LEE SEUng-U La vida secreta de las plantas
Trabajos ganadores del Tercer Premio de Ensayo Universitario sobre Literatura Coreana 2010
Ediciones del Ermita単o MINIMALIA
Primer lugar,este texto no de La vida secreta de las plantas de Lee Seung-U Jaquelinne Villa Ciencias de la Comunicación, Tec. de Monterrey, Campus Guadalajara
La vida secreta de las plantas, historia que habla acerca de las relaciones familiares y el amor. Los personajes se enredan en la indiferencia y, paradójicamente, en el apoyo discreto para delimitar las relaciones entre ellos, es por esto que la novela se convierte en una complicada crítica a la familia coreana, cuyo principal mensaje es la unión y el amor. Dentro del cuerpo que compone la novela y en el mensaje que el autor quiere dar al público se encuentran algunos elementos de la mitología griega, esto para dar un mayor énfasis a los sentimientos amorosos en los protagonistas. Las plantas no sólo desempeñan un juego en el título de la historia, sino que éstas son la herramienta base para alcanzar el objetivo. La vida secreta de las plantas se centra en Khyon, el hijo menor de la familia protagonista. Éste desempeña el papel de rebelde e independiente, su más grande admiración es su hermano mayor, Uhyon, que desempeña el papel típico de “orgullo de la familia” hasta que tiene un accidente que lo deja sin sus piernas. Los padres llevan una fría relación, no parecen ser una pareja feliz pero tampoco parecen ser infelices, están estancados en la vida que nunca hubieran querido. Finalmente, aparece Sunmi en la historia, quien juega a “la manzana de la discordia” entre los hermanos, ya que 3
ambos se enamoran perdidamente de ella. La personalidad de cada personaje es muy diferente al de los demás, sin embargo el hilo que los une y los hace actuar es sólo uno: el amor. La búsqueda del amor y la estabilidad emocional empuja a los sujetos a rodearse de experiencias que los hagan satisfacer estas necesidades. La mitología y el simbolismo de las plantas es una exquisita manera de expresar los sentimientos humanos que se ven fuertemente presentes a lo largo de la novela. En este ensayo se analizarán los elementos culturales que definen a los personajes y que dan sentido a la novela. La importancia de las plantas y su simbología en las historias de los cinco personajes principales, las creencias y deseos que mueven a los protagonistas, la magia de la cultura coreana y la influencia de la mitología griega en el escritor.
La historia detrás de las plantas ¿Qué tienen que ver las plantas con la historia? El hilo más profundo de la trama se basa en las historias de la mitología griega en donde los amores frustrados son la razón para pedir a los dioses la metamorfosis. Dentro de la historia, la naturaleza es tratada con respeto pero, sobre todo, es tratada como si ésta tuviera la capacidad de sentir de la misma forma en que lo hacen los humanos. El escritor coreano nos ofrece una visión fantástica del amor. Dentro del libro, el amor es poderoso y puede lograr casi cualquier cosa. El amor fantástico sucede también en los mitos griegos referentes a la metamorfosis, en los cuales no importa si el amor es correspondido o no, éste es fuerte, poderoso y generalmente no puede ser controlado por quien lo siente. La conversión a planta es el único alivio a este incontenible sentimiento. ¿Qué relación puede haber entre las leyendas y las decisiones humanas? En La vida secreta de las plantas esta relación se hace muy 4
clara al poner como ejemplo a Uhyon y al padre, ya que ambos sienten el incontenible deseo de amar a alguien que no tienen. Uhyon ama a Sumni, sin embargo él siente que no puede, o no merece, estar con ella debido a su discapacidad. El padre ama incondicionalmente a la madre, pero ésta no lo ama de la misma manera a él. Ambos personajes se resguardan en la compañía de las plantas. Ellos van formando la creencia de que las plantas sienten de la misma manera en que sienten los humanos, incluso Uhyon, influenciado por la mitología griega, llega a desear convertirse en un árbol para acabar con su dolor y poder estar eternamente con Sumni. “Habiendo perdido el amor y la voluntad de vivir, Uhyon se va a un bosque y ruega que lo metamorfoseen en árbol. ‘El deseo que aún queda en mi cuerpo y lo que me queda de amor me perturban. Ruego, por favor, que se me libere de este deseo y de este rastro de amor’. El dios del bosque, conmovido, le concede lo que pide. Su cuerpo se cubre inmediatamente de dura corteza de árbol”. En este párrafo del capítulo 32 del libro, el autor relata la inmensa desesperación de Uhyon por volver a sentirse cerca de Sunmi y por volver a sentirse útil y feliz, sentimientos que lo dejan después de perder las piernas, su independencia y autoestima. Toda esta desesperación lo lleva a recrear su historia romántica con Sumni y ponerle fin, en el cual la pareja se convierte en dos figuras botánicas que se abrazan para expresar el amor y la pasión que sienten el uno por el otro. La imaginación de Uhyon se confunde con la realidad en la historia, puesto que el personaje decide internarse en el bosque y esperar convertirse en árbol. Otras son las historias que también forman parte del hilo conductor de los personajes. En el caso del padre, las plantas forman parte de su vida como compañeras de su soledad. “Las plantas saben leer la mente del hombre. No se puede explicar cómo, pero cuentan con una capacidad extraordinaria de percepción que, sorprendentemente, sobrepasa los sentidos del hombre… Las plantas sienten como seres vivos. Son capaces de sentir dolor, tristeza y felicidad. Saben distinguir instintivamente si el hombre miente o 5
dice la verdad. Un amor falso no provoca una respuesta… Hay que ser sincero, como cuando se trata de las personas”. El padre derrocha en las plantas todo el amor que siente por su familia, pero que no expresa. Las cuida, las trata con amor y es sincero con ellas, esta acción no expresa mucho más que la necesidad de dar y recibir amor de una persona, si esto no se cumple con la mujer que ama o con sus hijos, el hombre busca una manera de hacerlo. Las plantas cumplen con la función de dar y recibir amor. El autor ve el crecimiento y el fruto de las plantas como una metáfora del amor y de la convivencia humana. En el personaje de la madre, el simbolismo de las plantas se hace muy fuerte. Primeramente, está el sendero secreto que lleva a la cabaña en la cima de la montaña, este sendero cubierto de naturaleza representa el capítulo del pasado de la madre que Khyon y Uhyon no conocían. Es difícil atravesar este sendero inclinado, sobre todo para Uhyon, lo cual significa lo complicado que es para la familia llegar al secreto de la madre. La palmera que crece en el borde de la montaña para acompañar a la cabaña juega otro papel interesante dentro de la historia, ya que ésta crece en un clima que generalmente se consideraría inhóspito para ella, elemento que simboliza el amor entre la madre y el verdadero padre de Uhyon, sentimiento que permanece y crece a pesar de las dificultades que atraviesan a lo largo del tiempo. Sunmi se relaciona mucho con la madre en este aspecto, ambas tienen a la palmera para representar el amor que sienten por su pareja. Este personaje sueña con una historia de metamorfosis similar a la que Uhyon inventa para recrear el romance entre él y ella. Sin embargo, ella dibuja su historia utilizando la misma palmera que se encuentra en la cabaña. “-Había dos personas que se querían muchísimo. El hombre era músico: tocaba la corneta… El músico amaba a una hija de familia noble… Ella lo amaba tanto como él a ella. Eran muy felices… Cada noche, bajo
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las estrellas, los dos se juraban amor eterno… El señor del castillo se interesó por ella y empezó a cortejarla. Naturalmente ella lo rechazó… El señor descubrió que el novio era un músico vulgar… Y después lo envió al campo de batalla con una lanza, en lugar de la corneta… Él perdió sus ojos y sus brazos… Que ella se empeñara en quererlo tal como estaba, sin ojos y sin brazos, era para él una tortura…Un día el desafortunado músico… se acercó a la playa suplicando al dios del mar que lo llevara a un lugar alejado de su amor… El dios del mar lo convirtió en una semilla en forma de corneta y la puso sobre las olas para que éstas lo llevaran lejos… El árbol creció hasta lo alto del cielo… Por la noche, el árbol producía el sonido de la corneta y el sonido cruzaba el mar… Ella no se apartaba del mar y seguía rogando con lágrimas (que el dios del mar la ayudara a cruzar el océano para encontrarse con su amor)… Debilitada y deshidratada por tantas lágrimas derramadas, se desplomó y murió… La muerte de la joven conmocionó al dios del mar… y convirtió su cadáver en una semilla de la que brotó un árbol en el mismo lugar donde ella había muerto… A cada orilla del mar se erguían aquellos dos árboles gigantescos… Al llegar la noche… los dos árboles se ponían en movimiento con gran agilidad… Las raíces se extendían con toda velocidad por el fondo del mar hasta juntarse y enlazarse en medio del océano…”
La historia que Sumni sueña refleja su sentimiento de estar alejada de Uhyon y su deseo de estar con él. Finalmente, Khyon se da cuenta de todo lo que pasa a su alrededor, él es el observador y juez de las personas que ama. Él escucha a sus familiares contar su historia y las entiende. Al finalizar la novela, Khyon comprende la metáfora que cada personaje usó para explicar su experiencia en el amor, pero lo más importante es que entiende el verdadero significado de las plantas y la importancia de ellas en su familia. Ellas son la razón y el aprendizaje del protagonista en la historia.
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Mitología La magia, sobre todo la metamorfosis, se muestra muchas veces dentro de la historia como personaje secundario. La mitología griega y la propia mitología coreana le dan forma a la trama romántica de “El secreto de las plantas”. Primeramente, la mitología coreana incluye muchos aspectos referentes a la naturaleza y su relación con los humanos. En dicha relación se encuentra la metamorfosis como puente entre ambos y explicación de diversos fenómenos naturales, sociales y de contexto histórico. Uno de los más grandes mitos coreanos es la historia de Tangun, el primer emperador coreano en el año 2333 antes de Cristo. El relato habla sobre un oso y un tigre que quieren convertirse en humanos y piden a Hwanung, dios creador, que les dé la oportunidad de serlo. El dios les concede su deseo con la condición de que comieran una serie de hierbas y se quedaran en sus cuevas durante 100 días. El tigre, desesperado por el hambre, sale de su cueva y no puede convertirse en humano. El oso, símbolo de la resistencia, cumple los 100 días en la cueva y se convierte en mujer. La reciente mujer siente la necesidad de concebir un hijo y le reza a un árbol de sándalo para que la ayude. Pronto, tiene un hijo con Hwanung, a quien llamaron Tanung, el Emperador del Sándalo. Otro mito coreano importante es el dragón, el cual es benévolo y es el representante del cuidado de la naturaleza y el imperio. Los elementos más importantes en esta cultura son: el mar, el viento y las nubes, los cuales tienen su propio representante mítico. Las plantas cumplen la función de hacer deseos realidad y ser los guías y maestros sabios de los personajes. La mitología griega tiene un sentido más épico, sin embargo tiene ciertas características similares a la coreana. Los muchos mitos griegos hablan sobre dioses, héroes, la naturaleza del mundo, los deseos y los orígenes de los humanos y sus prácticas. 8
La “metamorfosis”, como definición y práctica, comienza en Grecia. Parte del griego morfé, el cual significa: figura, aspecto exterior y apariencia. La metamorfosis de personas y seres místicos a plantas es algo muy característico del culto griego, el cual usa la transformación como herramienta para el crecimiento o se convierte en la “única manera de huir de los problemas” de los seres metamorfoseados. Tan importante llega a ser la transformación a plantas en la cultura griega que su explicación del origen de la botánica surge gracias a la metamorfosis de las ninfas, quienes se convierten en la planta que representa su personalidad para esconderse de los humanos y defenderse de posibles peligros. El impacto que tienen estas dos culturas en la obra de Lee Seung-U es muy evidente. Las plantas son la total representación de las relaciones entre los protagonistas, así también cumplen como creencia y rasgos personales de los mismos. Es decir, Uhyon es representado por el pino, el cual es fuerte pero áspero además de sólo sobrevivir en climas fríos, esto nos deja ver que el personaje es una persona fuerte pero de carácter difícil y frío en sus relaciones. Las dos mujeres en la historia, la madre y Sunmi, son representadas por la palmera, la cual da frutos, es estética, y aunque en la vida real se da en climas muy cálidos en la historia sobrevive a climas fríos. Las protagonistas son mujeres orgullosas, fieles y permanecen esperando a su amor verdadero aunque las situaciones que las rodeen compliquen la relación entre los amantes, además de que ambas mujeres son descritas por el autor como seres bellos y puros. A su vez, el padre es representado por el arbusto, un árbol relativamente pequeño, se adapta a casi cualquier clima, sus hojas son ásperas y forman una figura cerrada; el señor es la versión humana del arbusto, ya que en la historia cumple con una parte muy pequeña pero importante, se adapta a la relación fría con la mujer que ama, es de carácter fuerte, es muy cerrado y parece indiferente a los problemas de su familia. Khyon cumple con la representación del ser mítico responsable de las nubes en la mitología 9
coreana. Khyon es el juez que observa, califica y trata de mejorar a las personas que quiere. Como la nube, el personaje principal es independiente y libre, es sensible y gusta observar a las personas que lo rodean. Siempre está soñando. El autor coreano incluye en la historia los aspectos mitológicos como referencia para esclarecer las decisiones de los personajes principales. Usa la metamorfosis como metáfora de la personalidad y del cambio que presentaron los mismos a lo largo de la novela.
La imaginación, las creencias y el perfil de las personas Los sueños y creencias de las personas son los elementos persuasivos que los impulsan a realizar decisiones en la vida. Una persona, por más simple que sea, tiene deseos y, por tanto, la meta de hacerlos realidad. El humano tiene la necesidad inconsciente, o consciente según sea el caso, de satisfacer sus deseos y probar sus creencias. Dicha necesidad lo llevará a realizar acciones que lo acerquen a experiencias cercanas al motivo de su inquietud. “Los aspectos culturales pueden influir en la creencia de las personas en los fenómenos psíquicos y por causa de esto, las personas se toman más abiertas a tales experiencias” (Carlos S. Alvarado, 1996). La persona busca y encuentra lo que quiere, es decir, si un humano busca la manera de encontrarse a sí mismo estará abierto a experiencias que lo ayuden a crecer como persona y a encontrar su lugar en el ámbito físico y cultural que lo rodea. Uhyon es impulsado a internarse en el bosque por su deseo de dejar de sufrir y espera, como los personajes en las historias místicas que ruegan a los dioses y éstos les conceden la metamorfosis, para convertirse en un pino y Sumni en el alibufero que lo rodea con sus ramas. Lógicamente esto nunca sucede, pero la experiencia 10
lo acerca a la satisfacción de su deseo y a la verdad en su creencia, la cual es que él no dejará de sufrir para convertirse en un árbol. El padre sintió el deseo de cuidar y amar a la madre aunque ella no lo amara a él. Por una parte él satisface su deseo de tenerla a ella, sin embargo no la tiene completamente, como él quisiera. Su deseo se ve inmóvil a lo largo de los años aún cuando los dos están casados. A final, ninguno muestra interés en el otro. Este personaje está cansado de buscar hacer su deseo realidad, puesto que ella nunca lo amará como amó al padre de Uhyon, él lo sabe. Ahora, lo único que busca es satisfacer los deseos de ella y no acercarse ni buscar una relación verdaderamente íntima con ella. La madre y Sumni son personajes muy parecidos. Ambas buscan reencontrase con la persona que aman. En la historia de las dos, su amor se complica con una serie de situaciones que alejan a sus enamorados de ellas. En un principio, ellas buscan satisfacer el deseo de encontrarse de nuevo con ellos, pero al final son otros personajes quienes las encuentran a ellas y las ayudan a volver a estar junto a su amado. Las dos mujeres encuentran el amor en alguien más, sin embargo no pueden entregarse de la manera en que lo hicieron con el padre de Uhyon, en el caso de la madre, y con Uhyon, en el caso de Sumni. Lo cual nos hace ver que aunque ambas tuvieron el deseo de amar a alguien más, su creencia de que debían estar con “su primer amor” fue más fuerte y las obligó a buscar a los hombres de los cuales se había enamorado cada una. Khyon es el personaje que más se mueve por sus creencias y deseos, realmente su personaje es el más simple de todos. Todo lo que cree y quiere se refleja en Sumni. Él cree que ella lo ama también y desea que lo haga, lo cual nunca sucede pero siempre es el motivo que lo lleva a encontrarse a sí mismo y a unir a su familia. Khyon es un personaje monótono, sus deseos siempre son de carácter romántico y su objeto siempre es la misma mujer. Incluso al final, él sigue enamorado de Sumni, su deseo es verla feliz y por eso acepta y apoya su relación con Uhyon. 11
La vida secreta de las plantas Como durante el ensayo expliqué, la simbología de las plantas y el deseo de los personajes son los elementos que llevan las riendas de la historia. Es muy fácil de entender, e incluso de gustar. Sin embargo, no hay mucho que profundizar de la historia, ya que el mensaje es sencillo y directo. Me parecen interesantes los recursos de carácter mitológico que se usaron para transmitir el mensaje relacionado a la necesidad que tienen las personas de crecimiento personal. Ya que los humanos no son inmutables, cambian a lo largo de su vida para alcanzar metas o para mejorar aspectos de ellos mismos. Los sacrificios, el crecimiento espiritual y la decisión de afrontar los problemas o de huir de ellos son actividades cotidianas, que muchas veces pasan desapercibidas, en la vida humana; estas actividades son la verdadera metamorfosis que sucede a nuestro alrededor y en nosotros mismos. La vida secreta de las plantas es un gran proyecto literario; el escritor sabe captar muy bien la “humanidad” de las personas, es decir, la debilidad del cuerpo humano al tener tantas necesidades, la vulnerabilidad, los sentimientos intensos que se pueden presentar sin avisar y que difícilmente se pueden controlar, el deseo por lo prohibido, el cambio como algo imprescindible para la vida, así como la necesidad básica de creer en algo, de amar y de sentirse amado. La forma en que la novela te guía por las historias de amor que cada personaje vive es detallada y mágica. Es una novela romántica muy diferente a otras, ya que la cruel realidad con la que capta en un principio la esencia de las protagonistas para después hacerlos crecer como personas y convertirlos en seres llenos de esperanza, hace que, como lector, se sienta un lazo emocional con la trama y se reflexione sobre la propia vida, la manera en que se toman decisiones y en la que se maneja las relaciones personales. 12
Creo que el título del relato refleja muy bien la esencia de la trama, en donde el secreto, el pino, el alibufero, la palmera y el arbusto se reúnen para dar paso a una metamorfosis que hace recordar a todos la vulnerabilidad humana.
