, durante 12 meses seguidos, ha ido aumentando el volumen de su cuerpo y su talla. Su peso ha aumentado aproximadamente entre 9 y 11 kilos a partir de su nacimiento, lo que supone tres veces más. La talla, que aumentaba a razón de 2 ó 3 centímetros al mes, a partir de los 6 meses crece alrededor de 2 centímetros al mes. En la actualidad, el niño presenta una fisonomía muy característica: tiene el cráneo grande, del mismo tamaño que el tórax, los muslos y las piernas, lo que representa una cuarta parte de su cuerpo. Podemos decir que a esta edad el niño es “bajito, cabezón y de piernas cortas”. Su desarrollo evolutivo nos indica la armonía de todas las áreas.

1.  Áreas de desarrollo A. ¿Qué hace su cuerpo? “¡Ya puedo andar, soy libre!” Características de esta etapa: • • • • •

Inicia sus primeros pasos sin ayuda. Responde cuando le llaman. Se cae con frecuencia, es inestable. Tiene mucha fuerza en los brazos, coge objetos de peso. Surge la armonía de las áreas.

Deambulación liberada Alrededor de los 12 meses, el bebé-niño, da pasitos al saltar de un mueble a otro, pero en un momento determinado organiza su cuerpo, se estira, se pone ©  Ediciones Morata, S. L.


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en vertical, e inicia un movimiento de paso tras paso, desplazándose sin caerse; es el momento en que ha alcanzado la vertical y se mantiene seguro en ella. Ya anda, se desplaza y puede caminar. Cuando esto sucede el bebé se siente libre; el mundo limitado en que vivía hace unos días ahora se ha vuelto grande, inmenso y puede desplazarse donde quiera porque ha encontrado el mejor medio de locomoción de todos los que conocía anteriormente. Además, ya no mira al suelo, puede mirar hacia arriba, domina el espacio y comienza a sentir el deseo de llegar hacia donde está yendo, ignorando hacia dónde va. Se describe que este es el momento de mayor libertad que siente el niño. La marcha automática o reflejo patelar que tuvo durante los 3 primeros meses de su vida y que posteriormente desapareció ha dado paso ahora a una marcha voluntaria; ésta es la culminación del proceso de madurez de su sistema nervioso central. Los movimientos que hacía hace unos meses de forma involuntaria ahora se han ido sustituyendo por acciones y conductas intencionadas. Cuando se inician, lo hacen de forma descoordinada y resulta muy gracioso ver al niño que así se conduce; estos movimientos recuerdan a los que hace un robot. Pero en breve tiempo serán armónicos, a medida que mejora su control muscular y su psicomotricidad.

B. ¿Qué hacen sus manos? “¡Ya puedo coger un objeto con dos dedos y mantenerlo!” Es el momento en el que el niño empieza a ejercer la manipulación fina: ya es capaz de hacer la pinza con soltura y le encanta coger objetos cada vez más pequeños. Ya es capaz de pasar las páginas de un libro con ilustraciones y, además, se fija en ellas. Traza una línea con un lápiz. Suelta un objeto que tiene en su mano utilizando con facilidad los músculos extensores de la misma. Le gusta sujetar objetos que pesan, como coger sillitas e intentar ponerlas en fila; al tratar de ordenarlas está aprendiendo a ordenar el espacio. Se inicia en comer con cuchara, pero la balancea en todas las direcciones para intentar llevarse la comida a la boca; al final, lo consigue, si bien siempre pone la cuchara al revés porque le resulta más fácil esta maniobra. Pone unos objetos dentro de otros: trata de hacer juegos de encajamiento con movimientos finos y precisos; es otro concepto del espacio. Le gusta colocarse gorros en la cabeza. Señala con el dedo lo que quiere. ©  Ediciones Morata, S. L.


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C. ¿Qué dice el niño? “¡Ya puedo hablar!” El lenguaje es un área del desarrollo muy imprecisa en el tiempo porque depende de numerosos factores y lo que se considera como normal abarca un amplio abanico. Ejemplo: un niño comprende bien el significado de varias frases que utiliza su familia, mientras que él contesta con un solo sonido (tatá, gugú), o bien con un gesto o acción que quiere decir que lo ha entendido; cuando se le pregunta “¿dónde está la puerta de la calle?”, el niño se dirige rápidamente a la salida y señala con el dedo la puerta. Otro niño ya inicia un lenguaje global y es capaz de decir alguna frase, como “nene calle”. Pues bien, ambos casos entran en la normalidad. Esta variación obedece a que no todas las áreas de desarrollo progresan de forma sincronizada. Así, un niño puede manipular muy bien las manos al coger pequeñitas migas de pan haciendo la pinza; sin embargo, no es capaz de ponerse de pie. De igual forma, un niño puede imitar los gestos que hace una persona y ser muy sociable y ser sin embargo muy torpe en tareas de manipulación, como sujetar un vaso con dos asas. Estos casos están también dentro de la normalidad. Pero, por lo general, casi todos los bebés dicen sus primeras palabras cuando están a punto de cumplir el 1er año. Estas primeras palabras suelen ir acompañadas de signos o gestos que hace porque ha visto como a él se los han hecho antes, lo que demuestra que éste es un buen método de aprendizaje. El bebé-niño empieza a utilizar el lenguaje para comunicarse. Emplea todas las vocales y varias consonantes como: papá /mamá/ bata/ tata/ caca/ dada/. Comienza a decir sus primeras palabras con significado, repite dos sílabas iguales. Cuando el niño inicia a producir sus primeras palabras se sirve de la entonación para hacer entender a los demás que la palabra en cuestión debe ser interpretada como una orden, un requerimiento, o una petición de ayuda: “mamá” como forma de llamada; “¿mamá?”, con entonación ascendente en la última sílaba a modo de pregunta; o “mamá”, como simple enunciado afirmativo, con entonación neutra. Las vocalizaciones son más cortas y más numerosas. El niño produce sonidos, algunos les agradan y entonces intenta imitarlos. En muchos momentos, sus emisiones no son comprensibles; es lo que se llama jerga, el niño practica su capacidad de decir sonidos. También intenta imitar los de los demás. Emite sonidos onomatopéyicos: “brr brr” el coche; “guau guau” el perro. Usa el gesto de “no” con la cabeza cuando no quiere algo.

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D. ¿Cómo se relaciona el bebé? “¡Soy yo!” En este mes, el bebé-niño es muy sociable y se comunica con mucha facilidad. A continuación, vamos a enumerar las metas que nuestro hijo alcanzará en esta etapa, y las características de su desarrollo social: • Responde cuando le llaman por su nombre. • Ante determinadas situaciones que ya tiene memorizadas, las reconoce y se anticipa a ejecutarlas. Por ejemplo, cuando alguien menciona ir a la calle, el niño aparece con los zapatos en la mano. • Ya es capaz de identificar la utilización de los objetos. Por ejemplo, reconoce para qué se utiliza un peine y, cuando lo ve, se lo lleva a la cabeza e intenta peinarse. • Comprende el significado de muchas palabras, sobre todo aquellas que le gustan como: “salir”, “ir al parque”, “a jugar”. • Entiende las órdenes que le dan y ya es capaz de ejecutarlas. Por ejemplo, recoge del suelo el juguete que ha tirado. • Disfruta con los adultos o con otros niños en situaciones divertidas como jugar, bailar, saltar... • Cuando desea algo determinado se lo indica a otra persona e insiste hasta conseguirlo. • Puede demostrar su contrariedad cuando no consigue lo que quiere, casi siempre lo demuestra llorando. • Al hablar entona mucho las palabras que dice. • Recurre con frecuencia a mover la cabeza para decir que no. • En su parloteo, utiliza vocales y ya introduce consonantes, emitiendo también sonidos guturales. • Constantemente señala con el dedo índice lo que desea.

2. Alimentación A los 12 meses, el niño-bebé, oficialmente, puede comer de todo; de hecho, se debe ir incorporando a la comida de sus hermanos, o de la familia. Pero siempre hay que saber que el menú que estaba tomando era el más adecuado de todos y se debe mantener hasta que empiece a tolerar los sabores y las texturas de los nuevos alimentos. Crea habilidades para poder comer.

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¿Qué sabe hacer para alimentarse? • • • • • • •

Bebe líquidos en una tacita con asa. Chupa la comida. Sorbe el líquido de las frutas. Hace movimientos de masticación. Come trozos de pan. Es capaz de elevar la tacita para beber, sobre todo si tiene dos asas. Comienza a comer con cuchara.

Los lácteos La cantidad de leche que debe de tomar un niño de 12 meses es de un litro cada 24 horas, y aunque parezca excesivo, se consigue fácilmente, pues corresponde a dos vasos de los de agua, de leche —o bien dos biberones de 250 centímetros cúbicos—, que junto con un yogur y una porción de queso fresco ya cumple el litro de leche en 24 horas.

¿Cuál es la leche indicada? Hay muchas variedades. Entre los 12 y los 18 meses se le puede dar leche de continuación, y pasar, posteriormente, a leche de vaca. Toda la leche que ingiera el niño tiene que ser completa, nunca desnatada o semidesnatada, ya que ellos necesitan la grasa que lleva la leche para una perfecta nutrición, pues en esta grasa se encuentran las vitaminas y el calcio que precisan sus huesos. (La leche desnatada o semidesnatada no contiene ni vitaminas ni calcio). Poco a poco, al niño se le irán dando —nunca forzando— trocitos de distintos sabores, a título de premio para que no lo rechace.

¿Por qué son tan importantes los lácteos? ¿Qué es el calcio? El recién nacido necesita un gran aporte de calcio para formar sus huesos. Se trata de la etapa de desarrollo que más calcio precisa, pues día a día aumenta su masa ósea, y ésta se forma con el mineral calcio. Este mineral se encuentra en mayor proporción en la leche, y por eso en los primeros meses el niño tan sólo se alimenta de este producto que, por cierto, es muy peculiar, ya que puede estar en grandes proporciones en distintos alimentos —incluida la leche— circulando por la sangre, pero no se fija en el hueso. La característica más importante de la leche materna es que tiene lactosa, calcio, fósforo y con esta fórmula se fija el calcio en las proporciones necesarias para ©  Ediciones Morata, S. L.


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la formación del hueso. Pero también hay otros elementos que favorecen la asimilación del calcio; por ejemplo, moverse, caminar y tomar el sol. Este último es capaz de sintetizar la vitamina D a través de la piel, proceso necesario para la incorporación del calcio al hueso. Ésta es una de las razones principales de que el niño deba estar expuesto a los rayos de sol con su debida protección. El niño de 12 meses toma un litro de lácteos. Los vegetales también contienen calcio y otros minerales necesarios para el desarrollo, como el potasio, el magnesio, las vitaminas C y K. Las carnes, el pescado y las frutas también tienen calcio, aunque en menor proporción.

Alimentos que no deben darse en exceso Proteínas. El niño no necesita carne, pescado o huevo, ni debe tomarlos en las dos comidas principales, tan sólo en una de ellas, preferiblemente en la comida, sin pasar nunca de 70 gramos. No conviene aportar exceso de fibra. Los cereales integrales son aconsejables en el desayuno. A partir del año, hay que acostumbrar al niño a distintos menús para desayunar y pueden sustituirse los integrales por pan. No se deben incorporar a los alimentos colorantes, conservantes y aditivos; tan abundantes en fast-food (comida rápida).

Etapas de inapetencia. “¡No me gusta nada!” Si el niño comienza a mostrarse como mal comedor, y poco a poco sólo acepta alimentarse a base de yogures, hay que tener cuidado de no ceder y favorecer así a desarrollar su propia inapetencia. Debemos tener en cuenta que él sólo pretende tomar aquellos alimentos fáciles de tragar, que no debe masticar y que son de pequeño tamaño. En este momento puede hacerse cierto ese concepto de que “se le va empequeñeciendo el estómago“. Es necesario saber que si el estómago no se dilata, no se produce la sensación de hambre, y es muy importante que el niño no coma entre tomas, y menos golosinas, para que en determinadas horas se le pueda aportar un volumen de alimento que dilate el estómago. Se le puede dar pasta o bechamel, que son hidratos de carbono muy necesarios para su desarrollo y que suelen gustarle mucho. Por la noche, la sopa de fideos puede ser algo muy recomendable y satisfactorio para el niño. Para introducirlo en la alimentación de la familia, se puede empezar por incorporar leche a todo tipo de alimentos. Por ejemplo, si la familia come carne con patatas, éstas se pueden triturar y añadirles leche hasta que se forme un puré de ©  Ediciones Morata, S. L.


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una consistencia parecida a la papilla que estaba tomando. La leche además de tener un sabor conocido para el niño, es antiácida y diluye la concentración de los ingredientes de la comida de los adultos, de forma que no es necesario hacerle una comida diferente. Por lo general, le gustará probar nuevos alimentos y, de ese modo, se va introduciendo en la variedad de los distintos sabores.

3. Sugerencias Cómo se debe actuar ante un bebé con capacidad de autonomía El bebé-niño está ahora en una etapa deliciosa; casi desearíamos que permaneciera así varios meses o años. Para los padres, es una etapa llena de gratificaciones; ha pasado la angustia de la incertidumbre, y el bebé desconocido ya es una realidad que piensa y actúa como una célula independiente, tiene su propia autonomía y hay que tener en cuenta su personalidad. Pero aún nos necesita constantemente, y esto nos llena de orgullo; ese ser que inicia su independencia nos necesita para todo, sin los adultos no puede sobrevivir. Comienza entonces el problema que conlleva la propia autonomía del niño, ya que es preciso acertar con el equilibrio. Por un lado, hay que estimular su autonomía protegida, pero esta ayuda tiene que ser parcial, nunca excesiva, pues de lo contrario crearemos seres dependientes que no podrán hacer nada sin la ayuda de mamá, y surgirá el eterno miedo al fracaso que dará origen a graves frustraciones. Pero, por otro lado, tampoco se debe dejar solo al niño, ya que va a encontrarse con dificultades insuperables. Como primera medida, podemos empezar por dejarle que coma solo y se inicie en utilizar la cuchara; él nunca acertará a la primera y, aunque vierta el contenido, lo seguirá intentado durante varios días, pero cuando la comida llegue por fin a la boca habrá alcanzado una nueva meta, y producirá una gran satisfacción familiar. Además, hay que dejarle que intente quitarse la ropa y los zapatos, y darle el tiempo necesario para poder ejecutar esta maniobra que aumentará su autoestima. También es conveniente mostrarle su propia casa al tiempo que le indicamos el nombre de cada habitación y para qué sirven, sobre todo la suya. Si el niño duerme aún en la habitación de los padres, ya ha llegado el momento de que utilice otra. Hay que procurar que no sufra en esta separación, ya que es uno de los primeros sentimientos de rechazo que tiene que superar. ¿Cómo hacerlo? El niño siempre apreciará negativamente esta separación, por esto es recomendable despistarlo. Lo mejor es esperar a una nueva organización fami©  Ediciones Morata, S. L.


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liar, como puede ser la vuelta de las vacaciones, o de un viaje, de forma que no sea tan consciente del cambio. Al encontrarse en otro espacio, que no es el de sus papás, se irá adaptando poco a poco e irremediablemente, pero siempre es conveniente que oiga las voces de sus padres, porque él necesita sentirse acompañado para erradicar el sentimiento de abandono y que sólo permanezca un sentimiento de ausencia. Se sugiere enseñarle a “hacer recados”, insistir durante varios días para que localice sus zapatos y, así, cuando se prepare para salir a la calle, irá a buscarlos. Sorprenderá la velocidad a la que aprende todo, pues se encuentra inmerso en un constante proceso de superación; él desea lograr todos los días metas desconocidas y difíciles. Observarle será un verdadero privilegio.