Referencias Alvarado, C. (1996). Comentarios sobre “Incidencia e importancia social de las experiencias psíquicas en los estudiante universitarios” Por Wellington, Zangari y Fátima Regina Machado. Revista argentina de Psicología Paranormal, 8. Arnal, M. (s.f.). El Almanaque. Recuperado el 22 de Octubre de 2010, de Metamorfosis: http://www.elalmanaque.com/ecologia/metamorfosis.htm José Carlos Bermejo Barrera, e. a. (1996). Los orígenes de la mitología griega. Madrid, España: akal ediciones, universitaria. Seung-U, L. (2009). La vida secreta de las plantas. México, D.F.: Ediciones del Ermitaño, Colección de literatura coreana.
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Segundo lugar, Este texto no La vida secreta de Namcheon. El retorno al jardín del Edén M aría Mora Letras Hispánicas, UdeG
“El sexo es la raíz, el erotismo es el tallo, y el amor la flor. ¿Y el fruto? Los frutos del amor son intangibles. Éste es uno de sus enigmas” Octavio Paz
Hace tiempo los primeros hombres empezaron a cuestionarse sobre su origen y pensaron que quizás existen seres superiores a él, que lo rigen ya sea desde el cielo, el mar, la tierra o el fuego. Desde los griegos hasta nuestra sociedad contemporánea hemos visto a la naturaleza como creadora de vida. Por eso no es de extrañarse que el hombre moderno, a pesar de los múltiples avances y su sentimiento de estar solo en el mundo, siga creyendo en sus deidades que por supuesto cambian de nombre y forma. Esto depende de la región geográfica en la que nos encontremos, pero se da un fenómeno curioso, la sustancia de las religiones es la misma, pues todas las creencias o supersticiones conducen hacia el mismo fin: que el hombre no se sienta solo. Dentro de la cultura griega por ejemplo la metamorfosis de las deidades o personajes importantes en árboles es un tópico constante, pero el árbol como imagen de lo sagrado no solo lo encontramos en los griegos. En el mundo Católico durante las fiestas de Pascua en la homilía del viernes santo, se venera la cruz, el árbol donde estuvo clavado el hijo de Dios. El sacerdote recita este verso mientras se va descubriendo la cruz “Mirad el árbol de la cruz donde 15
estuvo clavado Cristo el salvador del mundo”. Mitologías de diversas partes del mundo convergen en esta obra a través de los árboles que viven en el mundo creado por Lee Seung-u, quien les da un sentido renovado a la par que conservar las raíces mágicas de su religión. Lee Seung-u, nació en Changheung, Corea del Sur, en 1959. En Corea ha publicado seis colecciones de noticias, cinco novelas y tres cuentos de viaje. En el 2009 publica La vida secreta de las plantas. La vida secreta de las plantas es una novela, que contempla aspectos como la trascendencia y el aprender a mirarse en el otro. Tiene aspectos del romanticismo, sin embargo el argumento de la historia no es lineal, por lo que constantemente nos encontramos con analepsis que nos llevan a los recuerdos del personaje sobre su pasado, pero también con prolepsis como es el caso del capitulo final en el sueño del protagonista. El argumento trata sobre la rivalidad entre hermanos, misma que es alentada por la madre ya que siempre apoya más a su primogénito Uhyon. Esto le crea un sentimiento de inferioridad a nuestro protagonista Kihyon pues siempre se siente comparado con su hermano. Su padre parece que es indiferente antes esta situación creada por su esposa pues se dedica solamente a cuidar las plantas del jardín. El conflicto se desata cuando aparece en la vida de estos hermanos Sunmi una mujer que atrapa a Uhyon y Kihyon a través de sus canciones. Los hermanos se enamoran de la misma mujer lo que causa un rompimiento definitivo en esta familia.
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Los personajes principales y su conflicto en la trama. La familia esta compuesta por: Yunhi (la madre), el padre y sus dos hijos. El narrador de esta historia es Kihyon hijo menor de esta familia, trabaja en un negocio parecido al de investigador privado, en una ocasión le piden vigilar a su madre y es ahí donde se desata el conflicto familiar. El padre es un hombre que habla poco y su mayor devoción son las plantas, es un personaje meditabundo y muy reflexivo. Su esposa Yunhi trabaja en el restaurante Mindeule y siente más predilección por su hijo mayor Uhyon. Ella oculta un secreto muy fuerte referente a su pasado, pues en su juventud se esconde un amor frustrado. Uhyon es el hermano mayor favorito de su madre y fotógrafo, es hombre que lo tiene todo, o mejor dicho no por mucho tiempo pues en un accidente pierde las piernas. Kihyon el hermano menor se siente inferior a su hermano, acomplejado y siempre deseando todo lo que tiene el hermano. Nadie se conoce en esa familia, pues todos son indiferentes al otro. El conflicto estalla ante la aparición de una cantante llamada Sunmi amiga de Uhyon. Nuestro protagonista se enamora de ella al escuchar una canción dirigida a su hermano. A partir de ese momento se desatan una serie dificultades, el hermano mayor pierde las piernas en un accidente en la milicia, mientras que su hermano menor se va de la casa con la cámara fotográfica del hermano mayor, a su regreso encuentra a su hermano Uhyon sin piernas, además de un severo daño psico-sexual, por lo que la madre decide llevar al muchacho a un prostíbulo con el fin de frenar los ataques. Kihyon se siente culpable de todo lo que le sucedió a su hermano y decide corregir el error, recuperando a lo más preciado
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para Uhyon que sin duda alguna es Sunmi, la única mujer que amó y que puede salvarlo. Kihyon deberá salvar primero a Sunmi a la par que descubre el pasado de su familia; pues a raíz de descubrir el pasado de su madre quien les cuenta a sus hijos de su amor frustrado con un hombre idealista y que por fines políticos es exiliado fuera del país, dejando a Yunni embarazada de su primogénito quien hereda de cierta manera un amor aparentemente irrealizable. Kihyon deberá entender y reestructurar el futuro de toda su familia. Kihyon es el personaje que mas sufre pues tendrá que aprender una manera diferente de amar, un amor silencioso como la adoración a una Diosa, pues se venera como algo bello pero al mismo tiempo irrealizable.
En un lugar de Oriente llamado Namcheon. Como en todo origen, existe un padre y una madre, una tierra y un cielo, que se unen para dar vida a un ser nuevo. Para algunas culturas la tierra y el cielo, representan las figuras de la creación lo masculino y lo femenino. Como en toda creación el principio es el caos. La vida secreta de las plantas, se puede interpretar através del mito del andrógino que aparece en este libro de manera explicita al tratar el tema del amor. Estos cuerpos que fueron separados, que en este caso seria Yunhi (la madre) y el “Secretario” (padre biológico de Uhyon) son la clave para el desarrollo de los conflictos amorosos de la historia. En La vida secreta de las plantas la descripción sobre Namcheon, es un retrato parecido al Edén, incluso los mismos personajes lo ven como el mismo paraíso: “(…) Cuando dije este lugar no parecía de este mundo, quería decir otra cosa. Porque este lugar no existe para la gente. Es como un paraíso (…)” (Seung-u Lee, 2009; p.127)
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Namcheon es el origen de la historia, un mundo idílico donde son “expulsados” los primeros Adán y Eva. Dentro del mito cristiano. Adán y Eva se van juntos del paraíso puesto que ambos cometieron una falta y del mismo modo también son castigados: “entonces ustedes serán como Dioses y conocerán lo que es bueno y lo que no lo es”(Génesis,3;5). Al compararse con Dios, por comer del árbol, del conocimiento son apartados de ese mágico lugar. En el caso de Namcheon, Adán y Eva son expulsados o llevados por la fuerza al mundo real, donde al llegar a Seúl son separados o mutilados; tal y como Zeus dividió un día al ser perfecto, sus vidas estarán incompletas pues no encuentran a su mitad. El personaje de Yunhi lleva una carga muy fuerte dentro de la historia, ya que fruto su amor nace su primogénito, pero su padre biológico “el secretario” es desterrado por sus ideas políticas, así que otro ocupa su lugar; el cocinero del restaurante donde ella trabajaba, el cual se convierte en padre adoptivo. Se puede comparar este hecho con el personaje del mito cristiano de San José, pues se dedica a cuidar de ese niño como hijo suyo y ama a la madre con la devoción de un amor puro. De la unión de Yunhi con el cocinero de Mindeule nace nuestro narrador-protagonista Kihyon. Como parte de una ironía hacia esta teoría el autor contempla dos mundos; por un lado el idílico paraíso de Namcheon y por el otro la ciudad de Seúl. Casi al termino del capitulo I, Kihyon lleva a una mujer a un motel llamado “Edén”: “(…)Se veía la palabra `Edén´ (…) el edificio de aspecto siniestro me pareció un castillo de fantasmas de una película de terror (…)”. La ironía con la que nos presenta este “Edén” es totalmente opuesta a la visión del paraíso, por otro lado, está también las intenciones de los personajes, el aspecto sexual por ejemplo, es solo instintivo, mientras que en Namcheon, la representación de la sexualidad se ve como algo puro y virginal, parecido a la inocencia de los primeros hombres en la tierra.
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Pero Namcheon no sólo es un paraíso, Namcheon no tendría ese significado sin su geografía y sus personajes, además del cambio que el ambiente produce en los personajes. Desde un principio lo que mas llama la atención es el exotismo que se maneja a través del árbol Palmera; la carga emotiva y el simbolismo que contiene la palmera la hacen parte esencial de la historia, ya que será depositaria del sueño y la realidad. La palmera que crece en el precipicio; bien puede significar la unión de dos seres, el precipicio es una amenaza hacia el amor, el vivir al limite, apunto de caer pero se mantiene de la tierra, de la montaña es decir de la confianza en ese amor: “La semilla de la palmera la sembramos al borde del precipicio junto a la casa donde ellos se siente seguros; en su paraíso terrenal” (Seung-u Lee, 2000; p.140). Lo simbólico es dado por la madre del protagonista ya que ella misma le da ese sentido: “(…) un símbolo solemne del amor entre dos (…) pero nunca creyeron que llegaría a crecer, por la diferencia del clima y de la tierra (…)” (Seung-u Lee, 2009; p. 140).Este amor crece al mismo tiempo que la palmera. Alabbi, en yorubá el idioma ritual de la religión cubana, representante de Changó o Santa Bárbara; dioses humanizados que exigen la ofrenda de miel, agua, dulces y sangre de animales; llega a Namcheon bajo el nombre de palmera, nombre con que se le conoce universalmente a este árbol de anchas hojas verdes y largo tallo. Este es el árbol principal de la cosmogonía que propone Lee Seungu, es comparable en cierta forma al primer árbol según el mito cristiano que estaba plantado en medio del Edén. En Namcheon la palmera representa el amor de la primera pareja como algo prohibido ya que por las circunstancias económicas, político-sociales, su amor es irrealizable eso sin contar el aspecto emocional, ya que se deja entrever que “el secretario” es casado lo que imposibilita aún más el encuentro de la pareja. Por otro lado la palmera es la conexión mística entre lo terrenal y lo divino.
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El segundo árbol más importante en Namcheon es el Fresno, este árbol está ubicado en Seúl en el mausoleo que alberga un bosque tenebroso, pero fantástico al mismo tiempo. Quizás no esta físicamente dentro del terreno del paraíso, pero al estar en una zona donde se concentra un número considerable de árboles, podemos llegar a considerar al fresno como parte del conjunto de árboles sagrados en este mundo mágico. “Si me aventurara a avanzar más y más hacia el fondo del bosque seguramente encontraría a un fresno gigantesco que sostuviera el cielo” (Seung-u Lee, 2000; p.36). “pensé que ya había visto el gigantesco fresno que, desde tiempo inmemorial, sostenía el cielo y el tiempo” (Seung-u Lee, 2009; p.208) Para los griegos el fresno estaba dedicado a Poseidón, Dios del mar; los celtas le atribuían poderes sobrenaturales, y para la mitología escandinava el fresno o árbol del mundo Yggdrasi, era el eje cósmico que enlaza los tres reinos superior, medio y subterráneo. Pero para Uhyon, por ejemplo es el árbol que sostiene el cielo y el tiempo, con esto quiere decir que lo considera el Dios superior del bosque ya que es el fresno quien tiene el poder de sostener el cielo; Kihyon, quien ya está influenciado por los pensamientos de su hermano, nos dice que no es sólo del cielo, si no también del tiempo, dándole nuevamente el poder divino (cielo) y terreno (tiempo). “Pensé, asimismo, que no es que descubriéramos ese árbol en el fondo del bosque, sino que nosotros nos convertiríamos en un fresno”. (Seung-u Lee, 2009; p.203)
Esto quiere decir que el fresno; es decir el tiempo y el cielo, conviven en el corazón del hombre, por lo que cada hombre en la tierra cuida a su fresno con las acciones, es por eso que el paraíso que representa Namcheon es un lugar real dentro de la historia, antitesis de Seúl ya que el tiempo está asociado con lo mundano por la rapidéz con la que pasa y se extingue, mientras que el cielo es lo divino, la posibilidad de trascender no es tan efímera como lo es el tiempo, el cielo permanece mientras que el tiempo se desvanece. Estos dos árboles fresno y palmera, semejan a dos pilares, pues son ellos la base sobre la que se sostiene el primer amor de esta historia 21
que seria el de Yunhi (la madre) con el secretario. La semilla que ellos siembran en una tierra no apta, vence al terreno y nace una enorme palmera. Mientras que del hijo, el pilar será el gigantesco fresno al cuál acude a ver después de que se ha quedado sin piernas. Parece como si fuera herencia de sus padres, pues la palmera tomara un carácter simbólico y renovado a través de la nueva pareja que forman Uhyon y Sunmi pues actuara como conexión a través del elemento onírico. Pero también existen dos árboles que van a representa el amor joven y estos son: el pino y el alibufero. El pino esta asociado a la mitología griega, ya que se dice que la ninfa Pitis amada por el Dios Pan se entrega a él, pero Bóreas en un arranque de celos la arroja desde lo alto de una peña, la tierra se apiado de ella y trasformó su cuerpo en Pino. El alma de Pitis gime cuando Bóreas roza las ramas de los pinos y estas al contrario, gozosas suministran coronas al dios Pan. Recordemos que el Dios Pan, es considerado el dios de la fertilidad y la sexualidad masculina desenfrenada. Ahora, por otra parte, tenemos al alibufero, este árbol en realidad es un Liquidambar orientalis nombre científico del árbol al que se le extraen las semillas para crear el estoraque real, esto es la resina del Benjuí mezclada con varias especies de flores trituradas, que dentro de los rituales mágicos, cuando se quema este incienso activa el deseo sexual y unifica el amor. Dejando de lado todos los aspectos mitológicos que rodean a estos árboles, es de especial interés las formas de cada uno, por un lado tenemos al pino de forma fálica, comparado con el alibufero que es de forma redondeada, lo redondo ha sido considerado como forma femenina, mientras que las formas en punta son asociadas a lo masculino, destacan también las flores blancas en forma de campana que suelen estar ligadas a la sexualidad femenina. La primera vez que aparecen estos árboles es cuando Kihyon acompaña por primera vez a su hermano al mausoleo, es de noche y casi no puede ver nada, pero su hermano comienza a describirlos: “(..) -El tronco de este árbol es tan esbelto que se parece a una fina 22
mujer desnuda- dijo mi hermano como poseído de un encantamiento. La que realmente me fascina es la flor blanca. Como estamos en mayo pronto florecerá. Las flores blancas del alibufero se agachan hacia el suelo como campanas (…) me gustaría saber por qué este alibufero tan fino y esbelto tiene amarrado al pino tan robusto y grueso.No es normal (…)”(Seung-u Lee, 2009; p.38) Aquí aparece una figura literaria muy interesante la prosopopeya, ya que le da vida y atributos humanos a estos árboles, los llena de sensualidad y erotismo cuando nos habla de cómo sus raíces se buscan dentro de la tierra. La imagen de la mujer desnuda que abraza a un hombre, hace referencia a la imagen de los seres primigenios Adán y Eva: “(...) si excavará la tierra, seguramente descubriría sus raíces abrazando al pino de forma más activa y candente que los troncos en la superficie (…)”(Seung.2009,p.41) La metáfora del amor frustrado a través del pino y el alibufero, la imposibilidad de la entrega como seres humanos se ve limitada por su condición de arbusto, sin embargo no se les niega el carácter erótico. Octavio Paz en La llama doble nos dice lo siguiente: “ritos y liturgias en las que la carne y el sexo son caminos hacia la divinidad (…) Y lo sobrenatural es la radical y suprema otredad”. (Paz., 2000 p.20) “El amor es una atracción hacia una persona única: a un cuerpo y a un alma. El amor es elección; el erotismo aceptación. Sin erotismo -sin forma visible que entra por los sentidos- no hay amor; pero el amor traspasa al cuerpo deseado y busca al alma en el cuerpo y, en el alma, al cuerpo, a la persona entera”. (Paz, 2000, p. 33) El amor a una sola persona, a un cuerpo y a un alma, da al sentido del amor y erotismo un carácter místico; la entrega total se da en el abrazo de los árboles, en la fidelidad de las palmeras del sueño de Sunmi, en la esperanza de ese amor que nunca muere en los padres de Uhyon. El erotismo en esta novela llega a través del abrazo de una mujer desnuda abrazando a un hombre, la imagen de la entrega total, de la rendición hacia el otro. Puede llegar también ese erotismo más intenso en la voz de Sunmi cuando final23
mente canta sólo para Kihyon, cuando él cierra los ojos y deja que su voz llegue hasta la ultima fibra de su ser. Otro momento erótico lleno de pureza, aparece en el encuentro de la madre Yunhi con el Secretario, cuando están bajo la palmera: “(…) estaba completamente desnuda como si acabara de nacer de la palmera. (…)Los dos cuerpos simétricamente superpuestos parecían un todo con forma de árbol. (…)El cuerpo de los dos parecía natural y hasta muy bello y divino”( Seung-u Lee, 2009;p.103) Los cuerpos son sublimizados a tal grado que la escena parece una pintura, solo hay pureza en el encuentro como si solo existieran ellos solos en el mundo. Las escenas bajo la palmera son eróticas y muy sublimes, sin embargo, si existe lo sublime, existe también lo grotesco y dentro del plano erótico, aparecen varias escenas grotescas haciendo juego con las sublimes, que al compararlas dan el efecto de luz y sombra, el juego de los contrarios. “Se masturba y se mancha por todas partes con esperma Un espectáculo terrible (…)”(Seung-u Lee, 2009;p.31) “Un terrible desastre. Era exactamente lo que acontecía ante mis ojos, como para ratificar lo que ella había dicho: `De repente se arranca la ropa y se arrastra haciendo gestos corporales vergonzosos. No es fácil de decir, pero…se masturba con las manos y esparce esperma por todas partes. Es horrible´ (…)” (Seung-u Lee, 2009; p. 72) “El esperma de mi hermano estaba esparcido por todas partes y era el origen del mal olor (Seung-u Lee, 2009; p.73)
La manera tan cruda en que describe cómo se masturba su hermano enfrente de él, es realmente grotesca ya que sólo es una explosión, un arranque debido al choque emocional que lo motiva a arañarse el cuerpo y terminar desnudo en una escena de gran brutalidad sexual, misma que aumenta cuando hay testigos. En 24
esos momentos de locura se hace presente ya no un ser humano sino un animal herido y como mecanismo de defensa toma la masturbación como válvula de escape de todas las tensiones que lleva dentro. Esta imagen choca con la de la escena debajo de la palmera donde el sexo esta plagado de pureza pues su raíz o motivación es el amor. “Me han contado su historia. Es realmente triste. Parece que el hijo era un muchacho muy brillante, pero durante su servicio militar le pasó eso.¡ Qué lástima! Y su madre se preocupa hasta por el problema físico de su hijo. No creo que halla otra madre como ella, ¿No es verdad?” (Seung-u Lee, 2009;. p.19)
La escena de la madre llevando al hijo sin piernas al Mercado de Lotos, en busca de una prostituta, es totalmente aberrante y mas la manera en que describe a la madre con el hijo a cuestas, mientras el hijo esconde la cabeza en la espalda de su madre, hasta que llegan al prostíbulo donde la madre se queda afuera esperando a que el hijo termine. No es de extrañarse que al hijo menor le dieran nauseas, pues es bastante grotesco que una madre lleve a su hijo al prostíbulo, ya que la sexualidad en este caso cae en lo más bajo; en la imagen del arrabal queda demostrado que el paraíso esta muy lejos de ahí, pues la cura para el paciente es momentánea, mientras que en Namcheon es eterna y salvadora.
Kihyon el intérprete de los sueños El elemento onírico que es parte esencial también de Namcheon, aparece através de diversas formas pero la más recurrente es el sueño erótico.
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“(…) cantaba de acuerdo con mi deseo, sólo para mí, un público de una sola persona. Era una canción dulce y encantadora. Yo daba un beso a la guitarra de Sunmi, que era calida y suave, como la piel de una mujer. La canción se convertía en las manos de Sunmi, para abrazarme, el sonido de la guitarra se trasformaba en su lengua y penetraba en mi boca. A veces mi cuerpo lograba entrar por el hueco de la guitarra cuyo interior estaba cómodamente oscuro e infinitamente calido. Por un camino laberíntico, llegaba a una cueva a la medida de mi cuerpo. Me sentía en ella cómodo como un niño. En esos días siempre eyaculaba en mis sueños (…).”(Seung-u Lee, 2009;p.49)
Hacer el amor oníricamente es la única posibilidad que tiene Kihyon para realizar su sueño La voz es para Kihyon el vehiculo mas importante de erotismo, pues la voz de Sunmi es la que lo acompaña en cada momento, pero también considera al olor como algo sensual que lo transporta a la esencia misma de su amor: “Me gustaba tumbarme en aquella habitación llena de fragancia de Sunmi y escuchar su canción” (Seung-u Lee, 2009;p.35) “Lo que me produjo aquel mareo y estuvo apunto de tumbarme, era un perfume que salía del cuarto. No sé como ni por qué aquello perfume había llegado allí, pero con toda seguridad era el perfume de Sunmi(..)” (Seung-u Lee, 2009; p.51). “(…) La canción se extendía en mi como un perfume. Aún perdura tal efecto (…)”(Seung-u Lee, 2009;p. 79) Patrick Süsking, en su libro El perfume Historia de un asesino, nos dice que la fragancia es lo más exquisito que hay, y si es una fragancia correcta puede llegar a llevarnos a la locura; este sentido tan primitivo como lo es el olfato puede hacernos sentir sensaciones inimaginables: “(…)Y nadie sabia que no era su aspecto lo que lo había conquistado, que no era su belleza exterior, supuestamente perfecta,¡ sino únicamente su fragancia, magnifica e incomparable! (Süsking Patrick, 2004, p.163) Los únicos dos personajes que sueñan en esta historia, son dos Sunmi y Kihyon. El sueño de Sunmi es algo complejo pues es la sín26
tesis de los amores viejos y el amor joven a través de la metáfora de la palmera que crece en Namcheon y el árbol que crece al otro lado del mar, los dos mirando hacia el otro; jugando con el elemento fantástico de que las ramas se estrechan y se buscan en el fondo del mar. Estos árboles aumentan la lista de amores frustrados y este elemento es la clave para descifrar el sueño, pues es la historia de amor de Sunmi y Uhyon: “Las raíces se extendían con enorme velocidad por el fondo del mar hasta juntarse y enlazarse en medio del océano. Las raíces eran tiernas, como manos de amantes, y se abrazaban y acariciaban unas a otras” (Seung-u Lee, 2009.p.172) Kihyon sueña con su hermano, y ahí los papeles se invierten y es él quien no tiene piernas, pues ellas le pertenecen a su hermano. El querer ser el otro, la envidia y los constantes halagos de su madre hacia su hermano mayor y la marcada diferencia que hay entre los dos hermanos, hace que Kihyon desee siempre lo que su hermano tiene. Otro sueño que tiene es después de ver a su madre con su amante bajo la palmera de Namcheon. Los sueños son una manera metafórica e ideal de ver el mundo pues es así como Kihyon quisiera que fuera, pues el quiere ser el otro, quiere ser su hermano. Kihyon es a lo largo de la historia como José el soñador: “Y le contestaron: «Los dos hemos tenido un sueño y nos falta quien lo intérprete.» José les dijo: «¿No es Dios quien da el interpretar los sueños? Vamos, cuéntenme lo que soñaron.»”(Génesis, 40).Su personaje es el puente que une los mundos de Sunmi y Uhyon. Kihyon es solo un intérprete de los sueños.
La herencia genética del amor frustrado Parece que la genética del amor prohibido también se hereda, ya que Kihyon y su padre comparten esta característica, pues aman a quienes no les podrán corresponder .El padre de Kihyon ama a su mujer pero ella siempre quiso a otro hombre (el padre de su hijo 27
mayor). Por su parte Kihyon ama a Sunmi, pero Sunmi jamás lo amará pues ama a su hermano mayor Uhyon. Uhyon y Sunmi vivirán un amor pleno aunque con obstáculos, pero eso no impedirá que se amen, ya que la herencia de Uhyon por parte de sus padres es un amor donde no solamente tu amas si no que el otro le corresponde: “Tu madre no me quería, pero yo seguía rondando a su alrededor, porque creía que era mi obligación, y al mismo tiempo mi felicidad, protegerla. El que tu madre no me amara, no era razón para que yo no la quisiera”( Seung-u Lee, 2009;p.202) .“Estará ahí Sunmi. Es la mujer que quiero. Igual que mi padre a mi madre, yo la quiero a ella, pero ella quiere a mi hermano. Igual que mi madre quiso a otra persona, ella quiere a mi hermano. Sin embargo, así como no se puede decir que mi madre no quiera a mi padre, tampoco se puede decir que Sunmi no me quiera a mi.” Esta última cita resume la concepción del amor para estos personajes, lo importante es amar y no que te amen a ti. El amor estar al servicio del otro y no para si mismo, es un amor de servicio y sacrificio. En un artículo que escribe el Padre Gustavo Vélez Vázquez nos dice unas palabras que la madre Teresa de Calcuta le responde a una religiosa: “¿Madre, y usted no se cansa? -La madre le respondió sonriendo: “Hija, es necesario amar. Amar siempre. Seguir amando...hasta que duela”. (V domingo de Pascua, Vázquez Vélez.).Amar hasta que duela, es así como aman el padre y el hijo, viven para amar, esa entrega sin condiciones que les da la felicidad.
Namcheon: El nuevo Caín y el paraíso eterno Casi al finalizar la novela, se entabla una relación familiar “estable” fruto de la resolución de los conflictos internos de Kihyon, pero esta resolución se hace notar únicamente en el hecho de que él se 28
siente culpable por las desgracias que han caído sobre su hermano, siente que si Uhyon vuelve a la fotografía recuperará así un poco la estabilidad que tenia antes de que él robara su cámara. Para Uhyon la cámara fotográfica es la manera de percibir al mundo, cuando su hermano menor se la roba, rompe por completo la estabilidad en la que estaba. Es por eso que su hermano se empeña en hacer que el tomé fotografías de nuevo, porque así se recuperará el alma, la identidad, y a Sunmi que es el centro de la realidad de Uhyon. Kihyon es un Caín, es el asesino del alma de su hermano. Todo comenzó por la envidia y el gran sentimiento de inferioridad que sentía, y terminó en un arrebato de celos, donde de manera un tanto inocente, vende el alma de su hermano que está simbolizada a través de la cámara fotográfica. Kihyon es Adán, que terminó por caer en la tentación, en este caso la fruta prohibida fue Sunmi, ya que estaba totalmente fuera de su alcance. Pero al mismo tiempo igual que Caín lleva una marca que no se borra y es la culpa:“ (…) La razón más importante era el sentimiento de culpabilidad que tenía en relación con él(…)el pecado inicial, quedará imborrable como un tatuaje(…) él capta con su maquina la desnudez pura de Sunmi .Mi hermano otra vez vuelve a ver el mundo a través de su cámara. Ahora mi hermano contempla el mundo a través de Sunmi, que se introduce en su cámara. Es el mundo del amor” (…)” (Seung-u Lee, 2009; p.213) Y como para el amor nada es imposible, nuestro narrador nos lleva a la última escena del sueño donde ve a su hermano envuelto por el éxtasis mágico que brinda el ambiente del paraíso. En un lugar del Oriente llamado Namcheon se queda la nueva pareja de Adán y Eva, en medio de un paraíso donde la vida comienza y el sueño se termina.
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Referencias Obras citadas Paz Octavio. (2000) La llama doble. Amor y erotismo. México: Seix Barral Seung-u Lee. (2009) La vida secreta de las plantas .México: Ediciones del Ermitaño. Süsking Patrick.(2004) El perfume Historia de un asesino. México: Seix Barrial Vázquez Vélez Gustavo. V domingo de Pascua(En linea) Recuperado el 22 de octubre 2010 de: http://www.homiletica.org/aahomiletica002401.pdf Obras consultadas Michèle V. Chatellier. Rituales con velas(en línea) consultado de: http://books.google.com.mx/books?id=WkfvsRIZ0iIC&pg=PA91&lpg =PA91&dq=ALIBUFERO&source=bl&ots=fPATJUv-QN&sig=3UKL w4ZiWbdCBaBg5LACX5FbvxE&hl=es&ei=HLa0TO_1MYb0swOIqTUCA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=4&ved=0CCUQ6 AEwAw#v=onepage&q=ALIBUFERO&f=false La palma real(en línea) consultado de: http://trincheracubana.net/PalmaCubanaMapa.htm Pierre Grimal, Diccionario de la mitología griega y romana(en línea) consultado en: h t t p : // b o o k s . g o o g l e . c o m . m x / b o o k s ? i d =X y e M R Tw j T V U C & p g =PA 4 3 4 & lp g =PA 4 3 4 & d q=p i n o+m it o l o g i a+g r i e g a & s o u r c e =b l & o t s =7 W_ Z z o P K R h & s i g =A 2 _ o r x I _ h I UA K p2 - P 18 z k c K K B n 4 & h l=e s & e i=mv m 5 T L Pa I Y i sAPIkPHzDg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=3&ved=0C BwQ6AEwAg#v=onepage&q&f=false Biblia Latinoamericana
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Tercer lugar,este texto no sa El árbol y el anhelo de literatura Daniela Guzmán Animación y arte digital, Tec. de Monterrey, Campus Guadalajara
I Una vez hace tiempo alguien me acusó de padecer una insaciable necesidad de literarizar mi vida. Puede que esa persona haya tenido razón pero, si he de declararme culpable de crimen alguno, no lo haré sola: antes diré que Lee Seung-U no sólo ha perpetrado la misma infamia, sino que además ha escrito un libro que es casi un manifiesto, un manual pormenorizado en el que explica, valiéndose de exquisitos personajes y jugosas metáforas, no sólo su particular modus operandi, sino un modus operandi que puede hacerse extensivo para casi todos los que de algún modo o de otro creemos en la literatura no sólo como un accesorio cultural sino como un estilo de vida. Y es que no me parece que sea difícil imaginar, sobre todo para aquellos que hemos experimentado el ansia por esas maneras delicadas, por ese fino discurrir del tiempo, por esa claridad de solsticio que adquieren algunos objetos a la luz de la literatura, que cuando Seung-U repite a lo largo de todo su libro este leitmotif de la metamorfosis en árbol como realización póstuma de un amor frustrado no está hablando de un fenómeno botánico, ni siquiera de un fenómeno que se limita exclusivamente a ser bello, sino de un fenómeno literario. Que convertirse en árbol es pues, una metáfora de lo que significa 32
convertirse en literatura, y ya no en cualquier clase de literatura sino en metáfora, en poesía pura. El propósito de mi ensayo es, entonces, explorar la posibilidad y la cabalidad de esta metáfora.