Las distintas clases de miedo. “¡Yo no me quiero quedar solito!” A los 12 meses, el niño aún confunde la realidad con la fantasía. No puede todavía ni siquiera discriminar su propia situación, ya que su primer miedo es que lo abandonen. La representación del miedo siempre es algo misterioso y desconocido, como el hombre del saco, que nadie sabe quién es ni dónde está, pero para el bebé puede existir en numerosas imágenes, juguetes o personas, por ejemplo, una voz demasiado grave o muy aguda, que le produzca un estado de temor.

Cómo colaborar a que no tenga miedo En primer lugar, hay que tratar de descubrir de dónde procede el miedo. Para conseguirlo, se pueden inventar juegos que lo desencadenen; por ejemplo, si el niño siente temor a que no estén sus padres, se puede jugar a esconderse, para que él vea que la persona que desaparece, siempre aparece. Además, cada vez que se produzca una ausencia, hay que despedirse del bebé. En muchas ocasiones, el niño puede tener miedo a los juguetes que le han dado para entretenerse, como los enormes muñecos de peluche; entonces hay que retirarlos. Cuando el niño llora al cortarle el pelo o bien las uñas, puede ser que piense que le están amputando parte de su cuerpo. En este caso, hay que transmitirle seguridad cortándole primero un trocito y dárselo para que lo guarde; un proceso parecido a la pérdida del primer diente. Poco a poco, se dará cuenta de que no lo necesita y de que tampoco le duele. En caso de que tenga miedo a la oscuridad, es conveniente dejarle siempre encendida una luz tenue, y que oiga el sonido de una radio suave, el cual, unido al sonido de la voz de sus padres, conseguirá que poco a poco domine el miedo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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El niño se desconcierta y se siente inseguro siempre que ve escenas violentas; simplemente una discusión entre sus seres queridos le produce una gran angustia, y puede que al poco tiempo de presenciarlo inicie un llanto difícil de consolar. Por tanto, hay que evitar que en presencia del niño se den escenas cargadas de violencia. Nunca hay que avergonzarle de la causa que lo asusta. No es bueno, en absoluto, obligarlo a que se enfrente al miedo de una forma violenta y directa, porque puede producirle un trauma; siempre tiene que sentir el apoyo y la protección del adulto. Nunca se deben inculcar a los niños los temores que sienten los adultos, ya que los miedos se contagian y producen un nuevo ser lleno de problemas personales. Se debe adoptar en todo momento una conducta abierta y segura, con una mentalidad positiva, y esto es lo que tenemos que tratar de transmitir al niño.

4.  Alteraciones propias de los primeros meses Soplo cardíaco Es relativamente frecuente que el pediatra descubra en alguna de nuestras visitas que el niño tiene un soplo cardíaco, lo que provoca un estado de alarma y angustia. Por eso, es preciso saber que la mayoría de estos soplos cardíacos no tienen significación patológica.

¿Qué es un soplo cardíaco? El corazón es un recipiente lleno de sangre que tiene cuatro cámaras que se comunican entre sí a través de unas válvulas que conducen la sangre en distintas direcciones para poder establecer un circuito. La alteración de estas compuertas, bien estrechando o dilatando, produce unos sonidos anormales y variados, que son los llamados soplos.

¿Cuándo surge? El más frecuente en el recién nacido es el soplo sistólico, correspondiente al conducto arterioso persistente (PDA), y surge por permanecer abierta la compuerta de comunicación de la sangre con el niño en la etapa intraútero. Esta compuerta abierta puede permanecer sin cerrarse meses e incluso años. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Existe otro soplo frecuente sin significación patológica, de hecho se llama soplo inocente. Los soplos no indican necesariamente una enfermedad y no todos los problemas cardiacos producen soplos. El llamado soplo inocente, es el más común de todos y, por lo general, no requiere tratamiento alguno. Cuando un bebé pertenece a una familia con antecedentes de problemas cardiacos, es necesario decírselo al pediatra, para que efectúe un estudio del niño simplemente por tener antecedentes de riesgo familiar.

¿Qué hacer? Ante la detección de un soplo, siempre hay que diagnosticarlo; el pediatra se encargará de enviar al niño a un cardiólogo infantil, que efectuará un electrocardiograma (ECG) y un ecocardiograma y marcará las pautas de revisiones posteriores.

5.  Control vacunal En este mes no se realiza ningún control vacunal. Véase el calendario vacunal.

6.  Juegos recreativos y pedagógicos Cómo enseñarle a hablar jugando Cuando el niño diga su primera palabra, hay que repetírsela con frecuencia para que él la memorice y la deje incorporada a su incipiente lenguaje. Es muy importante utilizar signos al mismo tiempo que se pronuncia la palabra. Por ejemplo, cuando se señala a un animal, se puede imitar el sonido que hace (perro: “guau-guau”). Este juego, que es muy didáctico, suele gustarle mucho. Hay que celebrar de forma muy expresiva cuando el niño trata de utilizar el nombre de una persona; de esta forma, ese primer nombre dará paso a otros que se irán incorporando en la agenda de su memoria. Es bueno que el niño comparta el tiempo con otros bebés de su edad; entre ellos se entienden muy bien, comprenden sus imprecisas palabras y sonidos y se inicia la comunicación a través de la palabra.

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¿Cómo enseñarle a utilizar y mantener la pinza? Cuando el niño descubra que juntando dos dedos es capaz de sujetar objetos pequeños, ya no cesará de hacerlo. Deseará tener entre sus dedos objetos cada vez más pequeños, y llegará a buscar las miguitas de pan más diminutas, quedándose asombrado de su propia capacidad. ¡Cuidado no se meta en la boca objetos menudos! Al bebé-niño le gustan los juegos imaginativos en los que él tenga también un papel importante y pueda participar. Por ejemplo, sentarse en el suelo con él y partir trozos de periódico para irlos introduciendo por el orificio de una botella; este es un juego que les tranquiliza y favorece la motricidad fina de sus manos, así como la evolución de su mente. Le gusta hacer experimentos, como intentar parar una rueda que gira; las ruedas ejercen tal poder de fascinación en los niños que pueden pasar largos ratos tratando de parar este movimiento giratorio. Otro juego que le gusta mucho, y que está prohibido, es el bolso de mamá; es para él como una cajita llena de tesoros. El bebé-niño es curioso por naturaleza, le encanta encontrar objetos pequeños de distintos colores y proporciones para investigar. Encuentra verdaderos tesoros en el bolso de mamá o la abuela, ya que esto es distinto por completo a los juguetes que le dan a él; nunca le dan llaves, ni espejos con polvos rojos, ni un lápiz gordo blandito que escribe divinamente en el sofá, y que tiene el color que más le gusta: el rojo. Todos estos juguetes le encantan, e intuye que son muy importantes para su mamá, por esto le atraen más.

7.  Juguetes recomendados • • • • •

Libros de distintos materiales, que se puedan chupar y meter en el agua. Libros que tengan sonidos y que sean articulados. Balones, muñecas, trenes con cuerda para tirar de ellos, pelotas. Visitar granjas y parques. Conocer las frutas.

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EVOLUCIÓN DEL BEBÉ EN SU DUODÉCIMO MES Vídeo resumen en http://www.edmorata.es/Shop/Product/Details/2088

CUERPO • Suele caerse con mucha frecuencia pero se levanta rápidamente. • Su cuerpo se ha triplicado de peso desde su nacimiento ± (más o menos). • La talla: ha crecido de 2 a 3 centímetros por mes, hasta el sexto mes. De 6 a 12 meses suele crece 2 centímetros por mes ±. • Su cuerpo en doce meses ha aumentado de 9.000 a 12.000 gramos ±.

EXTREMIDADES • Utiliza las manos y los pies para conseguir todos sus deseos. • Puede mantener en las manos objetos pequeños y muy pequeños. • Tiene mucha fuerza con los brazos y le gusta coger objetos con mucho peso (ejemplo sillas).

SENTIDOS • Tiene los sentidos muy desarrollados y especializados. • Le gusta imitar los sonidos de los animales (guau, guau...). • Imita los gestos de otras personas. • Parlotea continuamente, puede decir dos o tres palabras.

SOCIAL • Le gusta curiosear los espacios. • Trata de llamar la atención continuamente. • Desea ser un costante protagonista. • Se molesta mucho cuando no consigue lo que quiere. • Entiende muy bien lo que le dicen. • Entiende órdenes y las puede ejecutar.

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ALIMENTACIÓN • Número de tomas 4. • Desayuno, comida, merienda y cena. • La alimentación es la misma del mes anterior, toma más cantidad y consistencia más granulosa. • Debe tomar un litro de leche en 24 horas (2 biberones-1 yogurt-1 porción de queso fresco = 1 litro de leche).

JUEGOS Y JUGUETES • Acumula los juguetes. • Tiene gran sentido de la propiedad. • Disfruta jugando, saltando y bailando. • Libros para ver, para pasar hojas y para chupar. • Cajas de música, aros, puzzles. • Fomentar la psicomotricidad fina (movimientos con las manos precisos y delicados).

DESARROLLO SOMÁTICO • Peso = • Talla = • Perímetro cefálico = • Pautas del pediatra = • Calendario vacunal.

RESUMEN DEL MES • El niño puede haber alcanzado la libertad al conseguir la vertical de todo su cuerpo. • Es un ser con el que ya se puede razonar. No hay que exigirle más de lo que no puede dar. • No explicarle más de lo que no quiere saber. • No forzarle a hacer cosas que se niega a hacer. • No forzar las novedades en la alimentación. • TRATAR AL NIÑO CON EL RESPETO QUE SE MERECE. ©  Ediciones Morata, S. L.


19 Temas selectivos

En este capítulo expondremos una selección de temas que toda persona que esté al cuidado de niños y niñas de corta edad debe conocer.

1.  Exploración neurológica ¿Qué es la neurología? Es la suma de conocimientos relativos al sistema nervioso y a sus enfermedades.

¿Qué es el examen neurológico? (CC) Es el primer auténtico “examen” que el bebé va a efectuar en su vida. El pediatra pone a prueba todas sus posibilidades y con esta prueba descubre cómo responde a una gran cantidad de estímulos que desarrollará posteriormente. El examen neurológico inicial constituye un elemento determinante como referencia en la valoración del recién nacido y de su futura evolución, y la realización de un seguimiento a lo largo de los meses posibilita detectar lo antes posible cualquier anomalía. Las siguientes líneas son un resumen de las diferentes pruebas neurológicas que el pediatra realiza al bebé al nacer. A lo largo de los meses comprobará también su evolución. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Cuándo se realiza? Este examen lo efectúa el pediatra o un neurólogo infantil al nacer y unos meses ya determinados a lo largo del 1er año de la vida del niño. Conviene que siempre lo realice la misma persona, su pediatra, que determinará cada cuánto tiempo ha de practicarse. De esta forma, la valoración será lo más objetiva y completa posible. Es conveniente que se lleve a cabo transcurrido un tiempo desde la última toma del bebé, pues, de lo contrario, con los ejercicios podría vomitar. Y es fundamental que el ambiente sea tranquilo, que haya buena luz y una temperatura agradable. Hay que insistir en la importancia de esta prueba realizadas por el pediatra, para saber interpretar las respuestas.

Método El método está basado en la escuela francesa de Saint Anne Dargassies, que ha marcado las pautas para conocer el grado de perfección del sistema nervioso del recién nacido y su evolución posterior. El hecho de aplicarlo en las primeras horas tras el nacimiento, en las cuales el recién nacido atraviesa un período denominado de depresión general, nos indica la capacidad de adaptación del bebé a la nueva vida.

¿Cómo se hace? Observación general Al colocar al neonato sobre una superficie, se observa cómo tiene flexionados los brazos y las piernas sobre su cuerpo. Es lo que denominamos flexión global, como si el recién nacido tratase de mantener la misma postura que tenía antes de nacer, el llamado tono comunicado. En días posteriores se ira estirando hasta lograr la armonía del tono muscular. Si se tira de una mano o de un pie y se suelta de forma súbita, se aprecia una resistencia del miembro, que vuelve a la posición inicial cuando se suelta. Si se pinza la punta del pie, se obtiene la llamada triple respuesta: pie, pierna y muslo se retraen, y al final surge el llanto con movimientos generalizados de forma global.

Actitud corporal: ¿Cómo tiene colocado el cuerpo? • Los cuatro miembros en flexión simétrica. • La cabeza reposa sobre el occipital. • Los dedos de los pies no están ni en abanico ni en hiperflexión. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Temas selectivos

Motilidad espontánea: movimientos que realiza el bebé de forma autónoma • Rotaciones laterales de la cabeza a uno y otro lado. • Movimientos limitados de los miembros. • Dedos de las manos semi flexionados y activos.

Motilidad provocada: movimientos provocados por estímulos externos • • • • • •

Viva y persistente. Llanto vigoroso y bien tolerado. Buen nivel de vigilancia. Automatismos eficientes: reflejos instintivos como el de la succión. Sinergias adecuadas. Sin signos oculares patológicos.

Eje corporal • Buena estática cervical flexora. • Buen enderezamiento del tronco.

Motilidad provocada El recién nacido tiene escasos movimientos, pero sí tiene respuestas motoras ante los estímulos. • Pinzamiento o pellizco. Ante un estímulo doloroso como un ligero pellizco, el recién nacido ejecuta la triple retirada y rompe a llorar con un movimiento generalizado de su cuerpo. • Ruido. Ante un estímulo acústico, gira la cabeza hacia la fuente del sonido. • El llanto. Es muy variado, vigoroso, agudo, quejumbroso, difícil de calmar cuando se produce y difícil de provocar si no hay nada que lo incomode. El llanto normal es de tono medio, bien soportado, vigoroso, sin alteraciones del ritmo respiratorio.

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Exploración de la cabeza Examen ocular • Deslumbramiento. Ante un foco de luz el recién nacido cierra los ojos, pero los mantiene abiertos ante una luminosidad de intensidad leve. • Seguimiento. Ante un punto de luz en movimiento, gira la cabeza con rotación de cuello para seguir el punto luminoso. • Reflejo de ventana. Ante una amplia luminosidad como la luz de una ventana, el recién nacido girará la cabeza en esa dirección. • Lágrimas. El recién nacido grita y llora sin lágrimas hasta pasados los 20 días o más. • Reflejo McCarthy. Ante un foco de luz sobre los ojos, el recién nacido tendrá un movimiento de rechazo, echará la cabeza hacia atrás. • Reflejo ciliar. Al pasar suavemente el dedo por el entrecejo, el bebé cerrará los ojos bruscamente, lo que le originará un aumento inmediato del tono de los músculos de los párpados.

Reflejos primarios • Reflejo de succión. Es el más primitivo y significativo de todos; va asociado al de deglución y se manifiesta por el movimiento de la lengua hacia dentro de forma reiterada. • Reflejo de puntos cardinales. Al pasar el dedo alrededor de la boca, sobre el labio superior e inferior y final de comisuras de los labios, la respuesta normal inmediata es que quiera llevar los labios y la lengua hacia ese punto, y por lo tanto mueva la cabeza. Estos movimientos son semejantes a los denominados de búsqueda, que realiza cuando tiene hambre e instintivamente busca el pecho de su madre.