II Yo no recuerdo desde cuándo es que deseo convertirme en literatura, ser parte de ese sensible tejido que opera en el universo del verbo y el sustantivo, pero quizás uno de los momentos más notables de este anhelo fue cuando se robaron la malva. Y es que en casa teníamos una malva, estaba plantada en el pradito de la banqueta aledaña a nuestra cochera. Si me preguntasen, sería incapaz de precisar el color de sus pétalos y la textura de su follaje, pero lo que sí recuerdo con limpidez es la impresión que me produjo la noticia de su falta. Era sábado por la noche y mi madre había salido a despedir a unos tíos que habían venido de visita. Al volver me lo dijo: que se habían robado la malva, que alguien la había arrancado de raíz y se la había llevado para siempre. ¿A dónde? ¿Quién y con qué insólito propósito había sido el responsable de semejante hurto? No lo sé y nunca lo supe, pero justamente esta incertidumbre me produjo una exaltación que pocas otras veces he experimentado. Para mí no se trataba sólo de la inverosimilitud de haber robado una planta, un ser vegetal con escasísimo valor monetario, sino de la magnitud, de la osadía con la que el ladrón, quienquera que hubiese sido, había trasgredido mi realidad. Y es que mientras el ladrón arrancaba de mi prado una malva concreta, una malva que yo no conocía y no amaba, sembraba paralelamente en mi cerebro un concepto único de malva, una malva perdida y no recuperada, una malva más hermosa y lumínica que todas las malvas del mundo. Una malva que amo, a pesar de, y acaso aún más por la vaguedad con la que la representa mi pensamiento, por el misterio 33
insoluble que reviste a sus pétalos. Pensé entonces que alguien con el atrevimiento necesario para haber ejecutado aquel acto, no podía ser menos que un poeta. Y no sólo un poeta que es artífice de las palabras, los conceptos y las imágenes, sino un poeta que es artífice de los actos, de la propia sustancia de la vida. Y es que como mencionaba Plascencia Ñol hace algunos años en su taller de poesía: en el poema recurrimos a objetos, a imágenes, a referencias de la realidad, pero, apenas éstas atraviesan las puertas de la poesía, éstas atraviesan también su propio concepto y se transmutan en otra cosa, o, dicho de otro modo, a la manera de Gamoneda: “la poesía no se refiere a la realidad sino en modo secundario. La poesía crea realidad...” De este modo quien robó mi malva sustrajo eso: una malva, se adueñó de un ente físico y lo transformó, por medio de la poesía de su acto, en una nueva realidad, en una nueva malva que es símbolo inmortal de la otra efímera y transitoria.
III Decidí hablar del hurto de la malva como ejemplo de la transustanciación poética que puede acaecer en un terreno ajeno al de las palabras porque creo que, para que ésta se llevase a cabo, fueron necesarios al menos tres elementos contenidos también en el ejemplo perfecto de transustanciación que ofrece Seung-U: el de mutar en árbol como una metáfora de lo que significa mutar en poesía. Y es que, por un lado, para que la transustanciación de la malva ocurriese fue necesario, primero, que un misterioso ladrón perpetrase un crimen; segundo, que éste crimen transgrediese la realidad y esta transgresión trajese por consecuencia una pérdida, y tercero, que una persona, en este caso yo, fuera el vehículo de la sublimación del duelo causado por esta pérdida.
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IV Según la tercera definición que la Real Academia Española hace de éste, crimen es la “acción voluntaria de matar o herir gravemente”, pero si pensamos que aquellos que pueden ser muertos o heridos gravemente no son sólo las personas, sino también los objetos, las plantas, los actos, los sucesos, las palabras, la realidad misma, entonces podemos entender que cualquier objeto, planta, acto, suceso, palabra o la realidad misma puede ser víctima de algún fatal e indecible crimen. Herir la realidad significa desgarrarla, transgredirla; significa que un trozo de ella ya nunca podrá ser el mismo, ya nunca podremos experimentarlo con los mismos ojos o con la misma disposición de conciencia. Cualquier crimen es ya por sí mismo un crimen contra la realidad: si yo mato o hiero gravemente a mi prójimo, ni él mismo, ni yo ni nadie podrá verlo ya de la misma manera: si lo mato, porque estará muerto y si lo hiero, porque aún después de sanar quedará en él una cicatriz, una marca imborrable de mi presencia en su piel, en su intimidad y en sus vísceras. Y siempre, en ambos casos, se verá perdida una parte de la realidad, una parte que hablaba de mi prójimo vivo y sano, de mi prójimo antes de mi presencia en su piel, su intimidad y sus vísceras. De este modo todo crimen trae consigo un desgarramiento, una transgresión de la realidad y la pérdida de algo que será ya irrecuperable. Por eso el robo de mi malva, tan inocuo y baladí, es un crimen de desmedidas proporciones, pues, al ocurrir, no sólo me despoja de mi planta y despoja a ésta de su hogar, sino que genera un desgarre en la realidad: esa malva ya no estará conmigo, ya nunca la percibiré de la misma manera, acaso tampoco percibiré ya de la misma manera a ninguna malva ni a ningún otro ser vegetal que habite esta tierra. Por otro lado, en La vida secreta de las plantas, su autor habla de múltiples crímenes y múltiples desgarramientos. Sea que los perpetre Kihyon, o una vagas e imprecisas entidades políticas, o el 35
destino o la vida o la fatalidad, nos hablan siempre de una misma constante: la ruptura. El primero que Seung-U nos presenta, y quizás el más grave y abrupto de todos los crímenes es el amor. No es misterio para nadie que el amor es capaz de matar y herir gravemente, y no imaginemos que esto ocurre sólo en una novela romántica o wertheriana, sino en cualquier manifestación del amor: el amor es siempre una trasgresión de la realidad, un desgarramiento que acaece en el uno como tentativa de acercarse o de contener en sí mismo a un otro a veces presente, a veces distante, pero siempre primado por la posición que ocupa en el alma y la mente de quien le ama. Cualquiera que ame o haya amado sabe que una parte de la realidad, una parte de nosotros mismos que percibía el mundo antes del amor, al atravesar el umbral de éste, se ha perdido para siempre. Además el amor es la fuente o el vehículo de todos los demás crímenes que han de ocurrir en la novela. Un poco por amor, un poco por despecho, y otro poco por la determinación voluntaria de causarle un daño, Kihyon vende la cámara de Uhyon y, como consecuencia última de este acto, Uhyon pierde las dos piernas durante el tiempo de servicio que es forzado a prestar al ejército. Entonces la realidad de Uhyon cambia, es trasgredida y mutilada al igual que su cuerpo: aquella parte de la realidad en la que este hombre tenía sus dos piernas unidas al tronco se ha perdido para siempre. Este crimen es quizás el más “criminal” que nos presenta el libro, por decirlo de alguna manera, pues de todos los que acaecen es el que mejor cumple la condición de ser “una acción voluntaria”, estatuto incluido en la definición ofrecida por la Real Academia y que hasta ahora yo había pasado por alto, atribuyéndole los crímenes a entidades vagas o a la simple fatalidad de la vida, pues, en realidad, ¿quién no perpetra un crimen movido por la fatalidad inexorable de su destino, de las circunstancias que, hayan sido planeadas o fortuitas, le han precedido y están ya consumadas, inamovibles 36
monumentos en el país de lo que ya nunca podremos cambiar? Pensemos por ejemplo en Edipo, quien, ignorante de que ese hombre a quien ha asesinado era su padre y de que aquella mujer con la que ha fornicado era su madre, ha sido arrastrado al crimen por la fatalidad de su destino de la misma forma en que Kihyon es arrastrado al crimen por la fatalidad de una Sunmi que no corresponde a su desmedido amor, de un Uhyon altivo e insensible a sus celos, de una madre que ha puesto siempre a su hermano por delante de él... ¿qué más podía hacer Kihyon sino lo que hizo? ¿Alguno de nosotros acaso, asediado por un crimen tan grande como el del amor, no habría cometido aún más pérfidos crímenes? Empero, pese a que actuaron motivados por la fatalidad, ni Edipo, como menciona Milán Kundera en La insoportable levedad del ser, ni tampoco Kihyon, pueden alegar ignorancia por los crímenes cometidos y está no sólo en su posibilidad, sino en su deber el subsanar aunque sea una parte del mal que han suscitado. En el caso de Kihyon, esta tentativa de redención y los actos que realiza en virtud de ésta, vertebran, en cierta medida, la narrativa de La vida secreta de las plantas, pues Kihyon narrará su historia desde el arrepentimiento, la nostalgia, la asimilación de que Sunmi jamás será suya y los esfuerzos que realizará, aún a pesar de sí mismo, para que ésta vuelva a los brazos de su hermano. Este deseo de redención ya es en sí mismo un intento de resiliencia, una tentativa de Kihyon de arrostrar sus propios desastres y superar las pérdidas con las que lo ha agujerado la vida. Empero no es la clase de superación de duelo que conduce a la transustanciación poética planteada por este ensayo. No, esta clase de superación, en el caso particular planteado por La vida secreta de las plantas, viene a efectuarse sobre las pérdidas ocasionadas por un crimen muy específico que aparece también como leitmotif y columna vertebral de la temática del libro: el amor frustrado.
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Sí, amor frustrado: amor frustrado de Kihyon por Sunmi, quien nunca le amará y su corazón estará siempre subyugado por Uhyon, quien, a su vez, se verá impedido por su invalidez, por las intrigas del cuñado de Sunmi, por los crímenes de Kihyon, es decir por la fatalidad, para amarla y hacerla suya siempre. Amor frustrado de Yuni hacia el misterioso “secretario” quien, muchos años después de ser desaparecido por una vaga entidad política, volverá a encontrarse en Namcheon con la mujer a la que amó sólo para inmediatamente después morir, sabedores los dos de que su amor nunca fue posible en esta vida, de que ella se entregó en matrimonio a un hombre a quien amó con respeto pero no con deleite y con pasión mientras que éste, consciente de que ella no le corresponde, le amará toda su vida con la misma devoción con la que ama y cuida las plantas de su jardín. Amor frustrado embebido en una telaraña de crímenes perpetrados por el hombre y por el infortunio: ¿qué mejor manera de salirse de la realidad, aprovechando las grietas, las hendiduras ocasionadas por la misma naturaleza del crimen?, ¿qué mejor oportunidad para Kihyon de refugiarse en la fantasía de las tardes en las que usurpa la habitación de su hermano y escucha las cintas que Sunmi ha grabado para Uhyon, imaginando que canta para él y no para aquel otro?, ¿qué mejor oportunidad para el padre de Kihyon de buscar en las plantas de su jardín la correspondencia de amor que no ha encontrado en su esposa? ¡Qué mejor oportunidad para Uhyon de soñar con convertirse en el pino que acoge el abrazo eterno el alibufero, de encontrar la mejor solución que podía darle a su laberinto de soledad, frustración y prostitutas: la de convertirse en árbol! Sí, el amor frustrado es la puerta perfecta por la que podemos atravesar el umbral de nuestro mundo prosaico hacia un universo más fantástico, más simbólico, más eterno. El amor frustrado es motor de la poesía, desde las mitológicas metamorfosis narradas por Ovidio, y más tarde recreadas por Nicolas Poussin en su cuadro 38
El jardín de Flora (en el que por cierto, todos los representados, con excepción de Apolo, han sido transformados en seres vegetales a causa del amor frustrado) hasta el postmoderno Haruki Murakami quien, en Sputnik mi amor, con un estilo que a mí en lo particular me remite un poco al del mismo Seung-U con su narrador subjetivo, intimista e introspectivo, con esa delicada proyección de imágenes y hechos en un vaivén temporal zigzagueante pero suave, y con esa comunión constante entre poesía y realidad, hace una historia que versa exclusivamente acerca del amor frustrado al comparar a los hombres con satélites que orbitan solitarios y que nunca se tocan, y encarna esta metáfora en K, enamorado de Sumire, a su vez enamorada de Myû, quien perdió su capacidad de amar y de experimentar deseo sexual muchos años atrás a causa de un extraño incidente en una rueda de la fortuna. Murakami, quien pinta una historia en la que todos los personajes buscan, pero ninguno encuentra, narra también la desaparición de Sumire, quien después de declarar su amor a Myû y saberse no correspondida, huye entre las lomas de una enigmática isla griega y no se vuelve a saber nada de ella hasta que, hacia el final del libro, cuando ya nadie espera encontrarla, llama a K desde una cabina telefónica y el autor nos insinúa que una especie de portal dimensional se abrió en la isla griega y mantuvo a Sumire encerrada en una realidad paralela por cerca de seis meses. Creo que, a través de esta historia, Murakami hace una alusión muy directa a esta capacidad que intento referir, a esta habilidad que aparece si y sólo si nos enfrentamos a una pérdida, a un crimen de la envergadura de un amor frustrado: esta capacidad de no sólo romper la realidad y contemplar la grieta, sino de salir de ella y entrar a este otro mundo más fantástico, más simbólico, más eterno: el de la poesía. Y si bien, Murakami encuentra su límite en la insinuación de este universo y nos cautiva con el encanto de su misterio inacabado, Seung-U va más lejos y nos introduce en él, y no sólo eso, sino que además le pone nombre y ubicación geográfica específica. 39
Sí, este mundo simbólico, poético, en la obra de Lee Seung-U está ubicado en la casa del acantilado al pie de las playas de Namcheon. Namcheon se nos presenta como el sitio, el habitáculo a donde van a parar todas aquellas cosas que hemos perdido a causa del amor frustrado o de cualquier otra cosa, porque, a fin de cuentas, todas las pérdidas son amores frustrados: amor frustrado entre el mundo y el hombre, entre éste y el lenguaje, entre mi persona y todas las cosas que perdí en la secundaria y que nunca aparecieron en el departamento de objetos perdidos detrás de la oficina del prefecto, amor frustrado entre mi malva y yo. Todas las cosas que perdí, que perdimos: todas las cosas perdidas del mundo, transmutadas por una suerte de sublimación freudiana, habitan ahora en Namcheon: Kihyon y Sunmi habitan ahí, en un universo alterno en el que ella le ama a él en lugar de a Uhyon; aunque también moran, paralelamente, Uhyon y Sunmi, junto con Yuni y el padre biológico de Uhyon, amándose para siempre. También mi malva perdida habita en Namcheon. Empero en este paraíso no habitan los objetos físicos, pues éstos, han sido ya, a causa del crimen y la pérdida, arrancados por completo de nuestra realidad. No, lo que mora en Namcheon no son objetos materiales, sino esencias.
V Pensar en un mundo habitado exclusivamente por esencias me remite de algún modo a la pintura metafísica de Giorgio de Chirico y sus maniquíes distantes, sus parajes desolados y esa atmósfera de abandono, de inmovilidad, de atemporalidad que campea en todos sus cuadros. Alguna vez leí un artículo de Carlos Weisse, un psicoanalista que analizaba la trayectoria artística de De Chirico a la luz de los conceptos freudianos acerca del duelo y la sublimación. Weisse 40
mencionaba que, marcado por la temprana muerte de su padre, De Chirico habría renunciado a la representación de figuras puramente humanas o puramente vivas, pues abolir lo humano o abolir lo vivo equivale a abolir simbólicamente todo aquello que es transitorio, todo aquello que es susceptible de perderse o degradarse por acción del tiempo o de la fatalidad. En un principio esta renuncia encarna la negación de De Chirico a asumir el duelo y su resistencia a sufrir más pérdidas de la misma nauraleza, empero, con el tiempo, conforme De Chirico remonta el camino de la sublimación del duelo, que consiste en reemplazar el objeto perdido con un nuevo objeto simbólico que puede ser, por ejemplo, de corte artístico o intelectual, su tentativa inicial de abolir todo aquello que es transitorio se convierte en el manifiesto artístico con el cual ha de enarbolar el movimiento metafísico que consistirá en pintar las esencias, en pintar la vida de la que podrían estar dotados los objetos inanimados más allá de nuestra limitada percepción y la trascendencia que podría tener esta vida interior más allá de su duración, de su transitoriedad, de su cualidad de efímeros. De este modo la pintura de De Chirico ya no parece tan sombría, ese silencio pétreo que imperaba en sus representaciones inanimadas es reemplazado por un diálogo secreto, por el diálogo de cosas que han quedado inmóviles pero que en otro lado, en otra realidad que nosotros no percibimos tienen una vida que trasciende las fronteras de la vida humana limitada por el tiempo y el espacio. Algo así me imagino que debe ser Namcheon, no en un sentido estético o descriptivo sino en un sentido conceptual: un sitio donde todas estas cosas que se han perdido, una vez abolida la caducidad a la que estaban sujetas por causa del tiempo y de la existencia física, mantienen un diálogo secreto, eternizadas en su belleza, en su esplendor, en su inmortalidad, de la misma forma que las plantas, aparentemente inmóviles, mantienen intercambios secretos, movimientos sutiles hacia el amor y lejos de los embates de la soledad y del tiempo. 41
La sublimación entonces viene a ser aquello que permite que un objeto perdido, una vez depurado del dolor que ha causado su pérdida, se conserve para siempre exento de todo aquello que es volátil, todo aquello que es circunstancial y que ha de degradarse con el tiempo. Algo así como conservar una mariposa en pleno vuelo, como capturar el latido de un corazón y hacerlo eterno, extender su duración más allá de la duración humana hacia la duración eterna, convertirlo en un árbol inmóvil que calle el lenguaje efímero de los hombres pero hable exclusivamente el de la poesía. La sublimación patenta la posibilidad de la poesía. Es lo que opera para que sea válida la aseveración de Eduardo Milán acerca de que “toda escritura nace de una herida que nunca cicatriza porque su abertura es la posibilidad de la escritura”. El proceso no se termina con el crimen que hiere la realidad, que le arranca un trozo y se lleva con éste alguna de las finas capas que envuelven nuestra alma. No, porque esa ruptura, esa pérdida hace posible que aquello que perdimos se convierta en un símbolo, en una metáfora de sí mismo y no sólo eso, sino que al transustanciarse se vuelve perenne como las hojas de los árboles. Namcheon, el sitio a donde van todas las cosas perdidas, es un sitio en el que el tiempo no transcurre, y si transcurre, lo hace de una manera muy distinta a la de nuestro mundo prosaico. Por eso Namcheon es un paraíso, por eso está fuera de la realidad, ya lo dice Lee Seung-U. Por esta razón, Uhyon, quien lo ha perdido todo: las piernas, el futuro, la esperanza, la dignidad, el amor, tiene por única aspiración convertirse en árbol. Él mismo es una pérdida, y aspirar a ser árbol, a ser metáfora, a convertirse en un símbolo eterno es la única forma de perdurar en un mundo que ya no tiene sentido. Es la única forma de ser redimido, de sustraerse a la caducidad, a la pérdida, a aquellas cosas que lo han herido: Uhyon sabe que un árbol es la inmortalización de aquello que es efímero. Además, si él se convierte en pino, Sunmi, la otra mitad de la ecuación, la otra parte de la pérdida, se convertirá en alibufero y juntos podrán con42
sumar el amor que les fue negado en la tierra. Irán a Namcheon, al sitio de los diálogos secretos, de la comunicación fortuita, al sitio de los maniquíes de De Chirico. Aspirar a ser árbol es aspirar a ser esencia pura, a no vivir en este mundo prosaico, en este mundo de desastres y pérdidas, de tránsitos y rupturas, es aspirar a ser literatura. Quizás por eso la narración de Lee Seung-U se termina antes de que sepamos si Uhyon y Sunmi se encontraron o no. Puede que haya sucedido, puede que Kihyon haya llevado a su hermano a Namcheon y que Sunmi haya desaparecido y dejado tras de sí un alibufero que crezca a la sombra de la enorme palmera, símbolo de todas las rupturas y de todos los amores frustrados. Puede. O puede que no. Quizás lo mejor para nosotros, y para ellos es no saberlo. Conjugarlo en nuestra imaginación pero jamás adquirir la fatalidad de una certeza. Si Uhyon y Sunmi se encontraron quizás su amor dejó de ser ideal, se casaron y el romance sucumbió a la rutina y los roces de la convivencia, se dejó desastrar por los embates del tiempo y esa luz clarividente que lo iluminaba cuando fue un amor imposible se ha ido de ahí para siempre. Por eso es mejor no saber cuál fue el resultado de su encuentro, conservar esa incógnita, conservar la posibilidad de la imposibilidad de la misma forma en que conservamos la memoria de todos aquellos a los que amamos y no nos correspondieron: porque esa convivencia tan anhelada no se ha disuelto con el tiempo, porque nunca existió y habita, revestida por la exquisitez que sólo poseen las metáforas y las ideas, en el paraíso de Namcheon junto con todas las demás cosas que hemos perdido, junto con todas las demás cosas que nos han sido negadas. Quizás por eso es tan significativa la petición que hace Sunmi a Uhyon en la canción que escribe para él: “antes de que se deshaga y se disuelva, saque una foto de mi corazón, señor fotógrafo” , y ninguna palabra de ese ruego está seleccionada al azar. Por eso Sunmi pide que su corazón sea fotografiado, en pleno latido, antes de deshacerse y disolverse. Porque un corazón puede ser herido, y quizás 43
esta herida lo convierta en una metáfora, en la posibilidad de una escritura y esto lo eleve: una herida en el corazón es dolorosa, pero no del todo indeseable, en cambio la disolución equivale al fracaso, a aceptar el yugo de tiempo, la rutina y lo prosaico. Disolverse no es morir, es desaparecer sin posibiliad de trascendencia. Además Sunmi le pide que le fotografíe el corazón, a Uhyon que no hacía sino fotografíar documentos de valor histórico, a Uhyon que no creía en la fotografía como arte o como hacedora de belleza. Se lo pide como haciéndole una invitación que es extensiva para todos nosotros: una invitación al arte que es la única forma de capturar las esencias, de capturar una mariposa en pleno vuelo o un corazón en pleno latido; la única forma de trascender el crimen, el duelo, la pérdida y el peligro de la disolución a causa del paso del tiempo. Hacer arte es aspirar a ser árbol, a hacer de la poesía, vida y de la vida misma, poesía.
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Mención Honorífica, El tiempo intensivo en la novela la vida secreta de las plantas de Lee Seung-U Lourdes Noriega Literatura, ITESO Guadalajara
En opinión de Guillermo Samperio lo fantástico en la literatura: “abarca relatos cuyas leyes son distintas a las de nuestro mundo cotidiano o son puestas en tela de juicio […]. En el texto fantástico jamás se resuelve si el encuentro con lo sobrenatural realmente ocurrió o fue una ilusión de los sentidos.” (“Damas fantásticas literarias” en Día siete, 14). Tal vez por ello, nunca sabremos el final de la novela: La vida secreta de las plantas de Lee Seung-U1 pues una escena familiar y los espacios sin tiempo del mausoleo real y de Namcheon, son los únicos retazos que nos deja el autor entre las manos. Con ellas tendremos que inventar una historia hecha de raicillas que con el tiempo se vuelvan leñosas pues en la fantasía: “lo increíble puede ser real” (104). Existen dos espacios en la novela de Lee que parecen moverse en esa dimensión fantástica: El bosque del mausoleo real y la casa junto al mar de Namcheon. Son lugares mágicos donde el tiempo parece detenido y todo se percibe irreal, y ambos guardan un misterio que debe ser develado sólo para quien esté preparado a verlo. 1 Lee Seung-U, La vida secreta de las plantas. Trad. Kab Dong Cho, Bernardino M. Hernando. México, D.F. 2009: Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V. A continuación, todas las citas del mismo aparecen señaladas en el texto con el número de página entre paréntesis.
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En lo fantástico no existe determinación del ser con ataduras que lo aprisionen: nombre, edad, estado civil, etc. Aquí los sentimientos fluyen libres. Es el espacio de los amantes. Y en medio de este espacio… surge el milagro en la forma de un árbol: una palmera imposible, un alibufero abrazando un pino o un fresno tan grande que puede sostener el cielo y el tiempo. Para Kihyon, el protagonista, el espacio que ocupa el mausoleo real y a donde el hermano encuentra la paz que necesita para seguir viviendo, sólo se proyecta durante la noche, cuando todo está oscuro. El lugar le recuerda los bosques de los cuentos infantiles donde las brujas y los fantasmas hacen su aparición: “Son un mundo regido por reglas completamente diferentes y, por una inconcebible lógica, incompatible con las leyes diurnas de las aldeas. […] los bosques nocturnos gravitan en un mundo muy diferente, escondido al otro lado de la realidad” (35). En cambio, la casa junto al mar de Namcheon tiene su magia durante el día pues da la impresión de ser una pintura o un sueño. Kihyon lo ve como un espacio inaccesible para el que vive el mundo cotidiano: como un lugar sobrenatural, en otra dimensión. En él crece una enorme palmera que el papá de Kihyon califica de milagrosa, pues esa planta no crece en estas latitudes. Su semilla llegó a las costas de Corea tras un largo viaje desde tierras tropicales. Deleuze y Guattari hablan del espacio de lo fantástico como aquél que rescata de manera deliberada, aquellos elementos de tipo anómico 2 que el mito cristaliza, y que al hacerlos entrar en nuevas formas de expresión como el cuento, producen en el observador una imagen distorsionada. En este caso, los árboles son el elemento 2 Los fenómenos anómicos son fenómenos de borde, ocupan una posición en la frontera de los campos y las relaciones entre ellos son de alianza, no de poder. “Los fenómenos ‘anómicos’ no son degradaciones del orden mítico, sino dinamismos irreductibles que trazan líneas de fuga, e implican otras formas de expresión que las del mito, incluso si éste las repite por su cuenta para detenerlas”. (Duvignaud en Deleuze y Guattari, Mil mesetas 244). El cuento es una forma de expresión que maneja este fenómeno. Anomal: de “an-omalía”, sustantivo griego que designa lo desigual, lo rugoso, la asperidad, el máximo de desterritorialización y sirve para situar las distintas posiciones de un individuo excepcional en una manada. (Mil, 249)
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mítico tomado por Lee para proyectar una dimensión no visible de la realidad que se mueve paralelamente a la trama de la novela. Los árboles no son tomados como elementos aislados o decorativos, sino como una metáfora de lo que están viviendo internamente los personajes. La distorsión en la imagen proyectada es muy evidente en el caso de Kihyon: para él, el bosque nocturno en el mausoleo real es el mismo donde fueron abandonados Hansel y Gretel un día por sus padres. Ahora él y su hermano Uhyon comparten el mismo escenario: “[…] en la casa no me trataban mejor que a un perro” (56), nos dice Kihyon, y no duda que en cualquier momento se podría aparecer la bruja para llevarlos a su casa de galletas. Donde Uhyon ve la floresta, Kihyon ve “un agujero negro, la metáfora de un cuento de hadas…” (35). La bruja en su agujero negro no es otra cosa que ese dinamismo irreductible que trazará una línea de fuga en la vida del protagonista permitiéndole entrar a otras formas de ser más justas y humanas. Ahí se reconciliará con su padre y su hermano, y la rueda del tiempo volverá a echar a andar. Sin embargo, desde mi punto de vista, tanto la referencia occidental del bosque en el cuento de los hermanos Grimm, como el referente mitológico griego de la metamorfosis, carecen de la fuerza necesaria para producir la transformación que vive Kiyon en la novela. La magia mística del bosque y de los árboles tal como los vemos en la novela no puede tener otro origen que el de una cultura donde la naturaleza y el hombre están íntimamente unidos, pensamiento mucho más afín al oriental y a aquellas culturas originarias del mundo. Las referencias occidentales de la novela se notan flojas, sin consistencia; en realidad no son ellas las que mueven el relato, sino las orientales. Son como esa corriente subterránea que alimenta las raíces de los árboles dándoles la fuerza necesaria para crecer y a cuyas fuentes recurre Kihyon para encontrar la humildad3, cualidad indispensable para lograr una empatía con los demás personajes y su comprensión. Del latín: humus ‘tierra’, ‘suelo’: ‘tener los pies sobre la tierra’, ‘ser humilde’.