Exploración del cuello Para ver el movimiento de los músculos extensores, el pediatra coloca al recién nacido sentado y le sostiene los brazos y los hombros. Transcurrido un tiempo en esta posición, el bebé enderezará la cabeza lentamente. Y para comprobar el movimiento de los músculos flexores coloca al bebé hacia arriba, lo coge por las manos y lo levanta. La nuca y la parte superior de la espalda se mantienen hacia atrás, pero el recién nacido participa activamente del movimiento que hace el pediatra para levantarle. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Reflejos primarios Reflejo de Moro braquial es la respuesta de los músculos profundos de la nuca. Al tomar al niño por las muñecas y echarlo hacia atrás, se obtiene la triple respuesta: el bebé extiende los brazos, los cierra como si quisiera abrazar el aire y extiende la nuca; luego, empieza a llorar. Este reflejo se puede considerar como un acto de supervivencia ante una posible caída, que le produce angustia y por eso trata de agarrarse.

Exploración de las extremidades superiores Tono muscular activo El recién nacido tiene las extremidades superiores flexionadas, ofrece resistencia al estiramiento y, al soltarlo, volverá a la posición flexionada que tenía en reposo.

Reflejo Saint Anne Todo estímulo repetido en la palma de la mano provoca el cierre de ésta, que hace presa sobre aquello que la estimula. Este reflejo lo conocemos muy bien y despierta mucha ternura, ya que se produce cada vez que se acaricia la mano del bebé, que inmediatamente la agarra.

Exploración de las extremidades inferiores Retorno flexión Cuando se estira de las extremidades inferiores y se mantienen unos segundos en esa posición, al soltarlas no quedan estirados, sino que vuelven a la posición inicial y quedan semi flexionadas.

Exploración del tronco Tono muscular activo Se aprecia cuando el recién nacido mantiene la cabeza y tiene el mentón en la prolongación del esternón. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Tono pasivo de flexión Si colocamos al recién nacido hacia arriba se ve cómo tiene flexionada la cadera sobre el abdomen. Al bebé le cuesta estirarse, se siente molesto cuando el pediatra fuerza este movimiento, y si le mantiene la cadera estirada acaba por echarse a llorar. Al conjunto de estas posturas con predominio de flexión se le denomina tono comunicado y se debe a que aún mantiene la postura fetal.

Reflejo de incurvación Cuando el pediatra coge al recién nacido con una mano por el abdomen, le deja balancear sus piernas, y presiona con el dedo en diferentes lugares de la zona lumbar; el bebé gira el cuerpo en dirección al estímulo.

Exploración en posición vertical Enderezamiento total Es uno de los principales fenómenos motrices; consiste en una reacción en cadena, tónica, de los músculos extensores, que va de la zona lumbar hacia la cabeza (caudocefálica).

Marcha automática Es típico de los 3 primeros meses de vida y para los padres resulta muy sorprendente, pero que el realice este ejercicio demuestra el buen estado de sus reflejos. Para comprobarlo, el pediatra mantiene al recién nacido de pie, sujetándole por las manos y cuando le roza la planta de los pies sobre la mesa de reconocimiento, el bebé inicia movimientos de flexión y extensión de las piernas que lo propulsarán hacia delante como si caminara. Son los llamados pasos de marcha o reflejo patelar.

Paso de obstáculo pie Cuando el pediatra sujeta al recién nacido por las caderas, de manera que mantenga derecho el tronco, y le pasa de forma reiterada las piernas sobre una ©  Ediciones Morata, S. L.


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superficie dura, como el borde de la mesa, el bebé flexiona primero una pierna y apoya la planta del pie sobre la superficie; luego hace lo mismo con el otro, como si saltara un obstáculo o subiera una escalera.

Apoyo plantar Es también una reacción motriz correspondiente a los músculos extensores de los miembros inferiores. Para su comprobación, el pediatra coloca al recién nacido en posición vertical, le apoya la planta de los pies en la mesa de reconocimiento y presiona repetidamente arriba y abajo. El bebé responde apoyándose activamente y estira las piernas.

2.  El apego ¿Qué es el apego? Es un sentimiento emocional especial y perdurable con otra persona, que proporciona consuelo, agrado, sosiego y placer. Se trata de un vínculo específico caracterizado por unas cualidades únicas que establecen madre, padre, hijo o cuidador primario. Este apego se caracteriza por crear una relación perdurable que aporta seguridad, consuelo y placer, pero la pérdida de la persona cuidadora produce una gran angustia. Por lo general, el apego surge antes de los 8 meses y puede perdurar a lo largo de toda la vida. Los niños que experimentan un sentimiento de apego sólido, bien sea con la madre, el padre o el cuidador primario, siempre tienen una base de seguridad, porque saben que si están angustiados o inseguros, cuentan con esas personas para ayudarles a salir de la adversidad. Estas figuras tan próximas, que el niño percibe como cálidas y cariñosas, suelen ser adultos con relaciones estables y perspectivas coherentes de sí mismos. El acto de coger al bebé, cantarle, acariciarlo y besarlo son elementos que propician la formación del apego, siempre en función de la calidad y la frecuencia con que se haga. La conducta afectiva de la madre, el padre o el cuidador primario produce un apego insustituible que se irá construyendo con experiencias que se repiten a través de la infancia, y ello sentará las bases de futuras relaciones saludables. No obstante, hay otras figuras significativas alrededor del niño, como los hermanos o los abuelos, que si bien no son ese cuidador primario, sin duda ocupan un lugar secundario en la cadena de apegos del bebé y forman a su alrededor una auténtica jerarquía afectiva. ©  Ediciones Morata, S. L.


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En los últimos años, y como respuesta a esa necesidad de apego que tiene el bebé, se han creado talleres de apego, donde se valora el vínculo de la madre con su hijo y, en ocasiones, se les inicia en ese vínculo. En estos talleres de capacitación, las madres aprenden, por ejemplo, a dar masajes a sus bebés. El masaje y las caricias no sólo estimulan el desarrollo afectivo, físico y motor del niño, sino que le proporciona un gran bienestar y tranquilidad (éstos están muy indicados para bebés con cuadros irritativos). Cuando el bebé tiene 2 meses, es el momento perfecto para que se establezca con él una comunicación, a través de las palabras y los gestos afectivos. Con ello se conseguirá hacerle partícipe de una alegría común. De forma más precisa, Klaus y Kennell (1976) formularon seis principios, componentes cruciales en el proceso de apego: • Hay un período sensible dentro de los primeros minutos u horas de vida durante el cual es necesario que los padres estén en contacto íntimo con el niño para que su desarrollo ulterior sea óptimo. • Los padres poseen respuestas específicas de la especie, que se presentan cuando les entregan al niño por primera vez. • El proceso de apego es estructurado de tal forma que el padre y la madre sólo establecen vínculo afectivo con un niño a la vez. • Durante el proceso de apego madre-hijo, es necesario que el niño responda a la madre con ciertas señales tales como los movimientos del cuerpo o de los ojos. • Las personas que observan el proceso del nacimiento adquieren un fuerte vínculo afectivo con el niño. • Ciertos acontecimientos que suceden inmediatamente después del nacimiento, tienen efectos perdurables. Por ejemplo, los primeros días de ansiedad a propósito de un desorden temporal, podrían provocar inquietud de larga duración que pondría en riesgo la orientación del desarrollo del bebé.

3.  Incorporación laboral de la madre Aproximadamente a los 4 meses del nacimiento del bebé, la madre debe reincorporarse a su trabajo, lo que conlleva un gran cambio, tanto para ella como para su hijo. Para la madre supone separarse por primera vez del bebé, lo que le causa estados de ánimo muy contradictorios. Ir a trabajar, que antes era un acto natural, ahora resulta extraño y doloroso y le crea mala conciencia, una especie de sentimiento de culpabilidad, algo así como “abandono a mi bebé”. No sabe con ©  Ediciones Morata, S. L.


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quién dejarlo y piensa que como estaba con ella no va a estar con nadie; y esto, sin dejar de ser verdad, no debe constituir un impedimento para que entre todos se encuentre una solución familiar y la madre pueda volver a su vida laboral sin traumas.

¿Qué hago con la lactancia? La madre sabe que incorporarse al trabajo supone no sólo dejar al niño, sino además, suprimir su lactancia natural. El trabajo y el tener un hijo al que se da de mamar son actos realmente incompatibles para un alto porcentaje de mujeres trabajadoras, pero en el cómputo laboral global todavía es un porcentaje mínimo. El problema es que la edad de procreación de la mujer ha cambiado en los últimos años, elevándose hasta los 30 y los 40 años, que es justamente la edad que representa también cierta estabilidad y promoción laboral, de forma que las aspiraciones profesionales y los hijos siguen siendo casi incompatibles. Muchas mujeres, ante esta disyuntiva, se apartan del mercado laboral. Tanto las autoridades como la sociedad en general deben poner los medios precisos para que esta situación privilegiada de ser madre y tener trabajo no se convierta en algo impracticable.

¿Cómo dejo de tener leche? Entre 10 y 12 días antes de la incorporación al trabajo debe ir iniciándose la sustitución de la lactancia natural por la artificial, de forma alternativa. Solo la propia madre sabe hasta cuándo prolongar o finalizar esta situación de tránsito, pero lo normal es que a los ocho días se note que la cantidad de leche ya no es tan abundante y el pecho no se llena tanto. Esta disminución irá progresando hasta el momento en que ya no se tenga nada de leche. Este método es natural, puesto que no precisa medicamentos. No obstante, en algunos casos se debe recurrir a fármacos que inhiben la hormona que forma la leche y producen el cese inmediato de la secreción. Recurrir a los medicamentos puede provocar ciertas alteraciones físicas y emocionales en la mujer; en cualquier caso, será el ginecólogo quien le indique las pautas a seguir.

¿Cómo organizar mi nueva vida doméstica? Si en todo momento la rutina es lo que más le gusta al bebé, en este período de grandes cambios con la ausencia de la madre se impone establecer un método exacto que le devuelva la seguridad. Es una necesidad básica en la vida dia©  Ediciones Morata, S. L.


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ria del bebé intuir cuándo le van a dar de comer, cuándo van a llevarlo a la cuna para dormir o cuándo lo van a poner a jugar, porque ya ha aprendido que estos acontecimientos de su vida van unos detrás de otros. El niño necesita de algún modo controlar el orden que existe a su alrededor, ya que el fichero vivencial de su cerebro está casi vacío y precisa que las escasas fichas que tiene estén siempre en el mismo sitio. Para el bebé, la pérdida que supone abandonar el pecho de materno es mucho mayor que la necesidad de satisfacer el hambre, porque esta leche es la que más le gusta, es la que obtiene más fácilmente, es la más cómoda y ofrece la ventaja de que mientras succiona puede oler a su madre y sentir su calor. Está claro que todas estas sensaciones son insustituibles.

¿Con quién dejo a mi bebé? Hay muchas opciones, pero sin duda la más recomendable es que el bebé permanezca en su medio familiar, bien con los abuelos o con una persona que reúna las condiciones idóneas. La abuela suele tener experiencia y además, de entrada, ya ama a ese ser que va a cuidar, que es su nieto. La persona que consideremos adecuada para cuidar de nuestro bebé debe proporcionar afectividad al niño, y debe saber ayudarle a convivir en un medio estable y seguro. Para ello, hay que valorar a la cuidadora ayudándola y estimulándola en esta nueva y difícil tarea. No es aconsejable agobiarla con responsabilidades, porque ella debe sentirse capaz y protegida para poder contribuir a crear una verdadera armonía familiar. Esta persona tiene que sentirse satisfecha de la empresa que realiza, pues sólo así le brindará cariño al bebé y conseguirá que éste se sienta feliz. La opción de mantener al bebé dentro del entorno familiar, al cuidado de una persona, permite a los padres suplir las posibles carencias afectivas; al volver a casa, aportarán al niño cuantos estímulos sean necesarios para su buena evolución. La guardería es otra buena opción. En ella, los niños suelen estar muy bien atendidos, y tienen la ventaja de que se encuentran rodeados de amigos. Es curioso el hecho de que en la guardería el bebé come normalmente mejor que en casa.

4.  La incorporación a la guardería Hay circunstancias que obligan a llevar al niño a la guardería antes de cumplir los 12 meses, y ello no debe suponer ninguna tragedia para los padres. Tanto las públicas como las privadas pueden cubrir todas las necesidades y cuidados del niño. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Cuál es la mejor? En igualdad de condiciones la mejor es la que está más cerca del domicilio, o aquella a la que van los hermanos o familiares del bebé. Las guarderías públicas son una garantía porque se rigen necesariamente por la normativa vigente y suelen ser espaciosas y limpias, ofreciendo la alimentación adecuada y el personal cualificado. En las privadas hay que asegurarse, sobre todo, de la Dirección y del personal, ya que de ahí se deriva el bienestar del niño. Deben estar homologadas oficialmente, y dependen de la Consejería de Educación o del Ayuntamiento. En todos los casos, hay que interesarse por el espacio donde va a jugar el niño, asegurándose de que esté protegido y de que disponga de un lugar apropiado para estar cuando hace frío y llueve.

La mentalidad del bebé alrededor de los 8 meses ¡“Yo soy yo!” Es muy posible que a los 8 meses nuestro hijo ya sea consciente de que es distinto de su madre, de que posee un yo individual, y de que está separado físicamente de su madre o cuidador primario. Posteriormente, se irá separando también del padre. Es el momento en que comienza a sentir deseos de hacer las cosas por sí mismo y no consiente que sus padres se lo hagan todo. Esto lo expresa dando manotazos cuando le quitan la cuchara para comer y cuando trata de beber él solito, aunque termine derramando toda el agua. Otro dato nos indica que su mente ha evolucionado: ya sabe lo que es suyo y está dispuesto a defenderlo. Pero esta necesidad de autonomía puede encerrar también una actitud regresiva, porque tantos avances pueden generar inseguridad. Por eso, la nueva experiencia de ir a la guardería puede producirle, hasta que se adapte, un estado de angustia que le impulsará a refugiarse en su madre deseando que no le lleve más.

Cambios para el bebé. “¡Me han cambiado de casa!” “¡Aquí no están mis papás!” El niño tiene que permanecer fuera del espacio que reconoce. Durante toda su existencia ha ido explorando, en la medida de sus posibilidades, ese entorno familiar que ya no tiene apenas secretos para él. Como ha pasado tantas horas solo observando, ha memorizado y archivado el color y la forma de sus paredes, el cielo que se ve desde su ventana, su hábi©  Ediciones Morata, S. L.


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tat en definitiva. Pero ahora se encuentra en un nuevo espacio totalmente desconocido. Al principio se siente perdido y se aferra a lo único que tiene al alcance de su mano, que conoce y le consuela: su chupete o, en su defecto, su propio dedo, que succiona con fuerza buscando y sintiendo un verdadero deleite que consigue canalizar la sensación de angustia y le ayuda a tener placer y seguridad. Cuando por fin ve a sus padres y le cogen en brazos, se siente seguro, en el paraíso. Estos primeros días de adaptación a la guardería, y para compensar el disgusto que tiene por no ver a sus padres, es posible que muestre hacia ellos una actitud de rechazo, o bien un comportamiento exigente, como si pensase que por lo que le han hecho puede castigarlos. Es muy posible que inicie “una huelga de hambre”, que deje de comer y se vuelva mucho más caprichoso y selectivo. También puede manifestar su protesta cerrando la boca herméticamente cuando se le va a introducir una cuchara. Es posible que si antes estaba tranquilo en su trona, ahora quiera moverse y desplazarse para conseguir que toda la familia este detrás de él. Otra alteración puede ser el sueño. De repente, no quiere dormirse solo en su cunita, como siempre, ahora tan solo quiere que le cojan en brazos, lo que puede significar también que al quedarse solo en su habitación empiece a soñar con el exceso de vivencias y tenga pesadillas, a esta edad no saben diferenciar lo que es sueño o realidad. Está totalmente confuso, porque al tiempo que siente todas estas cosas, tampoco quiere perder la autonomía que ha logrado. Y para hacer valer sus derechos utiliza el llanto y demuestra así a cada momento su descontento ante una determinada situación. Además, ha incorporado un gesto nuevo a su expresión corporal: mueve la cabeza para decir que no y esto, junto a sus dientes, constituyen sus mejores armas, que utilizará, sobre todo, con sus compañeros de guardería. En definitiva, se trata de una etapa difícil tanto para los padres como para los cuidadores.