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Son los bosques terribles y misteriosos que rodean los valles y las aldeas en Kensaburo Oé: es el Gran Hinoki del Tenkubõ en su Cartas a los años de nostalgia; es Silvina Ocampo “perdida en el bosque del desconsuelo” de Beatriz Espejo; “Un sauce de cristal, un chopo de agua, un alto surtidor que el viento arquea, un árbol bien plantado mas danzante” de Octavio Paz; la Ceiba que guiará a Pakal hacia los siete cielos de los Mayas; la Higuera donde Buda alcanzó la iluminación; el Árbol de la Sabiduría del Edén; el árbol cósmico de los indios tarahumaras: “el Árbol de la Vida que pasa por el centro de la Realidad” (Artaud, Los tarahumara, 53); son las matrioskas hechas con madera de tilo: pequeños troncos ahuecados que incluyen una muñeca dentro de otra, y cuyos motivos pictóricos reflejan una evolución floral desde los incipientes botones de la muñeca más pequeña, hasta el bouquet de flores y ramas que adornan la muñeca más grande. Es toda una filosofía de la vida que nos lleva a comprender que nuestra propia vida está ligada a las plantas, que los hombres guardan en su interior un árbol que crece y florece de acuerdo a sus actos. Me vienen a la mente los bonsái, pues ellos concentran en su tamaño toda la vitalidad de un gran árbol. En ellos va impresa la paciencia, el tiempo lento, la fuerza de contensión. Su ser nace de una vida en el límite, en lo frugal y básico. Es producto del ayuno alimenticio. Ellos se veneran por su vejez y su belleza, no por su tamaño. Se dice que el árbol es bello porque expresa su tema, y no puedo dejar de pensar en el alibufero abrazado al pino en el mausoleo real o la gran palmera en Namcheon. El primero expresa los sentimientos de Uhyon que fluyen libres para lograr encuentros imposibles o quimeras, y la segunda, refleja el espacio-tiempo mágico de los amantes. Estos son árboles que han guardado el espíritu de los hombres. Pero en la novela de Lee hay un árbol especialmente bello que no tiene presencia física en la historia. Éste permanece oculto en el interior del padre de Kihyon. El adolescente rebelde lo ve en un sueño como la palmera que crece en la playa de Namcheon: “Mi 48
padre-árbol perforaba el espeso suelo para echar raíces en la profundidad” (110). Y si hay que ponerle nombre, yo lo llamaría: “bonsái”, por ser un personaje límite, que permanece en los márgenes de la historia y sin embargo, toda la trama gira sobre su eje. Pero como todo sujeto marginal su influencia es sutil, callada pero eficiente; aparentemente insignificante pero de una gran fuerza. “La fuerza del débil” diría José Donoso en su novela: El obsceno pájaro de la noche. A los bonsái se les ha comparado con el arte Zen pues ambos se basan en dos conceptos: wabi que es austeridad, y sabi que es la soledad. En ambos encontramos la sublimidad austera, la asimetría, la profundidad sutil y la libertad de ataduras. Lo simple, lo tranquilo, lo natural es su ser. En el arte Zen se trata de mantener únicamente los elementos esenciales que se requieren para transmitir el mensaje del artista. El padre ni siquiera tiene nombre. Es un ser solitario y callado. Lleva una vida simple y aparentemente sin sentido, aunque poco a poco Kihyon se irá dando cuenta de su verdadera naturaleza. Y aquí quiero contrastar a estos dos personajes porque son los que están en los polos opuestos del movimiento: el padre, en la inmovilidad, Kihyon, en la máxima velocidad. En el desarrollo de la novela este contraste se va haciendo menos profundo hasta que ambos se encuentran en un punto medio: el padre deja su vida aislada y poco creativa para volver a su antigua afición: la cocina, que reúne a la familia alrededor de la mesa; y Kihyon se detiene a “mirar” a los que lo rodean para empezar a comprenderlos. La estrategia que usa el padre para lograr este acercamiento es indirecto y sutil como lo es su naturaleza, pero al mismo tiempo, sigue la impronta del joven para lograr su objetivo. Se relaciona con él “a su manera”, se sube a “su tren” porque sabe que es la única manera posible de lograrlo, y “hacerle ver”. Este hecho producirá una desaceleración en la vida de Kihyon que le permitirá iniciar su madurez. Los encuentros entre el padre y el hijo en los primeros capítulos de la novela, suceden en el espacio-tiempo lento del padre, y 49
por ello, son inútiles. Así lo demuestra el pasaje donde el padre le dice a Kihyon que las plantas sienten y perciben el corazón de los hombres y que por eso al hablarles, ellas le responderán transformándose: “La superficie de la planta percibe tu corazón a través de tu mano” (108). Pero Kihyon lo tacha de irracional y absurdo por creer que sólo se puede oír con los oídos. Kihyon nos describe su vida familiar como solitaria y fría: “Vivíamos como desconocidos, pero nadie se quejaba y nadie se sentía incómodo por ello” (27): una familia disgregada y acostumbrada a esta forma de ser. Yunhi, la mamá, nos dice que es dura y controlada; el padre, aislado y callado. El hermano, Uhyon, es el consentido de la madre: “brillante, inteligente y guapo” hasta que sufre un accidente y se encierra en su mundo enfermo e irracional. La falta de reacción ante cualquier estímulo era su respuesta habitual. Rara vez Kihyon interactúa con él. La impresión más fuerte que nos trasmite el protagonista sobre los miembros de su familia es la de un gran retraimiento y sedentarismo propio de las personas mayores. En el caso de Uhyon es producto de un accidente que lo ha dejado sin piernas, y lo mantiene inerte y aislado del mundo. Acaban por parecerse a tres árboles viejos y secos sembrados uno al lado del otro de manera casi azarosa, sin que haya ninguna relación entre ellos. Son seres estáticos: se mueven poco o nada. El único que se mueve en la novela es Kihyon, y lo hace como loco: ya sale, ya entra, se va de la casa por temporadas; su trabajo en la oficina llamada “Nosotros Corremos por ti” refleja la dinámica que lo mueve: “Todo lo que hacía era corretear de la oficina de Registro Inmobiliario a la oficina de Administración Urbana […]. Era un trabajo muy apropiado para un tipo como yo, acostumbrado a ser una especie de vagabundo” (24). Luego como investigador privado, se hace llamar “Abeja y Hormiga”. Su ser es movimiento. Por eso no los entiende y le desesperan. Cree que son indiferentes y vacíos. Sus vidas no tienen sentido para Kihyon. La pregunta central sería: ¿por qué Kihyon no puede entrar en 50
relación con los otros? Veamos cómo es la vida de Kihyon con respecto a los demás personajes de la novela. Decíamos que el joven los describe como personas aisladas y sedentarias, es decir, estáticas. ¿Y cómo es Kihyon? Él todo el tiempo se está moviendo, por lo que podemos deducir que sus “tiempos” no coinciden y eso los hace incomprensibles. Más adelante en la novela sabremos que no es que no se muevan, sino que Kihyon se mueve tan rápido que le parecen estáticos. Sucede en el mundo físico que la percepción de un observador en movimiento es muy diferente a la de alguien que está parado, o que se mueve lentamente. Entre mayor sea el diferencial entre las velocidades del observador y el objeto, mayor será la distorsión; incluso, el que va más rápido llega a pensar que los otros están estáticos, aún cuando se puedan estar moviendo. Y no es que no se muevan, sólo se mueven más lentamente. Sólo después de un largo proceso de sensibilización, Kihyon podrá decir: “Llegué a la conclusión de que no es que un árbol no se mueva, sino que no se percibe su movimiento” (141). Sí, él, en su movimiento desenfrenado por la vida es incapaz de percibir a aquellos cuyo movimiento es más lento. Pero esto no es algo novedoso: Kihyon es todavía un adolescente. Tanto los niños como los jóvenes son por naturaleza dinámicos: sus padres les parecen lentos y viejos no importa la edad que tengan. Sólo la madurez otorga la calma. Al igual que el Principito deja su pequeño planeta y se pone “en movimiento” viajando a otros mundos hasta que madura y puede volver a su lugar de origen, así Kihyon tendrá que pasar por un periodo de maduración antes de poder “captar” el complejo mundo de los sentimientos que vibra bajo la apariencia estática de los otros. Donde un Kihyon inmaduro veía dos viejos troncos aislados y secos, se le presentan al final de la novela como dos grandes árboles cuyas profundas raíces se abrazan cariñosamente bajo tierra. Pero esta relación es invisible a los ojos de Kihyon porque no ve con el corazón. Ya lo había dicho el zorro al Principito: “Sólo se ve con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos” (Sait-Exupéry, El 51
Principito, 73). Pero veamos cómo se da la relación de Kihyon con su padre a lo largo de la novela y los índices de velocidad que manejan. El padre se mueve en el espacio-tiempo de los árboles, donde el tiempo parece detenido. Su inmovilidad no es estática, ocurre en el espacio de las intensidades. Son viajes in situ donde “a fuerza de no migrar, de no moverse se viaja en profundidad” (Deleuze y Guattari, mil mesetas, 490). Profundidad que el Zen vincula con reverberaciones interminables donde los procesos reflexivos se dan. Kihyon se mueve en el espacio-tiempo de los adolescentes, donde la velocidad es su medida. Hay una exigencia de movimiento constante que impide la reflexión, y se actúa de manera automática, reactiva, visceral. Para diferenciar los diferentes espacios de tiempo donde se mueven el padre y el hijo, llamaré territorios o bandas de velocidad a esos espacios: banda de tiempo lento para el padre, y banda de tiempo rápido para el hijo. En un primer momento, como dije anteriormente, tanto el padre como Kihyon buscan comunicarse entre sí pero fracasan porque el espacio de estos encuentros está en la banda del tiempo lento, siendo que Kihyon se encuentra en la banda de tiempo rápido. En el siguiente pasaje Kihyon le lleva una taza de café a su padre buscando iniciar un diálogo, pero éste está viendo una partida de go por televisión, juego que él no comprende: Mi padre no había tocado la taza de café, ni siquiera notó mi presencia. Sólo ponía atención en el juego de la tele. Para hablar con él, tenía que esperar a que terminara el juego, pero no sabía cuándo terminaría. Así que tomé el café y salí de la habitación de mi padre con la taza en la mano. (El subrayado es mío, 78)
Observemos las actitudes contrastantes de ambos: la postura estática del padre que observa el televisor (aunque su mente sí se mueve), y la impaciencia de Kihyon; ambas pertenecen a bandas de 52
tiempo distintas: una lenta y otra rápida. El padre está concentrado en el juego, actitud que necesita calma, sin que por ello estemos frente a un televidente pasivo: “Me dio la impresión de que, a lo mejor, a mi padre también le gustaría probar su nivel de juego”, observa Kihyon (78). En cambio él no tiene la “calma” para esperar a que termine el juego y puedan hablar. La actitud del padre nos puede parecer miserable, fría, indiferente, y ciertamente nos haremos una idea de él casi monstruosa, pero debemos recordar que como lectores, que sólo sabemos de los demás por cómo los “ve” Kihyon. Los intentos del hijo por comunicarse con el padre son muy loables, pero el hijo carece de una estrategia que salve la imposibilidad de juntar dos tiempos tan dispares. En una segunda ocasión Kihyon busca nuevamente a su padre, pero como el encuentro tiene lugar bajo circunstancias muy similares a la anterior, éste no se da. El oficio del cuidado de un jardín (donde se da este encuentro) transcurre en la banda de los procesos lentos: se necesita de un silencio espiritual para comunicarse con las plantas. Ambiente que a Kihyon le parece “mágico”. El movimiento, al contrario, es ruidoso, distrae la mente, desenfoca, insensibiliza. Estando el padre cuidando y hablando con las plantas de su jardín, se acercó Kihyon a preguntarle la razón por la que debían ir a Namcheon: Me salió una voz un poco rara, quizá debido al ambiente mágico creado por mi padre en el jardín oscuro. Pese a mi insistencia, no parecía estar dispuesto a responder. Era comprensible. Tal vez era la actitud más apropiada para mi padre. De todos modos, me sentí decepcionado y me dio la impresión de que mi padre era un extranjero proveniente de otro mundo. No, en realidad era yo quien venía de otro mundo, totalmente ajeno al mundo de ese jardín. (El subrayado es mío. 110)
Nos encontramos aquí de nuevo con los espacios fantásticos relacionados con el tiempo lento del padre, y el tiempo lento del jardín oscuro (la oscuridad es importante al igual que el bosque del mau53
soleo real) que el hijo describe como “mágico”. Kihyon se siente extranjero porque se “mueve” en un mundo paralelo al del padre. Bajo esta premisa, el padre y todo aquello que pertenece al tiempo lento o estático se vuelve incomprensible. Algo significativo del párrafo anterior es la expresión de Kihyon: Me salió una voz un poco rara […], como si la naturaleza del hijo cambiara al entrar en contacto con el espacio de los tiempos lentos: hay una deformación de los fenómenos como la luz se refracta al atravesar un cuerpo más denso que el aire; en este caso, la deformación sería acústica. Quisiera ver en esto la manifestación objetiva (o la materialización) de un fenómeno que generalmente no podemos observar y que se da en esta relación indisoluble llamada: espacio-tiempo, donde el tiempo “lento” sería una densificación del tiempo, donde el sonido al atravesarlo, se oiría deformado (raro). Aún sin saberlo, cuando entramos en relación con “el-lo otro” nuestra naturaleza cambia deformándose, haciéndonos “devenir”4 otros, sin por ello dejar de ser nosotros mismos: somos y no somos a la vez, “una filosofía que reúne la contradicción en un equilibrio divinizado”, diría Artaud (Los tarahumara, 93). La densificación del tiempo es un concepto que deja de lado los parámetros de longitud o duración del tiempo, para dar paso a una cualidad de profundidad que se mide en términos intensivos. Existe un secreto en la familia que los hijos deben conocer para iniciar una vida más armónica, pero no se encuentra el canal adecuado para sacarlo a la luz. El padre descubre la forma de ir preparando a Kihyon para que él mismo lo descubra. Cualquier cosa que el padre pudiera decirle existiendo la abismal diferencia 4 El devenir otro es una línea de desterritorialización, o una línea de fuga. Implican transformaciones que no corresponden a metamorfosis en sentido literal, ni responden a una sintomatología patológica. Al devenir otro en realidad estamos aprehendiendo instantáneamente los múltiples que nos pertenecen aunque no estemos conscientes de ellos. Kihyon, al entrar en contacto con el espacio mágico que rodea a su padre, se desterritorializa momentáneamente de su propio territorio, es decir, de su ser en movimiento (es un territorio o banda de velocidad), para desacelerar su impulso. Sin embargo, no es suficiente para entrar en sintonía con su padre. (Deleuze y Guattari, Mil mesetas)
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en velocidades, sería totalmente inútil, por lo que decide utilizar el propio movimiento de Kihyon para lograr su objetivo. Para ello le encarga de manera anónima que vigile los pasos de una tal Yunhi que resulta ser su propia madre. A Kihyon le parece extraña dicha solicitud, pero como se trata de su primer trabajo como investigador… no tiene el ánimo para rechazarlo. Además, el cliente ya ha realizado el primer pago. A través de esta investigación Kihyon irá descubriendo poco a poco el secreto guardado por largo tiempo, pero al mismo tiempo, sabrá las consecuencias que tuvieron sus actos cuando vendió la cámara fotográfica de Uhyon. Kihyon, como todo adolescente, cree que sus actos sólo le competen a él y que no afectan a los demás. Pronto verá que está equivocado. Veamos cómo está estructurada la estrategia usada por el padre en esta etapa de encuentro con el hijo: Kihyon ha abierto una agencia de investigaciones privadas, actividad que funciona en su misma banda de tiempo rápido. El padre solicita los servicios del hijo para que siga los pasos de su madre, logrando un acercamiento sutil dentro del propio territorio de Kihyon sin que éste ponga resistencias. El peso de aquello que va descubriendo producirá una desaceleración en su dinamismo que facilitará su entrada a la banda de tiempo reflexivo. Se descubren dos espacios de banda lenta que van a ser decisivos en el cambio experimentado por Kihyon y que van a determinar también un cambio favorable en toda la familia: el bosque del mausoleo real y la casa en la playa de Namcheon. Pero unidos a estos espacios hay fenómenos que los anticipan, como si tuvieran la capacidad de crear un vacío hacia el cual confluyera la vida real. Estos son los sueños. Ellos, al igual que la literatura fantástica: abarcan relatos cuyas leyes son distintas a las de nuestro mundo cotidiano o son puestas en tela de juicio […], son fenómenos que trascienden la realidad. Nos vamos a detener en los siguientes sueños porque son los que abren un especie de ventana hacia los mundos de velocidad lenta: 55
El primero, lo sueña Kihyon: “Aquella noche soñé que mi padre sufría una metamorfosis para convertirse en árbol. De su cuerpo salían raíces, ramas y hojas. Mi padre-árbol perforaba el espeso suelo para echar raíces en la profundidad” (110). El siguiente es de Sunmi: Tuve un sueño. […] Era un sueño muy raro. […] Había dos personas que se querían muchísimo, [y que por circunstancias nefastas tuvieron que separarse. Ambas murieron y fueron convertidas en semillas por el dios del mar y crecieron hasta convertirse en grandes árboles. Pero cada uno creció lejos del otro separados por el mar. Esto hacía imposible que se encontraran. Pero en mi sueño esto no sucedía]: “La parte final de mi sueño es misteriosa, maravillosa y extraña. Al llegar la noche […] los dos árboles se ponían en movimiento con gran agilidad. En sus raíces concentraban toda su sensibilidad y energía. Las raíces se extendían con enorme velocidad por el fondo del mar hasta juntarse y enlazarse en medio del océano. (173)
¿Será que los sueños tienen la capacidad de adensar el tiempo de tal manera que lo que sucede en tiempo real se duplica o triplica en duración? ¿Será que la imaginación trabaja durante el sueño diez veces más rápido que las palabras que la pudieran concretar? ¿El tiempo lento de los sueños tiene conexiones con fenómenos que se mueven en la misma banda de velocidad? Si es así, podríamos entender porqué estos sueños van desacelerando a Kihyon, metiéndolo en un estado más reflexivo y calmado. Desaceleración que lo irá metiendo en aquellas realidades paralelas o divergentes con las que está conectado sin saberlo. Los sueños como una vía, como un portal a otras dimensiones del ser. De estos sueños nos quedaremos sólo con algunos elementos porque la intensión no es interpretarlos, ni buscar su significado metafórico en la novela. Se tomarán aquellos puntos donde la narración se adensa succionando a Kihyon en el proceso, trasladándolo a otras dimensiones distintas de la vida cotidiana: espacios donde los sentimientos se ven tan claros como la realidad. 56