¿Qué tiene que superar el bebé? “¡Me dejan solito pero siempre vuelven por mí!” El bebé no diferencia entre la ausencia, la desaparición o el abandono. Al bebé le gusta llevar a su cole su muñeco preferido y algo así como un pañuelo de mamá para sentirse seguro e identificado. También le gusta que le cuenten siempre el mismo cuento cuando llega a casa por la noche: el de su propia existencia. Algo así como que los papás van a dejar al bebé en el colegio y lo contentos que se ponen cuando le vuelven a ver. Lo malo es cuando tienen un sentimien©  Ediciones Morata, S. L.


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to de que “todo está bien, pero yo no me acostumbro, me siento triste, no tengo hambre, me siento aislado, me gusta morder y dar patadas a otros niños”. Se aconseja no sacarlo del centro inmediatamente, sino mantenerlo un tiempo y ayudarlo por todos los medios a esta difícil adaptación. Este problema de adaptación se va a presentar muchas veces a lo largo de su vida es muy aconsejable que sea él quien lo resuelva.

¿Cuál es el momento ideal para llevar el bebé a la guardería? • A partir de los 12 meses. • Siempre que sea necesario para la armonía familiar. • Antes de la llegada de un nuevo hermano.

¿Tiene algún efecto negativo que el bebé vaya a la guardería antes de cumplir el año? La respuesta a esta pregunta fue motivo de un profundo estudio en el Instituto Nacional de Salud y Desarrollo Humano de Estado Unidos, que se realizó en múltiples centros. El principal objetivo del estudio era establecer la relación entre los meses del niño y el número de horas que permanecía en la guardería. El resultado fue que no se encontró relación alguna, pero sí se comprobó que el desarrollo cognitivo y de lenguaje de los niños que habían permanecido más tiempo en la guardería era superior.

¿Qué tienen que superar los padres cuando su hijo va a la guardería? Lo primero y fundamental es que destierren su sentimiento de culpabilidad, porque no debe sentirse culpable quien hace lo que considera mejor para su hijo.

¿Qué actitud debemos tener con el niño? Cuando vayamos a recogerlo a la guardería hay que indicarle con voz segura que siempre vamos a ir a buscarlo, que nunca vamos a dejarlo solo, y se aconseja explicarle, aunque parezca un absurdo, la razón de que esté en la guardería, y que papá y mamá se ponen muy contentos de volver a verlo. Este razonamiento puede parecer algo inaudito dirigido a un ser tan pequeño, pero resulta que funciona; ellos lo entienden porque no necesitan estable©  Ediciones Morata, S. L.


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cer una relación ni una secuencia, no necesitan argumento, sólo entienden que el momento en que se quedan en la guardería sienten una ausencia, pero nunca tendrán, si se les explica de forma reiterada, la sensación de niño abandonado. Los bebés no racionalizan nunca lo que sienten, pero sí perciben, por el tono de voz y la actitud con que se dice, la seguridad que se les transmite. Cuando nos despidamos de él, no debemos poner cara de angustia, sino de alegría, y alejarnos rápidamente aunque se quede llorando; nunca se deben alargar las despedidas. Antes del año, el bebé ignora si la ausencia de su madre es tan solo temporal; cambiará su actitud en el momento en que esté seguro de que su madre siempre vuelve. Es necesario observar si esta novedad puede interferir en el estado general del niño: si coge muchas infecciones seguidas, y cada vez tiene menos tiempo para recuperarse entre una y otra o si tiene apetito, es preciso controlar el peso y las gráficas del desarrollo, y someterle a la estrecha vigilancia del pediatra si se detecta cualquier alteración.

5.  Los celos en la más tierna infancia Los celos son un sentimiento que se manifiesta en el ser humano desde edades muy tempranas y que lo acompaña, en mayor o en menor medida, durante toda la vida; por algo es un sentimiento que se considera normal. Al bebé lo educamos en un total egocentrismo: él es el rey de la casa y, por tanto, la llegada de un nuevo ser a la familia, como puede ser un nuevo hermano, trastorna toda su existencia. El sistema familiar, que estaba organizado sólo para él, que obtenía el cien por cien de todas las caricias y afectos de las personas que lo rodeaban, ha cambiado de repente. Ahora pasa a tener un papel secundario, le han despojado de su espacio y tiene que compartirlo todo; pero lo que más le molesta es que le han quitado a mamá, que antes sólo era para él, y encima le dicen que tiene que querer a ese nuevo ser, a quien de momento considera su mayor enemigo “y a los enemigos no se les quiere”. Justamente en este momento es cuando surgen los celos. El niño decide ignorar a ese extraño, él desea volver a ser pequeñito, tan pequeñito como este bebé que ha venido, pues así conseguirá estar en brazos de mamá y que le den de comer como antes. Por ahora, se siente tan marginado que solo tiene ganas de llorar o de hacer cosas raras para llamar la atención. En ocasiones, no puede superar lo que está pasando y llama la atención negativamente, haciendo todo lo que puede para molestar. (Algo muy frecuente.) ©  Ediciones Morata, S. L.


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Infinitas formas de manifestar los celos El primer impulso de nuestro niño es molestar o dañar al bebé. En ese momento, se debe censurar la conducta del niño ante el hermano, que es pequeño y no puede defenderse, pero siempre hay que darle seguridad. El niño suele estar serio, ya no se ríe como antes, se aísla y juega cada vez más con sus juguetes; está entrando en una fase de introversión, ya que no sabe cómo expresar el rechazo que siente hacia el nuevo niño. Si este estado de ánimo y de aislamiento se mantiene, puede entrar en una auténtica depresión, en cuyo caso lo mejor es consultar al pediatra, quien dará las indicaciones precisas.

¿Cómo ayudarlo? Es necesario marcarse un tiempo para que el niño encaje tan difícil situación. Este tiempo siempre guardará relación con el inicio del afecto hacia ese nuevo ser. Lo primero es tratar de que entienda, a través de cuentos o explicaciones que estén siempre al nivel de su comprensión, esta nueva y difícil situación. No debe sentirse rechazado; para ello, todas las novedades de su vida —como por ejemplo el ir a la guardería o quedarse con los abuelos— deberán efectuarse antes de que aparezca el nuevo niño. No se le puede pedir que sienta afecto hacia el nuevo bebé, y mucho menos que lo quiera, ya que para él, en estos momentos, es su enemigo. Si manifiesta algún rechazo hacia el bebé, no se debe afear su conducta, ya que es bueno que canalice su descontento, de esta forma superará antes el rechazo. No se deben establecer nunca comparaciones entre los dos niños. Conviene decirle que el nuevo bebé le quiere mucho a él. Es bueno coger su manita para que acaricie la cara del bebé con palabras cariñosas, pero nunca pedirle que tenga respuestas cariñosas espontáneas. Es importante hablar abiertamente con el niño de su situación conflictiva de la forma más natural posible.

Preparar la llegada Si el niño es inferior a los 2 años no hay por qué darle ninguna explicación acerca de la procedencia del bebé. No tiene el menor sentido; en todo caso se le puede contar alguna fantasía ideal o algo apropiado a la personalidad del niño. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Dónde está el niño? A esto sí hay que contestarle “dentro de la tripita de mamá”, y es conveniente ponerle su mano para que sienta cómo se mueve, e incluso decirle que le hable al niño a través de la tripita o del ombligo. El niño no se enterará de nada porque, aun sabiéndolo todo es imposible que lo entienda, pero sí servirá para que se dé cuenta de que está pasando algo importante que va a influir en su propia vida; en este momento puede iniciarse cierto afecto hacia ese niño. Pero cuando realmente el bebé llega a casa, nunca podrá relacionarlo con aquel cuento en el que le decían que el bebé se encontraba en la tripita de mamá. (Casi no lo entendemos nosotros.) Él solo ve que ese niño nuevo le ha cambiado la vida, ya nada está en su sitio, no lo quiere nadie, especialmente su mamá, que lo ignora: si reclama su atención, siempre le dice que no tiene tiempo y, además, que está muy cansada y se marcha con el niño nuevo

¿Qué hacer cuando llega a casa el nuevo bebé? Hay que dirigirse a él como si quisiera crecer o ya fuese grande, y decirle qué suerte tiene con esta nueva situación, porque así se va a dar un paseo con papá, o bien va a pasar la tarde en casa de los abuelos, como “un niño grande”. Para crear una complicidad con el niño, se debe decir algo peyorativo del nuevo bebé, como “qué pesado es”, “es un llorón”, “siempre se está haciendo caca”, etcétera. Si a esto le ponemos un sentido humorístico e intrascendental, estaremos ayudando mucho al niño, ya que su rivalidad va a fortalecer su carácter, y esto marcará su conducta inmediata y futura, tanto para el trabajo como en su actitud vital. Sucede con frecuencia que, al cabo de meses o años, es el pequeño el que siente celos de su hermano mayor, ya que éste ejerce las funciones de líder, sabe muchas más cosas que él y, además, cuenta con la total confianza de sus padres, por ser el mayor. Estas relaciones entre los niños suelen ser difíciles de solucionar para los padres, ya que los celos son, de hecho, uno de los sentimientos más conflictivos del ser humano. En muchos casos el papel de los padres, para bien o para mal, es muy limitado; los celos y el conflicto surge entre los hermanos, y puede mantenerse en el tiempo pese a la buena intervención de los padres. También se deben resaltar los inconvenientes de ser tan pequeñito: decirle que su hermanito es incapaz de saber hacer nada solo, que casi ni se mueve, ni se sienta, ni sabe coger los juguetes que le gustan. Esto puede evitar que el niño sufra una regresión o una parada en su evolución social; por ejemplo, que deje ©  Ediciones Morata, S. L.


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de pronunciar las pocas palabras que sabía, o que si ya comía con la cuchara, quiera volver al biberón y sobre todo volver a comer de mamá. En todo momento, sentirá con angustia la pérdida de no poder volver a ser bebé.

Padre cuentacuentos El padre puede ser el principal colaborador en la ayuda hacia este niño desplazado. Como la madre está mucho tiempo con el nuevo bebé, es al padre a quien le corresponde crear una verdadera complicidad con él. Un método fácil y espontáneo es contarle historias que formen parte del ritual del sueño; estas historias pueden ser familiares y anecdóticas, bien de los padres del niño, de los hermanos, o bien del pueblo. Estos cuentos serán cortos y repetitivos. Al niño lo que más le gusta es oír la voz de su padre diciéndole que ese nuevo niño no es tan importante como él se cree y que, además, nunca le va a desplazar ni a quitarle el cariño que su mamá y su papá sienten por él. Estas sencillas y espontáneas frases le devolverán la seguridad y la confianza. Posteriormente, se le contarán breves cuentos adecuados a su edad y a su situación, en los que él sea protagonista. Nunca debemos olvidar que su finalidad es relajarlo y darle seguridad; si en el cuento se mencionan acontecimientos que el niño vivió en ese mismo día, y por tanto los tiene memorizados, esa historia le encantará, querrá que se la repitan a diario y le costará distinguir si es verdad o lo está soñando; esto le inducirá al sueño y se quedará dormido sintiéndose mucho más seguro. Al padre le corresponde crear una atmósfera familiar de tranquilidad y un espacio físico, psíquico y afectivo donde el niño nunca se sienta desplazado. Este es el importante y difícil papel del padre; si en los primeros meses tan solo tuvo un rol secundario, adquiere ahora cada vez mayor protagonismo e importancia ante los ojos del niño, hasta el punto de que llega a existir entre ellos un vínculo, además de afectivo, de complicidad.

¿Pero qué le pasa al padre? ¿Él también puede sentir celos? El padre, que está haciendo un gran esfuerzo para solucionar los problemas y volver a establecer una armonía familiar, se siente confuso y cree que también tiene celos de ese ser tan pequeño que ocupa tanto la atención de la madre que a ella ya no le queda tiempo para que estén juntos: el niño ocupa todo su tiempo. Este sentimiento es frecuente, breve y transitorio y, aunque de entrada es un gran problema, poco a poco se irán estableciendo las pautas para que exista tiempo para todos. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Los celos de la madre En muchas ocasiones, también la madre puede entristecerse, sentirse desplazada y hasta sentir celos cuando llega a casa y se encuentra a su hijo bien atendido y feliz con una persona desconocida o con los abuelos. En el caso de que la madre esté muchas horas fuera de su casa, el niño será atendido por otras personas a las que acaba queriendo. Pero tendrá que razonar que cuanto más contento esté su hijo, cuanto más quiera y le quieran, mejor será para ambos. Pero tiene que estar totalmente segura de que ella siempre ocupará un lugar preferente y nunca va a ser sustituida por nadie. Los padres tienen que aceptar —y fomentar— que el niño necesita el contacto físico con su cuidador. Si se aprecia que el bebé se pone contento al ver a esa persona, y ambos se besan, se acarician y se ríen, podremos constatar que nuestro hijo está desarrollando su propio ser y esta afectividad le produce seguridad y confianza. Más adelante, alrededor de los 18 meses, empezará a reconocer las líneas de parentesco y establecerá distintos grados de afecto entre las personas que le rodean, incluidos a los cuidadores. Esta creando su propia identidad, y más tarde se sentirá integrado como miembro de un grupo social.

6.  Cuándo se inicia el ser humano a ser selectivo Se puede decir que desde las primeras horas de vida del ser humano éste ya está en condiciones de seleccionar lo que desea, que corresponde directamente con sus necesidades más imperiosas, que vienen a ser lo que más necesita, como es la alimentación y el sueño. Así que ya se inicia en demostrar el gusto o el disgusto como respuesta a todas sus sensaciones. Observamos: cómo el recién nacido es capaz de aceptar o rechazar de una forma radical lo que se le ofrece, eso lo vemos cuando él solo decide sus preferencias como es chuparse el dedo o bien el chupete, pero dentro de esta selección, también decide cual es su dedo preferido, que puede ser el dedo gordo que introduce en su boca y succiona con verdadera fruición y, con esta decisión tan precisa, ya nunca suele cambiar el dedo. Si se ha decidido por el chupete, enseguida elegirá el que más le gusta y es capaz de mantener esa preferencia a lo largo de varios meses o bien de toda la vida; siempre será ese el que prefiera ante ningún otro chupete, aunque esté viejo y deteriorado; esta decisión personal puede producir una verdadera tragedia familiar cuando lo pierde. El bebé inicia su selección natural en función de sus mayores necesidades, que en este momento siempre corresponde a la supervivencia; es muy selectivo ©  Ediciones Morata, S. L.