En ambos sueños los hombres o mujeres son árboles. Es decir, que su naturaleza se manifiesta clara y contundentemente como de tiempo lento o estático. No hay ninguna duda al respecto. El sueño del padre-árbol aparecerá después de que Kihyon es testigo del cariño y cuidado con que el padre limpia a Uhyon. Los síntomas comienzan a manifestarse en forma de un impulso que todavía pertenece a la banda de lo dinámico: “Un fuerte impulso se movía dentro de mí, pero no sabría decir en qué consistía” (74). En lugar de ayudar al padre, sale de la habitación en un estado de ánimo que Lee nos describe maravillosamente como: “Una tristeza que ondeaba en mi corazón como el agua” (77). La tristeza pertenece a ese sentimiento callado que sólo se mide por su intensidad y que no se mueve, “ondea”. La imagen no puede ser mejor. Su ánimo es empático con el lugar al que se dirige: el bosque en el mausoleo real donde el hermano busca la paz que necesita: “Caminé por el sendero hasta el final. En la profunda oscuridad de un denso bosque inaccesible para la gente, vi el alibufero que, con sus ramas suaves y finas, abrazaba a un pino. Se me apareció el rostro de mi hermano sumergido en una intensa sombra en un rincón de mi interior” (76). Es como si viera por primera vez a su hermano en su ser, con sus necesidades y anhelos, independiente de sus propias proyecciones que obnubilaban su visión. En ese momento supo que tenía que buscar a Sunmi, pues era ella la única que podría ayudar a su hermano: “[…], una fuerza interior me ordenaba que fuera a buscarla. Esto no era fruto de un razonamiento, sino de un misterioso impulso, en el que yo cría como algo sobrenatural” (77). La certeza viene de una experiencia misteriosa pero contundente del que “ve” sin que ello sea producto de una deducción lógica racional. Ante lo evidente, no se puede uno negar. El sueño que evoca la palmera de Namcheon nos lleva a ese espacio donde la madre de Kiyon vivió con su amante y tuvo a Uhyon. Ella representa el amor eterno de dos jóvenes que por circunstancias de la vida no pudieron vivir juntos. Su gran altura es 57
la metáfora de una relación que a pesar de ser imposible, se concretiza subterráneamente a través de las raíces que cruzan el mar del espacio y el tiempo para realizarse. En este espacio se repite la historia de amor entre Sunmi y Uhyon, que a pesar del tiempo y las dificultades, sigue viva. Sunmi esperará en ese lugar sin tiempo con el fin de recuperar su amor. Y Uhyon tendrá que superar los obstáculos que la alejan de ella para lograr un nuevo encuentro. El sueño de Sunmi le confirma a Kihyon que va en el camino correcto. Se podría esperar que una vez que sale a la luz la verdad sobre la madre y la paternidad de Uhyon los problemas familiares empezaran a resolverse, sin embargo, la cosa no es así: “Después de nuestro retorno de Namcheon, cada cual vivió en la casa como si no existieran los demás de la familia” (142). El esperado encuentro familiar no se da porque existen muchos elementos sin resolver, entre ellos, el papel del padre de Kihyon en todo este asunto y el reencuentro de Uhyon y Sunmi. Como este último se deja abierto, veremos el que sí se cierra referido al padre. Kihyon es empujado al bosque del mausoleo real después del evento donde el padre limpia al hermano después de sufrir una crisis. En el silencio del bosque decide ir a buscar a Sunmi y preguntarle si sigue queriendo al hermano. Esta decisión “resuelve” uno de los obstáculos que impiden la reunión familiar. Pero otro más se resuelve en este mismo espacio: el reencuentro entre Kihyon y su padre. El evento que lo acelera es el intento de suicidio del hermano. Será a este lugar donde tanto Kihyon como su padre se dirijan pues saben que es ahí donde lo encontrarán. Sin embargo, cada uno lo ha hecho por su lado. Uhyon había escrito la palabra Fin en un escrito que recopilaba todas las historias que conocía de personajes que habían sido transformados en árboles. La última hablaba de él mismo y de Sunmi transformados en el alibufero y el pino en el mausoleo real: “El ardor de su gran pasión hizo que Uhyon y Sunmi se convirtieran en árboles” (192), decían las últimas líneas. Kihyon, al leerlo, supo dónde se encontraba. Al llegar y ver el alambre de púas torcido supo que ahí estaba. 58
El bosque estaba oscuro y no se veía nada. Kihyon llama a su hermano pero “el bosque se tragaba su voz” (193). A pesar del miedo que lo paraliza, se interna en ese bosque que siente como: “[…] un enrome fresno” (196), como aquél que su hermano soñaba: “Sueño con tocar ese gigantesco fresno que no sólo sostiene el cielo, sino también el tiempo” (36) Uhyon nos decía. Kihyon recuerda la sensación que tuvo al ver por primera vez ese bosque: “Me sentí ligeramente mareado al notar la fuerza sobrenatural del bosque, capaz de hechizar” (41). Y será en este espacio “sobrenatural”, donde por fin se encuentre con su padre: Mi padre estaba sentado sobre el grueso tronco de un árbol. Mi hermano estaba echado con la cabeza apoyada sobre las rodillas de mi padre. Mi padre acariciaba los cabellos de mi hermano. Reinaban el silencio y la tensión en aquel cuadro que parecía la escena congelada de una película. Como si fuera un espacio vacío empapado de un extraño silencio […]. Una línea invisible parecía separarme de la escena. No me atrevía a afrontar ese otro mundo, por lo que me paré donde estaba. Mi padre murmuraba algo mientras acariciaba los cabellos de mi hermano. […] No me era nada extraña esa escena. Me recordaba a mi padre acariciando las hojas de las plantas del jardín. […]. Y así como en el jardín había tenido que esperar a que mi padre terminara de hablar con las plantas, ahora, en ese bosque, tenía también que esperar a que mi padre terminara de hablar con mi hermano. A medida que me acostumbré a la falta de luz, los objetos de la oscuridad empezaban a recobrar tibiamente sus formas. […]. Los árboles parecían protegerlos y, también, al mismo tiempo, encerrarlos. (El subrayado es mío, 196)
En el párrafo anterior se da todo el movimiento de desaceleración necesario para el entendimiento entre padre e hijo. El padre y el hermano están compartiendo un espacio lento que es el bosque en el mausoleo real. Los árboles los protegen y los encierran en ese mundo 59
particular que es el espacio sin tiempo del amor donde el silencio se levanta como una vela. Silencio apenas interrumpido por los murmullos del padre que le hablan a ese hermano adolorido que descansa en su regazo. Kihyon ha llegado al fin a su objetivo, ya sólo una línea invisible lo separa de su padre. Lo que reconoce como el otro mundo, no es sino ese espacio lento donde se dan los encuentros verdaderos. Y esta vez Kihyon sí espera, se adecúa al tiempo lento del padre. En esa espera, Kihyon comienza a vislumbrar formas a pesar de que hay poca luz: es el comienzo de un conocimiento que sólo se revela a quien está preparado para verlo, y “una comprensión más allá de las palabras” (202). El padre espera también un tiempo mientras consuela a Uhyon antes de dirigirse al hijo. Rompe el silencio invitando a Kihyon a traspasar esa línea invisible que los separaba: “Me ha dicho que quería ser un árbol” (197). Y en esta frase se conectan padre e hijo: Uhyon fue a morir al bosque para transformarse en árbol. Kihyon lo sabía porque leyó sus escritos. El padre lo sabía porque se lo dijo. Sin embargo, el padre no deja que muera el hijo, lo rescata al decirle que “el que sueña con ser árbol es el que posee el alma del árbol, y el que posee su alma, ya es un árbol” (198). El bosque del mausoleo real y los sueños están hechos de la misma naturaleza, por eso pueden compartir sus anhelos. “Por fin tuve la satisfacción de ser admitido en el ámbito creado por mi padre y mi hermano” (197), nos dice Kihyon, y con esta afirmación todas las barreras han quedado salvadas. El miedo ha desaparecido y Kihyon comienza a “ver” porque “quien permanece mucho tiempo por la noche en el bosque, la oscuridad se aclara y emite luz propia ahuyentando el temor” (199). El mundo mágico del espacio lento, de los árboles, del bosque, se le revela a Kihyon en todo su esplendor. El padre le confiesa el amor que siempre le ha tenido a su madre a pesar de que ella nunca dejó de querer a otro; de cómo la cuidó y la ayudó cuando supo que se había quedado embarazada; de cómo recibió y cuidó a Uhyon como si fuera su propio hijo, y de cómo se casó con ella para protegerla y amarla 60
para siempre. De cómo se “sentía lo suficientemente feliz con tal de poder quererla” (200). Esta revelación impactó profundamente a Kihyon pues siempre había visto a su padre con lástima pues sentía que no era feliz con su madre. Ahora sabía que su padre: “[…] era tan grande y tan alto como la enorme palmera en Namcheon que abrazaba el mar entero” (203). Y por primera vez lo llamó ¡Padre! de manera afectuosa. El milagro del encuentro entre Kihyon y su padre que se manifiesta en los gestos que lo acompañan en este conmovedor párrafo que resume la dimensión fantástica de los sentimientos: Mi padre levantó un brazo y lo puso sobre mi cabeza. Era como si una rama con muchas hojas me tocara. Como si esperara esta caricia, me recosté en su pecho. La mano de mi padre acariciaba mis cabellos. En realidad, hacía mucho tiempo que esperaba aquella mano suya. Mi corazón latía fuerte de emoción. Con la cara hundida en el pecho de mi padre, no sólo oía el latido de mi corazón, sino el de él y también el de mi hermano. La oscuridad del bosque ya no me daba miedo. Me resultaba familiar el bosque y la noche era acogedora. Pensé que ya había visto el enorme fresno que, desde tiempo inmemorial, sostenía el cielo y el tiempo. También pensé que el gigantesco fresno que mi hermano tanto deseaba contemplar no estaría plantado en el bosque, sino en el corazón humano. Pensé, así mismo, que no es que descubriéramos ese árbol en el fondo del bosque, sino que nosotros mismos nos convertiríamos en un fresno. Poco a poco el latido de mi corazón fuer recuperando la calma. (El subrayado es mío, 203)
Este encuentro es en realidad un reencuentro pues el amor estaba ahí aunque no se viera, pero era necesario pasar por este proceso oscuro y doloroso para que al fin se revelara. Los sueños se convierten en la novela en un puente entre el mundo cotidiano y el mundo de los sentimientos, señalando el camino que las raíces siguen en lo profundo del espíritu humano. Y son esos árboles, tan recurrentes 61
en los sueños, los que facilitan el encuentro entre los distintos personajes. La transformación espiritual necesaria para percibir esas relaciones debe pasar por un ingreso a la dimensión de los tiempos lentos o estáticos representados en el signo del árbol. Los espacios del tiempo lento tienen otra dinámica que los procesos humanos cotidianos; su ámbito no puede percibirse con los sentidos ordinarios: ojos, oídos, se necesita el corazón para captarlo. Podemos concluir entonces, que algunos eventos de orden espiritual como el amor, acontecen en un espacio-tiempo arbóreo, donde toda coordenada pierde su sentido. El tiempo deja de medirse por su duración para medirse por su intensidad, y la densidad de los fenómenos emocionales que lo determinan, juegan un papel determinante en las relaciones de los personajes.
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Referencias Artaud, Antonin. Los Tarahumara, 1985. Barcelona, España: Tusquets Editores, S.A., 1979. Trad. Carlos Manzano. Deleuze, Gilles y Félix Guattari. Mil mesetas (Capitalismo y esquizofrenia). Valencia, España: Pre-Textos, 1988. Donoso, José. El obsceno pájaro de la noche. Chile: Aguilar Chilena Editores, 1997. Espejo Beatriz. Poema de amor y de odio. Lee, Seung-U. La vida secreta de las plantas. México, D.F.: Solar, Servicios Editoriales, 2009. Trad. Kab Dong Cho y Bernardino M. Hernando. Paz, Octavio. Árbol adentro. 1987. México: Editorial Seix-Barral,1991. Saint-Exupéry, Antoine. El Principito. 1975. México, D.F.: Editorial Porrúa, 2009. Trad. María de los Ángeles Porrúa.
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Mención Honorífica, Análisis sobre el paralelismo cultural presente en extractos literarios del siglo xx y ritos entre México y Corea Ximena Duray Comunicación
y medios digitales,
Tec. de Monterrey, Campus Guadalajara
“La ciencia no puede resolver el último misterio de la naturaleza. Y eso se debe a que, en última instancia, nosotros mismos somos una parte del misterio que estamos tratando de resolver.” Max Planck
México y Corea se encuentran geográficamente separados y sus historias de desarrollo han sido distintas, ¿qué paridades podríamos encontrar entonces entre ambos países? Antes de comenzar a establecer comparaciones entre las dos naciones definiré la base desde la cual surge este ensayo. La cultura, desde el punto de vista de la concepción humanista, es “lo que describe los trabajos y prácticas de actividades intelectuales, específicamente artísticas, como en la música, la literatura, la pintura, la escultura, el teatro, el cine, etc.”1 Ahora, tomando en cuenta lo que menciona Hugo Hiriat sobre lo que es un escrito literario, “un punto de vista singular del universo […] (de) una persona única e irrepetible que mira desde cierta época y desde cierta condición humana peculiar”2, ¿es posible encontrar escritores que perteneciendo a la misma época 1 Raymond Williams, citado; g. n. Fischer, 1992. “Campos de intervención en Psicología”. Narcea, pág. 16 y ss. 2 Hiriart Hugo, citado; Almadía 2010. “El arte de perdurar”. Almadía, págs. 39.
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pero teniendo origen en contextos distintos (debido a la diferencia de países) posean similitudes sobre lo que Hugo Hiriart menciona? Considero que el análisis de la literatura de estos países es la solución a la pregunta del millón ¿México y Corea se parecen culturalmente? Después de todo, la literatura forma parte de las expresiones artísticas que como menciona Hiriart representan puntos de vista singulares del universo, por tanto si las expresiones artísticas aún provenientes de diferentes orígenes convergen en varios puntos de vista entonces podríamos afirmar que existen similitudes culturales. En este ensayo pretendo demostrar que México y Corea poseen paralelismos culturales debido a las siguientes razones: En algunas obras literarias de autores del siglo xx se enfatiza en cuestiones como la relación del hombre moderno con la naturaleza, la perduración de la creencia sobre la magia y la conexión con los espíritus, el arquetipo de la madre y la formación de la identidad de una persona en base a su realidad (que también forma parte de la historia del país). Además de analizar algunos extractos literarios, haré referencia a algunos rituales que van arraigados con los aspectos antes mencionados. La relación del humano con el medio que lo rodea ha estado presente siempre, a tal grado que de acuerdo a las historias de la antigüedad basadas en la tradición oral de cada país podríamos encontrar una o más referencias sobre esta relación. No obstante, ya que este ensayo se enfoca en México y Corea pondré un ejemplo acorde: Los pinos de la Isla de Sunui (proveniente de Corea). A manera de enseñanza se nos describe en ese cuento la situación cómo viven unos pinos. Sin profundizar en la historia antes mencionada, la dependencia a nivel emocional del humano con la naturaleza sigue presente en la expresión literaria moderna, aún cuando el escenario ha cambiado (debido a la industrialización y el modernismo). Un ejemplo es cuando Hyun Ki-Young en La cuchara de la tierra narra hechos históricos. No se limita a enlistarlos o a nombrarlos, los revive. Su personaje describe aspectos de la naturaleza 66
que lo rodean, porque son éstos los que definen qué tipo de situación está viviendo: Songi y su madre lloraron frente al mar […], agitando su ropa. Nosotros nos sentíamos culpables. Mirábamos alrededor para ver si veíamos su cadáver flotando, pero lo único que se veía era el fantasma azul del agua, aquel que lo tomó del cuello con una mano y se lo llevó consigo mar adentro […] (Hyun Ki-Young ,1993)
Podemos ver que la naturaleza deja de ser un elemento meramente físico, no es sólo como comúnmente se dice “parte del paisaje”, sino que tiene vida y carácter. El mar es quien decide si la persona muere o no, en este caso decidió que la persona se ahogara y eso demuestra su fortaleza y dominación sobre los personajes. Desde la literatura mexicana pondré un extracto del cuento El viento distante de José Emilio Pacheco: Camina hasta el acuario, enciende un fósforo, lo deja arder y mira lo que yace bajo el agua. Entonces piensa en otros días, en otra noche que se llevó el viento distante, en otro tiempo que los separa y los divide como esa noche los apartan el agua y el dolor, la lenta oscuridad (Pacheco, 1963)
De nuevo notamos una profundización de la ambientación utilizando el recurso de la naturaleza que más allá de una coincidencia, podemos verlo como una característica cultural. Ambos autores describen el estado emocional de su personaje como resultado de una ambientación ocasionada por el medio natural. En otras ocasiones, la naturaleza es utilizada como un medio de expresión de un sentir personal, un ejemplo de ello es La vida secreta de las plantas de Lee Seung-U: Aquél es un pino […] ¿Ves que es alto, sólido de tronco, con cortezas gruesas? Pero fíjate con cuidado en lo que hay a su lado. Verás un árbol
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de una familia totalmente diferente. ¿Conoces ese árbol tan fino, delicado y suave que recuerda a una mujer de piel dulce y bronceada, que parece tener amarrado al pino? (Seung-U, 2009)
En el extracto anterior, aparentemente el personaje describe un árbol pero si analizamos con mayor atención, el personaje habla de él mismo. Él es ese árbol que aparentemente es fuerte debido a que su tronco se ve duro y su corteza gruesa, pero que en realidad (y sin que nadie pueda notarlo) necesita de alguien más que, aunque es totalmente diferente a él, lo mantiene de pie. Sería sencillo en términos prácticos que el personaje sólo dijera “las personas me ven fuerte pero en realidad no lo soy”, sin embargo se perdería la exactitud del sentimiento, porque “me ven fuerte” puede tener diversos significados dependiendo del contexto individual, no obstante al hacer referencia a un árbol y describir sus componentes podemos descifrar con mayor cercanía lo que siente el personaje. Esta técnica de narrativa la vemos también implementada en el siguiente extracto: […] y bajo cielos líquidos de estaños tu cuerpo que en la luz abre bahías obscuro oleaje de los días (Paz, 1991) Paz no se limita a describir una naturaleza realista sino que la moldea y la utiliza para dar a entender lo que siente. Podemos constatar un aire seductor en este extracto y, al igual que en los autores coreanos, en ningún momento se menciona el sobre el cual trata la descripción; en otras palabras, si se tratara de un evento triste no se menciona la palabra “tristeza” pero quizá se haría mención de un cielo gris. Más específicamente, tanto Lee Seung-U como Paz utilizan referencias a la naturaleza para dar a entender su necesidad de una mujer dándole importancia a las sensaciones.
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La admiración y el respeto por la naturaleza se puede expresar de diversas maneras, no sólo por medio de las letras. Otro recurso de expresión en el cual podemos verlo es a través de la danza, y aún si este elemento se presenta en otros países además de los aquí comparados me parece pertinente de igual manera mencionarlo debido al enfoque de este ensayo. En Corea, la danza se desarrolló como parte de rituales y celebraciones dedicados a los dioses del cielo y de la tierra para lograr una armonía con todos los seres de la naturaleza. Un ejemplo de ello es la Danza de la grulla y el loto desarrollada durante el reinado de Seongjong (1457 d.c). Paralelamente, recordemos la danza azteca (1325 d.c) la cual tenía como objetivo mantener un equilibrio entre la espiritualidad de la persona y la naturaleza. Estos rituales en ambos países forman parte de las raíces históricas que contribuyeron al desarrollo de la identidad de las personas de ambas naciones; en otras palabras, al tener esta práctica en común con las mismas motivaciones para realizarla notamos la similitud en cuando a temas expresados de manera artística. En lo que respecta al manejo de la magia y de la muerte, en algunos países puede ser considerado un tabú el tener un acercamiento hacia los muertos, Octavio Paz mencionaba lo siguiente: Para el habitante de Nueva York, Paris o Londres, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de los otros; mas al menos no se esconde ni la esconde; la contempla cara a cara con paciencia, desdén o ironía. (Paz,)
El aspecto mencionado por Octavio Paz se puede comprobar mediante la práctica del 2 de noviembre: Día de muertos en México. Ahora, existe un cuento Coreano llamado El hombre que se salvó tres 69
veces de la muerte que se parece a las palabras de Paz antes mencionadas debido a la estrecha y directa interacción que existe en el cuento del humano con la muerte. En él se narra la historia de un hombre que escuchó las técnicas que usaría la muerte para matarlo y de esta manera evitó que ella lo lograra, como menciona Paz en este caso el hombre se burla de la muerte. Parece peculiar que además del elemento burlesco y divertido también se encontrara en ambas naciones el aspecto religioso. En otras palabras, existen momentos en que se permite jugar con la muerte pero en otros se le honra y se le trata con una solemnidad contrastante. En Corea se realiza el ssitkim-gut que es un rito de purificación para los muertos el cual se utiliza para que los fallecidos puedan descansar y liberarse de sus preocupaciones y remordimientos. Por otra parte en México se dedican dos días a llamar a las almas en general lo cual me lleva al siguiente punto. El acercamiento con la muerte y la naturaleza se unen en la creencia de la vida más allá de la realidad que conocemos. Según los rituales analizados a continuación veremos que en ambos países ha perdurado la creencia que se puede seguir teniendo contacto con los difuntos. Esto se ve reflejado a través de un ritual que ambas naciones se practican desde la antigüedad: el chamanismo. En Corea, el chamanismo es también conocido como Musok, religión de tipo autóctona. Silvia Seligson menciona en su escrito Chamanes Coreanos portadores de la identidad cultural de Corea que el Musok tiene como objetivo lograr una curación espiritual y utiliza medicina tradicional no científica. Según Elémire Zolla en Auras: culturas, lugares y ritos, en Corea la chamanesa es una persona que sabe manipular las fantasías y las alucinaciones, además sabe usar hierbas y minerales. En México, el chamán es aquel que va más allá de la realidad y luego regresa al mundo real, comunica lo que ve durante sus viajes y además consigue poder. Mircea Eliade afirma en el libro Chamanismo, tiempos y lugares sagrados que el chamanismo es “un vehículo fundamental del rito […] es la consecu70
ción de un estado alterado de conciencia, un estado de trance, en el que el alma sale del cuerpo ascendiendo al cielo o descendiendo al inframundo”. Entonces, tanto en México como en Corea es elemental comunicarse con la naturaleza y con las almas, es por ello que aún hoy en día se utilizan ritos en ambas culturas. Regresando al aspecto literario y enfocándonos más en la obra de Seung-U La vida secreta de las plantas. En este párrafo abordaré los paralelismos entre el personaje principal respecto a la situación amorosa y la búsqueda de la identidad en La vida secreta de las plantas y El principio del placer. ¿Para qué comparar estos dos autores y en específico estas dos obras? Es verdad que los tiempos de publicación de ambas obras difieren enormemente, que uno es una novela y el otro un cuento, que un autor es mayor que el otro. Pero, lo que se pretende lograr es ver que el proceso de la adquisición de una identidad es similar en ambas obras. Ambos escritos son representativos de cada país (cada uno en su momento) debido a que el personaje principal es un ser cotidiano y las acciones ocurren en lugares comunes. En La vida secreta de las plantas, el personaje Khyon se enamora de la novia de su hermano (el cual considera un rival en la conquista de la muchacha) esta situación se parece a la del cuento El principio del placer de José Emilio Pacheco. Los personajes de ambas obras no se acercan en edad pero sí en características de tipo psicológicas; este análisis estará basado en la obra La narrativa de José Emilio Pachecho, para empezar tanto el cuento como la novela están escritos a manera de diario lo que permite “al actante, al consignar sus acciones, pensamientos y dudas, los racionalice; es decir objetivizando su propio espacio interior y pueda analizarlo”3. Además hay intervalos entre las partes de los escritos y la ambientación de éstos depende del estado de ánimo del narrador y también se
3 Jiménez, Y., Monrás, D., & Negrín, E. (1979). La narrativa de José Emlio Pacheco. México: El Colegio de México.
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encuentra condicionado a las situaciones que le ocurren durante la historia. Jorge alude a su infancia para confrontarla, recordemos que Khyon recuerda su adolescencia y la confronta en el presente. Desde que volví de la primera fuga, mis padres ya no me presionaban tanto con los estudios. […]Tenían miedo de que en cualquier momento volviera a escaparme de casa […] (Seung-U, 2009)
En ambas obras, la narración se desarrolla en un solo día en cada parte, donde hay una confrontación entre la idea que tiene el personaje sobre la realidad y la realidad en sí misma. Por otra parte, los espacios donde se desarrolla la trama son lugares de tipo cotidianos. La historia lleva una narración de tipo lineal que representa un momento crítico en la vida de cada uno y los dos finalizan cuando termina esta crisis. En el caso de Jorge se trata del amor adolescente, la infidelidad, en el caso de Khyon es la frustración por el amor y la falta de identidad. En ambas historias, ninguno de los protagonistas logra quedarse con su amor, aunque Jorge tuvo una relación amorosa con la muchacha y Khyon no. Se marca una fuerte diferencia entre la muchacha a la que quieren y ellos, por ejemplo Jorge es un muchacho educado mientras que Ana Luisa no lo es, Khyon es la sombra de su exitoso hermano que está con una mujer de gran talento artístico. Dentro de ambas historias los hermanos actúan como opositores del amor, en el caso de Khyon porque su amor es la novia de su hermano, en el de Jorge porque sus hermanas intentan alejarlo de Ana Luisa. La relación que lleva cada uno con su padre es muy parecida: hay distanciamiento y mucho silencio. ¿Qué conclusión podríamos formular de todo esto? En ambas obras los personajes utilizan su experiencia con el amor para conocerse mejor y al final adquirir una identidad, en otras palabras, fue necesario que los personajes pasaran por todo eso a fin de encontrarse y esto último es el punto de vista de dos autores que provienen de diferentes contextos. 72
Enfocándonos más en el personaje femenino de ambas obras, vemos que en La vida secreta de las plantas, la novia (Sunmi) del hermano de Khyon (Uhyon) es también la que determina si Uhyon recuperará su deseo de vivir o no. Bajo estas circunstancias Khyon cambia y decide ayudar a su hermano. Octavio Paz mencionaba que la mujer es una figura enigmática que representa la fecundidad pero también la muerte. Bajo esta premisa podemos ver que Sunmi es la que determina si Uhyon vivirá o no. Otro personaje que tiene una gran importancia en la vida de una persona es la madre. Pero lo que es interesante es la percepción de la figura maternal en la literatura coreana y en la mexicana. Seung-U en La vida secreta de las plantas describe a la madre como una mujer que se siente responsable del estado en que están sus hijos, si son felices o no: En esos momentos, se me parte el corazón. Podría volverme loca al ver a mi hijo, que era tan inteligente y sano, llegar hasta este extremo. (Seung-U, 2009)
Aún tratándose de una obra que transcurre en la actualidad, la imagen de una madre sacrificada continúa, es una mujer que sufre y que es capaz de llegar a cualquier cosa, incluso a la deshonra, con tal de hacer que sus hijos estén bien y sean felices. De igual forma, Paz describe en El laberinto de la soledad la percepción de la madre como: “[…] la madre que ha sufrido, metafóricamente o realmente […]” (Paz, 1991)
Ésa es precisamente la descripción del personaje de la madre que aparece en el libro de Seung-U. Por otra parte, recordemos el personaje de la madre en Retrato de mi madre de Andrés Henestrosa, donde ella cuida de sus hijos e incluso en un momento hace largos 73
viajes en busca de medicina para curar la malaria que ellos padecen. Esta figura es igual de importante para ambas culturas, se trata de una mujer cuya misión es que sus hijos tengan una vida plena, es por ello que la madre constantemente busca maneras de cuidar y proteger a sus hijos. Como en el libro de Seung-U cuando ella sacrifica su propia integridad llevando a su hijo mayor a burdeles para protegerlo de sus ataques de pánico. Ya hemos visto algunos personajes que son muy similares en ambos países, ahora veremos la importancia del sentido de pertenencia en Corea y en México. En Corea tenemos en el libro de Seung-U La vida secreta de las plantas. En él, Khyon es un joven que se siente fuera de lugar en su propia familia y eso lo lleva incluso a huir de la presión de sus padres; esta fragmentación tampoco le permite conocerse y ser él mismo. Esto nos habla de la importancia que tiene la familia en el autoconocimiento, al menos cuando este personaje decide ayudar a su hermano a recuperar su deseo de vivir se inicializa como miembro de la familia. Se entromete dentro de su contexto, lo acepta y enfrenta las dificultades en vez de huir. Esta decisión lleva a Khyon a la integración familiar y adquiere una identidad y un rol dentro de ésta. De repente no pude resistir un extraño impulso sentimental y me acerqué al barrio donde estaba la casa de mis padres (Seung-U, 2009)
Ahora que hemos recorrido algunas páginas y hemos comparado extractos literarios de ambos países, podemos ver que la obra de Seung-U abarca tal universalidad de temas que podemos encontrar sus personajes y situaciones en otros países como es el caso de El principio del placer. México y Corea son dos países distantes geográficamente pero cercanos culturalmente, los grandes representantes de la literatura en ambos países en el siglo xx hacen mención en sus obras sobre el énfasis que le dan a ciertos temas y que por tanto nos distinguen de otros países. El ver a la naturaleza más allá de 74
su aspecto, la cercana interacción con la muerte y los espíritus, la búsqueda de la identidad mediante experiencias y el papel de la madre dentro de la familia. Los temas antes mencionados podríamos encontrarlos también en otros países dentro de Latinoamérica o Europa, pero al menos desde mi perspectiva personal, no imaginé que dos países que ni siquiera comparten una lengua o los estilos de vida pudieran parecerse tanto. Antes de esta revisión yo tenía una visión de una Corea muy lejana y ajena a México y al mismo tiempo pensaba que debido al distanciamiento y las diferencias de lenguaje no sería conveniente leer a un escritor coreano pues probablemente no entendería de lo que me habla porque aparentemente no hay nada que relacione a Corea con México. Sin embargo, al momento de leer la primera línea del libro de Seung-U me di cuenta que necesitaba saber de qué se trataba. De alguna manera, tanto a los coreanos como a los mexicanos tenemos afinidades por cuestiones similares creemos en el misterio, en la magia, en el amor, en la naturaleza. Y todos esos aspectos son abarcados por la cultura de ambos países. De algo no me cabe duda, somos un misterio, y si disponemos nuestros sentidos y nos damos a oportunidad de leer ideas que parecen distintas a las nuestras sólo por el lugar de donde vienen habremos dado un paso más en el descubrimiento de ese misterio que al final es: conocernos.
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Referencias Copyright©2005 - Corporación de Arte y Poesía Prometeo. (2005). Festival de poesía de Medellin. Recuperado el 5 de octubre de 2010, de: http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Revista/ultimas_ediciones/59_60/ko_un.html Henestrosa, A. (2003). Retrato de mi madre. México DF: Porrúa. Hiriart, H. (2010). El arte de perdurar. México: Almadía. Jiménez, Y., Monrás, D., & Negrín, E. (1979). La narrativa de José Emlio Pacheco. México: El Colegio de México. Ki-Young, H. (2003). La cuchara en la tierra. Madrid: Verbum. Mauricio, M. (s.f.). Enciclopedia de artes escénicas de Asia. Recuperado el 06 de oct de 2010 de: http://www.rutadeseda.org/corea/danza/patrimonio.html Paz, O. (1994). El laberinto de la soledad. México DF: Fondo de cultura económico. Paz, O. (1991). Obras completas. México: Seix Barral. Sellington, S. (s.f.). Chamanes Coreanos portadores de la identidad cultural de Corea. Obtenido de: http://ceaa.colmex.mx/estudioscoreanos/images/seligson.pdf Seung-U, L. (2009). La vida secreta de las plantas. México DF: Solar. Zolla, E. (1994). Auras: culturas, lugares y ritos. Buenos Aires: Paidós Orientalia.
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Índice La vida secreta de las plantas de Lee Seung-U La historia detrás de las plantas Mitología La imaginación, las creencias y el perfil de las personas La vida secreta de las plantas Referencias
3 4 8 10 12 13
La vida secreta de Namcheon El retorno al jardín del Edén Los personajes principales y su conflicto en la trama. En un lugar de Oriente llamado Namcheon. Kihyon el intérprete de los sueños La herencia genética del amor frustrado Namcheon: El nuevo Caín y el paraíso eterno Referencias
15 17 18 25 27 28 30
El árbol y el anhelo de literatura I II III IV V
32 32 33 34 35 40
El tiempo intensivo en la novela la vida secreta de las plantas de Lee Seung-U Referencia
45 63
Análisis sobre el paralelismo cultural presente en extractos literarios del siglo xx y ritos entre México y Corea Referencias
65 76
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La producción de La raya se realizó íntegramente en las instalaciones de Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V. Calle 2 número 21, San Pedro de los Pinos, México, D.F. +52 (55) 5515-1657. Se terminó de imprimir en noviembre de 2009. solar@solareditores.com
www.solareditores.com En su composición se utilizaron tipos Schneidler Light de 10 y 22 puntos. El tipo Schneidler, usado en la colección Minimalia, se basa en la tipografía de los impresores venecianos del periodo renacentista y comparte con ella su gracia, belleza y proporciones clásicas. Es un tipo fino y legible tanto para textos extensos como para carteles y folletos. Una de las características más originales de esta fuente son sus signos de interrogación. F. H. Ernst Schneidler, diseñador de fuentes y maestro tipógrafo, concibió originalmente la Schneidler Old Style en 1936 para la Fundidora Bauer. Esta edición consta de 1100 ejemplares