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en la alimentación y los estímulos del gusto. Estos estímulos, que él acepta o no acepta son el inicio de lo que va a determinar a lo largo de su vida los gustos y un mundo de sensaciones que irán formando su propia personalidad. De alguna forma el bebé ya está programando su propio destino. Esto nos aclara la eterna duda de cómo dos mellizos, viviendo con los mismos padres en el mismo sitio y con los mismos medios, pueden llegar a ser totalmente distintos. Este mundo de sensaciones, producen en el bebé una respuesta que implica una aceptación o bien un rechazo del mismo, llegando a ser tan intenso como el placer o el dolor. Posteriormente, en este mundo de supervivencias dará los primeros pasos de la vida emocional llegando a manifestar el amor, el miedo o bien la ira. El amor: lo manifestará enseguida bien con una sonrisa o incluso con movimientos de acercamiento físico, como es el movimiento de su cuerpecito, la extensión de sus brazos o el palmoteo cuando ve al ser querido. Puede manifestar el rechazo, incluso con ira como es el esquivar el contacto de la persona que no quiere, o bien con llanto irritativo, manteniéndolo todo el tiempo que dura el estímulo. Estas emociones vienen desencadenadas por el estímulo que le producen sobre el organismo como es la alegría que sigue a la sonrisa o bien la tristeza que sigue al llanto. El bebé, puede sentir el miedo desde los primeros días de su existencia por la carencia y la privación de las condiciones óptimas en que vivía anteriormente dentro del útero de su madre, éste le protegía de todos los estímulos violentos, amortiguando los ruidos fuertes, los movimientos bruscos o bien una larga pausa sin alimentación. Todas estas reacciones que estamos exponiendo son emocionales tanto el miedo, el amor o la ira; se puede decir que es lo más esencial del ser humano y que nacemos con ellos; a partir de este momento se inicia un proceso evolutivo y a la vez madurativo, que va evolucionando en función del dolor, el hambre, el sueño, el miedo, la impaciencia, el genio, la alegría que va formando su rica vida emocional. Hay que observar al bebé para darnos cuenta que él lo dice todo.

7.  Cómo hacer feliz a mi bebé Para hacer feliz al bebé, lo primero es sentir que uno es feliz con él. Si eso existe, en ese mismo momento surge la empatía entre ambos, que es como una corriente que pasa de un ser a otro creando un círculo cerrado de transmisores de sentimientos y comunicación. Los dos se sienten felices: “Yo soy feliz porque me quiere y lo quiero porque es feliz”. El simple hecho de que la madre coja en brazos al bebé, le supone un sentimiento envolvente, es como sentir su propio cuerpo, ya que hasta hace poco ©  Ediciones Morata, S. L.


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tiempo eran uno solo. Es algo así como retener el mismo calor, sentir el mismo olor y oír el palpitar del ritmo de los propios corazones produciéndole un sentimiento de protección y bienestar infinito. A los pocos días del nacimiento el bebé reconocerá su cara, sus voces y hasta preverá sus propias actitudes iniciando un proceso de memorización.

1. ¿Qué debemos hacer para que el niño se sienta feliz? El bebé se siente feliz cuando lo jalean y piropean; intuye que todo esto es bueno para él y le produce una enorme satisfacción, respondiéndonos con lo mejor que sabe hacer, que es patalear y sonreír. El bebé intuye que de quien lo cuida depende su propia existencia y que sin esa persona él no es nadie y que incluso puede sin ella llegar a morir. El bebé con este sentimiento está respondiendo al instinto más arraigado en todo ser viviente, el de la supervivencia. A toda respuesta gratificante el bebé utilizará la expresión corporal, batiéndose en movimientos de flexión y extensión de todo su cuerpo, brazos y piernas. Pero también utilizará la sonrisa, que con ella tiene la mejor forma de comunicarse y en pocos días será capaz de emitir gorgoritos de satisfacción. Para ser feliz el bebé necesita desarrollarse en un medio óptimo como es que la habitación donde él está tenga de 22 °C a 25 °C, necesita estar limpio y si no es así tiene una mala respuesta al sentirse sucio y húmedo. Responde vivamente con un llanto prolongado que solo cede cuando se siente seco. En la cuna que es donde él pasa el 80% del tiempo de sus 24 horas nos interesa que esté cómodo y para esto necesita que le ubiquemos un espacio pequeño pues él viene acostumbrado al útero de su madre, le gusta encontrar las paredes que lo rodean, por eso no deja de reptar y hacer movimientos hasta chocar su cabeza o sus pies con los límites de las paredes, por tanto tenemos que crear un reborde entre el niño y la cuna con un almohadón.

2. ¿Cuál es la postura idónea del bebé para que se sienta feliz? En términos generales es estar recostado sobre el lado derecho de su cuerpo, pero en pocos días apreciaremos de qué forma le gusta estar en su cuna y debemos de respetar su gusto “Ya que el niño lo cuenta todo”.

3. Las salidas a la calle Éstas estimulan los sentidos, en los primeros días le molestará la luz, ya que él ha vivido toda su vida en la oscuridad intensa del útero de su madre. ©  Ediciones Morata, S. L.


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4. El bebé se sentirá feliz con todo lo que corresponda a la estimulación de sus sentidos Vista:  En escasos días madurará su sistema óptico, aceptará la luz y pasará a ver las imágenes “desenfocadas”, pero ya puede desplazar sus ojos en la dirección del objeto. El bebé se sentirá feliz al reconocer la cara de sus seres queridos. Oído:  Al bebé le produce una gran satisfacción cuando le cantan y lo jalean con sonidos, recibiendo este estímulo con grandes alborozos. Gusto:  La alimentación. No cabe duda que esto es lo que más le importa al bebé, pues corresponde a uno de los primeros instintos de supervivencia y no hay que olvidar que lo que más feliz le hace y le gusta es lo que proviene de su madre, que a la vez de que lo encuentra riquísimo fortalece el sentimiento de apego, actuando los agentes transmisores de comunicación con gran intensidad. Olfato:  A ellos les gratifica los olores dulces, pero con toda seguridad el olor que más le gusta es el de su madre. Tacto:  Las caricias, los masajes efectuados por toda su superficie corporal le producen una gran satisfacción. Como curiosidad quiero contar la experiencia en un Centro Neonatal donde hay un bebé aislado en una incubadora, cuando la madre introduce la mano para acariciarlo el monitor detecta esta situación y se aprecia cómo se acelera el ritmo cardiaco y aumenta la frecuencia respiratoria del bebé. Esto es una demostración palpable de cómo el niño se entera de todo.

8.  El bilingüismo ¿Qué es el bilingüismo? Es la capacidad de hablar en dos idiomas.

¿Cuál es la lengua materna? Es aquella con la que cada individuo aprende a hablar. Lo más habitual es que los niños inicien el habla en un ámbito familiar; por esto, a la primera lengua también se la denomina lengua materna. Cuando el padre habla en un idioma y la madre en otro y éstos se utilizan indistintamente y sin discriminación, el niño tendrá dos primeras lenguas. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Qué es la lengua propia? Es aquella en la que el niño se desarrolla, la que le hablan las personas con quienes tiene relación más directa. Por ejemplo, si el niño vive en Madrid, la lengua propia será el castellano, que es la lengua que utilizan con él compañeros y profesores en el centro de Educación Infantil, o bien cuando sale al parque a jugar, y ésta es la lengua habitual.

¿Cuándo puede empezar el niño a oír dos idiomas? Si se puede cuanto antes. Si la sociedad en que vivimos nos impone cada vez con más fuerza la necesidad de desenvolvernos en varias lenguas, y en la mayoría de los territorios europeos son ya bilingües o plurilingües, y dado que esta circunstancia es muy enriquecedora para la sociedad, el nuevo niño tiene pleno derecho a participar de este beneficio. Si el niño está con padres que hablen distintos idiomas, no se debe tener miedo a utilizarlos desde los primeros contactos con el niño. Todos los estudios que se han hecho han dado como resultado final que el niño tarda más en hablar de 2 a 4 meses, pero luego se incorpora con dos idiomas, tendrá dos primeras lenguas, aportándole una enorme capacidad para adquirir otras nuevas. Al asimilar un idioma, que es el principal medio de comunicación humana, no solamente ha adquirido un código de comunicación, sino que a través de él obtiene un soporte privilegiado para su memoria, ya que existe una estrecha relación entre lengua, pensamiento y memoria. Nos daremos cuenta que a la vez que el bebé o niño se inicia en un lenguaje o preferiblemente en dos, da un enorme salto en su personalidad, como una gran expansión de todas sus áreas de desarrollo. Se mueve mejor, manipula mejor, juega y es más sociable.

¿Cómo actuar para que al niño le guste? Las lenguas entran por el oído, y el mejor lugar donde se aprende es en casa, escuchando hablar, escuchando cantar. Todas las lenguas tienen distintas entonaciones y están marcadas por diferentes ritmos; por esto, conviene que el niño oiga música y le canten en varios idiomas con cadencias diferentes, pues así los irá adquiriendo sin darse cuenta. Nunca nos debe de dar miedo enseñar, ya que el cerebro del niño es casi una página en blanco teniendo una enorme capacidad de captación y se irá rellenando el espacio con todo lo que nosotros queramos introducirle.

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9.  El sentido de los juguetes ¿Para qué sirve el juego? Jugar colabora en el desarrollo del niño de una forma global y fomenta, sobre todo, su creatividad. Los hijos únicos suelen ser muy creativos, pues sus largas horas sin compartir juegos les impulsan a crear otros personajes. La iniciativa individual guiada por la personalidad del niño a través de los juegos le abre caminos para resolver de una forma creativa y divertida las circunstancias de su vida, y el salto de cada obstáculo lo anima a imaginar más recursos. Se puede llegar a la conclusión de que el resultado de jugar es el mismo que el de aprender: el juego es la clave para que los niños crezcan felices y puedan desarrollar su inteligencia. Según los expertos sobre este tema, como Kenneth Rubin, de la Universidad de Maryland, el juego está compuesto por cinco elementos: • Ha de ser una actividad placentera. • No tiene por qué buscar siempre una meta: se juega por jugar. • Tiene que ser espontáneo y voluntario, hay que elegirlo libremente. Cuando a los niños se les impone un juego determinado, suelen considerarlo como un trabajo, no como un entretenimiento; por tanto, para ellos “las actividades” nunca representan un juego, sino una obligación. • Los adultos no solo tienen que facilitar el juego, sino que deben participar en él activamente, demostrando su entusiasmo ante algo tan divertido. • El juego tiene que implicar activamente al que juega, hay que querer jugar. • Debe tener un componente de simulación. Esto es fácilmente demostrable al ver a un niño haciendo “comiditas”, que al final de su hazaña nos invita a probar lo que ha preparado y hace gestos de que está riquísimo. Los adultos se tienen que limitar a facilitar el juego. Aunque los juguetes siempre educan, no nos podemos quedar en los juguetes educativos, pues aunque es verdad que cumplen las funciones de aprender y disfrutar, no deja de ser imprescindible la colaboración de las personas. A través del juego el niño inventa cosas nuevas y si es necesario las crea; todos conocemos a niños que crean un personaje para jugar, un amigo, un hijo y hasta desdoblan su propio yo, con el que juegan y al que comunican sus secretos.

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¿Es malo que el niño juegue poco? Hay muchos expertos en este tema que opinan que la falta de juego puede cambiar el carácter del niño, induciéndole a que sea introvertido y malhumorado. El juego se considera el vínculo del desarrollo emocional y de la capacidad de crear destrezas sociales fundamentales.

¿Cuándo empieza a jugar el bebé? En el momento en que es capaz de sujetar su sonajero de forma voluntaria. Observamos cómo lo mira, lo reconoce y trata de memorizarlo, lo coge, lo cambia de mano y luego se lo lleva a la boca; posteriormente, tira las cosas al suelo y el ruido que hacen éstas al chocar es lo que más le gusta, por eso pasa largos ratos dando golpes de una forma monótona y reiterativa, que para él supone crear una verdadera orquesta de sonidos. Sobre los 6 meses descubre sus pies, y ése es un momento maravilloso, porque le transmiten unas enormes sensaciones cuando los toca. Tanto le gustan que se quiere llevar el dedo gordo a la boca, que es la finalidad de todo lo grato que llega a sus manos; allí lo acaricia, lo mira, lo huele y se entera de cómo sabe. Sin darse cuenta, acaba de descubrir un juego autónomo, no necesita de nadie, y a su pie le contará todas las vicisitudes por las que está pasando; será como un depósito de sus sentimientos de miedo, alegría, dolor de dientes, etcétera. Entre los 5 y los 7 meses, el niño entra ya en una etapa selectiva en la que elige de una forma racional lo que más le llama la atención, utiliza un juguete tras otro, y juega con uno solo o con varios a la vez. A medida que se hace mayor, ya no se los llevará a la boca, ni pasará largos ratos mirándolos, sino que los utilizará de una forma más racional; por ejemplo colocándolos uno detrás de otro, como si hiciese un tren.

El valor educativo del juego Como sabemos, no sólo el hombre juega, sino que también los animales de avanzado grado en la escala biológica dedican tiempo a jugar, y gracias a ello adquieren conductas necesarias para su supervivencia y ejercen su instinto. El bebé, que ha pasado mucho tiempo siendo un ser desvalido y totalmente dependiente, necesita también estar mucho tiempo jugando, pues su dosis o parte de juegos es una necesidad tan básica como comer o dormir. Al buscar la causa de la inapetencia de algunos niños se descubre que, en muchos casos, se da la circunstancia de que tampoco juegan. Si nos ponemos ©  Ediciones Morata, S. L.


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a jugar con el bebé, se sentirá estimulado y empezará a aceptar la comida. Es como un toque de alarma: algo importante le está pasando, bien algo físico — quizá incluye alguna enfermedad—, o bien anímico porque está triste y depresivo. A un niño que no juega, algo le sucede: se inicia su aislamiento y no quiere estar con sus colegas, que antes eran los cómplices de sus deseos.

El sentido de los juguetes El bebé juega desde muy pequeño y, cuando tiene deseos de hacerlo, nosotros tenemos que estar con él. Desde este momento, es importante que participemos con el niño en los juegos. Hay que enseñarles el concepto de qué son y para qué sirven los juguetes, hay que indicar el color, cómo suenan y, sobre todo, participar de la satisfacción que le producen. Los juegos y los juguetes tienen que ser otro medio de comunicación, pero nunca para que el bebé se quede aislado con ellos; cuando esto es así, se encuentra desconcertado, ya que si no sabe su finalidad y no descubre para lo que sirven, los irá arrojando uno a uno al suelo. Cuando lo consiga, se sentirá feliz de haberse desprendido de algo que no conocía para qué servía; sólo llegó a saber que podía utilizarlos como armas arrojadizas.

¿Los juguetes pueden aislar al niño? Hay niños que están acostumbrados a tener los juguetes como único estímulo, sin participación de los adultos, y los miran y necesitan de una forma compulsiva; si en este momento llamamos la atención al bebé para que nos mire y jugar con él, observaremos cómo inmediatamente desvía la mirada buscando con desesperación otro nuevo juguete que coge y tira para coger otro. Hay que tener mucho cuidado si notamos esta actitud en el niño, pues quiere decir que se está desconectando. Existen muchas causas que pueden dar origen a este aislamiento del niño pero, por lo general, suele partir de un “niño bueno”, el típico niño que se queda jugando largo rato con sus manos y pies, que no llora, que aparentemente está contento y que da gusto porque, además, deja tiempo para hacer las labores de la casa. Cuando este niño va a la guardería, es “muy bueno” y viene muy bien acostumbrado, es “una monada” que se entretiene con cualquier cosa; se le proporciona un juguete y se pasa largo rato mirándolo y, si uno se acerca, hasta se ríe. Así va pasando el tiempo, y el niño pierde el interés por las personas, ya no obtiene respuesta a sus escasas motivaciones. Como solo le dan juguetes, juega ©  Ediciones Morata, S. L.


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todo el tiempo con ellos y deja de ver lo que sucede a su alrededor. Cuando lo estimulan y ve a las personas, como ya no le interesan gira los ojos en otra dirección; éste es el dato grave e indicativo de que el niño se está desconectando. Hay que hacer todo lo posible para crear un proceso reversible, y que sean sus padres y las personas “los objetos” más deseados. Llegado este momento de alarma, conviene tener mucha paciencia, acariciarlos y hablarles constantemente y con dulzura llamando su atención hacia nosotros, asegurarse de que fijan su mirada en la nuestra, hablarles dulcemente y dormir con ellos. Pero lo mejor es pedir el asesoramiento de un psicólogo y, por supuesto, no ignorar nunca esta situación, pues es el primer momento en que el hijo necesita una actitud vital y valiente de sus padres; posteriormente, para él surgirán situaciones parecidas y tiene que saber que cuenta con unos padres que se enteran de todo lo que le pasa.

10.  Riesgos infantiles El bebé, por sí mismo, ya es un elemento de riesgo. Cuando aún esta quieto, o se mueve poco, podemos fiarnos algo de él, pero de repente a partir de los 7 meses ya es capaz de rotar sobre sí mismo, reptar, gatear y andar. A partir del momento en que el niño ha encontrado el mejor medio de desplazamiento, se dedicará con gran interés a hallar formas de perfeccionarlo para alcanzar una nueva meta. El bebé emprende una lucha desenfrenada desde que nace para ir, mes a mes, despegándose del suelo; a los 6 meses se halla a medio camino, es como si pasase el Ecuador y ya es capaz de mantener medio cuerpo en la vertical, está sentado estable, a partir de aquí mantiene el deseo de elevarse, y no cesa hasta conseguirlo, pero cuando logra la tan deseada posición vertical ya quiere desplazarse y consigue deambular. Todas estas metas tienen para el niño un único objetivo: llegar al punto que desea. Pero todos estos deseos están llenos de riesgo para él. Ya que este libro tiene una orientación preventiva, vamos a enumerar alguno de los infinitos riesgos que tiene el bebé, y proporcionar algunas claves para prevenirlos. Se sabe que el 50% de los accidentes de bebés-niños suceden en su propio domicilio. Según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), los más frecuentes son los golpes, la intoxicación y la asfixia. Para los más pequeños de la casa existe el riesgo de quemaduras, heridas, cortes, o de ingerir alguna sustancia tóxica y aspirar cuerpos extraños. Para evitarlo, hay que tener siempre presente que estos bebés-niños son capaces de desplazarse a una enorme velocidad, a gatas o andando, ya que son como pilas llenas de energía que nunca necesitan recargarse y, además, la persona que los cuida se agota mucho antes. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Es importante alcanzar un equilibrio entre la tendencia a sobreproteger y la tarea de colaborar en el desarrollo de su autonomía; y para esto, sólo contamos con nuestro sentido común.

Los golpes y las caídas Al niño, desde que es bebé, no se le puede dejar solo, y menos sobre una superficie alta, pues aunque creamos que no se mueve, de repente es capaz de girar y caer al suelo. Si en un momento determinado urge depositar al bebé en algún lugar, es preferible, sin ninguna duda, colocarle en el suelo. Cuando se le deja sentado en la trona, el coche o la silla, hay que sujetarlo bien. Debemos asegurarnos, antes de soltarlo, de que está correctamente sujeto, de acuerdo con las medidas de seguridad precisas.

Los cortes. “¡Tengo pupa!” El niño se puede lesionar cortándose con objetos o con juguetes. Hay que cuidar que todos los utensilios sean de plástico y que no utilice ningún juguete roto. Cuando el niño comienza a comer utilizando el tenedor, debe estar siempre vigilado por un adulto, y habrá que retirarle este utensilio de su alcance en cuanto termine de comer. La comida del bebé-niño siempre hay que probarla antes de dársela, y cerciorarnos bien de que la temperatura, la consistencia y el sabor son los adecuados. Nunca debemos dejar al niño durmiendo en una cama sin barrotes. Es importante asegurarse de que en los espacios superiores al lugar en el que duerme el niño no haya objetos que puedan caerle encima.

Electricidad. “¡Qué de agujeritos tan bonitos!” Evitaremos dejar por el suelo los cables de los alargadores. Los enchufes siempre tendrán un sistema protector, ya que para los niños es enormemente atractivo meter los deditos en los agujeros de la pared. ¡Cuidado con los aparatos eléctricos en invierno y con los ventiladores en verano! Éstos no deben estar nunca al alcance del niño.

Los armarios. “¡Qué cosas más bonitas tienen!” Al niño le entusiasma abrir los armarios de la cocina porque suelen estar llenos de botes de diferentes colores con sustancias burbujeantes que ejercen ©  Ediciones Morata, S. L.


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sobre él un enorme atractivo. Tanto estos productos como los medicamentos siempre tienen que estar fuera del alcance del niño, porque el más mínimo contacto con ellos les puede afectar a la piel y a los ojos y producirles una intoxicación; en este caso lo más indicado es llevar al niño lo antes posible hacia un centro sanitario de urgencia, que tenga todos los medios de diagnóstico y tratamiento.

Las bolsas. “¡Se meten como las camisetas que me pone mamá por la cabeza!” Cuando el niño juega en la cocina, en su infinito interés por explorar el suelo, puede encontrarse con una bolsa de plástico que se llevará inmediatamente a la cabeza, imitando el gesto que hace su mamá cuando lo viste y le pone el jersey. Por lo tanto, las bolsas de plástico tienen que estar fuera de la curiosidad el bebé.

La basura. “¡Yo me metería en esta caja de cabeza!” Para los niños, el cubo de la basura es el lugar más atractivo de toda la casa, es una caja llena de objetos diferentes, con distintos colores y olores, y él estará siempre deseando abrir esa caja mágica para chupar y tocar esos objetos desconocidos. Cuando escondan su caja mágica, el bebé no entenderá por qué se le ha privado de algo tan divertido; a partir de este momento, tratará, por todos sus medios de encontrarla.

Objetos pequeños, peligrosos. “¿A qué sabrá esto?” El bebé, el bebé-niño, el niño, la niña, se lo lleva todo a la boca; por tanto, son peligrosos todos los objetos que pueden ingerir o aspirar, y también los que tienen mayor tamaño porque es fácil que se atraganten con ellos. Nunca debe dejarse a su alcance frutas pequeñas, semillas, botones, juguetes con pilas o muñecos muy pequeños. Si el niño está comiendo y tiene la boca llena, no debemos meterle nunca otra cucharada, tenemos que cerciorarnos de que tiene la boca vacía.

Los gases. “¡Papá, el humo de tu cigarrillo me hace toser!” ¡Cuidado con la aspiración de gases!: bombonas, gas ciudad, humos (también el humo del cigarro). ©  Ediciones Morata, S. L.


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Las quemaduras. “¡Mamá, si vas a la cocina, yo me quedo fuera!” Cuando se está fumando, nunca se debe tener al niño en brazos porque se le puede quemar; tampoco estar cerca de él, ya que el humo le perjudica. Si se está tomando algún líquido caliente, no se debe tener al niño en brazos. Los mandos de una cocina suponen uno de los mayores atractivos para el bebé, que está deseando manipularlos. Lo mejor es que el niño no entre en la cocina cuando se está cocinando. Nunca entre pucheros.

El agua. El baño La temperatura del baño nunca será superior a 37 ºC; en un principio, se medirá con un termómetro, y cuando se tenga experiencia, bastará simplemente con meter el brazo. Hay que tener sumo cuidado con las bañeras y las piscinas y tratar de que el niño nunca tenga acceso a ellas; por ello se recomienda que el niño aprenda a flotar. A partir de los 6 meses existen cursillos para enseñar a los niños a flotar. Se recomienda, si es posible, acudir a estos cursillos, que no deberían faltar en la educación de un niño.

El aire. “¡Yo quiero encontrar la tripa de mamá!” Los bebés, sobre todo el 1er mes, siempre buscan, con su cabeza o con sus pies, contactar con la superficie de la cuna, de forma que a veces se escurren y se meten dentro de la ropa, con muy poco aire. Esto es debido a que ellos están acostumbrados al espacio uterino, el que tenían en el vientre de mamá, que era ideal porque estaba adaptado a su tamaño, y toda su superficie corporal se hallaba en contacto con otra superficie; ahora todo les resulta grande, no encuentran el contacto, y no cesan de moverse para hallar un tope limitante. Por esto se recomienda poner almohadas que rodeen al bebé; él se sentirá más confortable y nosotros más tranquilos. Al bebé siempre hay que verle la cara.

Otros elementos de riesgo Tanto los balcones como las escaleras y las ventanas estarán siempre protegidos, bien con mallas metálicas o con barrotes en vertical, nunca en horizontal, porque entre ellos puede deslizarse el niño e intentar trepar. ¡Cerrar puertas y ventanas, tanto de la casa como del coche! ©  Ediciones Morata, S. L.


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11.  La piscina Es recomendable que el bebé juegue y aprenda a manejarse en el agua. Como en todo aprendizaje, el bebé, jugando en el agua, incorpora muchos conocimientos, al tiempo que goza en un medio que conoce muy bien, porque le ha cobijado durante gran parte de su vida. Por eso le resulta tan fácil esta experiencia, que supone un estímulo muy placentero. Los padres se lo tienen que plantear de la misma forma que el niño: el objetivo es pasárselo bien, y no aprender a nadar. Y al mismo tiempo, el niño obtendrá otras muchas cosas: se adapta al agua, fortalece su musculatura, desarrolla su autonomía, estimula su intelecto —porque se ve obligado a improvisar recursos— y, sobre todo, fortalece el vínculo con el padre o la madre, pues ambos participan de la misma experiencia.

¿Cómo preparar al bebé? “¡Me tienen todo el día a remojo!” Es recomendable que antes de iniciar el cursillo de natación adaptemos lentamente al bebé para que la experiencia resulte desde el principio lo más grata posible. Recomendaciones: • Bajar poco a poco la temperatura del agua del baño casero hasta alcanzar los 33º o 34 ºC. • Tratar de que el niño disfrute en el baño de su casa chapoteando con los pies y con las manos, o bien haciendo pompas de jabón, algo que le fascina. • Compartir esta experiencia con el niño y jugar juntos en la bañera.

¿Cuándo se puede empezar? A partir de los 6 meses. Si se pretende iniciar antes el aprendizaje, es preciso que sea aceptado por el pediatra. Los centros donde se imparten estos cursos suelen estar catalogados y tener monitores experimentados que den las pautas y los tiempos de duración de cada clase, que suele ser de unos 20 minutos. Se les enseña a flotar y a perder el miedo al agua en las primeras clases, transformando la experiencia en algo gozoso.

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Recomendaciones • • • • •

No comer antes de la sesión de natación. Lavar y secar bien al niño después de cada sesión, sobre todo el pelo. Interrumpir las clases si el niño tiene fiebre o hace poco que estuvo enfermo. Interrumpir las clases si presenta una tos difícil de calmar. Si al salir tiene los labios morados, el niño ha estado demasiado tiempo en el agua y eso hay que evitarlo.

Ventajas de este aprendizaje • • • •

Potencia la musculatura y los reflejos. Aumenta el conocimiento y dominio del cuerpo. Aumenta la capacidad respiratoria. Reafirma el vínculo familiar.

12.  Escalas del desarrollo ¿Qué son las escalas del desarrollo? Aquellas que valoran la edad de desarrollo del bebé de la forma más exacta y precisa posible.

¿Cómo se valora la edad de desarrollo? A través de un test psicológico apropiado a la edad correspondiente del niño, para poder valorar así su edad de desarrollo.

¿Para qué sirven? Para detectar lo antes posible un retraso madurativo de alguna de las áreas de desarrollo, además de para corroborar la normalidad del desarrollo del niño.

¿Cuáles son? Existen varias escalas del desarrollo para edad temprana. Una es la de McCarthy, de Aptitudes y Psicomotricidad para niños, otra clásica es la escala ©  Ediciones Morata, S. L.


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para medir el desarrollo psicomotor de la primera infancia de Brunet-Lezine. Esta última es la más utilizada en nuestro medio.

¿De qué consta? Tiene una parte experimental, por medio de la cual el psicólogo aplica las pruebas al niño. La otra parte se basa en la observación del niño en la vida cotidiana, cuyos datos son proporcionados por los padres o cuidadores. Son las respuestas a las preguntas que formulamos al niño mes a mes a partir, únicamente, de la observación.

¿Cómo se hace el test? Para realizar el test que corresponde a la parte experimental hay que basarse en cuatro categorías, que son las áreas del desarrollo. P - Control postural – motricidad. Área motora: ¿qué hace su cuerpo? C - Coordinación visomotora: conducta de adaptación a objetos. Manipulación: ¿qué hacen sus manos? L - Lenguaje: ¿qué dice el bebé? S – Sociabilidad o relaciones sociales o personales. Social: ¿cómo se relaciona el bebé?

¿Dónde se hace? El pequeño examen al niño se hará en una habitación tranquila y solitaria, sin ruidos, para que nada pueda distraer su atención. Deberá estar acompañado por su padre o su madre, o mejor por los dos a la vez.

¿En qué consiste? ¿Cuáles son las pruebas? Primera parte: al niño se le exige que realice las siguientes pruebas: • • • •

Sacar una figura redonda de su espacio y volver a ponerla. Hacer una torre de dos a tres cubos. Sacar anillas de un palo y volver a introducirlas. Hacer un trazo con un lápiz.

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• • • •

Pasar las páginas de un libro. Meter objetos pequeños en un recipiente de boca ancha. Meter objetos pequeños en un recipiente de boca pequeña. Observar si reconoce objetos que tienen una función determinada.

Segunda parte: • Preguntas a la madre sobre distintas actitudes del niño. • Se pregunta si repite actos que han causado risa.

Valoración Al final del test, se puntúa cada respuesta. Se tienen en cuenta dos cifras: una corresponde a la edad real, —en este caso, los 12 meses—, y la otra, a las respuestas que proporciona el niño, que son las que corresponden a su edad de desarrollo. Estas dos cifras, a través de un cálculo matemático, nos aportan el cociente de desarrollo. Este cociente se comprara con la edad real del niño. Por ejemplo, si el niño tiene 12 meses pero su cociente de desarrollo es de 14, nos indica que lleva un desarrollo madurativo superior al que corresponde a su edad.

13.  Las vacunas y las vitaminas La palabra vacuna viene de vacuno, enfermedad infecciosa peculiar de las vacas, caracterizada por una erupción pustulosa transmisible al hombre y que inoculada produce en éste la inmunidad contra la viruela.

Historia La vacunación es una de las medidas más eficaces utilizadas frente a las infecciones, tanto de bacilos como de virus, para evitar su diseminación. Durante siglos, se venía observando que el hombre padecía sólo una vez determinadas infecciones, conocimiento que se aprovechaba para que las personas que ya habían padecido la enfermedad atendiesen a los enfermos que sufrían la misma dolencia. Fue el 14 de Mayo de 1796 cuando Jenner médico inglés, inoculó el contenido de una pústula de vacuno en la piel de un niño; a las 48 horas desaparecieron todas las manifestaciones patológicas. Desde ese momento a las sustancias que inmunizan (“defienden contra”) se les llama vacunas. ©  Ediciones Morata, S. L.


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La inoculación o inmunización activa consiste en introducir gérmenes o virus inactivados o muertos en el organismo, lo que produce una reacción de rechazo ante el antígeno microbiano. El mecanismo de defensa que el cuerpo adquiere en este proceso se denomina inmunidad. Este esfuerzo del organismo puede provocar ocasionalmente ciertas alteraciones o reacciones, como la fiebre. Con el fin de controlar estas alteraciones, el sistema de vacunación, de implantación general, está sometido al control sanitario de la Organización Mundial de la Salud, organismo que supervisa las campañas, establece los calendarios y marca las dosis y pautas de vacunación. La vacunación es, por tanto, una actuación legalmente obligatoria. Algunas de las vacunas que veremos a continuación, son mixtas, es decir, dos vacunas que se aplican juntas, en el mismo acto clínico. Actualmente son obligatorias, en el calendario vacunal vigente, las siguientes vacunas: • • • • • •

DT = difteria-tétanos. DPT = difteria-antipoliomelitis-tos ferina. Polio-DPT. Difteria-ATI-Polio-Tétanos. H. Influenzae, germen típico de epidemias catarrales, gripales. Meningococo C, germen con tropismo, que se localiza en las meninges. Hepatitis B, virus que altera las células hepáticas.

Estas pautas responden a la propuesta actual de la Asociación Española de Pediatría.

¿Por qué se evita el contagio con la vacunación? Al administrar una vacuna se inoculan gérmenes muertos o debilitados; pues bien, el organismo ante semejante agresión reacciona contra estos cuerpos extraños que son ajenos a nuestra constitución biológica, y crea otros cuerpos que llamamos anticuerpos, que serán los encargados de destruir los gérmenes, como si fuesen “los soldaditos buenos“, y evitarán así el contagio de la enfermedad.

¿Es bueno vacunar a mi bebé? No es solamente una necesidad, sino también un deber. Los bebés necesitan ser vacunados porque de ese modo los protegemos de las enfermedades infantiles, que son muy peligrosas. Pero la vacunación es también un deber de civismo, pues si no vacunamos a un miembro del grupo, ponemos en peligro de grave contagio al resto. ©  Ediciones Morata, S. L.


Pn7v

MC

Fuente: Asociación Española de Pediatría

Hepatitis A (HA)

Gripe

Rotavirus (ROTAV)

Papilomavirus (VPH)

Neumococo (Pn7v)

ROTAV

Pn7v

ROTAV

Pn7v

Gripe

ROTAV Gripe HA

HA

Pn7v

MC

Hlb

VPI

DTPa

15-18 MESES

Gripe

Pn7v

Var

MC

MC

Meningitis C (MC)

Hlb

Varicela (Var)

Hlb

Hlb

H. Influenzae B (Hlb)

VPI

12-15 MESES

TV

VPI

VPI

Polio (VPI)

DTPa

HB

6 MESES

Sarampión, Rubeola, Paperas (TV)

DTPa

DTPa

4 MESES

Difteria, Tétanos, Tosferina (DTPa)

2 MESES HB

HB

0 MESES HB

Hepatitis B (HB)

VACUNAS

HA

Gripe

Pn7v

Var

3-4 AÑOS

Es necesario estar pendiente de la actualización de nuevos programas vacunales.

HA

Gripe

DTPa

6 AÑOS

CALENDARIO VACUNAL ACTUALIZADO HASTA 16 AÑOS

¿Qué vacunas necesita mi bebé?

HA

Gripe

VPH

HB

11-12 AÑOS

HA

Gripe

VPH

DTPa

13-16 AÑOS

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Mi bebé es prematuro, ¿debe seguir las mismas pautas? Este recién nacido seguirá el mismo organigrama de vacunación que los niños que nacen a término; es decir, tras 40 semanas de gestación. Sólo para ser vacunados de BCG deberán tener un peso superior a 3.500 gramos.

¿Puede dar reacción? Es muy frecuente que el bebé presente, durante las primeras 48 horas tras ser vacunado, algún tipo de reacción. Los síntomas pueden ser desde febrícula, dolor en la zona donde se inyectó la vacuna, o una pequeña erupción, hasta alteración de la conducta (más sueño, menos hambre, más caprichoso). Para mejorar esta situación está indicado administrar un antipirético que no sólo regule la temperatura, sino que estabilice también el organismo. En caso de que el niño presente una fuerte reacción, hay que ponerse inmediatamente en contacto con el consultorio médico donde se realizó la vacunación. Cada centro de salud dispensa de forma gratuita las vacunas a los niños adscritos a él. Allí se efectúan los registros de estos actos clínicos y el seguimiento del calendario vacunal, lo que proporciona un necesario control sanitario y estadístico.

¿Qué son las vitaminas? Vitamina es una palabra compuesta de vita, que significa “vida”, y amina, sustancia química que existe en determinados nutrientes. Las vitaminas son sustancias orgánicas necesarias para la vida, que deben tomarse en pequeñas dosis pero que el hombre a veces no puede sintetizar por sí mismo en cantidad suficiente. La carencia o ausencia de unas vitaminas puede dar manifestaciones específicas de déficit. Las dosis que exceden de las necesidades fisiológicas no se almacenan y suelen eliminarse a través del riñón. Por su parte, el exceso vitamínico puede producir alteraciones por hipervitaminosis. En líneas generales, se puede decir que cada vitamina asume una función distinta en el organismo.

Vitamina A ¿Dónde se encuentra? Con especial abundancia, en el hígado de pescados (aceite, hígado de bacalao) y en la fruta fresca, sobre todo en la piel. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Efectos bioquímicos. Actúa sobre las células epiteliales de la piel y las mucosas e influye en el crecimiento, ya que induce al desarrollo celular y muy activamente en el proceso visual.

Vitamina D-D1-D2-D3 ¿Dónde se encuentra? En los huevos, la leche y el hígado. Por degradación de proteínas, se deposita en la piel y se transforma a través de la incidencia de los rayos solares (ultravioleta). Efectos bioquímicos. Mejora la absorción del calcio y los fosfatos, y colabora en la fijación del calcio en los huesos. La acción de la vitamina D constituye una premisa insustituible para el crecimiento óseo normal.

Vitamina E ¿Dónde se encuentra? En los tejidos animales y vegetales, y es especialmente abundante en los cereales. Efectos bioquímicos. Tiene efectos antioxidantes y potencia los efectos de la vitamina A. La carencia de vitamina E da lugar a la carencia de vitamina A. No se disuelve en el agua, y en el intestino está ligada a la digestión de las grasas. Mejora la calidad muscular, interviene en la formación de hormonas sexuales y estimula el apetito.

Vitamina K ¿Dónde se encuentra? Preferentemente, en la harina de pescado. La vitamina K1 se encuentra en los cereales, y la K2, es producida por las bacterias intestinales. Efectos bioquímicos. Favorece la formación de la protombina y el factor 7 de la coagulación sanguínea, e interviene indirectamente en la respiración y en la fotosíntesis. ©  Ediciones Morata, S. L.


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¿Cómo actúa? Estabiliza la coagulación de la sangre; por tanto, es necesaria en todo proceso hemorrágico (al recién nacido se le administra una inyección de vitamina K al nacer para que no surjan trastornos de la coagulación).

Vitamina B1, B2, B12 ¿Dónde se encuentra? En las levaduras de fermentos, en las células vegetales, en la leche de vaca, en la leche de mujer, en peces de agua dulce y en los cereales. ¿Cómo actúa? Directamente sobre el sistema nervioso central, sobre el corazón y sobre el sistema circulatorio. Está especialmente indicada en el lactante y en la primera infancia, influye en el desarrollo de las neuronas cerebrales, y a su vez colabora en todo el desarrollo; evita enfermedades de los ojos, la piel y las mucosas.

Vitamina B12 Favorece la formación intrínseca del glóbulo rojo y, por tanto, es especialmente necesaria su aportación en casos de anemia.

Vitamina C (Ácido ascórbico) ¿Dónde se encuentra? Preferentemente, en los cítricos y otras frutas como el kiwi. ¿Cómo actúa? Interviene en la formación de hormonas, en la formación del hueso, en la curación de las heridas, en la formación del esmalte de la dentina, en los callos de osificación, y en la formación de colágeno Es fundamental su aportación en lactantes y niños en la primera infancia.

¿Cómo administrar las vitaminas al bebé? Es el pediatra quien indicará la conveniencia de administrar al bebé un suplemento de vitaminas y quien indicará a los padres o personas responsables del bebé qué fármaco y con qué pautas. En todo caso, hay que conservarlas alejadas de la luz. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Métodos de administración Se administrará siempre durante el día, por si se diese en el niño algún tipo de reacción que sería más fácil apreciarla con luz. Sin perjuicio de seguir las recomendaciones del pediatra, la hora más favorable para aportar las vitaminas es el momento anterior a la segunda toma, del día, cuando la madre ya está despierta y preparada. El sistema más natural y didáctico, porque a su vez sirve de aprendizaje, consiste en poner las vitaminas en una cuchara, preferiblemente de plástico, para evitar que el niño rechace el frío del metal. La vitamina, a la dosis indicada, se diluye en un poco de leche, y se apoya la cuchara en el labio inferior del bebé para intentar que él solo absorba el contenido. En caso de que el niño rechace abiertamente este sistema, puede recurrirse a los chupetes medicinales que tienen un recipiente para depositar el medicamento. Se ofrece al niño el chupete relleno con el fármaco, él lo succionará y se tomará toda la dosis sin problema. Otro método es la jeringa, que aplicada en los laterales y debajo de la lengua, suministrará la vitamina y, aunque el niño no quiera, se verá obligado a tomarla. Es el método menos aconsejable, pues induce al rechazo permanente del niño.

14.  ¿Qué es la Atención Temprana? Se denomina así al conjunto de actividades planificadas con carácter global para dar respuesta a las necesidades transitorias o permanentes originadas por alteraciones o enlentecimiento del desarrollo del niño. Tiene que existir una estrecha colaboración entre los profesionales y los padres en esta empresa común, para proporcionar al niño un verdadero desarrollo armónico. La Atención Temprana solo puede alcanzar su mayor efectividad cuando se tiene en cuenta la maduración del niño, en qué edad del crecimiento se encuentra, y su evolución, algo que siempre habrá que comparar con él mismo y valorar así sus progresos. No hay que perder de vista que si un niño acusa un retraso en su desarrollo evolutivo, en todas o en alguna de sus áreas, es urgente atenderlo, porque una parada en su constante evolución implicaría un retroceso, puesto que los otros niños siguen avanzando y él no.

Breve historia de la Atención Temprana La Atención Temprana es una rama de la medicina implantada en fechas relativamente recientes. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Fue en 1967 cuando Corner —psicólogo inglés— hizo un estudio y observó que cuando los bebés están en brazos y no en la cuna permanecen con los ojos abiertos el 90%del tiempo, mientras que los que están en la cuna y no se cogen en brazos sólo abren los ojos un 25 % del tiempo. Esto le llevó a concluir que la capacidad de vigilancia del niño está en relación con el tipo de estímulo que se le proporciona. En 1956, Casler demostró que los niños que permanecían en internados o instituciones cerradas, cuando se les alimentaba manteniéndolos en brazos, se los movía y se les hablaba, presentaban un buen ascenso en la curva del desarrollo y, además, tenían un grado mayor de expresividad que el grupo al que no se les dispensaba ninguna de estas atenciones. Piaget, en 1969, insistió en que las experiencias que adquiere el bebé y el desarrollo de su inteligencia tienen sus raíces en el esquema creado en los primeros meses de la vida; de tal forma que si no se establece intercambio entre el niño y su ambiente, durante el período sensorio-motriz que corresponde a los 18 primeros meses de vida, en estos niños se producirá un deterioro de su inteligencia y será muy difícil su adaptación al medio. Fue en 1976, en el Hospital Casa de Salud Santa Cristina de Madrid, donde se efectuó un estudio con dos gemelos, nacidos el mismo día, como es obvio, con leve bajo peso (escasa diferencia de peso entre los dos), y ambos del mismo sexo, a los cuales se les proporcionaba igual cantidad de alimento. A uno de ellos, un grupo de psicólogos lo estimulaba con música, olores, y para alimentarlo lo sacaban de la incubadora y lo mecían, mientras que al otro no le proporcionaban ninguno de estos estímulos. La sorpresa fue que el recién nacido de bajo peso que fue estimulado tenía un desarrollo ponderal y de talla mucho más satisfactorio que su hermano no estimulado. Hay que tener claro que un niño que no lleva retraso en el desarrollo no precisa ser estimulado, sino simplemente deben darse algunas pautas de atención a los padres para insistir en alguna área concreta en la que el niño presente un posible retraso respecto al ritmo de las otras. De cualquier forma, es normal que unas y otras se vayan compensando, pues en algunos aspectos el bebé puede ir más adelantado que en otros, y eso no significa que exista ningún retraso de relevancia. No somos para nada partidarios de crear niños superdotados, porque eso puede perjudicarles de alguna forma. No obstante, sí es preciso tener una atención muy especial hacia aquellos bebés que hemos englobado bajo el epígrafe de niños con factores de riesgo biológico, como pueden ser los recién nacidos de muy bajo peso. Existen centros especializados donde se ayuda a que la vida del bebé y de los padres sea más relajada y feliz. Son centros donde van los niños desde los 2 o 3 meses de edad con sus padres a jugar, a realizar ejercicios motores, y determinado tipo de gimnasia, tratando de aprovechar las actividades propias del bebé, ©  Ediciones Morata, S. L.


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Temas selectivos

sin forzar ni exigir un rendimiento determinado. Son iniciativas que ayudan a los niños que están solos en casa a ser más tranquilos, alegres y sociables.

¿Por qué es saludable la gimnasia para los bebés? Hacer ejercicio produce un estado de bienestar y aporta beneficios sobre el organismo. Los bebés, cuando se les mueve, o se mueven, se sienten más satisfechos y, por tanto, más tranquilos y alegres. Esta actividad consiste en reunir a varios bebés de la misma edad con su padre y su madre, e iniciar todos juntos juegos recreativos y pedagógicos oportunamente dirigidos. Este procedimiento tiene la ventaja de que rompe esa convicción que suelen tener los padres de que su hijo es un ser desvalido. De esta forma, tienen la oportunidad de observar rápidamente las enormes posibilidades que tiene el niño de ampliar sus conocimientos. La sociabilidad es algo inherente al ser humano; podemos observar cómo en los centros infantiles los alumnos comienzan rápidamente a interesarse por sus compañeros o coleguis, se ríen, se tocan y, como prueba de gran afectividad, se intercambian los chupetes.

¿Cómo actúa la Atención Temprana? Existen numerosas teorías sobre su interacción en el cerebro, pero ya está reconocido el valor tanto preventivo como curativo de este tratamiento, que produce efectos de recuperación funcional, como se ha demostrado en los estudios del profesor Jaime Villablanca (Mental Retardation Researchcenter, Departments of Psychiatry and Anatomy, School of Medicine, University of California. Los Ángeles, EE.UU). Se trata de trabajos sobre células cerebrales que migran, se desplazan ejerciendo funciones sustitutivas de otras células que han sido lesionadas. Un tratamiento eficaz, sobre todo en los primeros años de la vida y en el recién nacido, son las técnicas del Profesor Vojta, que describe “dos complejos de coordinación motora: la reptación refleja y la rotación refleja, que contienen los juegos musculares de la locomoción humana y cuya activación parte de determinados estímulos ejerciendo un efecto corrector de la motricidad alterada”. Numerosos profesionales españoles han aprendido esta técnica, en los cursos que impartió el Prof. Vojta en el Hospital Niño Jesús y Hospital Santa Cristina durante dos décadas. En la actualidad se sigue utilizando por ser un método que en el bebé produce resultados muy favorables. ©  Ediciones Morata, S. L.



Epílogo

Pensamos que, de alguna forma, hemos dado respuesta a la mayoría de preguntas que se pueden formular padres y madres cuando se encuentran ante su bebé sabiendo que son ellos los únicos responsables de su bienestar. Durante los primeros 12 meses hemos asistido al despertar de sus sentidos, a sus cambios vitales y emocionales; hemos observado la transformación de su cuerpo, cómo es capaz de pasar de una actitud pasiva, como puede corresponder a los primos días de vida, a incorporarse y llegar a alcanzar la vertical y mantenerse de pie alrededor de los 12 meses; el niño ya se puede desplazar en la dirección deseada y desde esa dimensión sentir que el mundo es suyo.

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Glosario

Acetona. Aumento de las cifras de cuerpos cetónicos en sangre. Es un trastorno leve que aparece con cierta frecuencia en algunos niños y suele guardar relación con la fiebre. Adenoides. Tejido parecido al de las amígdalas localizado detrás del paladar. Su inflamación se denomina adenoiditis. Adenopatía. Hipertrofia de los ganglios linfáticos. Adiposo. Grasiento, cargado o lleno de grasa o gordura; de la naturaleza de la grasa. Albúmina. Compuesto orgánico perteneciente al grupo de las proteínas simples de elevado peso molecular y reacción ácida. Alvéolo. Extremo de la ramificación de los bronquiolos en forma de saco. Amenorrea. Ausencia total o parcial de la menstruación por causas fisiológicas o patológicas. Se llama secundaria si desaparece una vez iniciada. Anestesia. Reducción parcial o total de la sensibilidad general, que puede ser fisiológica, a consecuencia de una afección, o bien artificial, inducida con fármacos con objeto de insensibilizar al paciente. || Sustancia que sirve para anestesiar. Anti-inflamatorio. Contiene elementos que defienden de la inflamación. Antimicrobiano. Es el factor que presenta propiedades con los microbios. Antipirético. Dícese del producto o sustancia eficaz para bajar la temperatura. Apego. Sentimiento emocional especial y perdurable con otra persona que proporciona consuelo, agrado, sosiego y placer. Área visomotora. Grado de integración entre las áreas visual y la motórica. Astringente. Dícese de la sustancia que produce sequedad y constricción en general, aunque el término se aplica, sobre todo, a los productos antidiarreicos. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Auricular. Perteneciente o relativo al oído. Automatismos. Ejecución de movimientos o actos sin intervención directa de la voluntad. Biamniótica. Cuando en el útero la placenta tiene dos bolsas. Bicorial. Dos placentas. Bolsa amniótica. Es lo que encierra el líquido amniótico. Bronquiolitis. Inflamación de los bronquios y los alvéolos. Bronquiolos. Cada una de las últimas y más finas divisiones de los bronquios. Cadena ganglionar. Ganglios de forma continua. Callos de osificación. Puntos primarios de la formación del hueso. Cariotipo. Dotación cromosómica completa de un individuo o de una especie, tal y como se observa durante la mitosis o división de la célula. También recibe este nombre la presentación gráfica de los cromosomas, ordenados en pares de homólogos. Catarsis. Purgación o evacuación. Caudocefálico. Perteneciente o relativo a la zona del cuerpo que va de la terminación de la columna vertebral hacia la cabeza. Celiaco. Perteneciente al vientre. || Dícese del enfermo que presenta una intolerancia al gluten, una proteína existente en las harinas de trigo, centeno, cebada y avena. Célula madre. Unidad fundamental de materia orgánica, morfológica, fisiológica y reproductora, de todos los seres vivos. Elemento fundamental de los tejidos organizados o elemento más simple, libre, dotado de vida propia y que tiene capacidad de dividirse infinitamente y diferenciarse produciendo células especializadas. Cerclaje. Consiste en dar un punto en el cuello del útero para mantenerlo cerrado hasta que se inicie la dinámica del parto. Cesárea. Extracción del feto, placenta y membranas a través de una incisión en la pared abdominal y otra en la pared uterina. Cigoto. Célula resultante de la unión del gameto macho con gameto hembra. Conativo. Perteneciente o relativo a la voluntad de ejecutar un impulso intencional. Corium. Placenta. Cromatina. Material formado por ácidos nucleicos y proteínas que se observa en el núcleo de la célula. Cromosoma. Cada uno de los pequeños cuerpos en forma de bastoncillos en que se divide la cromatina del núcleo celular en la mitosis, que contiene el código genético de la herencia. Cuidador primario. Persona que ejerce todas las funciones de atención al recién nacido, de modo semejante a como lo hacen la madre o padre. ©  Ediciones Morata, S. L.


Glosario

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Deambulación liberada. Caminar libremente sin ningún tipo de apoyo. Deglutir. Tragar los alimentos y, en general, hacer pasar de la boca al estómago cualquier sustancia sólida o líquida. Dilatación uterina. Aumento del tamaño del útero que se produce de la siguiente forma: una vez instauradas las contracciones uterinas regulares, el feto ha de progresar por el canal del parto, adaptar las características de su cabeza al diámetro de la pelvis y conseguir la dilatación del cuello uterino y vagina. Distres respiratorio (SDR). Es la falta de oxígeno en los alveolos pulmonares con carencia de la sustancia surfactante. ECM. Enteritis necrotizante. Ecografía. Es una técnica de diagnóstico por ultrasonido. Consiste en aprovechar las sondas sonoras de alta frecuencia para observar órganos y estructuras dentro del cuerpo. (Ejemplo: ecografía de mi bebé.) Edad gestacional. Desarrollo del feto mes a mes. Edema. Acumulación excesiva de líquido seroalbuminoso en el tejido celular. Engordaderas. Puntos blancos y anacarados de grasa que surgen con el aumento rápido del peso del niño. Enteritis necrotizante. Es la necrosis de células del intestino, por falta de aportación de sangre. Enzimas. Grupo de proteínas que dirigen el metabolismo. Epidural (peridural). Anestésico que se inyecta entre las apófisis (parte saliente del hueso) espinosas vertebrales. Epistaxis espontánea. Pequeña hemorragia de curso rápido. Epitelial. Relativo al tejido formado por una o varias capas de células, que puede recubrir la superficie exterior del cuerpo o revestir las cavidades internas. Eritema. Aumento de la vascularización de la piel en una zona determinada. Escalas del desarrollo. Valoración de la edad de desarrollo del bebé lo más exactamente posible. Esclerótica. Membrana exterior del ojo, blanca, dura, fibrosa, con una abertura grande anterior, en la que se encaja la córnea, y otra posterior, que da paso al nervio óptico. Escroto. Envoltura cutánea común a ambos testículos. || Bolsa testicular, formada por la piel, túnica celular y muscular. Estabilidad orgánica. Evolución y permanencia de la maduración de los órganos. Estertor. Sonido anormal percibido en la auscultación torácica, producido por el paso del aire a través de líquidos bronquiales o por la resonancia del tórax en distintas condiciones patológicas de los bronquios. Expulsión. Fase del parto en la que el feto atraviesa el cuello uterino, ya completamente dilatado. Durante el proceso, el feto debe completar el descenso, rotación y moldeado de la cabeza al canal del parto. Las fuerzas que participan son las contracciones uterinas y la contracción voluntaria de los músculos abdominales que intentan expulsar el contenido uterino. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Fenotipo. Conjunto de las características que manifiesta un organismo y que son el resultado de la interacción entre el genotipo y el medio ambiente. El fenotipo cambia en el curso de la vida del individuo, a diferencia del genotipo que es constante. Fidedigno. Digno de fe y crédito. Fonema. La más pequeña unidad fonológica de una lengua dotada de valor distintivo. Fontanela. Espacio sin osificar en el cráneo del niño. Fontanela anterior. Fontanela situada en la unión de las suturas frontal, coronal y sagital. Fontanela posterior. Fontanela formada por los huesos parietales y frontales. Fórceps. Instrumento en forma de pinzas, destinado a extraer la cabeza del feto durante el parto. Gameto. Células sexuales, masculina y femenina, que se unen para formar un embrión. Ganglio. Engrosamiento de forma, tamaño y estructura variables, en el trayecto de un vaso linfático o un nervio. Gen. Unidad de material hereditario. Genotipo. Conjunto de todos los genes contenidos en los cromosomas de un organismo. Ginecomastia. Crecimiento patológico del vestigio mamario del varón, casi siempre bilateral, causado por un desequilibrio del cociente estrógenos/andrógenos. Gluten. Proteína que se encuentra en determinados cereales. Hexavalente. Administración de seis vacunas en una sola dosis. Hiperglucemia. Aumento de los niveles de glucosa en sangre. Hipertonía. Tensión o tonicidad aumentada, especialmente de los músculos. Hipotonía. Tensión o tonicidad disminuida, especialmente de los músculos. Inflexión. Modificación del timbre de un fonema por influencia de un fonema vecino. Inguinal. Perteneciente o relativo a las ingles. Inmonoglobulina. Inmunidad producida por las globulinas que producen defensas contra ciertas enfermedades. Inmunidad. Es la defensa del organismo. Inoculación. Introducción en el organismo gérmenes o virus para producir una reacción de rechazo. Intrauterino. Que está situado u ocurre dentro del útero. -itis. Inflamación. Jalear. Animar con palmadas y expresiones a los que cantan, bailan, juegan, etcétera. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Laleo, laleas, lalias. Primeros sonidos que emite el bebé que terminara en palabras. Lanugo. Bello del recién nacido que posteriormente se cae. Lesiva. Que causa o puede causar lesión, daño o perjuicio. Luxación. Dislocación permanente de las superficies articulares de los huesos. Manipulación. Acción de manejar una cosa con las manos o con un instrumento, para modificarla o para conseguir algún otro fin. Masajear. Dar masajes. Método terapéutico, manual o instrumental, que consiste en friccionar, amasar, percutir, etcétera, el cuerpo o una parte de mismo. Meningitis. Infección de las meninges. Metabolismo. Conjunto de transformaciones físicas, químicas y biológicas que experimentan las sustancias introducidas o formadas en los organismos vivos. Mitosis. División indirecta de las células germinativas y otras, que consiste en la separación ordenada de los cromosomas, duplicados previamente, para formar dos núcleos hijos. MMII. Abreviatura de miembros inferiores. MMSS. Abreviatura de miembros superiores. Monitor. Aparato de medir. Aparato que revela la presencia de las radiaciones y da una idea más o menos precisa de su intensidad. Monitores. Aparatos que controlan las constantes vitales del cuerpo. Monocorial. Cuando en el útero sólo existe una placenta. Motilidad. Capacidad de moverse; capacidad para realizar movimientos complejos y coordinados, en respuesta a estímulos determinados. Motricidad. Movimiento que realiza el niño de forma autónoma. Neonato. El recién nacido durante los primeros 28 días de vida. Nervio frénico. Nervio encargado de inervar o alcanzar el diafragma. Niño hipertónico. Niño con aumento del tono muscular. Obstetricia. Parte de la medicina que se dedica al estudio del embarazo, el parto y el puerperio normal y patológico. Onomatopeya. Imitación de los sonidos. Ovocito. Es un óvulo fecundado. Ovo-lacto-vegetariano. Persona que basa su alimentación en huevos, leche y vegetales. Óvulo. Célula sexual gameto, femenino, que se forma en el ovario. Panículo. Capa de tejido adiposo situado debajo de la piel. Parietales. Huesos instaurados en la parte posterior de la cabeza, que forman parte de la calota (parte exterior ósea del cráneo). Percentil. Curvas que se utilizan para valorar el desarrollo del niño en función de las referencias admitidas como normales de una misma edad, sexo y raza. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Personalidad. Particularidad que distingue y diferencia a una persona de las demás personas. || Repertorio habitual de conductas psicosociales que expresan en cada individuo la integración singular de sus características cognoscitivas, afectivas y conativas. Pie zambo. Postura del pie anómala con rotación interna que impide su apoyo en el suelo por sus puntos normales. Pinza inferior. Unión del pulgar con el índice, corazón, anular y meñique. Pinza superior. Unión del dedo índice con el pulgar, maniobra exclusiva del ser humano. Ponderal. Del peso o relativo a él. Posición dorsal o supino. Postura del que está tendido sobre el dorso, boca arriba. Posición Trendelenburg. Postura que se adopta cuando la cabeza permanece en un plano más bajo que el resto del cuerpo. Posición ventral o prono. Postura del que está echado sobre el vientre, boca abajo. Preauricular. Perteneciente o relativo a lo que está situado antes del pabellón auricular. Prematuro. Dícese del feto que nace antes de haber cumplido la semana 37 de gestación. Pretérmino. Parto que ocurre entre las 20 semanas y las 28 semanas de gestación. Protombina. Sustancia que se forma en el hígado y que participa en la coagulación de la sangre. Protusión. Algo que empuja de dentro hacia fuera y que produce aumento de volumen. Psicomotricidad. Actividad motora considerada a partir de su relación con la actividad psíquica. Tanto en el niño como en el adulto, permite determinar el grado de integración psicobiológica del individuo. Reflejo de Babinski. Reflejo típico de la planta del pie que surge en los primeros meses de la vida, pero no de recién nacido. Regurgitación. Reflujo de un líquido en dirección contraria; en especial la emisión de líquidos o sólidos por la boca, procedentes del esófago o del estómago. Retinopatía del prematuro (ROP). Es una secuela del recién nacido muy inmaduro que consiste en la alteración del fondo de ojo, por excesiva aportación de oxígeno. Retraso intrauterino. Retardo en el ritmo de desarrollo del feto en relación con lo esperado para su edad gestacional. Esto significa que su crecimiento es inferior a lo que corresponde para su edad porque el ambiente uterino no es el adecuado para su desarrollo. ©  Ediciones Morata, S. L.


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Retronatia. Retracción del mentón que produce un efecto de perfil de pájaro. ROP. Retinopatía del prematuro. Semivegetariano. Persona que basa su alimentación en los vegetales, pero que también come carnes blancas y pescado. Septicemia. Infección generalizada. Serología. Suma de los conocimientos relativos al suero sanguíneo y a los sueros terapéuticos. Sibilancias. Dícese de ruidos y estertores producidos por el aire en los bronquios que al pasar silban como en una flauta. Superfetación. Fecundación de óvulos con distintos espermatozoides no al mismo tiempo, dando lugar a fetos que nacen en el mismo parto con edades distintas. Superimpregnación. Fecundación de varios óvulos por distintos espermatozoides. Surfactante. Es una sustancia geloide que cubre las paredes de los alveolos. Sinergia. Asociación o cooperación de movimientos, actos u órganos para el cumplimiento de una función. Sistema nervioso. Conjunto de nervios, centros, tejidos y ganglios nerviosos. Sistema neuronal. Red de neuronas del cerebro. Somático. Dícese de lo que es material o corpóreo en un ser animado. Supraclavicular. Dícese de lo que está encima de la clavícula. Susluxación. Dislocación de menor relevancia que la luxación. Talla diana. Técnica de valoración de la longitud del niño. Tegumento. Piel o mucosa. Cualquier órgano o parte orgánica que envuelve a otro y le ofrece protección. Temperamento. Disposición particular de un individuo, resultado de la peculiar interrelación de sus características morfológicas y psíquicas. Carácter, vivacidad. Tremulación. Movimiento o agitación semejante al temblor. Univitelinos. Gemelos que pertenecen a un solo óvulo. Vascular. Perteneciente o relativo a los vasos sanguíneos. Vascularizar. Aumento de los capilares de las arterias en una zona determinada. Vasoconstrictores. Dícese del estrechamiento de la luz de los vasos por contracción de la musculatura de su pared. Vasodilatación. Aumento del espacio interior de las arterías por distintos motivos. Ventosa. Campana o vaso de vidrio u otro material en el que se realiza el vacío al aplicarlo sobre los tegumentos, para obtener un efecto de succión. Vertical. Posición que logra el ser humano al mantenerse sobre sus pies en un plano perpendicular al horizonte; estar de pie. ©  Ediciones Morata, S. L.



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